Torreón Sendar
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Rocavarancolia Rol
15 participantes
- Rocavarancolia Rol
Torreón Sendar
19/09/12, 10:54 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Ya antes de la Batalla de Rocavarancolia éste era uno de los mayores torreones de la ciudad. Quedó destruido por un explosivo que le arrancó sus cuatro plantas superiores, dejando tan sólo dos, aunque más tarde se reformó convirtiéndose en un torreón de cuatro plantas. Su base es circular y está protegido por un foso frente a la puerta, mientras que en la parte trasera hay un risco de varios metros de profundidad.
Tiene un patio empedrado muy pequeño acoplado a la parte trasera, con sitio para que una o dos personas entrenen. Una estatua pegada al muro representa una figura envuelta en túnicas cuya nariz y barbilla sobresalen de entre los pliegues. Alguien le pintó un bigote ridículo y una perilla garabateada con carbocillo mezclado con grasa.
La planta baja es un salón circular dividido en una gran sala central con cocina y salón y tres dormitorios pequeños que la rodean. Las escaleras, que están tras una puerta, llevan al resto de plantas del torreón. En el sótano hay una armería con mazmorras, en la primera planta hay cinco habitaciones medianas y dos baños, y en la segunda hay tres dormitorios grandes. La última planta no contiene nada salvo unas escaleras que llevan a la azotea, delimitada por un muro simple de escasa altura.
Tiene un patio empedrado muy pequeño acoplado a la parte trasera, con sitio para que una o dos personas entrenen. Una estatua pegada al muro representa una figura envuelta en túnicas cuya nariz y barbilla sobresalen de entre los pliegues. Alguien le pintó un bigote ridículo y una perilla garabateada con carbocillo mezclado con grasa.
La planta baja es un salón circular dividido en una gran sala central con cocina y salón y tres dormitorios pequeños que la rodean. Las escaleras, que están tras una puerta, llevan al resto de plantas del torreón. En el sótano hay una armería con mazmorras, en la primera planta hay cinco habitaciones medianas y dos baños, y en la segunda hay tres dormitorios grandes. La última planta no contiene nada salvo unas escaleras que llevan a la azotea, delimitada por un muro simple de escasa altura.
- Recetario integral de Persilia Sukaldaria:
- RECETARIO INTEGRAL DE PERSILIA SUKALDARIA
Libro de unas 150 páginas encuadernado en cuero. El título está escrito con letras cursivas y enrevesadas y un poco de relieve que ocupan toda la cubierta, donde no hay ninguna ilustración. En la parte trasera hay una sinopsis escrita en un recuadro decorado.
Sinopsis
¿Aburrido de cocinar siempre lo mismo? Adéntrate en mi recetario integral, donde he volcado años de experimentación combinando las delicias de todos los mundos conocidos. Entrantes, picoteo, postres y todo tipo de platos tradicionales con una vuelta de tuerca… ¡las mezclas de sabores nunca vistas conquistarán tu paladar y el de tus comensales!
Más de 100 increíbles recetas.
¡Incluye un anexo de venenos que se camuflarán perfectamente en tus platos y un grimorio de cocina con los hechizos imprescindibles para cualquier chef!
Anexo
LOS VENENOS MÁS DISCRETOS
Tanto si quieres provocar una diarrea como si tienes más interés en matar a comensales indeseados (…) este anexo imprescindible en cualquier recetario que se precie (…).
(La página está rota y, el resto de este anexo, arrancado).
GRIMORIO DE COCINA DE PERSILIA SUKALDARIA
Todo cocinero debe dominar estos hechizos, a los que he hecho referencia a lo largo del recetario. Descubre conmigo cómo realizarlos si todavía no los conocías.- Leyenda de colores y niveles:
- Mago
Brujo alto
Brujo bajo
• ¿Tienes carnes difíciles de cortar y despiezar? Prueba con el hechizo de corte.- Instrucciones:
- Corte: invoca un diminuto filo invisible de ondas que hace un corte en la superficie señalada. Hay muchas variaciones de este hechizo que, a altos niveles, permiten hacer cortes enormes o en profundidad. Un brujo bajo suele ser capaz de hacer rasguños en carne desprotegida o tallar madera. Un brujo medio podría cortar madera, arañar metal o hacer cortes superficiales en carne desprotegida. Mientras que un cosechado nivel mago podría hacer arañazos más profundos en el metal o tajos sobre carne.
Como hechizo físico que es, sus efectos dependen de la dureza y resistencia del material objetivo.
Lanzamiento a ojo, los gestos de la mano delimitando la dirección de los cortes. Conjuración rápida.
• ¡Con el hechizo de homogeneización no vuelvas a dejarte los brazos batiendo!- Instrucciones:
- Hechizo de homogeneización (*): hechizo que acelera la homogeneización de un líquido, suele aparecer un pequeño torbellino. En su defecto, implica que el líquido dé vueltas.
Lanzamiento a ojo. Conjuración rápida.
• No encontrarás nada más rápido para encender el fuego que esto: hechizo de invocar llamas.- Instrucciones:
- Invocar llamas (**): Un brujo bajo puede hacer algunos chispazos y llamas de vela (*). Un brujo alto puede invocar llamas ligeramente más grandes que las de vela que, si es hábil o controla bien el hechizo, puede manejar con las manos sin que le quemen (**). Un mago puede encender hogueras pequeñas en poco tiempo e invocar fuegos de antorcha (***).
Importante: Estas llamas no pueden arrojarse como proyectiles ya que necesitan sustentarse o bien en la magia de quien las invoca o bien en un combustible (madera, grasa...) y si se alejan demasiado del invocador y carecen de combustible, se apagan. Sin embargo pueden usarse como arma de corta distancia.
Lanzamiento por voluntad. Conjuración rápida.
• También es importante conocer estas soluciones para medir la temperatura, la concentración de sal, la presión dentro de la olla, la densidad de un líquido o el tiempo hasta que esté listo tu plato:- Instrucciones:
- Hechizos medidores de magnitudes sencillas: forman una pequeña esfera fantasma que cambia de color según la intensidad de la magnitud a medir. Son diferentes variedades de un mismo hechizo que permiten medir la temperatura, la presión, la densidad de un material, el tiempo (para lo que hacen falta conocimientos adicionales y nivel de brujo alto para configurar el medidor), o la concentración de un determinado soluto (posible a niveles a partir de brujo alto).
Si una esfera no está configurada, ésta tenderá a habituarse a la cantidad de magnitud a la que esté expuesta y la establecerá como su nuevo punto de equilibrio, asociándola con el color intermedio.
Lanzamiento por voluntad. Conjuración rápida-media.
• La solución más rápida para calentar o enfriar tus platos rápidamente es, sin duda, el hechizo térmico.- Instrucciones:
- Térmico: aumenta o disminuye notablemente la temperatura de un objeto de tamaño pequeño (*). Con práctica pueden limitarse esos cambios a una dirección controlada por el mago (chorros de calor, [**]). Puede anclarse a una sala concreta, creando una cámara frigorífica (***): no obstante es necesario repetir varias veces el hechizo si se quiere usar una habitación como congelador ya que este hechizo supone solamente un descenso térmico. Van de fuera a dentro.
Lanzamiento a ojo. Conjuración rápida-media.
• ¿Quieres catar la comida solo con el aroma? ¿Estás en otra habitación y necesitas saber que no se te esté pasando la comida? El hechizo de amplificación sensorial del olfato es un aliado imprescindible.- Instrucciones:
- Amplificación sensorial olfativa:(**) magnifica los impulsos que llegan al cerebro por parte de receptores nasales. Los nervios se vuelven hipersensibles a la transmisión de percepciones, pero ello no significa que éstas lleguen más rápido.
• O, si quieres disfrutar de la comida como nunca, prueba esta otra variante: el hechizo de amplificación sensorial del gusto.- Instrucciones:
- Amplificación sensorial gustativa:(**) magnifica los impulsos que llegan al cerebro por parte de receptores del gusto. Los nervios se vuelven hipersensibles a la transmisión de percepciones, pero ello no significa que éstas lleguen más rápido.
• ¿Te ha quedado muy aguada la comida? ¿Has echado demasiada agua a esa sopa? No te preocupes, ¡hay solución! ¡El hechizo de drenaje!- Instrucciones:
- Hechizo de drenaje: deseca superficies húmedas, evaporándolas o más comúnmente trasladando dicha humedad a otro recipiente deseado succionándola. Es un hechizo simple en su formulación pero con amplia variabilidad de potencia: puede secar desde un dedal de agua a un lago según la energía que aportes. (disponible a cosechados hasta el límite de sus fuerzas).
Lanzamiento por área. Conjuración rápida.
• ¿El aspecto de tu comida no es el que esperabas? ¿Quieres un resultado digno de reyes? Emplata como un profesional con el moldeado de materia orgánica.- Instrucciones:
- Moldear materia orgánica (**): el hechizo reblandece la materia al contacto con la piel del usuario, dejándola así por un tiempo. Sin embargo no altera su naturaleza, lo que moldees seguirá siendo lo que era aunque cambie de forma.
Lanzamiento por contacto, a ojo en el caso de hechiceros más experimentados. Conjuración rápida-media.
• Si el anterior era una maravilla infravalorada, este es una verdadera joya infravalorada. ¡Olvídate de desastres y queda bien siempre con tus invitados con el Nudo de Cerática!- Instrucciones:
- Nudo de Cerática (*): ¿harto de que se le desmoronen los sándwiches de más de dos pisos? ¿Cansado de que, al cortar una tarta, la mitad de la nata que la rellena se salga por los lados? ¡No se preocupe más! El Nudo de Cerática tiene la solución. Con este simple hechizo, podrá hacer una hamburguesa de diez pisos, luego cortarla en rodajas perfectas, ¡y hacerse un bocadillo de hamburguesa! El Nudo de Cerática lo mantiene todo en su sitio perfectamente. ¿Los sanjacobos le estallan llenándole el plato de queso? ¿Teme morder un taco por miedo a llenarse el regazo de salsa picante? ¡Se acabó, gracias al Nudo de Cerática! ¡No me puedo creer que no sea una variación del hechizo tapón!
El Nudo de Cerática se anula al cortar rodajas o mordiscos lo suficientemente finos, o con los ácidos gástricos. Cuesta más cuanto más endeble, complejo y líquido sea su sándwich.
Lanzamiento a ojo. Conjuración rápida.
• ¿A tu comida le falta esa chispa de color que hace que se coma con los ojos? ¿O quieres darle un toque exótico? Si no tienes colorantes alimentarios a mano, el hechizo de cambio de color será tu mejor aliado.- Instrucciones:
- Cambio de color: hechizo que sirve para colorear materia. No se limita a aplicar una capa de color externa o modificar el color de la superficie, sino que cambia el propio color que posee un material, dejando una pequeña huella mágica reconocible mediante hechizos específicos. Se puede graduar: aplicar colores diferentes (en todos los sentidos), hacerlo uniforme, solo en cierta parte del material, etc.
- Los brujos altos pueden cambiar el matiz del color original, manteniéndolo uniforme y sin controlar los matices y gradaciones que surjan de la mezcla entre el nuevo tono y el antiguo. Cuesta (***) para objetos pequeños y (****) para objetos medianos.
- Los cosechados nivel mago pueden modificar completamente el tono (aunque todavía quedará algún matiz del antiguo). Con esfuerzo puede aprender a aplicar leves matices y gradaciones no muy extremas. Necesitan (*****) para objetos grandes.
- A partir del nivel moderado bajo se pueden aplicar colores y gradaciones sin límite en cualquier objeto, costando más energía y concentración cuanto mayor sea el tamaño de la cosa en cuestión y cuandos más colores y matices quieran usarse.
Lanzamiento a ojo. Conjuración media a larga (dependiendo de las cláusulas que tenga). - Los brujos altos pueden cambiar el matiz del color original, manteniéndolo uniforme y sin controlar los matices y gradaciones que surjan de la mezcla entre el nuevo tono y el antiguo. Cuesta (***) para objetos pequeños y (****) para objetos medianos.
• ¿Le falta aroma a tu plato? ¿O tienes algún ingrediente que ocultar a tus comensales? Mejora o altera las propiedades organolépticas de la comida con el hechizo de olor falso.- Instrucciones:
- Hechizo de olor falso (*): El hechicero que lo realice puede hacer que aquello que toque desprenda un olor que tiene que ser muy familiar para aquel que realiza el hechizo. El coste aumenta a medida que aumenta el área afectada por el hechizo. El olor se va de golpe a los tres días. Más convincente será el engaño cuanto con más detalle lo recuerde el mago, aunque hay que tener en cuenta que el olor resultante puede verse afectado por la subjetividad del que realice el hechizo, al basarse en sus recuerdos al fin y al cabo.
Lanzamiento por anclaje. Conjuración media.
• ¿Harto de que se te derramen líquidos en la cocina? Hechiza tus recipientes con la maravilla infravalorada que es el hechizo tapón.- Instrucciones:
- Hechizo tapón (*): hechizo que impide que un líquido se derrame de su recipiente.
Lanzamiento por área, aplicado generalmente a la boca del recipiente. Conjuración muy rápida.
• ¿Tienes las manos de mantequilla? Literal, o figuradamente. ¡Endurece tus tarros de cristal con la protección contra ruptura!- Instrucciones:
- Protección contra ruptura (**): aplicado a objetos frágiles, evita que se rompan con tanta facilidad. A más resistencia que se quiera incrementar y mayor la superficie del objeto encantado, más energía requiere.
Lanzamiento por anclaje. Conjuración rápida-media.
• ¿Te has manchado cocinando? El hechizo de limpieza de ropas es la solución.- Instrucciones:
- Limpieza de ropas (**): elimina manchas, arrugas y limpia en general las prendas de ropa que desee el mago (es un agregado de varios hechizos unificados en uno solo).
Lanzamiento por anclaje. Conjuración muy rápida.
• O también, si sueles quemarte cocinando (a ti, o tus pertenencias), también tienes solución con el hechizo ignífugo.- Instrucciones:
- Hechizo ignífugo (**): encanta prendas de ropa, personas u objetos para que sean inmunes a fuego normal.
Lanzamiento por anclaje. Conjuración media.
- Grimorio para principiantes de Platero:
- Barrera de inercia:
- -Barrera de inercia: (***) de nombre engañoso (no es una barrera en absoluto) en el área delimitada impide que cualquier objeto o persona desprotegidos sean levantados del suelo, y que los atrae irremediablemente hacia el suelo si ya están en el aire. No obstante, también impide cualquier acción voluntaria que implique levantar ambos pies del suelo a la vez, como saltar o emprender el vuelo (se puede correr pero con más torpeza). Si se invoca mientras el objetivo está en el aire, al caer lo hará infaliblemente pies por delante.
Físico. Lanzamiento por área. No es inversible, lo que quiere decir que incluso el lanzador, si está en el área delimitada, se verá afectado. Conjuración media.
- Campo de fuerza:
- -Campo de fuerza (** el espacio para una persona, una campana grande ***, el espacio equivalente a una habitación ****): en forma de media esfera (con una especificación puede formar una esfera completa) bloquea proyectiles de tamaño considerable como si éstos hubieran chocado ante una barrera invisible, en un radio variable según la destreza del mago.
Físico. Inversible. Lanzamiento por área. Conjuración rápida-media.
- Curación nívea:
- -Curación nívea: (****) (utilizable cerca de la Luna Roja). Combate venenos que cursan con fiebre y repara quemaduras; actúa a modo de incentivo para que el organismo siga funcionando y reparándose a sí mismo. Evita que la sangre se coagule y que los órganos se colapsen, además de ejercer un efecto refrescante sobre el organismo en general. No obstante no puede mantener indefinidamente con vida a un moribundo: el organismo depende cada vez más de ese impulso artificial y usarlo en demasía puede provocar que si se le deja a solas empeore considerablemente.
Lanzamiento por área: se hace un barrido con la mano que abarca al área quemada o a la persona envenenada. Es necesario que se aplique sucesivas veces y con regularidad, del mismo modo que se debe renovar una cataplasma o emplasto.
Conjuración media-larga.
- Desvío:
- -Desvío (**, pero variable a más según la potencia de lo desviado): Interfiere en la trayectoria de un hechizo que ya haya sido lanzado. Requiere gestos intuitivos para desviar el encantamiento en una dirección u otra. Siempre requiere menos energía que bloquearlo o disolverlo, pero también reflejos. Si el hechizo es demasiado potente, probablemente no se podrá desviar lo suficiente o hacerlo requerirá demasiada energía. (El coste orientativo indicado arriba es el que ofrecerán unos hechizos ofensivos de potencia moderada en términos de cosechado: se han obviado los más débiles porque normalmente ésos no suelen constituir una verdadera amenaza, y los que les sean lanzados con verdaderas intenciones de daño les costarán más) Si se desvía a demasiada poca distancia el coste será prácticamente el mismo que el de bloquearlo: si se hace a distancia cercana pero prudencial (la típica en duelos de magia) una unidad menos, si se tiene cuidado de poner distancia de unos cuantos metros llegará a dos unidades menos.
Lanzamiento a ojo. Conjuración rápida.
- Hechizo de impacto:
- -Hechizo de impacto: potente golpe mágico que actúa como una bola de demolición (***). Puede gradarse hacia abajo para actuar a modo de empujón de moderado (*) a potente (**).
Lanzamiento por disparo de alcance largo. Conjuración media.
- Levitación:
- -Levitación: un hechizo exigente mentalmente, cansa más de lo acostumbrado. Cuando una persona levita lo más normal es caminar sobre el aire; uno puede dejarse arrastrar simplemente por el hechizo sin moverse, pero la sensación de indefensión es mayor.
Lanzamiento a ojo. Conjuración rápida.- Brujos bajos: objetos ligeros (por ejemplo una manzana)(*) con poca práctica, un baúl (**) con práctica.
- Brujos altos: Un baúl con poca práctica, una persona (***) con práctica.
- Magos: Una persona con algo de práctica, objetos muy pesados (****)con mucha práctica.
Si el objeto que levantado es un puñado de botones (los cuales entran en la categoría de objeto ligero) contarían como un solo asterisco. Lo que cuesta más es la concentración necesaria para mantener tantos objetos distintos en el aire a la vez. - Brujos bajos: objetos ligeros (por ejemplo una manzana)(*) con poca práctica, un baúl (**) con práctica.
- Parálisis:
- -Parálisis (***): envuelve al objetivo en un aura azulada al lanzarlo. Sus efectos duran cerca de una hora si se aplica a una única persona. Inmoviliza por completo, y su coste aumenta proporcionalmente a lo voluminoso del objetivo.
Lanzamiento por disparo de alcance corto, por contacto o por área a varios objetivos. Conjuración media.
- Traspaso de energía:
- -Traspaso de energía: no un hechizo en sí, aunque necesita de un chispazo de magia para arrancar. No obstante la energía puede tomarse de alguien no mágico (los efectos se detallan en el post de Sistema de magia). El proceso es perceptible para ambas partes y puede gradarse a voluntad: no obstante si el traspaso de energía es excesivo por parte de la parte emisora y ésta se desmaya o pierde el conocimiento, el enlace entre ambas personas se rompe y el traspaso se interrumpe. Es el mecanismo de funcionamiento de muchos amuletos.
Lanzamiento por contacto. Conjuración muy rápida.
Notas:
-Este grimorio también contiene varios de los hechizos que también venían en el libro de cocina (corte, térmico...).
-También pueden aprender de él cómo anclar hechizos.
-A lo largo de los meses se irán traduciendo más hechizos y añadiéndolos a esta lista.
- Ver mensajes archivados:
- Trish
Ficha de cosechado
Nombre: Serena
Especie: Humana
Habilidades: Astucia, agilidad y habilidad manual
Re: Torreón Sendar
20/07/23, 07:37 pm
La idea de que se habían perdido y nunca conseguirían salir de las laberínticas calles de aquella ciudad comenzó a cobrar fuerza a medida que pasaban los minutos. A Serena se le estaba haciendo interminable el camino de vuelta y aunque intentó obligarse a mantener la calma, no pudo evitar confundir cada sonido con la amenaza de un nuevo enemigo. Al menos agradecía que las espinas no la hubieran alcanzado y pudiera moverse sin necesidad de ayuda; si algo tenía claro es que lo más importante en esa ciudad era ser capaz de huir ante cualquier tipo de peligro.
Redujo el ritmo y observó a sus compañeros, conteniendo la respiración al distinguir la sangre que brotaba de sus cortes. Una parte de ella quería gritar que se dieran prisa o pidieran ayuda, no estaba dispuesta a ponerse en peligro por el orgullo de los demás. Pero luego recordó su propia actitud el día anterior, asegurando que no necesitaba ayuda a pesar de que el pie no le permitiera caminar, y comprendió que sería mejor no decir nada. Incluso se acordó de lo aliviada que se había sentido cuando alguien le había ofrecido ayuda y decidió retroceder hasta situarse junto a Kalna.
—Sé que puedes llegar hasta el torreón sola, pero si necesitas cualquier cosa dímelo. Te debo una, ¿recuerdas?—Intentó apartar la mirada de la profunda herida de la pierna de la chica y trató de sonreírle a pesar de la situación—. Eso sí, no pienses que voy a llevarte a cuestas.
Continuaron el camino hasta que por fin el torreón se dibujó frente a ellos. Serena sabía que no había pasado ni un día allí, pero por algún motivo sentía un gran alivio al pensar en la protección de aquellos muros. Aprovechó el hecho de ser de las pocas personas sin heridas y corrió hasta situarse por delante del grupo y llamar a gritos a los compañeros que se habían quedado dentro. Ignoró el alboroto que se produjo al ver las condiciones en que habían llegado y trató de hacer algo que sirviera de utilidad.
—¡Voy a por trapos! Que alguien busque jabón, alcohol o cualquier cosa que pueda servir. Pero que sea rápido, se están desangrando.
Igual no eran las palabras más acertadas, pero ahora que habían llegado a la seguridad del torreón, Serena sentía que no podían dejar que esas heridas continuaran sangrando si no querían quedarse sin la mitad del grupo el segundo día. Recorrió las habitaciones del piso superior reuniendo todos los trapos que pudo encontrar y aunque la mayoría estaban sucios y agujereados, tendrían que arreglárselas con el poco material que había.
Redujo el ritmo y observó a sus compañeros, conteniendo la respiración al distinguir la sangre que brotaba de sus cortes. Una parte de ella quería gritar que se dieran prisa o pidieran ayuda, no estaba dispuesta a ponerse en peligro por el orgullo de los demás. Pero luego recordó su propia actitud el día anterior, asegurando que no necesitaba ayuda a pesar de que el pie no le permitiera caminar, y comprendió que sería mejor no decir nada. Incluso se acordó de lo aliviada que se había sentido cuando alguien le había ofrecido ayuda y decidió retroceder hasta situarse junto a Kalna.
—Sé que puedes llegar hasta el torreón sola, pero si necesitas cualquier cosa dímelo. Te debo una, ¿recuerdas?—Intentó apartar la mirada de la profunda herida de la pierna de la chica y trató de sonreírle a pesar de la situación—. Eso sí, no pienses que voy a llevarte a cuestas.
Continuaron el camino hasta que por fin el torreón se dibujó frente a ellos. Serena sabía que no había pasado ni un día allí, pero por algún motivo sentía un gran alivio al pensar en la protección de aquellos muros. Aprovechó el hecho de ser de las pocas personas sin heridas y corrió hasta situarse por delante del grupo y llamar a gritos a los compañeros que se habían quedado dentro. Ignoró el alboroto que se produjo al ver las condiciones en que habían llegado y trató de hacer algo que sirviera de utilidad.
—¡Voy a por trapos! Que alguien busque jabón, alcohol o cualquier cosa que pueda servir. Pero que sea rápido, se están desangrando.
Igual no eran las palabras más acertadas, pero ahora que habían llegado a la seguridad del torreón, Serena sentía que no podían dejar que esas heridas continuaran sangrando si no querían quedarse sin la mitad del grupo el segundo día. Recorrió las habitaciones del piso superior reuniendo todos los trapos que pudo encontrar y aunque la mayoría estaban sucios y agujereados, tendrían que arreglárselas con el poco material que había.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Re: Torreón Sendar
20/07/23, 08:33 pm
Aniol asintió de manera exagerada ante la pregunta de Nohlem. Claro que era humano. ¿Qué es lo que les habría dicho Ethan, Rick y Connor para que pensara que no lo era? Quizás no le habían explicado nada acerca del Sistema Solar. Se lo habría contado mejor de no ser porque la atención del niño se vio dividida entre sirenas, reyes y bonitos peinados. Fue bastante agradable hacer tiempo a pesar de que se moría de hambre, y el acabado que el sanaí le dio a su cabello ayudó mucho a que el churumbel se distrajera y presenciara toda una gama de colores vivos provenientes de diversos mundos y leyendas.
Pero como cualquier cuento de hadas Aniol pronto vio el destino truncarse, ni siquiera sabía si su madre habría sido capaz de verlo en el fondo de una taza. No hacía mucho que terminó de trenzar el cabello azulado de Airi cuando la voz fuerte e intimidante de Connor resonó desde fuera del torreón. Se quedó mirando al resto de sus compañeros con extrañeza, pues había urgencia en sus palabras.
Cuando el grupo comenzó a entrar en tropel sus sospechas fueron confirmadas. Puede que tuviera diez años, pero no era tonto. Había deseado que Ethan y los demás llegaran para poder lucir sus grandes trenzas y el lazo que portaba en la cabeza. Se habría acercado a las cestas para comprobar su contenido con una sonrisa de oreja a oreja. Pero fue capaz de comprender el ambiente enrarecido que flotaba en el aire.
Cuando su hermana Tabitha se cayó de bruces y se golpeó en la cabeza con una cómoda sus padres esgrimieron esa mirada grisácea tan típica de los adultos cuando algo andaba mal.
Cuando su abuela rascaba sus últimos alientos de vida los médicos se acercaron a la familia con noticias grises y expresiones en el rostro que combinaban a la perfección con aquel día nublado de octubre.
Ahora solo veía nervios, miradas torvas. Y nada de color.
Solo gris.
Miró a Damian.
Bueno, gris y rojo.
Poco a poco el niño se fue apartando de la escena casi sin darse cuenta. Pasito a pasito reculó hacia atrás, quedando enmudecido y con la espalda pegada a la pared. No sabía qué decir. Por mucho que deseara saber lo que había ocurrido era como si Úrsula le hubiera robado su voz. Tenía muchas preguntas. Todo el buen rollo de antes se había esfumado por el retrete.
Pero como cualquier cuento de hadas Aniol pronto vio el destino truncarse, ni siquiera sabía si su madre habría sido capaz de verlo en el fondo de una taza. No hacía mucho que terminó de trenzar el cabello azulado de Airi cuando la voz fuerte e intimidante de Connor resonó desde fuera del torreón. Se quedó mirando al resto de sus compañeros con extrañeza, pues había urgencia en sus palabras.
Cuando el grupo comenzó a entrar en tropel sus sospechas fueron confirmadas. Puede que tuviera diez años, pero no era tonto. Había deseado que Ethan y los demás llegaran para poder lucir sus grandes trenzas y el lazo que portaba en la cabeza. Se habría acercado a las cestas para comprobar su contenido con una sonrisa de oreja a oreja. Pero fue capaz de comprender el ambiente enrarecido que flotaba en el aire.
Cuando su hermana Tabitha se cayó de bruces y se golpeó en la cabeza con una cómoda sus padres esgrimieron esa mirada grisácea tan típica de los adultos cuando algo andaba mal.
Cuando su abuela rascaba sus últimos alientos de vida los médicos se acercaron a la familia con noticias grises y expresiones en el rostro que combinaban a la perfección con aquel día nublado de octubre.
Ahora solo veía nervios, miradas torvas. Y nada de color.
Solo gris.
Miró a Damian.
Bueno, gris y rojo.
Poco a poco el niño se fue apartando de la escena casi sin darse cuenta. Pasito a pasito reculó hacia atrás, quedando enmudecido y con la espalda pegada a la pared. No sabía qué decir. Por mucho que deseara saber lo que había ocurrido era como si Úrsula le hubiera robado su voz. Tenía muchas preguntas. Todo el buen rollo de antes se había esfumado por el retrete.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Torreón Sendar
20/07/23, 10:42 pm
La conversación seguía dando términos y conocimientos que se escapaban a le repobladore. Le llamó la atención que hubiera dudas sobre Aniol, y le daba curiosidad por si se trataba de que hubiera distintos orígenes para los humanos o que vinieran de distintos mundos. Escuchaba los intercambios sin intervenir y se centró en lo que le preguntaban directamente o lo que fuera más general.
—Nuestro mundo... no le hemos puesto nombre. Nos hacemos llamar repobladores simplemente porque es nuestra función. Vivo en un gran bosque, inmenso, pero... Hum... Llamarlo "Bosque" no es tan elaborado como el nombre de esta colonia, "Rocavarancolia", así que quizás podemos hablar de "la Floresta". La Flora es la diosa de la vegetación. Imagino que es algo parecido a vuestro Espíritu de la Tierra —acabó, pensative, mirando a Airi.
Le Gigante tenía razón, había mucho que podían aprender unes de otres y Tawar con su curiosidad innata tenía muchas ganas de escucharles una y otra vez. Habría seguido preguntando en su burbuja de disfrute, de llenar su cabecita con información privilegiada sobre otras culturas, pero unas voces en el exterior le trajeron de vuelta a la realidad.
El grupo había vuelto. Les Gigantes se encargaron del puente y entonces pudieron ver el estado en el que llegaban. Tawar se apartó del meollo, saltando a la pared de piedra para alejarse del tumulto y no obstaculizar sus labores. Ni siquiera saludó ni se dirigió a elles. Tan solo veía las lesiones que les acompañaban. Mirara donde mirase, no podía ayudar a sus compañeres. Todo lo que necesitaban pesaba muchísimo más que elle y su tamaño, infinitamente menor que el del resto en circunstancias así, era un problema. Su mirada iba de uno en uno, contando que hubieran vuelto todes e intentando dilucidar si alguien se encontraba en condiciones graves, pero era imposible para elle. Estaban pasando demasiadas cosas y ni siquiera entendía tanto sus cuerpos.
No obstante, también se fijó en les Gigantes que se habían quedado en el torreón y puso su atención en Aniol, quien también se había apartado. Por cómo reaccionaba, le imaginaba muy afectado por la situación, por la visión del grupo tan lastimado, así que le repobladore no se lo pensó dos veces. Se afanó en llegar hasta el joven humano. Desde la pared, le pidió permiso para acompañarle. Aniol aceptó, pero no parecía estar nada bien, así que trepó hasta su hombro con el mayor cuidado posible y se sentó con la espalda apoyada en el cuello.
—Estoy contigo, no estás solo. Todo va a salir bien, todo irá bien.
En realidad, le repobladore no sabía si iban a conseguir curarse y salir todes de esta, pero quería convencerse a sí misme. Lo necesitaba. Solo llevaban un día allí y ansiaba creer que había esperanzas de supervivencia. Tenían mucho conocimiento de unes y otres del que empaparse, sí, definitivamente, pero ese día, además de las lecciones sobre mundos, aprenderían a tenerle miedo a Rocavarancolia.
—Nuestro mundo... no le hemos puesto nombre. Nos hacemos llamar repobladores simplemente porque es nuestra función. Vivo en un gran bosque, inmenso, pero... Hum... Llamarlo "Bosque" no es tan elaborado como el nombre de esta colonia, "Rocavarancolia", así que quizás podemos hablar de "la Floresta". La Flora es la diosa de la vegetación. Imagino que es algo parecido a vuestro Espíritu de la Tierra —acabó, pensative, mirando a Airi.
Le Gigante tenía razón, había mucho que podían aprender unes de otres y Tawar con su curiosidad innata tenía muchas ganas de escucharles una y otra vez. Habría seguido preguntando en su burbuja de disfrute, de llenar su cabecita con información privilegiada sobre otras culturas, pero unas voces en el exterior le trajeron de vuelta a la realidad.
El grupo había vuelto. Les Gigantes se encargaron del puente y entonces pudieron ver el estado en el que llegaban. Tawar se apartó del meollo, saltando a la pared de piedra para alejarse del tumulto y no obstaculizar sus labores. Ni siquiera saludó ni se dirigió a elles. Tan solo veía las lesiones que les acompañaban. Mirara donde mirase, no podía ayudar a sus compañeres. Todo lo que necesitaban pesaba muchísimo más que elle y su tamaño, infinitamente menor que el del resto en circunstancias así, era un problema. Su mirada iba de uno en uno, contando que hubieran vuelto todes e intentando dilucidar si alguien se encontraba en condiciones graves, pero era imposible para elle. Estaban pasando demasiadas cosas y ni siquiera entendía tanto sus cuerpos.
No obstante, también se fijó en les Gigantes que se habían quedado en el torreón y puso su atención en Aniol, quien también se había apartado. Por cómo reaccionaba, le imaginaba muy afectado por la situación, por la visión del grupo tan lastimado, así que le repobladore no se lo pensó dos veces. Se afanó en llegar hasta el joven humano. Desde la pared, le pidió permiso para acompañarle. Aniol aceptó, pero no parecía estar nada bien, así que trepó hasta su hombro con el mayor cuidado posible y se sentó con la espalda apoyada en el cuello.
—Estoy contigo, no estás solo. Todo va a salir bien, todo irá bien.
En realidad, le repobladore no sabía si iban a conseguir curarse y salir todes de esta, pero quería convencerse a sí misme. Lo necesitaba. Solo llevaban un día allí y ansiaba creer que había esperanzas de supervivencia. Tenían mucho conocimiento de unes y otres del que empaparse, sí, definitivamente, pero ese día, además de las lecciones sobre mundos, aprenderían a tenerle miedo a Rocavarancolia.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Re: Torreón Sendar
21/07/23, 02:52 pm
Cuando la punta de su cola por fin estuvo bien cepillada, Colmillo resopló con alivio. Hacer aquel trabajo sin ayuda era bastante agotador, pero le había servido para distraerse lo suficiente de sus pensamientos intrusivos y, aunque la oferta de Airi se había sentido tentadora, todavía no se sentía lo suficientemente cercano a alguno de ellos como para que la idea de que le ayudaran a peinarse se sintiera cómoda. "Un año es muy largo, son muchos días y al menos dos mudas por delante. Acostumbrate o cede" se dijo con resignación.
Una vez estuvo satisfecho con la limpieza del cepillo que había hecho, se puso de nuevo su camiseta y entró al torreón justo para escuchar la pregunta de Airi, que había tenido la deferencia de alzar la voz por si Colmillo se encontraba lejos.
-La Floresta mola -comentó mientras cruzaba la puerta-. El mío se llama Zemlya.
Szczenyak se sentó tranquilamente y sonrió preparado para intercambiar información sobre sus mundos, bastante curioso con todas las diferencias, pero igualmente ansioso de poder hablar de su tierra, aunque el momento tuvo que esperar, ya que los gritos de Connor exigiendo que bajaran el puente llegaron desde fuera. Colmillo, alarmado por su impaciencia, corrió escaleras abajo para hacer eso mismo y cuando subió de nuevo casi se tropieza con el último escalón al ver cómo habían vuelto.
-¿Pero qué cojones...?
Aunque Colmillo estaba familiarizado con las heridas y la sangre por el trabajo de alguno de sus hermanos y de su yaya, la escena le dejó en shock. Habían vuelto heridos al ir a por comida el primer día, incluso cuando habían salido armados, habían vuelto sangrando y eso solo podía significar que en este mundo comer iba a ser peligroso.
Aunque su cerebro registró las palabras de Ethan, no fue hasta que escuchó la orden de Serena que finalmente su mente se puso de nuevo en funcionamiento.
-Sé dónde está el jabón -dijo antes de comenzar a subir las escaleras hacia el baño en el que había estado buscando los cepillos y en el que había visto varias barras.
Mientras recogía todo el jabón que veía, no podía dejar de pensar en que si Kalna que tenía formación militar había salido herida el primer día, ¿qué les esperaba a los demás?
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Torreón Sendar
21/07/23, 05:28 pm
Le frustraba bastante la tozudez de Damian, pero ya estaba familiarizado con aquella tozudez propia del pequeño y, en realidad, no es que no pudiese comprender el sentimiento de querer sentirse útil a toda costa. Es por eso que no insistió y accedió sin pegas a la idea de Ethan, entiendo lo que pretendía con dejarle una de las manos libres. Le pasó una de sus cestas a Connor, se mantuvo muy pendiente de Damian, y siguió a los que iban primero de vuelta al torreón: aquella parte del camino no podía decir que la hubiese memorizado, porque estaba bastante absorto en sus propios pensamientos intentando distraerse del hecho de que se encontraba rodeado de armas. Irónicamente, en ese momento habían pasado totalmente a un segundo plano y ya no les estaba prestando atención, incluso a pesar del incidente que casi provoca Serena con su lanza.
Gracias a la Sanación pudieron llegar hasta la torre sin más incidentes, aunque el mjörní no podía evitar mirar las heridas de todos aun estando más pendiente de Damian: le preocupaba que alguno de ellos empezase a sangrar más de la cuenta. También agradeció el vozarrón de Connor, pues aunque él también hubiera gritado de haber hecho falta, era lo que menos le apetecía en ese momento. Pronto se encontraron entrando al torreón a toda pris; Räg ni siquiera sabría decir cómo llegaron hasta allí exactamente por muy obvio que fuera.
Quería decir muchas cosas, como que había un encendedor de cocina y no hacía falta el de Connor o que él mismo iría a buscar una cosa u otra, pero se le adelantaron varios de sus compañeros. Rägjynn, que presentaba heridas menores pero un aspecto bastante desangelado por sus ropas, miró a todas partes hasta que finalmente, tras dejar su cesta en la encimera, decidió subir junto a Serena y Colmillo para ayudarles a buscar trapos limpios y jabón. Una vez habían reunido suficientes los dejó cerca de los heridos y salió al patio para coger más cubos que llenar con agua caliente por si los necesitaban.
—Estoy… estoy mucho más acostumbrado a tratar heridas con magia, pero sí que nos enseñan en el templo a hacerlo sin ella —dijo mientras escurría un trapo mojado con agua y jabón y se acercaba a Damian para limpiarle las heridas—. No sé si tenemos algo más útil que esto aquí… ¿Habrá vendas? Si no tendremos que usar más trapos para cubrir las heridas mientras no dejen de sangrar…
La frustración por no poder utilizar su mejor recurso no hacía más que aumentar, pero se obligó a centrarse en lo que importaba en ese momento. Él estaba bien y tenía que ser de los que pusiesen más empeño en tratar a los heridos.
Gracias a la Sanación pudieron llegar hasta la torre sin más incidentes, aunque el mjörní no podía evitar mirar las heridas de todos aun estando más pendiente de Damian: le preocupaba que alguno de ellos empezase a sangrar más de la cuenta. También agradeció el vozarrón de Connor, pues aunque él también hubiera gritado de haber hecho falta, era lo que menos le apetecía en ese momento. Pronto se encontraron entrando al torreón a toda pris; Räg ni siquiera sabría decir cómo llegaron hasta allí exactamente por muy obvio que fuera.
Quería decir muchas cosas, como que había un encendedor de cocina y no hacía falta el de Connor o que él mismo iría a buscar una cosa u otra, pero se le adelantaron varios de sus compañeros. Rägjynn, que presentaba heridas menores pero un aspecto bastante desangelado por sus ropas, miró a todas partes hasta que finalmente, tras dejar su cesta en la encimera, decidió subir junto a Serena y Colmillo para ayudarles a buscar trapos limpios y jabón. Una vez habían reunido suficientes los dejó cerca de los heridos y salió al patio para coger más cubos que llenar con agua caliente por si los necesitaban.
—Estoy… estoy mucho más acostumbrado a tratar heridas con magia, pero sí que nos enseñan en el templo a hacerlo sin ella —dijo mientras escurría un trapo mojado con agua y jabón y se acercaba a Damian para limpiarle las heridas—. No sé si tenemos algo más útil que esto aquí… ¿Habrá vendas? Si no tendremos que usar más trapos para cubrir las heridas mientras no dejen de sangrar…
La frustración por no poder utilizar su mejor recurso no hacía más que aumentar, pero se obligó a centrarse en lo que importaba en ese momento. Él estaba bien y tenía que ser de los que pusiesen más empeño en tratar a los heridos.
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Personajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Torreón Sendar
21/07/23, 07:40 pm
La mayoría aún con las heridas no tenían problemas en seguir, lo cual era un alivio (muy leve, pero alivio al fin y al cabo). Las capacidades de Kalna, de ser ciertas, eran cuanto menos curiosas y explicaría como podía caminar a pesar de tener tantas espinas clavadas. Aún así, Rick no pudo dejar de mirar con preocupación las heridas de sus piernas. La sensación debía ser desagradable aunque la notara menos. En otra situación le habría preguntado por esa particularidad, pero no tenía muchas fuerzas para hablar y desde luego no era el momento. En otro que se fijó, más por su cabezonería que por su gravedad, era Damian. Ya podía esforzarse lo que quisiera en aparentar, pero aquello le había afectado tanto como al resto. Le dolía verlo así. -(Un niño no tendría que estar aquí)- pensó con rabia contra quien tuvo la brillante idea de poner a prueba a adolescentes y niños en un mundo desolado.
Abel decidió aceptar y cogió la otra cesta. -Muchas gracias- respondió asintiendo levemente en señal de gratitud en cuanto el chico se la llevó. El neoyorquino recogió la otra con la derecha y no tardaron en retomar la marcha hasta su refugio.
El camino se hizo pesado, eterno y en un silencio enorme. Rick estaba tan herido de ánimo como su brazo. Se le notaba serio, más pensativo que el día anterior. Simplemente caminaba junto al grupo, buscando algún plan con el que podrían haber conseguido la comida sin haber acabado así. Pero ahora mismo no se le ocurría nada. Solo quería llegar al torreón y descansar, ya buscarían la forma de proceder una vez llegaran. Aun con todo, hizo un intento de aligerar el malestar del grupo acercándose al italiano. -Eh...Oye- comenzó, recobrando parte de su seguridad aunque fuera en apariencia, porque le costaba encontrar las palabras. -Eres muy fuerte, pero si en algún momento te hace falta... Un poco de ayuda no te hace menos, en todo caso te hace más inteligente.- El chico terminó con una mueca de sonrisa para dejar claro que no estaba mintiendo. En otra situación hasta le habría revuelto el pelo un poco, pero esa vez se quedaría en eso. Tampoco es que esperara que el pequeño cambiara de la noche a la mañana, pero mejor que supiera eso con tiempo si seguían llegando peligros. Le alegró escuchar que no era el único con una idea parecida, Serena estaba haciendo algo parecido por lo que llegó a oír. Era buena señal que estuvieran dispuestos a ayudarse a pesar de los encontronazos del día anterior.
Llegaron por fin al torreón y no tardaron en abrir en cuanto Connor avisó. Rick entró, más tranquilo por estar en un lugar seguro, aunque con todo el cansancio acumulado de la salida. Un escueto Hola salió de su boca con un gesto muy leve con la cesta a modo de saludo mientras se acercaba a una de las sillas. Aunque Ethan no lo hubiera pedido, el neoyorquino se habría sentado igual, dejando primero la comida en la mesa. Las reacciones del grupo que se había quedado eran lo esperable, aunque no pudo evitar que le diera un vuelco al corazón al ver a Aniol apartándose cada vez más.
Mientras el resto subía y preparaba todo para curar todos los cortes, Rick rompió el silencio con los que quedaban en el salón. -Conseguimos cruzar el acantilado de ayer y alcanzamos a la bañera. En el último momento tuvimos un contratiempo y...- su tono era serio, aunque intentaba centrarse en lo bueno. Dio dos golpecitos a la cesta más cercana: -Al menos tenemos comida para unos días.- Por supuesto, eso no quitaba el estado en que lo habían conseguido. Tras un suspiro de resignación, miró a Airi y le dijo: -Lo siento. Fuimos con cuidado en todo momento, pero justo al final nos pillaron desprevenidos y... Al menos conseguimos volver.- Haber incumplido aquella promesa le dolía, a pesar de que poco podían haber hecho para evitarlo.
Abel decidió aceptar y cogió la otra cesta. -Muchas gracias- respondió asintiendo levemente en señal de gratitud en cuanto el chico se la llevó. El neoyorquino recogió la otra con la derecha y no tardaron en retomar la marcha hasta su refugio.
El camino se hizo pesado, eterno y en un silencio enorme. Rick estaba tan herido de ánimo como su brazo. Se le notaba serio, más pensativo que el día anterior. Simplemente caminaba junto al grupo, buscando algún plan con el que podrían haber conseguido la comida sin haber acabado así. Pero ahora mismo no se le ocurría nada. Solo quería llegar al torreón y descansar, ya buscarían la forma de proceder una vez llegaran. Aun con todo, hizo un intento de aligerar el malestar del grupo acercándose al italiano. -Eh...Oye- comenzó, recobrando parte de su seguridad aunque fuera en apariencia, porque le costaba encontrar las palabras. -Eres muy fuerte, pero si en algún momento te hace falta... Un poco de ayuda no te hace menos, en todo caso te hace más inteligente.- El chico terminó con una mueca de sonrisa para dejar claro que no estaba mintiendo. En otra situación hasta le habría revuelto el pelo un poco, pero esa vez se quedaría en eso. Tampoco es que esperara que el pequeño cambiara de la noche a la mañana, pero mejor que supiera eso con tiempo si seguían llegando peligros. Le alegró escuchar que no era el único con una idea parecida, Serena estaba haciendo algo parecido por lo que llegó a oír. Era buena señal que estuvieran dispuestos a ayudarse a pesar de los encontronazos del día anterior.
Llegaron por fin al torreón y no tardaron en abrir en cuanto Connor avisó. Rick entró, más tranquilo por estar en un lugar seguro, aunque con todo el cansancio acumulado de la salida. Un escueto Hola salió de su boca con un gesto muy leve con la cesta a modo de saludo mientras se acercaba a una de las sillas. Aunque Ethan no lo hubiera pedido, el neoyorquino se habría sentado igual, dejando primero la comida en la mesa. Las reacciones del grupo que se había quedado eran lo esperable, aunque no pudo evitar que le diera un vuelco al corazón al ver a Aniol apartándose cada vez más.
Mientras el resto subía y preparaba todo para curar todos los cortes, Rick rompió el silencio con los que quedaban en el salón. -Conseguimos cruzar el acantilado de ayer y alcanzamos a la bañera. En el último momento tuvimos un contratiempo y...- su tono era serio, aunque intentaba centrarse en lo bueno. Dio dos golpecitos a la cesta más cercana: -Al menos tenemos comida para unos días.- Por supuesto, eso no quitaba el estado en que lo habían conseguido. Tras un suspiro de resignación, miró a Airi y le dijo: -Lo siento. Fuimos con cuidado en todo momento, pero justo al final nos pillaron desprevenidos y... Al menos conseguimos volver.- Haber incumplido aquella promesa le dolía, a pesar de que poco podían haber hecho para evitarlo.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Sendar
22/07/23, 01:37 am
Cuando Airi terminó el peinado de Aniol lamentó que no tuviesen ni un espejo para que se viese reflejado. Él se ofreció a peinarle a elle después, a lo que accedió de buena gana. El niño había tenido razón en que hacer aquello era una buena manera de empezar el día. La conversación fluía llenando sus cabezas de conceptos hasta ahora desconocidos, pero la sensación de charlar mientras se preparaban para afrontar el día era algo muy familiar a lo que aferrarse.
Al cabo de un rato Nohlem decidió tratar de dormir otro poco y elle tenía un precioso peinado nuevo, bastante diferente de la trenza solitaria que sobresalía de la cabeza del varmano cuando se marchó. Airi no sabía cuánto tiempo habría pasado desde que habían avistado los navíos voladores, y le cogió por sorpresa oír las voces llamándolos en el exterior, apremiando para que bajasen el puente. Tal vez no habían tenido que ir demasiado lejos.
Quiso levantarse, pero no era la persona más rápida en ese momento, y le dejó la tarea a Szczcenyak. En cambio se acercó a la puerta para recibir a los recién llegados, temiendo que volviesen con las manos vacías, que para Airi era lo peor que podía o debería pasar. La visión de las cestas que colgaban del navío en sus manos le causó apenas un instante de alegría, interrumpido por la visión de rojo y más rojo en su ropa, en su piel…
—¡¿Q…qué ha pasado?! —preguntó con voz aguda, mirándolos a unos y a otros. Algunos tenían cortes y espinas clavadas, como si se hubiesen caído en un zarzal de proporciones disparatadas.
Notó la mirada de Ethan sobre elle, y cuando se la devolvió este le preguntó si sabía tratar heridas. Sus puños se cerraron con más fuerza de puro nerviosismo. No sabía más que cualquiera, pero sentía la urgencia de ayudar en todo lo posible.
—Algo podré hacer —logró articular.
Ellos ya trataban de encender la cocina con el aparato de Connor. Airi se alegró de que el día anterior hubiesen hecho la colada porque en el piso de arriba había tendidas algunas prendas limpias con las que podían empezar a lavar o vendar a los heridos. Serena, Szczenyak y Rägjynn se encargaron de reunir los trapos y el jabón, así que Airi rebuscó en la cocina hasta que encontró las tijeras.
—Si no hay vendas las haremos —le respondió al mjörní.
Algunos de ellos tenían heridas que parecían bastante profundas y no iban a poder ponerles puntos, así que esperaba que vendarlas fuese suficiente para mantenerlas cerradas sin tener que hacer presión constantemente sobre ellas.
«No tenemos artefactos higienizantes, ni… nada que no sea jabón. Espíritus, ¿qué vamos a hacer si se les infectan las heridas?» rumiaba con preocupación.
La cocina estuvo encendida pronto, pero el agua tardaría en hervir. Querría saber cómo de urgente era la situación, si debían quitar las púas ya o esperar. Le daba mala espina la cercanía que tenían las letrinas al pozo como para empezar a lavar las heridas con agua sin hervir, pero ya habían bebido de ella sin enfermar. Decidió empezar por cortar una especie de sábana en zigzag para fabricar vendas, pero las explicaciones de Rick le hicieron interrumpirse. ¿Por qué omitía qué les había herido? Cuando se dirigió a elle sintió un escalofrío, recordando lo último que le había dicho antes de salir.
—Pero… ¿qué ha sido? No entiendo nada —balbuceó con confusión—. ¿De dónde salen esas púas…? —Su mirada se desvió hacia las heridas con peor aspecto del chico, recordando que las explicaciones no eran lo prioritario en ese momento—. No importa, espera, te ayudo.
Airi cogería otro trapo enjabonado y esperaría a que Rick le permitiera limpiarle, por ahora, las heridas más superficiales.
Al cabo de un rato Nohlem decidió tratar de dormir otro poco y elle tenía un precioso peinado nuevo, bastante diferente de la trenza solitaria que sobresalía de la cabeza del varmano cuando se marchó. Airi no sabía cuánto tiempo habría pasado desde que habían avistado los navíos voladores, y le cogió por sorpresa oír las voces llamándolos en el exterior, apremiando para que bajasen el puente. Tal vez no habían tenido que ir demasiado lejos.
Quiso levantarse, pero no era la persona más rápida en ese momento, y le dejó la tarea a Szczcenyak. En cambio se acercó a la puerta para recibir a los recién llegados, temiendo que volviesen con las manos vacías, que para Airi era lo peor que podía o debería pasar. La visión de las cestas que colgaban del navío en sus manos le causó apenas un instante de alegría, interrumpido por la visión de rojo y más rojo en su ropa, en su piel…
—¡¿Q…qué ha pasado?! —preguntó con voz aguda, mirándolos a unos y a otros. Algunos tenían cortes y espinas clavadas, como si se hubiesen caído en un zarzal de proporciones disparatadas.
Notó la mirada de Ethan sobre elle, y cuando se la devolvió este le preguntó si sabía tratar heridas. Sus puños se cerraron con más fuerza de puro nerviosismo. No sabía más que cualquiera, pero sentía la urgencia de ayudar en todo lo posible.
—Algo podré hacer —logró articular.
Ellos ya trataban de encender la cocina con el aparato de Connor. Airi se alegró de que el día anterior hubiesen hecho la colada porque en el piso de arriba había tendidas algunas prendas limpias con las que podían empezar a lavar o vendar a los heridos. Serena, Szczenyak y Rägjynn se encargaron de reunir los trapos y el jabón, así que Airi rebuscó en la cocina hasta que encontró las tijeras.
—Si no hay vendas las haremos —le respondió al mjörní.
Algunos de ellos tenían heridas que parecían bastante profundas y no iban a poder ponerles puntos, así que esperaba que vendarlas fuese suficiente para mantenerlas cerradas sin tener que hacer presión constantemente sobre ellas.
«No tenemos artefactos higienizantes, ni… nada que no sea jabón. Espíritus, ¿qué vamos a hacer si se les infectan las heridas?» rumiaba con preocupación.
La cocina estuvo encendida pronto, pero el agua tardaría en hervir. Querría saber cómo de urgente era la situación, si debían quitar las púas ya o esperar. Le daba mala espina la cercanía que tenían las letrinas al pozo como para empezar a lavar las heridas con agua sin hervir, pero ya habían bebido de ella sin enfermar. Decidió empezar por cortar una especie de sábana en zigzag para fabricar vendas, pero las explicaciones de Rick le hicieron interrumpirse. ¿Por qué omitía qué les había herido? Cuando se dirigió a elle sintió un escalofrío, recordando lo último que le había dicho antes de salir.
—Pero… ¿qué ha sido? No entiendo nada —balbuceó con confusión—. ¿De dónde salen esas púas…? —Su mirada se desvió hacia las heridas con peor aspecto del chico, recordando que las explicaciones no eran lo prioritario en ese momento—. No importa, espera, te ayudo.
Airi cogería otro trapo enjabonado y esperaría a que Rick le permitiera limpiarle, por ahora, las heridas más superficiales.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Torreón Sendar
23/07/23, 12:27 pm
A Nohlem le gustaba esa conversación tanto como la de anoche, pero el sueño era un factor con el que no contaba entonces. Quizás fuese un poco tonto, al ver las preciosas trenzas de Aniol y Airi pidió una para él, más a modo de integración que deseo real pues tenía el pelo demasiado corto para nada, pero las caricias en el flequillo que el pequeño le propinaba al trenzaba aquel mechón suyo terminaron de dejarle adormilado. Así no había quien aguantara.
Con toda la educación que tenía y haciendo uso del hemisferio que no había apagado, el varmano se excusó a su habitación para echar una cabezada. No solo descansaría ahí mejor, sino que no sería una falta de respeto para los que quisieran seguir hablando. Así pues, mientras otros intercambiaban culturas, él se tiró a la cama y cerró los ojos.
Estaba tan muerto que entró a la fase Rem como caído en un pozo. El vocerío no le despertó de primeras, mas cuando la imponente voz de Connor se mezcló con la imagen de su difunta abuela materna (a la cual a pesar de no haber hecho macarrones nunca le estaba haciendo unos), el desubicado granta no pudo sino abrir los ojos. ¿Cuánto había dormido? ¿Por qué eso le había puesto tan nervioso? Joder Connor distaba de ser feo, pero con la ropa, las gafas y el peinado de su abuela igual...
En la quietud del cuarto la respuesta llegó en forma de sonido. No había escuchado ni el puente al bajar, pero ahora captaba hasta el murmullo de la multitud abajo. "Y yo durmiendo, genial", holgazanear en su casa era una cosa, hacerlo ahí otra. Y él que se había esforzado por aparentar ser útil... ¿no había otro momento?
Se levantó deprisa, algo más despejado -o sea, casi nada- por la siesta y se encaminó a las escaleras alisando su ropa para que no se notase a que se habia dedicado, aún con aquella cola de ratón pelirrojo en la cabeza. La alegría del regreso -y a ser posible de la comida- quedó mermada por los tonos oscuros que tomaban las voces de sus compañeros, sensación que no fue mejor cuando les vió.
"Mierda" Aceleró el paso y se echó a un lado para dejar pasar escalera arriba a Serena y Colmillo, escrutinando a todos los allí presentes en busca de heridas. Los pinchos eran muy cantosos, así que era fácil localizar a los peores. Ay por los Santos, Rick...
—Qué... ¿Qué os ha pasado? —sabía que la pregunta estaba repetida, la acababa de oír de Airi junto con otras que tenía en mente, pero estaba más abrumado que un osogrifo en alta mar.
No quería quedarse ahí como un pasmarote, ver a los demás parecer cactus o moverse de un lado a otro para ser de utilidad mientras él se cuajaba le ardía, así que se acercó a Rag para echar una mano, mas no quedaba otra que esperar a que el agua para los trapos calentase. Chasqueó la lengua, yendo a las cestas que habían conseguido para rebuscar en su contenido algo de ayuda: medicamentos, una crema, lo que fuera, pero todo era comida. Al menos alimento no les iba a faltar... ojalá el susto le hubiera cortado el hambre.
"¡Ah!", exclamó al estrujar dos sacos de tela cuyo tacto reconoció como sal y/o azúcar. Nohlem los sacó y abrió para probarlos, comprobando que era cada uno, haciéndose entonces con dos cuencos hondos con los que trabajar. De pequeño su padre le había curado las heridas de caer con la bicicleta así, y aunque las que tenían ahora era más serias que un raspón mal dado cuesta abajo, no es que tuvieran tampoco otra cosa con la que trabajar. No se sabía las medidas exactas de nada, había visto a los mayores hacerlo, recordaba la textura y punto, pero tampoco podía ser muy difícil atinar. Vertió un buen puñado de azúcar en uno y sal en otro. Para el suero necesitaría agua caliente y que luego esta se atemplara, asi que por lo pronto echó una poca de agua fría en el de azúcar para que en lugar de grano se hiciera algo parecido a una pasta, removiendo con cuchara. Se acercó con este a Kalna y Rick, que eran los más graves.
—Está bien, a ver... —arrugó la cara. Se imaginaba como de grandes eran las espinas por las que tenían otros de forma más superficial, así que ver tan poco de aquellas eran una malísima señal—. Esto ayuda a cicatrizar y cerrar heridas. En cuanto os quitéis la púa y lo limpiemos echaos esto encima, luego lo vendamos. ¿Vale? Voy a- voy a por el agua con sal.
No sabía si en un boquete tan profundo serviría, pero mínimo como acelerador o tapón extra tenía que valer. Estaba bien que no le diera cosa la sangre, o al menos la que no era suya. Santos, ¿cómo de mal estaba tener tamaña curiosidad por lo que les había atacado fuera? ¿Y querer verlo?
Damian estaba herido, Ethan estaba herido, Abel estaba herido...
—¿Tú estas bien? —preguntó a Connor de vuelta a la cocina.
Con toda la educación que tenía y haciendo uso del hemisferio que no había apagado, el varmano se excusó a su habitación para echar una cabezada. No solo descansaría ahí mejor, sino que no sería una falta de respeto para los que quisieran seguir hablando. Así pues, mientras otros intercambiaban culturas, él se tiró a la cama y cerró los ojos.
Estaba tan muerto que entró a la fase Rem como caído en un pozo. El vocerío no le despertó de primeras, mas cuando la imponente voz de Connor se mezcló con la imagen de su difunta abuela materna (a la cual a pesar de no haber hecho macarrones nunca le estaba haciendo unos), el desubicado granta no pudo sino abrir los ojos. ¿Cuánto había dormido? ¿Por qué eso le había puesto tan nervioso? Joder Connor distaba de ser feo, pero con la ropa, las gafas y el peinado de su abuela igual...
En la quietud del cuarto la respuesta llegó en forma de sonido. No había escuchado ni el puente al bajar, pero ahora captaba hasta el murmullo de la multitud abajo. "Y yo durmiendo, genial", holgazanear en su casa era una cosa, hacerlo ahí otra. Y él que se había esforzado por aparentar ser útil... ¿no había otro momento?
Se levantó deprisa, algo más despejado -o sea, casi nada- por la siesta y se encaminó a las escaleras alisando su ropa para que no se notase a que se habia dedicado, aún con aquella cola de ratón pelirrojo en la cabeza. La alegría del regreso -y a ser posible de la comida- quedó mermada por los tonos oscuros que tomaban las voces de sus compañeros, sensación que no fue mejor cuando les vió.
"Mierda" Aceleró el paso y se echó a un lado para dejar pasar escalera arriba a Serena y Colmillo, escrutinando a todos los allí presentes en busca de heridas. Los pinchos eran muy cantosos, así que era fácil localizar a los peores. Ay por los Santos, Rick...
—Qué... ¿Qué os ha pasado? —sabía que la pregunta estaba repetida, la acababa de oír de Airi junto con otras que tenía en mente, pero estaba más abrumado que un osogrifo en alta mar.
No quería quedarse ahí como un pasmarote, ver a los demás parecer cactus o moverse de un lado a otro para ser de utilidad mientras él se cuajaba le ardía, así que se acercó a Rag para echar una mano, mas no quedaba otra que esperar a que el agua para los trapos calentase. Chasqueó la lengua, yendo a las cestas que habían conseguido para rebuscar en su contenido algo de ayuda: medicamentos, una crema, lo que fuera, pero todo era comida. Al menos alimento no les iba a faltar... ojalá el susto le hubiera cortado el hambre.
"¡Ah!", exclamó al estrujar dos sacos de tela cuyo tacto reconoció como sal y/o azúcar. Nohlem los sacó y abrió para probarlos, comprobando que era cada uno, haciéndose entonces con dos cuencos hondos con los que trabajar. De pequeño su padre le había curado las heridas de caer con la bicicleta así, y aunque las que tenían ahora era más serias que un raspón mal dado cuesta abajo, no es que tuvieran tampoco otra cosa con la que trabajar. No se sabía las medidas exactas de nada, había visto a los mayores hacerlo, recordaba la textura y punto, pero tampoco podía ser muy difícil atinar. Vertió un buen puñado de azúcar en uno y sal en otro. Para el suero necesitaría agua caliente y que luego esta se atemplara, asi que por lo pronto echó una poca de agua fría en el de azúcar para que en lugar de grano se hiciera algo parecido a una pasta, removiendo con cuchara. Se acercó con este a Kalna y Rick, que eran los más graves.
—Está bien, a ver... —arrugó la cara. Se imaginaba como de grandes eran las espinas por las que tenían otros de forma más superficial, así que ver tan poco de aquellas eran una malísima señal—. Esto ayuda a cicatrizar y cerrar heridas. En cuanto os quitéis la púa y lo limpiemos echaos esto encima, luego lo vendamos. ¿Vale? Voy a- voy a por el agua con sal.
No sabía si en un boquete tan profundo serviría, pero mínimo como acelerador o tapón extra tenía que valer. Estaba bien que no le diera cosa la sangre, o al menos la que no era suya. Santos, ¿cómo de mal estaba tener tamaña curiosidad por lo que les había atacado fuera? ¿Y querer verlo?
Damian estaba herido, Ethan estaba herido, Abel estaba herido...
—¿Tú estas bien? —preguntó a Connor de vuelta a la cocina.
- ♪♫♬:
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Torreón Sendar
23/07/23, 12:58 pm
Su paso marcial característico se había transformado en uno lento, cuidadoso. Estaba haciendo esfuerzos por no cojear, porque no quería, no, no podía verse débil. Su orgullo se lo impedía, como le impedía hablar con nadie en aquellos momentos. Apenas registró la conversación sobre las cestas con Damian, siendo todo un batiburrillo de palabras inconexas. Su mente estaba lejos, en Libo, en su Madre. Contentarla siempre había sido difícil, pero Kalna se las había apañado siempre para al menos no ser tan decepcionante como Velia. Si cerraba los ojos podía imaginarse perfectamente los gestos y la cara de su Madre, el tono con el que diría su nombre y la violencia velada tras sus palabras por no estar a la altura. A Mánide no le hacía falta estar allí, porque Kalna era capaz de recrear en su cabeza todo lo que iba después de algo como lo que acababa de pasar.
No esperaba que nadie se le acercase, pero que fuese Serena fue aún peor. Quería reñirla por la imprudencia de antes, pero no era el momento. Se limitó a mirarla en silencio, deseando fulminarla con la mirada pero aguantándose las ganas.
—No me debes nada. Lo hice para que no nos retrasaras, no por otra cosa —mantener la fachada educada resultaba difícil con el dolor de las heridas, y su tono reflejaba un poco su orgullo herido.
Al menos aquella última frase le arrancó una sonrisa, la primera sincera en todo lo que llevaba allí. No esperaba que Serena pudiera con ella ni de broma, y aunque hubiera podido tampoco pensaba dejarse llevar. Era demasiado orgullosa para aquello.
No le habrían hecho falta las palabras de Ethan, porque nada más llegar al torreón buscó una silla. Se sentó en el borde, con cuidado de que una de las púas, clavada en la parte posterior de su muslo, quedase fuera del asiento. Ni siquiera había saludado, porque en aquel momento solo quería descansar y curarse las heridas. La gente a su alrededor pedía cosas, subían a por trapos, rebuscaban en las cestas en busca de algo de utilidad.
—¿Tenemos aguja e hilo? Sería bueno cerrar las heridas—preguntó, aunque sospechaba la respuesta si nadie había ido ya a por ello. Darse puntos era mejor que unos trapos que no cortarían demasiado la hemorragia. Apretó los labios, frustrada. Casi no tenían medios, y por mucho que empezaran a surgir remedios caseros como los que preparaba Nohlem, Kalna temía que no fuera suficiente. No tenían prácticamente nada, y si las heridas se infectaban…
Las explicaciones de Rick a medias le hicieron soltar un suspiro flojo, porque aquello realmente no contaba demasiado, y Airi había vuelto a preguntar. Intentaría explicarlo con detalle, en un tono neutro, como si estuviera reportando la situación a otro miembro del ejército. En aquellos momentos necesitaba sentirse útil y funcional, y la única manera en la que podía en aquella situación era ser capaz de dar una explicación coherente.
—Dejaron las cestas en una plaza, que parecía estar habitada por una especie de ratas como… así de grandes —trató de definir el tamaño separando las manos— . Tenían las espinas en la cola, y parecían querer la comida pero tampoco eran muchas, así que cogimos las cestas. Tras eso aparecieron tres… ¿seres? No sabría muy bien como describirlos, pero iban seguidos de más de las ratas, y estas nos persiguieron por las calles —miró a Rick mientras Airi le curaba las heridas, y luego al resto de los heridos —. Resulta que podían lanzar las espinas, así que aunque corriéramos acabamos así. Los otros tres no parecían querer atacarnos, porque se fueron prácticamente cuando nos vieron.
No esperaba que nadie se le acercase, pero que fuese Serena fue aún peor. Quería reñirla por la imprudencia de antes, pero no era el momento. Se limitó a mirarla en silencio, deseando fulminarla con la mirada pero aguantándose las ganas.
—No me debes nada. Lo hice para que no nos retrasaras, no por otra cosa —mantener la fachada educada resultaba difícil con el dolor de las heridas, y su tono reflejaba un poco su orgullo herido.
Al menos aquella última frase le arrancó una sonrisa, la primera sincera en todo lo que llevaba allí. No esperaba que Serena pudiera con ella ni de broma, y aunque hubiera podido tampoco pensaba dejarse llevar. Era demasiado orgullosa para aquello.
No le habrían hecho falta las palabras de Ethan, porque nada más llegar al torreón buscó una silla. Se sentó en el borde, con cuidado de que una de las púas, clavada en la parte posterior de su muslo, quedase fuera del asiento. Ni siquiera había saludado, porque en aquel momento solo quería descansar y curarse las heridas. La gente a su alrededor pedía cosas, subían a por trapos, rebuscaban en las cestas en busca de algo de utilidad.
—¿Tenemos aguja e hilo? Sería bueno cerrar las heridas—preguntó, aunque sospechaba la respuesta si nadie había ido ya a por ello. Darse puntos era mejor que unos trapos que no cortarían demasiado la hemorragia. Apretó los labios, frustrada. Casi no tenían medios, y por mucho que empezaran a surgir remedios caseros como los que preparaba Nohlem, Kalna temía que no fuera suficiente. No tenían prácticamente nada, y si las heridas se infectaban…
Las explicaciones de Rick a medias le hicieron soltar un suspiro flojo, porque aquello realmente no contaba demasiado, y Airi había vuelto a preguntar. Intentaría explicarlo con detalle, en un tono neutro, como si estuviera reportando la situación a otro miembro del ejército. En aquellos momentos necesitaba sentirse útil y funcional, y la única manera en la que podía en aquella situación era ser capaz de dar una explicación coherente.
—Dejaron las cestas en una plaza, que parecía estar habitada por una especie de ratas como… así de grandes —trató de definir el tamaño separando las manos— . Tenían las espinas en la cola, y parecían querer la comida pero tampoco eran muchas, así que cogimos las cestas. Tras eso aparecieron tres… ¿seres? No sabría muy bien como describirlos, pero iban seguidos de más de las ratas, y estas nos persiguieron por las calles —miró a Rick mientras Airi le curaba las heridas, y luego al resto de los heridos —. Resulta que podían lanzar las espinas, así que aunque corriéramos acabamos así. Los otros tres no parecían querer atacarnos, porque se fueron prácticamente cuando nos vieron.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Torreón Sendar
23/07/23, 03:33 pm
Después de un breve camino, llegaron al fin al sitio seguro. Damian no pudo alegrarse más al ver el gran castillo con sus sólidas paredes de piedra. Notaba como le escocían algunas de las heridas, ya que sudó un poco y sentirlo siempre se le hizo incómodo, muy incómodo. Quizás si se enguajara un poco las heridas con agua le aliviaría el comezón.
El que se le hacía un listillo de cuidado se le acercó, llamando su atención.
—Dime, dime —dijo en un tono algo cansado y le miró a los ojos, con un poco de curiosidad al ver que eran de distinto color. Conque era eso, el mismo discurso que Luciano le soltaba cada dos por tres y eso le hizo fruncir un poco el ceño—. Me las puedo apañar de sobra, si me hace falta ayuda ya lo diré yo. Esto no es nada —dijo intentando sacar energía pero ahí, con ese amargo recordatorio de la misma frasecita, no le llegaba a salir del todo—. Pero gracias, Reck —aun así, lo agradeció recordando las palabras de Airi y Rag entendiendo en parte el motivo de las palabras del de ojos distintos. Tenía una destacable cantidad de sangre en el brazo, cosa que le hizo sentir lástima por él quien pareció haber cobrado más que el resto.
Y ya finalmente se metieron dentro. Lo primero que quería ver nada más entrar era a Aniol devolviéndole la mirada, asegurarse de que la mansión de roca haya mantenido seguro a su amigo y vaya suspiro que soltó al verlo entero, sin nada aparente. Se preocupó mucho por él y su amplia sonrisa de alivio al verlo fue notable pero el moreno parecía retroceder. Eso le hizo bajar poco a poco las comisuras por la preocupación repentína, ¿estaría bien?
Las reacciones del resto que decidieron quedarse no se hicieron esperar. Algunos venían con heridas mas serias y Damian lo entendía, algunas se veían muy feas y esperaba que alguno supiese de cosas de medicina como su mamá. Por suerte, Rag se le acercó con un trapo en la mano y el chico se dejó al completo, confiando en que lo haría bien. Se quitó la camiseta para facilitar las de la espalda suspirando de alivio al sentir el trapo mojado, en parte necesitaba el frío húmedo para su tenso cuerpo.
—Gracias Rag pero... ¿estas bien tú? Puedo ayudarte si estás herido, putos bichos —no sabía ni como, al menos pasando el trapo mojado también por las heridas de su amigo pero se sentiría mal no haciendo nada.
No sabía casi nada de cosas de heridas, ni como sanarlas. Escuchaba expectante cualquier dato mientras se ponía de vuelta la camiseta, aunque tuviese el cuerpo un poco mojado. No… no lograba descifrar nada y eso lo hacía sentir aún peor. Dejaría, por una vez, que los que entendiesen se encargasen ignorando el asunto, incluso los dejó explicar lo que pasó. Tan solo se limitó a dejar la cesta en cualquier sitio y acercarse a Aniol, un poco nervioso.
—¡Hola! Eh… venimos un poco reventados por esas putas ratas de mierda pero ya tenemos cosas para comer —dijo rascándose el gemelo donde antes tuvo dos púas, por ahí sangraba un poco aun. No sabía qué decir exactamente, esquivando la mirada a ratos—. ¿Estás bien, Aniol? ¿Ha pasado algo, alguna putada por aquí mientras estábamos fuera? —lo estaba examinando de arriba a abajo con cierto aire de preocupación, no sabía si esos bichos del infierno habían llegado al torreón en sí.
El que se le hacía un listillo de cuidado se le acercó, llamando su atención.
—Dime, dime —dijo en un tono algo cansado y le miró a los ojos, con un poco de curiosidad al ver que eran de distinto color. Conque era eso, el mismo discurso que Luciano le soltaba cada dos por tres y eso le hizo fruncir un poco el ceño—. Me las puedo apañar de sobra, si me hace falta ayuda ya lo diré yo. Esto no es nada —dijo intentando sacar energía pero ahí, con ese amargo recordatorio de la misma frasecita, no le llegaba a salir del todo—. Pero gracias, Reck —aun así, lo agradeció recordando las palabras de Airi y Rag entendiendo en parte el motivo de las palabras del de ojos distintos. Tenía una destacable cantidad de sangre en el brazo, cosa que le hizo sentir lástima por él quien pareció haber cobrado más que el resto.
Y ya finalmente se metieron dentro. Lo primero que quería ver nada más entrar era a Aniol devolviéndole la mirada, asegurarse de que la mansión de roca haya mantenido seguro a su amigo y vaya suspiro que soltó al verlo entero, sin nada aparente. Se preocupó mucho por él y su amplia sonrisa de alivio al verlo fue notable pero el moreno parecía retroceder. Eso le hizo bajar poco a poco las comisuras por la preocupación repentína, ¿estaría bien?
Las reacciones del resto que decidieron quedarse no se hicieron esperar. Algunos venían con heridas mas serias y Damian lo entendía, algunas se veían muy feas y esperaba que alguno supiese de cosas de medicina como su mamá. Por suerte, Rag se le acercó con un trapo en la mano y el chico se dejó al completo, confiando en que lo haría bien. Se quitó la camiseta para facilitar las de la espalda suspirando de alivio al sentir el trapo mojado, en parte necesitaba el frío húmedo para su tenso cuerpo.
—Gracias Rag pero... ¿estas bien tú? Puedo ayudarte si estás herido, putos bichos —no sabía ni como, al menos pasando el trapo mojado también por las heridas de su amigo pero se sentiría mal no haciendo nada.
No sabía casi nada de cosas de heridas, ni como sanarlas. Escuchaba expectante cualquier dato mientras se ponía de vuelta la camiseta, aunque tuviese el cuerpo un poco mojado. No… no lograba descifrar nada y eso lo hacía sentir aún peor. Dejaría, por una vez, que los que entendiesen se encargasen ignorando el asunto, incluso los dejó explicar lo que pasó. Tan solo se limitó a dejar la cesta en cualquier sitio y acercarse a Aniol, un poco nervioso.
—¡Hola! Eh… venimos un poco reventados por esas putas ratas de mierda pero ya tenemos cosas para comer —dijo rascándose el gemelo donde antes tuvo dos púas, por ahí sangraba un poco aun. No sabía qué decir exactamente, esquivando la mirada a ratos—. ¿Estás bien, Aniol? ¿Ha pasado algo, alguna putada por aquí mientras estábamos fuera? —lo estaba examinando de arriba a abajo con cierto aire de preocupación, no sabía si esos bichos del infierno habían llegado al torreón en sí.
- Liebre
Ficha de cosechado
Nombre: Aria
Especie: Humana
Habilidades: Olfato fino, intuición, dibujoPersonajes : Aria: Humana Irlandesa (165mts)
Re: Torreón Sendar
23/07/23, 04:25 pm
Aria se encontró caminando por calles tan imposibles como destruidas. Toda la ciudad parecía haber sufrido daños impresionantes que en nada tranquilizaban sus ánimos… << Soy la única superviente, Akeyo debió tener problemas mientras me llevaba a Rocanvolaria y decidió esconderme en esta ciudad, ¡Sí! Eso debió ser, soy tan especial que algún grupo de villanos quería capturarme… Entonces no me queda más que evitar llamar la atención y esperar que ella vuelva. Sí, eso haré>> se encontró repitiéndose esto a sí misma conforme caminaba por las calles.
Por suerte su fiebre le estaba dando una tregua y debía aprovechar ese tiempo… Escuchó a la distancia el fluir del agua, lo que le hizo recordar la sed que la agobiaba y sin dudar dirigió sus pasos en esa dirección.
En el medio de una plaza se levantaba una fuente que claramente vivió tiempos mejores, con una estructura desagradable de serpientes hechas bolita… En circunstancias normales Aria se lo pensaría dos veces antes de tomar agua de una fuente, pero su sed era tal que no podía permitirse el lujo de dudar. <<Además, de haber una fuente, significa que hay un servicio de agua en la ciudad, así que debe estar potabilizada… ¡Significa que no estoy sola! Debo encontrar a los refugiados de este lugar, tal vez ellos me puedan llevar con Akeyo>> y mientras pensaba esto escuchó un extraño ruido…
Había un barco volador surcando el cielo y parecía cantar algo… Pero Aria no reconocía el idioma… <<¿Qué se supone qué dice? ¿Y por qué jolines hay un barco volador? Tssh! Tendré qué seguirlo, a lo mejor me está buscando>>. Decidida por su nuevo curso de acción se apresuró a beber todo lo que pudiera de la fuente y sin pensar en nada se lanzó a la aventura de seguir al aviarco…
Pronto Aria se daría cuenta que su empresa tenía serios problemas. El aviarco se dirigió a un punto del otro lado de un acantilado lleno de... ¡¿Osamentas?! Aria jamás había visto un esqueleto y en esos momentos veía una cantidad tal que era imposible de distinguir a los individuos que habían animado esos huesos... Algunos incluso claramente no eran humanos...
Mientras el asombro se apoderaba de ella, vio cómo un grupo de personas encontraba un camino para cruzar ese cementerio a cielo abierto << ¡Ah, refugiados! >> Y sus pensamientos le asustaron. Las palabras surgieron a la velocidad del pensamiento, pero le eran desconocidas y a la vez claramente familiares... <<Calma Ari, calma... Debe ser un efecto de la fiebre, siempre has sido rarita y ahora no reconoces ni tu propio idioma… Solo espero que esto pase rápido, sueno tan rara>> y dispuesta a alejar sus pensamientos de esas líneas decidió buscar el camino por donde cruzaron los refugiados…
Rápidamente se daría cuenta que su proyecto tenía un serio problema, tal vez fuera el hambre o el frío de la ciudad, pero conforme caminaba sentía como una inmensa fátiga se iba apoderando de su cuerpo. Se sentó a descansar en un promontorio de rocas que otrora fuese una casa y sin darse cuenta el cansancio de su cuerpo le pasó factura. Llevaba despierta desde la noche en que Akeyo la sacó de su casa (según sus propias cuentas) y se había extralimitado en sus capacidades; pero la certeza de estar cerca de los refugiados de esta ciudad y la esperanza de poder retomar camino hacia Rocavarancolia para vivir las aventuras a la que estaba destinada le hicieron despertar prontamente. Y así con un fuerte dolor de cuello por recostarse en un muro mohoso Aria se despertó, febril, hambrienta y exhausta…
<<] Tengo que encontrarles. Deben decirme donde se fue Akeyo y tal vez me presten el aviarco y pueda tomar un té… Quiero galletas y quiero una cama mullidita ¡Y QUIERO DEJAR DE QUE LAS PALABRAS SUENEN RARAS!>> pensaba Aria para evitar sentir el cansancio de su cuerpo, mientras caminaba apoyándonse en cualquier superficie sobre la que pudiera recargar su cuerpo. Y cuál sería su asombro al ver volver los refugiados << ¿Pero cuánto dormí? ¿O fueron cerca? ¡¿Son niños?! No, hay adultos… ¿Qué es esa cosa peluda? Tienen un peluche...>> Y Aria empezó a extrañar a Poco su peluche. Se detuvo a una distancia prudencial diciéndose a sí misma que era para ver si los desconocidos eran buenas personas, pero la verdad era que se hallaba hiperventilando, los músculos en sus piernas le ardían, su cabeza le estaba dando poderosas puntadas, su vista empezaba a nublarse y de nuevo se hallaba sedienta. Su hambre había quedado apagada por el calor que su cuerpo estaba produciendo. Sabía que pronto sería incapaz de dar un paso más. Debía exigirse para llegar a esas personas.
A la distancia los desconocidos entraban a una especie de castillo o fortaleza, Aria ya no se encontraba capaz de entender completamente lo que sucedía e impelida a conseguir una cama suavecita fue rápidamente con esas personas.
Al llegar se encontró con una nueva dificultad, un foso la separaba de la puerta y temiendo desplomarse muy cerca de ese hueco, se mantuvo a una responsable distancia, reuniendo su poca energía solo atinó a unir un par de palabras — ¡Akeyo! Y.. Ya, llegué… — Y en esos momentos sus piernas no pudieron mantenerla más en pie, cayó al suelo mientras su vista se iba oscureciendo lentamente...
Por suerte su fiebre le estaba dando una tregua y debía aprovechar ese tiempo… Escuchó a la distancia el fluir del agua, lo que le hizo recordar la sed que la agobiaba y sin dudar dirigió sus pasos en esa dirección.
En el medio de una plaza se levantaba una fuente que claramente vivió tiempos mejores, con una estructura desagradable de serpientes hechas bolita… En circunstancias normales Aria se lo pensaría dos veces antes de tomar agua de una fuente, pero su sed era tal que no podía permitirse el lujo de dudar. <<Además, de haber una fuente, significa que hay un servicio de agua en la ciudad, así que debe estar potabilizada… ¡Significa que no estoy sola! Debo encontrar a los refugiados de este lugar, tal vez ellos me puedan llevar con Akeyo>> y mientras pensaba esto escuchó un extraño ruido…
Había un barco volador surcando el cielo y parecía cantar algo… Pero Aria no reconocía el idioma… <<¿Qué se supone qué dice? ¿Y por qué jolines hay un barco volador? Tssh! Tendré qué seguirlo, a lo mejor me está buscando>>. Decidida por su nuevo curso de acción se apresuró a beber todo lo que pudiera de la fuente y sin pensar en nada se lanzó a la aventura de seguir al aviarco…
Pronto Aria se daría cuenta que su empresa tenía serios problemas. El aviarco se dirigió a un punto del otro lado de un acantilado lleno de... ¡¿Osamentas?! Aria jamás había visto un esqueleto y en esos momentos veía una cantidad tal que era imposible de distinguir a los individuos que habían animado esos huesos... Algunos incluso claramente no eran humanos...
Mientras el asombro se apoderaba de ella, vio cómo un grupo de personas encontraba un camino para cruzar ese cementerio a cielo abierto << ¡Ah, refugiados! >> Y sus pensamientos le asustaron. Las palabras surgieron a la velocidad del pensamiento, pero le eran desconocidas y a la vez claramente familiares... <<Calma Ari, calma... Debe ser un efecto de la fiebre, siempre has sido rarita y ahora no reconoces ni tu propio idioma… Solo espero que esto pase rápido, sueno tan rara>> y dispuesta a alejar sus pensamientos de esas líneas decidió buscar el camino por donde cruzaron los refugiados…
Rápidamente se daría cuenta que su proyecto tenía un serio problema, tal vez fuera el hambre o el frío de la ciudad, pero conforme caminaba sentía como una inmensa fátiga se iba apoderando de su cuerpo. Se sentó a descansar en un promontorio de rocas que otrora fuese una casa y sin darse cuenta el cansancio de su cuerpo le pasó factura. Llevaba despierta desde la noche en que Akeyo la sacó de su casa (según sus propias cuentas) y se había extralimitado en sus capacidades; pero la certeza de estar cerca de los refugiados de esta ciudad y la esperanza de poder retomar camino hacia Rocavarancolia para vivir las aventuras a la que estaba destinada le hicieron despertar prontamente. Y así con un fuerte dolor de cuello por recostarse en un muro mohoso Aria se despertó, febril, hambrienta y exhausta…
<<] Tengo que encontrarles. Deben decirme donde se fue Akeyo y tal vez me presten el aviarco y pueda tomar un té… Quiero galletas y quiero una cama mullidita ¡Y QUIERO DEJAR DE QUE LAS PALABRAS SUENEN RARAS!>> pensaba Aria para evitar sentir el cansancio de su cuerpo, mientras caminaba apoyándonse en cualquier superficie sobre la que pudiera recargar su cuerpo. Y cuál sería su asombro al ver volver los refugiados << ¿Pero cuánto dormí? ¿O fueron cerca? ¡¿Son niños?! No, hay adultos… ¿Qué es esa cosa peluda? Tienen un peluche...>> Y Aria empezó a extrañar a Poco su peluche. Se detuvo a una distancia prudencial diciéndose a sí misma que era para ver si los desconocidos eran buenas personas, pero la verdad era que se hallaba hiperventilando, los músculos en sus piernas le ardían, su cabeza le estaba dando poderosas puntadas, su vista empezaba a nublarse y de nuevo se hallaba sedienta. Su hambre había quedado apagada por el calor que su cuerpo estaba produciendo. Sabía que pronto sería incapaz de dar un paso más. Debía exigirse para llegar a esas personas.
A la distancia los desconocidos entraban a una especie de castillo o fortaleza, Aria ya no se encontraba capaz de entender completamente lo que sucedía e impelida a conseguir una cama suavecita fue rápidamente con esas personas.
Al llegar se encontró con una nueva dificultad, un foso la separaba de la puerta y temiendo desplomarse muy cerca de ese hueco, se mantuvo a una responsable distancia, reuniendo su poca energía solo atinó a unir un par de palabras — ¡Akeyo! Y.. Ya, llegué… — Y en esos momentos sus piernas no pudieron mantenerla más en pie, cayó al suelo mientras su vista se iba oscureciendo lentamente...
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Personajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Torreón Sendar
23/07/23, 09:53 pm
El titileo del agua era la única calma que encontraba en todo aquel caos. De fondo había pasos, ajetreo y voces que trataban de organizarse pero Ethan estaba descentrado, perdido durante unos segundos en las burbujas que empezaban a emerger. Una pequeña pompa estalló y en su mente escuchó la andanada de flechas recorrer el aire tan vivido como había ocurrido el accidente. Mañana las ratas se mantendrían en esa plaza, aguardando el mismo alimento que buscaban ellos y ni todos los escudos del torreón podían hacer frente al mar de espinas que les tenían preparado. Apenas encontraban maneras de curar heridas que eran simples magulladuras. ¿Cómo iban a regresar allí a sabiendas del riesgo que suponía? Quizá ir en búsqueda de otras bañeras era la opción prudente, aunque más les valía malo conocido que bueno por conocer. La incertidumbre chocaba cual tambor en su cabeza, incrementando su ritmo a la vez que la olla comenzaba a ebullir. La primera estaba lista.
Se quedó como un espectador pasivo mientras Connor y Nohlem vertían el contenido en los primeros cuencos, solo reaccionando de forma mecánica a la hora de tener que mezclar con sal los mismos en un intento pobre de improvisar suero. Eso tendría que servir junto al jabón como desinfectante.
-Connor, ¿puedes seguir un rato más con esto? Vamos a necesitar bastante agua y cuando terminemos de limpiar todas las heridas tendremos que desinfectar más paños para tener de recambio durante los siguientes días. -Sonaba cansado, aún intentando mantener una fachada de tranquilidad tras su sonrisa afable. Quitarle su manía constante de sonreír era complicado pero sus ojos alicaídos no lo tenían tan sencillo para autoengañarse. Estaban jodidos, y no solo por tener parte del grupo con diferentes cortes, sino por un contexto muchísimo más alarmante. Las púas solo eran la punta de un iceberg tan pensado que sentía como poco a poco se hundía con el.
-Igualmente Nohlem sabe más de estas cosas, él puede ayudarte ante cualquier duda. -No lo decía en vano, desconocía la técnica del azúcar pero en tiempos desesperados cualquier oferta, por casera que fuera era imprescindible. -Yo eh, si me disculpáis voy a atender a los heridos... Gracias por toda la ayuda chicos.
El agradecimiento iba en serio aún no siendo él ninguno de los que estaba siendo tratado, pues el esfuerzo que había puesto todo el mundo por ayudar estaba siendo impresionante. Connor parecía desconocer lo que estaban haciendo y aún así colaboraba sin rechistar y los del torreón habían reaccionado con una velocidad y orden admirables a pesar de lo abrupta de la situación. Incluso los… ¿Pequeños?
Ethan le estaba ofreciendo uno de los cuencos improvisados a Räg cuando por fin su vista reposo sobre Aniol y la realidad al verlo así de asustado fue como un golpe seco en el estómago. Una presión tan abrumadora que le hizo esconder torpemente el brazo herido tras su espalda, como si tuviera que ocultarlo de la vergüenza. Mierda, la culpabilidad le hizo desviar la mirada, incapaz siquiera de vocalizar ninguna palabra de consuelo para los niños y a pasos apresurados regresó a donde los cuencos.
Era como una traición y en su completa cobardía decidió enfrentarse a la sangre antes que a la posible preocupación de un pequeño al que ya no sabía ni que prometerle sin que se viera como un mentiroso. Era tan injusto intentar embellecer ese horrendo lugar cuando su propio rostro sufría las consecuencias del mismo que, simplemente lo dejó estar. No tenía cuerpo para dar falsas esperanzas, mucho menos para asumir las consecuencias.
Se encaminó con dos cuencos a donde descansaba el resto y mientras uno se lo cedió a Airi el otro lo colocó cerca suyo, frente a Kalna. Rick ya estaba siendo tratado así que él se encargaría de su otra compañera. Trazó un par de círculos con su hombro para destensar la zona más afectada por las púas antes de dirigirse a ellos.
-¿Qué tal lo llevais? ¿Vas bien con las heridas Airi? Te he traído un poco de sal con agua, no está del todo tibia pero no quema mucho tampoco. -Se enfundó en una tímida positividad, apoyándose en tener la mente ocupada en problemas ajenos. Preguntó a Kalna si podía curarla y ante la positiva le acercó otra silla para que pudiera apoyar el pie y tenerle levantada la pierna. Así sería más fácil limpiar la zona. -Y oye, se que no sientes dolor pero eh, cualquier cosa me vas diciendo porfa. Intentaré igual desinfectar primero los cortes y ahora vemos como apañamos el quitaros las púas.
Tomando prestado uno de los paños limpios lo mojó en la mezcla e indiferente de la insensibilidad de la joven empezó a tratar los cortes con suavidad y cuidado. Dando pequeños toques en los más superficiales y encargándose de limpiar incluso los pequeños riachuelos rojos que le recorrían la pierna. Había gentileza en su tacto, pues una cosa era que Kalna no concibiera el dolor y otra que el londinense la fuera a tratar con rudeza por ello. No era la primera vez que Ethan tenía que cuidar heridas de ese estilo así que se le notaba cierta naturalidad al tratar la zona, sin asco y con completa concentración en que pudiera dejarla de la mejor forma posible.
Fue cuando llegó a una de las graves, allí donde una púa se adentraba de más en la piel que una voz lejana le sacó del trance con una notable confusión en su rostro. Ethan miró a su alrededor incapaz de razonar lo que acababa de escuchar. <<Dios, estoy perdiendo la poca cordura que me quedaba.>> pensó para sí antes de trazar círculos con la tela en torno a la herida, sin querer tirar o mover el objeto intruso. Nada, tenía que estar ya alucinando del agobio, era eso.
-Vale eh, cuando me digas te quito la primera púa e intentamos ver si el azúcar tapona. - Comentó buscando la mirada de Kalna. No pensaba hacer algo tan intrusivo y alarmante sin su permiso inicial.
Se quedó como un espectador pasivo mientras Connor y Nohlem vertían el contenido en los primeros cuencos, solo reaccionando de forma mecánica a la hora de tener que mezclar con sal los mismos en un intento pobre de improvisar suero. Eso tendría que servir junto al jabón como desinfectante.
-Connor, ¿puedes seguir un rato más con esto? Vamos a necesitar bastante agua y cuando terminemos de limpiar todas las heridas tendremos que desinfectar más paños para tener de recambio durante los siguientes días. -Sonaba cansado, aún intentando mantener una fachada de tranquilidad tras su sonrisa afable. Quitarle su manía constante de sonreír era complicado pero sus ojos alicaídos no lo tenían tan sencillo para autoengañarse. Estaban jodidos, y no solo por tener parte del grupo con diferentes cortes, sino por un contexto muchísimo más alarmante. Las púas solo eran la punta de un iceberg tan pensado que sentía como poco a poco se hundía con el.
-Igualmente Nohlem sabe más de estas cosas, él puede ayudarte ante cualquier duda. -No lo decía en vano, desconocía la técnica del azúcar pero en tiempos desesperados cualquier oferta, por casera que fuera era imprescindible. -Yo eh, si me disculpáis voy a atender a los heridos... Gracias por toda la ayuda chicos.
El agradecimiento iba en serio aún no siendo él ninguno de los que estaba siendo tratado, pues el esfuerzo que había puesto todo el mundo por ayudar estaba siendo impresionante. Connor parecía desconocer lo que estaban haciendo y aún así colaboraba sin rechistar y los del torreón habían reaccionado con una velocidad y orden admirables a pesar de lo abrupta de la situación. Incluso los… ¿Pequeños?
Ethan le estaba ofreciendo uno de los cuencos improvisados a Räg cuando por fin su vista reposo sobre Aniol y la realidad al verlo así de asustado fue como un golpe seco en el estómago. Una presión tan abrumadora que le hizo esconder torpemente el brazo herido tras su espalda, como si tuviera que ocultarlo de la vergüenza. Mierda, la culpabilidad le hizo desviar la mirada, incapaz siquiera de vocalizar ninguna palabra de consuelo para los niños y a pasos apresurados regresó a donde los cuencos.
Era como una traición y en su completa cobardía decidió enfrentarse a la sangre antes que a la posible preocupación de un pequeño al que ya no sabía ni que prometerle sin que se viera como un mentiroso. Era tan injusto intentar embellecer ese horrendo lugar cuando su propio rostro sufría las consecuencias del mismo que, simplemente lo dejó estar. No tenía cuerpo para dar falsas esperanzas, mucho menos para asumir las consecuencias.
Se encaminó con dos cuencos a donde descansaba el resto y mientras uno se lo cedió a Airi el otro lo colocó cerca suyo, frente a Kalna. Rick ya estaba siendo tratado así que él se encargaría de su otra compañera. Trazó un par de círculos con su hombro para destensar la zona más afectada por las púas antes de dirigirse a ellos.
-¿Qué tal lo llevais? ¿Vas bien con las heridas Airi? Te he traído un poco de sal con agua, no está del todo tibia pero no quema mucho tampoco. -Se enfundó en una tímida positividad, apoyándose en tener la mente ocupada en problemas ajenos. Preguntó a Kalna si podía curarla y ante la positiva le acercó otra silla para que pudiera apoyar el pie y tenerle levantada la pierna. Así sería más fácil limpiar la zona. -Y oye, se que no sientes dolor pero eh, cualquier cosa me vas diciendo porfa. Intentaré igual desinfectar primero los cortes y ahora vemos como apañamos el quitaros las púas.
Tomando prestado uno de los paños limpios lo mojó en la mezcla e indiferente de la insensibilidad de la joven empezó a tratar los cortes con suavidad y cuidado. Dando pequeños toques en los más superficiales y encargándose de limpiar incluso los pequeños riachuelos rojos que le recorrían la pierna. Había gentileza en su tacto, pues una cosa era que Kalna no concibiera el dolor y otra que el londinense la fuera a tratar con rudeza por ello. No era la primera vez que Ethan tenía que cuidar heridas de ese estilo así que se le notaba cierta naturalidad al tratar la zona, sin asco y con completa concentración en que pudiera dejarla de la mejor forma posible.
Fue cuando llegó a una de las graves, allí donde una púa se adentraba de más en la piel que una voz lejana le sacó del trance con una notable confusión en su rostro. Ethan miró a su alrededor incapaz de razonar lo que acababa de escuchar. <<Dios, estoy perdiendo la poca cordura que me quedaba.>> pensó para sí antes de trazar círculos con la tela en torno a la herida, sin querer tirar o mover el objeto intruso. Nada, tenía que estar ya alucinando del agobio, era eso.
-Vale eh, cuando me digas te quito la primera púa e intentamos ver si el azúcar tapona. - Comentó buscando la mirada de Kalna. No pensaba hacer algo tan intrusivo y alarmante sin su permiso inicial.
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mentalPersonajes :
● Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre
● Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena
●Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.
Re: Torreón Sendar
24/07/23, 09:43 am
Aquello era un caos. Prácticamente todo el mundo hablaba a la vez. Connor estaba acostumbrado a ese caos, se había criado con eso desde que era un niño, pero aún así se sintió lo bastante abrumado como para apretar el puño por estrés mientras terminaba de calentar el agua. Nada de lo que había ocurrido tenía sentido. Durante su simple tarea su mente era incapaz de pensar en otra cosa que no fueran aquellos tres seres monstruosos. ¿Volverían a encontrárselos de nuevo? Es cierto que no parecían tener mucho interés en ellos, pero aún así nunca se sabía.
El motero prefirió centrarse en ver cómo sus compañeros seguían ayudando a los heridos. Como por ejemplo buscando arriba trapos y jabón. Kalna empezó a explicar lo sucedido cuando Nohlem fue a la cocina y le preguntó por su estado. Tardó un momento en contestar, absorto como estaba. Pero finalmente fue consciente de que se dirigía a él y se giró hacia el felino.
-Si, joder... Estoy bien-. Le contestó mientras se aseguraba de ello. Que Nohlem le preguntara le hizo pensar que tenía un corte que no había visto, pero solo tenía arañazos leves en los brazos. Aunque quizás se refería a cómo estaba a nivel de ánimo. En cuyo caso estaba en la mierda.- Esas putas ratas... Parecían inofensivas, lo parecían.- Explicó el motero con el ceño fruncido y perdido en los recuerdos de lo que había pasado. Después señaló con la cabeza la maza que había dejado en la mesa.- Y si no llego a taparme con eso, ahora tendría una puta espina clavada en la cabeza... ¿Dónde cojones estamos?- Preguntó más para sí mismo, siendo más consciente todavía si cabe del problema en el que estaban. El segundo día en la ciudad y ya habían rozado la muerte... Desde luego tenían que pensar en algo si querían sobrevivir más de una jodida semana. Connor bufó resignado antes de volver a hablarle con tono cansado, con ganas de curar a sus compañeros y fumarse un puñetero cigarrillo. A ver si así se relajaba...- ¿Por aquí todo bien, joder?- Preguntó interesado el motero. Ahora sabían que había putos bichos sueltos por las calles, y no solo aquellos gusanos de la grieta. Así que sería una putada que algunos de esos jodidos monstruos merodearan por los alrededores.
Iría echando el agua calentada en los cuencos junto a Nohlem, mientras Ethan los iba mezclando con sal. El canadiense no tenía ni puta idea de para qué servía eso o la técnica con el azúcar, pero por eso mismo no hacía preguntas y se limitaba a ayudar en lo que pudiera. Asintió con la cabeza cuando el británico le preguntó si podía seguir con aquella tarea. Todo el mundo ayudaba en lo que podía, y el motero agradeció que al menos fueran capaces de coordinarse a pesar de lo que había ocurrido, él incluido. Mientras mezclaba el agua con sal su vista se posó en los dos críos y una vez más algo se le removió por dentro. Se sentía impotente con aquel tema, pero sabía que debía dejar a los críos solos en aquel momento. Como niños que eran puede que intentaran evadirse de aquella mierda. Y en el caso de que hubiera que animarlos sabía que había gente más capacitada y con más confianza con ellos para hacerlo.
Connor seguiría calentando el agua y cuando ésta estuviera lista mezclándola con sal, para luego ir repartiéndosela a los que se encargaban de curar a los heridos. Fuera del torreón y ajeno a ese caos se escucharía un grito, pero el canadiense no se percataria de ello.
El motero prefirió centrarse en ver cómo sus compañeros seguían ayudando a los heridos. Como por ejemplo buscando arriba trapos y jabón. Kalna empezó a explicar lo sucedido cuando Nohlem fue a la cocina y le preguntó por su estado. Tardó un momento en contestar, absorto como estaba. Pero finalmente fue consciente de que se dirigía a él y se giró hacia el felino.
-Si, joder... Estoy bien-. Le contestó mientras se aseguraba de ello. Que Nohlem le preguntara le hizo pensar que tenía un corte que no había visto, pero solo tenía arañazos leves en los brazos. Aunque quizás se refería a cómo estaba a nivel de ánimo. En cuyo caso estaba en la mierda.- Esas putas ratas... Parecían inofensivas, lo parecían.- Explicó el motero con el ceño fruncido y perdido en los recuerdos de lo que había pasado. Después señaló con la cabeza la maza que había dejado en la mesa.- Y si no llego a taparme con eso, ahora tendría una puta espina clavada en la cabeza... ¿Dónde cojones estamos?- Preguntó más para sí mismo, siendo más consciente todavía si cabe del problema en el que estaban. El segundo día en la ciudad y ya habían rozado la muerte... Desde luego tenían que pensar en algo si querían sobrevivir más de una jodida semana. Connor bufó resignado antes de volver a hablarle con tono cansado, con ganas de curar a sus compañeros y fumarse un puñetero cigarrillo. A ver si así se relajaba...- ¿Por aquí todo bien, joder?- Preguntó interesado el motero. Ahora sabían que había putos bichos sueltos por las calles, y no solo aquellos gusanos de la grieta. Así que sería una putada que algunos de esos jodidos monstruos merodearan por los alrededores.
Iría echando el agua calentada en los cuencos junto a Nohlem, mientras Ethan los iba mezclando con sal. El canadiense no tenía ni puta idea de para qué servía eso o la técnica con el azúcar, pero por eso mismo no hacía preguntas y se limitaba a ayudar en lo que pudiera. Asintió con la cabeza cuando el británico le preguntó si podía seguir con aquella tarea. Todo el mundo ayudaba en lo que podía, y el motero agradeció que al menos fueran capaces de coordinarse a pesar de lo que había ocurrido, él incluido. Mientras mezclaba el agua con sal su vista se posó en los dos críos y una vez más algo se le removió por dentro. Se sentía impotente con aquel tema, pero sabía que debía dejar a los críos solos en aquel momento. Como niños que eran puede que intentaran evadirse de aquella mierda. Y en el caso de que hubiera que animarlos sabía que había gente más capacitada y con más confianza con ellos para hacerlo.
Connor seguiría calentando el agua y cuando ésta estuviera lista mezclándola con sal, para luego ir repartiéndosela a los que se encargaban de curar a los heridos. Fuera del torreón y ajeno a ese caos se escucharía un grito, pero el canadiense no se percataria de ello.
- Trish
Ficha de cosechado
Nombre: Serena
Especie: Humana
Habilidades: Astucia, agilidad y habilidad manualPersonajes : Serena: humana (1,60 cm)
Unidades mágicas : 5/5
Re: Torreón Sendar
24/07/23, 08:12 pm
Una vez amontonados todos los trapos que había conseguido reunir, Serena se quedó en mitad del salón observando los rápidos movimientos de sus compañeros. Le hubiera gustado ayudar a atender a los heridos, pero el grupo que se había formado se estaba coordinando bastante bien y no parecía que necesitaran a más gente. Además, a pesar de tener el estómago vacío, estaba segura de que no sería capaz de digerir la imagen de las púas más profundas abriéndose paso entre la piel.
Se alejó del centro del salón y casi chocó contra Damian y Aniol, con Tawar subido a este último, que hablaban entre ellos tratando de no prestar atención a todo lo que estaba pasando. A pesar de ello, la voz de Kalna conseguía abrirse paso y los detalles sobre el ataque de las ratas se escuchaban con demasiada claridad. No supo el motivo exacto -hasta ese momento Aniol no le había dado más pena que ella misma-, pero estaba segura de que dejar que escuchara el relato de la persecución y de las púas volando hacia ellos no sería la mejor idea.
—Oye, esas cestas no van a abrirse solas. ¿Alguien me ayuda a llevarlas a la cocina y ver lo que tenemos para comer?
Serena cogió una de las cestas que con las prisas alguien había dejado caer y la acercó hasta la cocina. En el breve trayecto se vio obligada a esquivar a Abel, que sujetaba la cesta con ambos manos y observaba hipnotizado todo lo que estaba ocurriendo, y le hizo un gesto con la mirada para que la siguiera.
Cuando consiguieron reunir todas las cestas en la cocina, comenzó a vaciar el contenido de una de ellas sobre la encimera. Sacó varias hogazas de pan que, aunque no tenían el mejor aspecto posible, hicieron que su estómago rugiera al segundo. Incluso se olvidó de que el momento no era el más apropiado y dio un salto de alegría al encontrar un par de piezas de queso. Le estaba costando demasiado esfuerzo no coger algo de comida y probarla, o más bien devorarla, pero sería mejor esperar a que el resto acabara de curar y vendar a los heridos y comer juntos. Además, esa comida podría estar envenenada y no quería ser la primera en morir en caso de ser así.
—Venga, vamos a separar todo lo que tenemos para saber cómo racionar la comida. Como os vea coger algo antes de tiempo os quedáis sin comer. —Le había cambiado el humor en cuestión de segundos. La imagen de toda aquella comida había conseguido que se tranquilizara, al menos el esfuerzo había valido la pena. Siguió rebuscando entre sacos de arroz y legumbres, deseando encontrar chocolate o algo dulce, pero lo último que salió de su cesta fue un bote con... ¿Saltamontes? —Puaj, esto tiene que ser para Tawar.
Se alejó del centro del salón y casi chocó contra Damian y Aniol, con Tawar subido a este último, que hablaban entre ellos tratando de no prestar atención a todo lo que estaba pasando. A pesar de ello, la voz de Kalna conseguía abrirse paso y los detalles sobre el ataque de las ratas se escuchaban con demasiada claridad. No supo el motivo exacto -hasta ese momento Aniol no le había dado más pena que ella misma-, pero estaba segura de que dejar que escuchara el relato de la persecución y de las púas volando hacia ellos no sería la mejor idea.
—Oye, esas cestas no van a abrirse solas. ¿Alguien me ayuda a llevarlas a la cocina y ver lo que tenemos para comer?
Serena cogió una de las cestas que con las prisas alguien había dejado caer y la acercó hasta la cocina. En el breve trayecto se vio obligada a esquivar a Abel, que sujetaba la cesta con ambos manos y observaba hipnotizado todo lo que estaba ocurriendo, y le hizo un gesto con la mirada para que la siguiera.
Cuando consiguieron reunir todas las cestas en la cocina, comenzó a vaciar el contenido de una de ellas sobre la encimera. Sacó varias hogazas de pan que, aunque no tenían el mejor aspecto posible, hicieron que su estómago rugiera al segundo. Incluso se olvidó de que el momento no era el más apropiado y dio un salto de alegría al encontrar un par de piezas de queso. Le estaba costando demasiado esfuerzo no coger algo de comida y probarla, o más bien devorarla, pero sería mejor esperar a que el resto acabara de curar y vendar a los heridos y comer juntos. Además, esa comida podría estar envenenada y no quería ser la primera en morir en caso de ser así.
—Venga, vamos a separar todo lo que tenemos para saber cómo racionar la comida. Como os vea coger algo antes de tiempo os quedáis sin comer. —Le había cambiado el humor en cuestión de segundos. La imagen de toda aquella comida había conseguido que se tranquilizara, al menos el esfuerzo había valido la pena. Siguió rebuscando entre sacos de arroz y legumbres, deseando encontrar chocolate o algo dulce, pero lo último que salió de su cesta fue un bote con... ¿Saltamontes? —Puaj, esto tiene que ser para Tawar.
No existen los finales felices; son espejismos. No te cuentan que siempre, al final, todos mueren.
- Sevent
Ficha de cosechado
Nombre: Abel
Especie: Humano español
Habilidades: Intuición, imaginación y velocidad
Personajes :
Abel: humano español (1,90m)
Unidades mágicas : 5/5
Armas :
Abel: su arrolladora personalidad
Re: Torreón Sendar
25/07/23, 04:14 pm
La vuelta hacia el torreón le resultó mucho más larga que la partida. Abel, lloroso, no podía parar de mirar de reojo a Kalna y a Rick, quienes estaban gravemente heridos, dándole vueltas a lo que implicaba la situación que habían vivido. ¿Les habían mandado allí a morir? Sin duda, habían estado cerca de hacerlo, sobre todo sus dos compañeros, quienes habían podido probar la peligrosidad de ese mundo en sus propias carnes. De hecho, habían comprobado que además de las ratas también había otros seres monstruosos con los que se podían encontrar en el futuro. En dos días había quedado comprobado que estaban en un mundo horroroso y hostil, y Abel, después de la batalla, ya no sentía ansiedad, sino que le invadía una creciente pesadumbre que anestesiaba su alma.
Una vez en el torreón, el desconcierto reinaba libre. Abel podía ver que todo el mundo estaba intentando ayudar a su manera y, a su vez, que la confusión y el desorden eran la norma. Abel apretaba con fuerza la cesta que cargaba, pero no se sentía capaz de hacer más, ni siquiera de de pedir que curasen sus propias heridas, que, aunque no eran para nada profundas, aún le dolían un poco. Fue Serena quien consiguió captar su atención y alejarlo de dicha apatía, pidiendo su ayuda con la gestión de los alimentos. En un principio, Abel solamente dejó la cesta junto a las otras y se quedó mirando a la chica, quien sorprendentemente demostró una iniciativa y soltura impropias en ella. Serena empezó a clasificar la comida según el tipo. La visión de productos comestibles animó un poco a Abel a pensar que a lo mejor su convulsa excursión sí que había servido para algo, aunque fuese poco. Así, comenzó a ayudar a la estresada Serena a dividir la comida, quien, como siempre, soltó unos cuantos comentarios punzantes. Incluso logró sacarle una cansada sonrisa a Abel con lo que dijo sobre Tawar y los saltamontes, lo cual más que una broma era un dato objetivo.
Finalmente, lograron separar el contenido de las cestas por clases, sorprendidos de que verdaderamente “Bichos” fuese una de tales categorías. Ahora quedaba la duda de como racionarla, ya que, aunque parecía que la comida podía durar durante bastantes días, eran muchas personas y de constituciones y costumbres bastante diferentes, por lo que era difícil determinar las cantidades. Aun así, todo el mundo llevaba bastante tiempo sin comer y los que habían salido del torreón necesitaban recuperar energías. Personalmente, a Abel le rugían las tripas, puesto que llevaba muchas horas sin probar bocado y había devuelto la última cena que tomó en la Tierra.
- Sé que has dicho que no toquemos nada, pero creo que podríamos hacer algo de comida, aunque sea solo para Rick y Kalna.- dijo Abel un poco asustado por la respuesta que podía tener Serena, razón por la cual omitió que él también quería comer.
Estas palabras no las dirigió solo a la chica, sino que también incluyó a los dos niños que se hallaban en la cocina con ellos, ya que parecían estar también un tanto tristes y la idea de un buen plato de comida podía animar a cualquiera. En concreto, a Abel el cansancio y la urgencia de las circunstancias no le permitían pensar de más, por lo que ahora buscaba agarrarse a cualquier estímulo positivo para no hundirse en la negatividad.
Una vez en el torreón, el desconcierto reinaba libre. Abel podía ver que todo el mundo estaba intentando ayudar a su manera y, a su vez, que la confusión y el desorden eran la norma. Abel apretaba con fuerza la cesta que cargaba, pero no se sentía capaz de hacer más, ni siquiera de de pedir que curasen sus propias heridas, que, aunque no eran para nada profundas, aún le dolían un poco. Fue Serena quien consiguió captar su atención y alejarlo de dicha apatía, pidiendo su ayuda con la gestión de los alimentos. En un principio, Abel solamente dejó la cesta junto a las otras y se quedó mirando a la chica, quien sorprendentemente demostró una iniciativa y soltura impropias en ella. Serena empezó a clasificar la comida según el tipo. La visión de productos comestibles animó un poco a Abel a pensar que a lo mejor su convulsa excursión sí que había servido para algo, aunque fuese poco. Así, comenzó a ayudar a la estresada Serena a dividir la comida, quien, como siempre, soltó unos cuantos comentarios punzantes. Incluso logró sacarle una cansada sonrisa a Abel con lo que dijo sobre Tawar y los saltamontes, lo cual más que una broma era un dato objetivo.
Finalmente, lograron separar el contenido de las cestas por clases, sorprendidos de que verdaderamente “Bichos” fuese una de tales categorías. Ahora quedaba la duda de como racionarla, ya que, aunque parecía que la comida podía durar durante bastantes días, eran muchas personas y de constituciones y costumbres bastante diferentes, por lo que era difícil determinar las cantidades. Aun así, todo el mundo llevaba bastante tiempo sin comer y los que habían salido del torreón necesitaban recuperar energías. Personalmente, a Abel le rugían las tripas, puesto que llevaba muchas horas sin probar bocado y había devuelto la última cena que tomó en la Tierra.
- Sé que has dicho que no toquemos nada, pero creo que podríamos hacer algo de comida, aunque sea solo para Rick y Kalna.- dijo Abel un poco asustado por la respuesta que podía tener Serena, razón por la cual omitió que él también quería comer.
Estas palabras no las dirigió solo a la chica, sino que también incluyó a los dos niños que se hallaban en la cocina con ellos, ya que parecían estar también un tanto tristes y la idea de un buen plato de comida podía animar a cualquiera. En concreto, a Abel el cansancio y la urgencia de las circunstancias no le permitían pensar de más, por lo que ahora buscaba agarrarse a cualquier estímulo positivo para no hundirse en la negatividad.
Ven conmigo,Ven conmigo por la ciudad,ven conmigo, desatemos un vendaval, esta noche, no me importa lo que dirán
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Torreón Sendar
26/07/23, 12:17 am
Aniol quería decir algo, pero querer no era poder. La complicada misión de abrir la boca se veía dificultada por aquellos rostros con semblante serio y las espinas clavadas en la carne de sus compañeros. Kalna y Rick se habían llevado la peor parte, pero aunque lo sentía por ellos quienes más despertaban su preocupación eran Räg y Damian. Se sentía ridículo con la figurita de papel de Rambo guardada fielmente en el bolsillo de su sudadera. Quizás protegía a la grulla, pero eso no cambiaba lo que ocurría más allá de los muros. ¿Qué pasaría cuando quisiera salir él? Además, le habían mentido, o al menos omitido la verdad. Akeyo le aseguró un mundo lleno de magia y criaturas, sí, pero no habló de gusanos gigantes ni de personas heridas. Eso era mentir… ¿No? Ethan tampoco le había dicho la verdad, aunque estaba seguro de que su intención había sido diferente. Ahora contemplaba una certeza algo atroz. Nadie podía asegurarle que volverían sanos y salvos.
La explicación de Rick le sirvió de poco. ¿Contratiempos? Quería saber qué pasaba y agradeció profundamente que Kalna explicara lo sucedido de manera más extendida. El churumbel continuó retrocediendo, abrumado por la imagen mental de los seres que los habían acosado. El grupo parecía tener una visión distorsionada de lo que él consideraba algo mágico, pero este caso era diferente. Les habían lanzado púas, y podía entender que solo la suerte había conseguido que todos volvieran.
El acercamiento de Tawar lo pilló desprevenido, no estaba siendo consciente de que se había ido alejando del grupo poco a poco, ni de que apretaba los puños dejando una zona más blanca en sus nudillos. Con un asentimiento dejó que le repobladore trepara hacia su cabeza y luego respiró profundamente, disfrutando de su apoyo.
—Gracias… —le diría con sinceridad. Pero lo cierto es que no creía que todo fuera a salir bien. Lo peor de todo es que los demás eran los que habían sufrido y sin embargo… tenían que preocuparse por él.
Recibió la pregunta de Damian con vergüenza, ser vulnerable nunca había sido un problema para él, pero resultaba demasiado embarazoso tener que decir lo que sentía cuando el otro niño todavía sangraba por los codos.
—Damian yo… sí… —dio varios pasos hacia él, esquivando a la gente que pasaba con rapidez por el medio. Le hubiera gustado darle un pequeño abrazo pero se contuvo por no causarle más daños—. Eres tú el que está herido… ¿Te duele… mucho? —preguntó con voz trémula.
No hubo mucho tiempo para entrar en detalles, pues Serena pronto ofreció una distracción en bandeja. El polaco accedió enseguida, estaba ahí en medio parado con tantas personas revoloteando a su alrededor y solo estorbaba. Nohlem parecía estar sumido en algún remedio casero, Räg y Airi limpiaban las heridas, Connor calentaba agua y… buscó a Ethan con la mirada, quizá intentando hallar algo de consuelo, o una de sus frases calmadas, pero justo cuando le miró el muchacho se encontraba distraído. Sintió algo de pena por no poder hablar con él, no quería que pensara que no le importaba su estado. No quería que ninguno lo pensara.
—A ver qué hay por aquí... —se acercó a las cestas y examinó su contenido. En aquel punto sus ojos ya rozaban un desborde, pero se veía capaz de aguantar un rato más mientras despejara la mente en una tarea sencilla. Era sencilla de verdad, se le daba bien el mundo de la cocina y lo primero que hacía cuando su padre traía la compra del mercado era separar los alimentos por grupos encima de la mesa. Aniol suspiraba con la respiración entrecortada y un hormigueo en las manos por los nervios, pero conseguía manipular los alimentos con cierta soltura. Contaban con azúcar, sal y pan. También con una variopinta selección de verduras y pescado. Podía trabajar con eso. Su mente se disparaba en pos de múltiples posibilidades y recetarios de su madre. Era una buena noticia. Y se alegró momentáneamente hasta que las palabras de Serena llegaron como ácido a sus oídos. Más cuando mencionó a Tawar y un “puaj” en la misma frase refiriéndose a los saltamontes que éste comía.
Aniol parpadeó unos segundos y su rostro expresó una amalgama de emociones transitorias a una velocidad impresionante. Podría resultar gracioso o divertido de no ser por la mirada helada que dirigió hacia la escocesa. Su madre siempre le decía que cuando alguien le tratara mal en el colegio le respondiera suave y hablando muy lento de manera que fuera la otra persona quien demostrara lo tonto que era. Su lengua fue más rápida y traviesa, sorteando el consejo con audacia y cierta ponzoña al notar encima que Abel había respondido con cierto miedo. Él solo le tenía miedo a Kalna y Connor, pero no al resto.
—No puedes prohibirme comer —empezó poniendo los brazos en jarra y desistiendo de su tarea. ¿Qué mosca le había picado y por qué estaba tan enfadado? ¿Estaba pagando toda su frustración en la chica? ¿O era ella la que creía poder hacer lo propio porque tenía diez años? No solo le había molestado que creyera que podía llevarse algo a la boca antes que los demás cuándo encima éstos estaban imposibilitados. Era el hecho de creer que tenía algún tipo de poder sobre él—. Y no eres mi madre —diría con dureza acompañada de un tinte algo nostálgico—. No le hagas caso… Damian, está tan asustada como nosotros… —remató perdiendo por segundos todo atisbo de valentía. A veces echaba cara y valor, solo a veces, como con el vecino que se metía con él por creer en el Señor Santa. Pero la realidad es que ya se arrepentía y tuvo que verse obligado a girar la cara para que la chica no viera lo mal que estaba y el temblor de su labio.
La explicación de Rick le sirvió de poco. ¿Contratiempos? Quería saber qué pasaba y agradeció profundamente que Kalna explicara lo sucedido de manera más extendida. El churumbel continuó retrocediendo, abrumado por la imagen mental de los seres que los habían acosado. El grupo parecía tener una visión distorsionada de lo que él consideraba algo mágico, pero este caso era diferente. Les habían lanzado púas, y podía entender que solo la suerte había conseguido que todos volvieran.
El acercamiento de Tawar lo pilló desprevenido, no estaba siendo consciente de que se había ido alejando del grupo poco a poco, ni de que apretaba los puños dejando una zona más blanca en sus nudillos. Con un asentimiento dejó que le repobladore trepara hacia su cabeza y luego respiró profundamente, disfrutando de su apoyo.
—Gracias… —le diría con sinceridad. Pero lo cierto es que no creía que todo fuera a salir bien. Lo peor de todo es que los demás eran los que habían sufrido y sin embargo… tenían que preocuparse por él.
Recibió la pregunta de Damian con vergüenza, ser vulnerable nunca había sido un problema para él, pero resultaba demasiado embarazoso tener que decir lo que sentía cuando el otro niño todavía sangraba por los codos.
—Damian yo… sí… —dio varios pasos hacia él, esquivando a la gente que pasaba con rapidez por el medio. Le hubiera gustado darle un pequeño abrazo pero se contuvo por no causarle más daños—. Eres tú el que está herido… ¿Te duele… mucho? —preguntó con voz trémula.
No hubo mucho tiempo para entrar en detalles, pues Serena pronto ofreció una distracción en bandeja. El polaco accedió enseguida, estaba ahí en medio parado con tantas personas revoloteando a su alrededor y solo estorbaba. Nohlem parecía estar sumido en algún remedio casero, Räg y Airi limpiaban las heridas, Connor calentaba agua y… buscó a Ethan con la mirada, quizá intentando hallar algo de consuelo, o una de sus frases calmadas, pero justo cuando le miró el muchacho se encontraba distraído. Sintió algo de pena por no poder hablar con él, no quería que pensara que no le importaba su estado. No quería que ninguno lo pensara.
—A ver qué hay por aquí... —se acercó a las cestas y examinó su contenido. En aquel punto sus ojos ya rozaban un desborde, pero se veía capaz de aguantar un rato más mientras despejara la mente en una tarea sencilla. Era sencilla de verdad, se le daba bien el mundo de la cocina y lo primero que hacía cuando su padre traía la compra del mercado era separar los alimentos por grupos encima de la mesa. Aniol suspiraba con la respiración entrecortada y un hormigueo en las manos por los nervios, pero conseguía manipular los alimentos con cierta soltura. Contaban con azúcar, sal y pan. También con una variopinta selección de verduras y pescado. Podía trabajar con eso. Su mente se disparaba en pos de múltiples posibilidades y recetarios de su madre. Era una buena noticia. Y se alegró momentáneamente hasta que las palabras de Serena llegaron como ácido a sus oídos. Más cuando mencionó a Tawar y un “puaj” en la misma frase refiriéndose a los saltamontes que éste comía.
Aniol parpadeó unos segundos y su rostro expresó una amalgama de emociones transitorias a una velocidad impresionante. Podría resultar gracioso o divertido de no ser por la mirada helada que dirigió hacia la escocesa. Su madre siempre le decía que cuando alguien le tratara mal en el colegio le respondiera suave y hablando muy lento de manera que fuera la otra persona quien demostrara lo tonto que era. Su lengua fue más rápida y traviesa, sorteando el consejo con audacia y cierta ponzoña al notar encima que Abel había respondido con cierto miedo. Él solo le tenía miedo a Kalna y Connor, pero no al resto.
—No puedes prohibirme comer —empezó poniendo los brazos en jarra y desistiendo de su tarea. ¿Qué mosca le había picado y por qué estaba tan enfadado? ¿Estaba pagando toda su frustración en la chica? ¿O era ella la que creía poder hacer lo propio porque tenía diez años? No solo le había molestado que creyera que podía llevarse algo a la boca antes que los demás cuándo encima éstos estaban imposibilitados. Era el hecho de creer que tenía algún tipo de poder sobre él—. Y no eres mi madre —diría con dureza acompañada de un tinte algo nostálgico—. No le hagas caso… Damian, está tan asustada como nosotros… —remató perdiendo por segundos todo atisbo de valentía. A veces echaba cara y valor, solo a veces, como con el vecino que se metía con él por creer en el Señor Santa. Pero la realidad es que ya se arrepentía y tuvo que verse obligado a girar la cara para que la chica no viera lo mal que estaba y el temblor de su labio.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Torreón Sendar
26/07/23, 08:38 pm
Colmillo bajó las escaleras casi derrapando en el último escalón antes de dejar todo el jabón que había encontrado cerca de Ethan, que es quien lo había pedido.
-Aquí está todo el que he encontrado -le dijo rápidamente, para no distraerle demasiado de su trabajo.
Queriendo ayudar, pero sin querer molestar, Colmillo orbitó alrededor de los heridos intentando recordar con fuerza todo lo que sabía sobre medicina, que aunque no era poco porque su yaya había sido curandera y le había intentado enseñar todo lo que sabía a pesar de su total inutilidad, la realidad era que el vittya no servía en absoluto para curar a nadie y posiblemente ni siquiera sus conocimientos teóricos sirvieran para especies distintas.
De repente, el zawodny quedó completamente quieto y sus orejas viraron en dirección a la puerta de entrada.
-¿Pero qué cojones...? -susurró confundido antes de precipitarse hacia una de las ventanas que daba a la parte frontal del torreón-. ¿¡Pero qué jodidos cojones!? ¡Os han seguido! -exclamó mirando de vuelta a sus compañeros y su sala de curaciones improvisada-. ¡Afuera hay un...! ¿Humano, creo? Creo que también podría ser libense, pero ha nombrado a la que os trajo, Akeyo.
Mientras más hablaba, su cola se iba moviendo más de forma espasmódica por el nerviosismo.
-¡Joder! ¿Y si es como nosotros? ¿Y si no somos los únicos?
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
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