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Torreón Sendar

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Rocavarancolia Rol
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Rocavarancolia Rol

Torreón Sendar - Página 39 Empty Torreón Sendar

19/09/12, 10:54 pm
Recuerdo del primer mensaje :

Ya antes de la Batalla de Rocavarancolia éste era uno de los mayores torreones de la ciudad. Quedó destruido por un explosivo que le arrancó sus cuatro plantas superiores, dejando tan sólo dos, aunque más tarde se reformó convirtiéndose en un torreón de cuatro plantas. Su base es circular y está protegido por un foso frente a la puerta, mientras que en la parte trasera hay un risco de varios metros de profundidad.

Tiene un patio empedrado muy pequeño acoplado a la parte trasera, con sitio para que una o dos personas entrenen. Una estatua pegada al muro representa una figura envuelta en túnicas cuya nariz y barbilla sobresalen de entre los pliegues. Alguien le pintó un bigote ridículo y una perilla garabateada con carbocillo mezclado con grasa.

La planta baja es un salón circular dividido en una gran sala central con cocina y salón y tres dormitorios pequeños que la rodean. Las escaleras, que están tras una puerta, llevan al resto de plantas del torreón. En el sótano hay una armería con mazmorras, en la primera planta hay cinco habitaciones medianas y dos baños, y en la segunda hay tres dormitorios grandes. La última planta no contiene nada salvo unas escaleras que llevan a la azotea, delimitada por un muro simple de escasa altura.

Recetario integral de Persilia Sukaldaria:

Grimorio para principiantes de Platero:

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Giniroryu
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas

Torreón Sendar - Página 39 Empty Re: Torreón Sendar

06/11/23, 11:46 am
El niño no reaccionaba y miró a Szczenyak y Airi con preocupación. Como el vittya y le sanaí ya se estaban encargando de hablarle, Räg continuó con su tarea de quitarle los cristales. Tal vez ni siquiera sintiese dolor en ese momento por su estado de shock y al menos podía ahorrarse ese sufrimiento momentáneo, aferrándose a lo único positivo que podía salir de la situación. Especialmente cuando para quitar un par de trozos particularmente clavados tuvo que abrir un poco el corte con sus uñas. Miraba hacia el rostro del niño constantemente, buscando una reacción. En realidad, esperaba que aunque le doliese sí reaccionase finalmente, pero continuaba con aquel aire de encontrarse totalmente ausente. Al menos parecía haber hecho caso al consejo de Airi, tal vez de forma casi inconsciente, y se había aferrado al zawodny.

Con un sentimiento complicado de describir, pero que sin duda incluía la culpa, el mjörní extrajo todos los cristales, los apartó a un lado y procedió a limpiar la herida de Aniol. Se apresuró a recoger con cuidado para no cortarse él los restos de cristal, tirarlos y usar otro trapo limpio a modo de vendaje improvisado.
Aniol… Ya… Ya deberías estar bien. Igual te escuece un poco, pero se te curará pronto —intentó explicarle, aunque probablemente seguía sin escucharles. Después se giró hacia Damian—. ¿Tú te encuentras bien? ¿No estás herido verdad? ¿Alguno de vosotros tocó la comida? —añadió con preocupación, recordando las advertencias al respecto.
Por suerte, él mismo no había llegado a tocarla, pues apenas le había echado un vistazo antes de centrar su atención en los artefactos mágicos.

En una de sus idas y venidas para curar la mano del humano había localizado a Tawar, también en completo silencio, sobre un mueble. Le ofreció a le repobladore llevarle a algún otro sitio y volvió a dirigirse hacia los que se encontraban bajo el improvisado fuerte que era la mesa.
Quizás… quizás deberíamos subir al dormitorio. ¿Aniol? Deberías descansar… —añadió en un intento probablemente inútil de que el niño reaccionase.
Si no lo hacía, propondría que le subieran a cuestas. Si Szczenyak no podía solo, se ofrecería a ayudar. En general, si alguien más necesitaba ayuda se la ofrecería. Su cabeza solo quería buscar el consuelo de mantenerse ocupada en el bienestar ajeno para no pensar en que… No quería pensar en nada. Si lo hacía volvería a ver a Serena en aquel estado, a Ethan llevándosela, el disparo de Nohlem, el aullido del desconocido, la falta de respuesta de Aniol, el llanto de varias personas…
Sin darse ni cuenta volvía a tener los ojos anegados en lágrimas.
Tak
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.

Torreón Sendar - Página 39 Empty Re: Torreón Sendar

07/11/23, 01:39 pm
Airi estuvo pendiente de la expresión de Aniol sin hacer muy evidente que lo observaba fijamente. No era justo… si no era justo para ninguno de ellos, para un niño inocente aun lo era menos. La desesperación en su cara no era propia de alguien de su edad, pero le sanaí no tenía ningún consuelo aparte de no dejar de acariciar su hombro mientras Aniol se aferraba a Szczenyak.

Fue un alivio que Rägjynn pudiese quitarle rápido los cristales clavados, pero aquellas heridas eran las menos preocupantes de cara al futuro. Cuando el mjörní se dirigió a Damian, Airi también le miró con preocupación, esperando su respuesta. Sin embargo, lo siguiente que hizo fue volver a mirarse la mano herida. Al escuchar su pregunta, recordó que sí había tocado la comida, concretamente la fruta que pretendía exprimir hacía solo unos minutos eternos. Volvió a apartar la sangre que aún manaba del corte y entonces pudo ver por qué la notaba tan caliente: su palma se había enrojecido. No tenía, al menos no aún, el aspecto de los labios de Serena, pero incorporó de un brinco y fue a buscar una jarra de agua a la cocina para lavarse inmediatamente.

Dejó caer el agua sobre su mano herida y después enjabonó ambas meticulosamente, aclarándolas con lo que quedaba en la jarra. Se secó con un trapo limpio y lo ató en torno a su corte para no continuar manchando. No parecía grave, pero tampoco sabía nada sobre aquel veneno. «Al menos nadie más ha comido nada» pensó, sintiendo un escalofrío. La comida estaba envenenada. Ahora que su mente volvía a funcionar, aquella realidad caló con la fuerza de una tormenta de arena.

¿Por qué? ¿Era otra de las famosas pruebas? ¿Les dejaron confiarse en que recibirían comida para luego quitársela? ¿Era cosa de sus captores o aquella ave escamosa no tenía nada que ver con ellos? La falta de conocimiento sobre todo lo que les rodeaba era algo muy grave. Podían acostumbrarse a vivir ocultos detrás de los muros de aquel torreón, pero nunca sería suficiente. Hasta donde sabían en aquella ciudad solo había dos grupos de personas: sus captores y otros como ellos. Estaba Aria, olvidada el primer día, o los compatriotas que Kalna había mencionado. Tal vez ya hubieran muerto o hubiesen sido destinados a otro lugar. Poco podían teorizar en su desconocimiento, y Airi solo quería entender quién y por qué les odiaba tanto como para poner veneno en su comida.

Detenerse a meditar en aquel momento era un lujo. Debía moverse, quizá eso le ayudase a no preocuparse por la irritación de su mano. Rägjynn había encontrado a Tawar hecho un ovillo, así que se acercó de nuevo a ellos y le susurró con la voz más calmada que fue capaz de articular:
Ya ha pasado todo, estamos contigo. —Se sintió la persona más mentirosa del mundo. Nada había pasado, y todos lo sabían—. Vamos arriba y nos cambiamos la ropa sucia, ¿sí? —añadió para los niños, apoyando la idea del mjörní. Algunos tenían sangre en la ropa, y podía ser el peor recordatorio de lo que acababa de ocurrir en aquel lugar.
LEC

Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.

Torreón Sendar - Página 39 Empty Re: Torreón Sendar

07/11/23, 04:13 pm
La irritación no pareció mejorar al lavarse las manos, pero parecía haber retirado todo el veneno de estas (o al menos no conseguía ver más), así que se conformó con eso, esperando que la rojez bajase con el tiempo. Se secó las manos con cuidado, tratando de no ser demasiado brusca con la zona sensible, y es que por mucho que no hubiera dolor, no quería empeorar más la irritación.

El resto del día no fue reseñable, salvo por la falta de comida de nuevo. No les quedaba mucha que supieran que no estaba contaminada, y casi todo eran bichos que Kalna se negaba a probar. No iba a morirse por un día sin comer, y los recuerdos de repetirse esa frase el primer día volvían de una manera desagradable, pues en aquella circunstancia era por falta de comida y no porque alguien se la hubiese envenenado. Solo podía sentir rabia ante el no haber sido capaz de evitarlo, pero se forzaba a mantener la calma, al menos hasta que volviese a ver al tal Sutileza. No se prometía entonces ser capaz de controlarse.

Kalna no hablaría demasiado durante el día, manteniéndose relativamente distante de sus compañeros, sin saber cómo navegar después de sus reacciones a la muerte de Serena. Eran raras, pero no quería preguntar los motivos y que fuera peor. Sin embargo, sí participaría en las conversaciones sobre seguridad, apoyando la idea de hacer guardias y sugiriendo dejar algunas armas en el salón por si pasaba cualquier cosa. No tenían por qué ser muchas, pero al menos un arco y una lanza, por si algo o alguien se acercaba demasiado a las troneras o se intentaba colar dentro.

Al llegar al anochecer subiría al cuarto donde habían dejado a Serena, con intención de pasar la noche allí. No necesitaba compañía y no le diría a nadie lo que pretendía hacer a no ser que preguntasen, aunque tampoco le importaba si alguien decidía acompañarla un rato o toda la noche. Ni siquiera lo estaba haciendo porque la chica le importase, sino porque el peso de las tradiciones era fuerte y no se imaginaba otra manera de reaccionar ante una muerte. Lo hacía porque era lo que le habían enseñado, porque eran sus costumbres, y pensaba mantenerlas todo lo posible.

Rick le acompañó un rato, y aunque no llegase a entrar, Ethan estuvo en el pasillo otro rato. No les culpó cuando se fueron, pero ella se quedaría allí el resto de la noche. En algún punto de esta llegaría Nohlem, y es que ninguno parecía estar pudiendo dormir después de aquel día. El varmano venía para cumplir las tradiciones de su mundo, y por extrañas y casi grotescas que pudieran parecer, Kalna no quiso juzgar. La muerte era distinta en cada mundo, y si ella podía estar allí dentro, velando a una desconocida, no iba a impedir que Nohlem hiciese, o intentase, lo que viera mejor.

Velar sola era aburrido, y echaba en falta alguien con quien hablar, pero no por ello quiso dormirse allí, o irse a su cuarto. El respeto a las tradiciones era algo que siempre le habían inculcado, y no iba a romperlo allí. El amanecer llegaría en algún punto, y estuvo a nada de bajar a comer algo para desayunar antes de recordar que no había nada. Tendrían que ir a por comida, y preferiblemente pronto, para evitar que algo llegase antes que ellos y la envenenase. Sin querer salir del cuarto hasta que fuera la hora de irse, pues la tradición decía que el velatorio debía durar un día y una noche, y quería cumplirla todo lo que fuera posible, Kalna esperaría a que le dijeran que era el momento de irse.
Isma

Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad

Torreón Sendar - Página 39 Empty Re: Torreón Sendar

07/11/23, 09:34 pm
La pregunta que hizo al aire el niño no tuvo respuesta de nadie al principio, ni al rato. Estaba nervioso, percatándose de todos que, por sus gestos y lo que recién pasó aumentaba la ansiedad interna que ahogaba a Damian sobre todo por lo que no podía quitar ojo.

No dejaba de mirar a Aniol, con sus manos que se andaban tiñendo de colores y sangre. Estaba herido y tuvo el impulso de ayudarle pero algunos se le adelantaron. El circense iba lento, ¿no quería ayudarlo? Sus manos se agitaban solas. Esos comentarios de preocupación al polaco e incluso la expresión de éste le hicieron sentir una enorme, profunda tristeza. Sumaban por desgracia esas miradas a él, ojos que no le respondían sus incógnitas y cargaban con algo que hacían pesar ese nudo enorme en su garganta.

Era depresivo. ¿Por qué había tanta tristeza y tensión en el ambiente? Damian arrugó la cara, temeroso de preguntar más sobre Serena y, en su lugar, pensaba en ella.

Reproducir…

Rebobinar…

Era como una película en su cabeza. Serena. Su cara hinchada. En el suelo. El monstruo con voz suave. El lápiz. Lo que vio volando en el aire. El tirón del peludo. Serena. Su cara hinchada. En el suelo. El monstruo con voz suave. Ethan y Rick. El lápiz. Lo que vio volando en el aire. El tirón del peludo. Volver. Era como su…

El reproductor de su cabeza tuvo una pausa abrupta cuando Rag le habló. No traía respuestas, en su lugar le preguntó más incógnitas.

Mh-Mh… —apretó las comisuras y negó con su cabeza. Se encontraba bien físicamente pero no, no se encontraba bien. Por suerte no tocó nada de comida y los que sí lo hicieron tenían partes hinchadas. Si solo lo habían tocado un ratito… Serena, ella comió eso.

Sus pensamientos andaban a trompicones, como si una parte de Damian no quisiese avanzar, indagar en el tema. Era curiosidad sumado con miedo a saber el estado de la que le echó la cruz.

Y así pasaría un momento largo durante el día. No pensaba en ello pero, a la vez, sí. No se meneaba mucho, iba caminando lejos de las escaleras y en silencio. En más de un momento quiso ver como estaba Aniol pero no tenía mucho ánimo para hacerlo, sus pensamientos lo ahogaban. Tuvo en una de sus pequeñas vueltas de paso a Ethan con quien tuvo una pequeña charla sobre el tema.

Llegó la noche y Damian seguía callado. No iban a cenar nada y era normal que lo hiciesen, ese maldito pájaro monstruoso les jodió la comida y el chico no se atrevía a probar bocado igualmente. Esa noche fue fría, Damian no pegó ojo.

Se levantó un poco temprano de la cama, saliendo de la habitación y buscando algún sitio en el que sentarse. Miraba a aquellas escaleras por las que vio el día anterior subir a Ethan.

Ella no bajaría.
Muffie

Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación

Torreón Sendar - Página 39 Empty Re: Torreón Sendar

08/11/23, 08:03 pm

Colmillo no supo si fueron sus palabras, las de Airi o su tacto lo que consiguió que Aniol volviera a respirar, pero agradecería a quien hiciera falta por ello. La idea de que el niño fuera incapaz de respirar de nuevo por el shock de la situación hacía que sus entrañas se removieran. El cachorro había vuelto a caer sobre él, rodenándole con sus brazos y enterrando su cara en su pecho y, aunque todavía no estaba haciendo ningún sonido más allá del que hacía el aire entrando y saliendo de sus pulmones, Colmillo lo catalogó como un avance. Al final, la búsqueda de un abrazo era una reacción a la necesidad de consuelo, no a la apatía o el vacío.

Con cuidado, abrazó de vuelta a Aniol dejando suficiente hueco para que Räg pudiera quitar los cristales de sus manos y limpiar sus heridas, preocupado por un momento por haber tocado la comida y estar contaminando al niño, pero recordando de nuevo que la cesta que él había vacíado contenía solo comida empaquetada.

Tras la sugerencia de Räg, Szczenyak recogió a Aniol del suelo y le indicó al mjörní que abriera el camino hacia la habitación que compartían, sintiéndose en cierta manera responsable del niño y no queriendo compartir su carga, por lo que se negó a que le ayudaran. De todas maneras, no era que lo necesitara. Colmillo no era un vittya especialmente fuerte, no si se le comparaba con alguno de sus hermanos, pero estaba bastante acostumbrado a llevar niños pequeños dormidos en brazos y era algo en lo que claramente daba igual el mundo de origen.

No tardaron mucho en subir a los niños y cambiarlos para que no quedaran rastros de sangre (o de veneno) en su ropa. Aniol, por su parte, si bien no tuvo reacción más allá de aferrarse al zawodny, no opuso resistencia a nada, lo que Colmillo en parte agradeció por lo mucho que le facilitó el trabajo y porque concentrarse en Aniol le permitió olvidar el por qué se encontraban en esa situación. Si el niño no le permitiera ayudarle, Szczenyak tendría que pensar de nuevo en el pajarraco, en la flecha, en el lapiz, en la cara hinchada de Serena y en sus ojos vacíos.

Pero no por mucho que se desee se puede huir de lo que te acecha.

La noche llegó. No había comida que saciara la pena ni conversaciones que aliviaran el alma ni sueño que anestesiara el dolor.

Colmillo había cerrado a cal y canto la ventana de la habitación, temeroso de que otro pajarraco se colara a terminar el trabajo, y se sentó junto a la cama de Aniol con la mirada fija en la puerta, esperando no sabía muy bien el qué. Pero nada de eso ayudó a su angustia.

Había pasado una semana con el miedo en segundo plano de encontrarse al monstruo que atravesaba paredes en el interior del torreón. Pero ni siquiera habían necesitado ese poder para entrar, para atacarles.

Se habían sentido seguros, confiados. Y Serena lo había pagado.

La noche fue larga y el sueño nunca llegó, atormentado con la cara hinchada y ahogada de Serena, sustituyéndose por momentos por la cara del resto de sus compañeros y, más entrada la noche, por los de su familia.
Raven
Raven

Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación

Personajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75

Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.

Armas : Ethan Lanza partesana y una daga

Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.

Torreón Sendar - Página 39 Empty Re: Torreón Sendar

09/11/23, 12:13 am
La muerte siempre le había resultado muy sonora, no había calma en ella, no era el lecho apacible que te prometían que era. La muerte era ruido. Era el llanto roto de una familia, un último grito cargado de frustración, era la impotencia de un puñetazo contra una pared y el sonido de un cuadro rompiéndose al impactar contra el suelo. La muerte sonaba como un eco que se negaba a abandonar una cueva en la que ya nadie más hablaba, era ruido blanco que llenaba los espacios de silencio y convertía la calma en tortura.

En su día había sido tan estridente que lo había ensordecido, marcado para siempre. Había sido un choque, un grito, había sido un cristal resquebrajándose y el pitido desolador de una bocina, había sido una alarma y un intermitente roto. Una melodía perversa que anunciaba un final disonante. Notas tocadas antes de tiempo cuya belleza iba a morir al saber que cuando se terminaran solo quedaría silencio.

Se acabó la canción.

Serena estaba muerta y lo que quedaba ahora no era más que las ondas que uno deja al adentrarse en el agua. Memorias de la que una vez fue el cadáver que ocultaban bajo las sábanas. Ethan lloraba, no sabía bien si por el dolor del rostro o por el de la pérdida, si era el miedo o la frustración. Simplemente lloraba, cansado, en un silencio respetuoso para no dar satisfacción a la muerte, para no unirse al coro de voces de una despedida injusta.

Rick se marchó pero él se mantuvo en aquel cuarto, a medio camino entre la puerta y la cama, como un agente externo mecido en el limbo de lo que era vivir o morir. Solo dos pasos le separaban de unirse al resto de sus compañeros, solo dos pasos le separaban de la chica que en su día lo había sido. Que frágil se sentía seguir viviendo pero que pesado resultaba contemplar el final. Bajo esas sábanas se ocultaba una luz apagada, una que apenas había tardado un minuto en marchitarse, hacía cinco días estaba discutiendo con ella, hacía seis la acababa de conocer. Era una chica normal, como cualquiera de ellos y un mal bocado había hecho de su existencia una nula.

Podía haber sido cualquiera.

Podía haber sido él.

Quizá tendría que haber sido él.

Ethan observaba las formas sinuosas que creaba la sabana con la lejanía de quien tenía la vista perdida. Se imaginó que aquella silueta era otra, una más grande, que los cabellos rojizos eran tan negros como la noche de aquel lugar y que lejos de pecas su piel estaba decorada de cicatrices. Odiaba ser espectador, odiaba estar siempre en ese lado sufriendo la culpa sin descanso. Él, que era el copiloto. Él, que tenía la suerte de simplemente haber ordenado las frutas. ¿Cuántas veces iba a acariciar la muerte sin tenerla? ¿Cuántas veces iba ese sabor agrio a manchar su paladar? No quería morir, no tenía ese tipo de pensamientos, pero le parecía una burda broma el que siempre fuera testigo pero nunca víctima. No quería morir, pero si le dejaban escoger, prefería descansar a tener que pasar otra vez por el duelo que suponía decir adiós.

Regresó al comedor con el dolor aún punzante bajo su ojo entrecerrado, sin ánimos para pedir ayuda pero sin ánimos para negarse a ella. Si alguien se ofrecía a curarlo se dejaría hacer en una pesadumbre culposa donde se veía incapaz de dirigirle la palabra a nadie, si no, el escozor sería un buen recordatorio de lo que hoy habían perdido.  Aniol siquiera le dirigía la mirada y la de Damian en cambio se encontraba perdida en la más ignorante confusión. No podía culpar a ninguno por sus reacciones, a pesar de que ver al polaco evitarlo escocía más que los retazos de veneno que quedaban sobre su piel, un dolor directo a un corazón que ya de por sí latía apagado.

La conversación con Damian se sintió agridulce, el intentó de ayuda de Connor agrio y las miradas apenadas de sus compañeros amargas. Quería ayudar, no, necesitaba ayudar, pero no tenía fuerzas para intentarlo. Estaba agotado, tanto que si quiera su rostro lograba fingir una sonrisa, apenas logró gesticular un gracias cuando el canadiense se mostró preocupado y para cuando Räg y Airi subieron a los niños a descansar él estaba hundido en el sofá. Las lágrimas volvieron solas, recorriendo en la privacidad los surcos que habían dejado por la tarde sobre sus mejillas. Un riachuelo que fue a morir en un folio mal doblado.

Tres intentos le costó conseguir algo digno, tres figuritas mojadas a medio esbozar y una, una completa, con pequeñas perlas hundidas donde habían caído las lágrimas.  Era un cisne, uno con la belleza de una flor que aún seguía germinando pero con la agresividad de quien no se dejaba achantar fácilmente. Uno que ahora no era más que otra decoración para un pozo triste y ruinoso. Uno que nunca haría honor a la vida que representaba y que aún así, esa noche decoría el centro de aquel improvisado santuario.

-Siento no haberte podido dar ninguna en persona.

Se disculpó al aire antes de regresar al que supuestamente era su refugio. Esa noche sería incapaz de dormir como tantos otros del torreón, pues temía que si cerraba los ojos la visión de Serena exhalando su último aliento pudiera regresar.
Kanyum
Kanyum

Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
Nohlem: varmano granta. 1’69m
Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m

Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.

Status : Prrrr prrrrr

Torreón Sendar - Página 39 Empty Re: Torreón Sendar

09/11/23, 09:43 pm
¿Se iba a morir?
Quizás.
Todo el mundo se moría.
La pregunta era cuando.

Ardía. Por mucho que se dijera a sí mismo que estaría bien, que se acabaría pasando solo, el picor se mantuvo en sus manos inquietas, un constante recordatorio del peligro, del destino que había corrido Serena. Estaba a un desliz de seguirla, o al menos así lo creía. La rabia que le había mantenido caliente antes había desaparecido, llevada por el viento, lejana como su flecha, y ahora a Nohlem solo le quedaba el frío cortante de sus propios pensamientos, demasiado huecos y ruidosos. No quería oírse pensar.

No sabría decir cuanto tiempo estuvo en la azotea sin hacer otra cosa que existir, encogido contra sus piernas. En algún punto bajó, en silencio, sin alzar ni voz ni vista. La mirada de Nohlem no se encontraría con la de ninguno, y es que hallar la pena y la preocupación en otros no le haría sentir mejor, si bien, validado. Y no quería validación ahora, todo lo contrario. Quería que le mintieran, que le dijeran que las cosas irían bien, que le protegerían igual que él los había protegido a ellos al disparar. Porque lo había hecho, ¿verdad?

Se lavó las manos a consciencia y de alguna forma eso se sintió peor que antes, como si el agua fuera gasolina. De tanto pensar se había imaginado el veneno ya en su sistema, colado por error en alguna guardia baja, su propia muerte inminente. Si no hablaba con nadie, si no verbalizaba sus preocupaciones, no tendrían porqué hacerse realidad. Tampoco es como si tuviera el coraje de decirle a nadie que se estaba muriendo, paranoia o no. No pensaría en ello y aguardaría a los síntomas, sin más. Limpió el arco, por si acaso y como distracción. Cuando terminó cogió un folio y trató de adaptar canciones que conocía para mantenerse ocioso, pero estaba disociando tanto que su tarea pronto moriría por la más mínima distracción, una muesca en la madera, una cara en la piedra, las arrugas de su camisa, pasos anónimos en el salón. En el proceso el picor remitió, por fin, y la confianza de no morirse dió lugar a la apatía.

A un día eterno lo siguió una noche sorprendentemente rápida. No por ser amena, sino porque las horas parecieron esquivarle, porque lo que en un momento eran las 9 de repente eran las 4. Pudo ver a Rick marcharse, pues no llegó a dormirse, pero no le siguió. La consciencia de que Serena yacía muerta en la planta inferior al cuarto en el que estaba se lo impedía, y precisamente esa consciencia es la que le hizo maquinar. No por respeto, sino por miedo. Serena… Ni siquiera en su muerte, una realidad de la que era más sensato ahora, tenía las mejores impresiones de ella, desgraciadamente. Tenían que liberar su alma, un acto de bondad que desearía para cualquiera, pero sobre todo para aquellos cuya ancla al mundo de los vivos los volvía peligrosos. Aguantar un año ya era lo bastante imposible para añadir un espíritu agresivo conocido, fuese contra ellos o contra su asesino. Y no le costaba imaginar que fuese contra los dos. Después de todo, su experiencia había sido la que era.

Claro que muchos actos, funerarios o no, eran más fáciles de describir que de hacer. Especialmente con público delante.

Buena contendiente aquella, a peor noche de su vida.

Si se lavaba tanto las manos se le acabarían callendo.

_________________________________________

♪♫♬:
Harek
Harek

Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma

Personajes :

Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.

Armas :

  • Rick: Sable y arco
  • Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire

Status : The journey never ends

Humor : Cualquier cosa me vale.

Torreón Sendar - Página 39 Empty Re: Torreón Sendar

10/11/23, 12:40 pm
En cuanto confirmó que Ethan estaba "bien" (todo lo bien que se podía estar después de todo), Rick corrió en dirección al salón a toda prisa. Si había suerte todavía no habría pasado nada, en el peor de los casos... no quería pensar en ello. La adrenalina lo había vuelto a activar y solo tenía un objetivo en mente en aquel momento.

Casi volando por las escaleras, bajó en nada de tiempo y soltó incluso antes de ver cómo estaba la situación allí: -¡Tened cuidado si habéis tocado la comida! Puede que haya quedado algo de veneno y haga reacción. A Ethan...- No terminó la frase, principalmente porque ahora sí había procesado como estaba el resto. Los niños y Tawar estaban en shock, la mayoría tampoco tenía mejor aspecto y, para su desgracia, parecía que ya sabían que los rastros del veneno podían irritarles las manos. El neoyorquino se acercó preocupado a todos para preguntar si todo iba bien, si notaban algo raro o podía ayudar en algo, pero con respecto al sarpullido no parecía que a nadie le estuviera yendo a más. -(Que alivio)- pensó, aunque todavía había muchas cosas mal. Ninguno tendría que haber pasado por aquello, menos aún Aniol y Damian. ¿Por qué todo era tan cruel?

Como todo lo que sube baja, en cuanto el peligro inminente pasó, los nervios de Rick se desvanecieron y la tristeza comenzó a volver al lugar que había decidido ocupar en él. Por momentos se sentía más débil, recordando que el resto estaba con vida, pero Serena no. Se sentó en uno de los sillones mientras su cuerpo empezaba a temblar y retomó los llantos allí durante un rato.

El día se hizo eterno. Sus ánimos estaban por los suelos y no se sentía con fuerzas para nada salvo lamentar la pérdida. No le negó la palabra a nadie, pero se le notaba muy distante y no empezó apenas ninguna conversación. El neoyorquino se movía con lentitud y una mirada esquiva, consumido por la impotencia y el dolor. Se quedó allí abajo, entre el salón y el patio, rotando de vez en cuando hubiera gente o no. No quería subir todavía, sabía que si lo hacía acabaría quedándose en la habitación donde estaba Serena. De vez en cuando lloraba hasta que quedaba cansado de ello, sin encontrar algo con lo que distraer su mente. Y además estaba el asunto de la comida. No tendrían hasta el día siguiente, y eso era si tenían suerte. Nada les garantizaba que el pajarraco volviera a hacer de las suyas. Lo bueno, por intentar verlo de alguna manera, es que aunque hubieran tenido seguramente tampoco le habría entrado nada.

En cierto momento se reunieron para decidir qué hacer para mantenerse seguros. Rick atendió más que participó, quedando en alguna opinión escueta de vez en cuando. Guardias, armas a mano... Sí, tenía sentido visto lo visto. Pensó que debería haberse implicado más, pero no estaba en condiciones de dar ideas. Terminada la conversación y en cuanto empezó a anochecer, Rick decidió meterse en su habitación. El camino se le hizo difícil, con cada escalón que subía notaba el peso de su angustia y tuvo que hacer fuerzas para no derrumbarse al pasar delante del cuarto del cadáver.

La noche tal vez fue incluso peor que el día. No podía dormir mientras le asaltaban imágenes de la cara y garganta hinchada de la escocesa, el sonido de la flecha, la voz de Sutileza, los lloros del grupo, la incertidumbre de lo que pasaría a partir de ahora... Sin poder descansar acabó en la habitación de Serena, donde Kalna estaba velándola. Estuvieron hablando un rato, aunque entre el cansancio y que le dolía ver lo quedaba de su compañera, acabó por volver a su cama. Aún así, no consiguió descansar en toda la noche. Y, si llegó a hacerlo, las pesadillas eran tan similares a sus pensamientos cuando estaba despierto que ni notó la diferencia.

Reventado, el neoyorquino despertó por la mañana temprano. No iba a conseguir dar una cabezada más, lo sabía, así que simplemente se levantó despacio y buscó en el armario algo de ropa para cambiarse mientras esperaba a escuchar algún movimiento que indicara que el resto estuviera levantándose también. -Hay mucho que hacer hoy- se dijo.
Aes
Aes

Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
Fleur: Humana (Francia)
Siwani
Aniol: Humano (Polonia)


Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.

Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D

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11/11/23, 05:40 pm
El traqueteo que se traían sus manos traicioneras dificultó que pudiera refugiarse en el pecho de Colmillo durante mucho tiempo ya que el mjorní deseaba sacarle a toda costa lo que parecían cristales clavados en sus palmas.

Aniol parpadeó sin quejarse en el proceso, contemplando el pequeño riachuelo carmesí que sus muñecas escondían y pensando si se podía marchar de ese mundo sin derramar una pizca de sangre, solo poniéndote más y más morado hasta que Ethan se colocara encima tuya con aquel rostro tan preocupado y luego…

No estaba seguro de saber qué pasaba con aquel luego. Ni si podría mirarle a los ojos sin ver el rojo y morado, en lugar del blanco que poseían sus figuras de papel. Parecía que ahora se desataba toda una guerra en la que los colores se dividían en función de si merecía la pena ser recordados o no.

Se dejó guiar hacia las habitaciones sin mediar palabra y pasó el resto del día sin salir de su cama, tapado con varias de las sábanas hasta el cuello e imaginando que aquel temblor que sentía en los muslos era fruto de un invierno duro en Polonia, y no el desastre que acababa de llamar a sus puertas.

Al caer la oscuridad su respiración se agitó, pero solo la presencia del vittya logró que sus ojos cayeran sellados por el terrible hechizo del cansancio.

Aquella noche no soñó nada. El lobo feroz había soplado tan fuerte que ya no existía madera, seda o tul que lo refugiara.

_________________________________________

"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."

"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."

"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."

"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
Seth
Seth

Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental
Personajes :
Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre

Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena

Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.

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11/11/23, 08:20 pm
Connor volvería al torreón con expresión ausente y el ceño fruncido. Su pensamientos estaban en otro lugar, atrapados entre la espada y la pared ante la idea de que no iba a salir de allí con vida. Ninguno de ellos lo haría. Había pasado por muchas mierdas peligrosas, pero joder, aquella ciudad se llevaba el puto premio... Y solo llevaban una semana. Nunca más volvería al club, ni a ver a sus hermanos moteros.

Empezaría a recoger los trozos de los cristales que le había tirado a aquel puto pajarraco, mientras observaba cómo los niños eran atendidos por algunos de sus compañeros. El silencio de Damian, las manos ensangrentadas de Aniol... Claras señales del trauma que debían estar pasando. Verlos así despertaba las ganas en él de ir a ayudarles como sea, como los demás... ¿Pero qué cojones podía decir? ¿Que el peligro había pasado y nunca les pasaría nada jodido de cojones? ¿Que mañana volverían a sus casas? Putas mentiras... No podía prometerles eso... No, sus compañeros lo estaban haciendo bien atendiéndoles, y como ya acostumbraba a pensar... A ellos se le daban mejor esas cosas. Y la verdad, necesitaba estar solo y pensar y pensar y pensar. Sobre todo en la mierda que les venía encima.

Salvo por dos excepciones Connor se mantuvo distante todo el día: La primera fue la visión de Ethan con aquel ojo entrecerrado y rodeado de piel rojiza... El veneno. Preocupado, se ofrecería a ayudarlo en lo que pudiera para limpiar la zona, al igual que se mantendría vigilante con las manos enrojecidas de los compañeros que habían tocado la comida envenenada. La segunda excepción fue cuando hablaron sobre la seguridad del torreón. Connor daría su opinión y estaría más que de acuerdo con las guardias durante la noche. El telón de confianza en aquel edificio había caído, porque aquella ciudad les había demostrado que podía entrar en su refugio si quería. Colarse en sus pasillos y en sus habitaciones de mil y una formas.

Por lo demás Connor se aseguraría de estar solo durante el día, con el miedo a la muerte como único acompañante, como una sanguijuela pegada a sus entrañas que lo iba carcomiendo poco a poco. Veía a sus compañeros afectados por lo ocurrido, pero no deseaba hablar con nadie, y si se daba el caso lo haría de manera corta y algo ausente. La noche fue aún peor, y al no poder dormir nada sintió que estaba haciendo una puta guardia de vigilancia. Atento a los sonidos del edificio y las alarmas saltadas en su mente.

Solo habían durado una semana contra aquellos cabrones de fuera, y Connor no podía evitar preguntarse cuánto tiempo tardarían en volver a recibir el próximo golpe y volver a iniciar el marcador a cero.
Tak
Tak
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.

Personajes :
Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
Kin: demonio raigaurum irrense.
Ayne: anima sinhadre.
Eara: sinhadre sin esencia.
Nime: demonio mineral libense.
Iemai: cercana, fallecida.
Airi: sanaí.


Unidades mágicas : 8/8

Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.


Armas :
Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
Kin: alfanje y guan dao.
Ayne: sable.
Eara: ballesta de repetición.
Nime: dagas.
Airi: vara y arco.


Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧

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12/11/23, 09:10 pm
Quitarse la ropa manchada no cambió nada, pero se respiraba un poco mejor en el cuarto, donde no acababan de ver morir a una compañera, donde nada estaba asociado a un recuerdo tan reciente como aterrador. Pero tampoco cambiaba gran cosa. Seguían teniendo que enfrentarse a todo, allí o en cualquier lado al que pudiesen ir por su propio pie. El silencio de los niños y Tawar era la señal más obvia de su fracaso como guardianes. No eran ni eso, el resto apenas eran adultos también. Airi había alcanzado la mayoría de edad, sí, pero en aquel momento desearía que su madre y Lihkos estuviesen allí, asegurándole que le sacarían de aquel lío, que no les dejarían morir. Le sanaí necesitaba refugiarse en unos brazos protectores que no estaban ahí, y que aunque tratase de imaginarlos eran tan fríos como la propia Rocavarancolia.

El pasar del tiempo se sentía como el movimiento viscoso del vidrio fundido. La tarde fue larga, y la noche, infinita. Durante horas Airi no sintió ni hambre que le recordara que se habían quedado sin provisiones para el día, y aun cuando la recuperó hacia la noche, prefirió ceder lo poco que hubiera para los demás. Tenía hambre, sí, pero recordaba el aspecto de Serena, el sonido del lápiz, la flecha, la respiración ahogada… No le resultaba difícil alejar el apetito cada vez que su mente se empeñaba en volver a reproducir para elle todo lo ocurrido.

Convivía ya con el miedo desde el segundo día en la ciudad. Parecía una broma cruel que todavía hubiese más que temer. ¿Qué iban a hacer? Le sanaí no dejaba de pensar en ello. Las ventanas eran peligrosas, la comida era peligrosa… «Por el Cielo y la Tierra, ¿y si esa cosa sobrevive y vuelve? Podría curarse con magia. Podría volver armada… Matarnos mientras dormimos». Pensamientos como aquel solo eran un recordatorio amargo de lo indefensos que estaban. Los cristales mágicos habían quedado relegados a un lado, inútiles. ¿Qué importaba que diesen luz si no podían protegerles o sanar sus heridas?

El único alivio que experimentaron fue saber que las irritaciones por haber tocado la comida no constituían un peligro. Varios las habían padecido, la más notable era la de Ethan, que le cubría la cara, pero no había continuado extendiéndose a lo largo de la tarde. Se parecía a las quemaduras por tocar una olla caliente o una planta urticante, y aunque no tenían nada para tratarlas, el frío las aliviaba un poco. El corte de Airi se había irritado especialmente por los bordes, pero no le dio más vueltas al ver que todo estaba en orden. Tuvo la cabeza embotada toda la tarde pero, más que achacárselo al poco veneno que hubiera podido absorber por la herida abierta, asumió que se debía a su estado de ánimo.

Airi se aseguró de ayudar como pudo a sus compañeros, pero cuando se debatió cómo mejorar la seguridad del torreón no aportó demasiado. Más o menos todos llegaban a las mismas conclusiones sobre qué hacer, pero era difícil saber si estarían seguros solo por montar guardia o erigir barricadas en las puertas y ventanas. No hacía tantos días que habían visto un monstruo que podía atravesar paredes. La magia era ese comodín que podía ser jugado contra ellos en cualquier momento, y era su mayor fuente de miedo e incertidumbre.


Tras una noche plagada de recuerdos y pesadillas en la que fue imposible descansar, Airi se levantó con desgana, por inercia. Le harían una ceremonia rápida a Serena, intentarían conseguir más comida, y vivir un día más. Era inquietante aquella fuerza que les obligaba a seguir adelante, pero elle tampoco podía nadar en contra. Quería vivir, volver. Como otros, no conocía a Serena, pero lo horrible de su muerte no tenía nada que ver con cómo de bien o mal le cayese. Le gustaría que al menos su despedida estuviese a la altura, así que cuando los humanos hiciesen algo al estilo de su mundo, elle buscaría un lugar donde el nombre de aquel espíritu de existencia fugaz quedase grabado para siempre.

Tardaron poco en estar listos para la ceremonia improvisada. No había nada que llevarse a la boca, por lo que asearse y vestirse era lo único que necesitaba hacer antes de salir. Le sanaí no tenía la altura ni la fuerza para ayudar a cargar el cuerpo de Serena, pero quiso acompañarla en su último viaje y, al menos, poder despedirse.

Sigue en la Cicatriz de Arax.
Giniroryu
Giniroryu
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas

Personajes :
Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
Lethe: Horus, enderth.
Rägjynn: mjörní.
Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.


Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente.

Armas :
Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
Irianna: arco y estoque.
Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
Lethe: arco y lanza.
Rägjynn: jō.
Naeleth: arco, sai y báculo.


Status : Gin: do the windy thing.

Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.

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13/11/23, 02:05 pm
Se hizo lo que había propuesto y en casi absoluto silencio subió al dormitorio que compartía con la mayoría de los que le acompañaban en ese momento, llevando a Damian de la mano ya que el vittya había insistido en que podía cargar solo con Aniol. Le preocupaban ambos niños, desde luego que sí, aunque casi podría parecer que aquel estado de mutismo casi absoluto y dificultad para procesar la situación era contagiosa. No lo era, no exactamente. Sin duda el estado de los que le rodeaban afectaba considerablemente a alguien tan empático como el mjörní, pero él por sí mismo se encontraba en un estado mental que si le hubiesen pedido que describiese habría sido incapaz.

Serena era la primera persona que veía morir ante sus ojos. Aquella era la primera vez que vivía una situación tan violenta. Hasta ahora se habían tenido que enfrentar a animales o criaturas extrañas y peligrosas, y a Rägjynn ya no le gustaba tener que hacerlo, aunque evidentemente la supervivencia era primordial. No obstante, aquello era diferente. ¿Por qué una persona se había presentado ante ellos y afirmaba ser el causante de envenenar su comida? No solo una persona, lo que claramente era un niño. ¿Por qué Serena había tenido que morir? Ellos no conocían a aquel niño, ni a nadie más en Rocavarancolia. No habían hecho daño a nadie. ¿Cómo podía ser que alguien quisiera…? Y el disparo… El sonido de la flecha atravesando la cocina. El grito del niño. Por supuesto, el mjörní también sentía resentimiento y rabia hacia el que había provocado todo aquello y sabía que merecía ser castigado. Pero… pero no así.

Inconscientemente, de pronto la imagen de Nohlem en su cabeza había cambiado. Había tratado aquella semana con el granta con normalidad y parecía alguien normal, sensato… Ahora… le producía pánico pensar en su presencia. Es por ello que la primera vez que se volvió a cruzar con él aquel día se quedó paralizado unos instantes. Una voz en su cabeza le decía que saliese huyendo, que era peligroso. Pero lo cierto era… que el motivo por el que no estaba en el cuarto junto al resto había sido para ayudar a los que habían tocado el veneno. La visión de las manos de Airi le habían hecho decidir bajar para tratar de ayudarle y a cualquiera que estuviese padeciendo los mismos problemas. Ello incluía al varmano, quien parecía presentar los mismos síntomas en sus manos que le sanaí. Con mucha aprensión y tartamudeando, preguntó a Nohlem si necesitaba ayuda.

Su respuesta, su actitud, le hicieron cambiar de nuevo su visión del granta, incluso si esta era más dubitativa. Estaba casi tan ausente como los niños, ni siquiera le había mirado y parecía haber respondido de forma automática. A lo mejor… ¿se arrepentía? ¿Tal vez…? No, indudablemente no podía haberle resultado fácil. Ya lo había visto anteriormente en otros como Kalna o Connor al fin y al cabo: las reacciones viscerales eran muy diferentes en sus compañeros de lo que estaba acostumbrado. Lo más violento que había presenciado Rägjynn hasta llegar a la ciudad había sido algún conflicto verbal, algún leve empujón, entre algunos de los huérfanos más pequeños. Jamás había visto a un adulto comportarse así, y desde luego solo aquellos niños calificados como “más conflictivos” tenían en alguna ocasión esa clase de comportamiento. Ese era el límite de la “violencia” a la que el mjörní estaba acostumbrado.

Desde que había sido llevado a aquel ruinoso lugar gélido, no había hecho más que ser testigo, poco a poco, de que su límite estaba muy por debajo del de… Bueno, de todo lo que no era su mundo de origen. Había tenido que intentar aceptarlo para mantenerse en movimiento, ignorar la creciente ansiedad que cada vez se alimentaba por más y más motivos. En ese instante, comprendió a la perfección por qué Aniol no reaccionaba. Él tampoco estaría haciéndolo si no se hubiera marcado un propósito con el que evitarlo. Debía ayudar a los demás. Y eso haría, aunque apenas pudiese aportar nada.

Tan solo se le ocurrió calentar algo de agua para que, al menos mientras esta se mantuviese cálida, los afectados pudiesen lavar las zonas en contacto con el veneno con esta. Informó a todos, incluido a Nohlem, de que podían lavarse las manos con esa agua y cuando vio el estado de Ethan se horrorizó, preguntándole si se encontraba bien. También le informaría sobre el agua caliente y ayudaría a limpiar su rostro que presentaba un aspecto horrible. Se preocupó seriamente por el británico, aunque por suerte no parecía presentar más síntomas ni se estaba ahogando como…

En algún momento en el que la habitación estuviese casi vacía visitaría el cuarto donde Ethan había dejado a la escocesa, cubierta con una sábana. No sabía qué hacer, aparte de permanecer allí y observar… Aquello tampoco se sentía bien. Cuando consiguió que sus piernas respondieran salió del cuarto completamente ausente, la mente en blanco y dirigió sus pasos de la misma forma automática hacia el cuarto. Allí pasó el resto del día, y la noche. Tan solo abandonándolo si alguien necesitaba ayuda o si necesitaba utilizar las letrinas. Si alguien le hablaba respondería, pero con palabras cortas, sin dar pie a ninguna conversación. La frase más larga y repetida que saldría de su boca ese día era “¿te encuentras mejor?”. No aportaría nada a la reunión que se llevó a cabo acerca de hacer guardias. No había nada que añadir ni tenía ninguna idea que pudiera servirles. La posibilidad de hacer magia había sido completamente olvidada y eclipsada llegados a ese punto.

No hubo descanso para nadie esa noche, Rägjynn no fue la excepción. Se metió en la cama por inercia y por no saber qué otra cosa hacer. Algunos de sus compañeros se movían por el torreón, Kalna parecía haberse instalado en el cuarto donde yacía Serena y probablemente otros también estuviesen allí. Él solo quería… No lo sabía. O más bien, lo sabía pero era ridículo pensar en ello siquiera. Quería que nada de aquello hubiera sucedido. Y “aquello” se remontaba a bastante antes de llegar a aquel lugar siquiera. Esos pensamientos solo avivaban la llama de la angustia en su interior. Pasó la noche pensando en Serena, en el resto de sus compañeros, en los amigos que había dejado atrás… Deseaba que todos estuviesen a salvo, pero eso ya era completamente imposible.

---

No supo cuánto tiempo llevaban entrando rayos de sol a través de las troneras que no era posible cerrar. Solo se dio cuenta de que debía levantarse cuando empezó a escuchar movimiento tanto fuera como en el interior del dormitorio. Lo primero que haría sería preguntar a todos los presentes si se encontraban bien. Por suerte, pudo comprobar que las manos de Airi no habían empeorado y, una vez fuera del cuarto vio que era igual para el resto de afectados. El pequeño alivio poco duró, pues enseguida tuvo que volver a ver el cadáver tapado con una sábana de Serena. Iban a llevársela a aquella grieta de huesos. No conocía los ritos funerarios de los humanos, pero si el resto de terrestres del grupo estaban de acuerdo con eso, imaginaba que encajaba con lo que era aceptable para ellos. Rägjynn no podía aportar nada. No iba a imponer la forma de despedir a alguien que tenía su sociedad, desde luego, y aunque le hubiese gustado poder ofrecer una ymre o cualquier otra flor de color oscuro… eso tampoco era posible en aquel lugar.

Tuvo un fugaz pensamiento al mirar a Ethan, pero no era el momento de retrasar a nadie ni se sentía muy capaz en ese instante de hacer ninguna petición. Quizás… después, o en otro momento. Como estaba claro que Aniol y Damian no se encontraban en condiciones de salir, Räg no tardó en ofrecerse a permanecer con ellos. Él tampoco estaba capacitado para afrontar nada en ese momento. No podía ayudar en nada. Se despidió de Serena acercándose a la sábana que la cubría y dedicó una plegaria silenciosa, deseando que la Sanación cuidase de su alma y esta regresase a la tierra para ayudar a la sanación de la misma. No pudo evitar pensar que, sin duda, era algo que en aquel lugar hacía mucha falta.

Se despediría con la voz estrangulada y baja de la procesión y una ansiedad instalada en el pecho que no desaparecería. Se quedaría al lado de Aniol y Damian, donde ellos quisiesen estar. Por desgracia, ni siquiera podía ofrecerles comida, aunque se aseguraría de que todos tuviesen agua al alcance.
Isma
Isma

Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.

Armas :
  • Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
  • Damian: Dientes
    Daga

Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj

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13/11/23, 07:05 pm
El chico aun seguía en su espeso mundo, mirando la madera de la mesa y sus surcos, nadando en ellos un largo rato. Aunque supo que querían hacer lo que había que hacer con Serena, Damian tuvo esas poquísimas ocasiones en su vida en la que no quería participar en algo porque aparte de desconocerlo tenía respeto a participar. La mayoría fueron a despedirla arriba y, en brazos de Kalna, la chica bajó tapada en una manta. El italiano giró la cabeza para verla pero hacerlo le hizo tener un doloroso vuelco en el pecho, tan solo ver aquella sábana con una silueta humana, la de aquella pelirroja tan gruñona…

No estaba, lo que sea que estuviese bajo la sabana era esa chica que empezó con mal pie y nunca mejor dicho. Fue breve su estancia, solo hacía molestar y en los últimos días siquiera salía de su cuarto. ¿Por qué ver eso que tenía Kalna entre sus brazos lo asustaba tanto? Volvió a seguir el surco de la madera que ya perdió, un poco tembloroso y con la frente arrugada. Serena no está. Serena no está. Se repetía una y otra vez, metiéndose en el coco con mucho pavor que ella no volvería.

No era un viaje, no era que había ido al baño, no era que se fue a hacer algo, no era eso. Maldita sea, nada de eso. Eso le llenaba de mucha impotencia y tristeza por no ver a una persona que tanto por saco le dio, una persona que no debería de echar de menos pero que, en su ausencia, sintió lo contrario.

Algunos se despidieron por ultima vez y Damian, lejos de eso, no se atrevía siquiera a eso. Temía hasta interactuar con la que fue la pelirroja. Solo asintió, un gesto que poco tenía que ver con una despedida pero fue su manera de decirle adiós, su último adiós.

Se quedó solo con Aniol y Rag puesto que los demás marcharon a saber donde, no prestó mucha atención a ese viaje y ni quería. Lo último que supo de Aniol fue que se hirió las manos con aquellos cristales de colorines. Apenas lo vio desde entonces, esperó que estuviese bien de esas pupas tan feas. Rag estaba ahí, cerca, y al menos eso le daba un poco de tranquilidad contar con su amigo lagarto para cuando lo necesitase.

Mnhhh...

Sin embargo, por lo pronto, andaba muy ocupado tumbando la cabeza en la madera dichosa tan mareante y con tantísimos surcos que ya se negaba a contar. Dejó ir un quejido de molestia, estaba de un humor muy bajo y no paraba de dar runrun a su ya maltratada mente. Sus brazos siguieron la gravedad del ya pesado ambiente que arrastraban desde ayer, apuntando al suelo.

¿Tardarían mucho? Esa pregunta infantil se le cruzó en la mente, inconscientemente pidiendo que acabasen para volver como antes, si era posible. Quería huir de aquellos pensamientos tan amargos.
Aes
Aes

Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
Fleur: Humana (Francia)
Siwani
Aniol: Humano (Polonia)


Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.

Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D

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13/11/23, 08:30 pm
Una vez la adrenalina abandonó su cuerpo, las heridas de las manos escocieron a la mañana siguiente. El dolor no era demasiado, pero sí lo suficiente como para notar una especie de latido propio, bombeando e insuflando vida a todo su organismo. Descubrió que le gustaba, porque así podía concentrarse en esos cristales rotos, y no en las ventanas abiertas de par en par con las que tenían que lidiar sus compañeros.

Tras hablar con Ethan tan temprano, el niño prefirió recluirse en su habitación hasta que la marcha fúnebre estuviera bien lejos. De esta forma le fue imposible despedirse de ellos cómo le habría gustado, aunque tampoco es que importara, porque ahora no sabían si quedarse en el torreón era más peligroso que el exterior.

Mnhhh… —imitó a Damian, perezoso y muerto de aburrimiento. Si el italiano descansaba su cabeza sobre la mesa, el polaco hacía lo propio en el hombro del chico en una posición incómoda y con las piernas extendidas más allá de la silla. Su melena destartalada cayó sobre su amigo. No habían tenido la oportunidad de estar juntos desde que ocuparon con horror los bajos de la mesa.

En realidad, no se había inmiscuido con absolutamente nadie. ¿Estaría Airi bien? ¿Y qué había de Nohlem?

No era la primera vez que hablaba tras lo sucedido con Serena, pues una conversación con el medio japonés había dado frutos, pero para los presentes su voz sonaría monótona y algo más grave por tanto mudismo.

Mi abuela decía que si echabas sal en el marco de las ventanas… alejabas a los malos espíritus y duendes que quieren hacerte daño —diría para Räg, pero con los ojos cerrados. Y es que para el churumbel el encuentro con aquella criatura se había tratado de eso. Un ente errático y hambriento que acudió por casualidad al escuchar a tantas personas juntas y no una emboscada perfectamente calculada para segar sus vidas—. Pero… nu tenemos comida… así que… —dejó caer sus hombros.

Tirar de la cadena y dejar que la oscuridad se escurriera por las tuberías hacia el mar estuvo bien, pero debía volver a la orilla en barquita. Remando despacio y con cautela.

Se incorporó un poco, observando ahora sí al mjorní en el proceso y haciendo resonar unos con otros sus semanarios de plata. Su lado más supersticioso parecía pugnar por salir.

Mi abuela también decía que si una lagartija perdía la colita… al cabo de un tiempo ésta volvía a crecer… —su garganta se atascó, al nudo le sobrevino unos segundos de absoluto silencio mientras Aniol trataba de contener lágrimas repentinas. No fue hasta que sus dedos tocaron su grulla de papel en el bolsillo que retomó la palabra—. Räg… ¿Cuándo nos volverá a crecer a nosotros?

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"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."

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"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."

"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
Giniroryu
Giniroryu
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas

Personajes :
Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
Lethe: Horus, enderth.
Rägjynn: mjörní.
Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.


Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente.

Armas :
Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
Irianna: arco y estoque.
Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
Lethe: arco y lanza.
Rägjynn: jō.
Naeleth: arco, sai y báculo.


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13/11/23, 09:15 pm
Tras intercambiar apenas unas palabras muy breves con Abel y asegurarse de que Aria y él tenían agua cerca, se fue con un cubo y tres vasos en dirección al dormitorio. Entró en la instancia y dejó el cubo en el suelo, así como los vasos en una mesita. Aunque no aquella sobre la que descansaba la cabeza de Damian desde hacía un buen rato… Le preocupaba: el contraste con como solía actuar el italiano y aquel estado de desgana... Obviamente no es que fuese algo sorprendente: acababa de morir una persona. Pero resultaba tan chocante que solo verle le dejaba una sensación de absoluta futilidad. Y no es que pudiera afirmar nada muy distinto sobre  el estado del polaco. Räg quería decirles algo, lo que fuera. No tenía palabras de consuelo que ofrecerles, pero cualquier otra cosa… Una distracción, algo. No había nada. ¿Cómo iba a dar algo que no tenía ni para sí mismo?

De pronto la voz de Aniol llegó a sus oídos. Una voz que nada tenía que ver con el habitual tono vivaz y a veces algo pícaro del pequeño humano. Atendió a sus palabras preguntándose fugazmente si existiría realmente en la Tierra algún tipo de sal que pudiera hacer eso, recordando brevemente la conversación en la que habían concluido que tal vez la magia sí existiese en su mundo pero estuviese oculta y perseguida.
No… Ahora mismo no tenemos. Pero cuando traigan más comida podemos pedir permiso para echar un poco en las ventanas —le dijo en voz queda, intentando mostrarse algo menos apático de lo que se sentía y sentándose en la cama más cercana a ellos—. Si quieres —añadió al cabo de un segundo de silencio.
Por supuesto, la sal que venía en las provisiones carecía de propiedad mágica alguna, pero si ello podía tranquilizar la conciencia del niño bienvenido era.

El niño volvió a decir algo y esta vez la cabeza de Räg se ladeó ligeramente cuando comenzó a hablar. Por un instante pensó si iba a preguntarle si la cola de los mjörnís también volvía a crecer como la de otros reptiles, pero… Ojalá hubiera sido eso. Precisamente porque su tren de pensamiento le había llevado enseguida por esas vías tardó unos instantes en comprender qué estaba preguntando realmente el niño. O, al menos, creía saberlo. Por un momento, dudó a qué se refería en concreto.
Yo… no lo sé —respondió con absoluta sinceridad.

No tenía ninguna mentira piadosa que ofrecerle. El llanto que se intuía que quería salir de los ojos de Aniol se reflejó en los suyos propios y estos se volvieron algo brillosos. El mjörní recogió sus rodillas y giró un poco la cara. Si iban a empezar a correr lágrimas por sus mejillas una vez más prefería que no le viesen. Al final, no era más que otro niño, prácticamente igual de perdido que aquellos a los que se había comprometido a cuidar. En algunos aspectos, posiblemente incluso más.
>>Esto no es… Nunca habría imaginado que alguien pudiera… —le costaba formar frases coherentes y tuvo que reprimir un sollozo—. Pero… La Sanación —por fin encontró algo que le permitía mostrar un poco más de convicción. Incluso de consuelo; para sí mismo por lo menos—. La Sanación hará que se curen los males. Solo… que a veces hace falta más tiempo. Siento no poder decir cuánto.
<<Y a veces, no lo hay>> la imagen de Serena ahogándose envenenada había hecho una intrusión repentina en su cabeza según hablaba y contuvo a tiempo aquella sentencia, guardándosela para sí.
Isma
Isma

Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.

Armas :
  • Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
  • Damian: Dientes
    Daga

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14/11/23, 08:38 pm
Desde aquella posición veía todo de lado, desde el rabillo la madera de la mesa. La perspectiva era lo más parecido a la que podía tener alguien pequeño como Tawar. Todo parecía tan grande desde ahí y, a la vez, se sentía tan diminuto en comparación. Una dura analogía de como Damian llegaba a sentirse ante todo lo que le rodeaba.

Un quejido de una voz que llegó a reconocer le llegó a su oído. Notó antes de la cabeza de Aniol unos cabellos que lo rodeaban, daba la sensación de que se sentía abrazado por ellos. Giró un poco su cabeza para ver al polaco, ya se le antojaba muy larga su ausencia y estaba alegre de tenerlo de nuevo a su lado y no… de viaje como Serena.

No sabía eso. Es bueno tener cosas para protegernos de más bichos malos —no pudo evitar soltar un suspiro con la mención de la comida. No estaba de ánimos suficientes para comer pero, aun así, echaba de menos tener comida. Si tuvieran sal al menos echarían a monstruos no bienvenidos.

¿Pero la comida seguiría siendo segura? Damian siempre tuvo mucho aprecio a los alimentos, escasos en su hogar. ¿Qué ganaban echando cosas malas a la comida que es tan valiosa, por qué querían desperdiciarla así?

Lo siguiente que dijo Aniol no lo comprendió al inicio, pensando en colas como la que Rag tenía. Lagartijas que pierden la cola… Damian desde luego sentía como algo de sí mismo era arrancado de cuajo y dentro de su cuerpo un lado pudo apreciarlo vacío, hueco. El tono de Aniol se apreciaba doloroso y la duda inicial de su amigo morado arrastraba incertidumbre, un sentimiento que arrastraba siempre Damian tanto en las buenas como en las peores.

La Sanación… —repitió el italiano para tener mayor énfasis en ello. No sabía que era con exactitud aún pero con apoyarse en algo, le valía—. Quizás nos crezca con el tiempo, creo...

Levantó la cabeza, soltando todo el aire de sus pulmones en un suspiro discreto.

¿Tardarán mucho en volver? —al final hizo esa pregunta al aire. Se le hacía raro el tiempo estando dentro, esperando en el castillo a que los demás vuelvan y era la primera vez que tomaba aquel puesto que decidió ocupar.

Cayendo en algo, giró su mirada en su mejor amigo.

»Aniol ehh… ¿te duelen mucho las manos? Vi sangre y no sabia si eran cortes muy malos —sus ojos cayeron en las manos de Aniol si el chico mostraba sus palmas. Su tono, si bien era de preocupación, la monotonía en sus palabras estaba presente— ¿Y tu… te hiciste algo Rag? —ahí le atacó un poco su lado paranoico, no sabía si habían sufrido más personas por cristales, el veneno de la comida o algo peor.


Última edición por Isma el 22/11/23, 07:50 pm, editado 1 vez
LEC
LEC

Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Personajes :
Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)

Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco.

Armas :
Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
Nefer : Lanza, venenos

Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face

Torreón Sendar - Página 39 Empty Re: Torreón Sendar

19/11/23, 01:10 pm
La vuelta al torreón fue igual de tranquila que había sido la ida. Kalna nunca había sido de hablar mucho en las salidas, atenta a cualquier cosa que pudiera moverse tras una esquina, pero aquella vez el silencio era más meditativo que de costumbre. No había querido participar en la conversación sobre qué quería que hicieran con su cuerpo si moría, porque ni siquiera sabía qué quería exactamente. El fuego sonaba raro, algo que no tendría que ser, pero le daba igual cumplir lo que sus compañeros quisieran o dejaran de querer.

¿Y ella? Creía firmemente que no iba a morir, que era lo bastante fuerte como para aguantar allí un año y superar todas las pruebas. Si no era así, si moría, no le importaría, pero eso no significaba que hubiera pensado en qué clase de funeral quería. El velatorio tradicional estaría bien, pero luego… Por mucho que aquel cementerio fuera similar a los de Libo, ella no tendría que acabar en uno. Era noble, merecía ser enterrada, pero en la ciudad no parecía haber un sitio en el que aquello se pudiera hacer. Piedra y más piedra, ni siquiera una cripta en la que dejar sus restos.

Si al menos hubiera un sitio seguro donde dejar que su cuerpo se descompusiera sin que se lo llevasen alimañas, podría pedir que le llevasen sus huesos a su Madre, y que al menos descansasen en la cripta familiar. Pero ni siquiera aquello era una opción, teniendo en cuenta cómo incluso la comida envenenada había desaparecido en una noche. No, Kalna no veía ninguna opción que le gustase respecto a qué podían hacer sus compañeros si se moría, así que solo le quedaba una opción: no morirse.

Y a diferencia de Rick ella no lo veía con esperanza vacía, sino con convicción pura. Aguantaría ese año ya no solo porque tuviera que demostrárselo a si misma y a su Madre, sino porque no pensaba rebajarse a tener un funeral del pueblo llano. Incluso en la muerte se merecía algo mejor, y no pensaba conformarse con las migajas que eran que el cementerio fuera como los de su mudo.

Avisó cuando llegaron para que los de dentro bajaran el puente, echando un vistazo al resto. Rick seguía especialmente afectado por todo, y la respuesta que le había dado Nohlem a su intento de animarle no parecía haberlo mejorado. «No sé que esperabas. La gente no va a creer en lo que dices si ni tú mismo lo haces».

Cuando entraron por fin, Kalna dejó las cestas sobre una mesa.
No toquéis la comida sin aseguraros de que esta vez no tiene veneno, o al menos usad un trapo —avisó, mientras ella hacía lo propio y cogía un trapo para poder examinar mejor si aquella vez tenían esa sustancia que había visto Connor el día anterior.

Lo último que necesitaban era que acabasen todos con las manos irritadas.

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Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
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