Barrio de los Mil Dioses

¿Qué era eso? Fue lo que pensó el nublino ante la aproximación de aquella bestia. Parecía a primera vista otro de aquellos animales pero una vez se planto cerca suya para intimidarle quedó claro que era otra cosa, ni siquiera emitía el mismo sonido.

Con su salto tensó el cuerpo preparado para un impacto y la tensión duró lo que él rugido, aquella cosa le parecía ir a por él apropósito, debió identificarlo como líder o algo así al escucharle pero no apartó la mirada de aquello, sus ojos se clavaron en la bestia así como los de ella se habían clavado en él, no debía perder terreno o podría llegar a atacar a los que estaban de espalda.

-Cubridme de las pequeñas. -Les dijo a Sakrilt y Charlie. Ya tenía bastante con aquella mole para él. Era peligroso, no se refería a sí mismo, era peligroso para su hermano y su felicidad. Y como tal...

Lo eliminaré.

Su mirada se clavó como un puñal en ella y dio un paso adelante aceptando lo que parecía un desafío de intimidación. Había entrenado tres meses todos los días con y contra gente más fuerte, grande y experimentada que él, estaba preparado para recibir un impacto y responder a él de manera precisa y veloz.

-Solo queremos unos libros, vete y no habrá más sangre. -Era una opción remota pero si aquella cosa era inteligente podría funcionar. Golpeó con su estoque el suelo para afianzar sus palabras y para que la bestia se fijara en él como peligro y no en su escudo. Su hilo de pensamientos se apagó y se centro en la bestia, dejando a su instinto y reflejos al cargo, preparado con el escudo en alza y una posición propicia para tomar o huir un golpe.

Eriel se sintió frutrado por volver a fallar y furioso consigo mismo porque en su fallo hubiesen herido a Tay. Cargó el arco y apuntó a la que había dañado a su amigo más se dio cuenta de que no iba a ser necesario pues Rad se había encarado también a ella.

El nublino observó entonces el campo de batalla y vio una hiena descomunal cerniéndose sobre su hermano. <<No vas a tocarlo, a él no. Métete con alguien que tenga tu número de patas.>>

Tensó la cuerda y se posicionó otra vez para no darle a Barael. Se concentró, apuntó y disparó a la hiena grande.


Más de 50 acierta.
Menos de 50 falla.

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'Dado de 100 caras' : 30

El disparo impactó de nuevo con éxito. Sox frunció el ceño sin darse cuenta, impresionado por lo gráfico de aquel aullido volviéndose gorgoteo. Aquella hiena no volvería a levantarse, así que se tomó un momento para evaluar la situación abajo. Rápido.

Más hienas: un rápido conteo de tres en tres le permitió identificar que reunían nueve en total. Rad acababa de cargarse a la décima. Tay-... no, espera, estaba bien. Barael enfrente de una hiena positivamente enorme ¡¿y por qué estaba ahí parado, qué le pasaba en la puta cabeza?! El resto en varios estados de desarreglo, pero bien.

Una respiración corta para enfriar la mente. El primer instinto le instaba a disparar a la líder de la manada, pero Sox se forzó a recordar que aquello no era un juego y que no estaba allí solo. Si las dejaba descuidadas, la más de media docena que quedaban podrían echarse encima de sus compañeros libremente. Su deber era aliviarles de esa presión.

"A las pequeñas entonces." Aunque ganas no le faltaban, gritar desde la ventana serviría si acaso como distracción a sus compañeros, si llegaba a oírsele en absoluto por encima de la algarabía. Tendría que confiar en que Barael recuperara sus dos dedos de frente por su cuenta y se quitara de en medio de la hiena gigante. Una nueva flecha surcando el aire en esa dirección le confirmó que Eriel probablemente estuviera cubriendo a su hermano. Sox no se paró a comprobar el resultado antes de destensar su propia cuerda. El tiempo era oro.

[1-30: Sox acierta
31-100 Sox falla]

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'Dado de 100 caras' : 78

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'Dado de 100 caras' : 43

La hiena cayó, aunque no muerta, y otra se sumó, pero esta era coja. Sabía que era perder un tiempo precioso, pero por mucho que apenas pudiera moverse Rádar sabía que aquella bestia coja todavía tenía dientes y garras. Seguía siendo un peligro. Y, como tal, el tipo E introdujo con rapidez su espada en su tórax, colándola entre las costillas para perforar corazón y pulmones. La sangre comenzó a manar y tiñó de reluciente escarlata su espada, pero en esta ocasión Rádar no se dejó arrastrar por sus memorias traumáticas.

Tardó un instante en comprobar que Tay hacia lo propio con la hiena que lo había golpeado. Estaba girando la mirada para analizar la situación general cuando llegó el temblor. Tuvo que apoyarse en la espada, usada como abstón, para no caer, y no solo fue por aquello: en esta ocasión sus recuerdos si irrumpieron, con una fuerza tremenda. Su cara se convirtió en el reflejo del más puro terror y el olor a sangre, combinado con los ruidos de la lucha, le hicieron pensar por un momento que volvía a tener un cuerpo destrozado.

Un segundo después volvió a pasar. Rádar miró hacia la bestia infernal que no dejaba de intentar entrar en el edificio de Eriel, y el terror de su cara se vio sustituido por una máscara de cólera. El carabés rabiaba contra aquel monstruo, diana de toda la ira y todo el rencor que sentía contra la cabra zombie, contra Tuétano, contra Trazo y, sobre todo, contra Rocavarancolia. Iba a dirigirse contra aquella hiena gigantesca, deseoso de hacer pagar a alguien o algo todo su cabreo, cuando escuchó el grito de Charlie.

Volvió a girar su cabeza, comprobando que el humano a duras penas estaba sosteniéndose contra dos hienas. Tardó solo un segundo en decidirse, con una maldición gritada y la rabia bullendo bajo su piel. Si Tay reforzaba a Barael y Sakrilt, cosa que esperaba que sucediera, deberían tenerlo más fácil que Charlie.

—¡Tú-derecha!

Esperaba que Charlie comprendiera su indicación para que cada uno atacara a una hiena. Él, por su parte, ni paró su acometida: suficiente tiempo había perdido ya. Tenía la espada extendida, buscando meterla por debajo de la dentadura* de la hiena que había escogido. El brazo de su escudo lo tenía preparado, por si tenía que ponerlo delante de él en cualquier momento.

*Nfdr: a ver, lo que en humanos llamamos papada, que no lo he puesto porque no sé si es un término preciso o qué xD

El ataque no dio resultado del todo pero con la ayuda de Rad consiguieron tumbar al animal antes de que viniera otra hiena. Tay desconocía lo que rondaba por los pensamientos del carabés y tampoco él vaciló perdiendo segundos. Pero se sintió invasor, porque su objetivo era barrer un territorio de criaturas que no les habían hecho nada. Y supo que pertenecían una pizca más a Rocavarancolia.
Tayron hundió la lanza en el cuello igualmente, con saña y apretando los dientes. Y no se detuvo hasta que un reguero de sangre surgió de la herida mortal y la cabeza de la hiena colgó a un lado, muerta. Sin un último suspiro como en las pelis y en cambio unas burbujas rojas asomando en su boca y nariz. Y pensar que le gustaban las pelis de masacre y barbarie en la Tierra. Todo era diferente allí. No había cámara lenta ni una banda sonora guapa de fondo. Solo risas y el grito de dolor de Charlie como un eco martirizante. La clinger lo devolvió a la pelea.

-¡Sak!- le tendió la mano tras el impacto y comprobar que Rad se desviaba para ayudar al estadounidense. Tanto el nutrido grupo de hienas que se había reunido a su espalda sin saberlo como la líder le asombraron. El temblor de después lo impresionó más- ¡arriba!- parecía escucharse a él mismo de fondo. Sin quererlo rememoró heridas abiertas. Sangre y polvo. Cristal. El sabor del metal en la boca y el cristal enganchado a su carne. Hasta el dolor en su pecho por el cabezazo era irónico, le recordaba a su fatídico aterrizaje en los bajos fondos.- ¡juntos!- gritó pegando más el cuerpo al de sus compañeros y aferrando con fuerza lo único que se interponía entre él y una remolino de zarpas y fauces. Aún recuperando la compostura por la vibración consiguió desviar la mirada hacia el edificio de Eriel. Se sorprendió encontrándose con un picor en los ojos y un color rojizo en ellos. “Sal de ahí”.

El animal se reía, Eriel estaba seguro que se reía de él por haber fallado. <<A ver si te ríes cuando te atraviese la cabeza>> pensó con rabia.

De forma automática preparó otra flecha pero cuando apuntaba a la hiena ésta salió de su campo de visión corriendo hacia el edificio. Eriel sintió un temblor familiar, demasiado reciente tenía aún aquel incidente. El nublino palideció de golpe, estaba en la azotea de un edificio, si éste se venía abajo dudaba que fuese a sobrevivir.

Apenas pensó, guardó la flecha en el carcaj y saltó al piso de abajo olvidándose la alabarda en el piso de arriba. Sintió el golpe en todo el cuerpo a pesar de haber aterrizado de pie, gracias a la adrenalina no tenía dolor pero estaba seguro de que más tarde le pasaría factura. Ya sólo le quedaba un piso para llegar al suelo, mas antes tendría que hacer algo con la hiena que intentaba por todos los medios derribarlo.

Se acercó al borde y preparó una vez más el arco tensándolo y poniéndose muy nervioso. ¿Cuántos envites más aguantaría el edificio? Eriel no quería estar en él para comprobarlo.

Menos de 40 acierta.
Más de 40 falla.

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'Dado de 100 caras' : 4

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'Dado de 100 caras' : 54

Casi no respiraba, atento a sus movimientos entonces se rio. No sabía si era una otra intimidación o una burla, le importaba más bien poco pero no se esperaba lo que sucedió a continuación. La bestia lo ignoro y arremetió contra Sakrilt, o eso le pareció al principio porque luego la vio pasar de largo y entonces pasó lo peor. Su hermano estaba en peligro. La misma sensación que le había inundado con Lebri subió de su estomago a su garganta hasta que palpitó en sus oídos.

No sintió el zarpazo, apenas se apartó por puro instinto y entonces como un resorte se tiró hacia delante empezando un sprint casi antes de que la hiena se recompusiera de su zarpazo e intentó propinarle un escudazo, su intención era pasar de largo hacia la bestia y eso iba hacer aún si solo las apartaba un poco.

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#1 'Dado de 100 caras' : 63

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#2 'Dado de 100 caras' : 49

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#3 'Dado de 100 caras' : 43