Casa Gamides

-Shizel ya tiene que haber llegado a Maciel, preguntadle a él donde está RR- respondió Yrio, pero la histeria de los otros dos no les permitió escucharle.

Siguió a Karime de mala gana por las múltiples habitaciones. Había algo en su nueva voz y en su comportamiento que le resultaba desagradable, como si se hubiese vuelto loca, y le sorprendía que un simple cambio de sexo pareciese alterarla más que los demás horrores que habían ocurrido durante la criba. << Tener pene no es tan malo...>>

Cuando alcanzaron la salida Yrio no quiso salir de la casa. No pensaba volver a Maciel. No quería volver a verse mezclado en esa guerra absurda, además su torreón estaba muchísimo más cerca que el de los macieleros. La única que miró atrás fue la chica varmana, a la que Yrio hizo un gesto, llevándose el índice a los labios pidiendo que no avisase a los demás.

Una vez se fueron los chicos de Maciel, Yrio se sentó a la entrada de la casa, con el escudo sujetando la puerta para que no se volviera a cerrar. No habían encontrado ningún monstruo, estaba bajo techo y en un cuerpo que no era el suyo, por lo que se sentía bastante cómodo. Aún podía tomarse un rato prdenando sus pensamientos antes de volver a Letargo.

Justo frente a él había un espejo. Yrio miró fijamente a la chica menuda que era su reflejo. No había muchas diferencias entre ambos, salvo que la chica era uncluso más bajita y delgada, llevaba pantalones más cortos y la blusa que vestía dejaba al descubierto unos hombros pecosos. Tenía la cara más redonda, y el pelo trenzado a un lado de la cabeza. Yrio parpadeó varias veces, preguntándose si Atol le habría tratado mejor con ese aspecto, a pesar de que ni se acercaba al porte de Karime o al de Seon y Alder. << Hasta Charlotte tiene más presencia>> pensó apenado. Se abrazó las rodillas y apoyó en ellas la barbilla.

Antes de que anocheciera, reunión el valor suficiente para emprender el camino hacia Letargo.

Sigue en el Torreón Letargo.

No pasó nada raro durante el camino, y pronto pudimos llegar a lo que se suponía que era la casa Gamides. Se suponía porque como casa era la más rara que había visto nunca: circular, una sola planta y sin una sola ventana ni chimenea ni cualquier mínimo agujero. «Entonces... ¿No hay velas dentro? ¿Es algo abandonado o es que tienen electricidad?» me pregunté con escepticismo. De alguna manera, dudaba que Rocavarancolia siquiera conociese esa palabra.

Al entrar nos encontramos en una especie de sala con montones de espejos. No parecía haber otra cosa más que espejos y puertas, aunque no se me ocurría cómo podía haber más de una habitación en aquel lugar.

—¿De dónde sale est-? —dejé de hablar de la sorpresa al escuchar mi voz, muy diferente a la que tenía normalmente. Al llevarme las manos a la garganta noté una falta curiosa y comencé a tocarme  insistentemente la cara. «¡¿Dónde está mi barba?!». Fue entonces cuando me miré a uno de los espejos y mi boca se desencajó como si me hubiesen colgado cinco kilos de ella.

—¡¿¡¿Pero qué cojones?!?! —me había convertido, por obra y gracía de la casa Gamides, en una tía. Me froté los ojos para comprobar que no estaba soñando, pero qué va. Vaqueros un poco ajustados, curvas femeninas, media melena negra y-y...

—¿Por qué son tan pequeñas...? —murmuré abatido, tocándome las tetas que me había  dado las casas. En realidad no estaban demasiado mal, pero... Podrían ser más grandes. Jo».Poniendo morritos fui a mirar al resto, aunque me paré en medio del movimiento al notar algo. «Un momento. Espera. ¡¡Mi pene!!». Medio segundo me bastó para averiguar que el órgano masculino por excelencia sobrava en aquella casa, al menos unido a mi cuerpo. «Esto no es divertido. No es nada divertido. ¡Lo quiero de vuelta!» lloriqueaba internamente. Estar en el cuerpo de una tía daba muchas oportunidades, pero personalmente veía mucha más pérdida que ganancia en eso. Un rápido vistazo me hizo ver que, al parecer, todos habíamos cambiado.

—Parece ser que hemos sufrido un cambio de sexo mágico de urgencia —torcí la boca al escuchar mi nueva voz, tan rara. Prefería la de siempre.

Ahí estaba el edificio que Marsi había visto en el mapa. En principio parecía un edificio común aunque de una peculiar forma circula, con una sola puerta y que por el momento no intentaba comerlos o alguna cosa similar. "¿Sera en realidad seguro el adentrarse en ese edificio" pensó dudoso, había ido allí con la emoción de investigar pero ahora que estaba allí sentía un poco de miedo. Era imposible olvidar las casa carnívoras que veían siempre que iban por las cestas, aunque no hubiera señales de peligro aun.

-Bueno, aunque no tengo mucha confianza sobre este sitio, ya que estamos aquí podríamos probar ¿no?- dijo intentando coger cierto valor aunque asegurándose de mantenerse bien cerca de Alice y Marsi. Cuando por fin atravesaron la puerta de aquel lugar se quedo un poco sorprendido al ver los espejos que decoraban las paredes de aquel cuarto y lo que mas le extraño fue la presencia de varias puertas. "¿Hay mas habitaciones en un edificio tan pequeño?" pensó un poco extrañado mirándose con curiosidad en uno de los espejos, hacia bastante tiempo que no veía su reflejo, a excepción de en el agua de los cubos y daba verdadera penita verlo. La imagen que le devolvió el espejo era la propia enfundado en un anorak naranja chillón y con unos pantalones cortos azules con aquella peluca roja y ondulada un tanto despeinada y movida, aprovechando para quitársela y peinarla un poco descubriendo para su sorpresa una cabellera aguamarina ondulada un poco mas allá de los hombros "¿Que rápido me ha crecido en tan poco tiempo, no? Bueno, un poco mas de pelo no es para tant..." sus pensamiento se cortaron a la mitad cuando empezó a avanzar hacia una de las puertas y noto algo extraño, o mejor dicho la falta de algo entre sus piernas. Confusión podía verse en todo su rostro, realizando un gesto bastante normal en esa situación, mirar bajo el pantalón viendo, no, mejor dicho, no viendo algo que se suponía debería estar ahí."¿adonde fue? No es como si pudiera caerse..." su expresión incrédula era casi palpable, resistiendo la tentación de sacudir el pantalón a ver si en verdad era eso, tanta era su incredulidad absoluta por aquel hecho inexplicable que era incapaz de buscar una cierta lógica a aquello. No le era especialmente traumatico el hecho, mas bien la mar de raro, no es que le diera mucho uso a esa parte de su cuerpo pero igual le era extraño no tenerla. "¿Que ocurre aquí exactamente? ¿He llegado a interpretar tan profundamente a Lhelian que hasta de genero cambie? No, no puede ser ¿fui poseído por Lhelian tal vez? ¿Deje de ser yo mismo?" pensó confundido por completo y asustándose un poco ante ese pensamiento, notando que el anorak a pesar de ser bastante ancho y cubrir su cuerpo abultaba un poco por las zonas de las caderas. Aun sin entender del todo asomo su cabeza bajo su ropa descubriendo que no solo su pene había desaparecido sin mas, sino que también habían aparecido pechos, no muy desarrollados eso si, donde antes no había nada.

-Creo que me paso algo un poco extraño...-murmuro un tanto inquieto por aquel cambio, agradeciendo que su voz no hubiese cambiado, girándose a ver a los demás encontrándose con un panorama un poco surrealista. Al parecer no era el único presente que de pronto había sufrido un cambio de genero repentino. Parpadeo mirando a sus compañeros, lo primero que se le ocurrió es que estaba soñando despierto, por eso se pellizco en un brazo sin mucho éxito mas que el sentir dolor. "En realidad no es que este cambio tan repentino y peculiar me suponga mucho problema, aun así es raro ¿por qué? No ha ocurrido nada diferente" pensó confundido apartándose del espejo pensando tal vez de forma un poco tonta que tal vez era culpa de ver su reflejo en este pero no, seguía igual. Seguía siendo una chica. "¿Sera esta peculiar casa entonces? Casas que te comen, casas que te cambian de sexo ¿que es lo siguiente? ¿Casas que te vomitan?"pensó hecho un lío, no teniendo idea de que pudiera existir magia cambia sexo. Aunque a el igual no se le hacia notorio el cambio, su voz seguía siendo la misma igual de suave, su ropa no había cambiado salvo que el anorak había encogido un poco y se ceñía mas a las caderas y dado que no tenia mucho pecho no destacaba demasiado con este, pues a pesar de tener la misma edad de Korasihanna en su forma de chica tenia menos pecho que esta.

Nos acercamos al edificio sin dificultades y entramos por la puerta. No le doy mucha importancia a la estructura por afuera, pero por dentro promete ser interesante. Muchos espejos repartidos por todos lados, me acerco a mirar uno y me doy cuenta de que mis rasgos han cambiado.

-¿Pero que coj?- dejo de hablar enseguida al darme cuenta de que mi voz suena mucho más grave que antes. Escucho las palabras de Álvaro y me giro para verlo cambiado, o mejor debería decir cambiada. <<No puede ser>> Miro hacia abajo y echo en falta una cosa.

-¿DONDE COÑO ESTAN MIS TETAS?- Mi voz ahora mas potente resonó por la sala. <<Espera, si mis tetas no están....>> Con algo de miedo me desabrocho los pantalones y echo un vistazo abajo.- Cuando pille al tal Gamides lo mataré si no me devuelve mis cosas y se lleva esto. Muy bonito y todo lo que queráis, pero no lo necesito.- Me di la vuelta y abrí la puerta por la que habíamos entrado pero me encontré con otra sala.- Creo que la salida se ha movido, o eso o yo me estoy equivocando y no entramos por aquí.

Con Marsi a la cabeza, llegamos a la susodicha "Casa Gamides". Por fuera no era nada especial, pero teniendo en cuenta que todos vimos el mismo edificio y que, de momento, no había intentado comernos, era un logro. También, había que tener en cuenta que, pese a las ruinas circundantes, este estaba en un considerable mejor estado. Así que alguien o algo tenía que encargarse de este mantenimiento, por lo que el tal Gamides o algún familiar podía seguir viviendo dentro. <<Quizá esta te coma al entrar, confiado...>> Para bien o para mal, fui de las últimas en entrar, cerrando la marcha.

Pasaron dos cosas de sopetón. A mi espalda, la puerta se cerró como por arte de magia, mientras que frente a mí, la apariencia del grupo cambiaba por arte de magia. Vamos, tenía que serlo, porque pasar de chico a chica y de chica a chico en segundos...
-Oh, no.-dije. Lo que debía ser un susurro fue casi un gruñido, mucho más grave de lo normal.

El cambio también había tenido lugar en mi cuerpo, como era previsible. Pero no sólo eso sino que la ropa cambió también. La ropa con la que me cosecharon se cambió por una camiseta de manga corta, negra, con una calavera blanca con dos muletas, por encima una camisa roja y azul a cuadros de manga larga, unos vaqueros y unas zapatillas deportivas.
-No, no, ¡mi pelo!-exclamé, al comprobar que ahora estaba excesivamente corto.-Al menos está todo despeinado...-señalé, mirándome en uno de los espejos.

Y, por supuesto, las comprobaciones de rigor, aunque no tan dramáticas como las de los demás. <<Tampoco es para tanto... Es decir, esto es temporal... Je... Tiene que serlo, seguro que al salir se pasa>> Sura también pensó lo mismo, al parecer, ya que se fue hacia la puerta y... Sorpresa: la salida ya no era tal. <<Bien... Encerrados en una casa mágica que te cambia de sexo...>>

-Hey, calma. No estamos tan mal.-les dije riendo.-Si exploramos esto a fondo, encontraremos la salida. Yo también echo de menos mis tetas, Sura, pero tranquilízate. ¿Vamos?-pero antes de iniciar la marcha, miré a Lhelian con los ojos entrecerrados.-Algo extraño te pasa, sí... ¿Pero el qué? Llevabas peluca al llegar... ¿Por algún motivo en concreto? ¿Algo cultural?-inquirí, curiosa, para luego mirar a Kora. <<Ella no llevaba peluca...>>

Salimos de Letargo casi al momento de estar de acuerdo los que queremos salir sobre seguir la sugerencia de Marsi. Yo apoyo la propuesta mas por salir al fin de la monotonía que sufrimos desde hace días que por estar de acuerdo con la enferma. Pero, al fin y al cabo, era una excursión a fin de cuentas.

Pasamos por las calles de la ruinosa ciudad sin incidentes. Aunque Marsi prefiere ir primera abriendo camino, yo por el contrario prefiero estar cerca del grupo mas grande mirando a cada hueco u oquedad buscando alguna señal de movimiento. Por suerte, nada parecía moverse salvo nosotros.

Llegamos a una explanada donde se erigía una casa de una sola planta que Marsi identifica como Gamides. Vamos acercándonos al edificio que, a diferencia de los edificios colindantes, se encuentra en un estado estupendo. Al acercarme a la casa, las dudas sobre quien seria el encargado de proteger el lugar me comienzan a preocupar dado que, el único edificio igual de cuidado estaba protegido por el estúpido bibliotecario que osó llamarme inculta y mentecata. No sabia muy bien que era ser una mentecata pero no sonaba muy bien esa palabra.

Mientras cruzo el pequeño camino hasta la puerta un soplo de aire levanta una pequeña nube de arena que forma un pequeño remolino que se acaba diluyendo a unos metros de distancia. Cuando el torbellino se disipa me doy cuenta de que muchos de los chicos ya han entrado por lo que me encamino hacia la puerta con las manos puestas sobre las cuchillas mientras ando despreocupadamente al interior.

Un escalofrío recorre mi cuerpo al pasar por el umbral de la puerta y lo primero que se me presenta a la vista es una oscuridad diferente a la poca luz del exterior. Mientras que la vista se me acomoda a la nueva intensidad lumínica comienzo a escuchar en el interior de la sala voces que no corresponden a ninguno de mis compañeros por lo que comienzo a recular para intentar encontrar la puerta pero solo encuentro una fría pared.

Los gritos de los hombres me hacen agacharme a quitarme los tacones para que no se notase mi presencia pero ya no llevaba mis calzado habitual, ni siquiera llevaba mis pantalones rosas, sino que se habían vuelto unos pantalones bombachos anchos verdes agujereados por muchos lugares. -¿Qué es...?- No puedo acabar mi frase al escuchar una voz que no es mía saliendo de mis propias cuerdas vocales cosa que me hace levantarme de golpe e intentar agarrar mi pelo pero, es algo imposible dado que ninguna de mis coletas se encuentra en su lugar.

Escucho a los chicos gritar cosas y entrecerrando los ojos pude distinguir el pelo de Susásara siendo esta ahora un chico. Alice era ahora un enfermo vestido de oscuridad y Álvaro se encontraba tocándose las tetas. Me giro hacia la pared para descubrir que en realidad es un espejo. La imagen que me devuelve la superficie me desconcierta. Un chico de mi misma altura con el pelo corto y unos preciosos pantalones bombachos y camiseta de rejilla multicolor me miraba con la mirada perdida.

Alzo los brazos hasta la cara y comienzo a tocarme con los ojos abiertos como platos siendo incapaz de articular palabra. Los chicos comienzan a moverse libremente quedando tan tranquilos ante el cambio de sexo tan repentino. En el reflejo de la pared puedo ver a Dhelian que, por alguna razón, no ha cambiado nada en su aspecto salvo en el pelo por lo que me encamino a ella y la agarro por los hombros girándola para que me mire fijamente.

-Lhelian, tu has leído tus libros. ¿Hay algún hechizo de esos tuyos que haga esto? ¿Por que no has cambiado tu como todos nosotros? ¿Has tenido algo que ver en esto?- Digo zarandeándola levemente esperando a que respondiese la chica.

Como se tomaron los demás el cambio de sexo repentino fue bastante curioso y dañino para la pobre audición de Dhelian, sobretodo a causa de Surasara y el grito que metió cuando se dio cuenta que había perdido sus pechos. "No entiendo porque tanto trauma por algo así" pensó confundido, no es que le pareciera normal y era un tanto inquietante pero tenia la confianza o al menos eso esperaba, que ese cambio solo surtiera efecto dentro de las paredes de esa casa. Al parecer no fue el único que pensó eso pues pronto los alli reunidos fueron hacia la entrada con intenciones de salir, encontrándose con que la supuesta salida ya no lo era sino que tras esta había otra habitación. "Estoy seguro que hemos entrando por allí ¿o no? Esta habitación circular hace que te confundas" pensó rascándose la mejilla pensativo aunque no teniendo mas remedio que salir de sus pensamientos cuando Alice se acerco a preguntarle. Dhelian se la quedo mirando. No solo había cambiado el genero sino que hasta su vestimenta al completo lo había hecho.

-Las pelucas son bastante comunes en el mundo del que provengo-respondió a las preguntas del ahora humano con cierta rapidez, sintiéndose inexplicablemente nervioso. No, mentira, sabia el motivo por el que estaba nervioso, la peluca formaba parte de su interpretación y al no tenerla, aunque su cuerpo fuese ahora realmente el de una mujer, ya no estaba interpretando nada sino que estaba siendo el mismo y eso solo significaba que tendría de nuevo dificultades para socializar. En esos momentos se encontraba bastante confuso sobre como debería comportarse pues tenia la apariencia de una mujer, como si fuese una real Lhelian en carne y hueso. No ayudaba mucho a su estado mental en aquellos momentos y al sentimiento que tenia de no saber como debería comportarse, si como "Lhelian" o como el mismo, el que estuviese atrayendo tanta atención. Pues no solo Alice le pregunto sino que Kora, transformada ahora en un chico se le acerco para sujetarle por lo hombres y comenzar a zarandearle mientras le preguntaba poniéndole cada vez mas nervioso.

-N-No hay nada así- dijo con un tono suave y sin mirarla directamente a pesar de decir la verdad, por mas que intentaba volver a la mascara que le proporcionaba actuar como Lhelian no podía y aquello estaba poniéndolo en estado de inquietud y de no saber como actuar. La segunda pregunta de Korasihanna lo confundió un poco pues el si que había cambiado aunque dada la ropa que llevaba no se hacia muy evidente- Yo si cambie al igual que todos y no hice nada, es cosa de esta casa- dijo respondiendo de forma escueta, todo lo posible teniendo en cuenta la forma que tenían de hablar en su mundo y que ya había notado que difería mucho de la forma en la que hablaban sus compañeros de torreón. No volvió a abrir la boca, ahora era el y siendo el mismo era incapaz de iniciar una conversación por su cuenta intentando comunicarse por sus propias fuerzas. Solo era capaz de responder, su timidez no le permitía mas que eso, por eso mismo durante el tiempo que había estado en aquella ciudad no había dejado de ser Lhelian en ningún momento aunque resultase agotador. Verse tan confundido y en cierta forma, forzado a volver a ser el mismo, lo ponía muy nervioso e incapaz de poder mirar directamente a sus compañeros. Tras responder la duda de Korasihanna se soltó, quería salir de allí , no quería seguir sintiéndose así de confundido, quería recuperar su disfraz de Lhelian de nuevo, era la única forma de obtener esa confianza que el no tenia por si solo.

Fue poner un pie en la maldita casa y liarse. Por fuera no parecía gran cosa, pero debía tratarse de un edificio mágico, a juzgar por lo grande que parecía por dentro en comparación con el exterior. Lo que les ocurrió confirmó sus sospechas. Todos se habían cambiado de sexo. Marsi se percató de que algo no iba bien con ella cuando sus compañeros comenzaron a gritar como histéricos. Había notado un ligero peso extra y la desaparición de sus caderas, pero siendo sinceros aparte de eso apenas había sufrido cambios. Se miró en un espejo cercano y vio que llevaba exactamente la misma ropa, salvo la interior; su pelo tenía el mismo largo prácticamente, peroen lugar de tenerlo regocido en dos coletas llevaba una cola baja. Era básicamente un niño bajito de espaldas anchas, tal vez con musculatura más marcada. Cuando habló, su voz sono más grave y rasgada.

-Bueno, no es para tanto mientras solo sea esto...

Pero no fue solo eso. La entrada ya no estaba, la casa los había encerrado. Marsi se tensó, poniendo su cerebro a trabajar para buscar una forma de salir. Tenía que haber una forma de salir.

-Vamos a movernos. Si nos quedamos aquí nos volveremos locos, a lo mejor acabamos encontrando la salida y andamos lo suficiente.

Era una esperanza vana, tal vez incluso estúpida, pero no podían hacer otra cosa. Abrió una puerta al azar de las que tenían en la sala y dieron con una sala más grande. Se trataba de una cúpula de un dorado ténue, salpicada de retratos. El suelo era un mosaico de puertas de todo tipo. Marsi se acercó a uno de los retratos; era increíblemente realista, y en él aparecía una chica rubia de mirada dorada y penetrante, con cierto aire aburrido. A ambos lados de la cabeza llevaba lo que parecían ser calaveras, unidas por una diadema y un cordón negro. La chica parecía ser del mismo mundo que Alice. Un poco más allá vio a un chico también humano, de rasgos duros y ojos grises y fríos.

-¿Quiénes serán? Estos parecen de la Tierra...- preguntó a nadie en particular- Mirad, un daeliciano- dijo señalándo uno de los cuadros.

—Ah, ¿no podemos salir? Pues de puta madre —resoplé, riendo para no llorar. «Quiero-mi-pene-de-vuelta» refunfuñé mentalmente. Es cierto que la mujer que el espejo me enseñaba era bastante guapa, pero la maldita casa me había quitado del órgano con el que mejor sabía disfrutar de dicho cuerpo. Y qué coño (nunca mejor dicho), disfrutaba demasiado no teniendo que sentarme para mear ni-. «¡Oh, mierda! Si esto no se puede cambiar... ¡¿Voy a tener la regla?!».

Seguí pacientemente al resto del grupo, intentando encontrar la salida, aunque el lugar parecía empeñado en dejarnosa encerrado allí dentro. La cantidad de cuadros era tan numerosa como variadas: una mujer que tenía más ojos que piel visible, un demonio negro (aunque las alas eran rojas), una lagarta a dos patas con alas de plumas negras...

—Tías... Tíos... Loqueseáis. ¿Esos no son de vuestro mundo, no? —les pregunté señalando los retratos de aquelos seres. También había una hada negra con ojos verdes, además de otros especímenes, como uno fácil de reconocer para cualquier humano—. Parece que Lady Gaga ha estado en Rocavarancolia —bromeé al ver un cuadro de alguien que podría pasar perfectamente por la excéntrica cantante.

Lhelian evita mirarme a los ojos y responde con un hilillo de voz algo mas femenina que de costumbre. Suelto a la chica de los hombros para girarla a la pared de espejos y agarrando un mechón de su pelo continuo hablándole. -Tu solo has cambiado en tu tono de pelo y su longitud. A decir verdad ahora esta mucho mas sedoso ¡Pero tu mírame a mí!- Le digo tirando un poco de su pelo para que sus ojos se cruzasen con los míos en el espejo. -Yo he cambiado absolutamente toda mi anatomía Lhelian. ¿Donde estamos? ¿Cuál es la diferencia entre tu y yo niña?- Le digo a la chica soltándole el pelo. Mi mente no puede hacer mas elucubraciones sobre el por qué de la falta de cambio físico aparente de la chica. Mirando nuestro reflejo en el espejo continuo hablando escrutando cada centímetro del cuerpo de la chica que sigue evitando mirarme a la cara.

-¿Como puedes decir que has cambiado? ¿Puedes explicarme con exactitud en que se supone que ha conllevado tu cambio? Por que a no ser que ahora seas hermacrofitras de esas como la plaga de los caracoles rosas de los campos de cultivo. Por que si no yo no me explico en que puedes haber cambiado querida Lhelian. -


Ya se que es hermafrodita y no hermacrefrita pero Kora es un pelin galurrilla. Entendedla plox xD

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por Korasihanna la cual parecía negarse rotundamente a dejarle ir sin antes saber lo que deseaba. Encima apenas la dejo avanzar junto al resto quedándose ambas atrás, girándole para que viera su reflejo en el espejo al tiempo que tomaba un mechón de su cabello, el real pues la peluca la llevaba en la mano. Soltó un quejido cuando la daeliciana le jalo del cabello para que le mirase, cosa que igualmente no consiguió, pues desvió la mirada incomodo  y no pudiendo mirar a los ojos a esta. Aun así respondió su pregunta, pues era básicamente lo único que podía hacer cuando era simplemente Dhelian.

- No se mas que tu sobre esta casa. No hay diferencia, yo también he cambiado-respondió un poco incomodo sin mentir realmente en sus palabras y sin llegar a entender la insistencia de Korasihanna. El había cambiado, claro que lo había hecho, tal vez su cambio no era muy notorio y era prácticamente cubierto por la ropa que llevaba, pero había cambiado igual que todos los de allí. Las siguientes preguntas de Korasihanna le hicieron entender un poco mejor sus dudas, aunque igualmente le resultaba bastante curioso que no fuese capaz de diferenciarle de su real sexo "Tengo que haber hecho muy buen trabajo siendo Lhelian" pensó sintiéndose un poco satisfecho por aquello, nunca había ocultado su sexo realmente, simplemente era bastante ambiguo tanto en vestimenta como en comportamiento y habla.

-Puedo decir que he cambiado por que realmente lo he hecho -respondió en un tono suave y con rapidez respondiendo sus preguntas. Sea lo que sea que le preguntara respondían porque siendo el mismo realmente no tenia confianza para mas. Resultaba bastante irónico lo diferente que era cuando era "Lhelian" de cuando solo era el. Sin mirarla aun directamente pensó la segunda pregunta por unos segundos antes de responderla y pensó que la forma mas practica de responder era mostrarlo- Puedo mostrarte el cambio, esa es la explicación mas exacta que podría darte- susurro mientras sin mirarla aun se bajaba la cremallera del anorak, mostrando bajo este el pantalón bombacho azulado cubriendo unas caderas marcadas, cintura delgada, y aunque no muy notorio, unos pechos aun en crecimiento cubiertos por una blusa verde vaporosa, en contraste con la camiseta que llevaba al llegar. No miro directamente a la daeliciana que era la única que estaba viéndole de frente, bueno daeliciano ahora, tal vez no tenia mucho cuerpo de mujer, igual que como hombre tampoco lo tenia. Incluso su cuerpo era ambiguo y poco desarrollado, daba igual el sexo que tuviese. Aun así dejo que Korasihanna pudiera verle tras eso volvió a cubrirse pues empezaba  sentir frío subiéndose de nuevo la cremallera del anorak, con intenciones de reunirse ya con el resto que estaban algo mas lejos para ver si podían salir de allí.

La chica sigue rehuyendo mis preguntas pero, hace algo que me desconcierta enormemente. La chica se desabrocha el anorak y me muestra sus pechos, cosa que no ha hecho en ningún momento. Los turgentes senos en crecimiento de mi compañera se notaban en la blusa. Esto me hace ladear la cabeza y mirarla a la cara desconcertada por el movimiento de la chica.

Sin mediar mas palabra, Lhelian se escabulle de mi lado y sale por la puerta dejándome sola en la sala mirando mi impropio reflejo en la pared. "¿Que ha querido hacer ella mostrándome sus curvas? ¿Quiere decir que ese ha sido su cambio? Marsi, Surásara y Alice han cambiado al igual que yo y ahora son unos varones. ¿Quiere decir eso que ella no es ella si no él? No... No puede ser eso posible... He dormido con ella todo este tiempo ademas..¿Qué gana ella..o el con eso? Le haré descubrirse cuando vea el momento adecuado.."

Perdida en mis pensamientos me encamino a la puerta donde han salido todos para verlos reunidos frente a cuadros de multitud de formas. Las palabras de Marsi me hacen acercarme a ella para ver la figura de un chico Daeliciano de pelo blanco esta colgado de las paredes. La mirada del chico y, sobre todo, el collar anclado en su cuello me hicieron hablar bajo al lado de las chicas.

-Ese chico era... o es alguien a quien nunca deberíais cruzaros. No lo conozco personalmente ni se de cuando esta hecho este cuadro pero solo los enfermos mentales o los presos son obligados a llevar esos collares eléctricos. A si se les controla.- Digo en un tono que podría parecer hasta seco para mi forma de hablar. En mi vida había conocido a ninguna persona que llevase el collar disciplinario. Las historias que escuchaba de algunos de los mayores criminales de los suburbios de la ciudad habían acabado con una mala descarga de sus collarines y, a decir verdad, ese podría haber sido mi destino si no hubiese escapado a esta ciudad de magia y ruinas.

Comenzamos a internarnos en la casa. Los espejos parecían estar con el propósito de mostrarnos nuestros nuevos cuerpos a cada paso que dábamos <<Verás tú como los reflejos cojan vida propia...>> Así andando, llegamos a una sala con retratos de... Gente como nosotros, de nuestros mundos y de las mismas edades... ¿Y si eran retratos de los que aquí vivían? ¿O y si eran de los que entraron en la casa antes que nosotros? Lo único que tenía por seguro era que cualquier "y si" daba igual.

Me fijé en los que Marsi señalaba y me llamó la atención la chica rubia con los cascos.
-Qué envidia, yo me tendría que haber traído los míos...

Seguí cotilleando por la sala sin pararme en ninguno en especial excepto los que tenían aspecto de reptil.
-En Maciel no había ningún reptiliano... Ni nadie con alas ni tantos ojos... ¿Serán habitantes de la casa? ¿O de la ciudad?

<<Lo que sí sé es que como no encontremos la salida, la casa tendrá nuevos huéspedes. Y sin puertas ni ventanas, acabaremos recurriendo al canibalismo>>
-¿Seguimos buscando, para evitar quedarnos a vivir en una casa sin salida?

Tras eso, me dirigí hacia una puerta y abrí, pero no pasé al otro lado, donde había un piano con la tapa abierta, como si lo hubieran usado recientemente.
-¿Vamos? No me fío de seguir yo sola y que la puerta se cierre y luego no estéis al otro lado... Divide y vencerás.

Decidimos continuar en busca de una salida y terminamos llegando a una habitación llena de retratos, la gente retratada es a cada cual mas variopinta, fijo mi vista en el cuadro de una niña o un niño, no sabría decirlo bien, pero hay algo que me llama poderosamente la atención.

-Este es ulterano,- digo mientras observo al chico rubio, me decanto por chico mas que nada por una intuición.- Noto que lo es, aunque es extraño. No me importaría conocerlo, la verdad. Una mezcla entre Intara y Neuvlm es de lo más rara, exótica podría llegar a decir,- hablo más para mi misma que para el resto.- Desde luego la historia tras este chico sería para no perdérsela, me pregunto si seguirá vivo.

Me acerco a la zona por la que está Álvaro y miro uno de los retratos que señala.

-Ella también es ulterana,- digo desconcertada.- Pero no puede ser, no hay ulteranos así. Y me refiero por los ojos antes de que nadie me pregunte. Que raro....- me quedo unos segundos pensativa tratando de comprender que pudo haberle pasado, al no llegar a ninguna conclusión viable me encojo de hombros y digo.- Seguro que al general comandante Tenvrai le interesará saber que hay un watahré fuera de servicio.- escucho las palabras de Alice y digo.- Sí, será mejor seguir buscando una salida.

Me muevo a la siguiente habitación y espero a que pasen todos para seguir buscando alguna puerta que nos conduzca afuera.

Agradeció que comenzaran a avanzar por una de las puertas con intención de buscar la salida, el cuarto en el que entraron resultaba bastante extraño, lleno de cuadros de personas con características físicas similares a las de sus compañeros de torreón y algunas otras que parecían mas monstruos que personas. No abrió la boca solo observo con atención la imagen del daeliciano que Marsi menciono, ¿que hacia esa imagen allí? ¿Significaba aquello que habían ido mas daelicianos a aquella casa, a aquella ciudad? Si era así, ¿donde se encontraban ahora?. Eran muchas preguntas las que tenia y que deseaba decir en voz alta, solo para saber la opinión de los demás pero su habitual timidez se lo impedía provocando que esas preguntas quedasen atascadas en su garganta sin posibilidad de que salieran. Realmente odiaba esa parte de el, esa poca confianza en si mismo.

Se entretuvo escuchando las explicaciones que daban el resto del grupo a los diferentes cuadros allí presentes, aunque su atención estaba sobretodo en aquel daeliciano de cabellos blancos que había llamado la atención de Korasihanna. No pudo evitar estremecerse ligeramente, pues como bien había dicho su compañera, no cualquiera en su mundo llevaba aquel collar. Se sintió como si la imagen del cuadro le observara y les siguiera con la mirada , por ello se dio prisa en juntarse con Alice que había abierto otra puerta y les metía prisa para que avanzaran en busca de la salida. Un piano, eso había en la segunda habitación "Este lugar parece no acabar, ¿cuantas habitaciones pueden caber en un edificio circular de un solo piso?" se pregunto confundido, era obvio que ese edificio era mágico, solo había que verse uno mismo para darse cuenta de eso, pero el hecho de que que hubiera mas y mas cuartos por cada puerta que pasaran sin encontrar la salida empezaba a inquietarle. Por mas puertas que pasaron no repitieron ninguna habitación, cosa que agradeció pues algunos de los cuartos por los que pasaron eran realmente inquietantes. Como aquel del cual caían cadenas del techo y una cama de pinchos en mitad de la habitación con correas para sujetar. "¿Pero donde se encuentra la puerta que da a la salida de este edificio? Ya he perdido tanto la noción del tiempo que me parece que han pasado horas desde el momento que entramos" pensó deseando que encontrasen pronto la salida, no quería acostumbrarse a aquel nuevo cuerpo de chica, quería volver a ser el mismo y el poder colocarse la peluca y su mascara de "Lhelian" que le permitiría tomar la confianza que le faltaba para poder decir lo que quería en voz alta.

Sus plegarias fueron escuchadas, cuando un par de puertas después y casi por pura suerte consiguieron encontrar la puerta de salida, a lo que el daeliciano no dudo en salir, sintiendo alivio inmediato cuando noto un cosquilleo por todo el cuerpo y como volvía a tener su pene en su lugar y la falta de pechos. Aquello no fue tan obvio como el cambio de sus acompañantes debido al anorak pero el lo noto claramente y suspiro aliviado. Sonriendo y sin fijarse mucho en si el resto lo seguía peino la peluca con los dedos aun sin ponérsela, intentando calmarse y así interpretar el papel de Lhelian, la parte de el confiada, amistosa, habladora y juguetona. Algún día aquella interpretación no le serviría pero por ahora era su modo para poder comunicarse y sentirse mas seguro de si mismo.

Apenas acaba de colocarse la peluca tras peinarla un poco cuando noto algo pesado sobre su cabeza, confundido intento quitárselo. Lo que ocurrió a continuación hizo que abriera los ojos al máximo, solo para encontrarse a un anfibio de tonos muy coloridos colgado de su cara y mirándole con unos grandes ojos saltones. El grito de Dhelian se confundió con el croar del sapo, el cual trastabillo en un intento de liberarse del agarre del animal casi cayéndose de culo al suelo sin poder ver.

-¡Nooo, fuera, fuera, fuera, suéltame!- exclamo asustado al notar que la criatura no le soltaba y un coro de croares se escuchaba por el lugar, justo segundos antes de notar una agudo pinchazo en su mejilla que no tardo en paralizarse sin ser capaz de mover adecuadamente la boca ni el parpado derecho. Aquello fue lo que mas le asusto, no pensó mucho solo sabia que debía liberarse de aquella criatura lo antes posible. Asustado y temblando cual hoja no pensó mucho en ello y por simple instinto de supervivencia, cogió la daga que llevaba clavandosela al anfibio en el estomago y para hacer palanca y soltar aquella patitas con ventosas que se agarraban a su piel. Consiguió liberarse de aquella cosa, pero lo que pudo ver tras que no tuviera una pantalla frente a sus ojos fue una orda de aquellos pequeños seres, acercándose con sus croares y lanzándose sobre y sus compañeros. El mismo ya tenia otro sujeto a su brazo no pudiendo llegar a su piel debido al grueso anorak. La mejilla le picaba y dolía, hilitos de sangre cyan salían del lugar en el que el sapo había mordido, aquella sensación de tener media cara paralizada era inquietante. Aquello se estaba poniendo muy feo- ¡No os dejéis que os muerdan, tienen veneno! - exclamo sin saber ni como, a pura fuerza de la desesperación al ver como mas y mas sapos aparecían y el tenia que sacudírselos de encima a fuerza de manotazos de anorak, con las dagas metidas dentro de las mangas cortando aquí y allá sin ton ni son solo queriendo que se alejaran de el.