Casa Gamides

Después de estar un buen rato corriendo sin ningún sentido decido pararme en seco e intentar ubicarme. "¿Donde coño estamos? Se esta haciendo demasiado de noche. Deberíamos buscar algún sitio donde resguardarnos si Maciel esta tan lejos."

-¡Ey Wedn! ¿Maciel está lejos? Se hace de noche y no creo que nos convenga estar fuera cuando es de noche. Mi madre me decía que a las diez en casita cenadito y en pijama.-"Lastima que nunca le hiciese ni puñetero caso." Comienzo a mirar sitios donde poder resguardarnos cuando mi vista se topa con una especie de construcción de una sola planta con muchísimas puertas que parece ser circular.

-Ey.. ¿Por que no probamos allí?- Digo señalando hacia una de las muchas puertas.- Tiene muchas puertas y no parece estar en mal estado. Y lo mas importante. No ha intentado comernos. Podríamos pasar la noche allí y volver a Maciel en cuanto amanezca.¿Te parece?- Me acerco hacia la puerta con cuidado, despacito y mirando hacia todos lados a la búsqueda del mas mínimo movimiento que me alerte de algún peligro. Al llegar a la puerta me giro hacia Wed y le sonrío. -¿Lo ves? Nu pasaaa naaaaada mujer. Acércate que esta casa no muerde.- Toco la puerta y le doy unas palmadas mientras sonrío para intentar parecer lo mas seguro y tranquilo posible. "Ven, no quiero caminar de noche por aqui."

Abro la puerta y grito al interior. -¿Holaaaaaaaa? ¿Hay alguien en casa?- Espero unos segundos a ver si alguien responde o sale algún tipo de bicho a intentar cenar pero no ocurre nada. -Bueno Wedn.. ¿Entramos?- Digo haciendo una pequeña reverencia a la chica para hacer que avance y entro poco a poco en la puerta con las manos en las empuñaduras de las dagas. "Que no hayan contestado no significa que no haya nadie aqui."

Corrió como si su vida dependiera de ello y, en cierta manera, así era. Si hubiera estado cinco minutos más en esa calle, todo lo que había creado, su protección tras la muerte de Margaret y todos los avances hechos en la ciudad se hubieran desmoronado como una torre de naipes con un soplo de viento. “No podía consentirlo.”

El tiempo que llevaba corriendo, sintiendo el viento chocando en su rostro, fue suficiente para volver a esconder su debilidad y ser la de antes. Por suerte, Matt no se había dado cuenta de cómo había bajado la guardia, si llega a ser así, no sabría como hubiera hecho para que lo olvidara. “No me puedo permitir mostrar debilidad, podrían destruirme.” Se dijo.

Notó como Matt se paraba detrás de ella y decía algo. No tuvo que sacar el libro de mapas para darse cuenta que no conocía la zona y que tardaría un poco en encontrar el camino de vuelta. “Quizás tenga razón y lo mejor sea pasar en una casa de estas la noche. Además, ninguno de los dos ha comido nada y si empezamos a dar vueltas buscando Maciel, podemos encontrarnos con algún peligro y no tendremos fuerzas para afrontarlo.” Se dijo convencida. Matt comprobó si había peligro en una casa antes de abrir la puerta y cederle el paso. La casa no les había comido, lo que era una buena señal.

Cuando Wen estuvo en el umbral de la puerta, una fuerza extraña los empujó a ella y a Matt hacia el interior, cerrándose la puerta que habían elegido para entrar de golpe. Wen se dio la vuelta rápidamente con su arco alzado, por si algún peligro les acecha dentro, pero lo que se encontró no fue para nada eso. Un corredor lleno de puertas y espejos les daba la bienvenida y, reflejados en muchos de ellos, un chico moreno y una chica castaña. Wen se acercó cautelosamente a uno de los espejos y el chico moreno le devolvió la mirada. Llevaba una camiseta negra de manda corta, cubierta por una cazadora de cuero negra a la que le faltaba una manga, unos vaqueros oscuros y unas botas negras terminaban la vestimenta del muchacho., su pelo era corto, con un pequeño flequillo tapándole la frente y sus ojos eran grises. Wen no pudo evitar soltar una exclamación de sorpresa al ver sus guantes en las manos del chico y su pañuelo atado en su brazo descubierto disimulando una cicatriz. Era ella.

- Soy un chico. - exclamó impresionada con su nueva voz más grave y potente.

Como acto reflejo, llevó sus manos a su pecho, comprobando que, efectivamente, estos habían desaparecido. Rápidamente se dio la vuelta.

- ¿Matt? - preguntó con el ceño fruncido.

En lugar de su compañero había una chica con sus mismos rasgos. Al ver los bultos en su pecho bajo su camiseta, inconscientemente su mano fue a su entrepierna. Ahí había algo que antes no tenía. Al ver lo descarado de su movimiento, apartó la mano rápidamente y se sonrojó, para su propia sorpresa.

Wen se acerca hacia la puerta y cuando estamos los dos a la misma altura una extraña fuerza nos arrastra hacia dentro.

"¿Que demonios pasa?¿Quien me ha empujado?" Me giro y pierdo un poco el equilibrio. Ante mi se abre un pasillo lleno de espejos y puertas. En los espejos veo reflejado a otra pareja"¿Mas personas?". La pareja de desconocidos están de pie mirándonos con la misma cara de incredulidad que debo tener en este momento. La chica castaña es bastante bonita. Pelo largo castaño del mismo tono que mi pelo y lleva un vestido corto negro y unos señores botines con tachuelas bastante altos. "Buen pelo y buen estilo. Parece que viene de fiesta. Me resulta bastante familiar." Me acerco y la chica reflejada se adelanta. "Un momento, es...¿Un espejo?.

-Soy un chico.- Dice el reflejo del chico pero yo lo escucho como sale de detrás mía el sonido. El chico es bastante guapo. Por lo que me coloco el pelo e intento adecentarme pero al tocarlo me sobresalto.

-¿Que coño se supone que..?- Me tapo la boca con una mano y con la otra agarro un largo mechon de pelo."¿Soy yo el del espejo?"

-¿Matt?- La voz grave del chico vuelve a sobresaltarme y me giro al compás de nuevo pelo y me acerco hacia el. -¿Wed?-

El chico se toca el pecho y me mira hacia mi pecho. -¿Que pasa?¿Que tengo?- Miro hacia abajo y no puedo evitar soltar un gritito. -¡Tetas! ¡Tengo tetas!- El chico se toca la entrepierna y por alguna extraña razón una sonrisa picara se me dibuja en la cara. Entonces una duda me sobresalta a la mente. "Matt si tienes tetas tienes que te tener..." Mi mano baja de uno de mis nuevos pechos y se detiene en la zona de la entrepierna. -¡O DIOS MIO!- Digo dando saltitos sobre los botines y comienzo a reírme a carcajadas -¡Nos hemos intercambiado de sexo!¡La casa no nos ha comido pero nos ha cambiado de sexo! ¡Esto es buenísimo!-

Algo en la situación no para de resultarme gracioso por lo que me acerco al nuevo Wed y le toco un pecho. -Ahora tengo mas tetas que tu cariño- Digo sin poder parar de reirme.

Aun impresionado, la versión masculina de Wednesday vió como la versión femenina de Matthew reía por el cambio. Su fascinación con sus nuevos pechos hizo que Wen entrecerrara los ojos, exasperado. “Hombres…” se dijo, pero al instante calló mentalmente. “Ahora es una chica.” Pensó todavía confundido.

Cuando Matt se le acercó y le toco el pecho, Wen le apartó de un manotazo.

- El que ya no tenga tetas no quiere decir que puedas tocármelas, Paris Hilton. - le dijo despectivamente.

Wen siguió mirándose al espejo, repasando sus nuevos rasgos. “Estoy bueno.” Se dijo con una pequeña sonrisa. “Quizás deba quedarme así y cambiarme el nombre, ¿Jueves, quizás?” se dijo, riéndose de su propia broma mientras seguía mirándose al espejo.

- Creo que deberíamos salir de aquí. - comentó dirigiendo su mirada a la chica de al lado.- Comprobemos si esto es permanente. No se tu, pero yo me gusto más de chica.

Intentó abrir la puerta de entrada que habían cruzado, pero le fue imposible.

- ¡Genial! Estamos encerrados. - exclamó enfadado.

“El exterior estaba lleno de puertas, podemos encontrar otra salida.” Se dijo.

- Busquemos otra salida. - ordenó cogiendo del brazo a la chica y arrastrándola con él.

Wen entró por la primera puerta que vió. La habitación en la que se encontraron le hizo recordar instantáneamente la película de “Alicia en el país de las maravillas”. La habitación era de lo más corriente: una araña en el techo, suelo ajedrezado, estanterías, sillas y una pequeña puerta al fondo. La peculiaridad de la habitación es que, excepto las puertas, el resto estaba boca abajo.

- ¿pero qué…?- musitó confundido, antes de acercarse a la siguiente puerta, mientras observaba toda la habitación, para salir de ahí.

Al salir de esa habitación se encontró con otra aun más estrambótica, y siguió avanzando. Cada habitación y corredor que pasaba era de una forma, tamaño y estilo diferente. Comenzó hacerse bastante tarde y Wen sabía que tendrían que descansar si al día siguiente querían volver a Maciel pronto para reponer fuerzas. En ese momento, dio con una habitación de princesita, toda rosa y llena de peluches, con una cama con doseles y una mesita pequeña con un juego de té.

- Mira, tu casita de muñecas, Paris Hilton. Solo te falta el perro-patada. - le dijo a su compañera, quitándose la mochila y dejando el arco sobre la mesita del té, con clara intención de pasar ahí la noche.

Wedn me quita la mano de un manotazo y me reprocha que aunque no tenga tetas no puedo tocarselas. "Aburrida.... Y encima me llama Paris Hilton la cabrona."

Wed me dice que seria buena idea salir de aquí aunque yo me lo estoy pasando pipa pero ella se va hacia la puerta y la intenta abrir pero desiste al rato. Yo mientras estoy mirándome al los espejos y toqueteandome el pelo. "Pues no estoy mal." Por el rabillo del ojo veo al nuevo Wed y sonrío."Y tu tampoco estas nada mal chavalote."

Wed abre una de las puertas del interior y entra por lo que le sigo haciendo sonar mis botines."Mmm mola andar con tacones. Pensé que seria mas difícil." Al entrar en la nueva sala me quedo absolutamente maravillado por lo que veo. -Alaa como mola este sitio. ¿no crees?- "Este sitio me recuerda a Disneyland"

Cada sala que pasamos mas me maravillo aun más con las cosas que encuentro. Al escoger otra puerta entramos en una habitación completamente rosa por lo que Wed se mete conmigo diciéndome que esta seria mi habitación y que me falta tener el perrito. "¿Perrito? Muy bien. Hora de divertirse." Digo riéndome para mi mismo mientras veo como mi macho-Wed se despoja de sus cosas. Me quito el arco y demás archiperres y me acerco poco a poco por la espalda a Wed.

-Buuuenoo. No tengo perro pero... te tengo a ti.- Digo abrazándolo desde atrás. -Tienes buenos brazos siendo tío la verdad- Me rio juguetonamente mientras me pego a su espalda haciendo que toda mi nueva anatomía quede bien pegada a su espalda. Acerco mi boca a su oreja y le susurro. -Para tu información. No soy de rosas. Prefiero el verde.- Paso mi pierna rodeandole y me pongo enfrente de su cara pasando mi mano por su estomago hasta llegar a su mejilla. -Solo hay una cama y... somos dos. Por lo que las señoritas primero ¿no crees?- Digo de manera juguetona mientras dejo caer una de las tiras del vestido. Me giro y comienzo a andar hacia la cama. -Bueno, ¿Te vas a quedar allí toda la noche?-

"Veamos como piensas responder mi querido machote."

Cuando se quitó la cazadora, dejándola encima de la mesita de té, notó como unos brazos rodeaban su cintura por detrás. “¿Así que a la Yankiee le han entrado ganas de jugar?” se preguntó rodando los ojos. Que Matt-chica pegara su nueva anatomía en su espalda no le produjo nada, realmente. De normal, era Wen quien seducía y no la persona seducida, aunque seguía siendo algo poco frecuente. “Excepto con Church. Él siempre fue la excepción a todo.” Se recordó.

Si el acercamiento no le había hecho sentir nada por su poco parecido al chico de sus recuerdos, el susurro fue otra cosa. Que utilizara con él una técnica tan frecuente en su amigo hizo que el nuevo cuerpo de Wen se estremeciera y, para su total impresión, la cara le ardiera por el sonrojo. Cuando la chica le soltó, se sacudió enfurecido y la agarró del brazo fuertemente.

- Mira, “bonita” - le espetó con sorna.- No intentes jugar conmigo, ni ahora, ni cuando salgamos, o no aseguro tu supervivencia.

Soltándola bruscamente, se acercó a la cama y cogió una sabana y una almohada, que luego extendió cerca de la mesita del té donde había dejado sus cosas.

- Yo voy a dormir en el suelo, tu haz lo que quieras, pero mantén las distancias, mi navaja esta recién limpia, no quiero que tu sangre la ensucie. - mintió para sonar amenazante mientras arrastraba algunas sillas a las puertas para bloquearlas. “Cualquiera puede entrar y sorprendernos.”

Todavía no había limpiado la sangre del ranta de su navaja y, si Matt era un poco observador, se habría dado cuenta esa misma mañana cuando se habían encontrado en la cocina. Aun no había tenido el impulso de limpiar la navaja, no lo veía necesario por el momento y, la verdad, se encontraba a gusto tal y como estaban las cosas.

Sacó su libro de la mochila y, acomodándose en su cama en el suelo improvisada, comenzó a buscar en él la zona donde se encontraban, para conseguir volver al torreón al día siguiente. No sería la primera vez que dormiría en el suelo en su vida, por lo que no era una situación que le molestara.

Mientras me dirijo a la cama Wedn-chico me agarra por el brazo con fuerza por lo que me giro y le miro extrañado. "¿Pero que coño? Joder solo estaba bromeando. No se por que se pone así. Nota mental: Hora de pasar de Wedn." Wedn me dice que va a dormir en el suelo y me amenaza con sacar la navaja."Eso no ha tenido ninguna gracia. Este golpe te has pasado maja." Por lo que veo se propone a dormir en el suelo de verdad. "No puedo dejar que duermas en el suelo chiquilla."

-Bueno bueno para toro que estaba bromeando. Te has tomado esto mucho a pecho...-Me tiro de espaldas a la cama y suspiro. Miro los doseles de la cama y me incorporo corriendo. -¿Sabes? Ya se cual es tu problema. La testosterona te sienta mal grandullón.- Digo señalandole con el dedo. -Puedes dormir en la cama. Es cómoda.- Digo volviéndome a tirar en la cama. De pronto noto un pequeño dolor en mi pie derecho.

"Me duelen los pies con los botines. Que asco de tacón, muy bonitos pero dolorosos. Me quedo con mis zapatillas." Me incorporo y me quito los botines tirándolos lejos. -No entiendo como aguantáis los tacones enserio. Yo estoy hasta el coño y solo he dado quince pasos como aquel que dice.- Comienzo a reírme a carcajadas mientras Wedn mira su libro. Me acuesto en la cama y comienzo a jugar con mi pelo. Me incorporo para mirar a Wedn y le sonrío.

-Wed enserio. Puedes dormir en la cama. Te prometo que seré bueno te lo prometo de verdad.-Digo en un tono lo mas serio que sé con la mano puesta en el corazón. "Ui que blandito." Al bajar la cabeza para ver que era tan blandito recuerdo que soy un chica y que me estoy tocando un pecho. -¡UI! Es la falta de costumbre.- Digo riéndome.

Wen percibió que Matt se había enfadado. “Bien, así aprenderás a no hacer bromas a quien no te conviene.” Se dijo. No le estaban gustando nada las reacciones que estaba teniendo últimamente. Los sonrojos, la vergüenza, eran signos de debilidad y los odiaba.

- Prefiero dormir en el suelo, estoy acostumbrada. - contestó sin apartar la vista del libro, ignorando el comentario de la testosterona.- acostumbrado. - se corrigió rápidamente en un susurro, aunque ni él mismo supo por qué.

Wen levantó la vista un poco del libro de mapas solo para ver como Matt se peleaba con los tacones. “Inútil.” Le dijo en su mente soltando una pequeña risa que pasó desapercibida, para su suerte.

- No sé a qué te refieres. Yo no suelo llevar tacones. Es muy difícil correr con ellos. - le contestó volviendo a concentrarse en su lectura. Ni siquiera se había dado cuenta que ya iban dos cosas de su pasado que dejaba a entrever.

Gracias a un estudio del recorrido que a ella le había parecido que habían hecho, pudo encontrar el lugar donde estaban en ese momento. “Casa Gamides.” Leyó para sí.

- El sitio donde estamos se llama Gamides. - le informó secamente, como si fuera por obligación.- No pone nada de la casa, excepto el nombre, y tampoco he encontrado ninguna referencia a la calle de antes.

La información que le dio no fue de vital importancia, pero Wen se vió obligada a dársela de alguna manera. Tenía muy reciente la imagen de Margaret y quizás eso hacía que en ese momento fuera un poco más como lo había sido cuando ella vivía: todavía sin saber tratar muy bien con el resto de personas, pero un poquito más abierta.

- Me da igual que seas bueno o buena, prefiero dormir en el suelo. - le dijo, suavizando su expresión ante la pequeña confusión de su compañera, y añadió bajando el volumen de su voz.- me trae buenos recuerdos.

Me aparto la mano del pecho y me quedo mirandole con la cabeza ladeada mientras le escucho hablar. "Gamides. Este sitio se llama Gamides. Interesante." -Pues marcalo como un sitio entretenido. ¡Y! Lo más importante... Marcalo como sitio que no quiere comernos. Eso es un dato importante.- Cuando Wedn me dice que prefiere dormir en el suelo me sorprende. "¿Buenos recuerdos?¿Que clase de persona le gusta dormir en el suelo?"

Me levanto y me arremango el vestido hasta la cadera para dejar las piernas sueltas y le miro. -¡Che! No mires, esperate no me seas voyeur. Que tengo unas piernas to sexis.- Digo riéndome. Me siento en la cama con las piernas cruzadas mientras cojo un cojín y lo pongo en mi regazo y me abrazo a el.

-Oye Wedn. ¿Te puedo hacer una pregunta? Pero solo si me prometes no mandarme a la mieeerda ¿Valep?.-Digo sonriendole intentando parecer lo mas amable posible. -Veras..... llevamos ya bastante tiempo aquí y lo único que sé de la señorita Wed es que siempre está cabreada con el mundo. Intento hacerte reír para que se nos olvide un poco donde estamos pero lo pones muy difícil. ¿Como era tu vida en Londres?- Me paro intentando buscar las palabras exactas para evitar que se enfade y me acabe mandando a la mierda.

-Quiero decir...¿Como era la Wedn de Londres antes de venir aquí?- Wedn no dice nada por lo que continuo hablando intentando saber algo mas de mi querida amiga londinense.-¿No sabes por donde empezar?-

Le pongo una sonrisa dulce y suelto un bufido. -¿Quieres saber algo del Matt de California?- "El Matt de California... tengo razón.. poco queda ya del niño que vivía en california." Miro hacia Wedn y continuo hablando.

-El Matt de California tenia casi todo lo que necesitaba. Salia, entraba, hacia lo que quería. La vida del Matt de california era para todos los demás una pasada menos para él. Tenia amigos.. dos o tres a amigos de verdad y miles de conocidos de los cuales no recuerdo ni su nombre pero mi vida no ha sido siempre así.- "Creo que es la primera vez que voy a hablar de esto con alguien... y jamas pensé que pudieras ser tu la afortunada oyente." -Cuando era un niño todo el mundo se metía conmigo por estar gordo o por ser algo patoso. Pero todo cambió al entrar en secundaria y comenzar a ser algo mas alto. algo mas delgado. algo mas pasota en general. Lo que viene siendo uno de los populares del instituto- Digo algo apesadumbrado.

-Entorno a mi familia he de decir que a mi me crió mi madre y mis abuelos. En casa de mis abuelos he pasado las mejores épocas de mi infancia. Mi padre nos abandonó a mi madre y a mi cuando yo era un autentico moco. Es mejor no pensar en ese espécimen. Mi madre siempre estubo muy unida a mí y yo a ella. Pero a medida que empecé a salir me distancié algo de ella. Ella me quiere mucho. Aunque le han dicho de las peores cosas de su hijo ella siempre esta de mi parte. Y no se que mas decir...- Al recordar a mi madre me siento algo nostalgico. "Mama.... Era un gilipollas... Siento haberte echo pasar esos malos ratos."

Ignoró las palabras de Matt cuando esta le preguntó por su pasado, por Londres. “La Wen de Londres. La Wednesday de Londres. ¿Tanto he cambiado para que exista una diferencia entre la Wen de Londres y la de aquí?” se preguntó con mofa.

No hizo ningún amago de querer contestar a su compañera, por lo que ella siguió hablando. “Me está contando su vida. Se está sincerando conmigo. ¿Qué ha visto en mi para querer decirme todas esas cosas?” se preguntó, extrañado. Nunca había conocido a nadie de su edad que se hubiera sincerado con Wen, que le hubiera contado su vida, como tampoco la británica lo había hecho nunca. La verdad era, que las únicas personas que habían merecido la atención de la Wen de Londres eran niños huérfanos a los que no les hacía falta contar su historia para que ella la supiera. “La Wen de Londres.” Se dijo de nuevo. “Quizás sí que exista un cambio.” Reflexionó para sí. Y, la verdad, es que la Wen de Londres, la muchacha que sobrevive en la calle y ansía la libertad, nunca contaría su vida, ni siquiera parte de ella.

- No tengo padres. - dijo secamente cuando Matt se calló.- Y cuando digo “no tengo padres” quiere decir que nadie, absolutamente nadie, sabe quiénes son mis padres. Nunca me han adoptado, a excepción de dos ricachones que me abandonaron poco después. Toda mi vida la he pasado en casas de acogida, sobreviviendo en la calle y escapando de la policía. ¿querías saber cómo era la Wen de Londres? Pues aquí la tienes. La única diferencia es que yo soy libre.

"Whao..... Y yo decía que mi vida era difícil."

Miro dulcemente a Wedn e intento parecer lo mas dulce y serio posible. -Wed, Como hemos dicho esos son los Wed y Matt de la Tierra. Ahora estamos aquí. Y solo nos tenemos a nosotros.- Me paro y cambio el tono de voz a uno totalmente afable.-¿Sabes? Ya sé que podemos hacer ahora. Hay que intentar olvidar el pasado. Quiero decir.... Ya no estamos en la Tierra. Es el pasado.... Es hora de dejar de estar cabreada con el mundo cariño.- Me tumbo en la cama y los recuerdos de California me vuelven a inundar. "El Matt de California.... Ya no existe. Hola nuevo Matt. Es hora de dejar atrás al niño de allí y decir hola a la persona que soy ahora."
Me vuelvo a incorporar en la cama y le sonrío.

-¿Sabes que Wed? Tienes razón en que ahora eres libre pero se te olvida una cosa. Ya no estás sola. Ahora nos tenemos a nosotros. Esta es nuestra nueva vida ahora. ¿No crees?- Digo con una placida sonrisa en la cara. -Solo nos tenemos a nosotros ahora. Así que puedes pensar que esta es nuestra nueva extraña familia.- "Mi nueva familia..." Recuerdo las comidas familiares en el campo de mis abuelos y de pronto todos los presentes en la mesa se diluyen y se convierten en los niños del torreón. La idea de estar todos como en una cena familiar hace que me ria a carcajadas.

-¿Te imaginas las cenas en familia de Navidad con ellos? Seria una comida muuuuuuuy interesante.- Digo arropándome en las sabanas.

"Joder me empieza a picar el sueño." -Wed.. ¿Enserio quieres dormir allí? Hay sitio mas que suficiente en la cama. Te prometo que no muerdo. Con el cansancio que tengo en mi cuerpo ahora mismo no tengo ganas de ponerme a hacer guarrerias.- Digo sonriendole y antes de que me responda vuelvo a hablar. -Ademas esta cama es suuuper cómoda. Yo quiero una como esta en mi cuuuuaarto- Digo mientras me esperezo y me fundo en la cama.

“¿Olvidar el pasado?” se preguntó mentalmente. “¿Y si no puedo? ¿Y si no quiero olvidar el pasado? ¿Y si no quiero borrar de mi mente todo lo que me ha hecho ser como soy?”

- No pienso olvidar el pasado. - contestó secamente.- Que ahora estemos aquí no quiere decir que deba olvidarlo. El pasado me ha hecho ser como soy, me ha hecho fuerte. Olvidarlo sería volver al principio, sería un gran error.

Cuando Matt dijo que estaba cabreada con el mundo, Wen soltó una risa amarga. “Cabreada con el mundo… Yo no estoy cabreada con el mundo. El mundo es el que me tortura y me pone constantemente a prueba.” Pensó.

- No me preocupa la soledad física. El hecho de tener a alguien a tu lado no quiere decir que dejes de estar solo. Estar solo es no tener a nadie en el mundo. Tú tienes la suerte de tener a tu madre, lejos o no, siempre estará; yo…- la boca de Wen se cerró al instante.- Da igual. - musitó. No quería hablar de Margaret y Church en ese momento.- el caso es que el que hayamos llegado aquí solos no quiere decir que estemos solos. - Había hablado demasiado. Necesitaba distraer la atención de Matt hacia otros temas, así que decidió lanzar algún comentario sarcástico sobre la familia.- ¿Una familia? ¿Eso en que te convierte a ti? ¿En la mamá? Pues serías una autentica zorra, porque no tienen ni un hijo parecido al otro. ¿Cena de Navidad? Pues cocinaras tú, bonita. - terminó con una sonrisa socarrona. Había sonado bastante forzado para su gusto, por lo que calló definitivamente para no estropearlo.

Wen siguió estudiando su libro, hasta dar con una ruta corta y aparentemente segura para volver al día siguiente al torreón. Guardó su libro de nuevo, dejó su arco cargado al lado de su cabeza y la navaja debajo de la almohada, y se preparó para dormir.

- Matt, no es por ti, prefiero dormir en el suelo. - mintió. La verdad, es que nunca se había sentido cómoda durmiendo con nadie, la costumbre de dormir alerta le hacía sentir que perdía tiempo de reacción o movilidad cuando dormía en compañía.

Wen no tardó en dormirse por culpa de las emociones del día, el sueño acumulado y el ejercicio; pero antes de hacerlo, dedicó unos minutos a pensar en las palabras de Matt “Solo nos tenemos a nosotros. “ No, Wen no pensaba así. Tenía sus recuerdos, sus guantes y su pañuelo y, finalmente y por mucho que ella odiara admitirlo, también los tenía a ellos.

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A la mañana siguiente, Wen despertó con la sensación de estar, de nuevo, en un sitio desconocido. Al observar minuciosamente la estancia, recordó los sucesos del día anterior. Estaban en Gamides y tenían que llegar pronto a Maciel si no querían acabar muertos de hambre. “No hemos comido nada desde ayer por la mañana.” Recordó.

- ¡Princesita Polly, despierta! - le gritó a Matt, mientras se levantaba y se preparaba para salir.- Tenemos que volver cuanto antes a Maciel.

Una vez desbloqueadas las puertas, se dio la vuelta, dispuesto a levantar a Matt a la fuerza si hacía falta, pero algo lo detuvo.

- Yankiee, ¿Qué te ha pasado en la piel?

"Su vida es completamente diferente a la mía. No digo que hay que olvidar el pasado. Pero quizás recordarlo en todo momento no seria muy bueno. Hay que avanzar, eso es una cosa que me enseño mi abuelo. Adaptarse o morir."

Wen comienza a explicarme su punto de visto y yo la observo con gran entusiasmo."Al fin la enigmática Wed se abre al mundo." Me resulta muy gracioso que me llame la mama zorron del grupo por lo que comienzo a reírme a carcajadas. -Oye oye. A mi me enseñaron que hay que ser toda una señora en la calle y una autentica zorra en la cama cariño.- Digo en tono de broma. -Y cocinar.. No te aconsejo que me dejes unos fogones.-

Wed me dice que prefiere dormir en el suelo por que decido dejar de insistir e intentar dormirme. "Demasiadas emociones por hoy. Hora de dormir."- Bueno como veas pero te vas a destrozar la espalda. Buenas noches tiarron.-

Cierro los ojos y respiro hondo. -Wen. Me ha encantado que muestres signos de humanidad cariño. Duerme bien anda.- Poco a poco noto como mi cuerpo se relaja y caigo en un sueño profundo.

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Me despierto de golpe y me incorporo bañado en sudor. Me duele el pecho y no puedo parar de temblar. "¿Que demonios ha pasado? Menudo sueño." Me limpio el sudor frío de la frente y escucho a Wed hablarme pero no le entiendo nada. La imagen de Enna espachurrándose en el suelo y la cabeza de Wed rodando llena de tabaco no paran de salir en mi cabeza. -¿Que dices?Dame un segundo por favor. Necesito respirar.- Saco los pies de la cama y me apoyo sobre mis piernas."¿Soy tan inútil de verdad? ¿Que demonios ha sido este sueño?”. Al fijarme en Wed puedo ver su cara de preocupación mirándome. -¿Que pasa? ¿Que tengo? Te recuerdo que tu también sigues siendo un tío asi que no te asustes tanto mono.- Digo señalandole. Al fijarme en mi brazo no puedo reprimir soltar un grito. -¡AHHHHHH! !PE.. PE...PERO QUE COÑO ES ESTO!- Digo mirando la cantidad de ronchas rojas que me han salido por el brazo. Al pasar la mano por mi brazo derecho puedo observar que en el otro brazo también tengo algunas ronchas.

-¡AHHH! ¡Hay más!- Me levanto de un salto y me veo de pie quedando completamente paralizado al verme las piernas con las mismas ronchas. -¡Mi cara! ¿Wed como tengo la cara? ¿Que cojones está pasándome?- "La casa, quizás sea la casa. Es por estar mucho tiempo aquí.. o una reacción alérgica. -¿Una reacción alérgica? Ai dios mio... ¿Qué demonios me esta pasando?- Al pensar en la reacción alérgica recuerdo a Wed comiéndose un trozo de mi piel y un escalofrió me recorre la espalda. Cojo a Wedn por la mano y me la llevo por las habitaciones de Gamides. Solo busco como salir de aquí por lo que paso habitación por habitación buscando la puerta que me lleve fuera de este sitio.

"Si salgo de aquí quizás vuelva a ser normal." Al cabo de unas cuantas salas acabo en la misma puerta por la que entramos el otro día. Miro hacia mis piernas y vuelvo a tener mis pantalones vaqueros y mis zapatillas. -Vuelvo a ser yo. Que alegría.-Digo mientas me toco el paquete y el pecho."Ya no hay teta y esto a vuelto a su sitio. Cuanto he echado de menos mi voz." Me giro hacia Wedn y me quito la camiseta cerrando los ojos. -Wedn... ¿Siguen allí?- Algo dentro de mi anhelaba que la chica británica me dijese que todo estaba perfecto y que seguía teniendo mi piel del mismo tono. Pero también algo dentro de mi me decía que esto no era bueno.

Sigo a Wedn por el camino que ha marcado en su libro. No hablo en casi todo el camino solo voy mirando mis nuevas manchas. En poco tiempo estoy a las puertas de mi querido nuevo hogar... Maciel. Suspiro y dejo que Wedn entre primera.

Sigue en el Torreón Maciel.

Cuando Matt se dio cuenta de las ronchas que cubrían su piel, se puso a chillar. “Genial, seguro que le han oído todos los monstruos de la ciudad.” Pensé resoplando.

- ¡Quieres tranquilizarte, Yankiee! Será una alergia, por algo que has comido o por el cambio de sexo. ¡Yo que sé! Pero no grites. - le dijo.

Wen se dejó arrastrar por las distintas habitaciones de Gamides. De normal, hubiera sido ella quien tomara el control y lo arrastrara a él, pero prefirió ahorrar fuerzas para el camino de vuelta al torreón, donde se podrían encontrar con cualquier cosa. “Y más después de esos chillidos que despertarían hasta a un muerto.” Pensó mofándose.

Cuando ambos cruzaron el umbral de la salida, Wen pudo notar como su cazadora desaparecía y su ropa volvía. Con un disimulado repaso a su cuerpo, comprobó que todo estuviera en su lugar. “Vuelvo a ser la de antes.” Se dijo sonriendo. No le había molestado demasiado el convertirse en un chico, pero no hubiera sido agradable no volver a ser una chica nunca más. En el mismo momento en el que Wen levantó la vista de su cuerpo, se le secó la garganta y se sonrojó. Matt se había quitado la camiseta. El hecho de que el chico mostrara con tanta naturalidad su cuerpo hizo que Wen girara bruscamente la cara y volviera a sonrojarse. “¿Pero qué me pasa? Estas cosas nunca me han dado vergüenza.” Se regañó.

- Siguen ahí, Yankiee. - contestó a su pregunta.- Cuando lleguemos a Maciel veremos si en algún libro habla de eso, sino iremos a la biblioteca a buscar información.

Wen caminó por las calles siguiendo el camino marcado en su mente hasta Maciel, siempre alerta a cualquier movimiento y siendo seguida por Matt, el cual no dejaba de mirar su piel y lamentándose por su nuevo aspecto.


Sigue en el Torreón Maciel.

El camino se les hizo algo largo y cansado. O al menos a Nasher le pareció así. Estaba agotado, física y emocionalmente, y no había parado de darle vueltas a la cabeza... la mitad del camino, la otra mitad se limitó a avanzar. Aun así, no perdió una pizca de interés cuando la curiosa construcción apareció ante ellos. Era... cirdular, parecía, y con montones de puertas. Nasher hizo un pequeño esfuerzo, animado por la novedad, y adelantó a Wen para acercarse.

-¿Qué puerta escogemos?-preguntó al aire, más que a sus compañeros.

Eligió una al azar y la abrió. El interior estaba oscuro, no se veía nada salvo un par de escalones que bajaban... y una rampa. No, era un tobogán. Nasher se acucliyó y miró con desconfianza, luego le dedicó una mirada interrogativa a Wen, al fin y al cabo era la que había estado allí antes. No parecía preocupada, así que se encogió de hombros y bajó.

Nasher no sabía si estaba gritando de miedo o de emoción mientras bajaba a toda velocidad. El aterrizaje fue... doloroso. Cayó de culo sobre el frío suelo y se vio en una sala cuadrada con paredes forradas de papel rojo y dos grandes espejos enfrentados a ambos lados de la puerta. Nasher se arrastró para apartarse del tobogán (no quería que sus compañeros le cayesen encima) y se puso en pie como pudo. Casi perdió el equilibrio. Había crecido, estaba enorme << Parezco una chica>> pensó divertido tratando de dar un paso sin caerse de nuevo. Se miró por todas partes preguntándose por qué estaba tan alto. A lo mejor es que la sala tenía algún truco que le hacía parecer alto, pero había algo que no cuadraba. Hizo la prueba y recordó.

-Joder, ¡soy una chica!!!

Se había olvidado por completo de los efectos de la casa. Ya se lo habían explicado, pero era tan absurdo. Fue hacia uno de los espejos y allí estaba. Su mismo tono de piel, sus mismas marcas, pero con más pelo, en una cresta naranja con mechones delante de las orejas, una silatación azul, como la que llevaba una amiga suya de la tribu, pantalones grises oscuros pirata y un poncho deshilachado. << ¿Por qué cambia la ropa también?>> Se exploró todo lo explorable para asegurarse y sonrió. Le gustaba su nueva forma.

El abismo se encontraba bastante lejos de Gamides, por lo que el camino fue agotador. Cuando por fin vieron la casa al final del camino, Wen llamó la atención de los dos chicos.

- Esa es. La casa Gamides. - les informó.

Nasher, emocionado por la perspectiva, adelantó a Wen y eligió una puerta para entrar. Wen dejó que los dos chicos, que, a pesar de que no se habían dado cuenta todavía, en ese momento eran chicas, bajaran por la rampa los primeros, quedándose ella para el final. Wen no recordaba la última vez que había bajado por un tobogán y el volver a hacerlo le dio una sensación de libertad momentánea semejante a la que sentía cuando corría.

Una vez abajo, la británica puedo verse en el espejo. La imagen que este le devolvía era idéntica a la del día anterior, cuando había dormido ahí con Matt: pelo corto, camiseta de manga corta negra, cazadora de cuero a la que le falta una manga y su pañuelo tapándole la cicatriz del brazo. Wen no se asustó. “Al final voy a terminar acostumbrándome y todo.” Rió para sí misma. Miró a sus compañeros con curiosidad, esperando reconocerlos en su nueva apariencia. Nasher no fue realmente difícil, era igual. Más alto, con más pelo y distinta ropa, pero igual.

- Vaya, si que tenías razón cuando decías que en tu mundo las mujeres son más altas. - comentó observándola.

Al mirar a Kestel la cosa cambió. El libense se había convertido en una niña monísima, con el pelo largo de color blanco recogido en una cola alta a un lado con un adorno de calavera. Tras el cambio, vestía un top muy corto negro con costuras de cuero, unos culotes negros, un pareo transparente rojo y unas sandalias de cuero con cascabeles. Su maquillaje era sencillo, con la raya en negro y lunares bajo los ojos, y en el cuello llevaba una gargantilla con tres piedras.

- Ya os lo dije. La casa cambia el sexo.

Kestel no parecía hacerles caso, ni a ella ni a Nasher. Solo se miraba así mismo en el espejo, impresionado y con un fuerte conflicto interno.