Biblioteca Mágica
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Rocavarancolia Rol
49 participantes
- Rocavarancolia Rol
Biblioteca Mágica
02/08/11, 04:22 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Edificio de mármol gris de tamaño medio visto desde el exterior, pero que en realidad cuenta con una gran cantidad de espacio en el interior debido a un hechizo. Dos grandes portones de madera permiten el acceso al interior.
El suelo es de madera, y lo único que se ve nada más entrar son hileras e hileras de estanterías con algunas mesas y sillas repartidas por los pasillos. La cantidad de estanterías es incomensurable y todavía más los libros y manuscritos de todo tipo que contienen. Se puede acceder a un segundo piso desde escaleras a ambos lados repartidas en varios puntos de la gigantesca sala principal, donde se repite el mismo entramado de estanterías y mesas.
Entre los estantes de apariencia normal y corriente destacan algunos ejemplares peculiares como libros voladores o libros enjaulados que parecen tener vida propia que se encuentran repartidos de forma aleatoria por el edificio.
La Biblioteca cuenta con una gran cantidad de hechizos anclados sobre ella que la hacen un lugar bien protegido, tanto de ataques desde el exterior como desde el interior. Aunque no solo cuenta con hechizos de seguridad. Uno de los artificios mágicos más destacables son los hechizos ilusorios y barreras que impiden el paso a los cosechados más allá de los primeros pasillos. Los cosechados tienen la sensación de que avanzar por toda la biblioteca, pero en realidad solo pueden moverse por una sección muy limitada de esta. Casi todos los grimorios sobre hechizos y runas, así como ejemplares sobre alquimia y bestiarios de transformaciones han sido movidos a la nueva biblioteca especializada: la Torre Doce. Quedan algunos grimorios básicos a los que tienen acceso los cosechados y la mayoría se encuentran en idiomas incomprensibles, aunque algunos cuentan con notas de traducción y hay algunos diccionarios.
El bibliotecario es Biblios, un espíritu ligado al edificio que conoce bien todas las secciones de la biblioteca y buena parte de los contenidos de los libros de las mismas. Suele aparecer para ayudar a los cosechados brevemente, y a los transformados si le llaman... Aunque no siempre.
NOTA: A disposición de los transformados hay amuletos logománticos variados que se pueden tomar prestados para leer dentro de la biblioteca. Nunca se pueden sacar de esta, pero se pueden traer materiales del exterior para leer aquí usándolos.
El suelo es de madera, y lo único que se ve nada más entrar son hileras e hileras de estanterías con algunas mesas y sillas repartidas por los pasillos. La cantidad de estanterías es incomensurable y todavía más los libros y manuscritos de todo tipo que contienen. Se puede acceder a un segundo piso desde escaleras a ambos lados repartidas en varios puntos de la gigantesca sala principal, donde se repite el mismo entramado de estanterías y mesas.
Entre los estantes de apariencia normal y corriente destacan algunos ejemplares peculiares como libros voladores o libros enjaulados que parecen tener vida propia que se encuentran repartidos de forma aleatoria por el edificio.
La Biblioteca cuenta con una gran cantidad de hechizos anclados sobre ella que la hacen un lugar bien protegido, tanto de ataques desde el exterior como desde el interior. Aunque no solo cuenta con hechizos de seguridad. Uno de los artificios mágicos más destacables son los hechizos ilusorios y barreras que impiden el paso a los cosechados más allá de los primeros pasillos. Los cosechados tienen la sensación de que avanzar por toda la biblioteca, pero en realidad solo pueden moverse por una sección muy limitada de esta. Casi todos los grimorios sobre hechizos y runas, así como ejemplares sobre alquimia y bestiarios de transformaciones han sido movidos a la nueva biblioteca especializada: la Torre Doce. Quedan algunos grimorios básicos a los que tienen acceso los cosechados y la mayoría se encuentran en idiomas incomprensibles, aunque algunos cuentan con notas de traducción y hay algunos diccionarios.
El bibliotecario es Biblios, un espíritu ligado al edificio que conoce bien todas las secciones de la biblioteca y buena parte de los contenidos de los libros de las mismas. Suele aparecer para ayudar a los cosechados brevemente, y a los transformados si le llaman... Aunque no siempre.
- Cómo se creó la Biblioteca Mágica:
- El proyecto inicial de construcción de la Biblioteca Mágica fue llevado a cabo por el Consejo tras la finalización del conflicto del regreso de Hárex y Hurza. Se recopilaron una enorme cantidad de libros y manuscritos a lo largo de los años con la colaboración de una buena parte de los ciudadanos y decenas de magos ayudaron en la elaboración del entramado de hechizos anclados que contiene el edificio. Uno de estos magos, Littero Ara, que se involucró tanto en el proceso como para perder la vida tras invocar a Bilbios y anclarlo a la biblioteca, culminó el proyecto con lo que es hoy en día. El catálogo de la Biblioteca siguió y sigue aumentando año tras año.
NOTA: A disposición de los transformados hay amuletos logománticos variados que se pueden tomar prestados para leer dentro de la biblioteca. Nunca se pueden sacar de esta, pero se pueden traer materiales del exterior para leer aquí usándolos.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Re: Biblioteca Mágica
09/10/13, 05:32 pm
Que Shaco echase a correr sin motivo aparente había sido mas efectivo que un peligro real para erizarle el pelo de los brazos a Ri, y la sinhadre agradeció la llegada a la biblioteca con un suspiro. Nunca había sido particularmente lectora, pero el tacto y olor de los libros le era tan familiares como el syv. Había estado atada a ellos por lecciones interminables desde que tenía memoria. Ni siquiera la unión la había librado del estudio, por la obsesiva manía de los padres de Nero de cuidar el alma a través de la mente y el cuerpo. El silencio pesado de la biblioteca, roto por los vagabundeos del resto de sus compañeros, tenía un efecto de bálsamo sobre Anriel, que antes de poder dedicarse a mirar estanterías fue interrumpida por Nero.
- Hay varios temas que me interesan. Podemos descartar la magia, - Acumularían varios tomos antes de que ellos se pusiesen a buscarlo. - Me fio del criterio del resto. Al menos del de Archime.
La mirada de Ri cayó sobre Taro, no buscándolo a él sino haciendo una pregunta con los ojos.
- La ardilla tendría buen criterio, lo que no sé es si va a buscar precisamente sobre lo que ya sabe. – “o mejor dicho, sobre lo que no”. La voz apagada de ambos les permitía cierta intimidad, y eso hacía que Nero hablase más abiertamente. – Libros de historia, o cualquier cosa que te parezca que contenga información sobre la ciudad.
- Bien, algo más?
- Algo con lo que matar el tiempo. Pero eso lo busco yo.- y desapareció por una esquina.
Anri cruzó por una sección de cocina - ¿o quizás de venenos? Comer “tripa explosiva” tenía que ser peligroso- y se cruzó con un par de compañeros sin prestarles mucha atención. Se había perdido el anuncio de Archi, y estaba distraída como para atar cabos, por lo que solo se alejó del chico bestia planteándose como de bueno era el criterio de alguien que cogía un libro llamado “Zos”.
Nero no había recibido otra educación que la privada por parte de sus tutores, pero había devorado una cantidad de libros similar a la de su aurva. Con los temas correctos, era una de esas cosas que no lo aburrían enseguida y por tanto, uno de los mejores métodos para dejarlo quieto. Había llegado a la misma sección que Cio, y miraba los títulos de cuentos macabros ojeando su interior con interés. Sin embargo los acabo dejando en el mismo sitio y siguió paseando. Los libros de nombres mas ridículos eran los que más le apetecían, y acabó cogiendo un ejemplar cuyo titulo no estaba en el lomo, de cubierta deslavada y manoseada.
Solo leyó un párrafo, pero se rió en voz alta.
- Tienes que ver esto.- le dijo a Ri, que volvía inexpresiva con un tomo en las manos.- es “la historia de una chica normal que derrota al mal con el poder de la valentía y la amistad, mientras encuentra el amor en Rocavarancolia”.
Le dio el libro a la chica, aparentemente decidido a llevárselo.
- Hay varios temas que me interesan. Podemos descartar la magia, - Acumularían varios tomos antes de que ellos se pusiesen a buscarlo. - Me fio del criterio del resto. Al menos del de Archime.
La mirada de Ri cayó sobre Taro, no buscándolo a él sino haciendo una pregunta con los ojos.
- La ardilla tendría buen criterio, lo que no sé es si va a buscar precisamente sobre lo que ya sabe. – “o mejor dicho, sobre lo que no”. La voz apagada de ambos les permitía cierta intimidad, y eso hacía que Nero hablase más abiertamente. – Libros de historia, o cualquier cosa que te parezca que contenga información sobre la ciudad.
- Bien, algo más?
- Algo con lo que matar el tiempo. Pero eso lo busco yo.- y desapareció por una esquina.
Anri cruzó por una sección de cocina - ¿o quizás de venenos? Comer “tripa explosiva” tenía que ser peligroso- y se cruzó con un par de compañeros sin prestarles mucha atención. Se había perdido el anuncio de Archi, y estaba distraída como para atar cabos, por lo que solo se alejó del chico bestia planteándose como de bueno era el criterio de alguien que cogía un libro llamado “Zos”.
Nero no había recibido otra educación que la privada por parte de sus tutores, pero había devorado una cantidad de libros similar a la de su aurva. Con los temas correctos, era una de esas cosas que no lo aburrían enseguida y por tanto, uno de los mejores métodos para dejarlo quieto. Había llegado a la misma sección que Cio, y miraba los títulos de cuentos macabros ojeando su interior con interés. Sin embargo los acabo dejando en el mismo sitio y siguió paseando. Los libros de nombres mas ridículos eran los que más le apetecían, y acabó cogiendo un ejemplar cuyo titulo no estaba en el lomo, de cubierta deslavada y manoseada.
Solo leyó un párrafo, pero se rió en voz alta.
- Tienes que ver esto.- le dijo a Ri, que volvía inexpresiva con un tomo en las manos.- es “la historia de una chica normal que derrota al mal con el poder de la valentía y la amistad, mientras encuentra el amor en Rocavarancolia”.
Le dio el libro a la chica, aparentemente decidido a llevárselo.
- Naeryan
Ficha de cosechado
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Habilidades:
Re: Biblioteca Mágica
10/10/13, 11:57 am
-Vale- dijo Taro no muy convencido ante la respuesta de Shaco, y le siguió al interior de la biblioteca sin hacer más preguntas. Al acceder a ella el carabés reaccionó instintivamente buscando la familiar hilera de ordenadores, y en su lugar se encontró con un museo o lo que tenía toda la pinta de uno.
"¿Y todo esto se puede tocar sin más?", pensó con cierto escepticismo. Se le hacía cuesta arriba creerlo, más teniendo en cuenta que buena parte de ellos se parecían a los grimorios que salían en los documentales y que por lo que sabía sólo se podían consultar en ebook.
Taro no era especialmente lector, pero dado que poco más había que hacer en una biblioteca siguió el ejemplo de los demás y tiró por la primera intersección de estanterías que vio a ver qué encontraba.
"Mala idea", tuvo que reconocer Taro un número indefinido de minutos más tarde, mientras torcía por la enésima esquina idéntica a la anterior. "Aunque ya hay que ser lerdo para perderse en un sitio cerrado."
"O no demasiado alto" era la otra alternativa de cierre de ese pensamiento. Aunque en defensa del carabés había que reconocer que para poder mirar por encima de las estanterías que le rodeaban en ese momento cualquiera, no sólo él, habría tenido que levitar como mínimo: llegaban casi hasta el techo.
Fuera como fuese el quid de la cuestión seguía residiendo en que no sabía dónde estaba o cómo salir. Aun siendo las de Carabás muy diferentes a las de Rocavarancolia, Taro seguía familiarizado con el concepto de biblioteca y se arriesgaba a suponer que si gritaba para localizar a los otros se le podía caer el pelo, y de todas formas suponía que hacía tiempo que se había alejado del resto de sus compañeros.
Recordó entonces oportunamente que no había cámaras, y que podía arriesgarse a echar un vistazo por encima de las estanterías de una forma menos convencional. Ni corto ni perezoso se encaramó a una de ellas utilizando puntos vacíos de las baldas como escalones, y una vez arriba entrecerró los ojos oteando el bosque de estantes en busca de un punto de referencia. Sí, aquella mota rosa que acababa de doblar la esquina del fondo tenía pinta de ser Nero...
-Si tuviese que adivinar quién de los dos acabaría en mejor estado si tiras la estantería, apostaría por ella.
Rapidez de reflejos y una palabrota fueron lo que ocuparon el lapso de segundos que tardó Taro en reponerse del susto a tiempo para no caerse. Cuando bajó al suelo en dos saltos vio que quien había hablado era un joven vestido de blanco, que a sus espaldas llevaba flotando en el aire una pila de libros bordeados por lo que se asemejaba sospechosamente a dientes.
-Lo siento- dijo el carabés con tono hosco-. Me había perdido.
-No eres el primero ni el último- repuso el bibliotecario sin inmutarse, y prosiguió su camino hacia lo que era presumiblemente la salida de aquel laberinto. Fue entonces cuando Taro se dio cuenta de que levitaba todo el tiempo, como si tocar el suelo ensuciase demasiado. "Fantasma... ", pensó, sin saber lo cerca que había estado de acertar.
Biblios erró por las estanterías en un recorrido zigzagueante con un Taro con cara de crío castigado a la zaga, interceptando por el camino a todos los macieleros dispersos por la biblioteca y reuniéndolos en la entrada. Mientras, les explicó las normas.
-Sólo podéis sacar un libro cada uno, no intercambiable hasta que seáis personas- no detalló en qué consistía "convertirse en persona"-. Si morís se recupera de vuestro cadáver. Me da igual de qué lo manchéis: sea mermelada, mayonesa o sangre, lo limpiáis aunque sea con la lengua. Si se les caen las tapas a los libros mientras están en vuestra posesión haremos unas nuevas con vuestras pieles. Si tenéis que elegir entre salvar a un compañero y salvar el libro, elegid al libro. Eso es todo. ¿Os vais ya?
"¿Y todo esto se puede tocar sin más?", pensó con cierto escepticismo. Se le hacía cuesta arriba creerlo, más teniendo en cuenta que buena parte de ellos se parecían a los grimorios que salían en los documentales y que por lo que sabía sólo se podían consultar en ebook.
Taro no era especialmente lector, pero dado que poco más había que hacer en una biblioteca siguió el ejemplo de los demás y tiró por la primera intersección de estanterías que vio a ver qué encontraba.
-
"Mala idea", tuvo que reconocer Taro un número indefinido de minutos más tarde, mientras torcía por la enésima esquina idéntica a la anterior. "Aunque ya hay que ser lerdo para perderse en un sitio cerrado."
"O no demasiado alto" era la otra alternativa de cierre de ese pensamiento. Aunque en defensa del carabés había que reconocer que para poder mirar por encima de las estanterías que le rodeaban en ese momento cualquiera, no sólo él, habría tenido que levitar como mínimo: llegaban casi hasta el techo.
Fuera como fuese el quid de la cuestión seguía residiendo en que no sabía dónde estaba o cómo salir. Aun siendo las de Carabás muy diferentes a las de Rocavarancolia, Taro seguía familiarizado con el concepto de biblioteca y se arriesgaba a suponer que si gritaba para localizar a los otros se le podía caer el pelo, y de todas formas suponía que hacía tiempo que se había alejado del resto de sus compañeros.
Recordó entonces oportunamente que no había cámaras, y que podía arriesgarse a echar un vistazo por encima de las estanterías de una forma menos convencional. Ni corto ni perezoso se encaramó a una de ellas utilizando puntos vacíos de las baldas como escalones, y una vez arriba entrecerró los ojos oteando el bosque de estantes en busca de un punto de referencia. Sí, aquella mota rosa que acababa de doblar la esquina del fondo tenía pinta de ser Nero...
-Si tuviese que adivinar quién de los dos acabaría en mejor estado si tiras la estantería, apostaría por ella.
Rapidez de reflejos y una palabrota fueron lo que ocuparon el lapso de segundos que tardó Taro en reponerse del susto a tiempo para no caerse. Cuando bajó al suelo en dos saltos vio que quien había hablado era un joven vestido de blanco, que a sus espaldas llevaba flotando en el aire una pila de libros bordeados por lo que se asemejaba sospechosamente a dientes.
-Lo siento- dijo el carabés con tono hosco-. Me había perdido.
-No eres el primero ni el último- repuso el bibliotecario sin inmutarse, y prosiguió su camino hacia lo que era presumiblemente la salida de aquel laberinto. Fue entonces cuando Taro se dio cuenta de que levitaba todo el tiempo, como si tocar el suelo ensuciase demasiado. "Fantasma... ", pensó, sin saber lo cerca que había estado de acertar.
Biblios erró por las estanterías en un recorrido zigzagueante con un Taro con cara de crío castigado a la zaga, interceptando por el camino a todos los macieleros dispersos por la biblioteca y reuniéndolos en la entrada. Mientras, les explicó las normas.
-Sólo podéis sacar un libro cada uno, no intercambiable hasta que seáis personas- no detalló en qué consistía "convertirse en persona"-. Si morís se recupera de vuestro cadáver. Me da igual de qué lo manchéis: sea mermelada, mayonesa o sangre, lo limpiáis aunque sea con la lengua. Si se les caen las tapas a los libros mientras están en vuestra posesión haremos unas nuevas con vuestras pieles. Si tenéis que elegir entre salvar a un compañero y salvar el libro, elegid al libro. Eso es todo. ¿Os vais ya?
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Re: Biblioteca Mágica
10/10/13, 02:04 pm
Haciendo caso omiso a su advertencia, sus compañeros se aventuraron en la biblioteca temerariamente. El aprendiz esbozó un puchero unos instantes hasta que finalmente decidió no preocuparse por ellos. Si Wan Shi Tong les encontraba, seria culpa suya y solo suya.
Silbando por lo bajo una cancioncilla pacífica pero triste, el aprendiz se abria paso dando saltitos entre las estanterias. En cuanto la cubierta de un libro le llamaba la atención, se detenia, lo sacaba de la biblioteca, lo ojeaba de principio a fin (a una velocidad pasmante) y lo devolvia a su lugar. Repitió este proceso tantas veces que olvidó cuantos libros habia cogido, sobretodo porque no entendia ni una sola palabra de lo que estaba escrito. Inconscientemente, habia estado saltando de sección en sección y se habia cruzado con un par de sus compañeros en el camino, siempre silbando. El ambiente tranquilo que acarreaba con su silbido se rompió de súbito cuando, entre las páginas de una novela de tapa dura y papel de biblia titulada "El Bien Supremo: Ancas de Bestia a la Parrilla y otras especialidades" que sorprendentemente, estaba ilustrado con dibujos detallados de animales acuaticos gigantescos que se podian parecer a una ballena o a una marsopa como mucho, pero que no terminaban de ser muy "cetáceos".
Dio un brinco hacia atrás con su descubrimiento y entonces alzó la voz y con un tono de voz ultra agudo chilló.
-OHHHHHHHH DIOOOOOOOOOOS MIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO.-
Lo que estaba ante ojos del aprendiz era unos trozos de papel pobremente conservados de lo que antes hubiera sido un cómic. En ellos, podia apreciarse aun la mayoria de los dibujos y colores pero las páginas estaban muy maltrechas y apenas podia pasarse de página sin estropear aún más el comic. Tratandolo con extremada delicadeza, como si fuera un recien nacido, el aprendiz se sentó a leerlo. Claro estaba, fuera cual fuera el idioma en el que estaba impreso, incluso para el aprendiz, era imposible leer otro idioma que probablemente semanas antes habia sido ducho. Sin embargo, el comic se trataba de uno de los muchos comics que el aprendiz habia estudiado religiosamente hasta memorizar y por lo tanto, de memoria, comenzó a leerlo. En voz alta. Imitando las voces imaginarias de los personajes a medida que leia.
Sumido en su delicia de lectura (y acto) a viva voz, el aprendiz no se percató de la presencia de Cio hasta que lo tuvo encima. De un brico de susto, se puso de pie e instintivamente escondió el fajo de páginas que era el cómic.
-N-Nada en paricular.-mintió en respuesta a la pregunta del Irrense, escondiendo aún más su despojo de comic.
>> My... precioussss...
Pero entonces le descolocó una pregunta del chico de dos brazos roboticos. Frunció el ceño y se cruzó de brazos, exponiendo entonces el cómic inconscientemente. Adoptando una postura pensadora, meditó unos segundos y finalmente le contestó.
-Entiendo que, por como lo preguntas, no debes saber lo que es un pirata y que en tu mundo no los hay o no...-se quedó callado unos instantes.-Por un momento he tenido un momento de Archivado.-comentó refiriendose al ingeniero con una risotada. Sin pausa, procedió a explicarle lo que él consideraba un pirata.
-A ver... En mi mundo, Humania, puedes encontrar tres tipos de piratas.-dijo, aclarandose la voz.-El primer tipo, son gente que opta por cometer crímenes de robo, saqueo y violación y asesinato... Al menos en la historia se les reconoce así. Entre la gente de mi planeta, el significado ha degenerado hasta el punto de ser considerados unos ladrones más que se echan al mar que viven la vida, van de fiesta en fiesta, se emborrachan frecuentemente y son ultra populares con las mujeres.-dijo y comenzó a rascarse la sien, mientras seguia explicando.-El segundo tipo, viene a ser todo lo contrario a esto último. Son gente encerrada en su casa, amargados y poco populares con el género femenino. Lo único que hacen es, usando sus conocimientos de hackeo, extorsionar a otros usuarios de la red, robar, falsificar... Ponle nombre.-dijo, encogiendose de hombros.- Y... por último... el tercer y último tipo de pirata~-dijo con un tonillo sugerente en esa última palabra.-Son los esbirros del temible Lider de Los Cuerpos Super Malvados, de nombre Pinky. Los piratas~ que trabajan para Pinky son despiadados cruentos y más emplumados que un pavo real como el propio Pinky afirmaria. Pero en verdad tampoco hacen tantas cosas malas... Tan solo trolean a los concursantes y hacen poses homoeroticas.-
Finalmente acabada su explicación suspiró y se limpió el sudor de la frente. Tanto pensar le habia frito los sesos. En ese instante se dió cuenta que habia estado sacudiendo el cómic por la cara del Irrense y dió un respingo alarmado. La voz del Edward Elric sonó en la cercania. Y como salvado por la campana, el aprendiz escondió el fajo de papeles a su espalda y, con una voz nerviosa, le dijo al Irrense:
-S-Será mejor que vayamos a ver ese libro de magia... Quizás sea tremendamente fabuloso y tenga una portentosa nariz y nos hable.-dijo empujando suavemente a Cio para llevarle al sitio donde habia escuchado la voz del ingeniero.-¿Y bien? ¿Se trata del tomo de Ubos o no?-le inquirió al irrense con gafas.
Silbando por lo bajo una cancioncilla pacífica pero triste, el aprendiz se abria paso dando saltitos entre las estanterias. En cuanto la cubierta de un libro le llamaba la atención, se detenia, lo sacaba de la biblioteca, lo ojeaba de principio a fin (a una velocidad pasmante) y lo devolvia a su lugar. Repitió este proceso tantas veces que olvidó cuantos libros habia cogido, sobretodo porque no entendia ni una sola palabra de lo que estaba escrito. Inconscientemente, habia estado saltando de sección en sección y se habia cruzado con un par de sus compañeros en el camino, siempre silbando. El ambiente tranquilo que acarreaba con su silbido se rompió de súbito cuando, entre las páginas de una novela de tapa dura y papel de biblia titulada "El Bien Supremo: Ancas de Bestia a la Parrilla y otras especialidades" que sorprendentemente, estaba ilustrado con dibujos detallados de animales acuaticos gigantescos que se podian parecer a una ballena o a una marsopa como mucho, pero que no terminaban de ser muy "cetáceos".
Dio un brinco hacia atrás con su descubrimiento y entonces alzó la voz y con un tono de voz ultra agudo chilló.
-OHHHHHHHH DIOOOOOOOOOOS MIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO.-
Lo que estaba ante ojos del aprendiz era unos trozos de papel pobremente conservados de lo que antes hubiera sido un cómic. En ellos, podia apreciarse aun la mayoria de los dibujos y colores pero las páginas estaban muy maltrechas y apenas podia pasarse de página sin estropear aún más el comic. Tratandolo con extremada delicadeza, como si fuera un recien nacido, el aprendiz se sentó a leerlo. Claro estaba, fuera cual fuera el idioma en el que estaba impreso, incluso para el aprendiz, era imposible leer otro idioma que probablemente semanas antes habia sido ducho. Sin embargo, el comic se trataba de uno de los muchos comics que el aprendiz habia estudiado religiosamente hasta memorizar y por lo tanto, de memoria, comenzó a leerlo. En voz alta. Imitando las voces imaginarias de los personajes a medida que leia.
- Ultimate Deadpool N#38:
[...]Asi que... Déjame aclararme un momento ¿quieres?... La supermodelo-trofeo que era tu antigua mujer es ahora un zombie no-muerto come-carne y quieres que yo la despache por ti.
¡Hah! ¡Trato hecho!
[...]
Sumido en su delicia de lectura (y acto) a viva voz, el aprendiz no se percató de la presencia de Cio hasta que lo tuvo encima. De un brico de susto, se puso de pie e instintivamente escondió el fajo de páginas que era el cómic.
-N-Nada en paricular.-mintió en respuesta a la pregunta del Irrense, escondiendo aún más su despojo de comic.
>> My... precioussss...
Pero entonces le descolocó una pregunta del chico de dos brazos roboticos. Frunció el ceño y se cruzó de brazos, exponiendo entonces el cómic inconscientemente. Adoptando una postura pensadora, meditó unos segundos y finalmente le contestó.
-Entiendo que, por como lo preguntas, no debes saber lo que es un pirata y que en tu mundo no los hay o no...-se quedó callado unos instantes.-Por un momento he tenido un momento de Archivado.-comentó refiriendose al ingeniero con una risotada. Sin pausa, procedió a explicarle lo que él consideraba un pirata.
-A ver... En mi mundo, Humania, puedes encontrar tres tipos de piratas.-dijo, aclarandose la voz.-El primer tipo, son gente que opta por cometer crímenes de robo, saqueo y violación y asesinato... Al menos en la historia se les reconoce así. Entre la gente de mi planeta, el significado ha degenerado hasta el punto de ser considerados unos ladrones más que se echan al mar que viven la vida, van de fiesta en fiesta, se emborrachan frecuentemente y son ultra populares con las mujeres.-dijo y comenzó a rascarse la sien, mientras seguia explicando.-El segundo tipo, viene a ser todo lo contrario a esto último. Son gente encerrada en su casa, amargados y poco populares con el género femenino. Lo único que hacen es, usando sus conocimientos de hackeo, extorsionar a otros usuarios de la red, robar, falsificar... Ponle nombre.-dijo, encogiendose de hombros.- Y... por último... el tercer y último tipo de pirata~-dijo con un tonillo sugerente en esa última palabra.-Son los esbirros del temible Lider de Los Cuerpos Super Malvados, de nombre Pinky. Los piratas~ que trabajan para Pinky son despiadados cruentos y más emplumados que un pavo real como el propio Pinky afirmaria. Pero en verdad tampoco hacen tantas cosas malas... Tan solo trolean a los concursantes y hacen poses homoeroticas.-
Finalmente acabada su explicación suspiró y se limpió el sudor de la frente. Tanto pensar le habia frito los sesos. En ese instante se dió cuenta que habia estado sacudiendo el cómic por la cara del Irrense y dió un respingo alarmado. La voz del Edward Elric sonó en la cercania. Y como salvado por la campana, el aprendiz escondió el fajo de papeles a su espalda y, con una voz nerviosa, le dijo al Irrense:
-S-Será mejor que vayamos a ver ese libro de magia... Quizás sea tremendamente fabuloso y tenga una portentosa nariz y nos hable.-dijo empujando suavemente a Cio para llevarle al sitio donde habia escuchado la voz del ingeniero.-¿Y bien? ¿Se trata del tomo de Ubos o no?-le inquirió al irrense con gafas.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Re: Biblioteca Mágica
10/10/13, 02:14 pm
Nero y Ri se encontraron con el resto, conducidos por un bibliotecario que no tocaba el suelo con los pies. Anriel casi había tirado el libro del susto al darse cuenta. Sin embargo se abrazó inconscientemente a él mientras escuchaba las instrucciones del espíritu. Asintió brevemente a la última pregunta y se dio la vuelta dispuesta a obedecer.
- Dices que no nos podemos cambiar un libro por otro, no?- dijo Nero al bibliotecario, mientras giraba su tomo entre las manos. - ¿Qué habéis cogido vosotros? Mejor si no repetimos.
Pero no llegó a decir cuál era el suyo, solo asintió brevemente cuando expusieron lo que tenían. Mientras ellos se ocupasen de cubrir la parte útil, pensaba conservar aquel texto idiota para matar horas en el torreón.
- Bueno, este es el mejor libro de historia que he podido encontrar- Y con lo mejor quería decir que estaba desactualizado y tenía fallos gramaticales, pero al menos no decía una sarta de tonterías sobre la vida de una “abuela araña”. Para ser un sitio donde el agua te cambiaba la lengua por otra, tenían demasiados libros incomprensibles en la biblioteca. – tiene mapas al final, pero inservibles. Muchos de esos sitios ya no deben existir.
Recuperada del susto inicial, Anriel esperó pacientemente a que se decidiesen a abandonar la biblioteca. Mientras el joven flotante no quisiese forrar los libros con su piel, seguiría resultando menos amenazador que la mayoría de lo que les esperaba fuera.
- Dices que no nos podemos cambiar un libro por otro, no?- dijo Nero al bibliotecario, mientras giraba su tomo entre las manos. - ¿Qué habéis cogido vosotros? Mejor si no repetimos.
Pero no llegó a decir cuál era el suyo, solo asintió brevemente cuando expusieron lo que tenían. Mientras ellos se ocupasen de cubrir la parte útil, pensaba conservar aquel texto idiota para matar horas en el torreón.
- Bueno, este es el mejor libro de historia que he podido encontrar- Y con lo mejor quería decir que estaba desactualizado y tenía fallos gramaticales, pero al menos no decía una sarta de tonterías sobre la vida de una “abuela araña”. Para ser un sitio donde el agua te cambiaba la lengua por otra, tenían demasiados libros incomprensibles en la biblioteca. – tiene mapas al final, pero inservibles. Muchos de esos sitios ya no deben existir.
Recuperada del susto inicial, Anriel esperó pacientemente a que se decidiesen a abandonar la biblioteca. Mientras el joven flotante no quisiese forrar los libros con su piel, seguiría resultando menos amenazador que la mayoría de lo que les esperaba fuera.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Biblioteca Mágica
10/10/13, 05:36 pm
Suponía que el recelo que demostraba Shaco se debía a que lo había pillado en mitad de una especie de representación consigo mismo. Sorprendente o no, ya ni se fijaba en las payasadas del humano, que consideraba inherentes a su persona. Le costó un poco pillar lo de "Archivado", pero cuando lo hizo tuvo que soltar una risa disimulada con un bufido.
—Como empecéis a hablar todos así me largo a vivir con los pajarracos.
Cuando empezó la explicación, el chico empezó a embalarse, tanto que hizo caso omiso sus intervenciones esporádicas.
—Ya, esos ya los conozco —comentó al llegar al segundo tipo. «Y tanto que los conozco» agregó para sí. «No debí suponer que en su mundo no tendrían algo así»—. ¿Qué? ¿Qué cojones? —Soltó finalmente ante la explicación del último tipo con suspicacia. «Me está tomando el pelo»—. Creo que el libro que vi se refería a los del primer tipo, pero gracias.
«En resumen, que son saqueadores de caminos pero que tienen barcos. Bueno, solo por eso ganan puntos». Una de las cosas que Cío siempre había querido hacer era visitar el mar.
Algo alarmó al humano justo antes de que se oyese la voz de Archi, y le siguió sin entender a qué había reaccionado. Antes que al biomecánico se encontraron a un tipejo desconocido levitando por la biblioteca, que los reunió a todos para ponerlos al día de las normas. Se sobresaltó al verlo, pero trató inmediatamente de hacerle una pregunta acerca de qué pintaban ellos en aquella ciudad y qué pasaba con ella –no parecía nada fácil encontrarse un nativo, y menos cuerdo–. Pero el bibliotecario la ignoró deliberadamente para soltarles, en cambio, un pequeño discurso sobre las normas, probablemente exagerado hasta el extremo. Le recordó a los típicos profesores que se creían muy graciosos.
—Pues vaya mierda —se le escapó al escuchar que no podían cambiar de libro. Y podía entender que era un favor enorme que les dejasen llevar aquellas reliquias a cambio de tratarlas bien, pero no encontraba ninguna ventaja aparente a aquel tipo de archivos. «Se estropean, no hay quien encuentre nada y no se pueden hacer búsquedas de palabras en las páginas. Si lo que quieren es torturarnos, los libros están de puta madre». Una vez pasado el momento de admirar aquellas piezas de anticuario habían dejado de hacerle gracia.
Se acercó a Archi y llamó su atención dándole un par de toques en el hombro.
—Enséñanos eso —pidió—. Y si alguien encontró otro libro que llevar, lo cojo yo. No encontré nada interesante por ahí —añadió para todos. La aparición del bibliotecario lo había puesto de mal humor. No paraban de encontrarse gente rara que parecía despreciarlos como si solo fuesen animales de granja.
—Como empecéis a hablar todos así me largo a vivir con los pajarracos.
Cuando empezó la explicación, el chico empezó a embalarse, tanto que hizo caso omiso sus intervenciones esporádicas.
—Ya, esos ya los conozco —comentó al llegar al segundo tipo. «Y tanto que los conozco» agregó para sí. «No debí suponer que en su mundo no tendrían algo así»—. ¿Qué? ¿Qué cojones? —Soltó finalmente ante la explicación del último tipo con suspicacia. «Me está tomando el pelo»—. Creo que el libro que vi se refería a los del primer tipo, pero gracias.
«En resumen, que son saqueadores de caminos pero que tienen barcos. Bueno, solo por eso ganan puntos». Una de las cosas que Cío siempre había querido hacer era visitar el mar.
Algo alarmó al humano justo antes de que se oyese la voz de Archi, y le siguió sin entender a qué había reaccionado. Antes que al biomecánico se encontraron a un tipejo desconocido levitando por la biblioteca, que los reunió a todos para ponerlos al día de las normas. Se sobresaltó al verlo, pero trató inmediatamente de hacerle una pregunta acerca de qué pintaban ellos en aquella ciudad y qué pasaba con ella –no parecía nada fácil encontrarse un nativo, y menos cuerdo–. Pero el bibliotecario la ignoró deliberadamente para soltarles, en cambio, un pequeño discurso sobre las normas, probablemente exagerado hasta el extremo. Le recordó a los típicos profesores que se creían muy graciosos.
—Pues vaya mierda —se le escapó al escuchar que no podían cambiar de libro. Y podía entender que era un favor enorme que les dejasen llevar aquellas reliquias a cambio de tratarlas bien, pero no encontraba ninguna ventaja aparente a aquel tipo de archivos. «Se estropean, no hay quien encuentre nada y no se pueden hacer búsquedas de palabras en las páginas. Si lo que quieren es torturarnos, los libros están de puta madre». Una vez pasado el momento de admirar aquellas piezas de anticuario habían dejado de hacerle gracia.
Se acercó a Archi y llamó su atención dándole un par de toques en el hombro.
—Enséñanos eso —pidió—. Y si alguien encontró otro libro que llevar, lo cojo yo. No encontré nada interesante por ahí —añadió para todos. La aparición del bibliotecario lo había puesto de mal humor. No paraban de encontrarse gente rara que parecía despreciarlos como si solo fuesen animales de granja.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Biblioteca Mágica
10/10/13, 09:47 pm
Archime estaba completamente sumergido en tratar de descifrar la última parte de una anotación que se hallaba muy atenuada por el desgaste y apenas resultaba legible, con el hocico tan pegado al libro que casi lo podía tocar con él. Por eso la repentina aparición del bibliotecario lo sobresaltó visiblemente y dio un bote en la silla. Se subió las gafas mientras observaba al rocavarancolés de apariencia similar a los cosechados humanos pero que a todas luces pertenecía a la ciudad. Especialmente porque levitaba permanentemente. Sus palabras, de todas formas, no dejaban lugar para la duda sobre su identidad. Atendió cuidadosamente a su explicación de uso de la biblioteca, aunque no prestó atención deliberadamente a las amenazas ya que a su criterio eran innecesarias debido a que no tenía sentido desobedecer aquellos dictámenes.
Se levantó y recogió el libro, tiempo durante el cual apareció Shaco, sobresaltándolo por segunda vez con una de sus preguntas incomprensibles. Por lo que parpardeó un par de veces, lo que tardó en descartar el contenido en sí de su pregunta concreta y centrarse en la cuestión principal. Le mostró el lomo del libro, pues era el único lugar de la portada en el que todavía se podía leer algo.
—"Zos" sin duda debe tratarse de la última sílaba de la palabra "hechizos" y es todo lo que queda del título que portase este ejemplar originariamente —aclaró.
Lo abrió para mostrarlo cuando Cío lo pidió, haciendo hincapié en las anotaciones disponibles para la comprensión del procedimiento a seguir. Al menos en algunos de los hechizos expuestos. Se lo tendió a Taro, pidiéndole que se cerciorase de su legitimidad y a continuación se interesó por los manuscritos de los demás.
—Disponemos de préstamos muy limitados, los ejemplares que llevemos deberían contener aquellos temas de mayor relevancia para nuestra estancia en la ciudad. Si ninguno de vosotros ha adquirido un libro de mapas de mayor utilidad que aquellos desfasados en el tomo de Anriel, sugiero que ese sea el que escoja Cío —añadió tras la sinhadre y observando a los otros tres que todavían no habían explicado que tipo de libro habían escogido.
Se levantó y recogió el libro, tiempo durante el cual apareció Shaco, sobresaltándolo por segunda vez con una de sus preguntas incomprensibles. Por lo que parpardeó un par de veces, lo que tardó en descartar el contenido en sí de su pregunta concreta y centrarse en la cuestión principal. Le mostró el lomo del libro, pues era el único lugar de la portada en el que todavía se podía leer algo.
—"Zos" sin duda debe tratarse de la última sílaba de la palabra "hechizos" y es todo lo que queda del título que portase este ejemplar originariamente —aclaró.
Lo abrió para mostrarlo cuando Cío lo pidió, haciendo hincapié en las anotaciones disponibles para la comprensión del procedimiento a seguir. Al menos en algunos de los hechizos expuestos. Se lo tendió a Taro, pidiéndole que se cerciorase de su legitimidad y a continuación se interesó por los manuscritos de los demás.
—Disponemos de préstamos muy limitados, los ejemplares que llevemos deberían contener aquellos temas de mayor relevancia para nuestra estancia en la ciudad. Si ninguno de vosotros ha adquirido un libro de mapas de mayor utilidad que aquellos desfasados en el tomo de Anriel, sugiero que ese sea el que escoja Cío —añadió tras la sinhadre y observando a los otros tres que todavían no habían explicado que tipo de libro habían escogido.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Biblioteca Mágica
11/10/13, 03:52 pm
Casi como salido de la nada, aquella persona apareció ante ellos. Explicandoles las normas sobre el prestamo de los libros. Sin embargo, la ultima de las normas no le pareció cuadrar muy bien en su sistema.
>> ¿Una vida por un libro? ¿Quien es este tipo?
>> Pimpollín, ¿es este tu querido "Aquel Que Sabe Diez Mil Cosas"?
>> Se dice Wan Shi Tong y no, no lo es. Probablemente sea Kazuhito Harumi v. Gary Stue... No me fio de esos ojos >_>
>> ¿Eso significa que tiene una escritora potentorra pero algo plana por novia? Hnng... Ardo en deseos de conocerla...
>> Ulooka, pls.
Instintivamente y camuflado entre los demás, el aprendiz habia deslizado el fajo de hojas que era el cómic por dentro de su pantalon, sujeto por la cintura. Y alzó su mano, dando saltitos para llamar la atención al grupo.
-¡Voy a buscar algo útil entonces!-dijo y salió pitando pasando por una estanteria por la que ya habia pasado antes, sabiendo que ahi encontraria algo que en un principio habia decidido saltarse en un principo porque no estaba muy interesado en la botánica. Siguiendo el ejemplo del ingeniero Irrense, el libro, un desgastado y grueso tomo de paginas amarillentas. El lomo carcomido por el tiempo y puede que por algo que tuviese dientes tamben rezaba "Ent si los miento". O botánica o bien algun tipo de Stephenie Meyer al bosque de Fangorn. En ese instante alzó ambos puños al cielo y soltó un alarido desgarrador.
-¡YA TE LLEVASTE A BRAM STOKER CONTIGO! ¿¡QUE MÁS QUIERES DE MIIIIIIIIIIII!?-
Cogió el libro al fin y lo abrio por el índice. Tal y como habia supuesto, rezaba "Entresijos de los Encantamientos". Con una risilla de autoadmiración, volvió trotando cual cabra montesa feliz y se reunió con los demás, sacudiendo el libro por encima de su cabeza.
-¿Estamos listos ya? ¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! ¡Cuarentainueve! ¡¡¡yyyyyyyyyyyyyy... DESPEGUE!!!-dijo a continuación, saliendo por la puerta riendo como un maniaco mientras hacia sonidos de transbordadores espaciales.
>> ¿Una vida por un libro? ¿Quien es este tipo?
>> Pimpollín, ¿es este tu querido "Aquel Que Sabe Diez Mil Cosas"?
>> Se dice Wan Shi Tong y no, no lo es. Probablemente sea Kazuhito Harumi v. Gary Stue... No me fio de esos ojos >_>
>> ¿Eso significa que tiene una escritora potentorra pero algo plana por novia? Hnng... Ardo en deseos de conocerla...
>> Ulooka, pls.
Instintivamente y camuflado entre los demás, el aprendiz habia deslizado el fajo de hojas que era el cómic por dentro de su pantalon, sujeto por la cintura. Y alzó su mano, dando saltitos para llamar la atención al grupo.
-¡Voy a buscar algo útil entonces!-dijo y salió pitando pasando por una estanteria por la que ya habia pasado antes, sabiendo que ahi encontraria algo que en un principio habia decidido saltarse en un principo porque no estaba muy interesado en la botánica. Siguiendo el ejemplo del ingeniero Irrense, el libro, un desgastado y grueso tomo de paginas amarillentas. El lomo carcomido por el tiempo y puede que por algo que tuviese dientes tamben rezaba "Ent si los miento". O botánica o bien algun tipo de Stephenie Meyer al bosque de Fangorn. En ese instante alzó ambos puños al cielo y soltó un alarido desgarrador.
-¡YA TE LLEVASTE A BRAM STOKER CONTIGO! ¿¡QUE MÁS QUIERES DE MIIIIIIIIIIII!?-
Cogió el libro al fin y lo abrio por el índice. Tal y como habia supuesto, rezaba "Entresijos de los Encantamientos". Con una risilla de autoadmiración, volvió trotando cual cabra montesa feliz y se reunió con los demás, sacudiendo el libro por encima de su cabeza.
-¿Estamos listos ya? ¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! ¡Cuarentainueve! ¡¡¡yyyyyyyyyyyyyy... DESPEGUE!!!-dijo a continuación, saliendo por la puerta riendo como un maniaco mientras hacia sonidos de transbordadores espaciales.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Biblioteca Mágica
11/10/13, 07:26 pm
Mientras Biblios soltaba su sermón la atención de Taro había estado algo dispersa, vigilando por el rabillo del ojo al montón de libros mordedores por si se movían demasiado de donde deberían estar.
Al verse obligado a seguir el ritmo del fantasma el carabés no había tenido realmente tiempo de buscarse algo que le interesara. Hojeó el libro que Archi le pasó y asintió en silencio al comprobar su contenido. Los diagramas eran un galimatías y las instrucciones no eran tan claras y ordenadas como en sus manuales, pero no le cabía duda de que la materia base era la misma.
-Yo no he cogido nada- comentó a quien le preguntase-. Si un día nos hace falta otro libro volvemos y nos lo podemos llevar sin más.
Mientras veía a los demás cotejar los tomos que habían cogido, no se le escapó que la magia había llamado la atención de más de uno. Ahora que comprendía más en profundidad que en sus mundos no existía en ninguna de sus formas, Taro se hacía una idea de por qué.
"De Archi me esperaba un libro para empollones, pero de Shaco no", pensó con humor antes de iniciar el camino de vuelta.
Sigue en el Torreón Maciel.
Al verse obligado a seguir el ritmo del fantasma el carabés no había tenido realmente tiempo de buscarse algo que le interesara. Hojeó el libro que Archi le pasó y asintió en silencio al comprobar su contenido. Los diagramas eran un galimatías y las instrucciones no eran tan claras y ordenadas como en sus manuales, pero no le cabía duda de que la materia base era la misma.
-Yo no he cogido nada- comentó a quien le preguntase-. Si un día nos hace falta otro libro volvemos y nos lo podemos llevar sin más.
Mientras veía a los demás cotejar los tomos que habían cogido, no se le escapó que la magia había llamado la atención de más de uno. Ahora que comprendía más en profundidad que en sus mundos no existía en ninguna de sus formas, Taro se hacía una idea de por qué.
"De Archi me esperaba un libro para empollones, pero de Shaco no", pensó con humor antes de iniciar el camino de vuelta.
Sigue en el Torreón Maciel.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Biblioteca Mágica
12/10/13, 12:30 am
Archi mostró el libro de hechizos al grupo y Cío lo cogió un momento en la mano después de que Taro le echase un vistazo. Pasó las páginas preguntándose qué se suponía que eran todas aquellas instrucciones, hasta que por fin se dio cuenta de que hacer magia no era, como cuyo nombre indicaba, algo mágico ni por arte de birlibirloque. Cada hechizo, cada mísero hechizo y sus variantes tenían una forma diferente de realizarse. Eso casi le hizo dejar el tomo con asco. «Me libro por fin de estudiar, me escogen para venir a la ciudad de la magia, y ahora resulta que tengo que chapar los putos hechizos». Para su desgracia, siempre había creído que bastaba con alguna que otra directriz además de pensar lo que se quería hacer. Así solía ser la magia en las historias, aunque tampoco conocía tantas. «Ya sabía que no era pulsar un botón como en los putos videojuegos pero esto es…» había hechizos tan largos que le daban escalofríos.
Devolvió el volumen a Archi mientras sugería un libro de mapas para él.
—Pero a lo mejor podemos ahorrarnos ese sacándole fotos al libro de los otros —«Podría ser uno de… ¿algo relacionado con remedios? No, tampoco es que haya aquí mucho de donde sacar medicinas naturales. A lo mejor otro libros de hechizos, podrían tener cosas diferentes». En ese momento volvió Shaco con exactamente eso, así que cedió. «Somos bastantes y muchos aún no tienen libro, todavía quedan oportunidades de sobra»—. Está bien, cogeré uno de mapas.
Preguntó a los demás si habían encontrado una sección al respecto y, siguiendo sus indicaciones, buscó el volumen que más reciente le parecía, con notas en más de un idioma, pero que al menos tenía un buen mapa completo de la ciudad. Se dirigió a la puerta para seguir a los demás mientras observaba los contornos donde acababa el dibujo. Se paró en seco al leer la palabra “faro” y comprender de pronto que aquella parte del mapa representaba el mar. A la vuelta de la esquina, como quien decía. Volvió a la entrada a paso ligero, saliendo al exterior del edificio con los demás, y agitó el libro ante sus caras.
—¡Al Este está el mar! Deberíamos ir algún día —se dirigió especialmente a Archi, esperando que al menos él le apoyase. No sabía gran cosa de los otros mundos, pero sí que en Irraria ver el mar era muy difícil.
Sigue en el Torreón Maciel.
Devolvió el volumen a Archi mientras sugería un libro de mapas para él.
—Pero a lo mejor podemos ahorrarnos ese sacándole fotos al libro de los otros —«Podría ser uno de… ¿algo relacionado con remedios? No, tampoco es que haya aquí mucho de donde sacar medicinas naturales. A lo mejor otro libros de hechizos, podrían tener cosas diferentes». En ese momento volvió Shaco con exactamente eso, así que cedió. «Somos bastantes y muchos aún no tienen libro, todavía quedan oportunidades de sobra»—. Está bien, cogeré uno de mapas.
Preguntó a los demás si habían encontrado una sección al respecto y, siguiendo sus indicaciones, buscó el volumen que más reciente le parecía, con notas en más de un idioma, pero que al menos tenía un buen mapa completo de la ciudad. Se dirigió a la puerta para seguir a los demás mientras observaba los contornos donde acababa el dibujo. Se paró en seco al leer la palabra “faro” y comprender de pronto que aquella parte del mapa representaba el mar. A la vuelta de la esquina, como quien decía. Volvió a la entrada a paso ligero, saliendo al exterior del edificio con los demás, y agitó el libro ante sus caras.
—¡Al Este está el mar! Deberíamos ir algún día —se dirigió especialmente a Archi, esperando que al menos él le apoyase. No sabía gran cosa de los otros mundos, pero sí que en Irraria ver el mar era muy difícil.
Sigue en el Torreón Maciel.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Biblioteca Mágica
01/11/13, 09:41 pm
Nada más entrar al edificio, Lara casi se quedó calva de la sorpresa. Vivía en el feudo de los libros, como solía llamarlo la gente de a pie, pero jamás de los jamases había visto tal cantidad de libros en un mismo sitio. Hileras e hileras de estanterías repletas de ellos. Y los había con las tapas de mil colores y formas. Guardó su Diezdiez en la funda y tardó los segundos justos en correr hacia la primera estantería. No se sorprendió al descubrir que algunos títulos no podía ni entenderlos, al contrario, se lo esperaba. No se detuvo mucho en esos libros y dedicó toda su atención a los que sí que podía leer.
"El tesoro bajo los mares de Orbal", "Criaturas de la tundra Gavalesa y cómo no cazarlas", "Manual de falsa supervivencia", "La rana que se convirtió en príncipe y gobernó un país durante cerca de una década sin que nadie lo notara"... Lara estaba teniendo problemas para decidirse. Casi todos los libros sonaban fascinantes, pero le daba miedo pedir opinión a sus compañeros por si al final del día se arrepentía de no haber decidido algo tan importante por ella misma. Estaba buscando algo mágico, también. No quería cualquier libro.
Tras varias estanterías, un "Cómo escapar de los lechones chupasangres", "100 refrescos elaborables con un solo cadáver" y "Nanas para no dormir", Lara acabó cogiendo un libro que rezaba así: "Rituales para una madre primeriza". Estaba casi segura de que al final ese título sería el que se llevaría y ya lo llevaba bajo el sobaco para enseñárselo a sus compañeros, pero encontró algo mejor. En el borde de una de las estanterías había un pequeño arco de alambre, del cual colgaba una jaula. Lara buscó una silla y se subió sobre ella para contemplar qué clase de animal había dentro.
Y no hubo ninguno, sino un libro viejo. No tenía nada escrito en sus tapas rojas y estaba tirado en el suelo de su cárcel particular. Lara pensó que quizá era un libro importante y por eso lo habían guardado de una forma tan peculiar. Hasta que le pareció ver que de vez en cuando, la cubierta y las primeras páginas se alzaban levemente, como si respirara. <<No puede ser>> se dijo. E inmediatamente se respondió a sí misma <<Sí puede ser, Lara, y estás tardando en cogerlo>>. La ordesa se inclinó sobre la silla y alzó la jaula para liberarla del alambre. Saltó con ella al suelo y se acercó a una mesa.
Una vez acomodada, pegó su cara contra las rejillas y susurró.
—Oye, Libro. ¿Puedes hablarme?—estaba vivo. Tenía que poder. Había leído infinitud de historias con objetos que hablaban y aconsejaban a grandes leyendas. Este podía ser el suyo.
"El tesoro bajo los mares de Orbal", "Criaturas de la tundra Gavalesa y cómo no cazarlas", "Manual de falsa supervivencia", "La rana que se convirtió en príncipe y gobernó un país durante cerca de una década sin que nadie lo notara"... Lara estaba teniendo problemas para decidirse. Casi todos los libros sonaban fascinantes, pero le daba miedo pedir opinión a sus compañeros por si al final del día se arrepentía de no haber decidido algo tan importante por ella misma. Estaba buscando algo mágico, también. No quería cualquier libro.
Tras varias estanterías, un "Cómo escapar de los lechones chupasangres", "100 refrescos elaborables con un solo cadáver" y "Nanas para no dormir", Lara acabó cogiendo un libro que rezaba así: "Rituales para una madre primeriza". Estaba casi segura de que al final ese título sería el que se llevaría y ya lo llevaba bajo el sobaco para enseñárselo a sus compañeros, pero encontró algo mejor. En el borde de una de las estanterías había un pequeño arco de alambre, del cual colgaba una jaula. Lara buscó una silla y se subió sobre ella para contemplar qué clase de animal había dentro.
Y no hubo ninguno, sino un libro viejo. No tenía nada escrito en sus tapas rojas y estaba tirado en el suelo de su cárcel particular. Lara pensó que quizá era un libro importante y por eso lo habían guardado de una forma tan peculiar. Hasta que le pareció ver que de vez en cuando, la cubierta y las primeras páginas se alzaban levemente, como si respirara. <<No puede ser>> se dijo. E inmediatamente se respondió a sí misma <<Sí puede ser, Lara, y estás tardando en cogerlo>>. La ordesa se inclinó sobre la silla y alzó la jaula para liberarla del alambre. Saltó con ella al suelo y se acercó a una mesa.
Una vez acomodada, pegó su cara contra las rejillas y susurró.
—Oye, Libro. ¿Puedes hablarme?—estaba vivo. Tenía que poder. Había leído infinitud de historias con objetos que hablaban y aconsejaban a grandes leyendas. Este podía ser el suyo.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Biblioteca Mágica
02/11/13, 12:20 am
Archime entró en la biblioteca tras Lara 37 y no perdió un solo instante. Sabía lo que quería buscar y, debido a la aparente desorganización que caracterizaba a aquel lugar, si no empezaba su búsqueda enseguida podría demorarse una medida de tiempo del orden de varias horas. Su vista recorrió las estanterías en busca de títulos escritos en el único idioma legible para él. Pensó con cierto fastidio lo cómodo que sería disponer de un reconocimiento de los caracteres de aquel idioma en su ordenador para poder escanear las estanterías y ahorrarse mucho trabajo. Tal vez debería darle un poco más de prioridad a su programa después de todo, ya que lo había descuidado considerablemente y por causa de la magia en los últimos días.
El irrense buscaba dos fuentes de información específicas y por ello solo se detenía cuando un título podría tener que ver con lo que buscaba. Revisó innumerables estantes durante más de un cuarto de hora sin resultados satisfactorios, pero el biomecánico no dio muestras externas en ningún momento de frustración o de tener intención de dejarlo. Aunque internamente comenzaba a ponerse nervioso, pensando en que tal vez aquella visita podría resultar del todo infructuosa. Se dio cuenta de que Cío rondaba cerca de los estantes que él revisaba, pero no hizo ningún comentario al respecto.
Fue entonces cuando halló por fin lo que tenía toda la pinta de ser el diccionario que necesitaba. Se encontraba, sin embargo, en un estante a una altura fuera de su alcance, por lo que el ingeniero no tardó en conjurar un hechizo de levitación con la intención de bajarlo volando hacia él. Sin embargo, desde aquella posición se hacía difícil apuntar al objetivo exacto que quería y de pronto dos libros contiguos en su estante al que trataba de obtener lo acompañaron en su corto vuelo. Corto porque el irrense, al contemplar su error, deshizo el hechizo por inercia y los pesados tomos se precipitaron hacia el suelo. Archime se revolvió en el sitio, inquieto, y extendió los brazos para tratar de atraparlos. El resultado fue que fue capaz de recoger uno de ellos y los otros dos se le cayeron encima dolorosamente, derribándolo al suelo en el proceso. El irrense gritó cuando esto sucedió y el sonido seco de las tapas golpeando el suelo resonó en aquel pasillo de la biblioteca.
Archime permaneció tirado en el suelo unos segundos, parpadeando con aturdimiento antes de empezar a incorporarse. Las gafas se le habían descolocado y veía la estancia deformada, a medias entre a través de los cristales y su miopía. Se colocó bien los lentes, descubriendo que se le había torcido la montura con el golpe, y comenzó a levantarse pesadamente con el libro que había logrado rescatar en brazos. Rápidamente recogió también los otros dos y colocó el trío de manuscritos sobre la mesa más cercana, revisándolos para comprobar si habían sufrido daños. Algunas tapas tenían las esquinas dobladas, pero realmente era difícil determinar si no se encontrarían en ese estado de antemano. Observó a su alrededor disimuladamente antes de hacer levitar los dos libros “de regalo”, ahora siendo mucho más fácil debido a que no era posible fallar el objetivo, y los devolvió a su sitio. Le llevó cierto tiempo ya que fue lentamente para evitar más percances y debido a la precisión que requería tal empresa.
Una vez hubo concluído, regresó a la mesa donde había apoyado inicialmente su grimorio y se sentó abriendo sendos libros. Observó complacido que aquel diccionario serviría como ayuda para descifrar más a fondo el libro “Zos” y también parte de “Ent si los miento”, ya que aunque no había revisado a fondo el tomo elegido por Shaco, sí se había fijado que compartía en algunas de sus páginas el idioma del otro. Un vistazo le bastó para decidir que resultaría inviable fotografiar aquel grueso diccionario, pero no estaba muy seguro de como iba a solventar aquella eventualidad. Tendría que pasar mucho tiempo en la biblioteca para que resultase rentable su uso in situ. Sabía que había compañeros que todavía no habían sacado su libro, pero Archime no sabía como realizar una petición como aquella. Fue entonces cuando se acercó Cío a él de nuevo y el biomecánico le dirigió una mirada antes de devolver su vista a los libros abiertos de par en par.
—Este diccionario nos permitiría descifrar más a fondo los compendios de hechizos de los que disponemos, pero comprende demasiadas páginas como para realizar fotografías de cada una de ellas… —anunció sin saber de qué otro modo expresar lo que quería.
El irrense buscaba dos fuentes de información específicas y por ello solo se detenía cuando un título podría tener que ver con lo que buscaba. Revisó innumerables estantes durante más de un cuarto de hora sin resultados satisfactorios, pero el biomecánico no dio muestras externas en ningún momento de frustración o de tener intención de dejarlo. Aunque internamente comenzaba a ponerse nervioso, pensando en que tal vez aquella visita podría resultar del todo infructuosa. Se dio cuenta de que Cío rondaba cerca de los estantes que él revisaba, pero no hizo ningún comentario al respecto.
Fue entonces cuando halló por fin lo que tenía toda la pinta de ser el diccionario que necesitaba. Se encontraba, sin embargo, en un estante a una altura fuera de su alcance, por lo que el ingeniero no tardó en conjurar un hechizo de levitación con la intención de bajarlo volando hacia él. Sin embargo, desde aquella posición se hacía difícil apuntar al objetivo exacto que quería y de pronto dos libros contiguos en su estante al que trataba de obtener lo acompañaron en su corto vuelo. Corto porque el irrense, al contemplar su error, deshizo el hechizo por inercia y los pesados tomos se precipitaron hacia el suelo. Archime se revolvió en el sitio, inquieto, y extendió los brazos para tratar de atraparlos. El resultado fue que fue capaz de recoger uno de ellos y los otros dos se le cayeron encima dolorosamente, derribándolo al suelo en el proceso. El irrense gritó cuando esto sucedió y el sonido seco de las tapas golpeando el suelo resonó en aquel pasillo de la biblioteca.
Archime permaneció tirado en el suelo unos segundos, parpadeando con aturdimiento antes de empezar a incorporarse. Las gafas se le habían descolocado y veía la estancia deformada, a medias entre a través de los cristales y su miopía. Se colocó bien los lentes, descubriendo que se le había torcido la montura con el golpe, y comenzó a levantarse pesadamente con el libro que había logrado rescatar en brazos. Rápidamente recogió también los otros dos y colocó el trío de manuscritos sobre la mesa más cercana, revisándolos para comprobar si habían sufrido daños. Algunas tapas tenían las esquinas dobladas, pero realmente era difícil determinar si no se encontrarían en ese estado de antemano. Observó a su alrededor disimuladamente antes de hacer levitar los dos libros “de regalo”, ahora siendo mucho más fácil debido a que no era posible fallar el objetivo, y los devolvió a su sitio. Le llevó cierto tiempo ya que fue lentamente para evitar más percances y debido a la precisión que requería tal empresa.
Una vez hubo concluído, regresó a la mesa donde había apoyado inicialmente su grimorio y se sentó abriendo sendos libros. Observó complacido que aquel diccionario serviría como ayuda para descifrar más a fondo el libro “Zos” y también parte de “Ent si los miento”, ya que aunque no había revisado a fondo el tomo elegido por Shaco, sí se había fijado que compartía en algunas de sus páginas el idioma del otro. Un vistazo le bastó para decidir que resultaría inviable fotografiar aquel grueso diccionario, pero no estaba muy seguro de como iba a solventar aquella eventualidad. Tendría que pasar mucho tiempo en la biblioteca para que resultase rentable su uso in situ. Sabía que había compañeros que todavía no habían sacado su libro, pero Archime no sabía como realizar una petición como aquella. Fue entonces cuando se acercó Cío a él de nuevo y el biomecánico le dirigió una mirada antes de devolver su vista a los libros abiertos de par en par.
—Este diccionario nos permitiría descifrar más a fondo los compendios de hechizos de los que disponemos, pero comprende demasiadas páginas como para realizar fotografías de cada una de ellas… —anunció sin saber de qué otro modo expresar lo que quería.
Re: Biblioteca Mágica
02/11/13, 01:11 am
La nostalgia invadió a Xalkoth desde el momento en el que puso un pie dentro del edificio de piedra que era la biblioteca. El interior le resultaba demasiado familiar como para ignorarlo. En su mundo los libros y cualquier documento que contuviera información útil se almacenaban todos en un único edificio, que venía a ser el de adiestramiento. La razón era sencilla: Todos los niños clingers vivían y eran educados en ese mismo edificio, y de esta forma tenían acceso fácil y rápido a cualquier información que fuera necesaria para su aprendizaje.
¿Cuantas horas habría gastado el insecto rebuscando información acerca de cualquier tipo de lugar que fuera mínimamente diferente de su tierra? Ciudades, cuevas, llanuras, cañones, islas... La biblioteca de su mundo había sido su primer hogar. Un lugar donde los libros le hablaban de aquello que buscaba sin reñirle por perder el tiempo o por interesarse en asuntos que no iban a resultar prácticos en su formación. “Pero ya no está mal que lo haga. Ahora soy libre. Que vengan a detenerme si pueden”
Con una cara que reflejaba la felicidad infinita echó a correr al interior, y enseguida se perdió entre las estanterías.
Quiso trepar por la estantería más cercana y seguir explorando desde arriba, pero al final no lo hizo. No porque tuviera temor a tirar o desordenar nada, sino porque el poncho que llevaba dificultaría la escalada, y no iba a quitárselo solo por eso.
Había libros de todas las formas, tamaños y colores. Incluso los había vivos. Pasó un buen rato pegando saltos intentando atrapar a un par que revoloteaban sobre su cabeza, pero siempre se apartaban en el último segundo.
Las persecuciones extrañas no terminaron ahí, y lo siguiente fue echar a correr detrás de un libro con patas que se comportaba de forma parecida a un ratón, hasta tenía cola y todo. Una carrera que terminó con el clinger dándose un cabezazo contra una estantería que apareció de repente, como si hasta entonces hubiera estado invisible. Pero eso no podía ser posible ¿o si?
Aturdido por el golpe tardó en fijarse en que había tirado tres libros con el batacazo. Dos de ellos no estaban en ningún idioma comprensible, pero el tercero sí.
Era completamente negro, hasta las páginas lo eran, escrito todo con tinta blanca. Fue su título y no su aspecto lo que atrajo al clinger sin embargo: Recetas caseras para la elaboración de insecticidas.
“¿Insecticida? ¿Eso que es?”
Curioso como de costumbre lo abrió allí mismo, y comenzó a leer. Su expresión de curiosidad fue variando a una de sorpresa, terminando en una de puro horror cuando por fin comprendió lo que en aquel libro se trataba. De forma instintiva soltó el libro y luego lo alejó con un pie, como si quemara. -¡Ahg! ¡Apártate de mí, monstruo!-
Sin embargo no tardó en volver a acercarse al libro y recogerlo. No por gusto, sino porque no podía dejar un arma tan terrible tan a la vista. “Nadie jamás debe encontrar esto”
Mirando a todas partes como un paranoico por si alguno de sus compañeros estuviera cerca, el clinger escondió el libro debajo de la estantería, para luego taparlo con los otros dos libros que se habían caído antes. Satisfecho se marchó, inconsciente de que dos libros idénticos asomaban en la estantería de al lado.
Cuando volvió a la entrada Se encontró con que Cio y Archi observaban un libro que estaba sobre la mesa. De hecho llegó a tiempo para escuchar al segundo. La reacción fue inmediata:
-¿Ah si? Pues yo me lo llevo si quieres. Por cierto ya he revisado esa zona. No hace falta que ninguno paséis por ella. No hay nada interesante, nada de nada. ¡Ah! ni peligroso tampoco, sobretodo no hay nada peligroso-
Ni siquiera sabía de que trataba el libro que había en la mesa, pero todo fuera por marcharse cuanto antes.
¿Cuantas horas habría gastado el insecto rebuscando información acerca de cualquier tipo de lugar que fuera mínimamente diferente de su tierra? Ciudades, cuevas, llanuras, cañones, islas... La biblioteca de su mundo había sido su primer hogar. Un lugar donde los libros le hablaban de aquello que buscaba sin reñirle por perder el tiempo o por interesarse en asuntos que no iban a resultar prácticos en su formación. “Pero ya no está mal que lo haga. Ahora soy libre. Que vengan a detenerme si pueden”
Con una cara que reflejaba la felicidad infinita echó a correr al interior, y enseguida se perdió entre las estanterías.
Quiso trepar por la estantería más cercana y seguir explorando desde arriba, pero al final no lo hizo. No porque tuviera temor a tirar o desordenar nada, sino porque el poncho que llevaba dificultaría la escalada, y no iba a quitárselo solo por eso.
Había libros de todas las formas, tamaños y colores. Incluso los había vivos. Pasó un buen rato pegando saltos intentando atrapar a un par que revoloteaban sobre su cabeza, pero siempre se apartaban en el último segundo.
Las persecuciones extrañas no terminaron ahí, y lo siguiente fue echar a correr detrás de un libro con patas que se comportaba de forma parecida a un ratón, hasta tenía cola y todo. Una carrera que terminó con el clinger dándose un cabezazo contra una estantería que apareció de repente, como si hasta entonces hubiera estado invisible. Pero eso no podía ser posible ¿o si?
Aturdido por el golpe tardó en fijarse en que había tirado tres libros con el batacazo. Dos de ellos no estaban en ningún idioma comprensible, pero el tercero sí.
Era completamente negro, hasta las páginas lo eran, escrito todo con tinta blanca. Fue su título y no su aspecto lo que atrajo al clinger sin embargo: Recetas caseras para la elaboración de insecticidas.
“¿Insecticida? ¿Eso que es?”
Curioso como de costumbre lo abrió allí mismo, y comenzó a leer. Su expresión de curiosidad fue variando a una de sorpresa, terminando en una de puro horror cuando por fin comprendió lo que en aquel libro se trataba. De forma instintiva soltó el libro y luego lo alejó con un pie, como si quemara. -¡Ahg! ¡Apártate de mí, monstruo!-
Sin embargo no tardó en volver a acercarse al libro y recogerlo. No por gusto, sino porque no podía dejar un arma tan terrible tan a la vista. “Nadie jamás debe encontrar esto”
Mirando a todas partes como un paranoico por si alguno de sus compañeros estuviera cerca, el clinger escondió el libro debajo de la estantería, para luego taparlo con los otros dos libros que se habían caído antes. Satisfecho se marchó, inconsciente de que dos libros idénticos asomaban en la estantería de al lado.
Cuando volvió a la entrada Se encontró con que Cio y Archi observaban un libro que estaba sobre la mesa. De hecho llegó a tiempo para escuchar al segundo. La reacción fue inmediata:
-¿Ah si? Pues yo me lo llevo si quieres. Por cierto ya he revisado esa zona. No hace falta que ninguno paséis por ella. No hay nada interesante, nada de nada. ¡Ah! ni peligroso tampoco, sobretodo no hay nada peligroso-
Ni siquiera sabía de que trataba el libro que había en la mesa, pero todo fuera por marcharse cuanto antes.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Biblioteca Mágica
02/11/13, 04:17 am
Antes de salir, y como ya era habitual, se colgó el alfanje al cinto. Estaba de buen humor ese día y le apetecía mucho salir, sabiendo que la ruta era segura. Lo que no le apetecía tanto era meterse en el torreón de los otros, pero esperaba que la visita a la biblioteca fuese lo suficientemente productiva como para compensar.
Esa vez la caminata se le hizo más corta, pero tuvo ganas de sentarse un rato al llegar de todas formas. Se apoyó un rato en una de las mesas mientras veía a sus compañeros separarse por diferentes pasillos. Después él mismo se internó entre las estanterías, dando con Archi, que miraba todos los libros de una sección, aparentemente sin encontrar lo que quería. Ojeó esa sección pero, sin interés en ella, siguió adelante, hacia donde creía que estaban los hechizos. Esperaba encontrar entre ellos explicaciones sobre cualquier diferencia que pudiera haber a la hora de hacer magia entre dos personas distintas. Fue consciente de escuchar las pisadas y voces de algunos de sus compañeros alejándose o acercándose, pero él estaba demasiado enfrascado en su búsqueda. Para empezar, no era nada fácil encontrar libros que entendiese, pero aun cuando lo hacía, no tenían la información que él buscaba.
Enfrascado en el monótono pasar de páginas de un tomo grueso y polvoriento, escuchó el grito de Archi en algún lugar cercano y algo cayendo. Eso le hizo dejar el libro en su hueco y asomarse tras una estantería a ver qué le había pasado al otro irrense. Lo encontró manoseando algunos libros sobre una mesa, pero estaba claro que fuese lo que fuese lo que había sucedió, no era nada importante. Se iba a alejar otra vez cuando la salmodia de levitación le hizo quedarse donde estaba, mirando aquel hechizo, aquel estúpido hechizo que no podía hacer, no sabía si carcomido por la envidia o solamente curioso. Entonces Archi volvió a la mesa, con los libros, y decidió acercarse a preguntar qué había ido descubriendo. En cuanto hubo dado unos pasos para acercarse, el biomecánico le vio y expuso lo que tenía entre manos.
—Pues que otro lo saque. Útil es.
Prefería no sugerir que podía ayudarlo con las fotos antes de pedírselo a nadie, no fuera a ser que terminasen de verdad soñando con el sonido del obturador sin necesidad. Por suerte para ambos, la aparición de Xalk solucionó el problema en un instante. Cío ni se molestó en tratar de averiguar a qué se refería el clinger con su referencia al peligro, empezaba a estar muy acostumbrado a que siempre saliese con cosas del mundo feliz en que vivía. Si hubiese algo de auténtico interés, sabía que no reaccionaría de aquel modo tan infantil. En vez de responder directamente al insecto se volvió de nuevo hacia Archi.
—Aparte de esto, ¿tienes alguna novedad sobre la magia? He intentado encontrar qué podría pasar con los que no conseguimos hacer magia, pero los libros de hechizos no traen nada sobre eso. —Sabía que al clinger era una tontería preguntarle, pero seguramente no lo era con el resto de sus compañeros aún desperdigados por el edificio.
Esa vez la caminata se le hizo más corta, pero tuvo ganas de sentarse un rato al llegar de todas formas. Se apoyó un rato en una de las mesas mientras veía a sus compañeros separarse por diferentes pasillos. Después él mismo se internó entre las estanterías, dando con Archi, que miraba todos los libros de una sección, aparentemente sin encontrar lo que quería. Ojeó esa sección pero, sin interés en ella, siguió adelante, hacia donde creía que estaban los hechizos. Esperaba encontrar entre ellos explicaciones sobre cualquier diferencia que pudiera haber a la hora de hacer magia entre dos personas distintas. Fue consciente de escuchar las pisadas y voces de algunos de sus compañeros alejándose o acercándose, pero él estaba demasiado enfrascado en su búsqueda. Para empezar, no era nada fácil encontrar libros que entendiese, pero aun cuando lo hacía, no tenían la información que él buscaba.
Enfrascado en el monótono pasar de páginas de un tomo grueso y polvoriento, escuchó el grito de Archi en algún lugar cercano y algo cayendo. Eso le hizo dejar el libro en su hueco y asomarse tras una estantería a ver qué le había pasado al otro irrense. Lo encontró manoseando algunos libros sobre una mesa, pero estaba claro que fuese lo que fuese lo que había sucedió, no era nada importante. Se iba a alejar otra vez cuando la salmodia de levitación le hizo quedarse donde estaba, mirando aquel hechizo, aquel estúpido hechizo que no podía hacer, no sabía si carcomido por la envidia o solamente curioso. Entonces Archi volvió a la mesa, con los libros, y decidió acercarse a preguntar qué había ido descubriendo. En cuanto hubo dado unos pasos para acercarse, el biomecánico le vio y expuso lo que tenía entre manos.
—Pues que otro lo saque. Útil es.
Prefería no sugerir que podía ayudarlo con las fotos antes de pedírselo a nadie, no fuera a ser que terminasen de verdad soñando con el sonido del obturador sin necesidad. Por suerte para ambos, la aparición de Xalk solucionó el problema en un instante. Cío ni se molestó en tratar de averiguar a qué se refería el clinger con su referencia al peligro, empezaba a estar muy acostumbrado a que siempre saliese con cosas del mundo feliz en que vivía. Si hubiese algo de auténtico interés, sabía que no reaccionaría de aquel modo tan infantil. En vez de responder directamente al insecto se volvió de nuevo hacia Archi.
—Aparte de esto, ¿tienes alguna novedad sobre la magia? He intentado encontrar qué podría pasar con los que no conseguimos hacer magia, pero los libros de hechizos no traen nada sobre eso. —Sabía que al clinger era una tontería preguntarle, pero seguramente no lo era con el resto de sus compañeros aún desperdigados por el edificio.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Biblioteca Mágica
02/11/13, 06:28 pm
Un bucólico aprendiz trotaba por las calles de Rocavarancolia con una ingenua sonrisa dibujada en su cara. Cualquier salida era bienvenida para él y aquella era más que bienvenida ya que podria volver a la biblioteca y buscar otro comic que birlar por debajo de las narices del bibliotecario. Internamente, reia debido a su excelente plan.
Para cuando llegaron a la biblioteca y tocó separarse, el chico se giró hacia el grupo y les habló, mientras se alejaba haciendo moonwalk.
-¡Voy a mirar a ver si encuentro algo sobre el sistema Kamino!-a continuación, mientras no detenia su baile, se cruzó de brazos y habló, usando un tono de voz más serio, en un acto que podria recordar a un anciano.-No me puedo creer que el Consejo Jedi o la República no tenga datos de este sector en el Espacio Salvaje...-
Y entonces el aprendiz se sumó a la búsqueda de más cómics.
Para cuando llegaron a la biblioteca y tocó separarse, el chico se giró hacia el grupo y les habló, mientras se alejaba haciendo moonwalk.
-¡Voy a mirar a ver si encuentro algo sobre el sistema Kamino!-a continuación, mientras no detenia su baile, se cruzó de brazos y habló, usando un tono de voz más serio, en un acto que podria recordar a un anciano.-No me puedo creer que el Consejo Jedi o la República no tenga datos de este sector en el Espacio Salvaje...-
Y entonces el aprendiz se sumó a la búsqueda de más cómics.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Biblioteca Mágica
03/11/13, 12:19 am
Archime dedicó una mirada neutra a Cío que en realidad era de agradecimiento por haber expresado directamente lo que él no era capaz. En ese momento, además, llegó Xalkoth explicando lo que, aparentemente, no había en el pasillo del que acababa de salir. Acostumbrado al extraño comportamiento del insecto y seguro de que si sucedía algo malo se enterarían, el irrense tan solo prestó atención a la parte de sus palabras que más le incumbían. Observó atónito al clinger unos instantes antes de hablar.
—De acuerdo —fue todo lo que dijo.
A continuación Cío volvió a hablarle y el interés del biomecánico por lo que preguntó se activó enseguida, ya que precisamente el segundo libro que había estado intentando se trataba de alguno que versase sobre ese tema.
—Mi intención es buscar algún manuscrito que trate los aspectos más fundamentales de la hechicería con el fin de poder dar respuesta a dicha cuestión —le explicó al otro irrense—. Ya que dispondré del diccionario en el torreón, proseguiré con dicha búsqueda —anunció mientras se levantaba para continuar revisando estanterías.
Una nueva búsqueda exhaustiva que le llevó una cantidad considerable de tiempo fue llevada a cabo meticulosamente por el biomecánico. Había ido apilando diversos libros que podrían contener la información que buscaba y cuando tuvo en su poder una cantidad razonable de ellos, se sentó para analizar su contenido. Enseguida pudo descartar la mayoría, por unos motivos u otros, y tan solo tuvo que examinar más detenidamente dos ejemplares. En el primero de ellos, un volumen de tamaño medio que llevaba por título “Fundamentos mágicos para magos despistados”, halló un párrafo que llamó decididamente su atención. Los ojos del ingeniero escrutaban aquellas líneas con avidez, convencido de que había encontrado una noción relevante en más de un sentido. Al terminar la lectura, observó a su alrededor buscando a alguien en concreto y, como no se encontraba a la vista, decidió ir en su búsqueda. Por el camino colocó de vuelta en su sitio exacto los manuscritos que había despojado de su lugar y, mientras se afanaba en dejar uno de ellos exactamente en la misma posición que se encontraba, divisó a Taro en el pasillo.
Volvió casi corriendo a por el libro que había dejado en la mesa y se acercó con él abierto por la citada página al carabés.
—Taro, ¿qué datos conoces acerca del proceso de traspaso de energía? —le inquirió señalando con uno de sus dedos metálicos el párrafo en el que se explicaba aquel proceso de cesión de magia a un usuario de la misma.
—De acuerdo —fue todo lo que dijo.
A continuación Cío volvió a hablarle y el interés del biomecánico por lo que preguntó se activó enseguida, ya que precisamente el segundo libro que había estado intentando se trataba de alguno que versase sobre ese tema.
—Mi intención es buscar algún manuscrito que trate los aspectos más fundamentales de la hechicería con el fin de poder dar respuesta a dicha cuestión —le explicó al otro irrense—. Ya que dispondré del diccionario en el torreón, proseguiré con dicha búsqueda —anunció mientras se levantaba para continuar revisando estanterías.
Una nueva búsqueda exhaustiva que le llevó una cantidad considerable de tiempo fue llevada a cabo meticulosamente por el biomecánico. Había ido apilando diversos libros que podrían contener la información que buscaba y cuando tuvo en su poder una cantidad razonable de ellos, se sentó para analizar su contenido. Enseguida pudo descartar la mayoría, por unos motivos u otros, y tan solo tuvo que examinar más detenidamente dos ejemplares. En el primero de ellos, un volumen de tamaño medio que llevaba por título “Fundamentos mágicos para magos despistados”, halló un párrafo que llamó decididamente su atención. Los ojos del ingeniero escrutaban aquellas líneas con avidez, convencido de que había encontrado una noción relevante en más de un sentido. Al terminar la lectura, observó a su alrededor buscando a alguien en concreto y, como no se encontraba a la vista, decidió ir en su búsqueda. Por el camino colocó de vuelta en su sitio exacto los manuscritos que había despojado de su lugar y, mientras se afanaba en dejar uno de ellos exactamente en la misma posición que se encontraba, divisó a Taro en el pasillo.
Volvió casi corriendo a por el libro que había dejado en la mesa y se acercó con él abierto por la citada página al carabés.
—Taro, ¿qué datos conoces acerca del proceso de traspaso de energía? —le inquirió señalando con uno de sus dedos metálicos el párrafo en el que se explicaba aquel proceso de cesión de magia a un usuario de la misma.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades: Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Biblioteca Mágica
04/11/13, 12:42 am
El libro enjaulado de Lara no habló, pero desde luego reaccionó a su voz. Sus tapas se abrieron y de ellas emergió un marcapáginas de tela en forma de lengua bífida, el cual exploró tentativamente las mejillas de la ordesa. Sus páginas empezaron a hojearse solas, dejando que la cosechada vislumbrase que estaban estampadas con coloridos dibujos de todo tipo de insectos. Dibujos tan cercanos a la vida que en muchas ocasiones estaban efectivamente vivos, ya que un gran porcentaje de ellos eran ni más ni menos que muestras reales de insectos atrapados entre las páginas por medios mágicos.
"El libro insectívoro para insectívoros" era un detallado compendio sobre la fauna mencionada en su propio título, principalmente porque además de explicar con exquisito detalle aspectos sobre dichos animales había sido encantado para buscar y capturar cualquier nuevo ejemplar que se cruzase en su camino. Lo que buscaba en el pelaje de Lara eran liendres, mosquitos o cualquier espécimen exótico que devorar.
Desencantado al descubrir infructuosa su búsqueda volvió a hacer descender su "lengua", y ahora que estaba despierto se dedicó a recorrer a saltitos el fondo circular de la jaula, visiblemente inquieto.
A Taro no se le había ocurrido nada que pudiera interesarle buscar, o más bien no había tenido ganas de enterrar la nariz en una docena de libros polvorientos cuando probablemente cualquiera de los irrenses estarían encantados de hacerlo en su lugar: seguro que andarían buscando exactamente lo mismo. En su lugar había encontrado una sección de libros mordedores y había pasado el rato metiendo el dedo entre los barrotes para tentarlos a ver qué pasaba, preguntándose qué clase de magia habían usado exactamente para darles vida. El juego terminó cuando uno de los libros decidió poner toda la carne en el asador y de una soberbia embestida había derribado la jaula para susto de Taro. El carabés decidió en ese momento que era hora de volver con los demás y volvió a guiarse fuera del laberinto de estanterías.
-Necesitas ser de D para arriba si quieres hacerlo arrancar, pero puedes absorber energía de cualquiera, y es como el hechizo más simple que hay- respondió a Archi cuando se le acercó. Hizo una mueca. Recordaba haber hecho de pila en algunos juegos de infancia, cuando competir por las cosas aún tenía gracia.
Si Archi le pidió más detalles se los proporcionó lo mejor que pudo. Una vez estuvieron todos listos se pusieron de nuevo en marcha, botes de miel a cuestas.
Sigue en el Torreón Letargo.
"El libro insectívoro para insectívoros" era un detallado compendio sobre la fauna mencionada en su propio título, principalmente porque además de explicar con exquisito detalle aspectos sobre dichos animales había sido encantado para buscar y capturar cualquier nuevo ejemplar que se cruzase en su camino. Lo que buscaba en el pelaje de Lara eran liendres, mosquitos o cualquier espécimen exótico que devorar.
Desencantado al descubrir infructuosa su búsqueda volvió a hacer descender su "lengua", y ahora que estaba despierto se dedicó a recorrer a saltitos el fondo circular de la jaula, visiblemente inquieto.
-
A Taro no se le había ocurrido nada que pudiera interesarle buscar, o más bien no había tenido ganas de enterrar la nariz en una docena de libros polvorientos cuando probablemente cualquiera de los irrenses estarían encantados de hacerlo en su lugar: seguro que andarían buscando exactamente lo mismo. En su lugar había encontrado una sección de libros mordedores y había pasado el rato metiendo el dedo entre los barrotes para tentarlos a ver qué pasaba, preguntándose qué clase de magia habían usado exactamente para darles vida. El juego terminó cuando uno de los libros decidió poner toda la carne en el asador y de una soberbia embestida había derribado la jaula para susto de Taro. El carabés decidió en ese momento que era hora de volver con los demás y volvió a guiarse fuera del laberinto de estanterías.
-Necesitas ser de D para arriba si quieres hacerlo arrancar, pero puedes absorber energía de cualquiera, y es como el hechizo más simple que hay- respondió a Archi cuando se le acercó. Hizo una mueca. Recordaba haber hecho de pila en algunos juegos de infancia, cuando competir por las cosas aún tenía gracia.
Si Archi le pidió más detalles se los proporcionó lo mejor que pudo. Una vez estuvieron todos listos se pusieron de nuevo en marcha, botes de miel a cuestas.
Sigue en el Torreón Letargo.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Biblioteca Mágica
04/11/13, 03:37 am
Cuando el libro se acercó y le restregó el marcapáginas por la cara, lejos de asustarse, Lara le dejó seguir, con los ojos brillantes de la emoción. Vale, no había cogido un libro mentor, había cogido un libro mascota, pero.... <<Por toda la Suerte, ¡acaba de darme besitos! Qué cosa más adorable... No puedo no llevármelo>>. Rodeó la jaula con ambos brazos y saltó de la silla al suelo. <<Qué clase de ser monstruoso ha sido capaz de dejar encerrado a este pobre animalibrillo aquí...>> se preguntaba. <<Las mascotas tienen necesidades, hay que sacarlas a pasear y darles mimos... Malditos desalmados, los masters estos de pacotilla, que dejan objetos no inanimados con sentimientos en unas tristes jaulas!>>.
—¡Pero qué mono eres!—exclamó—. Yo cuidaré de ti, corazón—y fue hablando con el libro mientras caminaba por los pasillos en busca de sus compañeros. Cuando dio con el resto del grupo, alzó la jaula y dijo toda emocionada—: Mirad que pedazo de pasada de libro vivo me he encontrado, chicos. Por fin tendremos mascota en la torre y no esos pajaruzos feos.
Si alguien le pusiera alguna pega, Lara se pondría terca y echaría a andar con su nuevo tesoro en dirección a la salida.
Sigue en el Torreón Letargo.
—¡Pero qué mono eres!—exclamó—. Yo cuidaré de ti, corazón—y fue hablando con el libro mientras caminaba por los pasillos en busca de sus compañeros. Cuando dio con el resto del grupo, alzó la jaula y dijo toda emocionada—: Mirad que pedazo de pasada de libro vivo me he encontrado, chicos. Por fin tendremos mascota en la torre y no esos pajaruzos feos.
Si alguien le pusiera alguna pega, Lara se pondría terca y echaría a andar con su nuevo tesoro en dirección a la salida.
Sigue en el Torreón Letargo.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
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