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- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Primer sueño de Damian
28/01/24, 11:45 pm
La oscuridad más absoluta envuelve el sueño de Damian. Mire adonde mire no podrá ver un resquicio de luz, aunque el resto de sus sentidos funcionen con normalidad. El niño está de pie sobre un suelo de arenisca que cruje bajo sus zapatos, y lleva puesta una máscara y un atuendo de tela barata que pica allí donde se dobla para adaptarse a la forma de su cuerpo.
Apenas tiene tiempo de asimilar que lleva puesto un traje que se siente como el que solía usar para actuar en el circo cuando una serie de chasquidos preceden al encendido de varios focos sobre su cabeza. Una pista familiar y desconocida a la vez se ilumina en torno a Damian, cegándolo durante unos momentos, e impidiéndole ver que no está solo ante las gradas.
—¡Damas y caballeros, niños y niñas de todas las edades! ¡Sed bienvenidos al circo de Rocavarancolia! —dice una voz conocida a su lado, amplificada hasta retumbar por toda la carpa.
El clamor del público recibe a la dueña de la voz, que se sitúa al lado de Damian con una serie de pasos firmes. Se trata de Akeyo Kau, que viste una casaca roja con cola de frac, adornada con botones y filigranas doradas. Todas sus prendas resultan exquisitas, desde las botas y el pantalón negros al sombrero de copa, causando una impresión muy diferente en comparación con el disfraz barato que lleva puesto el niño, un leotardo blanco con detalles azules y dorados bordados en hilo de plástico.
—El espectáculo de hoy lo abrirá un invitado muy especial —anuncia Akeyo, girando en su mano un bastón y apuntando al niño con él—. No podemos deciros mucho de él, ya que es su deseo actuar desde el anonimato, pero sí os puedo contar que participa en nuestro espectáculo para ayudar a su madre, que se encuentra hospitalizada en este momento. ¡Por lo tanto, realizará todos sus números portando una máscara! ¿Será capaz de llevar a cabo semejante proeza? —La mujer habla con reverencia hacia el público, imprimiendo emoción en cada palabra para mantener la atención en ella, como haría un buen jefe de pista.
Durante ese tiempo Damian podría notar una serie de cosas. La primera, que las gradas están separadas de la arena por una doble alambrada espinosa que se extiende hasta lo más alto de la carpa. La luz de los focos apenas llega al público, pero si se fija podrá ver rostros familiares entre las primeras filas. Sus compañeros de torreón están todos allí, observando con tan poco interés que resulta evidente que no le reconocen. Lejos de ser las únicas caras familiares, también podrá descubrir a Stefano, Luciano, Angelo, Marco… todos los miembros de su circo están en las gradas excepto uno: su madre. Tampoco parecen reconocerlo.
La otra cosa que puede notar es que no es posible quitarse la máscara, ya que está pegada a su cabeza como por arte de magia. Al palparla podrá notar que es rígida, no muy diferente de una máscara de plástico para Halloween con algún monstruo dibujado, y limita considerablemente su visión lateral. Si intenta hablar, su voz no será amplificada como la de Akeyo, y por tanto gran parte de lo que diga se perderá entre el murmullo de cientos de voces que comentan su presentación.
Apenas tiene tiempo de asimilar que lleva puesto un traje que se siente como el que solía usar para actuar en el circo cuando una serie de chasquidos preceden al encendido de varios focos sobre su cabeza. Una pista familiar y desconocida a la vez se ilumina en torno a Damian, cegándolo durante unos momentos, e impidiéndole ver que no está solo ante las gradas.
—¡Damas y caballeros, niños y niñas de todas las edades! ¡Sed bienvenidos al circo de Rocavarancolia! —dice una voz conocida a su lado, amplificada hasta retumbar por toda la carpa.
El clamor del público recibe a la dueña de la voz, que se sitúa al lado de Damian con una serie de pasos firmes. Se trata de Akeyo Kau, que viste una casaca roja con cola de frac, adornada con botones y filigranas doradas. Todas sus prendas resultan exquisitas, desde las botas y el pantalón negros al sombrero de copa, causando una impresión muy diferente en comparación con el disfraz barato que lleva puesto el niño, un leotardo blanco con detalles azules y dorados bordados en hilo de plástico.
—El espectáculo de hoy lo abrirá un invitado muy especial —anuncia Akeyo, girando en su mano un bastón y apuntando al niño con él—. No podemos deciros mucho de él, ya que es su deseo actuar desde el anonimato, pero sí os puedo contar que participa en nuestro espectáculo para ayudar a su madre, que se encuentra hospitalizada en este momento. ¡Por lo tanto, realizará todos sus números portando una máscara! ¿Será capaz de llevar a cabo semejante proeza? —La mujer habla con reverencia hacia el público, imprimiendo emoción en cada palabra para mantener la atención en ella, como haría un buen jefe de pista.
Durante ese tiempo Damian podría notar una serie de cosas. La primera, que las gradas están separadas de la arena por una doble alambrada espinosa que se extiende hasta lo más alto de la carpa. La luz de los focos apenas llega al público, pero si se fija podrá ver rostros familiares entre las primeras filas. Sus compañeros de torreón están todos allí, observando con tan poco interés que resulta evidente que no le reconocen. Lejos de ser las únicas caras familiares, también podrá descubrir a Stefano, Luciano, Angelo, Marco… todos los miembros de su circo están en las gradas excepto uno: su madre. Tampoco parecen reconocerlo.
La otra cosa que puede notar es que no es posible quitarse la máscara, ya que está pegada a su cabeza como por arte de magia. Al palparla podrá notar que es rígida, no muy diferente de una máscara de plástico para Halloween con algún monstruo dibujado, y limita considerablemente su visión lateral. Si intenta hablar, su voz no será amplificada como la de Akeyo, y por tanto gran parte de lo que diga se perderá entre el murmullo de cientos de voces que comentan su presentación.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Primer sueño de Damian
29/01/24, 12:59 am
Oscuridad, simple y llana negrura rodeaba al niño que se encontraba mirando a su alrededor extrañado. Vaya si estaba oscuro, más de lo que podía estar las caravanas por la noche o la camioneta en la que dormía con su mamá. El chico meneó sus brazos al aire, notando en un pequeño paso que el suelo crujía bajo sus suelas. ¿Donde estaba? Al menear la cabeza se pudo percatar de la máscara que portaba y su mano, inconscientemente, se fue a rascar el hombro derecho que le picaba bastante.
—¡Oh! ¿Este es mi traj-? ¡AH!
Luces, varias de ellas, fueron las responsables de que Damian tuviese que cerrar sus ojos, acostumbrados a la penumbra ya ahogada por los focos. Una vez iluminada la estancia, el italiano los abrió lentamente y parpadeando varias veces mientras una voz a su lado presentó con emoción todo lo que ahora le estaba rodeando. Damian pudo reconocer aquella voz, esa mujer tan misteriosa con aquellos juguetes mágicos estaba alzando su voz con energía. Había gente mirándolo y tenía puesto un leotardo que no recordó de primeras haberse puesto pero…
Era todo extrañamente familiar y embriagador para el chiquillo, con el corazón encendido por la puesta en escena y la señorita Akeyo llevando las riendas de un espectáculo. La miró sin saber al principio qué hacer y ni siquiera sabía qué función era, por eso decidió atender a sus palabras y, de paso, observar un poco el precioso traje que nada tenía que envidiar a los de Luciano o los de su mamá.
Vale, tenía que ocultar quien era según lo que dijo la maestra de ceremonias pero el motivo… Es cierto, estaba ahí por eso, ¿no? ¡Eran números que tenía que hacer por su mamá! Su cabeza no procesaba otra cosa más que el motivo: ayudar a su ser más querido.
Espabilándose se puso recto para luego hacer una reverencia, de las más grandiosas que podía hacer con aquel traje que se le hacía medianamente incómodo. Alzó la vista y, al poder ver mejor las gradas a pesar de la escasa luz en aquel sitio, veía caras conocidas en la primera fila a pesar de haber tanta gente y Damian no podría haber ocultado la sorpresa de no ser por la máscara.
—«Son ellos...» —pensó para sí, viendo que todos su queridos amigos estaban ahí sentados. ¡Al fin podrían verlo actuar! No tenían tanta reacción de la que esperaba pero era normal, al fin y al cabo tenía su disfraz puesto—. «Stefano, Angelo, Marco… Luciano. ¡¿Van a verme todos?!» —estuvo los nervios a mil y los pelos de punta. Era todo un escenario perfecto, ¡una función en la que podría demostrar todo lo que pudo aprender a sus compañeros! ¡Él era todo un circense y se lo enseñaría a todos y por encima de todo ayudaría a su mamá al fin!
»«Mamá…» —aun así, el niño sentía un leve vacío en su encendido interior al no verla en las gradas. Estaba en el hospital pero…
No. Debía concentrarse, eso era su vida, su deber, y si lo iba a hacer por ella no podía permitirse dudar ni un poquito.
—Entonces... ¡Entonces Akeyo! ¿Qué números haremos en este espectáculo para esta grandiosa gente? —se intentó meter en su personaje y en todo el espectáculo, en un arranque de improvisación con gestos teatrales pero no notó que su voz se amplificase tanto como quería y se perdía entre las voces de todo el público. Se tuvo que girar de más para ver a Akeyo, la máscara no le dejaba ver por los laterales apenas. Hizo el intento de mover la careta un poco pero estaba muy apretada, mejor era decir que estaba prácticamente pegada a su cara. Le agobió al principio al no tener el control de moverla y repitió varias veces la jugada, sin éxito. ¿Quién había sido el cabrón que se la apretó tantísimo?
Demonios, el leotardo picaba y luchaba por no rascarse después de moverse tanto.
—¡Oh! ¿Este es mi traj-? ¡AH!
Luces, varias de ellas, fueron las responsables de que Damian tuviese que cerrar sus ojos, acostumbrados a la penumbra ya ahogada por los focos. Una vez iluminada la estancia, el italiano los abrió lentamente y parpadeando varias veces mientras una voz a su lado presentó con emoción todo lo que ahora le estaba rodeando. Damian pudo reconocer aquella voz, esa mujer tan misteriosa con aquellos juguetes mágicos estaba alzando su voz con energía. Había gente mirándolo y tenía puesto un leotardo que no recordó de primeras haberse puesto pero…
Era todo extrañamente familiar y embriagador para el chiquillo, con el corazón encendido por la puesta en escena y la señorita Akeyo llevando las riendas de un espectáculo. La miró sin saber al principio qué hacer y ni siquiera sabía qué función era, por eso decidió atender a sus palabras y, de paso, observar un poco el precioso traje que nada tenía que envidiar a los de Luciano o los de su mamá.
Vale, tenía que ocultar quien era según lo que dijo la maestra de ceremonias pero el motivo… Es cierto, estaba ahí por eso, ¿no? ¡Eran números que tenía que hacer por su mamá! Su cabeza no procesaba otra cosa más que el motivo: ayudar a su ser más querido.
Espabilándose se puso recto para luego hacer una reverencia, de las más grandiosas que podía hacer con aquel traje que se le hacía medianamente incómodo. Alzó la vista y, al poder ver mejor las gradas a pesar de la escasa luz en aquel sitio, veía caras conocidas en la primera fila a pesar de haber tanta gente y Damian no podría haber ocultado la sorpresa de no ser por la máscara.
—«Son ellos...» —pensó para sí, viendo que todos su queridos amigos estaban ahí sentados. ¡Al fin podrían verlo actuar! No tenían tanta reacción de la que esperaba pero era normal, al fin y al cabo tenía su disfraz puesto—. «Stefano, Angelo, Marco… Luciano. ¡¿Van a verme todos?!» —estuvo los nervios a mil y los pelos de punta. Era todo un escenario perfecto, ¡una función en la que podría demostrar todo lo que pudo aprender a sus compañeros! ¡Él era todo un circense y se lo enseñaría a todos y por encima de todo ayudaría a su mamá al fin!
»«Mamá…» —aun así, el niño sentía un leve vacío en su encendido interior al no verla en las gradas. Estaba en el hospital pero…
No. Debía concentrarse, eso era su vida, su deber, y si lo iba a hacer por ella no podía permitirse dudar ni un poquito.
—Entonces... ¡Entonces Akeyo! ¿Qué números haremos en este espectáculo para esta grandiosa gente? —se intentó meter en su personaje y en todo el espectáculo, en un arranque de improvisación con gestos teatrales pero no notó que su voz se amplificase tanto como quería y se perdía entre las voces de todo el público. Se tuvo que girar de más para ver a Akeyo, la máscara no le dejaba ver por los laterales apenas. Hizo el intento de mover la careta un poco pero estaba muy apretada, mejor era decir que estaba prácticamente pegada a su cara. Le agobió al principio al no tener el control de moverla y repitió varias veces la jugada, sin éxito. ¿Quién había sido el cabrón que se la apretó tantísimo?
Demonios, el leotardo picaba y luchaba por no rascarse después de moverse tanto.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Primer sueño de Damian
30/01/24, 01:23 pm
Akeyo dirige su mirada hacia abajo, observando a Damian maternalmente, aunque con una sonrisa de medio lado que convierte su gesto tierno en uno ambiguo.
—Nuestro primer invitado está emocionado de estar aquí y actuar para vosotros —anuncia alzando ambas manos al cielo, gesto al que siguen algunos aplausos. —¡Procederé a presentar entonces el primer número! Ven por aquí, muchacho.
Akeyo le hace un gesto a Damian para que se gire y la siga, dando la espalda al público. De forma repentina, o tal vez simplemente el niño no se había percatado de cuándo ocurrió, había aparecido una estructura grande de hierro en el centro de la pista. Dos postes se elevan en los extremos, sosteniendo una cuerda de unos cinco metros que se extiende del uno al otro. Se trata de una disposición clásica para un número de funambulismo, que además cuenta con una malla metálica en su base para recoger al artista en caso de ocurrir un accidente.
—¡La cuerda floja, damas y caballeros! Un número clásico, pero nada fácil… aunque estoy segura de que nuestro invitado será capaz de darnos todo un espectáculo —afirma con jolgorio—. Súbete por este lado —le indica entonces a Damian, centrando en él su mirada. Ambos postes cuentan con una escalinata que forma parte de la estructura, por lo que llegar arriba y bajar es muy fácil—. Solo tienes que cruzar de un lado a otro, ¿podrás? —le pregunta con una sonrisa de las que incitan a enfrentar cualquier desafío.
—Nuestro primer invitado está emocionado de estar aquí y actuar para vosotros —anuncia alzando ambas manos al cielo, gesto al que siguen algunos aplausos. —¡Procederé a presentar entonces el primer número! Ven por aquí, muchacho.
Akeyo le hace un gesto a Damian para que se gire y la siga, dando la espalda al público. De forma repentina, o tal vez simplemente el niño no se había percatado de cuándo ocurrió, había aparecido una estructura grande de hierro en el centro de la pista. Dos postes se elevan en los extremos, sosteniendo una cuerda de unos cinco metros que se extiende del uno al otro. Se trata de una disposición clásica para un número de funambulismo, que además cuenta con una malla metálica en su base para recoger al artista en caso de ocurrir un accidente.
—¡La cuerda floja, damas y caballeros! Un número clásico, pero nada fácil… aunque estoy segura de que nuestro invitado será capaz de darnos todo un espectáculo —afirma con jolgorio—. Súbete por este lado —le indica entonces a Damian, centrando en él su mirada. Ambos postes cuentan con una escalinata que forma parte de la estructura, por lo que llegar arriba y bajar es muy fácil—. Solo tienes que cruzar de un lado a otro, ¿podrás? —le pregunta con una sonrisa de las que incitan a enfrentar cualquier desafío.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Primer sueño de Damian
30/01/24, 02:21 pm
Aunque la dichosa mascara le daba guerra, pegada a su rostro como su fuese pegamento, tuvo que parar la lucha con ella cuando Akeyo anunció y, por ende, continuó el espectáculo. Damian, en un bote repentino, se puso recto a atender seguido de unos tímidos amagos de querer aliviar el picor que le generaba el atuendo cada dos por tres. Sin embargo los aplausos ayudaban a que el niño dejase a un lado las putadas del traje y la máscara, emocionado cuando Akeyo se dispuso a presentar su primer número.
—¡Claro, voy contigo! —el niño anunció enérgico, quería seguir el espectáculo y sus ganas no eran pocas.
Obediente fue detrás de la mujer, dando pasos animados mientras se giraba. Lo que desde luego no esperaba era la pedazo de estructura que juraría no había visto ahí antes.
—Ahi vaaaaa, la ostia… —no pudo evitar soltar mientras su cuerpo expresaba sorpresa ante los dos postes metálicos unificados por una cuerda. Vaya putas máquinas debían ser los encargados del escenario, trayendo y montando todo en un pispás.
La cuerda floja, vaya si le traía a cuando era más pequeño. Se solía colgar siempre en la cuerda que les montaban los hermanos por verlo entretenerse como un animalillo y, ya de paso, enseñarlo a mantener el equilibrio. Conforme fue presentando el número, Damian tenía confianza en sí mismo y en sus habilidades viendo la altura de la cuerda desde abajo con más fascinación que vértigo. Además, tener la malla abajo le llevaba mucho para bien en cuanto al factor psicológico. ¡Podía hacerlo, podía ayudar a su mamá!
—¡Claro que puedo, de sobra! ¡Te lo cruzo en un minutillo de nada! —soltó aire por la nariz en un bufido lleno de fuerza, casi tanta como la que portaba sus encendidos ojos que miraban a Akeyo.
Yendo a la mencionada escalinata, Damian fue subiendo escalón a escalón. Notando que cada vez iba más alto, más alto, hasta que pudo ver la cuerda a sus pies, lo único que unificaba ambos postes del ya lejano suelo.
—Vale… Puedo hacerlo esto está tirado. Tu puedes tío, tu puedes —se dio fuerzas a sí mismo para luego mirar de nuevo a las gradas, notando su corazón acelerarse de nuevo. Estaba ligeramente nervioso por tener tanta gente importante pero no se sentía lo suficientemente agitado como para no concentrarse en su tarea, se sabía muy bien la teoría y tenía experiencia que lo respaldaba.
Puso su primer pie en diagonal sobre la cuerda, tanteando para tener bien el centro de gravedad. Una vez listo puso su otro pie delante, extendiendo los brazos y tambaleándose un poco pero, con una silenciosa concentración, manteniendo el equilibrio y amortiguando las oscilaciones de la cuerda con sus piernas. Fue paso por paso ignorando la distancia entre él y la red por el puro compromiso en la actuación, repitiendo un ciclo de mantener equilibrio y avanzar, controlando sus movimientos de cadera, la dirección de sus brazos…
La máscara le entorpecía la visión, el dichoso leotardo picaba como su puta madre pero poco a poco podría hacerlo, llegar al final, a su objetivo.
—¡Claro, voy contigo! —el niño anunció enérgico, quería seguir el espectáculo y sus ganas no eran pocas.
Obediente fue detrás de la mujer, dando pasos animados mientras se giraba. Lo que desde luego no esperaba era la pedazo de estructura que juraría no había visto ahí antes.
—Ahi vaaaaa, la ostia… —no pudo evitar soltar mientras su cuerpo expresaba sorpresa ante los dos postes metálicos unificados por una cuerda. Vaya putas máquinas debían ser los encargados del escenario, trayendo y montando todo en un pispás.
La cuerda floja, vaya si le traía a cuando era más pequeño. Se solía colgar siempre en la cuerda que les montaban los hermanos por verlo entretenerse como un animalillo y, ya de paso, enseñarlo a mantener el equilibrio. Conforme fue presentando el número, Damian tenía confianza en sí mismo y en sus habilidades viendo la altura de la cuerda desde abajo con más fascinación que vértigo. Además, tener la malla abajo le llevaba mucho para bien en cuanto al factor psicológico. ¡Podía hacerlo, podía ayudar a su mamá!
—¡Claro que puedo, de sobra! ¡Te lo cruzo en un minutillo de nada! —soltó aire por la nariz en un bufido lleno de fuerza, casi tanta como la que portaba sus encendidos ojos que miraban a Akeyo.
Yendo a la mencionada escalinata, Damian fue subiendo escalón a escalón. Notando que cada vez iba más alto, más alto, hasta que pudo ver la cuerda a sus pies, lo único que unificaba ambos postes del ya lejano suelo.
—Vale… Puedo hacerlo esto está tirado. Tu puedes tío, tu puedes —se dio fuerzas a sí mismo para luego mirar de nuevo a las gradas, notando su corazón acelerarse de nuevo. Estaba ligeramente nervioso por tener tanta gente importante pero no se sentía lo suficientemente agitado como para no concentrarse en su tarea, se sabía muy bien la teoría y tenía experiencia que lo respaldaba.
Puso su primer pie en diagonal sobre la cuerda, tanteando para tener bien el centro de gravedad. Una vez listo puso su otro pie delante, extendiendo los brazos y tambaleándose un poco pero, con una silenciosa concentración, manteniendo el equilibrio y amortiguando las oscilaciones de la cuerda con sus piernas. Fue paso por paso ignorando la distancia entre él y la red por el puro compromiso en la actuación, repitiendo un ciclo de mantener equilibrio y avanzar, controlando sus movimientos de cadera, la dirección de sus brazos…
La máscara le entorpecía la visión, el dichoso leotardo picaba como su puta madre pero poco a poco podría hacerlo, llegar al final, a su objetivo.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Primer sueño de Damian
01/02/24, 12:54 pm
El público se mantiene en un silencio expectante durante el ascenso de Damian por la escalinata, no roto ni por Akeyo, que alza los brazos y el bastón para señalar al niño, cada vez más alto sobre el poste. Una vez está en pie sobre la plataforma, la jefa de pista se hace a un lado con una reverencia hacia el público, indicando que va a dar comienzo el espectáculo. Al poner Damian su primer pie en la cuerda se hace eco por la carpa un redoble de tambores. Al poner el segundo, dos personas vestidas de payaso entran en la arena.
Los recién llegados arrastran dos largos cables terminados en una pinza, que ajustan a cada extremo de la estructura metálica. Tras eso, dan varios pasos hacia atrás y gesticulan hacia las gradas como si les hubiesen pillado haciendo una trastada.
—¡Comienza el espectáculo de la cuerda floja electrificada, señoras y señores! —brama de repente Akeyo con gran entusiasmo—. Ninguna parte está libre de peligro para nuestro invitado, excepto la cuerda y la plataforma de madera que se encuentra en el extremo opuesto. ¿Podrá nuestro invitado cruzar sin caerse? ¿Podrá sobrevivir si se cae? ¡No parpadeéis, u os podríais perder el espectáculo!
Contra todo pronóstico, parte del público jalea con entusiasmo, haciendo evidente que ese era el espectáculo por el que estaban allí en primer lugar. Damian no podrá corroborar si lo que ha dicho Akeyo es verdad sin retroceder hacia la plataforma en la que acaba de estar, y la opción más segura parece ser avanzar hacia la del lado opuesto que, efectivamente, es de madera.
Los recién llegados arrastran dos largos cables terminados en una pinza, que ajustan a cada extremo de la estructura metálica. Tras eso, dan varios pasos hacia atrás y gesticulan hacia las gradas como si les hubiesen pillado haciendo una trastada.
—¡Comienza el espectáculo de la cuerda floja electrificada, señoras y señores! —brama de repente Akeyo con gran entusiasmo—. Ninguna parte está libre de peligro para nuestro invitado, excepto la cuerda y la plataforma de madera que se encuentra en el extremo opuesto. ¿Podrá nuestro invitado cruzar sin caerse? ¿Podrá sobrevivir si se cae? ¡No parpadeéis, u os podríais perder el espectáculo!
Contra todo pronóstico, parte del público jalea con entusiasmo, haciendo evidente que ese era el espectáculo por el que estaban allí en primer lugar. Damian no podrá corroborar si lo que ha dicho Akeyo es verdad sin retroceder hacia la plataforma en la que acaba de estar, y la opción más segura parece ser avanzar hacia la del lado opuesto que, efectivamente, es de madera.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Primer sueño de Damian
01/02/24, 06:40 pm
El silencio repentino, un redoble de tambores que estaba presente dentro de la carpa. La emoción, la adrenalina, el suspense, todo tenía el potencial para ser uno de los mejores recuerdos de Damian a pesar de ser un número arriesgado.
El italiano fruncía el ceño, poniendo todo de sí para poder llegar a la meta y, sobre todo, brindar un fantástico espectáculo. Los temblores durante el tercer y cuarto paso eran cada vez menores, las pisadas con más confianza. No pensaba ya en la máscara ni en el maldito traje que deseaba arrancarse y pisotearlo porque iba a llegar sin probl-
—¿Eh? —Akeyo de pronto habló, dando comienzo a otro espectáculo del que él no estaba al tanto. De hecho, no estaba consciente de nada y ni siquiera le dieron explicación alguna.
»¡¿QUE?! ¡¿CÓMO?! —pero… ¡¿Pero qué estaba diciendo Akeyo?! ¡¿Electrificada?! ¿Como cuando electrocutaban a Rambo y lo torturaban de esa forma tan dolorosa? Cuando la maestra de ceremonias mencionó su supervivencia, Damian vaciló al mantener el equilibrio y por unos instantes por poco no se cae. No veía nada con la máscara y no quería perder de vista la cuerda. ¿Sería todo aquello una forma de exagerar como cuando Luciano se ponía siempre a dar discursos de lo peligroso que era todo? Por desgracia, el chico era muy inocente. ¿Y por qué todos sonaban tan animados? ¿Era verdad, mentira? Una cosa estaba clara.
Tenía miedo de caerse.
—Ahhh… Ahhh… —Damian respiraba fuerte bajo la máscara junto a sudores fríos, teniendo equilibrio suficiente para estar en el sitio pero dudaba, dudaba como pocas veces en dar otro paso en contraste a su previa confianza, destruida a cachitos—. Vamos, vamos, vamos… —el corazón le iba rápido.
Un paso… Otro paso… Otro….
Otro paso mas. Fue puesto de mala manera por los nervios, esos malditos nervios generados por las circunstancias, y, en consecuencia, se tambaleó hacia delante patinándole el único pie que tenía en superficie sólida.
—¡A-AAH! ¡AHHHHH! —Damian gritó, meneando los brazos hasta tener la mano del izquierdo en contacto con la cuerda que, por puro y simple milagro, le salvó de caer. Debía agradecer a toda la fuerza que el chico fue acumulando al colgarse en tantos trapecios de no caer abajo y miró, en pánico e intentando agarrar la otra mano también a la cuerda. El hombro izquierdo lo notaba resentido, gruñendo y lamentando haberse agarrado de una forma tan brusca llevándose todo el latigazo del peso de su cuerpo de golpe—. ¡NGHHH! ¡AAH! ¡MIERDAA! —maldijo al aire cuando intentó subir sus piernas, gritando de esfuerzo por lo difícil que era hacerlo teniendo de apoyo una cuerda floja y un hombro traicionándole en el peor momento. Al fin subió los pies, enganchándose e hiperventilando por su casi caída a algo que le estaba asustando muchísimo.
Debía llegar… Aunque sea así… Aunque sea avanzando poco a poco… y ni se preocupó si valía hacerlo así o no. Por encima de todo no quería caer y llegar a esa tabla sano y salvo. Un poco más... La tenía cerca.
Solo quería estar con su mamá, en sus brazos.
El italiano fruncía el ceño, poniendo todo de sí para poder llegar a la meta y, sobre todo, brindar un fantástico espectáculo. Los temblores durante el tercer y cuarto paso eran cada vez menores, las pisadas con más confianza. No pensaba ya en la máscara ni en el maldito traje que deseaba arrancarse y pisotearlo porque iba a llegar sin probl-
—¿Eh? —Akeyo de pronto habló, dando comienzo a otro espectáculo del que él no estaba al tanto. De hecho, no estaba consciente de nada y ni siquiera le dieron explicación alguna.
»¡¿QUE?! ¡¿CÓMO?! —pero… ¡¿Pero qué estaba diciendo Akeyo?! ¡¿Electrificada?! ¿Como cuando electrocutaban a Rambo y lo torturaban de esa forma tan dolorosa? Cuando la maestra de ceremonias mencionó su supervivencia, Damian vaciló al mantener el equilibrio y por unos instantes por poco no se cae. No veía nada con la máscara y no quería perder de vista la cuerda. ¿Sería todo aquello una forma de exagerar como cuando Luciano se ponía siempre a dar discursos de lo peligroso que era todo? Por desgracia, el chico era muy inocente. ¿Y por qué todos sonaban tan animados? ¿Era verdad, mentira? Una cosa estaba clara.
Tenía miedo de caerse.
—Ahhh… Ahhh… —Damian respiraba fuerte bajo la máscara junto a sudores fríos, teniendo equilibrio suficiente para estar en el sitio pero dudaba, dudaba como pocas veces en dar otro paso en contraste a su previa confianza, destruida a cachitos—. Vamos, vamos, vamos… —el corazón le iba rápido.
Un paso… Otro paso… Otro….
Otro paso mas. Fue puesto de mala manera por los nervios, esos malditos nervios generados por las circunstancias, y, en consecuencia, se tambaleó hacia delante patinándole el único pie que tenía en superficie sólida.
—¡A-AAH! ¡AHHHHH! —Damian gritó, meneando los brazos hasta tener la mano del izquierdo en contacto con la cuerda que, por puro y simple milagro, le salvó de caer. Debía agradecer a toda la fuerza que el chico fue acumulando al colgarse en tantos trapecios de no caer abajo y miró, en pánico e intentando agarrar la otra mano también a la cuerda. El hombro izquierdo lo notaba resentido, gruñendo y lamentando haberse agarrado de una forma tan brusca llevándose todo el latigazo del peso de su cuerpo de golpe—. ¡NGHHH! ¡AAH! ¡MIERDAA! —maldijo al aire cuando intentó subir sus piernas, gritando de esfuerzo por lo difícil que era hacerlo teniendo de apoyo una cuerda floja y un hombro traicionándole en el peor momento. Al fin subió los pies, enganchándose e hiperventilando por su casi caída a algo que le estaba asustando muchísimo.
Debía llegar… Aunque sea así… Aunque sea avanzando poco a poco… y ni se preocupó si valía hacerlo así o no. Por encima de todo no quería caer y llegar a esa tabla sano y salvo. Un poco más... La tenía cerca.
Solo quería estar con su mamá, en sus brazos.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Primer sueño de Damian
04/02/24, 09:33 pm
Akeyo ni siquiera mira en dirección al niño cuando este grita confuso, ocupada respondiendo a los jaleos del público con reverencias y gestos de agradecimiento. Los payasos se retiran con la misma rapidez que aparecieron y, poco a poco, deja de oírse ningún sonido bajo la carpa. Las gradas callan, pendientes de cada movimiento y cada pequeño paso de Damian sobre la cuerda.
El silencio solo se rompe con su tropiezo. El público despierta, gritando como una jauría que solo parece querer verle caer.
—¡El primer desliz! —brama Akeyo con una gran sonrisa—. ¿Sabrá recomponerse nuestro invitado? ¿O, por el contrario, le habrá llegado la hora? ¡Atentos!
Las palabras de la mujer solo parecen querer añadir presión a la lucha del niño. Cientos de ojos están puestos en él, en sus esfuerzos por recuperar el equilibrio.
»¡Esta vez ha tenido suerte! —narra la jefa de pista, su voz teñida de una decepción mal disimulada—, ¿pero será por mucho tiempo? ¡Os recuerdo que solamente estamos calentando motores!
El murmullo que es el público comentando lo que ocurre pronto vuelve a convertirse en expectación silenciosa.
El silencio solo se rompe con su tropiezo. El público despierta, gritando como una jauría que solo parece querer verle caer.
—¡El primer desliz! —brama Akeyo con una gran sonrisa—. ¿Sabrá recomponerse nuestro invitado? ¿O, por el contrario, le habrá llegado la hora? ¡Atentos!
Las palabras de la mujer solo parecen querer añadir presión a la lucha del niño. Cientos de ojos están puestos en él, en sus esfuerzos por recuperar el equilibrio.
»¡Esta vez ha tenido suerte! —narra la jefa de pista, su voz teñida de una decepción mal disimulada—, ¿pero será por mucho tiempo? ¡Os recuerdo que solamente estamos calentando motores!
El murmullo que es el público comentando lo que ocurre pronto vuelve a convertirse en expectación silenciosa.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Primer sueño de Damian
06/02/24, 02:49 pm
En contraste a su lucha por no querer caerse, el público parecía más escandaloso que nunca. Akeyo se puso a agregar mayor tensión al ambiente con todo lo que decía y Damian no quería rendirse. Se aferró a la cuerda y daba paso tras paso, agarrado fuertemente con sus manos y piernas. La veía boca abajo pero ahí estaba la plataforma de madera, cerca, cada vez más cerca.
—Vamos… ¡Ngh, vengaaa! —gruñó avanzando cada vez más rápido, ansioso por llegar.
Lo tenía al lado, era esforzarse un poco mas. Solo un poco. Notaba la cuerda más tensa y, extendiendo la mano, tocó la plataforma para confirmar su solidez. Haciendo uso de toda la fuerza de su cuerpo, subió su torso por encima de la cuerda, colando una pierna por encima y, con el tan ansiado apoyo, pisó fuerte para rodar en un impulso arriba de ésta, quedando boca arriba.
No tardó apenas nada en levantarse con dificultad, moviendo su hombro resentido y mirando hacia abajo.
—Ya… ¡Ya está! ¡Lo hice! ¡LO HICE, HE CRUZADO! —Damian no pudo evitar sentir una euforia nerviosa, alzando sus brazos al aire y jadeando fuerte notando su aliento tras la máscara. La tensión ahí se quedaba, pero no por ello sintió el enorme logro de haberlo logrado a pesar de que casi se cae a un destino que, por encima de todo, no deseaba volver a pensar.
Y lo primero que hizo fue mirar al público, apretando los puños y meneándolos por aquel pedazo de logro.
—¡WOOOOOOOOOOOOOOOO!
—Vamos… ¡Ngh, vengaaa! —gruñó avanzando cada vez más rápido, ansioso por llegar.
Lo tenía al lado, era esforzarse un poco mas. Solo un poco. Notaba la cuerda más tensa y, extendiendo la mano, tocó la plataforma para confirmar su solidez. Haciendo uso de toda la fuerza de su cuerpo, subió su torso por encima de la cuerda, colando una pierna por encima y, con el tan ansiado apoyo, pisó fuerte para rodar en un impulso arriba de ésta, quedando boca arriba.
No tardó apenas nada en levantarse con dificultad, moviendo su hombro resentido y mirando hacia abajo.
—Ya… ¡Ya está! ¡Lo hice! ¡LO HICE, HE CRUZADO! —Damian no pudo evitar sentir una euforia nerviosa, alzando sus brazos al aire y jadeando fuerte notando su aliento tras la máscara. La tensión ahí se quedaba, pero no por ello sintió el enorme logro de haberlo logrado a pesar de que casi se cae a un destino que, por encima de todo, no deseaba volver a pensar.
Y lo primero que hizo fue mirar al público, apretando los puños y meneándolos por aquel pedazo de logro.
—¡WOOOOOOOOOOOOOOOO!
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Primer sueño de Damian
07/02/24, 01:10 pm
El éxito de Damian hace gritar al público de excitación y decepción al mismo tiempo. En respuesta a su señal de victoria se alza algún aplauso de aquellos que, tal vez, lo único que quieren es ver un buen espectáculo. Si Damian dedicase unos momentos, ahora que puede, a buscar a sus conocidos en las gradas, los verá más o menos en la misma postura de indiferencia o intercambiando cuchicheos.
La plataforma sobre la que se apoya el niño demuestra ser segura, pero las escalinatas para bajar son metálicas, y la caída hasta el suelo es demasiado grande como para saltar por el momento. En la arena Akeyo vuelve a ocupar una posición central y muchos focos se centran sobre ella, solo quedando uno que apunta al niño. Las voces y aplausos se apagan, esperando un nuevo anuncio.
—¡Muy bien hecho! La verdad es que no esperaba menos de nuestro invitado. Ha logrado darnos un espectáculo plagado de tensión… ¡Ja! —Akeyo guiña un ojo al público, que apenas ríe la gracia—. ¡Pero esto no acaba aquí! Preparaos ahora para más espectáculo y más tensión, ¡porque va a dar comienzo la segunda prueba!
La jefa de pista esboza otra gran sonrisa y desvía la atención del público hacia el cielo usando su bastón de guía. Desde lo más alto de la carpa se descuelgan una serie de columpios, simples barras de acero atadas por ambos extremos a una cuerda, que se detienen a diferentes alturas. Uno de ellos queda justo sobre el vacío frente a la plataforma donde se encuentra Damian, de forma que podrá cogerlo entre los dedos y comprobar que está sujeto con firmeza. El resto se reparten por o alto de la carpa formando un camino que se podría recorrer saltando de uno a otro.
Cuando los trapecios estén en posición el niño notará un clac-clac constante bajo sus pies. Cada vez que este suena, la plataforma tiembla, ganando inclinación. Se trata de un engranaje que lo guía lentamente hacia el vacío, dejándole una única salida fácil: el trapecio.
Akeyo guarda silencio, y varios focos regresan a Damian, iluminándolo desde varios ángulos.
La plataforma sobre la que se apoya el niño demuestra ser segura, pero las escalinatas para bajar son metálicas, y la caída hasta el suelo es demasiado grande como para saltar por el momento. En la arena Akeyo vuelve a ocupar una posición central y muchos focos se centran sobre ella, solo quedando uno que apunta al niño. Las voces y aplausos se apagan, esperando un nuevo anuncio.
—¡Muy bien hecho! La verdad es que no esperaba menos de nuestro invitado. Ha logrado darnos un espectáculo plagado de tensión… ¡Ja! —Akeyo guiña un ojo al público, que apenas ríe la gracia—. ¡Pero esto no acaba aquí! Preparaos ahora para más espectáculo y más tensión, ¡porque va a dar comienzo la segunda prueba!
La jefa de pista esboza otra gran sonrisa y desvía la atención del público hacia el cielo usando su bastón de guía. Desde lo más alto de la carpa se descuelgan una serie de columpios, simples barras de acero atadas por ambos extremos a una cuerda, que se detienen a diferentes alturas. Uno de ellos queda justo sobre el vacío frente a la plataforma donde se encuentra Damian, de forma que podrá cogerlo entre los dedos y comprobar que está sujeto con firmeza. El resto se reparten por o alto de la carpa formando un camino que se podría recorrer saltando de uno a otro.
Cuando los trapecios estén en posición el niño notará un clac-clac constante bajo sus pies. Cada vez que este suena, la plataforma tiembla, ganando inclinación. Se trata de un engranaje que lo guía lentamente hacia el vacío, dejándole una única salida fácil: el trapecio.
Akeyo guarda silencio, y varios focos regresan a Damian, iluminándolo desde varios ángulos.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Primer sueño de Damian
09/02/24, 04:05 pm
La merecidísima meta estaba ahora en los pies de Damian quien después de gritar con euforia miró al publico mientras su pecho bajaba y subía por los jadeos cada vez menores. Debían estar contentos por su pedazo de actuación, felices por ver que se había dejado la piel en el espectáculo por todos ellos y…
¿Por qué estaban tan indiferentes?
Damian desde luego esperaba otra cosa y, extrañado, escuchó las alabanzas de Akeyo con los brazos ya bajados. ¿Lo que él hacía no les llamaba la atención como para tener un aplauso completo? Ni siquiera era enfado, era una cosa más impulsada por la tristeza de no haberlo hecho lo suficientemente bien. Se culpó por el desliz que tuvo, ¿quizás por eso el espectáculo no fue llamativo? Eran muchas preguntas pero ver a los que conocía pasando tanto de todo le quemaba por dentro.
¡No! No quería sentirse así, quería mejorarlo y dar otro espectáculo que fuese mejor, más entretenido y así se aseguraría salvar a su mamá además de entretener al exigente público. Meneando su cuerpo con una nueva motivación miró hacia arriba desde donde bajaban trapecios. ¡Eso! ¡Ahí es donde podía brillar!
—¡Bien! ¡Bien, bien! ¡Eso es lo que más me gusta hacer! —dijo esbozando una sonrisa nerviosa bajo la máscara. Ni siquiera pensó en su hombro dolorido, eso no le importaba nada si podía ser capaz de comerse el mundo surcando el aire en su espectáculo favorito.
Sin embargo un ruido constante llamó la atención de Damian y miró bajo sus pies, preguntándose qué sería. La plataforma en la que estaba se estaba moviendo, inclinándose hacia su caída.
—¡M-Mierda!
Era ahora o nunca. El circense no le dio tiempo ni a rascarse, agarrando el trapecio con sus manos y con mucha firmeza. No había tiempo de dudar y con un gruñido que se le escapó entre sus apretados dientes se precipitó hacia delante sin mirar atrás, con una valentía ciega. Notó la ráfaga de viento azotar su cuerpo, la velocidad y el vaivén del trapecio. No veía para nada bien con la máscara pero se dispuso a saltar, soltándose como siempre hizo entrenando y en un agarre fugaz se enganchó al siguiente.
¡Bien! El italiano se veía con fuerzas para seguir. En aquel punto solo estaba en su zona, concentrado y dejando atrás cualquier cosa que lo pudiese distraer, hasta el suelo electrificado no formaba parte de sus pensamientos. Todo iría bien, sería hacer lo mismo una y otra vez.
Un salto bien ejecutado, el segundo, lo llevó al tercer trapecio. Lo tenía cerca, solo tenía que agarrarlo. Sin embargo no podía ver su periferia y un error de cálculo de tan solo unos centímetros hizo que sus manos acariciaran el aire y solo eso. Un terrible vuelco en el corazón del chico lo azotó de golpe. ¿No lo agarró?
Hizo un segundo intento pero fue en vano, no llegó y de inmediato notó el peso de la gravedad llevarlo hacia abajo. La máscara no le ayudo a ver donde estaba cayendo, tapando su cara al momento y sin saber qué pasaría con él. Caer a un vacío, a su fin.
Su miedo fue exhibido en un grito lleno de terror a lo que desconocía.
¿Por qué estaban tan indiferentes?
Damian desde luego esperaba otra cosa y, extrañado, escuchó las alabanzas de Akeyo con los brazos ya bajados. ¿Lo que él hacía no les llamaba la atención como para tener un aplauso completo? Ni siquiera era enfado, era una cosa más impulsada por la tristeza de no haberlo hecho lo suficientemente bien. Se culpó por el desliz que tuvo, ¿quizás por eso el espectáculo no fue llamativo? Eran muchas preguntas pero ver a los que conocía pasando tanto de todo le quemaba por dentro.
¡No! No quería sentirse así, quería mejorarlo y dar otro espectáculo que fuese mejor, más entretenido y así se aseguraría salvar a su mamá además de entretener al exigente público. Meneando su cuerpo con una nueva motivación miró hacia arriba desde donde bajaban trapecios. ¡Eso! ¡Ahí es donde podía brillar!
—¡Bien! ¡Bien, bien! ¡Eso es lo que más me gusta hacer! —dijo esbozando una sonrisa nerviosa bajo la máscara. Ni siquiera pensó en su hombro dolorido, eso no le importaba nada si podía ser capaz de comerse el mundo surcando el aire en su espectáculo favorito.
Sin embargo un ruido constante llamó la atención de Damian y miró bajo sus pies, preguntándose qué sería. La plataforma en la que estaba se estaba moviendo, inclinándose hacia su caída.
—¡M-Mierda!
Era ahora o nunca. El circense no le dio tiempo ni a rascarse, agarrando el trapecio con sus manos y con mucha firmeza. No había tiempo de dudar y con un gruñido que se le escapó entre sus apretados dientes se precipitó hacia delante sin mirar atrás, con una valentía ciega. Notó la ráfaga de viento azotar su cuerpo, la velocidad y el vaivén del trapecio. No veía para nada bien con la máscara pero se dispuso a saltar, soltándose como siempre hizo entrenando y en un agarre fugaz se enganchó al siguiente.
¡Bien! El italiano se veía con fuerzas para seguir. En aquel punto solo estaba en su zona, concentrado y dejando atrás cualquier cosa que lo pudiese distraer, hasta el suelo electrificado no formaba parte de sus pensamientos. Todo iría bien, sería hacer lo mismo una y otra vez.
Un salto bien ejecutado, el segundo, lo llevó al tercer trapecio. Lo tenía cerca, solo tenía que agarrarlo. Sin embargo no podía ver su periferia y un error de cálculo de tan solo unos centímetros hizo que sus manos acariciaran el aire y solo eso. Un terrible vuelco en el corazón del chico lo azotó de golpe. ¿No lo agarró?
Hizo un segundo intento pero fue en vano, no llegó y de inmediato notó el peso de la gravedad llevarlo hacia abajo. La máscara no le ayudo a ver donde estaba cayendo, tapando su cara al momento y sin saber qué pasaría con él. Caer a un vacío, a su fin.
Su miedo fue exhibido en un grito lleno de terror a lo que desconocía.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Primer sueño de Damian
12/02/24, 01:19 pm
Akeyo llama al aplauso cuando Damian acepta el reto, tomando el trapecio y saltando. El público tal vez no ha llegado a percibir que la plataforma le obligaba a ello, porque en cuanto el niño sujeta firmemente el trapecio y se impulsa la estructura con la cuerda empieza a hundirse en el suelo como si fuese intangible y desaparece de la pista tan mágicamente como había aparecido.
El redoble de tambores vuelve a sonar y Akeyo alza el bastón, haciendo retumbar su voz por toda la carpa.
—¡Los trapecios candentes, damas y caballeros, niños y niñas! —anuncia, mientras Damian efectúa el primer salto—. ¡Cada segundo que nuestro invitado pase agarrado a las barras de metal hará que estas se calienten más y más! ¡En quince segundos estarán al rojo vivo! ¡¿Será capaz de calcular correctamente los saltos a contrarreloj…?!
El silencio repentino de Akeyo no se debe a que no tenga más que decir, sino que el error de Damian no le permite continuar. Sus ojos y los de todo el público están fijos en la caída del muchacho hasta que el ruido sordo contra el suelo produce un silencio ominoso que solo dura un segundo, tras el que el público rompe a aullar, como si por fin aquella función se hubiese puesto interesante.
—¡Yyyy ha caído! ¡Ha caído, señoras y señores! ¡Nuestro invitado no ha pasado la segunda prueba! —anuncia Akeyo con jolgorio, haciéndose oír por encima del jaleo con su voz amplificada—, ¡y eso que era su prueba favorita! —informa al público con tono confidencial.
Damian puede oír todo lo que ocurre a su alrededor a través de una capa espesa de confusión. Siente una serie de dolores agudos por todo su cuerpo y un líquido caliente y espeso le mancha el pelo. Pese a todo, vive. Un payaso se acerca a él para comprobar si ese es el caso y, cuando ve que respira, le alza el dedo pulgar a Akeyo y vuelve a esconderse corriendo detrás del telón.
—¡Pero parece que aún podemos continuar un poquito más! Aunque no sé si será igual de divertido —dice la mujer al ver la señal—. ¿Pasamos a la tercera prueba, Damian? —le pregunta con una gran sonrisa.
Dado para evaluar los daños:
1-45: Tiene un brazo y alguna costilla rotos, además de varias contusiones y una brecha en la cabeza. Nada de esto le impide levantarse y moverse.
46-90: Tiene varias costillas rotas, así como el brazo y la pierna del mismo lado (da igual cuál). Además de sangrar, sufre una conmoción cerebral que le dará un buen dolor de cabeza y náuseas. Movimientos muy limitados.
91-100: Lo mismo que el anterior pero la concusión cerebral le hará alucinar y perder lucidez por momentos, llegando a vomitar por las náuseas.
El redoble de tambores vuelve a sonar y Akeyo alza el bastón, haciendo retumbar su voz por toda la carpa.
—¡Los trapecios candentes, damas y caballeros, niños y niñas! —anuncia, mientras Damian efectúa el primer salto—. ¡Cada segundo que nuestro invitado pase agarrado a las barras de metal hará que estas se calienten más y más! ¡En quince segundos estarán al rojo vivo! ¡¿Será capaz de calcular correctamente los saltos a contrarreloj…?!
El silencio repentino de Akeyo no se debe a que no tenga más que decir, sino que el error de Damian no le permite continuar. Sus ojos y los de todo el público están fijos en la caída del muchacho hasta que el ruido sordo contra el suelo produce un silencio ominoso que solo dura un segundo, tras el que el público rompe a aullar, como si por fin aquella función se hubiese puesto interesante.
—¡Yyyy ha caído! ¡Ha caído, señoras y señores! ¡Nuestro invitado no ha pasado la segunda prueba! —anuncia Akeyo con jolgorio, haciéndose oír por encima del jaleo con su voz amplificada—, ¡y eso que era su prueba favorita! —informa al público con tono confidencial.
Damian puede oír todo lo que ocurre a su alrededor a través de una capa espesa de confusión. Siente una serie de dolores agudos por todo su cuerpo y un líquido caliente y espeso le mancha el pelo. Pese a todo, vive. Un payaso se acerca a él para comprobar si ese es el caso y, cuando ve que respira, le alza el dedo pulgar a Akeyo y vuelve a esconderse corriendo detrás del telón.
—¡Pero parece que aún podemos continuar un poquito más! Aunque no sé si será igual de divertido —dice la mujer al ver la señal—. ¿Pasamos a la tercera prueba, Damian? —le pregunta con una gran sonrisa.
Dado para evaluar los daños:
1-45: Tiene un brazo y alguna costilla rotos, además de varias contusiones y una brecha en la cabeza. Nada de esto le impide levantarse y moverse.
46-90: Tiene varias costillas rotas, así como el brazo y la pierna del mismo lado (da igual cuál). Además de sangrar, sufre una conmoción cerebral que le dará un buen dolor de cabeza y náuseas. Movimientos muy limitados.
91-100: Lo mismo que el anterior pero la concusión cerebral le hará alucinar y perder lucidez por momentos, llegando a vomitar por las náuseas.
- Rocavarancolia Rol
Re: Primer sueño de Damian
12/02/24, 01:19 pm
El miembro 'Tak' ha efectuado la acción siguiente: Número Aleatorio
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