Burdel de Dama Espasmo (Archivo II)

Recuerdo del primer mensaje :

Gritos, una manzana, una persona moribunda... Las ideas y los sucesos se me agolpan en la cabeza, que me empieza a doler de la tensión del momento. Caín dice algo y me parece entender la palabra tablas. ¿Las necesitarán para curarlo? Y sin decir ni mu, corro hasta la habitación y traigo varias tablillas para que cojan la que más les cuadre. Las suelto en el suelo y retrocedo aterrado por la imagen. Siento un ligero picor en los ojos pero contengo las ganas de echarme a llorar como un idiota.

Asiento contento ante lo de que las armas son nuestras y me acerco a la cocina
-Hola de nuevo, maestros cocineros.-digo de broma y sonriendo <<¿Qué fue de mi frío? Maldita sea...>>. Me coloco junto a una silla pero no me sentaré hasta que todos se sienten. Me arremango las mangas y les hago varios dobleces para que no se me caigan.-Colaespina cortesía de Norou.-anuncio al ver la carne, alegre, pero confuso. No suelo estar así de alegre, de social con la gente...

-¡Uh! -exclamo con sorpresa cuando se me acerca una chica llena de sangre-. Perdona, me has asustado.
Intento no mirarle mucho la ropa, tampoco quiero que se sienta despreciada por eso. Al fin y al cabo parece que estan haciendo de comer con esos animales.
Ahora que lo pienso, me suena que es la chica que vi alguna vez por el torreón, pero no me había acercado nunca a hablar con ella.
-Yo soy Gael -digo agachando un poco la cabeza con timidez-. ¿Vives aquí ahora?

Cain se sentó a comer también, despacio, en silencio. Miraba las espadas de vez en cuando pero no decía nada, tenía algo preparado... La carne tenía un toque agridulce y se alegraba de haber conseguido el sabor esperado. Quería empezar a probar recetas nuevas, parecía una chorrada, pero la buena comida ayudaba a olvidar los horrores que tenían que afrontar todos los días, era su pequeña alegría diaria... Las hierbas empezaron a hacer su efecto y provocaron una agradable sensación de bienestar, de relajación. La piel vibraba y un cosquilleo se extendía por los labios y la nuca.

Me siento a cenar, hambriento por todos los sucesos del día. Doy un bocado tímido a la carne y lo paladeo <<¡Agridulce!>> Suelto el tenedor y me paso el brazo por los ojos rápidamente, luego lo vuelvo a coger y sigo pinchando del plato. Comienzo a sentirme bastante bien, aunque no sé si es por los recuerdos de cuando estaba con mi madre o si por la cena.
-Está...deli...delicioso, Caín.-consigo decir, mientras sigo comiendo con los ojos cerrados, intentando que no me venzan los recuerdos.

-¡Qué chiquillo más bonito! -digo con efusividad no fingida-. No vivo aquí, sino en el torreón Letargo. Tan sólo he venido a conocer a los habitantes de este burdel y, ya de paso, a ayudar con la cena -le acaricio la cabeza de forma tranquilizadora, pues parece nervioso conmigo. Seguro que es la ropa.

Veo que la cena está lista, así que me pongo de pié y se lo señalo al niño.

-¿No tienes hambre, Gael? Venga, vamos a cenar, que eso huele que alimenta.

Me siento a la mesa y como un poco de la comida pero no mucho, no puedo parar de pensar en lo que ha dicho de letargo… necesitaba estar entre la naturaleza… :-Quiero ir al torreón si me los permitís*digo un poco avergonzado*me quitare la venda allí para ver la naturaleza…. Muy rica la comida por cierto…-

-¡Sí! -respondo efusivamente. Me muero de hambre desde hace rato.

Me acerco a la mesa y me siento por donde puedo, sirviéndome un poco de comida.

-Qué rico gronf -debo recordar no hablar con la boca llena. Me doy cuenta de que estoy salpicando arroz, así que dejo de hablar y sigo comiendo en silencio.

Cuando se empiezan a sentar todos comienzo a comer, tengo bastante hambre, por que solo he desayunado una pieza de fruta, pruebo el arroz con la carne, y noto un curioso sabor agridulce, muy agradable en el paladar ... asiento hacia Cain, mostrandole mi satisfacción con una sonrisa ...
Poco a poco me empiezo a encontrar muy bien, miro la comida y recuerdo las hierbas que le echo Cain ... ¿que efectos tendrían? ... la vista se me nubla un poco, y un cosquilleo me recorre la piel, sonrió tontamente y termino de comer ...
-Cuando quieras - le digo a Norou, con la mirada perdida, me estoy distrayendo un poco - ...

Por fin, termino de comerme la carne y el arroz y miro a los demás tras limpiarme toda la cara con un trapo. <<Espero que no se me note nada raro...Malditos recuerdos...Hace...tanto...>> pienso alicaído, pero para apartarme de los recuerdos, digo
-Lo dicho, delicioso.-miro a Norou.-Yo me apunto si me dejáis, que solo conozco la Biblioteca y la plaza de los colaespinas.

Me río mientras como. ¡Qué niño más gracioso! Le limpio un poco los morros que han sido manchados de arroz y llamo la atención de los cocineros.

-¡Mis felicitaciones a los chefs! ¡Esto está delicioso!

-Son hierbas mágicas-dice Cain, que también había terminado de comer. Aquellas hierbas eran la cura perfecta para los mallos rollos... Todo el mundo contento y sin pelearse- Me alegro de que os guste. Oye pelirroja- le dice a Elliot- Si te pidiera que cerrases los ojos y abrieses la boca... te fiarías de mi?

Adara se comporta muy maternal conmigo, no sé si me da miedo. De todas formas es agradable que alguien te trate bien, aunque...
-No hace falta, ya me limpio yo, lo siento -digo terminando de limpiarme la boca yo solo-, haber machado tanto, digo. Es que tenía hambre.
Y hacía rato que sentía cosquilleos, la comida había resultado muy relajante. Estiré las piernas y apoyé las manos en el suelo para estar más cómodo.

-¡Ah, nada bonito, no te preocupes! -le digo atraiéndolo hacia mi pecho en un abrazo-. Eres un niño, ya es normal. Tarde o temprano aprenderás, ¡mientras disfruta tu infancia!

No sé qué me sucede, pero parezco estar más alegre de lo habitual (que ya es decir). ¿Habrá tenido algo que ver la comida?

-Pues un poco si, la verdad - respondo a Elliot con la mirada perdida - ...
El ambiente es relajado, y me parece bien, estoy cansado de los malos rollos habituales ... miro distraído a los comensales, parecen disfrutar de la cena y eso esta bien, me acodo en la mesa y apoyo mi cara en las palmas de mis manos ...
-Que bien se esta - mascullo para mi, tarareo distraído, esperando que pase algo - ...
Centro mi atención en Elliot y en Cain, curioso por la situación ...

Miro a Caín, intrigado, cuando le dice algo raro a Elliot y sigo mirando la escena, curioso. Estiro con cuidado las piernas bajo la mesa y luego las retraigo. Estoy mejor que nunca, ya voy olvidando los momentos con mamá y la noche parece que va a acabar mejor que bien. Y Adara y el chico del torreón son tan graciosos que me hacen sonreir, <<Aunque yo nunca habría sonreído por eso>>