La fiesta de la mansión - RV Gakuen

Recuerdo del primer mensaje :



La casa estaba de las últimas dentro de la urbanización privada, pero incluso si alguno no tenía la dirección exacta sería fácil saber cual de todas era. Había tantas luces encendidas dentro y fuera del edificio que brillaba en la distancia. Según se fueran acercando al destino los invitados notarían la vibración de la música en el ambiente, que dadas las dimensiones de los terrenos del resto de viviendas no debería suponer un problema para los vecinos. A pesar de ser una urbanización antigua las calles parecían totalmente nuevas, casi todas las casas eran de estilo victoriano e iban de chalets a mansiones pasando por putos palacetes, y si bien la de los hermanos no era la más grande no se quedaba atrás en impresionante: parecía una casa señorial sacada de la Habana. Las verjas eran altas pero permitían ver el interior, bordeadas de arbustos de hibiscos, palmeras y otras plantas tropicales, un inmenso sauce llorón asomaba por detrás de la construcción y el portón estaba abierto de par en par en un exceso de confianza por la seguridad del vecindario. La imagen podría parecer de otra época si le restabas que estuviera sonando Bad Bunny a todo trapo o que en la calle ya hubiera varios coches de este siglo aparcados.

En las escaleras que daban a la puerta principal Kahlo atendía a los recién llegados mientras esperaba a que todos sus invitados apareciesen. La chica estaba perfectamente maquillada para la ocasión y llevaba el pelo -teñido de blanco como ya venía siendo habitual- recogido en un elaborado moño trenzado. Vestía con una camisa blanca con rayas muy abierta (no era a posta, el primer botón estaba a la altura en la que estaría el 3er o 4to botón en una camisa normal), unos pantalones de talle alto y unos zapatos con un poco de tacón. En las orejas llevaba los aros de oro más grandes que tenía, una cadena de oro que encajaba con el escote, uno o dos anillos por cada dedo de su mano izquierda, las uñas pintadas de un rojo muy oscuro y tantísimas pulseras y brazaletes como para que cualquier gesto que hiciera con esta sonase como el trineo de Papá Noel.
Al sol le faltaba muy poco para ocultarse del todo y la brisa hacía que apuntase a ser una noche de verano perfecta… si su hermano y sus amigos no la liaban.

Y pensando en el rey de Roma, apareció detrás suya. Vestía parecido a ella, aunque había rebajado el nivel de elegancia: una camisa veraniega negra con estampados de hojas de palma y flores rojas, de momento cerrada hasta arriba, unos pantalones marrones y unas vans negras. Llevaba dos anillos en cada mano, un colgante con una moneda de oro y sus aretes de siempre. Ya tenía pintalabios en la mejilla, y por lo pronto solo en la mejilla.

—¿Cuántos faltan?
—A mi que me cuentas, Nohlem. No me has dado una lista de gente —dijo lamiéndose el pulgar para borrarle el pintalabios como si de un niño manchado de helado se tratase—. Yo estoy esperando a los míos y diciéndole a tus amigos que se ahoguen en la piscina.
—I mi qui mi cuintis Nihlim- espera, ¿les estás diciendo qué?
A Kahlo se le escapó una risa con el tono preocupado que puso.
—Solo hazme el favor de no perderte tan pronto, que la gente llega y no sabe donde estás. Y si rompen algo es responsabilidad tuya.

Nota:

Hizo un gesto con la mano para quitarle importancia. «No iba a dejar que te murieras, eres demasiado buena persona», ya compartir sus sentimientos era otra cosa. Ernesto y su amigo Chromsa podían buscarse la vida por su cuenta, desde luego, aunque viendo al primero lo mismo acababa volviendo en ambulancia.  No sentía lástima por él, consideraba que beber de manera responsable era ya cosa de cada uno, y que si había acabado así era porque no le preocupaba lo más mínimo las consecuencias que fueran a tener sus actos.

Se rió con suavidad ante la pregunta. No iba a mentirse diciendo que no le gustaba alardear del dinero que tenía su familia, pero no la esperaba.
—Vine en limusina, pero si quieres volver en algo concreto solo tienes que decírmelo —le guiñó un ojo. A ella le daba igual en qué volver, y teniendo en cuenta que no iba a costar más de un mensaje que vinieran a buscarles en un coche o en otro, iba a dejarle la decisión a Rick. Aunque bueno, cualquier cosa iba a ser mejor que esa cosa que merecía estar en un desguace en la que había ido.

Terminó el ron, planteándose echarse otro vaso. Sinceramente, emborracharse ya no estaba siendo su prioridad, y casi prefería mantener la cabeza más despejada y disfrutar de la fiesta con Rick. Terminó por rechazar la idea de seguir bebiendo, queriendo acordarse a la mañana siguiente de todo. Quién se lo iba a haber dicho cuando había salido del baño y solo quería beber hasta que al día siguiente todo fuese borroso y no tuviera que revivir los malos momentos.

Los nervios y el mal rato que estaba pasando Maila empezaron a disminuir poco a poco. Había sido un susto increíble por parte de Fleur, a pesar de que el tema de ser más flexibles ya estaba más que hablado. Se alegró de que a la francesa no le hubiera molestado pillarla con una amiga en común como era Kahlo, a la cual seguía acariciando su espalda para intentar tranquilizarla si podía. La chica llamada Kalna por otro lado, se iría para hablar con un chico que no conocía.

-¡Pero tendrás mala leche! ¡Vaya susto nos has dado!- Diría bromeando mientras la observaba guiñarle un ojo y luego abrazar a la varmana. Ahora que se le había pasado el susto no podía evitar preguntarse si todo aquello...le habría gustado a Fleur. No solo parecía alegre si no que también se la veía nerviosa. ¿Querría participar? ¿O solo mirar? Maila no tuvo mucho tiempo de pensarlo ya que verían al hermano de Kahlo, Nohlem, ir dando tumbos entre besos y caricias con alguien de la fiesta. La hawaiana no pudo evitar soltar una risilla nerviosa mientras los veía irse.

La propuesta de la francesa fue más que bien recibida por parte de Maila. El susto inicial se le había pasado, pero seguía teniendo el corazón acelerado por la impresión. Y ya fuera bailar o estar en algún sitio tranquilo... sería una gran idea. Apretó con fuerza la mano de Fleur cuando ésta se la cogió.

-Me parece una idea genial.- Le respondió a su novia, para luego darle un abrazo y un beso en la mejilla. Aprovechando la cercanía le susurró. -Había sitio para ti, ¿sabes?...- Luego se giraría a Kahlo con una sonrisa que quería disimular lo nerviosa que aún se sentía con su presencia y sobre todo con lo que habían estado haciendo minutos antes.-¿Qué dice la anfitriona? ¿Baile o un sitio tranquilo?- Preguntó con una sonrisa. Había dejado de acariciarle la espalda, pero sus ojos delataban que echaba de menos el contacto. No era consciente de lo manchada que tenía la cara de pintalabios, así que ni se le pasó por la cabeza ir al baño a limpiarse.

La fiesta estaba siendo la hostia, Tayron no paraba de reír y reír. Cuando no estaba riendo se encontraba mirando a Colmillo como un bobalicón, en una de esas ocasiones el chico lindo incluso apoyó la cabeza en su hombro. El lémur se quedaría congelado los primeros segundos, pero luego deslizó su brazo por encima del cuello, haciendo pequeños círculos suaves en el brazo que le quedaba más retirado. Cuando oyó el "así mejor" sintió que el aire de la habitación estaba más cargado de lo normal.

El contacto duró poco, pues por primera vez le tocaba jugar a él y no solo plantear retos vergonzosos. Llamó a Rox sin dudarlo. Vale, primero porque le parecía interesante descubrir su reacción, y segundo porque era de las pocas personas de las que estaba seguro que entenderían aquella estupidez. El belga gemiría de manera pausada y con voz ronca elevando el tono poco a poco y con la boca pegada al teléfono. Cuanta mayor era la confusión del australiano mayor eran sus suspiros, los cuales intentaba camuflar hasta cierto punto sin que se notara que le entraba la risa. Solo se preocupó un poco cuando Rox pareció hablar algo cagado con alguien más, seguramente Milo. Para rematar la faena se coló debajo de Connor, moviendo las caderas como si le estuvieran haciendo la mejor mamada de su vida y sin dejar de mirarlo a los ojos. Por suerte no quiso empalarlo ni hacer pinchitos con su cadáver así que la prueba fue divertida a la par que terriblemente vergonzosa. Le mandaría un audio a su amigo más tarde explicándole la movida.

Volvió a su sitio riendo y bebiendo como un poseso. La lengua se le trababa un poco y su visión ya no era nítida del todo. Eso no le impidió ver a Rick intentando ligar con una chica a lo lejos, ni que jaleara y defendiera a Amira cuando esta apagó la música para cantar Danza Kuduro cuando más de algún tonto lava protestó.

De nuevo llegó su turno. Tayron le dedicó una mirada burlona a la francesa.
—A ver... No tengo un sitio tan tan extraño, pero me follé a un bully en uno de los baños del campus. Me gritó maricón porque me vio en un orgullo y como suele pasar en estos casos no era más que un gilipollas reprimido. Cuando acabamos fue raro... cada uno por su lado... ¡Coño! ¡Siento si esperabais algo más sexy pero no tengo nada! Pero sí sé que me fliparía follar encima del capó de un coche... o qué se yo... ¡En una feria!

Su dedo acusador se dirigió entonces a Chromsa. El belga esbozaría una sonrisa maliciosa digna de un villano de telenovela. Pero en realidad no escogería nada muy heavy. Adam era su novio y aunque parecía muy noble si le metía dos yoyas lo dejaba tieso.

—¿Reto? Uh... pues... ¡Tendrás que rapear durante treinta segundos enteros! Lo te que de la gana colega mientras cumplas el tiempo. A ver como se te dan las batallas de gallos. Y... ¿Creéis que esta gente va a volver de verdad? —preguntó en última instancia, refiriéndose a Ethan y Nohlem. A lo mejor le estaba enseñando las habitaciones... como el gato lo hiciera de la misma forma en las que se las había enseñado a él... se lo estarían pasando muy bien.

La risa de Kalna se le hizo agradable, desde luego le sentaba mejor que la seriedad formal y algo intimidante con la que estaba acostumbrado a verla. Respondió con gusto e incluso le ofreció elegir en qué volver luego. Era un gesto muy amable y... -(Me... me acaba de guiñar un ojo, ¿verdad?- se preguntó sorprendido. Que hubieran pasado de estar a punto de ser apalizado a llevar una conversación amigable ya lo había casi terminado de asimilar, pero o el alcohol le estaba empezando a ver cosas que no eran o ahí había una chispa de algo más.

-Ah, no te preocupes. Está bien así- respondió agradecido. Siguió con una sonrisa pícara: -Además, no todos los días se puede ir en limusina. Bueno, al menos en mi caso.- No sabía si sería como las que se veían por las películas, con minibar, luces y demás que casi que casi podrían hacer continuar la fiesta incluso camino a casa, o algo más austero, pero tenía curiosidad por descubrirlo.

Kalna terminó también su copa y de momento tampoco parecía que fuera a llenarla de nuevo. La noche estaba yendo mejor contra todo pronóstico y se lo estaba pasando bien. Justo entonces a Rick se le ocurrió una idea. -Oye, ¿por casualidad no te apetecerá pasarte por la pista de baile, no? La verdad que me han entrado ganas, que está más tranquila de lo que debería con el fiestón que hay- dijo esperando a ver si le parecía buena idea. Ya que Nohlem lo había abandonado (no lo culpaba en absoluto viendo que el varmano había triunfado), al menos se encargaría él de darle caña al baile con quien quisiera.

A Kalna no se le escapó la sonrisa pícara de Rick. Tampoco es que fuera a indagar en si había algo más detrás o era solo por lo del coche, y no quería hacerse más ilusiones de la cuenta. Que le hubiera perdonado no quería decir que hubiera olvidado cómo había empezado todo, así que no quería leer de más en sus gestos. Solo por si acaso.

Aunque casi le resultaba difícil no sobreanalizar el que la estuviera invitando a bailar. Era verdad que había menos gente de la que podía haber, lo cual era un punto a favor, y además le tenía ganas a hacer algo entretenido y no estar solo hablando. Al principio de la fiesta le había dicho a Ethan que lo haría con él, pero viendo que le habían surgido planes mejores no iba a quejarse de que se hubiera ido con Nohlem.
—Me parece una idea perfecta, la verdad; ya va siendo hora de que disfrutemos algo la noche.

Sonrió, agarrándole de la muñeca con mucha más suavidad de la que cabría esperar en ella y llevándole hacia la pista. No fuera a ser que le diera por cambiar de opinión de camino.

Räg también rio de buena gana como los comentarios de Tawar y lo que añadió Airi después. Tuvieron otra ocasión más para ser testigos de un espectáculo cuando de pronto Amira se apartó del grupo, paró la música y empezó a cantar. El mjörní entendió entonces que debían estar jugando a algo de ponerse retos unos a otros, aunque no estaba muy familiarizado con aquella clase de juegos algo había oído a compañeros de clase acerca de auténticas barbaridades que se hacían en dichos juegops. Dentro de todo, tirarse a la piscina con ropa o cantar una canción parecía bastante inofensivo si lo comparaba con las sórdidas historias que a veces prefería no haber escuchado.

Aplaudió la actuación de la francesa antes de que la música volviese a empezar a sonar y se girase de nuevo hacia sus amigues.
—Habrá que confiar en ellos para que no se pasen tanto como...
No le dio tiempo a seguir cuando una de las personas que andaba cerca del grupo al que habían referenciado de pronto empezó a gritar algo que parecía ser una referencia a algún videojuego y acabó también en la piscina sin quitarse la ropa primero.
>>Y tanto que sí —le dio la razón a le sanaí—. No planeaba meterme en la piscina para empezar, pero desde luego ahora sí que no lo haría aunque hubiese traído el bañador.

El grupito al que había intentado hacer referencia de nuevo empezaba a dar signos más que preocupantes de lo que Tawar había descrito indignade momentos antes: la intoxicación por alcohol podía ser muy peligrosa y con el comentario de Airi se llevó la mano al bolsillo para sacar su teléfono.
—Ehm... Estoy por hacerlo ya —dijo en tono muy preocupado, finalmente señalando hacia los desconocidos que daban signos de encontrarse cada vez peor. Uno de ellos ya estaba tirado en el suelo y una de sus amigas, también con un montón de copas encima y que parecía a punto de perder el equilibrio, estaba llamándole por su nombre repetidamente sin que este hiciese más que moverse un poco—. Sí, creo que deberíamos llamar a emergencias.

Al principio le dio cosa haberle puesto un reto así al varmano, aunque cuando entendió que lo que decía era más en broma se calmó. Vio junto al resto como Nohlem saltaba a la piscina con, a falta de verlo bien por la miopía y bajo el criterio del ochrorio, bastante soltura. Aplaudió por la maestría del chico, felicitándolo: -Ha estado muy bien.- El fauno vio como se acercaba al grupo sin entrever ninguna intención oculta y cuando casi lo tenía al lado ya era demasiado tarde para darse cuenta que esa amabilidad buscaba otra cosa. Intentó girarse para echar a correr, pero los brazos de Nohlem fueron más rápidos y tuvo que aceptar que su ropa se mojara. Un quejido al notar el agua calarle fue lo único que pudo llegar a decir. Cuando lo soltó, miró como había quedado su ropa: mojada, aunque ni de lejos tanto como la del varmano. Intentó escurrirla un poco, pero aquello iba a necesitar tiempo. -(Al menos el pañuelo se ha salvado. Menos mal que le puse el hechizo para que no se estropeara)- pensó intentando sacar el lado positivo. Volvió junto a Adam y le sacó la lengua tímidamente en respuesta a su risa.

El siguiente reto le tocó a Tayron y... no estuvo demasiado cómodo. El ochrorio no sabía dónde meterse, menos mal que fuera quien fuese al que había llamado el chico no se lo estaba tomando a mal. Intentó buscar en el ruso algo de seguridad, aunque se le hizo complicado aún así. Después le tocó a Ethan, que si bien seguía habiendo cierta tensión con la prueba era mucho más discreta que la anterior. Al menos al principio, porque el beso se alargó más de lo que parecía. A diferencia que con el beer pong, esta vez parecía que seguían jugando y el elegido por Ethan fue Rick. Chromsa lo miró preocupado, no parecía tener buena cara. Esperaba al menos que cumpliendo el reto recuperara un poco el ánimo. Se habría despedido de él con la mano, aunque se fue al instante en que avisó.

Antes de irse le dejó un reto a Adam, que pronto fue a cumplir con ayuda de Amira. El ochrorio atendió, no muy convencido con las dificultades que estaba teniendo el pegaso. Pudo terminarse la bebida, pero cuando cayó se levantó de la silla para ver si le había pasado algo. No había pasado nada, pero no terminaba de calmarse. Tal vez no se hubiera hecho daño, pero estaba temiendo que estuviera bebiendo más de lo que debería. Le agarró una de las manos y preguntó: -Adam, ¿seguro que vas bien?- Su pareja contestó que sí, pero las formas y la expresión al decirlo le hacían pensar lo contrario.

Todavía dándole vueltas a cómo podía evitar que empeorara, vio por una parte como Ethan y Nohlem se ausentaban para cambiarse y por otra el reto de Connor. Tenía bastante fuerza y aguante, aunque le pareció raro que también se fuera en cuanto terminó y pasó el turno a Amira. Nunca la había escuchado cantar, así que tenía curiosidad por cómo se le daba. El resultado no fue el mejor (cantar en otro idioma era difícil), pero ya solo por el intento y la valentía para volver todas las miradas de la fiesta a la actuación hicieron que vitoreara y aplaudiera a su amiga.

A Tayron le llegó la segunda verdad de la noche, que contó sin ningún tapujo. Chromsa no tuvo mucho tiempo a reaccionar cuando el dedo del belga lo señaló, preguntando por su decisión. -Pues... Venga, reto.- se aventuró sin estar muy convencido. En cuanto le dijo que tenía que hacer, dejó escapar un -Oh- antes de confirmarlo: -Vale, puedo intentarlo...- En casa a veces hacían fiestas donde toda su familia tocaba música y cantaban, pero no estaba acostumbrado a hacer lo mismo fuera y menos en ese estilo. Le sonaba cómo era, pero hasta ahí.

Se levantó, aclarándose la garganta y preparándose mentalmente. Iba a preguntar si alguien lo cronometraba, pero justo Tayron se ofreció antes de que le diera tiempo. Incluso se ofreció a darle una base, lo cual agradeció. Intentando improvisar e imitando tímidamente algunos gestos, rapeó:
¡Yeah! ¡Ahá!
Aquí Chromsa in da house, con un rap que os dejará alucinaos
El más chulo del barrio, que... te rima con todo el abecedario
Aún sin práctica tengo soltura, para cantar de aquí a la luna
Menos mal que por poco tiempo, sino... mee... quedaba sin aliento
Espero que lo estén pasando bien en la fiesta, para mí se está pasando el tiempo sin darme cuenta
Está siendo divertido, aunque pronto me canso
Porque me cuesta la impro, no... ¿estoy acostumbrado?
¡Yeah!

Agradecía mucho haberse quedado con cómo lo hacía Ernesto de vez en cuando cuando se picaba con un grupo de macarras del campus, con los que tenía una relación cuanto menos curiosa. Sin eso, no habría sido capaz de hacerlo.

Muerto de vergüenza, volvió a la silla rápido intentando no mirar al resto. Aunque le tocaba asignar a él, así que tuvo que preguntar: -Eh... Colmillo. ¿Verdad o reto?- Ante la respuesta del chico, pensó en alguna prueba. -Uhm... ¿Y si haces malabares durante 30 segundos también? Con vasos vacíos por ejemplo u otra cosa si te viene mejor- propuso.

Ya solo quedaba esperar a ver cómo se las arreglaba el chico, aunque escuchó algo que le hizo mirar hacia la piscina algo extrañado. No lo había visto bien, pero la voz era imposible que no la reconociera. Miró al ruso al instante, por si él también lo había escuchado: -Adam, ¿eso no era la voz de Ernesto?-

La sonrisa de Kalna anticipaba la que sería su respuesta, encantada con el plan. Rick sonrió también, aunque fue interrumpido un instante con una expresión de sorpresa cuando la chica lo agarró de la muñeca para guiarlo hasta allí. Ya de primeras el chico no esperaba el contacto y menos aún la suavidad con la que lo hizo. Esperaba que durante el camino no le mirara mucho, porque por momentos un ligero rubor iba asomando por sus mejillas. Definitivamente el alcohol le había hecho efecto, pero empezaba a no tener problema con ello.

Avanzaron por el patio, haciéndose hueco a veces entre la gente. El neoyorquino dejaba a Kalna ir primero, ya que había tomado la iniciativa, aunque la seguía un paso más atrás como mucho. De normal, estaba intentando ir a su lado, sin ningún signo de que quisiera que lo soltara. De hecho, aunque dudó por unos instantes, le devolvió el guiño de antes diciendo: -Nunca me niego a un baile, aunque aprecio el entusiasmo.- Quería dar la impresión de que estaba bromeando, pero si entendía otra cosa... lo mismo no le importaba.

Llegaron por fin al porche, donde parecía haber una concentración mayor de gente bailando que en el resto de la fiesta. Se decidieron por una parte no demasiado abarrotada para tener más espacio. Ambos quedaron el uno frente al otro. -Bueno, hora de darlo todo- anunció animado. Rick dejaría que Kalna comenzara, por curiosidad de ver cómo se le daba. De momento él se movería levemente hasta que pillara el ritmo de la música.

—No pasa nada, no pasa nada... —le devolvió el abrazo con cierto retraso la francesa. Aún pensaba que tendrían que haberla avisado, pero sabía que pedir perdón otra vez a estas alturas era contraproducente y solo ayudaría alargar la incomodidad. Por eso mejor callar y sonreír. Si Maila y ella estaba bien, ella también.

Hacía tiempo que no se alegraba tanto de ver a Nohlem. Qué su hermano entraste dando tumbos enredado en Ethan (¡por fin, chamo!) fue toda la distracción que necesitaba para no pensar en sí misma. Carajo, en el fondo iba a echar de menos todos sus dramas amorosos si decidía asentar cabeza de una vez. El pequeño intercambio de palabras que tuvieron resultó con ella quitándose el maquillaje del morro con el reflejo de la pantalla de su móvil y riendo por lo bajini de buen humor. Se habían pillado con las manos en la masa el uno al otro, estaban en paz.

Y hablando de masa, ahora que no tenía el susto en el cuerpo a Kahlo no se le pasaba el antojo de bollería. Puede que no se viera con fuerzas para llevárselas a un sitio privado, como si habria hecho Nohlem en su lugar, ella apenas había pisado jardín una vez empezada la fiesta y tampoco había probado gota (que no es que le hiciera falta, pero ayudaba), por lo tanto la opción de bailar sonó mejor a sus oídos, así fuese algo pasajero con lo que caldear el ambiente entre las tres.

— Este pasillo es muy aburrido… Y fuera está sonando la Rosalía —dijo con fingida calma, en un tono que fue in crescendo a divertido y juguetón. Casi todas las canciones de esa diva las había metido ella, por supuesto tenía ganas de bailarla. Casi todas. La versión de Bizcochito que estaba sonando, mezclada con los sonidos que hacen los juguetes de un bazar chino, había sido cosa del humor de borrachos de su hermano. Al menos admitía que sonaba incluso mejor—. ¿Vamos? Luego os puedo enseñar el resto de la casa… O nos podemos meter en la piscina si habéis traído bañador.

Ah, mierda, Kahlo no era la mayor fan de las piscinas pero tendría que haberse puesto el suyo, mojarse con ellas sonaba muchísimo mejor plan de lo que pensaba. Sus mejillas se oscurecieron a una velocidad pasmosa de pensar en las posibilidades. Las tres en el agua, bailando y puede que liándose...

—¡Vamos, vamos!

Cogió la mano de Fleur, y aunque los astros le pidieran salir aprisa, tiró de ella con total delicadeza para guiarlas fuera. Por lo que había dicho la rubia minutos antes la situación de Kalna era delicada y ella no quería ser fuente de incomodidad u otro problema, así que aunque tanto ellas como Rick y la libense tuvieran el mismo objetivo, el jardín era lo bastante granddme como para que, aún con ese número de gente ocupándolo, hubiera hueco donde bailar de sobra.

La música se hizo más fuerte al salir. La vibración de los bajos cosquilleaba su estómago casi tanto como las dos chicas que la seguían, y pronto toda esa energía la tuvo sonriendo como una tonta mientras se abría paso entre los que ya estaban bailando al ritmo de los ladridos de un perro de juguete.

Apenas fue un vistazo, por lo que seguramente se hubiera imaginado que Rick estuviera sonrojado: no había dicho nada que pudiera haberlo provocado, y tampoco estaban hablando de Serena, así que la única explicación era que había sido cosa de su cerebro o de algún efecto óptico provocado por la luz.

Kalna se resistió a soltarle hasta que llegaron a un sitio no muy concurrido para bailar. No quería perder ese contacto ni alejarse de él. Que le guiñase el ojo la dejó descolocada un breve segundo, sin esperarlo. ¿Ligaba con ella de nuevo? ¿Sin motivos ocultos esta vez? No, seguro que era parte de la broma.
—Bueno, no iba a dejar que te perdieras. O te escaparas —el tono era de broma, pero le subyacía una capa de verdad que esperaba que Rick no notase.

Que la canción que sonase en aquel momento fuera la versión teléfono de juguete de una canción de Rosalía no era lo que prefería para bailar, pero en verdad cualquier cosa le servía a esas alturas, cuando sólo quería pasarlo bien. Empezó a dejarse llevar por el ritmo de la música, sin dejar de mirar a Rick. Seguro que sus pupilas empezaban a dilatarse pronto, si es que no lo habían hecho ya, y aquello no iba a haber forma de disimularlo. Bueno, que Rick pensase lo que quisiera.

Por una parte, Rick estaba rumiando lo último que había dicho Kalna, utilizando sus dotes detectivescas para encontrar alguna pista que le confirmara que no se estaba imaginando nada. No lo tenía claro, y el alcohol y la música a todo trapo lo dificultaba un poco. Si le daba más vueltas de la cuenta al tema era porque no es que creyera en las casualidades ni el destino, pero se empezaba a plantear si todo lo que había pasado hasta ahora lo estaba conduciendo a aquel momento. Por otra parte, la música era bastante meh para empezar el bailoteo. Se podía bailar, claro, pero ya podría haber sonado otra cosa. Se podía hacer una idea de quién había metido esa canción en la playlist.

El neoyorquino reunió todo su esfuerzo y experiencia, empezando a soltarse con la música. Los pasos del chico no eran nada espectaculares, pero al menos se podía entrever que no se le daba mal. Estaba guardando fuerzas para las siguientes (con suerte estarían mejor y ya habría calentado lo suficiente). Ya que podía y Kalna no lo había visto nunca, quería alardear un poco de sus dotes para el baile que tanto había entrenado con el varmano.

Estaba concentrado, pero por supuesto que no perdía detalle de ella. Habiendo visto hace poco sus pupilas tan contraídas, notó que estas se estaban relajando. Aunque no sabía exactamente el motivo, claro. Alzando la voz lo suficiente para que lo escuchara por encima de los ritmos de la Rosalía, se excusó nada serio: -Esto es cosa de Nohlem seguro. Pero te prometo que suele tener mejor gusto.-

Su apuro fue disminuyendo por momentos conforme la varmana le devolvía el abrazo y Maila apretaba su mano en señal de apoyo. Fleur suspiró aliviada, pero su respiración se entrecortó cuando su novia la atrajo hacía sí y entre risas y besos en la mejilla terminó por susurrarle que había sitio para ella.
—¿Seguro? Parecíais muy ocupadas... —musitó con todo el veneno fingido del que fue capaz. La francesa rio, divertida por la situación y por celar a su chica como si aquello fuera una competición. Que tuviera cuidado porque a lo mejor la adelantaba por la derecha en un descuido.

La escena de Nohlem y aquel chico cruzándose con su hermana resultó graciosa, ella se sorprendió preguntándose qué es lo que pensaría él de ambas. Sin embargo no pudo desarrollar más ese pensamiento pues pronto se vio arrastrada por Kahlo hacia el jardín.
—¡Vamos! —esgrimió, dejándose llevar como hoja que mece el viento.

Una vez llegaron el estruendo, las risas y el olor a alcohol se hizo más presente. La francesa se encontraba animada, le apetecía hacerse la indignada con Maila por lo que había ocurrido antes pero no quería estirar más el chicle ni siendo broma.

Así que inspiró el ambiente nocturno y con un brillo distinto en los ojos cogió una de las butacas para sentarse dramáticamente en ella.
—¿Qué? —preguntó, con los ojos más pequeños por su risa constante— ¿Es que ninguna piensa sacarme a bailar como es debido? —y extendió la mano como si se tratara de una damisela del renacimiento. Acompañó el gesto con mirada de cachorrito.

Tras el episodio con Abel, Serena... y más tarde Kalna llorando el el baño... sentía que la fiesta para las tres comenzaba ahora. Y si encima podían remojarse luego en la piscina... la noche sería estupenda.

Colmillo, desinhibido por su borrachera incipiente, se regodeó sin tapujos en el acercamiento de Tayron e incluso se atrevió a contestarle a su pregunta de “¿Así de cerca te vale?” apoyando la cabeza en su hombro.

-Así mejor -contestó con una sonrisa soñolienta mientras se permitía disfrutar de la cercanía del chico.

Distraído como estaba con la presencia de Tayron tan cerca de él, solo puso la mitad de su atención a la conversación de Amira con el profesor Aberyk, pero lo suficiente para reír tontamente por el uso del francés y la incredulidad del profesor. Cuando la conversación terminó, Colmillo lanzó un beso hacia la chica cuando esta le hizo un corte de mangas, pero sin perder el contacto con Tayron, aprovechando todo lo posible su tiempo no fuera a ser el siguiente retado.

Para su buena suerte, el siguiente no fue el lémur, sino Adam, al que Amira retó para que se cambiara la ropa con Ethan. Al pobre se le podía leer el sufrimiento en la cara ante la idea de tener que llevar algo como eso.

Tras el cambio de ropa, Adam le preguntó a Chromsa por lo que más le gustaba de él y su novio dio una respuesta la mar de tierna y cursi, lo que incomodó un poco a Colmillo porque en consecuencia su mente borracha puso ideas confusas en su cabeza con el chico al que estaba pegado como una lapa como su protagonista. Ideas para las que todavía no estaba preparado y mucho menos con el nivel de alcohol en sangre que llevaba.

El siguiente fue Nohlem, al que Chromsa retó a lanzarse a la piscina desde el trampolín con ropa, lo que Colmillo supuso que hubiera hecho con más gusto si no estuviera un poco preocupado por la integridad de su ropa.

Casi se estaba compadeciendo de su amigo y su imagen de gato mojado cuando este retó a Tayron, lo que le hizo fruncir el ceño con disgusto. Y no fue por el reto en sí, aunque en cierta manera sí porque la voz del lémur haciendo esos sonidos se lo estaba poniendo muy muy difícil, sino principalmente porque el reto había hecho que se levantara de su lado, lo que al principio dibujó un puchero triste en su cara, antes de que el sudor frío recorriera su nuca ante los gemidos de Tayron. “Joder, joder, joder, joder, joder” se quejó para sí mismo, removiéndose en su asiento.

En este punto, casi estaba dando las gracias porque Tayron había elegido a Connor para ser molestado, porque llega a ser él al que estuviera mirando fijamente mientras se movía así y hacía esos sonidos y probablemente habría acabado echandoselo al hombro y buscando una de las 200 habitaciones de Nohlem que se prestara a ser mancillada.

Aunque, bueno, si era sincero consigo mismo, si bien esa podría haber sido totalmente su intención, probablemente habría acabado tropezándose consigo mismo y tirándolos a los dos al suelo antes de dar dos pasos. Joder, iba bastante borracho.

Con varias respiraciones hondas, Colmillo intentó serenarse lo suficiente para que no se le notara demasiado lo mal que lo había pasado durante toda la llamada, lo que consiguió parcialmente para cuando Tayron volvió a su lado. Aunque el reto que este le lanzó a Ethan tampoco se lo puso muy fácil.

Temiendo sus propias reacciones, decidió sabiamente servirse otra cerveza y mantenerse concentrado en el movimiento de la cola de Tayron, evitando así que su vista quedara clavada en la forma en que sus amigos se daban el lote, de manera que cuando Ethan retó a Rick, Colmillo se sentía de nuevo embriagado y divertido, por lo que no dudó en aprovechar que se había levantado para vitorear a su amigo mientras se iba en busca de Kalna, para, casualmente, quedar más cerca de Tayron de nuevo al volver a sentarse.

-No van a volver -dijo riendo de forma soñolienta justo después de que Nohlem dijera que ya volvían, percibiendo de alguna manera el enfado de Connor, pero con su cerebro tan embotado por la borrachera y Tayron que no le permitía racionalizarlo.

Siguió riendo divertido por los siguientes retos, con Adam bebiendo boca abajo y Connor mostrando toda su potencia física a la par que también bebía como un cosaco.

Aunque con lo que no pudo controlar su risa fue con Amira cantando Danza Kuduro.

-¡De puta madre, Anamira! ¡Tú podrías ser cantante si no fuera por la voz! -la animó riéndose de su propio chiste copiado.

Luego le tocó de nuevo a Tayron y dándole otro trago a su bebida se dispuso a escuchar con cierto interés su respuesta, pero no fue eso lo que precisamente le hizo atragantarse con el trago y toser. “Fe-fe-¿¡Feria!?” chilló su mente borracha, mientras corría a tanta velocidad que le estaba incluso mareando, creando una lista de propuestas de sitios en su propia feria que conocía como la palma de su mano en la que los dos podrían… bueno, obviamente sería con él, no pretendía proponerle todos esos lugares si luego iba a usarlos con otro. “Si vas a follar en la feria, ¿quién mejor que un feriante para ser tu compañero?”

-El tren de la bruja… Entre los peluches del puesto de tiro sería un sitio jodidamente bueno, aunque, claro, ya no se podrían vender… ¿cómo de incómodo puede ser un auto de choque? Joder, Susi me matará si mancillo sus jodidos coches, pero por mi raza que lo pienso probar… -murmuró por lo bajo con la vista en un punto fijo del jardín calibrando cientos de posibilidades.

Tan ensimismado estaba en sus pensamientos que incluso se perdió el rap de Chromsa, lo que definitivamente fue una absoluta pena.

-¿Eh? -dijo al ver que le tocaba de nuevo. Rápidamente eligió reto y sonrió envalentonado por el alcohol cuando Chromsa le dijo que tenía que hacer malabares-. Chupado -contestó, aunque en realidad no iba a ser fácil en absoluto.

Su familia y él no eran ese tipo de feria y aunque a alguno de sus hermanos se le daba bastante bien, él nunca había tenido el suficiente interés como para aprender, por lo que en realidad no sabía muy bien cómo se le daba.

¿30 segundos? En los primeros 5 ya había roto los tres vasos de chupito que había cogido para dicho reto.

-Eehhh… Antes de que reviente toda la cristalería de Nohlem, casi mejor que coja las pelotas de beer pong -sugirió y fue la opción correcta, pues se le daba muchísimo mejor hacer malabares con pelotas que con vasos.

Colmillo cumplió los 30 segundos estipulados con más habilidad de la que se esperaba, que era ninguna, por lo que incluso hizo una reverencia al terminar, a pesar de se le habían caído las pelotas más de una vez y no se podía decir realmente que hubiera hecho un buen trabajo.

-Joder si se nos ha dispersado la gente, ¿eh? -comentó al ver que Rick todavía no volvía y no creyendo que Ethan y Nohlem lo fueran a hacer-. Al menos al rompebragas habría que ir a buscarlo, ¿no? ¡Y podemos seguir la fiesta en la piscina que ya aprieta el calor! -exclamó pensando en lo bonito que seguramente se vería el pelo verde mojado-. ¿Verdad, Connor? -preguntó dándose cuenta en ese momento que no se encontraba con ellos.

Con el ceño fruncido, Colmillo buscó a su amigo con la mirada entre la gente cercana a la casa y en la piscina, pero no fue hasta que miró hacia los árboles que lo encontró.

-Mierda -exclamó viendo a Connor a la distancia, apoyado contra un árbol y con cara de querer matar a alguien… de nuevo-. Y-yo voy a buscar a Connor, ¿Vale? Qué tampoco es plan de que más peña se pierda la fiesta -sugirió con una sonrisa que dejaba entrever cierta preocupación.

Tras hablar, se giró para dirigirse hacia su amigo, cuando una idea asaltó su mente y se volvió a girar de vuelta al grupo rápidamente.

-No te metas al agua sin mi, ¿Vale? -le pidió a Tayron con un sonrisa nerviosa y con cierta urgencia-. Quiero… yo… por favor, ¿Vale? -le volvió a pedir dándose por fin la vuelta y trotando hacia Connor.

Con un poco de suerte, Tayron le haría caso y no se perdería el seguramente maravilloso momento en el que el lémur se quitara la camiseta y se metiera al agua. "Grrrr" gruñó para sí mismo sacudiendo la cabeza al momento. "No jodidas distracciones, Colmillo, eres un hombre con un plan" se dijo mientras se acercaba a su amigo.

-Ey, colega. ¿Todo bien? ¿Pasa algo? -le preguntó a Connor dándole un golpe amistoso con la mano en la espalda.

Adam no paraba de soltar suspiros. Estaba mareado, muy mareado, apoyado en la mesa y sudando un poco. Tenía una sonrisa boba la mitad del tiempo y su rostro estaba más enrojecido de lo normal. El pegaso no sabía si se había pasado con la bebida, es más, en ese instante se estaba sintiendo feliz pero de forma involuntaria pues todo le hacia un mínimo de gracia. Tenía ya otro vaso con cerveza en su mano, lleno.

—¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! ¡Pfff, jajajajajaja! —Fue ver a Connor beber su primer chupito y explotó en risas, animándolo incluso entre aplausos número por número. Chromsa se le acercó, declarando su preocupacion y Adam todavía estaba aturdido de su propia risa—. Estoy bien Chromsa, estoy bien… Te lo juro… lo prometo —le dio un enorme abrazo que duró un largo rato, un poco entre risas, más que nada porque le costaba estar recto y le tomó tiempo apartarse.

Después del reto Connor parecía tener algún tipo de urgencia pues simplemente se fue. Parece ser que se iban a acabar las risas pero el siguiente reto de Amira, de nuevo, le hizo reír muchísimo—. ¡Jajajajajaja! ¡Amira, Danza Kuduro no! —al final se tuvo que sentar, sus piernas eran un flan y no aguantaba mucho de pie.

Tomó aire de tanta risotada, apoyando el codo en el respaldo para atender al siguiente reto sugerente. Tayron, bueno, estaba confesando el sitio más raro en el que se lió con alguien. Adam se puso más serio, viendo venir una historia escandalosa pero lo que contó, sin embargo, lo hizo poner serio, bastante.

—Que gilipollas ese tío por favor. Que se calle un mes —opinó sin filtro, casi escupiendo las palabras más atropelladas de su vida. Le puso negro que insultasen a Tayron por ello, siendo encima alguien reprimido.

Con la montaña rusa de emociones, Adam estuvo muy atento al reto de su pareja cuando…

—¡NOOO! ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA! ¡JAJAJA! ¡Ay! Ay… Ufff…. ¡JAJAJAJJAJAJAJA! —cuando terminó, Adam se carcajeó tanto que le faltaba el aire. Hubo momentos en los que, inspirando, emitía unos agudos autocontagiosos que le hicieron llorar de la gracia que le hacían—. ¡Lo haces igualito que Ernesto! ¡JAAAJAJAJAJAJAJA! Uff.. Uff.. jaja… buff… —paró porque le empezaba el cuerpo a rogar por aire. El fauno le preguntó por Ernesto y Adam, tras tomar aire, le respondió—. Buff… Yo le he escuchado pero, a saber. Miedo tengo —dijo con el ceño fruncido. Luego se le dibujó una sonrisilla—. Hablando de él, qué bien te has quedado con los raps de Ernesto, ¿eh? Ha sido buenísimo y me ha encantado —alzó brevemente sus cejas en un rápido movimiento, halagando a Chromsa con unas palmadas en la espalda.

Adam fue motivando a Colmillo mientras iba a por otro vaso pero, en un momento de lucidez, se detuvo. Quizás era demasiado lo que tenía encima, además notaba fatiga. Se sentó de nuevo al lado de Chromsa, dejando reposar el alcohol y viendo al chico hacer unos buenos malabares.

—Voy a relajarme un poco con la bebida —le dijo a Chromsa para dejarlo tranquilo acercándose a él, con algo de vergüenza y mirando un poco en sí mismo—. Que vergüenza, no he estado tan mal en mi vida. Ahora mismo no soy persona, que mareo... —confesó en un suspiro, apoyando su frente en su mano, mirando hacia abajo. Arrastraba un gran mareo en su cuerpo, intentando concentrarse para hacer un hechizo despejante con bastante energia invertida a sí mismo—. Al menos esto ayuda un poco, estar en el club de medicina sí que renta —dijo con una sonrisa más natural y cálida.

Colmillo declaró querer ir a la piscina, cosa que le llamó mucho la atención y así, al menos, le espabilaba el agua— ¡Yo me apunto! Eh… tendría que ir a por el bañador, si me disculpáis. Chromsa, ¿te vienes? —tras la positiva de Chromsa, ellos dos fueron a recoger la bolsa de supermercado con la otra ropa y fueron a un baño del interior de la mansión a cambiarse y dejar sus cosas. Mientras estaban en ello, Adam se sobresaltó un poco con unos golpes que escuchaba a su alrededor, en una zona no determinada. ¿Estarían peleando por algún lado en la mansión? No iba del todo centrado y no imaginaba cosas siquiera similares a lo que realmente estaba sucediendo en aquella habitación, encogiéndose de hombros ante Chormsa. Cuando volvieron, que en el camino el pegaso iba agarrado a Chromsa por el tambaleo, Adam tendría puesto un bañador grande, azul cielo y dos pegasos blancos adornando sus muslos—. ¡Estoy listo! Uy, ¿y Colmillo? —que raro, no lo veía por ningún lado. ¿Otro desaparecido?

Le repobladore quería taparse los ojos, como si al hacerlo desaparecieran les Gigantes Liantes. Estaba haciendo todo lo posible por no mirar a los otros grupos ni ver más de lo que estuvieran haciendo. Elle, Airi y Räg se lo estaban pasando muy bien, estupendamente bien, ¿por qué tenían que terminar la fiesta con movidas? Sus amigos incluso estaban hablando de avisar a emergencias... pero qué pocas ganas tenía de acabar la noche dando explicaciones a nadie de por qué había pasado esto o aquello.
—¡Encima tenemos que limpiar sus follones y cuidarles más allá de lo que se cuidan elles! Llamad vosotres si queréis, que yo me vine sin el móvil y ahora lo estoy lamentando —les dijo, claramente frustrade. Y ni pensar en tirarse a sacar a nadie del agua, porque lo haría a mordiscos o pinchándoles con algún tenedor si hacía falta.

La actuación de Amira había quedado un poco en segundo plano con todo lo que estaban viendo ocurrir cerca de la piscina, pero por otro lado llevaba un buen rato sonando música tan extraña que ya nada le sorprendía, hacer un karaoke era de lo menos raro que ocurría en aquella fiesta.

Además, Räg tenía motivos reales para estar preocupado al ver lo que ocurría con el grupo alcoholizado de la piscina. Tawar, en cambio, parecía molesto, pero tenía razón en que la falta de responsabilidad por parte de los chavales era excesiva.
—Nunca lo he hecho… —admitió con nerviosismo mientras cogía el móvil—. ¿Y si no es nada y nos echan la bronca? ¿Y si aguamos la fiesta…?

Según decía aquello, el chico del suelo dejó de moverse y de su boca salió un vómito que era prácticamente líquido, seguramente el alcohol que había estado bebiendo con el estómago vacío. Por suerte la chica que cuidaba de él le giró la cabeza a tiempo, porque el otro había dejado de reaccionar por completo.
—Ostras… ¿Está en coma etílico o algo así? —tecleó “llamar a una ambulancia” en su teléfono y, sin mirar, pulsó el primer número que le salió en el buscador. Se desplazó hacia el grupito e hizo todas las comprobaciones que le pedía el operario del teléfono, luego le pidieron la localización y colgaron—. Vienen para acá —informó, tanto a sus amigos como al grupo de borrachos. Cuando fue a cerrar las aplicaciones del móvil vio que el número que había utilizado no era el de emergencias y no pudo evitar preocuparse por si había llamado a donde no debía.

La hawaiana sonreiría con la respuesta de Fleur. La verdad es que tanto ella como Kahlo habían estado ocupadas, pero que ahora hubiera llegado la francesa solo quería decir que todo podía mejorar. Maila no pudo más que sonreír y asentir con la cabeza de forma enérgica, ante las propuestas de Kahlo. ¿Bailar con su novia y con su amiga con la cuál había estado besándose antes? Si. ¿Qué les enseñara después la casa con la de posibilidades que podía traer eso? Si. ¿Bañarse en la piscina? Rotundamente sí.

Maila soltó una risa divertida al ver cómo la varmana arrastraba a Fleur hacia la pista de baile, y las seguiría dejando que la música cada vez más cerca inundara sus sentidos y pudiera entrar mejor en aquel ambiente festivo. La canción de Rosalía solo le daba un toque más surrealista a aquella noche, pero si aquello era un bonito sueño no iba a dejar que los ladridos de un perro de juguete la despertaran. Pensaba disfrutar de esas horas todo lo que pudiera.

No pudo evitar reír de nuevo con la actitud fingida de Fleur. Cómo amaba su forma de ser, aquel humor que como todo de ella, era elegante y sutil. Maila se la quedaría viendo algo embobada. Allí parada entre tanta gente bailando a su alrededor. No era la primera vez que le pasaba desde que la conoció, y estaba segura de que no sería la última. Cuando salió de ese trance esbozó una sonrisa avergonzada y miró a Kahlo, reponiéndose un poco.

-Iría yo, pero...- Le diría a la varmana con tono divertido.- Creo que antes Fleur se ha enfadado conmigo de verdad, y puede que solo tú la pongas de mejor humor...- Diría la chica, pero entre la forma de hablar que estaba utilizando y su expresión traviesa quedaba más que claro que bromeaba.- Por favor, Kahlo...¿Harías los honores de sacar a bailar a esa damisela?- Maila se inclinaría para hacerle una reverencia a su amiga siguiendo aquel juego, mientras que con el brazo señalaba a su novia.

Pensaba unirse al baile enseguida, pero le apetecía más que nunca observar los primeros compases si es lo que quería Kahlo. Además... su madre siempre le había dicho que compartir era vivir. Y aquella noche Maila se sentía más viva que nunca.