La fiesta de la mansión - RV Gakuen

Recuerdo del primer mensaje :



La casa estaba de las últimas dentro de la urbanización privada, pero incluso si alguno no tenía la dirección exacta sería fácil saber cual de todas era. Había tantas luces encendidas dentro y fuera del edificio que brillaba en la distancia. Según se fueran acercando al destino los invitados notarían la vibración de la música en el ambiente, que dadas las dimensiones de los terrenos del resto de viviendas no debería suponer un problema para los vecinos. A pesar de ser una urbanización antigua las calles parecían totalmente nuevas, casi todas las casas eran de estilo victoriano e iban de chalets a mansiones pasando por putos palacetes, y si bien la de los hermanos no era la más grande no se quedaba atrás en impresionante: parecía una casa señorial sacada de la Habana. Las verjas eran altas pero permitían ver el interior, bordeadas de arbustos de hibiscos, palmeras y otras plantas tropicales, un inmenso sauce llorón asomaba por detrás de la construcción y el portón estaba abierto de par en par en un exceso de confianza por la seguridad del vecindario. La imagen podría parecer de otra época si le restabas que estuviera sonando Bad Bunny a todo trapo o que en la calle ya hubiera varios coches de este siglo aparcados.

En las escaleras que daban a la puerta principal Kahlo atendía a los recién llegados mientras esperaba a que todos sus invitados apareciesen. La chica estaba perfectamente maquillada para la ocasión y llevaba el pelo -teñido de blanco como ya venía siendo habitual- recogido en un elaborado moño trenzado. Vestía con una camisa blanca con rayas muy abierta (no era a posta, el primer botón estaba a la altura en la que estaría el 3er o 4to botón en una camisa normal), unos pantalones de talle alto y unos zapatos con un poco de tacón. En las orejas llevaba los aros de oro más grandes que tenía, una cadena de oro que encajaba con el escote, uno o dos anillos por cada dedo de su mano izquierda, las uñas pintadas de un rojo muy oscuro y tantísimas pulseras y brazaletes como para que cualquier gesto que hiciera con esta sonase como el trineo de Papá Noel.
Al sol le faltaba muy poco para ocultarse del todo y la brisa hacía que apuntase a ser una noche de verano perfecta… si su hermano y sus amigos no la liaban.

Y pensando en el rey de Roma, apareció detrás suya. Vestía parecido a ella, aunque había rebajado el nivel de elegancia: una camisa veraniega negra con estampados de hojas de palma y flores rojas, de momento cerrada hasta arriba, unos pantalones marrones y unas vans negras. Llevaba dos anillos en cada mano, un colgante con una moneda de oro y sus aretes de siempre. Ya tenía pintalabios en la mejilla, y por lo pronto solo en la mejilla.

—¿Cuántos faltan?
—A mi que me cuentas, Nohlem. No me has dado una lista de gente —dijo lamiéndose el pulgar para borrarle el pintalabios como si de un niño manchado de helado se tratase—. Yo estoy esperando a los míos y diciéndole a tus amigos que se ahoguen en la piscina.
—I mi qui mi cuintis Nihlim- espera, ¿les estás diciendo qué?
A Kahlo se le escapó una risa con el tono preocupado que puso.
—Solo hazme el favor de no perderte tan pronto, que la gente llega y no sabe donde estás. Y si rompen algo es responsabilidad tuya.

Nota:

Tal y como el fauno, Adam se cruzó también de brazos y lo escuchó comprendiendo sus motivos para no sacar esos temas ante el afectado Tayron.

—Si, es verdad que Rick se lleva más con Colmillo. Pues podría hacerlo, tiene dos dedos de frente y seguro que logra calmar tensiones —asintió con la cabeza repetidas veces, apoyado en la mesa más cercana. No lo conocía mucho pero el neoyorquino se le hacía muy buena gente, lo suficiente como para afianzar aquella tensión entre esos dos tortolitos.

Hablando de tortolitos, el de la cola anillada salió ya con el bañador puesto y bastante animado porque vaya grito de guerra soltó yendo a la carrera a la piscina. Adam sonrió mucho, casi de forma pícara por la competición ya que no quería ser menos. Nada mas Chromsa empezase la carrera, el ruso corrió metiendo toda la fuerza que podía hasta llegar a la piscina donde Tayron ya estaba metido. Sin frenar un poco, saltó a un claro cercano al lémur e, imitándolo, se hizo bola en el aire—. ¡¡WOOOOOOOOOO!! —con un grito considerable se lanzó al agua salpicando muchísima agua.

—¡Buah! —exclamó sacando su cabeza del agua y sintiendo la temperatura perfecta de ésta en su piel, riendo bastante—. ¡Oh, lo necesitaba! —desde luego, el baño de agua fresquita ya le despejaba bastante la mente de tanto alcohol, espabilándolo—. ¡Ey, ey, mirad! ¡Si no lo hago, reviento! —llamó la atención de los que estaban ya en el agua y Adam se sumergió para luego sacar la cabeza blanca de un caballo del agua—. «¡Boo!» —el equino relinchó un poco, en lo que se traduciría a una risa—. «He pensado en tirarme al agua con este cuerpo, pero no se si mataría a alguien con el tsunami»

Con esas ideas si que estaba demasiado borracho, teniendo miradas extrañas de algunos invitados dentro de la piscina.

Con los ojos llenos de ilusión y el corazón a cien, Rick miraba a Kalna esperando que fuera correspondido. No había dicho nada con la confesión de antes, lo cual puso al chico en ligerísima alerta mental. -(¿No la habré fastidiado, no?)- pensó aprisa, manteniendo las apariencias. Lo que menos quería era incomodarla por algo así. Aunque a veces le costara reconocerlo, tenía un punto empalagoso con esos temas que, aunque él apreciara, entendía que podía haber gente que no le gustara tanto.

Para su suerte, el breve silencio lo rompió la libense con palabras que le sonaron a gloria. Sonrió tanto por la ocurrencia como por genuina felicidad en cuanto sus manos volvieron a las mejillas y sus labios se acercaban. Una sonrisilla tonta hizo compañía casi en todo momento a cada movimiento de su boca, lleno de una felicidad que aumentaba a cada beso. Ya que sus manos habían quedado sueltas, buscaron un nuevo lugar donde descansar y acariciar. Una acabó en una de las mejillas de la chica, la otra en el lateral de su hombro. Con delicadeza acercaba a Kalna, recortando toda la distancia que ella quisiera. Ahora que tenían mucha más intimidad, Rick se dejó llevar más que antes.

No sabía cuanto pasó, ni le importaba demasiado con lo que estaba disfrutando, pero en cierto momento separó la cabeza momentáneamente. -Mucho mejor ahora que no tenemos a media fiesta encima, ¿no?- preguntó juguetón. Iba a retomar luego de que le respondiera los besos, pero cayó en la cuenta de que se había centrado tanto por los nervios en contarle sobre su vida que se le pasó. Algo apurado, contestó: -¡Ah, sobre la canción! No es que la entienda del todo, pero es una letra... curiosa. Je,je...- Terminó con una risilla vergonzosa, temiendo haber cortado el rollo, que se pensara que lo había ignorado la pregunta, recordando que según la cantante era "gata y araña"... Como se notaba que era su primer ligue.

Mientras sus amigos hablaban se quitó la ropa, revelando un bañador de dos piezas de color negro, con un diseño de hojas de tonos cálidos en la parte inferior. Estaba asintiendo un poco a lo que decían de que tal vez tenía que ser Rick el que ayudase a ambos a aclararse, porque al menos del grupo parecía ser el que tenía la cabeza mejor asentada, al menos por lo poco que había visto.

Aunque no es que tuviera mucho más tiempo para pensar en ello, porque el grito de Tayron hizo trizas toda la tranquilidad.
—Ah no, hetero sí que no —comentó más para ella que para nadie más, con una sonrisa divertida. Aquello si era un motivo para correr y no otro.

Echó a correr tras sus amigos, lo más rápido que podía (e intentando no atropellar a nadie que no se apartase de su camino), y se lanzó a la piscina de cabeza: al menos si llegaba la última que ganase unos puntos de estilo.  
—Joder, si que está buena el agua —diría al sacar la cabeza.

Que Adam se convirtiera en equino la hizo reír más de la cuenta, en parte por lo surrealista de todo el asunto.
—Lo mismo dejas la piscina sin agua y todo si haces eso —diría entre risas. Eso sí, tendría que reconocerle que habría sido espectacular ver a un caballo tirarse al agua.

Tayron recibió el golpe gélido del agua en todo su cuerpo con sumo agrado. Serviría para despejar su mente de todo vestigio de alcohol por lo que se dejó arrastrar unos segundos entre burbujas y el peso de su propio cuerpo hasta el fondo de la piscina, como si se tratara de un ancla mal varada.

Cuando sacó la cabeza con tanta energía su cabello mojado quedó relegado en una broma esmeralda, con mechones pegados a su frente en todas direcciones. Tuvo que zambullirse de nuevo para peinar todo el pelo hacia atrás.

—¡Así se hace! —vitoreó, al ver que Chromsa le había seguido el rollo y ya estaba flotando a su lado. Al haberse demorado un poco solo alcanzó a ver por completo el salto de Amira. El lémur esperó con malicia a que emergiera para mofarse—. ¡Amira es hetero! ¡Amira es hetero! ¡Amira es hetero! —la chinchó con un tono infantil propio de un niño de diez años. Acompañó su performance echándole un poquito de agua y viendo que le resultaba divertido también provocó un poco al fauno al ser la persona más próxima—. ¡Tío hay que regarte un poco! —dijo sacándole la lengua al tiempo que le salpicaba con cuidado de no excederse.

La verdad no podía quejarse. Se lo estaba pasando de miedo con el grupito de gente al que en un inicio había subestimado. Eran enrollados. Todos y cada uno de ellos. Pero Adam le pilló muy de sorpresa. Tanto que el belga cayó preso de un ataque de risa, tuvo que agarrarse la barriga con fuerza por miedo a que se desprendiera de su cuerpo por la gracia que le hacía toda la situación.

—¡Eh eh! —les diría a la gente de la piscina que los miraba con cara extraña—. ¡Vosotros que miráis! ¿Es que nunca habéis visto un puto pegaso en una piscina? Bueno pues mi nuevo mejor amigo os está deleitando... ¿Puedo montarme? ¿Puedo montarme a que sí? —viendo que el ruso le daba una respuesta positiva el chico se tomó unos momentos para colarse encima. Fue una maniobra difícil dado lo doblado que iba y que su bañador resbalaba.

Cuando abrazó aquel cuello musculado del equino con sus brazos para no perder el equilibrio su expresión cambió. Si bien hasta ahora estaba mostrando un aire bobalicón y torpe el contacto con Adam hizo que su rostro cambiara. Estaba buscando dejar de consumir bebidas esa noche para no pifiarla demasiado. Pero lo que sentía es como si se hubiera metido una pastilla de éxtasis bajo la lengua. Sus ojos se abrieron de par en par y comenzó a respirar de manera más acelerada con las fosas nasales muy abiertas. Casi parecía que quien relinchaba era él.

—¡Hostia hostia hostia! Qué mierdas —la ola de euforia era tan sobrecogedora que tuvo que recolocar su trasero de nuevo para no escurrirse. Antes de poder evitarlo aulló a la luz de la noche, sacando todo su aire de los pulmones.

Y luego. Luego simplemente la cagó.

—¡CHICO LINDOOOO! ¡VAMOS DATE PRISA ME ESTÁS HACIENDO ESPERAR MUCHO! —gritó por encima de la música sin ser consciente de que sus manos ya tiraban con un poco más de fuerza de la melena del pegaso. Intentó erguirse un poco, buscando a Colmillo con la mirada. Lo divisó a lo lejos hablando con Connor. No le importaba interrumpirlos. No le importaría si caía una bomba nuclear a su lado a decir verdad— ¡CHICO LINDOOOO! ¿QUIERES CASARTE CONMIGO?

Estaba claro que el poder de Adam y las mezclas de Colmillo no resultaban en una buena combinación.

Le repobladore atendió con maravilla en aumento a las palabras del Gigante. Había confundido el origen de su título, pero el motivo real le interesaba aún más. ¡Creaba personajes! Tenía que seguir hablando con elle si... porras, claro, el follón del Gigante embriagado. Miró con un poco de culpabilidad a sus amigues cuando la conversación volvió al asunto de los auxiliares y guardó silencio. Lo estaban gestionando mejor que elle, que solo se había quejado sin querer ni poder hacer nada. Deseaba llegar a la mayoría de edad cuanto antes para poder hacer mella en el mundo, pero también le daba miedo el aluvión de responsabilidades que se le vendrían encima entonces...

En fin, cuando el cetos y todo el equipo se fueron, Tawar suspiró. Le devolvió la mirada a Räg e intentó sonreírle para animarle. Le dio un par de apretones en el brazo con dos de sus manos, con cariño.
—Hey, habéis hecho lo que habéis podido, Airi y tú. Ya es mucho más de lo que hicieron sus propias amistades o mucha gente en la ciudad después de ver algo así. Moláis, ¿vale? Y tú también, Erknest, gracias por ayudar. Yo también quiero pedirte tu teléfono... pero para seguir hablando de tus OCs, si quieres, o tus redes sociales si tienes alguna. Y si escribes, me gustaría mucho leerte.

Parecía que a Rick no le había importado demasiado su silencio, o al menos no lo bastante como para decir nada. Kalna lo agradecía, porque seguía sin saber muy bien qué decir para no romper el momento. ¿Que no se lo creía? ¿Lo iba a interpretar él como el cumplido que intentaba ser o no? Al menos lo último había servido para hacer menos rara la situación, como demostraba aquella sonrisa.

Cerró los ojos durante el beso, dejándose llevar por las sensaciones que le provocaba todo aquello y conteniendo el ansia que sentía realmente de más. Que Rick se acercase todo lo que quisiera, no tendría ni la más mínima queja.

De lo que si se quejó, de manera ahogada, fue de que él se separase, más como provocación que porque le hubiera molestado. Y más si era para hablarle en aquel tono. ¿Cómo se esperaba que se creyese que era la primera vez que besaba a alguien si hacía esas cosas?
—Desde luego que sí —le respondió en el mismo tono, con una sonrisa.
La verdad era que ya casi se había olvidado de que le había preguntado por la canción, pero aquella respuesta solo le generó más intriga. Ladeó la cabeza con curiosidad, planteándose si indagar más rompería mucho el momento. Probablemente sí, por lo que decidió no hacerlo. Ya tendría tiempo de ver que era tan gracioso más adelante, Google no iba a irse a ninguna parte en esa noche.

Se quedó mirándole unos segundos en silencio, dudando. Expresar sus sentimientos de manera verbal siempre le había sido difícil, y encontrar las palabras costaba más de la cuenta cuando lo único que quería hacer era seguir besándole.
—La verdad era que no esperaba que esta noche acabaría así... —hablaba en susurros, aunque ya no hubiera gente—. Pero no me arrepiento de nada.

Cuanto más oía a Connor, más blanco se ponía Colmillo.

-Joder, joder, joder -se quejó alarmadísimo por lo que estaba pasando-. ¿Y qué hacemos? ¿QUÉ POLLAS HACEMOS? ¡Yo no quiero que nos dejen! ¡Ni tener que elegir entre uno y otro!

En la mente de Colmillo, el drama cada vez era mayor. Si todo esto salía mal tendrían que elegir y entonces el grupo se resquebrajaría más y al principio todos se tendrían que turnar para salir con uno u otro, cuidar sus palabras para no molestar a uno hablando del otro y cada vez saldrían menos y todo sería muy incómodo cada vez que se cruzaran en el campus y cuando menos lo esperara, el grupo de los panas llevaría meses sin recibir un solo mensaje.

Todo era como si mamá y papá se hubieran divorciado, solo que peor.

-¿Qué coño hacemos? ¿Buscamos a Rick? Él siempre tiene buenas ideas -comenzó a gemir lastimosamente, con la histeria subiéndole por momentos-. No podemos ir habitación por habitación buscándolos. ¡Esa casa debe tener como cuatrocientas! ¿¡Cómo vamos a encontrarlos entre cuatrocientas habitaciones!? ¿Y qué haremos cuando los encontremos? ¿Cómo les convencemos de que saquen su lengua de la boca del otro y vuelvan a ser bros no homo? ¿¡CÓMO MI VIDA HA LLEGADO AL PUNTO DE ESTAR PLANEANDO CONVENCER A MIS AMIGOS DE SER NO HOMOS CUANDO YO TENÍA PARA HOY UNOS PLANES COMPLETAMENTE HOMOS!?

Hiperventilando por la ansiedad, Colmillo se apoyó contra el árbol intentando controlar su respiración.

-No quiero ver los putos fuegos artificiales, ME ASUSTAN LOS PUTOS FUEGOS ARTIFICIALES.

Como si su cerebro solo quisiera ver el mundo arder para él, su mente conectó con lo que estaba ocurriendo alrededor de la piscina justo cuando la voz del belga se escuchó por encima de la música.

-Mierda, mierda, mierda -lloriqueó con las manos en la cara y negando con la cabeza como si de esa manera pudiera sacudirse la realidad de encima-. Con lo bien que iba todo y ahora Tayron le está pidiendo matrimonio a un lindo capullo que seguro que las mete todas en el beerpong. ¡PERO SEGURO QUE ÉL NO TENDRÁ PASES GRATIS PARA LA FERIA NI CONOCERÁ LOS MEJORES RINCONES! ¿EEEH? ¿EEEEHHHHH?

Su mente estaba tan saturada de drama y alcohol a estas alturas que comenzaba a mezclar pensamientos.

Airi observó al chico rebuscar en su cartera. Al menos estaba más que dispuesto a ayudar, solo esperaba que no se arrepintiese al día siguiente y la tomase con ellos, o algo. Cuando hizo una pose de videojuego al mostrar el carné lo miró con la misma cara que lo habría mirado su abuela, y es que lo que en otras circunstancias le habría hecho mucha gracia, ahora no podía digerirlo con despreocupación. Entre los nervios y el chico desmayado… Chico que por cierto no era ni conocido de “Ernest”.
—¿Cómo que chaval ese? —musitó para sí con temor. Eso solo hacía peor el enfado que podría tener “Ernest” cuando estuviese sobrio y le contactase alguien del hospital.

Fue un alivio ver marchar al cetos, aunque eso no quitase el resto de sus preocupaciones. Räg se apuró a hablar con el mayor y pedirle el número para no generar problemas. Eso le dio ánimo para tener más decisión también, y dejar de agobiarse tanto. Ellos tampoco conocían al chico y allí estaban, tratando de ayudar.
—Muchas gracias, de verdad —le dijo.

La angustia debió de ser evidente porque Tawar trató de animarlos. Sus palabras fueron bastante efectivas, y le dedicó una sonrisa al repobladore. Ver cómo había encontrado algo en común con el chico empapado también era una cosa buena, y lo cierto es que Airi también tenía un poquito de curiosidad por sus personajes y sus partidas. Podía ser divertido probar eso del rol. Tal vez conocerle podía catapultarlos rápidamente a iniciarse en aquel mundillo.
—Yo también quiero saber tu contacto, o tus redes, o lo que quieras. ¿Juegas mucho al rol? —preguntó con curiosidad. No servía de mucho lamentarse más por el incidente. Estaban en una fiesta –lo que era cada vez más evidente por el barullo que provenía de la piscina–, y Räg ya se había encargado de preguntarle por su relación con el chaval de antes.

Connor asintió con cada frase que fue formulando Colmillo. Se veía que sus palabras le habían afectado, pero lejos de sentirse mal por él se sentía aliviado de que por fin hubiera alguien que pensara igual sobre aquella situación de Ethan y Nohlem. Eran todos amigos. Y una mierda. Eran hermanos. Puta familia. Pensaba el motero cada vez más enfadado. El alcohol iba haciendo cada vez más efecto y si ya antes arrastraba las palabras ahora le costaba pensar con la misma claridad que antes, por no hablar de la inhibición. Su amigo hablaba a gritos, profundamente nervioso por todo aquello.

-¡No vamos a elegir a nadie, joder! ¡Porque ya se han elegido entre ellos!- Contestó el motero entre los gritos de su amigo para hacerse escuchar, con una mano apoyada en su hombro.

El discurso de Colmillo no dejó hablar a Connor y éste fue abriendo los ojos más y más con cada preocupación a la que le iba dando forma y vida. <<Tiene razón, joder>>. ¿Qué podían hacer para buscarlos? La casa era enorme y desde luego había sitios para esconderse. Rick desde luego era listo y tenía buenas ideas, pero a saber dónde cojones estaba ahora. Y tampoco sabía qué hacer si encontraban al británico y al felino comiéndose las bocas. Una parte de él, una pequeña parte, sabía que había algo mal en su manera de reaccionar ante esto. Que podía empeorar las cosas. Pero la rabia que sentía, el alcohol, y el poderoso apoyo y seguridad que le daba Colmillo le hacían envalentonarse.

Antes de que pudiera decir nada escucharon la voz de Tayron llamando a gritos a Colmillo. Sin embargo éste nuevamente creía que no se trataba de él y empezó a ponerse nervioso y  lloriquear, pero el motero había visto claramente cómo el chico-lémur miraba en su dirección. <<No me lo puedo creer. Aún no se da cuenta de las putas señales ni cuando le gritan>>. Connor se acercó a Colmillo y demostró que el alcohol también lo tenía algo afectado. Puso ambas manos en los hombros de su amigo para que le prestara atención y lo zarandeó.

-¡QUE TE ESTÁ HABLANDO A TI, ME CAGO EN LA PUTA!- Le gritó para que se enterara de una vez de qué iba el asunto y dejara de lloriquear. Después bufó un poco cansado de tanta tensión contenida y miró a los ojos a su amigo antes de hablar.- Vamos a buscar a Kahlo. Seguro que sabe donde está, joder. Y vamos a encontrar a Ethan y Nohlem. Si se están liando los separamos, aunque tengamos que tirar cada uno de un gilipollas. Y si no los encontramos...- Dijo el motero más serio que de costumbre.- Pues volvemos a la puta piscina y te casas si quieres con el puto Tayron de los cojones, ¿eh?-

Cuando por fin decidieran encaminarse Connor iría buscando entre la gente, en busca de Kahlo. Poco a poco se iba encontrando un poco más mareado, y no era para menos teniendo en cuenta las cervezas que se había bebido y los famosos chupitos mezclados de Colmillo. Tenía una bomba a punto de explotar en el cuerpo, de la misma intensidad que sospechaba que tenía el cánido o Tayron ahora mismo. Connor quería que explotara su bomba a estas alturas. Y por el camino fue recogiendo los vasos que encontraba y se los iba bebiendo. Finalmente la encontraron en la pista de baile con otras dos chicas que el motero no conocía.

-¡EH, KAHLO!- Diría desde lejos para intentar llamar su atención. Entre empujones a la gente iría entrando en la pista, hasta que estuviera delante de las tres.-¿Sabes dónde cojones se ha metido tu hermano?- Preguntó con tono molesto, pero arrastrando un poco las palabras. Así que el "hermano" sonó mas como un "Gemmano".

Colmillo escuchó el grito de Connor por encima de su lloriqueo quejumbroso y su cabeza se levantó de golpe cuando su borracha mente descifró las palabras.

-¿¡A mi!? ¿¡Yo soy el lindo capullo que las mete todas en el beerpong!? ¡Pero si yo sí tengo pase gratis en la feria! ¡Es mi jodida feria! -comenzó a quejarse frunciéndole el ceño a Connor, porque claramente su amigo se había perdido puntos clave del drama, pero en seguida tuvo que mandar a su mente a que se concentrara en el foco del problema principal-. ¡Claro! ¡Kahlo! Vive aquí, seguro que se conoce de memoria las ochocientas habitaciones y sabrá a dónde a llevado su hermano a Ethan. Joder, Connor, tienes ideas cojonudas -le contestó con entusiasmo y su mirada prácticamente se iluminó cuando le escuchó lo último-. ¡IDEAS JODIDAMENTE COJONUDAS!

Colmillo no perdió el tiempo en seguir con entusiasmo a Connor, pero cuando pasaron cerca de la piscina tomó la cuestionable decisión de girarse para caminar de espaldas mientras buscaba a Tayron con la mirada.

-¡EH! ¡TAYRON! SÍ QUIERO, ¿VALE? ¡TÚ NO TE PREOCUPES QUE YO QUIERO MUCHO! ¡TENGO UNA FERIA ENTERA PARA MANTENERTE! ¡TE JURO QUE NO TE FALTARÁ DE NÁ! -le gritó mientras gesticulaba de forma inconexa-. ¡AHORA ME TENGO QUE AUSENTAR UN MOMENTO PORQUE MIS AMIGOS ESTÁN INTENTANDO ROMPER EL GRUPO Y TENGO QUE EVITARLO PARA QUE TENGAMOS PADRINOS DE BODA! ¡TÚ NO TE PREOCUPES QUE EN NADA DE TIEMPO YO ESTO...!

Pero Tayron no terminaría de saber por qué no tendría que preocuparse, porque en ese momento Colmillo se tropezó y cayó al suelo de golpe. Connor, que era claramente un hombre con un plan, ni siquiera se dio cuenta de que su amigo se había esmorrado y siguió hacia adelante imperturbable.

-¡ESTOY BIEN! ¡LO TENGO TODO CONTROLADO! ¡TE VEO EN UN RATO, PROMETIDO! -terminó gritando mientras se levantaba de un salto e, ignorando el dolor en su culo, siguió a Connor a la carrera.

Por suerte, no tardó mucho en dar con él justo en el momento en el que debió ver a la anfitriona, ya que comenzó a gritar su nombre mientras se abría paso. Colmillo, unos pasos detrás, llegó derrapando para frenar su corta carrera en el momento en el que su amigo preguntó.

-Germano no, Connor, joder, que son cubanos -le reprendió como si hubiera insultado a los mellizos de alguna manera que solo la mente borracha de Colmillo podía entender-. ¡Kahlo! ¡Te necesitamos! ¡Tu hermano quiere romper con nosotros y no podemos permitírselo! ¿Le has visto pasar por aquí con las manos muy probablemente en el culo de Ethan?

El agua para su sorpresa estaba a la temperatura perfecta y era todo un gusto estar en ella. El ochrorio sonrió con los ánimos de Tayron, pero se aproximaban los saltos de sus amigos y no quería perdérselos. Chromsa los vio a medias, porque ya con el de Adam esperando la salpicadura se cubrió con ambos brazos sin mucho éxito. Aún así, aplaudió a ambos en cuanto Amira se unió al grupito dentro de la piscina. -Han sido unos saltos perfectos- dijo acompañado de una risa por lo bien que se lo estaban pasando y el agua extra que se estaba llevando la francesa.

Las carcajadas pararon en cuanto el fauno notó el agua que le estaba lanzando el lémur. -¡Eh! No vale- se quejó en broma mientras intentaba distanciarse y defenderse. En respuesta decidió contraatacar echándole un poco de agua, aunque su lanzamiento solo llegó en parte. Al fin y al cabo tampoco había usado mucha fuerza para hacerlo.

Su atención cambió rápido a Adam, que se metió bajo el agua y luego... -¡Santa Acromía, Adam!- El ochrorio se impresionó de que su novio hubiera decidido cambiar de forma allí dentro y por un momento temió que como caballo alado no pudiera nadar. Por suerte, las risas del resto y la tranquilidad del ruso consiguieron alejarse esos pensamientos y que se uniera a las carcajadas. Éstas se hicieron aún mayores en cuanto el lémur se subió encima, al punto de que casi se caía hacia adelante de aguantarse la barriga. -Ay, por favor. ¡Jajaja!- Siguiendo la broma, aunque con un poquito de preocupación añadió: -Pero con cuidado. No queremos que Sir Tayron y su corcel se hagan daño.- Se notaba que lo justo que había bebido empezaba a soltarle un poco, pero no iba ni de lejos tan borracho como los dos.

Al principio no cayó en la cuenta y simplemente pensó que el lémur andaba de mejor humor y seguía bromeando con los tres, pero cuando empezó a venirse arriba recordó los efectos que tenía Adam como pegaso. Lo había probado un par de veces por curiosidad, pero se le hacía extraño la felicidad repentina que daba. Mientras el chico llamaba la atención de toda la fiesta con tanto griterío, Chromsa miró con un poco de vergüenza a Amira, sin tener muy claro como reaccionar a lo que estaba pasando y buscando en su amiga si se encontraba en la misma situación.

Obviamente, Colmillo se enteró de la proposición y respondió sin dudarlo. El fauno miraba a uno y otro de la nueva pareja, con una sonrisilla sincera de que les estuviera yendo tan bien. No consiguió a ver bien qué le había pasado, aunque por lo siguiente que dijo suponía que se había chocado o se había caído. Intentando dejar de lado lo estrambótico que había sido aquella ¿declaración? ¿propuesta de matrimonio? y la supuesta misión de Connor y él, se centró en lo que estuve a punto de decirle a Tayron antes de que fuera a cambiarse. -¿Ves? No estaba pasando de tí. Seguro que hacéis una pareja preciosa- dijo de brazos cruzados pero sin ningún ápice de reproche. El ochrorio sonreía, convencido de que el lémur rectificaría con sus temores anteriores.

La varmana era orgullosa y confiaba plenamente en sus capacidades pero entre Maila, tan guapa y rebelde como una ola, y Fleur, tan mortal como sus movimientos al hacer ballet, Kahlo se sintió pequeña. Ni siquiera cuando había usado a la hawaiiana como escudo se libraba del magnetismo de la francesa, los Santos se apiadasen de ella. Le devolvió una media sonrisa sobrada, de esas que tanto le repateaban de Nohlem, gastando todo su sosiego en ello. No era cosa del colorete, las mejillas le iban a estallar.

Estaba años luz de asimilar que el pequeño cisne pudiera asalvajarse tanto, y es que bailaba para su novia, para ella y para ninguna. Las manos de Maila tampoco ayudaban, y ahí es donde se daba cuenta de que se le había acabado la suerte: necesitaba alcohol. YA. Besarse con Maila había sido una cosa; habían estado solas, semi-ocultas en un pasillo, que escalara más allá de un beso o dos (o tres, o cuatro) y algún flirteo bien lanzado era un porcentaje bastante nimio, ¿pero ahora que las tenía a las dos así? Peligraba. Y es que aunque las chicas hubieran dicho de ser flexibles y a ella no le importase ser partícipe del evento, la presión del mañana era tan asfixiante como verlas besarse. ¡Eran sus amigas! Sus propios pasos de baile cesaron en un intento de mantener su fachada regia; las miraba de brazos cruzados con la sonrisa esculpida en el rostro, ligeramente ladeado a un lado, una pose estudiada que de momento le salvaría el pellejo. De momento.

La música cambió con el perreo de Fleur, haciéndolo aún más intenso, y sus ojos se iluminaron como si volviera a tener 16 años y acabase de ver a Robert Pattinson en persona. Vale, la canción era super tonta, pero era SU canción tonta, la misma que la hacía desmelenarse y olvidar la vergüenza incluso cuando no la bailaba en pijama con su hermano. Envalentonada por la mirada del cisne, la varmana se acercó… pero no de cualquier manera. Se movía con la soltura de un felino, lo que era, haciendo pequeños círculos con la cadera y el torso superior (tapado por tan pocos botones) que se acentuarían según la distancia se perdiera y el ritmo se le pegase. Su sonrisa ya no era una máscara, sino que delataba la alegría que le proporcionaba la familiaridad de esa letra ridícula y su aquel básico y agresivo. Cuando estuvo al lado de Fleur, atrapándola entre Maila y ella, se soltó el pelo.

Ni siquiera se sabía la letra más allá del estribillo, pero- para lo que la necesitaba. Le dio la espalda a ambas y bajó junto la rubia una vez, dos veces, así empezara a hacerlo sola, cada vez más pegada, echando su pelo largo a un lado para que vieran su cuello, siempre mirando a una u otra por el rabillo del ojo con unas pupilas que iban de la luna llena a la finura de un papel, tan cambiantes y aceleradas como el corazón en su pecho. Quería terminar de besar a Fleur, no era tan estúpida para dejar escapar esa oportunidad aunque no tuviera la privacidad de la que había gozado con Maila, pero-

La puta canción se cortó abruptamente. Se quedó a medio subir, con los ojos como platos y media melena en la cara cuando otra empezó a sonar.

—Eh- ¿¡EEEEH!? —se la sudaba como de erótico-festiva pudiera ser la nueva canción, le habían cortado todo el puto rollo. ¡Si al menos fuese Gasolina! Otros a su alrededor, los más perdidos en la magia del baile, se miraban las caras tan aguados como ella. Aunque Kahlo iba más allá, buscaba culpables entre las víctimas.

Pero, ¿quién tenía el móvil con la playlist de la fiestaaaa…?

—Nohlem la fletera de tu mamá que es ¡la mismita mía! ¡Aaaah, lo mato! —su tono iba cada vez más alto. El enfado le duró lo poco que tardaron las risas (peligrosas) en subir a su garganta, volteándose a Fleur y Maila no sin antes echar un breve vistazo a la ventana donde estaba el cuarto de su hermano. Sus cortinas filtraban buena parte de la luz, pero no lo suficiente como para no saber que estaba dentro—. Nohlem la está liando con la música.

“O más bien Nohlem se está liando.” Igual que podría estar haciendo ella de no ser porque, arrancada de su zona de comfort y sin alcohol, su soltura flaqueaba. “Gracias mano’” pensó con acidez. Bueno, podía trabajar con esa canción, y estuvo a punto de moverse pero…

Alguien la llamó, y aunque no buscó la procedencia con mucho énfasis era imposible no reparar en el amigo/crush de su hermano. Con ese pelo rosa a modo de faro, sus tres metros de longitud y pinta de poder matarte de un cabezazo, como para no verlo. Frunció ligeramente el ceño, aunque procuró que el gesto no durase más de medio segundo. Mejor que la interrumpieran de golpe y porrazo, sí, antes de volver a arrancar motor.

—¿Connor?

Justo buscaba al rey de Roma. La pregunta le pilló un poco del revés, pues no se imaginaba al canadiense como el tipo de persona que se ofende porque quiten “Tu Gatita” de la radio, pero estando tan “en el puntillo” como aparentaba estar tampoco le sorprendería esa faceta suya.

—Eh, tiene que estar en…

Se cortó al tiempo que Colmillo, al cual nunca podría distinguir de cuando estaba sobrio, piripi o esquizofrénico (y menos en una fiesta), dio una explicación más lógica que la falta de respeto a tremendo temazo. ““““““MÁS LÓGICA”””””””.

—Eh… ¿me disculpáis un momento, chicas? —abrió los brazos hacia los dos amigos de su hermano y echó a andar lento con ellos fuera de la multitud—. ¡Podéis seguir sin mi, no tardo!
No quería que presenciaran tan lamentable esperpento. Cuando estuvieron en una zona menos sofocante les miró, primero a uno luego al otro. ¿Espera, eso que veía por el rabillo del ojo era un caballo en la piscina?

—A ver si me ha quedado claro… —movió la mano mecánica en círculos como si estuviera haciendo un recopilatorio de lo que le habían dicho, pero paró en seco—. Ehh no. ¿Cómo que quiere cortar con vosotros? ¿Qué ha hecho ya? A parte de arruinarme el baile.

¿Estaba… saliendo con todos? Plan, ¿novios? ¿Multinovios? Eso era nuevo. Por supuesto que sabía donde estaba, la cosa es si merecía ser vendido.

Más y más personas miraban la cabeza de Adam, pues no sería muy normal para ellos cosa que entendería hasta su cerebro alcoholizado. Iba a explicarles que no pasaba nada hasta que Tayron se pronunció a su favor declarándolo como su nuevo mejor amigo, un dato que, si estuviese en forma humana, se lo hubiera tomado con un sonrojo total de su rostro por lo repentino que fue.

—«¡Claro que puedes друг (amigo)! ¡Móntate, móntate, móntate, móntate, móntate, móntate!» —El pegaso agachó un poquito su cuerpo, lo justo para que el belga pudiese montare encima suyo con facilidad. El comentario de Chromsa se le subió en la cabeza mucho no, lo siguiente, entrecerrando los ojos y alzando el morro en un aire de altivez ebria—. «¡SÍ, CHROMSA! ¡Somos como Don Quijote y Rocinante, inseparables en la aventura y mejores amigos WOOOOOOOO!» —sintió el abrazo de Tayron en su cuello, algo bastante nuevo para él. Costaron un par de intentos pero el chico logró montarse y Adam relinchó como nunca, feliz de tener a su jinete contento. La reacción del de la cola anillada le hizo mucha gracia pues ya sabía que clase de efectos podría dar su piel de pegaso—. «¡Lo vas a flipar como nunca tío! ¿A que se siente de puta madre?»

Lo que le hizo botar en el sitio, eso sí, fueron los alaridos de Tayron y miró en un breve momento a Chromsa y a Amira con los ojos muy abiertos. Wow, si que estaba enamorado de Colmillo.

—«Ayayayayayayyy» —se quejó un poco mentalmente al notar los tirones en su melena pero realmente no le importó, aguantando como pudo mientras intentaba alzarse con sus patas inferiores para alzar más al enamorado si era posible— «¡Venga dilo, más alto que te escuche bien!» —de nuevo relinchó a todo pulmón y ya que estaba, aportaba a la confesión para… Bueno, ni siquiera sabía lo que estaba haciendo a esas alturas sino dejarse llevar por cualquier corriente.

No pudo estar más emocionado cuando Colmillo respondió a la petición de Tayron y se le hizo muy tierno como contestaba el chaval. Lo siguiente que dijo era muy, muy raro y fuerísima de contexto pero el objetivo se consiguió, llegaron a la meta y estaba muy contento con ello. Colmillo casi se mataba con aquella caída, eso si, esperando que no se haya hecho demasiado daño.

—«Sois la cosa más tierna que he visto en mi vida» —el caballo, mareado y con ya menos fuerza en sus temblorosas piernas, decidió pasar a forma humana. En lo que no pensó era en lo alzado que tuvo a Tayron y, claro, sin querer el chico hundió al ruso en el agua cayendo por completo encima de él. Adam salió del agua con rapidez, pillando aire pero con una sonrisa de oreja a oreja—. ¡Joder, tengo que avisar al hacer eso perdona jajajajaja! ¡Me alegro muchísimo de que Colmillo haya aceptado! Si organizáis boda voy de cabeza y también os invito a la nuestra si la hacemos. ¡A todos! —Adam alzó sus cejas hacia Chromsa, sonrojado a más no poder y dedicando un leve guiño a éste medio conseguido—. ¡Que vivan las bodas y los novios! ¡да здравствуют пары (Vivan las parejas)! —se tuvo que aferrar al fauno porque se resbalaba cada dos por tres con el suelo de la piscina, aparte también quería su contacto aunque sea un ratito—. Por cierto, ¿qué era eso de “romper el grupo”? Si alguien sabe algo que lo diga porque yo no entendí nada jajajaja —en su duda otra risa tonta se le escapaba, agachando la cabeza.

Erknest

El camillero le aseguró que estaba todo correcto y poco después volvió al interior del cetos poniendo rumbo al hospital. -(Misión superada)- pensó con un orgullo que se reflejó en su cara mientras en su cabeza sonaba una fanfarria de victoria. No olvidaba el posible destrozo que podía tener su móvil, pero aquel momento de felicidad lo hacía no pensar en ello.

En cuanto perdió a la curiosa ambulancia de vista, se giró al grupito. -Por favor, no esss nada. Es lo menos que puede hacer un caballero- respondería a los halagos intentando sin éxito que no se notara al hablar que iba un poco pasado de copas. -Y vuestro amigo tiene razón, moláis mazo. Sois muy grandes por preocuparos por el resto, tenéis todo mi respeto.- añadió para subir el ánimo, sin saber que parte de la duda que tenían era por su culpa.

-Pues... La cosa es que no estoy seguro- comenzaría a responder llevando una mano a la barbilla y golpeando una de sus mejillas con los dedos por si aquello le ayudaba a recordar milagrosamente. -Me suena bastante, pero podría estar confundiéndome. Desde luego lo conozco de ahora, pero...- Le quería sonar de la banda de su colega Kelgan, pero teniendo en cuenta que eran un buen puñado bien podría estar imaginándoselo. ¿Sería alguno de los que intentó convencer para que se uniera a su guild? ¿O al que le compró unos mangas a mitad de precio la semana pasada? Todo estaba confuso sobre el chaval en aquellos momentos. En lo que podían estar tranquilos es que no parecía que Erknest se fuera a enfadar por lo que pudiera pasar por haberse hecho cargo.

A la mención de intercambiar números y redes, sobre todo por el interés que estaba teniendo le repobladore y Airi por sus mágico aventuras de rol, al chico se le iluminó la cara centrándose por completo en sacar el móvil. -¡Pues claro, con mucho gusto!- dijo con todo el ánimo con el móvil fuera, pulsando el botón para encenderlo. Pero no encendía. Pulsó un par de veces, pero no servía. Ernesto miró con cara de circunstancia la pantalla a oscuras del teléfono. -Ah, vaya...Jeje...- dejó escapar con un hilillo de voz. Algo se le había muerto por dentro, teniendo en cuenta que ya iba justo para las compras del mes. Pero no quería cortar el rollo y perder la oportunidad de hacer nuevos amigos, así que corrió a decir: -Pero os puedo decir mi número y mi nombre en las redes que queráis. En cuanto pueda os contesto.-

Después de repetir su número y su nick en Instagram, Twitter y Discord (aprovechó también para preguntar por los nombres de Tawar y Airi), se centró en responder con interés las preguntas que le habían hecho sobre sus hobbies. -Estaré encantado de contaros de mis OCs, ya depende de si preferís alguna temática en concreto. Tengo muchos. De vez en cuando he escrito alguna cosa por Insta o en algún hilo, pero de momento nada demasiado largo- explicó, dejando entrever con lo último que no le importaría en el futuro cambiar eso.

Miró a Airi, con una amplia sonrisa. -Y tanto, soy todo un experto. Mis preferidos son de fantasía medieval, pero me conozco bastantes sistemas. Sobre todo voy más de jugador, pero no me niego a dirigir y las veces que ha pasado han sido muy divertidas- empezó con entusiasmo. Por supuesto le sanaí no tenía ni idea de la cantidad de fallos que tenía cuando mastereaba y, probablemente, ni siquiera él fuera consciente de todos. -¿Juegas también? En el campus tengo abierto un club de rol, por si os interesa pasaros algún día. Siempre estamos dispuestos a acoger nuevos aventureros- preguntó y ofreció viendo el interés. La propuesta iba para los tres, claro. Pocas veces se había encontrado con gente que se interesara por todo aquello, o más bien que no huyeran en cuanto se emocionaba de más explicando algunos conceptos de sus juegos favoritos o sus campañas. Además, influencia del alcohol aparte, le estaban cayendo muy bien.

Rick

La respuesta de la chica a lo que primero no ayudaba a calmar los nervios, sacándole una sonrisita tonta acompañado de color en sus mejillas. Se le iban a gastar esa noche a este paso. El neoyorquino incluso habría ladeado la cabeza del corte, pero estaba haciendo todo el esfuerzo del mundo en no quitarle la mirada a Kalna.

Rick no solía mostrar sus inseguridades ni dejarse llevar por ellas, pero el silencio de la libense con aquel movimiento de cabeza le hicieron pensar que la había cagado. -(¡Mierda, mierda, mierda! ¿Para qué digo nada? Ya sabía que no era buena idea y aún así voy y...)- pensaba alterado, a partes iguales buscando la forma de arreglar la situación y de mentalizarse para que ella se fuera después de haberla fastidiado. Para su tranquilidad, solo estaba sobrepensando algo que distaba mucho de ser cierto.

La confesión le tomó por sorpresa, pero le alegraba escucharlo. Abrió un poco la boca incluso, aunque la cerró en cuanto se dio cuenta. -Yo...- comenzó, un poquito más alto que los susurros de Kalna. Iba a tener que ordenar sus palabras rápido y sin haber tenido experiencia iba a estar complicado. -Pienso igual. Había venido a pasarlo bien. Con todo lo de antes ya pensaba que iba a ser una noche horrible, pero justo nos encontramos y... No tengo ni idea de si ha sido casualidad o hay algo ahí arriba, pero cuanto me alegro de que estemos aquí.- dijo dulcemente, acompañando al final de una suave caricia.

>>-Qué sobre las clases, en realidad podríamos quedar cuando quieras y no haría falta que fuera solo por eso. Simplemente podría ser para charlar, ir a tomar algo... Si te apatece, claro- dijo poco después un poco más nervioso. En el momento en que lo dejó caer pensaba en eso mismo, pero solo por la acción del alcohol se había visto con las fuerzas de confirmarle que quería verla más a menudo.

Le devolvió la sonrisa a Tawar con aprecio.
—Gracias, sois les mejores amigues que se pueden tener, ¡y tú eres le más molone!
Ya había perdido la cuenta de las veces en las que hubiese querido darle un abrazo a le repobladore, pero debido a su pequeño tamaño le dificultaba saber cómo hacerlo. Le dedicó un pequeño roce en uno de sus brazos en su lugar, de forma parecida a lo que había hecho elle.

Al igual que sus amigues, empezaba a creer que sí habían hecho bien en aceptar la ayuda de Erknest a pesar de sus dudas iniciales. El chico parecía verdaderamente amable y sincero a pesar de las rarezas y la torpeza, que probablemente mucho tuviera que ver con su estado de embriaguez. Solo pudo reír nerviosamente cuando le confirmó que no estaba seguro de qué conocía al chico del coma etílico, pero debido a su verborrea confusa y nada más: el que estuviese tan dispuesto a ayudarle a pesar de eso solo reafirmaba la buena impresión.

—Oh, no... ¿Se te estropeó? —le dijo cuando intentó pasarles su contacto y al parecer su smartphone no respondía—. Igual si le quitamos la humedad con magia... ¿Me dejas que lo intente? A lo mejor hay suerte —le ofreció.
Cuando este se lo tendió, el mjörní conjuró un hechizo para extraer humedad concentrándolo en el aparato. Pronto una burbuja de agua flotaba cerca de él: todo lo que había extraído del teléfono se encontraba ahí. Hizo levitar el agua hasta dejarla caer con suavidad en el borde de la piscina donde no molestase a nadie. A continuación le devolvió el móvil a Erknest.
>>A ver, prueba si funciona —le animó.

Tanto Tawar como Airi estaban interesades en lo que estaba contando el chico acerca del rol y Räg mentiría si dijese que a él no le llamaba aquel tema de conversación. Sabía poco de rol, nunca se había atrevido a adentrarse en el mundillo, pero sin duda parecía divertido y conocía cosas por lo que comentaba le repobladore de vez en cuando. Sabia que le sanaí también sentía bastante curiosidad por el tema, por lo que no desechó el ofrecimiento de Erknest.
—Oh, pues... A lo mejor sí que podríamos pasarnos... ¿Qué pensáis? —preguntó primero a sus amigues para confirmar que no estaba dando demasiado por hecho—. Yo no tengo mucha idea, pero siempre estoy dispuesto a aprender cosas nuevas y suena muy interesante, la verdad.

Connor miró a su amigo con expresión confusa, cuando le corrigió diciendo que eran cubanos. No germanos. Aún así no tuvo tiempo de decir que lo había dicho completamente bien, aunque supiera que eso era mentira. Porque de repente pasó algo que el motero no podía creerse. Porque era imposible, ¿verdad? El objetivo que tenían ambos era buscar a Ethan y Nohlem y parar aquella puta locura. Por eso habían ido en busca de Kahlo, pero a nadie se le ocurriría explicar con pelos y señales de qué iba el asunto a su jodida hermana, ¿VERDAD? Bien, pues Colmillo lo acababa de hacer. <<Me lo cargo, joder. Me lo cargo.>> Fue lo único capaz de pensar, mientras le pisaba un poco el pie para intentar callarle, incapaz de esconder lo nervioso que le había puesto aquello. Su sonrisa demasiado falsa, por culpa del alcohol que llevaba encima, como para que siquiera un niño pudiera creérsela.

<<Solo teníamos que preguntarle, hostias. COLMILLO, JODER>>. Pensaba mientras Kahlo se los llevaba a un rincón aparte. Obviamente la felina tenía preguntas, pero el canadiense no tenía ni puta idea de qué decir ni por dónde empezar. Cada vez el alcohol le nublaba más el juicio y el motero se sentía torpe a la hora de pensar en algo. ¿Deberían contarle la verdad? ¿Los apoyaría? ¿O los mandaría a la mierda? <<Nos va a mandar a la puta mierda...>>. Se dijo así mismo mientras se preparaba para intentar salvar como pudiera aquello con mentiras.

-Ehmmm, a ver, joder...- Empezó a explicar Connor, arrastrando las palabras nuevamente. El motero sabía mentir bastante bien, pero no era nada fácil cuando a cada minuto que pasaba estaba más como una puta cuba.- Colmillo se ha explicado mal, ¿a qué sí Colmillo?- Le dijo intentando transmitirle con la mirada que le siguiera el juego.-No es que Nohlem quiera romper con nosotros... es que... ¡Cojones, lo hemos perdido al gilipollas! Y ha sido una puta broma de éste, como si no quisiera saber nada de nosotros, ¿entiendes?- Explicó el motero, asintiendo con la cabeza por si eso le daba más veracidad a su versión.- Sólo queremos encontrar al hijoputa, cabrón y subnormal de mierda de tu hermano...Para bailar con él.- Vale, hasta él era consciente de que si quería hacerle creer que no pasaba nada poner a caldo a Nohlem era justamente lo contrario.- Verdad...¿ Colmillo?- Preguntó buscando algo de apoyo, mientras intentaba poner con todas sus fuerzas su mejor cara de póker. El alcohol seguía haciendo de las suyas, y más que "Colmillo" lo que salió de sus labios fue "Golniloh".

Fleur se sentía algo extraña, no acostumbraba a estar en el foco de algo tan maravilloso como estar rodeada de dos chicas hermosas. Maila pronto le siguió el juego, encontrándose con ella en cada subida mediante pequeños besos, y Kahlo resultó un hechizo hecho realidad. Era demasiado para que la francesa no percibiera un calor creciente por toda la nuca y ganas de revolear los zapatos a lo lejos con el objetivo de arrastrarlas hasta una esquina.

Cada vez que la varmana descendía hasta el suelo Fleur la acompañaba entre risas y movimientos de cadera, cada vez que subía su cintura se pegaba más a la de la hawaiana siguiendo sus propias provocaciones. Juntas parecían formar una especie de sandwich mixto.

No fue hasta que Maila la apresó con sus propios brazos que Fleur se quedó algo más quieta. Le lanzó una mirada llena de falsa inocencia y sus labios quedaron separados por unos pocos y angustiosos centímetros. Ese era el lado de su novia que quería sacar. Deseaba volverla loca hasta que ella misma le parara los pies.
—Ups... me atrapaste —susurró con malicia justo antes de que la música sufriera un parón para dar paso a una canción extraña y que pegaba poco con el ambiente. Fleur secundó las quejas de Kahlo, riendo y girando con su novia en un círculo al cogerla de las manos—. ¿¡En serio!? ¿Justo ahora? —diría con un tono de voz que no reflejaba enfado en absoluto, más bien incredulidad.

Puede que les hubiera servido para hacer un alto y tomarse un descanso de tanta proximidad. Sin la magia que creaban los temas pegadizos Fleur dudaba que pudiera acercarse a su amiga de esa manera. Se abanicó con sus propias manos en un intento de relajarse y reflexionar sobre si lo que estaba haciendo estropearía las cosas entre ellas o no. Necesitaba una copa. Y Connor, aquel hombretón intimidante y amigo de Nohlem, le dio la oportunidad perfecta.

—¡Descuida! Tómate el tiempo que necesites, Kahlo —al principio su ceño se frunció un poco, parecía que ocurría algo pero dado el estado en el que los dos chicos se encontraban lo mejor era pensar que se trataba de algo sin mayor repercusión—. Además creo que voy a aprovechar para tomar algo, estoy seca.

Con paso tranquilo esquivaría a la gente para echarse un trago, vio por el rabillo del ojo que compartía el mismo objetivo con su chica pues esta la estaba siguiendo. Fleur paró solo unos segundos para echar los brazos por encima de su cuello y disfrutar de la posición. Levantó uno de sus pies como si fuera una damisela pero ya no había ningún jugueteo en su voz. Habló con normalidad y dulzura.
—¿Cómo te lo estás pasando? Crees que... ¿Kahlo está bien? —en aquella pregunta no solo iba implícito la situación reciente, se estaba refiriendo a varias cosas a la vez.