Torreón Sendar
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Cuervo
Red
Tak
Reifon
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Yber
Seth
PePo
Jack
13 participantes
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Torreón Sendar
17/04/19, 01:21 am
Recuerdo del primer mensaje :
La divisaron a lo lejos. Una enorme cueva vertical se alzaba desde la tierra, colosal, majestuosa e imponente sobre la calle, y con una vista espléndida sobre esta. Aceleró el paso por curiosidad y esperanza, porque que algo estuviera en mejor estado que las calles que habían atravesado... ya era mucho. Además, no quería seguir hablando de los Hijos de Bakaiar allí, fuera, al descubierto, como si pensar en ellos o mencionarles pudiera atraer al de antes.
Cuando llegaron, sonrió al reconocer un foso, porque le era familiar del hogar, y se maravilló aún más al ver la enorme superficie de madera que lo atravesaba y que conectaba con el edificio.
—No sé si esto es lo que buscábamos, pero tiene buena pinta.
No esperó a los demás. Se había fijado en unos inventos nuevos que sujetaban la madera del foso y que se introducían en la cueva, y quería investigar tanto eso, como el interior como todo lo que pudiera. Se adelantó al grupo y caminó por la lámina de madera con toda la curiosidad del mundo, hasta llegar a la lámina vertical. La reconoció, parecida a las de esa cueva donde despertaron, así que empujó con el hombro hasta que se movió. Y... una vez dentro, se quedó parado en la puerta. ¡Era enorme! ¡Y había un sinfín de cosas sin determinar!
—¡Esto es alucinante! —exclamó mientras liberaba el camino para entrar.
Le temblaba la pierna derecha, pero de anticipación por querer explorarlo y entenderlo todo. Su mirada saltaba de un artefacto a otro, de una pared a otra, de un punto a otro. Y aún tenía que investigar los hierros que entraban y salían de la cueva y se anclaban a la lámina de madera del exterior. Necesitaba nombres para aquellas cosas nuevas. Ahora sería él quien preguntara a los demás.
- Magia:
"Manual de magia para recién llegados":
-Chispa de intuición mágica (ocultación o búsqueda)
-Levitación (transporte)
-Hechizo de impulso (físico)
-Corte (físico)
-Moldear materia orgánica (físico)
-Moldear materia inorgánica (físico)
-Limpieza de ropa (menores)
-Cambio de color (menores)
"Hechizos para no morir pronto":
-Sanación superficial (orgánico)
-Restauración (orgánico)
-Amplificación sensorial (orgánico)
-Curación nívea (orgánico - cerca de la luna)
-Hechizo de confusión (ofensivo)
-Centella ambarina (ofensivo)
-Protección básica (defensivo)
-Desvío (defensivo)
-Campo de fuerza (defensivo)
Hechizos compartidos por los macieleros:
-Recomposicion (orgánico)
-Térmico (físico)
-Luz mágica (menor)
La divisaron a lo lejos. Una enorme cueva vertical se alzaba desde la tierra, colosal, majestuosa e imponente sobre la calle, y con una vista espléndida sobre esta. Aceleró el paso por curiosidad y esperanza, porque que algo estuviera en mejor estado que las calles que habían atravesado... ya era mucho. Además, no quería seguir hablando de los Hijos de Bakaiar allí, fuera, al descubierto, como si pensar en ellos o mencionarles pudiera atraer al de antes.
Cuando llegaron, sonrió al reconocer un foso, porque le era familiar del hogar, y se maravilló aún más al ver la enorme superficie de madera que lo atravesaba y que conectaba con el edificio.
—No sé si esto es lo que buscábamos, pero tiene buena pinta.
No esperó a los demás. Se había fijado en unos inventos nuevos que sujetaban la madera del foso y que se introducían en la cueva, y quería investigar tanto eso, como el interior como todo lo que pudiera. Se adelantó al grupo y caminó por la lámina de madera con toda la curiosidad del mundo, hasta llegar a la lámina vertical. La reconoció, parecida a las de esa cueva donde despertaron, así que empujó con el hombro hasta que se movió. Y... una vez dentro, se quedó parado en la puerta. ¡Era enorme! ¡Y había un sinfín de cosas sin determinar!
—¡Esto es alucinante! —exclamó mientras liberaba el camino para entrar.
Le temblaba la pierna derecha, pero de anticipación por querer explorarlo y entenderlo todo. Su mirada saltaba de un artefacto a otro, de una pared a otra, de un punto a otro. Y aún tenía que investigar los hierros que entraban y salían de la cueva y se anclaban a la lámina de madera del exterior. Necesitaba nombres para aquellas cosas nuevas. Ahora sería él quien preguntara a los demás.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Sendar
13/04/21, 06:43 pm
Incluso cuando solo quedaban cicatrices, Ulmara se sintió profundamente herida durante días. La tarde que pasaron en Maciel ni siquiera podría recordarla bien más adelante, opacada por las imágenes traumáticas que habían sucedido apenas unas horas antes. La mañana siguiente, sin embargo, fue especialmente dolorosa. Tuvieron que poner en común lo que había pasado, entre ellos y con los habitantes de Maciel. Cada vez que alguien hablaba mal de Iemai, la cercana parecía pasar de estar ausente a replicarles a voces, o con insultos. Incluso cuando Toni dijo que había intentado hacer con él lo mismo que hizo con Nori o cuando Keskit, con razón, la culpó de lo que había ocurrido. ¿No entendían que ella ya no estaba para defenderse? A Ulmara le parecía injusto.
La pérdida pesaba mucho sobre ella. Era la primera vez que sentía que alguien se marchaba de su vida (de la vida) de esa forma. Había visto a lejanos disiparse y había cercanos en su familia que jamás se alzaron como lejanos, pero siempre había tenido la excusa lista para aligerar su pecho; también había muerto un nublino frente a ella, pero todavía creía que podía haber algo más. Ahora no podía engañarse. Fue más doloroso con el paso de los días, cuando entendió que debía pedirle disculpas a Keskit o a Toni, cuando aceptó por fin que Iemai había condenado a Nori a desaparecer igual que ella, sin ninguna necesidad. Lo más doloroso, sin embargo, fue la sensación de engaño e, irónicamente, la lejanía postmortem que sentía hacia la cercana. ¿Por qué no había confiado en ellos y les había dicho la verdad? ¿Había hecho algo mal? ¿Debería haberse sincerado con ella antes? ¿A quién podía culpar si Lasca estaba muerto?
En la Cercanía no existían los ritos fúnebres. En las marcas de Étrame era un sacrilegio tocar los cuerpos y fuera de ellas, normalmente los dueños de los cuerpos decidían qué hacer: tirarlos al mar, quemarlos para que no ocupasen, enterrarlos para que el huerto diera mejores frutos… Cada uno con su locura. A pesar de eso, le pareció bien la idea de tallar sus nombres en la piedra. Quería que hubiera algo tangible para recordar a Iemai, algo que no la retrotrajera a aquel tramo de calle infernal y al monstruo de los huesos.
Lloró mucho los primeros días, aunque cada vez un poco menos. La noticia de la muerte de 77 supuso un alivio, a pesar de los daños que había causado antes de morir (como Iemai). Para reconfortarse, se decía a sí misma que tanto la pérdida del ojo de Alec como el mal estado del brazo de Kahlo no serían un gran problema tras la Luna. Se lo dijo incluso cuando recibieron la noticia de la amputación a la varmana, más adelante. Tenían que ser verdad las promesas de poder para compensar el infierno que habían vivido todos. Sin embargo, los días pasaban exasperantemente lentos. Ulmara a veces sentía los segundos aferrándose a su pequeño momento con tanto ahínco que retrasaban la hora.
Lo único que devolvía el flujo temporal a su cauce era salir, así que Ulmara no despercidió ni una sola oportunidad. Si había que buscar comida, ella salía. Si había que ir a la biblioteca, ella salía. Si hacía falta hablar con los de Silente, ella salía. ¿Y si no hacía falta nada? También salía. La primera vez que se fue sola del torreón, lo único que hizo fue gritar a cuatro calles de Sendar, para dejar salir la frustración que se aprovechaba de ella. La segunda vez gritó y pateó un pedrusco que le hizo daño en el pie. Se dio cuenta de el dolor era extrañamente reconfortante, como cuando se clavaba las uñas para contener la rabia dentro del torreón. A la tercera le atacó un pájaro no muy grande, que la persiguió hasta Sendar; a la cuarta fue ella la que persiguió a otro pájaro distinto.
Fue cuestión de tiempo que sus compañeros se preocuparan y cada vez que bajaba el puente, había alguien que le pedía cuidado. A Fleur y Maila les prometía que lo tendría (les mentía) y cuando el frivy la picaba con revolverle las plumas, la cercana le respondía de malas maneras y bromeaba sobre su propia muerte, dentro de cuya broma había algo de verdad. “Si no vuelvo no podrás despeinarme”. Al final, por suerte y por desgracia a la vez, Pefka y Rua comenzaron a salir con ella. Gracias a eso tuvo que cortarse un poco (solo un poco), pero también mejoró sus relaciones con ellos. A veces le bastaba con sentir el aire contra las plumas y charlar un rato. En otras ocasiones aprovechaba la aparición repentina de una rata para lanzar una flecha… Solo se lanzaba al peligro más grave cuando podía parecer que no quedaba de otra. Fuera como fuese, siempre volvía mejor de como se había marchado. Aunque volviese herida. Especialmente cuando volvía herida. Las mejores anécdotas de sus salidas se las contaba a Toni y Pefka para que las añadieran en su diario, como aquella vez que se asustó de ver salir un gato con cinco ojos de los matorrales y se cortó con su propia espada por error.
Con el tiempo y la temeridad, logró sentirse mejor dentro de Sendar. Seguía impaciente, más que nunca, pero poco a poco aprendía a dirigir dicha impaciencia a lugares inocuos. Evitaba en la medida de lo posible las borderías, las faltas de respeto o la violencia física, pero sí se la veía más propensa a abandonar los libros de magia antes de lograr resultados, a aburrirse de los relatos más extensos de Poe, a cocinar comidas muy largas o a cansarse rápido de ciertas conversaciones. Con quien más se pasaba a veces era Sarah, con quien intercambiaba gritos, a pesar de que sabía que tan solo se preocupaba por ella. Por la noche, sin embargo, se sentaba con ella y Toni, y cualquiera que quisiera acompañarlos, y se tomaba una manzanilla bastante más relajada, convencida de que eso la ayudaba a dormirse. De noche acudían las pesadillas y los bajones anímicos, con los que no le quedó más remedio que aprender a convivir, pero al final siempre se dormía y siempre despertaba al día siguiente, viva y cada vez más cerca del destino prometido.
Rocavarancolia cada vez se sentía más viva. El suelo temblaba a menudo (Pefka decía que respiraba), el cielo se cubría de nubes, el clima se volvía loco, veían bichos nuevos, más feos y grandes… Incluso parecía que la catedral de Luna Roja había extendido su manto por todas partes, envolviendo Rocavarancolia con aquella sensación extraña. Como si alguien se escondiera en sus sombras, o un ser invisible se hubiese acoplado a sus espaldas.
El día que marcaban los relojes como el día clave, el día de la salida, tardó en llegar, pero Ulmara no estaba dispuesta a perderse ni un solo segundo. Se levantó temprano, desayunó, calentó y lo primero que hizo fue bajar el puente del torreón y abrir la puerta. No quería quedarse dentro, no quería perderse nada de lo que supuestamente debía pasarles, quería estar lista para correr hacia lo Desconocido, esta vez de verdad. El suelo temblaba cada poco tiempo, como nunca lo había hecho hasta ahora. Si para Pefka antes respiraba, Ulmara se preguntaba qué estaba haciendo ahora. ¿Desperezarse? ¿Levantarse? ¿Estaría la ciudad viva de veras?
Por desgracia para ella, el resto de sus compañeros tenían más sentido común y volvieron a subir el puente. Ulmara refunfuñó, porque no sentía que pudiese pasarles nada malo justo ahora, pero acató a regañadientes. Volvió a sugerir la idea de abrir varias veces a lo largo del día, pero al final optó por intentar distraerse pegándole a los muñecos de entrenamiento y alternó entre el patio y la terraza, los dos lugares más abiertos.
Después de comer, decidió vestirse con la misma ropa que había llegado, exceptuando el namitka, y subió a la azotea con una manta, para tumbarse. Bocarriba, se aferró al colgante que le regaló su padre y se dio cuenta de que ya no olía el bosque entorno a casa, sino el aroma de la primera pizza que hicieron ella y Iemai con Qwara. Con una sonrisa triste, se apoyó sobre una de las almenas, cerró los ojos y escuchó con cierta agitación el aullido de los lobos.
Por un instante le apeteció unirse a ellos.
Y medio instante después, llenó de aire sus pulmones y aulló hasta que los vació del todo.
La pérdida pesaba mucho sobre ella. Era la primera vez que sentía que alguien se marchaba de su vida (de la vida) de esa forma. Había visto a lejanos disiparse y había cercanos en su familia que jamás se alzaron como lejanos, pero siempre había tenido la excusa lista para aligerar su pecho; también había muerto un nublino frente a ella, pero todavía creía que podía haber algo más. Ahora no podía engañarse. Fue más doloroso con el paso de los días, cuando entendió que debía pedirle disculpas a Keskit o a Toni, cuando aceptó por fin que Iemai había condenado a Nori a desaparecer igual que ella, sin ninguna necesidad. Lo más doloroso, sin embargo, fue la sensación de engaño e, irónicamente, la lejanía postmortem que sentía hacia la cercana. ¿Por qué no había confiado en ellos y les había dicho la verdad? ¿Había hecho algo mal? ¿Debería haberse sincerado con ella antes? ¿A quién podía culpar si Lasca estaba muerto?
En la Cercanía no existían los ritos fúnebres. En las marcas de Étrame era un sacrilegio tocar los cuerpos y fuera de ellas, normalmente los dueños de los cuerpos decidían qué hacer: tirarlos al mar, quemarlos para que no ocupasen, enterrarlos para que el huerto diera mejores frutos… Cada uno con su locura. A pesar de eso, le pareció bien la idea de tallar sus nombres en la piedra. Quería que hubiera algo tangible para recordar a Iemai, algo que no la retrotrajera a aquel tramo de calle infernal y al monstruo de los huesos.
Lloró mucho los primeros días, aunque cada vez un poco menos. La noticia de la muerte de 77 supuso un alivio, a pesar de los daños que había causado antes de morir (como Iemai). Para reconfortarse, se decía a sí misma que tanto la pérdida del ojo de Alec como el mal estado del brazo de Kahlo no serían un gran problema tras la Luna. Se lo dijo incluso cuando recibieron la noticia de la amputación a la varmana, más adelante. Tenían que ser verdad las promesas de poder para compensar el infierno que habían vivido todos. Sin embargo, los días pasaban exasperantemente lentos. Ulmara a veces sentía los segundos aferrándose a su pequeño momento con tanto ahínco que retrasaban la hora.
Lo único que devolvía el flujo temporal a su cauce era salir, así que Ulmara no despercidió ni una sola oportunidad. Si había que buscar comida, ella salía. Si había que ir a la biblioteca, ella salía. Si hacía falta hablar con los de Silente, ella salía. ¿Y si no hacía falta nada? También salía. La primera vez que se fue sola del torreón, lo único que hizo fue gritar a cuatro calles de Sendar, para dejar salir la frustración que se aprovechaba de ella. La segunda vez gritó y pateó un pedrusco que le hizo daño en el pie. Se dio cuenta de el dolor era extrañamente reconfortante, como cuando se clavaba las uñas para contener la rabia dentro del torreón. A la tercera le atacó un pájaro no muy grande, que la persiguió hasta Sendar; a la cuarta fue ella la que persiguió a otro pájaro distinto.
Fue cuestión de tiempo que sus compañeros se preocuparan y cada vez que bajaba el puente, había alguien que le pedía cuidado. A Fleur y Maila les prometía que lo tendría (les mentía) y cuando el frivy la picaba con revolverle las plumas, la cercana le respondía de malas maneras y bromeaba sobre su propia muerte, dentro de cuya broma había algo de verdad. “Si no vuelvo no podrás despeinarme”. Al final, por suerte y por desgracia a la vez, Pefka y Rua comenzaron a salir con ella. Gracias a eso tuvo que cortarse un poco (solo un poco), pero también mejoró sus relaciones con ellos. A veces le bastaba con sentir el aire contra las plumas y charlar un rato. En otras ocasiones aprovechaba la aparición repentina de una rata para lanzar una flecha… Solo se lanzaba al peligro más grave cuando podía parecer que no quedaba de otra. Fuera como fuese, siempre volvía mejor de como se había marchado. Aunque volviese herida. Especialmente cuando volvía herida. Las mejores anécdotas de sus salidas se las contaba a Toni y Pefka para que las añadieran en su diario, como aquella vez que se asustó de ver salir un gato con cinco ojos de los matorrales y se cortó con su propia espada por error.
Con el tiempo y la temeridad, logró sentirse mejor dentro de Sendar. Seguía impaciente, más que nunca, pero poco a poco aprendía a dirigir dicha impaciencia a lugares inocuos. Evitaba en la medida de lo posible las borderías, las faltas de respeto o la violencia física, pero sí se la veía más propensa a abandonar los libros de magia antes de lograr resultados, a aburrirse de los relatos más extensos de Poe, a cocinar comidas muy largas o a cansarse rápido de ciertas conversaciones. Con quien más se pasaba a veces era Sarah, con quien intercambiaba gritos, a pesar de que sabía que tan solo se preocupaba por ella. Por la noche, sin embargo, se sentaba con ella y Toni, y cualquiera que quisiera acompañarlos, y se tomaba una manzanilla bastante más relajada, convencida de que eso la ayudaba a dormirse. De noche acudían las pesadillas y los bajones anímicos, con los que no le quedó más remedio que aprender a convivir, pero al final siempre se dormía y siempre despertaba al día siguiente, viva y cada vez más cerca del destino prometido.
Rocavarancolia cada vez se sentía más viva. El suelo temblaba a menudo (Pefka decía que respiraba), el cielo se cubría de nubes, el clima se volvía loco, veían bichos nuevos, más feos y grandes… Incluso parecía que la catedral de Luna Roja había extendido su manto por todas partes, envolviendo Rocavarancolia con aquella sensación extraña. Como si alguien se escondiera en sus sombras, o un ser invisible se hubiese acoplado a sus espaldas.
El día que marcaban los relojes como el día clave, el día de la salida, tardó en llegar, pero Ulmara no estaba dispuesta a perderse ni un solo segundo. Se levantó temprano, desayunó, calentó y lo primero que hizo fue bajar el puente del torreón y abrir la puerta. No quería quedarse dentro, no quería perderse nada de lo que supuestamente debía pasarles, quería estar lista para correr hacia lo Desconocido, esta vez de verdad. El suelo temblaba cada poco tiempo, como nunca lo había hecho hasta ahora. Si para Pefka antes respiraba, Ulmara se preguntaba qué estaba haciendo ahora. ¿Desperezarse? ¿Levantarse? ¿Estaría la ciudad viva de veras?
Por desgracia para ella, el resto de sus compañeros tenían más sentido común y volvieron a subir el puente. Ulmara refunfuñó, porque no sentía que pudiese pasarles nada malo justo ahora, pero acató a regañadientes. Volvió a sugerir la idea de abrir varias veces a lo largo del día, pero al final optó por intentar distraerse pegándole a los muñecos de entrenamiento y alternó entre el patio y la terraza, los dos lugares más abiertos.
Después de comer, decidió vestirse con la misma ropa que había llegado, exceptuando el namitka, y subió a la azotea con una manta, para tumbarse. Bocarriba, se aferró al colgante que le regaló su padre y se dio cuenta de que ya no olía el bosque entorno a casa, sino el aroma de la primera pizza que hicieron ella y Iemai con Qwara. Con una sonrisa triste, se apoyó sobre una de las almenas, cerró los ojos y escuchó con cierta agitación el aullido de los lobos.
Por un instante le apeteció unirse a ellos.
Y medio instante después, llenó de aire sus pulmones y aulló hasta que los vació del todo.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Re: Torreón Sendar
13/04/21, 10:21 pm
El día siguiente en Maciel fue deprimente y desolador. Despertar y comprobar que lo que había pasado no era ningún engaño o embrujo no parecía ser suficiente, se le sumó ciertos detalles sobre Iemai que no pilló en su momento. Al parecer había puesto a Nori entre ella y Lasca, y era la razón principal por la que cuando la francesa regresó la vista atrás el nublino ya yacía en el suelo en un charco de sangre. Durante toda la conversación con los macieleros guardó absoluto silencio, por respeto a ellos y porque en realidad no sabía que opinión formarse. La cercana había sido una amiga, lidiar con su pérdida era demasiado complicado como para añadirle sus últimas voluntades. No podría soportarlo.
Las siguientes semanas fueron complicadas. Sendar estaba atestada de cosechados, pero Fleur lo sentía ajeno con el vacío que dejaba Iemai. Lloró bastante y sin dudarlo estuvo presente cuando se grabó su nombre. Era la primera vez que alguien de su entorno cercano moría y se enfrentaba a algo así. Rezaba por ella y por Nori, y cuando se enteraron de que el otro torreón había sufrido otra desgracia sumó el nombre de Quirra a sus plegarias. No pidió descanso para Lasca, no era juez ni verdugo pero no era alejarse del camino saber que alguien no merecía alcanzar el cielo. No quedaba en sus manos, de todas formas.
Las cosas con Maila fueron a peor, la unión que habían forjado con el otro torreón había servido para estar más protegidos pero tantos ojos extraños provocaba que se cortara aún más ante la presencia de todos. Pasó lo que tenía que pasar y tras una discusión que no le gustaría repetir su relación terminó por deteriorarse, hasta el punto de que a penas se dirigían la palabra y dejaron de dormir juntas. Para Fleur el golpe fue demoledor, y condicionó en una actitud mucho más pasiva tanto a la hora de conocer un poco más a los macieleros (de los cuales solo sintió afinidad por Reira) como en las salidas al exterior. Setenta y Siete y Lasca estaban muertos, era cierto, pero qué motivos tenía para salir. Solo quedaba la espera, una muy lenta e insoportable. Continuaba ayudando y realizando actividades cotidianas con melancolía, y habría enloquecido sintiéndose tan sola de no ser por Rúa, con quien estrechó aún mas la relación que tenían. Fleur se apoyó en ella, su humor y su forma de afrontar las dificultades la mantenían a flote, casi la consideraba como su hermana mayor. Aquellas semanas tan solitarias también le sirvieron de sorpresa, no pensaba tener muchas en común con él pero tras varias charlas con Toni se percató de que estaba bastante equivocada. Tenía mucho conocimiento sobre religión y estrecharon su relación.
Fue consciente de que no era la única que tenía problemas. Nery´s parecía estar corroído por la culpa, para variar, y además no estaba tan cerca de Kiki. El hijo de Lunas sufrió una pesadilla horrible pero con la muerte del reptil de su mundo su humor mejoró, pudo hacer magia e incluso trajo de sus salidas algún trofeo. Ulmara fue una de las que más preocupaciones le dio, actuando con temeridad contra no sabía qué. Quiso llegar a entenderla pero hubo un punto en que dejó de prestar atención al ver que no tenía retorno, solo esperaba no perder a nadie más, nunca.
La ciudad cobraba vida de maneras inesperadas, incluso con temblores fuertes. Se estaba acercando el final y el clima caótico junto con el aura ominosa que desprendía la catedral lo confirmaban. Fleur imaginó que si algún Dios, ya fuera el suyo o el de otros bajara sentiría algo parecido. Al final terminaba acostumbrándose, como al duelo que todos estaban llevando a su modo. No se podía sollozar eternamente.
Pero había cosas a la que no podía adaptarse. La distancia con su mejor amiga le estaba pasando factura y Fleur se dio cuenta que en realidad era lo que necesitaba para saber que deseaba estar a su lado. Habían pasado tantas cosas juntas que no podría contarlas todas. Si quería encontrarla, normalmente solo debía subir a la azotea y hablar con ella, ya que era el lugar alto más parecido al faro. Pero no tuvo lo que había que tener, terminó por ponerse un tope, que fue la Luna Roja. Sabía que después de ese día nada sería igual.
Por fin había llegado, la francesa andaba sentada en el salón ataviada con su vestido blanco de puntitos cian. Lo notaba incómodo, como si no le perteneciera. Ya no era la misma Fleur, había mejorado en muchas cosas, y empeorado en otras. Simplemente era una persona diferente. Había llegado a la conclusión de que no había lobos o corderos como contaba su madre, cada quien forjaba lo que quería ser.
Cuando escuchó a Ulmara aullar se permitió volver los ojos.
—Cada vez esta más desatada... —comentó con una sonrisa, sin intención de decir nada malo de ella, solo comentar de pasada para matar el tiempo y sus propios nervios. Ya no sabía ni qué decir, tenía una disculpa pendiente, pero no encontraba el momento. Apoyó una rodilla sobre la otra, y de vez en cuando dejaba escapar un suspiro, recreándose en su propia incertidumbre.
Las siguientes semanas fueron complicadas. Sendar estaba atestada de cosechados, pero Fleur lo sentía ajeno con el vacío que dejaba Iemai. Lloró bastante y sin dudarlo estuvo presente cuando se grabó su nombre. Era la primera vez que alguien de su entorno cercano moría y se enfrentaba a algo así. Rezaba por ella y por Nori, y cuando se enteraron de que el otro torreón había sufrido otra desgracia sumó el nombre de Quirra a sus plegarias. No pidió descanso para Lasca, no era juez ni verdugo pero no era alejarse del camino saber que alguien no merecía alcanzar el cielo. No quedaba en sus manos, de todas formas.
Las cosas con Maila fueron a peor, la unión que habían forjado con el otro torreón había servido para estar más protegidos pero tantos ojos extraños provocaba que se cortara aún más ante la presencia de todos. Pasó lo que tenía que pasar y tras una discusión que no le gustaría repetir su relación terminó por deteriorarse, hasta el punto de que a penas se dirigían la palabra y dejaron de dormir juntas. Para Fleur el golpe fue demoledor, y condicionó en una actitud mucho más pasiva tanto a la hora de conocer un poco más a los macieleros (de los cuales solo sintió afinidad por Reira) como en las salidas al exterior. Setenta y Siete y Lasca estaban muertos, era cierto, pero qué motivos tenía para salir. Solo quedaba la espera, una muy lenta e insoportable. Continuaba ayudando y realizando actividades cotidianas con melancolía, y habría enloquecido sintiéndose tan sola de no ser por Rúa, con quien estrechó aún mas la relación que tenían. Fleur se apoyó en ella, su humor y su forma de afrontar las dificultades la mantenían a flote, casi la consideraba como su hermana mayor. Aquellas semanas tan solitarias también le sirvieron de sorpresa, no pensaba tener muchas en común con él pero tras varias charlas con Toni se percató de que estaba bastante equivocada. Tenía mucho conocimiento sobre religión y estrecharon su relación.
Fue consciente de que no era la única que tenía problemas. Nery´s parecía estar corroído por la culpa, para variar, y además no estaba tan cerca de Kiki. El hijo de Lunas sufrió una pesadilla horrible pero con la muerte del reptil de su mundo su humor mejoró, pudo hacer magia e incluso trajo de sus salidas algún trofeo. Ulmara fue una de las que más preocupaciones le dio, actuando con temeridad contra no sabía qué. Quiso llegar a entenderla pero hubo un punto en que dejó de prestar atención al ver que no tenía retorno, solo esperaba no perder a nadie más, nunca.
La ciudad cobraba vida de maneras inesperadas, incluso con temblores fuertes. Se estaba acercando el final y el clima caótico junto con el aura ominosa que desprendía la catedral lo confirmaban. Fleur imaginó que si algún Dios, ya fuera el suyo o el de otros bajara sentiría algo parecido. Al final terminaba acostumbrándose, como al duelo que todos estaban llevando a su modo. No se podía sollozar eternamente.
Pero había cosas a la que no podía adaptarse. La distancia con su mejor amiga le estaba pasando factura y Fleur se dio cuenta que en realidad era lo que necesitaba para saber que deseaba estar a su lado. Habían pasado tantas cosas juntas que no podría contarlas todas. Si quería encontrarla, normalmente solo debía subir a la azotea y hablar con ella, ya que era el lugar alto más parecido al faro. Pero no tuvo lo que había que tener, terminó por ponerse un tope, que fue la Luna Roja. Sabía que después de ese día nada sería igual.
Por fin había llegado, la francesa andaba sentada en el salón ataviada con su vestido blanco de puntitos cian. Lo notaba incómodo, como si no le perteneciera. Ya no era la misma Fleur, había mejorado en muchas cosas, y empeorado en otras. Simplemente era una persona diferente. Había llegado a la conclusión de que no había lobos o corderos como contaba su madre, cada quien forjaba lo que quería ser.
Cuando escuchó a Ulmara aullar se permitió volver los ojos.
—Cada vez esta más desatada... —comentó con una sonrisa, sin intención de decir nada malo de ella, solo comentar de pasada para matar el tiempo y sus propios nervios. Ya no sabía ni qué decir, tenía una disculpa pendiente, pero no encontraba el momento. Apoyó una rodilla sobre la otra, y de vez en cuando dejaba escapar un suspiro, recreándose en su propia incertidumbre.
- Lathspell
Ficha de cosechado
Nombre: Kyllikki Paasikoski
Especie: Humana
Habilidades: Buena menoria, muy buena, lealtad, y facilidad para los idiomas.
Re: Torreón Sendar
14/04/21, 06:16 pm
We disappear in the lie forever
And denounce the power of death over our souls
And secret words are said to start a war
“A veces la relatividad del tiempo, y por tanto del espacio en si mismo, ha sido explicada como producto de la consciencia humana, como una mera repercusión de que un grupo de homínidos en un planeta lograron tener una consciencia de su ser en ese mundo…¿entonces, debe aplicársele a todas las especies pensantes? O solo a aquellas que miden su historia en base a un ciclo de acciones realizadas en un segmento de tiempo medido por longitudes de onda o…”
Kiki se giró en la cama mientras escribía con un trozo de carbón y se manchaba mas las manos que la hoja que tenia entren ellas. Su depresión se había agudizado, pero por alguna extraña razón, la mantenía a raya recordando canciones que ahora, pensadas en rocavarancoles, sonaban terribles. Sin embargo, la letra le seguía pareciendo lo suficientemente oscura y acertada para una habitación cerrada en un torreón en un mundo distante esperando algo que no podían evitar. Seguía reflexionando sobre el tiempo, sobre todas las cosas que habían pasado mientras se mantenía cómodamente aislada de los demás.
“a veces me pregunto si el tiempo no es más que un estado aceptado por cada psique o si tiene algo que ver con la división celular y el lapso en el que ciertos procesos se dan para que el organismo sienta que ha pasado mucho o poco tiempo”
La Muerte de Iemai y Nori la carcomían, y justo por eso lo había sellado en su interior, esforzándose por hacer otras cosas, sin dejar tiempo a la duda o la desesperación, había catalogado el hecho como una acción que no podía cambiar, una invariable en el destino que tenían y la aceptó así. No dijo ni pio, ni cuack ni nada más. De hecho, apenas mencionaron algo sobre sus cuerpos ella solo se retiro y se encerró en su cuarto malogrando las puntas de su cabello mientras lo entretejía en patrones mas apropiados para cestas de mimbre. Había momentos en los que deseaba salir y solo estar cerca de todos, en silencio al menos, y ya, sentirse unida. Pero después de la reacción a las noticias….
Cuando se enteró de la muerte de 77 no pudo evitar un golpe en su pierna y una expresión de pánico al creer que todos la miraban. Probablemente era así, al menos un par de personas, así que solo ignoro eso y se froto la pierna mientras decía en voz baja pero audible. “me hubiera gustado matarlo yo misma luego de la Luna, es decir…matarlo hubiera sido demasiado fácil…demasiado rápido para lo que se merece después de todo lo que….igual no tengo magia” ...e inmediatamente después, su cerebro la castigó por haber expresado su profundo odio y la mando a su cuarto. Después de eso, la humana había tenido mucho cuidado de no quedarse mucho con los demás. Ni siquiera con Jara a la que moría por hacerle doce mil trescientas cuarenta y cinco preguntas sobre ella, su especie y su mundo. De hecho, también se alejo de Nery’s, aunque eso fue a causa de otra conversación que tuvieron.
Pierce into the flesh of today
Suicide of love took away all that matters
And buried the remains in an unmarked grave in your heart
Después de eso solo había estado sobreviviendo lo más aislada que podía. Estuvo siempre, siempre atenta por si necesitaban ayuda, por si alguien decía que estaba cansado y ella tenia que ir por comida. Ya había dejado claro para ella misma y para el frivy su punto sobre lo inútil que se sentía, y no pensaba mostrarlo del todo a los demás. Durante aquellas escasas, escasísimas salidas que tuvo, fue totalmente calmada, como el condenado que va hacia el tablón en un barco pirata, aunque sabia ella que ese tipo de castigos eran demasiado hollywoodenses y no reales. De todas maneras, iba mirando a todo lado, imaginándose muchas cosas y repensándose muchas más veces. Al regresar no contestaba preguntas ni nada, solo dejaba la cesta, y se iba a seguir escribiendo tonterías y miles de posibles planes para escapar o refugiarse.
Sobre aquel sueño raro que había comenzado ese fatídico día, no le contó a nadie, a absolutamente nadie. Así que aquel autoimpuesto exilio no le parecía tan malo. En alguna realidad paralela o mundo onírico su destino había sido peor. Y sin embargo, seguía siendo una niña humana que en las noches lloraba en silencio, sin hacer ni un ruido y solo manchando de lagrimas los montones de ropa que usaba encima para no tener frio.
I'm killing loneliness (Killing loneliness)
With the warmth of your arms, you saved me
Oh, I'm killing loneliness with you
The killing loneliness
That turned my heart into a tomb
I'm killing loneliness
Y así, entre montones de situaciones supuestas por su mente, imaginadas con mucho detalle y varios fallidos planes de implementar un sistema de respuesta grupal, las semanas pasaron llego a tener un contador total de 13 muertes en situaciones peligrosas, 7 suicidios heroicos, 6 sacrificios no consentidos y 71 ataques a los que todos sobrevivían. No solo ella, sino su mente rara y hasta su pesimismo, estaban cansados. Cansados de sentirse como se sentía y de todo. Inconscientemente había puesto toda esperanza de cambio en la Luna, y aun así dentro de los mas profundo de ella ya temía acabar defraudada. Aquel día al despertarse solo había salido como una musaraña de u cama, fue a la cocina y saludo a quienes estuvieran ahí con una mano, mientras caminaba. Dio una vuelta entera a la habitación sin dejar de mover la mano, como en un desfile y salió nuevamente aun saludando y con una fruta en su otra mano para perderse en el torreón nuevamente si nadie la buscaba.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Re: Torreón Sendar
14/04/21, 10:28 pm
A pesar de que los que volvieron aquel día a Sendar fueron más que los que salieron de allá el día anterior, el vacío no dejaba de sentirse. La ausencia de Iemai estaba tan presente en el aire, que casi era angustiante y el hecho que nunca encontraron el cuerpo de ella y el Nori al volver, dejaba un vacío aun mayor, que Rua no era capaz de soportar. No pudieron despedirse, no obtuvieron explicación alguna de porque las cosas se desarrollaron como se desarrollaron o tan siquiera, quien fue realmente Iemai.
Rua no se consideraba creyente en religión alguna, más si creía que la personas dejaban una huella en el mundo y en las personas que la conocían. Tal vez la huella que había dejado Iemai, estaba cargada de mentiras y de ocultaciones, que nunca serian respondidas, eso ya no podía cambiarlo, pero Rua al menos quería dejar una huella realmente tangible de que Iemai, vivió allí con ellos, en carne y huesos, con todos los misterios que la rodeaba. Por ello propuso aquel rito, incluyendo a Nori alli tras informar de aquello a los Macieleros, el no conocía como eran los rituales del mundo del nublino pero era lo menos que podía hacer.
Era algo simbólico, pues no había cuerpos algunos a los rendir tributo, pero Rua uso su magia para moldear los nombres de ambos en dos rocas que formarían ahora parte del propio torreón donde por tanto tiempo Iemai había vivido y que había sido el último lugar que vio a Nori con vida.
Aquel día ya fuese por como aquello la hizo sentir o porque aun a pesar de aquello sentía un desasosiego que no podía evitar quiso hablar de ella, de lo ocurrido de como sucedieron las cosas, tan rápidas que aun aprecian borrosas en sus memorias. Los macieleros también tenían derecho a saber. Y muchas cosas salieron a la luz, no solo sobre cómo cada cual vivió aquello, sino lo que oyeron, lo que vieron, el ambiente se caldeo y claramente una brecha se creó entre los macieleros y ellos. Rua contrario a lo que pudiera parecer con su carácter, no discutió, sus dudas nunca serian respondidas al final de todas formas. Ni veía sentido a juzgar los actos finales de alguien que ya estaba muerto, ni porque hizo las cosas como las hizo cuando ella nunca podría responderles. Y eso fue algo que se quedó grabado en Rua, que tal vez si se hubieran acercado más, hablado más obtener más su confianza, tal vez las cosas habrían sido diferentes y no se sentirían tan desorientados.
La sueca no quiso hundirse aun así en la tristeza, por eso se permitió llorar cuanto pudo aquella noche, hecha una bolita en su cama como tanto había querido hacer y tanto tuvo que contener en Maciel. No es como si llorar sirviera para olvidar, no era un acto tan milagroso, pero si ayudaba sacar a esa bestia depresiva que cuando parecía intentaba consumirlo todo. Y no iba a dejar que ese monstruo ni la ciudad que insistía una y otra vez en darle fuerzas, fuera a consumirla.
Rua se enfrasco simplemente en seguir viviendo, esa Luna endemoniada se acercaba, pero ya Rua había dejado de temerla, que viniera con la fuerza que quisiera que ella iba a estar esperándola para cagarse en su mera existencia. La relación con los macieleros no logró mejorarse, era una relación casi formal, mas era evidente que nunca serian capaz de unirse, la brecha por lo de Nori ya se habida creado. No sabía si es que los culpaban por lo ocurrido o simplemente estaba hartos y cansados de las perdidas, pero Rua no insistió más allá de tratarlos con cordialidad e intentar no dejarlos fuera de las decisiones que se tomaban. Aun así, que Reira no cambiara su forma de actuar con ellos, se abriera a conversar y a verse hasta unirse en sus momentos de relax diarios, fue un respiro de aire fresco. En caso contrario alguno de sus propios compañeros sí que se aisló incluso más, como ocurrió especialmente e notoriamente con Qwara o Kiki, las que no parecían muy a gusto con tener compañía durante demasiado espacio de tiempo.
Noticias que llegaron desde los Silentinos marco una cierta calma en el torreón. Setenta y siete por fin estaba muerto lo que quitaba una gran cantidad de estrés en las salidas, pero se había llevado consigo el precio del brazo de Kahlo y el ojo de Alec. Rua se ofreció a ayudarles en la medida de lo posible, pero fue evidente que el brazo de la varmana no tuvo recuperación alguna, como se enteraron tiempo después.
Y mantener el tiempo ocupado se volvió algo sumamente importante para la sueca, ocupado y sobretodo acompañado, era evidente que mucho de sus compañeros estaban de bajona así que en la medida de lo posible y al menos aquellos que se dejaban ayudar, insto a motivarlos, hablando, reuniéndose para cocinar, tal vez hablar. Hasta logro acercarse más a Nery’s, increíble pero cierto. La magia jugo un papel en mantener cierta unión con los demás, ayudando a aquellos que apenas había obtenido magia, como había ocurrido con Toni y Pefka, aunque realmente esas prácticas estaban abiertas a quien quisiera. A Rua le emocionaba de alguna forma ese intento de cotidianidad, en ayudar con esos hechizos en ver hasta donde podían llegar, en enseñarles algo que ya ella llevaba meses manejando y sabiéndose de memoria. Permitió una mayor cercanía con ambos que agradeció. Fue exactamente lo mismo con Fleur, que se volvió prácticamente su apoyo, en dos direcciones durante aquel tiempo, ya se llevaban bien de antes, pero la relación mejoro aún. Rua había notado el distanciamiento entre Maila y ella, intuía que algo realmente serio e importante había ocurrido entre ellas, pero también concluyo que lo que había pasado era algo tan personal que si Fleur, con la confianza que se había creado entre ambas, no había querido contarle, no iba a insistirle.
Mientras tanto, fuera, el tiempo parecía haberse vuelto completamente loco como si intentara hacer un combate con las sensaciones que en ocasiones se respiraban dentro del torreón. El cielo parecia cambiar día tras día, como si quisiera recordarles que estaba allí y vivía y el suelo le respondía con temblores que para Rua parecía prácticamente rugidos, como los de un enorme animal que comenzaba a despertarse.
Y conforme la ciudad parecía revitalizarse incluso más, más problemas fueron teniendo con Ulmara, como si sintonizara con ella. No era rara las veces que volvía herida o que alguno de sus compañeros discutía con ella por las salidas a donde iba siempre. Rua mismo hablar con ella en una de esas veces que salió junto a ella y se hizo un corte profundo, por su temeridad. Aquella charla la ayudo a entender un poco mejor el porqué de sus acciones, aun así, y aunque no llego a conseguir que parase, al menos obtuvo una promesa de tener más cuidado. No era mucho más lo que podía pedirse.
El día que concretaron que esa luna endemoniada saldría, Rua se levantó como si fuera un día mas, se tomó su tiempo en bañarse, un largo baño de aguan caliente, desayunar tranquilamente. Todos en el torreón aprecia inquietos, como esperando algo, tuvieron que prohibirle a Ulmara dejar el portón abierto y el puente bajado, porque aprecia que en cualquier momento fuese a salir disparada por la puerta Y como no se le permitió, proclamo prácticamente la azotea como su lugar de esparcimiento.
Rua decidido no interrumpirla, ya había tenido una charla con ella sobre sus ansias de respirar, de libertad y tranquilidad y dado que salir no era opción por lo peligrosos no le quitaría eso. Rua fue al salón donde encontró a Fleur, a la que sonrió, mientras se preparaba un té. El aullido que llego desde lo más alto del torreón la hizo sobresaltarse ligeramente mirando hacia el techo, el comentario de Fleur llegando hasta ella mientras tomaba asiento en el sofá a su lado.
- Cada día creo más que nos cambiaron a Ulmara, por un perro – dijo Rua negando con la cabeza, ante el aullido incansable que ni intento silenciar. Aquel día, había decidido vestirse con parte de la ropa que trajo cuando fue cosechada. Sus pantalones cortos negros, su camiseta gótica, el abrigo que mantuvo sobre sus hombros sin cerrarlo adelante y haciendo todo el contraste, no llevaba sus preciosas botas altas, sino que usaba unos calcetines negros altos, que le llegaba casi hasta las rodillas, enfundado en un intento de pantuflas. Y así esperaría la dichosa luna de mierda, sentada en el sofa del salon al lado de Fleur: luciendo divina, cómoda y tomándose un té.
La dudas sobre lo que apsaria con ella a partir de ahora, formando un uno con su ser, pero intentando darle la menos importancia que pudiera para no entrar en panico.
Rua no se consideraba creyente en religión alguna, más si creía que la personas dejaban una huella en el mundo y en las personas que la conocían. Tal vez la huella que había dejado Iemai, estaba cargada de mentiras y de ocultaciones, que nunca serian respondidas, eso ya no podía cambiarlo, pero Rua al menos quería dejar una huella realmente tangible de que Iemai, vivió allí con ellos, en carne y huesos, con todos los misterios que la rodeaba. Por ello propuso aquel rito, incluyendo a Nori alli tras informar de aquello a los Macieleros, el no conocía como eran los rituales del mundo del nublino pero era lo menos que podía hacer.
Era algo simbólico, pues no había cuerpos algunos a los rendir tributo, pero Rua uso su magia para moldear los nombres de ambos en dos rocas que formarían ahora parte del propio torreón donde por tanto tiempo Iemai había vivido y que había sido el último lugar que vio a Nori con vida.
Aquel día ya fuese por como aquello la hizo sentir o porque aun a pesar de aquello sentía un desasosiego que no podía evitar quiso hablar de ella, de lo ocurrido de como sucedieron las cosas, tan rápidas que aun aprecian borrosas en sus memorias. Los macieleros también tenían derecho a saber. Y muchas cosas salieron a la luz, no solo sobre cómo cada cual vivió aquello, sino lo que oyeron, lo que vieron, el ambiente se caldeo y claramente una brecha se creó entre los macieleros y ellos. Rua contrario a lo que pudiera parecer con su carácter, no discutió, sus dudas nunca serian respondidas al final de todas formas. Ni veía sentido a juzgar los actos finales de alguien que ya estaba muerto, ni porque hizo las cosas como las hizo cuando ella nunca podría responderles. Y eso fue algo que se quedó grabado en Rua, que tal vez si se hubieran acercado más, hablado más obtener más su confianza, tal vez las cosas habrían sido diferentes y no se sentirían tan desorientados.
La sueca no quiso hundirse aun así en la tristeza, por eso se permitió llorar cuanto pudo aquella noche, hecha una bolita en su cama como tanto había querido hacer y tanto tuvo que contener en Maciel. No es como si llorar sirviera para olvidar, no era un acto tan milagroso, pero si ayudaba sacar a esa bestia depresiva que cuando parecía intentaba consumirlo todo. Y no iba a dejar que ese monstruo ni la ciudad que insistía una y otra vez en darle fuerzas, fuera a consumirla.
Rua se enfrasco simplemente en seguir viviendo, esa Luna endemoniada se acercaba, pero ya Rua había dejado de temerla, que viniera con la fuerza que quisiera que ella iba a estar esperándola para cagarse en su mera existencia. La relación con los macieleros no logró mejorarse, era una relación casi formal, mas era evidente que nunca serian capaz de unirse, la brecha por lo de Nori ya se habida creado. No sabía si es que los culpaban por lo ocurrido o simplemente estaba hartos y cansados de las perdidas, pero Rua no insistió más allá de tratarlos con cordialidad e intentar no dejarlos fuera de las decisiones que se tomaban. Aun así, que Reira no cambiara su forma de actuar con ellos, se abriera a conversar y a verse hasta unirse en sus momentos de relax diarios, fue un respiro de aire fresco. En caso contrario alguno de sus propios compañeros sí que se aisló incluso más, como ocurrió especialmente e notoriamente con Qwara o Kiki, las que no parecían muy a gusto con tener compañía durante demasiado espacio de tiempo.
Noticias que llegaron desde los Silentinos marco una cierta calma en el torreón. Setenta y siete por fin estaba muerto lo que quitaba una gran cantidad de estrés en las salidas, pero se había llevado consigo el precio del brazo de Kahlo y el ojo de Alec. Rua se ofreció a ayudarles en la medida de lo posible, pero fue evidente que el brazo de la varmana no tuvo recuperación alguna, como se enteraron tiempo después.
Y mantener el tiempo ocupado se volvió algo sumamente importante para la sueca, ocupado y sobretodo acompañado, era evidente que mucho de sus compañeros estaban de bajona así que en la medida de lo posible y al menos aquellos que se dejaban ayudar, insto a motivarlos, hablando, reuniéndose para cocinar, tal vez hablar. Hasta logro acercarse más a Nery’s, increíble pero cierto. La magia jugo un papel en mantener cierta unión con los demás, ayudando a aquellos que apenas había obtenido magia, como había ocurrido con Toni y Pefka, aunque realmente esas prácticas estaban abiertas a quien quisiera. A Rua le emocionaba de alguna forma ese intento de cotidianidad, en ayudar con esos hechizos en ver hasta donde podían llegar, en enseñarles algo que ya ella llevaba meses manejando y sabiéndose de memoria. Permitió una mayor cercanía con ambos que agradeció. Fue exactamente lo mismo con Fleur, que se volvió prácticamente su apoyo, en dos direcciones durante aquel tiempo, ya se llevaban bien de antes, pero la relación mejoro aún. Rua había notado el distanciamiento entre Maila y ella, intuía que algo realmente serio e importante había ocurrido entre ellas, pero también concluyo que lo que había pasado era algo tan personal que si Fleur, con la confianza que se había creado entre ambas, no había querido contarle, no iba a insistirle.
Mientras tanto, fuera, el tiempo parecía haberse vuelto completamente loco como si intentara hacer un combate con las sensaciones que en ocasiones se respiraban dentro del torreón. El cielo parecia cambiar día tras día, como si quisiera recordarles que estaba allí y vivía y el suelo le respondía con temblores que para Rua parecía prácticamente rugidos, como los de un enorme animal que comenzaba a despertarse.
Y conforme la ciudad parecía revitalizarse incluso más, más problemas fueron teniendo con Ulmara, como si sintonizara con ella. No era rara las veces que volvía herida o que alguno de sus compañeros discutía con ella por las salidas a donde iba siempre. Rua mismo hablar con ella en una de esas veces que salió junto a ella y se hizo un corte profundo, por su temeridad. Aquella charla la ayudo a entender un poco mejor el porqué de sus acciones, aun así, y aunque no llego a conseguir que parase, al menos obtuvo una promesa de tener más cuidado. No era mucho más lo que podía pedirse.
El día que concretaron que esa luna endemoniada saldría, Rua se levantó como si fuera un día mas, se tomó su tiempo en bañarse, un largo baño de aguan caliente, desayunar tranquilamente. Todos en el torreón aprecia inquietos, como esperando algo, tuvieron que prohibirle a Ulmara dejar el portón abierto y el puente bajado, porque aprecia que en cualquier momento fuese a salir disparada por la puerta Y como no se le permitió, proclamo prácticamente la azotea como su lugar de esparcimiento.
Rua decidido no interrumpirla, ya había tenido una charla con ella sobre sus ansias de respirar, de libertad y tranquilidad y dado que salir no era opción por lo peligrosos no le quitaría eso. Rua fue al salón donde encontró a Fleur, a la que sonrió, mientras se preparaba un té. El aullido que llego desde lo más alto del torreón la hizo sobresaltarse ligeramente mirando hacia el techo, el comentario de Fleur llegando hasta ella mientras tomaba asiento en el sofá a su lado.
- Cada día creo más que nos cambiaron a Ulmara, por un perro – dijo Rua negando con la cabeza, ante el aullido incansable que ni intento silenciar. Aquel día, había decidido vestirse con parte de la ropa que trajo cuando fue cosechada. Sus pantalones cortos negros, su camiseta gótica, el abrigo que mantuvo sobre sus hombros sin cerrarlo adelante y haciendo todo el contraste, no llevaba sus preciosas botas altas, sino que usaba unos calcetines negros altos, que le llegaba casi hasta las rodillas, enfundado en un intento de pantuflas. Y así esperaría la dichosa luna de mierda, sentada en el sofa del salon al lado de Fleur: luciendo divina, cómoda y tomándose un té.
La dudas sobre lo que apsaria con ella a partir de ahora, formando un uno con su ser, pero intentando darle la menos importancia que pudiera para no entrar en panico.
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.
Re: Torreón Sendar
15/04/21, 12:39 am
Cansado y carcomido paso aquella noche abrazado a la finlandesa sin poder pegar demasiado ojo. Decidieron contar toda la verdad de aquel horrible suceso al día siguiente, momento en el cual Nery´s también confesó como había sido uno de los engranajes que permitían situación como aquella entre lagrimas y tirándose del pelo no pudiendo más consigo mismo.
Se pasaba horas dándole vueltas a la acciones de Iemai, sobre todo a sus últimos momentos pero lo único que sacó fue que quizás era un mensaje. "Sobrevivid. A costa de todo. A costa de cualquiera" Era una conclusión que pese a parecerse a las palabras de su hermana en su día, le daban a todo un tinte demasiado macabro. Pasó el ritual de marcar sus nombres en silencio, con la mirada perdida más allá de aquel nombre.
La cosa no acabó ahí para él, tras confrontar a Kiki sobre lo que eran y llevarse un golpe de realidad finalmente decidió que necesitaba enfrentarse a sí mismo y por petición de Nery´s dejaron de dormir juntos. A su vez ese pequeña gravitación que siempre hacía hacia ella, acercándose hasta posar un brazo o una mano o simplemente pegar su hombro al de la finlandesa, ese ritual cotidiano, murió. Tan solo se veía como la miraba de reojo entristecido sin poder hacer nada por ella y sin poder recibir aquel consuelo diario.
Todo aquello se cobró notablemente en salud al frivy. Con el consuelo de la compañía nocturna desaparecido aquel miedo o rechazo a estar solo se apoderó de él durante las noches mezclándose con la angustia por Kiki y la muerte de, al menos para él, una amiga. No era raro que sufriese pesadillas, no era raro para los que estaban de guardia verle deambular hasta la cocina a horas extrañas de la noche, tampoco lo era escucharle llorar encerrado en alguna habitación separada. Las ojeras se le acentuaban día tras día.
Dejó de ser hablador y animado y simplemente permanecía callado la mayoría del tiempo, concentrándose en alguna tarea a parte o simplemente perdido en su mente aunque si se le hablaba directamente respondía siendo más amable y calmado que en el pasado, aunque se notaba la falta de fuerzas en su voz. Tampoco bailaba con Pefka por las noches ni se expresaba en sus entrenamientos solitarios, hacía tan solo los movimientos mecanizados necesarios para mantener a punto su cuerpo. Cada vez pasaba más tiempo en la terraza contemplando la ciudad. La destruía y la renovaba en su mente. Le daba vida, le daba futuros.
La noticia de la muerte de 77 fue más que bien recibida y felicitó enormemente a los Silentinos por ello así como dio su pésame por Quirra. Fue un poco de viento fresco que le quitó una de tantas cargas de encima y le impulsó un poco hacia estar mejor.
Comenzó a ofrecer su estuche y sesiones de belleza a quien quisiera incluyendo a los Macieleros y le pidió a Rua que le cortase el pelo. Se lo había dejado ya casi hasta los hombros pero decidió que era hora de tenerlo corto de nuevo, algo más incluso que cuando vino allí por primera vez. Empezó a aceptar las proposiciones de baile de Pefka de nuevo y a abrirse un poco más a sus compañeros. Tambien le pidió a Qwara clases de cocina pero ante las evasivas de esta simplemente probaba por su cuenta a hacerse meriendas juntando cosas, con mejores y peores resultados. Ante la actitud de Ulmara las primeras veces que salía solo al borde no dijo nada pero eventualmente empezó a reñirla a su manera, amenazándola con revolverle las plumas.
Pudo notar como la misma tensión que había entre él y Kiki se encontraba ahora también entre Maila y Fleur. Aquella visión con la que empatizaba no hizo más que apenarle. Se llevaba muy bien con las dos y le dolía de corazón verlas así. Deseaba ojalá poder hacer algo más que intentar animar a cada una por separado. También deseaba que todo pudiese ser tranquilo y perfecto. Por desgracia nada era nunca como quería.
Los días pasaban y poco a poco conseguía dormir más, aunque fuera producto del cansancio acumulado. Una nueva rutina se asentó por fin mientras que Rocavarancolia parecía renacer y advertirles. De vez en cuando buscaba a Kiki e intentaba hablar con ella aunque no sirvió de mucho.
Sabían la fecha. No se creía preparado para aquel final, para volver a trabajar y despedirse de aquel lugar que más o menos les había protegido. Al final no había podido evitar tenerle cariño a todo aquello, a las mismas habitaciones, muros y piedras que los rodeaban. Pero tanto la muerte de Iemai como la actitud de esperanza hacia la Luna por parte de Kiki habían sellado aquella estancia. Era hora de acabar con aquel sueño.
Aquel día poco había dormido.Y tras tener que reñir a Ulmara se había ido a la terraza. Jugaba con su brazalete mientras las nubes cubrían el cielo y el viento de la ciudad le golpeaba con fuerza. Era la hora de la verdad. No había vuelta atrás.
Se dirigía a la terraza para contemplar la ciudad u rato antes de volver y juntarse con el resto cuando presenció de primera plana a Ulmara aullando a más no pode. Sin acercarse mucho e intentando asustarla él mismo llenó sus pulmones y procedió a aullar a todo volumen detrás de la cercana.
Al acabar se empezó a reír el solo de toda la situación.
Llevaba el chaleco cazadora del primer día junto a unas pezoneras, los playeros e incluso los pantalones cortos. Lo único que faltaba eran los tatuajes holográficos que obviamente ya no servían y las tiras de led que habían dejado de funcionar y por tanto solo lo arruinarían todo. También en su brazo derecho se encontraba el set de anillos y brazal enjoyados.
Se pasaba horas dándole vueltas a la acciones de Iemai, sobre todo a sus últimos momentos pero lo único que sacó fue que quizás era un mensaje. "Sobrevivid. A costa de todo. A costa de cualquiera" Era una conclusión que pese a parecerse a las palabras de su hermana en su día, le daban a todo un tinte demasiado macabro. Pasó el ritual de marcar sus nombres en silencio, con la mirada perdida más allá de aquel nombre.
La cosa no acabó ahí para él, tras confrontar a Kiki sobre lo que eran y llevarse un golpe de realidad finalmente decidió que necesitaba enfrentarse a sí mismo y por petición de Nery´s dejaron de dormir juntos. A su vez ese pequeña gravitación que siempre hacía hacia ella, acercándose hasta posar un brazo o una mano o simplemente pegar su hombro al de la finlandesa, ese ritual cotidiano, murió. Tan solo se veía como la miraba de reojo entristecido sin poder hacer nada por ella y sin poder recibir aquel consuelo diario.
Todo aquello se cobró notablemente en salud al frivy. Con el consuelo de la compañía nocturna desaparecido aquel miedo o rechazo a estar solo se apoderó de él durante las noches mezclándose con la angustia por Kiki y la muerte de, al menos para él, una amiga. No era raro que sufriese pesadillas, no era raro para los que estaban de guardia verle deambular hasta la cocina a horas extrañas de la noche, tampoco lo era escucharle llorar encerrado en alguna habitación separada. Las ojeras se le acentuaban día tras día.
Dejó de ser hablador y animado y simplemente permanecía callado la mayoría del tiempo, concentrándose en alguna tarea a parte o simplemente perdido en su mente aunque si se le hablaba directamente respondía siendo más amable y calmado que en el pasado, aunque se notaba la falta de fuerzas en su voz. Tampoco bailaba con Pefka por las noches ni se expresaba en sus entrenamientos solitarios, hacía tan solo los movimientos mecanizados necesarios para mantener a punto su cuerpo. Cada vez pasaba más tiempo en la terraza contemplando la ciudad. La destruía y la renovaba en su mente. Le daba vida, le daba futuros.
La noticia de la muerte de 77 fue más que bien recibida y felicitó enormemente a los Silentinos por ello así como dio su pésame por Quirra. Fue un poco de viento fresco que le quitó una de tantas cargas de encima y le impulsó un poco hacia estar mejor.
Comenzó a ofrecer su estuche y sesiones de belleza a quien quisiera incluyendo a los Macieleros y le pidió a Rua que le cortase el pelo. Se lo había dejado ya casi hasta los hombros pero decidió que era hora de tenerlo corto de nuevo, algo más incluso que cuando vino allí por primera vez. Empezó a aceptar las proposiciones de baile de Pefka de nuevo y a abrirse un poco más a sus compañeros. Tambien le pidió a Qwara clases de cocina pero ante las evasivas de esta simplemente probaba por su cuenta a hacerse meriendas juntando cosas, con mejores y peores resultados. Ante la actitud de Ulmara las primeras veces que salía solo al borde no dijo nada pero eventualmente empezó a reñirla a su manera, amenazándola con revolverle las plumas.
Pudo notar como la misma tensión que había entre él y Kiki se encontraba ahora también entre Maila y Fleur. Aquella visión con la que empatizaba no hizo más que apenarle. Se llevaba muy bien con las dos y le dolía de corazón verlas así. Deseaba ojalá poder hacer algo más que intentar animar a cada una por separado. También deseaba que todo pudiese ser tranquilo y perfecto. Por desgracia nada era nunca como quería.
Los días pasaban y poco a poco conseguía dormir más, aunque fuera producto del cansancio acumulado. Una nueva rutina se asentó por fin mientras que Rocavarancolia parecía renacer y advertirles. De vez en cuando buscaba a Kiki e intentaba hablar con ella aunque no sirvió de mucho.
Sabían la fecha. No se creía preparado para aquel final, para volver a trabajar y despedirse de aquel lugar que más o menos les había protegido. Al final no había podido evitar tenerle cariño a todo aquello, a las mismas habitaciones, muros y piedras que los rodeaban. Pero tanto la muerte de Iemai como la actitud de esperanza hacia la Luna por parte de Kiki habían sellado aquella estancia. Era hora de acabar con aquel sueño.
Aquel día poco había dormido.Y tras tener que reñir a Ulmara se había ido a la terraza. Jugaba con su brazalete mientras las nubes cubrían el cielo y el viento de la ciudad le golpeaba con fuerza. Era la hora de la verdad. No había vuelta atrás.
Se dirigía a la terraza para contemplar la ciudad u rato antes de volver y juntarse con el resto cuando presenció de primera plana a Ulmara aullando a más no pode. Sin acercarse mucho e intentando asustarla él mismo llenó sus pulmones y procedió a aullar a todo volumen detrás de la cercana.
Al acabar se empezó a reír el solo de toda la situación.
Llevaba el chaleco cazadora del primer día junto a unas pezoneras, los playeros e incluso los pantalones cortos. Lo único que faltaba eran los tatuajes holográficos que obviamente ya no servían y las tiras de led que habían dejado de funcionar y por tanto solo lo arruinarían todo. También en su brazo derecho se encontraba el set de anillos y brazal enjoyados.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Torreón Sendar
15/04/21, 01:13 am
Fleur tamborileaba con los dedos sobre su propia rodilla, recordando tantos momentos en aquel salón que casi era como su hogar. Sin duda se trataba de su lugar favorito después de la cama que antes compartía con Maila en su habitación. Le gustaba porque solía estar lleno de gente, pero no tenía por qué entrar dentro de ninguna conversación. Bastaba con observar e ir viendo a sus amigos bajar uno a uno para desayunar, casi parecía que esa tarde iba a descender Iemai, como tantas otras.
La llegada de Rúa salvó su hilo de pensamientos, que eran más oscuros y deprimentes de lo habitual. Disfrutó de que se sentara a su lado mientras se preparaba un té y le devolvió la sonrisa.
—¡Rúa! —dijo cuando la sueca afirmó creer que en algún momento habían cambiado a Ulmara por un perro, claramente de broma. Fue tan espontáneo que se echó a reír por un momento, sin ser consciente de a lo que estaban a punto de enfrentarse. Cuando logró tranquilizarse miró a su amiga con detenimiento, iba vestida con aquella ropa gótica tan... pretenciosa del primer día pero tampoco parecía la misma persona. En su primera impresión se había espantado de ella, pero ahora era diferente, prejuzgaba menos.
La idea de la francesa habría consistido en charlar juntas y poco a poco esperar a que terminara de anochecer o saliera el astro rojo. Sin embargo el siguiente aullido de Nery´s retumbó desde la azotea y Fleur se quedó pasmada en el sitio, para después terminar riendo. La situación era surrealista.
—Más bien una jauría... —podía entenderlos. Lo habían pasado tan mal, Nery´s aún conservaba esas ojeras bajo los ojos y como cercana y amiga Ulmara debía haber sido la más afectada por la muerte de Iemai. Ahora todo estaba llegando a su fin. Quizás para seguir sufriendo, pero sería en otra etapa. Fleur todavía no se creería lo que diría a continuación—. ¿Nos... unimos? —era algo tan dispar a su conducta, tan diferente a los modales de los Camus. Quizá por eso era tan tentador, quería gritarles a la cara, aunque estuviera a mundos de diferencia. Sin pensarlo dos veces o detenerse para ver si Rúa le seguía el rollo se dejó llevar e imitó a sus amigos con su característica voz fina. Terminó con toses de risa y sorprendiéndose por sentirse mucho mejor. Quería gritar porque seguía viva, para que la escuchara Maila allá donde estuviera y porque Akeyo le había prometido ser libre. Ojalá aullaran todos—. Lo siento... lo siento —diría poco avergonzada en realidad, pero sobre todo por si andaba algún macielero cerca.
La llegada de Rúa salvó su hilo de pensamientos, que eran más oscuros y deprimentes de lo habitual. Disfrutó de que se sentara a su lado mientras se preparaba un té y le devolvió la sonrisa.
—¡Rúa! —dijo cuando la sueca afirmó creer que en algún momento habían cambiado a Ulmara por un perro, claramente de broma. Fue tan espontáneo que se echó a reír por un momento, sin ser consciente de a lo que estaban a punto de enfrentarse. Cuando logró tranquilizarse miró a su amiga con detenimiento, iba vestida con aquella ropa gótica tan... pretenciosa del primer día pero tampoco parecía la misma persona. En su primera impresión se había espantado de ella, pero ahora era diferente, prejuzgaba menos.
La idea de la francesa habría consistido en charlar juntas y poco a poco esperar a que terminara de anochecer o saliera el astro rojo. Sin embargo el siguiente aullido de Nery´s retumbó desde la azotea y Fleur se quedó pasmada en el sitio, para después terminar riendo. La situación era surrealista.
—Más bien una jauría... —podía entenderlos. Lo habían pasado tan mal, Nery´s aún conservaba esas ojeras bajo los ojos y como cercana y amiga Ulmara debía haber sido la más afectada por la muerte de Iemai. Ahora todo estaba llegando a su fin. Quizás para seguir sufriendo, pero sería en otra etapa. Fleur todavía no se creería lo que diría a continuación—. ¿Nos... unimos? —era algo tan dispar a su conducta, tan diferente a los modales de los Camus. Quizá por eso era tan tentador, quería gritarles a la cara, aunque estuviera a mundos de diferencia. Sin pensarlo dos veces o detenerse para ver si Rúa le seguía el rollo se dejó llevar e imitó a sus amigos con su característica voz fina. Terminó con toses de risa y sorprendiéndose por sentirse mucho mejor. Quería gritar porque seguía viva, para que la escuchara Maila allá donde estuviera y porque Akeyo le había prometido ser libre. Ojalá aullaran todos—. Lo siento... lo siento —diría poco avergonzada en realidad, pero sobre todo por si andaba algún macielero cerca.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Sendar
15/04/21, 02:53 am
El regreso a Sendar y la charla que vino después marcó un punto de inflexión en la vida de Qwara, pues comprender de verdad que muchas de las cosas que creía saber resultaban ser mentira destrozó por completo los pocos ánimos que le quedaban tras pasar seis meses en aquella ciudad monstruosa. Apenas si abrió la boca durante las revelaciones que hicieron los que sí habían visto todo lo ocurrido entre Lasca e Iemai, torciendo el gesto ante los gritos e insultos de Ulmara cada vez que alguien decía algo malo de su compatriota. No tenía sentido que la defendiera de esa manera, no después de lo que había hecho, por eso guardó silencio al respecto y se guardó sus pensamientos para sí. A pesar de todo no es que odiara a la cercana, pues entendía que en una situación así uno estaba desesperado, pero que no hubiera confiado en ellos para decirles la verdad le sentaba como una patada en el estómago y no se sentía especialmente obligada a salir en su defensa.
Tampoco la difamo, sin embargo, y se limitó a seguir hacia adelante con un carácter mucho más seco del que tenía al llegar a Rocavarancolia. Participó en la ceremonia de los nombres con los demás, pero mantuvo su mutismo durante todo el proceso, un mutismo que poco a poco se fue haciendo parte de su forma de ser mientras el día en el que saldría la Luna Roja se aproximaba. A pesar de las pérdidas ahora eran más habitantes en el torreón, lo que hacía complicado pasar tiempo a solas, y eso se tradujo en que la sudafricana tendiera a encerrarse en sí misma para disfrutar de algo de paz.
En el fondo Qwara era consciente de que aquella actitud no era buena para ella y era injusta para los demás, pues ninguno tenía la culpa de nada (ni siquiera veía desinto a Nery’s a pesar de su confesión de haber participado en todo aquel proceso de secuestros desde su mundo), pero le era imposible sonreír como al principio y actuar como si todo fuera de maravilla. No se relajó con sus obligaciones ni en las salidas, eso sí, y a pesar de su hermetismo se mostró cordial con todo el mundo siempre que se dirigieron a ella. Continuó entrenando por su cuenta, utilizando el ejercicio y la lectura como fugas a su frustración, y cuando descubrió que ella también era capaz de hacer magia se dedicó a estudiar por su cuenta en los ratos libres.
Las noticias desde Silente de la muerte de Setenta y siete fueron bien recibidas en general e incluso la sudafricana se permitió ciertos pensamientos de alivio momentaneos, pero el destino de Qirra y las heridas de Kahlo y Alec ensombrecían las nuevas y les recordaban que en aquella ciudad las cosas tenían un precio. Visto en perspectiva ni siquiera la desaparición de aquel monstruo era consuelo suficiente, pues el futuro incierto que les esperaba aún se cernía amenazante sobre sus cabezas.
Después de aquello los únicos cambios significativos en lo que empezó a convertirse en una rutina muy tediosa fueron el clima cambiante y las interacciones entre los sendarios y los macieleros. Así como el tiempo parecía alterarse con la proximidad de la Luna Roja la mayoría de sus compañeros comenzó a apoyarse entre sí, mejorando sus relaciones y ofreciéndose consuelo mutuo de muchas y variadas maneras. Qwara se alegraba por ellos, pero mantuvo su actitud taciturna y se negó a dejarse arrastrar por aquel positivismo que se le antojaba tan frágil. Creía que si lo hacía podían volver a fallarla como había hecho Iemai.
Ante las peticiones de Nery’s sobre recibir clases de cocina se mostró evasiva, dándole largas para no ser descortés, y con la creciente imprudencia de Ulmara fue quizás demasiado indulgente. No podía culpar a la cercana por querer salir de allí, pues ella también se sentía atrapada a su manera, así que dejó que fueran otros los que la disuadieran y se guardó mucho de darle sermones a nadie sobre su comportamiento. El suyo, a fin de cuentas, no era el más adecuado.
La mañana del día señalado despertó descansada, algo bastante inusual dado que los últimos días habían sido con diferencia los peores para la sudafricana. A sus ciclos de sueño irregulares desde lo ocurrido con Lasca se le habían sumado los temblores que azotaban la ciudad de tanto en tanto y el desagradable clima húmedo al que tan poco acostumbrada estaba, por lo que había dado por hecho que no pegaría ojo en toda la noche. Se equivocaba, pues había caído rendida apenas su cabeza tocó la almohada y le había negado a su mente inquieta la posibilidad de darle vueltas a lo que se avecinaba.
Bajó a la planta baja con quizás demasiada energía, por lo que invirtió buena parte de su tiempo matutino en descargarla contra los muñecos de prácticas antes de la hora de comer, y tras el almuerzo se dió el que esperaba que fuera el último baño en aquel torreón. No se vistió de forma especial de cara a la tarde y apareció por el salón con unos vaqueros, una camiseta de tirantes y sus Vans desgastadas, sentándose a la mesa grande en una silla solitaria con expresión ausente.
El tiempo entonces empezó a correr más despacio, al menos desde la perspectiva de la sudafricana, y su impaciencia empezó a manifestarse físicamente en el inquieto subir y bajar de su rodilla derecha. Los aullidos desde la azotea le sobresaltaron por lo repentinos entre tanto silencio, pero no detuvieron el tapeteo nervioso de su zapatilla, y la única reacción visible a los comentarios de Fleur y Rua fue volver la cabeza ligeramente en su dirección. Fue la sugerencia de la francesa lo que de verdad atrapó su atención, pues no se esperaba algo así de ella, y cuando la muchacha lanzó un aullido aflautado sin esperar respuesta no pudo contener un bufido divertido. Incluso se le contagió su risa, algo que hacía semanas que no le pasaba.
—A lo mejor los cambios de la Luna tienen que ver con la licantropía, ¿no? Desde luego parece muy adecuado… —comentó con un humor inesperado, su voz algo ronca por el poco uso que le daba últimamente.
Tampoco la difamo, sin embargo, y se limitó a seguir hacia adelante con un carácter mucho más seco del que tenía al llegar a Rocavarancolia. Participó en la ceremonia de los nombres con los demás, pero mantuvo su mutismo durante todo el proceso, un mutismo que poco a poco se fue haciendo parte de su forma de ser mientras el día en el que saldría la Luna Roja se aproximaba. A pesar de las pérdidas ahora eran más habitantes en el torreón, lo que hacía complicado pasar tiempo a solas, y eso se tradujo en que la sudafricana tendiera a encerrarse en sí misma para disfrutar de algo de paz.
En el fondo Qwara era consciente de que aquella actitud no era buena para ella y era injusta para los demás, pues ninguno tenía la culpa de nada (ni siquiera veía desinto a Nery’s a pesar de su confesión de haber participado en todo aquel proceso de secuestros desde su mundo), pero le era imposible sonreír como al principio y actuar como si todo fuera de maravilla. No se relajó con sus obligaciones ni en las salidas, eso sí, y a pesar de su hermetismo se mostró cordial con todo el mundo siempre que se dirigieron a ella. Continuó entrenando por su cuenta, utilizando el ejercicio y la lectura como fugas a su frustración, y cuando descubrió que ella también era capaz de hacer magia se dedicó a estudiar por su cuenta en los ratos libres.
Las noticias desde Silente de la muerte de Setenta y siete fueron bien recibidas en general e incluso la sudafricana se permitió ciertos pensamientos de alivio momentaneos, pero el destino de Qirra y las heridas de Kahlo y Alec ensombrecían las nuevas y les recordaban que en aquella ciudad las cosas tenían un precio. Visto en perspectiva ni siquiera la desaparición de aquel monstruo era consuelo suficiente, pues el futuro incierto que les esperaba aún se cernía amenazante sobre sus cabezas.
Después de aquello los únicos cambios significativos en lo que empezó a convertirse en una rutina muy tediosa fueron el clima cambiante y las interacciones entre los sendarios y los macieleros. Así como el tiempo parecía alterarse con la proximidad de la Luna Roja la mayoría de sus compañeros comenzó a apoyarse entre sí, mejorando sus relaciones y ofreciéndose consuelo mutuo de muchas y variadas maneras. Qwara se alegraba por ellos, pero mantuvo su actitud taciturna y se negó a dejarse arrastrar por aquel positivismo que se le antojaba tan frágil. Creía que si lo hacía podían volver a fallarla como había hecho Iemai.
Ante las peticiones de Nery’s sobre recibir clases de cocina se mostró evasiva, dándole largas para no ser descortés, y con la creciente imprudencia de Ulmara fue quizás demasiado indulgente. No podía culpar a la cercana por querer salir de allí, pues ella también se sentía atrapada a su manera, así que dejó que fueran otros los que la disuadieran y se guardó mucho de darle sermones a nadie sobre su comportamiento. El suyo, a fin de cuentas, no era el más adecuado.
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La mañana del día señalado despertó descansada, algo bastante inusual dado que los últimos días habían sido con diferencia los peores para la sudafricana. A sus ciclos de sueño irregulares desde lo ocurrido con Lasca se le habían sumado los temblores que azotaban la ciudad de tanto en tanto y el desagradable clima húmedo al que tan poco acostumbrada estaba, por lo que había dado por hecho que no pegaría ojo en toda la noche. Se equivocaba, pues había caído rendida apenas su cabeza tocó la almohada y le había negado a su mente inquieta la posibilidad de darle vueltas a lo que se avecinaba.
Bajó a la planta baja con quizás demasiada energía, por lo que invirtió buena parte de su tiempo matutino en descargarla contra los muñecos de prácticas antes de la hora de comer, y tras el almuerzo se dió el que esperaba que fuera el último baño en aquel torreón. No se vistió de forma especial de cara a la tarde y apareció por el salón con unos vaqueros, una camiseta de tirantes y sus Vans desgastadas, sentándose a la mesa grande en una silla solitaria con expresión ausente.
El tiempo entonces empezó a correr más despacio, al menos desde la perspectiva de la sudafricana, y su impaciencia empezó a manifestarse físicamente en el inquieto subir y bajar de su rodilla derecha. Los aullidos desde la azotea le sobresaltaron por lo repentinos entre tanto silencio, pero no detuvieron el tapeteo nervioso de su zapatilla, y la única reacción visible a los comentarios de Fleur y Rua fue volver la cabeza ligeramente en su dirección. Fue la sugerencia de la francesa lo que de verdad atrapó su atención, pues no se esperaba algo así de ella, y cuando la muchacha lanzó un aullido aflautado sin esperar respuesta no pudo contener un bufido divertido. Incluso se le contagió su risa, algo que hacía semanas que no le pasaba.
—A lo mejor los cambios de la Luna tienen que ver con la licantropía, ¿no? Desde luego parece muy adecuado… —comentó con un humor inesperado, su voz algo ronca por el poco uso que le daba últimamente.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Torreón Sendar
15/04/21, 03:49 am
Las horas pasaban sin que el nombrado se percatase allá abajo, ocupado como estaba en la armería. Escuchaba los pasos y voces de sus compañeros, con quienes en circunstancias normales habría intentado hablar o echar el rato, pero esa tarde era especial. Estaba cosiendo los colmillos y garras a su manto de piel de tal forma que cualquier terrícola podría pensar que era una capa o alfombra de oso, pero sin la cabeza y mucho más pequeño. También había cosido otros tantos colmillos a un cinto, o al carcaj de flechas, y para algunas cosas había recurrido a la energía superior. Llevaba los últimos días preparando su ropa para recibir a Las Lunas como creía que debía: con sus armas y todo lo que se había traído de casa así como lo que se había confeccionado en la ciudad. Eso no era todo, pues también había rapiñado madera y la había guardado allí abajo para más tarde. Aún tenía que llevarla al patio, pero antes de eso faltaba tiznarse el torso, brazos y piernas con una mezcla de hollín, tierra y hojas, y un poco de agua para juntarlo todo y pegárselo al cuerpo. También enredó en su cabello algunas plumas de aves que había recogido en las salidas. Pudo cambiar el color del hollín y la tierra con energía superior, así que se empleó a fondo para teñirlo todo de tal forma que su cuerpo, vestido solo con un pantalón corto, pareciera un árbol frondoso bajo un cielo estrellado.
Sus pies y piernas llevaban dibujos de raíces, su torso y brazos eran tronco y ramas, y sus hombros eran la copa (cubiertos de hojas, también). Finalmente, en la cara se había pintado una especie de cielo oscuro con una luna plateada en su frente. Era todo un homenaje a lo que había aprendido en la ciudad y a su luna Levyna, o al menos así lo creía él, y no se le ocurría mejor forma para recibir a Las Lunas que hacerlo danzando bajo las estrellas, un baile en torno a una hoguera que aún debía preparar.
A veces se distraía con los ruidos de arriba o con los nervios por lo que pasaría al final, pero rápidamente volvía a lo suyo, concentrado. Sin embargo, unos aullidos se llevaron toda su atención cuando estaba anudando el manto de piel a modo de bolsa, para transportar la madera que se había agenciado y otros abalorios de hueso. Llevó la mano a la espada por instinto y dejó todas las cosas mientras se asomaba a la escalera. En silencio, y con mucha sorpresa, volvió a escuchar gritos y aullidos así como comentarios de Fleur, Qwara y Rua... Y entonces se empezó a reír cuando cayó en qué estaba sucediendo. ¡Eran ellos, estaban aullando ellos! ¿Cómo se les habría ocurrido?
No lo pensó dos veces y lanzó su propio aullido desde allí. Después, sin dilación, volvió aprisa a la armería. Recogió sus armas, su silbato al cuello junto con la flauta colgada también, y se cargó la bolsa a la espalda. Subió descalzo y avisó por si acaso le salía alguien al paso por accidente.
—Cuidadooo, que voy cargado. Tengo cosas que hacer en el patio, pero creo que se me requiere para que dome a ciertas bestias del torreón... —añadió bromeando entre risas.
Y se encaminó al patio sin contar con que llamaba la atención casi tanto como los aullidos de sus compañeros. El maquillaje, la tierra, las hojas en los hombros, las plumas en el pelo... y también iba dejando un rastro de polvo a su paso. Para colmo, el interior de la bolsa tintineaba al andar.
Sus pies y piernas llevaban dibujos de raíces, su torso y brazos eran tronco y ramas, y sus hombros eran la copa (cubiertos de hojas, también). Finalmente, en la cara se había pintado una especie de cielo oscuro con una luna plateada en su frente. Era todo un homenaje a lo que había aprendido en la ciudad y a su luna Levyna, o al menos así lo creía él, y no se le ocurría mejor forma para recibir a Las Lunas que hacerlo danzando bajo las estrellas, un baile en torno a una hoguera que aún debía preparar.
A veces se distraía con los ruidos de arriba o con los nervios por lo que pasaría al final, pero rápidamente volvía a lo suyo, concentrado. Sin embargo, unos aullidos se llevaron toda su atención cuando estaba anudando el manto de piel a modo de bolsa, para transportar la madera que se había agenciado y otros abalorios de hueso. Llevó la mano a la espada por instinto y dejó todas las cosas mientras se asomaba a la escalera. En silencio, y con mucha sorpresa, volvió a escuchar gritos y aullidos así como comentarios de Fleur, Qwara y Rua... Y entonces se empezó a reír cuando cayó en qué estaba sucediendo. ¡Eran ellos, estaban aullando ellos! ¿Cómo se les habría ocurrido?
No lo pensó dos veces y lanzó su propio aullido desde allí. Después, sin dilación, volvió aprisa a la armería. Recogió sus armas, su silbato al cuello junto con la flauta colgada también, y se cargó la bolsa a la espalda. Subió descalzo y avisó por si acaso le salía alguien al paso por accidente.
—Cuidadooo, que voy cargado. Tengo cosas que hacer en el patio, pero creo que se me requiere para que dome a ciertas bestias del torreón... —añadió bromeando entre risas.
Y se encaminó al patio sin contar con que llamaba la atención casi tanto como los aullidos de sus compañeros. El maquillaje, la tierra, las hojas en los hombros, las plumas en el pelo... y también iba dejando un rastro de polvo a su paso. Para colmo, el interior de la bolsa tintineaba al andar.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Sendar
15/04/21, 11:30 am
Tras su aullido, le sorprendió escuchar otro, y se dio la vuelta a tiempo de ver a Nery’s. Cuando el frivy acabó de aullar solo le salió reír junto a él. Estaba nerviosa, se moría de impaciencia por que llegara la Luna y ver qué ocurría, pero de alguna forma sentía que esa sensación ya era parte de lo que vendría. Aullar había sido la tontería más infantil que se le pudiera haber ocurrido, como cuando de pequeña seguía a su tortuga flotante imitando sus ruidillos, y no le había dado ninguna vergüenza. Al contrario, se sintió liberador.
Después del aullido del frivy le llegó uno más modoso desde el patio y se asomó justo a tiempo de escuchar a.... ¿Fleur? ¿Aullando? Aunque fuera verdad no se lo creía aún.
—Estamos locos perdidos —le dijo al frivy con una sonrisa de oreja a oreja. Todavía asomada sobre las almenas, gritó—: ¡No os oigo a los demás! —Espetaba a los que no se habían animado aún a fingir que sabían comunicarse con los lobos.
De una forma u otra, la mayoría se había engalanado. Habían tomado la decisión de estar presentes de forma especial en el que se suponía que era el día de no retorno. Ulmara sentía que ese día había sido ya hacía muchos meses. Se merecían ese rato de locura antes de que sus mundos cambiaran.
Ulmara volvió a girarse a Nery's y le dijo.
—¿Vamos con ellos?
Después del aullido del frivy le llegó uno más modoso desde el patio y se asomó justo a tiempo de escuchar a.... ¿Fleur? ¿Aullando? Aunque fuera verdad no se lo creía aún.
—Estamos locos perdidos —le dijo al frivy con una sonrisa de oreja a oreja. Todavía asomada sobre las almenas, gritó—: ¡No os oigo a los demás! —Espetaba a los que no se habían animado aún a fingir que sabían comunicarse con los lobos.
De una forma u otra, la mayoría se había engalanado. Habían tomado la decisión de estar presentes de forma especial en el que se suponía que era el día de no retorno. Ulmara sentía que ese día había sido ya hacía muchos meses. Se merecían ese rato de locura antes de que sus mundos cambiaran.
Ulmara volvió a girarse a Nery's y le dijo.
—¿Vamos con ellos?
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- PePo
Ficha de cosechado
Nombre: Jose Antonio De Arnaiz y La Vega Lopez (Toni)
Especie: Humano andaluz
Habilidades: habilidad mental, rapidez mental, reflejosPersonajes : Toni
Armas : Caída de ojos.
Re: Torreón Sendar
15/04/21, 12:34 pm
El tiempo que pasaron en Maciel, Toni lo paso realmente mal. Tenía una lucha interna que parecía extenderse a todos. Las conversaciones sobre Iemai no acababan bien, por lo que Toni decidió dejar de hablar de ella. Pero no era capaz de sacarla de sus pensamientos. A Toni le costó aceptar que Iemai les había traicionado, tampoco que intentó usarlo como escudo, podría haber muerto. Después de semanas en las que solo veía el rostro de Iemai cuando cerraba los ojos llegó a una conclusión que no tardó en verbalizar con sus compañeros. Posiblemente sí a él le hubiera pasado lo mismo que a Iemai hubiera hecho lo mismo.
El tiempo pasó y con el también pasó el dolor, la angustia. Toni volvió al poco tiempo. Se esforzaba en aprender toda la magia que le enseñaba Rua. Le hacía mucha gracia la pose de profesora que tomaba cuando se ponían ha hacer magia. Gracias a Sarah y Ulmara se reconcilió con Rocavarancolia tras la muerte de Iemai. Cogieron la costumbre de tomarse una infusión por las noches para hablar de lo que estaban viviendo, sus cambios y las sensaciones ahora que iba llegando la luna.
Algo estaba cambiando en lo más interno de Toni, ahora era fuego, pensaba muy rápido y tenía energías para hacer tantas cosas que quedaba exhausto al tumbarse en la cama. Las conversaciones reflexivas aumentaban con el tiempo. Posiblemente por que siguió escribiendo con Pefka El libro de La Cosecha como lo llamaba tras el encuentro con Laska. En uno de esos momentos en los que le preguntó a Fleur sobre sus pensamientos, terminaron hablando sobre las distintas religiones que poblaban la Tierra. Toni había sido criado en el cristianismo, sus padres le obligaban a ir a misa, ha rezar, ha tomar la Comunión, por lo que para él era algo negativo. Gracias a Fleur se reconcilió con aquella religión pero también con otras. Gracias a la religión encontró en Fleur una amiga con la que hablar de sus vidas en la Tierra y las diferencias con Rocavarancolia.
Cuando entró al salón, después de escuchar los aullidos de sus compañeros, y vio a Rua y Fleur imitando los, se golpeó la frente con la mano.
—Dios mío vosotras también no— las miró fijamente, exagerando la reacción— decidme qué no os ha mordido un hombre lobo a vosotras también.
El tiempo pasó y con el también pasó el dolor, la angustia. Toni volvió al poco tiempo. Se esforzaba en aprender toda la magia que le enseñaba Rua. Le hacía mucha gracia la pose de profesora que tomaba cuando se ponían ha hacer magia. Gracias a Sarah y Ulmara se reconcilió con Rocavarancolia tras la muerte de Iemai. Cogieron la costumbre de tomarse una infusión por las noches para hablar de lo que estaban viviendo, sus cambios y las sensaciones ahora que iba llegando la luna.
Algo estaba cambiando en lo más interno de Toni, ahora era fuego, pensaba muy rápido y tenía energías para hacer tantas cosas que quedaba exhausto al tumbarse en la cama. Las conversaciones reflexivas aumentaban con el tiempo. Posiblemente por que siguió escribiendo con Pefka El libro de La Cosecha como lo llamaba tras el encuentro con Laska. En uno de esos momentos en los que le preguntó a Fleur sobre sus pensamientos, terminaron hablando sobre las distintas religiones que poblaban la Tierra. Toni había sido criado en el cristianismo, sus padres le obligaban a ir a misa, ha rezar, ha tomar la Comunión, por lo que para él era algo negativo. Gracias a Fleur se reconcilió con aquella religión pero también con otras. Gracias a la religión encontró en Fleur una amiga con la que hablar de sus vidas en la Tierra y las diferencias con Rocavarancolia.
Cuando entró al salón, después de escuchar los aullidos de sus compañeros, y vio a Rua y Fleur imitando los, se golpeó la frente con la mano.
—Dios mío vosotras también no— las miró fijamente, exagerando la reacción— decidme qué no os ha mordido un hombre lobo a vosotras también.
No lo sabes, Invitado, pero te quiero.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Torreón Sendar
15/04/21, 01:15 pm
La risa que provoco en Fleur su comentario hizo que sonriera entretenida pero poco le falto para casi escupir su té con el repentino ataque de risa incrédula que le entro cuando Fleur sugirió unirse al coro de aullidos en el que Nery’s ya estaba participando.
Le sobrevino una risa casi absurda cuando el aullido aflautado de Fleur sacudió el lugar, llenándole los ojos de lágrimas, apenas sin poder responderle a Qwara su comentario. No tenía ningún sentido lo que andaba pasando, pero era mejor aquello que esperar como momias a la dichosa luna.
- Sería interesante, desde luego…y como de locos y lobos va la cosa, no pienso quedarme atrás- sonrio Rua limpiándose las lagrimas y dejando el te en una mesita que tenían sonrió divertid-Con lo divina que me puse y voy a perder toda mi dignidad…al menos perderla con un estiloso aullido. ¡Uniros también Toni, Qwara!- añadió Rua con un bufido antes de unirse al aullido de Fleur de una forma mucho firme y segura, mientras desde el patio un nuevo aullido se unía al de ellos, viniendo de Pefka. Al que vio aparece por el patio y que provoco que su carismático aullido lleno de dignidad y glamour, a oídos de Rua por supuesto, finalizara con el sonido de un pollo de goma aplastado, al no ser capaz de contener la risa incrédula ante el aspecto que vislumbró en Pefka por la puerta del patio- ¡Oh, joder…se nos coló un Ent en el patio! ¡Pefka, por dios!- Rua sentía que le dolía el estómago de contener la repentina risa que no podía frenar, era una risa súper estúpida, pero era de esas risas tontas que cuando te daban parecian imposible de refrenarse- ¡A falta de …jajajaja no puedo…me muero…aireporfavoquemeda…a falta de poste de luz…tenemos un árbol! – Rua dio gracias de no tener la taza de té en la mano o se había echado encima de seguro. Ni siqueira tenia ningun sentido de porque se reia de forma tan congtagiosa, pero eso era las risas tontas al final y dado que no se habia reido de forma tan estupida en años, lo gozaria los segundos que durase.
Le sobrevino una risa casi absurda cuando el aullido aflautado de Fleur sacudió el lugar, llenándole los ojos de lágrimas, apenas sin poder responderle a Qwara su comentario. No tenía ningún sentido lo que andaba pasando, pero era mejor aquello que esperar como momias a la dichosa luna.
- Sería interesante, desde luego…y como de locos y lobos va la cosa, no pienso quedarme atrás- sonrio Rua limpiándose las lagrimas y dejando el te en una mesita que tenían sonrió divertid-Con lo divina que me puse y voy a perder toda mi dignidad…al menos perderla con un estiloso aullido. ¡Uniros también Toni, Qwara!- añadió Rua con un bufido antes de unirse al aullido de Fleur de una forma mucho firme y segura, mientras desde el patio un nuevo aullido se unía al de ellos, viniendo de Pefka. Al que vio aparece por el patio y que provoco que su carismático aullido lleno de dignidad y glamour, a oídos de Rua por supuesto, finalizara con el sonido de un pollo de goma aplastado, al no ser capaz de contener la risa incrédula ante el aspecto que vislumbró en Pefka por la puerta del patio- ¡Oh, joder…se nos coló un Ent en el patio! ¡Pefka, por dios!- Rua sentía que le dolía el estómago de contener la repentina risa que no podía frenar, era una risa súper estúpida, pero era de esas risas tontas que cuando te daban parecian imposible de refrenarse- ¡A falta de …jajajaja no puedo…me muero…aireporfavoquemeda…a falta de poste de luz…tenemos un árbol! – Rua dio gracias de no tener la taza de té en la mano o se había echado encima de seguro. Ni siqueira tenia ningun sentido de porque se reia de forma tan congtagiosa, pero eso era las risas tontas al final y dado que no se habia reido de forma tan estupida en años, lo gozaria los segundos que durase.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.
Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Re: Torreón Sendar
15/04/21, 04:21 pm
Nery´s al escuchar cómo se iban sumando los aullidos reía a carcajada limpia por primera vez en mucho tiempo. Ni tan siquiera recordaba cuando había sido la última vez. Después de las discusiones y los problemas aquel aullido era liberador, prácticamente un desafío a la ciudad.
"Haz lo que quieras ya nos da igual y lucharemos contra lo que nos eches."
—Claro, creo que nos están llamando además —volvió a decir entre risas.
Pero se quedó quieto esperando a la cercana y cuando esta llegó a su lado la sorprendió con un abrazo. Al principio no era así pero Ulmara ahora era una de las compañeras en las que más confiaba.
—Gracias.
Fue la única palabra que salió de sus labios mientras la rodeaba con cariño. Y al apartarse tan solo la miró con esa sonrisa cálida suya.
—Ahora sí.
Y a no ser que le detuviera se dispondría a bajar.
"Haz lo que quieras ya nos da igual y lucharemos contra lo que nos eches."
—Claro, creo que nos están llamando además —volvió a decir entre risas.
Pero se quedó quieto esperando a la cercana y cuando esta llegó a su lado la sorprendió con un abrazo. Al principio no era así pero Ulmara ahora era una de las compañeras en las que más confiaba.
—Gracias.
Fue la única palabra que salió de sus labios mientras la rodeaba con cariño. Y al apartarse tan solo la miró con esa sonrisa cálida suya.
—Ahora sí.
Y a no ser que le detuviera se dispondría a bajar.
- Equilibrio:
Un blanco mas oscuro que el negro.
Un negro mas claro que el blanco.
El gris se desborda en mil tonos.
Y el arcoiris se hunde en monotonia.
Vivimos caminando el sendero dejado por los muertos.
Mientras brindamos nueva muerte a nuestro paso para extenderlo.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Torreón Sendar
15/04/21, 04:56 pm
Los acontecimientos que se estaban dando en ese anochecer no eran los esperados para la francesa, que contra todo pronóstico contemplaba un poco más allá como Qwara dejaba escapar un bufido y reía como no hacía en semanas. La sudafricana era una de las que más se había aislado y verla en ese estado la hacía sentir aliviada. Pero la cosa no terminó ahí, tanto Pefka como Rúa se unieron a los aullidos, el primero de ellos vestido de manera estrafalaria y la segunda con un grito más seguro que el de ella, dejando que el suyo pareciera el de una cachorra mal amamantada.
Escuchó las palabras de ánimo de Ulmara desde arriba y vio de reojo como Toni se golpeaba la frente de manera exagerada. Definitivamente no estaban muy buenos de la cabeza y cuando su amiga estalló en sonoras carcajadas no pudo contenerse y se le contagió la risa tonta.
—¡Rúa... para... si no paras no puedo parar! —en otras circunstancias se habría cuidado de cortarse justo cuando el hijo de lunas aparecía, pero el no poder parar de reír sumado a que cada vez que andaba se escuchaba un tintineo e iba dejando polvo a su paso fue demasiado. Por suerte la sueca ya no tenía la taza de té encima, porque Fleur se dejó caer de lado sobre su hombro, con la cabeza echada completamente hacia atrás, lágrimas en los ojos de risa y el cuerpo totalmente flojo y sin fuerzas. No sabía cómo habían tardado tanto tiempo en desquiciarse de esa forma para lo que habían vivido. Pasaría un rato con dolor abdominal y dando palmadas sobre su rodilla cada vez que su risa o la de Rúa sobrealimentara a la otra, cayendo en un pequeño bucle. Menos mal que esta vez no estaba quedando aturdida por tocar a la chica, aquello sería el colmo.
Por un momento, casi le pareció que estaban en la normalidad. Y olvidó que Iemai seguía muerta. O que las costillas que parecía sujetar en ese estado de júbilo se las habían roto hace no tantos meses.
Escuchó las palabras de ánimo de Ulmara desde arriba y vio de reojo como Toni se golpeaba la frente de manera exagerada. Definitivamente no estaban muy buenos de la cabeza y cuando su amiga estalló en sonoras carcajadas no pudo contenerse y se le contagió la risa tonta.
—¡Rúa... para... si no paras no puedo parar! —en otras circunstancias se habría cuidado de cortarse justo cuando el hijo de lunas aparecía, pero el no poder parar de reír sumado a que cada vez que andaba se escuchaba un tintineo e iba dejando polvo a su paso fue demasiado. Por suerte la sueca ya no tenía la taza de té encima, porque Fleur se dejó caer de lado sobre su hombro, con la cabeza echada completamente hacia atrás, lágrimas en los ojos de risa y el cuerpo totalmente flojo y sin fuerzas. No sabía cómo habían tardado tanto tiempo en desquiciarse de esa forma para lo que habían vivido. Pasaría un rato con dolor abdominal y dando palmadas sobre su rodilla cada vez que su risa o la de Rúa sobrealimentara a la otra, cayendo en un pequeño bucle. Menos mal que esta vez no estaba quedando aturdida por tocar a la chica, aquello sería el colmo.
Por un momento, casi le pareció que estaban en la normalidad. Y olvidó que Iemai seguía muerta. O que las costillas que parecía sujetar en ese estado de júbilo se las habían roto hace no tantos meses.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Sendar
16/04/21, 09:16 am
Más aullidos se sumaron al de Fleur y Ulmara se rió con la broma de Nery's sobre la llamada, pero lo que más le sorpendió fue el abrazo repentino. Normalmente la cercana era bastante reacia a compartir su espacio personal, pero en ese instante, llena de la euforia previa a algo tan grande, no solo no le importó el abrazo sino que se lo devolvió con fuerza. Aceptó las gracias de Nery's, pensando con diversión que, en parte, parecía que se las hubiera dado por aullar, y asintió con la cabeza a modo de respuesta, con una sonrisa que amable.
Conforme bajaban las escaleras, se cruzaron a Kiki, pero cuando Ulmara iba a invitarla a bajar con ellos, la humana agachó la cabeza y cruzó en dirección contraria. La cercana miró a Nery's con cara de póker y se cruzó de hombros. Kiki era una chica muy rara y últimamente no estaba muy bien. A Ulmara le costaba entenderla a veces. Por suerte, según llegaban a abajo, les llegaron varias risas cantarinas y aparentemente inacabables. La sonrisa reapareció en su rostro, ensanchada si cabía al ver el ataque de risa que se había apoderado de Fleur y Rua. La mayoría de sus compañeros se encontraban allí. Muchos se habián vestido con la misma ropa con la que llegaron, pero el que más destacaba era Pefka, que se había adornado de una forma más... ¿Salvaje? Parecía que se hubiese vestido de camuflaje, pero lo que más le gustó fueron las plumas.
—Unas cuantas más y te creería si me dices que eres cercano —le dijo con una sonrisa divertida, en parte contagiada por las risas de Rua y Fleur—. Te queda genial —añadió sin un ápice de broma esta vez.
Habían pasado meses duros, habían perdido muchas cosas y a gente importante, pero ese momento de júbilo resultó liberador para Ulmara; una constatación de que también habían ganado algo, un poco de esperanza.
Conforme bajaban las escaleras, se cruzaron a Kiki, pero cuando Ulmara iba a invitarla a bajar con ellos, la humana agachó la cabeza y cruzó en dirección contraria. La cercana miró a Nery's con cara de póker y se cruzó de hombros. Kiki era una chica muy rara y últimamente no estaba muy bien. A Ulmara le costaba entenderla a veces. Por suerte, según llegaban a abajo, les llegaron varias risas cantarinas y aparentemente inacabables. La sonrisa reapareció en su rostro, ensanchada si cabía al ver el ataque de risa que se había apoderado de Fleur y Rua. La mayoría de sus compañeros se encontraban allí. Muchos se habián vestido con la misma ropa con la que llegaron, pero el que más destacaba era Pefka, que se había adornado de una forma más... ¿Salvaje? Parecía que se hubiese vestido de camuflaje, pero lo que más le gustó fueron las plumas.
—Unas cuantas más y te creería si me dices que eres cercano —le dijo con una sonrisa divertida, en parte contagiada por las risas de Rua y Fleur—. Te queda genial —añadió sin un ápice de broma esta vez.
Habían pasado meses duros, habían perdido muchas cosas y a gente importante, pero ese momento de júbilo resultó liberador para Ulmara; una constatación de que también habían ganado algo, un poco de esperanza.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Cuervo
Ficha de cosechado
Nombre: Sarah
Especie: Humana
Habilidades: Intuición, inmutabilidad y rapidez mentalPersonajes : ·Guillermo: Humano Brujo de las Pendicularia
·Sarah: Humana y enterradora
Armas : ·Guillermo: ¿El poder de la amistad? y manos.
·Sarah: Lanza y pala
Re: Torreón Sendar
16/04/21, 11:09 am
La muerte de Iemai dejó una herida mucho más profunda que las cicatrices que quedaron en su cuerpo de ese día. Los dolores y sus pensamientos no la dejaron hablar hasta más adelante del tema. Aunque tras eso su opinión fuera clara, no aceptaría ataques a Iemai, pues ella era una víctima al igual que Nori. No entendía el juego de culpas, ni las acusaciones de los que ahora eran sus nuevos compañeros de Torreón, el único culpable había sido Lasca. Lo que generó alguna discusión durante este tiempo.
Los entrenamientos aumentaron de intensidad la sensación y el recuerdo de su debilidad le incentiva a seguir mejorando. También participó en todas las salidas, eso le llevó a tener varios choques con Ulmara y sus conductas autodestructivas.
Sarah estuvo más tratable que nunca más abierta y dispuesta a ayudar y socializar con otras personas y se preocupa más por sus compañeros. Luchaba contra sus impulsos con más ahínco que nunca pero también se había vuelto más fácil que nunca. Una parte de ella empezaba a disfrutar de la compañía de aquellos que al principio odiaba en secreto o miraba con superioridad.
Los días una vez monótonos y llenos de miedo, se volvieron caóticos, nuevos ruidos en la ciudad, nuevos climas, nuevas voces desconocidas en las calles. Pero de alguna manera ya lo sentía como familiar. El movimiento de la azotea hizo que Sarah subiera, encontrándose a sus compañeros aullando al son de los lobos. Aunque no se unió a sus compañeros podía verse a Sarah escapársele una risa al contemplarlos.
Los entrenamientos aumentaron de intensidad la sensación y el recuerdo de su debilidad le incentiva a seguir mejorando. También participó en todas las salidas, eso le llevó a tener varios choques con Ulmara y sus conductas autodestructivas.
Sarah estuvo más tratable que nunca más abierta y dispuesta a ayudar y socializar con otras personas y se preocupa más por sus compañeros. Luchaba contra sus impulsos con más ahínco que nunca pero también se había vuelto más fácil que nunca. Una parte de ella empezaba a disfrutar de la compañía de aquellos que al principio odiaba en secreto o miraba con superioridad.
Los días una vez monótonos y llenos de miedo, se volvieron caóticos, nuevos ruidos en la ciudad, nuevos climas, nuevas voces desconocidas en las calles. Pero de alguna manera ya lo sentía como familiar. El movimiento de la azotea hizo que Sarah subiera, encontrándose a sus compañeros aullando al son de los lobos. Aunque no se unió a sus compañeros podía verse a Sarah escapársele una risa al contemplarlos.
- ☽◯☾:
BRUJA 1.ªHabla.BRUJA 2.ªPregúntanos.BRUJA 3.ªÁ todo te responderemos.
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental
Personajes :
● Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre
● Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena
●Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.
Re: Torreón Sendar
16/04/21, 11:54 am
El día siguiente y los posteriores Maila los pasó como en una especie de trance, entre momentos en los que no se creía que Iemai ya no estuviera entre ellos y otros en los que era terriblemente consciente y no paraba de llorar. Habían pasado por muchas cosas pero nunca se hubiera esperado lo que ocurrió aquel día. Tanto ella como los demás le contaron al grupo de Maciel lo que le había hecho Iemai a Nori, la hawaiana solo esperaba que comprendieran que lo hubiera ocultado en su momento. Aún le costaba pensar que la cercana hubiera hecho algo así aunque fuera por llevarse a Lasca con él. El grupo de Maciel obviamente tampoco se lo tomó bien como era de esperar.
Todos podrían ver a una Maila mucho más callada y seria, la situación así lo requería en realidad. La chica colaboraría con el grupo e intercambiaría palabras, pero estaría muy distante. Se acercaba el gran día, y ella solo podía pensar en su familia. Por otro lado una fuerte discusión con Fleur acabó por romper toda su amistad con ella. Se había hartado de su actitud y estaba muy enfadada con ella, sobre todo por las últimas palabras que le dijo. Para todos sería evidente que algo había pasado entre las dos. No fue la única discusión que tuvo, ya que intentó sin éxito que Ulmara saliera allí fuera todas las veces. A su parecer a la cercana se le estaba yendo la cabeza. Sarah estaba más comunicativa por otro lado, y Pefka trajo de algunas excursiones huesos de alimañas para hacer una flauta. La hawaiana se quedaría atenta escuchando cada vez que la tocara, echaba de menos la música.
Entre tantos pensamientos y emociones la hawaiana dejó a un lado los entrenamientos físicos, aunque con la ayuda de Rúa siguió ahondando más en la magia y en lo que era capaz y no de hacer. Cuánto más se acercaba el día de la luna pudo notar cómo hechizos antes imposibles para ella ahora cedían a su voluntad. Sus cuerpos estaban cambiando ante su llegada y la ciudad también. El clima caótico y cambiante, los temblores, esa aura tan perturbadora de la catedral... La hawaiana fue más consciente que nunca de que toda la ciudad giraba en torno a aquel astro, como si fuera un gran reloj y la Luna el núcleo o la batería.
El día por fin llegó y Maila se encontraba acostada en una cama de la habitación, con la mirada perdida en el techo. Habría subido a la azotea, pero creía que por ahí andaba alguien y la hawaiana prefería estar sola. Entonces y de la nada escuchó un aullido proveniente de arriba y aunque al principio se asustó después cayó en la cuenta de quién provenía y se echó a reír allí sola como estaba. Para su sorpresa más aullidos se sumaron y la hawaiana no pudo evitar la tentación de unirse desde allí entre risas. No sabía si la escucharían pero en parte gritaba por el placer de hacerlo, porque sentía que lo habían conseguido y porque necesitaba liberar tensiones. Sobre todo desde que no se hablaba con la francesa. Maila se levantó de la cama y bajó hacia el salón entre risas para ver con sus ojos aquel divertido caos. Iba vestida con la camiseta de tirantes azul y los vaqueros cortos blancos que llevaba en primer día.
-¡Estamos fatal de la cabeza!- Comentó entre risas bajando las escaleras para sentarse en uno de los sillones. Se sentía pletórica en aquellos instantes, de repente el torreón se había llenado de buenas vibraciones y la hawaiana esperaba que no terminaran pronto mientras miraba a sus compañeros reírse.
Todos podrían ver a una Maila mucho más callada y seria, la situación así lo requería en realidad. La chica colaboraría con el grupo e intercambiaría palabras, pero estaría muy distante. Se acercaba el gran día, y ella solo podía pensar en su familia. Por otro lado una fuerte discusión con Fleur acabó por romper toda su amistad con ella. Se había hartado de su actitud y estaba muy enfadada con ella, sobre todo por las últimas palabras que le dijo. Para todos sería evidente que algo había pasado entre las dos. No fue la única discusión que tuvo, ya que intentó sin éxito que Ulmara saliera allí fuera todas las veces. A su parecer a la cercana se le estaba yendo la cabeza. Sarah estaba más comunicativa por otro lado, y Pefka trajo de algunas excursiones huesos de alimañas para hacer una flauta. La hawaiana se quedaría atenta escuchando cada vez que la tocara, echaba de menos la música.
Entre tantos pensamientos y emociones la hawaiana dejó a un lado los entrenamientos físicos, aunque con la ayuda de Rúa siguió ahondando más en la magia y en lo que era capaz y no de hacer. Cuánto más se acercaba el día de la luna pudo notar cómo hechizos antes imposibles para ella ahora cedían a su voluntad. Sus cuerpos estaban cambiando ante su llegada y la ciudad también. El clima caótico y cambiante, los temblores, esa aura tan perturbadora de la catedral... La hawaiana fue más consciente que nunca de que toda la ciudad giraba en torno a aquel astro, como si fuera un gran reloj y la Luna el núcleo o la batería.
El día por fin llegó y Maila se encontraba acostada en una cama de la habitación, con la mirada perdida en el techo. Habría subido a la azotea, pero creía que por ahí andaba alguien y la hawaiana prefería estar sola. Entonces y de la nada escuchó un aullido proveniente de arriba y aunque al principio se asustó después cayó en la cuenta de quién provenía y se echó a reír allí sola como estaba. Para su sorpresa más aullidos se sumaron y la hawaiana no pudo evitar la tentación de unirse desde allí entre risas. No sabía si la escucharían pero en parte gritaba por el placer de hacerlo, porque sentía que lo habían conseguido y porque necesitaba liberar tensiones. Sobre todo desde que no se hablaba con la francesa. Maila se levantó de la cama y bajó hacia el salón entre risas para ver con sus ojos aquel divertido caos. Iba vestida con la camiseta de tirantes azul y los vaqueros cortos blancos que llevaba en primer día.
-¡Estamos fatal de la cabeza!- Comentó entre risas bajando las escaleras para sentarse en uno de los sillones. Se sentía pletórica en aquellos instantes, de repente el torreón se había llenado de buenas vibraciones y la hawaiana esperaba que no terminaran pronto mientras miraba a sus compañeros reírse.
- Lathspell
Ficha de cosechado
Nombre: Kyllikki Paasikoski
Especie: Humana
Habilidades: Buena menoria, muy buena, lealtad, y facilidad para los idiomas.
Personajes : Zobriel: Nublino transformado en Basilisco
Kyllikki: Humana cosechada.
Armas : Zobriel: Malicioso, Colmillo veneno, Cuchillada, Cola veneno
Kyllikki: Elataquedelasmilteoriascientificasypseudocientificasmasinutildetodoslostiempos
Status : Disponible para cualquier debate ilógico
Humor : Culpable de dibujar horrible y hacer chistes peores aun
Re: Torreón Sendar
16/04/21, 05:43 pm
-Posibles teorías de porque la salida de un astro orbitante genera tanto caos en mi menooooooorrrrrr…porquemimenoresunacordebasicoquegeneraunambiente melancolicoooo
Carraspeó después del intento fallido de canto. Kiki era buena esperando. Hablar con ella misma o practicar conversaciones le servía mucho, pero estaba tan deprimida e insoportable, que prefería no conversar con su propia voz y estaba tratando de pensar de una manera diferente en lugar de soliloquear. Había estado pensando en la gran cantidad de cambios que habían sufrido en este tiempo y como la misma ciudad estaba cambiando mientras se acercaba la fecha y la noche…y no le encajaba ninguna teoría. La del satélite supermasivo sería incompatible con la astrofísica humana, también con la superdensidad de la luna tenia chirridos, y no podía calmarse al saber que aquella noche cambiaria su destino. Se transformaría en algo con magia o moriría. Afortunadamente para la Kiki cobarde que pedía ayuda en su cabeza, ella sabia muchas formas de morir sin dolor.
Por medio segundo la humana pensó que la llegada de la luna había cambiado las propiedad acústicas del lugar, pero luego escucho mas aullidos, o al menos remedos de ellos tanto arriba como abajo. Se froto el puente de la nariz mientras trataba de concentrarse en lo que estaba pensando, pero no podía. Bajar no era una opción así que cuando dejo e oir los ruidos, tomo sus cosas y salió.
Para nada estaba arreglada, su cabello tenia las puntas con horquillas, estaba despeinada, y con mas ropa de la habitual, de aquella del torreón, prendas grandes y su bufanda sucia envuelta en uno de sus brazos. A pesar de lo importante que aquel día podía ser, no se sentía especial ni como que debiera celebrar. Y menos aun cuando podía notar la alegría y locura alrededor de ella. Su mente quería dejar de estar así, quería salir del hoyo, y unirse a los demás, pero la tristeza y autocompasión ganaban. Apenas se cruzo con Ulmara y Nery’s bajando miro al suelo, atenta a cualquier movimiento de alguno de los dos para alejarse y avanzar mas rápido y subir. Ni siquiera las palabras del frivy la detuvieron de ir a buscar un sitio solitario.
-aaaaaaaaaaaal fin….. – dijo al subir dando una mirada alrededor. No esperaba que Sarah estuviera allí y no tenia donde mas huir. Quería estar sola, y ver la luna, y documentar lo que pasara…y ya que no se podía hacer todo, tuvo que ponderar las opciones. Terminó de subir y se sentó apoyándose en algún muro sin siquiera hablar con la otra humana. Solo se movió como si no hubiera nadie más a su alrededor y empezó a mirar al cielo y luego a sus manos, se aclaró la garganta y comenzó a hablar para ella en voz muy baja
-Pulsar, con un ritmo de alrededor de 365 días terrestres no creo, seria el giro mas lento del universo. El satélite circundante esta descartado, tal vez alguna emisión de energía del propio planeta que ilumina el cielo y llamaron luna en el pasado… alguna creación artificial que provoque cambios….dudo que los dragones usen satélites…tal vez algún tipo de monstruo padre o madre que los mutara en otras cosas…no no, eso seria muy raro teniendo en cuenta que ellos y nosotros habríamos esperado mucho…debe tratarse de algún fenómeno externo que no son capaces de modificar…puede ser el paso de un cometa, una alineación planetaria, un eclipse con algo que refleje algún otro astro rojo…y también puede ser que solo llegue una gárgola con una carta y nos inviten a la secundaria de monstruos…claro…después de todo la magia…vamos Kiki sabes que cualquier cosa puede pasar…¿es tan útil en serio torturarse así?
Se calló, con un nudo de frustración en sui garganta y se dejo caer para mirar hacia el cielo. Aquella máxima de que toda explicación lógica se eliminaba solo con “magia” la estaba haciendo llorar mucho últimamente. Tenía frio, pero en serio no iba a hacer nada mas por el momento. Solo esperar con miedo e ilusión a que algo cambiara. Si Sarah le hablaba tardaría unos segundos en responder, mas que nada para calcular las palabras que diría, y posiblemente se sintiera como que no iba a hablar, pero al final contestaria, y si no le hablaba, Kiki se concentraría en su respiración pensado en las opciones que tenia para hacer después de aquella noche. Ninguna le gustaba especialmente.
Carraspeó después del intento fallido de canto. Kiki era buena esperando. Hablar con ella misma o practicar conversaciones le servía mucho, pero estaba tan deprimida e insoportable, que prefería no conversar con su propia voz y estaba tratando de pensar de una manera diferente en lugar de soliloquear. Había estado pensando en la gran cantidad de cambios que habían sufrido en este tiempo y como la misma ciudad estaba cambiando mientras se acercaba la fecha y la noche…y no le encajaba ninguna teoría. La del satélite supermasivo sería incompatible con la astrofísica humana, también con la superdensidad de la luna tenia chirridos, y no podía calmarse al saber que aquella noche cambiaria su destino. Se transformaría en algo con magia o moriría. Afortunadamente para la Kiki cobarde que pedía ayuda en su cabeza, ella sabia muchas formas de morir sin dolor.
Por medio segundo la humana pensó que la llegada de la luna había cambiado las propiedad acústicas del lugar, pero luego escucho mas aullidos, o al menos remedos de ellos tanto arriba como abajo. Se froto el puente de la nariz mientras trataba de concentrarse en lo que estaba pensando, pero no podía. Bajar no era una opción así que cuando dejo e oir los ruidos, tomo sus cosas y salió.
Para nada estaba arreglada, su cabello tenia las puntas con horquillas, estaba despeinada, y con mas ropa de la habitual, de aquella del torreón, prendas grandes y su bufanda sucia envuelta en uno de sus brazos. A pesar de lo importante que aquel día podía ser, no se sentía especial ni como que debiera celebrar. Y menos aun cuando podía notar la alegría y locura alrededor de ella. Su mente quería dejar de estar así, quería salir del hoyo, y unirse a los demás, pero la tristeza y autocompasión ganaban. Apenas se cruzo con Ulmara y Nery’s bajando miro al suelo, atenta a cualquier movimiento de alguno de los dos para alejarse y avanzar mas rápido y subir. Ni siquiera las palabras del frivy la detuvieron de ir a buscar un sitio solitario.
-aaaaaaaaaaaal fin….. – dijo al subir dando una mirada alrededor. No esperaba que Sarah estuviera allí y no tenia donde mas huir. Quería estar sola, y ver la luna, y documentar lo que pasara…y ya que no se podía hacer todo, tuvo que ponderar las opciones. Terminó de subir y se sentó apoyándose en algún muro sin siquiera hablar con la otra humana. Solo se movió como si no hubiera nadie más a su alrededor y empezó a mirar al cielo y luego a sus manos, se aclaró la garganta y comenzó a hablar para ella en voz muy baja
-Pulsar, con un ritmo de alrededor de 365 días terrestres no creo, seria el giro mas lento del universo. El satélite circundante esta descartado, tal vez alguna emisión de energía del propio planeta que ilumina el cielo y llamaron luna en el pasado… alguna creación artificial que provoque cambios….dudo que los dragones usen satélites…tal vez algún tipo de monstruo padre o madre que los mutara en otras cosas…no no, eso seria muy raro teniendo en cuenta que ellos y nosotros habríamos esperado mucho…debe tratarse de algún fenómeno externo que no son capaces de modificar…puede ser el paso de un cometa, una alineación planetaria, un eclipse con algo que refleje algún otro astro rojo…y también puede ser que solo llegue una gárgola con una carta y nos inviten a la secundaria de monstruos…claro…después de todo la magia…vamos Kiki sabes que cualquier cosa puede pasar…¿es tan útil en serio torturarse así?
Se calló, con un nudo de frustración en sui garganta y se dejo caer para mirar hacia el cielo. Aquella máxima de que toda explicación lógica se eliminaba solo con “magia” la estaba haciendo llorar mucho últimamente. Tenía frio, pero en serio no iba a hacer nada mas por el momento. Solo esperar con miedo e ilusión a que algo cambiara. Si Sarah le hablaba tardaría unos segundos en responder, mas que nada para calcular las palabras que diría, y posiblemente se sintiera como que no iba a hablar, pero al final contestaria, y si no le hablaba, Kiki se concentraría en su respiración pensado en las opciones que tenia para hacer después de aquella noche. Ninguna le gustaba especialmente.
El Odio es por mucho el placer mas duradero. El hombre Ama con prisas, pero llega a Odiar con mucha calma.
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