Torreón Sendar

Recuerdo del primer mensaje :

Magia:

La divisaron a lo lejos. Una enorme cueva vertical se alzaba desde la tierra, colosal, majestuosa e imponente sobre la calle, y con una vista espléndida sobre esta. Aceleró el paso por curiosidad y esperanza, porque que algo estuviera en mejor estado que las calles que habían atravesado... ya era mucho. Además, no quería seguir hablando de los Hijos de Bakaiar allí, fuera, al descubierto, como si pensar en ellos o mencionarles pudiera atraer al de antes.

Cuando llegaron, sonrió al reconocer un foso, porque le era familiar del hogar, y se maravilló aún más al ver la enorme superficie de madera que lo atravesaba y que conectaba con el edificio.
—No sé si esto es lo que buscábamos, pero tiene buena pinta.

No esperó a los demás. Se había fijado en unos inventos nuevos que sujetaban la madera del foso y que se introducían en la cueva, y quería investigar tanto eso, como el interior como todo lo que pudiera. Se adelantó al grupo y caminó por la lámina de madera con toda la curiosidad del mundo, hasta llegar a la lámina vertical. La reconoció, parecida a las de esa cueva donde despertaron, así que empujó con el hombro hasta que se movió. Y... una vez dentro, se quedó parado en la puerta. ¡Era enorme! ¡Y había un sinfín de cosas sin determinar!  
—¡Esto es alucinante! —exclamó mientras liberaba el camino para entrar.

Le temblaba la pierna derecha, pero de anticipación por querer explorarlo y entenderlo todo. Su mirada saltaba de un artefacto a otro, de una pared a otra, de un punto a otro. Y aún tenía que investigar los hierros que entraban y salían de la cueva y se anclaban a la lámina de madera del exterior. Necesitaba nombres para aquellas cosas nuevas. Ahora sería él quien preguntara a los demás.

Toni ya ni ganas tenía de enfadarse.

Cuando termino de escuchar a Nerys, se dirigió al resto de los chicos - Creo que ya esto me parece un poco ridiculo- de nuevo sus palabras denotaban un cansancio que se podía ver en sus ojos- mi intención es que todo esté bien, creo que yo no he hecho más que pedir que todos aportemos la información que tengamos. Nerys - miró al frivy- de verdad que no tengo ganas de discutir, creo que no hemos intercambiado ninguna palabra y no te estoy pidiendo a ti más que al resto o más de lo que yo estoy haciendo.
Rua, por favor, nada ganamos con encender de nuevo una discusión, yo quiero que aclaremos las cosas, porque de nada sirve estar en pie de guerra constantemente. Estoy soberanamente cansado.

Ahí terminó la intervención de Toni. Parecía que el frivy vivía en una realidad alternativa. Toni nunca se había dirigido directamente a él, apenas un par de palabras. PEro entendía que si alguien tenía información de aquel lugar que los estaba matando era lógico que el resto también. Realmente no sabía a que se refería con sus palabras, el no queria mas que la paz mental, ni daba paz ni la quería para el resto, cada uno es dueño de su propia paz. En cualquiera de los casos para Toni la conversación había terminado, si Nerys no queria decir lo que sabía pues ya lo descubrirán poco a poco con los acontecimientos. Pero para Toni la conversación con NErys había acabado.

El nombrado tuvo que hacer recuento mental de lo que había ocurrido desde su llegada al torreón para entender... No, realmente no entendía nada. Habían llegad. Él y Rua habían ido a llenar la bañera y lavarse, primero ella y después él, y a continuación había bajado a comer. No tenía ánimos de narrar sus aventuras frustradas en el exterior ni tampoco de hablar con nadie, así que se mantuvo aparte en las conversaciones que siguieron, ni para preguntar qué era lo que había oído por encima mientras bajaba. Le pareció bien el intento de Toni de reconciliar el grupo, ya que necesitarían toda la unión que pudieran, pero para él era suficiente con que se tolerasen. Por descontado, también le importaba bien poco la discusión entre los tres. Para él, las salidas de tono por cosas tan absurdas en una situación en la que estaban eran surrealistas. Lo que más le sobraba era la actitud de algunos que se creían en poder de la verdad absoluta o de tener la última palabra, o incluso de venir a pedir disculpas con pullitas y condiciones.

No, no lo entendía. No pudo aguantar más cuando el frivy terminó de hablar. Así que simplemente recogió su plato y su cubierto y se levantó de la mesa.
—No creo que podamos llevarnos todos bien, mucho menos gente tan egocéntrica, pero tampoco creo que haga falta. Y si aun así necesitáis tan urgentemente ser amigos, quitaos ese orgullo que os sobra.

Dicho eso, huyó. No quería que le replicaran, y si alguien lo hacía pasaría de largo. Se fue a la armería. Aunque su lugar favorito era el patio, allí abajo tendría más suerte de no escucharles e incluso podía cerrar la puerta para ignorarles.

No entendía nada. Perfca dejó sus palabras y huyó como si tuviese miedo de la respuesta.
- No es llevarnos bien, solo que todos estemos en las mismas condiciones y que nos ayudemos los unos a los otros. Chicos de verdad, no se si yo me estoy volviendo loco o que en vuestros mundos las cosas funcionan de otra manera. De nada nos sirve que hablemos y nos vayamos. Os estoy, prácticamente, suplicando que nos comuniquemos. No quiero pelear con nadie, solo necesito saber lo que sabéis vosotros y que nos apoyemos los unos a los otros ¿Tan raro es lo que pido?

En ese instante Toni se tuvo que sentar, todo le daba vueltas. Necesitaba tomar algo de agua, pero no iba a irse como Perfka, ni iba a pedir que se la trajera nadie, al parecer aquellas criaturas no entendían la realidad como él, asique no iba a hacer nada hasta que la entendiera como funcionaba todo aquello.

Empezaba a dolerle la cabeza, nunca le había molestado ponerse en una discusión con alguien, siempre que esta llegase a algún termino y no que pareciera que se medió cortaba en el aire por fuerza de puro cansancio, sin llegar a nada. No se estaban limando del todo las asperezas, solo se camuflaban. O esa sensación tenía al menos mientras escuchaba a Nery’s y su evidente fastidio expresado en sus gestos al responderla a ella, pero sobre todo al responder a Toni. El pseudo ataque estaba allí, sin alzar el tono, pero implícito.

El cansancio de Toni cuando volvió a hablar fue tan obvio y resultaba casi contagioso. Habiendo dicho lo que ella recría mas merecedor decir, no le veía sentido alguno a seguir revolviendo las cosas, ¿qué ganaba con eso?  ¿Repetir lo ya dicho?. Ella se había explicadoy si, perdonaba a Nery’s, pero no por ella creía que iban a llevarse bien. No, no era tan ilusa. No podías ser amigo de todo el mundo. << No es solo cuestión de orgullo, simplemente hay gente con la que sencillamente, no congenias >> y si algo parecía haber comprobado en su estadio con el frivy en aquellas semanas, es que ambos eran de ese modo.<< ¿Para que ir contracorriente?>> vio a Pefka, irse antes de soltar un suspiro.

No, no creía que esas fueran las formas. Pefka no lo había entendido, al parecer. Precisamente esa era una falla de comunicación. ¿Cómo caían de nuevo en un error del que acababan de hablar hacía apenas cinco minutos? Entendía la frustración del español con el alma...porque dios. ¡Acababan de mencionar el problema de comunicación, de hablar las cosas, de no irse sin escucharse!.

<<Esto es como un bucle infinito, joder>> estaba hastiada, frustrada, pero no lo mostró, porque no, no quería ser la incipiente creadora de tensión de nuevo. Ya se pasaría cuando las cosas se calmasen.

- ¿Puedo hablar? Será breve, no quiero encender las cosas, ya dije lo que tenía que decir en ese sentido. - pregunto con voz suave mirando al grupo, que seguramente ya debían estar harto. Espero que le dieran el visto bueno antes de hablar, no iba a discutirle nada a Nery’s, incluso si la forma de hablarle a Toni no le había agradado en cierta medida. De nuevo no iba a encender la mecha, muchos menos si el propio Toni no iba a hacerlo, siendo el afectado.

-Toni, no pretendía avivar la discusión, solo estaba siendo sincera, pero de nuevo siento si dio esa impresión. – dijo Rua con voz calmada, porque también estaba cansada. Era orgullosa como la que más, pero no es como sino se pudiera razonar con ella. ¿Qué iba a ganar con terquedad? ¿Para qué? Miro a los demás- No es conveniente guardarse las cosas ni los pensamientos, porque eso estalla y puede ser peor. Mejor decirlo pronto y con palabras calmadas; que tarde, con palabras atacantes o a gritos. Eso es en mi opinión, lo mejor. Siempre. –suspiro mirando a Toni allí sentado hecho polvo- Estoy de acuerdo contigo Toni,  no creo que seas raro, era de lo que hablábamos al fin de cuenta: Comunicarnos bien. Y no huir de las conversaciones es parte de eso- finalizó medio recostándose sobre la mesa, apoyando su cabeza sobre su brazo derecho y cerrando los ojos un momento. La cabeza le molestaba por la tensión general, tanto del cuerpo como del ambiente.

Echado en la silla escuchó con paciencia lo que se tuviera  que decir al respecto y vio marchar a Pefka con indiferencia. Simplemente soltando un suspiro y negando con l cabeza en su ida.

-Yo quiero ir ahora de nuevo si no os importa. -Había levantado la mano como pidiéndose el turno para ello y hablaba de manera neutra y calmada.

-Vale. Gracias. -No cambió de postura y parecía más relajado. -Quiero aclarar que yo también estoy de acuerdo contigo Toni. Teníamos que hablar y como dice Rua guardarse las cosas no va a ayudar si no empeorar todo a largo plazo. -No se movió ni su tono perdió la calma. -Tampoco creo que Rua haya avivado nada y aunque este molesto yo tampoco quiero que nos pongamos a discutir. Y dicho esto... -Se llevó una mano a frotarse los ojos y se tumbó hacia atrás  en la silla con la cabeza mirando hacia el techo. -Agh... Ni siquiera lo has dicho con esa intención aunque esté ahí. -Se había percatado de ello con sus respuestas y su confusión y volvió a echarse para delante. -Cuando sales de una guarida de krakens como el gobierno de mi mundo le ves las malas palabras a todo. Así que lo siento.

Finalmente se levantó de su sitio y caminó hasta Toni. -Bueno, no tengo ni idea  de costumbres formales humanis pero me gustaría hacer un gesto de calma y paz o algo así. -Así que le tendió una mano para que él actuase como quisiese.

Cuando comenzó a hablar Rua agradeció que nadie lo mirase a él. Miro a Rua y le dio las gracias sin voz, mientras agachaba brevemente la cara.
Nerys se acercó tendiendole la mano, le devolvió y apretó con fuerza rezando que no durase demasiado tiempo.
- A mi mientras nadie muera y tenga que estar continuamente discutiendo me vale- dijo esperando que alguien distinto se acercase para pedirle un poco de agua y un abrazo.

Maila le devolvió la sonrisa, y justo cuando la francesa creyó que había entendimiento se llegó a otro punto de tensión. Escuchó a Nery´s con los ojos muy abiertos y toda la expresión de su cara demostraba confusión cuando se dirigió a Rua. >>Que eso es pedirle como que ella no explote, pero ella explotó precisamente porque la mandó a la mierda...<<. ¿Qué estaba pasando allí?. Tampoco entendió su enfado hacia Toni, pues no era cierto que le echara las culpas a otro de nada, de hecho hasta se había disculpado.

Se descubrió en una nueva faceta mientras fruncía el ceño y guardaba silencio, estaba enfadada. Sí, vaya que si lo estaba. Sobre todo cuando Pefka se marcho de maneras que no podía comprender en una situación en la que se pedía calma. Estaba enojada, aunque no sabía lo que esa palabra significaba en ella, sospechó que bien poco. Pero lo estaba con razón, porque en una ciudad hostil no esperaba enfrentarse a problemas de convivencia, el respeto y la comprensión estaban tan adheridos a ella de forma natural que ciertos comportamientos le sonaban muy ajenos. Si primaba la supervivencia y la unión como grupo... ¿por qué había personas que se empeñaban en pensar en sí mismas?.

Contempló el desenlace como en un partido de tenis, y de vez en cuando daba sorbos de agua haciendo fuerza por superar la montaña rusa de emociones que todo aquello le generaba. Por suerte las aguas parecieron calmarse y los músculos de Fleur se relajaron a la par que su respiración. Le faltó poco para derramar el contenido de su vaso cuando el frivy y el español se dieron la mano. Definitivamente no era el final que esperaba, y menos mal porque si la conversación hubiese estallado Fleur habría sufrido un soponcio, se habría marchado o quizás permanecería como una sombra queriendo pasar desapercibida.

>>Gracias, gracias a Dios<<. Pensó, mientras miraba al resto de sus compañeros intrigada por si tenían algo que decir. Solo esperaba que en caso afirmativo no avivaran la llama, porque en aquel torreón muchos llevaban su antorcha al descubierto, y estas eran fáciles de prender.

Mientras hablaban del circuito Iemai pensó en ello, pero negó con la cabeza.
—No creo que saquemos nada trayendo las losas al torreón, a lo mejor todas las losas juntas son el circuito, o falta algo si solo traemos un par. Lo mejor sería ir allí a investigarlo, pero es peligroso. No sé si es muy buena idea ahora mismo.
Otro gallo cantaría si en algún momento eran capaces de hacer magia, de encontrar algún manual… Pero al menos era bueno saber dónde estaba aquella trampa.

Poco después estarían contándoles la historia del cristal mágico a los recién llegados y terminándose la comida de los platos. Rua había vuelto, y poco después la siguieron Pefka y Toni. Las cosas parecían no ir demasiado mal después de lo de aquella mañana, pero la cercana no era idiota, y veía perfectamente la incomodidad entre algunos de los presentes.

Pronto empezó una conversación que era muy necesaria, pero no tomó los derroteros que debería para que su resultado fuese óptimo. Primero, escuchando a Toni, Iemai no podía sino estar de acuerdo con él, pero la preocupación y el nerviosismo le carcomía por dentro al escuchar cómo pedía toda la información que se les pudiese proporcionar. Miró a Nery’s, y luego a Rua y Kiki. No deseaba que volviesen a empezar como por la mañana, no quería que hubiese problemas, era lo último que quería. Pero seguían allí.

Era imposible no ver que Iemai había entrado en pánico al leer entre líneas lo molesta que estaba alguna gente con toda la situación. Quería gritar, incluso ponerse violenta, mientras les rogaba que viesen la realidad y dónde estaban. No podían permitirse gastar energía en absurdos juegos de niños, en guerras de egos heridos. Estaban en la maldita Rocavarancolia, con todo lo que conllevaba.

Apretó con fuerza el borde de la mesa con su mano sana y se mordió la lengua literal y figuradamente para que su genio no sacase lo peor de ella al ver lo ridícula que se volvió la situación en cierto punto. Quería serenarse antes de pedirles que se serenasen ellos, que pensasen con la cabeza y no con su maldito orgullo, pero entre tanto ellos mismos firmaron una especie de paz. No por parte de Pekfa, aunque técnicamente él se desentendía de los problemas entre el resto.

Pero aquella paz era evidente que no iba a ser como si fueran amigos. Francamente, tampoco importaba, mientras se respetasen lo suficiente entre ellos. El resto, quienes no se habían visto envueltos en aquel intercambio de ofensas, no le debían lealtad a nadie. Iemai, francamente, no tenía ganas de analizar demasiado lo ocurrido. En realidad, todo se reducía a un choque de personalidades fuertes y malinterpretaciones del que no quería formar parte.

Respiró hondo antes de abrir la boca por fin.
—Vale. Al final parece que todos sabemos dónde estamos. En qué lío estamos metidos —se corrigió—. No deberíamos olvidar que nos necesitamos los unos a los otros, y ni siquiera importa que nos guste o no. Estoy de acuerdo en que a partir de ahora hablemos más la cosas para intentar evitar malentendidos, pero también creo que hace falta saber cuándo morderse la lengua para evitar crearlos. —Hablaba guardándose todo el ácido que había acumulado escuchando, pero aun por si todavía se podía entrever, trató de sonar aún más preocupada—. No estamos compitiendo, lo que necesitamos es trabajar juntos para salir de esta, especialmente ahí fuera —dijo, señalando con la cabeza a la ventana más cercana—. Solos no somos nada ahí fuera, y nos jugamos demasiado.

Tal y como sospechaba Maila el frivy quería hablar de lo ocurrido aquella mañana, sin embargo para alivio de la chica Nery´s solo quería pedir disculpas por su comportamiento. Cosa que agradeció la hawaiana . Era completamente consciente de que en la situación en la que estaban los nervios podían estar disparatados y decir cosas de las que luego arrepentirse, pero Maila esperaba de veras que el frivy no volviera a cometer estupideces de ese tipo o empezaría a cabrearse de veras.

Más bien fue lo que dijo Toni lo que la preocupó, el hecho de que tardaran tanto en salir de aquella trampa por la falta de comunicación. Si algo tenía claro la chica era que en aquella ciudad ellos, los refugiados, eran lo más bajo de la cadena y si podían contar con algo era con la unión y posibilidades de sobrevivir si estaban juntos. Pero todo aquello no valía de nada si no lograban coordinarse debidamente.

Cuando Fleur le habló Maila le devolvió la sonrisa, sin embargo Nery´s empezó a hablar y hubo muchas cosas que no entendió. Maila se apoyó en la mesa sobre una mano mientras escuchaba los comentarios de cada uno, quería hablar, de hecho se moría por hacerlo. Pero también entendía que los más implicados debían al menos decir todo lo que tuvieran que decir. En cuanto al frivy entendía que le cabreara que el grupo desconfiara sobre si era un espía, pero también opinaba que debía entenderlos a ellos y que si que había parecido sospechoso a fin de cuentas en un primer momento.

Iba a decir todo aquello cuando Nery´s y Toni parecieron llegar a un acuerdo y no quiso darle más bola al asunto, al menos por ahora. Sin embargo si quiso hablar tras escuchar a Iemai.<<No somos nada...>> Repitió la chica como un eco de las últimas palabras de la cercana.

-Exactamente.- Dijo Maila mientras se incorporaba de la mesa ruidosamente y empezaba a recoger su plato.- Lo único que tenemos en este sitio es a nosotros mismos, ¿verdad?. Y si queremos sobrevivir aquí no basta con coger una espadita o cualquier otra cosa y confiar en que nos va  a salvar la jodida vida. Tenemos que ser más comunicativos entre nosotros, cierto.- Tras recoger todos sus cubiertos los miró algo preocupada.- Fuera pero igual de importante  dentro, o al menos eso creo yo.- Dijo la hawaiana para finalizar.

Qwara se sentó a comer cuando lo hizo el resto, dando buena cuenta de su plato mientras las conversaciones se sucedían a su alrededor. Primero le repitieron a Rua lo que habían hablado mientras ella se daba un baño, poniendo en común las distintas impresiones sobre la trampa con la que habían tropezado y sus posibles aplicaciones en la defensa del torreón, y después los que se habían quedado dentro les contaron acerca del descubrimiento de aquellos peculiares cristales que según las cercanas eran baterías mágicas rudimentarias.

Para la sudafricana cualquier tipo de magia era una novedad, por lo que lo de rudimentario no lo veía por ninguna parte, pero se abstuvo de decir nada al respecto por no quedar como una tonta y se limitó a echarles un buen vistazo desde su sitio mientras apuraba un vaso de agua.

Casi hacia el final de la comida Toni bajó de nuevo y se unió al resto, pues al igual que Nery’s parecía querer tratar algo en grupo. A la morena le preocupaba la dirección que podía tomar aquello y si era sincera no tenía ganas de presenciar otra discusión hoy, pero por suerte parecía que era todo lo contrario.
«Menos mal...» pensó para sí mientras asistía en silencio a las disculpas de unos y de otros.

Parecía ir bien y eso era lo importante, pero la actitud del frivy se torció y dirigió su mal humor hacia el español sin venir a cuento, pues este se había limitado a decir algo con todo el sentido. Como espectadora Qwara no tenía ni puta idea de lo que acababa de ocurrir y solo podía observar con incredulidad la escena que se estaba sucediendo, dándose mentalmente de cabezazos con una pared imaginaria. ¿Cómo era posible que volvieran a las andadas mientras se suponía que se estaban disculpando?

Pefka usó la técnica de la bomba de humo sin ningún tipo de pudor, algo que en opinión de la morena no contribuía en nada al bienestar general del grupo, pero le ignoró deliberadamente y continuó con su atención puesta sobre la incipiente discusión. Estaba a punto de intervenir dando un golpe sobre la mesa para que pararan cuando el CoMo reculó, sin embargo, relajando la tensión de su cuerpo y tendiéndole una mano a Toni.
«No hay quien lo entienda, joder» maldijo en su fuero interno, dejando los cubiertos que había estado sujetando con fuerza sobre su plato limpio.

Por suerte había acabado de comer antes del amago de bronca, pues se le había cerrado el estómago, y no puedo menos que asentir hacia Iemai y Maila cuando ellas intervinieron. La palidez de Toni llamó su atención en ese momento, evitando que opinara algo más sobre el asunto.
—Oye, ¿estás bien? —le preguntó al chico con tono de preocupación—. Tienes mala cara… ¿quieres un vaso de agua? —inquirió, cogiendo la jarra para llenarle uno que se apresuró a tenderle.

Empezaban a conocerse. Por eso cuando Pefka se fue, Ulmara lo fulminó con la mirada pero no le dijo nada; porque entendía que Pefka era un poco lobo solitario y todavía no parecía saber enfrentarse a problemas de carácter social (está feo dispararle una flecha a alguien con quien discutes). Porque se conocían un poco mejor, comprendió también el enfado de Toni y de Rua con Nery’s, e incluso entendía a medias lo que decía el frivy (o lo que sentía). Solo a medias, porque sin duda era el extraplanar más raro de todos.

Sin embargo, como ella no había estado ni por la mañana ni por la tarde, les dejó hablar hasta que el clima se suavizó un poco. <<Menos mal, Aramara>>, rezó, <<Porque no me apetece convivir con un grupo enrarecido>>.

—Como espía habrías sido muy malo, la verdad —fue directa con Nery’s, pero sonreía para quitarle peso a sus palabras—. Estoy de acuerdo con todos en lo del trabajo en equipo y mejorar la comunicación, y quiero pensar que nos acabará saliendo poco a poco. Esto es un buen paso.

Asintió tras la intervención de Maila y se calló algo que ya les había dicho a ellos: correr les valdría más que cualquier arma.

—Por mi parte, si alguna vez digo o hago algo que os ofenda, no tengáis problemas en decírmelo. —Ella tampoco tendría problemas en escucharles, ni en disculparse si lo creía conveniente.

Se giró hacia Toni con toda la duda en el rostro, pues a pesar de lo que decía Qwara, lo único que veía en la cara de Toni era cansancio. Con ese color de piel, Ulmara no distinguía entre el tono normal y el tono pálido. Parecían siempre igual de blancuchos por agravio comparativo.

Dio gracias que parecieran llegar a una especie de tregua de paz, porque su cabeza le dolía demasiado como para querer seguir discutiendo en vano. Escuchó las palabras del resto con los ojos cerrados. Con el ambiente un poco mejor Rua se quedó allí unos minutos más, escuchando un poco las conversaciones ajenas mientras se le pasaba el dolor de cabeza. Había estado demasiado tiempo bajo el sol en pleno mediodía cargando lozas, eso tenía que pasarle factura sí o sí.

Cuando se sintió un poco mejor se levantó de la mesa, avisando que iría a echarse un rato, subiendo hasta el cuarto y haciéndose bolita durante buena parte de la tarde. Se levantó energíca para cenar y charlar un poco con los demás antes de que tuvieran de nuevo que acostarse. Se volvió a mencionar lo de la trampa y runas, también mencionaron sobre el descubrimiento de aquellos cristales que parecían brillar con sangre, pero que nadie tenía claro que significaba en su totalidad. Lo único que tuvieron todos más que claro es que no iba a volver a irse de aventura en un tiempo, no hasta verificar un poco las zonas circundantes.

Los días siguientes fueron casi rutinarios, salían por las cestas siempre que podían, yendo hacia el acantilado a recogerlas y revisando un poco la zona para ver que había por las cercanías, intentando evitar el lugar donde el kelpie quedo sepultado, por si acaso. Rua siguió turnándose las gafas con Ulmara para salir, hasta que aparentemente la cercana logró acostumbrarse la luz de la ciudad. La sueca casi la envidio por ello, porque ella iba a seguir necesitando las gafas en las peores horas de sol, sí o sí. Aunque bueno era una mierda a la que estaba acostumbrada.

En un par de ocasiones, aun así, hubo sobresalto general, cuando fueron testigos lejanos de la existencia de dragones, no sabía si eran iguale so diferente a aquello que vieron que atacaba al chico del otro torreón, pero allí estaban, en el cielo. Desde luego no se quedaron mucho tiempo admirando el espectáculo, ese a la incredulidad de Rua de que de verdad existieran, se refugiaron rápidamente en el torreón, dudosos de que no fueran a tener problemas. No tenía buenas experiencias con reptiles, lo tenían clarísimo.

La sueca también se mantuvo seriamente con los condenados entrenamientos de la mañana, dando gracias a que bajaron un poco el ritmo tiránico de los primeros días que dejaba agujetas que casi imposibilitaban al día siguiente. Al menos a ella, que, aunque hacia ejercicios antes de llegar a la ciudad no era a tal nivel. Le interesaba especialmente coger fuerza en brazos y piernas, así como resistencia, porque si…correr era vida, correr era salvación en esa ciudad.

Intento aprender algunos movimientos básicos con la espada, pero en lo más se centro era en intentar mejorar su puntería con la ballesta y usarla todas las mañanas en prácticas de tiro. << Cargar rápido es lo más difícil de hacer>> pensó cuando una de los virotes se clavó bastante más lejos de donde ella quería. Bufo. Apuntar bien ya era otra cosa que también iba a costarle. Pero lo prefería así, de tener que defenderse de algo prefería que fuese a distancia. La espada corta solo era un extra por seguridad.

Se miró las uñas, ese era otro problema. Llevaba un tiempo desde que se las había podido arreglar y estaba algo más largas que cuando llegó, lo que notaba de inmediato a la hora de agarrar las cosas. << Normalmente me daría igual tenerlas ligeramente mas largas, pero en este lugar es una mierda, es muy fácil que se rompan acá donde no tengo como cuidarlas bien…>> pensó fastidiaba. Por eso tuvo que aceptar la oferta que el frivy la había hecho el día de la trampa, cuando quiso prestarle su neceser de manicura y que en su momento no vio necesario

El neceser del frivy estaba bastante completo cuando se lo dejo y Rua no tuvo problema alguno en sentarse en medio del comedor a limárselas, mientras mantenía una charla con Fleur. Se las limó lo justo para que dejara de molestarle al agarrar cosas, pero sin perder su forma de stiletto. Y si Nery’s no le cayera tan mal, lo habría besado cuando vio que el neceser traía un pequeño botecito de protector de uñas transparente. Casi sintió que le devolvió años de vida cuando vio sus uñas brillar bien protegidas y limadas. Toda su bajona por tener que limárselas, fue sustituida por satisfacción. <<¡Esto es la gloria!…>> Hasta se sintió de buen talante para tratar también las de Fleur. Ese día, Rua fue de los más amable, hasta con Nery’s, al que incluso sonrió cuando le devolvió el neceser tras usarlo, no dijo apenas palabrotas, todo un logro y relucía de buen ánimo. Poco le importo si le miraban raro. Ella tenía sus uñas inmaculadas.

Fueron días relativamente tranquilos y la sueca lo agradeció, seguía teniendo aun así el puntilloso mosqueo de que poseían poca información de la ciudad, que seguían de alguna forma desprotegidos, que no tenían aun idea de esa supuesta amiga prometida. Era pensamientos que a veces le llegaban cuando las horas muertas sin hacer nada se aparecían. Pero visto que su intento por explorar había acabado siempre mal, daba bastante resquemor siquiera mencionarlo.

Aquella noche Rua se acostó como todos los demás días, con su habitual ropa cómoda para dormir, tapada hasta arriba para protegerse más que del frio de la casi total oscuridad existente, solo iluminaba de vez en cuando por aquellas especies de murciélago de fuego que a veces pasaba por la ventana, emitiendo su brillo de llamas danzantes. Se quedó dormid mientras lo miraba, cobijada bajo su sabana.

El resto del día fue mucho más tranquilo y relajado, aunque lo cierto es que no pudo parar de pensar en la charla que tendría con Maila cuando estuvieran más a solas. Fue al caer la noche cuando tuvo lugar y pudo respirar más tranquila tras aquello, saber lo que ocurría en la cabeza de su amiga era básico para comprenderla y terminó con la sensación de que al menos había sido de ayuda.

El resto de días ocurrieron de manera apacible y sin incidentes, sobretodo en su caso que permaneció en el torreón como siempre mientras sus compañeros salían fuera a por los cestos de comida. Su rutina se estableció un poco más, su resistencia en los entrenamientos se estabilizó a uno más parecido al que tenía cuando practicaba ballet y el arco le llamó la atención sobre todas las armas para defenderse en caso de ser necesario, puede que por su elegancia y su forma de usarlo pero el caso es que la humana prestó más atención a las clases sobre ello notando un dolor agudo en los hombros en los siguientes días. No era ingenua al respecto, siempre supo que se trataría de algo complicado y de momento no se atrevía a practicar sin ninguna mirada atenta que le diera indicaciones, pero se consideraba una persona muy constante y aquello distraía su mente en los momentos más bajos a pesar de que le dolieran los dedos. Quizás tuviera que buscar algún tipo de protección en la armería. ¡Lo que la hacía pensar... Ella en la armería! Sin duda había sido sometida a una situación compleja y estaba realizando cosas que nunca pensaría, incluso notaba como cada vez se quedaba menos fuera de las conversaciones que sucedían a su alrededor incluyendo algunas con los compañeros que más le imponían (como Rua). Sí se mantuvieron otras de sus constantes, la primera de ellas no inmiscuirse más de lo necesario en conflictos ajenos y la segunda sus rezos nocturnos, por todos ellos y el grupo que andaba fuera. Esperaba que estuvieran bien después de aquel duro golpe.

Con un pijama de color malva y un moño recién hecho en lo alto de su cabello Fleur se fue a dormir aquella noche con el cuerpo muy cansado y no le costó nada conciliar el sueño.

El resto del día de la trampa discurrió sin mucho lío para el nombrado, y por lo que pudo notar en los días venideros la conversación había ido a mejor de lo que él había esperado. Es más, incluso Ulmara se le acercó para señalarle que no debía haberse ido en mitad de la reunión. Debería haberse quedado, aunque hubiera sido en silencio, al menos. Que sí, que al final se habían arreglado y puesto de acuerdo, pero él se había enterado después y les había dado plantón. ¿Pero por qué era todo tan complicado? Solo tenían que llevarse bien el tiempo suficiente y luego cada cual volvería a su casa. Daba igual, si al fin y al cabo querían llevarse mejor, mejor para todos.

Ese día terminó sin pena ni gloria para él y muchos siguieron igual. La rutina de entrenamientos y salidas a por cestas seguía como siempre. Lo más remarcable fueron dos descubrimientos. Uno, los extraños cristales que habían encontrado mientras ellos estaban atrapados, y que creían que estaban relacionados de alguna manera con la energía superior. No sabían nada más, pero el mismo hijo de lunas pudo comprobar por sí mismo que brillaban con su sangre. Y, lo segundo, el día que avistaron a lo lejos unas criaturas hasta entonces nunca vistas por ellos en la ciudad: dragones. En opinión de Pefka eran diminutos, por supuesto, pero para los demás eran colosales. Y en honor a la verdad, si se topasen con uno de frente podrían darse por muertos por muy "diminutos" que le parecieran al nombrado. Por suerte solo los vieron cruzar los cielos a gran velocidad, pero él y los demás no dejarían de ocultarse cada vez que les hicieran sombra.

Su búsqueda de ocio seguía acabando en aburrimiento como siempre. Casi siempre. Algunas noches en las que veía a los murciélagos flamígeros las pasó bailando en el patio, sin su añorada música, y con el cuerpo pintado con los restos del fuego de la cocina. Y después el baile evolucionó. Tomabs prestados dos de los leños de la cocina y o bien rasgaba la pared con ellos al pasar cerca o bien los golpeaba con el suelo del patio cada vez que se agachaba después de un salto. No se le ocurría de dónde o cómo conseguir recursos sin ponerse en peligro o sin cazar, así que se contentaría con aquella danza de momento. Y, por supuesto, sin molestar cuando se fueran a dormir... Excepto algunas veces en que perdía la noción de la realidad y debían chistarle.

Y así llegó a otra noche, con las energías bien agotadas en su danza improvisada. A dormir en sus pieles y a por otro día en aquella ciudad.

Después de aquella charla el día se tornó mucho más apacible, algo que la hawaiana agradecía de veras. <<Al menos se ha llegado a una especie de entendimiento>>. Pensaría la chica. Incluso la cena, horas después, estuvo envuelta en un aire de calma. Sin embargo antes de dormir las preocupaciones volverían a asaltar a Maila y decidió que ya era el momento de tener esa conversación pendiente con Fleur. Muy dentro de ella, en su fuero interno, estaba al borde del colapso. No sabía cómo estarían sus hermanos sin ella, cómo se las apañarían y ese pensamiento la estaba quemando como un veneno. Tras terminar de hablar con la francesa Maila se quedaría mucho más tranquila, las palabras de la rubia fueron como un bálsamo que la hiciera revivir

Los días que vinieron después se pudo apreciar a una Maila mucho más alegre y conversadora, que  de alguna manera estaba acostumbrándose a la ciudad y a su rutina, o al menos todo lo que se podía en una situación así, tras volver a salir a por comida con el resto tras varios dias confinada en el torreón con miedo al exterior. Decidió tomarse bastante en serio los entrenamientos físicos y sobretodo con armas, especialmente con un machete que encontró en la armería. De ninguna de las maneras había sido su primera opción, de hecho le tenía echado el ojo a una espada curva, pero aunque no pesara una barbaridad si que tenía algo más de dificultad y decidió no usarla en el exterior hasta tenerla más dominada. También descubrió que era nula disparando con el arco tras muchos intentos fallidos y concretó que sería mejor dejárselo a gente como Pefka, de momento. <<Si tengo tiempo de algo es de aprender todo lo que pueda...>> Pensaría la hawaiana.

Las salidas a por comida no estuvieran llenas de sorpresa, era como si la misma ciudad les estuviera dando un respiro tras tanto jaleo. <<O que estamos en el ojo de la tormenta>> Se decía en su cabeza cada vez que pensaba en el tema. Esa tormenta pareció llegar con la aparición de dragones en el cielo y Maila solo pudo correr con el resto  de vuelta al torreón mientras pensala en lo terroríficos que eran. En las películas se veían majestuosos, y ciertamente lo eran, pero verlos en la vida real le hacía pensar en lo diminutos que eran en comparación y lo fácil que sería morir en sus fauces. <<¿A qué se debe que los hayamos visto ahora? ¿Dónde han estado antes?>> Esas preguntas la acompañaron en aquellos días de supervivencia.

Aquella noche se acostó temprano tras un agotador día. Lo último que vería antes de cerrar los ojos  sumirse en el sueño sería la cara de Fleur a su lado. Ajenas ambas a lo que estaba por llegar.

Al ver como Qwara le acercaba un vaso de agua, consiguió darle las gracias entre dientes, bebió como si del elixir de la eterna juventud se tratase.
-Gracias- volvió decirle.

Durante los sucesivos días, Toni intentó desconectar todo lo que pudo, entretener la cabeza en otras actividades que le permitiesen no pensar demasiado. A veces observaba como Perfka bailaba manchado de carbón a la luz de los murciélagos flamígeros, le parecía curioso como se movía en el más absolutos de los silencios, solo roto por los aullidos extraños seres desconocidas o por el aleteo de las criaturas que le aportaban cierta luz. Otras bajaba a ordenar las armas: las limpiaba, las observaba intentando ver cual serían todos sus usos más allá del bélico.

El español no quiso salir del torreón desde que habían caído en la trampa aquella que los mantuvo encerrado, le había cogido algo de respeto a las piedras que pueden transformarse en trampas. La idea del huerto se quedó solo en una idea,  a nadie pareció gustarle y todos creían que con la comida que recogían les era suficiente. Toni se mantuvo en silencio durante los días que siguieron a su desvanecimiento. Luchando con sus pensamientos, con la violencia que naciò como una llama  y se instaló en el vientre.
Sin ser consciente de ello, Toni comenzó a conocerse. Durante aquél tiempo de reflexión, una pregunta empezaba a fraguarse tras el sonido de sus pensamientos.
¿Cómo era realmente?
Toni, la persona que le devolvía la mirada en el reflejo del pozo al lavarse la cara con agua de aquella ciudad que lo obligaba a luchar por su supervivencia,  a entrenar con criaturas desconocidas que ahora parecían más cercanas a él de lo que su familia lo era en la Tierra. O, por otra parte, José Antonio, la criatura insípida, sin apenas caracter, que habían raptado de su cama, arrastrándolo a vivir todo aquello.

Las tensiones acumuladas aquel día se fueron rebajando. Puede que no se hubiesen ido del todo, pero el grupo parecía entender que era más importante ser un equipo que discutir por tonterías. Cuanto mejor conocían la ciudad mejor debían comprenderlo: el lagarto del primer día no era ni de lejos lo peor que podían encontrarse en Rocavarancolia.

Otro aspecto de la ciudad que el grupo conoció con el paso de los días fue la presencia de dragones cabalgados por jinetes que, a veces, daban vueltas por el cielo. No parecían interesados en ellos, por suerte, aunque Iemai no quería estar fuera cuando los veían maniobrar en la distancia. El espectáculo que proporcionaban no compensaba el riesgo.

Por lo demás, tuvieron bastante suerte de no tener sobresaltos importantes en las salidas a por las cestas. La trampa les había quitado las ganas de explorar y vuelto más cautelosos. Iemai, por su parte, seguía sin abandonar el torreón, pero ya empezaba a notar cierta mejoría en su brazo. Todavía estaba hinchado, pero en dos o tres semanas más debería estar recuperada por completo, algo que tenía que agradecerle a Kiki por sus cuidados. No podía negar que le daba miedo recuperarse, porque no tenía ganas de tener que empezar a salir allí afuera.

Mientras tanto, pasaba el tiempo hablando con sus compañeros y ayudando en lo que podía. Incluso a veces se unía a los ejercicios matutinos, aunque fuese haciéndolos a su manera, porque no quería que se le entumeciesen las piernas. Iemai no se llevaba mal con nadie: no quería. Les beneficiaba estar unidos y no iba a ser ella quien buscase problemas. Algunas de las personas con quienes más habló fueron Ulmara y Qwara. Una era de su propio mundo, y  ambas le inspiraban confianza, tal vez por su aspecto familiar. Además, eran directas y tenían la cabeza sobre los hombros.

Por lo demás, los días pasaban de forma monótona, sin que Iemai pudiese hacer nada más que hablar o ayudar en las tareas domésticas. Aunque quisiese ser algo más creativa, como Pefka, no habría podido. La cercana no tenía ninguna habilidad artística o útil que explotar, y desde luego no se iba a unir a los rituales extraños del hijo de lunas, aunque a veces se lo quedaba observando.