Torreón Sendar

Recuerdo del primer mensaje :

Magia:

La divisaron a lo lejos. Una enorme cueva vertical se alzaba desde la tierra, colosal, majestuosa e imponente sobre la calle, y con una vista espléndida sobre esta. Aceleró el paso por curiosidad y esperanza, porque que algo estuviera en mejor estado que las calles que habían atravesado... ya era mucho. Además, no quería seguir hablando de los Hijos de Bakaiar allí, fuera, al descubierto, como si pensar en ellos o mencionarles pudiera atraer al de antes.

Cuando llegaron, sonrió al reconocer un foso, porque le era familiar del hogar, y se maravilló aún más al ver la enorme superficie de madera que lo atravesaba y que conectaba con el edificio.
—No sé si esto es lo que buscábamos, pero tiene buena pinta.

No esperó a los demás. Se había fijado en unos inventos nuevos que sujetaban la madera del foso y que se introducían en la cueva, y quería investigar tanto eso, como el interior como todo lo que pudiera. Se adelantó al grupo y caminó por la lámina de madera con toda la curiosidad del mundo, hasta llegar a la lámina vertical. La reconoció, parecida a las de esa cueva donde despertaron, así que empujó con el hombro hasta que se movió. Y... una vez dentro, se quedó parado en la puerta. ¡Era enorme! ¡Y había un sinfín de cosas sin determinar!  
—¡Esto es alucinante! —exclamó mientras liberaba el camino para entrar.

Le temblaba la pierna derecha, pero de anticipación por querer explorarlo y entenderlo todo. Su mirada saltaba de un artefacto a otro, de una pared a otra, de un punto a otro. Y aún tenía que investigar los hierros que entraban y salían de la cueva y se anclaban a la lámina de madera del exterior. Necesitaba nombres para aquellas cosas nuevas. Ahora sería él quien preguntara a los demás.

-Perfecto. -Respondió a Pefka cuando dijo que no tenía porblema. Sin cambiar de expresión ocultando una exclamación en su cabeza por poder ver en primera plana el cuerpo de un extrafrivense.

-Oh, vamos Imi. -Dijo refiriendose a Iemai. -Vosotras dos tambien supersois mayores como para megasaber usar una cuenta del banco, pero aquí hiperestamos. Ultrateneis tanto que descubrir y aprender... Sinceramente megame hace sentir envidia. -No mentía, era como si él y las humanis tuvieran la oportunidad de ver tecnología mucho más avanzada de otras civilizaciones.

Empezó a comer con tranquilidad mientras dejaba que todo el que tuviera algo que decir lo hiciera y que la tímida humanis le respondiese. Sus ojos se posaban siempre en aquel que hablara, brillando de interés ante todas aquellas nuevas formas de pasar una tarde que en su mundo hubieran sido imposibles. Sonreía con calma con un pequeño deje de tristeza.
Levantó una ceja cuando Kiki mencionó que había videos de gente follando "circulando" por ahí. -Oh así que supersi haceis esas cosas. -Había una sonrisa tremendamente burlona en su cara que esperaba la reacción de los humanis.
-Megasuena todo genial que te floschix. Ojalá ultratuviera tiempo para algo así. -Aún diciéndolo y añorando escapadas calmadas como esas sabía que ni podía ni se lo merecía. -Cuando salgamos de aquí tendrás acceso a todos los laboratorios de mi mundo que quieras, o te puedes hacer el tuyo propio si quieres. -Le dijo a Kiki. -Y tú tendrás todos los materiales que quieras para fabricar y pintar lo que te apetezca. -Señaló a Pefka. Se recostó en su silla con el plato ya acabado y alzó la voz para todos. -Es más, cuando supersalgamos de aquí os megavendreís a frivo y lo megacelebraremos. Hiperllamaré a los mejores chefs y ultrapodreís ir a supercompraros la mejor ropa que haya y la que querais. Una fiesta digna de ultrasobrevivir a todo esto. Y megapodemos acabarla en mi casa en vez de en una discoteca, para los que os fuera incomodó. -Rio en alto claramente divertido solo de mencionarlo, pues el pudor de las otras especies le parecía estúpido e hilarante.

El comentario de Toni sacó su faceta más socarrona.

—Mañana pondré en el patio una silla para ti —le dijo mientras se sentaba a la mesa. Sin embargo, se arrepintió de hablar en cuanto se dio cuenta de que Toni había hablado de morirse.

¿Se refería a morir como Pefka? ¿Como a los animales de la Cercanía? ¿O acaso era un sinónimo de dar el paso? La sonrisa que se había formado bajo su pico se deshizo en un instante. Se recordó a sí misma por qué debía ser más cuidadosa al hablar y volvió a callar durante un rato mientras peleaba contra el rubor, contra los calores que le subían cuello por haber metido la pata hasta el fondo. La incomodidad le duró tanto como tardó en centrarse en otras conversaciones. Lo de Pefka le habría hecho más gracia en otro contexto interno, igual que los detalles no pedidos de la vida sexual de Nery’s. No sabían nada de nadie, en realidad, hasta Iemai era una incógnita en cierta medida. Compartir plano no significaba tanto, y aun así…

—Si salimos de este sitio y aprendemos a viajar entre planos —algo que la cercana dudaba—, te prometo que asistiré a esa fiesta —hablaba completamente en serio. No podía imaginar la magnitud de una celebración frivy, pero dentro de sus escalas, Ulmara hacía tiempo que no festejaba nada. Además...—. Oye, ya que estamos, ¿qué es una cuenta bancaria? —decidió preguntar, pues todo lo que se le ocurría era sinceramente estúpido.

La única forma de resolver su ignorancia era mostrar más interés. Algo necesario si quería dejar de sentirse cuadriculada en todas sus interacciones. A pesar de que se le había pasado el susto, seguía mirando de refilón a Toni para buscar en su expresión alguna pista de que (no) se había tomado bien su broma.

-Bueno, hiperno puede ser tan difícil pasar de uno a otro. Una vez Sealhy´s megase fue de vuelta a... bueno a aquí. Supongo. Y supervolvió a las pocas horas megamandandome un mensajis porque ultrase le había olvidado comprar algo. Hiperno me acuerdo que era. Creo que champoo para el pelo. -Se rio un poco al recordar rápidamente muchas de sus meteduras de pata. -Para superno darle muchas vueltas y entrar en tecnologías que os sonarán a magia, vamos a decir que un banco es la organización que hiperguarda todo el dinero de mi mundo. Tú te "abres" una cuenta en él y pasas a estar en una lista donde pone quien eres y cuanto dinero tienes guardado dentro suya. -Hizo una breve pausa para dejar que la información se asentase y para poder seguir hablando sin usar su acento de manera correcta. -Así en vez de andar cargando con todo tu dinero por ahí, como el banco sabe cuánto tienes, puedes sacar dinero de cualquiera de sus puestos y simplemente te lo descontaran de tu lista. -Se levantó de su sitio y comenzó a estirarse.

-Básicamente tienes todo tu dinero a mano en cualquier parte del mundo y puedes hacer negocios con grandes cantidades simplemente pasando el dinero de una lista a otra. Hipersi hubiera tenido que darle el dinero en mano a todo el mundo cuando construí hace meses un estadio para actuaciones hubiera gastado más en mover las monedas y los billetes que en el edificio. -Se echó a reír mientras llevaba su plato a la cocina. Estaba de buen humor, entrenado, con la barriga llena, habiendo conseguido que la humanis hablara y a poco tiempo de ver un extrafrivense desnudo. Era un buen día.

El nombrado se dio cuenta de algo, un desliz suyo, cuando Iemai comentó al respecto de las "pastillas de jabón". Se refirió a ella primero.
—Eh... ¿claro? Solo tenéis que decirme qué son y cómo se usan, ¿o es que si te enseño el arco voy a disparar por ti? —miró al frivy al decir lo último, confundido. Había entendido que quería enseñarle, ¿pero qué necesidad había de que lo hiciera él? No era pudor, era su cuerpo y si el otro quería verlo, que lo pidiera sin sutilezas.

Su malestar y desgana por la explicación aumentaron poco después. No le gustaron nada los comentarios de "ser mayores para saber tal o cual cosa". O lo otro sobre tener todas las cosas que quisieran, como si lo tuvieran todo al alcance de la mano. La naturaleza proveía, daba y cogía, pero no regalaba de esa manera (y no quitaba porque todo era de ella). De hecho, en su ciudad todo era producido por todos, y lo que no podían lo cambiaban con trueques. Y en cuanto al dinero... lo que pudo sobreentender le dio asco, la verdad. «Tan avanzados y tanta supuesta abundancia para depender de algo así... No lo comprendo» Pero lo de viajar entre mundos... eso ya era otro tema que no le cabía en la cabeza. Se sentía como caer al vacío si lo pensaba.

La oferta anterior del frivy hizo aguas y se fue muy lejos. Apenas hacía un rato se había alegrado por hablar de sus diferencias sin tonos de superioridad... «Se ve que este no puede evitarlo, incluso sigue hablando raro a pesar de todo lo que dijo el otro día» Aceptaría explicaciones de otros con menos prepotencia o con un poco más de respeto por la naturaleza. Cuando el chico se calló por fin, se dirigió a él con seriedad.
—Perdona, pero en mi mundo ya eres "mayorcito" para sobrevivir a la intemperie sin ayuda, y sin embargo aquí estás, aprendiendo a defenderte, así que deja de decir bobadas. Y, por cierto, mis materiales me los consigo yo a mi manera, con lo que la naturaleza me conceda, o con trueques con mis vecinos.

No quiso ni meterse en el tema del dinero porque eso ya le pareció surrealista.
—Si alguien con más respeto por la naturaleza y las diferencias me quiere explicar lo del jabón con palabras, se lo agradeceré con un instrumento cuando consiga materiales. Sin dinero —apostilló, mirando al resto. Sus ojos enrojecidos a medias demostraban que estaba mosqueado.

Sabía que se había pasado un poco, o quizá más de un poco, la verdad, y no tenía costumbre de reaccionar así, pero le había ofendido. Solía pasar de la gente, pero no había podido callarse. Si hubieran tratado el tema con más tacto, habría sido más sosegado, como con Ulmara en la armería. En fin, al menos la promesa era sincera y le daba un nuevo objetivo. Si conseguía recursos, haría cosas para sus compañeros. Para los respetuosos, claro.

A Iemai no le hizo mucha gracia la familiaridad con la que se dirigió a ella Nery’s, tanto por el mote como por la explicación. Había una diferencia abismal entre explicarle a alguien que se frotase con una pastilla de jabón y luego se aclarase con agua y explicarle cómo usar un sistema desconocido procedente de un mundo más avanzado. No dijo nada porque probablemente iba a soltar una bordería y el krabelinense ya parecía haber aceptado que se lo explicasen.

Se había relajado a medida que continuaba la conversación sobre otros mundos o lo que harían cuando pudiesen visitarlos. No sabía cómo le habría sentado la invitación de Nery’s en otras circunstancias, pero su parte más cínica solo podía pensar en que esa hipotética fiesta no tenía muchas posibilidades de llegar a existir. Pero también lo deseaba, en el fondo. Poder ir a otros mundos, no tener que preocuparse por su seguridad, y poder vivir sin tener que servir a nadie. La salida de Pefka al respeto le resultó graciosa. El frivy se había ganado a pulso que le reprochasen su paternalismo.

Entre tanto, escuchó sobre el banco que estaba definiendo Nery’s, una especie de consigna a nivel global. Ignoró el comentario que hizo sobre la construcción que le costó tanto dinero –resultaba molesto que les recordase en una de cada tres frases que pertenecía a la élite– e hizo una pregunta.
—Debéis de hacer muchas cuentas para aseguraros de que no os engañen en el recuento de monedas —dijo con una media sonrisa, apoyándose sobre la mesa—. Aunque no creo que sea gratis, para empezar, ¿no?

El comentario de Kiki sobre la supuesta deuda le hizo reír en su fuero interno. Y plantearse lo mismo con preocupación repentina, pero lo descartó. No acababa de encajar.
—No nos dan la comida en mano, la tiran por ahí. No nos han dado absolutamente nada, todo lo hemos tenido que conseguir, no te preocupes —dijo con acritud. Era obvio contra quien iba su hostilidad. Puede que se obligase a medir sus palabras con sus compañeros, pero contra los Rocavarancoleses podía escupir cualquier cosa sin causar problemas.

Quien parecía haberse ofendido en serio era Pefka, que había insistido en lo del jabón con aquella mirada roja a la que aún no se había acostumbrado.
—Lo del jabón es una tontería, Pefka, no necesitas pagar nada a cambio cuando ya estás enseñando a todo el mundo a usar armas —le dijo, para quitar hierro al asunto. Sobre la pequeña disputa entre él y el frivy prefirió no decir nada. Las diferencias culturales que las solucionasen entre ellos.

La francesa agradecía  que sus compañeros la instruyeran en diversas técnicas, de veras que sí, pero en media hora ya se estaba arrepintiendo. Contaba con un estado físico decente debido a sus años practicando la danza, pero sus estiramientos y ejercicios típicos distaban mucho de la clase intensiva que les proporcionó Ulmara, y además, estaba oxidada. Un año había pasado desde la última vez que bailó en público, y muchos meses desde que practicó sola por última vez. Estaba completamente segura de que el convento escondía un aura de alergatamiento en su interior y que toda integrante envejecía antes como por arte de un conjuro.

Se arrepentía de formar parte del entrenamiento y aún así no se retiró, más por el pudor de llamar la atención al marcharse que por una inesperada fuerza interior.
La clase del frivy fue lo más parecido a la Tierra que vería ese día, y eso que Qwara era humana. ¿Pero qué hacía poniendo esas poses?. Desde luego que admiraba a sus compañeros, en especial aquellos que impartían y los que se quedaban rápido con el cante, pues no sabía cúantas veces tuvieron que corregirle por sus posturas inestables. Fleur no dejó de pensar lo interesante que resultaba la sudafricana y su krav maga pero no se engañaba, puede que a Rua y Maila le sirviera por ejemplo, pero ella no dudaría en correr si es que no era ya pasto de los monstruos. Lo que le hacía preguntarse... ¿qué podía aportar ella al grupo?.  ¿Clases de baile? Sin duda se prestaría si alguien quisiera aprender pero... el sentimiento de inutilidad no desaparecía, seguía sin entender bien del todo qué hacía allí. Y sin embargo la habían llevado, como una de los demás.
Descubrió que su mayor agrado fue Pefka y sus explicaciones con el arco y la cervatana, puede que por su baja intensidad comparado con la de Ulmara, pero lo cierto es que le pareció bastante útil y disfrutó de tensar el arco con sus dedos aunque fuera de manera horrible y se le resbalara el arma más de una vez.

Acolarada y con el cabello rubio hecho un destrozo la francesa se reunió con sus compañeros tras refrescarse un poco, cambiarse e intentar disimular sus jadeos continuos y su rostro tan rojo como un tomate. Contempló las conversaciones desde un segundo plano sin salirse de su línea habitual. No pudo evitar entristecerse del orgullo que Qwara parecía mostrar por su padre o las breves menciones de Kiki al suyo con su laboratorio.
-Yo... -pero calló, retrocediendo unos pasos y ocultándose bajo su flequillo. >>¿Qué vas a decir?. No puedes compararte<<. Su padre era uno de los bailarines más remunerados de Lyon, dónde había pasado la mayor parte de su vida, y si apuraba incluso de Francia. Había llenado numerosos teatros con su elegancia, y sí, poseían mucho dinero, pero no podía mencionarlo, no sin extenderse a toda la verdad. Y la verdad es que su propia familia, los Camus, eran los lobos, no las ovejas. Fleur no carecía de familiares, muchos primos lejanos eran instruídos en la danza y conocía a cada uno de ellos y sus facetas, pero ninguno de ellos se podía considerar menos que un monstruo. >>Aplastarían a cualquiera por presevar su orgullo<<. Si sus compañeros los conocieran... si hubieran tenido un mínimo contacto... estaba segura de que la mirarían diferente, porque era cierto que no portaba la soberbia de su familia pero pertenecía indudablemente a ellos, piel blanca y su rubio característico. A veces se miraba en el espejo y veía a su madre.
Alguien la sacó de sus pensamientos pero tampocó intervino. ¿Tiempo libre? Tendría que decir que era interna de un convento, y solo confiaba en que Maila la respetara o no se hiciera suposiciones equivocada de ella, las cuales podrían ser ciertas. No le preocupaba el krabeliense, Nery´s o las cercanas, pero los humanos... conocía bien el ateísmo creciente sobre todo entre los occidentales. >>Guárdatelo, de momento<<.

Compartió el enfado de Pefka, pero por supuesto se esforzó en no exteriorizarlo. Fleur asintió para sí misma, se debía ser más consciente de las palabras de uno mismo y entender que puede que su mundo estuviera menos evolucionado en algunos aspectos pero que eso no justificaba tomarle por tonto, de hecho, Fleur le consideraba uno de los más capaces para sobrevivir por su cuenta sino el que más.
Entornó los ojos, y algo en su interior la impulsó a romper su silencio cuando vio como los ojos del chico se tornaban rojos. Se sumó a lo de Iemai.
-...ya nos has ayudado- ¿por qué se tenía tan poco tacto? Aunque lo hubiera perdido todo... tampoco daría explicaciones económicas que no vinieran al caso, todos tenían cosas que ofrecer y algunas otras que callar- no creo que nadie quisiera ser irrespetuoso con... la naturaleza- intentó mediar, aunque su mirada dejaba claro que se posicionaba a su favor.
Tras su posicionamiento sin entrar en polémica como era habitual en ella volvió a enrojecer un poco y terminó por desvíar la mirada al suelo, esperando que las tensiones no se elevaran hacia una discusión.

A Ulmara le sorprendió la explicación del frivy en tanto a lo dificil que era de entender. Nery’s no había utilizado ninguna palabra que ella no conociese, pero ni juntas acababan de tener sentido. La confianza que depositaban en esas listas (y en la gente que pudiera trabajar en ellas) para guardarles su dinero y sus riquezas era más de la que la cercana podría depositar en nadie. Ahora tenía aún más ganas de visitar Frivowaldanny. Se podía hacer una idea de cómo eran sus habitantes en base a Nery’s, pero él solo era una persona en un mundo vasto y nuevo.

—Se nota que no sabes mucho de magia, porque lo del banco suena a todo menos a ensalmo —comentó en tono distendido. La magia para ella era un realidad más accesible que esas cuentas bancarias, eso también era cierto.

Tampoco se le escapaba lo del estadio. Nery’s era realmente importante, lo cual era bueno por un lado pero horrible por el otro. La experiencia le decía que la gente más insoportable era la que más tenía y, en el fondo, deseaba que su experiencia no se pudiese aplicar a Frivo. Fuera como fuese, cada vez le gustaba más compartir su estancia con seres extraplanares y ver como, poco a poco, iban derribando barreras.

La cercana sonrió ante la velocidad de Kiki al hablar y ante el mero intento de unirse a la conversación de la humana silenciosa, aunque también fue ayudada por la escena del jabón, para qué mentir. Sin embargo, había extraplanares con muy poco tacto al hablar y otros con un pronto rápido.

—Relajémonos, por favor —habló de forma tajante, pero esperaba que los modales adornaran un poco. Se levantó de la silla, bien erguida y con las manos en las caderas, y miró directamente a Pefka y a Nery’s, centrándose primero en el hijo de la luna por ser el que había saltado con más genio—. Ya es difícil congeniar con gente de tu propio plano, ni que decir que entre nosotros será más complicado. Ahora bien, deberíamos estar de acuerdo en lo importante que es escucharnos los unos a los otros —y aquí miró sin ningún tipo de sutilezas al frivy—. Aprender de nuestras diferencias podría ser vital para nuestro futuro.

>>El jabón es un buen punto de inicio —sonrió, intentando quitarle de nuevo un poco de hierro a la situación.

Ya había pasado a la Lejanía bastante gente por asperezas mal limadas, Ulmara no quería dar ningún paso vital antes de tiempo. Sobre todo, porque no sabía si la Lejanía estaría al otro lado de Rocavarancolia, como jamás lo había estado para los hijos de las lunas.

-No, pero ultrame encantaría ver como haces la demostración antes de sujetar siquiera el arco, aunque esto megaes bastante más simplis yep. -Hablaba en tono neutro, sin sarcasmo ni reproche. Le había parecido obvio al decir que era el único al que no le importaba la desnudez, pero si quería echarse atrás por simplemente eso  no iba a ser él el que insistiera.

-Ni siquiera hiperse que es un ensalmis. -Le respondió con total sinceridad a Ulmara.

-Hoy en día la tecnología lo superhace todo mucho más fácil pero sí, megahay que mantener a la organización y sus trabajadoris, gran parte ultraes mantenida por los impuestos de las grandes empresas como las mías y el resto con el de la población, despúes de todis cuanto más dinero supertienes más lo supernecesitas. -Se encogió de hombros sonriendo hacia ella. Nery´s era uno de los tantos partidarios de su mundo que opinaban que las fortunas debían usarse para la mejora de la ciudad y no para uso personal después de todo su mayor capricho, sus anillos y su brazalete, ni siquiera habían llegado a costarle un cinco por ciento del dinero de su propia cuenta bancaria. "Como que para que rary´s ultravoy a ultraquerer más dineris hipermegasi no tengo en que tronchy´x supergastarmelo." Era su respuesta habitual a la pregunta de porque daba tanto en impuestos o a sus trabajadores.

-Sí que superhay dinero. -Respondió a Kiki. -Pero ni ideis de si superhay un banco o algún sistemis. Eso sí, Iemai megatiene razón, no nos superestán prestando ni dando nada. Garoni puede ultrameter su culo en una poza de brea ardiente a superesperar que le pague por esto. -Hizó un  gesto dramático envolviendo el torreón. Decir que aquella estancia medieval merecía un pago era, como poco, insultante para él. -Hiperes el tesorero del consejis antes de que alguien pregunte. -Dijo de manera rápida y sin ganas.

Notó como Fleur parecía indecisa a unirse a la conversación, pero ahora mismo había demasiada gente hablando y podía ver como Pefka se estaba estaba cada vez más disconforme como para que fuera una buena idea darle palabra ahora.

Entonces casi al llegar al fregadero sin grifo la simpática humanis le robó el plato y el vaso y se puso ella a lavarlo. Cada vez le resultaba más adorable y graciosa aquella forma extraña de hablar y ser que tenía. -Kiki. -Dijo en tono calmante y cariñoso. -Hiperno eres inútil. De aquí supereres la que más sabe de ciencia de nosotros y la única que puede ayudar bien a Iemai, dependeremos de ti para superhacer ciertas cosas en este páramo de ruinas sin tecnología. -Le pellizcó un moflete a modo de reprimenda por llamarse inútil y de un empujón con su culo se puso a su lado en el fregadero. -Empezando por ultraenseñarme a hacer esto. Ah y por cierto. -Incllinó la cabeza hasta estar cerca de su oreja para susurrarle. -Megase te da fatal ocultar cosas. -Y con una sonrisa amplia en el rostro se irguió de nuevo.

Cuando Pefka empezó a hablar de nuevo él suspiro mentalmente. «Ah, ahí megaviene.» Escuchó sin decir nada mirándole, sin trasmitir por fuera nada de lo que pensaba por dentro. «Es lo que tiene megavivir en una civilización» Se contuvo en responder. «Un primitivo idealista, menuda pereza» Nery´s al igual que muchos de su raza perdió súbitamente el interés en todo aquello al resultarle aburrido.

-Era una broma entre Iemai y yo Pefka. -Dijo aún así neutro, no había que perder las formas. Giró la cabeza más interesado en aprender a fregar algo con sus manos. -¿Megahabrá qué hacer girar el agua muy fuertis? -Preguntó seriamente a la humana tomando como referencia la manera en la que las los lavaplatos funcionan.

"Con más respeto por la naturaleza", aquellas palabras sin embargo sí que consiguieron cabrearle. Kiki a su lado notaría como se quedaba quieto y su expresión se endurecía por unos segundos, pero al final simplemente suspiró y volvió a la tarea que tenía en frente. «Hiperes solo un primitivo idealistis Nery´s, aún supertiene que aprender demasiadas cosis Nery´s, megano le será fácil» Se dijo a sí mismo.

En ese momento simplemente entró en modo de escucha automática pillandoo más o menos las cosas y respondió de forma mecánica a Ulmara. -Sí, Ulmara hipertiene razón. -La debil voz de Fleur se asomo entre el resto a lo que el se alegró de que la humanis fuera dando pasitos para integrarse.

Maila no pudo más que reírse de la demostración de baile de Nery´s y soltar un “Fanfarrón...” con tono jocoso. Después llegó el turno de sudar y Maila lo hizo lo mejor que pudo. A decir verdad estaba contenta de su rendimiento, tanto tiempo nadando de aquí para alla con Josh había dado sus frutos. Permaneció al lado de Fleur todo el tiempo, animándola cuando la veía exhausta. Sabía que llevaba tiempo sin hacer ejercicio y de todas maneras la danza no buscaba mejorar la resistencia tanto como los ejerciciosque estaban haciendo.

En cuanto llegaron a las clases de armas se permitió serenarse y prestar mucha atención a las indicaciones de Ulmara, Pefka y Qwara , aunque no se sintió muy cómoda con un arco en las manos. Intuía que a cualquier bestia le daría tiempo a embestirla diez veces antes de que ella aprendiera a apuntar como es debido, no digamos ya acertar en el blanco. Aún así fueron clases gratificantes a su modo, si quería sentirse segura de verdad dentro y fuera de aquellos muros... esos entrenamientos serían la clave de todo.

Cuando terminaron de entrenar la hawaiana se aseó y decidió cocinar con sus otros compañeros. Seguir y seguir haciendo actividades la alejaba del vacio que sentía dentro, pero cocinar no te distraía tanto como una buena clase física. Te daba tiempo a pensar y a arrepentirte... Había dejado a sus hermanos, tres de las únicas personas que le importaban y además cuidaba de ellos... y se iba por una estúpida promesa. Había accedido a ir a aquel mundo... ¿tan cansada estaba de cuidarlos como para haber hecho aquello? Parecía que sí, y eso la mataba por dentro porque sentía que los había traicionado. Vivían con su padre, no es ques estuvieran huérfanos, pero no se podía contar con él para nada. Lo único que hacía era estar arriba del faro, mirando el mar y arreglando cualquier estúpida avería que tuviera. A veces pensaba que él mismo saboteaba los circuitos eléctricos solo para tener una excusa para no bajar con sus hijos <<Solo está él y su puñetero faro...>> Pensó amargamente. <<Quién sabe cómo se encuentran Mana, Api y Arthur Jr. Solos, desamparados y perdidos... como yo. >>

Cuando algunos de sus compañeros empezaron a hablar de sus vidas tuvo que dejar lo que estaba cocinando y sentarse a la mesa. No soportaba escuchar hablar del pasado, sentía que iba a explotar de un momento a otro. Por suerte, mientras el grupo comía no se hablaron de temas tan personales, cosa que la hawaiana agradecía y aquel pozo negro dentro de ella remitió un poco mientras se permitía distraerse de nuevo. Sin embargo la conversación se puso algo tensa por el temita del jabón. Iba a opinar al respecto cuando Fleur se le adelantó, sabía que la francesa era tímida de narices y aquellos pasos eran muy importantes para ella... y para Maila también. Esbozó una sonrisa mientras le apretaba la mano. También Ulmara logró sacarle una sonrisa por su comentario chistoso, además hablaba claro y sin tapujos y la hawaiana valoraba eso. Con tanto dilema todavía nadie le había explicado lo que era el jabón a Pefka, así que decidió explicarlo y suavizar un poco el ambiente.

- Las pastillas de jabón son unas herramientas que usamos para  lavarnos el cuerpo y son muy comunes en nuestro mundo.- Empezó a explicar mirando de vez en cuando a los humanos.- Los hay de distintos tamaños y formas, el de mi casa por ejemplo tiene forma de estrella de mar  así que imagínate-. Dijo soltando una risa rápida, aunque después pensó que igual no había estrellas de mar en su mundo.-Y basta con restregarte la pastilla de jabón por el cuerpo. Y Iemai tiene razón, no hace falta que nos hagas ningún instrumento, Pefka. Pero si te voy a pedir que en la próxima clase me tengas muy muy vigilada, porque me veo bastante capaz de dispararme en un pie por accidente o cargarme a alguien. Si haces eso por mi estamos en paz.- Bromeó mientras se llevaba un trozo de comida a la boca y le guiñaba un ojo. Esperaba que el ambiente se relajara un poco, demasiada tensión tenían ya en el cuerpo sin discutir entre ellos.

No, no quería discutir. No lo deseaba. No pensaba que en tan poco tiempo fuera a tener conflicto con aquella gente, pero de momento solo había sido con uno. La misma criatura en menos de unos días. No le haría mucho caso de ahora en adelante.

Seguía sin entender la supuesta broma entre ellos, y no sabía por qué seguían dándole importancia al jabón. Él solo había pedido una explicación, pero el otro lo había sacado de quicio, además de todo el rollo del dinero y bancos y demás... ¿Y los demás habían entendido que para el mismo nombrado era algo de extrema importancia...? ¿O algo así? «No entiendo qué ha pasado» Negó con la cabeza cuando Ulmara pidió calma. Luego se dio cuenta de que quizá un gesto afirmativo habría sido más oportuno, pero lo acompañó de unas palabras para ella por si acaso. No había sido la única en hablar, pero era con quien tenía más trato.
—Sí, mejor.

Tampoco parecieron entender lo del intercambio. No era un "pago", era un bien por otro. Conocimiento por instrumentos. Le chocaba mucho el concepto del pago. Pero bueno. Después, por fin, una de las humanas le acabó explicando qué era aquello.
—Parece sencillo. Creo que vi una cosa de esas en el baño el otro día. —se quedó pensativo. El color de los ojos fue volviendo a la normalidad. Quizá era buen momento para remojarse y lavarse como le habían explicado. Por probar y por distraerse—Bueno, mientras no te dispares en la rodilla o en alguna zona complicada, creo que podremos curarte —quiso bromear con Maila—. Voy a probar eso que decís, hasta luego.

No quería llenar la bañera, le parecía demasiado, pero sí que llenaría un poco, lo suficiente para que le llegara a las piernas. Un par de viajes, o varios pares, y lo tuvo todo listo. La ropa de su mundo mojada en un montón y la seca de un baúl lista en otro montón. [...]

Al anochecer cogería algo de pan y volvería a irse a dormir al patio cuando anocheciera. Total, no tenía nada mejor que hacer allí. Ni hogueras ni música ni recitales.

La contestación que le dio Ulmara sonaba un poco a burla, pero no quería meter la pata así que solo dijo riendo un poco – Pues te lo agradecería mucho.

La pregunta de qué era una cuenta bancaria le sorprendió, pero solo permaneció callado esperando a que otros contestarán a la pregunta. La explicación de Nery´s fue bastante sencilla, pero el simplemente habría dicho es una carpeta donde un señor trajeado te guarda el dinero. La conversación parecía bastante didáctica hasta que Perfka….

-¿Perfka se llamaba?- Pensó Toni

…. hasta que Perfka dijo que ya era mayorcito para defenderse, Toni observó como miraba a Nerys y agradeció que no se lo dijera a él, porque por muy mayor que fuese no sabía defenderse.

Cuando empezaron a hablar de las pastillas de jabón solo hablaban de la función de limpieza, pero ninguno mencionó que había quien lo usaba para perfumar los cajones de la ropa. Así cuando no usabas muy a menudo evitabas el olor a humedad.

-También sirve para perfumar la ropa- dijo Toni en voz baja para no avivar las llamas de lo que parecía el principio de un fuego cruzado.

Todavía le dolía el alma del entrenamiento y, como pudo, subió las escaleras con la sensación de que el día había pasado sin pena ni gloria.
Había sido capaz de conocer algo más a sus compañeros. Los había estado observando durante todo el día intentando no intervenir demasiado. Perfka era uno de los más serios y parecía no querer que le llevasen la contraria. Pese a todo, Nerys parecía un buen chico, un niño pequeño que no sabe relacionarse quizás, como uno de esos elefantes que descubren que tienen una trompa y van correteando por ahí mientras no cesan de girarla una y otra vez. Ulmara parecía ser una de las más tranquilas. Al resto todavía no los había calado del todo, pero sabía que Rua parecía más distante de lo que a primera vista podría parecer. Mientras intentaba poner en claro sus ideas con sus compañeros Toni perdió la conciencia y con ella el hilo de pensamiento.

No fue la única en tratar de calmar un poco la situación, y de hecho era bueno haber dado con compañeros que no estuviesen interesados en crear conflictos. No lo iban a tener fácil para adaptarse unos a otros con sus enormes diferencias culturales, como para además echar leña al fuego.

La conversación terminó volviendo a su cauce. Debido a la interrupción, Iemai terminó por olvidar preguntarle al frivy quién era el tipo que había mencionado. Si tenía tanta información sobre Rocavarancolia, no debía racionarla de aquella manera. Le ponía de los nervios.

Pefka terminó por irse, e Iemai quiso ayudar a recoger la mesa cuando la comida hubo finalizado, aunque no lo tuvo fácil. Durante la tarde tampoco encontró tareas con las que mantener la mente ocupada, ni siquiera demasiadas conversaciones. Aunque la gente del torreón no se llevaba mal, tampoco se conocían apenas, y eso solo enrarecía el ambiente.

Kiki se acercó a ella más tarde para echarle un vistazo a su brazo. Extrañamente parecía de buen humor, pero Iemai se alegraba por la chica. A ella misma le gustaría poder tener su ánimo.
—Yo tampoco creo que salga en una buena temporada —le contestó con una sonrisa irónica—. Pero sí que me alegra no tener que quedarme sola —añadió, siendo honesta. No quería quedarse sola, aunque sabía que si llegase a pasar algo dentro del torreón era indiferente ser una o dos. Ninguna de ellas podía defenderse.

Llegó la noche y cenaron. Las provisiones se veían mermadas con rapidez al ser tantas bocas que alimentar, y eso era algo que les preocupaba. Iemai tenía poca fe en los barcos voladores, pero cuando se fue a dormir no pudo evitar rogarle a Aramara que los Rocavarancoleses les mandasen comida pronto. Lo cierto era que tampoco tenía fe en la propia Aramara, pero encomendarse a los dioses era una vieja costumbre difícil de olvidar.

Cuando se despertó a la mañana siguiente abrió los ojos de repente. Los primeros rayos del sol se colaban en el cuarto y se posaban en su cara. La cercana se irguió y miró alrededor, comprobando que todo seguía en su sitio. Se frotó las sienes, intentando olvidar las pesadillas que habían plagado sus sueños aquella noche.

Fleur observó con creciente alivio que la conversación no llegaba a nada más que un pequeño roce y pensó para sí misma que debía prestar el doble de atención si no el triple a sus compañeros y sus diferencias culturales. Siempre había sido una chica con tacto y prefería callar antes que charlar sobre algo que desconocía, lo cual era de sentido común. Asegurarse de tener que aportar algo bueno antes de alterar el clima del torreón... no podía ser tan difícil. ¿Cómo sabría que mostrar desinterés por las estrellas por ejemplo... podría ser descortés en algun mundo? O que uno de sus compañeros estaría tan conectado a la naturaleza. Para ello debería analizarlos, aunque no saber si volverían todos enteros cada vez que salían o si habría comida al día siguiente no ayudaba en absoluto a estabilizarse mentalmente.
Apreció a Maila explicar como se usaba un jabón y aquello le sacó una sonrisa tímida una vez sintió que no era discordante con la situación, además... era bastante curioso imaginar a Maila aprendiendo a disparar. Puede que tuviera el equilibrio suficiente para sucar las olas de manera majestuosa, pero Dios sabía que no tenía el don de la puntería.

En la cena Fleur se permitió hablar con un poquito más de naturalidad, aunque siguió escondiéndose en el refugio que su amiga suponía para ella. Un mundo desconocido con gente desconocida y la persona que mejor le había tratado en la Tierra a su lado... ¿debería sentirse mal por continuar encerrada en su caparazón? Aunque suponía que la mayoría seguía sin mostrarse tal y como era, no era nueva en llegar a entornos ajenos y sabía por experiencia propia que la intención inicial y general era agradar, pero si llegaban a relajarse sacarían a flote otras facetas. Lo cual podía resultar interesante, pensó antes de irse a la cama. ¿Acaso Maila no le resultó más magnética cuando despues de mostrarse amable y protectora resultó ser también un pelín impulsiva?. Se recordó no emplear esa palabra delante suya si pedían que la describiera, resultaría raro.

Con la cabeza guardando cientos de pensamientos y prefiriendo comer poco para no acabar la comida la francesa se fue a la cama agotada y con temblores en las piernas.
Se despertó con suavidad cuando el pelo de Maila le hizo cosquillas en la nariz y estornudó en parte por el polvo. Por mucho que hubieran adecentado... jamás podría parecerse a la limpieza del covento.
>>Hambre<< Fue lo primero que pensó tras el ejercicio del día anterior, seguido de un retortijón. >>Hambre y ganas de dormir dos semanas<< se dijo al notar las agujetas.

Dormir le servía para despejarse. Se "olvidaba" de los roces y los líos que le rondaban la cabeza y volvía a centrarse en el objetivo y la rutina que tenían en aquella ciudad. Sobrevivir. Explorar, recoger cestas y colaborar entre ellos. El nombrado podía lidiar con el malestar (como lo del frivy) o las diferencias (como con Ulmara) y, aun así, cooperar, siempre y cuando los demás pusieran de su parte.

La tarde anterior había ayudado con el baño de los demás después del suyo y tras una cena ligera se había ido a su hueco en el patio. Las armas que había llevado en el Día de la Bestia le acompañaban. Y un poco más allá, su ropa para secarse. Y así, hecho un bulto, cubierto con sus pieles, despertó al día siguiente.

Quería intentar tener su pequeña rutina, aunque fuera hidratarse, picar algo, entrenar, buscar bañeras voladoras... Algo en lo que centrarse y que le fuera familiar. Así que se puso manos a la obra como la mañana anterior. Primero el pozo, luego la cocina y después de vuelta en el patio. Por lo que había visto en las cestas, deberían ir a aprovisionarse de más si volvían a escuchar las bañeras. Propondría formar un grupo de expedición en cuanto se fueran despertando. Le encontrarían en el patio, a lo suyo.

Al despertarse Toni tuvo la sensación de que no había pasado ni dos segundos desde que estaba inmerso en las descripciones de sus compañeros. En un momento estaba ordenando sus pensamientos y al siguiente ya estaba despierto.

-¡Mierda!- Fue la primera palabra que pronuncio mientras pensaba en el entrenamiento.- Bueno, si no hay más remedio habrá que darlo todo, ojala no morir en el intento.

Hoy quería hablar más con el resto, estaba bien conocerlos y saber con quién estaba, pero debería darse a conocer. Toni pensaba que podría ser útil para el buen entendimiento del grupo. No sabía si seria mejor hablar con las humanas primero, con ellas seguro tenía más en común y con Rua ya había tenido una conversación.
Se levantó de un salto sorprendiéndose de la energía que tenia esa mañana, tanto que se paró en seco y pensó que aquella situación le estaba volviendo loco.

-Necesito lavarme la cara- pensó mientras bajaba las escaleras intentando hacer el menor ruido para que el resto no se despertasen por su culpa.
Cuando llegó al patio ya estaba Perfka en él.

-Buenos días, voy a lavarme un poco la cara, antes de nada, ¿cómo has dormido? Te has levantado muy temprano ¿no? -dijo mientras se dirigía al pozo para coger algo de agua.