Torreón Sendar

Recuerdo del primer mensaje :

Magia:

La divisaron a lo lejos. Una enorme cueva vertical se alzaba desde la tierra, colosal, majestuosa e imponente sobre la calle, y con una vista espléndida sobre esta. Aceleró el paso por curiosidad y esperanza, porque que algo estuviera en mejor estado que las calles que habían atravesado... ya era mucho. Además, no quería seguir hablando de los Hijos de Bakaiar allí, fuera, al descubierto, como si pensar en ellos o mencionarles pudiera atraer al de antes.

Cuando llegaron, sonrió al reconocer un foso, porque le era familiar del hogar, y se maravilló aún más al ver la enorme superficie de madera que lo atravesaba y que conectaba con el edificio.
—No sé si esto es lo que buscábamos, pero tiene buena pinta.

No esperó a los demás. Se había fijado en unos inventos nuevos que sujetaban la madera del foso y que se introducían en la cueva, y quería investigar tanto eso, como el interior como todo lo que pudiera. Se adelantó al grupo y caminó por la lámina de madera con toda la curiosidad del mundo, hasta llegar a la lámina vertical. La reconoció, parecida a las de esa cueva donde despertaron, así que empujó con el hombro hasta que se movió. Y... una vez dentro, se quedó parado en la puerta. ¡Era enorme! ¡Y había un sinfín de cosas sin determinar!  
—¡Esto es alucinante! —exclamó mientras liberaba el camino para entrar.

Le temblaba la pierna derecha, pero de anticipación por querer explorarlo y entenderlo todo. Su mirada saltaba de un artefacto a otro, de una pared a otra, de un punto a otro. Y aún tenía que investigar los hierros que entraban y salían de la cueva y se anclaban a la lámina de madera del exterior. Necesitaba nombres para aquellas cosas nuevas. Ahora sería él quien preguntara a los demás.

En otras circunstancias habría prestado más atención a Maila y a Fleur, habría intentado subir el mismo los ánimos en general.

Simplemente no podía.

Ella se separó de él y Nery´s enterró aún más la cabeza en sus brazos maldiciéndose a sí mismo por ser tan idiota, pero cuando esta le habló alzó la cabeza para mirarla directamente, con una expresión de sorpresa que todo el mundo podría ver claramente. Aquella expresión pasó de sorpresa a una sonrisa. -Gracias otra vez, Kiki.


Se giró de nuevo hacia la mesa pero no volvió a medio tumbarse sobre sus brazos. No había prestado mucha atención a lo último de la conversación pero tenía algo que añadir. -Esto hiperes como un concurso o una prueba, pero en vez de ver quién megapuede bailar, cantar o superar un pasillo de cosas chungis la meta superparece ser llegar hasta el final vivos. Sea cuando sea eso. -Hablaba con la vista levantada para todos y suficientemente alto para que las cocineras le escuchasen. -El premio ultrason superpoderes y el reto parecen estas ruinas en sí mismas. Superdejando eso claro como Iemai megaha dicho no creo que en sí nos quieran muertos. -Se echó hacia atrás en la silla y se froto los ojos. -El otro grupo megatiene otro punto de punto de comida así que deberían estar bien sin acercarse allí.

-Iemai. -La llamó en voz alta. -¿Megase puede hacer una sopa con lo que hay?

Ulmara los observaba con fascinación, desde las explicaciones sobre dragones hasta aquellas conversaciones extrañas que parecían una invitación a follar entre dos criaturas diferentes. Se preguntaba si lograrían ponerse de acuerdo sobre el aspecto de los dragones antes de que la caña nada sutil de Nery’s le abriera la cabeza a Kiki, pero como lo segundo era metafórico no supo qué llegó antes.

Los dragones llamaron su atención poderosamente: seres de cuento en la Tierra y hogar en Krábelin. Sabía que no podía ser así, pero se imaginaba a los hijos de las lunas abriéndose paso entre las entrañas ardientes del dragón; buscando cobijo del exterior en su garganta, pulmones o boca. No tenía sentido para ella, pero eso no impedía que fuera real. <<¿Existirán los almirantes de nuestros cuentos? ¿Las tórtolas celestiales? ¿Los hijos de la niebla?>>. Se sintió pequeña, como una mosca atrapada en el peligroso tejido interplanar que era el universo. Sin embargo, lejos de acobardarse, sentía que el pecho se le hinchaba de orgullo poco a poco. Había algo reconfortante en ser aquella mosca que, contraria a las muchas de la Cercanía, entendía su lugar (y el peligro que corría).

Accedió al racionamiento de la comida de buena gana y siguió al resto hasta la cocina casi sin darse cuenta.

—Oye, antes de hacer nada —se dirigió al frivy y a la humana parlanchina al cabo de unos minutos de silencio, para sorpresa de la propia Ulmara—, valorad las posibles enfermedades de contagio sexual que podríais coger, o para cuando consigamos esos superpoderes tal vez se os hayan podrido los órganos.

Hace un par de días se habría callado ese comentario, pero cuánto más aprendía de ellos y más afianzaban sus relaciones, más se le soltaba el pico. Ulmara no era muy sensible a los comentarios escatológicos mientras trabajaba con comida, así que no tuvo problema en incorporarse al cocinado después de haber soltado aquello.

Sobrevivir. Punto. Sobrevivir al ritual de sus dioses, las lunas, y aguantar mientras pudieran. A algunos de ellos, a él incluido, les prometieron dones, sí, pero lo principal era superar el rito. Tenía toda la pinta de ser un rito de iniciación, así que el nombrado no necesitaba preguntarse nada más al respecto. Tan solo necesitaban información sobre la ciudad para adaptarse mejor a la vida allí.

Con ese punto y el del racionamiento resueltos, el nombrado se incorporó para ayudar en lo que hiciera falta con la comida, en su caso ordenar la mesa y los cubiertos. Pero justo antes de que pudiera, Ulmara se dirigió a la extraña pareja que formaban el frivy y la humana. Al principio no entendió a qué se refería, pero finalmente el rompecabezas tuvo sentido para Pefka. ¿De verdad toda aquella parafernalia era su forma de decir que querían yacer juntos? Pues vaya.

Le chocaba, pero había algo que le preocupaba más, y lo soltó del tirón.
—Pues yo espero que seáis infértiles, porque no necesitamos más bocas que alimentar.

Que si lo eran y podían disfrutar el uno del otro en aquella ciudad a pesar del peligro y las incógnitas, genial. Al nombrado no le decía mucho ese intercambio entre cuerpos, pero celebraba que hubiera quien pudiera encontrar la calma para ello.

OFFRol "En un universo paralelo, Pefka les habría dicho... :

En actitud silenciosa Fleur comprobó con desánimo maquillado que tendrían que apañárselas, pero Iemai llegó a expresarlo con palabras y no pudo más que asentir. Puede que aquella fuera la diferencia, por eso Nery´s le preguntaba a la cercana si se podía hacer una sopa, porque ella no era capaz de proyectar sus propias decisiones. En cualquier caso la francesa no se preocupó en exceso, con el ceño fruncido observó los alimentos sin más pues nunca había tenido problemas para entender su rol habitual de grupo.

Las conversaciones que giraban a su alrededor solo la mareaban, los comentarios de Ulmara y Pekfa estaban de más y notó una ligera molestia que ascendía desde su vientre. A ella no le interesaba lo más mínimo la relación confusa que Kiki y el frivy llevaran excepto por si la humana mostraba incomodidad, la misma que ella había podido sentir alguna vez por como el muchacho se la quedaba mirando. ¿Cómo reaccionaría ella de escuchar comentarios semejantes en su amistad con... Maila?. Miró a la muchacha desde la cocina, que aunque más recuperada Fleur podía leer su tristeza latente. >>Habla, por todos ellos<<.
-Igual... igual... -comentó en voz alta una milésima parte más segura de lo que pensaba tras la explicación fatalista de Nery´s- deberíamos buscar a ese grupo. Podemos necesitarlos... y sobre todo ellos a nosotros – enrojeció, no debía dar tales ideas cuando ella permanecía entre muros de seguridad habitualmente, a los pocos segundos se giró y continuó en sus quehaceres como si nunca hubiese dicho nada.

¡Oh la pobre humana!  Estaba sumida en sus pensamientos, absorta totalmente a las ideas locas, insulsas, terribles, terroríficas y absurdas de su cabeza cuando en medio del caos empezaron a filtrarse palabras que eran como gotas en medio de un charco de agua, haciendo anillos cada vez más grandes.  Su cerebro sabía lo que estaba pasando, tensión arterial subía, los capilares y vasos sanguíneos preparaban al organismo para una situación de pánico, sus ojos se abrieron listos para captar cualquier  detalle, su respiración se detuvo mientras su estómago se encogía. Sabía que estaba poniéndose roja, muy roja. Pero no se movió de la mesa, ni pudo articular palabras de inmediato.

”No no no no no….” – Pensó rápidamente.
-No no no no no….  - Dijo rapidamente

”No me voy a acostar con el….digo en el sentido literal si….es decir solo lo pensé, pero no vamos a…..” – Pensó tratando de excusarse sin darse cuenta lo que pensaba.
- No me voy a acostar con el….digo en el sentido literal si….es decir solo lo pensé, pero no vamos a….. – Dijo tratando de excusarse sin darse cuenta lo que decía

Se levantó moviendo las manos frenéticamente delante de ella para negar cualquier cosa, absolutamente cualquier cosa que los demás que estuvieran en la cocina pensaran. No había manera de ocultar su desesperación y  nerviosismo.

”N-No sé qué est-ten pensando pero no va a pasar nada con él…y n-no tengo nada de eso, obviamente podría pasar pero NOOOO, n-ni ni ni n-ni tamp-poco va a haber b-bebes, y no porque sea estéril sino porque somos dos especies diferentes y los reconocimientos de membrana probablemente eviten eso...pero no es como si fuera a ponerme a investigar esas cosas justo ahora y justo con él porque no voy a acostarme con Nery’s” – pensó, curiosamente tartamudeando en su mente
-N-No sé qué est-ten pensando pero no va a pasar nada con él…y n-no tengo nada de eso, obviamente podría pasar pero NOOOO, n-ni ni ni n-ni tamp-poco va a haber b-bebes, y no porque sea estéril sino porque somos dos especies diferentes y los reconocimientos de membrana probablemente eviten eso...pero no es como si fuera a ponerme a investigar esas cosas justo ahora y justo con él porque no voy a acostarme con Nery’s – Repitió religiosamente con cada tartamudeo, con cada pausa y dejando de respirar para poder acabar toda la frase al final.

Terminó con una risa súper nerviosa, dando unos pasos y tomando algunas de las pocas cosas que habían traído para comer, y echándoles un poco de agua encima, para lavarlas y de paso evitar el contacto visual con cualquiera de ellos. Su cuerpo se había forzado a respirar nuevamente mientras  sentía cuarenta y tres pares de ojos clavándose sobre ella al mismo tiempo que su cerebro caía nuevamente en dejar de lado las importantes hipótesis de supervivencia solo para preguntarse “”Porque no te vas a acostar con él ¿VER-DAD?”.  Así que tomo nuevamente lo que había lavado, y lo volvió a lavar mecánicamente antes de darse cuenta y dejarlo a un costado con cuidado y tratar de cambiar el tema de manera muy poco efectiva.

- Y bueno eso, no va a pasar eso que creen que pasara, pero si le prometí qué pensaría el dormir con el…dormir, dor…mir…solo eso, asi que lo pensaré y sobre la  comida supongo que es  mejor cocinar algo que podamos aumentar con agua para no tener que usar mucha comida, y no es que le esté haciendo caso a él con eso  de la sopa…..así que…eso…ya… – Termino con la voy muy baja sin saber que más decir y rezando porque algún agujero negro colapsara cerca de allí y desapareciera todo todo todo todo.

De alguna manera se sentía más relajado, aunque su cabeza seguía estando espesa y su cuerpo le insistiera en ir ya a dormir. Y ahí se quedó esos cortos minutos, intentando no cerrar los ojos y dormirse ahí mismo con el calor de la sala mientras aquellos que sabían cocinar decidían que hacer con lo poco que había.

Entonces Ulmara habló. «Em ¿qué?» Giró su cabeza lentamente hacia Ulmara aún denso de pensamientos tardando un rato en formular una respuesta. «Ufff, es verdad, ni siquiera saben que es una enfermedad en si.» La cabeza le iba como un pato nadando en yogur y encima Pefka remató la faena. -¿Eh? Niños, pero si.... «Oh, joder.» Cayó en la cuenta, si el proceso de maduración de los frivys no era común para muchas especies ¿porque cojones alguno de ellos lo iba a tener? -Ufff... -Metió su cabeza entre las manos pues esta le daba vueltas con esa última revelación. Estaba siendo demasiado para digerir en una sola mañana y no le estaban dando las neuronas para responder a todo. Entonces Fleur sacó de nuevo el tema de los otros y Nery´s pensó que porque no se habría tirado en la cama cuando tuvo la oportunidad.

Y ella empezó a hablar, nerviosa y tímida y con ello atrajo toda la atención de Nery´s, haciéndole sacar la cabeza de sus manos. Estaba colorada hasta la frente y su desesperación hizo que el frivi tuviera ganas de ir a abrazarla a decirle que no pasaba nada, pero sabía que si lo hacía le daría un ataque de algo a la humanis. «Diosdiosdios superes moni´x que te rompes. Nieve, definitivamente Nieve ultraes su mote.» La observaba titubear mientras el intentaba contener a duras penas una risa que cada segundo crecía más en sus pulmones, tapándose la boca con la mano y poniendo las muecas correspondientes al esfuerzo. Lo de la sopa fue el remate final, hizo que se le escapara un poco la risa y a partir de ahí no pudo contenerla más. No fue una carcajada fuerte, estaba demasiado cansado para ello, fue una risa dulce y armoniosa que duró bastante tiempo hasta que consiguió respirar y recomponerse. De alguna manera se encontraba más animado. -Supersigo yo, no te preocupes. -Le dijo a Kiki mientras aún se medio reía. -En frivo ultrahemos erradicado prácticamente todas esas enfermedades, por supuesto honguis y cosis del palo externos no se pueden eliminar pero... -Miro a Ulmara, Iemai y Pefka. -Hiperes verdad, superno sabéis que causa una enfermedad, ¿verdad?, osea sabréis que ultracomer cosas malas y ultrapasar frío y otro montón de cosas superte ponen malo pero megano sabréis que lo causa exactamente. -Se paró un momento mientras inspeccionaba las reacciones de estos tres y pensaba en como continuar. -Bueno es... complicadis y largo y yo megano soy el más índicado para megaser profesor de nada que no sea finanzas o entrenador físico así que mejor que os lo ultraexplique Kiki luego cuando superse calme que  ella hiperes mucho mejor que yo para estas cosis. -Volvió a tomar aire dándose cuenta de que lo estaba liando todo aún más, no tenía la cabeza precisamente en su sitio tampoco. -En fin, con medicina más avanzada hiperpuedes matar a las enfermedades y asegurarte de que no vuelvan, parece que los humanis ultratienen más o menos la misma que los míos así que estarán como nosotros supongo. Aparte con mi trabajo superme hago revisiónes cada tres días porque necesito estar a punto siempre y me hice una al venir por si tenía que coger medicinas precisamente, ultranome he traído nada de eso conmigo. -Quería tranquilizar a todo el mundo con el tema y sobre todo tranquilizar a Kiki para que no se pusiera aún más nerviosa estando a su lado. -Y bueno, los frivys ultrano podemos tener hijos hasta los cuatro o cinco años, cuando pasamos de ser leinchy´s a ser viejy´s por cambios en el cuerpo. Así que diferentes especies o no por mi parte imposible. -Se acercó a coger algún vaso de agua y siguió hablando.

-Aclarado todo hasta la naxi´s, si. Yo ultrale he pedido que duerma conmigo porque ultrano me gusta dormir solo en una cama. Y nisiquiera superse si lo va a hacer. -Se encogió de hombros y le dio un sorbo al agua, aunque por dentro aborrecía la idea de quedarse solo aquella noche, específicamente tenía un montón de ganas de pasarla con ella y no sabía ni por que. -Por cierto. -Empezó mientras ponía una sonrisa burlona a Ulmara. -Megaestá bien saber que fuera de mi mundo ultrasigue habiendo cotillas. Aunque gracias por preocuparte por nuestra salud, Ulmy´s.

Caminó ya hacia Fleur, había dejado lo peor para el final. Se colocó junto a ella y habló sin dudas aunque con la voz cansada, forzando a hacer desaparecer su acento. -Es demasiado peligroso. Podríamos intentar hacer un gran rodeo, pero la única manera de esconderse es en los edificios y estos estan tan mal la mayoría de un placaje de esa cosa se nos derrumbaría encima. Quizás con algun tipo de magia o algo... -Miró hacia el suelo pensativo y luego clavó sus ojos en los de ella. Por un momento volvió a quedarse mirándola, aturdido y cansado, pero suspiró y siguió. -Yo tambien quiero ir, no creo que haya nadie que no quiera. Pero esa cosa es demasiado. Lo siento... -Se giró mientras pronunciaba aquella disculpa acercandose ahora a Kiki y dandole una suave palmada a la espalda. -Bien aguantado el incendio campeona. -Le dedicó una sonrisa cansada solo para ir a tirarse de nuevo a la silla, a la espera de la comida.

Tirado en la silla escuchó la pregunta de Kiki, no entendía porque la alarma en su voz. -Pues.... En un par de meses hipercumplo los dos años al fin. Y pues entre ocho y diez añis. -Embobado como siempre por la actitud de la humana y atontado por el cansancio no se llegó a plantear los porqués más profundamente. -¿Lo normal no? Muchos animales ultraviven un año, aunque los Krakens pueden ser más longevos que nosotros... -Levantó una ceja curioso.

Ulmara se lo estaba pasando sorprendentemente bien en aquel momento, no sabía si a pesar de que lo que habían visto antes o si era precisamente para olvidarse un rato. Más adelante le diría a Aramara que se sentía mal por no haberle prestado la suficiente atención a una muerte definitiva como la de Veriel (cuyo nombre recordaría), pero en aquel instante asomaba una sonrisa bajo su pico.

Le daba la sensación de que el frivy sobrevaloraba su mundo e infravaloraba los demás, a pesar de que ellos no parecían dar el paso a la Lejanía o lo Desconocido.

—En la Cercanía tenemos magia para los huesos rotos, la falta de vista o enfermedades menores, así como herboristas para tratar afecciones más complicadas, pero no es algo que nos preocupe en exceso. Pocas cosas continúan con nosotros en la Lejanía —explicó para quien quisiera oírla, mientras acababa de pelar una verdura extraña junto a Kiki.

No siguió por esa línea de conversación porque, irremediablemente, acabaría en su padre enfermo. Algo complicado para ella por lo que significaba a largo plazo.

—De nada, Nery’s, pero si quieres que siga preocupándome por vosotros, no vuelvas a llamarme Ulmy’s —le dijo con menos seriedad aparente de la que habría querido. Odiaba que tocasen su nombre.

>>Sobre la pregunta de Kiki, nosotros jamás morimos del todo, no sabría daros una cifra. —Volvió a dirigirse a Nery’s— ¿Cuántos meses hay en vuestros años?

O vivían años muy largos, o Nery’s estaba condenado a morir pronto.

Iemai asintió al escuchar a Nery’s, aprobando su versión de lo que sabían hasta el momento. El frivy era quien parecía más enterado de qué iba todo aquello, y de momento solo podía mostrarse de acuerdo con lo que pudiesen sacar de él.
—Una sopa un poco rara, en la otra cesta hay fruta sobre todo… Pero se puede intentar —le respondió a su última pregunta con poca convicción. Entendía por qué lo decía, a más agua más fácil de repartir sería, pero no tenía muy claro cómo hacerlo.

La cercana estaba sopesando hacer un puré con los tubérculos y alguna de las frutas cuando los demás empezaron a hablar de la sospechosa actitud que habían tenido desde hacía un rato Nery’s y Kiki. Algo que, a decir verdad, a Iemai le daba igual, pero encontró divertido el azoramiento evidente de Kiki. Si era sincera consigo misma, llevaba un rato preguntándose si Nery’s estaba siendo insistente con ella, pero al ver que era la propia Kiki la que tenía ciertos gestos de cariño con él, entendió que no estaba en posición de decir nada al respecto.

La conversación continuó con muchas explicaciones interesantes sobre diferencias físicas entre ellos. Notó cómo el frivy miraba a varios asumiendo que no se estudiaba medicina en sus mundos, y parpadeó lentamente aunque sin decir nada, porque lo cierto era que ella, al menos, no tenía mucha idea. Pero para los curanderos aquello podría ser una ofensa. Al escuchar la edad de Nery’s y ver las reacciones de todos no pudo evitar curvar los labios en una sonrisa y negar con la cabeza. «A lo mejor se refiere a su edad mental» bromeó para sí misma.

Aquella revelación desvió el tema respecto al que había intentado sacar Fleur, y sospechaba que iba a caer en el olvido tras la intervención de Ulmara. Iemai recordó el mote similar que había creado el frivy para ella y deseó haberse podido permitir una respuesta parecida a la de su compatriota.

Fleur estaba acostumbrada a que se le ignorara, era cierto, pero no por eso dolía menos. Si bien pensaba que ella misma no era la indicada para sugerir ideas que ponían en peligro la vida de sus compañeros... no esperaba tanto silencio. Sus palabras se repitieron en su mente como un eco martilleante acompañado de la ausencia de respuestas. Dios, no había preguntado algo cotidiano como “¿qué tal el día? O “buenas noches”. >> Estoy hablando de ayudarles, de preocuparnos por los demás<<. Y descubrió que de ser necesario, ella misma habría puesto un pie fuera del torreón, aunque se tratase de su peor pesadilla. Todos eran conscientes de la cantidad de jóvenes que andarían sueltos o en grupos desde que se separaron, pero hasta ahora no habían tenido contacto directo y... a nadie parecía importarle demasiado.

Únicamente Nery´s fue quién se acercó a hablar con ella, incluso aunque en el fondo prefería estar sola algo en su interior lo agradeció. La francesa se giró en redondo con el ceño fruncido como único chivato de lo que ocurría en su interior, el resto de su rostro permaneció pensativo, como siempre. >>”Esa cosa es demasiado, lo siento”<<. Fleur advirtió cómo la miraba, aquella intensidad casi imperceptible, en algunos momentos incluso pensaba que se lo imaginaba pero estaba allí. No le importó, se notaba extraña... como si estuviera molesta o enfadada, pero de veras. Y era algo tan ajeno que lo apartó y cerró en una caja fuerte, como si no estuviera allí.

Solo fue capaz de asentir con las mejillas rojas y un sudor frío en el cuello y las axilas, para a continuación seguir preparando la comida. Se mordió el labio, preocupada. ¿Y si todo les estaba yendo bien porque se lo estaban ganando? No se perdonaría que las cosas comenzaran a estropearse a partir de esa indiferencia para con los demás. A su alrededor las conversaciones llegaban a su mente en forma de dagas envenenadas.
Que si no la llamara Ulmy´s, el tonteo entre Kiki y Nery´s, cúantos años tenían los frivys. >>Ese chico está muerto, se ha ido delante de ellos<<. Entendía la distracción, que no quisieran pensar... pero aquello la hacía sentir incómoda. >>No me abandones<<. Y permaneció en silencio, una vez más.

Ulmara había captado su curiosidad, después de todo eso aquel tema de no morirse del todo le resultaba tan curioso como escalofriante y en el fondo esperaba que solo fuera algún rollo espiritista como el de algunos rary´s.

-Megahaced lo que podáis Iemai, como que superestamos en vuestras manos. -Intentaba ponerle fuerzas a su voz pero esta se arrastraba más poco a poco, ni siquiera sabía si sería quien a entrenarles luego aunque fueran ejercicios de respiración. Se giró a contestar a Ulmara. -Pues hiperhay algunas variaciones grandes de días para ajustar el calendario pero en principio ciento veinte meses por año. -Entonces su entumecida mente dio con el porqué de tanta alarma. -Aaaah, los humanis y el resto ultraorbitái´z otro tipo de estrellis, claro. La nuestra megaes.... hmmmmm. Superera de las normales... más bien pequeñis entre estas. La verdad hiperes que no me acuerdo de la clasificaciony´z, ultrano es un tema que toque mucho en mi trabajo. ¿Quizás si megaos digo que es blanca azulada os suene más? -Se dirigía claramente a los humanis presentes y muy especialmente a Kiki.

Volvió a mirar a Ulmara tras dar otro trago. -Ulmara... el nivel de medicina al que me refiero superes que megasomos capaces de crear un corazón artificial, sacarle el corazón débil o dañado a una persona y sustituirlo por el nuevo para que siga viviendo, sin ningún tipo de magia de por medio. -Miraba serio a la cercana, quería dejar ese tipo de cosas claras pues consideraba que era lo mejor para que quisieran aprender. -Pero hiperno es nada imposible, cualquier raza hiperacabará pudiendo hacerlo. Es solo cuestión de tiempo. -Lo decía con una sonrisa amable pues lo creía de verdad. -De hecho ultrame parece mucho más sorprendente que podáis usar magia o eso de que no morís del todo. Megastoy deseando oirlo aunque hoy ya tengo el cerebro bastante bajo mínimos.

El nombrado se perdía cuando Nery's hablaba tantísimo. La cabeza se le iba a otras cosas más interesantes, como contar el número de piedras que daban forma a la pared del salón o imaginar cómo lo habrían construido, ya que le habían contado que esos edificios los levantaba la gente.  Su desinterés era mayor aún cuando hablaba de cosas avanzadas o con desdén como si ellos no supieran algo sobre el tema. Que Pefka no supiera sobre sanación era una cosa, pero los levynos sí sabían, maldita sea, por poco que fuera en comparación con civilizaciones modernas. Pero no quiso entrar a debatir. Ya le había quedado claro que era una pérdida de tiempo y ya se encargaron los demás de replicarle.

A lo que también atendió de pasada fue a las edades de ellos. Le resultó llamativo, tanto el hecho de llamarlo "años" como las diferencias. ¿Cómo podían ser tan jóvenes? Él contaba veintitrés ciclos de Luna y el frivy muchísimos menos. En otro momento preguntaría. En otro momento sin el chico delante. Por mucho que tuviera palabras bonitas, no se fiaba de tanta superioridad y no le quitaría esa etiqueta todavía.

Después, comieron. A Pefka le chocaba mucho la comida líquida con sabor a cosas que apenas estaban presentes, flotando aquí y allá. Se sirvió un poco, pues aquello no iba a esquilmar las reservas de comida, y descubrió que era reconfortante. Le devolvió el calor a su cuerpo y sintió cómo este se preparaba para descansar, por fin, después del shock de la mañana. Les agradeció la comida por partida doble: por la satisfacción y por el descubrimiento de la sopa.

El resto del día los pasó como los anteriores. Y los siguientes igual. Descansando. Pensando. Entrenando. Mirando al cielo. Buscando respuestas a tantas preguntas o una señal de que en efecto las lunas estaban observándoles. Y así anochecía y así despertaba. Una y otra vez durante varios días. Fueron a por las cestas de nuevo al día siguiente avisados por los gritos de aquella criatura parlante, y pudieron coger provisiones de sobra sin problema por fin. Por lo que sabían, podían reducir el tiempo de las cestas a entre uno y dos días, pero necesitaban aún más pruebas... y lo confirmaron con el paso de los días. Iban y venían a diario, así que les sería mucho más fácil organizar partidas de aprovisionamiento.

Con la comida más o menos asegurada y una buena reserva que crecía en la cocina, Pefka ya se sentía con ganas de explorar más allá de la zona del refugio. No solo quería respuestas a las incógnitas sobre aquella ciudad, sino también buscar otro tipo de recursos. Se aburría como nunca antes entre las paredes del refugio y necesitaba hacer algo, lo que fuera, aparte de lo que ya hacían. Se estaba desesperando tanto que en los últimos días estaba pensando en desmontar las cestas que tenían. Los muebles eran necesarios así que estaban descartados. Pero incluso una noche soñó con desmontar el puente e investigar su funcionamiento, tal era su aburrimiento (pero también lo descartó). Podía bailar, sí, claro, pero echaba de menos la música y una hoguera en torno a la que brincar. Así que de momento se limitaba a estudiar las cestas y la mejor forma de sacar y manipular las varas sin quebrarlas.

Tenía una a su lado cuando despertó en el patio. Había soñado que su coraza se convertía en mimbre y cuando lo recordó se echó a reír. ¡Qué dirían las lunas! Era temprano, habría amanecido hacía poco, y tenía ganas de salir. Se estaba habituando a las salidas a por cestas y su rutina demandaba cumplimiento, más aún si podían desviarse un poco y explorar. Así que fue a hidratarse, hacer su breve calentamiento mañanero, lavarse otra vez (siguiendo la recomendación de sus compañeros) y después a preparar desayuno. Para él, pan caliente y carne especiada, igual que en casa, echado sobre sus pieles en el patio.

Rua no intervino en lo mas mínimo en la conversación y explicación sobre los dragones, a pesar de ser ella misma la que le dio nombre a la criatura, por ponerle alguno. Su mente estaba dividida entre la conversación en si y todo lo que había ocurrido, así como en la poca comida que ahora poseían. Recordó la conversación que había iniciado rato antes sobre que racionar la comida adecuadamente entre todos le era buena idea, ver que al final su planteamiento se tenia que hacer realidad  antes de lo previsto, no le satisfactorio mucho. Si, le gustaba que sus ideas tuvieran salida y frutos pero no por eso le agradaba el por que de aquello.

La mirada rosada de Rua paseo por sus compañeros mientras sus conversaciones escalaba, cambiaban,  de un tema a otro, normalmente iniciados por Nery's, otras por Iemai , Ulmara o Kiki, o incluso por Toni. La charla sobre sexo le pareció cuanto menos curiosa, pero no se sentía con ánimos como para soltar algo picante al respecto, como habría hecho de normal << Hasta yo tengo la impresión que es de mal gusto, vaya mierda>> se sentía aun pensativa, dándole vuelta a sus situación actual.

No podía sentir mayor luto por la muerte de alguien que no conocía, pero no por eso no le abría mas los ojos ante la realidad que vivían. Tener la muerte tan cerca, no era algo a lo que estuviera acostumbrada por mas fuerte que pudiera sentirse o por mas rápido que lograra reponerse. Sobrevivir era la única opción y no iba a flaquear por eso, por mas inquieta o asustada que pudiera sentirse, odiaba mostrar sus debilidades. ¿Que ganaría tomando miedo a salir o a enfrentar las cosas? Nada. Absolutamente nada bueno al menos.

Por eso sentía que las conversaciones de los demás, eran un desvió, dando y recibiendo información repentina, pero también como un escape para no tener que pensar de nuevo en la secases de comida, en tener que salir, en enfrentar a mas monstruos, en la posibilidad de morir, y ella no se sintió tampoco con ganas de mencionarlo. Ni de buscar opciones, no al menos por ese día. Tenía el estomago vació, le empezaba a dar migraña las voces de unos y otros y se sentía frustrada. En general por todo. Porque todo era una autentica mierda de las proporciones del tamaño de la ciudad.

<<Si hasta encontrar comida es complicado, nos e como pretenden que encontremos la supuesta magia que existe en este sitio. Y de hacerlo, ya no hablar de usarla o que sirva de algo>> apenas ese pensamiento cruzo su mente, chasqueo la lengua fastidiada por el negativamente de sus pensamientos. Especialmente tras haberse dicho segundos antes que no debía cogerle miedos a enfrentar las cosas. Definitivamente tener hambre no ayudaba a pensar positivamente.

Sus ojos se posaron en las mochilas improvisadas que habrían creado en la ausencia del grupo, mientras veía por el rabillo del ojo a sus compañeros moverse para preparar la comida. <<Me puede qui por las agujetas y terminamos haciendo eso. Mas me vale  conseguir ponerme en forma pronto...no quiero ser comida de ninguna mierda de este sitio>> Usar una arco no era una opción, las espadas pensaban demasiado, las dagas o cuchillos cortos le aprecian mondadientes contra los bichos vistos y descritos. Necesitaba algo diferente.

- Al menos, tenemos algo bueno de toda esta mierda....ahora tenemos bolsas para cargar la comida y tener las manos libres para lo que sea. Algo minimamente positivo entre tanta mierda. A cada cosa que nos enfrentemos mas aprenderemos- comento con voz suave, encogiéndose de hombros, dando su única intervención en la conversación desde hacia rato. Bien, había encontrado su punto neutro. No Iba a ser catastrófica al pensar que todo iba a ir mal solo por que si, pero tampoco ridículamente positiva sin sin objetividad sobre las opciones que tenían.

¿Estaba asustada? Si ¿Frustrada? Lo indecible. Pero coño que no iba a volverse una puñetera ameba mental y a dejarse morir, hundiéndose en la miseria de todo lo mas que les rodeaba. Si trabajar de modelo juvenil con claras carencias no la había matado, una ciudad con monstruos no iba hacerlo.

Rua se mantuvo calmada durante el resto del día, tras llenar su estomago su estado anímico mejoro considerablemente aun sabiendo que la comida escaseaba, que no volverían a salir inmediatamente por comida por el temor que había arraigado en el grupo. Ese día solo escucho charlas ajenas sumida en su mundo, en sus opciones y posibilidades de sobrevivir ahí fuera.

Correr era lo que los había salvado hasta ahora, por supuesto. Y eso no iba a dejar de hacerlo. Pero necesitaba poder defenderse de necesitarlo, herir, golpear, dañar. Cagarse en la madre que pario a los putos bichos de ese jodido mundo, aunque fuera por sacarse una mínima de la frustración sentida.

Por eso al día siguiente, cuando el entrenamiento volvió, mando al cuerno sus agujetas y aun sintiéndose un tanto adolorida, se metió de lleno en aquello, centrada, cavilando. Abandonando al grupo una vez terminó para meterse en la armería, llena de polvo y telaraña con el asco surcando su rostro, pero ignorando el sudor de su piel y la suciedad del lugar. <<Algo tiene que haber aquí para que alguien como yo pueda usarlo>>. Buena parte de la mañana se la paso en la armería, mirando cada arma que allí había, sopesándola en sus manos desnudas, buscando posibles protecciones que pudiera servirles sin entorpecerle.

La tarea la distrajo y la mantuvo atenta, concentrada. Rua era una una criatura social, le gustaba llamar la atención, estar rodeada de gente, se sabia arrogante, prepotente y presumida como la que mas, y no se sentía culpable por ello, pero no le hacia asco alguno a estar sola en sus cosas. Era una princesita guerrera con muy malas pulgas, como su madre Nora siempre la estaba llamando cuando ella sacaba las uñas. Uñas que pensaba cuidarse como fuera aunque por otro lado acabase de polvo y telarañas hasta las cejas en ese mierda de armería.

Su búsqueda dio frutos casi al final del día, cuando sus manos dieron con una ballesta bastante arcaica. No tenía idea de como usarla, siendo sincera con ella misma, pero no perdía nada probando. Era mas pesada que un arco, pero mas sencilla de sostener y de apuntar con ella, a primera vista. <<Imagino que también la potencia de sus lanzamientos sera mayor a la que yo misma daría tensando una arco>> pensó observando la ballesta satisfecha con su descubrimiento con una sonrisa en su rostro. Ese día no pudo hacer mas que eso, dado como empezaba a oscurece, así que una vez encontrado la mantuvo apartada pero a la vista en la armería y volvió arriba a prepararse la bañera y sacarse los siglos de polvo y telarañas que llevaba encima.

Los siguientes días Rua, tras entrenar con una espada corta, que era la otra arma que había estado aprendiendo a usar por si acaso, comer y meterse en alguna charla con el resto sobre lo que harían a partir de ahora. Se mantenía ya fuese en el salón, o en el patio cuando el sol no apretaba demasiado gracias a las nubes, lidiando con la ballesta e intentando ver como funcionaba, como tensar la cuerda y como se usaba el mecanismo. No subió consigo los virotes, que encontró en un saquito, no quería sacarle un ojo a alguien o así misma, no al menos accidentalmente claro. Primero encontraría como hacerla funcionar sin descalabrarse. Una cosa era estar loca, que eso no iba a negarselo ni a si misma, otra ser estúpida.

Si sus compañeros preguntan que hacia, aunque fuera obvio o se interesaban, Rua no dudaría demasiado en responder, o si veía que tenia una mínima idea de como usar la ballesta, también les consultaría sin vergüenza o apuro. También perdería los nervios en alguna ocasión, cuando una vez encontrase la forma de tensar la dichosa ballesta, notase que no era precisamente fácil y sencillo de hacer, dañaba sus manos e incluso si no tenia que usar tanta fuerza en sus brazos como en una arco, aun así era mas a lo que estaba acostumbrada incluso su usaba su pierna para apoyarlo en el suelo y tirar. Aun así no cejo en su empeño, en parte por tozudez, y en parte porque se negaba a quedarse sentadita esperando en el torreón, día, tras día, tras día. Ya había notado que quedarse esperando le era mucho mas angustiante que el salir, aun así sabía que no podría salir siempre, especialmente si compartir las gafas con Ulmara, cosa que no le molestaba realmente.

Y pocos días pasaron, con una salida fructífera por comida de por medio y una charla grupal sobre la posibilidad de explorar un poco, mas allá de deseo de ir por comida. No sabían mucho del sitio donde estaban y aunque fuese peligroso el vagabundeo, era mejor el conocimiento que estar en la inopia absoluta.

Por ello Rua se levanto enérgica, sabiendo que tenían pensado salir aquel día y una vez logro vestirse, bajar al pozo para lavarse la cara y espabilarse, se propuso desayunar algo ligero pero enérgico, encontrándose con que Kiki también había bajado, y claro también estaba ahí Pefka ya desayunando.

-Buenos días Pefka. Kiki, pensaba que hoy no lograrías salir de la montaña de músculos con la que duermes, a juzgar por como estabais. ¿Tuviste que batallar mucho hoy también? -pregunto Rua con una ceja alzada, con atrevimiento  traviesa y malicia. El hecho de que ella y Nery's durmieran juntos, literalmente hablando, había sido algo bastante normal en los últimos días. Así como atisbar de vez en cuando a la chica luchando por salir de la prisión de brazos y piernas que a veces se volvía el frivy-¿Por que sigues durmiendo con el a todo esto? -añadió distraídamente en la cocina, mientras se proponía preparar algo de té y desayuno con lo que tenían. Una ensalada sencillisima de frutas estaría bien- Qué, chica, puedes hacer lo que quieras, solo es curiosidad, simplemente me pregunto por que pasas por eso, cuando cada mañana  pareces punto de evolucionar en remolacha. -añadió con aire divertido, pero relajado. Estaba de buen humor esa mañana, algo sorprendente con lo poco avances que había ido teniendo con la ballesta que aun ni había disparado. Peor bueno, alguna vez tenia que tener un día bueno ¿no? Esperaba que le durara.

Con la explicación de Nery’s, la edad del susodicho quedó aclarada. Además, Ulmara le dio la razón en cuanto a que era mejor continuar la conversación en otro momento, tanto la de la edad, como la de la medicina o la muerte. La cercana se sentía cansada, como si hubiese corrido una maratón bosque adentro en alguna festividad, y no entendía por qué. Había corrido, sí, pero había tenido tiempo para reponerse y no había sido tanto como para sentirse tan baja de energía. Sin embargo, al final le echó la culpa a la poca comida que tenían; dejó que el día marchara sin contratiempos, a pesar de que notaba un runrún de fondo en su cabeza.

La relación de los cercanos con la muerte (y la no-muerte) les facilitaba llevarse ciertos golpes. La cantidad de lejanos vagando por la cercanía era una prueba fehaciente de que sus creencias funcionaban y, cuando un cercano daba un paso y un lejano no se alzaba, no cabía duda (para la mayoría) de que había atravesado más de un plano de golpe. Aquí era distinto. No se habían topado con ningún lejano, no había visto a nadie alzarse (ni en la plaza de la fuente ni el ataque de ese día), ni parecía que sus dioses cercanos quisieran permitirle el camino eterno al resto de especies con las que se sentaba a la mesa. No sabía la ubicación de este plano con respecto a los suyos, o con respecto a cualquier otro. Sentía intriga.

Esa noche dormiría poco, pero lo achacaba al horario adverso al que se debía adaptar. Al día siguiente permaneció en el torreón muy a su pesar por falta de gafas y sus compañeros la verían distante, como distraída; quizás Iemai sabía con quién hablaba en el fondo, con Aramara. No volvió a la realidad hasta que volvieron los excursionistas cargados de cestas. Aquella pequeña victoria, incluso si ella no había estado allí, le supo a gloria y la reactivó, lo que le permitió participar en el entrenamiento colectivo con ánimo renovado.

….

Ulmara se levantó de la cama con el sol arañándole la cara. Tras el resplandor inicial, se sorprendió de captar matices nuevos en la habitación, detalles que habría visto mejor a la luz de una vela. No era un cambio drástico, ni reseñable, pero presentía que su cuerpo se estaba adaptando al nuevo plano (o eso le gustaba creer). Se sentó sobre el colchón, se estiró y se quitó las legañas de los párpados. Escudriñó el cuarto para comprobar si había camas vacías a pesar de que sabía la respuesta: nunca sería la primera en despertarse, no de momento.

Tras un largo bostezo, se peinó un poco las plumas y se levantó. No tardó mucho en cambiarse de ropa (se puso un chandal viejo y sus sandalias y no se preocupó por el estado de la ropa más allá de que todo estuviera limpio).

—Buen día —saludó a los que habitaran la planta baja (ella había vislumbrado a Pefka, a Kiki y a Rua como mínimo) .

Acto seguido salió al patio, extrajo un cubo de agua del pozo y se agachó para lavarse las manos y la cara. Utilizó su reflejo para acabar de peinarse las plumas que habían resistido a su intento anterior y sonrió convencida por su apariencia. No estaba a la altura de la Cercanía, pero sí a la altura de aquel lugar inmundo al que la habían traído. Se veía bien.

Buscó un rinconcito a la sombra para sentarse durante diez minutos. Se recostó contra la pared, cerró los ojos y rogó por su bienestar y el de sus compañeros. Ulmara estaba convencida de que, si quería que ellos dieran el paso como lo daría ella, debía pedir por ellos a sus dioses, que de otra forma los ignorarían.

Varios días después el reloj biológico de la francesa volvió a levantarla temprano, se desesperezó mientras contemplaba a Maila dormir como de costumbre a su lado y ocupando gran parte de la cama. Decidió darle un pequeño abrazo casi inexistente para no despertarla, aunque si no lo hacía por su cuenta en los próximos minutos se vería obligada a llamarla. El grupo quería salir, esta vez a explorar. Al día siguiente después de la muerte de aquel chico se habían hecho con provisiones de nuevo, y para su sorpresa... ninguna bestia cruzó el camino del grupo. Así que estaba más relajada, sí, menos tensa y percibía cierta energía positiva a su alrededor, pero no olvidaba el pellizco en su estómago.

Se encontró con el resto mientras algunos desayunaban tras adecentarse la cara y el pelo, aquella mañana lleva un jersey de color lavanda con un pequeño agujero en el codo izquierdo, pero no se notaba.
-Buenos días- diría a los presentes, y desde entonces a todo aquel que se reuniera más tarde. Guardó una pequeña sonrisa tras las provocaciones de Rua a Kiki y Nery´s, parecía de buen humor y cada vez su  personalidad le chocaba menos. Esperó la respuesta de la chica pensando que en su lugar ella ya estaría roja como un tomate al tiempo que fijaba su atención en su pañuelo blanco, en cuanto Maila apareciera, se lo daría como un ritual para que lo llevara consigo cada vez que salía por esa puerta. Le gustaba pensar que le daba suerte.