Torreón Sendar

Recuerdo del primer mensaje :

Magia:

La divisaron a lo lejos. Una enorme cueva vertical se alzaba desde la tierra, colosal, majestuosa e imponente sobre la calle, y con una vista espléndida sobre esta. Aceleró el paso por curiosidad y esperanza, porque que algo estuviera en mejor estado que las calles que habían atravesado... ya era mucho. Además, no quería seguir hablando de los Hijos de Bakaiar allí, fuera, al descubierto, como si pensar en ellos o mencionarles pudiera atraer al de antes.

Cuando llegaron, sonrió al reconocer un foso, porque le era familiar del hogar, y se maravilló aún más al ver la enorme superficie de madera que lo atravesaba y que conectaba con el edificio.
—No sé si esto es lo que buscábamos, pero tiene buena pinta.

No esperó a los demás. Se había fijado en unos inventos nuevos que sujetaban la madera del foso y que se introducían en la cueva, y quería investigar tanto eso, como el interior como todo lo que pudiera. Se adelantó al grupo y caminó por la lámina de madera con toda la curiosidad del mundo, hasta llegar a la lámina vertical. La reconoció, parecida a las de esa cueva donde despertaron, así que empujó con el hombro hasta que se movió. Y... una vez dentro, se quedó parado en la puerta. ¡Era enorme! ¡Y había un sinfín de cosas sin determinar!  
—¡Esto es alucinante! —exclamó mientras liberaba el camino para entrar.

Le temblaba la pierna derecha, pero de anticipación por querer explorarlo y entenderlo todo. Su mirada saltaba de un artefacto a otro, de una pared a otra, de un punto a otro. Y aún tenía que investigar los hierros que entraban y salían de la cueva y se anclaban a la lámina de madera del exterior. Necesitaba nombres para aquellas cosas nuevas. Ahora sería él quien preguntara a los demás.

Se tiro de rodillas en el suelo, con las manos abrazando su estoma y sin poder respirar, hace tiempo que había tirado su lanza al suelo, no era más que un estorbo si no sabía usarla y además había muchas en el torreón. Nunca había corrido tanto.

Consiguió entrar detrás de sus compañeros, aunque hubiera salido de las primeras, su forma física la hizo perder posiciones.

Cuando pudo respirar con mas normalidad se levanto para ir andando a la cocina a beber toda el agua que podía y limpiarse la cara, mientras el pelo se le mojaba sin cuidado.
Volvió con el grupo que ya estaba comenzando a hablar del tema:

-Era un Kelpie típico de mitología celta- dijo sin mirar a ningún sitio en particular. No tenía mucho sentido para ella, había leído sobre la mitología celta. La había desestimado, como todo, no eran más que relatos para que los niños no se acercaran a las aguas. Pero ahora ante ella se mostraban criaturas fantásticas y magia, se había pasado tanto tiempo buscando y no había encontrado nada y ahora todo aparecía de golpe. ¿Qué más podría ser cierto? Se preguntaba, mientras una pequeña sonrisa casi imperceptible e inconsciente se asomaba en su rostro.

Avanzó por el puente no sin antes ir mirando atrás cuidadoso de lo que pudiera haber ahí todavía hasta que pisó por fin tierra segura y el puente comenzó a subir de nuevo.

La pregunta de Iemai provocó que alzara las cestas con la misma sonrisa que les había dedicado a los que salieron pero esta vez para los que se habían quedado. Las posó y estiró el hombro entumecido de llevarlas durante todo el camino.

-Sí, gracias Qwara. Hiperme alegro de supertenerte  por aquí.

Atisbó a Kiki bajando saltarina  a recibirles lo que casi hizo reír, le parecía adorable y aún más cuando empezó a darle golpecitos en el brazo. -Nah. Megaestamos perfectamente. -Miró hacia sus jadeantes compañeros y a Sarah que había estado en el suelo. Su respiración no estaba ni alterada con el ritmo al que habían vuelto. -Bueno, quizás no tan perfectamente. -Sonrió. -No, ultrano era el reptil ese, era un.. em... ¿mamiferi´zz enorme de seis patas y colmillos que corría muchis que te chasquis?

Sarah dio una respuesta precisa a esa pregunta.

-Genial, megase os ha colado una de esas cosis en vuestro planeti´zz en el pasado.

Posó su mano sobre la cabeza de Kiki y le acarició el pelo. -¿Hiperno sabrás cómo cuidar la garganta del frío? En Frivowaldany megasiempre hace calor.

La conversación con Kiki era tan plácida y la tenía tan distraída que cuando al rato escucharon voces reaccionó con torpeza. La francesa siguió atropelladamente a su compañera para reunirse con los demás mientras alguien se encargaba de bajar el puente. Un bocado en el estómago le atenazaba todo el cuerpo y Fleur se deslizó entre los presentes para ver por fin el cabello inconfundible de Maila. Jadeó con las mejillas tintadas de rojo y ojos emocionados.
-Estás bien- dijo sin más, para segundos después abrazarla. Por un segundo se olvidó del resto de compañeros, incluso si hubiera faltado uno de ellos se daría cuenta solo después de ese abrazo sudoroso- ¿queréis agua?- preguntó servicial instantes después mientras lograba reponerse, quería que descansaran, habían corrido peligro ya costa de proporcionarles comidas a todo. No se le ocurría ahora mismo nada más heroico- ¿necesitas sentarte?- le preguntó además a Qwara por ser ella quien según Pefka y Nery´s no había salido indemne.

Rua asistió a todo lo que había ocurrido como si estuviera viendo el suceso en cámara lenta. Qwara consiguiendo la atención del condenado caballo, este embistiendo, el desplome de rocas sobre este y sobre la sudafricana. Rua abrió los ojos con horror ante la visión, la columna de humo que s levanto impidiéndole ver que había pasado tanto con el caballo como con Qwara.

Apenas si escucho al voz de Nery's y sus pies a su vez, dejaron de obedecerla, quedándose quieta en el sitio como si la hubieran anclado al suelo, sin dejar de mirar en dirección a donde había ocurrido el derrumbe. El nudo en el estomago ante la posibilidad de ver algún miembro de Qwara sobresaliendo de debajo de una roca, aplastada bajo su peso le había bloqueado incluso sus pensamientos.

Ya había visto a alguien morir antes, en al fuente...pero era muy distintos, muy distinto, un total desconocido, a alguien con quien había hablado. Era una bravucona, pero no insensible. Si alguien la llamo para que avanzar ano logro hacerlo, sin escucharles. No hasta ver que Nery's volvía junto a Qwara que se encontraba herida, peor no convertida en tortilla bajo el peso de la piedra.

El aire escapo de sus pulmones con tan fuerza que dolió cuando los vio. La cabeza empezó a dolerle por la tensión y fue incapaz de prestar atención alguna la conversación que se mantuvo. Sus pies siguieron automáticamente al grupo, reactivándose de nuevo y no fue hasta que se encostro dentro del edificio que logro volver medio en si.

Y el primer sentimiento que la embargó cuando eso ocurrió, fue la frustración y la rabia contra si misma. <<Joder, joder... PUTA INUTIL DE MIERDA. ¿¡Que mierdas haces quedándote paralizada en medio de la huida como una jodida piedra, después de que ella arriesgo su vida para que huyéramos!? >> Rua se sentía incompetente, tensa, preocupada y rabiosa, un cúmulo de todo explotando en su interior tras el mayor momento de tensión y terror de su vida.

Con una mala leche que parecía querer comérsela, entró en la cocina tras Pefka dejando las dos cestas que llevaba. Un quejido escapo de sus labios al soltar las cestas y miro las palmas de sus manos. Las había agarrado tan fuerte por los nervios que estaba había dejado heridas en las palmas de sus manos ante el agarre.

-Mierda....esto es una jodida mierda- murmuró con fastidio sintiendo como su mala leche se desinflaba. Apenas realmente, de verdad, se estaba dando cuenta de lo que se estaba jugando en aquel lugar. No era un sueño, ni una alucinación, ni un juego de rol absurdo muy bien logrado ni nada de lo que subsconcientemente se había intentado convencer. No, allí podría acabar herida de verdad. Podría acabar muerta de la forma mas estúpida posible.

Con el malestar aun en el cuerpo, tomo un poco de agua del buco de la cocina y sin miramientos se echo cuanto pudo en la cara, dejando que chorreara por su cuello. Tras eso intento respirar hondo para calmarse y solo entonces, el zumbido interesante que no haba dejado de escuchar por todo el camino, y que había nada mas y nada menos que las voces de sus compañeros, empezó a remitir. Las voces empezaron a ser mas y mas claras.

Salió a encontrarse con ellos, logrando oír la voz preocupada de Kiki preguntando sin cesar sobre si estaban o no heridos, sobre lo sucedido y un sin fin de preguntas preocupadas. Mas su atención estaba puesta en Qwara, a la que había tomado por loca y aun creía que lo estaba, pero al menos había tenido mucho mas coraje que ella misma. No era tan fácil arriesgar tu vida por otros, cuando apenas los conoces ademas.

-Realmente nos acabas de salvar Qwara, sino le hubieras entretenido jamas habríamos llegado hasta aquí tal y como estábamos. Aunque dejamos decirte que estas un poco loca -aseguró Rua terminado con una sonrisa a medias, traviesa. Intentando aliviaran la situación tras tanto susto seguido. Luego miro al resto, mientras se sentaba en una de las sillas tras dejar su machete sobre la mesa, para quitarse las botas, le dolían mucho los pies tras la carrera.

-Ese kelpie de los huevos no los ha puesto difícil. Vamos a tener que salir armados, y sabiendo usar lo que llevemos cuando salgamos. - no es como aun sabiendo usar lo que tenia hubieran podido hacer gran cosa con el kelpie, pero era mas seguro que ir con un arma que no sabían usar ¿no? Ahora al menos que tenia la mente mas fría tras echarse agua podía pensar con algo mas de claridad- No podemos estar siempre que salgamos dejando a gente atrás para que distraiga a los monstruos. ¡Auch! - se quejo cuando intento sacarse la bota y se raspo aun mas las palmas de las manos. Iba a tener que ponerse alguna venda improvisad,a al menos para evitar el roce contante contra todo. No sangraba pero dolía de todas formas.

-Ahora...alguien que tenga manita cocinando lo que sea. ¿Podría preparar algo por todo lo que mas queráis? - preguntó Rua tras quitarse las botas y suspirar aliviada de descansar sus pies adoloridos. Con todo su estomago estaba rugiendo, ahora que se sentía medianamente mas protegida dentro de la torre, recordaba que seguían sin comer desde hacia ya tiempo- Podemos seguir charlando sobre esa cosa o que haremos, mientras comemos algo. Os aseguro que yo misma me cocinaría, pero creo que me he echo polvo las manos llevando las cestas- dijo mostrando sus palmas enrojecidas y con la piel un tanto resquebrajada por sostener demasiado fuerte las asas en todo el trayecto. Ni se había dado cuenta de ello hasta que las había soltado, en realidad.

El nombrado se levantó gruñendo. Con las prisas se había olvidado de algo importante, así que cogió su silla y salió al pozo mientras los demás hablaban. No quería perderse lo que dijeran, así que llenó el cubo y lo puso en el umbral de la puerta. Se sentó ahí para hidratarse y evadirse un poco.

Le hizo gracia que Rua llamara "loca" a Qwara, pero también le sirvió para sobreentender que, quizá, en su mundo no estaban acostumbrados a estar en peligro como hoy. También le pareció curioso que en ese mismo mundo tuvieran un nombre para la bestia que habían dejado atrás. ¿Dónde vivirían realmente, allí en su mundo años atrás y traídos aquí, o quizá alguno de aquí se había perdido allí? O, peor... ¿Y si eran inteligentes y habían sido traídos como el nombrado y sus compañeros? No podía saberlo. «Demasiadas preguntas...»

Demasiadas incógnitas y demasiadas frases y palabras colándose en su cabeza. Echaba de menos sus días a solas, con Karane y la vida salvaje. Necesitaba buscarse un rincón donde estar a sus anchas, tranquilo, sin tantas voces. Pero, sin embargo, a la vez tenía mucha curiosidad y quería saber todo lo posible. Ya se había lanzado a ciegas una vez y lo había pagado caro.

Una de las terrícolas le sacó de sus pensamientos cuando estaba acabando de lavarse. Lavó el cubo y lo llenó de nuevo para llevarlo a la cocina para que pudieran beber.
—Traigo agua y voy a cocinar algo de carne.

Recogió el cubo y se fue hacia las cestas. En cuanto metió la mano, le llegó un olor familiar: especias aromáticas y picantes de su mundo. No solía tener ese lujo cuando pasaba días a la intemperie, pues tenía que buscarlas y tratarlas mejor que a sí mismo, tarea poco fácil sin las comodidades de la ciudad. Agradeció en silencio el gesto a quien hubiera preparado esas provisiones. Después, cogió las bolsitas con disimulo y se fue para el fuego. No les diría lo que haría. Sería sorpresa y esperaba que les gustase.

También sacó algo de lo verde, pero lo dejó a un lado con un cuchillo listo para cortarlas. Hasta ahí llegaba su conocimiento de recetas no carnívoras... Y su conocimiento de los artefactos de la cocina, también. No sabía usar nada de lo que veía. Por suerte, Qwara se le unió para cocinar y resolvió las dudas del nombrado.
—Estoy haciendo una receta de mi mundo —le dijo a la chica.

Poca sorpresa sería, no obstante, porque el aroma y el pique pronto se desprenderían de la carne.

En seguida notó por las reacciones que les había chocado sus palabras. Toni tenía miedo, no quería que volvieran pero necesitaba que lo hicieran. Le daba pavor todas esas criaturas pero más le daba quedarse solo, no hablar con nadie. Toni necesitaba estar rodeado de gente. Se movía entre la contradicción, no se dejaba conocer plenamente pero tenía la necesidad de estar siempre acompañado.

Intentó despejarse y no volvió a hablar.

Cuando bajaron se pusieron a adecentar un poco lo que quedaba, no era mucho, la mayoría lo habían hecho el dia anterior.

El silencio absoluto se rompió por los gritos del exterior. Todos se pusieron alerta hasta que alguien dijo que era la comida lo que gritaba. Los que habían salido gritaban que eran ellos que abrieran la puerta. Toni comenzó a temblar, sin pensarlo mucho corrió escaleras abajo y comenzó a girar el mecanismo para que se abriera el puente.

Al subir ya estaban en la cocina con las cestas de comida explicando la odisea que habían pasado para conseguir la comida. Toni se sorprendió mirándolos preocupado, llenos de polvo, sudados, con heridas. Pese al aspecto y el cansancio parecían felices, repletos de adrenalina.

- ¿Estáis bien? - la preocupación de Toni era real y le preocupó el propio hecho, ¿les estaba cogiendo cariño?

Iemai recibió como respuesta la noticia de que el paseo había sido cualquier cosa menos tranquilo. Mencionaron una bestia, pero una equina, nada que ver con el que había atacado al grupo el día anterior. Le sentó mal que la primera salida del grupo ya hubiese tenido un incidente, por suerte no uno grave. Las probabilidades de que todo fuese a salir bien se reducían por momentos, y la chica ya no se sentía tan optimista. Lo disimuló como pudo, tanto por los demás como por sí misma, pero su cara habló por ella. No fue capaz de darles las gracias por haber traído comida, a pesar de todo, pero sabía que tendría que haberlo hecho. No podía dejar de sentirse culpable.

Se topó con que no podía hacer mucho por ayudar a sus nuevos compañeros. Ayudó a llevar las cestas a la cocina y fue sacando la comida de ellas para buscarle una ubicación por la cocina. Las propias cestas servían de almacén, pero quería ver qué clase de provisiones tendrían y en qué cantidades. No pintaban mal, por suerte para ellos.

Pefka ya había comenzado a hacer algo de comer, mientras otros hablaban o trataban heridas.
—Ugh, crudas no —fue lo primero que dijo, respondiendo al krabelinense cuando logró abandonar el mutismo. El chico tenía costumbres muy primitivas, así que le preocupaba un poco lo que estaría preparando por su cuenta. Ella, por su parte, lo tenía difícil para pelar las verduras, así que espero a ver si alguien se ofrecía a hacerlo. Mientras miró a Pefka y esperó que él u otros respondieran la pregunta que se le pasaba en ese momento por la cabeza—. Oíd, aparte del ataque… ¿qué hay de las cestas? ¿Cómo las habéis conseguido? ¿Qué pasó con aquellas bañeras gigantes? ¿Sabéis cada cuánto tiempo van a traer comida?

El nerviosismo de Kiki era difícil de describir y la estaba mareando ante la forma veloz en la que hablaba y se movía. Cuando bajo del segundo piso con cosas que pudieran servirle a Qwara para curarse, Rua se acerco por si misma tras haberse quitado las botas y haberlas dejado a un lado, mas tarde las subiría a la habitación y volvería a buscar algún calzado adecuado para salir. Adoraba sus botas pero no eran muy practicas para correr, lamentablemente. Una vez se acerco, miro con atención lo traído por Kiki, no sin antes dirigirse a ella.

-Me estas poniendo nerviosa Kiki ¿te quieres calmar un poco? - dijo Rua sin alterarse  pero frunciendo el ceño ligeramente una vez se acercó a Kiki y Qwara- Vas a terminar dándote un sincope o algo. Joder, chica, respira hondo... esta bien que te preocupes, pero ponerte de lo nervios no va a solucionar nada. - dijo Rua con énfasis al verla que iba a convertirse en cualquier momento en un muelle de tanto que se ponía de puntillas y volvía a bajar presa de los nervios Esa chica tenia mucha energía en el cuerpo, sin duda alguna- Ahora, voy a coger un par de trozos de las telas que traiste sino os importa...me duelen las manos. - anuncio tomando un par de trozos rotos de tela, para vendarse las manos y cubrir las palmas que escocían un pocos por el roce. Kiki estaba centrada en Qwara y en sus heridas así que Rua se vendo sus propias manos pacientemente, tirando de la tela con los dientes para poder hacer un nudo en el dorso de la mano una vez vendo bien las palmas. Al menos así evitaría que se pusieran peor al ir rozándose con todo.

Una vez terminó suspiró, escuchando la voz de Pefka en la cocina diciendo que prepararía algo de comida de su mundo y como Iemai se acercó a comprobar las cestas, iniciando una sarta de preguntas de las que realmente ninguno de los que habían salido tenían mayor respuesta. Había pasado todo realmente rápido en realidad, aun así decidido responder con lo poco que sabían.

-Como remarcando el hijoputismo de este sitio, las cestas fueron dejadas al borde del acantilado que hay no muy lejos de aquí. Y cuando digo al borde no exagero...casi tuvimos que hacer pesca de cestas– comenzó a responderle mientras volvía a tomar asiento, para revisar el estado de sus pies tras la carrera. Por suerte llevaba calcetines  bastante adecuados para las botas, así que el roce no había sido tan exagerado. No le saldrían ampollas pero si que tenia adolorido los pies. Un poco mas tranquila continuo hablando- La bañera se largó de allí apenas dejo las cestas, su conductor no nos presto la mas mínima atención, siguió a lo suyo siguiendo su recorrido, fuese cual fuese. -no recordaba hacia donde había ido una vez abandono las cestas, ciertamente, no sabia si alguno de los demás lo había llegado a ver- No me fije que dirección tomo una vez las dejo allí, no se si el resto lo habrá notado- añadió, encogiéndose levemente de hombros aun pensativa sobre algo que había preguntado Iemai. El tiempo en el que tardarían las bañeras en volver a pasar. Era algo muy a tener en cuenta y Rua que había estado dándole vueltas a eso desde que supo de la existencia de esas bañeras decidido finalmente decir lo que había estado conjeturando.

-Ahora esto es a lo que he llegado sobre el tema de la comida. Teniendo en cuenta que somos muchos y que siempre hay riesgo de que varias cestas sean pillada por monstruos extraños o caigan al mar...imagino que mandaran esas bañera una vez cada dos o tres días como mucho. Mas tiempo seria matarnos de hambre- opinó Rua haciendo algunas cuentas y mas suponiendo que afirmando. No podría saberlo con certeza hasta que no pasaran otro día allí y comprobaran si las cestas volvían al día siguiente o no- Especialmente si cuando llegamos eramos casi una treintena de personas, mas o menos. Nos hemos dividido por culpa de los lagartos psicópatas, pero de no ser así habríamos sido, ¿cuantos? ¿Veintitantos en algún refugio? No daría suficiente con esa cantidad de cestas si las dieran en tiempos mas extensos- añadió señalando con la cabeza hacia las cestas de la cocina donde ya estaba Pefka cocinado algo con cierta ayuda.

-Así que...llamadme loca, pero sugiero que luego de comer hoy y aunque me joda enormemente decirlo, porque mi estomago me esta devorando viva, reservemos un poco la comida. - añadió mirando a los reunidos entre la cocina y la sala para conocer sus opiniones, aunque sin duda respondiendo en principio a Iemai- Al menos hasta saber cuando vuelven a pasar las bañeras y veamos algún tipo de patrón o ruta por donde se mueven.- al fin de cuentas nada les aseguraba que la próxima vez que ñas bañeras pasaran fueran a ir al mismo lugar.

Tras comprobar que Maila y el resto se encontraban bien Fleur pudo respirar más tranquila, dos veces se habían topado con una amenaza y consiguieron salvarse a pesar de que otros no corrieron su misma suerte, y todo en menos de dos días completos. ¿Sería ese su destino de aquí en adelante? Despedirse de cualquiera y rezar para volver a verlo en la cena de esa noche. No era lo que esperaba pero escuchar a todos hablando algo más animados por la expectación de la comida le creaba sentimientos opuestos, esperanza y una profunda preocupación.

Logró despejarse lo suficiente para ofrecerse con las verduras siguiendo indicaciones de Pefka con un “¿así está bien?” de vez en cuando. Podía permitirse disfrutar un poco ¿No?. Sus plegarias habían dado resultados y esa noche daría mil millones de gracias. Podía distraerse con por ejemplo adivinar qué les preparía el Krabeliense, le gustaba la gente todoterreno a pesar de no considerarse una. Correr de un peligro y posteriormente ponerse a cocinar, aquello ganaba puntos a ojos de la francesa que habría dado lo que fuera porque las chicas del convento hubieran tenido la mitad de disposición que sus compañeros.
Pero como era natural otros temas surgieron, dejando aparte que aún siendo humana no tenía ni idea de lo que era un kelpie, Rua sacó un tema interesante después de que Kiki se pusiera algo histérica. Fleur hizo una mueca parecida a una sonrisa en silencio, entendía perfectmanete que se trataba de una muchacha curiosa pero que podía alterar a los demás, sobre todo a los que necesitaban descanso.

-Tiene razón- y se llevó una mano a la boca rápido, había hablado más alto de lo que pensaba. Rua sonaba bastante lógica y en realidad no sabía por qué se sorprendía, no había tenido ninguna razón para pensar lo contrario. Puede que pasar tanto tiempo con mujeres anticuadas le hubiera pasado factura. Pero se alegraba de que saber escuchar opiniones y aprender de ellas era una de sus virtudes- y... no sé quizás sería buena idea también buscar una ruta alternativa- se aventuró a hablar con timidez, pues ya le daba vergüenza callarse tan de pronto. De todas formas ahora se encontraba un un ambiente cómodo- por si acaso... es solo una idea.

Con la ayuda de Qwara y Fleur, acabó de cocinar mientras escuchaba a los demás charlar sobre lo ocurrido. Agradeció mentalmente a Rua sus palabras, pues coincidían en prácticamente todo, y le había ahorrado tener que contar sus inquietudes y hablar. Hablar. ¡Estaba harto de hablar! No estaba acostumbrado. Había pasado más tiempo con gente desde que llegó a la ciudad que desde antes de la fiesta de la luna. A sus compañeras cocineras tan solo les dedicó asentimientos y monosílabos. Tenía hambre y tenía prisa por quitarse de en medio un rato en cuanto comieran.

Cuando llegó la hora de servir, anunció qué habían preparado.
—¡A comer! Por si acaso, la carne lleva especias distintas de las verduras, por si una u otra cosa no os gustan —cogió platos junto a sus compañeras y mientras miró a Rua—. Coincido con todo lo que dijiste, Rua, y sobre todo lo prioritario de reservar la comida y vigilar las bañeras.

Repartió platos junto a las demás y se sentó en el suelo, cerca de la mesa. Las "sillas" le parecían extrañas e incómodas, o al menos de momento. Tampoco cogió cubiertos sino que cogía de su plato con las manos y se lo comía a tirones. ¡Picante! No demasiado, por no gastar las especias tan rápido. Las verduras las miraba con curiosidad antes de llevárselas a la boca.
—Por cierto, mañana podríamos practicar con las armas y enseñaros algo quienes sepamos. Está claro que no estamos solos y no conocemos la ciudad —miró a Fleur al decir eso—, así que necesitáis saber defenderos, o estos filetes podríais ser vosotros —bromeó para rematar, para quitarse tensión a sí mismo y por aliviar un poco la del grupo.

De la expedición, nadie más que él parecía acostumbrado a correr peligro y eso le preocupaba. Incluso Rua había dicho "llamadme loca" justo antes de decir cosas que para el nombrado eran de sentido común. Por lo menos, Ulmara tenía entrenamiento militar y se sumó a su propuesta. ¿Pero y el resto? ¿Cómo reaccionarían al empuñar armas? Hoy habían salido armados, pero no habían tenido que usarlas, solo él y Nery's. ¿Serían capaces de defenderse? ¿Y de matar?

-¿Acosador? -Pregunto levantando una ceja. Al mismo tiempo se giró a todos y se encogió de hombros confundido ante el remolino que estaba resultando ser Kylli, aunque seguía pareciéndole muy mona a su manera.

La verdad es que no comprendía por qué estaba tan enfadada de repente, pero bueno, que podía hacer él más que seguir lo que le dijera ella.

-Para lo que podía hiperhaber pasado yo diría que sip. -Le respondió al humanis con una sonrisa.

En ese momento Killy prácticamente le estampó ropa vieja en el pecho y el la cogió como pudo mirándola con clara cara de disgusto. Con un largo y dramático suspiro, empezó a ponerse las capas de ropa.

-Oh vamos Rua, megaesnormal estar alterada, después de todo no tenéis ni idea de que hacemos aquí. -Acabó de ponerse aquel jersey incomodo pero calentito que lecubria con un cuello la garganta. -Pero también tienes razón. -Dijo girandose a Kyllikki. -Kyli´s, te va a dar algo, superestamos todis bien, de verdad. Hiperno hace falta que sigas nerviosa.

-Y si, pero dudo bastante de que nos maten de hambre, megano hay plantas por ninguna parte como para salir a intentar coger comida y por ende los comiplanti´zz deben escasear que te linxi´s. Seguramente las bañeras superpasen más veces como dices. -Empezó a andar a la cocina mandado por Kyllikki.

Miraba a todas aquellas caras leyendo emociones, aquí resultaba mucho más fácil que en su planeta, todas las expresiones estaban al aire sin una máscara de confianza, modales o actuación. Era cómodo, muy cómodo, quitando por supuesto a las nuevas especies extrañas. Sin embargo había una diferente, ahora comprendía porque le había llamado la atención.

Por otra parte aunque con bastante disimulo, miraba a Fleur de tanto en tanto. Era una visión agridulce que provocaba un remolino de sensaciones en él difícil de poner en palabras incluso para los acostumbrados al vocablo pedante de la burocracia como él.

-Megaes una buena idea. -Le dedicó a la humana con la más flagrante de sus sonrisas. No podía evitarlo, no con ella.

-Yo siempre megahe estado demasiado ocupadis como para ultracocinarcocinar, la verdad. Aunque ultrano estaría de más aprender a hacerlo ahoris. -Dijo en la cocina al llegar, dejando que el calor del fuego le reconfortase en aquella prisión de ropa.

Cuando Pefka anunció la comida Nery´s no cabía en sí de alegría. Por fin. Llevó su plato a la mesa. No tenía ni punto de comparación en aspecto con los refinadísimos bocados frivys que se podían encontrar hasta en los barrios de viejy´s, pero eso solo le añadía aún más encanto y extrañeza para él.

-Si cocinar algo con este equipo no es magia, que venga el propio Andras Sula a negármelo.

Utilizando los cubiertos refinadamente como acostumbraba se llevo a partes iguales carne y verdura, olvidándose de hidratos y grasas, disfrutando del sabor.

-Me encanta el picante. -Declaró.

-Si... yo supercreo que la siguiente salida deberíamos llevar todos algo que pueda disparar, ultraserá más seguris que te flichins. Además ultrapuedo enseñaros a poneros en formis.

Maila siguió a sus compañeros  deseando ver el torreón lo antes posible. Era increíble como una estructura en la que apenas había empezado a habitar pudiera cobrar tanta importancia. La hawaiana solo podía pensar en la seguridad que emanaba aquel refugio y en lo que albergaba en su interior: Fleur. Deseaba verla más que nunca y poder abrazarla.

Por fin se vislumbró el torreón y Maila pudo notar un par de lágrimas escaparse, ni siquiera se había dado cuenta pero llevaba llorando un buen camino. El edificio se presentaba para la chica casi como una divinidad benevolente, y en su mente perturbada por el miedo sentía como si le abriera los brazos y le dijera: “Tranquila, ya estoy aquí. Ya estás a salvo”.

El grupo entró y la hawaiana se permitió respirar, le dolía todo de tanto correr pero notaba como el aire entraba en su cuerpo como un bálsamo. Buscó a la francesa con la mirada y agradeció el abrazo de la chica. Normalmente era ella quien estaba de apoyo, quien animaba a Fleur como podía. Pero estaba vez era justo al contrario, y a Maila notó que la francesa era una sólida columna en la que sujetarse.

La chica aceptó el vaso de agua y se sentó tras agradecerle más de una vez a Qwara lo que había hecho por ellos. <<Lo de esta es increíble>>. Se dijo mientras recordaba los hechos. Estaba cansada y aliviada, preocupada pensando en cómo iban a sobrevivir tanto tiempo y maldiciéndose por darle tantas vueltas  en vez de alegrase de estar viva. No participó mucho en las rondas de preguntas excepto unos “Si” o “No, gracias” a cualquier petición. Se dedicó a comer con ansias mientras miraba de vez en cuando a Fleur.

-Todo eso de practicar con las armas y ponerse en forma está muy bien pero...-. Dijo al escuchar las propuestas de Pefka y Nery´s.- Pero... quiero decir... vosotros habéis visto a esa cosa. Era imparable . Quizá deberíamos dedicar un día a buscar más bañeras, ¿no? A lo mejor hemos ido a lo más jodido de la ciudad... no sé-. En ese momento necesitaba ayudar como fuera posible porque hacía que olvidara aquella espantosa bestia de su cabeza. Olvidar esas fauces cuando estuviera sola en la cama iba a ser todo un problema.

El olor a comida empezaba a inundar el torreón mientras Iemai se enteraba de los detalles de la salida, lo que le ponía algo difícil prestar atención. Llegados a aquel punto la carne podía saber a suela de zapato que la devoraría sin piedad, y su estómago estaba haciendo tanto ruido que si nadie lo oía era porque las voces de todos hacían eco entre aquellas paredes de piedra.

Pese a su escasa atención le daba vueltas al asunto y a lo que decían sus compañeros. Básicamente estaba de acuerdo en que no podían darse el festín de su vida. Quien sabía cuándo volverían a recibir provisiones y qué dificultades encontrarían para hacerse con ellas. Aquello era una prueba, al fin y al cabo, y la cercana sabía que no se lo iban a poner fácil. Por suerte para ella, nunca le había caído nada del cielo en su vida, pero su maldito brazo roto podía amenazar su supervivencia.

Iemai ayudó a poner la mesa, plato a plato con su mano sana, y cuando por fin se sentaron todos no pudo evitar comer más rápido de lo que planeaba. Los ánimo seguían bajos pero la comida compensaba lo sucedido de algún modo. Escuchaba a los demás conversar sobre cómo empezarían a prepararse al día siguiente para enfrentarse a los posibles peligros que se interpusiesen entre ellos y la comida. Probablemente no podría unirse a los ejercicios pero eso no le impediría asistir para aprender técnicas. Habría opinado si no estuviese demasiado ocupada comiendo, y de hecho no dijo ni una palabra hasta que algo que dijo el frivy hizo que levantase la cabeza del plato.
—¿Andras… qué? —preguntó, mirándolo.

Se alegró de saber que había gente de acuerdo con sus palabras sobre cuidar un poco el gasto de comida, al menos hasta saber cómo funcionaba exactamente el sistema de las bañeras. Rua escucho un poco mientras la comida era servida, escuchando con atención las opiniones ajenas mientras pensaba en ello, con su estómago reclamando la comida. No dijo nada hasta que el primer bocado de lo preparado principalmente por Pefka, al ser un plato de su mundo, lleno su paladar. Tosió sorprendida por el repentino picor, pero fuera de eso su estómago lo agradeció infinitamente.

-Wow, esta rico, no está nada mal...y eso que vi al traerlas cosas rarísimas - dijo Rua con aceptación y placer. ¡Dios, cuanto necesitaba comer algo! Casi sentina su energía y buen humor volver a ella con cada bocado. Como siempre la comida funcionaba como un bálsamo y un calmante para su mala ostia habitual y su constante ceño fruncido. No dijo nada más sobre lo que hablaban hasta algunos bocados después, cuando su estómago empezó a asentarse y dejar de punzar, solo estoces de unión de nuevo a la conversación tras haber estado escuchando al resto.

-Estoy de acuerdo en lo que dicen Maila y Fleur...incluso aunque hayamos dejado a nuestro buen amigo kelpie sepultado bajo un montón de rocas, no sabemos que más cosas podría decidir darnos los buenos días desde el fondo de al acantilado la próxima vez. - añadió Rua recordando al condenado caballo creyéndose araña mientras escalaba por la empinada pendiente del acantilado. Sintió un escalofrió y frunció ligeramente el ceño al evocarlo nuevamente- Como mencione antes, éramos mucho en esa fuente...y en una bañera de esas no hay bastante comida para tantísima gente...así que imagino que tal vez habrá alguna más que siga algún otro recorrido o algo así. - estaba de acuerdo con eso, aunque iba a tener que hacer vigilancia en ese caso porque la forma en la que descubrieron aquella bañera fueron por fue vista y escuchad ay que ella supiera no vieron ni escucharon ninguna otra, así que entonces muy cerca no debían pasar si fuese el caso.

-Yo me apunto a lo que sea que me permita salvarme el culo allí afuera. El ejercicio no me asusta- añadió señalando hacia el portón cerrado de la entrada, por encima de su hombro. Rua no era ajena al esfuerzo ni al ejercicio físico, al fin de cuentas como modelo, no solo importaba estar guapa a nivel visual, sino estar saludable y en forma, o al menos esa había sido su forma de verlo desde el comienzo. Tal vez no era tan atlética como Qwara o Maila, que se notaba habían hecho bastante ejercicio a juzgar por sus brazos y espaldas, pero tampoco es que se fuese a romper pos sostener algún arma. <<Mis uñas no van a pesar lo mismo, así que tendré que arreglármelas. Lo siento mis niñas, tendré cuidado de que no os rompáis >> dijo observando sus uñas de stilleto con mimo. Mantener el glamour y estar divina a la vez que se enfrentaba contra bichos que iban a querer usar sus hermosos huesos de palillos de dientes, iba a ser una ardua tarea.

Estaba dándole vueltas a eso cuando las palabras vagas de Iemai y Nery's, la sacaron de sus pensamientos. Había medio prestado atención al chico, aunque su mente cuando lo escuchaba entraba inconscientemente en modo traducción, por eso cuando en medio de tanta palabra pija, escucho una frase normal no pudo evitar levantar la cabeza para verlo, sorprendida.

Más aun cuando escucho un nombre desconocido, que llamo también la atención de Iemai. << ¿Es el nombre de algún tipo de dios o algo así de su mundo?>> era lo qué sobrentendida por la forma de decirlo al menos, pues sonaba a frases hechas como las que ella misma decía en la Tierra. No añadió nada esperando a ver que le respondería a Iemai y decidido añadir algo a la conversación que no había tenidos para nada en cuenta con todas las prisas que habían tenido encima desde que pisaron aquel lugar.

-Por cierto, que con toda esta mierda no lo he pensado. ¿Que habéis traído con vosotros? -preguntó mirando a cada uno de los que haba en la mesa con atención, apartándose ligeramente el mechón derecho del rostro- Pregunto porque siendo que algunos acá venimos de mundos diferentes y todo eso...tal vez tengamos algo con nosotros que nos pueda ser útiles en esta mierda de sitio. Puede que el que lo haya traído no le vea nada de utilidad...pero tal vez alguien de otro mundo con otro nivel de tecnología o conocimientos, si pudiera darle algún uso que nos fueses útil acá ¿no? ¿Qué decís, compartimos el que hemos traído con nosotros? - preguntó Rua sin mucho problema. Dudaba realmente que alguno hubiese traído algo que fuese realmente útil, como algún arma, algún utensilio que sirviera como trampa o algo así. Pero quien sabe, no se perdía nada preguntando ¿no? Además, así también se aseguraba que nadie trajera algo especialmente mortal entre sus cosas sin que el resto supiera. Tener precauciones siendo aun prácticamente desconocidos no estaba de más. No era desconfiada en sí, más bien era precavida.

Echaba de menos muchas cosas, como era lo normal, quizás lo que más era un baño decente donde hacer sus necesidades, pero lo que echaba de menos ahora eran los entrantes, acompañantes, sorbetes, bebidas, miniensaladas.... Le gustaba lo que estaba comiendo, pero tanto del mismo sabor al estar acostumbrado a los bocaditos frivys le estaba cansando rapidamente. Tampoco tenía otra opción así que suspiro para sus adentros y se conformo con estar comiendo algo muy picante, cosa rara entre la cocina frivy porque la mayoría de fiestas acababan en lo que acababan y los ardores de estomago eran evitados.

Escuchaba las conversaciones a su alrededor.

Megapodríamos. -Contestó a Rua y Malia. -Pero yo ultrano diría imparable Mai, más bien... duro que te cruchix. Hiperestoy seguro de que una andanada de flechis supersería suficiente para que superpudiésemos huir más tranquilos con el monstruo herido. -Comió otro cacho de carne de manera fina. -Aunque hipersi encontramos otra bañera que hiperno desemboque en una caída mortal la verdad es que mejor sip.

Miró a Iemai, y a los demás, no parecía que nadie supiera quién era, lo cual daba que pensar al frivy.

-Andras Sula es nuestro nuevo rey. -Soltó sin vacilar y en soso para que lo entendieran bien. -Es quien gobierna aquí, el superior a las que visteis dándonos la charla de bienvenida con instrucciones en la fuente y bueno, superior a todos los demás que viven por aquí. Y si la cosa sigue bien por aquí pues superior de todas las gentes de nuestros mundos. -Sabía el bombazo informativo que acababa de soltar, pero cuanto antes lo asimilaran mejor así que siguió comiendo y respondió a la pregunta final de Rua.

-Yo solo megahe traído unas pezoneras, mis medicinas para el estrés y un pequeño set de arreglos para maquillaje, o uñas o cosas así.