Torreón Letargo (Archivo VII)
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Yber
Evanna
Cuervo
Red
Muffie
Lathspell
LEC
11 participantes
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguasPersonajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Torreón Letargo (Archivo VII)
21/03/18, 01:03 pm
Recuerdo del primer mensaje :
La sinhadre permaneció pensativa cuando varios hicieron notar que la comida solo sabía mal a veces, recordando que ella misma también lo podía corroborar.
—¡Es cierto! Qué extraño… Que hechizo más raro.
Estaba de acuerdo con Milo en que prefería pensar que fuese cosa de magia y no de alguna porquería como la que había sugerido Rox. Además, en ese caso la comida tendría mal aspecto, ¿no?
>>¡Por supuesto que no! —añadió inmediatamente cuando el irrense le dijo a Neil que no era culpa suya, olvidándose de comentar su anterior pensamiento—. Tú eres el mejor cocinero que conozco: es imposible que sea cosa tuya.
Guille, como de costumbre, continuó arrancándole varias risotadas y, poco después, la apreciación de Eitne desmentida inmediatamente por la propia mona del queso le hizo reír aún más. Aunque para ella resultaba todavía más claro que si también las ramitas estaban malas tenía que ser cosa de magia. El daeliciano le respondió a su pregunta entonces y en un principio Adru compuso una expresión levemente alarmada. Tenía un "¡eso sería horrible!" en la punta de la lengua, pero por una vez recordó que no era la mejor idea soltar el primer pensamiento que le había venido a la cabeza. Lo último que necesitaba el niño era entrar en pánico.
—N-no… ¡No te alarmes, Eitne! —Su vacilzación y gestos exagerados posiblemente resultasen menos convincentes de lo que pretendía—. Además no parece que sean muy buenos lanzando maldiciones porque la comida sabe bien a veces —añadió con una risilla.
No siguió pensando en la inquietante posibilidad que el daeliciano había planteado porque volvió a fijarse en el muñeco de Guille. Zob lo había reconocido como un animal de su mundo… Tenía que pertenecer a un nublino.
—¿Se habrán dejado olvidado ese muñeco aquí el grupo de Ellie y Lulú? —se le ocurrió de pronto, aunque olvidando de tener en cuenta que había pasado una cantidad de tiempo considerable desde aquel encuentro como para que fuese probable.
La sinhadre permaneció pensativa cuando varios hicieron notar que la comida solo sabía mal a veces, recordando que ella misma también lo podía corroborar.
—¡Es cierto! Qué extraño… Que hechizo más raro.
Estaba de acuerdo con Milo en que prefería pensar que fuese cosa de magia y no de alguna porquería como la que había sugerido Rox. Además, en ese caso la comida tendría mal aspecto, ¿no?
>>¡Por supuesto que no! —añadió inmediatamente cuando el irrense le dijo a Neil que no era culpa suya, olvidándose de comentar su anterior pensamiento—. Tú eres el mejor cocinero que conozco: es imposible que sea cosa tuya.
Guille, como de costumbre, continuó arrancándole varias risotadas y, poco después, la apreciación de Eitne desmentida inmediatamente por la propia mona del queso le hizo reír aún más. Aunque para ella resultaba todavía más claro que si también las ramitas estaban malas tenía que ser cosa de magia. El daeliciano le respondió a su pregunta entonces y en un principio Adru compuso una expresión levemente alarmada. Tenía un "¡eso sería horrible!" en la punta de la lengua, pero por una vez recordó que no era la mejor idea soltar el primer pensamiento que le había venido a la cabeza. Lo último que necesitaba el niño era entrar en pánico.
—N-no… ¡No te alarmes, Eitne! —Su vacilzación y gestos exagerados posiblemente resultasen menos convincentes de lo que pretendía—. Además no parece que sean muy buenos lanzando maldiciones porque la comida sabe bien a veces —añadió con una risilla.
No siguió pensando en la inquietante posibilidad que el daeliciano había planteado porque volvió a fijarse en el muñeco de Guille. Zob lo había reconocido como un animal de su mundo… Tenía que pertenecer a un nublino.
—¿Se habrán dejado olvidado ese muñeco aquí el grupo de Ellie y Lulú? —se le ocurrió de pronto, aunque olvidando de tener en cuenta que había pasado una cantidad de tiempo considerable desde aquel encuentro como para que fuese probable.
- Cuervo
Ficha de cosechado
Nombre: Sarah
Especie: Humana
Habilidades: Intuición, inmutabilidad y rapidez mental
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
23/07/18, 04:19 pm
En esta ciudad que no entiende ni respeta los deseos de unos niños. Guille, se despertó asustado por los gritos de sus compañeros, como pudo se dirigió al patio para ver que pasaba. Cuando llegó los pájaros ya se estaban yendo. Todos habian luchado contra esas bestias, todos estaba sangrando, Eitne estaba siendo ayudado por Nime. Rena, Pam, y Milo también sangraban con pequeñas heridas.
Mike volvía a estar ahí, como una mala broma para hacer mas daño, tendido en el suelo como un muñeco tétrico sin trozos, desenterrado de una tierra que nisiquiera le importaba, no era mas que otro cadáver. Guille se quedo mirandolo fijamente. Soñaria con Mike con el cuerpo saliendo de la tierra primero las manos y después el resto del cuerpo, durante dias.
Las semanas fueron silenciosas, el luto se escendia a todo el torreón. Guille no contó nada del miedo que le daba el recuerdo del cuerpo de Mike, y se quedo intentando sacar conversaciones triviales con todos en el torreón.
Esa misma mañana Guillermo se proponia salir con el grupo, habían tenido la idea de salir a buscar la casa de la chica sonámbula y sus amigos. Guille queria ayudar.
-¿Puedo ir? No molestaré, me quedaré detras, y si veo algo peligroso me aparto.- dijo mirando a sus compañeros serio- Quiero hablar con la chica fantasma sonámbula.
Guillermo estaba preocupando, no le pareció qie la trataran muy bien, además estaba seguro que ella tendria muchas respuestas de lo que pasaba en los sueños, porque no podian descansar ni siquiera en sus propios sueños.
Se preparó, se cogió un escudo y se aseguró que no llevara muchas cosas que no le limitaran el movimiento. Estaba asustado muy asustado, mientras esperaba en la puerta, le temblaban las piernas. Pero si esto iba a ser así siempre el también tenia que aprender a ser fuerte incluso antes de la transformación que hablaban sus compañeros. Solo podía recordar la ultima vez que salió junto a sus compañeros. Y ahora volvían a estar apunto de salir.
Sigue en Barrio de los mil dioses
Mike volvía a estar ahí, como una mala broma para hacer mas daño, tendido en el suelo como un muñeco tétrico sin trozos, desenterrado de una tierra que nisiquiera le importaba, no era mas que otro cadáver. Guille se quedo mirandolo fijamente. Soñaria con Mike con el cuerpo saliendo de la tierra primero las manos y después el resto del cuerpo, durante dias.
Las semanas fueron silenciosas, el luto se escendia a todo el torreón. Guille no contó nada del miedo que le daba el recuerdo del cuerpo de Mike, y se quedo intentando sacar conversaciones triviales con todos en el torreón.
Esa misma mañana Guillermo se proponia salir con el grupo, habían tenido la idea de salir a buscar la casa de la chica sonámbula y sus amigos. Guille queria ayudar.
-¿Puedo ir? No molestaré, me quedaré detras, y si veo algo peligroso me aparto.- dijo mirando a sus compañeros serio- Quiero hablar con la chica fantasma sonámbula.
Guillermo estaba preocupando, no le pareció qie la trataran muy bien, además estaba seguro que ella tendria muchas respuestas de lo que pasaba en los sueños, porque no podian descansar ni siquiera en sus propios sueños.
Se preparó, se cogió un escudo y se aseguró que no llevara muchas cosas que no le limitaran el movimiento. Estaba asustado muy asustado, mientras esperaba en la puerta, le temblaban las piernas. Pero si esto iba a ser así siempre el también tenia que aprender a ser fuerte incluso antes de la transformación que hablaban sus compañeros. Solo podía recordar la ultima vez que salió junto a sus compañeros. Y ahora volvían a estar apunto de salir.
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- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
23/07/18, 10:10 pm
Eitne no era capaz de moverse, solo de llorar anclado al suelo. Sintió a Nime tirando de él, pero cojo y petrificado, poco pudo hacer por avanzar. No fue hasta que Rox llegó y lo cargó que se movió. El daeliciano estaba tenso y abrazaba los pocos cristales que había podido coger entre picotazos. El dolor en la frente era suave, nada que ver con el de una pierna colgando de un trozo de hueso; como una melodía de fondo que acompañara al destrozo que habían hecho los animales con el entierro. Eitne sentía que era su culpa, por no haber hablado antes con ellos. Que si lo hubiera hecho ayer, hoy no habrían desenterrado a Mike, no habrían roto lo último que hicieron en su nombre.
El niño se dejó curar, pero ocultó los cortes de las manos, provocados por el intento que hizo de proteger los cristales. Seguía llorando, cada vez de forma menos ruidosa, pero aun incapaz de decir ni una palabra. Así, no fue capaz de dar las gracias a Nime ni a Rox, ni fue capaz de opinar en las decisiones posteriores que se tomaran. Se limitó a recuperar sus muletas y a dejar trabajar a los adultos. Cuando se sintió más calmado, sacó un cubo de agua del pozo y se sentó en el huerto con las manos en remojo. Los cortes no dolían tanto y con el frío eran casi agradable. Eitne pensó que, si dejaban cicatrices, serían otra forma de recordarse todo lo que le dijo a Mike.
Los días sucesivos, Eitne los pasó cabizbajo. Su horario seguía desajustado: si las pesadillas no le molestaban demasiado, despertaba para la hora de comer y se dormía muy entrada la madrugada. Cada anochecer salía con un cristal, una manta y un cojín y se tumbaba en el suelo para ver como cambiaba el cielo de colores. Había algo en los tonos rojizos que le reconfortaba de una forma que ninguna palabra podía, como si le aportara claridad de pensamiento o fuerzas para afrontar todos los peligros. Cuando el cielo se oscurecía por completo, el daeliciano se pinchaba el dedo (le había perdido el miedo gracias a los pájaros), encendía el cristal y lo colocaba alrededor de la piedra que salvaguardaba la tumba de Mike.
Eitne no volvía al interior hasta que la piedra se apagara, a veces incluso más tarde. Este pequeño gesto duró poco más de una semana, hasta que los cristales que adornaban la tumba le parecieron suficientes. Lo que Eitne no abandonó fueron las salidas al patio.
Por suerte, no tardó mucho en volver a los juegos y a los entrenamientos mágicos. Los muertos debían hacer el mundo mejor también para los vivos y Eitne sabía que no tenía sentido hundirse. Cada vez eran menos y se necesitaban más.
----
Eitne despertó por el bullicio y se incorporó a la conversación hasta que tocaron un tema sensible: las salidas. Eitne quería ver a los sendarios también, sabía que tenían un daeliciano y lo quería conocer, igual que al bichito pequeño o al ordes malvado. Quería saber quiénes eran, ponerles caras. Pero un cojo no podía correr si les perseguían los monstruos. Un cojo no podía blandir un arma y sujetar las muletas a la vez. Un cojo solo podía quedarse en casa. El daeliciano pidió a Guille que saludara al daeliciano de su parte y volvió a la cama. Se tumbó, desvelado, y se quedó mirando al techo.
Con los ojos clavados en el gris, el niño fantaseaba con el día de la luna: ¿cómo sería ese anochecer? Eitne sospechaba que sería mágico. Puede que incluso cuando se convirtiera en un monstruo recuperara la pierna o tal vez tendría alas. Tenía muchas ganas de volar. Sin darse cuenta volvió a pensar en los pájaros y de ellos saltó a los murciélagos flamígeros. Los veía todas las noches en el patio, pero por algún motivo le daban miedo y nunca les hablaba. Pensó entonces en el ganado del pueblo, en los paseos en vhadkhas y en todo lo que hacían los rumiantes por ellos. Con ellas siempre le había gustado hablar. Eran muy serenas y tenían unos ojos muy grandes con los que le miraban mucho. La abuela le decía que les escudriñaban a través de la piel y veían si los niños eran buenos o malos para saber a quiénes se podían acercar.
Ojalá les hubiera pedido a las vhadkhas que cuidaran de la yaya y de papá y de mamá.
El niño se dejó curar, pero ocultó los cortes de las manos, provocados por el intento que hizo de proteger los cristales. Seguía llorando, cada vez de forma menos ruidosa, pero aun incapaz de decir ni una palabra. Así, no fue capaz de dar las gracias a Nime ni a Rox, ni fue capaz de opinar en las decisiones posteriores que se tomaran. Se limitó a recuperar sus muletas y a dejar trabajar a los adultos. Cuando se sintió más calmado, sacó un cubo de agua del pozo y se sentó en el huerto con las manos en remojo. Los cortes no dolían tanto y con el frío eran casi agradable. Eitne pensó que, si dejaban cicatrices, serían otra forma de recordarse todo lo que le dijo a Mike.
Los días sucesivos, Eitne los pasó cabizbajo. Su horario seguía desajustado: si las pesadillas no le molestaban demasiado, despertaba para la hora de comer y se dormía muy entrada la madrugada. Cada anochecer salía con un cristal, una manta y un cojín y se tumbaba en el suelo para ver como cambiaba el cielo de colores. Había algo en los tonos rojizos que le reconfortaba de una forma que ninguna palabra podía, como si le aportara claridad de pensamiento o fuerzas para afrontar todos los peligros. Cuando el cielo se oscurecía por completo, el daeliciano se pinchaba el dedo (le había perdido el miedo gracias a los pájaros), encendía el cristal y lo colocaba alrededor de la piedra que salvaguardaba la tumba de Mike.
Eitne no volvía al interior hasta que la piedra se apagara, a veces incluso más tarde. Este pequeño gesto duró poco más de una semana, hasta que los cristales que adornaban la tumba le parecieron suficientes. Lo que Eitne no abandonó fueron las salidas al patio.
Por suerte, no tardó mucho en volver a los juegos y a los entrenamientos mágicos. Los muertos debían hacer el mundo mejor también para los vivos y Eitne sabía que no tenía sentido hundirse. Cada vez eran menos y se necesitaban más.
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Eitne despertó por el bullicio y se incorporó a la conversación hasta que tocaron un tema sensible: las salidas. Eitne quería ver a los sendarios también, sabía que tenían un daeliciano y lo quería conocer, igual que al bichito pequeño o al ordes malvado. Quería saber quiénes eran, ponerles caras. Pero un cojo no podía correr si les perseguían los monstruos. Un cojo no podía blandir un arma y sujetar las muletas a la vez. Un cojo solo podía quedarse en casa. El daeliciano pidió a Guille que saludara al daeliciano de su parte y volvió a la cama. Se tumbó, desvelado, y se quedó mirando al techo.
Con los ojos clavados en el gris, el niño fantaseaba con el día de la luna: ¿cómo sería ese anochecer? Eitne sospechaba que sería mágico. Puede que incluso cuando se convirtiera en un monstruo recuperara la pierna o tal vez tendría alas. Tenía muchas ganas de volar. Sin darse cuenta volvió a pensar en los pájaros y de ellos saltó a los murciélagos flamígeros. Los veía todas las noches en el patio, pero por algún motivo le daban miedo y nunca les hablaba. Pensó entonces en el ganado del pueblo, en los paseos en vhadkhas y en todo lo que hacían los rumiantes por ellos. Con ellas siempre le había gustado hablar. Eran muy serenas y tenían unos ojos muy grandes con los que le miraban mucho. La abuela le decía que les escudriñaban a través de la piel y veían si los niños eran buenos o malos para saber a quiénes se podían acercar.
Ojalá les hubiera pedido a las vhadkhas que cuidaran de la yaya y de papá y de mamá.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
24/07/18, 12:55 am
Nime no quería volver adentro sin Eitne, que se resistía a moverse de donde estaba, y no lo hizo hasta que Rox lo sacó de allí por la fuerza. Siguió a la chica al interior sin volver la vista atrás, incapaz de posar sus ojos en Mike. Su cara destrozada era todo en lo que podía pensar. Una vez más (de tantas), Nime tuvo que reprimir con todas sus fuerzas las ganas de echarse a llorar, de tener la pataleta de su vida pidiendo volver a casa. Lo único que le impedía hacerlo eran su orgullo y las ganas de demostrar que era mayor y capaz.
No participó en el debate sobre qué hacer con el cuerpo, ni ayudó más tarde a cubrirlo de nuevo. Lo único que quería era no volver a verlo, así que regresó a su cama cuando las cosas se calmaron un poco. Le resultó imposible dormir aquella noche.
Conforme el torreón volvía a su funcionamiento normal, Nime continuaba sintiéndose incómoda de formas que hasta ese momento no había experimentado. Evitó la azotea en todo momento, todavía convencida de que allí estaban expuestos a los monstruos del exterior. Nime no solo no creía en la teoría de Pam sino que ni siquiera volvió a pensar en la posibilidad de que fuesen a matarse entre ellos. No debía, si no quería volverse loca.
Fue difícil seguir adelante, pero para bien o para mal, no era ni la primera ni la segunda vez que pasaban por aquello. La diferencia, esa vez, era que no había hecho falta salir del torreón para ver morir a un compañero. Aun así, Nime hizo lo posible por recuperarse y seguir adelante. Las cosas no podían estar peor, pero de alguna manera eso le dio fuerzas para continuar creyéndose valiente. Aunque aquella valiente tendía a eludir las salidas a por comida.
Aquel día no fue diferente. Cuando una buen número de sus compañeros se interesó en encontrar el torreón de la niña sonámbula, Nime estuvo dividida entre querer conocerlos, y reñirles si seguían tratando mal a la sinhadre, y no querer abandonar el torreón. Pero cuando pensó que Eitne no podría salir, decidió quedarse con él, lo que la ayudaba a no atribuir su decisión a la cobardía. Aunque se sintió mal cuando supo que Guille sí saldría.
A pesar de haberse quedado por él, Eitne no parecía tener ganas de levantarse de su cama ni hacer nada, y Nime se sentó en la cocina a desayunar con calma, sin dejar de mirar a Eitne o los que se paseasen por la planta baja, con cara de aburrimiento. Finalmente se fue a los sillones para despatarrarse en uno, con los pies en alto y la cabeza del revés. Suspiró de forma exagerada para ver si su amigo se daba por aludido.
No participó en el debate sobre qué hacer con el cuerpo, ni ayudó más tarde a cubrirlo de nuevo. Lo único que quería era no volver a verlo, así que regresó a su cama cuando las cosas se calmaron un poco. Le resultó imposible dormir aquella noche.
Conforme el torreón volvía a su funcionamiento normal, Nime continuaba sintiéndose incómoda de formas que hasta ese momento no había experimentado. Evitó la azotea en todo momento, todavía convencida de que allí estaban expuestos a los monstruos del exterior. Nime no solo no creía en la teoría de Pam sino que ni siquiera volvió a pensar en la posibilidad de que fuesen a matarse entre ellos. No debía, si no quería volverse loca.
Fue difícil seguir adelante, pero para bien o para mal, no era ni la primera ni la segunda vez que pasaban por aquello. La diferencia, esa vez, era que no había hecho falta salir del torreón para ver morir a un compañero. Aun así, Nime hizo lo posible por recuperarse y seguir adelante. Las cosas no podían estar peor, pero de alguna manera eso le dio fuerzas para continuar creyéndose valiente. Aunque aquella valiente tendía a eludir las salidas a por comida.
Aquel día no fue diferente. Cuando una buen número de sus compañeros se interesó en encontrar el torreón de la niña sonámbula, Nime estuvo dividida entre querer conocerlos, y reñirles si seguían tratando mal a la sinhadre, y no querer abandonar el torreón. Pero cuando pensó que Eitne no podría salir, decidió quedarse con él, lo que la ayudaba a no atribuir su decisión a la cobardía. Aunque se sintió mal cuando supo que Guille sí saldría.
A pesar de haberse quedado por él, Eitne no parecía tener ganas de levantarse de su cama ni hacer nada, y Nime se sentó en la cocina a desayunar con calma, sin dejar de mirar a Eitne o los que se paseasen por la planta baja, con cara de aburrimiento. Finalmente se fue a los sillones para despatarrarse en uno, con los pies en alto y la cabeza del revés. Suspiró de forma exagerada para ver si su amigo se daba por aludido.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
24/07/18, 10:50 pm
Tras dos semanas asentándose, ese día por fin iban a romper el molde, y Rox no estaba conforme. Desde que las salidas habían empezado a salirse de madre, el coreano seguía a rajatabla su política de solo salir cuando era estrictamente necesario. No se opuso a esta, pero tampoco la apoyó de ninguna forma. Esperó a ver quienes conformaban el grupo en silencio, aliviado de fueran bastantes y con suficientes dedos de frente como para no tener que actuar de refuerzo. Había pasado de tener curiosidad por el resto de cosechados a preferir preocuparse por aquellos que le quedaban.
Deseó suerte al grupo de partida y volvió dentro para rebuscar en las cestas. No tenía hambre, pero la sensación de inseguridad le pedía comer para distraerse. El intervalo de espera entre ida y vuelta era la peor parte de quedarse en el torreón.
El ruidoso suspiro de Nime le sacó de babia. Paseó los ojos por el salón, atento a ella y Eitne, pensando en lo desagradable que tenía que ser quedarse sabiendo que Guille estaba fuera. Algo que llevaba queriendo hacer desde hace tiempo le dio una idea para distraerles.
—Ey, nanos. —dijo, apoyando los codos en el sillón en el que estaba la libense. —¿Si os doy unas tijeras me hacéis algo chulo en el pelo?
Sonrió y se quitó la coleta, dejando ver el largo real de este. Ya le llegaba por los hombros. Desde que su único espejo era la pantalla de su iPod, algo en lo que había sido tan cuidadoso como con su peinado había perdido relevancia. Antes habría preferido perder un dedo a dejar que le cortaran el pelo dos críos, pero ahora... como si querían dejarle calvo.
Deseó suerte al grupo de partida y volvió dentro para rebuscar en las cestas. No tenía hambre, pero la sensación de inseguridad le pedía comer para distraerse. El intervalo de espera entre ida y vuelta era la peor parte de quedarse en el torreón.
El ruidoso suspiro de Nime le sacó de babia. Paseó los ojos por el salón, atento a ella y Eitne, pensando en lo desagradable que tenía que ser quedarse sabiendo que Guille estaba fuera. Algo que llevaba queriendo hacer desde hace tiempo le dio una idea para distraerles.
—Ey, nanos. —dijo, apoyando los codos en el sillón en el que estaba la libense. —¿Si os doy unas tijeras me hacéis algo chulo en el pelo?
Sonrió y se quitó la coleta, dejando ver el largo real de este. Ya le llegaba por los hombros. Desde que su único espejo era la pantalla de su iPod, algo en lo que había sido tan cuidadoso como con su peinado había perdido relevancia. Antes habría preferido perder un dedo a dejar que le cortaran el pelo dos críos, pero ahora... como si querían dejarle calvo.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
25/07/18, 08:04 pm
Eitne seguía encadenando pensamientos vagos cuando captó el suspiro de Nime. En realidad él también estaba un poco aburrido. Se incorporó para sugerir jugar a algo, pero Rox se adelantó y les ofreció algo mucho más divertido que nada que se le hubiera ocurrido al daeliciano. Abrió los ojos con sorpresa, alegre, y buscó con un gesto complicidad de Nime. Pensó inmediatamente en los peinados que estaban de moda en su pueblo y dio un par de palmas.
—¡Sí, sí, sí! —Tenía una sonrisa de oreja a oreja.
Mientras Rox buscara las tijeras, Eitne se llevaría las manos a su propio pelo. Sus rizos se habían quedado algo feos y su mata de pelo afro había crecido irregular y mal cuidada.
—Cuando acabemos, ¿me lo cortáis a mí también, porfa?
Quizás por lo cotidiano del asunto, el niño estaba contento de repente. Todo lo contento que podía estarse en Rocavarancolia.
—¡Sí, sí, sí! —Tenía una sonrisa de oreja a oreja.
Mientras Rox buscara las tijeras, Eitne se llevaría las manos a su propio pelo. Sus rizos se habían quedado algo feos y su mata de pelo afro había crecido irregular y mal cuidada.
—Cuando acabemos, ¿me lo cortáis a mí también, porfa?
Quizás por lo cotidiano del asunto, el niño estaba contento de repente. Todo lo contento que podía estarse en Rocavarancolia.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
25/07/18, 08:30 pm
Nime se quiso incorporar tan deprisa cuando Rox se acercó a hablarles que casi se cayó del sofá con las piernas por delante. Se dio la vuelta con torpeza y hasta que no se sentó como una persona normal no respondió con efusividad a la sugerencia de la chica.
—¡Me apunto, me apunto! —Miró también a Eitne y al verlo animado pensó que sí había sido buena idea quedarse, después de todo—. Guille se va a perder esto —comentó con una sonrisa maliciosa mientras Rox buscaba las tijeras.
Nime no había tenido mucho tiempo para pensar en lo de Rox después de todo lo que había pasado. En algún punto había empezado a tratar normal con ella otra vez, siempre en femenino, ya que le había alegrado que hubiese más chicas en el torreón, aunque ella no quisiese serlo.
—Yo también quiero cortarme el pelo. Me molesta porque está muy largo y odio lavarlo. ¡Así todos podemos cortar a todos! Empezamos por Rox, ¿no?
La niña ni se había planteado que fuese difícil. En su casa se lo hacía su padre y estaba segura de que hasta Sisek sabría hacerlo si se lo proponía. Ella no iba a ser diferente. Se puso de rodillas en el sillón, erguida, y pidió las tijeras alargando las manos hacia Rox.
—¡Me apunto, me apunto! —Miró también a Eitne y al verlo animado pensó que sí había sido buena idea quedarse, después de todo—. Guille se va a perder esto —comentó con una sonrisa maliciosa mientras Rox buscaba las tijeras.
Nime no había tenido mucho tiempo para pensar en lo de Rox después de todo lo que había pasado. En algún punto había empezado a tratar normal con ella otra vez, siempre en femenino, ya que le había alegrado que hubiese más chicas en el torreón, aunque ella no quisiese serlo.
—Yo también quiero cortarme el pelo. Me molesta porque está muy largo y odio lavarlo. ¡Así todos podemos cortar a todos! Empezamos por Rox, ¿no?
La niña ni se había planteado que fuese difícil. En su casa se lo hacía su padre y estaba segura de que hasta Sisek sabría hacerlo si se lo proponía. Ella no iba a ser diferente. Se puso de rodillas en el sillón, erguida, y pidió las tijeras alargando las manos hacia Rox.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
26/07/18, 10:28 am
No esperaba que un plan tan simple tuviera tanto éxito, asi que las reacciones le arrancaron una sonrisa mayor de la cara. Le gustaba creer que la efusividad no tenía que ver con estar en Rocavarancolia, sin nada mejor con lo que divertirse, sino con el simple hecho de ser niños. Podría haberse cortado el pelo él mismo, ya lo había hecho en el pasado varias veces, pero sacrificar esa seguridad por un buen rato merecía la pena.
Buscó las tijeras mientras se imaginaba peinados, a cada cual más trambólico. Rox se sentía más o menos como si fuera a subir en una montaña rusa, expectante y a la vez temiendo por el resultado. No sabría si reir o enmudecer si le hacían un flequillo vasco. Muy al fondo estaba deseando que fuera lo más catastrófico posible por las risas.
—Si no me gusta me vengaré, ¡que lo sepáis! —bromeó. Le tendió las tijeras a Nime—. Luego vamos con Eitne y después tú, ¿vale? ¿Dónde me siento, señoritos?
Al final iban a tener entretenimiento para rato. Rox se dejaría llevar donde fuese, tomaría asiento y se echaría el pelo hacia atrás para que pudieran empezar.
Buscó las tijeras mientras se imaginaba peinados, a cada cual más trambólico. Rox se sentía más o menos como si fuera a subir en una montaña rusa, expectante y a la vez temiendo por el resultado. No sabría si reir o enmudecer si le hacían un flequillo vasco. Muy al fondo estaba deseando que fuera lo más catastrófico posible por las risas.
—Si no me gusta me vengaré, ¡que lo sepáis! —bromeó. Le tendió las tijeras a Nime—. Luego vamos con Eitne y después tú, ¿vale? ¿Dónde me siento, señoritos?
Al final iban a tener entretenimiento para rato. Rox se dejaría llevar donde fuese, tomaría asiento y se echaría el pelo hacia atrás para que pudieran empezar.
- ♪♫♬:
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
26/07/18, 09:27 pm
Eitne sonreía de oreja a oreja después de que Nime confesara que ella también se lo quería cortar. Iba a ser muy divertido, pero lo mejor de todo para él era imaginarse el suelo lleno de pelos de tres colores distintos. Asintió ante la mención a Guille.
—¡Luego se lo contamos! A lo mejor también le podemos cortar el pelo a él. ¡O a más gente! Bueno, menos Adru y Neil, que ellos ya lo hicieron...
El daeliciano se frotó las manos, con ganas de empezar. Cuando Rox trajo las tijeras, pidió permiso para empezar él.
—Te vamos a dejar guapísimo o guapísima, como un alcalde o alcaldesa cuando su pueblo recibe a las brujas dulces —Eitne trató de decirlo de la forma más inclusiva para Rox y su género fluyente (¿Se decía así?). La realidad era que dudaba de sus capacidades, pero haría lo posible por evitar una venganza estilística.
Comenzó a cortar por la parte izquierda de la cabeza, fingiendo que sabía lo que hacía (en realidad imitaba a su abuela, que era la que se lo cortaba a él). Cogía un poco de pelo y lo sujetaba entre índice y corazón. Luego pasaba la tijera y dejaba un trasquilón. Repitió ese proceso a diferentes alturas, porque por mucho que fingiera, no sabía lo que hacía. Su cara era un poema, intentaba aguantarse la risa para no delatar el desastre que estaba creando, probablemente causando una impresión peor. Cuando estuvo contento con el mal resultado que llevó a cabo, le tendió las tijeras a Nime.
—¡Te toca!
Hacía mucho tiempo que no se lo pasaba tan bien.
—¡Luego se lo contamos! A lo mejor también le podemos cortar el pelo a él. ¡O a más gente! Bueno, menos Adru y Neil, que ellos ya lo hicieron...
El daeliciano se frotó las manos, con ganas de empezar. Cuando Rox trajo las tijeras, pidió permiso para empezar él.
—Te vamos a dejar guapísimo o guapísima, como un alcalde o alcaldesa cuando su pueblo recibe a las brujas dulces —Eitne trató de decirlo de la forma más inclusiva para Rox y su género fluyente (¿Se decía así?). La realidad era que dudaba de sus capacidades, pero haría lo posible por evitar una venganza estilística.
Comenzó a cortar por la parte izquierda de la cabeza, fingiendo que sabía lo que hacía (en realidad imitaba a su abuela, que era la que se lo cortaba a él). Cogía un poco de pelo y lo sujetaba entre índice y corazón. Luego pasaba la tijera y dejaba un trasquilón. Repitió ese proceso a diferentes alturas, porque por mucho que fingiera, no sabía lo que hacía. Su cara era un poema, intentaba aguantarse la risa para no delatar el desastre que estaba creando, probablemente causando una impresión peor. Cuando estuvo contento con el mal resultado que llevó a cabo, le tendió las tijeras a Nime.
—¡Te toca!
Hacía mucho tiempo que no se lo pasaba tan bien.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
27/07/18, 01:05 am
Nime estaba extrañamente ilusionada. No sabía a qué se debía, pero la realidad era que nunca antes le habían confiado algo tan importante. Estaba más que dispuesta a cortarle bien el pelo a Rox. Recibió las tijeras, pero tras morderse la lengua para no protestar se las cedió a Eitne cuando pidió empezar. Su turno iba a llegar de todos modos.
Observó impaciente cómo Eitne pegaba cortes y su técnica le pareció muy profesional. Ella habría recogido el pelo de Rox en una coleta y la habría cercenado, porque le parecía lo más rápido para empezar. Cuando fue su turno, ya no tenía aquella posibilidad, porque iba a quedar muy desigual.
—Yo no sé cómo son esas personas que dice Eitne pero si vivieses donde vivía yo verías qué peinados más bonitos se hacen… bueno, si tienes dinero más, porque se pueden comprar joyas y adornos… es una pena que no te guste largo porque sería muy bonito. Bueno, tu color de pelo es un poco raro, así que no sé.
Nime no dejaba de hablar mientras cortaba imitando a Eitne en cierta medida –no quería admitir que no sabía cómo hacerlo, así que buscaba formas novedosas de dar tajos al pelo de Rox, como si poseyese una técnica diferente–. Tenía ganas de hablar, de tener una conversación que no la hiciese sentirse miserable. Deseaba agradecerle a la humana aquella oportunidad dejándole el pelo bonito, pero su escasa autocrítica no le dejaba ver que lo que estaba haciendo no se parecía a los peinados de pelo corto que conocía. Su autoestima, además, le decía que no era malo, sino original.
»Parece... Parece que no está mal. ¿Necesitas algún retoque, Rox? Ojalá tuviésemos algún espejo… —dijo cuando soltó la tijera y se echó hacia atrás para observarla mejor.
Observó impaciente cómo Eitne pegaba cortes y su técnica le pareció muy profesional. Ella habría recogido el pelo de Rox en una coleta y la habría cercenado, porque le parecía lo más rápido para empezar. Cuando fue su turno, ya no tenía aquella posibilidad, porque iba a quedar muy desigual.
—Yo no sé cómo son esas personas que dice Eitne pero si vivieses donde vivía yo verías qué peinados más bonitos se hacen… bueno, si tienes dinero más, porque se pueden comprar joyas y adornos… es una pena que no te guste largo porque sería muy bonito. Bueno, tu color de pelo es un poco raro, así que no sé.
Nime no dejaba de hablar mientras cortaba imitando a Eitne en cierta medida –no quería admitir que no sabía cómo hacerlo, así que buscaba formas novedosas de dar tajos al pelo de Rox, como si poseyese una técnica diferente–. Tenía ganas de hablar, de tener una conversación que no la hiciese sentirse miserable. Deseaba agradecerle a la humana aquella oportunidad dejándole el pelo bonito, pero su escasa autocrítica no le dejaba ver que lo que estaba haciendo no se parecía a los peinados de pelo corto que conocía. Su autoestima, además, le decía que no era malo, sino original.
»Parece... Parece que no está mal. ¿Necesitas algún retoque, Rox? Ojalá tuviésemos algún espejo… —dijo cuando soltó la tijera y se echó hacia atrás para observarla mejor.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
29/07/18, 12:00 am
Cuando Milo reconoció los sonidos que llegaban desde arriba se levantó horrorizado, corriendo hacia la armería para hacerse con su espada y enfilando las escaleras hacia el salón. El sueño aún le atormentaba, al igual que la sensación de haber acabado con sus compañeros sin miramientos, pero la realidad se imponía y se forzó a priorizar lo que estaba pasando. Salió al patio a la carrera, seguido por Pam y Rena, y la visión del cuerpo de Mike desenterrado y medio devorado le dejó completamente paralizado.
—No... —murmuró con incredulidad, lanzándose hacia delante con la misma furia que sus compañeras—. ¡Dejadle en paz! —gritó, agitando la espada de un lado a otro sin resultado.
Los pájaros les picotearon con saña, molestos porque interrumpieran su banquete, y aún cuando alzaron el vuelo para alejarse el último de ellos se llevó un buen trozo del americano graznando con tono de burla. Después de aquello el irrense tardó en reaccionar, pues no podía apartar la vista del cadáver de su compañero, y cuando los demás llamaron su atención fue como si le echaran un cubo de agua fría a la cara. Las heridas del enfrentamiento le escocían, pero no eran nada comparadas con las de Eitne y se mordió el labio con fuerza arrepentido de no haber estado más pendiente del daeliciano.
—Lo mejor sería enterrarlo de nuevo, si. —opinó tras escuchar con atención la conversación sobre como proceder a continuación. No tenían las herramientas necesarias para incinerarlo adecuadamente, aunque prefería por mucho aquella opción, y salir fuera del torreón era demasiado arriesgado.
Milo ayudó en el proceso, sin poder quitarse de la cabeza la terrible escena a pesar de haber vuelto a envolver el cadáver de Mike en una sábana, y cuando por fin apilaron la última piedra guardó silencio respetuosamente durante mucho tiempo, inmóvil en el patio con expresión ausente.
-----
Las dos semanas siguientes pasaron muy lentas para el norteño, sumido en una suerte de confusión que no terminaba de abandonarle. A duras penas podía mantener la compostura, pues no dejaba de darle vueltas a lo sucedido con su compañero y al sueño que le había tenido la noche del día en que le habían perdido, pero debido al ambiente de luto que imperaba en todo el torreón nadie notó nunca nada. Tardó un tiempo, pero logró hacer de tripas corazón lo suficiente como para hacer vida normal, y tras aquel periodo de incertidumbre inicial el irrense volvió a anteponer las neceisdades de sus compañeros a las suyas propias.
La mañana en la que Pam sugirió salir a buscar a los sendarios, sin embargo, el hacker no había dormido demasiado bien y no se sentía lo suficientemente descansado como para no suponer una carga. Notaba la fatiga provocada por lo que le había hecho Rutilante acumularse día a día, pero lograba mantenerla a raya con un descanso adecuado, y cualquier alteración en esos periodos de sueño le dejaba para el arrastre. Por esa razón aquella mañana se abstuvo de salir y prometió que la comida estaría lista a su regreso.
Desayuno en la cocina con aire distraído, pero no se le pasaron por alto los suspiros de Nime y el ensimismamiento de Eitne. Antes de que pudiera comentar algo al respecto Rox les dijo a los dos pequeños que le cortasen el pelo, y la reacción que provocó le arrancó una sonrisa cansada al moreno.
—Esto va a ser interesante. —comentó para si en voz baja, acodándose para observar el proceso sin decir nada más.
Los enanos trabajaban como si supieran que estaban haciendo, aunque era evidente por los trasquilones que le cortaban al coreano que no era así, y cuando Nime comentó que era una pena que no dispusieran de un espejo el irrense se tuvo que morder el labio para no reír.
—Se puede usar el culo de una olla o algo así —dijo como quien no quiere la cosa—. Seguro que hay alguna bien pulida por ahí.
—No... —murmuró con incredulidad, lanzándose hacia delante con la misma furia que sus compañeras—. ¡Dejadle en paz! —gritó, agitando la espada de un lado a otro sin resultado.
Los pájaros les picotearon con saña, molestos porque interrumpieran su banquete, y aún cuando alzaron el vuelo para alejarse el último de ellos se llevó un buen trozo del americano graznando con tono de burla. Después de aquello el irrense tardó en reaccionar, pues no podía apartar la vista del cadáver de su compañero, y cuando los demás llamaron su atención fue como si le echaran un cubo de agua fría a la cara. Las heridas del enfrentamiento le escocían, pero no eran nada comparadas con las de Eitne y se mordió el labio con fuerza arrepentido de no haber estado más pendiente del daeliciano.
—Lo mejor sería enterrarlo de nuevo, si. —opinó tras escuchar con atención la conversación sobre como proceder a continuación. No tenían las herramientas necesarias para incinerarlo adecuadamente, aunque prefería por mucho aquella opción, y salir fuera del torreón era demasiado arriesgado.
Milo ayudó en el proceso, sin poder quitarse de la cabeza la terrible escena a pesar de haber vuelto a envolver el cadáver de Mike en una sábana, y cuando por fin apilaron la última piedra guardó silencio respetuosamente durante mucho tiempo, inmóvil en el patio con expresión ausente.
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Las dos semanas siguientes pasaron muy lentas para el norteño, sumido en una suerte de confusión que no terminaba de abandonarle. A duras penas podía mantener la compostura, pues no dejaba de darle vueltas a lo sucedido con su compañero y al sueño que le había tenido la noche del día en que le habían perdido, pero debido al ambiente de luto que imperaba en todo el torreón nadie notó nunca nada. Tardó un tiempo, pero logró hacer de tripas corazón lo suficiente como para hacer vida normal, y tras aquel periodo de incertidumbre inicial el irrense volvió a anteponer las neceisdades de sus compañeros a las suyas propias.
La mañana en la que Pam sugirió salir a buscar a los sendarios, sin embargo, el hacker no había dormido demasiado bien y no se sentía lo suficientemente descansado como para no suponer una carga. Notaba la fatiga provocada por lo que le había hecho Rutilante acumularse día a día, pero lograba mantenerla a raya con un descanso adecuado, y cualquier alteración en esos periodos de sueño le dejaba para el arrastre. Por esa razón aquella mañana se abstuvo de salir y prometió que la comida estaría lista a su regreso.
Desayuno en la cocina con aire distraído, pero no se le pasaron por alto los suspiros de Nime y el ensimismamiento de Eitne. Antes de que pudiera comentar algo al respecto Rox les dijo a los dos pequeños que le cortasen el pelo, y la reacción que provocó le arrancó una sonrisa cansada al moreno.
—Esto va a ser interesante. —comentó para si en voz baja, acodándose para observar el proceso sin decir nada más.
Los enanos trabajaban como si supieran que estaban haciendo, aunque era evidente por los trasquilones que le cortaban al coreano que no era así, y cuando Nime comentó que era una pena que no dispusieran de un espejo el irrense se tuvo que morder el labio para no reír.
—Se puede usar el culo de una olla o algo así —dijo como quien no quiere la cosa—. Seguro que hay alguna bien pulida por ahí.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
30/07/18, 01:14 am
Los primeros cortes de Eitne fueron el "ya está hecho, ya no hay vuelta atrás". Rox sonrió para si, disfrutando del ruido de la tijera cortando el pelo, como también lo hizo con lo que Eitne dijo. Le recordaba a la manera de sacar conversación típica de los peluqueros, solo que más sincera e inocente. Se esforzó en no llevarse una mano al pelo para tantear como iba, mas lo que vio de la expresión del daeliciano por el rabillo del ojo le dijo bastante. Tragó saliva y una sonrisa de circunstancia. Con el añadido de las de Nime, el esfuerzo que le estaba siendo aguantarse los nervios y la risa era mayor.
—¡Seguro que sí! —dijo, transformando su pánico en entusiasmo casi real —. Sea como sea me va a gustar más que llevarlo largo. ¡Ya lo llevé así una vez! Me caía hasta la mitad de la espalda. —sacó la lengua con cara de asco, fingiendo un escalofrío—. Nunca más. Me quedaba muy mal, muchos dulces y joyas habrían hecho falta para hacerlo bonito.
Por fin, los dos pequeños terminaron y el coreano no aguantó. Se llevó una mano al pelo, incapaz de contener una sonrisa que gritaba "auxilio" cuando notó los trasquilones. La sinceridad en el tono de voz de Nime no le ayudaba en absoluto, ya que al menos Eitne parecía ser consciente del resultado con humor. Lo último que quería era herir los sentimientos de la libense por partirse a costa de su trabajo. Y cuanto más lo pensaba más risa le entraba.
La intervinción de Milo le hizo girarse, revelando el poema que era su cara también. Le acribilló con la mirada, imaginando lo muy calvo que iba a dejarle en lo que se durmiese. De nada le servía mordese más el labio, la sonrisa era más que obvia.
—¡Va, voy a por una olla! —finalizó la frase con una risa. Se revolvió el pelo con la mano, dejando salir otra carcajada más—. ¡Pero ya me mola! Ya no me pesa tanto el cabezo.
Se levantó y rebuscó en la cocina. Cuando dio con una olla que reflejase algo más que formas abstractas, la sujetó delante suya cual espejo con ambas manos. Abrió la boca, en una mezcla de horror y fascinación.
—¡ESTO QUE EESSS! —giró el rostro en varios ángulos para ver lo máximo posible. Tenía un trozo más largo que otro, y los trasquilones cuadrados hacían que pareciera una escalera. —¡No no no, eh! A esto... ¡a esto le falta!
Empujó la olla contra el pecho de Milo con brusquedad, obligándole a mantenerla sujeta. Cogió las tijeras y, fingiendo tomárselo en serio mientras se veía reflejado, se cortó un mechón al azar.
—¡Ahoora siii! —abrió los brazos, chuleándose delante de la olla. Luego se volteó a los dos menores, sonriendo ampliamente—. ¡Me encanta! Sí señor. ¡Ahora Eitne, venga! ¿Empiezas tú, Nime? ¿Luego queréis que rapemos a Milo?
Las palabras de Rox eran sinceras. Puede que el peinado fuera un desastre, mas uno bueno no le habría hecho reirse de sí mismo con tantas ganas.
—¡Seguro que sí! —dijo, transformando su pánico en entusiasmo casi real —. Sea como sea me va a gustar más que llevarlo largo. ¡Ya lo llevé así una vez! Me caía hasta la mitad de la espalda. —sacó la lengua con cara de asco, fingiendo un escalofrío—. Nunca más. Me quedaba muy mal, muchos dulces y joyas habrían hecho falta para hacerlo bonito.
Por fin, los dos pequeños terminaron y el coreano no aguantó. Se llevó una mano al pelo, incapaz de contener una sonrisa que gritaba "auxilio" cuando notó los trasquilones. La sinceridad en el tono de voz de Nime no le ayudaba en absoluto, ya que al menos Eitne parecía ser consciente del resultado con humor. Lo último que quería era herir los sentimientos de la libense por partirse a costa de su trabajo. Y cuanto más lo pensaba más risa le entraba.
La intervinción de Milo le hizo girarse, revelando el poema que era su cara también. Le acribilló con la mirada, imaginando lo muy calvo que iba a dejarle en lo que se durmiese. De nada le servía mordese más el labio, la sonrisa era más que obvia.
—¡Va, voy a por una olla! —finalizó la frase con una risa. Se revolvió el pelo con la mano, dejando salir otra carcajada más—. ¡Pero ya me mola! Ya no me pesa tanto el cabezo.
Se levantó y rebuscó en la cocina. Cuando dio con una olla que reflejase algo más que formas abstractas, la sujetó delante suya cual espejo con ambas manos. Abrió la boca, en una mezcla de horror y fascinación.
—¡ESTO QUE EESSS! —giró el rostro en varios ángulos para ver lo máximo posible. Tenía un trozo más largo que otro, y los trasquilones cuadrados hacían que pareciera una escalera. —¡No no no, eh! A esto... ¡a esto le falta!
Empujó la olla contra el pecho de Milo con brusquedad, obligándole a mantenerla sujeta. Cogió las tijeras y, fingiendo tomárselo en serio mientras se veía reflejado, se cortó un mechón al azar.
—¡Ahoora siii! —abrió los brazos, chuleándose delante de la olla. Luego se volteó a los dos menores, sonriendo ampliamente—. ¡Me encanta! Sí señor. ¡Ahora Eitne, venga! ¿Empiezas tú, Nime? ¿Luego queréis que rapemos a Milo?
Las palabras de Rox eran sinceras. Puede que el peinado fuera un desastre, mas uno bueno no le habría hecho reirse de sí mismo con tantas ganas.
- ♪♫♬:
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
30/07/18, 01:29 pm
Eitne observó a Nime cortar el pelo con una sonrisa de oreja a oreja. Puede que no lo estuvieran haciendo bien, pero tampoco parecía que lo estuvieran haciendo mal (parecía era la palabra clave) y se lo estaba pasando como nunca desde su accidente. Le hizo mucha ilusión que Milo se acercara también. Se sentía como en casa, como cuando la abuela iba a hacer algo muy mágico y todos los del pueblo se reunían, y ya no podía ver a ninguno de sus compañeros otra cosa que no fuera parte de su familia.
La reacción de Rox le asustó, pero cuando vio cómo acababa, al niño le dio un ataque de risa. ¡Le había gustado! Eso quería decir que no lo habían hecho tan, taaaaan mal.
—¡Sííííí, soy segun! —Eitne se sentó en la silla, zarandeando su única pierna con entusiasmo—. Luego va Nime —dijo— ¡y después Milo!
El dia estaba siendo de diez. Un dia dulce, como se decía en su tierra natal.
—Dejadme muy guapo, ¿vale? Por lo menos igual que a Rox.
La reacción de Rox le asustó, pero cuando vio cómo acababa, al niño le dio un ataque de risa. ¡Le había gustado! Eso quería decir que no lo habían hecho tan, taaaaan mal.
—¡Sííííí, soy segun! —Eitne se sentó en la silla, zarandeando su única pierna con entusiasmo—. Luego va Nime —dijo— ¡y después Milo!
El dia estaba siendo de diez. Un dia dulce, como se decía en su tierra natal.
—Dejadme muy guapo, ¿vale? Por lo menos igual que a Rox.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
30/07/18, 03:36 pm
Nime sabía que había dado lo mejor de sí misma y por eso no sentía remordimientos. Daba por hecho que sin alguien experto en cortes de pelo cerca, lo normal era que no quedasen como solía verlos.
—¡Oooh, qué largo! —comentó, maravillada, cuando Rox habló de cómo había tenido el pelo. Nunca se lo habían dejado tener tan largo, porque daban por hecho que no iba a cuidarlo en absoluto. Nime admitía que tenían razón, no se habría resistido a cortarse mechones de vez en cuando.
Nime se quedó cerca de Rox esperando a que encontrase una olla que la reflejase, expectante. Abrió levemente la boca cuando vio su reacción, y se quedó inmóvil. No sabía si estaba disgustada porque parecía a punto de echarse a reír en cualquier momento. Nime no se quedó tranquila hasta que la humana pegó un tijeretazo y se mostró satisfecha con el resultado.
—¡Bien! —exclamó, contenta. No tardó en ir a recoger las tijeras porque era turno de Eitne y parecía que le iban a dejar empezar—. ¿Podemos? ¿Milo? —preguntó al escuchar lo de rapar al irrense. No lo había escuchado de su propia boca, pero tal vez Rox sabía que quería cortarse el pelo.
No tardó en colocarse a un lado de Eitne y dar tijeretazos como había aprendido de él mismo. Su pelo rizo resultaba más complicado de cortar, pero por otro lado le parecía que daba mejor resultado que el de Rox, al volver a encogerse sobre sí mismo cuando lo soltaba. Los tijeretazos no resultaban tan obvios, pero el resultado era tan desigual como antes.
—¡Oooh, qué largo! —comentó, maravillada, cuando Rox habló de cómo había tenido el pelo. Nunca se lo habían dejado tener tan largo, porque daban por hecho que no iba a cuidarlo en absoluto. Nime admitía que tenían razón, no se habría resistido a cortarse mechones de vez en cuando.
Nime se quedó cerca de Rox esperando a que encontrase una olla que la reflejase, expectante. Abrió levemente la boca cuando vio su reacción, y se quedó inmóvil. No sabía si estaba disgustada porque parecía a punto de echarse a reír en cualquier momento. Nime no se quedó tranquila hasta que la humana pegó un tijeretazo y se mostró satisfecha con el resultado.
—¡Bien! —exclamó, contenta. No tardó en ir a recoger las tijeras porque era turno de Eitne y parecía que le iban a dejar empezar—. ¿Podemos? ¿Milo? —preguntó al escuchar lo de rapar al irrense. No lo había escuchado de su propia boca, pero tal vez Rox sabía que quería cortarse el pelo.
No tardó en colocarse a un lado de Eitne y dar tijeretazos como había aprendido de él mismo. Su pelo rizo resultaba más complicado de cortar, pero por otro lado le parecía que daba mejor resultado que el de Rox, al volver a encogerse sobre sí mismo cuando lo soltaba. Los tijeretazos no resultaban tan obvios, pero el resultado era tan desigual como antes.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
30/07/18, 09:15 pm
A Milo se le escapó el aire cuando Rox le golpeo con la olla en el pecho, pero no dijo nada y observó expectante los movimientos del humano tras ver su aspecto reflejado. Su cara era un poema, pero no parecía que estuviera disgustado, y cuando remato la faena con un tijeretazo el irrense se echó a reír. La fatiga casi pareció que se le escapaba del cuerpo, como si hubiera descansado muchas horas seguidas, y cuando sugirieron que él también debía cortárselo su risa se hizo más intensa.
—Yo no lo tengo tan largo todavía, ¿no? —logró decir con lágrimas en los ojos, pasándose la mano derecha por la nuca—. Creo que puedo aguantar un poco más sin someterme a la tijera porque no hay mucho material con el que trabajar, pero os puedo echar una mano con vuestros cortes si queréis. Solía arreglárselo a mis hermanas pequeñas cuando vivía con ellas. —ofreció, cambiando de postura en la silla mientras continuaba observando la sesión de peluquería.
Fue una mañana entretenida y relajada, como hacía mucho tiempo que no tenían, y tanto Eitne como Nime pasaron por la tijera. Los trasquilones estuvieron a la orden del día, al igual que las risas que provocaron los consecuentes resultados, y para cuando la libense estuvo lista parecía que un tornado de pelo había pasado por la cocina.
—Da para una peluca y media tamaño Pelusa, seguro —comentó el hacker, reuniendo una gran bola de pelo de colores que se puso en la cabeza a modo de tocado—. ¿Qué tal me queda? —preguntó, fingiendo seriedad mientras posaba para sus compañeros.
A pesar de que el resultado final era muy gracioso acabaron acordando darles un último repaso a los cortes de pelo, pues el look de almuerzo de vaca loca no era para todos los días, y entre Rox y Milo consiguieron rematar la faena sin muchos contratiempos.
—Antes estabais mas guapos, sin duda, pero con estas pintas no les dará un infarto de la emoción a los demás cuando os vean. —les alagó tras echarles un buen vistazo cuando acabaron—. ¡Decid irrqin! —exclamó, apuntándoles con su brazo biónico antes de sacarles una foto.
El irrense había documentado todo el proceso sin decir nada, disparando la cámara cuando no le prestaban atención, y ahora que habían terminado sentía la necesidad de enseñarles todas las imágenes. Se sentó con ellos en el salón, entre risas, y mientras las fotos desfilaban ante sus ojos logró olvidarse por completo del horror de los últimos días.
Aquella tregua no iba a durar mucho.
—Yo no lo tengo tan largo todavía, ¿no? —logró decir con lágrimas en los ojos, pasándose la mano derecha por la nuca—. Creo que puedo aguantar un poco más sin someterme a la tijera porque no hay mucho material con el que trabajar, pero os puedo echar una mano con vuestros cortes si queréis. Solía arreglárselo a mis hermanas pequeñas cuando vivía con ellas. —ofreció, cambiando de postura en la silla mientras continuaba observando la sesión de peluquería.
Fue una mañana entretenida y relajada, como hacía mucho tiempo que no tenían, y tanto Eitne como Nime pasaron por la tijera. Los trasquilones estuvieron a la orden del día, al igual que las risas que provocaron los consecuentes resultados, y para cuando la libense estuvo lista parecía que un tornado de pelo había pasado por la cocina.
—Da para una peluca y media tamaño Pelusa, seguro —comentó el hacker, reuniendo una gran bola de pelo de colores que se puso en la cabeza a modo de tocado—. ¿Qué tal me queda? —preguntó, fingiendo seriedad mientras posaba para sus compañeros.
A pesar de que el resultado final era muy gracioso acabaron acordando darles un último repaso a los cortes de pelo, pues el look de almuerzo de vaca loca no era para todos los días, y entre Rox y Milo consiguieron rematar la faena sin muchos contratiempos.
—Antes estabais mas guapos, sin duda, pero con estas pintas no les dará un infarto de la emoción a los demás cuando os vean. —les alagó tras echarles un buen vistazo cuando acabaron—. ¡Decid irrqin! —exclamó, apuntándoles con su brazo biónico antes de sacarles una foto.
El irrense había documentado todo el proceso sin decir nada, disparando la cámara cuando no le prestaban atención, y ahora que habían terminado sentía la necesidad de enseñarles todas las imágenes. Se sentó con ellos en el salón, entre risas, y mientras las fotos desfilaban ante sus ojos logró olvidarse por completo del horror de los últimos días.
Aquella tregua no iba a durar mucho.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
31/07/18, 01:15 am
Rena sostuvo a Adru el tiempo que la niña necesitara. Le costó horrores no echarse a llorar también, pero no quería hacerlo allí. Aún no estaban completamente a salvo.
Se sobresaltó un poco cuando vio a Pam inspeccionar el cadáver y empezar a recoger los huesos, incluso estuvo a punto de decirle algo, sin embargo se contuvo. La mona del queso había tomado la decisión de la que ella no habia sido capaz; no podían dejar el cuerpo de Hiss ahí en medio, había sido su amiga. No pudo hacer más que ofrecer su propia sudadera para hacer un hatillo y llevar así los huesos.
El viaje de vuelta fue a paso ligero y en completo silencio. La idea de que lo que fuera que había matado a Hiss seguía por la zona le rondaba la cabeza como una sombra. Por suerte no hubo más incidentes, alcanzaron la puerta. Técnicamente ya estaban a salvo.
Cuando Rena vio los rostros espectantes de sus compañeros recibiéndolos sintió vergüenza. Las lágrimas que había contenido durante todo el viaje salieron en forma de llanto feo y desconsolado.
-Lo siento -fue lo único que pudo decir.
¿Cómo cojones podía presentarse así ante sus amigos después de lo que había pasado? Habían salido a por magia y respuestas y habían vuelto con Hiss en una bolsa. La muerte de Mike estaba aún reciente y la frustración era aún mayor. De nuevo no había podido hacer nada, ni saber qué cojones había pasado. No había sido capaz de proteger a Hiss, ni a Mike, ni a Drusar, ni a Eitne, ni a Drake. No había podido ayudar en nada a Rox ni salvar a Ain. Se disculpó de nuevo para ir en busca de una pala y dejó que los demás explicasen lo que había ocurrido. Abajo en las mazmorras se metió en la armería y descargó su rabia contra lo que encontró. Gritó hasta que se quedó sin voz. Era una inútil. Tendría que haberse quedado en Irrarisa picando piedra. Si el sistema le había dejado claro que eso era lo único para lo que servía era por algo, había sido una idiota pensando que podía ser alguien allí.
Después de descargar su frustración subió al patio a hacer lo único que parecía hacer bien en ese maldito lugar: cavar tumbas.
Enterraron a Hiss junto a Mike en un agujero más pequeño y lo cubrieron con piedras. Rena se quedó en el patio hasta bien entrada la noche. Respondería a cualquier pregunta de le hicieran sobre la salida pero siempre de forma parca o con monosílabos. A pesar del frío se quedó dormida mientras miraba las pocas estrellas que había en el cielo, acurrucada contra las enredaderas del torreón. Estaba cansada de llorar.
Se sobresaltó un poco cuando vio a Pam inspeccionar el cadáver y empezar a recoger los huesos, incluso estuvo a punto de decirle algo, sin embargo se contuvo. La mona del queso había tomado la decisión de la que ella no habia sido capaz; no podían dejar el cuerpo de Hiss ahí en medio, había sido su amiga. No pudo hacer más que ofrecer su propia sudadera para hacer un hatillo y llevar así los huesos.
El viaje de vuelta fue a paso ligero y en completo silencio. La idea de que lo que fuera que había matado a Hiss seguía por la zona le rondaba la cabeza como una sombra. Por suerte no hubo más incidentes, alcanzaron la puerta. Técnicamente ya estaban a salvo.
Cuando Rena vio los rostros espectantes de sus compañeros recibiéndolos sintió vergüenza. Las lágrimas que había contenido durante todo el viaje salieron en forma de llanto feo y desconsolado.
-Lo siento -fue lo único que pudo decir.
¿Cómo cojones podía presentarse así ante sus amigos después de lo que había pasado? Habían salido a por magia y respuestas y habían vuelto con Hiss en una bolsa. La muerte de Mike estaba aún reciente y la frustración era aún mayor. De nuevo no había podido hacer nada, ni saber qué cojones había pasado. No había sido capaz de proteger a Hiss, ni a Mike, ni a Drusar, ni a Eitne, ni a Drake. No había podido ayudar en nada a Rox ni salvar a Ain. Se disculpó de nuevo para ir en busca de una pala y dejó que los demás explicasen lo que había ocurrido. Abajo en las mazmorras se metió en la armería y descargó su rabia contra lo que encontró. Gritó hasta que se quedó sin voz. Era una inútil. Tendría que haberse quedado en Irrarisa picando piedra. Si el sistema le había dejado claro que eso era lo único para lo que servía era por algo, había sido una idiota pensando que podía ser alguien allí.
Después de descargar su frustración subió al patio a hacer lo único que parecía hacer bien en ese maldito lugar: cavar tumbas.
Enterraron a Hiss junto a Mike en un agujero más pequeño y lo cubrieron con piedras. Rena se quedó en el patio hasta bien entrada la noche. Respondería a cualquier pregunta de le hicieran sobre la salida pero siempre de forma parca o con monosílabos. A pesar del frío se quedó dormida mientras miraba las pocas estrellas que había en el cielo, acurrucada contra las enredaderas del torreón. Estaba cansada de llorar.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Personajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
31/07/18, 02:09 am
Agradeció silenciosamente que Rena le entregara su chaqueta para poder cargar los huesos de Hiss << Los huesos de Hiss >> el simple pensamiento era perturbador, hacia que sus ojos picasen y que sus manso temblasen mientras hacia un atillo con la chaqueta para cargarlos. Pam no permitió que nadie mas los cargase, ella había sido la que decidido salir en esa estúpida excursión y no podía evitar sentirse en parte culpable de lo ocurrido.
Pensaba que por fin tendrían algo de suerte, pero se equivocaba, esta había decidido abandonarlos hacia mucho, solo Pam se había negado a admitirlo. Silenciosa avanzo todo lo rápido que sus pies le permitían hacia el torreón, sintiendo que con cada paso el atillo pesaba mas y mas, recordandole a cada instante que era lo que portaba en este. Ni siquiera ver la puerta del torreón abrirse, ver la cara del resto supuso ningún alivio.
Espero las preguntas sobre donde estaba Hiss, su falta difícilmente pasaría desapercibida.La disculpa de Rena y se marcha hacia la armería, seguramente por una pala, lo decían todo sin palabras. pero Pam respiro hondo y miro con decisión y tristeza culpable a los presentes. Por mucho que hubiese intentando esconder de los mas pequeños la visión de lo aterradora que era la ciudad, se había dado cuenta al fin, que era imposible, no importaba cuanto lo intentara, cuanto intentase esconderlo u ocultarlo, la ciudad se aseguraba de echárselo en cara de forma cada vez mas y mas brutal.
No iba a ser inocentes siempre.
-Hiss se separo de nosotros, no sabemos como...ni por qué- inicio con voz suave, cansada, culpable, por así se sentía. Habia tomado una decisión al decir que saliera y ese había sido el pago- La encontramos, pero....Hiss tal y como la conocíamos ya...ya no existía. No va a volver...lo siento -murmuro apretando con fuerza el atillo en sus manos, con manos temblorosos conteniendo con toda su fuerza de voluntad las ganas de llorar. Se sentía tan blanda, tan estúpida estaba harta de esto. SI hubiese sabido que cogerles aprecio y perderlos uno a uno iba a doler tanto hubiese preferido que se portasen mal con ella.
No fue capaz de continuar nide decirles el contenido de la chaqueta, sentía que la culpabilidad le ahogaba junto con esa maldita tristeza. No fue capaz de mirar a ninguno, ni de continuar hablando, así que, incluso aunque le cuestionar,a aunque le peguntasen, se mantendría en silencio mientras salia al patio, donde una nueva tumba fue cavada y donde Pam se encargo de enterrar los huesos en el agujero con el máximo mimo.
Tras eso se aparto del resto, quería evitar sus miradas y preguntas, tan solo quería estar sola, no para llorar, por mas que quisiera sacarlo no era capaz, simplemente necesitaba distanciarse. Tan solo subió al cuarto y sobre la cama, donde había tanto días no dormía, se acurruco bajo las sabanas abrazando sus rodillas, como si eso fuese a protegerla de todo.
<<Portaros mal conmigo...hacerme odiaros...ese dolor es mucho mas soportable que esto >> pensó sintiendo que todas las muertes caían sobre ella una a una, acumulándose como las piedras que cubrían las tumbas de Mike y de Hiss. Era muy pesado, los sentimientos eran muy pesados. Quería volver a estar sola, solo como cuando no conocía lo que era tener amigos a lo que deseas proteger.
Pensaba que por fin tendrían algo de suerte, pero se equivocaba, esta había decidido abandonarlos hacia mucho, solo Pam se había negado a admitirlo. Silenciosa avanzo todo lo rápido que sus pies le permitían hacia el torreón, sintiendo que con cada paso el atillo pesaba mas y mas, recordandole a cada instante que era lo que portaba en este. Ni siquiera ver la puerta del torreón abrirse, ver la cara del resto supuso ningún alivio.
Espero las preguntas sobre donde estaba Hiss, su falta difícilmente pasaría desapercibida.La disculpa de Rena y se marcha hacia la armería, seguramente por una pala, lo decían todo sin palabras. pero Pam respiro hondo y miro con decisión y tristeza culpable a los presentes. Por mucho que hubiese intentando esconder de los mas pequeños la visión de lo aterradora que era la ciudad, se había dado cuenta al fin, que era imposible, no importaba cuanto lo intentara, cuanto intentase esconderlo u ocultarlo, la ciudad se aseguraba de echárselo en cara de forma cada vez mas y mas brutal.
No iba a ser inocentes siempre.
-Hiss se separo de nosotros, no sabemos como...ni por qué- inicio con voz suave, cansada, culpable, por así se sentía. Habia tomado una decisión al decir que saliera y ese había sido el pago- La encontramos, pero....Hiss tal y como la conocíamos ya...ya no existía. No va a volver...lo siento -murmuro apretando con fuerza el atillo en sus manos, con manos temblorosos conteniendo con toda su fuerza de voluntad las ganas de llorar. Se sentía tan blanda, tan estúpida estaba harta de esto. SI hubiese sabido que cogerles aprecio y perderlos uno a uno iba a doler tanto hubiese preferido que se portasen mal con ella.
No fue capaz de continuar nide decirles el contenido de la chaqueta, sentía que la culpabilidad le ahogaba junto con esa maldita tristeza. No fue capaz de mirar a ninguno, ni de continuar hablando, así que, incluso aunque le cuestionar,a aunque le peguntasen, se mantendría en silencio mientras salia al patio, donde una nueva tumba fue cavada y donde Pam se encargo de enterrar los huesos en el agujero con el máximo mimo.
Tras eso se aparto del resto, quería evitar sus miradas y preguntas, tan solo quería estar sola, no para llorar, por mas que quisiera sacarlo no era capaz, simplemente necesitaba distanciarse. Tan solo subió al cuarto y sobre la cama, donde había tanto días no dormía, se acurruco bajo las sabanas abrazando sus rodillas, como si eso fuese a protegerla de todo.
<<Portaros mal conmigo...hacerme odiaros...ese dolor es mucho mas soportable que esto >> pensó sintiendo que todas las muertes caían sobre ella una a una, acumulándose como las piedras que cubrían las tumbas de Mike y de Hiss. Era muy pesado, los sentimientos eran muy pesados. Quería volver a estar sola, solo como cuando no conocía lo que era tener amigos a lo que deseas proteger.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
31/07/18, 02:45 pm
La vuelta fue un trayecto penoso durante el cual la sinhadre no se separó de su aurva en ningún momento, a pesar de que no podía dejar de pensar en su pesadilla una vez más. De pronto se sentía terriblemente cansada, como en aquel sueño horrible, y una parte de ella temía que en cualquier momento Neil se girase hacia ella y le gritase lo patética que era. Por suerte sabía que eso nunca ocurriría y solo era su mente jugándole una mala pasada, pero condicionó por completo su capacidad para no presentar un aspecto tan malo frente a los demás. No es que importase mucho: aunque ella no tuviese el rostro hinchado por el llanto y su gesto fuese de absoluta desazón Hiss seguía estando muerta. Pero sentía que en aquellos momentos lo único para lo que de verdad podía serle útil al grupo dejaba de funcionar, y era una sensación muy desagradable.
Se forzó a ser la que gritase que habían vuelto para que se enterasen los de dentro, al menos, pero posiblemente en su tono de voz ya se podía intuir que la excursión no había salido precisamente bien. La edeel miró los rostros de Eitne, Milo, Nime y Rox sin saber qué decir. Rena ya había dicho “lo siento”, no tenía sentido repetirse. Por suerte, Pelusa tomó las riendas como solía hacer, ya que a ella no le hubiese salido en aquellos instantes.
—Algo… algo tuvo que atacarla pero no… —quiso completar la explicación de la mona del queso, sin demasiado éxito. Su voz se quebraba y amenazaba con volver a echarse a llorar—. Tengo que ayudar a Rena.
Salió corriendo sin pensar siquiera. No podía pensar o no se vería con fuerzas para seguir adelante. Tenía demasiado reciente a Mike y solo quería que… No lo sabía. Quería irse. Quiso preguntarle a la irrense mientras cavaban si ella sabía cómo podían irse de aquella ciudad, pero no lo hizo. Ya conocía la respuesta a aquella pregunta.
Se forzó a ser la que gritase que habían vuelto para que se enterasen los de dentro, al menos, pero posiblemente en su tono de voz ya se podía intuir que la excursión no había salido precisamente bien. La edeel miró los rostros de Eitne, Milo, Nime y Rox sin saber qué decir. Rena ya había dicho “lo siento”, no tenía sentido repetirse. Por suerte, Pelusa tomó las riendas como solía hacer, ya que a ella no le hubiese salido en aquellos instantes.
—Algo… algo tuvo que atacarla pero no… —quiso completar la explicación de la mona del queso, sin demasiado éxito. Su voz se quebraba y amenazaba con volver a echarse a llorar—. Tengo que ayudar a Rena.
Salió corriendo sin pensar siquiera. No podía pensar o no se vería con fuerzas para seguir adelante. Tenía demasiado reciente a Mike y solo quería que… No lo sabía. Quería irse. Quiso preguntarle a la irrense mientras cavaban si ella sabía cómo podían irse de aquella ciudad, pero no lo hizo. Ya conocía la respuesta a aquella pregunta.
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