Torreón Maciel (Archivo VIII)
+16
Kial
Tak
Rocavarancolia Rol
Lumichen
LEC
alpeca
Léthe0
Leonart
Bellota
Alicia
Dal
Neith2
Aes
Naeryan
Lops
Jack
20 participantes
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Torreón Maciel (Archivo VIII)
15/02/16, 09:43 pm
Recuerdo del primer mensaje :
-Cuando los encontremos sabremos cuales de las opciones son la verdad. -Dijo encogiéndose de hombros. La única parte que esperaba que fuese así era la de otro suministro de agua.
-Te seguimos hermanito.
Y con sonrisa a Eriel se puso en camino con el resto mientras se terminaba su desayuno cuando Dafne le pidió un favorcillo. -Ah, sin problema, le hice bastantes a Bri y no es algo complicado, aunque te tendrás que conformar con algo sin muchos adornos me temo. -Le sonrió. -Cuando vuelva haremos uno cada uno de madera, a no ser que encuentre hueso por el camino o alguna forma de malear metal mejor que acercar mis manos a la hoguera. Nos vemos a la vuelta. -Se despidió.
Siguieron a su hermano un cacho y como este dijo acabaron encontrando casas en algo de mejor estado aunque ahí en medio no parecían mucho más seguras que las mazmorras. Des pues de ir mirando y hablando sobre algunas de ellas como posibles acabaron divisando algo apartado de las casas que parecía un mini fuerte. Se acercaron por curiosidad con cautela para ver que se trataba de un torreón azulado con una muralla y en medio de un foso.
-¿Es eso un nido de seres voladores hecho encima de un esqueleto de animal enorme en lo alto de la torre o me ha sentado mal el desayuno? -Se calló un momento mientras observaba la situación, aquel lugar le parecía sacado de las historias rocavarancolesas, no había ninguna construcción así en su mundo pero era lo más seguro que habían encontrado con bastante diferencia. -El puente esta bajado y parece que se puede cruzar... Diría por esas cuerdas que hay un sistema de poleas para elevarlo e impedir así el paso, si es así y aún funciona dudo que encontremos algo más seguro que esto. -Miró hacia las estirges. -No parece que quieran hacernos algo, pero cuidado con los bichos voladores. -Se dió cuenta de que podía haber ofendido a Sinceridad así que giró su cabeza hacia ella. -Sin ánimo de ofender. -No era la mejor manera del mundo de arreglar eso, pero era mejor que nada. -En fin, vamos allá, con precaución por favor. -Agudizó los sentidos y agarró su cuchillo. Esperaba no tener otra sorpresa como la de hace unos días, pero no se fiaba de su suerte.
-Cuando los encontremos sabremos cuales de las opciones son la verdad. -Dijo encogiéndose de hombros. La única parte que esperaba que fuese así era la de otro suministro de agua.
-Te seguimos hermanito.
Y con sonrisa a Eriel se puso en camino con el resto mientras se terminaba su desayuno cuando Dafne le pidió un favorcillo. -Ah, sin problema, le hice bastantes a Bri y no es algo complicado, aunque te tendrás que conformar con algo sin muchos adornos me temo. -Le sonrió. -Cuando vuelva haremos uno cada uno de madera, a no ser que encuentre hueso por el camino o alguna forma de malear metal mejor que acercar mis manos a la hoguera. Nos vemos a la vuelta. -Se despidió.
Siguieron a su hermano un cacho y como este dijo acabaron encontrando casas en algo de mejor estado aunque ahí en medio no parecían mucho más seguras que las mazmorras. Des pues de ir mirando y hablando sobre algunas de ellas como posibles acabaron divisando algo apartado de las casas que parecía un mini fuerte. Se acercaron por curiosidad con cautela para ver que se trataba de un torreón azulado con una muralla y en medio de un foso.
-¿Es eso un nido de seres voladores hecho encima de un esqueleto de animal enorme en lo alto de la torre o me ha sentado mal el desayuno? -Se calló un momento mientras observaba la situación, aquel lugar le parecía sacado de las historias rocavarancolesas, no había ninguna construcción así en su mundo pero era lo más seguro que habían encontrado con bastante diferencia. -El puente esta bajado y parece que se puede cruzar... Diría por esas cuerdas que hay un sistema de poleas para elevarlo e impedir así el paso, si es así y aún funciona dudo que encontremos algo más seguro que esto. -Miró hacia las estirges. -No parece que quieran hacernos algo, pero cuidado con los bichos voladores. -Se dió cuenta de que podía haber ofendido a Sinceridad así que giró su cabeza hacia ella. -Sin ánimo de ofender. -No era la mejor manera del mundo de arreglar eso, pero era mejor que nada. -En fin, vamos allá, con precaución por favor. -Agudizó los sentidos y agarró su cuchillo. Esperaba no tener otra sorpresa como la de hace unos días, pero no se fiaba de su suerte.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
12/05/18, 06:14 pm
Alguien había sugerido últimamente comprobar por sí mismos los límites de la ciudad. Desde la misma azotea del torreón podían verse las montañas en el horizonte, pero no qué había más allá. En los libros de que disponían no existía ninguna referencia clara, y en aquella ausencia total de pistas era imposible saber si se debía a que no había nada digno de mención allí o a que los rocavarancoleses repudiaban aquella zona. Habían dedicado algunos de los últimos días a encontrar una ruta despejada por la ciudad que condujese a un paso montañoso.
Sox topó de bruces con Daer cuando bajó a por sus cosas para salir; el daeliciano estaba subiendo a toda prisa desde las mazmorras. El carabés se frotó el brazo dolorido y gruñó algo pero no le otorgó más importancia.
Sigue en las Calles.
Sox topó de bruces con Daer cuando bajó a por sus cosas para salir; el daeliciano estaba subiendo a toda prisa desde las mazmorras. El carabés se frotó el brazo dolorido y gruñó algo pero no le otorgó más importancia.
Sigue en las Calles.
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
06/07/18, 05:23 pm
Miradas caídas, ánimos bajos... pero al menos no había pasado nada. Barael consoló un poco a su hermano de vuelta pues él no estaba triste, a decir verdad no esperaba nada con aquella salida, solo fue pura curiosidad la que lo movió a decir el sí.
Vuelta a una rutina tardía aviso a todo el mundo que quería hablar algo después de cenar, estaba ciertamente a gusto tras dar aquel paseo, salir a estirar las piernas como en nubla y alejarse de aquellas paredes le reconfortaba pese a lo peligroso de la actividad.
El sonido de los cuchillos y los tenedores se fue apagando poco a poco, mientras Daer, sentado al lado del nublino, fue pasándole la poca comida que tenía y fingiendo que se acababa lo poco que había cogido para no preocupar a nadie. Al final Barael tomó la palabra.
-Bueno pues... -No había encontrado ninguna forma de empezar a hablar de aquello con sutileza así que trató de explicarse lo mejor que pudo. -Em... ¿Os acordáis que os dije que el anillo había brillado y por eso fui a cogerlo? Pues no, no. Em... -Siguió rápido con un gesto antes de que alguien se le echara al cuello como esperaba que iba a pasar. -En aquel momento sentí algo, que quería ir hacia allí, hacia la ciudadana muerta. Fue un impulso muy fuerte pero con toda la tensión y el dolor y el polvo ni siquiera sabía muy bien que había pasado así que no dije nada pero hoy ha vuelto a pasar y esta vez sin ningún alboroto de por medio. -Paró un momento para tomar aire y observar bien a todo el mundo. Y también para ver como se explicaba. -Cuando empecé a guiaros simplemente me deje llevar fui mirando el camino y pensaba que os estaba guiando de verdad hacia la otra parte pero llegó la cueva y me di cuenta de que había estado queriendo llegar allí sin saber que era. Poco a poco fui queriendo cada vez más lo que había dentro hasta que bueno, di con un cadáver con una bolsa y dentro de la bolsa el hechizo... y ahí acabo fulminante aquella sensación.
Miró a todos, no sabía cómo se había explicado ni como se tomarían la nefasta conclusión a lo que ello llevaba pero ahí estaba, ya lo había soltado.
-No nos olvidemos de esto por supuesto. -El muñón garrado se colocó encima de la mesa, totalmente descubierto.
Vuelta a una rutina tardía aviso a todo el mundo que quería hablar algo después de cenar, estaba ciertamente a gusto tras dar aquel paseo, salir a estirar las piernas como en nubla y alejarse de aquellas paredes le reconfortaba pese a lo peligroso de la actividad.
El sonido de los cuchillos y los tenedores se fue apagando poco a poco, mientras Daer, sentado al lado del nublino, fue pasándole la poca comida que tenía y fingiendo que se acababa lo poco que había cogido para no preocupar a nadie. Al final Barael tomó la palabra.
-Bueno pues... -No había encontrado ninguna forma de empezar a hablar de aquello con sutileza así que trató de explicarse lo mejor que pudo. -Em... ¿Os acordáis que os dije que el anillo había brillado y por eso fui a cogerlo? Pues no, no. Em... -Siguió rápido con un gesto antes de que alguien se le echara al cuello como esperaba que iba a pasar. -En aquel momento sentí algo, que quería ir hacia allí, hacia la ciudadana muerta. Fue un impulso muy fuerte pero con toda la tensión y el dolor y el polvo ni siquiera sabía muy bien que había pasado así que no dije nada pero hoy ha vuelto a pasar y esta vez sin ningún alboroto de por medio. -Paró un momento para tomar aire y observar bien a todo el mundo. Y también para ver como se explicaba. -Cuando empecé a guiaros simplemente me deje llevar fui mirando el camino y pensaba que os estaba guiando de verdad hacia la otra parte pero llegó la cueva y me di cuenta de que había estado queriendo llegar allí sin saber que era. Poco a poco fui queriendo cada vez más lo que había dentro hasta que bueno, di con un cadáver con una bolsa y dentro de la bolsa el hechizo... y ahí acabo fulminante aquella sensación.
Miró a todos, no sabía cómo se había explicado ni como se tomarían la nefasta conclusión a lo que ello llevaba pero ahí estaba, ya lo había soltado.
-No nos olvidemos de esto por supuesto. -El muñón garrado se colocó encima de la mesa, totalmente descubierto.
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
06/07/18, 06:16 pm
La vuelta al torreón fue pesada, y Rad solo tuvo ánimos para forzar cierto ritmo en la marcha. Una vez salieron del angosto desfiladero su capacidad para saber la hora del día no fue necesaria: todos podían ver el bajo nivel del sol, y cómo seguía bajando a un ritmo alarmante.
El tipo E se sentía, en especial, hastiado y apático. El mar a un lado, el desierto interminable al otro, y allí arriba, en el espacio, una Luna Roja que se acercaba de forma inexorable. La única forma que se le ocurría de intentar escapar era encontrar la puerta que conectaba Rocavarancolia con su mundo, pero no se sentía con ánimos para siquiera proponerlo. Lo más probable, de todas formas, era que estuviera en el Castillo, y desde luego no quería arriesgarse a molestar a quien viviera allí.
Tan pronto llegó se hizo su propia cena, movido por el hambre que llevaba. Apenas consistió en un bocadillo grande con diversa fruta y carne de las cestas, lo cual le hizo pensar en otra forma en la que Rocavarancolia había trastocado su vida. Siempre había intentado asegurarse de una nutrición lo más perfecta posible, y de una hidratación óptima. Al fin y al cabo sabía que el mejor rendimiento solo se lograba con la mejor salud.
Hasta aquello se lo había arrebatado aquella ciudad.
El carabés se sentó en un sillón con un suspiro cansado. Se preguntó, con aquel cronómetro de su cabeza, cuánto más perdería por culpa de Rocavarancolia. Su puesto en el ranking cruzó por su cabeza, seguido por los amigos de Carabás, el futuro con el que había soñado y por el que tanto había trabajado, los rivales a los que había hecho morder el polvo, el descanso de una buena cama, la seguridad, la comodidad de la civilización. La posibilidad de que su cuerpo mutara hasta hacerse irreconocible, algo que no por haberlo enterrado había superado. La caída, la agonía al curarse con el anillo, el miedo de las hienas, las amenazas de Barael.
Otros flashes cruzaron por su cabeza: la existencia de otros mundos. El palacete. Algunas de las personas que había conocido allí. La libertad rocavarancolesa, que consideraba irritante, también surgió en su mente. El tipo E, terminada la cena, frunció el ceño y se negó a seguir por aquel camino. No quería enfrentarse a determinados pensamientos, a un nivel apenas consciente sabía que aquello sería demasiado difícil y doloroso. Aunque no quisiera admitirlo, lo cierto era que prefería limitarse a despotricar contra Rocavarancolia por haberle engañado.
El fin de sus cavilaciones coincidió con el inicio de las explicaciones de Barael. Rádar lo miró con una expresión cansada, que iba mutando en desasosiego conforme el nublino hablaba. La revelación final mutó aquel sentimiento en un horror seco, casi tranquilo. La Luna Roja arañó su mente, con su cercanía cada vez mayor conforme pasaba el tiempo
«¿Qué somos? ¿Qué somos y en qué nos vamos a convertir?» se preguntó. La angustia que sentía era menos fiera que la que solía sentir. El tipo E estaba un poco menos ahogado, y un poco más en alerta, que en otras ocasiones.
Sabía que en cuarenta y tres días saldrían de dudas.
El tipo E se sentía, en especial, hastiado y apático. El mar a un lado, el desierto interminable al otro, y allí arriba, en el espacio, una Luna Roja que se acercaba de forma inexorable. La única forma que se le ocurría de intentar escapar era encontrar la puerta que conectaba Rocavarancolia con su mundo, pero no se sentía con ánimos para siquiera proponerlo. Lo más probable, de todas formas, era que estuviera en el Castillo, y desde luego no quería arriesgarse a molestar a quien viviera allí.
Tan pronto llegó se hizo su propia cena, movido por el hambre que llevaba. Apenas consistió en un bocadillo grande con diversa fruta y carne de las cestas, lo cual le hizo pensar en otra forma en la que Rocavarancolia había trastocado su vida. Siempre había intentado asegurarse de una nutrición lo más perfecta posible, y de una hidratación óptima. Al fin y al cabo sabía que el mejor rendimiento solo se lograba con la mejor salud.
Hasta aquello se lo había arrebatado aquella ciudad.
El carabés se sentó en un sillón con un suspiro cansado. Se preguntó, con aquel cronómetro de su cabeza, cuánto más perdería por culpa de Rocavarancolia. Su puesto en el ranking cruzó por su cabeza, seguido por los amigos de Carabás, el futuro con el que había soñado y por el que tanto había trabajado, los rivales a los que había hecho morder el polvo, el descanso de una buena cama, la seguridad, la comodidad de la civilización. La posibilidad de que su cuerpo mutara hasta hacerse irreconocible, algo que no por haberlo enterrado había superado. La caída, la agonía al curarse con el anillo, el miedo de las hienas, las amenazas de Barael.
Otros flashes cruzaron por su cabeza: la existencia de otros mundos. El palacete. Algunas de las personas que había conocido allí. La libertad rocavarancolesa, que consideraba irritante, también surgió en su mente. El tipo E, terminada la cena, frunció el ceño y se negó a seguir por aquel camino. No quería enfrentarse a determinados pensamientos, a un nivel apenas consciente sabía que aquello sería demasiado difícil y doloroso. Aunque no quisiera admitirlo, lo cierto era que prefería limitarse a despotricar contra Rocavarancolia por haberle engañado.
El fin de sus cavilaciones coincidió con el inicio de las explicaciones de Barael. Rádar lo miró con una expresión cansada, que iba mutando en desasosiego conforme el nublino hablaba. La revelación final mutó aquel sentimiento en un horror seco, casi tranquilo. La Luna Roja arañó su mente, con su cercanía cada vez mayor conforme pasaba el tiempo
«¿Qué somos? ¿Qué somos y en qué nos vamos a convertir?» se preguntó. La angustia que sentía era menos fiera que la que solía sentir. El tipo E estaba un poco menos ahogado, y un poco más en alerta, que en otras ocasiones.
Sabía que en cuarenta y tres días saldrían de dudas.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
07/07/18, 01:08 pm
La mente de Tay podía ser tan fantasiosa como realista llegado el momento. Allí, ya en Maciel, con las piernas cansadas y una nueva muda sin la presencia arenosa del fracaso solo podía contemplar una alternativa. Sobrevivir, juntos. Tampoco olvidaba a sus compañeros del faro, ya empezaba a lamentar el momento en el que se les comunicara la información obtenida. El caso es que ahora necesitaban más cooperación que nunca, si todo apuntaba a que estaban atrapados era la mejor opción. Tenían que acabarse las exploraciones solitarias de Barael y por su parte también lidiaría con las partes de sí mismo que más le ponía en peligro.
Se dijo que eran capaces, con seguridad solo habían perdido a la pequeña del grupo, no lo estarían haciendo tan mal, si aguantaban así... ¿Cuánto quedaría hasta la Luna?.
El rumor de su garganta deseosa al beber se interrumpió con las palabras de Barael. Tayron no era un chico intuitivo pero aquella vez previó algo malo tras aquel inicio. Sus ojos se posaron fijamente en los del nublino, como si por taladrarle con la mirada pudiera leer su mente. Lo que llegó después le robó el apetito. Se atrevió a mirar a su hermano directamente, era la reacción que más esperaba. ¿Estaría al tanto? ¿Qué debía decir?. No lograba encontrar las palabras adecuadas.
Pero fue el muñón lo que realmente le sobresalto en su silla, fue un acto reflejo mirarse su propia mano con horror, notaba un temor creciente en el abdomen y como no pudo evitar llevarse la mano a la boca. La imagen de una araña descomunal se coló en su cabeza sin poder ser expulsada.
-¿Esto es normal?- rompió el silencio, su voz tembló un tanto. ¿Y si era producto del anillo?. ¿Tardarían mucho el resto que se habían sometido a él en presentar enfermedades similares?. Una pensamiento más llameante y oscuro que no quería imaginar advertía del posible efecto del astro rojo.- Rad...- susurró, planteando algo que sabía que nunca podría prometer no hacer- ¿Cuánto queda para la Luna?.
Se dijo que eran capaces, con seguridad solo habían perdido a la pequeña del grupo, no lo estarían haciendo tan mal, si aguantaban así... ¿Cuánto quedaría hasta la Luna?.
El rumor de su garganta deseosa al beber se interrumpió con las palabras de Barael. Tayron no era un chico intuitivo pero aquella vez previó algo malo tras aquel inicio. Sus ojos se posaron fijamente en los del nublino, como si por taladrarle con la mirada pudiera leer su mente. Lo que llegó después le robó el apetito. Se atrevió a mirar a su hermano directamente, era la reacción que más esperaba. ¿Estaría al tanto? ¿Qué debía decir?. No lograba encontrar las palabras adecuadas.
Pero fue el muñón lo que realmente le sobresalto en su silla, fue un acto reflejo mirarse su propia mano con horror, notaba un temor creciente en el abdomen y como no pudo evitar llevarse la mano a la boca. La imagen de una araña descomunal se coló en su cabeza sin poder ser expulsada.
-¿Esto es normal?- rompió el silencio, su voz tembló un tanto. ¿Y si era producto del anillo?. ¿Tardarían mucho el resto que se habían sometido a él en presentar enfermedades similares?. Una pensamiento más llameante y oscuro que no quería imaginar advertía del posible efecto del astro rojo.- Rad...- susurró, planteando algo que sabía que nunca podría prometer no hacer- ¿Cuánto queda para la Luna?.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
07/07/18, 05:17 pm
El camino de vuelta fue notablemente fúnebre comparado con el de ida; a nadie le quedaban ganas de cantar. Para Sox ese lapso de tiempo transcurrió intentando descubrir de dónde le provenía todo ese desasosiego. No había esperado de verdad encontrar nada mejor al otro lado de lo que había en el suyo: ninguna ciudad intacta, y tampoco un portal de vuelta a sus casas. En el fondo, terminó cayendo en la cuenta, había esperado encontrar más de lo mismo. Por eso no había estado preparado para aquel golpe bajo.
Barael quería hablar con ellos. Sox creyó que tenía que ver con lo que fuera que habían encontrado en la cueva, y tampoco estuvo preparado para esa segunda sacudida.
Su mente había empezado a trabajar despacio, perpleja, cuando el nublino les habló de por qué había encontrado el anillo y el papel realmente; el inicio de una deducción, unir los puntos y preguntarse si su habilidad rara era que le atraían los objetos valiosos.
No tuvo tiempo de completarla. Su tren de pensamientos frenó en seco en cuanto vio el muñón, del que salían claramente protuberancias duras y negras. Uñas. Barael no siempre llevaba el brazo mutilado cubierto por la manga, y a veces había podido vislumbrarse aquel inicio de negro, aunque Sox habría podido jurar que no era tan pronunciado como ahora. No le había otorgado importancia: había creído, había querido creer que eran costras, lunares. Al carabés le embargó en ese momento un absurdo sentimiento de traición.
Tay preguntó cuánto quedaba para la Luna Roja, Rad respondió con su exactitud habitual: un signo más de la anormalidad que se extendía poco a poco a todos ellos. Iban a hablarlo. Iban a quedarse allí sentados, y sacarlo en claro, y aceptarlo como normal, aceptar que era otra cosa que la Luna Roja les echaba encima y que no podían elegir. Tal vez volvieran a tener esa conversación en unos días, o cada semana, y quien confesaba cada vez era una persona distinta.
Y aunque era lo correcto, lo que había que hacer, Sox sintió que se asfixiaba.
—Necesito un momento —dijo abruptamente, y se levantó con brusquedad en dirección al patio. Pudo parecer que estaba enfadado pero su mente en ese momento estaba muy lejos.
El viento que ya empezaba a arrastrar la tarde le produjo alivio momentáneo. Sox se frotó los brazos, con la carne de gallina por el contraste entre aquello y lo acalorado que había vuelto de la larga marcha, y se sentó al borde del pozo. No había nada que mirar salvo el muro y el cielo, pero no había venido allí a mirar nada.
Sox recordaba la charla anterior que habían tenido al respecto. Cómo Rad había hablado de su percepción del tiempo, Tay de que a veces sentía que le observaban. Rarezas pero que todavía podían hacerse pasar por dones, poderes. Aquel muñón que había puesto Barael sobre la mesa había plantado también sobre ella posibilidades más siniestras.
Él no notaba nada. Nada. Desconocía por completo si era bueno o una señal de lo peor estaba por llegar, y la incertidumbre al respecto le oprimía con fuerza el pecho.
Barael quería hablar con ellos. Sox creyó que tenía que ver con lo que fuera que habían encontrado en la cueva, y tampoco estuvo preparado para esa segunda sacudida.
Su mente había empezado a trabajar despacio, perpleja, cuando el nublino les habló de por qué había encontrado el anillo y el papel realmente; el inicio de una deducción, unir los puntos y preguntarse si su habilidad rara era que le atraían los objetos valiosos.
No tuvo tiempo de completarla. Su tren de pensamientos frenó en seco en cuanto vio el muñón, del que salían claramente protuberancias duras y negras. Uñas. Barael no siempre llevaba el brazo mutilado cubierto por la manga, y a veces había podido vislumbrarse aquel inicio de negro, aunque Sox habría podido jurar que no era tan pronunciado como ahora. No le había otorgado importancia: había creído, había querido creer que eran costras, lunares. Al carabés le embargó en ese momento un absurdo sentimiento de traición.
Tay preguntó cuánto quedaba para la Luna Roja, Rad respondió con su exactitud habitual: un signo más de la anormalidad que se extendía poco a poco a todos ellos. Iban a hablarlo. Iban a quedarse allí sentados, y sacarlo en claro, y aceptarlo como normal, aceptar que era otra cosa que la Luna Roja les echaba encima y que no podían elegir. Tal vez volvieran a tener esa conversación en unos días, o cada semana, y quien confesaba cada vez era una persona distinta.
Y aunque era lo correcto, lo que había que hacer, Sox sintió que se asfixiaba.
—Necesito un momento —dijo abruptamente, y se levantó con brusquedad en dirección al patio. Pudo parecer que estaba enfadado pero su mente en ese momento estaba muy lejos.
El viento que ya empezaba a arrastrar la tarde le produjo alivio momentáneo. Sox se frotó los brazos, con la carne de gallina por el contraste entre aquello y lo acalorado que había vuelto de la larga marcha, y se sentó al borde del pozo. No había nada que mirar salvo el muro y el cielo, pero no había venido allí a mirar nada.
Sox recordaba la charla anterior que habían tenido al respecto. Cómo Rad había hablado de su percepción del tiempo, Tay de que a veces sentía que le observaban. Rarezas pero que todavía podían hacerse pasar por dones, poderes. Aquel muñón que había puesto Barael sobre la mesa había plantado también sobre ella posibilidades más siniestras.
Él no notaba nada. Nada. Desconocía por completo si era bueno o una señal de lo peor estaba por llegar, y la incertidumbre al respecto le oprimía con fuerza el pecho.
- Kial
Ficha de cosechado
Nombre: Hyun-Su
Especie: Humano
Habilidades: memoria, habilidad mental (acertijos, adivinanzas),astucia.
Personajes : Hyun-su: el medio coreano medio estadounidense, serio, callado, cobarde, enclenque y egoista impulsado por su miedo.
altura: 1,77m
peso: 67 kg (estilizado)
edad: 15 años
Heridas/enfermedades : -Cicatrices en: mano, pecho, hombro y mejilla.
-Cojera por herida a medio curar en gemelo.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
07/07/18, 11:39 pm
Hyun no había salido. Ya llevaba unas cuantas excursiones en las que se ausentaba, y se alegraba de ello. Los habia despedido en la mañana y luego se había encerrado en los quehaceres del día. Como de costumbre al quedarse, Intentaba no darle muchas vueltas a la salida que habían decidido organizar. Se aseguraba una y otra vez que no pasaría nada, convenciendose de la flor en el culo que parecían tener los macieleros. Sobreviviendo a las salidas casi sin rasguños. Parecía que no pudieran morir. Y eso esperaba. Se habia acostumbrado a vivir con ellos.
Volvieron de peor humor del que deberían estar, o eso le parecía al coreano. Tuvieron la suerte de volver completos y con un nuevo hechizo, Hyun había predicho tres mil peores resultados; había unos cuantos que ya habia compartido. No sabía que expectativas podían haber puesto, y no entendía por qué haberlas puesto.
Una normalidad parcial se fue haciendo paso entre los macieleros cansados, cortada de golpe al abrir la boca el nublino. La luna roja y los sintomas volvieron a ser tema de conversación. Era un secreto a voces. Precisamente Hyun era de los que menos hablaba de ellos. Y el revuelto que se le formaba en el estomago, el suave temblor en su mano, eran indicativos de las razones. También lo era la cara de absoluto asco que le provocó el muñón de Barael. Si arrugaba más la nariz la perdería bajo sus cejas.
<<¿Puedes guardar eso mientras comemos?>> Le salía decir. - Nos hacemos a la idea - acabó por ser su respuesta. Y aunque las palabras salieron serias y secas, lo siguiente que añadió tenía un deje tembloroso. -¿No podemos hablar de otra cosa?-
Volvieron de peor humor del que deberían estar, o eso le parecía al coreano. Tuvieron la suerte de volver completos y con un nuevo hechizo, Hyun había predicho tres mil peores resultados; había unos cuantos que ya habia compartido. No sabía que expectativas podían haber puesto, y no entendía por qué haberlas puesto.
Una normalidad parcial se fue haciendo paso entre los macieleros cansados, cortada de golpe al abrir la boca el nublino. La luna roja y los sintomas volvieron a ser tema de conversación. Era un secreto a voces. Precisamente Hyun era de los que menos hablaba de ellos. Y el revuelto que se le formaba en el estomago, el suave temblor en su mano, eran indicativos de las razones. También lo era la cara de absoluto asco que le provocó el muñón de Barael. Si arrugaba más la nariz la perdería bajo sus cejas.
<<¿Puedes guardar eso mientras comemos?>> Le salía decir. - Nos hacemos a la idea - acabó por ser su respuesta. Y aunque las palabras salieron serias y secas, lo siguiente que añadió tenía un deje tembloroso. -¿No podemos hablar de otra cosa?-
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Personajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
08/07/18, 08:52 pm
Siete no tarareó durante su vuelta. Llegó a Maciel, bebió agua y se mojó la cara y los hombros para refrescar su piel. Le daba la sensación de estar cada vez menos lustrosa. Además, el sol y la decepción debían de haberle provocado un dolor de cabeza. Para cuando Barael empezó a hablar, Siete tenía ojos cansados. Se había llevado una mano al hombro y el otro brazo reposaba como una barrera entre ambos en la mesa. Lo retiró a toda velocidad cuando Barael puso su muñón delante, como si quisiera evitar la proximidad con aquella cosa. Dobló la cara en una mueca de asco y cerró los ojos con fuerza. Siete había cambiado su centro de equilibrio para apartar el torso inconscientemente, como si las garras negras y torcidas que salían de la muñeca sesgada fueran contagiosas.
-¿Cuanto llevamos ya aquí? - murmuró, después de oir la cuenta demasiado exacta de Rad de lo que les faltaba. Siete se tensó al ver a Sox levantarse para irse. Por un instante, en el que le siguió con la cabeza, Siete estuvo a punto de coger la oportunidad y seguirlo. Vaciló, intuyó que necesitaba tiempo solo y se recolocó en el asiento.
- Gracias por contarnos la verdad, Barael.
La verdad hacia tiempo que era algo que Siete no podía dar por hecho, pero le costaba reprimir el desdén y la indignación hacia aquellas explicaciones pasadas. Había estaba asustado en aquel momento, él también se lo había creído, como un niño. Para no contar demasiado con la cara, Siete le había hablado con los ojos en el plato. Al menos ahora tenían toda la información, pero eso tampoco le satisfacía. Siete se dio cuenta de que había querido ignorancia, a secas. Paz de alguna clase.
Movió la cabeza hacia Hyun, recogiendo su pregunta para cambiar el aire que se había formado.
- ¿Qué has hecho hoy mientras dábamos vueltas, Hyun?
-¿Cuanto llevamos ya aquí? - murmuró, después de oir la cuenta demasiado exacta de Rad de lo que les faltaba. Siete se tensó al ver a Sox levantarse para irse. Por un instante, en el que le siguió con la cabeza, Siete estuvo a punto de coger la oportunidad y seguirlo. Vaciló, intuyó que necesitaba tiempo solo y se recolocó en el asiento.
- Gracias por contarnos la verdad, Barael.
La verdad hacia tiempo que era algo que Siete no podía dar por hecho, pero le costaba reprimir el desdén y la indignación hacia aquellas explicaciones pasadas. Había estaba asustado en aquel momento, él también se lo había creído, como un niño. Para no contar demasiado con la cara, Siete le había hablado con los ojos en el plato. Al menos ahora tenían toda la información, pero eso tampoco le satisfacía. Siete se dio cuenta de que había querido ignorancia, a secas. Paz de alguna clase.
Movió la cabeza hacia Hyun, recogiendo su pregunta para cambiar el aire que se había formado.
- ¿Qué has hecho hoy mientras dábamos vueltas, Hyun?
-
- Kial
Ficha de cosechado
Nombre: Hyun-Su
Especie: Humano
Habilidades: memoria, habilidad mental (acertijos, adivinanzas),astucia.Personajes : Hyun-su: el medio coreano medio estadounidense, serio, callado, cobarde, enclenque y egoista impulsado por su miedo.
altura: 1,77m
peso: 67 kg (estilizado)
edad: 15 años
Heridas/enfermedades : -Cicatrices en: mano, pecho, hombro y mejilla.
-Cojera por herida a medio curar en gemelo.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
09/07/18, 06:33 pm
Hyun reaccionó sorprendido a la pregunta del Idrino. Esperaba que la conversación cambiará de forma general, y no ser él el que tuviera que sacarla con una pregunta tan directa. Se sentía un poco atrapado, al fin y al cabo todos ellos habían salido y él se había quedado atrás, de repente el derecho que sentia a pedir un cambio de tema parecía no estar allí. <<Me he rascado el ombligo mientrás os jugabais la vida y ahora cuestiono si deberíamos hablar de esto>> Esa era la verdad. Quizás esta era la forma del Idrino de llamarle la atención, o quizás lo preguntaba de forma genuina, pero se sentía más como la primera. <<No>> pensó. Sox también se había agitado, este no era un tema agradable y ya está. Asi que se recolocó en la silla y respondió de la forma más tranquila y natural que podía.
- No mucho. He intentado limpiar lo que viese que lo necesitase, y con eso se me ha ido todo el entretenimiento. Luego solo me quedaba mirar al techo- Su voz seguía sonando demasiado seria. Al terminar añadió un pequeño resoplido con la nariz en forma de risa, una patetica. Una risa que no dejara el tono de la frase demasiado serio, casi una autoburla a la evidencia que era lo poco que había hecho. Así quizás se escaparía de ser juzgado con demasiada dureza.
- No mucho. He intentado limpiar lo que viese que lo necesitase, y con eso se me ha ido todo el entretenimiento. Luego solo me quedaba mirar al techo- Su voz seguía sonando demasiado seria. Al terminar añadió un pequeño resoplido con la nariz en forma de risa, una patetica. Una risa que no dejara el tono de la frase demasiado serio, casi una autoburla a la evidencia que era lo poco que había hecho. Así quizás se escaparía de ser juzgado con demasiada dureza.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
09/07/18, 08:26 pm
Eriel dejó las cosas que llevaba en su sitio y pasó el tiempo hasta la cena tirado en el sofá pensando en la cercanía de la Luna.
Durante la cena su hermano soltó un bombazo, aunque el pequeño ya lo había visto algo raro y trató de no sorprenderse mucho.
-No pasa nada - dijo al resto con convicción.- Lo del brazo seguramente sea algo relacionado con tus futuros dones. Respecto a esa sensación... sólo avísanos la próxima vez para estar un poco más alerta - le comentó a su hermano con una sonrisa de ánimo.
Eriel no dijo más al respecto. Se preguntó por supuesto por qué su hermano desarrollaba algo como aquellas uñas y en qué se iba a convertir.
Los días pasaron y cada vez quedaba menos para la salida de la Luna. La excitación del más joven de los nublinos aumentaba a la par que el tiempo pasaba.
Eriel se despertó con tranquilidad, casi sin ganas de levantarse de la cama. Se removió y giró, abrazó a su hermano y se acurrucó junto a él. Le hizo cosquillas para despertarlo y le acarició el pelo.
-Hora de levantarse grandullón - le dijo a su hermano aunque el propio Eriel prefería quedarse en la cama.
Durante la cena su hermano soltó un bombazo, aunque el pequeño ya lo había visto algo raro y trató de no sorprenderse mucho.
-No pasa nada - dijo al resto con convicción.- Lo del brazo seguramente sea algo relacionado con tus futuros dones. Respecto a esa sensación... sólo avísanos la próxima vez para estar un poco más alerta - le comentó a su hermano con una sonrisa de ánimo.
Eriel no dijo más al respecto. Se preguntó por supuesto por qué su hermano desarrollaba algo como aquellas uñas y en qué se iba a convertir.
Los días pasaron y cada vez quedaba menos para la salida de la Luna. La excitación del más joven de los nublinos aumentaba a la par que el tiempo pasaba.
Eriel se despertó con tranquilidad, casi sin ganas de levantarse de la cama. Se removió y giró, abrazó a su hermano y se acurrucó junto a él. Le hizo cosquillas para despertarlo y le acarició el pelo.
-Hora de levantarse grandullón - le dijo a su hermano aunque el propio Eriel prefería quedarse en la cama.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
10/07/18, 03:12 pm
Tay agachó la cabeza, temeroso, cuando Rad contestó con precisión. ¿De veras que tan poco?. Se preguntó. ¿Cúanto tiempo llevaban fuera de casa?. Demasiado, demasiado como para dejar de pensar en ella cada vez más. Solo lo echaba de menos todo, la sensación de vivir sin el peligro de la muerte inminente, de no tener que respirar con alivio cada vez que uno de los compañeros regresaba de una pieza.
Tay contempló a Sox marcharse, no era buen momento para ir detrás y sencillamente, no le apetecía. Tampoco le dio las gracias al nublino por revelar su estado, nadie se las dio a el cuando hizo lo propio. Ni comentó nada ante la indiferencia de Eriel, estaba tan cansado.
-Es mejor que nada, Hyun- intentó mostrarse afable mientras aprovechaba sin disimulo para desviar el tema de conversación del muñón de Barael. Probablemente el chico había escogido el peor momento, justo cuando la mayoría andaban bajos de moral.
-Shh- susurró en su oído con toda la dulzura que fue capaz- no pasa nada Dafne, solo ha sido una pesadilla- pocos días habían pasado desde la incursión a las montañas y aquel tipo extraño en la lejanía modelando la arena. El cansancio en Tay había aumentado desde entonces, tanto física, como mentalmente. Seguía despertándose de noche con la horripilante sensación de ser vigilado, sumado a la palabrería de Charlie y ahora, Dafne. Una pesadilla- no era real- dijo en medio de un bostezo- todo irá bien- aunque desconocía que había pasado por la cabeza de la chica, creyó oportuno no preguntar- ¿nos levantamos y nos lavamos la cara? Así te despejas.
Tay contempló a Sox marcharse, no era buen momento para ir detrás y sencillamente, no le apetecía. Tampoco le dio las gracias al nublino por revelar su estado, nadie se las dio a el cuando hizo lo propio. Ni comentó nada ante la indiferencia de Eriel, estaba tan cansado.
-Es mejor que nada, Hyun- intentó mostrarse afable mientras aprovechaba sin disimulo para desviar el tema de conversación del muñón de Barael. Probablemente el chico había escogido el peor momento, justo cuando la mayoría andaban bajos de moral.
-Shh- susurró en su oído con toda la dulzura que fue capaz- no pasa nada Dafne, solo ha sido una pesadilla- pocos días habían pasado desde la incursión a las montañas y aquel tipo extraño en la lejanía modelando la arena. El cansancio en Tay había aumentado desde entonces, tanto física, como mentalmente. Seguía despertándose de noche con la horripilante sensación de ser vigilado, sumado a la palabrería de Charlie y ahora, Dafne. Una pesadilla- no era real- dijo en medio de un bostezo- todo irá bien- aunque desconocía que había pasado por la cabeza de la chica, creyó oportuno no preguntar- ¿nos levantamos y nos lavamos la cara? Así te despejas.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
11/07/18, 02:26 pm
Como cada pocos días, Tuétano sobrevolaba Maciel. Aleteaba con una rabia que parecía inextinguible, que ardía de tal manera que, como diría Tersa, la quebrantahuesos era una moloch metafórica. La parqia siempre había sido rencorosa, le costaba mucho perdonar el daño, y nadie la había dañado más que esos críos. No había día que no recordara la muerte de su bruja, que no se arrepintiera de haber hecho algo más, algo mejor. Debería haber reincidido en la importancia de las protecciones, haber obligado a Dana a llevarlas hasta llegar a los bajos fondos.
La quebrantahuesos invocó niebla mágica sobre sus ojos y enseguida vio el anillo. Sabía dónde solían guardarlo. Deseaba caer en picado sobre ellos y recuperar lo que le habían robado a la persona que más había querido. Quería hacer crugir a todos ellos; quería partirles las piernas, romper sus espaldas y aplastar sus cráneos insignificantes. Cuánto más tiempo pasaba, le costaba más no ceder a ese impulso, contener la ira. Tuétano se aferró al recuerdo de Dana, a la generosidad de la bruja y a la gratitud que había mostrado siempre por cada hueso roto y cada segundo de vida.
Como cada pocos días, arrugó el morro y contuvo las lágrimas.
La quebrantahuesos invocó niebla mágica sobre sus ojos y enseguida vio el anillo. Sabía dónde solían guardarlo. Deseaba caer en picado sobre ellos y recuperar lo que le habían robado a la persona que más había querido. Quería hacer crugir a todos ellos; quería partirles las piernas, romper sus espaldas y aplastar sus cráneos insignificantes. Cuánto más tiempo pasaba, le costaba más no ceder a ese impulso, contener la ira. Tuétano se aferró al recuerdo de Dana, a la generosidad de la bruja y a la gratitud que había mostrado siempre por cada hueso roto y cada segundo de vida.
Como cada pocos días, arrugó el morro y contuvo las lágrimas.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de luchaPersonajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
11/07/18, 03:19 pm
Los días pasaron con un vuelto a una rutina que, a veces, Rad sentía como una mortaja. Sin la más mínima posibilidad de escapar de aquel lugar el carabés se focalizó en cumplir objetivos, una vez más. Conseguir comida, entrenar y, en general, ser útil al grupo, era lo único que hacía. No sentía que hubiera nada más que pudiera hacer mientras esperaba a que pasara el tiempo, y aquello sacaba de quicio al tipo E.
Aquel día fue de los primeros que se levantó. Bajó y desayunó algo, a una velocidad relativamente alta. En su cabeza sus dos relojes iban marcándole los pasos de los minutos. Uno, los minutos que se añadían a aquel día. Otro, los minutos que se resteban de aquella maldita espera que bien podía acabar provocándole un infarto.
Salió al patio una vez terminó aquello, con el objetivo inicial de conseguir agua. En cuanto salió, sin embargo, vio a Sakrilt con un nuevo exoesqueleto, con los restos del anterior a un lado. Rádar la miró con seriedad, intentando forzarse a hacer la pregunta que quería.
—Sakrilt —empezó a decir, despacio, sin saber bien cómo decir aquello—, este... crecimiento acelerado... ¿Es normal entre tu gente?
La clinger le obsequió con una habitual sarta de palabrotas donde quedaba claro que no. La cara del tipo E, entre tanto, se ensombreció mientras miraba hacia el reloj gigante que había allí. La estrella de diez puntas ya estaba más cerca de las once que de las diez, y eso le hacía preguntarse si quería que llegara de una vez a la cúspide o no.
La única conclusión, sin embargo, fue que lo de su compañera insectoide era otra señal más. Menos repugnante que la de Daer, quizás, cuyo descubrimiento lo había dejado genuinamente acongojado, pero no estaba seguro si menos inquietante.
Como si fuera una señal de lo que el futuro les deparaba vio en aquel cielo limpio a Tuétano. Como siempre que la veía no pudo reprimir un escalofrío producto del terror. Aquella rocavarancolesa todavía les acechaba cada poco tiempo, como si fuera una señal de mal agüero o un cazador acechándolos.
Y aquello era lo único que el tipo E temía más que la Luna Roja: que Tuétano un día pasara de acecharles a matarles.
Aquel día fue de los primeros que se levantó. Bajó y desayunó algo, a una velocidad relativamente alta. En su cabeza sus dos relojes iban marcándole los pasos de los minutos. Uno, los minutos que se añadían a aquel día. Otro, los minutos que se resteban de aquella maldita espera que bien podía acabar provocándole un infarto.
Salió al patio una vez terminó aquello, con el objetivo inicial de conseguir agua. En cuanto salió, sin embargo, vio a Sakrilt con un nuevo exoesqueleto, con los restos del anterior a un lado. Rádar la miró con seriedad, intentando forzarse a hacer la pregunta que quería.
—Sakrilt —empezó a decir, despacio, sin saber bien cómo decir aquello—, este... crecimiento acelerado... ¿Es normal entre tu gente?
La clinger le obsequió con una habitual sarta de palabrotas donde quedaba claro que no. La cara del tipo E, entre tanto, se ensombreció mientras miraba hacia el reloj gigante que había allí. La estrella de diez puntas ya estaba más cerca de las once que de las diez, y eso le hacía preguntarse si quería que llegara de una vez a la cúspide o no.
La única conclusión, sin embargo, fue que lo de su compañera insectoide era otra señal más. Menos repugnante que la de Daer, quizás, cuyo descubrimiento lo había dejado genuinamente acongojado, pero no estaba seguro si menos inquietante.
Como si fuera una señal de lo que el futuro les deparaba vio en aquel cielo limpio a Tuétano. Como siempre que la veía no pudo reprimir un escalofrío producto del terror. Aquella rocavarancolesa todavía les acechaba cada poco tiempo, como si fuera una señal de mal agüero o un cazador acechándolos.
Y aquello era lo único que el tipo E temía más que la Luna Roja: que Tuétano un día pasara de acecharles a matarles.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
11/07/18, 03:38 pm
Dafne se había mostrado de acuerdo con Tayron y se había limpiado las lágrimas con el brazo antes de levantarse de la cama. Recogió su nuevo colgante para ponérselo, ya que había decidido que sería su amuleto de la suerte, y siguió al belga escaleras abajo, donde saludó a Daer y Charlie que ya se encontraban en la cocina.
—Voy a despejarme un poco y traigo un cubo de paso para hacer el desayuno... —le informó al belga antes de dirigir sus pasos hacia el patio.
Dirigió un gesto de saludo también a Sakrilt y Rádar, que se encontraban allí, y fue directa al pozo evitando que se le viera demasiado la cara. Una vez allí recogió un poco de agua con las manos y se la echó en el rostro mientras cogía aire. Ya se sentía mejor.
Justo en ese momento, no obstante, notó como algo se deslizaba por su cuello.
—¡Ah!
Dejó escapar una exclamación al ver como el colgante, al que se le había roto el cordel, se precipitaba hacia delante. Se iba a caer dentro del pozo, así que la chica alargó el brazo para evitarlo. No consiguió recogerlo, pero sí apartarlo para que no se cayese al interior. Eso hizo, no obstante, que se diese un golpe contra el borde del pozo.
>>Mierda, creo que se ha roto... —murmuró Dafne al ver que se habían esparcido varios pedacitos azules alrededor de la piedra que se encontraba en el suelo.
Dafne alzó la piedra para examinarla y descubrió algo que no se esperaba: había otra piedra roja en el interior de lo que en realidad era una cubierta de color azul. Mientras se daba la vuelta para volver a la cocina, aún examinando su colgante y olvidándose de que se suponía que debía llevar un cubo con agua, acercó un dedo al núcleo de la gema para comprobar la diferencia de textura entre el exterior de la misma...
Fue en ese momento, en mitad del patio, cuando ocurrió. La noruega se detuvo de sopetón y sus ojos brillaron de color carmesí durante unos instantes.
—¿Qué...? ¿Qué pasa? —Dijo en voz lo suficientemente alta como para que le escuchasen los que estaban cerca.
Dafne se mareó y tuvo que luchar por mantenerse en pie. La joya se le cayó de las manos. Había tenido una súbita sensación abrumadora difícil de describir. Una especie de subidón de adrenalina. Se llevó las manos a la cabeza tratando de enfocar y de contener las ganas que tenía de tirarse al suelo allí mismo porque apenas podía soportar aquella sensación tan fuerte.
Mientras tanto, Daer y Charlie habían salido al patio para ver qué ocurría.
—Voy a despejarme un poco y traigo un cubo de paso para hacer el desayuno... —le informó al belga antes de dirigir sus pasos hacia el patio.
Dirigió un gesto de saludo también a Sakrilt y Rádar, que se encontraban allí, y fue directa al pozo evitando que se le viera demasiado la cara. Una vez allí recogió un poco de agua con las manos y se la echó en el rostro mientras cogía aire. Ya se sentía mejor.
Justo en ese momento, no obstante, notó como algo se deslizaba por su cuello.
—¡Ah!
Dejó escapar una exclamación al ver como el colgante, al que se le había roto el cordel, se precipitaba hacia delante. Se iba a caer dentro del pozo, así que la chica alargó el brazo para evitarlo. No consiguió recogerlo, pero sí apartarlo para que no se cayese al interior. Eso hizo, no obstante, que se diese un golpe contra el borde del pozo.
>>Mierda, creo que se ha roto... —murmuró Dafne al ver que se habían esparcido varios pedacitos azules alrededor de la piedra que se encontraba en el suelo.
Dafne alzó la piedra para examinarla y descubrió algo que no se esperaba: había otra piedra roja en el interior de lo que en realidad era una cubierta de color azul. Mientras se daba la vuelta para volver a la cocina, aún examinando su colgante y olvidándose de que se suponía que debía llevar un cubo con agua, acercó un dedo al núcleo de la gema para comprobar la diferencia de textura entre el exterior de la misma...
Fue en ese momento, en mitad del patio, cuando ocurrió. La noruega se detuvo de sopetón y sus ojos brillaron de color carmesí durante unos instantes.
—¿Qué...? ¿Qué pasa? —Dijo en voz lo suficientemente alta como para que le escuchasen los que estaban cerca.
Dafne se mareó y tuvo que luchar por mantenerse en pie. La joya se le cayó de las manos. Había tenido una súbita sensación abrumadora difícil de describir. Una especie de subidón de adrenalina. Se llevó las manos a la cabeza tratando de enfocar y de contener las ganas que tenía de tirarse al suelo allí mismo porque apenas podía soportar aquella sensación tan fuerte.
Mientras tanto, Daer y Charlie habían salido al patio para ver qué ocurría.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
11/07/18, 04:24 pm
Desde que sus compañeros se percataron de sus nuevas costumbres alimenticias, Daer sentía que lo miraban raro, que lo juzgaban con el mismo horror que los daelicianos empleaban para analizar los cuadros más feos. Había pasado días cabizbajo, hablando sobre todo con Charlie, a solas. Deprimido y cansado, como si estuviera esforzándose por reprimir al monstruo carnívoro que llevaba dentro. Daer estaba tanto o más horrorizado que ellos, pues en lo más hondo de sus entrañas, sabía que se estaba convirtiendo en una afrenda a su fe.
Esa mañana salió con Charlie al patio por petición del muchacho, que parecía insistir en reintegrarlo y había visto que los más madrugadores se reunían allí. Sakrilt y Rad charlaban distraídos y Dafne parecía estar sacando agua del pozo. Los dos muchachos se acercaron a ella, justo a tiempo para ver el brillo en los ojos de la humana. Charlie y Daer intercambiaron miradas confusas, primero entre sí y luego con Dafne, que parecía ausente, y ambos se agacharon a por la joya que se le había caído.
La suerte quiso que Daer la alcanzara primero. Charlie lo miró a los ojos y encontró lo que buscaba: un fulgor rojizo similar al de Dafne. Para Daer fue una corriente de energía que le sacudió los intestinos y le nubló la vista, luego un instante de intenso dolor y cambio. Su piel se cubrió de parches de escamas fucsias y todo su cuerpo se estiró y se ensanchó, rompiendo la ropa. De su corcusilla nació una cola corta y ancha, mal crecida.
El daeliciano lanzó un grito al aire que mutó en un gorjeo aterrador. Su mandíbula se estiró tanto que no hubo piel suficiente que la cubriera y partes del hueso quedaron al aire. Sus dientes se afilaron y sus manos se volvieron garras robustas. En lo que duró un instante, el monstruo interno de Daer vio la luz del día y el daeliciano no pudo sino dejarse llevar por él. El cambio y el dolor fueron liberadores.
La cara de Charlie se deshizo en una expresión de terror profundo en cuanto entendió lo que ocurría y trató de alcanzar la joya. Sin embargo, la mandíbula de un caimántropo lo alcanzó a él primero y se cerró en torno a su cráneo. Los ojos de Charlie pudieron contemplar la garganta del monstruo durante una eterna décima de segundo, justo antes de que su cabeza se partiera como una sandía en una tarde de verano.
Esa mañana salió con Charlie al patio por petición del muchacho, que parecía insistir en reintegrarlo y había visto que los más madrugadores se reunían allí. Sakrilt y Rad charlaban distraídos y Dafne parecía estar sacando agua del pozo. Los dos muchachos se acercaron a ella, justo a tiempo para ver el brillo en los ojos de la humana. Charlie y Daer intercambiaron miradas confusas, primero entre sí y luego con Dafne, que parecía ausente, y ambos se agacharon a por la joya que se le había caído.
La suerte quiso que Daer la alcanzara primero. Charlie lo miró a los ojos y encontró lo que buscaba: un fulgor rojizo similar al de Dafne. Para Daer fue una corriente de energía que le sacudió los intestinos y le nubló la vista, luego un instante de intenso dolor y cambio. Su piel se cubrió de parches de escamas fucsias y todo su cuerpo se estiró y se ensanchó, rompiendo la ropa. De su corcusilla nació una cola corta y ancha, mal crecida.
El daeliciano lanzó un grito al aire que mutó en un gorjeo aterrador. Su mandíbula se estiró tanto que no hubo piel suficiente que la cubriera y partes del hueso quedaron al aire. Sus dientes se afilaron y sus manos se volvieron garras robustas. En lo que duró un instante, el monstruo interno de Daer vio la luz del día y el daeliciano no pudo sino dejarse llevar por él. El cambio y el dolor fueron liberadores.
La cara de Charlie se deshizo en una expresión de terror profundo en cuanto entendió lo que ocurría y trató de alcanzar la joya. Sin embargo, la mandíbula de un caimántropo lo alcanzó a él primero y se cerró en torno a su cráneo. Los ojos de Charlie pudieron contemplar la garganta del monstruo durante una eterna décima de segundo, justo antes de que su cabeza se partiera como una sandía en una tarde de verano.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
11/07/18, 06:31 pm
-Mierda, ahora vuelvo- maldijo una vez llegó al final de las escaleras, tras un saludo rápido al daeliciano y el estadounidense puso los ojos en blanco- se me ha olvidado la chaqueta- repuso al notar un repentino escalofrío en la nuca. Y giró ciento ochenta grados en dirección contraria con un nudo en el estómago. Diablos, que hambre tenía.
Y allí estaba, su favorita, negra y de cuero debajo de su almohada, tras el accidente con los baúles ya no se fiaba de meter sus prendas más preciadas en ellos así que prefería tenerla cerca. El tacto de las mangas le resultó placenteramente familiar. Andaba pensando en algunos relatos que Dafne le había contado sobre la mitología nórdica- como el árbol Yygdrasil, el cual albergaba cantidad de criaturas- cuando lo escuchó con claridad. “AL SALÓN”.
Tayron se paró en seco a penas dos segundos aún de espaldas a la puerta de su habitación, no dudó en reconocer la voz de Rad, y por supuesto, tampoco obvió su tono alarmante. No hubo tiempo para pensar demasiado, su cuerpo salió disparado por impulso casi antes de saber que estaba haciendo con claridad. ¿Qué pasaba?. Porque la voz del carabés disipaba vacilaciones. Era el mismo tono que podría haberse empleado con la muerte de Nad, con las hienas o la cabra loca. Porque era la misma que avisaba de Tuétano.
Se dirigió a la escaleras pero se permitió pararse antes en la ventana al escuchar gruñidos y voces. Lo que el humano descubrió a continuación fue desolador. Siempre se había considerado bueno reaccionando ante adversidades pero sus músculos no le obedecían al tiempo que un sudor frío se instaló en su nuca. Sus pulmones se quejaban con una sensación de sofoco y asfixia nueva, que se abría paso por su cuerpo.
Charlie estaba muerto, y una bestia de escamas fucsias le acababa de reventar la cabeza. No pudo girar la cabeza ni seguir sus intintos hacia el salón, toda esa sangre, toda esa porquería esparcida en el suelo era su amigo. Charlie estaba muerto. Charlie estaba muerto. Trozos de su cara derramados por el patio, el rojo contra el gris.
Y entonces lo recordó, como un chute de energía, sus manos reaccionaron primero acercándose más al borde de la ventana.
“Voy a despejarme un poco y traigo un cubo de paso para hacer el desayuno”
“¿Nos levantamos y nos lavamos la cara? Así te despejas.”
“Mierda ahora vuelvo”.
Dafne estaba sola, al lado de esa cosa y estaba rara, las muecas faciales del chico se recompusieron en una nueva que hasta ahora jamás habían formado, el horror absoluto.
-¡Sal de ahí joder!- aulló sin darse cuenta con tal fuerza que esperaba sacarla de su trance, la garganta le ardía, pero no importaba, tampoco el ritmo cardiaco por las nubes- ¡DAFNE!- y lanzó el hechizo de levitación sin más, notando el cosquilleo familiar del uso de la magia con más fuerza por la cercanía de la Luna. Por suerte de alguna forma notó el peso familiar de la chica. Comprendió al segundo que la noruega estaba en sus manos. Haciendo acopio de todas sus fuerzas y voluntad, y esperando que toda la práctica que tenía con ese hechizo sirviese para algo, comenzó a elevarla, un metro por encima del suelo al principio. Luego, más alto. Lo suficiente para que esa cosa no la alcanzara, tenía que ser capaz. Quién si no.
-Vamos...- medio salió de su boca, totalmente concentrando y notando un sabor salado en los labios. Se percató entonces que no había parado de llorar desde que contempló a Charlie, de hecho jamás había sentido algo así desde lo de la pequeña.- más alto- se interrumpió intentando alejar a su amigo de sí con todo el dolor. Ahora no podía fallar.
Más, más alto.
Y allí estaba, su favorita, negra y de cuero debajo de su almohada, tras el accidente con los baúles ya no se fiaba de meter sus prendas más preciadas en ellos así que prefería tenerla cerca. El tacto de las mangas le resultó placenteramente familiar. Andaba pensando en algunos relatos que Dafne le había contado sobre la mitología nórdica- como el árbol Yygdrasil, el cual albergaba cantidad de criaturas- cuando lo escuchó con claridad. “AL SALÓN”.
Tayron se paró en seco a penas dos segundos aún de espaldas a la puerta de su habitación, no dudó en reconocer la voz de Rad, y por supuesto, tampoco obvió su tono alarmante. No hubo tiempo para pensar demasiado, su cuerpo salió disparado por impulso casi antes de saber que estaba haciendo con claridad. ¿Qué pasaba?. Porque la voz del carabés disipaba vacilaciones. Era el mismo tono que podría haberse empleado con la muerte de Nad, con las hienas o la cabra loca. Porque era la misma que avisaba de Tuétano.
Se dirigió a la escaleras pero se permitió pararse antes en la ventana al escuchar gruñidos y voces. Lo que el humano descubrió a continuación fue desolador. Siempre se había considerado bueno reaccionando ante adversidades pero sus músculos no le obedecían al tiempo que un sudor frío se instaló en su nuca. Sus pulmones se quejaban con una sensación de sofoco y asfixia nueva, que se abría paso por su cuerpo.
Charlie estaba muerto, y una bestia de escamas fucsias le acababa de reventar la cabeza. No pudo girar la cabeza ni seguir sus intintos hacia el salón, toda esa sangre, toda esa porquería esparcida en el suelo era su amigo. Charlie estaba muerto. Charlie estaba muerto. Trozos de su cara derramados por el patio, el rojo contra el gris.
Y entonces lo recordó, como un chute de energía, sus manos reaccionaron primero acercándose más al borde de la ventana.
“Voy a despejarme un poco y traigo un cubo de paso para hacer el desayuno”
“¿Nos levantamos y nos lavamos la cara? Así te despejas.”
“Mierda ahora vuelvo”.
Dafne estaba sola, al lado de esa cosa y estaba rara, las muecas faciales del chico se recompusieron en una nueva que hasta ahora jamás habían formado, el horror absoluto.
-¡Sal de ahí joder!- aulló sin darse cuenta con tal fuerza que esperaba sacarla de su trance, la garganta le ardía, pero no importaba, tampoco el ritmo cardiaco por las nubes- ¡DAFNE!- y lanzó el hechizo de levitación sin más, notando el cosquilleo familiar del uso de la magia con más fuerza por la cercanía de la Luna. Por suerte de alguna forma notó el peso familiar de la chica. Comprendió al segundo que la noruega estaba en sus manos. Haciendo acopio de todas sus fuerzas y voluntad, y esperando que toda la práctica que tenía con ese hechizo sirviese para algo, comenzó a elevarla, un metro por encima del suelo al principio. Luego, más alto. Lo suficiente para que esa cosa no la alcanzara, tenía que ser capaz. Quién si no.
-Vamos...- medio salió de su boca, totalmente concentrando y notando un sabor salado en los labios. Se percató entonces que no había parado de llorar desde que contempló a Charlie, de hecho jamás había sentido algo así desde lo de la pequeña.- más alto- se interrumpió intentando alejar a su amigo de sí con todo el dolor. Ahora no podía fallar.
Más, más alto.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Kial
Ficha de cosechado
Nombre: Hyun-Su
Especie: Humano
Habilidades: memoria, habilidad mental (acertijos, adivinanzas),astucia.Personajes : Hyun-su: el medio coreano medio estadounidense, serio, callado, cobarde, enclenque y egoista impulsado por su miedo.
altura: 1,77m
peso: 67 kg (estilizado)
edad: 15 años
Heridas/enfermedades : -Cicatrices en: mano, pecho, hombro y mejilla.
-Cojera por herida a medio curar en gemelo.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
11/07/18, 08:17 pm
Hyun agradeció que fuera un cambio de conversación verdadero. Y dejaran al menos un poco atrás el tema anterior.
Iba siendo hora de dormir, y el coreano se fue con el resto arriba. Aunque los primeros días había sido duro, se había acostumbrado a Charlie y sus semi gritos. El hecho era que agradecía ya no dormir solo, sentirse una vez más acompañado. En rocavarancolia le daba una falsa sensación de calidez, de seguridad, y sabía que era una mentira, pero le gustaba engañarse. Además todavía podía salir al patio en el caso de un ataque de pánico; y solo necesitó que tayron le acompañara un par de veces, pues a veces tardaba en salir y le era demasiado tarde, su miedo le bloqueaba, no era ni capaz de moverse sin pedir ayuda. Cuando lo pensaba le parecía irónico que pidiera ayuda a aquel del que al principio huia, aquel que asumió de macarra sin más; aquel, era de los que mejor le caían del torreón.
Desde la charla del muñon, a Hyun le costaba sacarse de la cabeza el día de la luna roja. Dos lineas de pensamiento luchaban por ser aquello que más le aterrorizara. La primera, en que monstruo se transformaría. Le daba miedo su corazón, siempre tranquilo, constante, cada golpe le recordaba que dejaría de ser humano, que no volvería a ver a su familia. La segunda, la fecha de caducidad del torreón, hacia un tiempo que lo pensaba, cuanto más olvidaba a sus amigos de margalar, cuanto menos le hacia sufrir recordarlos, más recordaba que no quería morir. Por eso había dejado de salir con el grupo, llevaba días creciendo una idea en su mente <<¿Por qué tendría que morir?>> ya había olvidado por qué quería morir, y no solo afectaba a las salidas; si se quedaba con Maciel, moriría cuando saliera la luna. Y aunque se entretuviese juntandose con los humanos del torreón, aunque distrajera esa idea, le seguía atormentando al irse a dormir, al aburrirse. Y lo peor era que no creía que hubiera solución. Con ese pensamiento se había despertado esa mañana, había tenido otra pesadilla. La luz de la mañana le salvaba de tener un ataque de pánico.
- Buenos días.- Dijo a nadie en particular, rellenando el silencio, intentando callar su mente. Y efectivamente era a nadie en particular, no quedaban muchos en el dormitorio. Sacó su martillo de debajo de la almohada y bajó en busca del resto de la gente. Algo en su estomago le decía que no bajara. De abajo no llegaban más que murmullos, pero algo en él no quería bajar, imaginaba que era culpa de su pesadilla, así que continuó. Se equivocaba. Había bajado justo a tiempo para cruzarse con tay mientras este volvia a por su chaqueta. Llegó justo a tiempo para ver a Daer mutar. Horrorizado, Hyun dio unos pasos atras, agarrando su martillo con fuerza. Acelerando al ver a la criatura que antes era Daer matar a Charlie. Ya no notaba el revuelto de su estomago ni sus nervios, solo el terror, ese terror que había superado, el del día que perdió a sus amigos de margalar.
- Hay que salir de aquí- La voz apenas le salía, solo quienes quedaran cerca podrían oirle. Hyun llevaba un martillo y cuchillo que nunca había usado, ni sabía, ni quería. Y eso era un monstruo, no era Daer ni era otra cosa. Tenían que huir, Tenía que sobrevivir. Sus pies no tardaron en liarse los unos sobre los otros. Hyun cayo al suelo en su intento de girarse.
Iba siendo hora de dormir, y el coreano se fue con el resto arriba. Aunque los primeros días había sido duro, se había acostumbrado a Charlie y sus semi gritos. El hecho era que agradecía ya no dormir solo, sentirse una vez más acompañado. En rocavarancolia le daba una falsa sensación de calidez, de seguridad, y sabía que era una mentira, pero le gustaba engañarse. Además todavía podía salir al patio en el caso de un ataque de pánico; y solo necesitó que tayron le acompañara un par de veces, pues a veces tardaba en salir y le era demasiado tarde, su miedo le bloqueaba, no era ni capaz de moverse sin pedir ayuda. Cuando lo pensaba le parecía irónico que pidiera ayuda a aquel del que al principio huia, aquel que asumió de macarra sin más; aquel, era de los que mejor le caían del torreón.
Desde la charla del muñon, a Hyun le costaba sacarse de la cabeza el día de la luna roja. Dos lineas de pensamiento luchaban por ser aquello que más le aterrorizara. La primera, en que monstruo se transformaría. Le daba miedo su corazón, siempre tranquilo, constante, cada golpe le recordaba que dejaría de ser humano, que no volvería a ver a su familia. La segunda, la fecha de caducidad del torreón, hacia un tiempo que lo pensaba, cuanto más olvidaba a sus amigos de margalar, cuanto menos le hacia sufrir recordarlos, más recordaba que no quería morir. Por eso había dejado de salir con el grupo, llevaba días creciendo una idea en su mente <<¿Por qué tendría que morir?>> ya había olvidado por qué quería morir, y no solo afectaba a las salidas; si se quedaba con Maciel, moriría cuando saliera la luna. Y aunque se entretuviese juntandose con los humanos del torreón, aunque distrajera esa idea, le seguía atormentando al irse a dormir, al aburrirse. Y lo peor era que no creía que hubiera solución. Con ese pensamiento se había despertado esa mañana, había tenido otra pesadilla. La luz de la mañana le salvaba de tener un ataque de pánico.
- Buenos días.- Dijo a nadie en particular, rellenando el silencio, intentando callar su mente. Y efectivamente era a nadie en particular, no quedaban muchos en el dormitorio. Sacó su martillo de debajo de la almohada y bajó en busca del resto de la gente. Algo en su estomago le decía que no bajara. De abajo no llegaban más que murmullos, pero algo en él no quería bajar, imaginaba que era culpa de su pesadilla, así que continuó. Se equivocaba. Había bajado justo a tiempo para cruzarse con tay mientras este volvia a por su chaqueta. Llegó justo a tiempo para ver a Daer mutar. Horrorizado, Hyun dio unos pasos atras, agarrando su martillo con fuerza. Acelerando al ver a la criatura que antes era Daer matar a Charlie. Ya no notaba el revuelto de su estomago ni sus nervios, solo el terror, ese terror que había superado, el del día que perdió a sus amigos de margalar.
- Hay que salir de aquí- La voz apenas le salía, solo quienes quedaran cerca podrían oirle. Hyun llevaba un martillo y cuchillo que nunca había usado, ni sabía, ni quería. Y eso era un monstruo, no era Daer ni era otra cosa. Tenían que huir, Tenía que sobrevivir. Sus pies no tardaron en liarse los unos sobre los otros. Hyun cayo al suelo en su intento de girarse.
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.
Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
11/07/18, 10:47 pm
Desde luego no entendía al resto, no había habido una clara reacción al decir que le atraían cosas de muertos pero si espanto al ver uñas degeneradas salir de un muñón. No pudo pensar otra cosa que "deberíais organizar un poco vuestros miedos". No hubo mucha más charla, su hermano lo achacó a la Luna cosa que él ya daba por sentada y los demás simplemente estaban algo en shock. Sakrilt pasaba de ello como de costumbre, aunque la veía algo inquietada.
Pocos días pasaron, más rutina, más cerca de la Luna, más cestas, más entrenar... No tenían nada. Literalmente seguían al borde de la muerte voladora que los acechaba como un insecto molesto al que no alcanzas pero ahí sigue. En algún punto Daer confesó y ya no tuvo que esconder más carne cruda por las mazmorras.
Barael había dormido con su hermano a petición de este y se despertó temprano como siempre, pero no se movió. Seguía dándole vueltas y vueltas a donde ir o que hacer para librarse de Tuétano, repasando la ciudad, las vistas de ella desde las montañas, peligros y recompensas que no eran más que elucubraciones.
Eri lo abrazó acurrucándosele y comenzó a hacerle cosquillas. Barael saltó y comenzó a hacérselas de vuelta a sabiendas de que él mismo no tenía tantas.
-Ahora verás.
Todo estaba bien, hallaría una forma aunque tuviese que dar su propio corazón para invocar a un demonio.
Todo estaba bien.
Aquel grito roto rompió el jugueteo de los hermanos, y el chasquido sumado a los gritos de Rad solo apuró más a Barael.
-NO TE ACERQUES SEA LO QUE SEA. -Le dijo a su hermano. Y estoque en mano bajó apresurado a intentar acabar con lo que pasara.
Bajó a saltos las escaleras solo para encontrarse con todo aquello, Charlie muerto en el suelo sin cabeza, Dafne flotando por Tay pero agarrándose la cabeza como si algo le pasara pese a que parecía ilesa, Hyun muerto de miedo murmurando algo y aquel ser que en sus ropajes solo podía ser uno de ellos... y solo faltaba 1 persona a la vista.
Charlie, Daer. Adiós.
Las lamentaciones tendrían que ser luego y no encontró motivos para vacilar, seguramente Daer hubiera preferido morir a seguir haciéndoles aquello.
-Id a coger las lanzas y el anillo. -Declaró alto mientras se plantaba entre ellos y Daer.
Descansad. Ya habéis hecho los dos suficiente. Descansad...
-Aguanta así Tayron.
Pocos días pasaron, más rutina, más cerca de la Luna, más cestas, más entrenar... No tenían nada. Literalmente seguían al borde de la muerte voladora que los acechaba como un insecto molesto al que no alcanzas pero ahí sigue. En algún punto Daer confesó y ya no tuvo que esconder más carne cruda por las mazmorras.
Barael había dormido con su hermano a petición de este y se despertó temprano como siempre, pero no se movió. Seguía dándole vueltas y vueltas a donde ir o que hacer para librarse de Tuétano, repasando la ciudad, las vistas de ella desde las montañas, peligros y recompensas que no eran más que elucubraciones.
Eri lo abrazó acurrucándosele y comenzó a hacerle cosquillas. Barael saltó y comenzó a hacérselas de vuelta a sabiendas de que él mismo no tenía tantas.
-Ahora verás.
Todo estaba bien, hallaría una forma aunque tuviese que dar su propio corazón para invocar a un demonio.
Todo estaba bien.
Aquel grito roto rompió el jugueteo de los hermanos, y el chasquido sumado a los gritos de Rad solo apuró más a Barael.
-NO TE ACERQUES SEA LO QUE SEA. -Le dijo a su hermano. Y estoque en mano bajó apresurado a intentar acabar con lo que pasara.
Bajó a saltos las escaleras solo para encontrarse con todo aquello, Charlie muerto en el suelo sin cabeza, Dafne flotando por Tay pero agarrándose la cabeza como si algo le pasara pese a que parecía ilesa, Hyun muerto de miedo murmurando algo y aquel ser que en sus ropajes solo podía ser uno de ellos... y solo faltaba 1 persona a la vista.
Charlie, Daer. Adiós.
Las lamentaciones tendrían que ser luego y no encontró motivos para vacilar, seguramente Daer hubiera preferido morir a seguir haciéndoles aquello.
-Id a coger las lanzas y el anillo. -Declaró alto mientras se plantaba entre ellos y Daer.
Descansad. Ya habéis hecho los dos suficiente. Descansad...
-Aguanta así Tayron.
- Equilibrio:
Un blanco mas oscuro que el negro.
Un negro mas claro que el blanco.
El gris se desborda en mil tonos.
Y el arcoiris se hunde en monotonia.
Vivimos caminando el sendero dejado por los muertos.
Mientras brindamos nueva muerte a nuestro paso para extenderlo.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.