Torreón Maciel (Archivo VIII)
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- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Torreón Maciel (Archivo VIII)
15/02/16, 09:43 pm
Recuerdo del primer mensaje :
-Cuando los encontremos sabremos cuales de las opciones son la verdad. -Dijo encogiéndose de hombros. La única parte que esperaba que fuese así era la de otro suministro de agua.
-Te seguimos hermanito.
Y con sonrisa a Eriel se puso en camino con el resto mientras se terminaba su desayuno cuando Dafne le pidió un favorcillo. -Ah, sin problema, le hice bastantes a Bri y no es algo complicado, aunque te tendrás que conformar con algo sin muchos adornos me temo. -Le sonrió. -Cuando vuelva haremos uno cada uno de madera, a no ser que encuentre hueso por el camino o alguna forma de malear metal mejor que acercar mis manos a la hoguera. Nos vemos a la vuelta. -Se despidió.
Siguieron a su hermano un cacho y como este dijo acabaron encontrando casas en algo de mejor estado aunque ahí en medio no parecían mucho más seguras que las mazmorras. Des pues de ir mirando y hablando sobre algunas de ellas como posibles acabaron divisando algo apartado de las casas que parecía un mini fuerte. Se acercaron por curiosidad con cautela para ver que se trataba de un torreón azulado con una muralla y en medio de un foso.
-¿Es eso un nido de seres voladores hecho encima de un esqueleto de animal enorme en lo alto de la torre o me ha sentado mal el desayuno? -Se calló un momento mientras observaba la situación, aquel lugar le parecía sacado de las historias rocavarancolesas, no había ninguna construcción así en su mundo pero era lo más seguro que habían encontrado con bastante diferencia. -El puente esta bajado y parece que se puede cruzar... Diría por esas cuerdas que hay un sistema de poleas para elevarlo e impedir así el paso, si es así y aún funciona dudo que encontremos algo más seguro que esto. -Miró hacia las estirges. -No parece que quieran hacernos algo, pero cuidado con los bichos voladores. -Se dió cuenta de que podía haber ofendido a Sinceridad así que giró su cabeza hacia ella. -Sin ánimo de ofender. -No era la mejor manera del mundo de arreglar eso, pero era mejor que nada. -En fin, vamos allá, con precaución por favor. -Agudizó los sentidos y agarró su cuchillo. Esperaba no tener otra sorpresa como la de hace unos días, pero no se fiaba de su suerte.
-Cuando los encontremos sabremos cuales de las opciones son la verdad. -Dijo encogiéndose de hombros. La única parte que esperaba que fuese así era la de otro suministro de agua.
-Te seguimos hermanito.
Y con sonrisa a Eriel se puso en camino con el resto mientras se terminaba su desayuno cuando Dafne le pidió un favorcillo. -Ah, sin problema, le hice bastantes a Bri y no es algo complicado, aunque te tendrás que conformar con algo sin muchos adornos me temo. -Le sonrió. -Cuando vuelva haremos uno cada uno de madera, a no ser que encuentre hueso por el camino o alguna forma de malear metal mejor que acercar mis manos a la hoguera. Nos vemos a la vuelta. -Se despidió.
Siguieron a su hermano un cacho y como este dijo acabaron encontrando casas en algo de mejor estado aunque ahí en medio no parecían mucho más seguras que las mazmorras. Des pues de ir mirando y hablando sobre algunas de ellas como posibles acabaron divisando algo apartado de las casas que parecía un mini fuerte. Se acercaron por curiosidad con cautela para ver que se trataba de un torreón azulado con una muralla y en medio de un foso.
-¿Es eso un nido de seres voladores hecho encima de un esqueleto de animal enorme en lo alto de la torre o me ha sentado mal el desayuno? -Se calló un momento mientras observaba la situación, aquel lugar le parecía sacado de las historias rocavarancolesas, no había ninguna construcción así en su mundo pero era lo más seguro que habían encontrado con bastante diferencia. -El puente esta bajado y parece que se puede cruzar... Diría por esas cuerdas que hay un sistema de poleas para elevarlo e impedir así el paso, si es así y aún funciona dudo que encontremos algo más seguro que esto. -Miró hacia las estirges. -No parece que quieran hacernos algo, pero cuidado con los bichos voladores. -Se dió cuenta de que podía haber ofendido a Sinceridad así que giró su cabeza hacia ella. -Sin ánimo de ofender. -No era la mejor manera del mundo de arreglar eso, pero era mejor que nada. -En fin, vamos allá, con precaución por favor. -Agudizó los sentidos y agarró su cuchillo. Esperaba no tener otra sorpresa como la de hace unos días, pero no se fiaba de su suerte.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
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Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
12/09/18, 05:46 pm
Sox había estado mirando a Dafne de reojo con profunda desconfianza. Dio un respingo al oír la voz retumbante en los cielos y miró a todas partes, en tensión. Tardó un poco en registrar qué significaban realmente aquellas palabras y en la ironía que representaban.
Un aviso oficial. La clase de cosa que había querido oír meses atrás, no ahora.
—Menos mal —el carabés no era muy amigo del sarcasmo, pero la risotada que soltó estuvo cargada de sorna. Se pasó despacio las manos por la cara para despejársela de agua y para componerse—. A buenas putas horas.
No era racional, pero sentía ganas de gritarle al cielo de vuelta que podían meterse sus residencias por el culo después de todo ese tiempo. Se obligó a contar hasta diez y escuchar a sus compañeros en su lugar.
Vaciló ante la propuesta de Eriel, una parte de sí todavía reticente ante la idea de que Rocavarancolia intentara matarles y minutos después les ofreciera casa, pero terminó por asentir tras Tay. Su primer impulso de haberse parado a pensarlo él primero habría sido la torre donde les ofrecían mejorar sus artes arcanas, pero ahora tenía aquellas alas nuevas y las puntas de los dedos negras; podía mover la espalda y las alas sin dolor donde minutos antes había existido una herida abierta. Su cuerpo ya no era suyo. Necesitaba aprender a controlarlo.
—Qué remedio. Mejor que quedarnos en la calle —repuso, frotándose los brazos con hosquedad para ahuyentar el frío de la lluvia. Pero les iban a dar a sus normas. Él iba a bajar a la pila de escombros y rescatar por lo menos una camiseta.
Tanteó el uso de sus nuevos músculos, intentando plegar en cúpula las alas para protegerse de la lluvia con resultados mixtos. Iba a pedirle a uno de sus compañeros si podía echarle un vistazo a su espalda y comprobar de una vez por todas si la herida seguía abierta o no cuando la llegada de alguien más de improviso volvió a ponerle en circuito de alarma por enésima vez. Joder, aquella noche no acababa nunca. ¿Ahora qué?
Miró al desconocido presa de los malos nervios. ¿Que si estaban bien, que si necesitaban algo? ¿Dónde había estado esa misma pregunta cuando llegaron o cuando empezó a morírseles gente?
—¡No! —fue más una protesta que una negativa consciente. Rocavarancolia llegaba para plantearles otra situación absurda, otra más en lo que llevaban de noche, y Sox ya estaba harto. No iba a seguir a ningún desconocido en mitad de la noche a vete a saber dónde y fiarse de vete a saber quién jefe—. ¿Estás loco?
Un aviso oficial. La clase de cosa que había querido oír meses atrás, no ahora.
—Menos mal —el carabés no era muy amigo del sarcasmo, pero la risotada que soltó estuvo cargada de sorna. Se pasó despacio las manos por la cara para despejársela de agua y para componerse—. A buenas putas horas.
No era racional, pero sentía ganas de gritarle al cielo de vuelta que podían meterse sus residencias por el culo después de todo ese tiempo. Se obligó a contar hasta diez y escuchar a sus compañeros en su lugar.
Vaciló ante la propuesta de Eriel, una parte de sí todavía reticente ante la idea de que Rocavarancolia intentara matarles y minutos después les ofreciera casa, pero terminó por asentir tras Tay. Su primer impulso de haberse parado a pensarlo él primero habría sido la torre donde les ofrecían mejorar sus artes arcanas, pero ahora tenía aquellas alas nuevas y las puntas de los dedos negras; podía mover la espalda y las alas sin dolor donde minutos antes había existido una herida abierta. Su cuerpo ya no era suyo. Necesitaba aprender a controlarlo.
—Qué remedio. Mejor que quedarnos en la calle —repuso, frotándose los brazos con hosquedad para ahuyentar el frío de la lluvia. Pero les iban a dar a sus normas. Él iba a bajar a la pila de escombros y rescatar por lo menos una camiseta.
Tanteó el uso de sus nuevos músculos, intentando plegar en cúpula las alas para protegerse de la lluvia con resultados mixtos. Iba a pedirle a uno de sus compañeros si podía echarle un vistazo a su espalda y comprobar de una vez por todas si la herida seguía abierta o no cuando la llegada de alguien más de improviso volvió a ponerle en circuito de alarma por enésima vez. Joder, aquella noche no acababa nunca. ¿Ahora qué?
Miró al desconocido presa de los malos nervios. ¿Que si estaban bien, que si necesitaban algo? ¿Dónde había estado esa misma pregunta cuando llegaron o cuando empezó a morírseles gente?
—¡No! —fue más una protesta que una negativa consciente. Rocavarancolia llegaba para plantearles otra situación absurda, otra más en lo que llevaban de noche, y Sox ya estaba harto. No iba a seguir a ningún desconocido en mitad de la noche a vete a saber dónde y fiarse de vete a saber quién jefe—. ¿Estás loco?
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
12/09/18, 08:59 pm
Sox tenía razón, aunque lo peor para Rad era que no estaba seguro de poder ayudar. El peso de la Luna Roja aplastaba su mente como no lo había hecho en todos aquellos meses: la sentía en el cielo, poderosa, infinita, rotunda, casi como si estuviera sosteniéndola en su propia espalda, aunque sabía (y sentía) que estaba mucho más lejos. Y, detrás de ella, o más bien a una distancia mucho mayor, podía percibir mucho más pesos. Menores y mayores, más cercanos y más lejanos, se extendían en una región de su mente que había desconocido hasta el momento, desde su propia posición hasta un infinito que su vista apenas abarcaba. Y, aun así, todos aquellos pesos aplastaban su conciencia como si estuvieran sobre él, en vez de a una distancia imposible de comprender.
No comprendía qué eran aquellas sensaciones, más allá del hecho que su nuevo sentir lo agobiaba y asfixiaba. «¿Para esto he soportado estos meses» pensó, sintiendo amargura en su interior. «¿Para ser aplastado por ilusiones imaginadas?». Le resultaba un regalo envenenado, de ser así. Más duro, y menos útil, que volar. Abandonarse a aquello le resultaba, además, dolorosamente tentador, pero su mente era tajante. «Una trampa ideal en Rocavarancolia. Recuerda qué pasó la última vez que no estuviste alerta contra posibles peligros de la ciudad». Cerca, el fantasma de Dafne era un recuerdo doloroso de aquel momento.
La voz del pregón llegó a él, dando una respuesta a qué hacer en ese momento, pero muchas preguntas a cambio. ¿A quién pertenecía? ¿Por qué, de repente, les daban refugios cuando ni siquiera les habían explicado nada? Ni siquiera, en aquel momento, entendía por qué quienes gobernaban aquella ciudad (un misterio más) les había negado la más mínima pizca de información, dejando que la descubrieran por su cuenta, entreleyendo leyendas en libros antiguos y preguntando a monstruos con los que se habían encontrado mientras albergaban la esperanza de que no les atacaran. Asintió a medias a Eriel, todavía enfrascado en preguntas sin respuesta.
Su carril de pensamiento quedó cortado ante la llegaba de alguien más, un nuevo monstruo en el carrusel de aquella noche, incluso si no lo parecía. Rad se tocó las cicatrices de su cara, pensando, en una oleada de amargura, que él también sería pronto (si no lo era ya) un monstruo. Aunque no uno como Daer, si tenía mano en ello.
Le dejaba una oleada con mal sabor en la boca que todos los seres de aquella ciudad parecieran conocerlos, como si los vieran entretenidamente en la televisión. Podía entender el no ayudarles, pero que los vigilaran no le gustaba nada. «Monstruos y demonios. ¿Cómo soportan saber que hay niños como los que una vez fueron ellos?».
Las palabras de Sox, sin embargo, lo dejaron congelado en su sitio. No se fiaba del desconocido, lo único que conocía era su nombre, y con aquel astro sublime inundando el cielo ellos ya podían ser asesinados por cualquier cosa: Tuétano lo había dejado meridianamente claro. Muchas veces.
—¡Sox! —«¿agarrarlo del cuello o darle un puñetazo» pensó mientras le lanzaba una mirada mordaz. Luego miró al desconocido, sin saber qué decir—. Discúlpalo, por favor, esta noche parece estar bastante susceptible —su voz le parecía cais extraña, con una seriedad mortal escondida tras temblores y fluctuaciones. Rádar seguía tan amargado contra Rocavarancolia como el primer día, pero había aprendido. Provocarla sin razón era un acto de estupidez—. Nosotros... Yo, al menos, prefiero terminar mi mudanza a uno de esos refugios de los que ha avisado la voz de antes. La noche ha sido ya muy intensa. Necesitamos descansar.
No comprendía qué eran aquellas sensaciones, más allá del hecho que su nuevo sentir lo agobiaba y asfixiaba. «¿Para esto he soportado estos meses» pensó, sintiendo amargura en su interior. «¿Para ser aplastado por ilusiones imaginadas?». Le resultaba un regalo envenenado, de ser así. Más duro, y menos útil, que volar. Abandonarse a aquello le resultaba, además, dolorosamente tentador, pero su mente era tajante. «Una trampa ideal en Rocavarancolia. Recuerda qué pasó la última vez que no estuviste alerta contra posibles peligros de la ciudad». Cerca, el fantasma de Dafne era un recuerdo doloroso de aquel momento.
La voz del pregón llegó a él, dando una respuesta a qué hacer en ese momento, pero muchas preguntas a cambio. ¿A quién pertenecía? ¿Por qué, de repente, les daban refugios cuando ni siquiera les habían explicado nada? Ni siquiera, en aquel momento, entendía por qué quienes gobernaban aquella ciudad (un misterio más) les había negado la más mínima pizca de información, dejando que la descubrieran por su cuenta, entreleyendo leyendas en libros antiguos y preguntando a monstruos con los que se habían encontrado mientras albergaban la esperanza de que no les atacaran. Asintió a medias a Eriel, todavía enfrascado en preguntas sin respuesta.
Su carril de pensamiento quedó cortado ante la llegaba de alguien más, un nuevo monstruo en el carrusel de aquella noche, incluso si no lo parecía. Rad se tocó las cicatrices de su cara, pensando, en una oleada de amargura, que él también sería pronto (si no lo era ya) un monstruo. Aunque no uno como Daer, si tenía mano en ello.
Le dejaba una oleada con mal sabor en la boca que todos los seres de aquella ciudad parecieran conocerlos, como si los vieran entretenidamente en la televisión. Podía entender el no ayudarles, pero que los vigilaran no le gustaba nada. «Monstruos y demonios. ¿Cómo soportan saber que hay niños como los que una vez fueron ellos?».
Las palabras de Sox, sin embargo, lo dejaron congelado en su sitio. No se fiaba del desconocido, lo único que conocía era su nombre, y con aquel astro sublime inundando el cielo ellos ya podían ser asesinados por cualquier cosa: Tuétano lo había dejado meridianamente claro. Muchas veces.
—¡Sox! —«¿agarrarlo del cuello o darle un puñetazo» pensó mientras le lanzaba una mirada mordaz. Luego miró al desconocido, sin saber qué decir—. Discúlpalo, por favor, esta noche parece estar bastante susceptible —su voz le parecía cais extraña, con una seriedad mortal escondida tras temblores y fluctuaciones. Rádar seguía tan amargado contra Rocavarancolia como el primer día, pero había aprendido. Provocarla sin razón era un acto de estupidez—. Nosotros... Yo, al menos, prefiero terminar mi mudanza a uno de esos refugios de los que ha avisado la voz de antes. La noche ha sido ya muy intensa. Necesitamos descansar.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
14/09/18, 05:10 pm
Tayron no estaba muy por la labor de recuperar sus pertenencias perdidas entre los escombros, era cierto que le tenía bastante apego a varias camisetas que si bien nunca habían sido de su estilo el tiempo le había hecho acostumbrarse. Pero en aquel momento se contentaba con que todos estaban vivos y juntos. Todos los que quedaban claro. Si cerraba los ojos casi podía ver un final distinto, dando por sentado que ese era el final a una etapa. Si todo hubiera acabado bien Inna y Eorlir estarían junto al grupo, sintieno las caricias de la Luna, y por consecuencia lo mismo pasaría con las tres chicas y Lorenzo. Sakrilt seguramente estaría cagándose en todo lo que entrara en su campo de visión y Charlie probablemente se encargaría de animar a todo el mundo. Daer... era otra cosa, prefería no pensar en él más que para recordar justo como llegó, y hacerlo con una Dafne viva y tangible solo provocaba más dolor. Y ya habría tiempo para eso.
Contempló al reducido grupo a sus ojos, aún con el corazón acelerado. Ahora ellos eran los que quedaban, su presente. Se preguntó qué dones habrían recibido cada uno de ellos, si alguno empezaría a destacar sobre el resto rápido o si otro no tardaría en quedarse atrás. Pero el rumor a su espalda le impidió seguir observando su cola y sus nuevos dedos negros. Alguien había llegado.
-Yo...- el belga no podía culpar a Sox, de hecho estaba totalmente de acuerdo con él pero guardó silencio cuando Rad se precipitó a arreglarlo- estoy con ellos- afirmó con la mirada cansada, no le importaba que alguien los acompañara a los refugios anunciados pero ni de coña se irían con “el jefe”. El por qué de la ayuda en aquel momento seguía siendo un misterio, y además le sacaba de quicio.
Contempló al reducido grupo a sus ojos, aún con el corazón acelerado. Ahora ellos eran los que quedaban, su presente. Se preguntó qué dones habrían recibido cada uno de ellos, si alguno empezaría a destacar sobre el resto rápido o si otro no tardaría en quedarse atrás. Pero el rumor a su espalda le impidió seguir observando su cola y sus nuevos dedos negros. Alguien había llegado.
-Yo...- el belga no podía culpar a Sox, de hecho estaba totalmente de acuerdo con él pero guardó silencio cuando Rad se precipitó a arreglarlo- estoy con ellos- afirmó con la mirada cansada, no le importaba que alguien los acompañara a los refugios anunciados pero ni de coña se irían con “el jefe”. El por qué de la ayuda en aquel momento seguía siendo un misterio, y además le sacaba de quicio.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
15/09/18, 11:44 pm
Siete escuchó el pregón con las orejas alzadas inconscientemente en dirección del sonido. Suspiró suave, abrazandose a si mismo bajo la tormenta y parpadeando para librarse de las gotas, sin exito. En los segundos de aquel intercambio entre ellos, Siete pudo dejar que calase el alivio no solo porque estaban vivos, sino porque tenían una puerta abierta, otro paso marcado que seguir y aun permanecerían juntos. Había estado temiendo el momento de descubrir que sería abandonado en aquel mundo, cuando el resto volviese si podía a su hogar. Luego, otra llegada le disparó el pulso y lo hizo reprimir con dificultad un salto.
Al principio, la sinceridad de su angustia y la preocupación en su pregunta hizo que Siete aflojara los musculos y mirase atento al recién llegado, cuyo aspecto no reconocía de su tiempo en Rocavarancolia. Luego observó con las cejas unidas y una mueca, que el sentimiento no era reciproco. Le vio buscar con la mirada, lo vio reconocerlos, y un escalofrío de disgusto le recorrió la columna cuando entendió que había más personas vigilandolos. Eran conocidos de él y de su jefe. La cara de Siete reflejaba que le hubiera gustado ser un lacustre diplomatico, cuyas emociones no levantaran un conflicto después de aquel desastre, pero que seguía siendo estupidamente honesto y transpiraba sus emociones por los poros. La desconfianza rallaba el espanto una vez había sido mencionado un burdel.
Fue espanto del todo con el inicio de replica de Sox.
- Bueno - dijo después de Tayron, mientras buscaba algo que fuera cierto y sirviese para apaciguar-. Los refugios del pregón son suficiente. Es poco probable que nos separemos, gracias. Nos ibamos ya.
Golpeteó nervioso con la punta de los dedos en su pantalón, por un lado preocupado por los mostruos sueltos durante la Luna que Wheem había descrito y por otro, preocupado por la existencia de Wheem y la posibilidad de que pretendiera acompañarlos al refugio.
Al principio, la sinceridad de su angustia y la preocupación en su pregunta hizo que Siete aflojara los musculos y mirase atento al recién llegado, cuyo aspecto no reconocía de su tiempo en Rocavarancolia. Luego observó con las cejas unidas y una mueca, que el sentimiento no era reciproco. Le vio buscar con la mirada, lo vio reconocerlos, y un escalofrío de disgusto le recorrió la columna cuando entendió que había más personas vigilandolos. Eran conocidos de él y de su jefe. La cara de Siete reflejaba que le hubiera gustado ser un lacustre diplomatico, cuyas emociones no levantaran un conflicto después de aquel desastre, pero que seguía siendo estupidamente honesto y transpiraba sus emociones por los poros. La desconfianza rallaba el espanto una vez había sido mencionado un burdel.
Fue espanto del todo con el inicio de replica de Sox.
- Bueno - dijo después de Tayron, mientras buscaba algo que fuera cierto y sirviese para apaciguar-. Los refugios del pregón son suficiente. Es poco probable que nos separemos, gracias. Nos ibamos ya.
Golpeteó nervioso con la punta de los dedos en su pantalón, por un lado preocupado por los mostruos sueltos durante la Luna que Wheem había descrito y por otro, preocupado por la existencia de Wheem y la posibilidad de que pretendiera acompañarlos al refugio.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
18/09/18, 07:26 pm
La reacción de Sox, más que enfadarle, le provocó una carcajada.
-Pues no es por fardar pero soy de las personas más cuerdas que vais a encontraros por aquí -respondió.
Le hizo un gesto a Rádar haciendo entender que no tenía más importancia. Era una reacción normal, de hecho se vio a sí mismo, más joven, reflejado en las reacciones, pero tenía órdenes que cumplir.
-La Luna nos afecta a todos, a vosotros también -dijo -. Ahora los refugios estarán prácticamente vacíos, la mayoría de los habitantes estan de fiesta, así que podréis poneros cómodos y recuperar fuerzas. Tenéis baños, comida, cama, lo que necesitéis, que el Consejo te mantenga viene con el carnet de monstruo oficial de Rocavarancolia -Sonrió de medio lado. A lo mejor no tendría que haber dicho eso.
Volvió a pasear la mirada por cada uno de los nuevos milagros. Estaban hechos un cuadro, habían tenido una criba movida con un final de mierda. Wheem no se compadecía de ellos, pero no podía evitar sentir cierta empatía.
-Mirad, entiendo que no os fiéis de mi, yo no lo haría, pero ahora que no tenemos la guillotina del Consejo pendiendo sobre nuestras cabezas algunos veteranos querremos ayudar. Hemos pasado por la misma mierda.
Les concedió un silencio corto. Miró a la Luna Roja y luego un reloj de bolsillo que sacó de su chaleco.
-¿Entonces qué va a ser? ¿Sede o Serpentaria? Puedo acompañaros, no me supone ninguna molestia, pero si preferís ir por vuestra cuenta tampoco me voy a ofender ni nada.
-Pues no es por fardar pero soy de las personas más cuerdas que vais a encontraros por aquí -respondió.
Le hizo un gesto a Rádar haciendo entender que no tenía más importancia. Era una reacción normal, de hecho se vio a sí mismo, más joven, reflejado en las reacciones, pero tenía órdenes que cumplir.
-La Luna nos afecta a todos, a vosotros también -dijo -. Ahora los refugios estarán prácticamente vacíos, la mayoría de los habitantes estan de fiesta, así que podréis poneros cómodos y recuperar fuerzas. Tenéis baños, comida, cama, lo que necesitéis, que el Consejo te mantenga viene con el carnet de monstruo oficial de Rocavarancolia -Sonrió de medio lado. A lo mejor no tendría que haber dicho eso.
Volvió a pasear la mirada por cada uno de los nuevos milagros. Estaban hechos un cuadro, habían tenido una criba movida con un final de mierda. Wheem no se compadecía de ellos, pero no podía evitar sentir cierta empatía.
-Mirad, entiendo que no os fiéis de mi, yo no lo haría, pero ahora que no tenemos la guillotina del Consejo pendiendo sobre nuestras cabezas algunos veteranos querremos ayudar. Hemos pasado por la misma mierda.
Les concedió un silencio corto. Miró a la Luna Roja y luego un reloj de bolsillo que sacó de su chaleco.
-¿Entonces qué va a ser? ¿Sede o Serpentaria? Puedo acompañaros, no me supone ninguna molestia, pero si preferís ir por vuestra cuenta tampoco me voy a ofender ni nada.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
19/09/18, 01:20 am
Llegó una persona nueva y Eriel se puso en tensión. Se notaba enfadado, furioso con la ciudad. Una ira que amenazaba con ahogarlo y que no era suya. Rechazó aquello pensando en cómo lo había llamado Tuétano. Gárgola. Estaba claro que iba a tener que preguntarle a alguien.
La rápida negativa de sus compañeros pusieron en alerta al joven nublino. Si el ciudadano se sentía ofendido ahora podía atacarles y nadie haría nada por evitarlo. Por suerte parecía de buen humor y no tomó en cuenta nada como una ofensa.
-¿Nos permites un segundo? - le pidió a Wheem y se acercó a sus compañeros haciéndoles una seña para que se reunieran.
-Será mejor no contrariarle mucho, no me fío de que no decida atacarnos si le decimos que no a todo. Además puede ser una buena fuente de información para nosotros - atajó las protestas de Sox.
El resto aceptó dejar que los acompañase a la Sede y Eriel se irguió.
-¿Podrías mostrarnos el camino a esa sede de taurmatrugos? - claramente el joven no se había quedado bien con el nombre del lugar.- Hemos tenido bastantes sorpresas por esta noche y agradeceríamos no tener más.
La rápida negativa de sus compañeros pusieron en alerta al joven nublino. Si el ciudadano se sentía ofendido ahora podía atacarles y nadie haría nada por evitarlo. Por suerte parecía de buen humor y no tomó en cuenta nada como una ofensa.
-¿Nos permites un segundo? - le pidió a Wheem y se acercó a sus compañeros haciéndoles una seña para que se reunieran.
-Será mejor no contrariarle mucho, no me fío de que no decida atacarnos si le decimos que no a todo. Además puede ser una buena fuente de información para nosotros - atajó las protestas de Sox.
El resto aceptó dejar que los acompañase a la Sede y Eriel se irguió.
-¿Podrías mostrarnos el camino a esa sede de taurmatrugos? - claramente el joven no se había quedado bien con el nombre del lugar.- Hemos tenido bastantes sorpresas por esta noche y agradeceríamos no tener más.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Kial
Ficha de cosechado
Nombre: Hyun-Su
Especie: Humano
Habilidades: memoria, habilidad mental (acertijos, adivinanzas),astucia.Personajes : Hyun-su: el medio coreano medio estadounidense, serio, callado, cobarde, enclenque y egoista impulsado por su miedo.
altura: 1,77m
peso: 67 kg (estilizado)
edad: 15 años
Heridas/enfermedades : -Cicatrices en: mano, pecho, hombro y mejilla.
-Cojera por herida a medio curar en gemelo.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
20/09/18, 05:26 pm
Estar quieto le recordaba que no todos sus sentidos estaban fuera de él. El dolor seguía en su cuerpo, tantas caidas y golpes y tanto estar de rodillas y moverse por escombros empezaban a notarse. Había muchas partes de su cuerpo con cortes, moratones y raspadura, que ahora le dolían, haciendo la situación un poco peor. Era dificil de digerir nada, porque no dejaban de pasar cosas malas. Incluso su liberación de los escombros no había llegado sin antes haberse cargardo al viscoso amigo de la bruja que les había salvado. Era un fracaso de persona.
Sus compañeros, por otro lado, no dejaban de ir de un lado para otro, mientras Hyun no podía ni levantarse, con miedo a caer o cagarla de nuevo.
— Chicos...—. No lo dijo muy alto, así que subió el tono —. Que alguien me ayude a levantarme — la voz estaba dañada, y la frase, al final, volvió a su volumen inicial impedida por el nudo que tenía en la garganta. Le daba vergüenza pedir siquiera ayuda. Odiaba su suerte. No servía para nada, ni andar, ni ayudar, a veces ni para respirar. En sus jadeos, entre lloros, había cortado de vez en cuando su respiración, con miedo a atragantarse con el polvo y escombros que olia y saboreaba como si estuvieran cerca de su cara de verdad. <<Soy ridiculo>>
Siete no tardó en acudir a su ayuda y con cuidado Hyun se fue incorporando, al principio notando que intentaba apoyarse en aire y luego consiguiendo mover su pierna. Era extraño soportar peso sobre ella, y en un primer momento vaciló un poco. Sus brazos ya los había localizado más o menos y por ahora tenía más control, pero sus piernas todavía eran confusas entre toda su aura. Era a traves de las propias limitaciones de movimiento de su pierna, dadas por su rodilla, que la podía identificar; moverla y usarla sin el aura ya era más dificil. Fue mientras llegaban con el resto, que les llegó el mensaje en sus cabezas. Y a eso lo acompañó un visitante extraño. Y en rocavarancolia los extraños nunca eran nada bueno.
- No — dijo. Muy bajito, pues Sox ya reaccionaba a lo que proponia el desconocido. Tras lo cual se calló hasta que el nublino les separó.
— ¿Y que le impide matarnos ahora, o hacer lo que sea que quiere? Lo que tiene es interes en llevarnos al burdel ese. Dejarle que nos guíe a la sede, es darle la oportunidad de engañarnos y que nos lleve a donde quiere. Busquemos la sede por nuestra cuenta — comentó todavía en privado, con un tono de voz que era casi como una suplica. Porque estaba cansado, y no queria mas q encontrar el refugio y descansar y llorar lo que todavía no había tenido la oportunidad de llorar. El hecho era que al final daba igual, tampoco se meterían en peleas, y no podrían quitarse de encima al extraño; así que, que les acompañara parecía inevitable, aunque Hyun no lo fuera a admitir.
Sus compañeros, por otro lado, no dejaban de ir de un lado para otro, mientras Hyun no podía ni levantarse, con miedo a caer o cagarla de nuevo.
— Chicos...—. No lo dijo muy alto, así que subió el tono —. Que alguien me ayude a levantarme — la voz estaba dañada, y la frase, al final, volvió a su volumen inicial impedida por el nudo que tenía en la garganta. Le daba vergüenza pedir siquiera ayuda. Odiaba su suerte. No servía para nada, ni andar, ni ayudar, a veces ni para respirar. En sus jadeos, entre lloros, había cortado de vez en cuando su respiración, con miedo a atragantarse con el polvo y escombros que olia y saboreaba como si estuvieran cerca de su cara de verdad. <<Soy ridiculo>>
Siete no tardó en acudir a su ayuda y con cuidado Hyun se fue incorporando, al principio notando que intentaba apoyarse en aire y luego consiguiendo mover su pierna. Era extraño soportar peso sobre ella, y en un primer momento vaciló un poco. Sus brazos ya los había localizado más o menos y por ahora tenía más control, pero sus piernas todavía eran confusas entre toda su aura. Era a traves de las propias limitaciones de movimiento de su pierna, dadas por su rodilla, que la podía identificar; moverla y usarla sin el aura ya era más dificil. Fue mientras llegaban con el resto, que les llegó el mensaje en sus cabezas. Y a eso lo acompañó un visitante extraño. Y en rocavarancolia los extraños nunca eran nada bueno.
- No — dijo. Muy bajito, pues Sox ya reaccionaba a lo que proponia el desconocido. Tras lo cual se calló hasta que el nublino les separó.
— ¿Y que le impide matarnos ahora, o hacer lo que sea que quiere? Lo que tiene es interes en llevarnos al burdel ese. Dejarle que nos guíe a la sede, es darle la oportunidad de engañarnos y que nos lleve a donde quiere. Busquemos la sede por nuestra cuenta — comentó todavía en privado, con un tono de voz que era casi como una suplica. Porque estaba cansado, y no queria mas q encontrar el refugio y descansar y llorar lo que todavía no había tenido la oportunidad de llorar. El hecho era que al final daba igual, tampoco se meterían en peleas, y no podrían quitarse de encima al extraño; así que, que les acompañara parecía inevitable, aunque Hyun no lo fuera a admitir.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
20/09/18, 09:56 pm
Se quedó mirando a Rad y si no le salió replicarle fue por pura indignación. ¿"Bastante susceptible" él? ¿Después de que se les hubiera caído un edificio encima?
Le entraron ganas de zarandearle pero asistió con el ceño fruncido al intento de diplomacia de su compañero, al que se unieron los demás: por fortuna ninguno más parecía fiarse demasiado del individuo salido de la nada. Aunque le costó, Sox mantuvo la boca cerrada. Rad y Eriel parecían mucho más dispuestos a usar mano izquierda que él, y si callarse un rato iba a conseguir no cabrear a rocavarancoleses su silencio podía valer más la pena que sus palabras.
Eriel les acució a todos para que conferenciaran un momento y Sox se unió al corro tras dirigirle una última mirada de desconfianza al que se había presentado como Wheem. Hyun fue el que protestó primero, y el carabés empezaba a unírsele a medias cuando algo de lo que decía el nublino le hizo pararse a pensar.
Volvió a mirar al desconocido. No parecía peligroso, pero Daer tampoco lo había parecido antes de transformarse en un monstruo enorme y eso fue lo que finalmente le hizo vacilar en su negativa. Aun así las palabras del coreano, al que habían tenido que ayudar a levantar entre dos, parecían gritarle que hiciera caso a su primer instinto. Ya habían caído en demasiadas trampas horribles, y nunca habían estado tan vulnerables como ahora.
Quedarse vulnerables a los monstruos que pululaban por ahí a cuatro patas, o a las malas intenciones de los que se presentaban por su nombre. Apretó los labios. Era difícil baremar la opción más lógica cuando no sabían nada de aquel tipo.
—Que me quede claro entonces —intentó con todas sus fuerzas no sonar impaciente—. ¿Se acabó la prueba ya de una vez? ¿Si algo con dientes afilados se nos echa encima por el camino vas a poder hacer algo por fin?
Le entraron ganas de zarandearle pero asistió con el ceño fruncido al intento de diplomacia de su compañero, al que se unieron los demás: por fortuna ninguno más parecía fiarse demasiado del individuo salido de la nada. Aunque le costó, Sox mantuvo la boca cerrada. Rad y Eriel parecían mucho más dispuestos a usar mano izquierda que él, y si callarse un rato iba a conseguir no cabrear a rocavarancoleses su silencio podía valer más la pena que sus palabras.
Eriel les acució a todos para que conferenciaran un momento y Sox se unió al corro tras dirigirle una última mirada de desconfianza al que se había presentado como Wheem. Hyun fue el que protestó primero, y el carabés empezaba a unírsele a medias cuando algo de lo que decía el nublino le hizo pararse a pensar.
Volvió a mirar al desconocido. No parecía peligroso, pero Daer tampoco lo había parecido antes de transformarse en un monstruo enorme y eso fue lo que finalmente le hizo vacilar en su negativa. Aun así las palabras del coreano, al que habían tenido que ayudar a levantar entre dos, parecían gritarle que hiciera caso a su primer instinto. Ya habían caído en demasiadas trampas horribles, y nunca habían estado tan vulnerables como ahora.
Quedarse vulnerables a los monstruos que pululaban por ahí a cuatro patas, o a las malas intenciones de los que se presentaban por su nombre. Apretó los labios. Era difícil baremar la opción más lógica cuando no sabían nada de aquel tipo.
—Que me quede claro entonces —intentó con todas sus fuerzas no sonar impaciente—. ¿Se acabó la prueba ya de una vez? ¿Si algo con dientes afilados se nos echa encima por el camino vas a poder hacer algo por fin?
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
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- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
26/09/18, 04:52 pm
Los macieleros se reunieron para deliberar. Wheem los observó con una sonrisa de medio lado; eran tan monos. ¿Él había sido así de mono cuando era un novatillo? << Poco probable>> Él había sido un cabrón. Era irónico que la ciudad le hubiese suavizado el carácter.
Cuando los cachorros le dieron una respuesta la verdad es que se sorprendió; esperaba que eligieran Serpentaria, pero la verdad es que visto el gran número de transformaciones físicas la Sede no era tampoco mala opción.
-¡Genial! Os gustará. Creo. Al menos es más acogedora que los torreones.
Lo mejor sería seguir las indicaciones del Consejo a rajatabla, sin atajos. Les habían dado la ruta que pasaba por menos callejones y tenía que reconocerles el acierto al menos en eso. El ángel negro volvió a hablar.
-Eso es correcto. Además los putos de Cain contamos con cierta protección extra, así que otros ciudadanos tampoco tendrán muchas ganas de molestaros.
Quien iba a decirle que acabaría con cierta posición social en la ciudad. Enfiló la avenida dirección a la Sede, haciéndoles un gesto a los macieleros para que le siguieran. La lluvia había amainado y la tormenta estaba alejándose hacia otros puntos de la ciudad, así que ya no tenía que gritar para hacerse oir. Y, como siempre que tenía la oportunidad, Wheem se puso a hablar, aunque fuera evidente que los novatos no estuvieran para mucha cháchara.
-La verdad es que esta es la primera vez que ayudo a novatos pero hay gente aquí que lo tiene como tradición. Especialmente en los refugios, podéis pedirle ayuda a cualquier veterano que seguro os la dará. Y bueno los de la cosecha anterior a vosotros, salvo alguna excepción, son como un festival de bollitos. Creo que algunos viven en la Sede así que ya los conoceréis.
Por el camino fue señalando distintas direcciones a sitios que consideraba de interés: La biblioteca, la taberna, Serpentaria (por si querían echarle un vistazo a pesar de todo), el mercado, la casa de Gar (adonde pidió que no se acercasen si apreciaban su seguridad)
-… Claro que hay negocios que solo pueden llevarse a cabo en Gar, pero es mejor que esperéis a desenvolveros mejor en la ciudad. Bueno en realidad en la taberna también se suele juntar chusma, pero al menos el dueño sabe manejarla y también hay gente legal que contrarresta. Que por cierto tenéis una ronda gratis por ser novatos si os pasáis un día de estos por allí. Hay un sitio más fino para ir a beber pero lo llevan nigromantes y creo que a los carabeses no os gustan mucho esos, ¿no? Sí, mejor que evitéis ese sitio también.
Y así siguió parloteando todo el camino hasta la Sede.
Sigue en la Sede de los taumaturgos
Cuando los cachorros le dieron una respuesta la verdad es que se sorprendió; esperaba que eligieran Serpentaria, pero la verdad es que visto el gran número de transformaciones físicas la Sede no era tampoco mala opción.
-¡Genial! Os gustará. Creo. Al menos es más acogedora que los torreones.
Lo mejor sería seguir las indicaciones del Consejo a rajatabla, sin atajos. Les habían dado la ruta que pasaba por menos callejones y tenía que reconocerles el acierto al menos en eso. El ángel negro volvió a hablar.
-Eso es correcto. Además los putos de Cain contamos con cierta protección extra, así que otros ciudadanos tampoco tendrán muchas ganas de molestaros.
Quien iba a decirle que acabaría con cierta posición social en la ciudad. Enfiló la avenida dirección a la Sede, haciéndoles un gesto a los macieleros para que le siguieran. La lluvia había amainado y la tormenta estaba alejándose hacia otros puntos de la ciudad, así que ya no tenía que gritar para hacerse oir. Y, como siempre que tenía la oportunidad, Wheem se puso a hablar, aunque fuera evidente que los novatos no estuvieran para mucha cháchara.
-La verdad es que esta es la primera vez que ayudo a novatos pero hay gente aquí que lo tiene como tradición. Especialmente en los refugios, podéis pedirle ayuda a cualquier veterano que seguro os la dará. Y bueno los de la cosecha anterior a vosotros, salvo alguna excepción, son como un festival de bollitos. Creo que algunos viven en la Sede así que ya los conoceréis.
Por el camino fue señalando distintas direcciones a sitios que consideraba de interés: La biblioteca, la taberna, Serpentaria (por si querían echarle un vistazo a pesar de todo), el mercado, la casa de Gar (adonde pidió que no se acercasen si apreciaban su seguridad)
-… Claro que hay negocios que solo pueden llevarse a cabo en Gar, pero es mejor que esperéis a desenvolveros mejor en la ciudad. Bueno en realidad en la taberna también se suele juntar chusma, pero al menos el dueño sabe manejarla y también hay gente legal que contrarresta. Que por cierto tenéis una ronda gratis por ser novatos si os pasáis un día de estos por allí. Hay un sitio más fino para ir a beber pero lo llevan nigromantes y creo que a los carabeses no os gustan mucho esos, ¿no? Sí, mejor que evitéis ese sitio también.
Y así siguió parloteando todo el camino hasta la Sede.
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- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Personajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
26/09/18, 08:42 pm
El rocavarancolés parecía no estar molesto, pero Rad no se fiaba de aquella impresión. Quizás en cualquier momento se enfadara, o incluso fuera amable de forma natural, o solo pretendiera fingir para llevarlos a una trampa, o al burdel. Esto último, sin embargo, no le convencía mucho. «Habría sido más fácil dormirnos a todos y luego llevarnos allí».
—Nada. Por debemos intentar no contrariarle en exceso —dijo, entre dientes, al coreano, intentando pensar en cómo expresar el contraargumento—. Si quiere llevarnos allí lo hará, aceptemos o no. Un hechizo de sueño o de parálisis es todo lo que necesita, así que la mejor idea es aceptar en que nos guíe y confiar en que nos llevará al refugio, no al burdel.
Confiar en un rocavarancolés le dejaba con mal sabor de boca, pero la facilidad con la que Tuétano había dominado la situación dentro de Maciel no se le había escapado. Si los ciudadanos de Rocavarancolia eran capaces de aguantar edificios sobre sus espaldas, ¿qué no podrían hacer con un puñado de niños que ni siquiera se habían transformado del todo?
En un irónico quiebro de los acontecimientos, Eriel estaba de acuerdo con él. El tipo E suspiró, pellizcándose el puente de la nariz, apenas capaz de ignorar la nueva y confusa información que le llegaba del cielo.
Las palabras de Wheem apuntalaron la preocupación, aunque también crearon una pequeña corriente de alivio. Con la posibilidad de perjuicios llegaba, también, la de ayuda. Interesada, con casi total probabilidad, pero mientras estuvieran vivos y sanos podrían enfrentarse a las dificultades que Rocavarancolia pondría ante ellos.
El astrario recién nacido siguió al brujo, prestando atención a sus palabras mientras intentaba que los innumerables pesos de su conciencia no lo aplastaban
Sigue en la Sede de los taumaturgos.
—Nada. Por debemos intentar no contrariarle en exceso —dijo, entre dientes, al coreano, intentando pensar en cómo expresar el contraargumento—. Si quiere llevarnos allí lo hará, aceptemos o no. Un hechizo de sueño o de parálisis es todo lo que necesita, así que la mejor idea es aceptar en que nos guíe y confiar en que nos llevará al refugio, no al burdel.
Confiar en un rocavarancolés le dejaba con mal sabor de boca, pero la facilidad con la que Tuétano había dominado la situación dentro de Maciel no se le había escapado. Si los ciudadanos de Rocavarancolia eran capaces de aguantar edificios sobre sus espaldas, ¿qué no podrían hacer con un puñado de niños que ni siquiera se habían transformado del todo?
En un irónico quiebro de los acontecimientos, Eriel estaba de acuerdo con él. El tipo E suspiró, pellizcándose el puente de la nariz, apenas capaz de ignorar la nueva y confusa información que le llegaba del cielo.
Las palabras de Wheem apuntalaron la preocupación, aunque también crearon una pequeña corriente de alivio. Con la posibilidad de perjuicios llegaba, también, la de ayuda. Interesada, con casi total probabilidad, pero mientras estuvieran vivos y sanos podrían enfrentarse a las dificultades que Rocavarancolia pondría ante ellos.
El astrario recién nacido siguió al brujo, prestando atención a sus palabras mientras intentaba que los innumerables pesos de su conciencia no lo aplastaban
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