Torreón Maciel (Archivo VIII)

Recuerdo del primer mensaje :

-Cuando los encontremos sabremos cuales de las opciones son la verdad. -Dijo encogiéndose de hombros. La única parte que esperaba que fuese así era la de otro suministro de agua.

-Te seguimos hermanito.

Y con sonrisa a Eriel se puso en camino con el resto mientras se terminaba su desayuno cuando Dafne le pidió un favorcillo. -Ah, sin problema, le hice bastantes a Bri y no es algo complicado, aunque te tendrás que conformar con algo sin muchos adornos me temo. -Le sonrió. -Cuando vuelva haremos uno cada uno de madera, a no ser que encuentre hueso por el camino o alguna forma de malear metal mejor que acercar mis manos a la hoguera. Nos vemos a la vuelta. -Se despidió.

Siguieron a su hermano un cacho y como este dijo acabaron encontrando casas en algo de mejor estado aunque ahí en medio no parecían mucho más seguras que las mazmorras. Des pues de ir mirando y hablando sobre algunas de ellas como posibles acabaron divisando algo apartado de las casas que parecía un mini fuerte. Se acercaron por curiosidad con cautela para ver que se trataba de un torreón azulado con una muralla y en medio de un foso.

-¿Es eso un nido de seres voladores hecho encima de un esqueleto de animal enorme en lo alto de la torre o me ha sentado mal el desayuno? -Se calló un momento mientras observaba la situación, aquel lugar le parecía sacado de las historias rocavarancolesas, no había ninguna construcción así en su mundo pero era lo más seguro que habían encontrado con bastante diferencia. -El puente esta bajado y parece que se puede cruzar... Diría por esas cuerdas que hay un sistema de poleas para elevarlo e impedir así el paso, si es así y aún funciona dudo que encontremos algo más seguro que esto. -Miró hacia las estirges.  -No parece que quieran hacernos algo, pero cuidado con los bichos voladores. -Se dió cuenta de que podía haber ofendido a Sinceridad así que giró su cabeza hacia ella. -Sin ánimo de ofender. -No era la mejor manera del mundo de arreglar eso, pero era mejor que nada. -En fin, vamos allá, con precaución por favor. -Agudizó los sentidos y agarró su cuchillo. Esperaba no tener otra sorpresa como la de hace unos días, pero no se fiaba de su suerte.

Aunque se dio cuenta de que tanto Sox  como Radar  no estaban conformes con su opinión, lo poco que quedaba de la reunión transcurrió sin incidentes, que nadie tratara de imponer su idea frente al resto era una buena señal, un buen comienzo. En cuanto se dispersaron el simplemente se quedó en la armería y pasó el tiempo cambiando las correas del escudo. Una vez hecho se fue a cenar algo más y a dormir.

Al día siguiente y tras hablar más con el resto revisó los materiales, iban surgiendo ideas pero todos coincidían en que había que poner un toldo o lo que fuese en el patio para dejar de sufrir los desechos de las aves que convivían con ellos, el problema era...

-No hay suficiente tela. -Anunció para los que le escucharan en ese momento. -Y si usamos madera nos quedaremos sin cocina en nada.

Tras debatir un poco acordaron que la próxima salida sería para recoger materiales, en los posteriores acabaron por decidir que las mazmorras serían el objetivo lógico para suplir la tela aparte de revisar si todo el mundo seguía durmiendo o... bueno, iban preparados para ello o al menos esa era la actitud general, aunque después de analizar un a sus compañeros tras la muerte de la cría no creyó que fuera haber algún problema sin embargo no le gustaba la idea de que su hermano viera mas muerte. La madera podían sacarla de las casas vecinas. Barael propuso, entre más cosas, hacer una carretilla, para que al recoger las cestas solo uno tuviera que cargar con ellas mientras los demás  lo protegían y demás utilidades.

Esos días siguió con su rutina de entrenamientos, pasando a ver ahora de buena mañana a Sox correr mientras el usaba la bastarda y repetía movimientos básicos para fortalecer los brazos, a lo que pronto se añadió su armadura para acostumbrarse. El primer día se quedó limpiando y poniendo a punto lanzas para el entrenamiento en grupo, las iban a necesitar, pero el resto se apunto a todas las salidas a por cestas, a no ser que hubiera un exceso de gente que saliese. También ayudaría aponer a punto cualquier arma de cualquiera. La idea de poner cosas en ese aparato le pareció algo útil y necesitaba algún preguntar cómo funcionaba, pero lo dejaría para cuando hubiera más confianza con el carabés, si es que llegaba ese día. Sus hábitos no cambiaron más allá del tipo de entrenamiento, recordarle a Lorenzo que no se moviera demasiado brusco incluso ofreciéndole ayuda para bañarse y observar el ánimo de su hermano con más ahínco  por el estado de Mónica, la cual le sorprendió bajando a entrenar después de un tiempo.

Habían aprendido las nociones básicas de la formación, las lanzas estaban más que listas así como otras armas y habían planeado ya la salida y lo que debían hacer en qué casos, podían repasarlo todo hoy pero para una salida a un lugar conocido pensaba que era suficiente. Se había levantado más temprano que de costumbre, en parte porque había decidido esto el día anterior y aunque no lo reconocería ante el resto la cantidad de factores que podían volver aquella simple partida en otro funeral eran demasiados y en gran caso impredecibles, quizás no tantos como al explorar una localización desconocida, pero la calma que se respiró esta semana no le gustaba, no por nada todo aquello seguía siendo una prueba.

Aprovechó el tiempo para calentar un poco los brazos con la espada y pegarse un buen baño frio para despejarse, siempre le gustaba sentir el agua fría por su piel, le recordaba a casa. De ahí fue a la armería y allí se tomo su tiempo para recoger sus cosas y subirlas, observando cada una, limpiando cada mota de polvo, puliendo cada filo mínimamente mellado aún, después de todo, -<<Unas herramientas bien cuidadas agradecen a su dueño... -y te devuelven el favor cuando las usas>> -Terminó mentalmente aquella frase del dueño de una tienda en Varanublia que frecuentaba cuando estaba allí. Miró el trozo de su reflejo en la bastarda que pasaba su última revisión por ahora. -<<Cuando vuelva, le agradeceré a él también por todo.>> -La envainó a su espalda y subió con la lanza que había escogido esta semana, un poco más baja que el resto, y con las piezas de su armadura en una bolsa que había preparado con tela sobrante. Se giró para ver el escudo y el estoque que había dejado encima de una de las mesas de la armería, ambos en perfecto estado, a la espera de que otro los usase.

Al subir se topó con su hermano hablando con Sox y una Mónica animada pero tapándose la boca a si misma por algún extraño motivo. Se les acercó directamente aunque tenía ganas de comer algo.

-Hola. -Su tono era menos seco que de costumbre. -¿Puedo preguntar de que habláis? -No hacían falta palabras para que se notara la intención de Barael al subir lo que llevaba a las salidas tan temprano.

El comentario de Eriel, contra todo pronóstico, le sacó una carcajada.
—Puedes hacértelo permanente, ¿pero cuál es la gracia de no poder cambiarlo?
Volvió a fruncir el ceño, algo desconcertado, ante la pregunta del nublino.
—¿No tenéis clases en vuestro mundo? —se le vino un mal presentimiento encima. El que no tuvieran, en realidad, explicaría muchas cosas—. Ya sabes… ¿centros educativos? ¿Profesores? —tanteó un poco a la desesperada.

Mónica se había unido hacía un par de minutos a la conversación, y Sox se percató de que parecía un poco más viva que los días anteriores. Se distrajo enseguida de eso, sin embargo, porque la observación de la humana le había recordado una pregunta que todo aquel tiempo había quedado enterrada bajo preocupaciones más importantes.
—Eh, es verdad —la miró inquisitivo—. ¿A qué venía el mote?

Alzó una ceja cuando la madrileña se tapó la boca. Ahora sí que tenía curiosidad por saberlo.
Sin pretenderlo el carabés había echado de menos aquella clase de charla; manejar temas menos pesados que la supervivencia. Barael fue el siguiente en unírseles, y Sox se sorprendió al sentir cierta medida de satisfacción cuando le informó de que no era nada importante:
—De si en Nubla tenéis profesores. Y los nombres que nos pone Mónica.

Mon bajó las manos lentamente hacia los costados y esbozó lo que parecía una sonrisa inocente.

“¿Motes? ¿Quién dice qué de motes? ¡NO PREGUNTES ACERCA DE LOS MOTES!” pensó mientras intentaba parecer dulce y adorable cual corderito lechal y buscaba una escapatoria con los ojos.

Cenizo le preguntó qué tal estaba. Menos mal. Ansiosa por cambiar de tema, ante su pregunta se encogió de hombros e hizo un sonido vago que podía significar tanto “Pues ya ves, aquí tirando” como “Tengo ansia de galletas de mantequilla” y trató de escabullirse de la conversación sin conseguirlo. Roño había decidido acercarse… y Vampy no había olvidado lo de los motes.

“Serán cotillas. Puedes decírselo a más gente, eh. Proclámalo a los cuatro vientos, venga. Seguro que alguien en el torreón no se ha enterado” pensó frunciendo el ceño. Después se dirigió hacia Vampy.

-Pues... Es que soy mala para los nombres y por eso tiro de motes. Lo he hecho siempre, hay muy poca gente a la que llame por su nombre real. Vale, a veces lo hago por divertirme, las cosas como son, pero es una costumbre como otra cualquiera, ¿no?- esta parrafada, mucho más de lo que había hablado en toda la semana, casi la dejó sin aliento.

Los motes:

-No lo sé - respondió el nublino mirando los tatuajes del carabés.- Supongo que como los tatuajes, si es algo que te gusta y quieres que sea para siempre ¿por qué hacerlo con fecha de caducidad?

-No, no tenemos - le dijo.- Bueno, en Varanublia no sé si tendrán algo así pero mi hermano y yo no. Nuestra tribu aprende de los familiares. Nosotros aprendimos a leer y a escribir gracias a mi abuelo, nuestro padre nos enseñó a pastorear a los animales, mamá algo de cocina. Mi tío me enseñó a manejar una honda para poder espantar a los predadores. La familia es todo lo que tenemos, eso y unos pocos libros, pero la mayoría lo transmitimos de forma oral - explicó bastante animado.

-¿Cómo son las clases? ¿Son divertidas, se aprende mucho? ¿Sois mucha gente? ¿Tenéis muchas cosas como esa tarjeta mágica que usas?- les preguntó a Sox y a Mónica. Saludó a su hermano con la mano cuando llegó.- Oh, oh, yo quiero saber mi mote, ¿cúal me has puesto? - le preguntó a la humana realmente interesado.

-Eso suena intrigante. -Dijo mirando a Mónica mientras cambiaba de usar la lanza como un bastón a una posición más cómoda apoyándola en su cuello. Ahora que lo pensaba, era la primera conversación con alguien que no fuera su hermano que no trataba sobre planificación desde hacía una semana.

-Que yo sepa había alguno que otro en la ciudad, pero no es algo común. Después de aprender de tu familia a hacer las cosas si quieres luego puedes ir a Varanublia a que alguien te enseñe su oficio, ya sea herbólogo, artesano, carpintero, etcétera. Pero bueno, la verdad es que en la nuestra sabían bastantes cosas.

-¿Tu mundo tiene edificios enormes donde va la gente a estudiar lo que quiere? Estaba descrito en uno de los libros que encontramos. No comprendo que problema tenía ella conque él hubiera tenido relaciones con hombres. Absurdo. -Se encogió de hombros.

Miró a Mónica de nuevo tras escucharla. -Me gustaría decir que no pero la curiosidad me consume. Cuéntanos.

—Lo recuerdo —Mónica había pedido permiso para ponerles apodos el primer día, si recordaba correctamente. Su pregunta iba encaminada más bien por otro derrotero, pero Eriel se había encargado de matizarla por él. Dirigió una mirada inquisitiva él también a la humana, intrigado a su pesar.

—Cada cual tiene su estilo —concluyó en respuesta al comentario del nublino, encogiéndose de hombros. A él le gustaba ir cambiando, pero había gente que prefería una estética fija. Mientras cumplieran su parte para ganársela, él no se iba a meter.
Sin embargo se puso blanco cuando lo que esperaba que fuese una simple respuesta sobre las líneas de “ah, sí, claro”, a lo mejor con alguna traba como “pero hay pocos centros y mucha demanda”, resultó ser una pesadilla familiarista, corroborada enseguida por Barael.

No tenían no solo dos generaciones en la misma casa, sino tres. Y encima no solamente padre y madre, sino además tíos y vete a saber quién más. Era lo más enfermizo que Sox había oído nunca. Le estaba poniendo los pelos de punta.
—¿Y eso es normal? —la consternación se le transparentaba claramente en la voz. Con razón iban siempre tan pegaditos los dos hermanos. Pero que todo aquel mundo funcionase así… Carabás había tenido una sociedad hereditaria en su día, pero hacía tanto tiempo… Sox no era capaz de imaginárselo.

Procesó con bastante retraso el resto de preguntas, y sacudió la cabeza aún aturdido.
—Sí… Quiero decir, claro. Es donde lo aprendemos todo —trató de reponerse lo más rápido que pudo, pero asimilar lo anterior aún le estaba costando trabajo—. Todos tenemos que ir a clase, sin excepción. Por supuesto que tienen que ser grandes para que quepamos. La tarjeta la uso… usaba —se corrigió— para repasar apuntes.

-En mi mundo también vivimos por grupos familiares… no todos porque hay excepciones, pero en general sí. Yo misma vivo con mi padre y con mi hermano. Es lo normal, no sé, son los lazos familiares- comentó la chica tratando de desviar la atención y uniéndose a la charla sobre la familia, entendiendo el punto de los nublinos. –Pensé que era normal en todas las sociedades. ¿Cómo es vivir sin una familia? Me cuesta mucho imaginarlo, porque hasta a los amigos acabas incluyéndolos en el grupo familiar, prácticamente…

Después se unió al grupo de Vampy. -Y lo de las clases… bueno, no es que sea divertido, pero se aprenden cosas en ellas. Aunque habría estado bien a que en mi mundo nos enseñaran a sobrevivir, no integrales o sintaxis, la verdad, ya que aquí no nos sirve de nada... Yo siempre sospeché que esa mierda de todos modos no la íbamos a usar ni en mi mundo… En fin, no sabría explicar muy bien.

Fue a darse la vuelta… pero nada. No se habían olvidado del tema motes y no parecían tener ganas de dejarlo pasar. La chica vaciló un momento, dudando entre si mentir o decir la verdad. Luego se encogió de hombros. Bueno, ellos se lo habían buscado: se lo diría. Mónica esbozó una sonrisa traviesa.

-Oh, no sé. A veces pongo los motes dependiendo de cómo me caiga la persona: si me cae mal no va a tener un mote chulo, claro está... pero en general  suele ser por características físicas o algo que me haya llamado la atención. El tuyo- señaló a Eriel- es Cenizo, porque lo primero que me llamó la atención era el color de tu piel, de ese color tan ceniciento. El tuyo- señaló a Barael con soltura- es Roño. No recuerdo por qué, a lo mejor también por el tono de piel, tiene sentido, pensaría por algún momento que ibais cubiertos de polvo o algo así- en esto la chica mintió como una bellaca sin vacilar ni un instante, claro que se acordaba, pero lo cierto es que últimamente Barael le caía bien y pasaba de ponerse de malas con él. –Y el tuyo- señaló a Sox- es Vampy. Deriva de vampiro. Sí que recuerdo el por qué en tu caso, y es que la primera vez que te vi me asusté por el color de tus ojos, rojo, y tal. Ya sé que estos motes no son muy imaginativos que digamos, pero bueno. En los primeros momentos en los que estuvimos aquí no pude ponerme especialmente aguda para pensar en cómo llamaros.

Mon cogió aire de modo teatral. –Creo que no había hablado tanto desde…- calló por un momento recordando a Nad... y por ende a sus pesadillas, lo que hizo que se le nublara el rostro –Desde hace un tiempo.

Los motes:

-¿Por qué no iba a ser normal? - Eriel no entendió del todo lo que pasaba hasta que las palabras de Mónica le aclararon las cosas.- Espera, ¿tú no tienes familia? ¿Nunca has conocido a tus padres? - preguntó exaltado.

Eriel no podía imaginar un mundo sin su familia, quizá que fueran menos de los que en realidad eran, pero ¿sin nadie? No, aquello era imposible. El mundo de Sox tenía que ser muy duro.

-¿Nunca te has sentido solo? ¿Cómo te las arreglabas cuando eras pequeño? ¿Siempre has vivido por tu cuenta? - el nublino no entendía aquello y esperaba que las respuestas del carabés le iluminaran un poco.

Sonrió a Mónica cuando la vio hablar tanto y se observó la piel.

-Es un poco rara ¿no? Quiero decir, los demás tenéis otros colores pero son parecidos entre ellos, la nuestra es gris - su sonrisa se hizo un poco más abierta.- Menos mal que no estamos en edad de que nos crezcan los cuernos, a saber que nos habrías llamado entonces.

-¿Y qué es un vampiro? - preguntó con curiosidad.

Fue una semana extraña, un burruño de tiempo indefinido en el que Siete se movía, hablaba e iba a donde le tocaba, pero donde quedaba poca huella o ninguna. La ausencia de Nad había dejado un hueco sutil en como se movía el torreón. Siete observaba, a Monica recuperarse, a Eriel cuidarla, la determinación que otros tenían de pronto en la forma de hacer.  No estaba triste por la niña. No sabía si eso lo hacía mala persona. Pero pensaba mucho más en la muerte, y en la gente.  Tuvo pesadillas con Sirce, y sueños con su familia.  
Las barreras que erigía en torno a la gente eran un poco más visibles ahora. No sabía cuanto confiar y como.
Todavia prestaba servicio si podía. Cocinaba para todos ( a veces preguntaba por recetas). No insistió en la humana porque veía al niño nomada ocupado en ella. Entendía las señales, y le dejó terreno para seguir. También llevaba agua después de los entrenamientos, o fruta ya cortada. Limpiaba de forma rutinaria. Se levantaba con el sol, y se unia a los entrenamientos puramente fisicos.  Se acostaba por su cuenta, cuando ya no sabía que más hacer.

La reunión improvisada que siguió a la charla entre Chamán y ella estuvo bastante bien. La roquense apenas participó, tan solo al principio para darle la razón a Sox, pero luego se mantuvo en silencio. Fruncía el ceño o ladeaba la cabeza según estuviera o no de acuerdo con lo que se iba diciendo, pero no aportó nada. Su opinión, pensaba, era ya conocida, y cualquiera que hubiera compartido salida con ella sabía cómo actuaba: trabajaba en grupo hasta que algún imbécil decidía hacer honor a su apelativo, momento en que se quitaba de en medio. Quizá tendría que haber apuntado que no estaba acostumbrada a luchar en tierra, en formación rígida, pero tendría tiempo para ello <<Y ya podría haberse dado cuenta el neno>> Además, no estaría mal probar aquella formación con lanzas que tan milagrosa parecía, así que lo intentaría. Ni que decir tiene que no apoyaba para nada la idea de votar líderes, y menos de entre semejante grupo de civiles, pero por suerte se desestimó rápido (y, ojo, no por pensar que fuera ella elegida: no cargaría con la vida de nadie, menos aún en ese grupo). Como la decisión final de hacer pequeñas reuniones le agradaba, dio por finalizado aquella y fue a asearse, por fin. A saber qué habrían estado haciendo los fanáticos tanto rato.

Días y días después, entrenando y yendo a por cestas como ya era rutina, el nuevo entrenamiento no terminaba de convencerle. Le veía sus puntos buenos, pero si la formación la llevaban a cabo gentes expertas en esta y en el uso de las lanzas, como había dicho Lorenzo en un principio... Que no era el caso. Pero bueno, no le costaría nada echar a volar y ponerse a salvo si la formación se revelaba inútil o si algunos la convertían en un estorbo, pensaba. <<Formar en el patio está muy bien... pero con algún enemigo... Veremos>>

También decidieron hacer finalmente lo del toldo, pero necesitaban materiales y el sitio elegido para hacerse con estos fue el Primer Refugio. Allí aguardaba la incógnita de qué habría ocurrido con los que aún dormían cuando se fueron, pero no servía de nada teorizar sobre ello. Además, esa salida tenía un buen punto: tendrían la fuente a mano. <<Y podemos probar la famosa formación... Espero que no tengamos que probarla de verdad>>

Aquel día se despertó algo tarde, tarde para su gusto y tarde para organizarse, tanto que cuando vio la posición del sol bajó a toda prisa a buscar a los demás: no se perdería la salida al Primer Refugio. Los encontró en el patio, cuchicheando sobre nosequés que no entendió hasta que llegó a su altura: familias. <<Uuups, quieta ahí>> Habían pasado a hablar de los motes que les había puesto. Se lo pensó dos veces, rápidamente, antes de acercarse del todo. En teoría no sabían que ella usaba un sistema parecido, porque en teoría nunca se había referido a ellos con los deseos que les había puesto. En teoría. Mejor no arriesgarse, no quería tener que hablar de aquello, menos después de que uno de esos deseos se hubiera cumplido con la muerte de Nad...

—Buenos días —saludó en cuanto llegó al grupo. Acto seguido, se fue a la pared y se apoyó para terminar de comerse la fruta. Les escuchó un rato. <<¿Qué es un vampiro?>>

Estaban hablando casi de tres cosas a la vez y no sabía muy bien cómo meterse, no quería interrumpir, pero en cuanto el nublino terminó de hablar, levantó la mano libre y pidió turno. Lo de las familias le parecía interesante y podía aportar algo.

—Os he oído hablar un poco de las familias en vuestros mundos... Es curioso, yo pensaba lo mismo que Mónica, pero vuestro sistema es totalmente distinto al mío. Nosotros nos criamos en comunidad hasta que a cierta edad tenemos que pasar unos exámenes que decidirán nuestro oficio y pasamos a vivir con nuestro gremio. No tenemos una familia como tal, somos todos una comunidad y nos cuidamos mutuamente. Yo pasé las pruebas de cazadora y ese gremio pasó a ser mi familia hasta... ahora —ahí se detuvo, porque se había percatado de algo, y lo dijo:— Con este sistema, podríais ser mi familia —bromeó— pero obviamente no tiene el mismo significado que parecéis darle.

Era casi extraño y sin duda sorprendente, no se había imaginado hablando así con ellos hasta dentro de algo más de tiempo y menos con Sox, aparte la clara mejoría de Mónica suponía que su hermano estuviese más contento a la par, por lo que el nublino se iba animando poco a poco mientras escuchaba.

-<<Vampiro...>>

-Los cuernos no hacen más que molestar, pesan, hacen que te duela el cuello y estorban. Yo ya tengo un poco de bulto ahí y además dolió mientras me abultaban, no me apetece tenerlos molestando de nuevo, espero que así se queden hasta dentro de mucho. Por otra parte me gustaría pedir un cambio de mote, Roño me recuerda a malas herramientas oxidadas y a viejas carretas rotas.

La charla sobre los sistemas sociales le gustaba y la reacción de Sox le producía mucha curiosidad, pero su hermano ya lo acababa de acribillar a preguntas, además de que lucía abrumado por la nueva información.

-Lo tuyo luce como una buena comunidad Sinceridad, debe de ser agradable. No me imagino una sociedad tan solitaria Sox. ¿Es la magia y la tecnología lo que os permite sobrevivir solos y prosperar?

Tayron se quedó con lo esencial de aquella reunión tan espontánea, se reunirían cada poco tiempo para planificar, dar ideas y en general trabajar como podrían coordinarse para reparar errores, errores que estaba claro que nadie quería volver a cometer, aunque el humano no consideraba lo de hoy como un fallo, lo de Nad había sido una cruel lección y lo habían aprendido de la peor forma. Esa noche el muchacho se prometió algo mientras observaba a Dafne dormir, si alguien moría no sería por su imprudencia, él haría lo que fuera necesario para salvar vidas de ahora en adelante, aunque eso implicase amainar su ímpetu y ganas de callejear. No podía permitirselo después de esto.

Los días que vinieron fueron extraños, vacíos y grises pero se sintió más cerca que nunca de la noruega con la que compartía el dolor y varios silencios. Su manera de distanciarse de la realidad no fue otra que entrenar en grupo y excederse en secreto con las hachas, las cuales lejos de manejarlas bien se le hacían cada vez menos pesadas.

Aquella mañana reprimió a duras penas un bostezo, aún despeinado se bajó de la cama con cuidado para no despertar a la chica y se vistió con sus vaqueros habituales y su chaqueta negra sin ponerse una camiseta debajo, en su lugar solo había un colgante de hueso que danzó cuando bajó por las escaleras aún adormecido.

Con una manzana en la mano se acercó al pozo a tiempo para escuchar el final del monólogo de Mónica. El chicó sonrió, aunque no le tenía especial afecto era innegable que la quería de vuelta ya fuera para mal o para bien. Con un breve buenos días metió la cabeza de lleno en el pozo y tras cuatro segundos de dulce inmersión saco la cabeza chorreante con varios mechones negros pegados al cuello.

Mónica también. Sox se llevó una mano a la frente, abrumado; tanto que ni siquiera protestó para defender el valor de las integrales (¿cómo pretendían que se llevaran a cabo grandes proyectos o cualquier logro de informática sin cálculo avanzado?).
—No sé cómo sobrevive vuestra sociedad sin caerse a trozos —repuso con sinceridad. Que tuviera que explicarles cómo era vivir sin familia era demencial. Eriel parecía tan escandalizado como él y habría sido hasta gracioso de no ser completamente absurdo—. ¡Pues claro que no! Me crié en un centro como todo el mundo y vivo en un cuarto de residencia como la gente normal. He estudiado, he ahorrado y si seguía trabajando duro me habría mudado por mi cuenta pronto —se le coló un rastro de malhumor en la voz. Había perdido todo ese progreso.

Since por fin aportó un mundo coherente. Sox casi le dio las gracias ahí mismo.
—¿Veis? Eso tiene más sentido. A nosotros nos examinan todas las semanas, y según nos clasifican, nos pagan. Es simple y funciona. A nadie le hacen falta realmente que le paguen las cosas los papis, siempre que mueva el culo como debe ser —se cruzó de brazos, inflexible. No era culpa de los hijos de papá el que éstos fueran incapaces de despegarse de su prole, pero el carabés no sentía la más mínima muestra de compasión si éstos remoloneaban para marcharse del seno familiar.

La conversación giró brevemente de nuevo a Carabás. Sox negó con la cabeza de nuevo ante la pregunta de Barael.
—No, solamente es el sistema. Prosperamos porque funciona. Seguiría igual de bien que hace ahora si hubiéramos evolucionado sin magia, si se le hicieran los cambios adecuados.

Sox se llevó una mano inconscientemente a la mejilla, bajo uno de los ojos, ante la explicación que dio Mónica de su mote. Frunció el ceño. ¿Qué asustaba de tener los ojos rojos?
—Tendrás que cambiármelo entonces. Pronto empezarán a desteñir —el último comentario de la chica le recordó la tensión de los días pasados y Sox sintió alivio de tener otra pregunta pendiente aún por hacer, que al final formuló Eriel en su lugar. ¿Qué narices era un vampiro? La respuesta de los hermanos, sin embargo, le llamó la atención.
—¿Cuernos? —miró inquisitivo las cabezas de los nublinos, intrigado. Eso sí que debía ser muy customizable. Casi le daba envidia—. ¿Os los talláis o pintáis cuando crecen?

Había estado distraído pensando y el método de choque del holandés para despertarse le sobresaltó, no habiéndose dado cuenta de su presencia hasta que el fuerte sonido de una cabeza sumergica en un cubo le sacó de su concentración. Contuvo un respingo justo a tiempo.
—Buenos días  —las cosas en orden. Solo después dijo tras una pausa: —. Acuérdate de no beber luego de ahí.

-Sí, y es una lástima porque no suelo cambiar los motes. En fin, ya no te pegaría- asintió en dirección al carabés, y comenzó a hablar, primero todavía con un tono tristón aunque se fue animando un poco. –Y un vampiro es… es una criatura fantástica que se alimenta de sangre y que puede cambiar de forma en plan a lobo, murciélago... Suelen ser malignas, aunque depende del libro o la leyenda, pero los más famosos son malos y súper guays. ¡Me encanta la historia de Drácula, es mi preferido! Y nada, por alguna razón al verte los ojos rojos, que no es un color normal en mi mundo, y al estar tan asustada como estaba me vino a la cabeza el mote ese, no hay más- le tocó brevemente el hombro con una mueca risueña y después, inconscientemente, echó mano de su gel desinfectante. –No te preocupes, no pegas como vampiro ahora que te conozco mejor, pero tienes que reconocer que el mote mola. –Después se giró hacia Cenizo. -¿Cuernos?- exclamó la chica, asombrada.

“¡Já! ¡Cornudos! Habrían salido motes maravillosos de eso, qué lástima. A Nad esto le habría gustado...” sus pensamientos, que le ensombrecieron de nuevo la cara, se vieron interrumpidos por el comentario de Roño de cambiar su mote. “Que te lo has creído, mucho vas a tener que trabajar para que te lo cambie a estas alturas…”. Sin embargo le dirigió una sonrisa que no comprometía a nada mientras escuchaba la aportación de la roquense.

Mónica escuchó con curiosidad la vida comunal que llevaban en sus sitios de origen sus compañeros. Era extraño. Era… diferente, pero ninguno parecía tener muchas carencias. Abrió la boca ante el comentario extrañado de Vampy por la organización de la sociedad.

-Supongo que es igual que el tuyo en ciertas cosas. Nosotros nos criamos con nuestras familias, los que podemos, pero vamos a clases y aprendemos para tener un oficio que permitirá que formemos parte del mantenimiento de la sociedad.

La chica se distrajo con la llegada y el chapuzón de T-fichas, e hizo una mueca de asco muy mal disimulada al verle meter la cabeza en el cubo y sacarla como si nada. “Nota mental: no acercarse a ese cubo hasta que sea desinfectado. Por Dios, como si no tuviéramos una bañera perfectamente funcional...”.

Los motes:

-Bueno, para mí lo nuestro es lo normal y para ti lo tuyo - se encogió de hombros.- Es lógico que tengamos distintas opiniones ¿no? Nuestra sociedad funciona, aunque bien puedes decir que nuestra tribu es una sociedad independiente con sus propias normas y funcionamiento. Somos nómadas, llevamos una vida muy distinta a los de la ciudad.

<<¿Vampiro eh? Suena completamente a algo que podría hacer alguien de la ciudad.>> pensó pero no dijo nada, suponía cómo iban a reaccionar el resto y prefirió guardárselo y comentarlo luego con su hermano a solas.

-Hum sí, a nuestra especie cuando somos más mayores nos empiezan a crecer unos cuernos en las sienes - explicó.- No penséis tampoco que son especialmente largos. Nuestro abuelo ya tenía cuando nos fuimos. Y sí que pueden decorarse pero salvo que quieras que sea duradero lo mejor es la pintura - le dijo a Sox.

-¿A vosotros no os crece nada? Quiero decir, saliendo de las cosas que os podáis hacer con magia y demás. De forma natural - quiso saber con curiosidad.

Miró al cielo y vio el sol en lo alto.

-Quizá sería bueno que fuéramos saliendo, ya somos unos cuantos aquí abajo y si esperamos más se nos terminará haciendo tarde. Podemos seguir hablando por el camino - sugirió el nublino sin ganas de dejar la conversación a medias.

Sox miró inicialmente a Mónica en un silencio hecho de puro pasmo.
—¡Yo no bebo sangre! —protestó indignado cuando se recobró. Se cruzó de brazos con un deje enfurruñado sin darse cuenta, conciliado solo a medias ante la corrección posterior de la humana.

Eriel les recordó entonces que había una salida pendiente. Una parte del carabés se encontró, sorprendentemente, reluctante a moverse tan pronto. Se sacudió aquella sensación de encima enseguida y accedió al recordatorio del nublino.
—Vamos.

Sox se habría sentido bastante más orgulloso de sí mismo si, mientras ponían rumbo de vuelta a las mazmorras, su mente hubiese estado dando vueltas a lo último que habían comentado sus compañeros sobre sus mundos. Sin embargo, su cabeza se empeñaba estúpidamente en rumiar todavía el asunto de parecer un vampiro.

Sigue en las Mazmorras.

Lorenzo

Habia recurrido a la única formación que podia usarse en aquel caso. Aquel patrón de damas servia tanto para aunarse en una muralla de escudos como así facilitar una rápida retirada. Todos con sus puestos determinados y elegidos estrategicamente por el diestro, se organizó la formación. Tras muchas practicas y esfuerzo, lograron hallar un punto decente en el cual les seria de ayuda el usarlo. Tan solo faltabale la prueba de fuego.
Lorenzo, por sua parte, siguió sin saber como curar bien, pues siguió tirando y practicando a siniestra. Agotabase antes y aquejabase de heridas, pero no oiria a ninguno el decirle que debia parar de entrenar, aunque fuera todos encontra de el. Tercamente non fallaria.

Asi preparabanse para la salida, y Lorenzo callaba. Habiase vuelto algo huraño con el tiempo, pero nada que preocupasele. Y asi, salieron.