Torreón Maciel (Archivo VIII)
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20 participantes
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Torreón Maciel (Archivo VIII)
15/02/16, 09:43 pm
Recuerdo del primer mensaje :
-Cuando los encontremos sabremos cuales de las opciones son la verdad. -Dijo encogiéndose de hombros. La única parte que esperaba que fuese así era la de otro suministro de agua.
-Te seguimos hermanito.
Y con sonrisa a Eriel se puso en camino con el resto mientras se terminaba su desayuno cuando Dafne le pidió un favorcillo. -Ah, sin problema, le hice bastantes a Bri y no es algo complicado, aunque te tendrás que conformar con algo sin muchos adornos me temo. -Le sonrió. -Cuando vuelva haremos uno cada uno de madera, a no ser que encuentre hueso por el camino o alguna forma de malear metal mejor que acercar mis manos a la hoguera. Nos vemos a la vuelta. -Se despidió.
Siguieron a su hermano un cacho y como este dijo acabaron encontrando casas en algo de mejor estado aunque ahí en medio no parecían mucho más seguras que las mazmorras. Des pues de ir mirando y hablando sobre algunas de ellas como posibles acabaron divisando algo apartado de las casas que parecía un mini fuerte. Se acercaron por curiosidad con cautela para ver que se trataba de un torreón azulado con una muralla y en medio de un foso.
-¿Es eso un nido de seres voladores hecho encima de un esqueleto de animal enorme en lo alto de la torre o me ha sentado mal el desayuno? -Se calló un momento mientras observaba la situación, aquel lugar le parecía sacado de las historias rocavarancolesas, no había ninguna construcción así en su mundo pero era lo más seguro que habían encontrado con bastante diferencia. -El puente esta bajado y parece que se puede cruzar... Diría por esas cuerdas que hay un sistema de poleas para elevarlo e impedir así el paso, si es así y aún funciona dudo que encontremos algo más seguro que esto. -Miró hacia las estirges. -No parece que quieran hacernos algo, pero cuidado con los bichos voladores. -Se dió cuenta de que podía haber ofendido a Sinceridad así que giró su cabeza hacia ella. -Sin ánimo de ofender. -No era la mejor manera del mundo de arreglar eso, pero era mejor que nada. -En fin, vamos allá, con precaución por favor. -Agudizó los sentidos y agarró su cuchillo. Esperaba no tener otra sorpresa como la de hace unos días, pero no se fiaba de su suerte.
-Cuando los encontremos sabremos cuales de las opciones son la verdad. -Dijo encogiéndose de hombros. La única parte que esperaba que fuese así era la de otro suministro de agua.
-Te seguimos hermanito.
Y con sonrisa a Eriel se puso en camino con el resto mientras se terminaba su desayuno cuando Dafne le pidió un favorcillo. -Ah, sin problema, le hice bastantes a Bri y no es algo complicado, aunque te tendrás que conformar con algo sin muchos adornos me temo. -Le sonrió. -Cuando vuelva haremos uno cada uno de madera, a no ser que encuentre hueso por el camino o alguna forma de malear metal mejor que acercar mis manos a la hoguera. Nos vemos a la vuelta. -Se despidió.
Siguieron a su hermano un cacho y como este dijo acabaron encontrando casas en algo de mejor estado aunque ahí en medio no parecían mucho más seguras que las mazmorras. Des pues de ir mirando y hablando sobre algunas de ellas como posibles acabaron divisando algo apartado de las casas que parecía un mini fuerte. Se acercaron por curiosidad con cautela para ver que se trataba de un torreón azulado con una muralla y en medio de un foso.
-¿Es eso un nido de seres voladores hecho encima de un esqueleto de animal enorme en lo alto de la torre o me ha sentado mal el desayuno? -Se calló un momento mientras observaba la situación, aquel lugar le parecía sacado de las historias rocavarancolesas, no había ninguna construcción así en su mundo pero era lo más seguro que habían encontrado con bastante diferencia. -El puente esta bajado y parece que se puede cruzar... Diría por esas cuerdas que hay un sistema de poleas para elevarlo e impedir así el paso, si es así y aún funciona dudo que encontremos algo más seguro que esto. -Miró hacia las estirges. -No parece que quieran hacernos algo, pero cuidado con los bichos voladores. -Se dió cuenta de que podía haber ofendido a Sinceridad así que giró su cabeza hacia ella. -Sin ánimo de ofender. -No era la mejor manera del mundo de arreglar eso, pero era mejor que nada. -En fin, vamos allá, con precaución por favor. -Agudizó los sentidos y agarró su cuchillo. Esperaba no tener otra sorpresa como la de hace unos días, pero no se fiaba de su suerte.
- Naeryan
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Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
11/09/16, 03:59 pm
Sox se había deslizado inconscientemente a su actitud de debate en clase. Terminada aquella parte de su argumentación, tocaba prestar atención a las de los demás. En otras circunstancias habría copiado incluso su postura habitual (cruzarse de brazos y mirar fijamente a quien estuviera hablando) pero otra cosa se lo impedía hoy. No le gustaba dividir su concentración, pero quería probar aquella ballesta fuera mientras todavía hubiera luz fuera, y si adelantaba trabajo terminando de ponerla a punto mientras escuchaba puede que hoy todavía tuviese tiempo. Lo hizo mientras Lorenzo disertaba sobre lo que ya le había dicho a él minutos antes, para poder estar atento al cien por cien de nuevo si el español decidía añadir algo al final.
No era difícil desentrañar el mecanismo. Era prácticamente un arco en horizontal, pegado a un cuerpo de madera que incluía lo que podía calificarse como la culata de un arma de fuego. Había un hueco en forma de medio cilindro para meter el proyectil, y justo antes de éste un tope tras el cual se tensaba la cuerda. Había un mecanismo de gatillo que disparaba el arma, conectado a un sistema de poleas que permitían tensar la cuerda de nuevo después. Sox suponía que no había manera de evitar recargar tras cada tiro, al menos no sin retocar nada. Era elegante en su simplicidad, de alguna forma.
El carabés apoyó la ballesta en el suelo y comprobó que el hueco que había en el vértice del arco de la ballesta era lo bastante amplio como para meter el pie y mantenerla erguida. Le permitiría hacer un uso más eficiente de las manivelas, girando con ambas manos en lugar de tener que perder la fuerza de una de ellas teniendo que sujetar la ballesta. Sox comprobó varias veces el buen estado del mecanismo e hizo una mueca cuando algo chirrió. Buscó entre las piedras de afilar y las fundas algo que pudiera usar como engrase. Si el puente estaba en relativo buen estado, significaba que tenía que haber algo. Aguzó el oído mientras Lorenzo ahora pasaba a un tema completamente distinto. Ah, ahí estaba. Por fin algo familiar en un mundo tan lejano, la gente que quería destacar sobre las demás. “Líder” era una palabra muy atractiva de obtener para algunos; Sox por su parte prefería “el mejor”. Era el matiz de Lorenzo el que le desconcertaba, como si lo hiciera a desgana. No encajaba.
Él, por su parte, tenía clara su opinión. Tal y como le había dicho al español antes, no era tanto que lo considerase personalmente incompetente (aunque influía mucho el no estar dispuesto a aceptar a un compañero en lugar de a un instructor como superior) sino que no veía apenas seguridad en ello. Sin nada más que su voz y su fuerza física como seguro, nada le impedía a ninguno de ellos ignorarle si consideraban estúpidas sus órdenes, o en el peor de los casos si simplemente no querían cumplirlas. Así pues, negó con la cabeza.
—Ya estamos haciéndolo —intercaló al final del discurso de Lorenzo. Sin pretenderlo, habían terminado discutiendo en grupo precisamente lo que había empezado como una conversación aparte. No les costaba terminar lo que habían empezado, y de hecho Daer acababa de escabullirse diciendo de llamar a los hermanos—. Yo no creo que necesitemos un líder teniendo normas. Si alguien putea al resto, el resto hace tal de común acuerdo. Prefiero la idea de Siete, es mucho más fiable. Puedes seguir entrenando y no necesitar ser jefe de nada. Los protocolos de combate o de huida se pueden planear igualmente. Esa parte la apoyo.
Reuniones eran una dinámica sobre la que sí se veía capaz de trabajar. Discutir lo que salía mal, corregir errores. No tener que preocuparse de alfas intentando dar órdenes sin tener base. No tenía ninguna intención de forzarse a establecer lazos con nadie, eso sí: si la gente no se comportaba como niños se podía ofrecer perfectamente un trabajo en grupo óptimo sin necesidad de que todos fueran amiguitos. Pero si bastaba con una convivencia cordial, Sox pondría de su parte.
La mención de muertes escogidas que había hecho el idrino mientras hablaba no le hizo pestañear. Creía en la pena de muerte como castigo, porque había criminales para los que no había vuelta atrás. No se le ocurrió que Siete pudiera estar hablando de algo diferente a un sistema legal, y aunque no terminaba de comprender por qué lo había sacado a colación ahora lo aparcó ante temas más urgentes. Lo que añadió Rádar le pareció razonable en su mayoría y no vio necesario hacer comentario. De alguna forma era reconfortante que no hubiera que sortear interminables barreras culturales antes de procesar siquiera lo que decía, aunque difirieran en casi todo lo demás.
Los nublinos bajaron entonces, completando el grupo y queriendo saber qué se trataba. Sox hizo un resumen seco y esquemático de lo que ya se había dicho. Él había sacado el tema, y otros habían elaborado más allá, de la necesidad de normas y planes para evitar que tanto favoritismos como individualismos terminaran con otro cadáver con el suelo. Siete proponía reuniones periódicas. Lorenzo acababa de proponerse como líder. No habían terminado y estaban a tiempo de aportar algo. No dijo quién estaba a favor de qué; era mejor que lo expusieran ellos mismos a que él lo repitiera como una grabadora.
No era difícil desentrañar el mecanismo. Era prácticamente un arco en horizontal, pegado a un cuerpo de madera que incluía lo que podía calificarse como la culata de un arma de fuego. Había un hueco en forma de medio cilindro para meter el proyectil, y justo antes de éste un tope tras el cual se tensaba la cuerda. Había un mecanismo de gatillo que disparaba el arma, conectado a un sistema de poleas que permitían tensar la cuerda de nuevo después. Sox suponía que no había manera de evitar recargar tras cada tiro, al menos no sin retocar nada. Era elegante en su simplicidad, de alguna forma.
El carabés apoyó la ballesta en el suelo y comprobó que el hueco que había en el vértice del arco de la ballesta era lo bastante amplio como para meter el pie y mantenerla erguida. Le permitiría hacer un uso más eficiente de las manivelas, girando con ambas manos en lugar de tener que perder la fuerza de una de ellas teniendo que sujetar la ballesta. Sox comprobó varias veces el buen estado del mecanismo e hizo una mueca cuando algo chirrió. Buscó entre las piedras de afilar y las fundas algo que pudiera usar como engrase. Si el puente estaba en relativo buen estado, significaba que tenía que haber algo. Aguzó el oído mientras Lorenzo ahora pasaba a un tema completamente distinto. Ah, ahí estaba. Por fin algo familiar en un mundo tan lejano, la gente que quería destacar sobre las demás. “Líder” era una palabra muy atractiva de obtener para algunos; Sox por su parte prefería “el mejor”. Era el matiz de Lorenzo el que le desconcertaba, como si lo hiciera a desgana. No encajaba.
Él, por su parte, tenía clara su opinión. Tal y como le había dicho al español antes, no era tanto que lo considerase personalmente incompetente (aunque influía mucho el no estar dispuesto a aceptar a un compañero en lugar de a un instructor como superior) sino que no veía apenas seguridad en ello. Sin nada más que su voz y su fuerza física como seguro, nada le impedía a ninguno de ellos ignorarle si consideraban estúpidas sus órdenes, o en el peor de los casos si simplemente no querían cumplirlas. Así pues, negó con la cabeza.
—Ya estamos haciéndolo —intercaló al final del discurso de Lorenzo. Sin pretenderlo, habían terminado discutiendo en grupo precisamente lo que había empezado como una conversación aparte. No les costaba terminar lo que habían empezado, y de hecho Daer acababa de escabullirse diciendo de llamar a los hermanos—. Yo no creo que necesitemos un líder teniendo normas. Si alguien putea al resto, el resto hace tal de común acuerdo. Prefiero la idea de Siete, es mucho más fiable. Puedes seguir entrenando y no necesitar ser jefe de nada. Los protocolos de combate o de huida se pueden planear igualmente. Esa parte la apoyo.
Reuniones eran una dinámica sobre la que sí se veía capaz de trabajar. Discutir lo que salía mal, corregir errores. No tener que preocuparse de alfas intentando dar órdenes sin tener base. No tenía ninguna intención de forzarse a establecer lazos con nadie, eso sí: si la gente no se comportaba como niños se podía ofrecer perfectamente un trabajo en grupo óptimo sin necesidad de que todos fueran amiguitos. Pero si bastaba con una convivencia cordial, Sox pondría de su parte.
La mención de muertes escogidas que había hecho el idrino mientras hablaba no le hizo pestañear. Creía en la pena de muerte como castigo, porque había criminales para los que no había vuelta atrás. No se le ocurrió que Siete pudiera estar hablando de algo diferente a un sistema legal, y aunque no terminaba de comprender por qué lo había sacado a colación ahora lo aparcó ante temas más urgentes. Lo que añadió Rádar le pareció razonable en su mayoría y no vio necesario hacer comentario. De alguna forma era reconfortante que no hubiera que sortear interminables barreras culturales antes de procesar siquiera lo que decía, aunque difirieran en casi todo lo demás.
Los nublinos bajaron entonces, completando el grupo y queriendo saber qué se trataba. Sox hizo un resumen seco y esquemático de lo que ya se había dicho. Él había sacado el tema, y otros habían elaborado más allá, de la necesidad de normas y planes para evitar que tanto favoritismos como individualismos terminaran con otro cadáver con el suelo. Siete proponía reuniones periódicas. Lorenzo acababa de proponerse como líder. No habían terminado y estaban a tiempo de aportar algo. No dijo quién estaba a favor de qué; era mejor que lo expusieran ellos mismos a que él lo repitiera como una grabadora.
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
11/09/16, 08:37 pm
Su hermano parecía de acuerdo, pero era obvio que no le hacía gracia. -<<A mi tampoco, no le puedo culpar.>> -Se preparó mientras se vestía para lo que pudiese ser, se podía notar de sobra que aquello distaba mucho de ser un grupo sólido y una reunión general después de la muerte de Nad, aunque necesaria, podría acabar en la separación final de los elegidos de este año.
Se vistió dándose algo de prisa, tampoco mucha, la suficiente para no hacer esperar a su hermano. Aún tenía el mismo el pelo algo húmedo por lo que bajo con una toalla en los hombros para secárselo y no ir goteando. Le preocupaba su hermano, se había recuperado bastante ya y lo último que necesitaba era a esa panda de idiotas empezando a echar culpas y generar podredumbre, encima su mejor baza había sido muy dañada, el único que hubiera podido poner orden se encontraba casi indispuesto. Se preparaba para contraatacar, aunque solo fuera de habla no se quedaría de brazos cruzados si eso pasaba y si llegaba a las manos...
-<<Sera mejor que coja algún arma.>> -Antes de bajar del todo, se desvió a por su espada y su daga. -<<No tengo tiempo para la armadura, y se notaría demasiado.>>
Al llegar allí su hermano habló primero, mejor para él mismo, estaba guardando saliva para lo que viniera. Ver que Sox andaba con una ballesta no le hizo ni pizca de gracia. Las posibilidades pasaban por su cabeza, quedándose con las peores y como solucionarlas. Se separó un poco de su hermano y cogió un escudo de bronce ovalado y un estoque junto con una piedra de afilar.
-<<Esto es mejor contra personas sin duda.>> -Miró a su alrededor mientras se acercaba de nuevo a su hermano y todo el mundo parecía calmado. -<<Esperemos que esto siga así.>>
Entonces Sox les resumió brevemente que habían hablado hasta ahora aunque sin especificar quien había dicho que.
-Hummm. -Miró al escudo, había que cambiarle las sujeciones de cuero. -Un líder no me parece buena idea, ya seas tú, -Refiriéndose a Lorenzo. -o otro lo más probable es que no aceptemos todos los mandatos y que dicho líder acabe frustrándose a la par que los mandados. Simplemente no somos un grupo ni tan homogéneo para ello ni con alguien que destaque lo suficiente para que nos subordinemos a él. -Su tono era el de siempre, frío y sin altibajos. La recuperación de su hermano había quitado la pesadumbre que antes cargaba.
-Las reuniones periódicas me parecen perfectas, es lo que necesitamos para formarnos como grupo, planificar, concebir ideas entre todos y aprender los unos de los otros para que podamos trabajar en equipo. -Dijo esto último mirando a su hermano. -También para zanjar y resolver cualquier tema.
-<<Aunque la chispa puede saltar en cualquier momento>>
-Podemos preparar una zona más cómoda arriba para ello. -Dijo atendiendo a las palabras de su hermano.
-En cuanto a lo de evitar que las relaciones afecten al resultado de un problema así como el propio ego eso es simplemente inevitable, es... Caviló un momento generando una pequeña pausa.
<<-la propia naturaleza de las personas.>>
-la propia naturaleza de las personas.
-Entiendo que queramos evitar huidas sin necesidad y decisiones personales en momentos en los que el grupo pueda hacer más y llevarnos a conseguir un objetivo, sin embargo veo más necesario que primero cojamos confianza los unos de los otros que intentar imponer una norma que nos obligue a ello, lo veo contraproducente. Al final con esa simple norma pasará lo mismo que en el caso del líder, alguien la desobedecerá, puede que incluso antes que si no se hubiese impuesto nada. Creo que esto se solucionará una vez planifiquemos bien la próxima salida, y cada uno tenga un papel claro con el que este conforme, pero incluso al final, es obvio que por ejemplo en un caso grave cualquiera intentaría antes salvar a aquel al que aprecia más que a otros, ya seamos Tay y Dafne, Eorlir e Innadriel, Sinceridad y Sox y por supuesto mi hermano y yo, así como los que valoren su propia vida por encima de otras.
-<<No voy a ser yo el primero que empiece a remover el fango, pero no debo descuidarme>>
Se puso a limpiar su nueva arma, sin soltar el escudo.
Se vistió dándose algo de prisa, tampoco mucha, la suficiente para no hacer esperar a su hermano. Aún tenía el mismo el pelo algo húmedo por lo que bajo con una toalla en los hombros para secárselo y no ir goteando. Le preocupaba su hermano, se había recuperado bastante ya y lo último que necesitaba era a esa panda de idiotas empezando a echar culpas y generar podredumbre, encima su mejor baza había sido muy dañada, el único que hubiera podido poner orden se encontraba casi indispuesto. Se preparaba para contraatacar, aunque solo fuera de habla no se quedaría de brazos cruzados si eso pasaba y si llegaba a las manos...
-<<Sera mejor que coja algún arma.>> -Antes de bajar del todo, se desvió a por su espada y su daga. -<<No tengo tiempo para la armadura, y se notaría demasiado.>>
Al llegar allí su hermano habló primero, mejor para él mismo, estaba guardando saliva para lo que viniera. Ver que Sox andaba con una ballesta no le hizo ni pizca de gracia. Las posibilidades pasaban por su cabeza, quedándose con las peores y como solucionarlas. Se separó un poco de su hermano y cogió un escudo de bronce ovalado y un estoque junto con una piedra de afilar.
-<<Esto es mejor contra personas sin duda.>> -Miró a su alrededor mientras se acercaba de nuevo a su hermano y todo el mundo parecía calmado. -<<Esperemos que esto siga así.>>
Entonces Sox les resumió brevemente que habían hablado hasta ahora aunque sin especificar quien había dicho que.
-Hummm. -Miró al escudo, había que cambiarle las sujeciones de cuero. -Un líder no me parece buena idea, ya seas tú, -Refiriéndose a Lorenzo. -o otro lo más probable es que no aceptemos todos los mandatos y que dicho líder acabe frustrándose a la par que los mandados. Simplemente no somos un grupo ni tan homogéneo para ello ni con alguien que destaque lo suficiente para que nos subordinemos a él. -Su tono era el de siempre, frío y sin altibajos. La recuperación de su hermano había quitado la pesadumbre que antes cargaba.
-Las reuniones periódicas me parecen perfectas, es lo que necesitamos para formarnos como grupo, planificar, concebir ideas entre todos y aprender los unos de los otros para que podamos trabajar en equipo. -Dijo esto último mirando a su hermano. -También para zanjar y resolver cualquier tema.
-<<Aunque la chispa puede saltar en cualquier momento>>
-Podemos preparar una zona más cómoda arriba para ello. -Dijo atendiendo a las palabras de su hermano.
-En cuanto a lo de evitar que las relaciones afecten al resultado de un problema así como el propio ego eso es simplemente inevitable, es... Caviló un momento generando una pequeña pausa.
<<-la propia naturaleza de las personas.>>
-la propia naturaleza de las personas.
-Entiendo que queramos evitar huidas sin necesidad y decisiones personales en momentos en los que el grupo pueda hacer más y llevarnos a conseguir un objetivo, sin embargo veo más necesario que primero cojamos confianza los unos de los otros que intentar imponer una norma que nos obligue a ello, lo veo contraproducente. Al final con esa simple norma pasará lo mismo que en el caso del líder, alguien la desobedecerá, puede que incluso antes que si no se hubiese impuesto nada. Creo que esto se solucionará una vez planifiquemos bien la próxima salida, y cada uno tenga un papel claro con el que este conforme, pero incluso al final, es obvio que por ejemplo en un caso grave cualquiera intentaría antes salvar a aquel al que aprecia más que a otros, ya seamos Tay y Dafne, Eorlir e Innadriel, Sinceridad y Sox y por supuesto mi hermano y yo, así como los que valoren su propia vida por encima de otras.
-<<No voy a ser yo el primero que empiece a remover el fango, pero no debo descuidarme>>
Se puso a limpiar su nueva arma, sin soltar el escudo.
- Bellota
Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
11/09/16, 09:34 pm
Siete le había traído comida, aunque la chica no tenía hambre o sed. Tenía… ganas de lavarse la sangre de su pequeña amiga. ¿Comer? Pffff. Qué banal. Se rascó distraídamente el brazo haciendo una mueca ante la quemazón que la recibió, y al mirarse, se sorprendió. Vaya. Había bastantes rasguños. ¿Se los había hecho ella? Bueno, tendría que aguantarse y darse otra ducha pronto para limpiarlos. Se rascó un poco más y después, agotada, cayó en un sueño ligero del que no tardó en despertar.
Ruido. Había ruido, gente hablando. No la dejaban descansar. En cierto modo Mónica lo agradecía: era como un rumor sordo que tapaba el eco que todavía oía en su cabeza, el eco del virote entrando en la cabeza de la belga. Además, la había despertado de una pesadilla. Pero al mismo tiempo el sonido era molesto, porque quedaba como un ruido de fondo sin apartar de ella las imágenes que había soñado. O las sensaciones.
Trató de seguir tumbada pero el sonido de las voces le estaba taladrando el cerebro, por lo que se sentó en la cama, balanceando los pies desnudos unos centímetros sobre el suelo, sin tocarlo. Después se puso en pie y se tambaleó un poco al mirarse. No recordaba haberse puesto la camisa larga que llevaba encima. Vaya. En fin, habría que resignarse. Caminó lentamente hacia donde se escuchaban las voces, en la armería. A la chica no le gustaba mucho ese lugar ya que últimamente le había dado la vena pacifista… aunque con los últimos acontecimientos estaba empezando a pensar que el pacifismo mejor se quedaba en la Tierra. Se asomó a la puerta, sin llegar a entrar, y observó a los que allí estaban. No habló, no se movió. Rebosaban vida. Como ella. Qué afortunados eran, mientras que Nad se pudría no lejos de allí... Tampoco escuchó lo que decían, sólo mirándoles, mirando sus pechos al elevarse con cada respiración, cada movimiento.
“Estamos vivos” se dijo, y una sonrisa leve y descarnada se abrió paso entre la solemnidad de su rostro.
Unos cuantos de sus compañeros levantaron la vista hacia ella, pero no quiso entrar. Se frotó el cuello y la cara, arrastrando lágrimas secas, esperando que no notaran su presencia o que si al menos se daban cuenta de que estaba allí, no le trataran con compasión. Odiaba la compasión. Se arrebujó contra la puerta y siguió mirando en silencio.
Ruido. Había ruido, gente hablando. No la dejaban descansar. En cierto modo Mónica lo agradecía: era como un rumor sordo que tapaba el eco que todavía oía en su cabeza, el eco del virote entrando en la cabeza de la belga. Además, la había despertado de una pesadilla. Pero al mismo tiempo el sonido era molesto, porque quedaba como un ruido de fondo sin apartar de ella las imágenes que había soñado. O las sensaciones.
Trató de seguir tumbada pero el sonido de las voces le estaba taladrando el cerebro, por lo que se sentó en la cama, balanceando los pies desnudos unos centímetros sobre el suelo, sin tocarlo. Después se puso en pie y se tambaleó un poco al mirarse. No recordaba haberse puesto la camisa larga que llevaba encima. Vaya. En fin, habría que resignarse. Caminó lentamente hacia donde se escuchaban las voces, en la armería. A la chica no le gustaba mucho ese lugar ya que últimamente le había dado la vena pacifista… aunque con los últimos acontecimientos estaba empezando a pensar que el pacifismo mejor se quedaba en la Tierra. Se asomó a la puerta, sin llegar a entrar, y observó a los que allí estaban. No habló, no se movió. Rebosaban vida. Como ella. Qué afortunados eran, mientras que Nad se pudría no lejos de allí... Tampoco escuchó lo que decían, sólo mirándoles, mirando sus pechos al elevarse con cada respiración, cada movimiento.
“Estamos vivos” se dijo, y una sonrisa leve y descarnada se abrió paso entre la solemnidad de su rostro.
Unos cuantos de sus compañeros levantaron la vista hacia ella, pero no quiso entrar. Se frotó el cuello y la cara, arrastrando lágrimas secas, esperando que no notaran su presencia o que si al menos se daban cuenta de que estaba allí, no le trataran con compasión. Odiaba la compasión. Se arrebujó contra la puerta y siguió mirando en silencio.
- Los motes:
Por ahora aquí están los motes que Mónica ha ido poniendo a la gente, aún quedan algunos personajes por tener el suyo. (A ver si se le ocurren pronto, leches).
-Barael: Roño.
-Daerhien: Gominola.
-Dafne: Lerdafne.
-Eorlir: ¿?
-Eriel: Cenizo.
-Innadriel: ¿?
-Lorenzo: Íñigo Montoya.
-Nad: Zanahoria/Zana.
-Rádar: ¿?
-Sakrilt: Krit.
-Siete: Tritón.
-Sinceridad: Doña Plumitas.
-Sox: Vampy.
-Tayron: T-fichas.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
15/09/16, 11:01 pm
Siete entrecerró los ojos al captar el gesto de Barael con el escudo. ¿Que pensaba el nublino que era la reunión? Si Siete hubiera sido una persona más valiente, hubiera dicho en voz alta que coger armas era contraproducente para todo el tema de la confianza y los lazos, y que por favor, evitase llevar dagas hasta en los dientes para los encuentros semanales. En vez de eso, tensó la espalda mientras lo oía e intercaló un sucinto "Sí, es exactamente lo que he dicho yo".
Se le notaba molesto y en guardia. Se aplacó un poco cuando llegaron las decisiones finales. De pronto casi parecia tonto haberse enfadado, porque estaban de acuerdo en lo importante.
Con el grupo ya disperso, Siete se sentó en el sofa del salón agarrado a sus rodillas. La ansiedad pasó a morderle el estómago mientras repasaba mentalmente la conversación, las cosas que había dicho en voz alta y las que estaban en sus gestos. Lazos, uniones, un clan. Echaba de menos un amigo tanto que dolía, y cada vez que intentaba poner actitud para solucionar aquella casa de extraños, algo no estaba bien. Intentaría descartarlo como un incidente aislado, pero el poso estaba ya en el fondo de su mente. Igual que la plasticidad de Nad al hablar y sus gestos contradictorios. No es que Nad siguiera allí.
Se le notaba molesto y en guardia. Se aplacó un poco cuando llegaron las decisiones finales. De pronto casi parecia tonto haberse enfadado, porque estaban de acuerdo en lo importante.
Con el grupo ya disperso, Siete se sentó en el sofa del salón agarrado a sus rodillas. La ansiedad pasó a morderle el estómago mientras repasaba mentalmente la conversación, las cosas que había dicho en voz alta y las que estaban en sus gestos. Lazos, uniones, un clan. Echaba de menos un amigo tanto que dolía, y cada vez que intentaba poner actitud para solucionar aquella casa de extraños, algo no estaba bien. Intentaría descartarlo como un incidente aislado, pero el poso estaba ya en el fondo de su mente. Igual que la plasticidad de Nad al hablar y sus gestos contradictorios. No es que Nad siguiera allí.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
16/09/16, 06:42 pm
Barael apenas aportó nada nuevo al principio, y Sox solo vio necesario negar con la cabeza cuando habló de acondicionar algún espacio. No veía la necesidad de un espacio separado. No se discutían las cosas mejor porque uno tuviera un asiento especial bajo el culo.
—La mesa del piso bajo está bien. Siempre os pasáis una eternidad comiendo juntos ahí por alguna razón, así que podemos aprovechar ese tiempo. Yo me quedaré un rato más para eso si hace falta. Rádar no sé —siempre había aquella marcada separación cuando hablaba del otro carabés. Venían del mismo sitio, pero en lo que a él respectaba no eran similares más en lo que marcaba el sistema.
Entrecerró los ojos ante la última parte, plagada ante lo que él entendía como contradicciones. Decía que veía mejor dejar las cosas en el aire más que imponer una norma, pero a continuación invocar la necesidad de un plan, pero reservándose el derecho de favoritismo si era necesario. Su mirada decía claramente que no estaba convencido, pero eso podían discutirlo cuando por fin estuvieran todos mentalizados para hablar aquello en condiciones. Tal vez sí fuera mejor dejar que el tiempo pasara, tiempo para permitirse realmente pensar en ello. Él mismo no había estado presente en la muerte de Nad, y aún así le había sacudido por dentro. Era un tema pesado, que no lograba diseccionar en partes cómodas. Intentarlo hacía que le zumbara la cabeza.
Quedaron unánimes en lo básico. Reunirse todos una vez por semana como mínimo, más si había algo que alguien quisiera sacar a colación. Hablarían de cómo funcionar mejor en las salidas, de coordinarse, de las estrategias que Lorenzo preparase.
Después se separaron.
Sox aprovecharía lo que quedara de luz afuera para probar por fin la ballesta. Era más pesada de lo que anticipaba, y se dio cuenta de que con lo que ocupaba no iba a poder cargar con mucho más aparte de ella. Mierda. No buscó puntería aquella tarde, intentando familiarizarse en su lugar con cómo funcionaba el arma y en automatizar movimientos. Si no quería quedarse atrás, ser un estorbo o un cadáver, quería que se convirtiera en una extensión de su propio cuerpo. No le albergaba ninguna estima personal al arma; solo era medios para un fin. Se sentía aún desprotegido por no poder cargar una herramienta ofensiva más grande junto a ella, y no descartaba cambiar de arma o hacer retoques si encontraba la necesidad y la forma. Donde antes de la muerte de Nad habría habido curiosidad analítica ahora había una determinación pesada, que arrastraba más que esgrimía.
El grupo al que había propuesto salir a por las cestas cumplió lo pactado al día siguiente. Fiel a aquella nueva dinámica de hacerlo todo en grupo Sox fue a dejar una nota antes de salir, a pesar de que la salida no iba a ser una sorpresa para nadie. Pensaba que sería más fácil deducir si habían tenido problemas si los demás sabían exactamente quién estaba fuera y a qué habían ido. Haría lo mismo, en lo sucesivo, en cada salida de la que él formara parte.
A partir de entonces su tarjeta holográfica quedaría perpetuamente en el mismo sitio cerca de la puerta para que cualquiera la usara para comunicar o anotar algo que necesitaran (previa advertencia del carabés de que no rayasen la pantalla). Sox aprovechó aquella mañana para limpiarle por completo la memoria. Nada de distraerse descifrando temario superfluo. No necesitaba reaprender el carabés ahora. Todo lo que iba a necesitar aprender (¿en cuánto tiempo? La pregunta le generaba un desasosiego que no sabía cómo acallar) estaba ahí fuera.
Se olvidó de respirar un momento. Había olvidado que se la había terminado dejando a Nad para que trastease con ella (la nintendo, la había llamado) y había un dibujo ahí. Se quedó mirándolo un momento largo, de nuevo alucinado ante la realidad de que faltaba uno de ellos, de que ahora estaba bajo tierra pudriéndose. En cuanto cayó en la cuenta de su atontamiento borró rápidamente la imagen y escribió deprisa sobre ella, como tratando de ahuyentar el desasosiego.
Sox no solía dejar muchos mensajes, pero su letra se haría reconocible con el tiempo. Enérgica, de trazos decididos y sin florituras. Caracteres cortos, letra apretada y de haber dispuesto de papel y lápiz habría hundido mucho el segundo. Eficiente en el mensaje que quería transmitir.
“-Hemos salido Siete, Eorlir, Inna, Daer, Rádar y Sox.
-A por las cestas.”
Se mordió el interior de la mejilla, inconforme aún. No sabía formular ninguna manera de asegurarles de nada, porque lo único que podían hacer era tener cuidado. Todo lo demás le sabía a falsas esperanzas y Sox odiaba aquel tipo de cosas.
Dudó un poco y añadió:
“-Vamos armados. No hay planes de explorar ni de correr riesgos.”
Tendría que bastar.
Los siguientes días transcurrieron para él en una suerte de rutina cautelosa. Había desplazado su horario de correr a una hora muy temprana de la mañana, lo suficiente para haber descansado si había salida más tarde. Los primeros días tuvo agujetas monstruosas; la otra mitad de la semana la empleó en aprender a moderarse. Seguía sin estar conforme con su nivel, pero sabía muy bien que la excelencia venía con la constancia. Solo podía dar lo máximo de sí día tras día tras día. Lo mismo sucedía con su tiro al blanco. Procuraba usar la diana cuando Eriel no lo estaba haciendo, y llevaba la cuenta de los puntos para comprobar su propia mejoría. En cuanto se hizo con algo de madera y clavos que rapiñaron, se las apañó para añadirle una mirilla a la ballesta. No estaba aún del todo satisfecho y supuso que podía mejorar aquello más aún.
Quien saliese aquella mañana encontraría a Sox mirándose primero en el reflejo del pozo, y luego cruzándose de brazos con contrariedad. Apenas quedaba nada de sus mechas rojas y azules, el rubio natural ya dominándole casi por completo el cabello. Podría hacer tintes con las bayas que venían en las cestas, suponía, pero no iba a gastar comida en gilipolleces. El iris de los ojos empezaría a desteñirle pronto también. El rojo ya no era intenso sino apagado, y con el tiempo pasaría a morado para finalmente desvanecerse dejando paso al azul que había debajo.
Tal vez casaba bien con su nuevo estatus. Puesto indefinido en una competición indefinida. Su ceño fruncido se acentuó.
—La mesa del piso bajo está bien. Siempre os pasáis una eternidad comiendo juntos ahí por alguna razón, así que podemos aprovechar ese tiempo. Yo me quedaré un rato más para eso si hace falta. Rádar no sé —siempre había aquella marcada separación cuando hablaba del otro carabés. Venían del mismo sitio, pero en lo que a él respectaba no eran similares más en lo que marcaba el sistema.
Entrecerró los ojos ante la última parte, plagada ante lo que él entendía como contradicciones. Decía que veía mejor dejar las cosas en el aire más que imponer una norma, pero a continuación invocar la necesidad de un plan, pero reservándose el derecho de favoritismo si era necesario. Su mirada decía claramente que no estaba convencido, pero eso podían discutirlo cuando por fin estuvieran todos mentalizados para hablar aquello en condiciones. Tal vez sí fuera mejor dejar que el tiempo pasara, tiempo para permitirse realmente pensar en ello. Él mismo no había estado presente en la muerte de Nad, y aún así le había sacudido por dentro. Era un tema pesado, que no lograba diseccionar en partes cómodas. Intentarlo hacía que le zumbara la cabeza.
Quedaron unánimes en lo básico. Reunirse todos una vez por semana como mínimo, más si había algo que alguien quisiera sacar a colación. Hablarían de cómo funcionar mejor en las salidas, de coordinarse, de las estrategias que Lorenzo preparase.
Después se separaron.
-
Sox aprovecharía lo que quedara de luz afuera para probar por fin la ballesta. Era más pesada de lo que anticipaba, y se dio cuenta de que con lo que ocupaba no iba a poder cargar con mucho más aparte de ella. Mierda. No buscó puntería aquella tarde, intentando familiarizarse en su lugar con cómo funcionaba el arma y en automatizar movimientos. Si no quería quedarse atrás, ser un estorbo o un cadáver, quería que se convirtiera en una extensión de su propio cuerpo. No le albergaba ninguna estima personal al arma; solo era medios para un fin. Se sentía aún desprotegido por no poder cargar una herramienta ofensiva más grande junto a ella, y no descartaba cambiar de arma o hacer retoques si encontraba la necesidad y la forma. Donde antes de la muerte de Nad habría habido curiosidad analítica ahora había una determinación pesada, que arrastraba más que esgrimía.
El grupo al que había propuesto salir a por las cestas cumplió lo pactado al día siguiente. Fiel a aquella nueva dinámica de hacerlo todo en grupo Sox fue a dejar una nota antes de salir, a pesar de que la salida no iba a ser una sorpresa para nadie. Pensaba que sería más fácil deducir si habían tenido problemas si los demás sabían exactamente quién estaba fuera y a qué habían ido. Haría lo mismo, en lo sucesivo, en cada salida de la que él formara parte.
A partir de entonces su tarjeta holográfica quedaría perpetuamente en el mismo sitio cerca de la puerta para que cualquiera la usara para comunicar o anotar algo que necesitaran (previa advertencia del carabés de que no rayasen la pantalla). Sox aprovechó aquella mañana para limpiarle por completo la memoria. Nada de distraerse descifrando temario superfluo. No necesitaba reaprender el carabés ahora. Todo lo que iba a necesitar aprender (¿en cuánto tiempo? La pregunta le generaba un desasosiego que no sabía cómo acallar) estaba ahí fuera.
Se olvidó de respirar un momento. Había olvidado que se la había terminado dejando a Nad para que trastease con ella (la nintendo, la había llamado) y había un dibujo ahí. Se quedó mirándolo un momento largo, de nuevo alucinado ante la realidad de que faltaba uno de ellos, de que ahora estaba bajo tierra pudriéndose. En cuanto cayó en la cuenta de su atontamiento borró rápidamente la imagen y escribió deprisa sobre ella, como tratando de ahuyentar el desasosiego.
Sox no solía dejar muchos mensajes, pero su letra se haría reconocible con el tiempo. Enérgica, de trazos decididos y sin florituras. Caracteres cortos, letra apretada y de haber dispuesto de papel y lápiz habría hundido mucho el segundo. Eficiente en el mensaje que quería transmitir.
“-Hemos salido Siete, Eorlir, Inna, Daer, Rádar y Sox.
-A por las cestas.”
Se mordió el interior de la mejilla, inconforme aún. No sabía formular ninguna manera de asegurarles de nada, porque lo único que podían hacer era tener cuidado. Todo lo demás le sabía a falsas esperanzas y Sox odiaba aquel tipo de cosas.
Dudó un poco y añadió:
“-Vamos armados. No hay planes de explorar ni de correr riesgos.”
Tendría que bastar.
Los siguientes días transcurrieron para él en una suerte de rutina cautelosa. Había desplazado su horario de correr a una hora muy temprana de la mañana, lo suficiente para haber descansado si había salida más tarde. Los primeros días tuvo agujetas monstruosas; la otra mitad de la semana la empleó en aprender a moderarse. Seguía sin estar conforme con su nivel, pero sabía muy bien que la excelencia venía con la constancia. Solo podía dar lo máximo de sí día tras día tras día. Lo mismo sucedía con su tiro al blanco. Procuraba usar la diana cuando Eriel no lo estaba haciendo, y llevaba la cuenta de los puntos para comprobar su propia mejoría. En cuanto se hizo con algo de madera y clavos que rapiñaron, se las apañó para añadirle una mirilla a la ballesta. No estaba aún del todo satisfecho y supuso que podía mejorar aquello más aún.
Quien saliese aquella mañana encontraría a Sox mirándose primero en el reflejo del pozo, y luego cruzándose de brazos con contrariedad. Apenas quedaba nada de sus mechas rojas y azules, el rubio natural ya dominándole casi por completo el cabello. Podría hacer tintes con las bayas que venían en las cestas, suponía, pero no iba a gastar comida en gilipolleces. El iris de los ojos empezaría a desteñirle pronto también. El rojo ya no era intenso sino apagado, y con el tiempo pasaría a morado para finalmente desvanecerse dejando paso al azul que había debajo.
Tal vez casaba bien con su nuevo estatus. Puesto indefinido en una competición indefinida. Su ceño fruncido se acentuó.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
19/09/16, 04:14 pm
Eriel no añadió nada a lo dicho, las ideas estaban bien expuestas y no le parecía mal crear planes antes de salir y tratar de ceñirse a éstos. Lo que sí hizo fue acercarse a Mónica por si la chica necesitaba algo.
Lo que duró la semana no salió del torreón quedándose a vigilar a la humana y al resto. A las horas de la comida y si la chica no estaba en el comedor el nublino le subía algo de comer. Le insistía en que tenía que comer sin llegar a perder la paciencia y, aunque Mónica apenas probaba la comida, el chico se daba por satisfecho sabiendo que aquello era lo poco que podía hacer por ella.
Eriel practicaba con el arco demostrando que cada vez era mejor, ya rara vez fallaba las flechas. Con la alabarda poco mejoraba pero era lo suficientemente orgulloso para pedir ayuda, aquello quería hacerlo solo.
Tras una semana encerrado en el torreón el nublino necesitaba salir y sentir el viento y el cielo sobre sí. Aquel día saldría, si Mónica había estado bien aquellos días con su pobre supervisión el chico supuso que estaría bien si salía unas horas. No lo hacía por gusto, era algo que necesitaba. Por supuesto estaría más tranquilo si la chica salía también pero no podía obligarla a aquello. Su razón para estar más tranquilo si ella tambien salía es que si un ciudadano decía atacar el torreón ella no estaría allí.
<<Empiezo a estar paranoico>> se dijo, <<pero tengo motivos ¿no? Fuera no es seguro y dentro tampoco, empiezo a pensar que el tiempo aquí va a pasar más lento de lo que pensaba>>.
Descubrió a Sox junto al pozo y se fijó en detalles en los que no había reparado hasta ahora que le miraba con más detenimiento.
-Oye Sox, una pregunta - le señaló el pelo.- ¿Eso es algo propio de tu especie? ¿Os cambia el pelo de color?
Lo que duró la semana no salió del torreón quedándose a vigilar a la humana y al resto. A las horas de la comida y si la chica no estaba en el comedor el nublino le subía algo de comer. Le insistía en que tenía que comer sin llegar a perder la paciencia y, aunque Mónica apenas probaba la comida, el chico se daba por satisfecho sabiendo que aquello era lo poco que podía hacer por ella.
Eriel practicaba con el arco demostrando que cada vez era mejor, ya rara vez fallaba las flechas. Con la alabarda poco mejoraba pero era lo suficientemente orgulloso para pedir ayuda, aquello quería hacerlo solo.
Tras una semana encerrado en el torreón el nublino necesitaba salir y sentir el viento y el cielo sobre sí. Aquel día saldría, si Mónica había estado bien aquellos días con su pobre supervisión el chico supuso que estaría bien si salía unas horas. No lo hacía por gusto, era algo que necesitaba. Por supuesto estaría más tranquilo si la chica salía también pero no podía obligarla a aquello. Su razón para estar más tranquilo si ella tambien salía es que si un ciudadano decía atacar el torreón ella no estaría allí.
<<Empiezo a estar paranoico>> se dijo, <<pero tengo motivos ¿no? Fuera no es seguro y dentro tampoco, empiezo a pensar que el tiempo aquí va a pasar más lento de lo que pensaba>>.
Descubrió a Sox junto al pozo y se fijó en detalles en los que no había reparado hasta ahora que le miraba con más detenimiento.
-Oye Sox, una pregunta - le señaló el pelo.- ¿Eso es algo propio de tu especie? ¿Os cambia el pelo de color?
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Personajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
19/09/16, 11:11 pm
La diferenciación del mago le irritó durante unos momentos. La habría agradecido si fuera por el mero de no hablar por otra persona (además presente) cuando esa persona podía hablar perfectamente por sí misma, pero Rádar sabía que no era así. Los dos carabeses del torreón no tenían lo que se dice relaciones cordiales.
—Yo también me quedaré si hace falta.
Su frase fue seca. Las siguientes palabras de Barael hicieron que pusiera los ojos en blanco. Incongruencia y falta de lógica. Ambas cosas le molestaban en extremo, y el tipo E no iba a disimularlo.
—La diferencia —sus palabras estaban teñidas de cierta brusquedad— es que si alguien rompe las normas del grupo este sí que tiene autoridad para castigar. Un líder autoproclamado no.
Después de eso no tardaron en separarse.
Esa noche esperó pacientemente a que todos estuvieran dormidos. Cuando pasó suficiente tiempo para convencerse se levantó, dispuesto a desfogarse de una vez. Bajó en silencio, a tientas, sin hacer el menor sonido. A la armería bajó con una vela encendida, que dejaría exactamente en el mismo lugar donde la había encontrado, con la misma posición. Rádar tenía cierta experiencia en levantarse sin hacerlo notar, aunque nunca era por el mero placer pueril de algunos en infringir las normas o en no adaptarse al sistema social.
Al llegar al patio, con una espada de mano y media, dejó salir toda la ira que había acumulado a lo largo del día. Pegó mandobles, cuchilladas, tajos sin fin. Fintó, esquivó, golpeó. En su imaginación, mató. Sus movimientos eran rabiosos, su lenguaje corporal desprendía odio en grandes cantidades. Era un sentimiento que dirigía hacia sí mismo, por no haber participado más en las actividades del grupo; a los excursionistas, por no haber tenido más cuidado; y, por supuesto, al asesino de Nad. Un ser vil y miserable, que Rad ni había visto, pero al que esa noche destripó y mató incontables veces en su mente.
Esa era la forma que tenía el tipo E para lidiar con las dificultades de la vida, que aquel día había incluido la muerte por primera vez. Hacía mucho que había aprendido a aguantar, a no quejarse, a trabajar más duro. Echarse a llorar, pedirle a alguien que le abrazara, contar sus penurias a otra persona para desahogarse no era algo a lo que Rad estuviera acostumbrado. Él lidiaba con el dolor transformando las emociones negativas (miedo [¿qué podía pasar a partir de aquel momento? ¿qué podía pasarle a él mismo? Rad nunca había pensado en su propia muerte, y descubrir que podía estar tan cerca le aterraba], tristeza [Nad era una chiquilla inocente, una niña en el más objetivo sentido de la palabra, no se merecía aquello] y desagrado [¿qué clase de ser podía ser tan repugnante como para actuar así con un puñado de chavales jóvenes y asustados?]) en ira pura. Y esa ira, en Carabás, le empujaba a ser mejor, a esforzarse más, sacar más notas, mejorar sus habilidades. Ganar puntos. Subir en el ranking. En Rocavarancolia no había rankings, pero su mente seguía pensando en términos carabeses: recompensas, logros, méritos, desméritos, fracaso, castigo. Allí no había nada racional, cierto, pero por pura lógica cuanto más preparado estuviera y más precavido fuera más posibilidades había de eludir el máximo castigo: la muerte.
Un observador atento descubriría que se movía siempre en torno al mismo punto, como si allí hubiera un muñeco de paja de entrenamiento. Además, si dicho observador tenía suficientes conocimientos de armas blancas, se daría cuenta de la corrección de los movimientos del espadachín. Eran, de hecho, excesivamente correctos. Movimientos académicos, nacidos de clases normalizadas, no de entrenamiento guerrero. A los ojos de cualquier persona que hubiera sido entrenada para la guerra Rad había aprendido esgrima, y lo había hecho bien, pero la había aprendido como "afición", si se podía usar aquella palabra. A diferencia de los cosechados de otros mundos los carabeses no eran guerreros.
Paró de la misma forma con la que comenzó, con brusquedad, de un momento a otro. Un instante el carabés había estado haciendo ese amago de entrenamiento y al siguiente había dejado de moverse. Tras soltar un suspiro volvió adentro. Repitió el mismo proceso que antes, pero a la inversa. Haría lo mejor que pudiera para no revelar lo que había hecho. La ocultación no era por vergüenza, sino más bien por alguna especie de sentimiento personal. Sus propias formas de lidiar con las emociones negativas no eran incumbencia de nadie más.
El carabés a partir de entonces saldría siempre. En general procuraría hacer lo máximo posible también dentro del torreón. Volvería a practicar con la espada, pero solo. La mayoría tenía, como era natural, un nivel inferior al suyo. El que sí le superaba estaba herido.
Aquella mañana lo primero que hizo fue prepararse un bocadillo con un pan que notaba que le llenaba más que otros alimentos y tabletas carabesas.
—Yo también me quedaré si hace falta.
Su frase fue seca. Las siguientes palabras de Barael hicieron que pusiera los ojos en blanco. Incongruencia y falta de lógica. Ambas cosas le molestaban en extremo, y el tipo E no iba a disimularlo.
—La diferencia —sus palabras estaban teñidas de cierta brusquedad— es que si alguien rompe las normas del grupo este sí que tiene autoridad para castigar. Un líder autoproclamado no.
Después de eso no tardaron en separarse.
-
Esa noche esperó pacientemente a que todos estuvieran dormidos. Cuando pasó suficiente tiempo para convencerse se levantó, dispuesto a desfogarse de una vez. Bajó en silencio, a tientas, sin hacer el menor sonido. A la armería bajó con una vela encendida, que dejaría exactamente en el mismo lugar donde la había encontrado, con la misma posición. Rádar tenía cierta experiencia en levantarse sin hacerlo notar, aunque nunca era por el mero placer pueril de algunos en infringir las normas o en no adaptarse al sistema social.
Al llegar al patio, con una espada de mano y media, dejó salir toda la ira que había acumulado a lo largo del día. Pegó mandobles, cuchilladas, tajos sin fin. Fintó, esquivó, golpeó. En su imaginación, mató. Sus movimientos eran rabiosos, su lenguaje corporal desprendía odio en grandes cantidades. Era un sentimiento que dirigía hacia sí mismo, por no haber participado más en las actividades del grupo; a los excursionistas, por no haber tenido más cuidado; y, por supuesto, al asesino de Nad. Un ser vil y miserable, que Rad ni había visto, pero al que esa noche destripó y mató incontables veces en su mente.
Esa era la forma que tenía el tipo E para lidiar con las dificultades de la vida, que aquel día había incluido la muerte por primera vez. Hacía mucho que había aprendido a aguantar, a no quejarse, a trabajar más duro. Echarse a llorar, pedirle a alguien que le abrazara, contar sus penurias a otra persona para desahogarse no era algo a lo que Rad estuviera acostumbrado. Él lidiaba con el dolor transformando las emociones negativas (miedo [¿qué podía pasar a partir de aquel momento? ¿qué podía pasarle a él mismo? Rad nunca había pensado en su propia muerte, y descubrir que podía estar tan cerca le aterraba], tristeza [Nad era una chiquilla inocente, una niña en el más objetivo sentido de la palabra, no se merecía aquello] y desagrado [¿qué clase de ser podía ser tan repugnante como para actuar así con un puñado de chavales jóvenes y asustados?]) en ira pura. Y esa ira, en Carabás, le empujaba a ser mejor, a esforzarse más, sacar más notas, mejorar sus habilidades. Ganar puntos. Subir en el ranking. En Rocavarancolia no había rankings, pero su mente seguía pensando en términos carabeses: recompensas, logros, méritos, desméritos, fracaso, castigo. Allí no había nada racional, cierto, pero por pura lógica cuanto más preparado estuviera y más precavido fuera más posibilidades había de eludir el máximo castigo: la muerte.
Un observador atento descubriría que se movía siempre en torno al mismo punto, como si allí hubiera un muñeco de paja de entrenamiento. Además, si dicho observador tenía suficientes conocimientos de armas blancas, se daría cuenta de la corrección de los movimientos del espadachín. Eran, de hecho, excesivamente correctos. Movimientos académicos, nacidos de clases normalizadas, no de entrenamiento guerrero. A los ojos de cualquier persona que hubiera sido entrenada para la guerra Rad había aprendido esgrima, y lo había hecho bien, pero la había aprendido como "afición", si se podía usar aquella palabra. A diferencia de los cosechados de otros mundos los carabeses no eran guerreros.
Paró de la misma forma con la que comenzó, con brusquedad, de un momento a otro. Un instante el carabés había estado haciendo ese amago de entrenamiento y al siguiente había dejado de moverse. Tras soltar un suspiro volvió adentro. Repitió el mismo proceso que antes, pero a la inversa. Haría lo mejor que pudiera para no revelar lo que había hecho. La ocultación no era por vergüenza, sino más bien por alguna especie de sentimiento personal. Sus propias formas de lidiar con las emociones negativas no eran incumbencia de nadie más.
-
El carabés a partir de entonces saldría siempre. En general procuraría hacer lo máximo posible también dentro del torreón. Volvería a practicar con la espada, pero solo. La mayoría tenía, como era natural, un nivel inferior al suyo. El que sí le superaba estaba herido.
Aquella mañana lo primero que hizo fue prepararse un bocadillo con un pan que notaba que le llenaba más que otros alimentos y tabletas carabesas.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
20/09/16, 02:14 pm
No se había percatado de la llegada de Eriel. Sox dio un respingo y levantó la mirada de su reflejo en el cubo. Se había distraído sin darse cuenta.
—Ah… no —en lo sucinto de su respuesta no había la sequedad que solía imprimir sin darse cuenta—. Los mechones azul y rojo son teñidos, y ya ya casi se han descolorido. Los ojos sí que van a tardar más —por hacerse algo, empezó a trenzarse parte del mechón más largo—. Creía que tendríais alguna forma de tinte en Nubla.
—Ah… no —en lo sucinto de su respuesta no había la sequedad que solía imprimir sin darse cuenta—. Los mechones azul y rojo son teñidos, y ya ya casi se han descolorido. Los ojos sí que van a tardar más —por hacerse algo, empezó a trenzarse parte del mechón más largo—. Creía que tendríais alguna forma de tinte en Nubla.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
20/09/16, 02:44 pm
Escuchó las palabras de Sox mientras cogía un poco de agua para lavarse la cara.
-No, sí que tenemos tintes, pero los usamos en la ropa - respondió secándose a la manga.- Nunca se me habría ocurrido que también servían para el pelo y... - en ese momento se dio cuenta de lo que acababa de decir realmente el carabés.- Espera, ¿me estás diciendo que te has puesto tinte en los ojos? ¿Eso no es malo? ¿Cómo se hace? ¿Empleaste magia?
El nublino estaba realmente curioso sobre cómo se podía hacer aquello, podía ser interesante probarlo. De ser inocuo claro.
-No, sí que tenemos tintes, pero los usamos en la ropa - respondió secándose a la manga.- Nunca se me habría ocurrido que también servían para el pelo y... - en ese momento se dio cuenta de lo que acababa de decir realmente el carabés.- Espera, ¿me estás diciendo que te has puesto tinte en los ojos? ¿Eso no es malo? ¿Cómo se hace? ¿Empleaste magia?
El nublino estaba realmente curioso sobre cómo se podía hacer aquello, podía ser interesante probarlo. De ser inocuo claro.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
20/09/16, 06:32 pm
Asintió mientras se apartaba para que el nublino cogiese agua. Si tenían que teñir la ropa a mano, era lógico que no malgastaran dicho tinte con su pelo a menos que tuvieran de sobras.
—Pues… sí, claro que es magia —aún le costaba asimilar que en otros mundos lo hacían todo de otra forma. Intentó ser más preciso—. No me lo hice yo. Hay centros estéticos donde pagas a gente para que le hagan retoques a tu estilo. Cambiarte el pelo, los ojos, tatuarte. Si trabajas duro y bien, te lo puedes permitir regularmente.
La apariencia de uno era un símbolo. Enviaba un mensaje. Si llamabas la atención, se daba por hecho que tenías respaldo para ello.
—Sé que aquí no es importante —admitió—. Pero aún así me molesta. Es como si me hubieran devuelto a primer curso, cuando aún no habíamos ganado nada y vestíamos todos iguales.
Todos de gris, todos mirándose de reojo unos a otros a la espera del primer cambio, de las primeras prendas o accesorios disonantes. Indicios de que algunos acababan de coger ventaja en la carrera que apenas habían empezado, y que duraría toda su vida.
—Pues… sí, claro que es magia —aún le costaba asimilar que en otros mundos lo hacían todo de otra forma. Intentó ser más preciso—. No me lo hice yo. Hay centros estéticos donde pagas a gente para que le hagan retoques a tu estilo. Cambiarte el pelo, los ojos, tatuarte. Si trabajas duro y bien, te lo puedes permitir regularmente.
La apariencia de uno era un símbolo. Enviaba un mensaje. Si llamabas la atención, se daba por hecho que tenías respaldo para ello.
—Sé que aquí no es importante —admitió—. Pero aún así me molesta. Es como si me hubieran devuelto a primer curso, cuando aún no habíamos ganado nada y vestíamos todos iguales.
Todos de gris, todos mirándose de reojo unos a otros a la espera del primer cambio, de las primeras prendas o accesorios disonantes. Indicios de que algunos acababan de coger ventaja en la carrera que apenas habían empezado, y que duraría toda su vida.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Bellota
Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.Personajes : ● Mónica: Bruja de los espejos. Terrícola.
Heridas/enfermedades : ● Mónica: Pequeñas cicatrices por el cuerpo.
Manos heridas, chichón en la cabeza.
Armas : ●Mónica: Bolsito de pompones rosa multiusos.
Cuchillo del pan.
Espejos.
Status : «En busca de 12.: el romance».
Humor : No.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
20/09/16, 09:04 pm
Mon había estado tan absorta observando a sus compañeros que no se dio cuenta de que había acabado la reunión hasta que Cenizo se le acercó, haciendo que diera un respingo. Masculló algo entre dientes, que podía ser tanto una disculpa como una maldición, y dando la vuelta volvió por donde había venido.
Esa noche la chica despertó de una pesadilla horrible en la que moría atrapada por un monstruo con la cara de Nad. No se molestó en no hacer ruido al levantarse de la cama, simplemente cogió y salió de la habitación en dirección a la cocina, donde estuvo hurgando un rato hasta encontrar algo que comer. A la mañana siguiente, cuando sus compañeros bajaron, ella se levantó del sofá y subió.
Pasó una semana y Mónica comenzaba a sentirse mejor a pesar de las pesadillas que la acosaban cada vez que cerraba los ojos. Unas ojeras oscuras se instalaron permanentemente en su cara, pero la tristeza comenzaba a desvanecerse y el entumecimiento también, y después de haberse dado cuenta de lo de los arañazos que se hacía mientras dormía (ella suponía que como respuesta al estrés del sueño) había tomado la precaución de dormir con unos guantes que había encontrado en uno de los baúles (lavados previamente) para no tener que sufrir por miedo a que se le infectaran, cosa difícil debido a la estricta higiene que llevaba. Había comenzado a bajar a entrenar con sus compañeros: no hablaba mucho a no ser que le dirigieran la palabra de forma directa; y para contentar a Cenizo (y la verdad, para que la dejara un poco en paz) trataba de picar de la comida que le traía, aunque debido a los atracones nocturnos que se pegaba en cuanto despertaba de la pesadilla, no tenía mucha hambre.
Ese día Mónica bajó vestida de verdad por primera vez a la cocina: camiseta, pantalones y deportivas. Se sentía orgullosa por haber salido de la camiseta que había estado arrastrando como alma en pena durante toda esa semana y por primera vez, al ver a gente abajo, charlando, les dirigió un simple “Hola”. La conversación la interesó, sin embargo. Así que Vampy sólo era vampírico por estética…
-Vaya, así que se te irá. Te tendré que cambiar el mote mental…- le comentó antes de darse cuenta de que había admitido que seguía llamando a sus compañeros por los motes.
Abriendo mucho los ojos se tapó la boca. “Mierda, que no me pregunte”.
Esa noche la chica despertó de una pesadilla horrible en la que moría atrapada por un monstruo con la cara de Nad. No se molestó en no hacer ruido al levantarse de la cama, simplemente cogió y salió de la habitación en dirección a la cocina, donde estuvo hurgando un rato hasta encontrar algo que comer. A la mañana siguiente, cuando sus compañeros bajaron, ella se levantó del sofá y subió.
Pasó una semana y Mónica comenzaba a sentirse mejor a pesar de las pesadillas que la acosaban cada vez que cerraba los ojos. Unas ojeras oscuras se instalaron permanentemente en su cara, pero la tristeza comenzaba a desvanecerse y el entumecimiento también, y después de haberse dado cuenta de lo de los arañazos que se hacía mientras dormía (ella suponía que como respuesta al estrés del sueño) había tomado la precaución de dormir con unos guantes que había encontrado en uno de los baúles (lavados previamente) para no tener que sufrir por miedo a que se le infectaran, cosa difícil debido a la estricta higiene que llevaba. Había comenzado a bajar a entrenar con sus compañeros: no hablaba mucho a no ser que le dirigieran la palabra de forma directa; y para contentar a Cenizo (y la verdad, para que la dejara un poco en paz) trataba de picar de la comida que le traía, aunque debido a los atracones nocturnos que se pegaba en cuanto despertaba de la pesadilla, no tenía mucha hambre.
Ese día Mónica bajó vestida de verdad por primera vez a la cocina: camiseta, pantalones y deportivas. Se sentía orgullosa por haber salido de la camiseta que había estado arrastrando como alma en pena durante toda esa semana y por primera vez, al ver a gente abajo, charlando, les dirigió un simple “Hola”. La conversación la interesó, sin embargo. Así que Vampy sólo era vampírico por estética…
-Vaya, así que se te irá. Te tendré que cambiar el mote mental…- le comentó antes de darse cuenta de que había admitido que seguía llamando a sus compañeros por los motes.
Abriendo mucho los ojos se tapó la boca. “Mierda, que no me pregunte”.
- Los motes:
Por ahora aquí están los motes que Mónica ha ido poniendo a la gente, aún quedan algunos personajes por tener el suyo. (A ver si se le ocurren pronto, leches).
-Barael: Roño.
-Daerhien: Gominola.
-Dafne: Lerdafne.
-Eorlir: ¿?
-Eriel: Cenizo.
-Innadriel: ¿?
-Lorenzo: Íñigo Montoya.
-Nad: Zanahoria/Zana.
-Rádar: ¿?
-Sakrilt: Krit.
-Siete: Tritón.
-Sinceridad: Doña Plumitas.
-Sox: Vampy.
-Tayron: T-fichas.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
20/09/16, 10:55 pm
Volvió a escuchar las palabras de Sox sin darse cuenta de que se estaba fijando más en él ahora que en lo que llevaban conviviendo.
-¿Entonces no puede hacerse para siempre? ¿Siempre se van a ir? Pues menudo timo, vaya forma de sacarle el dinero a la gente - rezongó poniendo mala cara.
-¿Qué es eso de curso? Anteriormente os he oído hablar de cosas raras pero nunca he preguntado.
Eriel por poco dio un salto cuando oyó la voz de Mónica. Se dio la vuelta y miró a la chica que estaba allí plantada, parecía tener mejor aspecto.
-Buenos días Mónica, ¿cómo estás? - preguntó el nublino.
-¿Entonces no puede hacerse para siempre? ¿Siempre se van a ir? Pues menudo timo, vaya forma de sacarle el dinero a la gente - rezongó poniendo mala cara.
-¿Qué es eso de curso? Anteriormente os he oído hablar de cosas raras pero nunca he preguntado.
Eriel por poco dio un salto cuando oyó la voz de Mónica. Se dio la vuelta y miró a la chica que estaba allí plantada, parecía tener mejor aspecto.
-Buenos días Mónica, ¿cómo estás? - preguntó el nublino.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.
Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
21/09/16, 05:00 am
Aunque se dio cuenta de que tanto Sox como Radar no estaban conformes con su opinión, lo poco que quedaba de la reunión transcurrió sin incidentes, que nadie tratara de imponer su idea frente al resto era una buena señal, un buen comienzo. En cuanto se dispersaron el simplemente se quedó en la armería y pasó el tiempo cambiando las correas del escudo. Una vez hecho se fue a cenar algo más y a dormir.
Al día siguiente y tras hablar más con el resto revisó los materiales, iban surgiendo ideas pero todos coincidían en que había que poner un toldo o lo que fuese en el patio para dejar de sufrir los desechos de las aves que convivían con ellos, el problema era...
-No hay suficiente tela. -Anunció para los que le escucharan en ese momento. -Y si usamos madera nos quedaremos sin cocina en nada.
Tras debatir un poco acordaron que la próxima salida sería para recoger materiales, en los posteriores acabaron por decidir que las mazmorras serían el objetivo lógico para suplir la tela aparte de revisar si todo el mundo seguía durmiendo o... bueno, iban preparados para ello o al menos esa era la actitud general, aunque después de analizar un a sus compañeros tras la muerte de la cría no creyó que fuera haber algún problema sin embargo no le gustaba la idea de que su hermano viera mas muerte. La madera podían sacarla de las casas vecinas. Barael propuso, entre más cosas, hacer una carretilla, para que al recoger las cestas solo uno tuviera que cargar con ellas mientras los demás lo protegían y demás utilidades.
Esos días siguió con su rutina de entrenamientos, pasando a ver ahora de buena mañana a Sox correr mientras el usaba la bastarda y repetía movimientos básicos para fortalecer los brazos, a lo que pronto se añadió su armadura para acostumbrarse. El primer día se quedó limpiando y poniendo a punto lanzas para el entrenamiento en grupo, las iban a necesitar, pero el resto se apunto a todas las salidas a por cestas, a no ser que hubiera un exceso de gente que saliese. También ayudaría aponer a punto cualquier arma de cualquiera. La idea de poner cosas en ese aparato le pareció algo útil y necesitaba algún preguntar cómo funcionaba, pero lo dejaría para cuando hubiera más confianza con el carabés, si es que llegaba ese día. Sus hábitos no cambiaron más allá del tipo de entrenamiento, recordarle a Lorenzo que no se moviera demasiado brusco incluso ofreciéndole ayuda para bañarse y observar el ánimo de su hermano con más ahínco por el estado de Mónica, la cual le sorprendió bajando a entrenar después de un tiempo.
Habían aprendido las nociones básicas de la formación, las lanzas estaban más que listas así como otras armas y habían planeado ya la salida y lo que debían hacer en qué casos, podían repasarlo todo hoy pero para una salida a un lugar conocido pensaba que era suficiente. Se había levantado más temprano que de costumbre, en parte porque había decidido esto el día anterior y aunque no lo reconocería ante el resto la cantidad de factores que podían volver aquella simple partida en otro funeral eran demasiados y en gran caso impredecibles, quizás no tantos como al explorar una localización desconocida, pero la calma que se respiró esta semana no le gustaba, no por nada todo aquello seguía siendo una prueba.
Aprovechó el tiempo para calentar un poco los brazos con la espada y pegarse un buen baño frio para despejarse, siempre le gustaba sentir el agua fría por su piel, le recordaba a casa. De ahí fue a la armería y allí se tomo su tiempo para recoger sus cosas y subirlas, observando cada una, limpiando cada mota de polvo, puliendo cada filo mínimamente mellado aún, después de todo, -<<Unas herramientas bien cuidadas agradecen a su dueño... -y te devuelven el favor cuando las usas>> -Terminó mentalmente aquella frase del dueño de una tienda en Varanublia que frecuentaba cuando estaba allí. Miró el trozo de su reflejo en la bastarda que pasaba su última revisión por ahora. -<<Cuando vuelva, le agradeceré a él también por todo.>> -La envainó a su espalda y subió con la lanza que había escogido esta semana, un poco más baja que el resto, y con las piezas de su armadura en una bolsa que había preparado con tela sobrante. Se giró para ver el escudo y el estoque que había dejado encima de una de las mesas de la armería, ambos en perfecto estado, a la espera de que otro los usase.
Al subir se topó con su hermano hablando con Sox y una Mónica animada pero tapándose la boca a si misma por algún extraño motivo. Se les acercó directamente aunque tenía ganas de comer algo.
-Hola. -Su tono era menos seco que de costumbre. -¿Puedo preguntar de que habláis? -No hacían falta palabras para que se notara la intención de Barael al subir lo que llevaba a las salidas tan temprano.
Al día siguiente y tras hablar más con el resto revisó los materiales, iban surgiendo ideas pero todos coincidían en que había que poner un toldo o lo que fuese en el patio para dejar de sufrir los desechos de las aves que convivían con ellos, el problema era...
-No hay suficiente tela. -Anunció para los que le escucharan en ese momento. -Y si usamos madera nos quedaremos sin cocina en nada.
Tras debatir un poco acordaron que la próxima salida sería para recoger materiales, en los posteriores acabaron por decidir que las mazmorras serían el objetivo lógico para suplir la tela aparte de revisar si todo el mundo seguía durmiendo o... bueno, iban preparados para ello o al menos esa era la actitud general, aunque después de analizar un a sus compañeros tras la muerte de la cría no creyó que fuera haber algún problema sin embargo no le gustaba la idea de que su hermano viera mas muerte. La madera podían sacarla de las casas vecinas. Barael propuso, entre más cosas, hacer una carretilla, para que al recoger las cestas solo uno tuviera que cargar con ellas mientras los demás lo protegían y demás utilidades.
Esos días siguió con su rutina de entrenamientos, pasando a ver ahora de buena mañana a Sox correr mientras el usaba la bastarda y repetía movimientos básicos para fortalecer los brazos, a lo que pronto se añadió su armadura para acostumbrarse. El primer día se quedó limpiando y poniendo a punto lanzas para el entrenamiento en grupo, las iban a necesitar, pero el resto se apunto a todas las salidas a por cestas, a no ser que hubiera un exceso de gente que saliese. También ayudaría aponer a punto cualquier arma de cualquiera. La idea de poner cosas en ese aparato le pareció algo útil y necesitaba algún preguntar cómo funcionaba, pero lo dejaría para cuando hubiera más confianza con el carabés, si es que llegaba ese día. Sus hábitos no cambiaron más allá del tipo de entrenamiento, recordarle a Lorenzo que no se moviera demasiado brusco incluso ofreciéndole ayuda para bañarse y observar el ánimo de su hermano con más ahínco por el estado de Mónica, la cual le sorprendió bajando a entrenar después de un tiempo.
Habían aprendido las nociones básicas de la formación, las lanzas estaban más que listas así como otras armas y habían planeado ya la salida y lo que debían hacer en qué casos, podían repasarlo todo hoy pero para una salida a un lugar conocido pensaba que era suficiente. Se había levantado más temprano que de costumbre, en parte porque había decidido esto el día anterior y aunque no lo reconocería ante el resto la cantidad de factores que podían volver aquella simple partida en otro funeral eran demasiados y en gran caso impredecibles, quizás no tantos como al explorar una localización desconocida, pero la calma que se respiró esta semana no le gustaba, no por nada todo aquello seguía siendo una prueba.
Aprovechó el tiempo para calentar un poco los brazos con la espada y pegarse un buen baño frio para despejarse, siempre le gustaba sentir el agua fría por su piel, le recordaba a casa. De ahí fue a la armería y allí se tomo su tiempo para recoger sus cosas y subirlas, observando cada una, limpiando cada mota de polvo, puliendo cada filo mínimamente mellado aún, después de todo, -<<Unas herramientas bien cuidadas agradecen a su dueño... -y te devuelven el favor cuando las usas>> -Terminó mentalmente aquella frase del dueño de una tienda en Varanublia que frecuentaba cuando estaba allí. Miró el trozo de su reflejo en la bastarda que pasaba su última revisión por ahora. -<<Cuando vuelva, le agradeceré a él también por todo.>> -La envainó a su espalda y subió con la lanza que había escogido esta semana, un poco más baja que el resto, y con las piezas de su armadura en una bolsa que había preparado con tela sobrante. Se giró para ver el escudo y el estoque que había dejado encima de una de las mesas de la armería, ambos en perfecto estado, a la espera de que otro los usase.
Al subir se topó con su hermano hablando con Sox y una Mónica animada pero tapándose la boca a si misma por algún extraño motivo. Se les acercó directamente aunque tenía ganas de comer algo.
-Hola. -Su tono era menos seco que de costumbre. -¿Puedo preguntar de que habláis? -No hacían falta palabras para que se notara la intención de Barael al subir lo que llevaba a las salidas tan temprano.
- Equilibrio:
Un blanco mas oscuro que el negro.
Un negro mas claro que el blanco.
El gris se desborda en mil tonos.
Y el arcoiris se hunde en monotonia.
Vivimos caminando el sendero dejado por los muertos.
Mientras brindamos nueva muerte a nuestro paso para extenderlo.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
24/09/16, 02:11 pm
El comentario de Eriel, contra todo pronóstico, le sacó una carcajada.
—Puedes hacértelo permanente, ¿pero cuál es la gracia de no poder cambiarlo?
Volvió a fruncir el ceño, algo desconcertado, ante la pregunta del nublino.
—¿No tenéis clases en vuestro mundo? —se le vino un mal presentimiento encima. El que no tuvieran, en realidad, explicaría muchas cosas—. Ya sabes… ¿centros educativos? ¿Profesores? —tanteó un poco a la desesperada.
Mónica se había unido hacía un par de minutos a la conversación, y Sox se percató de que parecía un poco más viva que los días anteriores. Se distrajo enseguida de eso, sin embargo, porque la observación de la humana le había recordado una pregunta que todo aquel tiempo había quedado enterrada bajo preocupaciones más importantes.
—Eh, es verdad —la miró inquisitivo—. ¿A qué venía el mote?
Alzó una ceja cuando la madrileña se tapó la boca. Ahora sí que tenía curiosidad por saberlo.
Sin pretenderlo el carabés había echado de menos aquella clase de charla; manejar temas menos pesados que la supervivencia. Barael fue el siguiente en unírseles, y Sox se sorprendió al sentir cierta medida de satisfacción cuando le informó de que no era nada importante:
—De si en Nubla tenéis profesores. Y los nombres que nos pone Mónica.
—Puedes hacértelo permanente, ¿pero cuál es la gracia de no poder cambiarlo?
Volvió a fruncir el ceño, algo desconcertado, ante la pregunta del nublino.
—¿No tenéis clases en vuestro mundo? —se le vino un mal presentimiento encima. El que no tuvieran, en realidad, explicaría muchas cosas—. Ya sabes… ¿centros educativos? ¿Profesores? —tanteó un poco a la desesperada.
Mónica se había unido hacía un par de minutos a la conversación, y Sox se percató de que parecía un poco más viva que los días anteriores. Se distrajo enseguida de eso, sin embargo, porque la observación de la humana le había recordado una pregunta que todo aquel tiempo había quedado enterrada bajo preocupaciones más importantes.
—Eh, es verdad —la miró inquisitivo—. ¿A qué venía el mote?
Alzó una ceja cuando la madrileña se tapó la boca. Ahora sí que tenía curiosidad por saberlo.
Sin pretenderlo el carabés había echado de menos aquella clase de charla; manejar temas menos pesados que la supervivencia. Barael fue el siguiente en unírseles, y Sox se sorprendió al sentir cierta medida de satisfacción cuando le informó de que no era nada importante:
—De si en Nubla tenéis profesores. Y los nombres que nos pone Mónica.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Bellota
Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.Personajes : ● Mónica: Bruja de los espejos. Terrícola.
Heridas/enfermedades : ● Mónica: Pequeñas cicatrices por el cuerpo.
Manos heridas, chichón en la cabeza.
Armas : ●Mónica: Bolsito de pompones rosa multiusos.
Cuchillo del pan.
Espejos.
Status : «En busca de 12.: el romance».
Humor : No.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
25/09/16, 06:20 pm
Mon bajó las manos lentamente hacia los costados y esbozó lo que parecía una sonrisa inocente.
“¿Motes? ¿Quién dice qué de motes? ¡NO PREGUNTES ACERCA DE LOS MOTES!” pensó mientras intentaba parecer dulce y adorable cual corderito lechal y buscaba una escapatoria con los ojos.
Cenizo le preguntó qué tal estaba. Menos mal. Ansiosa por cambiar de tema, ante su pregunta se encogió de hombros e hizo un sonido vago que podía significar tanto “Pues ya ves, aquí tirando” como “Tengo ansia de galletas de mantequilla” y trató de escabullirse de la conversación sin conseguirlo. Roño había decidido acercarse… y Vampy no había olvidado lo de los motes.
“Serán cotillas. Puedes decírselo a más gente, eh. Proclámalo a los cuatro vientos, venga. Seguro que alguien en el torreón no se ha enterado” pensó frunciendo el ceño. Después se dirigió hacia Vampy.
-Pues... Es que soy mala para los nombres y por eso tiro de motes. Lo he hecho siempre, hay muy poca gente a la que llame por su nombre real. Vale, a veces lo hago por divertirme, las cosas como son, pero es una costumbre como otra cualquiera, ¿no?- esta parrafada, mucho más de lo que había hablado en toda la semana, casi la dejó sin aliento.
“¿Motes? ¿Quién dice qué de motes? ¡NO PREGUNTES ACERCA DE LOS MOTES!” pensó mientras intentaba parecer dulce y adorable cual corderito lechal y buscaba una escapatoria con los ojos.
Cenizo le preguntó qué tal estaba. Menos mal. Ansiosa por cambiar de tema, ante su pregunta se encogió de hombros e hizo un sonido vago que podía significar tanto “Pues ya ves, aquí tirando” como “Tengo ansia de galletas de mantequilla” y trató de escabullirse de la conversación sin conseguirlo. Roño había decidido acercarse… y Vampy no había olvidado lo de los motes.
“Serán cotillas. Puedes decírselo a más gente, eh. Proclámalo a los cuatro vientos, venga. Seguro que alguien en el torreón no se ha enterado” pensó frunciendo el ceño. Después se dirigió hacia Vampy.
-Pues... Es que soy mala para los nombres y por eso tiro de motes. Lo he hecho siempre, hay muy poca gente a la que llame por su nombre real. Vale, a veces lo hago por divertirme, las cosas como son, pero es una costumbre como otra cualquiera, ¿no?- esta parrafada, mucho más de lo que había hablado en toda la semana, casi la dejó sin aliento.
- Los motes:
Por ahora aquí están los motes que Mónica ha ido poniendo a la gente, aún quedan algunos personajes por tener el suyo. (A ver si se le ocurren pronto, leches).
-Barael: Roño.
-Daerhien: Gominola.
-Dafne: Lerdafne.
-Eorlir: ¿?
-Eriel: Cenizo.
-Innadriel: ¿?
-Lorenzo: Íñigo Montoya.
-Nad: Zanahoria/Zana.
-Rádar: ¿?
-Sakrilt: Krit.
-Siete: Tritón.
-Sinceridad: Doña Plumitas.
-Sox: Vampy.
-Tayron: T-fichas.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
26/09/16, 12:41 am
-No lo sé - respondió el nublino mirando los tatuajes del carabés.- Supongo que como los tatuajes, si es algo que te gusta y quieres que sea para siempre ¿por qué hacerlo con fecha de caducidad?
-No, no tenemos - le dijo.- Bueno, en Varanublia no sé si tendrán algo así pero mi hermano y yo no. Nuestra tribu aprende de los familiares. Nosotros aprendimos a leer y a escribir gracias a mi abuelo, nuestro padre nos enseñó a pastorear a los animales, mamá algo de cocina. Mi tío me enseñó a manejar una honda para poder espantar a los predadores. La familia es todo lo que tenemos, eso y unos pocos libros, pero la mayoría lo transmitimos de forma oral - explicó bastante animado.
-¿Cómo son las clases? ¿Son divertidas, se aprende mucho? ¿Sois mucha gente? ¿Tenéis muchas cosas como esa tarjeta mágica que usas?- les preguntó a Sox y a Mónica. Saludó a su hermano con la mano cuando llegó.- Oh, oh, yo quiero saber mi mote, ¿cúal me has puesto? - le preguntó a la humana realmente interesado.
-No, no tenemos - le dijo.- Bueno, en Varanublia no sé si tendrán algo así pero mi hermano y yo no. Nuestra tribu aprende de los familiares. Nosotros aprendimos a leer y a escribir gracias a mi abuelo, nuestro padre nos enseñó a pastorear a los animales, mamá algo de cocina. Mi tío me enseñó a manejar una honda para poder espantar a los predadores. La familia es todo lo que tenemos, eso y unos pocos libros, pero la mayoría lo transmitimos de forma oral - explicó bastante animado.
-¿Cómo son las clases? ¿Son divertidas, se aprende mucho? ¿Sois mucha gente? ¿Tenéis muchas cosas como esa tarjeta mágica que usas?- les preguntó a Sox y a Mónica. Saludó a su hermano con la mano cuando llegó.- Oh, oh, yo quiero saber mi mote, ¿cúal me has puesto? - le preguntó a la humana realmente interesado.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.
Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
26/09/16, 01:34 am
-Eso suena intrigante. -Dijo mirando a Mónica mientras cambiaba de usar la lanza como un bastón a una posición más cómoda apoyándola en su cuello. Ahora que lo pensaba, era la primera conversación con alguien que no fuera su hermano que no trataba sobre planificación desde hacía una semana.
-Que yo sepa había alguno que otro en la ciudad, pero no es algo común. Después de aprender de tu familia a hacer las cosas si quieres luego puedes ir a Varanublia a que alguien te enseñe su oficio, ya sea herbólogo, artesano, carpintero, etcétera. Pero bueno, la verdad es que en la nuestra sabían bastantes cosas.
-¿Tu mundo tiene edificios enormes donde va la gente a estudiar lo que quiere? Estaba descrito en uno de los libros que encontramos. No comprendo que problema tenía ella conque él hubiera tenido relaciones con hombres. Absurdo. -Se encogió de hombros.
Miró a Mónica de nuevo tras escucharla. -Me gustaría decir que no pero la curiosidad me consume. Cuéntanos.
-Que yo sepa había alguno que otro en la ciudad, pero no es algo común. Después de aprender de tu familia a hacer las cosas si quieres luego puedes ir a Varanublia a que alguien te enseñe su oficio, ya sea herbólogo, artesano, carpintero, etcétera. Pero bueno, la verdad es que en la nuestra sabían bastantes cosas.
-¿Tu mundo tiene edificios enormes donde va la gente a estudiar lo que quiere? Estaba descrito en uno de los libros que encontramos. No comprendo que problema tenía ella conque él hubiera tenido relaciones con hombres. Absurdo. -Se encogió de hombros.
Miró a Mónica de nuevo tras escucharla. -Me gustaría decir que no pero la curiosidad me consume. Cuéntanos.
- Equilibrio:
Un blanco mas oscuro que el negro.
Un negro mas claro que el blanco.
El gris se desborda en mil tonos.
Y el arcoiris se hunde en monotonia.
Vivimos caminando el sendero dejado por los muertos.
Mientras brindamos nueva muerte a nuestro paso para extenderlo.
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