Faro (Archivo I)
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Leonart
Zarket
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- Bellota
Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.Personajes : ● Mónica: Bruja de los espejos. Terrícola.
Heridas/enfermedades : ● Mónica: Pequeñas cicatrices por el cuerpo.
Manos heridas, chichón en la cabeza.
Armas : ●Mónica: Bolsito de pompones rosa multiusos.
Cuchillo del pan.
Espejos.
Status : «En busca de 12.: el romance».
Humor : No.
Faro (Archivo I)
01/08/17, 10:53 am
Recuerdo del primer mensaje :
Mónica se rio cuando doña Plumitas bromeó con ella al respecto de su baile de la victoria, momento en que aprovechó para hacer un poco más el tonto y volver a bailotear.
—¿Algún problema con mis maravillosas habilidades de baile, señorita? ¿Tienes envidia? ¿Eh? ¿Eh? —comentó mientras hacía un círculo a su alrededor y daba una palmada al aire.
Se sentía bien bromear. Tras un rato de camino los ojos se desvanecieron y Mónica suspiró, relajada. Siguió caminando en silencio, olisqueando el aire cuando la sorprendió el olor a mar, pero sin decir nada. Comenzaba a tener algo de hambre, así que metió la mano en la mochila, sacó un par de las bolitas que había hecho con fruta y frutos secos y les ofreció a sus compañeros. —¿Queréis? Están ricas.
Finalmente se encontraron frente a un edificio. Un faro. No había posibilidad de error.
—¿Por qué habrá aquí un faro? ¿Necesitan prevenir a los barcos? ¿Habéis visto barcos? —preguntó, desconcertada, más bien para ella que para los demás—. ¿Entramos? —Mon se asomó con mucha precaución a la puerta y susurró— Calimero, Picasso, ¿estáis ahí dentro?
Mónica se rio cuando doña Plumitas bromeó con ella al respecto de su baile de la victoria, momento en que aprovechó para hacer un poco más el tonto y volver a bailotear.
—¿Algún problema con mis maravillosas habilidades de baile, señorita? ¿Tienes envidia? ¿Eh? ¿Eh? —comentó mientras hacía un círculo a su alrededor y daba una palmada al aire.
Se sentía bien bromear. Tras un rato de camino los ojos se desvanecieron y Mónica suspiró, relajada. Siguió caminando en silencio, olisqueando el aire cuando la sorprendió el olor a mar, pero sin decir nada. Comenzaba a tener algo de hambre, así que metió la mano en la mochila, sacó un par de las bolitas que había hecho con fruta y frutos secos y les ofreció a sus compañeros. —¿Queréis? Están ricas.
Finalmente se encontraron frente a un edificio. Un faro. No había posibilidad de error.
—¿Por qué habrá aquí un faro? ¿Necesitan prevenir a los barcos? ¿Habéis visto barcos? —preguntó, desconcertada, más bien para ella que para los demás—. ¿Entramos? —Mon se asomó con mucha precaución a la puerta y susurró— Calimero, Picasso, ¿estáis ahí dentro?
- Los motes:
-Barael.
-Daerhien: Gominola.
-Dafne: Lerdafne.
-Eorlir: Picasso
-Eriel: Cenizo.
-Innadriel: Calimero.
-Lorenzo: Íñigo Montoya.
-Nad: Zanahoria/Zana.
-Rádar: Mandón.
-Sakrilt: Krit.
-Siete: Tritón.
-Sinceridad: Doña Plumitas.
-Sox: Vampy.
-Fahran Xaorhalan: Rapunzel.
-Tayron: T-fichas.
- Bellota
Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.
Re: Faro (Archivo I)
23/08/18, 11:17 am
Mónica se volvió a levantar y observó a Sinceridad en silencio, sin saber muy bien a qué ojos mirarla (desde luego, a los de la cara no, porque ya no estaban. La humana contuvo otro escalofrío), y con expresión preocupada. Sin decir palabra, mojó un trapo en agua y se lo tendió.
—A lo mejor el frío del agua te calma…
Al tiempo que la roquense preguntó qué era un caballo, Lorenzo, jadeando y gimiendo, comenzó a preguntarse lo mismo que Mónica se había estado preguntando todo ese tiempo: ¿por qué ellos? Mónica sintió ganas de apretarse las orejas y tararear. No sabía qué hacer, no sabía cómo ayudar. La chica le dio vueltas al cristal que tenía entre manos. Parecía que el caos se estaba calmando, pero ella seguía llena de tensión y ganas de llorar… y bajo estas, latía un conato de alegría salvaje. ¿Alegría? ¿Cómo podía sentirse bien en ese momento? «Estoy enferma» se dijo, dándole vueltas todavía más rápido a su espejo.
—Un caballo es un animal de cuatro patas muy grande, Since —respondió en voz muy baja frotándose los ojos con las manos.
Miró a sus compañeros, sintiéndose como un estorbo y machacándose a sí misma por sentirse bien, y se dirigió a la ventana, reflexionando.
Fahran. Tenían que rescatar a Fahran. ¿Tenían que hacerlo? Era de los suyos, aunque no le hubiesen visto el pelo realmente por meses, aunque fuera una mimada insoportable y esnob. Algo… alguien se la había llevado. Pero en este momento sus compañeros estaban… mal. Y a ella le aterrorizaba salir sola. Y Fahran no parecía haberse ido en contra de su voluntad…
Mónica gimió y la tensión clavó sus garras más fuerte en ella. Respirando hondo, miró por la ventana… y todos sus dilemas se le olvidaron por un momento. «Debo de estar alucinando» se dijo, boquiabierta. Después de todo lo que había pasado esa noche, ver a una ballena volar por el cielo no debería sorprenderle, pero lo hacía.
Al girarse para decírselo a sus compañeros, vio a Lorenzo revolcándose sobre las baldosas, cayéndose al suelo como un potrillo recién nacido y maldiciendo como si estuviera en una película de Piratas del Caribe. Por un momento la situación fue tan surrealista que la tensión aflojó su agarre y, siendo Mónica quien era, no pudo evitarlo y se echó a reír.
—A lo mejor el frío del agua te calma…
Al tiempo que la roquense preguntó qué era un caballo, Lorenzo, jadeando y gimiendo, comenzó a preguntarse lo mismo que Mónica se había estado preguntando todo ese tiempo: ¿por qué ellos? Mónica sintió ganas de apretarse las orejas y tararear. No sabía qué hacer, no sabía cómo ayudar. La chica le dio vueltas al cristal que tenía entre manos. Parecía que el caos se estaba calmando, pero ella seguía llena de tensión y ganas de llorar… y bajo estas, latía un conato de alegría salvaje. ¿Alegría? ¿Cómo podía sentirse bien en ese momento? «Estoy enferma» se dijo, dándole vueltas todavía más rápido a su espejo.
—Un caballo es un animal de cuatro patas muy grande, Since —respondió en voz muy baja frotándose los ojos con las manos.
Miró a sus compañeros, sintiéndose como un estorbo y machacándose a sí misma por sentirse bien, y se dirigió a la ventana, reflexionando.
Fahran. Tenían que rescatar a Fahran. ¿Tenían que hacerlo? Era de los suyos, aunque no le hubiesen visto el pelo realmente por meses, aunque fuera una mimada insoportable y esnob. Algo… alguien se la había llevado. Pero en este momento sus compañeros estaban… mal. Y a ella le aterrorizaba salir sola. Y Fahran no parecía haberse ido en contra de su voluntad…
Mónica gimió y la tensión clavó sus garras más fuerte en ella. Respirando hondo, miró por la ventana… y todos sus dilemas se le olvidaron por un momento. «Debo de estar alucinando» se dijo, boquiabierta. Después de todo lo que había pasado esa noche, ver a una ballena volar por el cielo no debería sorprenderle, pero lo hacía.
Al girarse para decírselo a sus compañeros, vio a Lorenzo revolcándose sobre las baldosas, cayéndose al suelo como un potrillo recién nacido y maldiciendo como si estuviera en una película de Piratas del Caribe. Por un momento la situación fue tan surrealista que la tensión aflojó su agarre y, siendo Mónica quien era, no pudo evitarlo y se echó a reír.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Faro (Archivo I)
23/08/18, 07:41 pm
La idea de Mónica tuvo efecto doble: la sensación fría del agua en la piel le vino bien y además podía limpiarse, aunque fuera lentamente, renqueante, y entre quejidos, tanto de desagrado como por las molestias. Así que se lo agradeció y empezó a frotarse con lentitud. Empezaba a entender que su visión se debía haber trasladado a ciertas partes de su cuerpo, pues los vaivenes y borrones iban y venían según se moviera.
Lorenzo habló justo después de ella y lo hizo con una pregunta. <<¿Acaso él también se ha quedado ciego y por eso no ve nuestros cambios...?>> Pero al pensar eso ladeó la cabeza en dirección a la humana: ella seguía igual, decía.
Le preocupaba que empezase a cambiar en cualquier momento, pero al menos empezaba a haber cierta calma y podría atenderla. Por fin Lorenzo parecía estable, aunque los gritos y alaridos dejaron paso al sonido de golpes contra el suelo. Muchos golpes. Le recordó a un animal encabritado por el sonido, porque la roquense solo conseguía verle aquí y allá, borrón arriba, borrón abajo. Había crecido bastante y si se esforzaba podía distinguir sus nuevas extremidades. Cuatro había dicho Mónica. ¿Y sus patas originales? ¿O sus brazos? ¿Cómo podía coger un humano la forma de un "caballo"? Apenas veía un borrón en forma de L con patas en la base horizontal... ¿Y más extremidades arriba? <<¿Eso de lo alto puede ser la cabeza?>>
Y entonces su amiga empezó a reírse. La escena debía resultarle cómica, pero a la roquense le preocupaba.
—Lorenzo, chico, si no consigues levantarte, descansa en el suelo un momento. O te podemos ayudar, pero yo no veo bien —buscó a Mónica con la mirada y le puso una mano en el brazo, como si fuera a la vez una petición (¡no te rías!) y una pregunta (¿podemos ayudarle?). Es más, consiguió mirarla con casi todos los ojos, solo que ella no lo sabía aún.
Lorenzo habló justo después de ella y lo hizo con una pregunta. <<¿Acaso él también se ha quedado ciego y por eso no ve nuestros cambios...?>> Pero al pensar eso ladeó la cabeza en dirección a la humana: ella seguía igual, decía.
Le preocupaba que empezase a cambiar en cualquier momento, pero al menos empezaba a haber cierta calma y podría atenderla. Por fin Lorenzo parecía estable, aunque los gritos y alaridos dejaron paso al sonido de golpes contra el suelo. Muchos golpes. Le recordó a un animal encabritado por el sonido, porque la roquense solo conseguía verle aquí y allá, borrón arriba, borrón abajo. Había crecido bastante y si se esforzaba podía distinguir sus nuevas extremidades. Cuatro había dicho Mónica. ¿Y sus patas originales? ¿O sus brazos? ¿Cómo podía coger un humano la forma de un "caballo"? Apenas veía un borrón en forma de L con patas en la base horizontal... ¿Y más extremidades arriba? <<¿Eso de lo alto puede ser la cabeza?>>
Y entonces su amiga empezó a reírse. La escena debía resultarle cómica, pero a la roquense le preocupaba.
—Lorenzo, chico, si no consigues levantarte, descansa en el suelo un momento. O te podemos ayudar, pero yo no veo bien —buscó a Mónica con la mirada y le puso una mano en el brazo, como si fuera a la vez una petición (¡no te rías!) y una pregunta (¿podemos ayudarle?). Es más, consiguió mirarla con casi todos los ojos, solo que ella no lo sabía aún.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Re: Faro (Archivo I)
27/08/18, 12:12 pm
Lorenzo
A su frustracion, non hizole bien el sonido de la risa de Mónica. Aunque no muy ofendido, el español sentia el su orgullo herido, y, peleandose con sus nuevas extremidades y, ayudandose de la pared de nuevo, hizo de otra intentona.
—¡Reid vos, reid!—invitoles con un gruñido.—Más teneis suerte que non troveis con un extra de piernas que doblanse del reves. Reidos del pobre desgraciao.—
Por supuesto, que necesitaba ayuda para aquello, pero ni muerto el Centauro iba a pedirla entonces. Demasiado orgulloso, aunque por fin en un cuerpo que comprendia el orgullo. Y además, estaba agotado.
En su intentona, casi cayó de nuevo, pero logró agarrarse y poco a poco recuperar lo perdido, para acabar en una postura que, aunque completamente estática y débil en naturaleza, mantúvolo en pie.
Temblandole las patas, giró con el torso humano para mirar a los sus compañeros, una sonrisa de incredulidad avergonzadamente apareciendo en sus labios a medida que intentaba no marearse. Lo primero que diose cuenta de, entonces, fue de la considerable altura que ahora tenia.
Habiale cambiado el punto de vista considerablemente, más non lograba habituarse propiamente, debido al terrible tembleque de sus patas, intentando mantenerle en pie.
Vacilaba de un lado luego al otro, pero aun non atraviase a dar el primer paso.
Fue que entonces diose cuenta de los restos de sus zapatos y pantalones, tirados en el suelo, manchados de sangre y completamente destrozados. Giro el su torso humano con tanta fuerza que casi cayose de lado, apoyandose en la pared para poder tenerse en pie.
Estaba efectivamente desnudo con su parte de caballo.
Ojos como platos, el español sintiose incrediblemente incómodo, sobretodo porque estaba todo a la vista para sus amigos.
—¡Ay Dios!—musitó, su cola sacudiendose a espasmos energéticos.
Doblose sobre su parte bestial y alcanzó a un mantel sobre una mesa. Tirando de este como quien tiraba de las cortinas de la ducha al irrumpir alguien foraneo al baño, el español tiró los contenidos sobre la mesa al suelo por accidente, pero non pareció molestarle tanto, pues tardó bien poco por poner el su mantel sobre los cuartos traseros de su nuevo cuerpo, pésimamente tapando sus partes expuestas.
—¡Que verguenza, que sopor que desalivio! Virgencita mia...—seguiase murmurando.—Es un no parar...—
- Bellota
Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.
Re: Faro (Archivo I)
27/08/18, 11:13 pm
El brazo de la roquense sobre el suyo y el leve reproche de Lorenzo consiguieron calmar un poco el ataque de risa de Mon. Sobre todo el ver que Sinceridad enfocaba casi todos sus ojos en ella. «Qué mal rollo. Pero qué guay» se dijo en un pensamiento traicionero.
—Lo siento, perdón. No he podido contenerme, parecías un potrillo pequeñín. Como en la escena de Bambi en la que este no puede levantarse, muy mono.
Dándole un apretón a la mano de Since, se acercó al centauro, vacilante. Era muy grande. Muy… ¿alto? Y ¿cómo ayudaba uno a un centauro a levantarse? ¿Cómo rayos se hacía eso? Mónica se limitó a permanecer cerca, por si este necesitaba su ayuda o podía echarle una mano. Sin embargo, el pudor de este al darse cuenta de que estaba desnudo y su retahíla de ayes, como una abuela al haberse perdido la misa del domingo y el té de la tarde, por así decirlo, hizo que contenerse la risa de nuevo fuera una tarea colosal. La situación cada vez era más absurda y, de tanto aguantarse las carcajadas, la cara se le puso como una remolacha.
Con la barbilla temblando y los ojos brillantes de las lágrimas de risa no derramadas, le puso una mano sobre la suya.
—Lorenzo —comenzó con voz estrangulada de todo lo que se tenía que estar conteniendo—, no te preocupes por eso ahora, que no afectas en nada a nuestro honor ni nada de eso. Ni al tuyo, si vamos al caso. ¿Sabéis que hay una ballena volando por el cielo? —comentó cambiando de tema como si nada, tratando de no volver a reír.
—Lo siento, perdón. No he podido contenerme, parecías un potrillo pequeñín. Como en la escena de Bambi en la que este no puede levantarse, muy mono.
Dándole un apretón a la mano de Since, se acercó al centauro, vacilante. Era muy grande. Muy… ¿alto? Y ¿cómo ayudaba uno a un centauro a levantarse? ¿Cómo rayos se hacía eso? Mónica se limitó a permanecer cerca, por si este necesitaba su ayuda o podía echarle una mano. Sin embargo, el pudor de este al darse cuenta de que estaba desnudo y su retahíla de ayes, como una abuela al haberse perdido la misa del domingo y el té de la tarde, por así decirlo, hizo que contenerse la risa de nuevo fuera una tarea colosal. La situación cada vez era más absurda y, de tanto aguantarse las carcajadas, la cara se le puso como una remolacha.
Con la barbilla temblando y los ojos brillantes de las lágrimas de risa no derramadas, le puso una mano sobre la suya.
—Lorenzo —comenzó con voz estrangulada de todo lo que se tenía que estar conteniendo—, no te preocupes por eso ahora, que no afectas en nada a nuestro honor ni nada de eso. Ni al tuyo, si vamos al caso. ¿Sabéis que hay una ballena volando por el cielo? —comentó cambiando de tema como si nada, tratando de no volver a reír.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Faro (Archivo I)
30/08/18, 01:04 am
Mónica se disculpó, pero Sinceridad sonrió al escucharles. Pese a lo gore de la situación, escucharles de esa guisa le alegró un poco. Habrían cambiado por fuera, pero seguían siendo ellos.
No se levantó a ayudar, sin embargo, pues de poco habría servido su ayuda con sus borrones y calambres. Notaba más pesado su cuerpo, sus brazos, sus patas. Incluso sus alas parecían más fuertes. ¿La luna le había dado más musculatura a cambio de sus ojos? No. Cada vez conseguía distinguir mejor la realidad a su alrededor, por lo que no había perdido la visión como tal... ¿Quizá era capaz de ver todo a su alrededor sin necesidad de ojos y ahora estaba acostumbrándose? Eso tenía sentido, más aún si añadía la magia a la ecuación.
Entre tanto, algo nuevo aconteció en el salón. La conversación de sus amigos le llamó la atención y se giró hacia ellos. A Lorenzo le pasaba algo... ¿Algo que le daba vergüenza? ¿Algo que afectaba a "su honor" como decía Mónica? La roquense arrugó el ceño poco antes de entenderlo. Se echó a reír. <<Por todas mis plumas, ¿no se ha fijado en que yo no llevo ropa como ellos?>>
—¡Por favor! Lorenzo, sea la forma que sea que te haya dado la Luna, yo nnunca he llevado esas telas y nadie se ha avergonzado por ello! ¡No es para tanto! —consiguió decir entre risas.
La pregunta de su amiga la distrajo y se calló. Llevaba escuchando un rato un sonido que bien podía hacerlo esa "ballena" de la que nunca había oído hablar, pero bien podía tener un origen distinto.
—No sé qué es una ballena, ojalá pudiera verla —se lamentó.
>>Que... por cierto. Hablando de ver. ¿Me podéis decir qué ha cambiado en mi cuerpo? Me noto pesada, fuerte, pero no veo bien... No me veo bien.
No se levantó a ayudar, sin embargo, pues de poco habría servido su ayuda con sus borrones y calambres. Notaba más pesado su cuerpo, sus brazos, sus patas. Incluso sus alas parecían más fuertes. ¿La luna le había dado más musculatura a cambio de sus ojos? No. Cada vez conseguía distinguir mejor la realidad a su alrededor, por lo que no había perdido la visión como tal... ¿Quizá era capaz de ver todo a su alrededor sin necesidad de ojos y ahora estaba acostumbrándose? Eso tenía sentido, más aún si añadía la magia a la ecuación.
Entre tanto, algo nuevo aconteció en el salón. La conversación de sus amigos le llamó la atención y se giró hacia ellos. A Lorenzo le pasaba algo... ¿Algo que le daba vergüenza? ¿Algo que afectaba a "su honor" como decía Mónica? La roquense arrugó el ceño poco antes de entenderlo. Se echó a reír. <<Por todas mis plumas, ¿no se ha fijado en que yo no llevo ropa como ellos?>>
—¡Por favor! Lorenzo, sea la forma que sea que te haya dado la Luna, yo nnunca he llevado esas telas y nadie se ha avergonzado por ello! ¡No es para tanto! —consiguió decir entre risas.
La pregunta de su amiga la distrajo y se calló. Llevaba escuchando un rato un sonido que bien podía hacerlo esa "ballena" de la que nunca había oído hablar, pero bien podía tener un origen distinto.
—No sé qué es una ballena, ojalá pudiera verla —se lamentó.
>>Que... por cierto. Hablando de ver. ¿Me podéis decir qué ha cambiado en mi cuerpo? Me noto pesada, fuerte, pero no veo bien... No me veo bien.
- Bellota
Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.
Personajes : ● Mónica: Bruja de los espejos. Terrícola.
Heridas/enfermedades : ● Mónica: Pequeñas cicatrices por el cuerpo.
Manos heridas, chichón en la cabeza.
Armas : ●Mónica: Bolsito de pompones rosa multiusos.
Cuchillo del pan.
Espejos.
Status : «En busca de 12.: el romance».
Humor : No.
Re: Faro (Archivo I)
02/09/18, 05:57 pm
La risa de la roquense hizo que el fino autocontrol de la humana se viniera abajo rápidamente, y ella también se unió a las risas. El alivio cada vez se hacía más grande en Mon, ya que aunque habían cambiado, sus amigos seguían siendo sus amigos. Iguales que siempre en lo importante. Un pequeño ramalazo de decepción se coló entre el alivio al volverse a mirar y verse igual, pero lo desechó rápidamente. Así Jonás la reconocería cuando volviera a verlo. Porque está claro que volvería a verlo.
Al estar pensando en eso, no estaba prestando mucha atención a sus amigos, y no fue hasta que Sinceridad dijo que no se veía hasta que no conectó de nuevo con el mundo.
—Pues… —comenzó Mónica, preguntándose cómo decirlo. Al final decidió que a lo bestia mejor. Como quien quita una tirita—. Es curioso que digas que no te ves bien. Tienes ojos por todo el cuerpo. Menos por la cara. Ahí es como si estuvieran cubiertos. Escondidos. Es extraño. Pero es guay.
»Al principio me asusté al verte. Bueno, no asustar como tal. Fue más por la impresión, y sobre todo porque pensé que la cosa esa que se llevó a Fahran os había matado y luego no, y… bueno, no sé —comentó con franqueza, quitándole importancia— pero sigues siendo Sinceridad.
Y mientras decía eso, una voz resonó por la ciudad. Mónica entendió lo suficiente. Les echaban del faro. A la chica le cambió la cara. ¿Irse? ¿De allí? Su primera reacción fue de negación. No. No se podían ir. ¿Quién recordaría a Lebra si se iban?
Al estar pensando en eso, no estaba prestando mucha atención a sus amigos, y no fue hasta que Sinceridad dijo que no se veía hasta que no conectó de nuevo con el mundo.
—Pues… —comenzó Mónica, preguntándose cómo decirlo. Al final decidió que a lo bestia mejor. Como quien quita una tirita—. Es curioso que digas que no te ves bien. Tienes ojos por todo el cuerpo. Menos por la cara. Ahí es como si estuvieran cubiertos. Escondidos. Es extraño. Pero es guay.
»Al principio me asusté al verte. Bueno, no asustar como tal. Fue más por la impresión, y sobre todo porque pensé que la cosa esa que se llevó a Fahran os había matado y luego no, y… bueno, no sé —comentó con franqueza, quitándole importancia— pero sigues siendo Sinceridad.
Y mientras decía eso, una voz resonó por la ciudad. Mónica entendió lo suficiente. Les echaban del faro. A la chica le cambió la cara. ¿Irse? ¿De allí? Su primera reacción fue de negación. No. No se podían ir. ¿Quién recordaría a Lebra si se iban?
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Faro (Archivo I)
03/09/18, 05:42 pm
La roquense esperó, aunque inquieta, la respuesta de su amiga. Notó la pausa e intentó no pensar en las infinitas posibilidades horribles que se le ocurrían... Pero no le dio tiempo a abrir ese abismo. La chica habló de nuevo y Sinceridad le miró perpleja. Ojos. Ojos por todo el cuerpo. No tenía ningún sentido pero al mismo tiempo encajaba con sus mareos, los borrones y la sensación de irrealidad.
—Ojos... ¿Y los de la cara no están? ¿Solo eso? —No sabía qué pensar sobre ella, aunque al menos no era tan monstruosa como había temido. Después se le ocurrió algo y miró a ambos según hablaba—. Entonces el pobre se ha llevado lo peor... Tú no has cambiado que sepamos y yo me he ganado ojos por doquier...
>>Esto es una locura.
Pero por fin podía darle un sentido a todo lo que estaba experimentando. Estaba claro para ella: tenía que acostumbrarse a su nueva visión, a sus nuevos ojos. Tenía que aprender a usarlos como ventaja. Tenía que vivir con ellos. Pero primero tenía que verlos. Recuperó el paño húmedo que había estado usando antes y empezó a palparse el cuerpo con cuidado para buscarlos. Definitivamente, todos los dolores de hacía un rato los habían causado "ellos" al salir <<Y no quiero ni pensar en que hayan estado en mi interior toda mi vida>> y si quería ver, tenía que limpiarlos.
—Creo... creo que me voy a poner una de vuestras camisetas o uno de vuestros pantalones. O podría envolverme en una manta... Sí, mejor. Necesito acostumbrarme a estos y creo que son demasiados para usarlos a la vez tan pronto.
Su manta del despertar seguía por allí, solo tenía que recogerla del suelo dondequiera que estuviese, pero Mónica se le adelantó. Se lo agradeció mientras se envolvía con la tela y sacó una de las manos. Por probar, se agachó en la silla y se tapó hasta la cabeza. Empezó a reírse desde el interior, tanto por lo absurdo de la situación como por desahogo.
—¡Esto es súper raro! Lorenzo y yo estamos casi igual: él tiene patas nuevas y yo un montón de ojos. Tengo todo el cuerpo cubierto... ¡Pero veo... cosas!
Seguía viendo borrones de negrura por no saber cerrarlos todavía, y seguía viendo alteraciones a su alrededor, pero al menos había logrado algo más de definición. Definitivamente debía tener uno o dos ojos en la mano, porque veía en la dirección que la moviera. Intentaría cerrar esos párpados, también, por lo que podrían verla guiñando con torpeza y agitando la mano de vez en cuando.
También recordaba con fastidio la voz que les había sorprendido antes, pero no iba a salir de su casa sin saber apañarse.
—¿Eso que han dicho iba en serio? Si no consigo aclararme con los ojos, no esperarán que atraviese la ciudad a ciegas. Están locos estos rocavarancomosellamen, ¡por todas mis plumas! —exclamó desde su ovillo de manta.
—Ojos... ¿Y los de la cara no están? ¿Solo eso? —No sabía qué pensar sobre ella, aunque al menos no era tan monstruosa como había temido. Después se le ocurrió algo y miró a ambos según hablaba—. Entonces el pobre se ha llevado lo peor... Tú no has cambiado que sepamos y yo me he ganado ojos por doquier...
>>Esto es una locura.
Pero por fin podía darle un sentido a todo lo que estaba experimentando. Estaba claro para ella: tenía que acostumbrarse a su nueva visión, a sus nuevos ojos. Tenía que aprender a usarlos como ventaja. Tenía que vivir con ellos. Pero primero tenía que verlos. Recuperó el paño húmedo que había estado usando antes y empezó a palparse el cuerpo con cuidado para buscarlos. Definitivamente, todos los dolores de hacía un rato los habían causado "ellos" al salir <<Y no quiero ni pensar en que hayan estado en mi interior toda mi vida>> y si quería ver, tenía que limpiarlos.
—Creo... creo que me voy a poner una de vuestras camisetas o uno de vuestros pantalones. O podría envolverme en una manta... Sí, mejor. Necesito acostumbrarme a estos y creo que son demasiados para usarlos a la vez tan pronto.
Su manta del despertar seguía por allí, solo tenía que recogerla del suelo dondequiera que estuviese, pero Mónica se le adelantó. Se lo agradeció mientras se envolvía con la tela y sacó una de las manos. Por probar, se agachó en la silla y se tapó hasta la cabeza. Empezó a reírse desde el interior, tanto por lo absurdo de la situación como por desahogo.
—¡Esto es súper raro! Lorenzo y yo estamos casi igual: él tiene patas nuevas y yo un montón de ojos. Tengo todo el cuerpo cubierto... ¡Pero veo... cosas!
Seguía viendo borrones de negrura por no saber cerrarlos todavía, y seguía viendo alteraciones a su alrededor, pero al menos había logrado algo más de definición. Definitivamente debía tener uno o dos ojos en la mano, porque veía en la dirección que la moviera. Intentaría cerrar esos párpados, también, por lo que podrían verla guiñando con torpeza y agitando la mano de vez en cuando.
También recordaba con fastidio la voz que les había sorprendido antes, pero no iba a salir de su casa sin saber apañarse.
—¿Eso que han dicho iba en serio? Si no consigo aclararme con los ojos, no esperarán que atraviese la ciudad a ciegas. Están locos estos rocavarancomosellamen, ¡por todas mis plumas! —exclamó desde su ovillo de manta.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- Bellota
Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.Personajes : ● Mónica: Bruja de los espejos. Terrícola.
Heridas/enfermedades : ● Mónica: Pequeñas cicatrices por el cuerpo.
Manos heridas, chichón en la cabeza.
Armas : ●Mónica: Bolsito de pompones rosa multiusos.
Cuchillo del pan.
Espejos.
Status : «En busca de 12.: el romance».
Humor : No.
Re: Faro (Archivo I)
06/09/18, 01:09 pm
Sinceridad no parecía muy preocupada por salir del faro a toda velocidad, y Mónica se tranquilizó un poco al verla hacer pruebas tapándose con mantas y riendo por la situación, de modo que aparcó por unos segundos su ansiedad.
—No, tus ojos de la cara sí que están… bueno, eso creo, pero parece que están cubiertos. Como empañados, como por una película… No sé. Por ellos no ves, ¿no?
»Y sí, esto es raro. Pero no parecéis monstruosos. Solo que a lo mejor Lorenzo es quien peor lleva el cambio, porque ahora ¡es enorme! Yo casi me siento decepcionada por estar igual que siempre… Al final el monstruo seré yo por ser la misma —jugueteó con sus cristales nerviosamente, riendo desganada de su propia broma.
Luego se acercó de nuevo a la ventana, de nuevo seguida de los espejitos que aún no había recogido, pero sin prestarles atención, y miró hacia fuera.
—Pero podemos salir afuera. ¿No queréis ver la luna? Yo tengo curiosidad.
«Y a Lebra le gustaría que saliéramos en lugar de quedarnos aquí como ermitaños» se dijo con una sonrisa. Quería, por un momento, olvidarse de todo lo malo, de todo lo que habían perdido, de la incertidumbre que les aguardaba. Quería disfrutar del momento.
—No, tus ojos de la cara sí que están… bueno, eso creo, pero parece que están cubiertos. Como empañados, como por una película… No sé. Por ellos no ves, ¿no?
»Y sí, esto es raro. Pero no parecéis monstruosos. Solo que a lo mejor Lorenzo es quien peor lleva el cambio, porque ahora ¡es enorme! Yo casi me siento decepcionada por estar igual que siempre… Al final el monstruo seré yo por ser la misma —jugueteó con sus cristales nerviosamente, riendo desganada de su propia broma.
Luego se acercó de nuevo a la ventana, de nuevo seguida de los espejitos que aún no había recogido, pero sin prestarles atención, y miró hacia fuera.
—Pero podemos salir afuera. ¿No queréis ver la luna? Yo tengo curiosidad.
«Y a Lebra le gustaría que saliéramos en lugar de quedarnos aquí como ermitaños» se dijo con una sonrisa. Quería, por un momento, olvidarse de todo lo malo, de todo lo que habían perdido, de la incertidumbre que les aguardaba. Quería disfrutar del momento.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Faro (Archivo I)
06/09/18, 07:35 pm
No, no era consciente de ver nada a la altura de su cabeza, así que negó con esta a la pregunta de Mónica. Su descripción de su cara encajaba con las sensaciones: piel nueva sobre piel vieja, original, y cosquilleos por toda la zona de los ojos que dio paso a una sensación de vacío, como si hubiera perdido no solo la capacidad de ver con ellos sino de moverlos o sentirlos.
—Creo que sencillamente no están... ¡Pero no sé a dónde han ido! Igual que no sé de dónde salieron los nuevos —Era curioso verla parlotear, usando la mano como si fuera un periscopio mientras intentaba no gesticular con ella—. Me recuerda a los insectos que endurecen la piel un tiempo y después se abre la crisálida y tienen otra forma distinta. Solo que a nosotros nos ha pasado a lo bestia y por culpa de la Luna...
Sus pensamientos en voz alta y las propias palabras de su amiga coincidieron. Se levantó con cuidado, envuelta en la manta, y alzó la mano derecha para tantear a su alrededor. Veía. Si se esforzaba, podía cerrarlo y experimentar la negrura de los que estaban cubiertos.
—Quiero ver la Luna esa... —Pero cayó en algo y de improvisto agarró el brazo de Mónica. Titubeaba al hablar—: ¿Pero... Pero estás segura? ¿Y si, no sé, y si te transformas al verla? Quizá te has librado por estar en el espejo...
La soltó rápido, no obstante, porque el asirla le había molestado. Ahora además tendría que adaptarse a manejar sus manos con los ojos ahí. Se removió bajo la manta y cambió de mano mientras esperaba. Estaba preocupada, la verdad, pues no entendía que su amiga no se hubiera transformado. No quería más sorpresas ni tragedias.
—Creo que sencillamente no están... ¡Pero no sé a dónde han ido! Igual que no sé de dónde salieron los nuevos —Era curioso verla parlotear, usando la mano como si fuera un periscopio mientras intentaba no gesticular con ella—. Me recuerda a los insectos que endurecen la piel un tiempo y después se abre la crisálida y tienen otra forma distinta. Solo que a nosotros nos ha pasado a lo bestia y por culpa de la Luna...
Sus pensamientos en voz alta y las propias palabras de su amiga coincidieron. Se levantó con cuidado, envuelta en la manta, y alzó la mano derecha para tantear a su alrededor. Veía. Si se esforzaba, podía cerrarlo y experimentar la negrura de los que estaban cubiertos.
—Quiero ver la Luna esa... —Pero cayó en algo y de improvisto agarró el brazo de Mónica. Titubeaba al hablar—: ¿Pero... Pero estás segura? ¿Y si, no sé, y si te transformas al verla? Quizá te has librado por estar en el espejo...
La soltó rápido, no obstante, porque el asirla le había molestado. Ahora además tendría que adaptarse a manejar sus manos con los ojos ahí. Se removió bajo la manta y cambió de mano mientras esperaba. Estaba preocupada, la verdad, pues no entendía que su amiga no se hubiera transformado. No quería más sorpresas ni tragedias.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
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- Bellota
Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.Personajes : ● Mónica: Bruja de los espejos. Terrícola.
Heridas/enfermedades : ● Mónica: Pequeñas cicatrices por el cuerpo.
Manos heridas, chichón en la cabeza.
Armas : ●Mónica: Bolsito de pompones rosa multiusos.
Cuchillo del pan.
Espejos.
Status : «En busca de 12.: el romance».
Humor : No.
Re: Faro (Archivo I)
10/09/18, 10:49 am
—No lo sé. Pero en algún momento vamos a tener que salir de aquí, ya has oído lo que ha dicho la voz… y si voy a transformarme, prefiero que estéis conmigo, porque si me vuelvo loca podéis noquearme con facilidad —trató de bromear, aunque había una sombra de duda en su voz—. Además, no podemos quedarnos aquí encerrados para siempre. Y seguro que Lorenzo prefiere estirar las piernas… las patas… en otro sitio que no esté tan limitado de espacio como este.
Se giró de nuevo para volver a mirar la luz que entraba por la ventana. Quería salir. Quería dejar que la Luna la bañara en su luz. Quería verlo todo reflejado en sus espejos. El escozor de sus manos, ahora que la tensión se disipaba, llamó su atención, por lo que aparcó ese tren de pensamiento por unos instantes, se dirigió a la pila y se lavó las manos heridas con jabón, poniendo especial cuidado, antes de curarse los raspones superficiales con el hechizo.
—¡Y, además, así podemos volver a ver al grupo! A lo mejor incluso encontramos a Ina y Eorlir, ¿os imagináis? ¿No sería genial? Y les preguntamos si no vieron nuestros carteles. Que me los curré mogollón.
Mónica se animaba por momentos. ¿Que ella era el bicho raro ahora porque seguía siendo igual? Bueno. Sus amigos la apreciaban igual. Y además, qué narices, ella era fabulosa estuviese como estuviese. Y tenía sus espejos, tan brillantes, hermosos y reflectantes. Se agachó a recoger unos cuantos fragmentos más y los acarició con cariño, evitando los bordes cortantes. Y fue entonces cuando se vio los ojos. Todos sus espejos se le cayeron de las manos y un chillido de asombro se le escapó de la garganta.
Se giró de nuevo para volver a mirar la luz que entraba por la ventana. Quería salir. Quería dejar que la Luna la bañara en su luz. Quería verlo todo reflejado en sus espejos. El escozor de sus manos, ahora que la tensión se disipaba, llamó su atención, por lo que aparcó ese tren de pensamiento por unos instantes, se dirigió a la pila y se lavó las manos heridas con jabón, poniendo especial cuidado, antes de curarse los raspones superficiales con el hechizo.
—¡Y, además, así podemos volver a ver al grupo! A lo mejor incluso encontramos a Ina y Eorlir, ¿os imagináis? ¿No sería genial? Y les preguntamos si no vieron nuestros carteles. Que me los curré mogollón.
Mónica se animaba por momentos. ¿Que ella era el bicho raro ahora porque seguía siendo igual? Bueno. Sus amigos la apreciaban igual. Y además, qué narices, ella era fabulosa estuviese como estuviese. Y tenía sus espejos, tan brillantes, hermosos y reflectantes. Se agachó a recoger unos cuantos fragmentos más y los acarició con cariño, evitando los bordes cortantes. Y fue entonces cuando se vio los ojos. Todos sus espejos se le cayeron de las manos y un chillido de asombro se le escapó de la garganta.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Faro (Archivo I)
12/09/18, 12:48 am
La muchacha tenía razón. En todo. Odiaba pensar igual en aquellas circunstancias, pese al miedo y las dudas, pero no había otra. La luz de la Luna le daría en cualquier momento, mejor si estaban ellos delante. El aviso de abandonar el refugio seguía ahí, además...
La vio alejarse y pudo discernir que se estaba lavando, por el ruido, y después por fijar su mirada en ella. Estaba torpe con la mano como catalejo y no terminaba de asimilar que tendría que mover la parte del cuerpo que estuviera usando en ese momento... Ahora en concreto, el dorso de la mano. El dorso porque tenía otro en la palma, pero si la abría serían tres en activo en diferentes direcciones. Mucho lío.
Mónica terminó de lavarse y volvió a dirigirse a ella. La pilló por sorpresa por partida doble. Hacía tiempo que no dedicaba sus pensamientos a los sinhadres perdidos, pero tampoco a sus compañeros de Maciel. ¿De veras creía que la pareja seguía viva? ¿Y qué habría sido de los otros? ¿Seguirían vivos? ¿Se habrían transformado? ¿Estarían bien? ¿Necesitarían ayuda? ¿Por qué no se habían acordado antes? Tenían que salir en su búsqueda cuanto antes, en cuanto se recuperasen.
Pero fue tal el torrente de pensamientos y de realidades a las que enfrentarse que dejó caer la manta y miró fijamente a la humana. No se había fijado en lo que hacía ella, ni en que había cogido un trozo del espejo. No se fijó hasta escucharla.
—¡Eh, eh! ¿Qué pasa? ¿Qué has visto?
Se acercó a trompicones e inclinó la mano sobre el espejo del suelo <<¿Y si ha vuelto a ver a Lebra ahí dentro?>> pero allí no había nada más que su reflejo fragmentado. No obstante, pensó que se habría asustado por algo relacionado con la nublina y su propio incidente con el espejo, así que miró a la chica y la quiso atraer hacia sí con un abrazo. <<¿Dejarán de pasar cosas hoy en algún maldito momento?>>
—No sé qué ha pasado, pero estás bien, todo está bien, tranquila.
La vio alejarse y pudo discernir que se estaba lavando, por el ruido, y después por fijar su mirada en ella. Estaba torpe con la mano como catalejo y no terminaba de asimilar que tendría que mover la parte del cuerpo que estuviera usando en ese momento... Ahora en concreto, el dorso de la mano. El dorso porque tenía otro en la palma, pero si la abría serían tres en activo en diferentes direcciones. Mucho lío.
Mónica terminó de lavarse y volvió a dirigirse a ella. La pilló por sorpresa por partida doble. Hacía tiempo que no dedicaba sus pensamientos a los sinhadres perdidos, pero tampoco a sus compañeros de Maciel. ¿De veras creía que la pareja seguía viva? ¿Y qué habría sido de los otros? ¿Seguirían vivos? ¿Se habrían transformado? ¿Estarían bien? ¿Necesitarían ayuda? ¿Por qué no se habían acordado antes? Tenían que salir en su búsqueda cuanto antes, en cuanto se recuperasen.
Pero fue tal el torrente de pensamientos y de realidades a las que enfrentarse que dejó caer la manta y miró fijamente a la humana. No se había fijado en lo que hacía ella, ni en que había cogido un trozo del espejo. No se fijó hasta escucharla.
—¡Eh, eh! ¿Qué pasa? ¿Qué has visto?
Se acercó a trompicones e inclinó la mano sobre el espejo del suelo <<¿Y si ha vuelto a ver a Lebra ahí dentro?>> pero allí no había nada más que su reflejo fragmentado. No obstante, pensó que se habría asustado por algo relacionado con la nublina y su propio incidente con el espejo, así que miró a la chica y la quiso atraer hacia sí con un abrazo. <<¿Dejarán de pasar cosas hoy en algún maldito momento?>>
—No sé qué ha pasado, pero estás bien, todo está bien, tranquila.
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Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.Personajes : ● Mónica: Bruja de los espejos. Terrícola.
Heridas/enfermedades : ● Mónica: Pequeñas cicatrices por el cuerpo.
Manos heridas, chichón en la cabeza.
Armas : ●Mónica: Bolsito de pompones rosa multiusos.
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Status : «En busca de 12.: el romance».
Humor : No.
Re: Faro (Archivo I)
12/09/18, 11:33 am
Mon no se dio cuenta de que Sinceridad se le había acercado, ya que se estaba observando los ojos muy fijamente, hasta que no vio por el rabillo su mano acercarse al fragmento de espejo que tenía a su lado.
—Cuidado, no te cortes —dijo en un acto reflejo, apartando su mano del cristal. No quería saber el daño que podía provocar un corte en el ojo. ¡Já! Aunque ella ahora tenía espejos en los ojos. «¿Serán espejos normales? ¿Duros?». Mónica parpadeó, pero se notaba como siempre, y cuando se frotó con la mano, no sintió aristas de cristal, sino un ojo blando. Como siempre. «No entiendo nada. ¿Por qué tengo espejos en los ojos? ¿Para verme mejor?».
Cuando por fin levantó la vista hacia la roquense, le dio el abrazo que esta le ofrecía, cuidando de no achucharla mucho para no hacerle daño en sus propios ojos, y sus palabras la devolvieron a la realidad. Estaba todo bien. Realmente lo estaba. Respiró.
—Son mis ojos —explicó—. No quería asustarte, perdona, me he sobresaltado. Todo está bien. Veo, antes de que lo preguntes. Tampoco me ha saltado una esquirla al ojo. Y no he vuelto a ver a… Lebra —agachó la cabeza recordando lo que había pasado hacía apenas unas horas—. Es que… ¡veo espejos en mis ojos! —los abrió mucho y se acercó la mano de Sinceridad a ellos—. ¿Los ves? ¿Los ves? ¿Me he vuelto loca? —sin dejarla responder, se giró al centauro—. Lorenzo, ¿tú los ves?
«No entiendo nada. ¿Este es mi superpoder? ¿Ser un puto tocador con patas? Doce Punto, te voy a matar» pensó, volviéndose a distraer.
—Cuidado, no te cortes —dijo en un acto reflejo, apartando su mano del cristal. No quería saber el daño que podía provocar un corte en el ojo. ¡Já! Aunque ella ahora tenía espejos en los ojos. «¿Serán espejos normales? ¿Duros?». Mónica parpadeó, pero se notaba como siempre, y cuando se frotó con la mano, no sintió aristas de cristal, sino un ojo blando. Como siempre. «No entiendo nada. ¿Por qué tengo espejos en los ojos? ¿Para verme mejor?».
Cuando por fin levantó la vista hacia la roquense, le dio el abrazo que esta le ofrecía, cuidando de no achucharla mucho para no hacerle daño en sus propios ojos, y sus palabras la devolvieron a la realidad. Estaba todo bien. Realmente lo estaba. Respiró.
—Son mis ojos —explicó—. No quería asustarte, perdona, me he sobresaltado. Todo está bien. Veo, antes de que lo preguntes. Tampoco me ha saltado una esquirla al ojo. Y no he vuelto a ver a… Lebra —agachó la cabeza recordando lo que había pasado hacía apenas unas horas—. Es que… ¡veo espejos en mis ojos! —los abrió mucho y se acercó la mano de Sinceridad a ellos—. ¿Los ves? ¿Los ves? ¿Me he vuelto loca? —sin dejarla responder, se giró al centauro—. Lorenzo, ¿tú los ves?
«No entiendo nada. ¿Este es mi superpoder? ¿Ser un puto tocador con patas? Doce Punto, te voy a matar» pensó, volviéndose a distraer.
- Jack
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Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
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Re: Faro (Archivo I)
14/09/18, 09:12 am
—Los... —pero se interrumpió al verla alejarse de golpe.
Pero sonrió. Lo había visto. Se había asustado al principio pero se había visto, y por extraño que fuera, Mónica mantenía la vista y no tenía ningún problema. Si ese era su aspecto nuevo... Bueno. No habían salido tan mal. Entendía que actuara así ante el descubrimiento. <<En una ciudad de monstruos, ¿serán monstruos los que no se transformen?>> El cambio no saltaba a la vista, como lo suyo o Lorenzo, pero ahí estaba.
Recogió la manta y se giró a ambos mientras se cubría de nuevo.
—Los vi. Eres un monstruito como nosotros ahora. Así que como ya da igual si te baña la luz de la Luna o no...
Dio un salto con las alas hacia la puerta y la abrió de golpe. La lluvia en la cara la sacó del ligero mareo por los ojos de las alas, y el frío y la corriente eléctrica que estiraba sus músculos se intensificó y la despertaron, por así decirlo. Solo tuvo que mirar ligeramente hacia arriba para ver aquel enorme astro rojo sobre sus pequeñas cabezas. Todo estaba bañado en carmesí.
Se moría de ganas por quitarse la manta y dejar que la tormenta le limpiase, pero temía los mareos. Temía los mareos y la ciudad, pues escuchaba temblores y jaleo en el barrio más cercano.
—Ya no nos protege ninguna ley... —susurró.
Quizá por eso les mandaban a los "refugios". ¿Pero es que acaso eran refugiados dentro de la misma ciudad? ¿Refugiados de las bestias hambrientas que habitaban allí? ¿Por qué lo permitían los gobernantes si les necesitaban vivos? No tenía sentido, no con lo poco que sabía. Pero sí sabía que no lo averiguaría allí en ese momento.
—¡Está diluviando y la luna es inmensa, brilla mucho! ¡Todo está rojo! ¡Venid!
Después de llamarles, destapó sus dos brazos con cuidado. Podía cerrar cada vez más ojos y le ayudaba identificarlos primero. Por eso les siguieron las patas y, tras colgar la manta en la puerta, el cuerpo entero. Les esperó fuera bañándose en la luz de la Luna y la lluvia, que aprovechó para frotarse la sangre y suciedad en general. Estaba tan desastrosa que empezó a reírse. Con ganas. Había sobrevivido y la Luna le había recompensado con ojos de sobra y un cuerpo mejor para ayudar a los suyos contra el Coro.
Quien saliera con ella la vería riendo y llorando a la vez, pero en calma.
Pero sonrió. Lo había visto. Se había asustado al principio pero se había visto, y por extraño que fuera, Mónica mantenía la vista y no tenía ningún problema. Si ese era su aspecto nuevo... Bueno. No habían salido tan mal. Entendía que actuara así ante el descubrimiento. <<En una ciudad de monstruos, ¿serán monstruos los que no se transformen?>> El cambio no saltaba a la vista, como lo suyo o Lorenzo, pero ahí estaba.
Recogió la manta y se giró a ambos mientras se cubría de nuevo.
—Los vi. Eres un monstruito como nosotros ahora. Así que como ya da igual si te baña la luz de la Luna o no...
Dio un salto con las alas hacia la puerta y la abrió de golpe. La lluvia en la cara la sacó del ligero mareo por los ojos de las alas, y el frío y la corriente eléctrica que estiraba sus músculos se intensificó y la despertaron, por así decirlo. Solo tuvo que mirar ligeramente hacia arriba para ver aquel enorme astro rojo sobre sus pequeñas cabezas. Todo estaba bañado en carmesí.
Se moría de ganas por quitarse la manta y dejar que la tormenta le limpiase, pero temía los mareos. Temía los mareos y la ciudad, pues escuchaba temblores y jaleo en el barrio más cercano.
—Ya no nos protege ninguna ley... —susurró.
Quizá por eso les mandaban a los "refugios". ¿Pero es que acaso eran refugiados dentro de la misma ciudad? ¿Refugiados de las bestias hambrientas que habitaban allí? ¿Por qué lo permitían los gobernantes si les necesitaban vivos? No tenía sentido, no con lo poco que sabía. Pero sí sabía que no lo averiguaría allí en ese momento.
—¡Está diluviando y la luna es inmensa, brilla mucho! ¡Todo está rojo! ¡Venid!
Después de llamarles, destapó sus dos brazos con cuidado. Podía cerrar cada vez más ojos y le ayudaba identificarlos primero. Por eso les siguieron las patas y, tras colgar la manta en la puerta, el cuerpo entero. Les esperó fuera bañándose en la luz de la Luna y la lluvia, que aprovechó para frotarse la sangre y suciedad en general. Estaba tan desastrosa que empezó a reírse. Con ganas. Había sobrevivido y la Luna le había recompensado con ojos de sobra y un cuerpo mejor para ayudar a los suyos contra el Coro.
Quien saliera con ella la vería riendo y llorando a la vez, pero en calma.
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- Bellota
Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.Personajes : ● Mónica: Bruja de los espejos. Terrícola.
Heridas/enfermedades : ● Mónica: Pequeñas cicatrices por el cuerpo.
Manos heridas, chichón en la cabeza.
Armas : ●Mónica: Bolsito de pompones rosa multiusos.
Cuchillo del pan.
Espejos.
Status : «En busca de 12.: el romance».
Humor : No.
Re: Faro (Archivo I)
14/09/18, 11:09 am
—Pues vaya mierda de monstruito —masculló, aunque con una sonrisa que dejaba claro que estaba de broma, sobre todo al ver la reacción tan entusiasta de la roquense.
Una ráfaga de aire fresco y húmedo se coló en el faro al abrir Sinceridad la puerta de golpe, y Mónica se hizo coro a sus risas. Por un momento olvidó todo lo malo que podía pasar y todo lo malo que ya había pasado y, haciéndole un gesto a Lorenzo, salió corriendo a la puerta, arrastrando tras de sí sus espejos solo por el placer de ver también en ellos reflejado lo mismo que reflejaban sus ojos: la luz roja de la luna. Se contuvo un momento, conteniendo el aliento a la espera de cambiar como sus amigos, pero nada sucedió más que estar rebosante de alegría. La chica echó la cabeza hacia atrás, dejando que la lluvia le pegara el pelo a la cara y empapara sus ropas, y se sintió llena de energía. En un arrebato, lanzó un grito de felicidad, abrazó a Sinceridad de nuevo y bailoteó bajo el diluvio.
—Lo hemos conseguido —gritó. Luego señaló al cielo—. ¡Mira, Since! ¡La ballena! —saludó con la mano, en su dirección, y bailoteó un poco más.
Se detuvo un momento y se puso de frente al mar, mirando allá donde Lebra descansaba, y volvió a agarrar la mano de su amiga. Absurdamente, se sentía feliz de que uno de sus espejos estuviera con ella. Hizo un gesto de respeto hacia el mar, con los ojos llenos de lágrimas repentinamente pero el alma ligera, y gritó de nuevo. Un grito de libertad.
Una ráfaga de aire fresco y húmedo se coló en el faro al abrir Sinceridad la puerta de golpe, y Mónica se hizo coro a sus risas. Por un momento olvidó todo lo malo que podía pasar y todo lo malo que ya había pasado y, haciéndole un gesto a Lorenzo, salió corriendo a la puerta, arrastrando tras de sí sus espejos solo por el placer de ver también en ellos reflejado lo mismo que reflejaban sus ojos: la luz roja de la luna. Se contuvo un momento, conteniendo el aliento a la espera de cambiar como sus amigos, pero nada sucedió más que estar rebosante de alegría. La chica echó la cabeza hacia atrás, dejando que la lluvia le pegara el pelo a la cara y empapara sus ropas, y se sintió llena de energía. En un arrebato, lanzó un grito de felicidad, abrazó a Sinceridad de nuevo y bailoteó bajo el diluvio.
—Lo hemos conseguido —gritó. Luego señaló al cielo—. ¡Mira, Since! ¡La ballena! —saludó con la mano, en su dirección, y bailoteó un poco más.
Se detuvo un momento y se puso de frente al mar, mirando allá donde Lebra descansaba, y volvió a agarrar la mano de su amiga. Absurdamente, se sentía feliz de que uno de sus espejos estuviera con ella. Hizo un gesto de respeto hacia el mar, con los ojos llenos de lágrimas repentinamente pero el alma ligera, y gritó de nuevo. Un grito de libertad.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Faro (Archivo I)
20/09/18, 02:34 pm
Mónica la acompañó y le abrazó varias veces. La mente de Sinceridad no estaba allí. Había intentado cerrar todos los ojos y se había abrazado a los fragmentos de oscuridad de los que consiguió cerrar. Podía fijar la vista en esos, o en su amiga, o en la Luna, o en la ballena que se alejaba...
O en los recuerdos. Recordó a Lebra, las aventuras con ella y su muerte. Recordó las semanas buscando a la pareja de sinhadres, sin sosiego ni descanso, ni resultados. Recordó los ¿meses? con los demás en Maciel, con sus más y sus menos, las cositas que aprendió de sus mundos, y lo inferior culturalmente, tecnológicamente y... cualquier aspecto de la vida en general que se sentía con respecto a todos...
No fue un flash. Fue un acto consciente y con un motivo. Siempre había tenido un motivo para estar allí, para sobrevivir, para llegar a la Luna Roja de una pieza <<... O con todas las "piezas" posibles, no como el pobre Barael>> Y eso le llevó de vuelta a Tierra Bruja. ¿Podría volver, tal y como supuestamente le había asegurado el que la trajo? ¿Le acompañarían sus amigos? Nunca habían dicho que su mundo natal les necesitase, pero su tribu le necesitaba más que nunca ahora que tenía sus nuevos ojos. Podría ayudar de verdad. Podrían golpear al Coro con más ímpetu.
La voz de Mónica la devolvió a la ciudad de los monstruos momentáneamente. Hablaba de la ballena... La buscó de nuevo con la mirada, pero volvió a la negrura después de otro abrazo. ¿Y si ese era el último? ¿Y si no le acompañaban? Lorenzo no podía volver a su hogar, pero Mónica podría reintegrarse sin problema. ¿Quizá habría un mundo adecuado para el diestro con otros seres como él? <<¿Y los demás?>> Los demás... No había conseguido unirse a ellos tanto como para que le doliera alejarse de ellos tanto como le habría pasado con Lebra, o le podría pasar con sus dos fareros. Fah se salía de cualquier ecuación, por descontado, más ahora que había desaparecido. <<Tierra Bruja me necesita...>> Pero no quería separarse de sus amigos. Ya lo había hecho al aceptar venir a la ciudad, pero no esperaba que el viaje fuese a ser tan intenso.
Pero los gritos le hicieron dar un bote hacia atrás, sorprendida, y abriendo todos los ojos posibles. Buscó a Mónica, entre el mareo y la preocupación, pero la encontró ilesa. Gritaba. A la roquense le entró la risa y se acercó a trompicones. <<¡En pie, soldado, ni que hubieras estado bebiendo toda la noche!>> se dijo a sí misma con diversión.
—¡Vas a asustar a todos los monstruos con esos gritos, chica!
Pero se unió. Gritó con ella. Lanzó los brazos al cielo y gritó. La tormenta que agitaba el mar a sus pies le pareció un marco sorprendentemente familiar. Llevaban oyendo el romper de las olas desde que conocieron a Lebra, y le encantaban las tormentas. Pero sin olvidar dónde estaban.
Le pasó un brazo por los hombros a Mónica y se pegó a ella. Estuvo así un poco hasta que empezó a sentir más frío de la cuenta.
—Deberíamos volver dentro, que nos vamos a enfriar. Ayudar a Lorenzo y recoger. Si hay que irse, mejor irnos a que nos echen.
O en los recuerdos. Recordó a Lebra, las aventuras con ella y su muerte. Recordó las semanas buscando a la pareja de sinhadres, sin sosiego ni descanso, ni resultados. Recordó los ¿meses? con los demás en Maciel, con sus más y sus menos, las cositas que aprendió de sus mundos, y lo inferior culturalmente, tecnológicamente y... cualquier aspecto de la vida en general que se sentía con respecto a todos...
No fue un flash. Fue un acto consciente y con un motivo. Siempre había tenido un motivo para estar allí, para sobrevivir, para llegar a la Luna Roja de una pieza <<... O con todas las "piezas" posibles, no como el pobre Barael>> Y eso le llevó de vuelta a Tierra Bruja. ¿Podría volver, tal y como supuestamente le había asegurado el que la trajo? ¿Le acompañarían sus amigos? Nunca habían dicho que su mundo natal les necesitase, pero su tribu le necesitaba más que nunca ahora que tenía sus nuevos ojos. Podría ayudar de verdad. Podrían golpear al Coro con más ímpetu.
La voz de Mónica la devolvió a la ciudad de los monstruos momentáneamente. Hablaba de la ballena... La buscó de nuevo con la mirada, pero volvió a la negrura después de otro abrazo. ¿Y si ese era el último? ¿Y si no le acompañaban? Lorenzo no podía volver a su hogar, pero Mónica podría reintegrarse sin problema. ¿Quizá habría un mundo adecuado para el diestro con otros seres como él? <<¿Y los demás?>> Los demás... No había conseguido unirse a ellos tanto como para que le doliera alejarse de ellos tanto como le habría pasado con Lebra, o le podría pasar con sus dos fareros. Fah se salía de cualquier ecuación, por descontado, más ahora que había desaparecido. <<Tierra Bruja me necesita...>> Pero no quería separarse de sus amigos. Ya lo había hecho al aceptar venir a la ciudad, pero no esperaba que el viaje fuese a ser tan intenso.
Pero los gritos le hicieron dar un bote hacia atrás, sorprendida, y abriendo todos los ojos posibles. Buscó a Mónica, entre el mareo y la preocupación, pero la encontró ilesa. Gritaba. A la roquense le entró la risa y se acercó a trompicones. <<¡En pie, soldado, ni que hubieras estado bebiendo toda la noche!>> se dijo a sí misma con diversión.
—¡Vas a asustar a todos los monstruos con esos gritos, chica!
Pero se unió. Gritó con ella. Lanzó los brazos al cielo y gritó. La tormenta que agitaba el mar a sus pies le pareció un marco sorprendentemente familiar. Llevaban oyendo el romper de las olas desde que conocieron a Lebra, y le encantaban las tormentas. Pero sin olvidar dónde estaban.
Le pasó un brazo por los hombros a Mónica y se pegó a ella. Estuvo así un poco hasta que empezó a sentir más frío de la cuenta.
—Deberíamos volver dentro, que nos vamos a enfriar. Ayudar a Lorenzo y recoger. Si hay que irse, mejor irnos a que nos echen.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- Bellota
Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.Personajes : ● Mónica: Bruja de los espejos. Terrícola.
Heridas/enfermedades : ● Mónica: Pequeñas cicatrices por el cuerpo.
Manos heridas, chichón en la cabeza.
Armas : ●Mónica: Bolsito de pompones rosa multiusos.
Cuchillo del pan.
Espejos.
Status : «En busca de 12.: el romance».
Humor : No.
Re: Faro (Archivo I)
28/09/18, 09:37 pm
Al final Sinceridad puso la voz de la razón y, tras retozar bajo la lluvia, bajo la luz de la luna, volvieron al faro.
Fue entonces cuando Mónica se vio enfrentada al hecho de que tenían que dejar el hogar en el que habían unido lazos, y se le enturbió un poco la mirada. Sin embargo, trató de apartar esos sentimientos y, lo primero, recogió el piso, que estaba desastroso, tratando de borrar todo el paso del trauma de la transformación y el de la llegada de la cizaña que les había robado a Fahran. Guardó todos los pedazos de espejo en su bolsito, incapaz de separarse de ninguno, y limpió lo mejor que pudo todo. Luego, preparó algo calentito para todos. No tenía hambre exactamente, pero les vendría bien. Le ofreció un plato a Lorenzo, asombrándose todavía con su altura y su transformación («Hmmm… ¿preferirá alfalfa ahora?»), y otro a Sinceridad, y se sentó.
—¿Tenemos que irnos hoy? —preguntó, reticente—. ¿No podemos irnos mañana? Hoy no estoy preparada para marcharme.
No es que le apeteciera mucho dar un paseo hacia vete tú a saber dónde bajo la lluvia, de nuevo expuestos a los peligros de la ciudad. Que sí, que ahora uno de ellos estaba lleno de ojos y el otro era un caballo, pero… no es que se muriese de ganas. Se resistiría a todo intento de convencerla de marcharse de allí esa noche. Y, además… ¿qué iba a pasar ahora? ¿Podían volver a sus mundos? ¿Con quién había que hablar para poner orden a todo este lío?
Cuando al fin acabaron de charlar, recoger sus escasas pertenencias y, en el caso de Mónica, asearse, se fueron a dormir. Su última noche en el faro. Mon no sabía cómo sentirse. Triste, desde luego. Le envió un pensamiento a Lebra y sopló un beso hacia el mar, y luego se arrebujó en sus mantas.
Esa noche soñó, y contra todo pronóstico, fue un buen sueño. Al despertar, sonriendo, no recordaba nada de lo que en él había ocurrido, pero se sentía bien. A salvo. Fuerte.
Fue entonces cuando Mónica se vio enfrentada al hecho de que tenían que dejar el hogar en el que habían unido lazos, y se le enturbió un poco la mirada. Sin embargo, trató de apartar esos sentimientos y, lo primero, recogió el piso, que estaba desastroso, tratando de borrar todo el paso del trauma de la transformación y el de la llegada de la cizaña que les había robado a Fahran. Guardó todos los pedazos de espejo en su bolsito, incapaz de separarse de ninguno, y limpió lo mejor que pudo todo. Luego, preparó algo calentito para todos. No tenía hambre exactamente, pero les vendría bien. Le ofreció un plato a Lorenzo, asombrándose todavía con su altura y su transformación («Hmmm… ¿preferirá alfalfa ahora?»), y otro a Sinceridad, y se sentó.
—¿Tenemos que irnos hoy? —preguntó, reticente—. ¿No podemos irnos mañana? Hoy no estoy preparada para marcharme.
No es que le apeteciera mucho dar un paseo hacia vete tú a saber dónde bajo la lluvia, de nuevo expuestos a los peligros de la ciudad. Que sí, que ahora uno de ellos estaba lleno de ojos y el otro era un caballo, pero… no es que se muriese de ganas. Se resistiría a todo intento de convencerla de marcharse de allí esa noche. Y, además… ¿qué iba a pasar ahora? ¿Podían volver a sus mundos? ¿Con quién había que hablar para poner orden a todo este lío?
Cuando al fin acabaron de charlar, recoger sus escasas pertenencias y, en el caso de Mónica, asearse, se fueron a dormir. Su última noche en el faro. Mon no sabía cómo sentirse. Triste, desde luego. Le envió un pensamiento a Lebra y sopló un beso hacia el mar, y luego se arrebujó en sus mantas.
Esa noche soñó, y contra todo pronóstico, fue un buen sueño. Al despertar, sonriendo, no recordaba nada de lo que en él había ocurrido, pero se sentía bien. A salvo. Fuerte.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Faro (Archivo I)
30/09/18, 07:06 pm
Entraron juntas en silencio. Mónica se puso a cocinar y la roquense, de nuevo envuelta en su manta, se ofreció para ayudar a Lorenzo. Tenía mucho en lo que pensar pero muy poca posibilidad de actuar en base a lo que decidiera, así que decidió centrarse en el presente. Cenarían, charlarían, se irían a dormir, y a la mañana siguiente recogerían. Había olvidado las veces que se habían mudado en Tierra Bruja. Al menos en Rocavarancolia parecía que por fin iban a tener un sitio fijo por mucho tiempo, aunque no le hacía gracia que ahora de la nada tuvieran refugios señalados por las autoridades de la ciudad y no antes. <<¿Por qué no podemos quedarnos en el Faro si estaba abandonado cuando Lebra lo encontró? ¿Quiénes son los que mandan aquí? ¿De qué va esto?>>
Demasiados interrogantes sin respuesta. Los de sus amigos por lo menos sí podía responderlos. Se sentó a cenar con su amiga y le sonrió al hablarle. Sabía a qué se refería demasiado bien. No era el primer sitio al que la roquense había considerado "hogar" y tampoco era el primer hogar mancillado con sangre de amistades.
—No, ni hablar, nos iremos mañana. Lorenzo tiene que acostumbrarse a su cuerpo y yo a mis ojos. Hoy dormiremos y mañana nos despediremos de... de esto —le dio un apretón suave en la mano.
Después recogieron y cada cual hizo su ritual antes de acostarse. Sinceridad por su parte preparó su "bolsa de viaje", la misma que hizo cuando salieron del torreón. Había ido a Rocavarancolia solo con lo puesto y prácticamente había estado allí igual, con las mismas pertenencias. Lo que sí recuperaría al día siguiente serían sus pulseras y tobilleras, que no se las ponía por temor a perderlas. Aparte de ella misma, eran lo único original de Tierra Bruja.
Se acostó tarde. Había hecho un descubrimiento de su transformación que la dejó mareada un buen rato en una silla del salón, pero que les sería útil a rabiar. ¡Veía a través de los muros! Podía ver a sus amigos durmiendo en sus camas o donde estuvieran. No veía los colores de su ropa, por ejemplo, pero ni falta que hacía. Veía sus formas, sus siluetas. Y podía verles a la vez que ver todo el salón a su alrededor si se sentaba allí y abría muchos de sus ojos. Pero tenía que practicar mucho, muchísimo, y adaptarse a tantos ojos. Practicaría con ellos al día siguiente en su viaje por las calles. Pero no podría si no se acostaba, por mucha que fuera la emoción por conseguir dominar sus habilidades nuevas.
Y soñó. Volvió a Tierra Bruja. Volvió con su tribu, con sus amistades nómadas. Celebraron su regreso. Se sintió de nuevo en casa, querida y aceptada, útil con sus nuevos ojos, útil en las ciudades del Coro en su primera misión tras regresar. Útil al liberar condenados y presas. Radiante en las festividades en su honor por el drástico cambio: habían pasado de refugiados a ser un enemigo que el Coro temía. Serían libres. Y lloraba de alegría, dentro y fuera del sueño.
Pero de pronto, en mitad de la celebración, un rayo golpeó la hoguera y la Luna Roja rompió el cielo estrellado. Gritaba su nombre. Gritaba instrucciones para volver, para ir a su verdadero hogar. Del suelo salían monstruosidades infinitas. Iban a por ella, pero masacraron a todos los roquenses que estaban allí ante sus ojos sin poder hacer nada. Su visión le granjeó la pesadilla de ver tantos muertos como nunca. Y así, Rocavarancolia recuperó a su transformada, al milagro de la Luna Roja, por la fuerza.
Y Sinceridad despertó al desaparecer bajo la tierra, boqueando como si se asfixiara. ¿Acaso sus ojos veían algo más que el presente oculto a su alrededor? ¿Y si era cierto lo que acababa de ver? ¿Llevaría la muerte a los suyos si volvía para ayudar? La ciudad no le había transformado sin nada a cambio y de momento se llevó sus lágrimas.
Se abrazó a la almohada, sollozando en silencio por el torrente de emociones del sueño. Además, una voz, seguramente un resto del sueño, aún le dejaba caer una repetición de instrucciones para llegar a algún sitio: los nuevos refugios. No podía sacarse ni la voz ni el sueño de la cabeza, ni mucho menos huir de la sombra de la Luna Roja, y acabó durmiéndose mareada hasta que el amanecer la sacó de entre las mantas. Despertó como si le hubieran pegado una paliza así que bajó a trompicones a por agua, a echarse agua en la cara, más, ¡más! y a mirar su reflejo en el cubo. No solo necesitaba tiempo para sus ojos sino para asimilar toda la realidad a su alrededor, tiempo para averiguar cuál era el futuro que tenían por delante y para sí misma, para encajar todo lo que habían pasado y les quedaba por pasar. Llevaba tiempo esquivando esa tarea, esa "organización emocional", a falta de otro término mejor conocido por ella. Pero de momento debía actuar como si estuviera bien, como si no pasase nada, como si no creyera haber visto un futuro horrible.
—¡Si hay alguien despierto, estoy en el salón!
Demasiados interrogantes sin respuesta. Los de sus amigos por lo menos sí podía responderlos. Se sentó a cenar con su amiga y le sonrió al hablarle. Sabía a qué se refería demasiado bien. No era el primer sitio al que la roquense había considerado "hogar" y tampoco era el primer hogar mancillado con sangre de amistades.
—No, ni hablar, nos iremos mañana. Lorenzo tiene que acostumbrarse a su cuerpo y yo a mis ojos. Hoy dormiremos y mañana nos despediremos de... de esto —le dio un apretón suave en la mano.
Después recogieron y cada cual hizo su ritual antes de acostarse. Sinceridad por su parte preparó su "bolsa de viaje", la misma que hizo cuando salieron del torreón. Había ido a Rocavarancolia solo con lo puesto y prácticamente había estado allí igual, con las mismas pertenencias. Lo que sí recuperaría al día siguiente serían sus pulseras y tobilleras, que no se las ponía por temor a perderlas. Aparte de ella misma, eran lo único original de Tierra Bruja.
Se acostó tarde. Había hecho un descubrimiento de su transformación que la dejó mareada un buen rato en una silla del salón, pero que les sería útil a rabiar. ¡Veía a través de los muros! Podía ver a sus amigos durmiendo en sus camas o donde estuvieran. No veía los colores de su ropa, por ejemplo, pero ni falta que hacía. Veía sus formas, sus siluetas. Y podía verles a la vez que ver todo el salón a su alrededor si se sentaba allí y abría muchos de sus ojos. Pero tenía que practicar mucho, muchísimo, y adaptarse a tantos ojos. Practicaría con ellos al día siguiente en su viaje por las calles. Pero no podría si no se acostaba, por mucha que fuera la emoción por conseguir dominar sus habilidades nuevas.
Y soñó. Volvió a Tierra Bruja. Volvió con su tribu, con sus amistades nómadas. Celebraron su regreso. Se sintió de nuevo en casa, querida y aceptada, útil con sus nuevos ojos, útil en las ciudades del Coro en su primera misión tras regresar. Útil al liberar condenados y presas. Radiante en las festividades en su honor por el drástico cambio: habían pasado de refugiados a ser un enemigo que el Coro temía. Serían libres. Y lloraba de alegría, dentro y fuera del sueño.
Pero de pronto, en mitad de la celebración, un rayo golpeó la hoguera y la Luna Roja rompió el cielo estrellado. Gritaba su nombre. Gritaba instrucciones para volver, para ir a su verdadero hogar. Del suelo salían monstruosidades infinitas. Iban a por ella, pero masacraron a todos los roquenses que estaban allí ante sus ojos sin poder hacer nada. Su visión le granjeó la pesadilla de ver tantos muertos como nunca. Y así, Rocavarancolia recuperó a su transformada, al milagro de la Luna Roja, por la fuerza.
Y Sinceridad despertó al desaparecer bajo la tierra, boqueando como si se asfixiara. ¿Acaso sus ojos veían algo más que el presente oculto a su alrededor? ¿Y si era cierto lo que acababa de ver? ¿Llevaría la muerte a los suyos si volvía para ayudar? La ciudad no le había transformado sin nada a cambio y de momento se llevó sus lágrimas.
Se abrazó a la almohada, sollozando en silencio por el torrente de emociones del sueño. Además, una voz, seguramente un resto del sueño, aún le dejaba caer una repetición de instrucciones para llegar a algún sitio: los nuevos refugios. No podía sacarse ni la voz ni el sueño de la cabeza, ni mucho menos huir de la sombra de la Luna Roja, y acabó durmiéndose mareada hasta que el amanecer la sacó de entre las mantas. Despertó como si le hubieran pegado una paliza así que bajó a trompicones a por agua, a echarse agua en la cara, más, ¡más! y a mirar su reflejo en el cubo. No solo necesitaba tiempo para sus ojos sino para asimilar toda la realidad a su alrededor, tiempo para averiguar cuál era el futuro que tenían por delante y para sí misma, para encajar todo lo que habían pasado y les quedaba por pasar. Llevaba tiempo esquivando esa tarea, esa "organización emocional", a falta de otro término mejor conocido por ella. Pero de momento debía actuar como si estuviera bien, como si no pasase nada, como si no creyera haber visto un futuro horrible.
—¡Si hay alguien despierto, estoy en el salón!
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