Faro (Archivo I)
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Lumichen
Tak
Giniroryu
Leonart
Zarket
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- Bellota
Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.Personajes : ● Mónica: Bruja de los espejos. Terrícola.
Heridas/enfermedades : ● Mónica: Pequeñas cicatrices por el cuerpo.
Manos heridas, chichón en la cabeza.
Armas : ●Mónica: Bolsito de pompones rosa multiusos.
Cuchillo del pan.
Espejos.
Status : «En busca de 12.: el romance».
Humor : No.
Faro (Archivo I)
01/08/17, 10:53 am
Recuerdo del primer mensaje :
Mónica se rio cuando doña Plumitas bromeó con ella al respecto de su baile de la victoria, momento en que aprovechó para hacer un poco más el tonto y volver a bailotear.
—¿Algún problema con mis maravillosas habilidades de baile, señorita? ¿Tienes envidia? ¿Eh? ¿Eh? —comentó mientras hacía un círculo a su alrededor y daba una palmada al aire.
Se sentía bien bromear. Tras un rato de camino los ojos se desvanecieron y Mónica suspiró, relajada. Siguió caminando en silencio, olisqueando el aire cuando la sorprendió el olor a mar, pero sin decir nada. Comenzaba a tener algo de hambre, así que metió la mano en la mochila, sacó un par de las bolitas que había hecho con fruta y frutos secos y les ofreció a sus compañeros. —¿Queréis? Están ricas.
Finalmente se encontraron frente a un edificio. Un faro. No había posibilidad de error.
—¿Por qué habrá aquí un faro? ¿Necesitan prevenir a los barcos? ¿Habéis visto barcos? —preguntó, desconcertada, más bien para ella que para los demás—. ¿Entramos? —Mon se asomó con mucha precaución a la puerta y susurró— Calimero, Picasso, ¿estáis ahí dentro?
Mónica se rio cuando doña Plumitas bromeó con ella al respecto de su baile de la victoria, momento en que aprovechó para hacer un poco más el tonto y volver a bailotear.
—¿Algún problema con mis maravillosas habilidades de baile, señorita? ¿Tienes envidia? ¿Eh? ¿Eh? —comentó mientras hacía un círculo a su alrededor y daba una palmada al aire.
Se sentía bien bromear. Tras un rato de camino los ojos se desvanecieron y Mónica suspiró, relajada. Siguió caminando en silencio, olisqueando el aire cuando la sorprendió el olor a mar, pero sin decir nada. Comenzaba a tener algo de hambre, así que metió la mano en la mochila, sacó un par de las bolitas que había hecho con fruta y frutos secos y les ofreció a sus compañeros. —¿Queréis? Están ricas.
Finalmente se encontraron frente a un edificio. Un faro. No había posibilidad de error.
—¿Por qué habrá aquí un faro? ¿Necesitan prevenir a los barcos? ¿Habéis visto barcos? —preguntó, desconcertada, más bien para ella que para los demás—. ¿Entramos? —Mon se asomó con mucha precaución a la puerta y susurró— Calimero, Picasso, ¿estáis ahí dentro?
- Los motes:
-Barael.
-Daerhien: Gominola.
-Dafne: Lerdafne.
-Eorlir: Picasso
-Eriel: Cenizo.
-Innadriel: Calimero.
-Lorenzo: Íñigo Montoya.
-Nad: Zanahoria/Zana.
-Rádar: Mandón.
-Sakrilt: Krit.
-Siete: Tritón.
-Sinceridad: Doña Plumitas.
-Sox: Vampy.
-Fahran Xaorhalan: Rapunzel.
-Tayron: T-fichas.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Faro (Archivo I)
04/08/18, 05:30 pm
El español gritaba por ella, eclipsaba sus propios quejidos. Ella estaba llegando a plantearse si un buen golpe en la cabeza la dejaría lo suficientemente inconsciente como para aguantar ese suplicio, pero no lo parecía. Había visto a heridos caer rendidos de dolor, pero Lorenzo aún aguantaba. Y ella... ella por más que intentaba refugiarse en la oscuridad y soportar ahí su propio dolor, no conseguía dejar de ver cosas indescriptibles. Sabía que estaba debajo de la mesa de madera que había estado en el Faro desde que llegaron, pero no la reconocía. Ni siquiera sabía si era eso lo que estaba viendo. No. Ni siquiera podía tener la certeza de estar viendo y tampoco es que el dolor le dejase pensar.
Más heridas se abrieron sin piedad, algunas en sus espaldas, otras en sus piernas. Consiguió tumbarse de costado para ponérselo fácil y se retorcería mientras aquellas cosas saliesen de sus músculos. Aquellas cosas que se habían ido formando lentamente bajo su piel. Al menos, al menos... Al menos no parecían huevos o parásitos. Pero no suponía ningún alivio sentir apéndices nuevos por todo su cuerpo. Palpitantes. Calientes. Dolorosos. Y, por lo que sentía al moverse, al roce de la piel, su superficie era dura.
Pero todos esos pensamientos no eran más que sensaciones fugaces. El coro de gritos de ambos y su propia tortura eran suficiente. Ni quería ni podía centrarse en otra cosa que en esperar el final de aquello. Pero, a pesar de esto, en los segundos de calma entre herida y herida, en esos segundos de lucidez intentaba afinar el oído por si oía de nuevo a su amiga. No quería que su último recuerdo antes del final, ya significara este su muerte o acabar convertida en un monstruo, fueran los alaridos de Lorenzo. Quería poder escucharles a salvo y se lo repetía entre quejido y quejido. Pero no, tan solo escuchaba gritos y el repiquetear de la lluvia en las ventanas. Llovía, aunque fuera una tormenta, y habría llorado si hubiera podido, porque ya ni eso podría ver.
Más heridas se abrieron sin piedad, algunas en sus espaldas, otras en sus piernas. Consiguió tumbarse de costado para ponérselo fácil y se retorcería mientras aquellas cosas saliesen de sus músculos. Aquellas cosas que se habían ido formando lentamente bajo su piel. Al menos, al menos... Al menos no parecían huevos o parásitos. Pero no suponía ningún alivio sentir apéndices nuevos por todo su cuerpo. Palpitantes. Calientes. Dolorosos. Y, por lo que sentía al moverse, al roce de la piel, su superficie era dura.
Pero todos esos pensamientos no eran más que sensaciones fugaces. El coro de gritos de ambos y su propia tortura eran suficiente. Ni quería ni podía centrarse en otra cosa que en esperar el final de aquello. Pero, a pesar de esto, en los segundos de calma entre herida y herida, en esos segundos de lucidez intentaba afinar el oído por si oía de nuevo a su amiga. No quería que su último recuerdo antes del final, ya significara este su muerte o acabar convertida en un monstruo, fueran los alaridos de Lorenzo. Quería poder escucharles a salvo y se lo repetía entre quejido y quejido. Pero no, tan solo escuchaba gritos y el repiquetear de la lluvia en las ventanas. Llovía, aunque fuera una tormenta, y habría llorado si hubiera podido, porque ya ni eso podría ver.
- Lumichen
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Faro (Archivo I)
08/08/18, 05:08 pm
Los dias y semanas pasaban, y Fahran ya ni podia apreciarlos. Habia perdido toda voluntad o gana de abandonar el cuarto, ni si quiera para comer, con lo que esperaria a que los demás niños no estuvieran para coger comida. Cosas terribles les estaban pasando, les podia oir a través de las paredes cuchichear. Una chica habia muerto y estaban todos pasando por el duelo y otros dolores.
Se alegraria, pensó, si ella pudiera morirse tambien. Sus ojos se dirigieron hacia el techo, vacios y sin color. Se habia trenzado el pelo haria un tiempo, no queriendo ver los enormes huecos que se habia hecho en la cabellera, pero con el tiempo habian crecido hacia afuera, en un pandemonio de pinchos y desastre de puntas que se abrian en todas direcciones.
Ya no le importaba nada. O más bien, desearia que no le importase. Roaxen no vino a por ella al final. Sintió algo de alivio por el dolor. Un dolor que ardía, trepando por sus pies hacia sus piernas pasandole por la espalda.
Su cuerpo temblaba, se arrebujaba de agonia, pero su expresión permanecia sin cambiar, fría y vacia. Podia oir los chillidos de los demás haciendo eco a través del edificio, ardiendole en la sien. Por el Emperador, deseaba morirse ya de una vez. O al menos sufrir en silencio, como lo hacia en aquellos momentos. Como habia hecho siempre.
La sábana cayó de sus hombros cuando se incorporó e hizo amago de salir de la cama. Comos i caminase sobre el filo de un cuchillo, sus pies ardían de dolor bajo su peso, pero Fahran siguió caminando de todas formas No sabia porque, pero sabia que debia de ir. Para cuando se percató de lo que habia pasado, se encontró desnuda, metida en la bañera y su ropa esparcida sobre el suelo. Se miró las manos y frotó las yemas arrugadas de sus dedos sobre su cara.
El agua estaba fría, pero no hizo esfuerzo por levantarse. Recostandose hacia atrás, cerró los ojos, sintiendo el dolor amortiguado esparcirse por el agua. No sabia si se trataba de la temperatura del agua, pero esta parecia calmarle la dolencia.
No fue sino entonces que notó algo burbujeando bajo la superficie. Sus ojos se abrieron de par en par. El agua estaba teñida de rojo. Un grito reseco y asustado salió de entre sus labios a medida que vío su cuerpo cubierto de pequeños cortes sobre su piel. Sus brazos se agarrraron a sus hombros a medida que se retorcia de agonía.
Quiso levantarse, pero las piernas ya no le respondian.
Se alegraria, pensó, si ella pudiera morirse tambien. Sus ojos se dirigieron hacia el techo, vacios y sin color. Se habia trenzado el pelo haria un tiempo, no queriendo ver los enormes huecos que se habia hecho en la cabellera, pero con el tiempo habian crecido hacia afuera, en un pandemonio de pinchos y desastre de puntas que se abrian en todas direcciones.
Ya no le importaba nada. O más bien, desearia que no le importase. Roaxen no vino a por ella al final. Sintió algo de alivio por el dolor. Un dolor que ardía, trepando por sus pies hacia sus piernas pasandole por la espalda.
Su cuerpo temblaba, se arrebujaba de agonia, pero su expresión permanecia sin cambiar, fría y vacia. Podia oir los chillidos de los demás haciendo eco a través del edificio, ardiendole en la sien. Por el Emperador, deseaba morirse ya de una vez. O al menos sufrir en silencio, como lo hacia en aquellos momentos. Como habia hecho siempre.
La sábana cayó de sus hombros cuando se incorporó e hizo amago de salir de la cama. Comos i caminase sobre el filo de un cuchillo, sus pies ardían de dolor bajo su peso, pero Fahran siguió caminando de todas formas No sabia porque, pero sabia que debia de ir. Para cuando se percató de lo que habia pasado, se encontró desnuda, metida en la bañera y su ropa esparcida sobre el suelo. Se miró las manos y frotó las yemas arrugadas de sus dedos sobre su cara.
El agua estaba fría, pero no hizo esfuerzo por levantarse. Recostandose hacia atrás, cerró los ojos, sintiendo el dolor amortiguado esparcirse por el agua. No sabia si se trataba de la temperatura del agua, pero esta parecia calmarle la dolencia.
No fue sino entonces que notó algo burbujeando bajo la superficie. Sus ojos se abrieron de par en par. El agua estaba teñida de rojo. Un grito reseco y asustado salió de entre sus labios a medida que vío su cuerpo cubierto de pequeños cortes sobre su piel. Sus brazos se agarrraron a sus hombros a medida que se retorcia de agonía.
Quiso levantarse, pero las piernas ya no le respondian.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Re: Faro (Archivo I)
08/08/18, 06:08 pm
Basilisco
Tres golpes, uno detrás del otro acometieron la puerta, a cada cual abollándola aun más, llegando a un punto que las bisagras no pudieron más, y un cuarto golpe bastó para saltar la puerta del quicio. Golpeando el suelo con un estruendo, una ola de calor proviniente de la playa entró al cuarto y, con esta, una figura sombria.
Vestido con un chal y americana negros, camisa lila y corbata en conjunto al color oscuro, el ulterano se adentró por el rellano, pisando la puerta con sus pristinas botas de cuero negro. Un parche exquisitamente decorado con filigranas en oro ocultaba un ojo y el otro, completamente negro como una bola de billar, miraba hacia el vacio. Alzando una mano, gesticuló un amago de un puño y golpeó suavemente el aire.
-¿Toc toc?- preguntó con una expresión confusa.
Aquel acto, o broma, duró poco pues su voz se vió ensordecida por los gritos que habia dentro. Una de sus manos en el chal y la otra al aire, enguatada en cuero negro, sobrepasó la puerta tirada y se adentró al epicentro donde los nuevos monstruos de la ciudad aun se estaban concentrando. Sus aullidos de dolor eran del todo molestos, dictaminó, pero no veia ni pizca de la presencia de Fahran. Mas sabia que estaban a dentro.
Con un gesto descarado, les vaticinó un hechizo de enmudecedor y, sin dedicarles una segunda mirada a los agonizantes niños a sus pies, atendió a sus oidos. Más arriba, podia discernir un grito. Un grito de lo más suculento y femenino.
Sabiendo que aquellos niños que se encontraban en aquella planta, quedaba por descartar que arriba seria donde encontraria su premio. De tanta espera y tanto trabajo, por fin recibiria su recompensa.
El placer que podia palpar en el aire, el miedo, el horror, la agonia y, más importante, la vulnerabilidad sin duda le llenaron de extasia, sin embargo, debia atender a otros asuntos y cuanto antes. Su lasciva mente ya estaba precipitandose ante la sorpresa que se iba a llevar. Queria algo genuino a primera vista, no a través de la niebla mágica, como tantas veces habia visto las delicias del cuerpo de la chica.
De su sorpresa ahí dependeria, si salia de aquel sitio con un coñito exótico, o con un poderoso esclavo. Quizás ambos. No podia contener el buen humor en el que se encontraba.
-Disfrutad de la bendición de la Luna Roja. Delectaos en como penetra vuestro cuerpo y rompe, reconstruye y empodera vuestra castidad y pureza transformandolos en algo horrible horrible y abyecto.-les dijo a los supurantes enmudecidos antes de dirigirse a tomar las escaleras y subir por estas. Estaba desvocandose por segundos. La Luna en el aire, le hacia hervir la sangre.
De la antelación se le erizaban los pelos de la nuca y a cada grito de ella que le acariciaba sus oidos le era más dificil contener el ídolo que se alzaba entre sus piernas exultante, expectante.
Unos gritos que se mezclaban con el salpicar del agua. Se estaba bañando. Relamiendose los labios abrio la puerta de par en par y contempló la escena ahí dispuesta.Y sonrió. Afilados dientes dispuestos en filas se retorcieron para la más abyecta y pervertida de las sonrisas cuando contempló la figura de la chica transformante y su cuerpo desnudo. Cual sabueso presentado como un filete, tuvo que resistir babear insitu.
Cambiando inmediatamente su dispoción a una que le permitiria interpretar su papel, cruzó la estancia en un par de rápidas zancadas.
-¡F-Fahran! ¡Oh mi pequeña y pobre Flany!-
Tirandose dramáticamente al suelo al lado de la bañera, se empapó los pantalones. Aquellos pantalones eran demasiado caros para haber hecho eso.Maldijo para sus adentros y continuó con el show. Dirigiendo su mano enguatada empezó a acariciar su cabeza.- Cuanto te he echado de menos, mi pobre lirio endeble...-
Volcado sobre la bañera la recogió de la cara le dio un breve pero intenso beso forzado. Solo se separia de sus labios cuando fingió acordarse de algo. Acariciandole la cabeza, rebuscó en el bolsillo del chal, extrayendo un pequeño frasco del tamaño de una pastilla. Dentro habia un liquido viscoso y de color púrpura. Rompiendo la tapa de un mordisco, volcó el contenido sobre su boca, agarrandola de la nuca.
-Ten, bebe, te ayudara con el dolor... Pobrecita... Mi pobre Flanny...-
Hizo un amago de abrazarla, pero vio que ya no era necesario. La droga actuo rápido dejandola sumergida en un trance de extasis. Su gesto babeante y retorcido en una sonrisa estúpida le aseguró que ya no tenia que sobre exagerar. Ya estaba en su control. Dejando su cabeza caer con poca delicadeza, se dió en la nuca con la porcelana pero no le pareció importar. La ulterana se estaba retorciendo de placer en aquellos momentos y tan solo seria consciente de un mundo y una realidad de color rosa, sin dolor ni angustias.
Poniendose de pie, el ulterano se sacudió los pantalones empapados con una cara desagradable antes de girarse hacia la todavia sangrante xolnita y le hizo una pregunta.
-¿Tienes algo que recoger o nos podemos ir ya a nuestra casa?- dejó una breve pausa.-Si, te he venido a recoger, como prometí. Soy un hombre que cumple sus promesas, ¿no es asi?-le preguntó cogiendola de la barbilla.
Tres golpes, uno detrás del otro acometieron la puerta, a cada cual abollándola aun más, llegando a un punto que las bisagras no pudieron más, y un cuarto golpe bastó para saltar la puerta del quicio. Golpeando el suelo con un estruendo, una ola de calor proviniente de la playa entró al cuarto y, con esta, una figura sombria.
Vestido con un chal y americana negros, camisa lila y corbata en conjunto al color oscuro, el ulterano se adentró por el rellano, pisando la puerta con sus pristinas botas de cuero negro. Un parche exquisitamente decorado con filigranas en oro ocultaba un ojo y el otro, completamente negro como una bola de billar, miraba hacia el vacio. Alzando una mano, gesticuló un amago de un puño y golpeó suavemente el aire.
-¿Toc toc?- preguntó con una expresión confusa.
Aquel acto, o broma, duró poco pues su voz se vió ensordecida por los gritos que habia dentro. Una de sus manos en el chal y la otra al aire, enguatada en cuero negro, sobrepasó la puerta tirada y se adentró al epicentro donde los nuevos monstruos de la ciudad aun se estaban concentrando. Sus aullidos de dolor eran del todo molestos, dictaminó, pero no veia ni pizca de la presencia de Fahran. Mas sabia que estaban a dentro.
Con un gesto descarado, les vaticinó un hechizo de enmudecedor y, sin dedicarles una segunda mirada a los agonizantes niños a sus pies, atendió a sus oidos. Más arriba, podia discernir un grito. Un grito de lo más suculento y femenino.
Sabiendo que aquellos niños que se encontraban en aquella planta, quedaba por descartar que arriba seria donde encontraria su premio. De tanta espera y tanto trabajo, por fin recibiria su recompensa.
El placer que podia palpar en el aire, el miedo, el horror, la agonia y, más importante, la vulnerabilidad sin duda le llenaron de extasia, sin embargo, debia atender a otros asuntos y cuanto antes. Su lasciva mente ya estaba precipitandose ante la sorpresa que se iba a llevar. Queria algo genuino a primera vista, no a través de la niebla mágica, como tantas veces habia visto las delicias del cuerpo de la chica.
De su sorpresa ahí dependeria, si salia de aquel sitio con un coñito exótico, o con un poderoso esclavo. Quizás ambos. No podia contener el buen humor en el que se encontraba.
-Disfrutad de la bendición de la Luna Roja. Delectaos en como penetra vuestro cuerpo y rompe, reconstruye y empodera vuestra castidad y pureza transformandolos en algo horrible horrible y abyecto.-les dijo a los supurantes enmudecidos antes de dirigirse a tomar las escaleras y subir por estas. Estaba desvocandose por segundos. La Luna en el aire, le hacia hervir la sangre.
De la antelación se le erizaban los pelos de la nuca y a cada grito de ella que le acariciaba sus oidos le era más dificil contener el ídolo que se alzaba entre sus piernas exultante, expectante.
Unos gritos que se mezclaban con el salpicar del agua. Se estaba bañando. Relamiendose los labios abrio la puerta de par en par y contempló la escena ahí dispuesta.Y sonrió. Afilados dientes dispuestos en filas se retorcieron para la más abyecta y pervertida de las sonrisas cuando contempló la figura de la chica transformante y su cuerpo desnudo. Cual sabueso presentado como un filete, tuvo que resistir babear insitu.
Cogito Ergo Sum escribió:♕ ¡ B i n g o !
Cambiando inmediatamente su dispoción a una que le permitiria interpretar su papel, cruzó la estancia en un par de rápidas zancadas.
-¡F-Fahran! ¡Oh mi pequeña y pobre Flany!-
Tirandose dramáticamente al suelo al lado de la bañera, se empapó los pantalones. Aquellos pantalones eran demasiado caros para haber hecho eso.Maldijo para sus adentros y continuó con el show. Dirigiendo su mano enguatada empezó a acariciar su cabeza.- Cuanto te he echado de menos, mi pobre lirio endeble...-
Volcado sobre la bañera la recogió de la cara le dio un breve pero intenso beso forzado. Solo se separia de sus labios cuando fingió acordarse de algo. Acariciandole la cabeza, rebuscó en el bolsillo del chal, extrayendo un pequeño frasco del tamaño de una pastilla. Dentro habia un liquido viscoso y de color púrpura. Rompiendo la tapa de un mordisco, volcó el contenido sobre su boca, agarrandola de la nuca.
-Ten, bebe, te ayudara con el dolor... Pobrecita... Mi pobre Flanny...-
Hizo un amago de abrazarla, pero vio que ya no era necesario. La droga actuo rápido dejandola sumergida en un trance de extasis. Su gesto babeante y retorcido en una sonrisa estúpida le aseguró que ya no tenia que sobre exagerar. Ya estaba en su control. Dejando su cabeza caer con poca delicadeza, se dió en la nuca con la porcelana pero no le pareció importar. La ulterana se estaba retorciendo de placer en aquellos momentos y tan solo seria consciente de un mundo y una realidad de color rosa, sin dolor ni angustias.
Poniendose de pie, el ulterano se sacudió los pantalones empapados con una cara desagradable antes de girarse hacia la todavia sangrante xolnita y le hizo una pregunta.
-¿Tienes algo que recoger o nos podemos ir ya a nuestra casa?- dejó una breve pausa.-Si, te he venido a recoger, como prometí. Soy un hombre que cumple sus promesas, ¿no es asi?-le preguntó cogiendola de la barbilla.
- Bellota
Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.
Re: Faro (Archivo I)
08/08/18, 07:09 pm
Mónica se aovilló todavía más sobre sí misma, gritando mudamente en su refugio espejado, tapándose la cara para no ver a Lorenzo, para no ver a Sinceridad, para no verles sufrir. Quería olvidar esto para siempre, quería ayudarles, quería desaparecer, quería que todo fuera un sueño.
En ese momento un desconocido con una figura amenazante entró en el torreón y, con un gesto, silenció a sus amigos. Mónica se horrorizó, ya que, ante el silencio repentino, solo pudo pensar en que los había matado. Se levantó, temblando de miedo y rabia, y se arrojó contra su prisión de cristal, dispuesta a defenderlos. "¡Aléjate de ellos!", gritaba. Funcionó, pero funcionó mal. La humana atravesó el espejo, rompiéndolo, y cayó sobre los cristales, cortándose las manos y dándose un fuerte golpe en la cabeza. Atontada, sobre el suelo, solo pudo arrastrarse hacia Lorenzo y gemir, sintiéndose vulnerable.
En ese momento un desconocido con una figura amenazante entró en el torreón y, con un gesto, silenció a sus amigos. Mónica se horrorizó, ya que, ante el silencio repentino, solo pudo pensar en que los había matado. Se levantó, temblando de miedo y rabia, y se arrojó contra su prisión de cristal, dispuesta a defenderlos. "¡Aléjate de ellos!", gritaba. Funcionó, pero funcionó mal. La humana atravesó el espejo, rompiéndolo, y cayó sobre los cristales, cortándose las manos y dándose un fuerte golpe en la cabeza. Atontada, sobre el suelo, solo pudo arrastrarse hacia Lorenzo y gemir, sintiéndose vulnerable.
- Lumichen
Ficha de cosechado
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Habilidades:
Re: Faro (Archivo I)
08/08/18, 10:51 pm
Después de que el dolor le habia llegado hasta sus muñecas otro chillido agudo hizo eco en el baño. Abiertos en canal, sus brazos ahora tambien espumeaban. Su cuerpo se debilitaba por segundos debido a la pérdida de la sangre y el frío. A este paso se iba a morir.
Y entonces, como en los cuentos de hadas que Fahran se inventaba desde pequeña antes de irse a dormir, la puerta se abrió de par en par. Y ahi se tuvo su Principe. Por un instante, todo dolor desapareció cuando sus ojos se encontraron. Incluso habia parado de temblar.
Tenia una pinta distinta, y habia crecido y cambiado. Pero sus maneras y personalidad seguian siendo las mismas. Era el mismo Roaxen.
-¡R-Roaxen!- la chica soltó un chillido de excitación.-¿Esto es real? ¿Estoy alucinando?-
Alargó el brazo le cogió de la muñeca para sentir el hecho de que aquello era real, que de veras estaba pasando. Su cuerpo, sin embargo, cayó a plomo cuando sus piernas le fallaron. La chica, completamente cubierta de espuma rojiza, sollozó ruidosamente, como si aquello tan solo se tratase de otra broma cruel que el destino queria jugarle.
Para su sorpresa, sin embargo, Roaxen se le acercó e incluso enseñó muestras de estar preocupado por ella. ¿Preocupado? ¿Él? O lo que era más, ¿Por ella? Sin darle tiempo para pensar, le cogió de la cabeza y acercó su cara a la suya. Los ojos de la chica se abrieron como platos, incluso antes de que su mente registrase lo que estaba pasando.
Sus labios puestos contra los suyos, tan suaves y gentiles, como siempre los habia imaginado. ¿Estaba soñando? ¿Se habia muerto entonces? Se sentia liviana, como una pluma, derritiendose en sus manos, con lágrimas que no cesaban de caer por sus carrillos. A medida que se separaron, Fahran se acordó de respirar de nuevo justo antes de que sacase el frasquito con la droga.
No se lo pensó dos veces, demasiado aturdida todavia por la acción del chico. Cuando este le ordenó abrir la boca así ella lo hizo, sin vacilar, tragandose aquella sustancia viscosa. En tan solo segundos, su cabeza comenzó a darle vueltas, y el agua en la bañera le pareció que estaba hirviendo.
-No necesito ninguna de esas cosas...-dijo intentando salir de la bañera, con los cortes abriendose de nuevo y cubriendose de espuma, pero no parecia importarle, o más bien, sentir el dolor o si quiera de darse cuenta que estaba completamente desnuda delante de él.
-¡Roxxy! ¡Siempre supe que volverias a por mi!- queria ir junto a él, abrazarle, pero sus pies le fallaron y le hicieron aterrizar con su cara sobre el duro suelo, saltandole dientes que escupiria al incorporarse.
Sin parecer importarle la chica le miraba con ardiente admiración y se arrastró hacia sus pies, dejando un rastro de sangre tras de si.
-¡Si! ¡Todo un caballero!- sus brazos se adhirieron con fervor a sus piernas frotandose febrilmente contra sus botas. - ¡Roxxy es el mejor! ¡No paré de pensar en ti todos los dias, cada segundo!-
Y entonces, como en los cuentos de hadas que Fahran se inventaba desde pequeña antes de irse a dormir, la puerta se abrió de par en par. Y ahi se tuvo su Principe. Por un instante, todo dolor desapareció cuando sus ojos se encontraron. Incluso habia parado de temblar.
Tenia una pinta distinta, y habia crecido y cambiado. Pero sus maneras y personalidad seguian siendo las mismas. Era el mismo Roaxen.
-¡R-Roaxen!- la chica soltó un chillido de excitación.-¿Esto es real? ¿Estoy alucinando?-
Alargó el brazo le cogió de la muñeca para sentir el hecho de que aquello era real, que de veras estaba pasando. Su cuerpo, sin embargo, cayó a plomo cuando sus piernas le fallaron. La chica, completamente cubierta de espuma rojiza, sollozó ruidosamente, como si aquello tan solo se tratase de otra broma cruel que el destino queria jugarle.
Para su sorpresa, sin embargo, Roaxen se le acercó e incluso enseñó muestras de estar preocupado por ella. ¿Preocupado? ¿Él? O lo que era más, ¿Por ella? Sin darle tiempo para pensar, le cogió de la cabeza y acercó su cara a la suya. Los ojos de la chica se abrieron como platos, incluso antes de que su mente registrase lo que estaba pasando.
Sus labios puestos contra los suyos, tan suaves y gentiles, como siempre los habia imaginado. ¿Estaba soñando? ¿Se habia muerto entonces? Se sentia liviana, como una pluma, derritiendose en sus manos, con lágrimas que no cesaban de caer por sus carrillos. A medida que se separaron, Fahran se acordó de respirar de nuevo justo antes de que sacase el frasquito con la droga.
No se lo pensó dos veces, demasiado aturdida todavia por la acción del chico. Cuando este le ordenó abrir la boca así ella lo hizo, sin vacilar, tragandose aquella sustancia viscosa. En tan solo segundos, su cabeza comenzó a darle vueltas, y el agua en la bañera le pareció que estaba hirviendo.
-No necesito ninguna de esas cosas...-dijo intentando salir de la bañera, con los cortes abriendose de nuevo y cubriendose de espuma, pero no parecia importarle, o más bien, sentir el dolor o si quiera de darse cuenta que estaba completamente desnuda delante de él.
-¡Roxxy! ¡Siempre supe que volverias a por mi!- queria ir junto a él, abrazarle, pero sus pies le fallaron y le hicieron aterrizar con su cara sobre el duro suelo, saltandole dientes que escupiria al incorporarse.
Sin parecer importarle la chica le miraba con ardiente admiración y se arrastró hacia sus pies, dejando un rastro de sangre tras de si.
-¡Si! ¡Todo un caballero!- sus brazos se adhirieron con fervor a sus piernas frotandose febrilmente contra sus botas. - ¡Roxxy es el mejor! ¡No paré de pensar en ti todos los dias, cada segundo!-
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Faro (Archivo I)
08/08/18, 11:22 pm
Lorenzo
El español que apenas podia darse cuenta de lo que pasaba a su alrededor, logró percibir al individuo que habia echado la puerta abajo cuando escuchó su voz en la nuca. Girandose repentínamente, sus pezuñas dieron un vuelco y lograron salir del agarrote con el que habian nacido. Sacudiendolas salvajemente, sintió descargas de dolor intensificadas cada vez que intentaba poner algún orden a los espasmos. Tan solo logró poner control sobre estos nuevos apendices cuando se mordió el carrillo y la boca se le llenó con el sabor de la sangre.
Mónica, quien habia salido del espejo en algún momento, parecia querer guarecerse del individuo.
Febril y mareado, el diestro tan solo supo de coger a la chica y acercarla para si, abrazandola fuertemente mientras el dolor le daba palpitaciones. Intentaria fijar la vista en quien era. Podia notar el pelo purpura y sus palabras casi llegaban más claras de lo que podia entenderse en una conversacion. Pero Lorenzo estaba gritando a ratos. El dolor de desgañitarse se habia apoderado de su garganta y ahora cada vez que sentia un nuevo surco de dolor este se replicaba cuando forzaba la garganta a gritar.
A grito mudo, se quedó afónico.
Abrazando a Mónica con un brazo intentó interpelar contra el individuo levantando su otra mano en señal de paz, pero sus palabras afónicas fueron enmudecidas por alguna magia. Intentaba ahora hablar con Mónica, pero tan solo oia silencio. Ni si quiera notaba su garganta vibrar. Llamaba a Sinceridad, nada. Era la afonia completa y de alguna forma esto le asustaba más al diestro que los apendices cubiertos en sangre que ahora le temblaban colgando de su nueva posterior.
Basilisco
El xolnita habia sido demasiado lento o descuidado con la chica. Mientras se habia distraido olfateando su ropa interior usada, vamos, lo que era una cuestion de parpadear, se habia intentado levantar y se dió de bruces contra el suelo. Con la cara ensangrentada y llena de espuma, la Cizaña se inclinó para recogerle el cuerpo. Chasqueando con la lengua, sacaria un pañuelo bordado con sus iniciales con un gesto amargo para limpiarle la cara.
-¡Mira lo que te has hecho, Torpe!-la regañó suavemente a medida que le limpiaba la cara.
Habia perdido dientes que ni eran esenciales ni una gran pérdida, así que todo considerado, su cara todavia era follable. Que alivio.
-Será mejor que nos vayamos entonces. Cuanto antes lleguemos a casa y te meta en tu nueva bañera antes lograrás encontrarte agusto.- le indicó y, tras besar su frente, el ulterano se inclinó y la cogió de la espalda y cadera, cargando con ella como si se tratase de una novia en la noche de bodas. E iban a tener una suerte de noche de bodas, así que era propio aquello, pensó.
Abriendo la puerta de una patada, el ulterano llevaba a la chica drogada en sus brazos. Sangre espumosa virtiendose por toda su ropa muy a su pesar y con un paseo pesado se dirigió a la escalera, bajando por esta con algo de dificultad. En parte porque tampoco estaba físicamente muy capacitado, su protesis temporal era inconveniente de usar y que la chica estaba cubierta por resbaladiza espuma de sangre.
A medida que pasaron de largo de los otros chicos transformados, Roaxen alzaria una ceja y le diria a la xolnita en voz alta:
-Dile adios a tus amiguitos, querida.-
Sin embargo, la nereida no pareció estar de acuerdo, negando fuerte con la cabeza y optando por acurrucarse más en sus brazos, sintiendose la felicidad hecha carne.
-¿No? Está bien, no son la gran cosa después de todo...-
Y con eso, salieron del faro para nunca volver. Al instante que desaparecieron por el umbral de la puerta esta se recompuso en su lugar, reparandose perfectamente como una vez habia estado antes de que el ulterano la habia tirado abajo. Y a su vez cuando esta estuvo completamente reparada, el hechizo de insonorización se levantó y lo supieron porque el grito ronco de Lorenzo desgañitó el aire de nuevo.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
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— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Faro (Archivo I)
10/08/18, 01:51 am
No veía... No veía nada concreto. Tan solo borrones, flashes, sombras, curvas, alteraciones sin sentido ni forma. Le dolían los ojos de apretar los músculos que los solían cerrar, pero no los... No los... ¿No estaban? Sabía que algo los cubría, lo había palpado con las manos, pero... No sabía qué le estaba pasando en la cara y mucho menos podía ponerle palabras. Sus ojos simplemente habían dejado de responder. ¡Pero seguía viendo... cosas! Y seguía gritando de dolor y de frustración. Seguía. Seguiría.
Hasta que el golpe de la puerta la acalló. Intentó guardar silencio y centrarse en el ruido ajeno, pero lo poco que pudo escuchar no servía de nada. Alguien había entrado. Lorenzo también guardaba silencio... ¿Acaso su tortura habría terminado ya? Se vio con fuerzas para preguntar qué sucedía, pero no salió sonido alguno de su garganta. Asustada, gritó. Y gritó. Y acabó tosiendo, pero sin ruido. Tenía más ganas de llorar por pura desesperación que del propio dolor. Pero no pudo. ¿No podía tampoco? Le habría venido de lujo esa sensación de alivio, aunque fuera temporal. Aunque fuera por tener algo limpio encima, no tanta sangre, plumas pegadas y tantos restos de las heridas.
Lo que fuera que había entrado se perdió escaleras arriba. Allí solo quedaba la ulterana, o al menos no la había escuchado bajar. ¿Eso era lo que le deparaba la ciudad ahora? ¿Sobrevivir sin su visión, aguzando el oído? Así fue como escuchó una serie de crujidos de cristales. ¿Cristales? ¡Cristales! Consiguió escurrirse de debajo de la mesa con la esperanza de distinguir a Mónica entre los borrones que percibía, pero no vio ni escuchó nada, solo quejidos. Quiso llamar a sus amigos, pero, de nuevo, solo se hizo daño al gritar. ¿Por qué había perdido la voz si se estaba rajando la garganta?
Pasos. Voces. Una la conocía bien, aunque no supiera nada de su dueña. La otra, desconocida por completo. Sinceridad se arrastró bajo la mesa de nuevo, asustada por la presencia misteriosa que descendía, pero descubrió algo al hacerlo: ya no se abrían más heridas, ya solo quedaba la molestia de los bultos que recorrían su cuerpo así como los dolores de la cara. ¿Estaba terminando? Al menos pudo centrarse en las voces... Hablaban como si se conociesen. Notaba fascinación en la ulterana. ¿Quién sería?
Les habló. Bueno, al menos le habló de ellos. "Amiguitos". No eran nada suyo, solo apéndices sin los que no habría podido sobrevivir. Solo les había traído problemas, aunque no directamente. No se "despediría" de ellos, ¿verdad? No. La ulterana cumplió, y la roquense gruñó y estrelló uno de los puños contra un tablón de la mesa.
Se fueron y ella salió a golpes de su escondite. ¿Qué más daban un par de moratones después del calvario que acababa de pasar? Escuchó cómo la puerta volvía a sus goznes y también les volvió la voz. Le escocía la garganta, pero lo intentó otra vez.
—¡Lorenzo! ¡Mónica! No os veo, no os veo —sollozaba y tosía a partes iguales—. Mónica, dime que estás ahí, por favor, ¡por favor!
Se acercó siguiendo los alaridos del diestro, con las manos en alto. No sería una imagen nada agradable, con todas esas heridas abiertas, las plumas húmedas de fluidos viscosos, sudor y sangre. Y ojos, ojos por doquier, cerrados, abiertos, bizqueando, mirando aquí y allá. Pero eso ella no lo sabía. Ni quería saberlo.
Hasta que el golpe de la puerta la acalló. Intentó guardar silencio y centrarse en el ruido ajeno, pero lo poco que pudo escuchar no servía de nada. Alguien había entrado. Lorenzo también guardaba silencio... ¿Acaso su tortura habría terminado ya? Se vio con fuerzas para preguntar qué sucedía, pero no salió sonido alguno de su garganta. Asustada, gritó. Y gritó. Y acabó tosiendo, pero sin ruido. Tenía más ganas de llorar por pura desesperación que del propio dolor. Pero no pudo. ¿No podía tampoco? Le habría venido de lujo esa sensación de alivio, aunque fuera temporal. Aunque fuera por tener algo limpio encima, no tanta sangre, plumas pegadas y tantos restos de las heridas.
Lo que fuera que había entrado se perdió escaleras arriba. Allí solo quedaba la ulterana, o al menos no la había escuchado bajar. ¿Eso era lo que le deparaba la ciudad ahora? ¿Sobrevivir sin su visión, aguzando el oído? Así fue como escuchó una serie de crujidos de cristales. ¿Cristales? ¡Cristales! Consiguió escurrirse de debajo de la mesa con la esperanza de distinguir a Mónica entre los borrones que percibía, pero no vio ni escuchó nada, solo quejidos. Quiso llamar a sus amigos, pero, de nuevo, solo se hizo daño al gritar. ¿Por qué había perdido la voz si se estaba rajando la garganta?
Pasos. Voces. Una la conocía bien, aunque no supiera nada de su dueña. La otra, desconocida por completo. Sinceridad se arrastró bajo la mesa de nuevo, asustada por la presencia misteriosa que descendía, pero descubrió algo al hacerlo: ya no se abrían más heridas, ya solo quedaba la molestia de los bultos que recorrían su cuerpo así como los dolores de la cara. ¿Estaba terminando? Al menos pudo centrarse en las voces... Hablaban como si se conociesen. Notaba fascinación en la ulterana. ¿Quién sería?
Les habló. Bueno, al menos le habló de ellos. "Amiguitos". No eran nada suyo, solo apéndices sin los que no habría podido sobrevivir. Solo les había traído problemas, aunque no directamente. No se "despediría" de ellos, ¿verdad? No. La ulterana cumplió, y la roquense gruñó y estrelló uno de los puños contra un tablón de la mesa.
Se fueron y ella salió a golpes de su escondite. ¿Qué más daban un par de moratones después del calvario que acababa de pasar? Escuchó cómo la puerta volvía a sus goznes y también les volvió la voz. Le escocía la garganta, pero lo intentó otra vez.
—¡Lorenzo! ¡Mónica! No os veo, no os veo —sollozaba y tosía a partes iguales—. Mónica, dime que estás ahí, por favor, ¡por favor!
Se acercó siguiendo los alaridos del diestro, con las manos en alto. No sería una imagen nada agradable, con todas esas heridas abiertas, las plumas húmedas de fluidos viscosos, sudor y sangre. Y ojos, ojos por doquier, cerrados, abiertos, bizqueando, mirando aquí y allá. Pero eso ella no lo sabía. Ni quería saberlo.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
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- Bellota
Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.Personajes : ● Mónica: Bruja de los espejos. Terrícola.
Heridas/enfermedades : ● Mónica: Pequeñas cicatrices por el cuerpo.
Manos heridas, chichón en la cabeza.
Armas : ●Mónica: Bolsito de pompones rosa multiusos.
Cuchillo del pan.
Espejos.
Status : «En busca de 12.: el romance».
Humor : No.
Re: Faro (Archivo I)
15/08/18, 01:49 am
Lorenzo la abrazó con fuerza, y Mon sollozó, todavía aturdida. Le pesaba la cabeza, le palpitaban las manos y sentía los pensamientos lentos.
Notó al diestro tratar de gritar y el silencio salir de su boca, y sollozó de nuevo. Y fue en ese momento en el que se oyó, después de lo que había parecido una eternidad en silencio. La humana gimió con suavidad mientras el ser amenazador desaparecía escaleras arriba y mientras este reaparecía con lo que parecía Fahran en brazos. Mónica pensó que alucinaba, ya que ella solo vio una sirena con la cara de la ulterana, pero escuchó claramente al monstruo decirle que se despidiese de ellos. «No. Otra pérdida no. No» pensó. Puede que la ulterana no le gustara, pero era de ellos.
Mónica respiró hondo e hizo lo único que se sentía capaz de hacer: comenzó a gritar, un grito agudo, molesto, interrumpido solo por los momentos en los que tomaba aire para no ahogarse. Asimismo, aunque ella no se dio cuenta de esto, en los cachos de espejo rotos en el suelo aparecieron réplicas de la escena que estaba sucediendo delante de ella vista desde el punto de vista de la humana. «Déjala», «Devuélvenosla», «No te la lleves» y variantes similares fueron lo único que pudo proferir antes de que el ser se marchara y el grito de Lorenzo se uniese al suyo. Y después, la voz de Sinceridad, que se acercaba a ellos.
—¡Sinceridad! —gritó Mónica mientras se retorcía para salir del abrazo del centauro. Fue entonces cuando la vio. Ojos. Sangre. Líquido. Una arcada recorrió el cuerpo de la humana y, de la impresión, se volvió a caer al suelo, sintiéndose mareada, por lo que aferró sin darse cuenta un trozo de espejo roto, lo que pacificó un poco su corazón. Miró a Lorenzo y, de nuevo, la sensación de vacío, de irrealidad. Luego se miró las manos ensangrentadas pero, en apariencia, iguales que siempre, ignoró sus reparos, se arrojó en brazos de la roquense y comenzó a llorar. No parecía justo que ellos hubieran… cambiado y ella estuviera igual.
Notó al diestro tratar de gritar y el silencio salir de su boca, y sollozó de nuevo. Y fue en ese momento en el que se oyó, después de lo que había parecido una eternidad en silencio. La humana gimió con suavidad mientras el ser amenazador desaparecía escaleras arriba y mientras este reaparecía con lo que parecía Fahran en brazos. Mónica pensó que alucinaba, ya que ella solo vio una sirena con la cara de la ulterana, pero escuchó claramente al monstruo decirle que se despidiese de ellos. «No. Otra pérdida no. No» pensó. Puede que la ulterana no le gustara, pero era de ellos.
Mónica respiró hondo e hizo lo único que se sentía capaz de hacer: comenzó a gritar, un grito agudo, molesto, interrumpido solo por los momentos en los que tomaba aire para no ahogarse. Asimismo, aunque ella no se dio cuenta de esto, en los cachos de espejo rotos en el suelo aparecieron réplicas de la escena que estaba sucediendo delante de ella vista desde el punto de vista de la humana. «Déjala», «Devuélvenosla», «No te la lleves» y variantes similares fueron lo único que pudo proferir antes de que el ser se marchara y el grito de Lorenzo se uniese al suyo. Y después, la voz de Sinceridad, que se acercaba a ellos.
—¡Sinceridad! —gritó Mónica mientras se retorcía para salir del abrazo del centauro. Fue entonces cuando la vio. Ojos. Sangre. Líquido. Una arcada recorrió el cuerpo de la humana y, de la impresión, se volvió a caer al suelo, sintiéndose mareada, por lo que aferró sin darse cuenta un trozo de espejo roto, lo que pacificó un poco su corazón. Miró a Lorenzo y, de nuevo, la sensación de vacío, de irrealidad. Luego se miró las manos ensangrentadas pero, en apariencia, iguales que siempre, ignoró sus reparos, se arrojó en brazos de la roquense y comenzó a llorar. No parecía justo que ellos hubieran… cambiado y ella estuviera igual.
- Jack
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Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Faro (Archivo I)
19/08/18, 08:49 pm
Por fin escuchó a la chica. Gritó su nombre y vio un borrón con sus colores moverse un poco más adelante. Avanzó un par de pasos más, pero ocurrieron dos cosas. La primera: notó un cosquilleo por todo su cuerpo al moverse, pero era lo de menos porque parecía que sus pasos eran más largos, o sus patas. La segunda: a punto estuvo de trastabillar hacia atrás cuando su amiga se le echó encima
La abrazó al recuperar el equilibrio, aunque le temblaban las piernas.. Hizo un ademán de tocarle los brazos o la cara, buscando desperfectos, heridas, cambios, pero se detuvo: se sabía sucia... y se notó torpe. Le pesaban más las extremidades. Cada segundo que permanecía de pie o cada movimiento que hacía le pesaba, como si tuviera agujetas. ¿De retorcerse, quizá?
—Mónica, Mónica, ¿eres tú? ¿Cómo has salido? ¿Có... cómo estás?
Se refería a algo más que estar herida o ilesa, bien o mal, cansada o indiferente. No, todo eso daba igual. Tenía miedo de que estuviera cambiando como ellos, pero a lo mejor se había salvado al haber quedado atrapada en el espejo.
Abrió la boca para preguntarle por su propio aspecto esta vez, pero un sonido extraño le hizo girar la cabeza hacia la puerta. Llevaba un rato oyéndolo, realmente, pero solo ahora en la "semi-calma" de su propio dolor pudo escucharlo de verdad.
—¿Has oído eso? Debe ser enorme para hacer ese rui...—Un calambrazo recorrió su cuerpo y se tensó entera—Ay... Necesito sentarme. Lo que sea que me pase no ha terminado —sentenció antes de intentar buscar una silla.
La abrazó al recuperar el equilibrio, aunque le temblaban las piernas.. Hizo un ademán de tocarle los brazos o la cara, buscando desperfectos, heridas, cambios, pero se detuvo: se sabía sucia... y se notó torpe. Le pesaban más las extremidades. Cada segundo que permanecía de pie o cada movimiento que hacía le pesaba, como si tuviera agujetas. ¿De retorcerse, quizá?
—Mónica, Mónica, ¿eres tú? ¿Cómo has salido? ¿Có... cómo estás?
Se refería a algo más que estar herida o ilesa, bien o mal, cansada o indiferente. No, todo eso daba igual. Tenía miedo de que estuviera cambiando como ellos, pero a lo mejor se había salvado al haber quedado atrapada en el espejo.
Abrió la boca para preguntarle por su propio aspecto esta vez, pero un sonido extraño le hizo girar la cabeza hacia la puerta. Llevaba un rato oyéndolo, realmente, pero solo ahora en la "semi-calma" de su propio dolor pudo escucharlo de verdad.
—¿Has oído eso? Debe ser enorme para hacer ese rui...—Un calambrazo recorrió su cuerpo y se tensó entera—Ay... Necesito sentarme. Lo que sea que me pase no ha terminado —sentenció antes de intentar buscar una silla.
No Hope. No Dreams. No Love.
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Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.Personajes : ● Mónica: Bruja de los espejos. Terrícola.
Heridas/enfermedades : ● Mónica: Pequeñas cicatrices por el cuerpo.
Manos heridas, chichón en la cabeza.
Armas : ●Mónica: Bolsito de pompones rosa multiusos.
Cuchillo del pan.
Espejos.
Status : «En busca de 12.: el romance».
Humor : No.
Re: Faro (Archivo I)
20/08/18, 11:35 am
—Soy yo —le aseguró a Sinceridad—. No… ¿no me ves? ¿No ves a… Lorenzo?—preguntó con cierta aprensión, mirando los ojos nuevos de su amiga. ¿No funcionaban?
Mónica seguía asustada por todo lo que había sucedido (y seguía sucediendo) en la cocina, pero parecía que Sinceridad, a pesar de ser ahora un… ¿djinn? seguía siendo la misma Sinceridad de siempre y no uno de los monstruos espantosos que habían amenazado sus vidas anteriormente. Volvió a mirar a Lorenzo sin saber qué hacer, pero decidió que no podía ocuparse de los dos a la vez, por lo que antes de responder a las preguntas de la roquense, la ayudó a llegar a una silla, sorteando los fragmentos de espejo, y, una vez allí, volvió a mirarla con preocupación, al tiempo que volvía de nuevo la mirada también hacia Lorenzo, que seguía tendido en el suelo.
—No sé cómo salí —decidió empezar por ahí ya que parecía más sencillo—. Esa cosa entró y os silenció y yo pensé que estabais muertos y me asusté y enfadé tanto que simplemente… lo atravesé.
Se movió nerviosamente y comenzó a recoger los cristales con cuidado, sintiéndose extrañamente feliz al tenerlos en las manos, y comenzó a acumularlos en sus bolsillos. Sin ella darse cuenta, los pedacitos que no recogió de inmediato se fueron acercando a sus pies.
—La pena es que lo tiré al salir y se ha roto. Ten cuidado, porque hay cristales por todas partes. Y estoy… normal —un sentimiento parecido a la culpa tiñó su voz—. O al menos eso creo…
No le quiso decir que aún no había tenido el valor de mirarse en sus nuevos espejos. Luego se arrodilló junto a Lorenzo, que parecía seguir luchando, y se le llenaron los ojos de lágrimas de nuevo. ¿Por eso les habían traído aquí? ¿Para hacerlos sufrir? ¿Para ver muertes? ¿Para transformarlos en seres monstruosos? Y sin embargo ella, con las manos llenas de espejos, se sentía bien.
—Lo que oyes es Lorenzo —bajó un poco la voz—. Ha sido horrible. Le duele. Mucho. No sé cómo ayudar. Ahora es medio caballo y… —le apoyó suavemente una mano en el comienzo del lomo, manchado de sudor y sangre, y se estremeció, luchando contra el asco y las ganas de lavarse las manos. De meterse en una bañera y no salir hasta dejarse reluciente. Pero no podía dejar que sus amigos vieran sus reparos. Se incorporó de nuevo y dudó. ¿Qué hacer?
Mónica seguía asustada por todo lo que había sucedido (y seguía sucediendo) en la cocina, pero parecía que Sinceridad, a pesar de ser ahora un… ¿djinn? seguía siendo la misma Sinceridad de siempre y no uno de los monstruos espantosos que habían amenazado sus vidas anteriormente. Volvió a mirar a Lorenzo sin saber qué hacer, pero decidió que no podía ocuparse de los dos a la vez, por lo que antes de responder a las preguntas de la roquense, la ayudó a llegar a una silla, sorteando los fragmentos de espejo, y, una vez allí, volvió a mirarla con preocupación, al tiempo que volvía de nuevo la mirada también hacia Lorenzo, que seguía tendido en el suelo.
—No sé cómo salí —decidió empezar por ahí ya que parecía más sencillo—. Esa cosa entró y os silenció y yo pensé que estabais muertos y me asusté y enfadé tanto que simplemente… lo atravesé.
Se movió nerviosamente y comenzó a recoger los cristales con cuidado, sintiéndose extrañamente feliz al tenerlos en las manos, y comenzó a acumularlos en sus bolsillos. Sin ella darse cuenta, los pedacitos que no recogió de inmediato se fueron acercando a sus pies.
—La pena es que lo tiré al salir y se ha roto. Ten cuidado, porque hay cristales por todas partes. Y estoy… normal —un sentimiento parecido a la culpa tiñó su voz—. O al menos eso creo…
No le quiso decir que aún no había tenido el valor de mirarse en sus nuevos espejos. Luego se arrodilló junto a Lorenzo, que parecía seguir luchando, y se le llenaron los ojos de lágrimas de nuevo. ¿Por eso les habían traído aquí? ¿Para hacerlos sufrir? ¿Para ver muertes? ¿Para transformarlos en seres monstruosos? Y sin embargo ella, con las manos llenas de espejos, se sentía bien.
—Lo que oyes es Lorenzo —bajó un poco la voz—. Ha sido horrible. Le duele. Mucho. No sé cómo ayudar. Ahora es medio caballo y… —le apoyó suavemente una mano en el comienzo del lomo, manchado de sudor y sangre, y se estremeció, luchando contra el asco y las ganas de lavarse las manos. De meterse en una bañera y no salir hasta dejarse reluciente. Pero no podía dejar que sus amigos vieran sus reparos. Se incorporó de nuevo y dudó. ¿Qué hacer?
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
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Re: Faro (Archivo I)
20/08/18, 03:12 pm
Agradeció en silencio el gesto de ayudarle a buscar una silla porque tenía mucho en lo que pensar, además de en los cambios que aún estaba sufriendo. Crecía. No podía creerlo, pero los calambres no eran más que su cuerpo trabajando lo que no había trabajado en años. Los roquenses no crecían mucho más de lo que ella era, pero podía sentir cómo su cuerpo se estiraba. Despacio, muy despacio, y quizá fuera difícil verlo a simple vista desde fuera.
—Veo... borrones. Veo demasiadas cosas. Ese loco o vosotros no habéis revuelto los muebles, ¿no? Es que os veo difuminados pero también veo borrones de cosas fuera de su sitio... y a la vez las veo en su sitio —se llevó las manos a la cabeza, mareada.
Sin embargo, el gesto solo empeoró su situación. Cada movimiento, además de tensarle el cuerpo por el cambio general, le hacía ver borrones nuevos. Todo se movía a su alrededor en cuanto ella se movía lo más mínimo y cuando intentaba darle sentido a lo que veía, el suelo le temblaba y las paredes le daban vueltas. No podía ver la mesa si estaba a su espalda, pero la veía como si la tuviera delante y detrás al mismo tiempo. Realmente, la veía detrás de sí, pero acostumbrada como estaba a tener los ojos delante, su cerebro parecía intentar ponerlo todo delante de ella. Cuando tanto ella como su organismo se rendían a la evidencia, sobrevenían los mareos. Si pensaba en ello lo más mínimo, empeoraba.
Así que se dedicó a intentar escuchar a su amiga, asimilando todo lo que podía, que no era mucho, y levantó la cabeza cuando mencionó el estado de Lorenzo. No la entendía y solo podía ver que el diestro también crecía de tamaño.
—¿Qué es un caballo?
—Veo... borrones. Veo demasiadas cosas. Ese loco o vosotros no habéis revuelto los muebles, ¿no? Es que os veo difuminados pero también veo borrones de cosas fuera de su sitio... y a la vez las veo en su sitio —se llevó las manos a la cabeza, mareada.
Sin embargo, el gesto solo empeoró su situación. Cada movimiento, además de tensarle el cuerpo por el cambio general, le hacía ver borrones nuevos. Todo se movía a su alrededor en cuanto ella se movía lo más mínimo y cuando intentaba darle sentido a lo que veía, el suelo le temblaba y las paredes le daban vueltas. No podía ver la mesa si estaba a su espalda, pero la veía como si la tuviera delante y detrás al mismo tiempo. Realmente, la veía detrás de sí, pero acostumbrada como estaba a tener los ojos delante, su cerebro parecía intentar ponerlo todo delante de ella. Cuando tanto ella como su organismo se rendían a la evidencia, sobrevenían los mareos. Si pensaba en ello lo más mínimo, empeoraba.
Así que se dedicó a intentar escuchar a su amiga, asimilando todo lo que podía, que no era mucho, y levantó la cabeza cuando mencionó el estado de Lorenzo. No la entendía y solo podía ver que el diestro también crecía de tamaño.
—¿Qué es un caballo?
No Hope. No Dreams. No Love.
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- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Faro (Archivo I)
22/08/18, 05:34 pm
Lorenzo
Pronto el español sintió los músculos de sus nuevas extremidades contraerse. Coceando al aire, sus ardientes patas buscaban alivio, pasando por violentas sacudidas a intentos de trote. Y mientras el español lloraba de dolor.
Apenas notó la presencia de Mónica desaparecer, sus ojos enjugados en sudor y lágrimas non dejabanle ver mucho. Y mientras que se sacudia dió con la pared. Jadeando, agarrose a esta y descansó la cabeza, cayendole los cabellos empapados en sudor por la testa.
Un suspiro, ¿Habira acabado ya?
Miró pra atrás y horrorizose.
Era bastante obvio en que habiase convertido. Un centauro. Mitad hombre, mitad caballo. Frunciosele el ceño de tamaña tristeza y desesperación. Solo pensaba en como lamentaba aquella noche el cruzarse con el extraño en su cuarto. Como deberia haberle ensartado sin aviso alguno y haber cortado sus problemas de raiz.
Secose el sudor de la cara y contempló a los otros dos. Non podia vaticiar exactamente en que habianse transformado ellos. Sinceridad, atopada de ojos salvo los de su cara que faltaban y Mónica... Mónica parecia non haber sufrido cambio alguno, hasta que vió el horror en sus ojos.
El diestro quejose con un aliento exhausto.
—¿Por que yo...?— preguntaba, delirante. Agarrose de la pared e intentó subsanar de postura más indigna.
Sin embargo, diose con el menton contra la dura piedra al momento de dar con fuerzas. No solo estaba cansado, sino que aquel cuerpo tan cambiado y corrompido requeria una táctica distinta, pues cuatro patas non levantabanse como dos.
Orgullo herido, el español procedió a intentar controlar sus cuartos traseros, plantandolos sobre el suelo con dudosa estabilidad. Sin mucho éxito pues resbalaron casi al instante. Demasiado peso puesto en tan poca superficie. Coceó el aire de pura frustración en intentolo de nuevo, rodando sobre el reverso de su parte bestial y posando las cuatro patas contra el suelo, intentando hacer fuerza y así empujarse al pie, o más bien, la coz.
Y en un principio pareció que funcionaba, el diestro temeroso, non osaba erguir la su parte humana mientras que lentamente levantaba semejante kilotonaje como el que habiase convertido su cuerpo. Y justo cuando pareciale que las cosas ibanle bien, abriose de patas y cayó al suelo con semante estruendo que su ronca y gastada voz elevó una maldición al cielo.
—¡Será hideputa estas!—
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- Bellota
Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.
Personajes : ● Mónica: Bruja de los espejos. Terrícola.
Heridas/enfermedades : ● Mónica: Pequeñas cicatrices por el cuerpo.
Manos heridas, chichón en la cabeza.
Armas : ●Mónica: Bolsito de pompones rosa multiusos.
Cuchillo del pan.
Espejos.
Status : «En busca de 12.: el romance».
Humor : No.
Re: Faro (Archivo I)
23/08/18, 11:17 am
Mónica se volvió a levantar y observó a Sinceridad en silencio, sin saber muy bien a qué ojos mirarla (desde luego, a los de la cara no, porque ya no estaban. La humana contuvo otro escalofrío), y con expresión preocupada. Sin decir palabra, mojó un trapo en agua y se lo tendió.
—A lo mejor el frío del agua te calma…
Al tiempo que la roquense preguntó qué era un caballo, Lorenzo, jadeando y gimiendo, comenzó a preguntarse lo mismo que Mónica se había estado preguntando todo ese tiempo: ¿por qué ellos? Mónica sintió ganas de apretarse las orejas y tararear. No sabía qué hacer, no sabía cómo ayudar. La chica le dio vueltas al cristal que tenía entre manos. Parecía que el caos se estaba calmando, pero ella seguía llena de tensión y ganas de llorar… y bajo estas, latía un conato de alegría salvaje. ¿Alegría? ¿Cómo podía sentirse bien en ese momento? «Estoy enferma» se dijo, dándole vueltas todavía más rápido a su espejo.
—Un caballo es un animal de cuatro patas muy grande, Since —respondió en voz muy baja frotándose los ojos con las manos.
Miró a sus compañeros, sintiéndose como un estorbo y machacándose a sí misma por sentirse bien, y se dirigió a la ventana, reflexionando.
Fahran. Tenían que rescatar a Fahran. ¿Tenían que hacerlo? Era de los suyos, aunque no le hubiesen visto el pelo realmente por meses, aunque fuera una mimada insoportable y esnob. Algo… alguien se la había llevado. Pero en este momento sus compañeros estaban… mal. Y a ella le aterrorizaba salir sola. Y Fahran no parecía haberse ido en contra de su voluntad…
Mónica gimió y la tensión clavó sus garras más fuerte en ella. Respirando hondo, miró por la ventana… y todos sus dilemas se le olvidaron por un momento. «Debo de estar alucinando» se dijo, boquiabierta. Después de todo lo que había pasado esa noche, ver a una ballena volar por el cielo no debería sorprenderle, pero lo hacía.
Al girarse para decírselo a sus compañeros, vio a Lorenzo revolcándose sobre las baldosas, cayéndose al suelo como un potrillo recién nacido y maldiciendo como si estuviera en una película de Piratas del Caribe. Por un momento la situación fue tan surrealista que la tensión aflojó su agarre y, siendo Mónica quien era, no pudo evitarlo y se echó a reír.
—A lo mejor el frío del agua te calma…
Al tiempo que la roquense preguntó qué era un caballo, Lorenzo, jadeando y gimiendo, comenzó a preguntarse lo mismo que Mónica se había estado preguntando todo ese tiempo: ¿por qué ellos? Mónica sintió ganas de apretarse las orejas y tararear. No sabía qué hacer, no sabía cómo ayudar. La chica le dio vueltas al cristal que tenía entre manos. Parecía que el caos se estaba calmando, pero ella seguía llena de tensión y ganas de llorar… y bajo estas, latía un conato de alegría salvaje. ¿Alegría? ¿Cómo podía sentirse bien en ese momento? «Estoy enferma» se dijo, dándole vueltas todavía más rápido a su espejo.
—Un caballo es un animal de cuatro patas muy grande, Since —respondió en voz muy baja frotándose los ojos con las manos.
Miró a sus compañeros, sintiéndose como un estorbo y machacándose a sí misma por sentirse bien, y se dirigió a la ventana, reflexionando.
Fahran. Tenían que rescatar a Fahran. ¿Tenían que hacerlo? Era de los suyos, aunque no le hubiesen visto el pelo realmente por meses, aunque fuera una mimada insoportable y esnob. Algo… alguien se la había llevado. Pero en este momento sus compañeros estaban… mal. Y a ella le aterrorizaba salir sola. Y Fahran no parecía haberse ido en contra de su voluntad…
Mónica gimió y la tensión clavó sus garras más fuerte en ella. Respirando hondo, miró por la ventana… y todos sus dilemas se le olvidaron por un momento. «Debo de estar alucinando» se dijo, boquiabierta. Después de todo lo que había pasado esa noche, ver a una ballena volar por el cielo no debería sorprenderle, pero lo hacía.
Al girarse para decírselo a sus compañeros, vio a Lorenzo revolcándose sobre las baldosas, cayéndose al suelo como un potrillo recién nacido y maldiciendo como si estuviera en una película de Piratas del Caribe. Por un momento la situación fue tan surrealista que la tensión aflojó su agarre y, siendo Mónica quien era, no pudo evitarlo y se echó a reír.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Faro (Archivo I)
23/08/18, 07:41 pm
La idea de Mónica tuvo efecto doble: la sensación fría del agua en la piel le vino bien y además podía limpiarse, aunque fuera lentamente, renqueante, y entre quejidos, tanto de desagrado como por las molestias. Así que se lo agradeció y empezó a frotarse con lentitud. Empezaba a entender que su visión se debía haber trasladado a ciertas partes de su cuerpo, pues los vaivenes y borrones iban y venían según se moviera.
Lorenzo habló justo después de ella y lo hizo con una pregunta. <<¿Acaso él también se ha quedado ciego y por eso no ve nuestros cambios...?>> Pero al pensar eso ladeó la cabeza en dirección a la humana: ella seguía igual, decía.
Le preocupaba que empezase a cambiar en cualquier momento, pero al menos empezaba a haber cierta calma y podría atenderla. Por fin Lorenzo parecía estable, aunque los gritos y alaridos dejaron paso al sonido de golpes contra el suelo. Muchos golpes. Le recordó a un animal encabritado por el sonido, porque la roquense solo conseguía verle aquí y allá, borrón arriba, borrón abajo. Había crecido bastante y si se esforzaba podía distinguir sus nuevas extremidades. Cuatro había dicho Mónica. ¿Y sus patas originales? ¿O sus brazos? ¿Cómo podía coger un humano la forma de un "caballo"? Apenas veía un borrón en forma de L con patas en la base horizontal... ¿Y más extremidades arriba? <<¿Eso de lo alto puede ser la cabeza?>>
Y entonces su amiga empezó a reírse. La escena debía resultarle cómica, pero a la roquense le preocupaba.
—Lorenzo, chico, si no consigues levantarte, descansa en el suelo un momento. O te podemos ayudar, pero yo no veo bien —buscó a Mónica con la mirada y le puso una mano en el brazo, como si fuera a la vez una petición (¡no te rías!) y una pregunta (¿podemos ayudarle?). Es más, consiguió mirarla con casi todos los ojos, solo que ella no lo sabía aún.
Lorenzo habló justo después de ella y lo hizo con una pregunta. <<¿Acaso él también se ha quedado ciego y por eso no ve nuestros cambios...?>> Pero al pensar eso ladeó la cabeza en dirección a la humana: ella seguía igual, decía.
Le preocupaba que empezase a cambiar en cualquier momento, pero al menos empezaba a haber cierta calma y podría atenderla. Por fin Lorenzo parecía estable, aunque los gritos y alaridos dejaron paso al sonido de golpes contra el suelo. Muchos golpes. Le recordó a un animal encabritado por el sonido, porque la roquense solo conseguía verle aquí y allá, borrón arriba, borrón abajo. Había crecido bastante y si se esforzaba podía distinguir sus nuevas extremidades. Cuatro había dicho Mónica. ¿Y sus patas originales? ¿O sus brazos? ¿Cómo podía coger un humano la forma de un "caballo"? Apenas veía un borrón en forma de L con patas en la base horizontal... ¿Y más extremidades arriba? <<¿Eso de lo alto puede ser la cabeza?>>
Y entonces su amiga empezó a reírse. La escena debía resultarle cómica, pero a la roquense le preocupaba.
—Lorenzo, chico, si no consigues levantarte, descansa en el suelo un momento. O te podemos ayudar, pero yo no veo bien —buscó a Mónica con la mirada y le puso una mano en el brazo, como si fuera a la vez una petición (¡no te rías!) y una pregunta (¿podemos ayudarle?). Es más, consiguió mirarla con casi todos los ojos, solo que ella no lo sabía aún.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Faro (Archivo I)
27/08/18, 12:12 pm
Lorenzo
A su frustracion, non hizole bien el sonido de la risa de Mónica. Aunque no muy ofendido, el español sentia el su orgullo herido, y, peleandose con sus nuevas extremidades y, ayudandose de la pared de nuevo, hizo de otra intentona.
—¡Reid vos, reid!—invitoles con un gruñido.—Más teneis suerte que non troveis con un extra de piernas que doblanse del reves. Reidos del pobre desgraciao.—
Por supuesto, que necesitaba ayuda para aquello, pero ni muerto el Centauro iba a pedirla entonces. Demasiado orgulloso, aunque por fin en un cuerpo que comprendia el orgullo. Y además, estaba agotado.
En su intentona, casi cayó de nuevo, pero logró agarrarse y poco a poco recuperar lo perdido, para acabar en una postura que, aunque completamente estática y débil en naturaleza, mantúvolo en pie.
Temblandole las patas, giró con el torso humano para mirar a los sus compañeros, una sonrisa de incredulidad avergonzadamente apareciendo en sus labios a medida que intentaba no marearse. Lo primero que diose cuenta de, entonces, fue de la considerable altura que ahora tenia.
Habiale cambiado el punto de vista considerablemente, más non lograba habituarse propiamente, debido al terrible tembleque de sus patas, intentando mantenerle en pie.
Vacilaba de un lado luego al otro, pero aun non atraviase a dar el primer paso.
Fue que entonces diose cuenta de los restos de sus zapatos y pantalones, tirados en el suelo, manchados de sangre y completamente destrozados. Giro el su torso humano con tanta fuerza que casi cayose de lado, apoyandose en la pared para poder tenerse en pie.
Estaba efectivamente desnudo con su parte de caballo.
Ojos como platos, el español sintiose incrediblemente incómodo, sobretodo porque estaba todo a la vista para sus amigos.
—¡Ay Dios!—musitó, su cola sacudiendose a espasmos energéticos.
Doblose sobre su parte bestial y alcanzó a un mantel sobre una mesa. Tirando de este como quien tiraba de las cortinas de la ducha al irrumpir alguien foraneo al baño, el español tiró los contenidos sobre la mesa al suelo por accidente, pero non pareció molestarle tanto, pues tardó bien poco por poner el su mantel sobre los cuartos traseros de su nuevo cuerpo, pésimamente tapando sus partes expuestas.
—¡Que verguenza, que sopor que desalivio! Virgencita mia...—seguiase murmurando.—Es un no parar...—
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Bellota
Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.
Personajes : ● Mónica: Bruja de los espejos. Terrícola.
Heridas/enfermedades : ● Mónica: Pequeñas cicatrices por el cuerpo.
Manos heridas, chichón en la cabeza.
Armas : ●Mónica: Bolsito de pompones rosa multiusos.
Cuchillo del pan.
Espejos.
Status : «En busca de 12.: el romance».
Humor : No.
Re: Faro (Archivo I)
27/08/18, 11:13 pm
El brazo de la roquense sobre el suyo y el leve reproche de Lorenzo consiguieron calmar un poco el ataque de risa de Mon. Sobre todo el ver que Sinceridad enfocaba casi todos sus ojos en ella. «Qué mal rollo. Pero qué guay» se dijo en un pensamiento traicionero.
—Lo siento, perdón. No he podido contenerme, parecías un potrillo pequeñín. Como en la escena de Bambi en la que este no puede levantarse, muy mono.
Dándole un apretón a la mano de Since, se acercó al centauro, vacilante. Era muy grande. Muy… ¿alto? Y ¿cómo ayudaba uno a un centauro a levantarse? ¿Cómo rayos se hacía eso? Mónica se limitó a permanecer cerca, por si este necesitaba su ayuda o podía echarle una mano. Sin embargo, el pudor de este al darse cuenta de que estaba desnudo y su retahíla de ayes, como una abuela al haberse perdido la misa del domingo y el té de la tarde, por así decirlo, hizo que contenerse la risa de nuevo fuera una tarea colosal. La situación cada vez era más absurda y, de tanto aguantarse las carcajadas, la cara se le puso como una remolacha.
Con la barbilla temblando y los ojos brillantes de las lágrimas de risa no derramadas, le puso una mano sobre la suya.
—Lorenzo —comenzó con voz estrangulada de todo lo que se tenía que estar conteniendo—, no te preocupes por eso ahora, que no afectas en nada a nuestro honor ni nada de eso. Ni al tuyo, si vamos al caso. ¿Sabéis que hay una ballena volando por el cielo? —comentó cambiando de tema como si nada, tratando de no volver a reír.
—Lo siento, perdón. No he podido contenerme, parecías un potrillo pequeñín. Como en la escena de Bambi en la que este no puede levantarse, muy mono.
Dándole un apretón a la mano de Since, se acercó al centauro, vacilante. Era muy grande. Muy… ¿alto? Y ¿cómo ayudaba uno a un centauro a levantarse? ¿Cómo rayos se hacía eso? Mónica se limitó a permanecer cerca, por si este necesitaba su ayuda o podía echarle una mano. Sin embargo, el pudor de este al darse cuenta de que estaba desnudo y su retahíla de ayes, como una abuela al haberse perdido la misa del domingo y el té de la tarde, por así decirlo, hizo que contenerse la risa de nuevo fuera una tarea colosal. La situación cada vez era más absurda y, de tanto aguantarse las carcajadas, la cara se le puso como una remolacha.
Con la barbilla temblando y los ojos brillantes de las lágrimas de risa no derramadas, le puso una mano sobre la suya.
—Lorenzo —comenzó con voz estrangulada de todo lo que se tenía que estar conteniendo—, no te preocupes por eso ahora, que no afectas en nada a nuestro honor ni nada de eso. Ni al tuyo, si vamos al caso. ¿Sabéis que hay una ballena volando por el cielo? —comentó cambiando de tema como si nada, tratando de no volver a reír.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Faro (Archivo I)
30/08/18, 01:04 am
Mónica se disculpó, pero Sinceridad sonrió al escucharles. Pese a lo gore de la situación, escucharles de esa guisa le alegró un poco. Habrían cambiado por fuera, pero seguían siendo ellos.
No se levantó a ayudar, sin embargo, pues de poco habría servido su ayuda con sus borrones y calambres. Notaba más pesado su cuerpo, sus brazos, sus patas. Incluso sus alas parecían más fuertes. ¿La luna le había dado más musculatura a cambio de sus ojos? No. Cada vez conseguía distinguir mejor la realidad a su alrededor, por lo que no había perdido la visión como tal... ¿Quizá era capaz de ver todo a su alrededor sin necesidad de ojos y ahora estaba acostumbrándose? Eso tenía sentido, más aún si añadía la magia a la ecuación.
Entre tanto, algo nuevo aconteció en el salón. La conversación de sus amigos le llamó la atención y se giró hacia ellos. A Lorenzo le pasaba algo... ¿Algo que le daba vergüenza? ¿Algo que afectaba a "su honor" como decía Mónica? La roquense arrugó el ceño poco antes de entenderlo. Se echó a reír. <<Por todas mis plumas, ¿no se ha fijado en que yo no llevo ropa como ellos?>>
—¡Por favor! Lorenzo, sea la forma que sea que te haya dado la Luna, yo nnunca he llevado esas telas y nadie se ha avergonzado por ello! ¡No es para tanto! —consiguió decir entre risas.
La pregunta de su amiga la distrajo y se calló. Llevaba escuchando un rato un sonido que bien podía hacerlo esa "ballena" de la que nunca había oído hablar, pero bien podía tener un origen distinto.
—No sé qué es una ballena, ojalá pudiera verla —se lamentó.
>>Que... por cierto. Hablando de ver. ¿Me podéis decir qué ha cambiado en mi cuerpo? Me noto pesada, fuerte, pero no veo bien... No me veo bien.
No se levantó a ayudar, sin embargo, pues de poco habría servido su ayuda con sus borrones y calambres. Notaba más pesado su cuerpo, sus brazos, sus patas. Incluso sus alas parecían más fuertes. ¿La luna le había dado más musculatura a cambio de sus ojos? No. Cada vez conseguía distinguir mejor la realidad a su alrededor, por lo que no había perdido la visión como tal... ¿Quizá era capaz de ver todo a su alrededor sin necesidad de ojos y ahora estaba acostumbrándose? Eso tenía sentido, más aún si añadía la magia a la ecuación.
Entre tanto, algo nuevo aconteció en el salón. La conversación de sus amigos le llamó la atención y se giró hacia ellos. A Lorenzo le pasaba algo... ¿Algo que le daba vergüenza? ¿Algo que afectaba a "su honor" como decía Mónica? La roquense arrugó el ceño poco antes de entenderlo. Se echó a reír. <<Por todas mis plumas, ¿no se ha fijado en que yo no llevo ropa como ellos?>>
—¡Por favor! Lorenzo, sea la forma que sea que te haya dado la Luna, yo nnunca he llevado esas telas y nadie se ha avergonzado por ello! ¡No es para tanto! —consiguió decir entre risas.
La pregunta de su amiga la distrajo y se calló. Llevaba escuchando un rato un sonido que bien podía hacerlo esa "ballena" de la que nunca había oído hablar, pero bien podía tener un origen distinto.
—No sé qué es una ballena, ojalá pudiera verla —se lamentó.
>>Que... por cierto. Hablando de ver. ¿Me podéis decir qué ha cambiado en mi cuerpo? Me noto pesada, fuerte, pero no veo bien... No me veo bien.
No Hope. No Dreams. No Love.
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