El Faro de Rocavarancolia

Últimamente nuestra ciudad, Rocavarancolia, se ha visto sacudida por una ola de acontecimientos de diferente índole, cuya única naturaleza común es su carácter más inquietante que la media de extraños sucesos anecdóticos a la que la urbe tan acostumbrados nos tiene. Yo, lejos de pretender abarcarlo todo en un mismo artículo, vengo a hablaros de las recientes explosiones que se han dado en los torreones de cosechados últimamente. Para comprender estos hechos, debemos indagar antes en los indicios que nos dan las circunstancias que los rodean.
Recordemos, queridos lectores, que nos hayamos ante una de las cosechas más numerosas que esta ciudad ha visto en su historia reciente. Una lo suficientemente grande como para llenar la nada desdeñable cantidad de tres torreones. Los cosechados de Sendar, torreón que lleva años en desuso, se han encontrado con una particular falta de aprovisionamiento por parte de las bañeras unida a una particular sobrepoblación en comparación con los otros dos refugios. Esto, según se ha podido observar, ha movido a los sendarios a tomar no una, sino la friolera de las dos remesas de alimentos de las que se suplen Letargo y Maciel. Estas tres potencias parecen olvidar o ignorar la existencia de una tercera bañera, cuyo cargamento va a parar irremediablemente a la cicatriz de Arax. De esta forma, los demás cosechados se han visto condenados a un aparteid alimenticio, llevados a una hambruna provocada por una escasez de recursos artificial, promovida por una potencia de tamaño desmesurado y de avaricia desmedida.
Aun son escasas las pruebas acerca de las misteriosas explosiones, pero este humilde escritor sospecha que se tratan de una demostración de fuerza por parte de los oprimidos macieleros, que en un arrebato contestatario han decidido hacer uso de su inventiva para fabricar artefactos explosivos con los que combatir a los tiránicos opresores, demostrando que sus ansias de un pan que se merecen tanto como quien se lo quita les hará enfrentarse a ellos, ignorando su desventaja numérica.
Muchos habitantes opinan que las reyertas de los cosechados deberían saldarse a golpe de hacha y espada, y que su hambre no es una excusa para dañar la ya de por sí depauperada ciudad que les ofrece el privilegio de gozar de la excelsa metamorfosis de la Luna Roja. Pero yo les digo, ¿Acaso no están en su derecho de atajar un conflicto de forma indirecta, dado que el enfrentamiento frontal los llevaría a una derrota casi segura? Pues finalmente, ¿qué es la criba sino un sistema para filtrar a los elegidos, tanto por su fuerza como por su inteligencia? ¿no deseamos pues más mentes brillantes entre nuestra ciudadanía? ¿acaso debemos desacreditar con falacias los ejercicios de táctica militar poco convencional y rechazar así unas nuevas generaciones más sabias? Quizás no sea eso, sino que lo que el consejo anhela sea una masa de monstruos serviles, una grey de bestias mutantes de fuertes brazos y mentes volubles que se mantengan inertes y pasivos ante la brutal tiranía ejercida sobre sus personas. Desde luego, si deseamos que la dictadura esclavista disfrazada tras un discurso racista y vacío prevalezca en esta decadente metrópolis, a medio camino de camposanto, debemos tomar medidas contra esos impúdicos truhanes que tienen el atrevimiento de aspirar a ser más que bestias de carga bajo un yugo injusto. Cuidado, señoras y señores, la inteligencia es un arma desestabilizadora de gran poder. Deberíamos cuidarnos de fomentarla.