Prisión (Archivo VII)
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Kanyum
Red
Evanna
Giniroryu
Yber
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31 participantes
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Prisión (Archivo VII)
30/10/15, 09:06 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Fueron los temblores los que terminaron por despertarla. Abrió lentamente los ojos sintiendo un nuevo estremecimiento al tiempo que intentaba cubrirse aun mas con el poncho instintivamente, dándose cuenta que se encontraba sobre una cama. Soñolienta aun y con el frío calando su cuerpo desnudo bajo el poncho miró alrededor. Estaba en un cuarto sin mas luz que la que provenía del pasillo, pues la puerta estaba entre abierta, acostada en una cama que había tenido mejores tiempos, aunque para ella era un pequeño lujo.
Los recuerdos de su breve encuentro con Dama Aroma llegó a la mente de Pam. Frunció el ceño pues aquel sitio no tenia pinta alguna de ser magnifico, parecía un tugurio de mala muerte. Agarro el mango del cuchillo dentro de su delantal para conseguir seguridad antes de bajarse de la cama, sintiendo la piedra bajo sus pies.
<<Que lugar mas extraño>> pensó acercándose despacio a la puerta no habiendo NAda mas que ver allí salvo suelo sucio y una cama incomoda. Empezaba a temer el haberse equivocado por confiar en Dama Aroma ¿y si había sido llevada a otra granja? <<La suerte no puede ser tan cruel...>> inquieta, asomándose un poco por el orificio que permitía que entrara cierta luz en el cuarto. No había nadie fuera, solo un largo pasillo cubierto de piedra. No había ordes alguno fuera y aquello le era extraño. Las granjas siempre estaban cuidadas y vigiladas por los ordeses, pero allí no solo no había nadie sino que tenia un aspecto bastante decadente.
<<Incluso si lo hay, tengo mi cuchillo>> aseguro dándose confianza antes de empujar un poco la puerta con esfuerzo, pues era bastante pesada y abrir un hueco lo suficientemente grande para colar su menudo cuerpo. Ya afuera, vio que tanto a su derecha como a su izquierda el pasillo parecía no tener fin y solo era iluminado por la tenue luz de las antorchas. No solo eso, sino que todo era...grande, el techo, la puerta, la cama donde había despertado y aquello solo añadió otra duda mas a la mente de la mono del queso.
-¿Y ahora que? -se preguntó Pam confundida y frunciendo aun mas el ceño. Sin saber donde estaba ni por donde ir, solo le quedaba una opción: dejad que la suerte la guiara. Cogió una de las agujas de su pulsera y acuclilló en el suelo sintiendo un poco mas de calor llegando a ella al hacerlo, colocando la aguja en vertical sobre una de las losas de piedra, la aguja se mantuvo de pies apenas un par de milésimas de segundo después de que apartara el dedo, cayendo hacia un lado antes de rodar un poco y quedarse quieta- A la izquierda entonces - murmuro Pam, tomando la aguja de vuelta y devolviéndola a su lugar, para seguir el pasillo indicando sin dejar de restregarse un brazo para intentar calentarse un poco y con el cuchillo firmemente agarrado en el bolsillo.
Fueron los temblores los que terminaron por despertarla. Abrió lentamente los ojos sintiendo un nuevo estremecimiento al tiempo que intentaba cubrirse aun mas con el poncho instintivamente, dándose cuenta que se encontraba sobre una cama. Soñolienta aun y con el frío calando su cuerpo desnudo bajo el poncho miró alrededor. Estaba en un cuarto sin mas luz que la que provenía del pasillo, pues la puerta estaba entre abierta, acostada en una cama que había tenido mejores tiempos, aunque para ella era un pequeño lujo.
Los recuerdos de su breve encuentro con Dama Aroma llegó a la mente de Pam. Frunció el ceño pues aquel sitio no tenia pinta alguna de ser magnifico, parecía un tugurio de mala muerte. Agarro el mango del cuchillo dentro de su delantal para conseguir seguridad antes de bajarse de la cama, sintiendo la piedra bajo sus pies.
<<Que lugar mas extraño>> pensó acercándose despacio a la puerta no habiendo NAda mas que ver allí salvo suelo sucio y una cama incomoda. Empezaba a temer el haberse equivocado por confiar en Dama Aroma ¿y si había sido llevada a otra granja? <<La suerte no puede ser tan cruel...>> inquieta, asomándose un poco por el orificio que permitía que entrara cierta luz en el cuarto. No había nadie fuera, solo un largo pasillo cubierto de piedra. No había ordes alguno fuera y aquello le era extraño. Las granjas siempre estaban cuidadas y vigiladas por los ordeses, pero allí no solo no había nadie sino que tenia un aspecto bastante decadente.
<<Incluso si lo hay, tengo mi cuchillo>> aseguro dándose confianza antes de empujar un poco la puerta con esfuerzo, pues era bastante pesada y abrir un hueco lo suficientemente grande para colar su menudo cuerpo. Ya afuera, vio que tanto a su derecha como a su izquierda el pasillo parecía no tener fin y solo era iluminado por la tenue luz de las antorchas. No solo eso, sino que todo era...grande, el techo, la puerta, la cama donde había despertado y aquello solo añadió otra duda mas a la mente de la mono del queso.
-¿Y ahora que? -se preguntó Pam confundida y frunciendo aun mas el ceño. Sin saber donde estaba ni por donde ir, solo le quedaba una opción: dejad que la suerte la guiara. Cogió una de las agujas de su pulsera y acuclilló en el suelo sintiendo un poco mas de calor llegando a ella al hacerlo, colocando la aguja en vertical sobre una de las losas de piedra, la aguja se mantuvo de pies apenas un par de milésimas de segundo después de que apartara el dedo, cayendo hacia un lado antes de rodar un poco y quedarse quieta- A la izquierda entonces - murmuro Pam, tomando la aguja de vuelta y devolviéndola a su lugar, para seguir el pasillo indicando sin dejar de restregarse un brazo para intentar calentarse un poco y con el cuchillo firmemente agarrado en el bolsillo.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Re: Prisión (Archivo VII)
05/01/16, 04:29 pm
Tayron continuaba avanzando mientras ponía la oreja. Magia, hechizos, conjuros, se lo creía todo, y no es que fuese un estúpido por hacerlo y le gustase soñar demasiado, el belga tenía muy claro que si aquellos que les habían abierto la puerta a la ciudad habían sido capaces de transportarlos a otro mundo la magia como poco era bastante probable, y... sobre todo estaban las bañeras voladoras, eso era algo difícil de obviar. Por todo ello el muchacho valoró aún más a los que eran capaces de hacerla, Sox y Siete afirmaban que habían tenido posibilidad de hacer uso de ella, al menos en sus respectivos mundos.
Pero algo de sus pensamientos positivos se quebró, Sinceridad contestó dirigiéndose al grupo y Tayron ladeó la cabeza a un lado, ligeramente confuso, escudriñando con la mirada lo que quería decir. No sabía calificar si había sido una especie de regañina de la que luego se había arrepentido de impartir, o bien quería aumentar los ánimos, en cualquier caso el belga no necesitaba ni la primera y ni mucho menos la segunda.
-¿A ti te parece una historia para ingenuos?- comentó sin más con tono amable- viendo el paisaje me he asegurado que puedo ir creyéndome casi todo lo que me digan de este lugar, y por supuesto, los días dirán de qué somos capaces cada uno y...- escondió a medias una risilla baja- y cuanto estamos dispuestos a soportarnos unos a otros.
Por el contrario el carabés se limitó a felicitarle, sí, bueno, el no había hecho nada y la aventura estaba por comenzar, pero el grupo ya creía que había encontrado lo que buscaba no le era un problema. Asintió con la cabeza como respuesta.
La gente empezaba a caerle bien, y Mónica era una de ellas, tras la comparación que le hizo con su hermano el chico sintió una punzada de lástima por ella, él todavía no echaba de menos a sus amigos, para que mentir, pero empezaba a creer que el resto podía no llevarlo también. Entendía a las personas, y siempre que podía les decía cuatro palabras de ánimo, pero no encontró nada que decir, tampoco una frase ingeniosa que le sacara una sonrisa.
-Por eso tienes que pasártelo pipa tu por él- le dijo- venga, no me digas que a tu hermano no le gustaría verte aquí.- fue lo único que se le ocurrió decir, no muy seguro de estar aportando nada.
Llegaron a las mazmorras por fin y se sentía más cansado de lo que jamás había estado, el hambre fue lo único que le mantuvo despierto lo suficiente como para no cerrar los ojos al instante en el que se acomodó en uno de los colchones, contemplaba como los nublinos encendían una hoguera desde el otro lado de la habitación en silencio, perdido en el baile que las llamas realizaban a su antojo, se lo agradeció a los hermanos con una sonrisa y una palmadita en el hombro a Eriel. Un poco más tarde se tragó un par de manzanas que se le antojaron lo más delicioso en el mundo en un momento como ese, y por último decidió dormir acompañado de la mayor gente posible, no le resultaba incómodo ni una molestia dormir con gente a su alrededor, al fin y al cabo estaba acostumbrado a hacerlo casi en cualquier lugar y con un mínimo de seis personas todos los días.
Despertó algo sobresaltado, la lanza que Barael le había entregado de alguna forma había acabado en sus piernas y se había hecho un corte muy superficial debajo del ombligo al cambiar de posición.
-¡Mecachis!- gritó al abrir los ojos, aún no enfocaba bien del todo, por lo que cuando intentó a duras penas reincorporarse se tropezó también con la daga que el mayor de los nublinos, por coincidencia del destino también le había entregado. Por suerte logró caer de rodillas y no se hizo mucho daño.- ¿Qué hostias les has hecho?, ¡Barael!- y se rió porque se dio cuenta de lo estúpido que era- tío, me lo pensaré la próxima vez que me des algo, ¿has hechizado las armas?, juraría que alguien las ha colocado para intentar matarme.- se levantó y las recogió, decidió dejar la daga al lado de su cama, en cambio la lanza le resultaba tentadora por lo que llevarla para la nueva salida era su mejor opción.- yo estoy preparado- avisó, justo al tiempo que se dio cuenta de que ya había mucha gente que se había ido y de que probablemente el nublino no le había escuchado.
Pero algo de sus pensamientos positivos se quebró, Sinceridad contestó dirigiéndose al grupo y Tayron ladeó la cabeza a un lado, ligeramente confuso, escudriñando con la mirada lo que quería decir. No sabía calificar si había sido una especie de regañina de la que luego se había arrepentido de impartir, o bien quería aumentar los ánimos, en cualquier caso el belga no necesitaba ni la primera y ni mucho menos la segunda.
-¿A ti te parece una historia para ingenuos?- comentó sin más con tono amable- viendo el paisaje me he asegurado que puedo ir creyéndome casi todo lo que me digan de este lugar, y por supuesto, los días dirán de qué somos capaces cada uno y...- escondió a medias una risilla baja- y cuanto estamos dispuestos a soportarnos unos a otros.
Por el contrario el carabés se limitó a felicitarle, sí, bueno, el no había hecho nada y la aventura estaba por comenzar, pero el grupo ya creía que había encontrado lo que buscaba no le era un problema. Asintió con la cabeza como respuesta.
La gente empezaba a caerle bien, y Mónica era una de ellas, tras la comparación que le hizo con su hermano el chico sintió una punzada de lástima por ella, él todavía no echaba de menos a sus amigos, para que mentir, pero empezaba a creer que el resto podía no llevarlo también. Entendía a las personas, y siempre que podía les decía cuatro palabras de ánimo, pero no encontró nada que decir, tampoco una frase ingeniosa que le sacara una sonrisa.
-Por eso tienes que pasártelo pipa tu por él- le dijo- venga, no me digas que a tu hermano no le gustaría verte aquí.- fue lo único que se le ocurrió decir, no muy seguro de estar aportando nada.
Llegaron a las mazmorras por fin y se sentía más cansado de lo que jamás había estado, el hambre fue lo único que le mantuvo despierto lo suficiente como para no cerrar los ojos al instante en el que se acomodó en uno de los colchones, contemplaba como los nublinos encendían una hoguera desde el otro lado de la habitación en silencio, perdido en el baile que las llamas realizaban a su antojo, se lo agradeció a los hermanos con una sonrisa y una palmadita en el hombro a Eriel. Un poco más tarde se tragó un par de manzanas que se le antojaron lo más delicioso en el mundo en un momento como ese, y por último decidió dormir acompañado de la mayor gente posible, no le resultaba incómodo ni una molestia dormir con gente a su alrededor, al fin y al cabo estaba acostumbrado a hacerlo casi en cualquier lugar y con un mínimo de seis personas todos los días.
Despertó algo sobresaltado, la lanza que Barael le había entregado de alguna forma había acabado en sus piernas y se había hecho un corte muy superficial debajo del ombligo al cambiar de posición.
-¡Mecachis!- gritó al abrir los ojos, aún no enfocaba bien del todo, por lo que cuando intentó a duras penas reincorporarse se tropezó también con la daga que el mayor de los nublinos, por coincidencia del destino también le había entregado. Por suerte logró caer de rodillas y no se hizo mucho daño.- ¿Qué hostias les has hecho?, ¡Barael!- y se rió porque se dio cuenta de lo estúpido que era- tío, me lo pensaré la próxima vez que me des algo, ¿has hechizado las armas?, juraría que alguien las ha colocado para intentar matarme.- se levantó y las recogió, decidió dejar la daga al lado de su cama, en cambio la lanza le resultaba tentadora por lo que llevarla para la nueva salida era su mejor opción.- yo estoy preparado- avisó, justo al tiempo que se dio cuenta de que ya había mucha gente que se había ido y de que probablemente el nublino no le había escuchado.
- Neith2
Ficha de cosechado
Nombre: Dafne
Especie: Humana
Habilidades: Habilidad mental, sentido común, reflejos
Re: Mazmorras de la Cosecha
05/01/16, 08:41 pm
Tras la llegada a las mazmorras Dafne calló rendida, le rugía el estomago lo más grande, por lo que antes de sentarse dejó el poco sustento que le permitieron sus bolsillos, al lado de los nublinos, los cuales se encargaron de encender fuego y calentar la comida necesaria para ello. De lo que la noruega hubo cogido, se quedó con una de las cosas, un pedazo de queso y una manzana, nada le podría venir mejor en aquellos momentos, ya que alimentarse sería una de las acciones que menos podría repetir en el día, por lo que, la comió con ansia, y más aún valoró cada trozo que se comía, por todo lo anterior que pensaba la chica...
Cuando Barael se puso a hacer las lanzas Dafne tuvo cierto interés en ayudar, ya que hacer algo productivo en aquella ciudad siempre era algo que no venía de más, se acercó a los hermanos y en cuanto la terminaron le dijo:
-Oye, que bien preparas las armas eh, la próxima vez que las hagás me gustaría participar, para ayudar, así aprendo, que me encanta.
Cuando la noche por fin cubrió a toda la ciudad, cada uno estaba en sus camas, ella se acomodó al igual que la noche anterior al lado de Tay, mientras algunos hablaban, ella pensaba en su familia, sobre todo añoraba el calor y el cariño que le aportaba su hermano, lo echaba de menos pero ahora mismo no podía hacer nada para volver estar junto a él, también, a pesar del mal carácter de su madre, también extrañaba sus gritos y sus exigencias, la noruega en parte se arrepentía de la forma en la que se hubo despedido de ella, tirándole un líquido marrón que olía a rayos, mientras esta se alejaba maldiciendo a la chica, pero no duró mucho en quitarse esos pensamientos de la cabeza ya que, allí también había gente que merecía la pena, aunque no los conociese mucho se notaba que era gente que le gustaba trabajar y ayudar a los demás, y lo mejor de todo, no estaba sola, tenía una de las mejores compañías que alguien podía tener y ese era su amigo Tayron.
A la mañana siguiente, se despertó de una manera algo extraña...Escuchando las quejas de Tay, ya que, este, de una manera u otra se hubo cortado con la lanza que le prestó el nublino, no era muy profunda, ni mucho menos...
-¡Ay, Tay!, espera voy a intentar curarte ese rasguñillo-Dijo Dafne mientras cortó manualmente un trozo de tela de la sabana. Lo puso en el lugar de la herida y apretó con algo de fuerza -Vayamos a la fuente, y sujétalo fuerte mientras llegamos allí.
La chica se levanto con bastante energía y se dirigió al lugar, el cual supuso que estaría la mayoría del grupo, en la plaza.
Cuando Barael se puso a hacer las lanzas Dafne tuvo cierto interés en ayudar, ya que hacer algo productivo en aquella ciudad siempre era algo que no venía de más, se acercó a los hermanos y en cuanto la terminaron le dijo:
-Oye, que bien preparas las armas eh, la próxima vez que las hagás me gustaría participar, para ayudar, así aprendo, que me encanta.
Cuando la noche por fin cubrió a toda la ciudad, cada uno estaba en sus camas, ella se acomodó al igual que la noche anterior al lado de Tay, mientras algunos hablaban, ella pensaba en su familia, sobre todo añoraba el calor y el cariño que le aportaba su hermano, lo echaba de menos pero ahora mismo no podía hacer nada para volver estar junto a él, también, a pesar del mal carácter de su madre, también extrañaba sus gritos y sus exigencias, la noruega en parte se arrepentía de la forma en la que se hubo despedido de ella, tirándole un líquido marrón que olía a rayos, mientras esta se alejaba maldiciendo a la chica, pero no duró mucho en quitarse esos pensamientos de la cabeza ya que, allí también había gente que merecía la pena, aunque no los conociese mucho se notaba que era gente que le gustaba trabajar y ayudar a los demás, y lo mejor de todo, no estaba sola, tenía una de las mejores compañías que alguien podía tener y ese era su amigo Tayron.
A la mañana siguiente, se despertó de una manera algo extraña...Escuchando las quejas de Tay, ya que, este, de una manera u otra se hubo cortado con la lanza que le prestó el nublino, no era muy profunda, ni mucho menos...
-¡Ay, Tay!, espera voy a intentar curarte ese rasguñillo-Dijo Dafne mientras cortó manualmente un trozo de tela de la sabana. Lo puso en el lugar de la herida y apretó con algo de fuerza -Vayamos a la fuente, y sujétalo fuerte mientras llegamos allí.
La chica se levanto con bastante energía y se dirigió al lugar, el cual supuso que estaría la mayoría del grupo, en la plaza.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Prisión (Archivo VII)
24/01/16, 04:41 pm
¡Por fin! No estaría del todo a salvo, eso lo sabía, pero era el único lugar que podía relacionar con esa sensación. Llegó volando, paró en la plaza a beber y luego se coló por uno de los boquetes y en apenas unos minutos ya estaba en la habitación donde habían comido el otro día. Se agenció algo para comer, aunque no tenía hambre, y se sentó en un rincón desde el que controlaba tanto la puerta como la "ventana" por la que habían visto por primera vez a las ratas de fuego.
Eso sí, antes de nada, resumió la jornada a los que se habían quedado... sin entrar en detalles de conflictos dentro del grupo. Ya acomodada, empezó a pensar que el bicho seguramente los mataría uno a uno, o que quizá hasta se llevaría a los nublinos que parecían adorar a los rocavarancoleses. Y Sak... Esa loca bien podría estar muerta o perdida en la otra punta de la ciudad y nunca la encontrarían. Y si al buscarla les pasaba algo, la que se iba a quedar sola era ella misma, Sinceridad. Pero sabía que no le gustaba un ápice la soledad, solo cuando iba de caza o de misión. Echaba de menos a su grupo, pero aún más sus instrumentos, pues le habrían venido genial en aquel momento para dejar de pensar en todo esto. Su gente, sus amistades, estaban mejor en Tierra Bruja que en aquella ciudad en ruinas. Y quizá no tuviera sus tambores, pero tenía dos paredes y dos codos, así que se entretuvo en golpearlos suavemente contra la piedra, así como los pies contra el suelo.
—Come algo, tranquilízate y ya llegarán los demás... Llegarán, no son tan idiotas, está demostrado que saben correr... Sobrevivirás —se decía sin apenas mover los labios, un susurro apenas pronunciado.
Cuando estuvo más calmada, empezó a tararear una nana de Tierra Bruja, pero no para dormirse. En su lugar, se armó de valor para salir y buscar una habitación desde la que pudiera vigilar la fuente. El plan era estar pendiente de la llegada del grupo para, cuando les viera asomar por alguna calle, volver y preparar algo de comer. No podía estar sin hacer nada. Detestaba aburrirse tanto como detestaba sentirse sucia, pero por suerte la fuente quedaba cerca, dentro de su "zona de seguridad".
Cuando les vio aparecer, pensó que mañana sería un día mejor y hoy... Por el bien de la convivencia tan rara que tenían, <<y que antes me pasé un poco>> hoy sería casi que mejor no tenerlo muy en cuenta <<espero no ser la única en pensarlo...>> Con eso en la cabeza, volvió al interior y empezó a preparar el fuego.
Eso sí, antes de nada, resumió la jornada a los que se habían quedado... sin entrar en detalles de conflictos dentro del grupo. Ya acomodada, empezó a pensar que el bicho seguramente los mataría uno a uno, o que quizá hasta se llevaría a los nublinos que parecían adorar a los rocavarancoleses. Y Sak... Esa loca bien podría estar muerta o perdida en la otra punta de la ciudad y nunca la encontrarían. Y si al buscarla les pasaba algo, la que se iba a quedar sola era ella misma, Sinceridad. Pero sabía que no le gustaba un ápice la soledad, solo cuando iba de caza o de misión. Echaba de menos a su grupo, pero aún más sus instrumentos, pues le habrían venido genial en aquel momento para dejar de pensar en todo esto. Su gente, sus amistades, estaban mejor en Tierra Bruja que en aquella ciudad en ruinas. Y quizá no tuviera sus tambores, pero tenía dos paredes y dos codos, así que se entretuvo en golpearlos suavemente contra la piedra, así como los pies contra el suelo.
—Come algo, tranquilízate y ya llegarán los demás... Llegarán, no son tan idiotas, está demostrado que saben correr... Sobrevivirás —se decía sin apenas mover los labios, un susurro apenas pronunciado.
Cuando estuvo más calmada, empezó a tararear una nana de Tierra Bruja, pero no para dormirse. En su lugar, se armó de valor para salir y buscar una habitación desde la que pudiera vigilar la fuente. El plan era estar pendiente de la llegada del grupo para, cuando les viera asomar por alguna calle, volver y preparar algo de comer. No podía estar sin hacer nada. Detestaba aburrirse tanto como detestaba sentirse sucia, pero por suerte la fuente quedaba cerca, dentro de su "zona de seguridad".
Cuando les vio aparecer, pensó que mañana sería un día mejor y hoy... Por el bien de la convivencia tan rara que tenían, <<y que antes me pasé un poco>> hoy sería casi que mejor no tenerlo muy en cuenta <<espero no ser la única en pensarlo...>> Con eso en la cabeza, volvió al interior y empezó a preparar el fuego.
- alpeca
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Prisión (Archivo VII)
24/01/16, 10:04 pm
Eorlir suspiró, abrazando a su aurva. No sabía bien que pensar de todo ello. Dioses, transformaciones, magia. Si, le prometieron magia antes de ir allí, pero no se esperaba nada de lo que tenia delante. Suspiró. "Si al menos tuviera con lo que dibujar..." Era lo que más le dolía. En el momento en que Jack se lo llevó de Sinhdro, no llevaba nada encima, ni pinturas, ni un simple carboncillo. Probablemente su cara le delatara y, aunque normalmente le ponía de mal humor delatarse, su tristeza era tal que no le importaba. Se separó un poco de su compañera y se quedó mirando una pared, intentando visualizar lo que pintaria allí con las herramientas apropiadas. "probablemente... probablemente la pintaria a ella..." La miró, adoptando la expresión de concentración que ponía siempre que se le ocurrían ideas. Sonrió. "si... si, quedaría genial..."
Habían pasado dos dias desde que llegaran allí. Aún se levantaba esperando ver su habitación, sus cuadros pintados en las paredes, para ser recibido por la mazmorra en mal estado. Dudaba poder acostumbrarse. Los demás habían ido haciendo incursiones o algo así, la verdad es que no prestaba mucha atención a sus idas y venidas. Sólo saldría cuando Ina estuviera preparada para afrontar lo que fuera que les esperara en el exterior. Sabía que tendrían que hacerlo eventualmente, pero de momento estaban bien: tenían comida y techo, y al lado tenían la fuente, así que estaban bien abastecidos de bebida. Les miró mientras iban moviendose. "Es que este sitio es el más habitable que tiene esta ciudad? No me lo trago. Es simplemente imposible..." Se acercó a Sinceridad, la que tenía más cerca.
-Oye... ¿Crees que tendremos que quedarnos en esta mazmorra toda nuestra estancia? -Sonrió, dandole la mano a Ina, que estaba detrás de él-. Es que... vamos, dudo que monten todo este tinglado de secuestrar a gente para que vivan en la ciudad sin disponer de ningun tipo de alojamiento más o menos digno... -Seguía sin tenerlas todas consigo con algunos de sus compañeros, pero tenia que intentar relacionarse con ellos. Por lo menos, si alguna vez llegaba al nada deseable extremo de depender de alguno de ellos, prefería caerles bien.
Habían pasado dos dias desde que llegaran allí. Aún se levantaba esperando ver su habitación, sus cuadros pintados en las paredes, para ser recibido por la mazmorra en mal estado. Dudaba poder acostumbrarse. Los demás habían ido haciendo incursiones o algo así, la verdad es que no prestaba mucha atención a sus idas y venidas. Sólo saldría cuando Ina estuviera preparada para afrontar lo que fuera que les esperara en el exterior. Sabía que tendrían que hacerlo eventualmente, pero de momento estaban bien: tenían comida y techo, y al lado tenían la fuente, así que estaban bien abastecidos de bebida. Les miró mientras iban moviendose. "Es que este sitio es el más habitable que tiene esta ciudad? No me lo trago. Es simplemente imposible..." Se acercó a Sinceridad, la que tenía más cerca.
-Oye... ¿Crees que tendremos que quedarnos en esta mazmorra toda nuestra estancia? -Sonrió, dandole la mano a Ina, que estaba detrás de él-. Es que... vamos, dudo que monten todo este tinglado de secuestrar a gente para que vivan en la ciudad sin disponer de ningun tipo de alojamiento más o menos digno... -Seguía sin tenerlas todas consigo con algunos de sus compañeros, pero tenia que intentar relacionarse con ellos. Por lo menos, si alguna vez llegaba al nada deseable extremo de depender de alguno de ellos, prefería caerles bien.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Prisión (Archivo VII)
25/01/16, 06:18 pm
Mientras, uno de los que se habían quedado se dirigió a la roquense. Apenas había interactuado con ellos, así que le atendió pero acabó apretando el ceño. Estaba lo suficientemente cansada como para no responderle de forma borde, así que se encogió de hombros y negó con la cabeza varias veces mientras respondía. Además, pensó que quizá estaban asustados, y la otra criatura lo parecía. Ella lo había estado hacía apenas unas horas así que no podía culparles.
—Pues la verdad, lo siento pero lo dudo. Nadie ha venido a decirnos nada y la única criatura que nos habló hoy parecía más amenazante que hospitalaria... No secuestras a alguien para dejarles vivir en un nido con todo lujo, si es lo que preguntas... Mucho es que podamos meternos en un sitio más o menos decente como este —ahí se detuvo, pues algo se le había ocurrido, y lo dijo en voz alta—. Sin embargo... Otra cosa es que sigamos explorando y encontremos algo mejor, pero a saber si no está habitado ya por algún monstruo, como la catedral de la que os hablé antes. De momento solo nos queda sobrevivir y explorar... Lo sé, es un asco, pero hasta que no sepamos cómo volver a casa, es lo que hay.
—Pues la verdad, lo siento pero lo dudo. Nadie ha venido a decirnos nada y la única criatura que nos habló hoy parecía más amenazante que hospitalaria... No secuestras a alguien para dejarles vivir en un nido con todo lujo, si es lo que preguntas... Mucho es que podamos meternos en un sitio más o menos decente como este —ahí se detuvo, pues algo se le había ocurrido, y lo dijo en voz alta—. Sin embargo... Otra cosa es que sigamos explorando y encontremos algo mejor, pero a saber si no está habitado ya por algún monstruo, como la catedral de la que os hablé antes. De momento solo nos queda sobrevivir y explorar... Lo sé, es un asco, pero hasta que no sepamos cómo volver a casa, es lo que hay.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Prisión (Archivo VII)
26/01/16, 10:49 pm
Innadriel
La niña suspiró al ver la pared de las mazmorras. No se acostumbraría a no ver las paredes llenas de cuadros de su casa, ni los edificios de colores al mirar por la ventana en vez de enfrentarse a una ciudad gris. Rodeada de seres extraños, Ina no había cruzado palabras con ninguno; se qedaba escuchando en silencio, detrás de su edeel, mientras observaba. Con la excepción del pájaro y el bicho, el resto parecían más o menos normales, dentro de lo que cabía, y algunos hasta sabían algo de lo que les iba a pasar. La perspectiva le daba miedo aún así, no quería quedarse allí, pero prefería esa compañía estar completamente sola.
Miróa Eorlir de forma distraía, jugando con el grillete de su tobillo. Le veía triste y aquello le rompía el alma. —Eorlir…¿echas de menos nuestra casa…? —le preguntó con un hilo de voz —No quiero… —dejó la frase sin acabar al ver su mirada. «Ah, quieres dibujar…». La niña rebuscó una piedra que dejara trazo por las mazmorras, para al menos tener distraído a Eorlir y verle algo más feliz. Se la ofreció con una sonrisa tímida. —No hay nada mejor…
Le había dado igual que el resto saliera, solo le importaba que su propio edeel no saliera por si le pasaba algo, ya que ella no pensaba dejar ese lugar relativamente seguro. Cuando llegaron algunos y contaron lo que habían visto, la niña se quedó encogida apretandole la mano a Eorlir. Aquello sonaba a historias de terror, y no le gustaba. No quería tener pesadillas. «Nos atacaran los monstruos y nos matarán a todos», sentenció en su mente.
La niña suspiró al ver la pared de las mazmorras. No se acostumbraría a no ver las paredes llenas de cuadros de su casa, ni los edificios de colores al mirar por la ventana en vez de enfrentarse a una ciudad gris. Rodeada de seres extraños, Ina no había cruzado palabras con ninguno; se qedaba escuchando en silencio, detrás de su edeel, mientras observaba. Con la excepción del pájaro y el bicho, el resto parecían más o menos normales, dentro de lo que cabía, y algunos hasta sabían algo de lo que les iba a pasar. La perspectiva le daba miedo aún así, no quería quedarse allí, pero prefería esa compañía estar completamente sola.
Miróa Eorlir de forma distraía, jugando con el grillete de su tobillo. Le veía triste y aquello le rompía el alma. —Eorlir…¿echas de menos nuestra casa…? —le preguntó con un hilo de voz —No quiero… —dejó la frase sin acabar al ver su mirada. «Ah, quieres dibujar…». La niña rebuscó una piedra que dejara trazo por las mazmorras, para al menos tener distraído a Eorlir y verle algo más feliz. Se la ofreció con una sonrisa tímida. —No hay nada mejor…
Le había dado igual que el resto saliera, solo le importaba que su propio edeel no saliera por si le pasaba algo, ya que ella no pensaba dejar ese lugar relativamente seguro. Cuando llegaron algunos y contaron lo que habían visto, la niña se quedó encogida apretandole la mano a Eorlir. Aquello sonaba a historias de terror, y no le gustaba. No quería tener pesadillas. «Nos atacaran los monstruos y nos matarán a todos», sentenció en su mente.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades: Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Prisión (Archivo VII)
30/01/16, 10:42 pm
Sox se permitió un resoplido cuando por fin llegaron sanos y salvos a las mazmorras. Mientras los demás se dispersaban para lo que sea que tuvieran que hacer nada más llegar, al primero al que se encontró Sox dentro del complejo fue a Rádar. El carabés le comentó que no había despertado nadie nuevo a lo largo del día y Sox frunció el ceño. Algo le impelió a comprobarlo por sí mismo aprovechando aquellos momentos de tiempo libre.
La persona que ocupaba la habitación a la que accedió podría haber pasado por carabesa de no ser porque sus articulaciones recordaban a las de un muñeco. A primera vista Sox había dudado de que estuviera viva, hasta que la había visto respirar.
Rádar, a todas luces, parecía haber estado ya en aquella habitación. La persona durmiente estaba movida, y el E parecía haber olvidado volver a cerrarle los ojos después de intentar lo que fuera para reanimarla. Sox se acercó para hacerlo, pero antes de que llegara a completar siquiera el pensamiento los iris del ser mutaron de su color original a un rojo intenso, amenazador. El carabés dio un respingo y contuvo el aliento, preguntándose si significaba que iba a despertar.
No parecía mirarle a él. No parecía mirar a nada.
Estuvo atento durante unos momentos más, pero no hubo ningún otro cambio. Sox terminó por rendirse y marcharse de la habitación con una última mirada cautelosa a sus espaldas.
Aquella circunstancia había pasado de ser extraña a muy inquietante. Habían pasado tres días y aún había un grupo nutrido de gente que no salía de un aparente coma. ¿Era aquello normal? ¿Una suerte de segundo filtro?
No podían hacer nada al respecto, resolvió. Los métodos obvios habían fallado ya. Aquellos tres días había empujado muchos más problemas de los que le gustaría al fondo de su mente, inconclusos. Sox reprimió el malestar que aquello le producía y fue a despejarse la cabeza.
Una vez reunidos todos de nuevo, y puestos al día con lo que había sucedido tanto dentro como fuera de la mazmorra, Sox no se anduvo con preámbulos y les contó con la mayor fidelidad posible lo que le había confiado el adepto. Que, independientemente de todas las diferencias entre la versión de los nublinos y lo que tenían delante podían dar por seguro, como mínimo, que la Luna Roja existía en aquel lugar y que estaban allí para conseguir algo de ella. Y que aparentemente "sobrevivir" en aquel lugar no era algo colateral sino un requisito activo.
—Hasta ahora hemos ido juntos por ahí de forma provisional—había oído de pasada a Barael hablarle antes a Siete y había estado de acuerdo con él. Habían andado en grupo por la fuerza de las circunstancias, o al menos ése era su caso—. Hasta saber más cosas. Ya sabemos más. ¿Ahora qué?
Aquel lugar era una competición, tal y como les habían dicho a Rádar y a él, pero en ningún momento les habían dicho cómo enfocarla. Ésa era la pieza que le faltaba a Sox para decidir qué iba hacer y cómo a partir de ahora.
—Yo trabajo de forma diferente hacia un objetivo dependiendo de si lo enfoco solo o en grupo. Necesito saber si vamos a funcionar como una unidad, o si a partir de ahora cada uno por su cuenta —salvo los nublinos, tal vez. Por qué dos hermanos no ya solo se conocían, sino que querían ir siempre juntos escapaba a su comprensión, pero ellos sabrían—. Mientras queden las cosas claras y no haya juego sucio, a mí me da igual.
Trabajaría con lo que tuviese a mano. En caso de ir en solitario, con su propio ingenio y la libertad que le proporcionaba el ser independiente de un grupo. En caso de tener compañía, con los recursos de gente que podía complementar destrezas que él no poseía. En cualquier caso, se las apañaría.
La persona que ocupaba la habitación a la que accedió podría haber pasado por carabesa de no ser porque sus articulaciones recordaban a las de un muñeco. A primera vista Sox había dudado de que estuviera viva, hasta que la había visto respirar.
Rádar, a todas luces, parecía haber estado ya en aquella habitación. La persona durmiente estaba movida, y el E parecía haber olvidado volver a cerrarle los ojos después de intentar lo que fuera para reanimarla. Sox se acercó para hacerlo, pero antes de que llegara a completar siquiera el pensamiento los iris del ser mutaron de su color original a un rojo intenso, amenazador. El carabés dio un respingo y contuvo el aliento, preguntándose si significaba que iba a despertar.
No parecía mirarle a él. No parecía mirar a nada.
Estuvo atento durante unos momentos más, pero no hubo ningún otro cambio. Sox terminó por rendirse y marcharse de la habitación con una última mirada cautelosa a sus espaldas.
Aquella circunstancia había pasado de ser extraña a muy inquietante. Habían pasado tres días y aún había un grupo nutrido de gente que no salía de un aparente coma. ¿Era aquello normal? ¿Una suerte de segundo filtro?
No podían hacer nada al respecto, resolvió. Los métodos obvios habían fallado ya. Aquellos tres días había empujado muchos más problemas de los que le gustaría al fondo de su mente, inconclusos. Sox reprimió el malestar que aquello le producía y fue a despejarse la cabeza.
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Una vez reunidos todos de nuevo, y puestos al día con lo que había sucedido tanto dentro como fuera de la mazmorra, Sox no se anduvo con preámbulos y les contó con la mayor fidelidad posible lo que le había confiado el adepto. Que, independientemente de todas las diferencias entre la versión de los nublinos y lo que tenían delante podían dar por seguro, como mínimo, que la Luna Roja existía en aquel lugar y que estaban allí para conseguir algo de ella. Y que aparentemente "sobrevivir" en aquel lugar no era algo colateral sino un requisito activo.
—Hasta ahora hemos ido juntos por ahí de forma provisional—había oído de pasada a Barael hablarle antes a Siete y había estado de acuerdo con él. Habían andado en grupo por la fuerza de las circunstancias, o al menos ése era su caso—. Hasta saber más cosas. Ya sabemos más. ¿Ahora qué?
Aquel lugar era una competición, tal y como les habían dicho a Rádar y a él, pero en ningún momento les habían dicho cómo enfocarla. Ésa era la pieza que le faltaba a Sox para decidir qué iba hacer y cómo a partir de ahora.
—Yo trabajo de forma diferente hacia un objetivo dependiendo de si lo enfoco solo o en grupo. Necesito saber si vamos a funcionar como una unidad, o si a partir de ahora cada uno por su cuenta —salvo los nublinos, tal vez. Por qué dos hermanos no ya solo se conocían, sino que querían ir siempre juntos escapaba a su comprensión, pero ellos sabrían—. Mientras queden las cosas claras y no haya juego sucio, a mí me da igual.
Trabajaría con lo que tuviese a mano. En caso de ir en solitario, con su propio ingenio y la libertad que le proporcionaba el ser independiente de un grupo. En caso de tener compañía, con los recursos de gente que podía complementar destrezas que él no poseía. En cualquier caso, se las apañaría.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Lops
Ficha de cosechado
Nombre: Kradko
Especie: Clinger de la sociedad nómada
Habilidades: Agilidad, oído musical, habilidad manualPersonajes :
· Adara: Humana ángel negro.
· Heraldo Rocuo: Ochrorio ominario.
· Kradko: Clinger lepäni.
Armas : · Adara: ballesta, tonfas, espada larga y lanza naginata.
· Kradko: bastón.
Re: Prisión (Archivo VII)
31/01/16, 08:34 pm
Si algo realmente no le gustaba a Sakrilt era que la intentara aleccionar. Lo odiaba. Con todas sus fuerzas. Pero aún con todo, en el momento en que Sox y Barael le recriminaron su huida solitaria en el río se mordió la lengua. No iba a ser igual en el preciso instante en que el primero de ambos terminó su discursito acerca de trabajar o no en equipo.
—A mí me os dejáis de hostias. Si os quedáis agilipollaos como hoy mirando a un monstruaco como ese, da igual que estemos juntos o vayamos cada uno a su puta bola. —Era evidente que estaba resentida por lo que pasó antes, pero algo de razón tal vez tenía—. Y encima vais y os ponéis a hablar ahí tan panchos con el primer degenerado peligroso que pasa. —A continuación, se dirigió específicamente a los hermanos nublinos—. Y venga vosotros dos venga a lamerle el culo. ¿Es que os pasa algo en ese cabezón de monaco o qué?
—A mí me os dejáis de hostias. Si os quedáis agilipollaos como hoy mirando a un monstruaco como ese, da igual que estemos juntos o vayamos cada uno a su puta bola. —Era evidente que estaba resentida por lo que pasó antes, pero algo de razón tal vez tenía—. Y encima vais y os ponéis a hablar ahí tan panchos con el primer degenerado peligroso que pasa. —A continuación, se dirigió específicamente a los hermanos nublinos—. Y venga vosotros dos venga a lamerle el culo. ¿Es que os pasa algo en ese cabezón de monaco o qué?
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Personajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Prisión (Archivo VII)
31/01/16, 11:46 pm
Siete era consciente de sus propias debilidades. Se le cayeron encima todas con la pregunta de Sox. Por un momento, desesperación y vulnerabilidad le cruzaron el rostro al idrino, una especie de mirada petición "no me hagas explicar, no me hagas participar en esta decisión". En muchos sentidos podía merecer una vida de Ahogado precisamente por haber tocado uno. Pero más allá de ser alguien con recursos, Siete no conocía realmente la soledad o la falta de confianza. No sabía que hacer, sin nadie a quien rendir cuentas, al que volver después de una excursión, o con el que repartir tareas. Su entorno nunca había carecido de estructura social, o incluido nombres desconocidos. Y jamás Siete habría adivinado el hueco que era, directo bajo su pecho, como si hubiera perdido algo de sí mismo. En Rocavarancolia, el idrino era un ciego parapadeando furiosamente.
Quería hablar, claro. Pero no quería expresar sus debilidades y estas eran indisolubles de su petición de un grupo. Y de esto también era consciente, porque Siete temía como le miraran por ello. Había entreabierto los labios, listos para hablar y sin tener preparadas las palabras. Se le estaban agolpando en la garganta.
Se revolvió el cabello.
- No quiero- dijo primero, abstracto- pero si es necesario me acostumbraré a ir por separado. ¿Que se supone que significa eso? Seguir durmiendo aqui ¿o también por separado al dormir?- inseguridad en el tono, pero la pregunta no tenía dobleces. Estaba intentado obedecer los nuevos esquemas- No soy ningun inutil, pero solo he vivido y conozco la dinamica de un grupo.
Luego una pausa confusa.
- ¿Que hay que ganar en esta ciudad de estar solos? ¿Es un requisito del que estes seguro? Sé que no somos clan pero... Tampoco hemos dejado de compartir objetivos ni situación.
Quería hablar, claro. Pero no quería expresar sus debilidades y estas eran indisolubles de su petición de un grupo. Y de esto también era consciente, porque Siete temía como le miraran por ello. Había entreabierto los labios, listos para hablar y sin tener preparadas las palabras. Se le estaban agolpando en la garganta.
Se revolvió el cabello.
- No quiero- dijo primero, abstracto- pero si es necesario me acostumbraré a ir por separado. ¿Que se supone que significa eso? Seguir durmiendo aqui ¿o también por separado al dormir?- inseguridad en el tono, pero la pregunta no tenía dobleces. Estaba intentado obedecer los nuevos esquemas- No soy ningun inutil, pero solo he vivido y conozco la dinamica de un grupo.
Luego una pausa confusa.
- ¿Que hay que ganar en esta ciudad de estar solos? ¿Es un requisito del que estes seguro? Sé que no somos clan pero... Tampoco hemos dejado de compartir objetivos ni situación.
-
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Prisión (Archivo VII)
01/02/16, 01:00 pm
Eriel estaba de buen humor, no sólo habían salido bien parados de su primer encuentro con uno de los dioses, y más de uno que parecía tan peligroso, sino que además había encontrado las cestas y eso significaba que podría comer más. También habían encontrado a Sakrilt pero las palabras que les dirigió a los hermanos hizo que su humor se nublase.
-Me pasa que a lo que tu llamas degenerado yo lo llamo Dios, un elegido tocado por la sagrada Luna, una Luna que Sox ha visto con sus propios ojos, algo que sinceramente me da un poco de envidia - reconoció en respuesta.- Me pasa que el resto no sabéis nada de este lugar o de los magníficos seres que viven en él. Son peligrosos, el hombre que nos encontramos nos lo dijo claro, si nos metemos en su territorio nos matarán. Me pareció adecuado alabarlo tanto por ser uno de los dioses como para poder sobrevivir, si lo hubiéramos molestado lo más mínimo estaríamos muertos. Así que perdóname por querer sobrevivir - dijo tajante.- Con tal de ser bendecido por la Luna me humillaré lo que haga falta - añadió en voz baja cosa que sólo los que estuviesen más cerca podrían oír.
-Estoy de acuerdo con Siete - dijo con voz cansada.- No ganamos nada yendo por separado, formar un grupo es lo más adecuado, compartimos un mismo objetivo. Mi padre siempre decía que lo que una persona sola no puede lograr es posible si toda la tribu pone de su parte. En este caso estaremos más seguros conviviendo que si cada uno se va por su lado - declaró con voz seria.
Se levantó y cogió algo de fruta de una cesta, aquella conversación lo estaba estresando y cuando se estresaba comía.
-Me pasa que a lo que tu llamas degenerado yo lo llamo Dios, un elegido tocado por la sagrada Luna, una Luna que Sox ha visto con sus propios ojos, algo que sinceramente me da un poco de envidia - reconoció en respuesta.- Me pasa que el resto no sabéis nada de este lugar o de los magníficos seres que viven en él. Son peligrosos, el hombre que nos encontramos nos lo dijo claro, si nos metemos en su territorio nos matarán. Me pareció adecuado alabarlo tanto por ser uno de los dioses como para poder sobrevivir, si lo hubiéramos molestado lo más mínimo estaríamos muertos. Así que perdóname por querer sobrevivir - dijo tajante.- Con tal de ser bendecido por la Luna me humillaré lo que haga falta - añadió en voz baja cosa que sólo los que estuviesen más cerca podrían oír.
-Estoy de acuerdo con Siete - dijo con voz cansada.- No ganamos nada yendo por separado, formar un grupo es lo más adecuado, compartimos un mismo objetivo. Mi padre siempre decía que lo que una persona sola no puede lograr es posible si toda la tribu pone de su parte. En este caso estaremos más seguros conviviendo que si cada uno se va por su lado - declaró con voz seria.
Se levantó y cogió algo de fruta de una cesta, aquella conversación lo estaba estresando y cuando se estresaba comía.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.
Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Re: Prisión (Archivo VII)
02/02/16, 12:01 am
Dejaba ir su mente en el paisaje desolado, imaginando como podría mejorarlo, lo cual no era muy difícil. Si hubo más conversaciones a la vuelta, las ignoró por completo.
Al llegar sintió una especie de alivio, algo parecido a volver a casa después de una dura jornada de trabajo. Al darse cuenta de ello se entristeció, quería volver a su auténtico hogar, con ellos dos sonriéndole... Pero no podía, lo que debía hacer ahora era cuidar de su hermano, aunque ahora mismo no quería estar con nadie alrededor.
Se puso inmediatamente a hacer la comida, sin dirigirle la palabra a nadie, ni un saludo. Cogió bastante del pescado de ayer y lo fue haciendo al fuego especiándolo un poco como el día anterior, tenían que acabarlo entre la comida y la cena para que no se perdiera.
Y tras comer:
-Mónica ven para que te haga los pantalones y Dafne, si quieres aprender artes manuales como me dijiste ven con nosotros y te empiezo a enseñar.
Ante la afirmativa de las dos se las llevo algo aparte en las mazmorras, a alguna habitación con luz y sin durmiente en ella.
-Puedo hacerte yo la ropa o puedo coger y usar la de alguna de los durmientes, lo que pref....
La reacción instantánea de Mon le dejo claro que aquello le repugnaba. No la culpaba por ello. Intento calmarla ante la avalancha de lo sientos por su parte y explicaciones de porque no quería lo otro. -No pasa nada, no me importa, así me mantengo ocupado un rato, no te preocupes... -y ese tipo de frases.
-Ahora, si no te importa, quítate el poncho, necesito tomarte medidas para empezar.
Aunque accedió se puso roja como un tomate, cosa que le hizo gracia a Barael y no pudo evitar reírse un poco. Le recordaba a la primera vez de Brinava.
-Venga, ayúdame Dafne. - Aquello era como un juego para Barael, un mini desafío de niños de "solo tienes una piedra y sabanas, apáñatelas para hacer un pantalón". Usando el cuchillo cortó un par de tiras y usó las sabanas mismas como instrumento de medición a base de hacerle marcas con el cuchillo de piedra. Iba explicándole las cosas a Dafne paso a paso mientras trataba de no reírse por culpa de los comentarios de Mónica que intentaban tornar en su cabeza que la estuviesen usando de modelo en ropa interior como algo normal. Cada vez que las manos de Barael la rozaban podía sentir alguna aspereza o cicatriz de ellas.
-Eso que llevas puesto parece muy cómodo. -Lo dijo en un tono casi serio pero era para burlarse un poco de ella y para ver si conseguía que se calmara.
Para qué negarlo, estaba caliente, pero separaba aquello colocando en su mente que esto era un trabajo y en el trabajo esas cosas están completamente fuera de lugar así que siguió como si nada. Se decantó por usar una doble capa de sabanas para que protegiera bien del frio, cosa que le explico a Dafne, junto a como debía hacer los agujeros para unirlos con mini tiras de sabanas, donde y porque. Dejo que ella hiciera unos guiándole él con sus manos para que no estropeara nada y le enseñó cómo hacer los nudos y como ir ajustándolos.
Fue haciéndoselo cuando estaba casi terminado para ajustarlo. El resultado fue un pantalón con pequeños nudos que sujetaban las "costuras" improvisadas y una tira a modo de cinturón que lo sujetaba en la cintura pasando por huecos hechos en esta.
-¿Qué tal? -Le preguntó.
Su contestación sumada a un "dios, que incomodo todo" mientras se reía mucho hizo que Barael se riera con ella. Era realmente agradable hacer cosas normales y tontas en la situación en la que se encontraban.
-Bueno, yo estaba a punto de formar una familia antes de venir aquí así que supongo que me he acostumbrado a estas cosas. -Dijo con una sonrisa.
-En fin, ahora el calzado. - Y a ello se puso, usando capas cortadas de sabanas y paja de los colchones como base entre medias para fabricar unas babuchas simples.
-Anda con ello a ver si te encuentras cómoda. -Los ajustó un poco y listo.
-No es mi mejor obra, pero espero que te sirvan.
Tras eso volvieron con el resto, Barael preguntándole cosas a Dafne para asegurarse de que había atendido y para recordarle las que no supiera.
Una vez todos allí Sox se dispuso a hablar y Barael escuchó esperando el momento apropiado para intervenir en la conversación, algo de mejor humor.
-Ciertamente ir por separado tiene sus ventajas, la independencia de otros, desplazamiento y huida más sencillos... Pero dudo que eso sirva de mucho aquí, esta es una supervivencia y el problema más grave del grupo sería el sustento, cosa ya solucionada parcialmente, por lo que veo mucho más práctico ir todos juntos a la hora de enfrentarnos con cualquier abominación o sortear y evitar trampas y en última instancia, sacarnos de ellas unos a otros si es posible. Como ejemplo dudo que cualquiera de nosotros por separado hubiese podido escapar de aquel reptil.
Y por cierto, si, le lamí el culo. Y le lamería otra cosa, "suavizó por la presencia de Nad", con tal de evitar que en un capricho nos mate a mí y a mi hermano, si es que se limita a eso, así que lo diré por última vez. Cuando nos topemos con uno de ellos, absoluto respeto, y si no, cabeza gacha y boca cerrada. Una tontería de cualquiera y nos exponemos a morir todos. Ya podremos ponernos a su altura cuando la Luna nos conceda poder y nos vuelva uno de ellos.
Notaba el miedo de Siete de estar solo, pero ahora mismo tenía que dejar las cosas claras, pues no pensaba ir en grupo con aquellos que no supieran ni callarse cuando la situación lo requiriera.
Al llegar sintió una especie de alivio, algo parecido a volver a casa después de una dura jornada de trabajo. Al darse cuenta de ello se entristeció, quería volver a su auténtico hogar, con ellos dos sonriéndole... Pero no podía, lo que debía hacer ahora era cuidar de su hermano, aunque ahora mismo no quería estar con nadie alrededor.
Se puso inmediatamente a hacer la comida, sin dirigirle la palabra a nadie, ni un saludo. Cogió bastante del pescado de ayer y lo fue haciendo al fuego especiándolo un poco como el día anterior, tenían que acabarlo entre la comida y la cena para que no se perdiera.
Y tras comer:
-Mónica ven para que te haga los pantalones y Dafne, si quieres aprender artes manuales como me dijiste ven con nosotros y te empiezo a enseñar.
Ante la afirmativa de las dos se las llevo algo aparte en las mazmorras, a alguna habitación con luz y sin durmiente en ella.
-Puedo hacerte yo la ropa o puedo coger y usar la de alguna de los durmientes, lo que pref....
La reacción instantánea de Mon le dejo claro que aquello le repugnaba. No la culpaba por ello. Intento calmarla ante la avalancha de lo sientos por su parte y explicaciones de porque no quería lo otro. -No pasa nada, no me importa, así me mantengo ocupado un rato, no te preocupes... -y ese tipo de frases.
-Ahora, si no te importa, quítate el poncho, necesito tomarte medidas para empezar.
Aunque accedió se puso roja como un tomate, cosa que le hizo gracia a Barael y no pudo evitar reírse un poco. Le recordaba a la primera vez de Brinava.
-Venga, ayúdame Dafne. - Aquello era como un juego para Barael, un mini desafío de niños de "solo tienes una piedra y sabanas, apáñatelas para hacer un pantalón". Usando el cuchillo cortó un par de tiras y usó las sabanas mismas como instrumento de medición a base de hacerle marcas con el cuchillo de piedra. Iba explicándole las cosas a Dafne paso a paso mientras trataba de no reírse por culpa de los comentarios de Mónica que intentaban tornar en su cabeza que la estuviesen usando de modelo en ropa interior como algo normal. Cada vez que las manos de Barael la rozaban podía sentir alguna aspereza o cicatriz de ellas.
-Eso que llevas puesto parece muy cómodo. -Lo dijo en un tono casi serio pero era para burlarse un poco de ella y para ver si conseguía que se calmara.
Para qué negarlo, estaba caliente, pero separaba aquello colocando en su mente que esto era un trabajo y en el trabajo esas cosas están completamente fuera de lugar así que siguió como si nada. Se decantó por usar una doble capa de sabanas para que protegiera bien del frio, cosa que le explico a Dafne, junto a como debía hacer los agujeros para unirlos con mini tiras de sabanas, donde y porque. Dejo que ella hiciera unos guiándole él con sus manos para que no estropeara nada y le enseñó cómo hacer los nudos y como ir ajustándolos.
Fue haciéndoselo cuando estaba casi terminado para ajustarlo. El resultado fue un pantalón con pequeños nudos que sujetaban las "costuras" improvisadas y una tira a modo de cinturón que lo sujetaba en la cintura pasando por huecos hechos en esta.
-¿Qué tal? -Le preguntó.
Su contestación sumada a un "dios, que incomodo todo" mientras se reía mucho hizo que Barael se riera con ella. Era realmente agradable hacer cosas normales y tontas en la situación en la que se encontraban.
-Bueno, yo estaba a punto de formar una familia antes de venir aquí así que supongo que me he acostumbrado a estas cosas. -Dijo con una sonrisa.
-En fin, ahora el calzado. - Y a ello se puso, usando capas cortadas de sabanas y paja de los colchones como base entre medias para fabricar unas babuchas simples.
-Anda con ello a ver si te encuentras cómoda. -Los ajustó un poco y listo.
-No es mi mejor obra, pero espero que te sirvan.
Tras eso volvieron con el resto, Barael preguntándole cosas a Dafne para asegurarse de que había atendido y para recordarle las que no supiera.
Una vez todos allí Sox se dispuso a hablar y Barael escuchó esperando el momento apropiado para intervenir en la conversación, algo de mejor humor.
-Ciertamente ir por separado tiene sus ventajas, la independencia de otros, desplazamiento y huida más sencillos... Pero dudo que eso sirva de mucho aquí, esta es una supervivencia y el problema más grave del grupo sería el sustento, cosa ya solucionada parcialmente, por lo que veo mucho más práctico ir todos juntos a la hora de enfrentarnos con cualquier abominación o sortear y evitar trampas y en última instancia, sacarnos de ellas unos a otros si es posible. Como ejemplo dudo que cualquiera de nosotros por separado hubiese podido escapar de aquel reptil.
Y por cierto, si, le lamí el culo. Y le lamería otra cosa, "suavizó por la presencia de Nad", con tal de evitar que en un capricho nos mate a mí y a mi hermano, si es que se limita a eso, así que lo diré por última vez. Cuando nos topemos con uno de ellos, absoluto respeto, y si no, cabeza gacha y boca cerrada. Una tontería de cualquiera y nos exponemos a morir todos. Ya podremos ponernos a su altura cuando la Luna nos conceda poder y nos vuelva uno de ellos.
Notaba el miedo de Siete de estar solo, pero ahora mismo tenía que dejar las cosas claras, pues no pensaba ir en grupo con aquellos que no supieran ni callarse cuando la situación lo requiriera.
- alpeca
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Prisión (Archivo VII)
02/02/16, 12:42 am
Miró atentamente a la roquense. Parecía cansada, así que decidió ser breve.
-No, no. No espero nada lujoso. Es solo que... demasiadas molestias se toman para secuestrarnos. No creo que su plan es que nos muramos de asco aquí. Si se trata de sobrevivir... algun refugio tendrán preparado, al menos para los primeros dias. Aparte de esos dos -miró a los nublinos- los demás no entendemos nada de lo que está pasando. -Suspiró y se masajeó las sienes-. Bueno, ya veremos. Sólo espero poder volver a casa.
Miró a Ina. Sonrió al ver lo que le ofrecía. Le revolvió el pelo.
-No son mis pinturas... pero servirá. Anda, ven. -Se la llevó a un lado-. A ver... ponte... si, asi, de frente... -estaba murmurando casi para el mismo- Un poco mas a la derecha... así, perfecto. ¡No te muevas! -Sonrió de nuevo y se puso junto a una pared. Miró a su aurva largamente, concentrado, antes de empezar a dibujar, tallando en la pared. La calidad era muy inferior a lo que estaba acostumbrado a hacer, pero aún asi, se dijo, a ojos de un inexperto seguía dibujando muy bien.
Mientras dibujaba a Ina estaba totalmente distraido. Los demás podían ir pasando por su lado, podían discutir, podían hacer lo que quisieran. El estaba centrado en su tarea. Poco a poco, las tallas que dejaba en la pared iban tomando la forma que deseaba. Los demás vieron la evolución de su obra. Una Ina tallada en la pared, muy bien detallada. Cuando la tuvo completa, decidió añadir algunos detalles de su cosecha. Se puso al lado de esa talla y miró la pared, pensativo, durante unos segundos. Luego sonrió y empezó a tallar de nuevo. Parecía feliz de nuevo, en contraste de lo serio que había estado estos últimos dos dias. Casi parecía como si se hubiese olvidado de todo: de Jack, de la ciudad, de despertar en una mazmorra de mala muerte,de haber olvidado su idioma y haberlo sustituïdo por otro instantáneamente. Todo ello quedaba relegado a un rincón. El arte era lo importante.
Se separó al cabo de un buen rato. No sabía cuanto tiempo había estado trabajando ni si los demás habían mostrado ni un ápice de curiosidad. Y, la verdad, no le importaba. Al lado de la talla de Ina se encontraba él, con la misma ropa con la que había llegado a la ciudad. Tenía una expresión divertida en la cara. Sonrió: era la misma expresión que había puesto en la reunión de pintores a la que habían asistido Ina y él poco antes de que se los llevaran. Recordaba el momento con claridad: había visto a Ina con una cara bien aburrida. Jamás le habían gustado los eventos de aquel tipo. Él se divertía viendo su fastidio cada vez que iban a una. Poco a poco, su expresión de felicidad al contemplar esas obras se ensombreció un poco. Se preguntaba si podrían volver a una reunión de pintores. "Estoy seguro que Ina piensa igual. Prefiero mil veces tener que reprenderla por no disimular su aburrimiento que no exponerla a un peligro, como seguro que termina sucediendo aquí..."
-No, no. No espero nada lujoso. Es solo que... demasiadas molestias se toman para secuestrarnos. No creo que su plan es que nos muramos de asco aquí. Si se trata de sobrevivir... algun refugio tendrán preparado, al menos para los primeros dias. Aparte de esos dos -miró a los nublinos- los demás no entendemos nada de lo que está pasando. -Suspiró y se masajeó las sienes-. Bueno, ya veremos. Sólo espero poder volver a casa.
Miró a Ina. Sonrió al ver lo que le ofrecía. Le revolvió el pelo.
-No son mis pinturas... pero servirá. Anda, ven. -Se la llevó a un lado-. A ver... ponte... si, asi, de frente... -estaba murmurando casi para el mismo- Un poco mas a la derecha... así, perfecto. ¡No te muevas! -Sonrió de nuevo y se puso junto a una pared. Miró a su aurva largamente, concentrado, antes de empezar a dibujar, tallando en la pared. La calidad era muy inferior a lo que estaba acostumbrado a hacer, pero aún asi, se dijo, a ojos de un inexperto seguía dibujando muy bien.
Mientras dibujaba a Ina estaba totalmente distraido. Los demás podían ir pasando por su lado, podían discutir, podían hacer lo que quisieran. El estaba centrado en su tarea. Poco a poco, las tallas que dejaba en la pared iban tomando la forma que deseaba. Los demás vieron la evolución de su obra. Una Ina tallada en la pared, muy bien detallada. Cuando la tuvo completa, decidió añadir algunos detalles de su cosecha. Se puso al lado de esa talla y miró la pared, pensativo, durante unos segundos. Luego sonrió y empezó a tallar de nuevo. Parecía feliz de nuevo, en contraste de lo serio que había estado estos últimos dos dias. Casi parecía como si se hubiese olvidado de todo: de Jack, de la ciudad, de despertar en una mazmorra de mala muerte,de haber olvidado su idioma y haberlo sustituïdo por otro instantáneamente. Todo ello quedaba relegado a un rincón. El arte era lo importante.
Se separó al cabo de un buen rato. No sabía cuanto tiempo había estado trabajando ni si los demás habían mostrado ni un ápice de curiosidad. Y, la verdad, no le importaba. Al lado de la talla de Ina se encontraba él, con la misma ropa con la que había llegado a la ciudad. Tenía una expresión divertida en la cara. Sonrió: era la misma expresión que había puesto en la reunión de pintores a la que habían asistido Ina y él poco antes de que se los llevaran. Recordaba el momento con claridad: había visto a Ina con una cara bien aburrida. Jamás le habían gustado los eventos de aquel tipo. Él se divertía viendo su fastidio cada vez que iban a una. Poco a poco, su expresión de felicidad al contemplar esas obras se ensombreció un poco. Se preguntaba si podrían volver a una reunión de pintores. "Estoy seguro que Ina piensa igual. Prefiero mil veces tener que reprenderla por no disimular su aburrimiento que no exponerla a un peligro, como seguro que termina sucediendo aquí..."
- Bellota
Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.
Personajes : ● Mónica: Bruja de los espejos. Terrícola.
Heridas/enfermedades : ● Mónica: Pequeñas cicatrices por el cuerpo.
Manos heridas, chichón en la cabeza.
Armas : ●Mónica: Bolsito de pompones rosa multiusos.
Cuchillo del pan.
Espejos.
Status : «En busca de 12.: el romance».
Humor : No.
Re: Prisión (Archivo VII)
02/02/16, 10:48 pm
Habían pasado muchas cosas desde que el ser extraño se había marchado volando a dar misa. Tritón había estado mustio y les había acusado de niños por fingir o mentir, cosa que a Mon le había hecho muchísima gracia a pesar del espantoso cansancio que tenía encima. No pudo evitar partirse de risa al preguntarle si hacer bromas contaba como mentir en su mundo (aunque con un leve pinchazo de culpabilidad ya que, a pesar de haber querido hacer una broma, en cierto modo eso de esconderse iba en serio, algo que pensaba guardarse para sí), y cuando el idrino se sonrió junto a ella decidió que todo había quedado solucionado, de modo que siguió el camino con fatiga, asintiendo con la cabeza cuando Cenizo les daba ánimos a Zana y a ella y de vez en cuando mirando por el rabillo del ojo a Tritón y conteniendo la risa floja.
-¿Es Krit de verdad?- exclamó con verdadero alivio cuando Vampy y Cenizo la divisaron a lo lejos. La bicha le caía bien y no sabía por qué, pero se alegraba de que no le hubiera pasado nada. Al parecer ella también parecía aliviada de encontrarse con ellos. Se desentendió por completo del amago de discusión que parecía poder surgir a raíz de que se hubiera marchado pitando del jardín espantoso y resopló con cansancio cuando Roño decidió ir a por más cestas de comida, aunque cargó con la suya casi sin rechistar. Casi: se quejó en voz baja, pero cargar con la cesta cargó.
Cuando por fin llegaron a las mazmorras Mon casi soltó un grito de alegría, de modo que olvidando el dolor de pies por un momento echó a correr y no paró hasta que se encontró por fin con los compañeros de aventura que se habían quedado allí. -¡Por fin en un lugar seguro!- dijo alegremente como saludo. -¿Cómo os fue el día?- les preguntó distraídamente a los del pelo de colorines, que parecían muy ocupados pintando paredes, mientras dejaba la cesta en una esquina del cuarto. –A mí casi me devora un lagarto gigante, pero se conformó con mi vestido- dijo con algo de dramatismo, sin poder evitar sonreír con algo de amargura. Tenía la sensación que al haber perdido el vestido había perdido también un poco de su hermano. “Al menos tengo el bolso y mis estampitas” se consoló a sí misma mientras se acercaba hacia ellos y observaba interesada el dibujo que el chaval de pelo azul hacía en la pared. –Qué chulo. Dibujas genial, mola- le sonrió tratando de ser agradable y observó un poco más el proceso antes de girarse a recolocar los alimentos en la cesta.
Una vez lo dejó todo ordenado en la habitación salió a la fuente a lavarse los pies. Haciendo muecas, sí, pero sin remilgos casi. El tenerlos llenos de tierra y manchas de césped, y muy magullados no le dejó una gran variedad de opciones… y ya que estaba allí se aseó también con un pañuelo que mojó expresamente en la fuente. “Mírame” se dijo entre náuseas y algo mareada por el asco pero con sentimiento de triunfo “Ya soy toda una salvaje aventurera, lavándome en agua contaminada por vete tú a saber cuántas manos y pies y… PUAJ, PUAJ, PUAJ PUAJ”.
Una vez consideró que estaba lo suficientemente aseada volvió adentro y se juntó con el resto de sus compañeros, y justo se había sentado cuando Roño la llamó, pero al decirle lo de la ropa saltó llena de alegría y fue con él y con Dafne a un cuarto aparte. Lo de coger ropa de un durmiente, sin embargo… "¡Ni de guasa! ¿¡De un durmiente!?” se dijo mareada, mirando de hito en hito al nublino. No pudo evitar ser algo abrupta con su respuesta negativa, y se disculpó una y mil veces por ello, pero no podía soportar la mera idea de vestirse con algo que otra persona había llevado. Por suerte a él no pareció importarle, pero cuando le pidió que se quitara el poncho se puso colorada hasta la raíz del pelo, sintiéndose bastante incómoda, de modo que se puso a parlotear de todo y de nada y mirando hacia todas partes… aunque no pudo evitar cotillear lo que estaba haciendo, por si alguna vez tenía que hacerlo ella, aunque esperaba que no. Y cada vez que las manos callosas de Roño la rozaban tenía que resistir las ganas de retorcerse y reír hasta reventar por las cosquillas que le provocaba.
-Eh, pues sí que es cómodo- respondió a su comentario sobre su ropa interior. –De hecho al lado de mi casa hay gente que sale a correr con algo parecido a lo que yo llevo, ¿sabes? Aunque yo nunca he salido así, la verdad. Me daba algo de vergüenza. Pero creo que aquí ya no va a tener mucho sentido eso de la vergüenza...- finalizó diciendo casi para sí.
Cuando Roño declaró que había acabado volvió a mirar hacia abajo. -¡Vaya!- exclamó, verdaderamente asombrada hacia Dafne y él. -¡Qué chulo! ¿Verdad? Pero qué incómodo todo- finalizó riendo de nuevo, aunque se le cortó la risa al escucharle hablar de asentarse. -¿Familia? ¿Ya? ¿Pero no eres muy joven para eso? ¿Y con quién? ¿Cómo es? ¿Es guapa o guapo?- se sentó en el suelo después de soltar todas esas preguntas mientras se disponía a observar cómo el nublino hacía unos rústicos zapatos para ella. Cuando acabó y se los dio le abrazó de forma espontánea (“Vaya, qué cariñosa estoy hoy” se dijo a sí misma con sorpresa. “Espero que mañana se me pase. Fijo que es por mi experiencia cercana a la muerte”) y le agradeció el favor una y mil veces mientras volvían con los demás, a tiempo para escuchar a Vampy.
-¿Ir por separado?- preguntó confusa. -¿Después de todo lo que nos ha pasado hoy creéis que es más seguro ir por separado? ¿En serio?
-¿Es Krit de verdad?- exclamó con verdadero alivio cuando Vampy y Cenizo la divisaron a lo lejos. La bicha le caía bien y no sabía por qué, pero se alegraba de que no le hubiera pasado nada. Al parecer ella también parecía aliviada de encontrarse con ellos. Se desentendió por completo del amago de discusión que parecía poder surgir a raíz de que se hubiera marchado pitando del jardín espantoso y resopló con cansancio cuando Roño decidió ir a por más cestas de comida, aunque cargó con la suya casi sin rechistar. Casi: se quejó en voz baja, pero cargar con la cesta cargó.
Cuando por fin llegaron a las mazmorras Mon casi soltó un grito de alegría, de modo que olvidando el dolor de pies por un momento echó a correr y no paró hasta que se encontró por fin con los compañeros de aventura que se habían quedado allí. -¡Por fin en un lugar seguro!- dijo alegremente como saludo. -¿Cómo os fue el día?- les preguntó distraídamente a los del pelo de colorines, que parecían muy ocupados pintando paredes, mientras dejaba la cesta en una esquina del cuarto. –A mí casi me devora un lagarto gigante, pero se conformó con mi vestido- dijo con algo de dramatismo, sin poder evitar sonreír con algo de amargura. Tenía la sensación que al haber perdido el vestido había perdido también un poco de su hermano. “Al menos tengo el bolso y mis estampitas” se consoló a sí misma mientras se acercaba hacia ellos y observaba interesada el dibujo que el chaval de pelo azul hacía en la pared. –Qué chulo. Dibujas genial, mola- le sonrió tratando de ser agradable y observó un poco más el proceso antes de girarse a recolocar los alimentos en la cesta.
Una vez lo dejó todo ordenado en la habitación salió a la fuente a lavarse los pies. Haciendo muecas, sí, pero sin remilgos casi. El tenerlos llenos de tierra y manchas de césped, y muy magullados no le dejó una gran variedad de opciones… y ya que estaba allí se aseó también con un pañuelo que mojó expresamente en la fuente. “Mírame” se dijo entre náuseas y algo mareada por el asco pero con sentimiento de triunfo “Ya soy toda una salvaje aventurera, lavándome en agua contaminada por vete tú a saber cuántas manos y pies y… PUAJ, PUAJ, PUAJ PUAJ”.
Una vez consideró que estaba lo suficientemente aseada volvió adentro y se juntó con el resto de sus compañeros, y justo se había sentado cuando Roño la llamó, pero al decirle lo de la ropa saltó llena de alegría y fue con él y con Dafne a un cuarto aparte. Lo de coger ropa de un durmiente, sin embargo… "¡Ni de guasa! ¿¡De un durmiente!?” se dijo mareada, mirando de hito en hito al nublino. No pudo evitar ser algo abrupta con su respuesta negativa, y se disculpó una y mil veces por ello, pero no podía soportar la mera idea de vestirse con algo que otra persona había llevado. Por suerte a él no pareció importarle, pero cuando le pidió que se quitara el poncho se puso colorada hasta la raíz del pelo, sintiéndose bastante incómoda, de modo que se puso a parlotear de todo y de nada y mirando hacia todas partes… aunque no pudo evitar cotillear lo que estaba haciendo, por si alguna vez tenía que hacerlo ella, aunque esperaba que no. Y cada vez que las manos callosas de Roño la rozaban tenía que resistir las ganas de retorcerse y reír hasta reventar por las cosquillas que le provocaba.
-Eh, pues sí que es cómodo- respondió a su comentario sobre su ropa interior. –De hecho al lado de mi casa hay gente que sale a correr con algo parecido a lo que yo llevo, ¿sabes? Aunque yo nunca he salido así, la verdad. Me daba algo de vergüenza. Pero creo que aquí ya no va a tener mucho sentido eso de la vergüenza...- finalizó diciendo casi para sí.
Cuando Roño declaró que había acabado volvió a mirar hacia abajo. -¡Vaya!- exclamó, verdaderamente asombrada hacia Dafne y él. -¡Qué chulo! ¿Verdad? Pero qué incómodo todo- finalizó riendo de nuevo, aunque se le cortó la risa al escucharle hablar de asentarse. -¿Familia? ¿Ya? ¿Pero no eres muy joven para eso? ¿Y con quién? ¿Cómo es? ¿Es guapa o guapo?- se sentó en el suelo después de soltar todas esas preguntas mientras se disponía a observar cómo el nublino hacía unos rústicos zapatos para ella. Cuando acabó y se los dio le abrazó de forma espontánea (“Vaya, qué cariñosa estoy hoy” se dijo a sí misma con sorpresa. “Espero que mañana se me pase. Fijo que es por mi experiencia cercana a la muerte”) y le agradeció el favor una y mil veces mientras volvían con los demás, a tiempo para escuchar a Vampy.
-¿Ir por separado?- preguntó confusa. -¿Después de todo lo que nos ha pasado hoy creéis que es más seguro ir por separado? ¿En serio?
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Prisión (Archivo VII)
02/02/16, 11:26 pm
Por suerte el grupo se encaminó de vuelta y al cruzar por el río se toparon con Sakrilt, Tayron se alegró de que siguiera con vida y contempló con una sonrisa como permanecía sin ningún rasguño, se dijo que era dura, él también tenía que ser capaz de sobrevivir solo si se diera el caso, no permitiría que el miedo lo achantara otra vez. Vivir para ver una aventura. El rugido del escorpión estaba con él.
Al poco regresaron todos a las mazmorras cargando con las cestas, conforme se acercaba al pequeño campamento que tenían formado iba recuperando la seguridad en sí mismo e iba perdiendo la sombra del pánico, estaba probablemente en el hogar más seguro que habían visto hasta ahora, no tenía suficientes motivos para continuar en estado de alerta.
Cuando dejó las cestas que había portado en las manos durante el trayecto se reunió con los demás no sin advertir la ausencia de Dafne a su lado, aunque se le hizo extraño que su amiga se relacionara con otro chico que no fuera él se dedicó a escuchar con atención las palabras de Sox, las cuales se le antojaban interesantes. De brazos cruzados esperó a que se formaran las primeras opiniones y con ellas, algunos roces.
Aguantando la risa por tener que ver semejante situación ante las pequeñas afrentas entre la clinger y los nublinos decidió que como no era un chico de pensar demasiado no se demoraría más en hablar.
-No veo la necesidad de separase ahora chavales- dijo mientras torcía la cabeza a un lado y se apoyaba en la pared con el brazo- me parece perfecto que algunos decidan jugar por separado en caso de ser un juego pero a parte de ser más divertido hacerlo en grupo pienso que tenemos más oportunidad de seguir vivitos y coleando si pegamos los culos unos a otros. Si bien antes hemos reaccionado como niños de colegio cuando el reptil atacó a Mónica no significa que no podamos organizarnos mejor una próxima vez. ¿Qué me decís?- aventuró- me muero por veros los caretos cuando descubramos para qué estamos realmente aquí, ¿Qué coño?, sería muy aburrido si no os veo discutir constantemente.- tras hacer una pausa en la que se palpaba su navaja en el bolsillo decidió hablar sobre algo de lo que no tenía previsto juzgar en voz alta.- Y... mirad, yo no creo en ningún Dios y no entiendo lo que es alabar a alguien, pero para que mentir, lo que habéis hecho antes ha sido una tremenda cagada -les dijo de forma agradable- yo no lo he visto como un acto de superviviencia, si a ese tipajo se le llegan a cruzar los cables habrías sido los primeros en morir seguro, y Barael...- le dedicó una tierna sonrisa- a medida que me conozcas descubrirás que mantener la cabeza gacha no destaca en mi lista de virtudes.
Al poco regresaron todos a las mazmorras cargando con las cestas, conforme se acercaba al pequeño campamento que tenían formado iba recuperando la seguridad en sí mismo e iba perdiendo la sombra del pánico, estaba probablemente en el hogar más seguro que habían visto hasta ahora, no tenía suficientes motivos para continuar en estado de alerta.
Cuando dejó las cestas que había portado en las manos durante el trayecto se reunió con los demás no sin advertir la ausencia de Dafne a su lado, aunque se le hizo extraño que su amiga se relacionara con otro chico que no fuera él se dedicó a escuchar con atención las palabras de Sox, las cuales se le antojaban interesantes. De brazos cruzados esperó a que se formaran las primeras opiniones y con ellas, algunos roces.
Aguantando la risa por tener que ver semejante situación ante las pequeñas afrentas entre la clinger y los nublinos decidió que como no era un chico de pensar demasiado no se demoraría más en hablar.
-No veo la necesidad de separase ahora chavales- dijo mientras torcía la cabeza a un lado y se apoyaba en la pared con el brazo- me parece perfecto que algunos decidan jugar por separado en caso de ser un juego pero a parte de ser más divertido hacerlo en grupo pienso que tenemos más oportunidad de seguir vivitos y coleando si pegamos los culos unos a otros. Si bien antes hemos reaccionado como niños de colegio cuando el reptil atacó a Mónica no significa que no podamos organizarnos mejor una próxima vez. ¿Qué me decís?- aventuró- me muero por veros los caretos cuando descubramos para qué estamos realmente aquí, ¿Qué coño?, sería muy aburrido si no os veo discutir constantemente.- tras hacer una pausa en la que se palpaba su navaja en el bolsillo decidió hablar sobre algo de lo que no tenía previsto juzgar en voz alta.- Y... mirad, yo no creo en ningún Dios y no entiendo lo que es alabar a alguien, pero para que mentir, lo que habéis hecho antes ha sido una tremenda cagada -les dijo de forma agradable- yo no lo he visto como un acto de superviviencia, si a ese tipajo se le llegan a cruzar los cables habrías sido los primeros en morir seguro, y Barael...- le dedicó una tierna sonrisa- a medida que me conozcas descubrirás que mantener la cabeza gacha no destaca en mi lista de virtudes.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Neith2
Ficha de cosechado
Nombre: Dafne
Especie: Humana
Habilidades: Habilidad mental, sentido común, reflejos
Re: Mazmorras de la Cosecha
02/02/16, 11:55 pm
Tras un largo día fuera, recorriendo las calles de Rocavarancolia, llegaron a las mazmorras sanos y salvos. A pesar de lo lugares tan lúgubres, oscuros y extravagantes, y los extraños seres que se hubieron encontraron en el camino, fue una experiencia bastante aventurera y nueva según la noruega, ya fue una de las ocasiones mas intrigantes y a la vez más temerosas que la chica ha vivido en su vida.
Cuando entraron a las habitaciones cada uno se dispuso a hacer distintas cosas. Dafne se sentó en la esquina del colchón donde dormía y se puso a pensar que podría hacer, algo productivo. Entretanto, cuando los demás se pusieron a hablar de diversos temas, la chica observaba a los nublinos como calentaba algo de comida. Se sentía algo inutil viendo a sus compañeros hacer cosas mientras ella solo se quedaba absorta en sus pensamientos. Pero todo esto terminó cuando Barael, la invitó, tal y como ella le pidió el otro día, en ayudar en las cosas manuales tan prácticas que hacían ellos.
-¡Bien, perfecto!-Exclamó Dafne mientras se levantaba con ganas, la idea de que alguien le enseñara algo nuevo le entusiasmaba bastante.
Cuando empezó a darle indicaciones esta las entendía al pie de la letra, nunca se le pasó por la mente que quizas podía sevir para estas artes manuales.
El nublino en su parte fue bastante amable con la chica en ofrecerle un puesto de ayudante, ya que algún día también podría hacerse sus propias cosas para ella, y sobre todo para servirle también a los demás.
Observaba detenidamente como usaba dos capas de tela y después con la ayuda de este sobre sus manos zigzagueba la tira entre los agujeros para que quedase empalmado y quedase una especie de pantalón, bastante curioso.
-Muchas gracias, Barael, me encanta hacer cosas así, la verdad, que eres bastante apañado y útil, y buen profesor de manualidades- Dijo la noruega risueña mientras observaba la prenda terminada.
Cuando hubo terminado su tarea con el nublino, escuchaba ciertos comentarios, entre sus compañeros, de que cuando fuesen han explorar la ciudad lo hiciese cada uno por su lado pero había otros que se negaban.
-oye, pues yo lo que pienso es que, no es bueno que nadie vaya solo, ni tampoco es necesario que todos vayamos juntos, sino que podríamos ir en pareja o en grupos de tres, así tardamos menos en descubrir la ciudad, ya que cuando nos volvamos a reunir todos pues, contamos las cosas que hemos descubierto y encontrado...¿Qué os parece?
Cuando entraron a las habitaciones cada uno se dispuso a hacer distintas cosas. Dafne se sentó en la esquina del colchón donde dormía y se puso a pensar que podría hacer, algo productivo. Entretanto, cuando los demás se pusieron a hablar de diversos temas, la chica observaba a los nublinos como calentaba algo de comida. Se sentía algo inutil viendo a sus compañeros hacer cosas mientras ella solo se quedaba absorta en sus pensamientos. Pero todo esto terminó cuando Barael, la invitó, tal y como ella le pidió el otro día, en ayudar en las cosas manuales tan prácticas que hacían ellos.
-¡Bien, perfecto!-Exclamó Dafne mientras se levantaba con ganas, la idea de que alguien le enseñara algo nuevo le entusiasmaba bastante.
Cuando empezó a darle indicaciones esta las entendía al pie de la letra, nunca se le pasó por la mente que quizas podía sevir para estas artes manuales.
El nublino en su parte fue bastante amable con la chica en ofrecerle un puesto de ayudante, ya que algún día también podría hacerse sus propias cosas para ella, y sobre todo para servirle también a los demás.
Observaba detenidamente como usaba dos capas de tela y después con la ayuda de este sobre sus manos zigzagueba la tira entre los agujeros para que quedase empalmado y quedase una especie de pantalón, bastante curioso.
-Muchas gracias, Barael, me encanta hacer cosas así, la verdad, que eres bastante apañado y útil, y buen profesor de manualidades- Dijo la noruega risueña mientras observaba la prenda terminada.
Cuando hubo terminado su tarea con el nublino, escuchaba ciertos comentarios, entre sus compañeros, de que cuando fuesen han explorar la ciudad lo hiciese cada uno por su lado pero había otros que se negaban.
-oye, pues yo lo que pienso es que, no es bueno que nadie vaya solo, ni tampoco es necesario que todos vayamos juntos, sino que podríamos ir en pareja o en grupos de tres, así tardamos menos en descubrir la ciudad, ya que cuando nos volvamos a reunir todos pues, contamos las cosas que hemos descubierto y encontrado...¿Qué os parece?
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Prisión (Archivo VII)
06/02/16, 06:24 pm
No tenía ganas de hablar o pensar en nada referente a la ciudad. ¿Qué más daba que tuvieran algún refugio esperándoles si no lo encontraban? Si nadie había venido a decirles nada, solo les quedaba explorar y dejarse de teorías sin más fundamento que el fanatismo. Así que no le respondió, tan solo se encogió de hombros. Aun así, le llamó la atención que supiera dibujar, y pasó el rato mirando cómo lo hacía.
Cuando los demás, Sakosa incluida, llegaron y contaron lo sucedido desde que la roquense se hubiera ido, Sinceridad se limitó a parpadear y suspirar. Sobrevivir se le daba bien. Lo demás era irrelevante... Apenas habló, solo saludó cuando llegaron... Hasta que Chamán preguntó aquello. Le hizo gracia, pero no lo exteriorizó.
—¿De veras os estáis planteando seguir solos? Si alguien realmente lo piensa, mucha suerte, pero yo me quedo con el grupo —respondió.
En su cabeza añadió algo que no diría <<Si me puedo fiar del grupo, claro>> No le había convencido lo de los nublinos. Si iban a ponerse a adorar a cualquier bicho que se cruzaran, pondrían en peligro al grupo. Al penúltimo en hablar le había faltado decir "por poco os coge de sirvientes", pensó Sinceridad. Pero si nadie los "echaba" no iba a ser ella. Ya verían el error o cambiarían los chalados... <<Eh, calla, escucha esa idea...>>
—Eso podría salir bien. Somos muchos, no tenemos por qué ir todos en pelotón a todas partes. Cada vez somos más los que sabemos volver aquí, ¿no? —y entonces se le ocurrió algo. Aquel era el tipo de conversación que le gustaba tener—. Podríamos ir explorando lo cercano y luego lo lejano, es decir, en círculos con este edificio en el centro, de dentro a fuera. Y tenemos un dibujante, así que podríamos hacer un mapa en la pared según lo veamos necesario. O marcar los sitios que llamen nuestra atención pero no hayamos podido ir o... O no, o sea, podemos explorar por sectores: primero al norte de aquí, luego al este, oeste, sur... Ir tomando notas de lo que nos encontremos, de cualquier cosa que nos llame la atención...
Llegados a ese punto, guardó silencio. Se acababa de dar cuenta de que había hablado mucho, muy seguido y muy rápido. Se rascó la cabeza y terminó:
—Perdón, me emocioné un poco con el tema... Bueno, ¿qué os parece?
Cuando los demás, Sakosa incluida, llegaron y contaron lo sucedido desde que la roquense se hubiera ido, Sinceridad se limitó a parpadear y suspirar. Sobrevivir se le daba bien. Lo demás era irrelevante... Apenas habló, solo saludó cuando llegaron... Hasta que Chamán preguntó aquello. Le hizo gracia, pero no lo exteriorizó.
—¿De veras os estáis planteando seguir solos? Si alguien realmente lo piensa, mucha suerte, pero yo me quedo con el grupo —respondió.
En su cabeza añadió algo que no diría <<Si me puedo fiar del grupo, claro>> No le había convencido lo de los nublinos. Si iban a ponerse a adorar a cualquier bicho que se cruzaran, pondrían en peligro al grupo. Al penúltimo en hablar le había faltado decir "por poco os coge de sirvientes", pensó Sinceridad. Pero si nadie los "echaba" no iba a ser ella. Ya verían el error o cambiarían los chalados... <<Eh, calla, escucha esa idea...>>
—Eso podría salir bien. Somos muchos, no tenemos por qué ir todos en pelotón a todas partes. Cada vez somos más los que sabemos volver aquí, ¿no? —y entonces se le ocurrió algo. Aquel era el tipo de conversación que le gustaba tener—. Podríamos ir explorando lo cercano y luego lo lejano, es decir, en círculos con este edificio en el centro, de dentro a fuera. Y tenemos un dibujante, así que podríamos hacer un mapa en la pared según lo veamos necesario. O marcar los sitios que llamen nuestra atención pero no hayamos podido ir o... O no, o sea, podemos explorar por sectores: primero al norte de aquí, luego al este, oeste, sur... Ir tomando notas de lo que nos encontremos, de cualquier cosa que nos llame la atención...
Llegados a ese punto, guardó silencio. Se acababa de dar cuenta de que había hablado mucho, muy seguido y muy rápido. Se rascó la cabeza y terminó:
—Perdón, me emocioné un poco con el tema... Bueno, ¿qué os parece?
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades: Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Prisión (Archivo VII)
06/02/16, 06:56 pm
Sox no añadió nada mientras los demás aportaban sus puntos de vista, evaluándolos.
Quejarse, pero no aportar alternativas: Sak bajó puntos en su cabeza. Habría sospechado que ir en grupo no era lo suyo, de todas formas, y en principio anotó mentalmente su punto de vista como individualista. Había sido la primera en poner pies en polvorosa ante una amenaza. Sox no condenaba aquel enfoque por la misma razón que había expuesto antes: se habían mantenido en grupo hasta entonces por conveniencia inmediata, no por compromiso. La clinger no les debía nada.
Había una especie de petición en la mirada de Siete a la que Sox hizo oídos sordos, clavando una mirada penetrante en el idrino hasta que respondiera. La indecisión era para el rebaño. Si quería contar para algo, más le valía tener una opinión. Aquello se extendía a los dos que estaban distraídos cerca de la pared; uno de ellos parecía estar pintando. Sox terminó por silbar de malas maneras para atraer su atención.
—¿Os importa? Estamos discutiendo algo importante. Si luego se decide algo que no os guste nada de lloriqueos.
Ya podía ser bueno el dibujo, pero tenían otras prioridades. Le sacaba de quicio la gente que no sabía centrarse. Se alejaba inmensamente por esa razón de haberse alejado de las clases de rendimientos inferiores muy temprano. Intentar atender o resolver problemas mientras grupitos de gente cuchicheaban a tu espalda debía ser una pesadilla.
Volvió su atención a Siete. Era importante aclarar sus palabras si no habían quedado claras.
—No se trata de ganar o perder nada. Son formas diferentes de trabajar y cada cual usa la que le viene mejor. De ahí mi pregunta.
Tuvo que recalcarlo de nuevo cuando apareció Mónica en la puerta, y Sox lo hizo de forma más impaciente que la primera vez. No le gustaba tener que repetirse.
Escuchó a los nublinos a continuación. Abogaban por grupo. Eriel soltó una diatriba teísta , secundada luego por una propia de su hermano, ante las que Sox entrecerró los ojos pero que dejó pasar. No era el momento de enzarzarse en esas cuestiones ahora mismo. Discutir sobre cómo actuar delante de rocavarancoleses era tiempo perdido si al final concluían en ir cada uno por su lado.
Miró a Tay pensativo cuando habló, preguntándose si aquella última frase era una referencia a alguna posición preferente dentro de un grupo en su planeta de origen. Una parte de él empatizaba con aquella misma actitud. Además, al fin y al cabo, de haber agachado la cabeza sin más desde el principio en la plaza de las estatuas no habrían averiguado nada. Por otro lado, aunque ciertos aspectos de su versión de los hechos estaban distorsionados, los nublinos habían probado tener conocimiento fiable de lo que había allí. Le costaba descartar su advertencia sin más por esa razón.
—Dudo que todos los encuentros sean calcados a los que hemos tenido hoy. Marcarse una actuación fija no sirve de nada —él era el primero que se adhería a un método estricto una vez comprobaba que le funcionaba, pero solo si las circunstancias eran las mismas—. Como mínimo, creo que todos estamos de acuerdo en que la primera reacción preferible a partir de ahora es evitarles. Podemos usar eso de base.
Dudaba que fueran a sonsacarles nada más a los habitantes de la ciudad, si corroboraban su mencionada tendencia a ser hostiles con quien traspasaba su territorio.
—En sitios cercanos o conocidos puede funcionar —se limitó a comentar ante la propuesta de Dafne—. No es necesario que salgan diez a por agua de la fuente.
De hecho agradecería profundamente que el salir en bloque no se hiciese norma. Le agobiaba.
—En recuento, parece que preferís un enfoque grupal —resumió una vez todo el que quiso hubo dicho algo—. Si alguien que no ha hablado quiere ir por su cuenta que lo diga ahora para que no contemos con él —añadió de forma firme, pero sin acritud. Era información importante que saber, nada más.
Él había tomado su decisión en silencio. Si parecían tan determinados a mantenerse en grupo, y teniendo en cuenta que algunos poseían conocimientos de supervivencia, Sox avanzaría más despacio si se mantenía al margen. Si no existía reconocimiento extra por ir en solitario, no tenía motivos para elegir la opción menos eficiente.
Since elaboró sobre la propuesta de Dafne. Sox escuchó, desmenuzando la propuesta mentalmente.
—Suena razonable. No tengo objeciones. ¿Puedes hacerlo? —sus ojos volvieron al dibujante, penetrantes. Dispuestos a reevaluar su utilidad.
Quejarse, pero no aportar alternativas: Sak bajó puntos en su cabeza. Habría sospechado que ir en grupo no era lo suyo, de todas formas, y en principio anotó mentalmente su punto de vista como individualista. Había sido la primera en poner pies en polvorosa ante una amenaza. Sox no condenaba aquel enfoque por la misma razón que había expuesto antes: se habían mantenido en grupo hasta entonces por conveniencia inmediata, no por compromiso. La clinger no les debía nada.
Había una especie de petición en la mirada de Siete a la que Sox hizo oídos sordos, clavando una mirada penetrante en el idrino hasta que respondiera. La indecisión era para el rebaño. Si quería contar para algo, más le valía tener una opinión. Aquello se extendía a los dos que estaban distraídos cerca de la pared; uno de ellos parecía estar pintando. Sox terminó por silbar de malas maneras para atraer su atención.
—¿Os importa? Estamos discutiendo algo importante. Si luego se decide algo que no os guste nada de lloriqueos.
Ya podía ser bueno el dibujo, pero tenían otras prioridades. Le sacaba de quicio la gente que no sabía centrarse. Se alejaba inmensamente por esa razón de haberse alejado de las clases de rendimientos inferiores muy temprano. Intentar atender o resolver problemas mientras grupitos de gente cuchicheaban a tu espalda debía ser una pesadilla.
Volvió su atención a Siete. Era importante aclarar sus palabras si no habían quedado claras.
—No se trata de ganar o perder nada. Son formas diferentes de trabajar y cada cual usa la que le viene mejor. De ahí mi pregunta.
Tuvo que recalcarlo de nuevo cuando apareció Mónica en la puerta, y Sox lo hizo de forma más impaciente que la primera vez. No le gustaba tener que repetirse.
Escuchó a los nublinos a continuación. Abogaban por grupo. Eriel soltó una diatriba teísta , secundada luego por una propia de su hermano, ante las que Sox entrecerró los ojos pero que dejó pasar. No era el momento de enzarzarse en esas cuestiones ahora mismo. Discutir sobre cómo actuar delante de rocavarancoleses era tiempo perdido si al final concluían en ir cada uno por su lado.
Miró a Tay pensativo cuando habló, preguntándose si aquella última frase era una referencia a alguna posición preferente dentro de un grupo en su planeta de origen. Una parte de él empatizaba con aquella misma actitud. Además, al fin y al cabo, de haber agachado la cabeza sin más desde el principio en la plaza de las estatuas no habrían averiguado nada. Por otro lado, aunque ciertos aspectos de su versión de los hechos estaban distorsionados, los nublinos habían probado tener conocimiento fiable de lo que había allí. Le costaba descartar su advertencia sin más por esa razón.
—Dudo que todos los encuentros sean calcados a los que hemos tenido hoy. Marcarse una actuación fija no sirve de nada —él era el primero que se adhería a un método estricto una vez comprobaba que le funcionaba, pero solo si las circunstancias eran las mismas—. Como mínimo, creo que todos estamos de acuerdo en que la primera reacción preferible a partir de ahora es evitarles. Podemos usar eso de base.
Dudaba que fueran a sonsacarles nada más a los habitantes de la ciudad, si corroboraban su mencionada tendencia a ser hostiles con quien traspasaba su territorio.
—En sitios cercanos o conocidos puede funcionar —se limitó a comentar ante la propuesta de Dafne—. No es necesario que salgan diez a por agua de la fuente.
De hecho agradecería profundamente que el salir en bloque no se hiciese norma. Le agobiaba.
—En recuento, parece que preferís un enfoque grupal —resumió una vez todo el que quiso hubo dicho algo—. Si alguien que no ha hablado quiere ir por su cuenta que lo diga ahora para que no contemos con él —añadió de forma firme, pero sin acritud. Era información importante que saber, nada más.
Él había tomado su decisión en silencio. Si parecían tan determinados a mantenerse en grupo, y teniendo en cuenta que algunos poseían conocimientos de supervivencia, Sox avanzaría más despacio si se mantenía al margen. Si no existía reconocimiento extra por ir en solitario, no tenía motivos para elegir la opción menos eficiente.
Since elaboró sobre la propuesta de Dafne. Sox escuchó, desmenuzando la propuesta mentalmente.
—Suena razonable. No tengo objeciones. ¿Puedes hacerlo? —sus ojos volvieron al dibujante, penetrantes. Dispuestos a reevaluar su utilidad.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
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