Prisión (Archivo VII)
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Léthe0
Bellota
Neith2
Merodeador
Naeryan
Dal
Alicia
Leonart
Jack
Zarket
alpeca
LEC
Lops
Reifon
Aes
Jikan11
Seth
Manasard
Kial
Lathspell
Tak
Kanyum
Red
Evanna
Giniroryu
Yber
Muffie
31 participantes
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Prisión (Archivo VII)
30/10/15, 09:06 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Fueron los temblores los que terminaron por despertarla. Abrió lentamente los ojos sintiendo un nuevo estremecimiento al tiempo que intentaba cubrirse aun mas con el poncho instintivamente, dándose cuenta que se encontraba sobre una cama. Soñolienta aun y con el frío calando su cuerpo desnudo bajo el poncho miró alrededor. Estaba en un cuarto sin mas luz que la que provenía del pasillo, pues la puerta estaba entre abierta, acostada en una cama que había tenido mejores tiempos, aunque para ella era un pequeño lujo.
Los recuerdos de su breve encuentro con Dama Aroma llegó a la mente de Pam. Frunció el ceño pues aquel sitio no tenia pinta alguna de ser magnifico, parecía un tugurio de mala muerte. Agarro el mango del cuchillo dentro de su delantal para conseguir seguridad antes de bajarse de la cama, sintiendo la piedra bajo sus pies.
<<Que lugar mas extraño>> pensó acercándose despacio a la puerta no habiendo NAda mas que ver allí salvo suelo sucio y una cama incomoda. Empezaba a temer el haberse equivocado por confiar en Dama Aroma ¿y si había sido llevada a otra granja? <<La suerte no puede ser tan cruel...>> inquieta, asomándose un poco por el orificio que permitía que entrara cierta luz en el cuarto. No había nadie fuera, solo un largo pasillo cubierto de piedra. No había ordes alguno fuera y aquello le era extraño. Las granjas siempre estaban cuidadas y vigiladas por los ordeses, pero allí no solo no había nadie sino que tenia un aspecto bastante decadente.
<<Incluso si lo hay, tengo mi cuchillo>> aseguro dándose confianza antes de empujar un poco la puerta con esfuerzo, pues era bastante pesada y abrir un hueco lo suficientemente grande para colar su menudo cuerpo. Ya afuera, vio que tanto a su derecha como a su izquierda el pasillo parecía no tener fin y solo era iluminado por la tenue luz de las antorchas. No solo eso, sino que todo era...grande, el techo, la puerta, la cama donde había despertado y aquello solo añadió otra duda mas a la mente de la mono del queso.
-¿Y ahora que? -se preguntó Pam confundida y frunciendo aun mas el ceño. Sin saber donde estaba ni por donde ir, solo le quedaba una opción: dejad que la suerte la guiara. Cogió una de las agujas de su pulsera y acuclilló en el suelo sintiendo un poco mas de calor llegando a ella al hacerlo, colocando la aguja en vertical sobre una de las losas de piedra, la aguja se mantuvo de pies apenas un par de milésimas de segundo después de que apartara el dedo, cayendo hacia un lado antes de rodar un poco y quedarse quieta- A la izquierda entonces - murmuro Pam, tomando la aguja de vuelta y devolviéndola a su lugar, para seguir el pasillo indicando sin dejar de restregarse un brazo para intentar calentarse un poco y con el cuchillo firmemente agarrado en el bolsillo.
Fueron los temblores los que terminaron por despertarla. Abrió lentamente los ojos sintiendo un nuevo estremecimiento al tiempo que intentaba cubrirse aun mas con el poncho instintivamente, dándose cuenta que se encontraba sobre una cama. Soñolienta aun y con el frío calando su cuerpo desnudo bajo el poncho miró alrededor. Estaba en un cuarto sin mas luz que la que provenía del pasillo, pues la puerta estaba entre abierta, acostada en una cama que había tenido mejores tiempos, aunque para ella era un pequeño lujo.
Los recuerdos de su breve encuentro con Dama Aroma llegó a la mente de Pam. Frunció el ceño pues aquel sitio no tenia pinta alguna de ser magnifico, parecía un tugurio de mala muerte. Agarro el mango del cuchillo dentro de su delantal para conseguir seguridad antes de bajarse de la cama, sintiendo la piedra bajo sus pies.
<<Que lugar mas extraño>> pensó acercándose despacio a la puerta no habiendo NAda mas que ver allí salvo suelo sucio y una cama incomoda. Empezaba a temer el haberse equivocado por confiar en Dama Aroma ¿y si había sido llevada a otra granja? <<La suerte no puede ser tan cruel...>> inquieta, asomándose un poco por el orificio que permitía que entrara cierta luz en el cuarto. No había nadie fuera, solo un largo pasillo cubierto de piedra. No había ordes alguno fuera y aquello le era extraño. Las granjas siempre estaban cuidadas y vigiladas por los ordeses, pero allí no solo no había nadie sino que tenia un aspecto bastante decadente.
<<Incluso si lo hay, tengo mi cuchillo>> aseguro dándose confianza antes de empujar un poco la puerta con esfuerzo, pues era bastante pesada y abrir un hueco lo suficientemente grande para colar su menudo cuerpo. Ya afuera, vio que tanto a su derecha como a su izquierda el pasillo parecía no tener fin y solo era iluminado por la tenue luz de las antorchas. No solo eso, sino que todo era...grande, el techo, la puerta, la cama donde había despertado y aquello solo añadió otra duda mas a la mente de la mono del queso.
-¿Y ahora que? -se preguntó Pam confundida y frunciendo aun mas el ceño. Sin saber donde estaba ni por donde ir, solo le quedaba una opción: dejad que la suerte la guiara. Cogió una de las agujas de su pulsera y acuclilló en el suelo sintiendo un poco mas de calor llegando a ella al hacerlo, colocando la aguja en vertical sobre una de las losas de piedra, la aguja se mantuvo de pies apenas un par de milésimas de segundo después de que apartara el dedo, cayendo hacia un lado antes de rodar un poco y quedarse quieta- A la izquierda entonces - murmuro Pam, tomando la aguja de vuelta y devolviéndola a su lugar, para seguir el pasillo indicando sin dejar de restregarse un brazo para intentar calentarse un poco y con el cuchillo firmemente agarrado en el bolsillo.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Re: Prisión (Archivo VII)
15/12/15, 10:30 pm
Eriel escuchó con atención la historia del idrino y al final se le dibujó una sonrisa. Se puso a charlar alegremente sin preocuparse en exceso por lo que se pensase de él, estaba donde quería, no iba a sentirse mal.
Habló de sus amigos, su familia, su vida en Nubla y demuchas más cosas intercambiando anécdotas con Siete, el idrino había dejado que el chico llevase el peso de la conversación y el nublino no tuvo ningún problema con ello. Evitó el tema del por qué había venido el idrino a la ciudad ya que supuso que sería un tema incómodo. Habló mucho durante gran parte de la noche lo que provocó que le diese sed pero dejase de pensar un poco en el hambre.
Con la llegada de la mañana Sinceridad informó de que había un río provocando que la sonrisa casi permanente del nublino se ampliase. <<Las cosas empiezan a mejorar>> pensó.
-Bien, así podré beber, espero que ese agua no me quite mi idioma natal - dijo en voz alta.- Seguro que es potable, y ya veréis como en nada encontramos comida también - comentó optimista.
Habló de sus amigos, su familia, su vida en Nubla y demuchas más cosas intercambiando anécdotas con Siete, el idrino había dejado que el chico llevase el peso de la conversación y el nublino no tuvo ningún problema con ello. Evitó el tema del por qué había venido el idrino a la ciudad ya que supuso que sería un tema incómodo. Habló mucho durante gran parte de la noche lo que provocó que le diese sed pero dejase de pensar un poco en el hambre.
Con la llegada de la mañana Sinceridad informó de que había un río provocando que la sonrisa casi permanente del nublino se ampliase. <<Las cosas empiezan a mejorar>> pensó.
-Bien, así podré beber, espero que ese agua no me quite mi idioma natal - dijo en voz alta.- Seguro que es potable, y ya veréis como en nada encontramos comida también - comentó optimista.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Prisión (Archivo VII)
17/12/15, 04:49 pm
—¡Pues al río! Esperaré un poquito a que estemos todos y luego me seguís —anunció.
Terminó de asearse y luego le quitó el polvo a sus pulseras y cositas. Cuando ya estuvo lista y entendió que la gente también, se fue hacia la calle más cercana que iba en dirección al río. Cuando pasó por delante de uno de los fanáticos, dijo en voz alta:
—Espero que vuestra habilidad para correr, defenderos o pelear sean tan fuertes como vuestro optimismo por encontrar comida por la cara.
Y después, ya fuera de la plaza, hizo un gesto para que le siguieran calle arriba. Deseaba con toda su alma que allí no hubiera criaturas más raras que sus compañeros o, peor, depredadores o habitantes violentos. Intentaba no pensar en lo desfavorable de la situación, sin comida ni herramientas... y cuando lo pensaba pues recurría al mejor comodín posible: tenía cebos de sobra. Cualquier depredador con sentido común iría antes a por unos blanditos llorones que a por una criatura voladora. O eso esperaba la roquense.
Sigue en El Río
Terminó de asearse y luego le quitó el polvo a sus pulseras y cositas. Cuando ya estuvo lista y entendió que la gente también, se fue hacia la calle más cercana que iba en dirección al río. Cuando pasó por delante de uno de los fanáticos, dijo en voz alta:
—Espero que vuestra habilidad para correr, defenderos o pelear sean tan fuertes como vuestro optimismo por encontrar comida por la cara.
Y después, ya fuera de la plaza, hizo un gesto para que le siguieran calle arriba. Deseaba con toda su alma que allí no hubiera criaturas más raras que sus compañeros o, peor, depredadores o habitantes violentos. Intentaba no pensar en lo desfavorable de la situación, sin comida ni herramientas... y cuando lo pensaba pues recurría al mejor comodín posible: tenía cebos de sobra. Cualquier depredador con sentido común iría antes a por unos blanditos llorones que a por una criatura voladora. O eso esperaba la roquense.
Sigue en El Río
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Prisión (Archivo VII)
18/12/15, 05:04 pm
Parecía que iban en grupo. A Sox no le molestó: si sucedía algún cambio o se enteraban de nueva información, se enterarían todos por igual en lugar de por mero azar.
Para venir de un mundo más primitivo Eriel casi deslumbraba con su optimismo. Sox frunció el ceño tratando de procesarlo.
—No hagas el tonto. Si quieres estar seguro de que bebes potable, bebe de la fuente que para eso está.
Él mismo había aprovechado para volverse a llenar el estómago de agua y engañar el hambre.
Sinceridad no tardó en guiarles. Sox se esforzó porque su paso fuera firme.
Sigue en el Río.
Para venir de un mundo más primitivo Eriel casi deslumbraba con su optimismo. Sox frunció el ceño tratando de procesarlo.
—No hagas el tonto. Si quieres estar seguro de que bebes potable, bebe de la fuente que para eso está.
Él mismo había aprovechado para volverse a llenar el estómago de agua y engañar el hambre.
Sinceridad no tardó en guiarles. Sox se esforzó porque su paso fuera firme.
Sigue en el Río.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Re: Prisión (Archivo VII)
20/12/15, 10:49 am
Tayron se quedó rezagado, observando como las dos chicas se apartaban de él no mucho más lejos de donde se encontraban, se quedó a reflexionar sobre su increíble situación, no estaba aburrido, era una aventura aunque sospechaba que lo más fuerte estaba por ocurrir, y sin duda tenía a Dafne a su lado, una combinación que si bien ya era de por sí agradable a la larga sería bastante excitante. Pero el muchacho no era crédulo, ni estúpido, sabía distinguir cuando una situación se endurecía y que lo pasarían mal, para salir adelante necesitaría la mano de sus compañeros y ellos la suya, no los conocía, y debía confiar en extraños de otros mundos, la idea le resultaba chocante, pero más le asustaba rechazar una oportunidad de interactuar con gente inteligente y haber puesto en peligro a Dafne por no fiarse de nadie, una cualidad, que lejos de distinguirla entre buena o mala se alejaba de su forma de ser. Él era un chico sin prejuicios, no tenía por qué juzgarlos por su planeta de origen, sabía mantener a su alrededor lo que necesitaba en cada momento, despegarse era una chorrada, se había tragado películas enteras de terror como para no saber que siempre muere aquel que se distrae o muestra arrogancia, en su caso no haría ninguna de los dos. No iba a destacar por encima del resto aunque pudiese manejarse bien en un entorno hostil como ese y no le apeteciera arrimar el hombro tan pronto, su responsabilidad le animó a hacerlo.
Se levantó del suelo y se sacudió el culo que aún le escocía, y en silencio pero sin perder la sonrisa se prestó a ayudar con los colchones para disponerlos en una sala común donde todos, más o menos a gusto, debían dormir para no caer en ninguna trampa o aumentar su nivel de peligro. Tenía que reconocerlo, desconocía de quién fue la idea, pero era aceptable, igual predecible si algún dragón quería achicharrarlos pero entre la pequeña baraja de opciones esa era a su parecer la mejor. No llevaban ni mucho tiempo juntos y ya había descubierto que esa gente tenía mucho que demostrar, su grupo tenía eslabones débiles según su criterio de primera impresión, pero había gente muy dispuesta, muy apta, volvió a sonreír.
Se pasó todo el rato al lado de Dafne, arrebujado en una manta sin parar de variar la vista de un lado hacia otro con las diversas presentaciones, estaba demasiado maravillado porque le encantaba aquello, la suciedad, la humedad, muy callejero, muy de su entorno y lo que le gustaba hacer, muy él. Así había dormido muchas veces el belga, y no se le hacía incómodo repetirlo, la calle era su segundo hogar, y la presencia de gente diferente le llenaba, así que olvidó mencionar su nombre, y hechizado al escuchar las palabras del resto como un tonto ignoró también si su amiga lo hizo.
No pudo evitar reaccionar a las palabras de los nublinos. >>¿Meses? JA, por mí como si son años, tengo ganas de que empiece todo esto, deben tenernos preparados algo bueno.<<.
Le hubiera gustado preguntarle más cosas a Barael y si estaba seguro de lea veracidad de sus palabras porque si no eran ciertas se llevaría un desengaño, pero comprendió el pánico de algunos de los presentes ante la idea de abandonar a sus familiares durante mucho tiempo. Tayron se acordó de su pandilla gamberra, y de sus abuelos, le emocionaría que al menos los primeros estuviesen allí pero de momento no les echaba de menos. De modo que guardó silencio por respeto pero cogió a Dafne de las manos y la abrazó, contento.
-¿Has oído eso?- le susurró al oído- vamos a estar bastante tiempo al parecer, en otros lugares nos llaman Dioses cuando acabamos, será por algo, ya tengo ganas de verte en forma de deidad, lady- le dijo con una sonrisa, inmediatamente pensó que a su manera la chica ya parecía una entidad divina para él, así toda sudada, sucia, era como les gustaban las chicas, al natural, sin mierdas en la cara, que aparentaban lo que eran en realidad y no se camuflaran bajo maquillaje.
El chico no durmió y pasó toda la noche pensando en qué les esperaba el día siguiente, y en si la mayoría se acobardaría entre los muros de piedra que les ofrecían protección o descubriría que tenía más cosas en común con aquellos seres de otro planeta que con sus propios padres. Por la mañana se llevó la sorpresa.
-¿Vamos al río?- habló entusiasmado sin dirigirse a nadie en particular e incorporándose- me apunto, y sería la hostia si de camino nos encontramos alimento, ¿Sabéis?, algunos de aquí se me están empezando a hacer muy apetecibles y prefiero cruzarme con algo sabroso que perder a uno o dos de mis compañeros en mi barriga el primer día- acabó con una sonrisa maligna, y hablándole a la noruega.- ¿Me acompañas?, voy allá donde la aventura surja, si te quedas aquí podrías aburrirte, el río tiene pinta de ser divertido- se acercó a susurrarle lo último para que nadie se enterara- y además, me muero por ver las caras de estos tipos y las chicas cuando un chico de diecisiete años se dedique a salpicarles lo más fuerte que pueda.
Sigue en el Río
Se levantó del suelo y se sacudió el culo que aún le escocía, y en silencio pero sin perder la sonrisa se prestó a ayudar con los colchones para disponerlos en una sala común donde todos, más o menos a gusto, debían dormir para no caer en ninguna trampa o aumentar su nivel de peligro. Tenía que reconocerlo, desconocía de quién fue la idea, pero era aceptable, igual predecible si algún dragón quería achicharrarlos pero entre la pequeña baraja de opciones esa era a su parecer la mejor. No llevaban ni mucho tiempo juntos y ya había descubierto que esa gente tenía mucho que demostrar, su grupo tenía eslabones débiles según su criterio de primera impresión, pero había gente muy dispuesta, muy apta, volvió a sonreír.
Se pasó todo el rato al lado de Dafne, arrebujado en una manta sin parar de variar la vista de un lado hacia otro con las diversas presentaciones, estaba demasiado maravillado porque le encantaba aquello, la suciedad, la humedad, muy callejero, muy de su entorno y lo que le gustaba hacer, muy él. Así había dormido muchas veces el belga, y no se le hacía incómodo repetirlo, la calle era su segundo hogar, y la presencia de gente diferente le llenaba, así que olvidó mencionar su nombre, y hechizado al escuchar las palabras del resto como un tonto ignoró también si su amiga lo hizo.
No pudo evitar reaccionar a las palabras de los nublinos. >>¿Meses? JA, por mí como si son años, tengo ganas de que empiece todo esto, deben tenernos preparados algo bueno.<<.
Le hubiera gustado preguntarle más cosas a Barael y si estaba seguro de lea veracidad de sus palabras porque si no eran ciertas se llevaría un desengaño, pero comprendió el pánico de algunos de los presentes ante la idea de abandonar a sus familiares durante mucho tiempo. Tayron se acordó de su pandilla gamberra, y de sus abuelos, le emocionaría que al menos los primeros estuviesen allí pero de momento no les echaba de menos. De modo que guardó silencio por respeto pero cogió a Dafne de las manos y la abrazó, contento.
-¿Has oído eso?- le susurró al oído- vamos a estar bastante tiempo al parecer, en otros lugares nos llaman Dioses cuando acabamos, será por algo, ya tengo ganas de verte en forma de deidad, lady- le dijo con una sonrisa, inmediatamente pensó que a su manera la chica ya parecía una entidad divina para él, así toda sudada, sucia, era como les gustaban las chicas, al natural, sin mierdas en la cara, que aparentaban lo que eran en realidad y no se camuflaran bajo maquillaje.
El chico no durmió y pasó toda la noche pensando en qué les esperaba el día siguiente, y en si la mayoría se acobardaría entre los muros de piedra que les ofrecían protección o descubriría que tenía más cosas en común con aquellos seres de otro planeta que con sus propios padres. Por la mañana se llevó la sorpresa.
-¿Vamos al río?- habló entusiasmado sin dirigirse a nadie en particular e incorporándose- me apunto, y sería la hostia si de camino nos encontramos alimento, ¿Sabéis?, algunos de aquí se me están empezando a hacer muy apetecibles y prefiero cruzarme con algo sabroso que perder a uno o dos de mis compañeros en mi barriga el primer día- acabó con una sonrisa maligna, y hablándole a la noruega.- ¿Me acompañas?, voy allá donde la aventura surja, si te quedas aquí podrías aburrirte, el río tiene pinta de ser divertido- se acercó a susurrarle lo último para que nadie se enterara- y además, me muero por ver las caras de estos tipos y las chicas cuando un chico de diecisiete años se dedique a salpicarles lo más fuerte que pueda.
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- Merodeador
Ficha de cosechado
Nombre: Nadzieja Sikorski.
Especie: Humana.
Habilidades: Resistencia, oído musical e imaginación.
Re: Prisión (Archivo VII)
20/12/15, 05:05 pm
La niña belga no se movió de su sitio ni si quiera para ir a ver a las cosas voladoras de fuego que seguramente eran horribles y mortíferas. Intentó mantenerse alerta y a la escucha en todo momento, pero pronto el cansancio mental y la inmovilidad la hicieron caer en un sopor que la durmió. Cayo dormida mucho antes de lo que le hubiese gustado y antes de poder haber escuchado las nefastas noticias del tiempo que les quedaba de estancia en aquel oscuro y deprimente lugar.
Fue Mónica, la española quien la despertó sacudiéndola con palabras, en opinión de la pequeña, incoherentes.
- ¿Explorar? ¿el qué? – tan dormida estaba que se puso en pie automáticamente en busca de su mochila, luego al darse cuenta de que ahí no iba a estar dijo: - y no hablo en sueños, ni si quiera estaba soñando… -frunció el entrecejo ante el bullicio de actividad que la rodeaba.
-¿A dónde vamos? – y para dejar claro que ella iria a donde la española fuese le entendio al mano para levantarla del suelo, no iba a soltar esa mano hasta que estuviese seguro de que había alguien más normal entre ellos. Pero no tuvo que esperar respuesta de la española pues Sox respondió por ella sin pretenderlo.
-Vamos a un río… - “Al lado del cole está lleno de lagos y riachuelos, pero aquí no parece que vayan a ser como esos… seguro que están llenos de pinchos, y habrá patos y cisnes malvados que te persiguen si te acercas mucho, y peces grandes con dientes enormes esos que viven en otro sitio y son que comen personas, las piranias creo que se llaman…” y mirando a monica dijo:
-¿Crees que habrá piranias asesinas en ese río?
Sigue en elRío
Fue Mónica, la española quien la despertó sacudiéndola con palabras, en opinión de la pequeña, incoherentes.
- ¿Explorar? ¿el qué? – tan dormida estaba que se puso en pie automáticamente en busca de su mochila, luego al darse cuenta de que ahí no iba a estar dijo: - y no hablo en sueños, ni si quiera estaba soñando… -frunció el entrecejo ante el bullicio de actividad que la rodeaba.
-¿A dónde vamos? – y para dejar claro que ella iria a donde la española fuese le entendio al mano para levantarla del suelo, no iba a soltar esa mano hasta que estuviese seguro de que había alguien más normal entre ellos. Pero no tuvo que esperar respuesta de la española pues Sox respondió por ella sin pretenderlo.
-Vamos a un río… - “Al lado del cole está lleno de lagos y riachuelos, pero aquí no parece que vayan a ser como esos… seguro que están llenos de pinchos, y habrá patos y cisnes malvados que te persiguen si te acercas mucho, y peces grandes con dientes enormes esos que viven en otro sitio y son que comen personas, las piranias creo que se llaman…” y mirando a monica dijo:
-¿Crees que habrá piranias asesinas en ese río?
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- Neith2
Ficha de cosechado
Nombre: Dafne
Especie: Humana
Habilidades: Habilidad mental, sentido común, reflejos
Mazmorras de la Cosecha
20/12/15, 11:45 pm
Al fin y al cabo Dafne optó por entrar de nuevo a las mazmorras. El cielo grisáceo estaba siendo aún más oscuro de lo normal, la ciudad parecía más aterradora y tenebrosa, aunque ya lo fuese por sí, la idea de darles la contraria a todo el grupo se le hizo un poco tonta, ya que si se lo hubiese pensado dos veces, hubiese cerrado el pico, allí afuera sin nada, sola y aterrada hizo que se lo volviese a plantear de nuevo...
Por lo que asintió vehemente y se internó con todo el grupo de nuevo a las habitaciones. Cuando volvió a pisar la entrada, miró hacía arriba, al techo rocoso del edificio, se sintió en pocos momentos como si de una cárcel se tratase, salir de todo aquel laberinto para volver a las mismas andadas, pero aun así todos esos pensamientos se esfumaron como un brisa de viento, cuando miró a su derecha y volvió a sentir la compañía de Tay a su lado. No estaba sola, tenía al chico en el que más confiaba y le daba la más pura confianza.
El grupo se internó en una de las habitaciones de la mazmorra, en la cual estaban disponiendo montones de colchones que salían uno a uno de las distintas alcobas en la que se despertaron todos ellos. Por lo que Dafne contribuyó, y volvió al cuchitril en el que se despertó y con toda sus fuerzas cogió el colchón y se lo llevó a rastras y lo colocó al lado de el de Tay. Ocupó varias mantas que se encontraban en el mismo lugar en el que estuvo por primera vez y se las echó por encima.
Cuando casi todos estaban en sus camas, cada uno hablaba de diversos temas, uno el cual, llamó la atención a su compañero Tay, en que se hablaba de que "Tendríamos que estar ahí bastante tiempo, y una vez acabado, todo en algunos lugares los llamaran Dioses"...
-Uf, en este lugar llamarnos Dioses...Diría yo, más bien, monstruos, porque vaya, no creo que haya aquí algo más inferior que nosotros, somos diminutos en este lugar tan horrible.-Afirmaba Dafne mientras estaba estirada de lado mirando a Tay fijamente a los ojos, sonriéndole.
Cuando el chico se acercó hacía ella abranzándola, fue lo mejor que le pudo ocurrir en el día de hoy, ella lo aceptó y lo achuchó mientras ocultaba su cara entre el hombro de Tay reconfortándose.
-Aquí podrá pasar lo que sea, pero que segura voy a estar, mientras esté a tu lado.-Dijo Dafne susurrándole al oído Después continuó diciéndole-Buenas Noches Tay, mañana será un día lleno de aventuras.- Murmuró mientras bostezaba delicadamente. Por último acabó dándole un beso en la mejilla.
A la mañana siguiente todo el mundo se despertaba con cierta energía según la chica. Cuando se desperezó su compañero ya estaba en pie, con ganas de comenzar a recorrer la ciudad entera.
-Oh al río, sí, ahora habrá peces gigantes y feos y por último tendremos que salir corriendo, pero sí voy a ir, supongo que he venido para moverme y buscar acción eh. ¡Pues allá vamos!
Dafne pegó un salto de la cama y la arregló como pudo, después se encargó de su pelo alborotado, sin un peine poca cosa podía hacer, pero hizo poco caso a eso, por lo que se puso andar de nuevo hacia la salida, aprendió bastante pronto el camino de ida y vuelta. >>Ya me acostumbraré a esto<<-Se dijo la Noruega mientras se despejaba el pelo de la cara.
-
Por lo que asintió vehemente y se internó con todo el grupo de nuevo a las habitaciones. Cuando volvió a pisar la entrada, miró hacía arriba, al techo rocoso del edificio, se sintió en pocos momentos como si de una cárcel se tratase, salir de todo aquel laberinto para volver a las mismas andadas, pero aun así todos esos pensamientos se esfumaron como un brisa de viento, cuando miró a su derecha y volvió a sentir la compañía de Tay a su lado. No estaba sola, tenía al chico en el que más confiaba y le daba la más pura confianza.
El grupo se internó en una de las habitaciones de la mazmorra, en la cual estaban disponiendo montones de colchones que salían uno a uno de las distintas alcobas en la que se despertaron todos ellos. Por lo que Dafne contribuyó, y volvió al cuchitril en el que se despertó y con toda sus fuerzas cogió el colchón y se lo llevó a rastras y lo colocó al lado de el de Tay. Ocupó varias mantas que se encontraban en el mismo lugar en el que estuvo por primera vez y se las echó por encima.
Cuando casi todos estaban en sus camas, cada uno hablaba de diversos temas, uno el cual, llamó la atención a su compañero Tay, en que se hablaba de que "Tendríamos que estar ahí bastante tiempo, y una vez acabado, todo en algunos lugares los llamaran Dioses"...
-Uf, en este lugar llamarnos Dioses...Diría yo, más bien, monstruos, porque vaya, no creo que haya aquí algo más inferior que nosotros, somos diminutos en este lugar tan horrible.-Afirmaba Dafne mientras estaba estirada de lado mirando a Tay fijamente a los ojos, sonriéndole.
Cuando el chico se acercó hacía ella abranzándola, fue lo mejor que le pudo ocurrir en el día de hoy, ella lo aceptó y lo achuchó mientras ocultaba su cara entre el hombro de Tay reconfortándose.
-Aquí podrá pasar lo que sea, pero que segura voy a estar, mientras esté a tu lado.-Dijo Dafne susurrándole al oído Después continuó diciéndole-Buenas Noches Tay, mañana será un día lleno de aventuras.- Murmuró mientras bostezaba delicadamente. Por último acabó dándole un beso en la mejilla.
A la mañana siguiente todo el mundo se despertaba con cierta energía según la chica. Cuando se desperezó su compañero ya estaba en pie, con ganas de comenzar a recorrer la ciudad entera.
-Oh al río, sí, ahora habrá peces gigantes y feos y por último tendremos que salir corriendo, pero sí voy a ir, supongo que he venido para moverme y buscar acción eh. ¡Pues allá vamos!
Dafne pegó un salto de la cama y la arregló como pudo, después se encargó de su pelo alborotado, sin un peine poca cosa podía hacer, pero hizo poco caso a eso, por lo que se puso andar de nuevo hacia la salida, aprendió bastante pronto el camino de ida y vuelta. >>Ya me acostumbraré a esto<<-Se dijo la Noruega mientras se despejaba el pelo de la cara.
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- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.
Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Re: Prisión (Archivo VII)
22/12/15, 12:36 am
Descontento y tristeza. A nadie le gustó la noticia de que la estancia aquí duraría meses. Barael se sentía igual y las conclusiones a las que llegó no hacían sino mermar más su ánimo.
Volvió a lo que tenía entre manos, aún quedaban ocho piedras que tallar para volverlas herramientas primitivamente útiles. Que Sakrilt tirara la piedra así no hizo más que confirmarle a Barael que de momento era inestable y por lo tanto, peligrosa.
<<No sería ni remotamente buena idea darle una de estas.>> -Pensó.
Lo único fuera de lo común fue que Tay parecía contento con la noticia cosa que a Barael no le pilló tan de sorpresa, pues se le había parecido mucho a su hermano y cada vez se le parecían más. La escena cariñosa le entristeció, recordaba todos los abrazos, besos y cariños que Per y Brinava le habían dado estos últimos años.
<<Ahora que lo pienso... quizás si estaba enamorado...>> -Sus manos no cesaban de trabajar mientras lo poco que quedaba de su ánimo se apagaba poco a poco.
Se quedo despierto toda la noche aunque no habló, lo único que hizo aparte de tallar las piedras fue meterle algún codazo a su hermano para que no contara cosas de su intimidad. A nadie le importaba que relaciones hubiera tenido o dejado de tener.
Fue tallándolas todas con mimo y paciencia, el trabajo que hubiera sido sencillo se convirtió en uno de precisión pues le sobraba tiempo para hacerlas lo mejor y lo mas afiladas posible, incluso volvió a tomar la de su hermano para que quedara perfecta. La última piedra era una más pequeña, destinada a ser una navaja provisional para él mismo con la que poder tallar madera en un futuro más cómodamente. Al acabar se dio cuenta de que tenía las piernas entumecidas y los brazos y las manos agarrotadas por lo que se levanto para estirarse a gusto, poco le importaba que le estuvieran mirando. Una vez un poco más cómodo repartió lo que había creado sin decir nada y sin esperar agradecimientos, con su cara hecha una máscara de seriedad para ocultar su tristeza. Una para su hermano, la navaja y otra para él mismo, otras dos para Tay y para Dafne, otras tres para Siete, Sox y Lorenzo y una última que no sabía a quién darle. Al final tomo una decisión un tanto arriesgada, pero si sabia caza como decía era la mejor opción. El último filo se lo entregó a Sinceridad. Se puso cómodo y esperó hasta el amanecer. Cuando se empezaron a mover él los siguió sin más, un río era una buena señal.
Sigue en río
Volvió a lo que tenía entre manos, aún quedaban ocho piedras que tallar para volverlas herramientas primitivamente útiles. Que Sakrilt tirara la piedra así no hizo más que confirmarle a Barael que de momento era inestable y por lo tanto, peligrosa.
<<No sería ni remotamente buena idea darle una de estas.>> -Pensó.
Lo único fuera de lo común fue que Tay parecía contento con la noticia cosa que a Barael no le pilló tan de sorpresa, pues se le había parecido mucho a su hermano y cada vez se le parecían más. La escena cariñosa le entristeció, recordaba todos los abrazos, besos y cariños que Per y Brinava le habían dado estos últimos años.
<<Ahora que lo pienso... quizás si estaba enamorado...>> -Sus manos no cesaban de trabajar mientras lo poco que quedaba de su ánimo se apagaba poco a poco.
Se quedo despierto toda la noche aunque no habló, lo único que hizo aparte de tallar las piedras fue meterle algún codazo a su hermano para que no contara cosas de su intimidad. A nadie le importaba que relaciones hubiera tenido o dejado de tener.
Fue tallándolas todas con mimo y paciencia, el trabajo que hubiera sido sencillo se convirtió en uno de precisión pues le sobraba tiempo para hacerlas lo mejor y lo mas afiladas posible, incluso volvió a tomar la de su hermano para que quedara perfecta. La última piedra era una más pequeña, destinada a ser una navaja provisional para él mismo con la que poder tallar madera en un futuro más cómodamente. Al acabar se dio cuenta de que tenía las piernas entumecidas y los brazos y las manos agarrotadas por lo que se levanto para estirarse a gusto, poco le importaba que le estuvieran mirando. Una vez un poco más cómodo repartió lo que había creado sin decir nada y sin esperar agradecimientos, con su cara hecha una máscara de seriedad para ocultar su tristeza. Una para su hermano, la navaja y otra para él mismo, otras dos para Tay y para Dafne, otras tres para Siete, Sox y Lorenzo y una última que no sabía a quién darle. Al final tomo una decisión un tanto arriesgada, pero si sabia caza como decía era la mejor opción. El último filo se lo entregó a Sinceridad. Se puso cómodo y esperó hasta el amanecer. Cuando se empezaron a mover él los siguió sin más, un río era una buena señal.
Sigue en río
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Prisión (Archivo VII)
31/12/15, 05:18 pm
Mazmorras otra vez, preguntas sin respuesta otra vez. Sox sintió el inicio de un sabor a desaliento en la garganta, el cual se esforzó por tragar.
Negó con la cabeza ante la respuesta de Mónica.
—Tal vez sea otra cosa que nos salga a cuenta buscar los próximos días.
Le había llamado la atención también su cortante respuesta a Sinceridad.
—Parecéis similares a Carabás en eso. Quisiera saber más al respecto más adelante.
Reunieron su botín en la sala que habían establecido como comunal. Era respetable, pero Barael había sacado un punto válido a colación: no sabían el periodo para el que tendrían que racionarlo. Podía ser un día, varios, una semana, un mes o todos los meses que supuestamente tendrían que pasar allí. Aquellas últimas posibilidades implicaban que había otras formas de obtener comida, pero seguía sin ser tranquilizador en absoluto.
Reconocía alimentos por su estructura, y era seguro suponer que compartían las mismas propiedades que sus equivalentes carabeses, pero por precaución Sox solo informó sobre aquellos que conocía con seguridad. Concretamente, que aquella clase de fideos instantáneos necesitaba agua hirviendo pero que las barritas podían comerse tal cual.
Hubo quien quiso conformarse con algo simple y quien quiso encender una hoguera para cocinar. Finalmente optaron por llevar a cabo ambas cosas. ¿Qué iban a hacer, pegarse por ello? Mientras no hubiera problemas no tenía sentido discutir. Y si los había, ya sabrían por qué optar la próxima vez.
El hecho de utilizar menos provisiones había influido para que Sox estuviese a favor de lo primero. Eso y que encender en fuego en un edificio, aunque había dormitorios prácticamente sin pared que les separara del exterior, le parecía un riesgo extra. No obstante eso no le impidió mientras los nublinos llevaban a cabo el proceso, tratando de tomar nota de los detalles. Por su parte se quedó con las barritas energéticas para ir comiendo a lo largo del día siguiente, y para cenar tomó una de ellas junto a un bocadillo de algo que le pareció seguro, imitando el ejemplo de Mónica. Curiosamente, a pesar de ser más sustancioso que lo otro, lo último le supo a poco con el tiempo y más tarde tuvo que echar mano de otra barra para calmar el inicio de un mordisco de hambre.
A la hora de dormir también hubo opiniones divididas. Sox se acostaba temprano y se levantaba igual, y dejó claro desde el principio que no pensaba trastocar sus horarios de sueño, que habiendo camas individuales de sobra para todos era tontería dormir en el suelo en su lugar, y que buenas noches. Hubo quien insistió en dormir acompañado, allá ellos. El carabés no creía que compañía en la misma habitación contribuyese al descanso, pero mientras no interfiriesen con el suyo no iba a meterse.
Fuese cual fuese la decisión de cada uno, quedaron en encontrarse a la mañana siguiente y salir de nuevo todos juntos. Sox no disponía ya de una alarma para despertar a su horario habitual, pero confiaba en la regularidad de sus horarios de sueño. Remolonear era para gente que tenía tiempo que perder, y nunca le había gustado. De todas formas pidió que le despertasen si se pasaba de hora, y se comprometió a hacer lo mismo si la situación resultaba ir a la viceversa.
El deje pegajoso en el aire al incorporarse de la cama le informó de que era notablemente temprano. Hacía frío fuera. Recordó que no tenían agua corriente allí dentro y gruñó para sí.
Salió a la fuente, aprovechando para tiritar a gusto ahora que nadie le veía, y se echó agua fría en la cara sin más ceremonias para espabilarse rápido antes de adecentarse. Regresaría rápido a la mazmorra, y llamaría con prudencia a las habitaciones donde oyera ruido.
—Es razonable suponer que si la bañera de provisiones pasa todos los días, lo hará a la misma hora que ayer —diría en cuanto hubo suficiente gente reunida—. Mientras tengamos cuidado de estar de vuelta para entonces, tenemos tiempo para ir a otro sitio.
Aprovechar el tiempo, aprovechar el tiempo. Una constante en su vida, rítmica en su conciencia como el tic tac de un reloj.
Negó con la cabeza ante la respuesta de Mónica.
—Tal vez sea otra cosa que nos salga a cuenta buscar los próximos días.
Le había llamado la atención también su cortante respuesta a Sinceridad.
—Parecéis similares a Carabás en eso. Quisiera saber más al respecto más adelante.
Reunieron su botín en la sala que habían establecido como comunal. Era respetable, pero Barael había sacado un punto válido a colación: no sabían el periodo para el que tendrían que racionarlo. Podía ser un día, varios, una semana, un mes o todos los meses que supuestamente tendrían que pasar allí. Aquellas últimas posibilidades implicaban que había otras formas de obtener comida, pero seguía sin ser tranquilizador en absoluto.
Reconocía alimentos por su estructura, y era seguro suponer que compartían las mismas propiedades que sus equivalentes carabeses, pero por precaución Sox solo informó sobre aquellos que conocía con seguridad. Concretamente, que aquella clase de fideos instantáneos necesitaba agua hirviendo pero que las barritas podían comerse tal cual.
Hubo quien quiso conformarse con algo simple y quien quiso encender una hoguera para cocinar. Finalmente optaron por llevar a cabo ambas cosas. ¿Qué iban a hacer, pegarse por ello? Mientras no hubiera problemas no tenía sentido discutir. Y si los había, ya sabrían por qué optar la próxima vez.
El hecho de utilizar menos provisiones había influido para que Sox estuviese a favor de lo primero. Eso y que encender en fuego en un edificio, aunque había dormitorios prácticamente sin pared que les separara del exterior, le parecía un riesgo extra. No obstante eso no le impidió mientras los nublinos llevaban a cabo el proceso, tratando de tomar nota de los detalles. Por su parte se quedó con las barritas energéticas para ir comiendo a lo largo del día siguiente, y para cenar tomó una de ellas junto a un bocadillo de algo que le pareció seguro, imitando el ejemplo de Mónica. Curiosamente, a pesar de ser más sustancioso que lo otro, lo último le supo a poco con el tiempo y más tarde tuvo que echar mano de otra barra para calmar el inicio de un mordisco de hambre.
A la hora de dormir también hubo opiniones divididas. Sox se acostaba temprano y se levantaba igual, y dejó claro desde el principio que no pensaba trastocar sus horarios de sueño, que habiendo camas individuales de sobra para todos era tontería dormir en el suelo en su lugar, y que buenas noches. Hubo quien insistió en dormir acompañado, allá ellos. El carabés no creía que compañía en la misma habitación contribuyese al descanso, pero mientras no interfiriesen con el suyo no iba a meterse.
Fuese cual fuese la decisión de cada uno, quedaron en encontrarse a la mañana siguiente y salir de nuevo todos juntos. Sox no disponía ya de una alarma para despertar a su horario habitual, pero confiaba en la regularidad de sus horarios de sueño. Remolonear era para gente que tenía tiempo que perder, y nunca le había gustado. De todas formas pidió que le despertasen si se pasaba de hora, y se comprometió a hacer lo mismo si la situación resultaba ir a la viceversa.
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El deje pegajoso en el aire al incorporarse de la cama le informó de que era notablemente temprano. Hacía frío fuera. Recordó que no tenían agua corriente allí dentro y gruñó para sí.
Salió a la fuente, aprovechando para tiritar a gusto ahora que nadie le veía, y se echó agua fría en la cara sin más ceremonias para espabilarse rápido antes de adecentarse. Regresaría rápido a la mazmorra, y llamaría con prudencia a las habitaciones donde oyera ruido.
—Es razonable suponer que si la bañera de provisiones pasa todos los días, lo hará a la misma hora que ayer —diría en cuanto hubo suficiente gente reunida—. Mientras tengamos cuidado de estar de vuelta para entonces, tenemos tiempo para ir a otro sitio.
Aprovechar el tiempo, aprovechar el tiempo. Una constante en su vida, rítmica en su conciencia como el tic tac de un reloj.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Merodeador
Ficha de cosechado
Nombre: Nadzieja Sikorski.
Especie: Humana.
Habilidades: Resistencia, oído musical e imaginación.Personajes :- ● Ergot: -Véspido Soldado Repobladoril-
● Nadzieja: -Escoria Cosechada HomoSapiens-
Status : Las dudas son como los muertos, siempre acaban saliendo a flote.
Humor : Epístola de San Pablo a los adefesios: "Sois feos de cojones."
Re: Prisión (Archivo VII)
01/01/16, 06:25 pm
Nadzieja regresó a las mazmorras con un humor de perros. Frustrada, enfadada, dolida y sintiéndose condenada a una de las mayores desgracias jamás acaecidas sobre la humanidad. Desde la conversación con Mónica en el río, Nadja se había mostrado aparentemente serena a lo largo de ese ajetreado día. Tal vez en algún momento hubiese parecido algo distraída, pero nadie podría haber sospechado por sus gestos la tormenta de emociones y pensamientos negativos que la removían por dentro. “Reina del Drama” y victimista se queda corto para describirlos.
Después de averiguar que su estancia en Rocavarancolia era “ligeramente” más larga de lo que había planeado la pequeña belga tuvo ganas de gritar, patalear, llorar… pero suficiente vergüenza había pasado ya el día anterior con sus gritos y llantos, no iba a humillarse ya más delante de todas estas personas. Por lo que para evitar soltar la lagrimilla y los gritos de Banshee que guardaba, se mantuvo callada y con la mirada gacha, si se atrevía a abrir la boca no la cerraría en mucho tiempo.
Por lo que se pasó toda la tarde con Mónica. Obedeciendo todo lo que pedía y haciendo todo aquello que tenía, comportándose como una niña buena. Detrás de la española en todo momento, permitiendo que la pastoreasen por la horripilante ciudad sin soltar ni una sola queja mientras internamente maldecía a todo y a todos. “La ciudad es fea, el rio es feo, todo es feo. Nada aquí es bonito. Y este será el sitio donde moriré y mis padres no podrán venir a verme y traerme flores. No sobreviviremos tanto tiempo. Nos mataran. Seguro que hay monstruos esperándonos. Nos han traído aquí para morir. Quiero volver con papá y mamá, quiero volver a casa pero no voy a poder volver a casa. Mis padres me buscaran y no me encontraran y estarán tristes y lloraran pero y si se olvidan de mí y si al final no me buscan y si…”
Lo único que la había alegrado había sido el comer. Al principio cuando había escuchado la voz de la criatura que viajaba en un barco volador lo único que pensó fue “Media vuelta y a las cárceles otra vez, antes de que nos coman.” Pero aparentemente el resto pensó algo así como “Oh que bien, seguro que es bueno, bonito y barato.” Y allí se marcharon todos detrás de esa cosa mientras la belga ya pensaba en historias de caníbales y en sus series de dibujos llenas de zombies asquerosos, segura de que así acabarían todos ellos. Pero al final resulto que el bicho aparte de feo era un mentiroso y su comida no era eso que decía por lo que al final todo parecía comestible. Lo primero que hizo fue elegir cuidadosamente lo que parecía más parecido a lo que tenía en casa, se conformó con un par de plátanos y unos cuantos trozos de pan antes de que se pusieran de nuevo en marcha y recogiese todo lo que pudiese en las manos. A mitad de trayecto Mónica le dio más cosas de su cesta y al final tuvo que cargar con lo que le dio haciendo una bolsa con su propia camiseta. Más contenta con el estómago lleno, pero aun enfadada y rabiosa por su suerte, caminó sin ganas y fingiendo prestar atención e intentando reprimir las ganas de chivarle a Mónica todas las veces que el bicho decía palabras feas. Cada vez le caía todo el mundo mucho peor, a excepción de Sox y Mónica, el primero porque le recordaba a sus profesores y la segunda por el vestido y ser la única que parecía estar pendiente de ella de alguna manera aunque a ella eso “no le gustaba ni lo necesitaba”.
Y al llegar de vuelta al sitio oscuro en donde había despertado la noche anterior junto a todos ellos, ni el bicho ni la pájara se habían perdido por el camino para hacerles el favor, pero al menos nadie había muerto aun. Durmió junto a Mónica y su vestido, llorando en silencio todo lo que no había hecho esa tarde, derrumbándose al fin y esperando que nadie la oyese. Y ya a la mañana siguiente despertó bostezando más ruidosamente de lo que creía porque aparentemente Sox la escucho y llamo a su puerta despertándola del todo.
Y ya cuando estuvieron todos reunidos y Sox volvió a hablar, Nad solo pudo pensar: “Genial. Más paseos. Caminemos por sitios escalofriantes que divertido”.
Después de averiguar que su estancia en Rocavarancolia era “ligeramente” más larga de lo que había planeado la pequeña belga tuvo ganas de gritar, patalear, llorar… pero suficiente vergüenza había pasado ya el día anterior con sus gritos y llantos, no iba a humillarse ya más delante de todas estas personas. Por lo que para evitar soltar la lagrimilla y los gritos de Banshee que guardaba, se mantuvo callada y con la mirada gacha, si se atrevía a abrir la boca no la cerraría en mucho tiempo.
Por lo que se pasó toda la tarde con Mónica. Obedeciendo todo lo que pedía y haciendo todo aquello que tenía, comportándose como una niña buena. Detrás de la española en todo momento, permitiendo que la pastoreasen por la horripilante ciudad sin soltar ni una sola queja mientras internamente maldecía a todo y a todos. “La ciudad es fea, el rio es feo, todo es feo. Nada aquí es bonito. Y este será el sitio donde moriré y mis padres no podrán venir a verme y traerme flores. No sobreviviremos tanto tiempo. Nos mataran. Seguro que hay monstruos esperándonos. Nos han traído aquí para morir. Quiero volver con papá y mamá, quiero volver a casa pero no voy a poder volver a casa. Mis padres me buscaran y no me encontraran y estarán tristes y lloraran pero y si se olvidan de mí y si al final no me buscan y si…”
Lo único que la había alegrado había sido el comer. Al principio cuando había escuchado la voz de la criatura que viajaba en un barco volador lo único que pensó fue “Media vuelta y a las cárceles otra vez, antes de que nos coman.” Pero aparentemente el resto pensó algo así como “Oh que bien, seguro que es bueno, bonito y barato.” Y allí se marcharon todos detrás de esa cosa mientras la belga ya pensaba en historias de caníbales y en sus series de dibujos llenas de zombies asquerosos, segura de que así acabarían todos ellos. Pero al final resulto que el bicho aparte de feo era un mentiroso y su comida no era eso que decía por lo que al final todo parecía comestible. Lo primero que hizo fue elegir cuidadosamente lo que parecía más parecido a lo que tenía en casa, se conformó con un par de plátanos y unos cuantos trozos de pan antes de que se pusieran de nuevo en marcha y recogiese todo lo que pudiese en las manos. A mitad de trayecto Mónica le dio más cosas de su cesta y al final tuvo que cargar con lo que le dio haciendo una bolsa con su propia camiseta. Más contenta con el estómago lleno, pero aun enfadada y rabiosa por su suerte, caminó sin ganas y fingiendo prestar atención e intentando reprimir las ganas de chivarle a Mónica todas las veces que el bicho decía palabras feas. Cada vez le caía todo el mundo mucho peor, a excepción de Sox y Mónica, el primero porque le recordaba a sus profesores y la segunda por el vestido y ser la única que parecía estar pendiente de ella de alguna manera aunque a ella eso “no le gustaba ni lo necesitaba”.
Y al llegar de vuelta al sitio oscuro en donde había despertado la noche anterior junto a todos ellos, ni el bicho ni la pájara se habían perdido por el camino para hacerles el favor, pero al menos nadie había muerto aun. Durmió junto a Mónica y su vestido, llorando en silencio todo lo que no había hecho esa tarde, derrumbándose al fin y esperando que nadie la oyese. Y ya a la mañana siguiente despertó bostezando más ruidosamente de lo que creía porque aparentemente Sox la escucho y llamo a su puerta despertándola del todo.
Y ya cuando estuvieron todos reunidos y Sox volvió a hablar, Nad solo pudo pensar: “Genial. Más paseos. Caminemos por sitios escalofriantes que divertido”.
"Mientras no tengan conciencia de su fuerza no se rebelarán, y hasta después de haberse rebelado no serán conscientes. Éste es el problema." G.O.
- Bellota
Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.
Personajes : ● Mónica: Bruja de los espejos. Terrícola.
Heridas/enfermedades : ● Mónica: Pequeñas cicatrices por el cuerpo.
Manos heridas, chichón en la cabeza.
Armas : ●Mónica: Bolsito de pompones rosa multiusos.
Cuchillo del pan.
Espejos.
Status : «En busca de 12.: el romance».
Humor : No.
Re: Prisión (Archivo VII)
02/01/16, 06:30 pm
Cuando entraron a las mazmorras de nuevo se pusieron de inmediato a hacer la comida. A ella, que no le apetecía gran cosa esforzarse, le daba pereza extrema hacer algo más elaborado que un bocadillo. Sin embargo los grises habían decidido encender un fuego y no aprovecharlo habría sido de tontos por lo que se dedicó a hacer bocadillos de carne (de lo que fuera, Mon no le iba a hacer muchos ascos a esas alturas) y queso tostado para el que quisiera.
Cuando Vampy hizo clara su decisión de dormir por separado la chica asintió aprobatoriamente, aunque al parecer no pudo ser como ella quería, ya que Zana se le acopló como una lapa. “Pobrecita” la compadeció por un momento, entre bostezos. “Aunque como ronque voy a matarla. O comenzar un concurso de ronquidos, y no. Necesito dormir". Pronto descubrió que roncar, lo que era roncar la pequeña no roncaba, pero Mon estuvo escuchando sollozos acallados incluso cuando la niña se quedó dormida aunque, como no sabía muy bien lo que hacer, sólo le pasó la mano por encima para que no pasara frío o al menos se sintiera protegida. “Esto de tener que prestar atención a alguien más pequeño se me da como el culo, tendría que haberle pedido a mi padre una clase básica rápida…” fue su último pensamiento antes de caer rendida.
Semi-despertó al escuchar unos golpes en la puerta. -¡Cinco minutitos más, por favor!-. Sin embargo decir eso la acabó de despabilar: escucharse a sí misma en esa lengua… ese no era su idioma por mucho que lo hablara con fluidez. “Oh, mierda. Oh, mierda, no era un sueño. Sigo aquí. Y necesito una ducha. Y lavarme el pelo. Y cambiarme de ropa, y…”. Se enderezó de golpe, chocando sin querer con Zana y sosteniéndola de modo reflejo para que no se cayera de la cama. -Mños días- masculló malhumorada. Como siempre la chica no tenía buen despertar, carácter incrementado por el dolor de pies y el saberse en un lugar desconocido… sin Doce Punto, a pesar de lo que éste le dijo. Se pasó las manos por el pelo y se hizo una coleta alta después de cepillarse el pelo con sus materiales de su bolsito mágico, como lo llamaba, apartando molesta la corona de plástico. -¿La quieres?- le preguntó a la niña mientras se levantaba y estiraba ruidosamente antes de salir junto a los demás.
Cuando Vampy hizo clara su decisión de dormir por separado la chica asintió aprobatoriamente, aunque al parecer no pudo ser como ella quería, ya que Zana se le acopló como una lapa. “Pobrecita” la compadeció por un momento, entre bostezos. “Aunque como ronque voy a matarla. O comenzar un concurso de ronquidos, y no. Necesito dormir". Pronto descubrió que roncar, lo que era roncar la pequeña no roncaba, pero Mon estuvo escuchando sollozos acallados incluso cuando la niña se quedó dormida aunque, como no sabía muy bien lo que hacer, sólo le pasó la mano por encima para que no pasara frío o al menos se sintiera protegida. “Esto de tener que prestar atención a alguien más pequeño se me da como el culo, tendría que haberle pedido a mi padre una clase básica rápida…” fue su último pensamiento antes de caer rendida.
Semi-despertó al escuchar unos golpes en la puerta. -¡Cinco minutitos más, por favor!-. Sin embargo decir eso la acabó de despabilar: escucharse a sí misma en esa lengua… ese no era su idioma por mucho que lo hablara con fluidez. “Oh, mierda. Oh, mierda, no era un sueño. Sigo aquí. Y necesito una ducha. Y lavarme el pelo. Y cambiarme de ropa, y…”. Se enderezó de golpe, chocando sin querer con Zana y sosteniéndola de modo reflejo para que no se cayera de la cama. -Mños días- masculló malhumorada. Como siempre la chica no tenía buen despertar, carácter incrementado por el dolor de pies y el saberse en un lugar desconocido… sin Doce Punto, a pesar de lo que éste le dijo. Se pasó las manos por el pelo y se hizo una coleta alta después de cepillarse el pelo con sus materiales de su bolsito mágico, como lo llamaba, apartando molesta la corona de plástico. -¿La quieres?- le preguntó a la niña mientras se levantaba y estiraba ruidosamente antes de salir junto a los demás.
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Re: Prisión (Archivo VII)
04/01/16, 06:52 pm
Ya en las mazmorras Barael tenía bastante trabajo por delante así que como ya estaba acostumbrado se puso a ello enseguida. Estando allí reunidos calculó más o menos cuanto podría durarles todo aquello, parecía mucha comida ahí reunida, pero en realidad si contabas con un desayuno, una comida y una cena solo les duraría para más o menos cuatro días, siete si lo racionaban mucho a sabiendas de que la carne y sobre todo el pescado no tardarían en perderse y habría que comerlos cuanto antes.
<<Con que el levitante pase cada cinco días podremos sobrevivir decentemente y si lo hiciera cada tres podríamos comer en abundancia sin problemas.>>
Monto el fuego con su hermano sin decir nada de esto, pues por lo menos en la comida debían recuperar fuerzas y serviría para subir un poco el ánimo general.
El fuego fue muy sencillo de hacer una vez encontraron una habitación adecuada, había bastante madera seca por la ciudad, todo seguía teniendo ese aspecto decrépito y eso no era la excepción. Fue mirando todos los alimentos de los que disponían y preguntándole al resto de que planeta era cada uno. Se sorprendió de que hubiera cosas como huevos pequeños de una raza de peces, postres como bollos y esa cosa en el tarro varios tipos de leche y pan... Pero sobre todo le extraño que hubiera tantas especias, era como si los instaran a ser creativos con la comida, por alguna extraña razón, además había incluso lo que parecía manteca para cocinar.
-Si encontramos ollas y alguna plancha de piedra podremos hacer bastantes cosas ricas que seguro que nos animan. -Dijo para aquellos que estuviesen cocinando con él. -También puedo hacer yo la plancha, pero me temo que una olla sería muy complicado sin más herramientas y materiales....
Fue probando poco a poco las especias para decidir cuales usar, especió carne y pescado con cosas distintas según lo que pensó que pegara más y los hizo al fuego. No usó la carne en salazón pues esta debería durar más que las otras.
-Quien quiera que vaya o poniendo o pidiendo.
Partió un bollo a la mitad para probarlo con su hermano, llenaban mucho y estaban ricos, lo que era una buena noticia puesto que algo así les venía bien si tenían que racionar mucho la comida y se dispuso a probar lo que había dentro de aquellos tarros, destapó uno y ya de por si el olor dulzón lo echó para atrás. Nadie parecía reconocer tampoco que era así que con la punta del meñique cogió una cantidad mínima para probarlo. Según le toco la lengua la cara de Barael se torno en una mueca de asco absoluto, el empalagamiento excesivo le revolvió al instante el estomago, escupió y se metió un trozo de pescado salado en la boca tratando de no vomitar, no podía permitirse desperdiciar comida. Acabo por levantarse e irse corriendo a la fuente a aclararse la boca.
-Por el brillo de la luna, no toméis eso. -Fue lo que dijo al volver. Tapó el bote, cogió el resto y los apartó. <<Igual está bien, diluido en un lago.>> -Pensó asqueado.
Por la tarde se dedicó a hacer las lanzas, por desgracia, lo que era beneficioso para hacer fuego sin problemas ahora le era un gran problema, de las ramas robustas que cogieron apenas tres servían como soporte y de esas tres solo una era realmente decente pero se puso manos a la obra. El diseño fue muy simple, una piedra incrustada en la parte delantera destinada a perforar y otra en la trasera para equilibrar un poco el peso, después de todo era para clavarla, no para tajar con ella, ambos sujetos también con tela de algunas de las sabanas de la mazmorra. Lo más tedioso siguió siendo afilar y darle forma a seis nuevas piedras. Ya que estaba hizo piedras para los que faltaban y se las dio por la mañana incluso a aquel bicho loco.
Le entregó la mejor lanza a Sinceridad, pues era la única que parecía saber cazar de verdad y las otras dos a Lorenzo y Tay, que parecían los más robustos del grupo.
Según se fue haciendo de noche cada vez se sentía más cansado por la falta de sueño, hoy dormiría enseguida, eso no lo ponía en duda, descansar era necesario. En la cena ya habló de cómo debería racionarse la comida y también de que por mal aspecto que tuvieran los insectos, no dejaban de ser comida que habría que aprovechar si era necesario.
Algunos decidieron dormir esta noche por separado cosa que propuso Sox y que a Barael le cuadraba bastante con su carácter. Habló con su hermano y decidieron dormir en una habitación los dos.
Se dio cuenta de que se había acostumbrado a dormir junto a alguien todas las noches por lo que aunque su hermano estuviera cerca seguía sintiéndose extrañamente solo.
<<Lo echó de menos...>>
<<Los echó de menos....>>
Y se hundió en su subconsciente, pensando rápidamente una cosa tras otra hasta caer dormido.
Sigue en plaza de la fuente
<<Con que el levitante pase cada cinco días podremos sobrevivir decentemente y si lo hiciera cada tres podríamos comer en abundancia sin problemas.>>
Monto el fuego con su hermano sin decir nada de esto, pues por lo menos en la comida debían recuperar fuerzas y serviría para subir un poco el ánimo general.
El fuego fue muy sencillo de hacer una vez encontraron una habitación adecuada, había bastante madera seca por la ciudad, todo seguía teniendo ese aspecto decrépito y eso no era la excepción. Fue mirando todos los alimentos de los que disponían y preguntándole al resto de que planeta era cada uno. Se sorprendió de que hubiera cosas como huevos pequeños de una raza de peces, postres como bollos y esa cosa en el tarro varios tipos de leche y pan... Pero sobre todo le extraño que hubiera tantas especias, era como si los instaran a ser creativos con la comida, por alguna extraña razón, además había incluso lo que parecía manteca para cocinar.
-Si encontramos ollas y alguna plancha de piedra podremos hacer bastantes cosas ricas que seguro que nos animan. -Dijo para aquellos que estuviesen cocinando con él. -También puedo hacer yo la plancha, pero me temo que una olla sería muy complicado sin más herramientas y materiales....
Fue probando poco a poco las especias para decidir cuales usar, especió carne y pescado con cosas distintas según lo que pensó que pegara más y los hizo al fuego. No usó la carne en salazón pues esta debería durar más que las otras.
-Quien quiera que vaya o poniendo o pidiendo.
Partió un bollo a la mitad para probarlo con su hermano, llenaban mucho y estaban ricos, lo que era una buena noticia puesto que algo así les venía bien si tenían que racionar mucho la comida y se dispuso a probar lo que había dentro de aquellos tarros, destapó uno y ya de por si el olor dulzón lo echó para atrás. Nadie parecía reconocer tampoco que era así que con la punta del meñique cogió una cantidad mínima para probarlo. Según le toco la lengua la cara de Barael se torno en una mueca de asco absoluto, el empalagamiento excesivo le revolvió al instante el estomago, escupió y se metió un trozo de pescado salado en la boca tratando de no vomitar, no podía permitirse desperdiciar comida. Acabo por levantarse e irse corriendo a la fuente a aclararse la boca.
-Por el brillo de la luna, no toméis eso. -Fue lo que dijo al volver. Tapó el bote, cogió el resto y los apartó. <<Igual está bien, diluido en un lago.>> -Pensó asqueado.
Por la tarde se dedicó a hacer las lanzas, por desgracia, lo que era beneficioso para hacer fuego sin problemas ahora le era un gran problema, de las ramas robustas que cogieron apenas tres servían como soporte y de esas tres solo una era realmente decente pero se puso manos a la obra. El diseño fue muy simple, una piedra incrustada en la parte delantera destinada a perforar y otra en la trasera para equilibrar un poco el peso, después de todo era para clavarla, no para tajar con ella, ambos sujetos también con tela de algunas de las sabanas de la mazmorra. Lo más tedioso siguió siendo afilar y darle forma a seis nuevas piedras. Ya que estaba hizo piedras para los que faltaban y se las dio por la mañana incluso a aquel bicho loco.
Le entregó la mejor lanza a Sinceridad, pues era la única que parecía saber cazar de verdad y las otras dos a Lorenzo y Tay, que parecían los más robustos del grupo.
Según se fue haciendo de noche cada vez se sentía más cansado por la falta de sueño, hoy dormiría enseguida, eso no lo ponía en duda, descansar era necesario. En la cena ya habló de cómo debería racionarse la comida y también de que por mal aspecto que tuvieran los insectos, no dejaban de ser comida que habría que aprovechar si era necesario.
Algunos decidieron dormir esta noche por separado cosa que propuso Sox y que a Barael le cuadraba bastante con su carácter. Habló con su hermano y decidieron dormir en una habitación los dos.
Se dio cuenta de que se había acostumbrado a dormir junto a alguien todas las noches por lo que aunque su hermano estuviera cerca seguía sintiéndose extrañamente solo.
<<Lo echó de menos...>>
<<Los echó de menos....>>
Y se hundió en su subconsciente, pensando rápidamente una cosa tras otra hasta caer dormido.
Sigue en plaza de la fuente
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejosPersonajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Prisión (Archivo VII)
05/01/16, 01:17 pm
Siete hubiera comido frío tranquilamente, pero con el fuego encendido no iba a desperdiciar la oportunidad. La comida caliente fue lo poco reconfortante de aquella noche. Le gustó muy poco ver armada de nuevo a la insecto. Su rostro lo decía, pero de sus labios no salió ninguna crítica. Luego la gente quiso desperdigarse por el edificio. Entendía bien el concepto de tener tiendas distintas, pero le molestaba ver tan pronto al grupo separandose. Se resignó, se buscó un cuarto y usó dos de aquellos colchones de paja uno sobre otro por puro lujo. Sentado en el camastro, Siete se revolvió el pelo, dejó escapar un gemido frustrado y ocultó el rostro en el colchón en lo que lo golpeaba con los puños. Eran gente extraña, no querían realmente estar juntos y no sabía convencerlos de lo contrario. El no estaba convencido del todo.
Había escogido una de las celdas medio derruidas. Era más fría pero podía ver el cielo liso de Rocavarancolia y, otra vez, los animales en llamas.
“ Si no estamos todos castigados, si somos elegidos por algo, ¿que es?”.
Pasada la frustración de verse inutil, Siete tenía miedo. No quería quedarse solo durante meses, si el grupo fallaba como tal. Se sentía solo ahora, incluso sabiendolos cerca. Eso también lo asustaba.
Sigue en La Plaza de la Fuente
Había escogido una de las celdas medio derruidas. Era más fría pero podía ver el cielo liso de Rocavarancolia y, otra vez, los animales en llamas.
“ Si no estamos todos castigados, si somos elegidos por algo, ¿que es?”.
Pasada la frustración de verse inutil, Siete tenía miedo. No quería quedarse solo durante meses, si el grupo fallaba como tal. Se sentía solo ahora, incluso sabiendolos cerca. Eso también lo asustaba.
Sigue en La Plaza de la Fuente
-
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Prisión (Archivo VII)
05/01/16, 04:29 pm
Tayron continuaba avanzando mientras ponía la oreja. Magia, hechizos, conjuros, se lo creía todo, y no es que fuese un estúpido por hacerlo y le gustase soñar demasiado, el belga tenía muy claro que si aquellos que les habían abierto la puerta a la ciudad habían sido capaces de transportarlos a otro mundo la magia como poco era bastante probable, y... sobre todo estaban las bañeras voladoras, eso era algo difícil de obviar. Por todo ello el muchacho valoró aún más a los que eran capaces de hacerla, Sox y Siete afirmaban que habían tenido posibilidad de hacer uso de ella, al menos en sus respectivos mundos.
Pero algo de sus pensamientos positivos se quebró, Sinceridad contestó dirigiéndose al grupo y Tayron ladeó la cabeza a un lado, ligeramente confuso, escudriñando con la mirada lo que quería decir. No sabía calificar si había sido una especie de regañina de la que luego se había arrepentido de impartir, o bien quería aumentar los ánimos, en cualquier caso el belga no necesitaba ni la primera y ni mucho menos la segunda.
-¿A ti te parece una historia para ingenuos?- comentó sin más con tono amable- viendo el paisaje me he asegurado que puedo ir creyéndome casi todo lo que me digan de este lugar, y por supuesto, los días dirán de qué somos capaces cada uno y...- escondió a medias una risilla baja- y cuanto estamos dispuestos a soportarnos unos a otros.
Por el contrario el carabés se limitó a felicitarle, sí, bueno, el no había hecho nada y la aventura estaba por comenzar, pero el grupo ya creía que había encontrado lo que buscaba no le era un problema. Asintió con la cabeza como respuesta.
La gente empezaba a caerle bien, y Mónica era una de ellas, tras la comparación que le hizo con su hermano el chico sintió una punzada de lástima por ella, él todavía no echaba de menos a sus amigos, para que mentir, pero empezaba a creer que el resto podía no llevarlo también. Entendía a las personas, y siempre que podía les decía cuatro palabras de ánimo, pero no encontró nada que decir, tampoco una frase ingeniosa que le sacara una sonrisa.
-Por eso tienes que pasártelo pipa tu por él- le dijo- venga, no me digas que a tu hermano no le gustaría verte aquí.- fue lo único que se le ocurrió decir, no muy seguro de estar aportando nada.
Llegaron a las mazmorras por fin y se sentía más cansado de lo que jamás había estado, el hambre fue lo único que le mantuvo despierto lo suficiente como para no cerrar los ojos al instante en el que se acomodó en uno de los colchones, contemplaba como los nublinos encendían una hoguera desde el otro lado de la habitación en silencio, perdido en el baile que las llamas realizaban a su antojo, se lo agradeció a los hermanos con una sonrisa y una palmadita en el hombro a Eriel. Un poco más tarde se tragó un par de manzanas que se le antojaron lo más delicioso en el mundo en un momento como ese, y por último decidió dormir acompañado de la mayor gente posible, no le resultaba incómodo ni una molestia dormir con gente a su alrededor, al fin y al cabo estaba acostumbrado a hacerlo casi en cualquier lugar y con un mínimo de seis personas todos los días.
Despertó algo sobresaltado, la lanza que Barael le había entregado de alguna forma había acabado en sus piernas y se había hecho un corte muy superficial debajo del ombligo al cambiar de posición.
-¡Mecachis!- gritó al abrir los ojos, aún no enfocaba bien del todo, por lo que cuando intentó a duras penas reincorporarse se tropezó también con la daga que el mayor de los nublinos, por coincidencia del destino también le había entregado. Por suerte logró caer de rodillas y no se hizo mucho daño.- ¿Qué hostias les has hecho?, ¡Barael!- y se rió porque se dio cuenta de lo estúpido que era- tío, me lo pensaré la próxima vez que me des algo, ¿has hechizado las armas?, juraría que alguien las ha colocado para intentar matarme.- se levantó y las recogió, decidió dejar la daga al lado de su cama, en cambio la lanza le resultaba tentadora por lo que llevarla para la nueva salida era su mejor opción.- yo estoy preparado- avisó, justo al tiempo que se dio cuenta de que ya había mucha gente que se había ido y de que probablemente el nublino no le había escuchado.
Pero algo de sus pensamientos positivos se quebró, Sinceridad contestó dirigiéndose al grupo y Tayron ladeó la cabeza a un lado, ligeramente confuso, escudriñando con la mirada lo que quería decir. No sabía calificar si había sido una especie de regañina de la que luego se había arrepentido de impartir, o bien quería aumentar los ánimos, en cualquier caso el belga no necesitaba ni la primera y ni mucho menos la segunda.
-¿A ti te parece una historia para ingenuos?- comentó sin más con tono amable- viendo el paisaje me he asegurado que puedo ir creyéndome casi todo lo que me digan de este lugar, y por supuesto, los días dirán de qué somos capaces cada uno y...- escondió a medias una risilla baja- y cuanto estamos dispuestos a soportarnos unos a otros.
Por el contrario el carabés se limitó a felicitarle, sí, bueno, el no había hecho nada y la aventura estaba por comenzar, pero el grupo ya creía que había encontrado lo que buscaba no le era un problema. Asintió con la cabeza como respuesta.
La gente empezaba a caerle bien, y Mónica era una de ellas, tras la comparación que le hizo con su hermano el chico sintió una punzada de lástima por ella, él todavía no echaba de menos a sus amigos, para que mentir, pero empezaba a creer que el resto podía no llevarlo también. Entendía a las personas, y siempre que podía les decía cuatro palabras de ánimo, pero no encontró nada que decir, tampoco una frase ingeniosa que le sacara una sonrisa.
-Por eso tienes que pasártelo pipa tu por él- le dijo- venga, no me digas que a tu hermano no le gustaría verte aquí.- fue lo único que se le ocurrió decir, no muy seguro de estar aportando nada.
Llegaron a las mazmorras por fin y se sentía más cansado de lo que jamás había estado, el hambre fue lo único que le mantuvo despierto lo suficiente como para no cerrar los ojos al instante en el que se acomodó en uno de los colchones, contemplaba como los nublinos encendían una hoguera desde el otro lado de la habitación en silencio, perdido en el baile que las llamas realizaban a su antojo, se lo agradeció a los hermanos con una sonrisa y una palmadita en el hombro a Eriel. Un poco más tarde se tragó un par de manzanas que se le antojaron lo más delicioso en el mundo en un momento como ese, y por último decidió dormir acompañado de la mayor gente posible, no le resultaba incómodo ni una molestia dormir con gente a su alrededor, al fin y al cabo estaba acostumbrado a hacerlo casi en cualquier lugar y con un mínimo de seis personas todos los días.
Despertó algo sobresaltado, la lanza que Barael le había entregado de alguna forma había acabado en sus piernas y se había hecho un corte muy superficial debajo del ombligo al cambiar de posición.
-¡Mecachis!- gritó al abrir los ojos, aún no enfocaba bien del todo, por lo que cuando intentó a duras penas reincorporarse se tropezó también con la daga que el mayor de los nublinos, por coincidencia del destino también le había entregado. Por suerte logró caer de rodillas y no se hizo mucho daño.- ¿Qué hostias les has hecho?, ¡Barael!- y se rió porque se dio cuenta de lo estúpido que era- tío, me lo pensaré la próxima vez que me des algo, ¿has hechizado las armas?, juraría que alguien las ha colocado para intentar matarme.- se levantó y las recogió, decidió dejar la daga al lado de su cama, en cambio la lanza le resultaba tentadora por lo que llevarla para la nueva salida era su mejor opción.- yo estoy preparado- avisó, justo al tiempo que se dio cuenta de que ya había mucha gente que se había ido y de que probablemente el nublino no le había escuchado.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Neith2
Ficha de cosechado
Nombre: Dafne
Especie: Humana
Habilidades: Habilidad mental, sentido común, reflejos
Re: Mazmorras de la Cosecha
05/01/16, 08:41 pm
Tras la llegada a las mazmorras Dafne calló rendida, le rugía el estomago lo más grande, por lo que antes de sentarse dejó el poco sustento que le permitieron sus bolsillos, al lado de los nublinos, los cuales se encargaron de encender fuego y calentar la comida necesaria para ello. De lo que la noruega hubo cogido, se quedó con una de las cosas, un pedazo de queso y una manzana, nada le podría venir mejor en aquellos momentos, ya que alimentarse sería una de las acciones que menos podría repetir en el día, por lo que, la comió con ansia, y más aún valoró cada trozo que se comía, por todo lo anterior que pensaba la chica...
Cuando Barael se puso a hacer las lanzas Dafne tuvo cierto interés en ayudar, ya que hacer algo productivo en aquella ciudad siempre era algo que no venía de más, se acercó a los hermanos y en cuanto la terminaron le dijo:
-Oye, que bien preparas las armas eh, la próxima vez que las hagás me gustaría participar, para ayudar, así aprendo, que me encanta.
Cuando la noche por fin cubrió a toda la ciudad, cada uno estaba en sus camas, ella se acomodó al igual que la noche anterior al lado de Tay, mientras algunos hablaban, ella pensaba en su familia, sobre todo añoraba el calor y el cariño que le aportaba su hermano, lo echaba de menos pero ahora mismo no podía hacer nada para volver estar junto a él, también, a pesar del mal carácter de su madre, también extrañaba sus gritos y sus exigencias, la noruega en parte se arrepentía de la forma en la que se hubo despedido de ella, tirándole un líquido marrón que olía a rayos, mientras esta se alejaba maldiciendo a la chica, pero no duró mucho en quitarse esos pensamientos de la cabeza ya que, allí también había gente que merecía la pena, aunque no los conociese mucho se notaba que era gente que le gustaba trabajar y ayudar a los demás, y lo mejor de todo, no estaba sola, tenía una de las mejores compañías que alguien podía tener y ese era su amigo Tayron.
A la mañana siguiente, se despertó de una manera algo extraña...Escuchando las quejas de Tay, ya que, este, de una manera u otra se hubo cortado con la lanza que le prestó el nublino, no era muy profunda, ni mucho menos...
-¡Ay, Tay!, espera voy a intentar curarte ese rasguñillo-Dijo Dafne mientras cortó manualmente un trozo de tela de la sabana. Lo puso en el lugar de la herida y apretó con algo de fuerza -Vayamos a la fuente, y sujétalo fuerte mientras llegamos allí.
La chica se levanto con bastante energía y se dirigió al lugar, el cual supuso que estaría la mayoría del grupo, en la plaza.
Cuando Barael se puso a hacer las lanzas Dafne tuvo cierto interés en ayudar, ya que hacer algo productivo en aquella ciudad siempre era algo que no venía de más, se acercó a los hermanos y en cuanto la terminaron le dijo:
-Oye, que bien preparas las armas eh, la próxima vez que las hagás me gustaría participar, para ayudar, así aprendo, que me encanta.
Cuando la noche por fin cubrió a toda la ciudad, cada uno estaba en sus camas, ella se acomodó al igual que la noche anterior al lado de Tay, mientras algunos hablaban, ella pensaba en su familia, sobre todo añoraba el calor y el cariño que le aportaba su hermano, lo echaba de menos pero ahora mismo no podía hacer nada para volver estar junto a él, también, a pesar del mal carácter de su madre, también extrañaba sus gritos y sus exigencias, la noruega en parte se arrepentía de la forma en la que se hubo despedido de ella, tirándole un líquido marrón que olía a rayos, mientras esta se alejaba maldiciendo a la chica, pero no duró mucho en quitarse esos pensamientos de la cabeza ya que, allí también había gente que merecía la pena, aunque no los conociese mucho se notaba que era gente que le gustaba trabajar y ayudar a los demás, y lo mejor de todo, no estaba sola, tenía una de las mejores compañías que alguien podía tener y ese era su amigo Tayron.
A la mañana siguiente, se despertó de una manera algo extraña...Escuchando las quejas de Tay, ya que, este, de una manera u otra se hubo cortado con la lanza que le prestó el nublino, no era muy profunda, ni mucho menos...
-¡Ay, Tay!, espera voy a intentar curarte ese rasguñillo-Dijo Dafne mientras cortó manualmente un trozo de tela de la sabana. Lo puso en el lugar de la herida y apretó con algo de fuerza -Vayamos a la fuente, y sujétalo fuerte mientras llegamos allí.
La chica se levanto con bastante energía y se dirigió al lugar, el cual supuso que estaría la mayoría del grupo, en la plaza.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Prisión (Archivo VII)
24/01/16, 04:41 pm
¡Por fin! No estaría del todo a salvo, eso lo sabía, pero era el único lugar que podía relacionar con esa sensación. Llegó volando, paró en la plaza a beber y luego se coló por uno de los boquetes y en apenas unos minutos ya estaba en la habitación donde habían comido el otro día. Se agenció algo para comer, aunque no tenía hambre, y se sentó en un rincón desde el que controlaba tanto la puerta como la "ventana" por la que habían visto por primera vez a las ratas de fuego.
Eso sí, antes de nada, resumió la jornada a los que se habían quedado... sin entrar en detalles de conflictos dentro del grupo. Ya acomodada, empezó a pensar que el bicho seguramente los mataría uno a uno, o que quizá hasta se llevaría a los nublinos que parecían adorar a los rocavarancoleses. Y Sak... Esa loca bien podría estar muerta o perdida en la otra punta de la ciudad y nunca la encontrarían. Y si al buscarla les pasaba algo, la que se iba a quedar sola era ella misma, Sinceridad. Pero sabía que no le gustaba un ápice la soledad, solo cuando iba de caza o de misión. Echaba de menos a su grupo, pero aún más sus instrumentos, pues le habrían venido genial en aquel momento para dejar de pensar en todo esto. Su gente, sus amistades, estaban mejor en Tierra Bruja que en aquella ciudad en ruinas. Y quizá no tuviera sus tambores, pero tenía dos paredes y dos codos, así que se entretuvo en golpearlos suavemente contra la piedra, así como los pies contra el suelo.
—Come algo, tranquilízate y ya llegarán los demás... Llegarán, no son tan idiotas, está demostrado que saben correr... Sobrevivirás —se decía sin apenas mover los labios, un susurro apenas pronunciado.
Cuando estuvo más calmada, empezó a tararear una nana de Tierra Bruja, pero no para dormirse. En su lugar, se armó de valor para salir y buscar una habitación desde la que pudiera vigilar la fuente. El plan era estar pendiente de la llegada del grupo para, cuando les viera asomar por alguna calle, volver y preparar algo de comer. No podía estar sin hacer nada. Detestaba aburrirse tanto como detestaba sentirse sucia, pero por suerte la fuente quedaba cerca, dentro de su "zona de seguridad".
Cuando les vio aparecer, pensó que mañana sería un día mejor y hoy... Por el bien de la convivencia tan rara que tenían, <<y que antes me pasé un poco>> hoy sería casi que mejor no tenerlo muy en cuenta <<espero no ser la única en pensarlo...>> Con eso en la cabeza, volvió al interior y empezó a preparar el fuego.
Eso sí, antes de nada, resumió la jornada a los que se habían quedado... sin entrar en detalles de conflictos dentro del grupo. Ya acomodada, empezó a pensar que el bicho seguramente los mataría uno a uno, o que quizá hasta se llevaría a los nublinos que parecían adorar a los rocavarancoleses. Y Sak... Esa loca bien podría estar muerta o perdida en la otra punta de la ciudad y nunca la encontrarían. Y si al buscarla les pasaba algo, la que se iba a quedar sola era ella misma, Sinceridad. Pero sabía que no le gustaba un ápice la soledad, solo cuando iba de caza o de misión. Echaba de menos a su grupo, pero aún más sus instrumentos, pues le habrían venido genial en aquel momento para dejar de pensar en todo esto. Su gente, sus amistades, estaban mejor en Tierra Bruja que en aquella ciudad en ruinas. Y quizá no tuviera sus tambores, pero tenía dos paredes y dos codos, así que se entretuvo en golpearlos suavemente contra la piedra, así como los pies contra el suelo.
—Come algo, tranquilízate y ya llegarán los demás... Llegarán, no son tan idiotas, está demostrado que saben correr... Sobrevivirás —se decía sin apenas mover los labios, un susurro apenas pronunciado.
Cuando estuvo más calmada, empezó a tararear una nana de Tierra Bruja, pero no para dormirse. En su lugar, se armó de valor para salir y buscar una habitación desde la que pudiera vigilar la fuente. El plan era estar pendiente de la llegada del grupo para, cuando les viera asomar por alguna calle, volver y preparar algo de comer. No podía estar sin hacer nada. Detestaba aburrirse tanto como detestaba sentirse sucia, pero por suerte la fuente quedaba cerca, dentro de su "zona de seguridad".
Cuando les vio aparecer, pensó que mañana sería un día mejor y hoy... Por el bien de la convivencia tan rara que tenían, <<y que antes me pasé un poco>> hoy sería casi que mejor no tenerlo muy en cuenta <<espero no ser la única en pensarlo...>> Con eso en la cabeza, volvió al interior y empezó a preparar el fuego.
No Hope. No Dreams. No Love.
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- alpeca
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Prisión (Archivo VII)
24/01/16, 10:04 pm
Eorlir suspiró, abrazando a su aurva. No sabía bien que pensar de todo ello. Dioses, transformaciones, magia. Si, le prometieron magia antes de ir allí, pero no se esperaba nada de lo que tenia delante. Suspiró. "Si al menos tuviera con lo que dibujar..." Era lo que más le dolía. En el momento en que Jack se lo llevó de Sinhdro, no llevaba nada encima, ni pinturas, ni un simple carboncillo. Probablemente su cara le delatara y, aunque normalmente le ponía de mal humor delatarse, su tristeza era tal que no le importaba. Se separó un poco de su compañera y se quedó mirando una pared, intentando visualizar lo que pintaria allí con las herramientas apropiadas. "probablemente... probablemente la pintaria a ella..." La miró, adoptando la expresión de concentración que ponía siempre que se le ocurrían ideas. Sonrió. "si... si, quedaría genial..."
Habían pasado dos dias desde que llegaran allí. Aún se levantaba esperando ver su habitación, sus cuadros pintados en las paredes, para ser recibido por la mazmorra en mal estado. Dudaba poder acostumbrarse. Los demás habían ido haciendo incursiones o algo así, la verdad es que no prestaba mucha atención a sus idas y venidas. Sólo saldría cuando Ina estuviera preparada para afrontar lo que fuera que les esperara en el exterior. Sabía que tendrían que hacerlo eventualmente, pero de momento estaban bien: tenían comida y techo, y al lado tenían la fuente, así que estaban bien abastecidos de bebida. Les miró mientras iban moviendose. "Es que este sitio es el más habitable que tiene esta ciudad? No me lo trago. Es simplemente imposible..." Se acercó a Sinceridad, la que tenía más cerca.
-Oye... ¿Crees que tendremos que quedarnos en esta mazmorra toda nuestra estancia? -Sonrió, dandole la mano a Ina, que estaba detrás de él-. Es que... vamos, dudo que monten todo este tinglado de secuestrar a gente para que vivan en la ciudad sin disponer de ningun tipo de alojamiento más o menos digno... -Seguía sin tenerlas todas consigo con algunos de sus compañeros, pero tenia que intentar relacionarse con ellos. Por lo menos, si alguna vez llegaba al nada deseable extremo de depender de alguno de ellos, prefería caerles bien.
Habían pasado dos dias desde que llegaran allí. Aún se levantaba esperando ver su habitación, sus cuadros pintados en las paredes, para ser recibido por la mazmorra en mal estado. Dudaba poder acostumbrarse. Los demás habían ido haciendo incursiones o algo así, la verdad es que no prestaba mucha atención a sus idas y venidas. Sólo saldría cuando Ina estuviera preparada para afrontar lo que fuera que les esperara en el exterior. Sabía que tendrían que hacerlo eventualmente, pero de momento estaban bien: tenían comida y techo, y al lado tenían la fuente, así que estaban bien abastecidos de bebida. Les miró mientras iban moviendose. "Es que este sitio es el más habitable que tiene esta ciudad? No me lo trago. Es simplemente imposible..." Se acercó a Sinceridad, la que tenía más cerca.
-Oye... ¿Crees que tendremos que quedarnos en esta mazmorra toda nuestra estancia? -Sonrió, dandole la mano a Ina, que estaba detrás de él-. Es que... vamos, dudo que monten todo este tinglado de secuestrar a gente para que vivan en la ciudad sin disponer de ningun tipo de alojamiento más o menos digno... -Seguía sin tenerlas todas consigo con algunos de sus compañeros, pero tenia que intentar relacionarse con ellos. Por lo menos, si alguna vez llegaba al nada deseable extremo de depender de alguno de ellos, prefería caerles bien.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Prisión (Archivo VII)
25/01/16, 06:18 pm
Mientras, uno de los que se habían quedado se dirigió a la roquense. Apenas había interactuado con ellos, así que le atendió pero acabó apretando el ceño. Estaba lo suficientemente cansada como para no responderle de forma borde, así que se encogió de hombros y negó con la cabeza varias veces mientras respondía. Además, pensó que quizá estaban asustados, y la otra criatura lo parecía. Ella lo había estado hacía apenas unas horas así que no podía culparles.
—Pues la verdad, lo siento pero lo dudo. Nadie ha venido a decirnos nada y la única criatura que nos habló hoy parecía más amenazante que hospitalaria... No secuestras a alguien para dejarles vivir en un nido con todo lujo, si es lo que preguntas... Mucho es que podamos meternos en un sitio más o menos decente como este —ahí se detuvo, pues algo se le había ocurrido, y lo dijo en voz alta—. Sin embargo... Otra cosa es que sigamos explorando y encontremos algo mejor, pero a saber si no está habitado ya por algún monstruo, como la catedral de la que os hablé antes. De momento solo nos queda sobrevivir y explorar... Lo sé, es un asco, pero hasta que no sepamos cómo volver a casa, es lo que hay.
—Pues la verdad, lo siento pero lo dudo. Nadie ha venido a decirnos nada y la única criatura que nos habló hoy parecía más amenazante que hospitalaria... No secuestras a alguien para dejarles vivir en un nido con todo lujo, si es lo que preguntas... Mucho es que podamos meternos en un sitio más o menos decente como este —ahí se detuvo, pues algo se le había ocurrido, y lo dijo en voz alta—. Sin embargo... Otra cosa es que sigamos explorando y encontremos algo mejor, pero a saber si no está habitado ya por algún monstruo, como la catedral de la que os hablé antes. De momento solo nos queda sobrevivir y explorar... Lo sé, es un asco, pero hasta que no sepamos cómo volver a casa, es lo que hay.
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