Prisión (Archivo VII)
+27
Léthe0
Bellota
Neith2
Merodeador
Naeryan
Dal
Alicia
Leonart
Jack
Zarket
alpeca
LEC
Lops
Reifon
Aes
Jikan11
Seth
Manasard
Kial
Lathspell
Tak
Kanyum
Red
Evanna
Giniroryu
Yber
Muffie
31 participantes
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Prisión (Archivo VII)
30/10/15, 09:06 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Fueron los temblores los que terminaron por despertarla. Abrió lentamente los ojos sintiendo un nuevo estremecimiento al tiempo que intentaba cubrirse aun mas con el poncho instintivamente, dándose cuenta que se encontraba sobre una cama. Soñolienta aun y con el frío calando su cuerpo desnudo bajo el poncho miró alrededor. Estaba en un cuarto sin mas luz que la que provenía del pasillo, pues la puerta estaba entre abierta, acostada en una cama que había tenido mejores tiempos, aunque para ella era un pequeño lujo.
Los recuerdos de su breve encuentro con Dama Aroma llegó a la mente de Pam. Frunció el ceño pues aquel sitio no tenia pinta alguna de ser magnifico, parecía un tugurio de mala muerte. Agarro el mango del cuchillo dentro de su delantal para conseguir seguridad antes de bajarse de la cama, sintiendo la piedra bajo sus pies.
<<Que lugar mas extraño>> pensó acercándose despacio a la puerta no habiendo NAda mas que ver allí salvo suelo sucio y una cama incomoda. Empezaba a temer el haberse equivocado por confiar en Dama Aroma ¿y si había sido llevada a otra granja? <<La suerte no puede ser tan cruel...>> inquieta, asomándose un poco por el orificio que permitía que entrara cierta luz en el cuarto. No había nadie fuera, solo un largo pasillo cubierto de piedra. No había ordes alguno fuera y aquello le era extraño. Las granjas siempre estaban cuidadas y vigiladas por los ordeses, pero allí no solo no había nadie sino que tenia un aspecto bastante decadente.
<<Incluso si lo hay, tengo mi cuchillo>> aseguro dándose confianza antes de empujar un poco la puerta con esfuerzo, pues era bastante pesada y abrir un hueco lo suficientemente grande para colar su menudo cuerpo. Ya afuera, vio que tanto a su derecha como a su izquierda el pasillo parecía no tener fin y solo era iluminado por la tenue luz de las antorchas. No solo eso, sino que todo era...grande, el techo, la puerta, la cama donde había despertado y aquello solo añadió otra duda mas a la mente de la mono del queso.
-¿Y ahora que? -se preguntó Pam confundida y frunciendo aun mas el ceño. Sin saber donde estaba ni por donde ir, solo le quedaba una opción: dejad que la suerte la guiara. Cogió una de las agujas de su pulsera y acuclilló en el suelo sintiendo un poco mas de calor llegando a ella al hacerlo, colocando la aguja en vertical sobre una de las losas de piedra, la aguja se mantuvo de pies apenas un par de milésimas de segundo después de que apartara el dedo, cayendo hacia un lado antes de rodar un poco y quedarse quieta- A la izquierda entonces - murmuro Pam, tomando la aguja de vuelta y devolviéndola a su lugar, para seguir el pasillo indicando sin dejar de restregarse un brazo para intentar calentarse un poco y con el cuchillo firmemente agarrado en el bolsillo.
Fueron los temblores los que terminaron por despertarla. Abrió lentamente los ojos sintiendo un nuevo estremecimiento al tiempo que intentaba cubrirse aun mas con el poncho instintivamente, dándose cuenta que se encontraba sobre una cama. Soñolienta aun y con el frío calando su cuerpo desnudo bajo el poncho miró alrededor. Estaba en un cuarto sin mas luz que la que provenía del pasillo, pues la puerta estaba entre abierta, acostada en una cama que había tenido mejores tiempos, aunque para ella era un pequeño lujo.
Los recuerdos de su breve encuentro con Dama Aroma llegó a la mente de Pam. Frunció el ceño pues aquel sitio no tenia pinta alguna de ser magnifico, parecía un tugurio de mala muerte. Agarro el mango del cuchillo dentro de su delantal para conseguir seguridad antes de bajarse de la cama, sintiendo la piedra bajo sus pies.
<<Que lugar mas extraño>> pensó acercándose despacio a la puerta no habiendo NAda mas que ver allí salvo suelo sucio y una cama incomoda. Empezaba a temer el haberse equivocado por confiar en Dama Aroma ¿y si había sido llevada a otra granja? <<La suerte no puede ser tan cruel...>> inquieta, asomándose un poco por el orificio que permitía que entrara cierta luz en el cuarto. No había nadie fuera, solo un largo pasillo cubierto de piedra. No había ordes alguno fuera y aquello le era extraño. Las granjas siempre estaban cuidadas y vigiladas por los ordeses, pero allí no solo no había nadie sino que tenia un aspecto bastante decadente.
<<Incluso si lo hay, tengo mi cuchillo>> aseguro dándose confianza antes de empujar un poco la puerta con esfuerzo, pues era bastante pesada y abrir un hueco lo suficientemente grande para colar su menudo cuerpo. Ya afuera, vio que tanto a su derecha como a su izquierda el pasillo parecía no tener fin y solo era iluminado por la tenue luz de las antorchas. No solo eso, sino que todo era...grande, el techo, la puerta, la cama donde había despertado y aquello solo añadió otra duda mas a la mente de la mono del queso.
-¿Y ahora que? -se preguntó Pam confundida y frunciendo aun mas el ceño. Sin saber donde estaba ni por donde ir, solo le quedaba una opción: dejad que la suerte la guiara. Cogió una de las agujas de su pulsera y acuclilló en el suelo sintiendo un poco mas de calor llegando a ella al hacerlo, colocando la aguja en vertical sobre una de las losas de piedra, la aguja se mantuvo de pies apenas un par de milésimas de segundo después de que apartara el dedo, cayendo hacia un lado antes de rodar un poco y quedarse quieta- A la izquierda entonces - murmuro Pam, tomando la aguja de vuelta y devolviéndola a su lugar, para seguir el pasillo indicando sin dejar de restregarse un brazo para intentar calentarse un poco y con el cuchillo firmemente agarrado en el bolsillo.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Prisión (Archivo VII)
22/11/15, 02:00 am
—¿Qué es eso del nombre? —preguntó con curiosidad. No había oído esa palabra en su vida—. Ya puedo pensar en ti como "el Chamán". El Chamán y Sinceridad sobrevivirán a la noche en este sitio perdido —añadió y lo acompañó con un gesto de "victoria" con el puño derecho.
Y llegaron a la entrada... aunque Sinceridad apenas se adentró. Se quedó pegada a la puerta, o al menos al lado de esta para que los demás entrasen (si querían). Y abrió mucho la boca mientras señalaba y miraba a toda velocidad a las cosas que revoloteaban a apenas unos metros de ellos. <<Ojalá tuviera un arma... Un palo aunque fuera y no tantos bichos parlantes raros, un Chamán que me desconcierta y ahora, para colmo, esas cosas que vuelan y a saber qué son exactamente y qué quieren>>
—Yo no me muevo de aquí. Si viene alguien, le veré. Y si hay que huir, seré la primera.
<<Locos. ¡Allá van a explorar tan felices! Si les matan, al menos podré hacerme algo con sus huesos y cenar. ¿A qué sabrán? Pero... Bah, ni lo pienses, no es canibalismo si no son roquenses y no parecen útiles para otra cosa>> pensó, bastante decidida. Pero el Chamán había dicho algo interesante y la roquense se acercó a cotillear... Hasta que algo hizo saltar sus alarmas <<Eh... ese Blandito está hablando de dioses>>
—Oye, tú, diminuto fanático, déjate de rollos de dioses. En mi ciudad a los fanáticos religiosos nos los comemos, así que mide tus palabras —le amenazó—. Ve tú a explorar si quieres con esos bichos de tus loados dioses.
<<Lo que me faltaba por oír. Cuando se lo cuente a los demás van a creer que me di un atracón de hierbas. ¡Dioses! Al menos no parecen ser del Coro, pero aún así... Como estén igual de chalados menuda nochecita me espera...>>
—¿Crees que son inofensivos? —preguntó al Chamán, pero lo aclaró por si acaso—. Me refiero a los bichos —pero lo volvió a aclarar, pues seguía pensando en los que hablaban de dioses—. Los que vuelan, vaya. Si los Exploradores Chalados vuelven ilesos será buena señal, al menos.
Y llegaron a la entrada... aunque Sinceridad apenas se adentró. Se quedó pegada a la puerta, o al menos al lado de esta para que los demás entrasen (si querían). Y abrió mucho la boca mientras señalaba y miraba a toda velocidad a las cosas que revoloteaban a apenas unos metros de ellos. <<Ojalá tuviera un arma... Un palo aunque fuera y no tantos bichos parlantes raros, un Chamán que me desconcierta y ahora, para colmo, esas cosas que vuelan y a saber qué son exactamente y qué quieren>>
—Yo no me muevo de aquí. Si viene alguien, le veré. Y si hay que huir, seré la primera.
<<Locos. ¡Allá van a explorar tan felices! Si les matan, al menos podré hacerme algo con sus huesos y cenar. ¿A qué sabrán? Pero... Bah, ni lo pienses, no es canibalismo si no son roquenses y no parecen útiles para otra cosa>> pensó, bastante decidida. Pero el Chamán había dicho algo interesante y la roquense se acercó a cotillear... Hasta que algo hizo saltar sus alarmas <<Eh... ese Blandito está hablando de dioses>>
—Oye, tú, diminuto fanático, déjate de rollos de dioses. En mi ciudad a los fanáticos religiosos nos los comemos, así que mide tus palabras —le amenazó—. Ve tú a explorar si quieres con esos bichos de tus loados dioses.
<<Lo que me faltaba por oír. Cuando se lo cuente a los demás van a creer que me di un atracón de hierbas. ¡Dioses! Al menos no parecen ser del Coro, pero aún así... Como estén igual de chalados menuda nochecita me espera...>>
—¿Crees que son inofensivos? —preguntó al Chamán, pero lo aclaró por si acaso—. Me refiero a los bichos —pero lo volvió a aclarar, pues seguía pensando en los que hablaban de dioses—. Los que vuelan, vaya. Si los Exploradores Chalados vuelven ilesos será buena señal, al menos.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Re: Prisión (Archivo VII)
22/11/15, 03:43 pm
Con una sonrisa contempló a la noruega, mirándola a los ojos.
-¿Caballeroso?, lo que sea por cortejarla- y no le besó la mano porque la chica continuó hablando sobre la fuente, aquella tan apetecible y misteriosa, algunos le hacían señas extrañas, como una chica que iba vestida de una forma particular con un vestido muy extraño ante el que no pudo reprimir una risa- mira esa, parece salida de un cuento de terror, porque de princesas como que no- y continúo hasta el bordillo, observando el agua nítida que su amiga estaba a punto de beber- eso eso, si alguien se muere de veneno que seas tú por favor, avísame cuando tu garganta empieza a quemar o cuando notes que ves dos Tayron en vez de uno, en caso de vómito puedes potar en la fuente, será divertido ver quien tiene cojones de beber de ella- decía mientras la chica tomaba un sorbo y ponía caras extrañas.
Y sucedió algo extraño, la muchacha habló, y el belga no la entendió en absoluto.
-¿Tu estás tonta?- se cruzó de brazos- ¿Qué haces?, ahhhhh, ¿Estamos jugando a eso?, a decir cosas sin sentido, mmm, mi turno ¿No?- por alguna extraña razón la chica no parecía seguirle pero no pensaba ser tomado por tonto, sabía que se estaba dejando- abahulúchamitoki, isistroskidelululú- y se echó a reír- diría que te he ganado- pero paró su actitud en seco cuando Dafne se dirigió al resto, entonces comprendió que lo estaba haciendo en el mismo idioma que el resto, y estuvo a punto de darse una bofetada en la cara el mismo- vale... ¿Quieres que beba no?, vamos allá.- e inclinó la cabeza y metió la cara en el agua, mojándose el pelo y sintiendo la magia recorrer su garganta, a punto estuvo de caerse de nuevo de espaldas y solo mantuvo el equilibrio aferrándose al brazo de la chica, haciendo de palanca para no caerse. Se sentó en el filo de la fuente y esperó a que aquella agua mística dejase de hacer una noria con su cerebro, notaba como las palabras cambiaban, su francés desaparecía y de lo poco que sabía del inglés tampoco quedaba ni rastro.
-¿Que paranoia no?- y se tapó la boca asustado, para pasar la mirada frenéticamente de un cosechado a otro.- ¿Hola?- hablaba en un idioma diferente al natal, y lo más interesante, ahora entendía las frases de su alrededor- la hostia, de verdad, ojalá nos hicieran una guía turística, ¿Qué es lo siguiente?- miró como la mayoría se introducían en las mazmorras de nuevo, no tenía ni idea del por qué ni de la justificación que tenía adentrarse en la oscuridad otra vez pero le daba algo de canguelo quedarse allí fuera y tenía ganas de conversar con la gente de otros mundos.
Tayron caminaba distraído por detrás del grupo general, y cuando entró dibujó una enorme “O” con la boca, se había equivocado antes al decir que la aventura estaba fuera, docenas de criaturas volaban de un lado para otro, haciendo a saber qué, con distintas formas, el belga siguió a una que se desviaba a la derecha, por una puerta entreabierta- voy a ver- le dijo a su compañera.
Lo que vio no le gusto nada, una chica estaba tendida en el suelo, con los ojos cerrados y las manos sobre el pecho, una larga cabellera dorado yacía en el suelo, extendiéndose con bucles, una humana bastante alta, quizás de su edad.
-¿Hola?, ¿Estás bien?- no había respuesta, en cambio algunas criaturas voladoras revoleaban a su alrededor y una se posó en su cuello, extrayéndole algo con sutileza- ¡Eh, déjala capullo!- pero no le hacían caso- me cago en..., será mejor volver, esto me da mala espina- dijo marchándose por donde había venido, tenía que contárselo al resto, escuchó un grito no muy lejos, de chica, y decidió seguirlo, se adentró en una de las habitaciones, había humanas, una de ellas era la tipa extraña que les hacía señas.- ¿También habéis visto gente inconsciente en el suelo?, no sé si les estaban quitando o dando algo, en el segundo caso puede ser que fuera exactamente lo mismo que nos han hecho a nosotros antes, y eso...no me da buenas sensaciones- comentó fijándose en que una de las chicas parecía asustada- aunque no creo que sea nada malo del todo, probablemente algo para localizarnos.
-¿Caballeroso?, lo que sea por cortejarla- y no le besó la mano porque la chica continuó hablando sobre la fuente, aquella tan apetecible y misteriosa, algunos le hacían señas extrañas, como una chica que iba vestida de una forma particular con un vestido muy extraño ante el que no pudo reprimir una risa- mira esa, parece salida de un cuento de terror, porque de princesas como que no- y continúo hasta el bordillo, observando el agua nítida que su amiga estaba a punto de beber- eso eso, si alguien se muere de veneno que seas tú por favor, avísame cuando tu garganta empieza a quemar o cuando notes que ves dos Tayron en vez de uno, en caso de vómito puedes potar en la fuente, será divertido ver quien tiene cojones de beber de ella- decía mientras la chica tomaba un sorbo y ponía caras extrañas.
Y sucedió algo extraño, la muchacha habló, y el belga no la entendió en absoluto.
-¿Tu estás tonta?- se cruzó de brazos- ¿Qué haces?, ahhhhh, ¿Estamos jugando a eso?, a decir cosas sin sentido, mmm, mi turno ¿No?- por alguna extraña razón la chica no parecía seguirle pero no pensaba ser tomado por tonto, sabía que se estaba dejando- abahulúchamitoki, isistroskidelululú- y se echó a reír- diría que te he ganado- pero paró su actitud en seco cuando Dafne se dirigió al resto, entonces comprendió que lo estaba haciendo en el mismo idioma que el resto, y estuvo a punto de darse una bofetada en la cara el mismo- vale... ¿Quieres que beba no?, vamos allá.- e inclinó la cabeza y metió la cara en el agua, mojándose el pelo y sintiendo la magia recorrer su garganta, a punto estuvo de caerse de nuevo de espaldas y solo mantuvo el equilibrio aferrándose al brazo de la chica, haciendo de palanca para no caerse. Se sentó en el filo de la fuente y esperó a que aquella agua mística dejase de hacer una noria con su cerebro, notaba como las palabras cambiaban, su francés desaparecía y de lo poco que sabía del inglés tampoco quedaba ni rastro.
-¿Que paranoia no?- y se tapó la boca asustado, para pasar la mirada frenéticamente de un cosechado a otro.- ¿Hola?- hablaba en un idioma diferente al natal, y lo más interesante, ahora entendía las frases de su alrededor- la hostia, de verdad, ojalá nos hicieran una guía turística, ¿Qué es lo siguiente?- miró como la mayoría se introducían en las mazmorras de nuevo, no tenía ni idea del por qué ni de la justificación que tenía adentrarse en la oscuridad otra vez pero le daba algo de canguelo quedarse allí fuera y tenía ganas de conversar con la gente de otros mundos.
Tayron caminaba distraído por detrás del grupo general, y cuando entró dibujó una enorme “O” con la boca, se había equivocado antes al decir que la aventura estaba fuera, docenas de criaturas volaban de un lado para otro, haciendo a saber qué, con distintas formas, el belga siguió a una que se desviaba a la derecha, por una puerta entreabierta- voy a ver- le dijo a su compañera.
Lo que vio no le gusto nada, una chica estaba tendida en el suelo, con los ojos cerrados y las manos sobre el pecho, una larga cabellera dorado yacía en el suelo, extendiéndose con bucles, una humana bastante alta, quizás de su edad.
-¿Hola?, ¿Estás bien?- no había respuesta, en cambio algunas criaturas voladoras revoleaban a su alrededor y una se posó en su cuello, extrayéndole algo con sutileza- ¡Eh, déjala capullo!- pero no le hacían caso- me cago en..., será mejor volver, esto me da mala espina- dijo marchándose por donde había venido, tenía que contárselo al resto, escuchó un grito no muy lejos, de chica, y decidió seguirlo, se adentró en una de las habitaciones, había humanas, una de ellas era la tipa extraña que les hacía señas.- ¿También habéis visto gente inconsciente en el suelo?, no sé si les estaban quitando o dando algo, en el segundo caso puede ser que fuera exactamente lo mismo que nos han hecho a nosotros antes, y eso...no me da buenas sensaciones- comentó fijándose en que una de las chicas parecía asustada- aunque no creo que sea nada malo del todo, probablemente algo para localizarnos.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Re: Prisión (Archivo VII)
22/11/15, 05:23 pm
Lorenzo
Asi el diestro que asistio a espectaculo más de fregacalles que de nenos. Guardose su opinion sobre las palabras de luteranos de los nenos grises, y al igual, lo hizo con los demás. De hecho, non habló mucho, guardandose las apariencias, aquela situacion dejabale de gustar a grandes trancos. Si acaso serian de tan dispares lugares, podiase ser cierto todo aquello, puede que ya no estuvieran si quiera en su mundo y hubieranles portado a uno nuevo y diferente, aunque a ojos del español al momento, pareciole horrible. Miro hacia atrás, los rezagados ya parecian haber comprendido que iban a volver, aun a pesar de no querer acercarse. Sin duda, el español no iria a ellos, no mientras tanta confusión reinase.
Adelantose la nena, arrastrando a su compatriota. Justo cuando ibalas a reprender por alejarse, ocurrio lo impensable. Criaturas voladoras, asi como parecianle insectos, revoloteaban el lugar, llendo de puerta en puerta, como extraños mendigos vertebrados que buscaban algo. Aquello que buscaban no tardó en desvelarse, acompañada del grito de la nena. Muy para el horror común, vieron como las criaturas pinchaban a otro arrapiezo, quien parecia inconsciente, o muerto. Como sádicos matasanos extrajian de sus liquidos. Al español, el labio se le torció, que avanzó a trancos hasta el quicio de la puerta e interpusose a que nadie entrase.
―Mejor seria que fueramosnos.―declaró. Aquella cosa tan siniestra no era a ellos. De haber tenido a Reyerta encima... Por el momento el diestro debiase esperar en controlar la rabia.
Comprobose por la alcuenca del ojo que el chaval de nombre numerado torcia a la nena lejos. La silenciosa aprovación del diestro fueron acomàñados por los pasos extraños hasta perder a la criatura de vista. Locarizaron una sala, algo amplia. De nuevo la iniciativa de Siete recibio la aprobación del español.
―Buena idea, Numerado.―dijole y luego tornose al grupo.―Vos podedes permanecer aquí, mas yo voy a comprobar otros cuartos. Puede ser que puedase alejar alguno de los que non hayan despertado de las criaturas.―musitó antes de separarse del grupo y adentrar marcha a la obscuridad.
Aunque las sus palabras fueran positivas, los instintos del español decianle que aquellos, eran cadaveres y no somnolientos. Desarmado, procurose mantener distancias con los enjambres de extrañas criaturas, sin tomar demasiados riesgos.
- Bellota
Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.
Re: Prisión (Archivo VII)
22/11/15, 05:52 pm
Mónica escuchó atentamente a Barael, asintiendo con la cabeza ante su discurso, dicho con voz tranquilizadora. “También es lógico” se dijo “a él lo mismo le puede impactar mi color de piel… Tonta. ¿Y saben de este lugar de antes? ¡Uau, qué guay!”. Iba a responder a eso, pero la regañina velada de Eriel la distrajo, e hizo que soltara una risotada.
-Tienes más razón que un santo- le dijo, sonriéndole. Esa salida de Cenizo (como había decidido llamarle debido a su color, predominantemente gris) le había hecho mucha gracia. –Lo siento, es que de donde vengo ese color no está considerado como sano, tienes razón. Y no, no estoy enferma. Pero si me quedo aquí con las ropas mojadas puede que acabe resfriándome… como Zanahoria y todos los que estamos empapados, por otra parte.
Sin embargo ignoró por completo su discursito fanático acerca de no-sé-qué dioses, que a Mónica le sonaba a cualquier cosa menos a pensamiento sano.
Cuando la chica que venía con el que le tiraba los trastos se le puso enfrente a parlotear Mónica encarnó una ceja y le volvió a señalar la fuente con el dedo, insistentemente. “Esta chica es demasiado educada. O eso, o es algo tonta, porque lo de venir a saludar así porque sí con el 80% de posibilidades de que no nos entendamos ni de broma… me recuerda a la de “Princesa por sorpresa”, no sé por qué. La llamaré Princess. O Dama. Ya veremos”.
-Colega, no te entiendo. Ve a la fuente y pégale un buche como he dicho antes, y después vuelves, ¿sí?
Las voces de Tritón y el chico de pelo azul, que se unieron a la charla, hicieron que frunciera el ceño, aunque le reconoció la buena idea al chico pez. Sin embargo a Mónica se le estaba acabando la paciencia y las ganas de ser sociable, sobre todo después de ver cómo el ligoncete de turno de pelo verde y negro le dirigía una mirada que la chica identificó como burlona, algo que le puso de mal humor (“¿Qué pasa, tío, no has visto a alguien disfrazado de princesa en tu puta vida antes?”), de modo que en cuanto vio que Vampy se ponía en marcha con don Plumitas a la zaga les siguió sin dudar y en silencio por primera vez, arrastrando a la pequeña Zanahoria tras ella y escuchando la charla de todos acerca de los géneros con sincero interés. “Así que “don” es “doña”… qué curioso, sí señor” pensó asintiendo distraídamente a las palabras de la mini-belga antes de detenerse de golpe a las espaldas de Vampy y echar un vistazo a lo que volaba dentro de las mazmorras, quedándose plantada y ojiplática en el sitio, casi sin creer lo que veían sus ojos.
-¡Vaya! ¿Y esto? ¡Qué bonito! Si vuelan…- musitó, emocionada, sin darse cuenta de que Cenizo se había adelantado y estaba abriendo una puerta para entrar a ella. Zanahoria, sin embargo, no estaba por la labor de esperar en la puerta y admirar el paisaje, porque tiraba de ella como si no hubiera un mañana. Mónica la siguió, mirando asombrada a todas partes, y cuando la pequeña soltó su mano se detuvo en el sitio y continuó observando los revuelos de las criaturas, sin prestar mucha más atención a lo que había más que a esa clara demostración de la magia que le había prometido Doce Punto.
-Esto es genial- dijo en voz alta. -¿Qué creéis que ser…- los gritos aterrorizados de la belga, que llamaba a su madre en un paroxismo de auténtico pánico, la sobresaltaron por completo. Mónica se abalanzó hacia ella, comprobando si estaba bien, asustada, y después miró hacia dentro, viendo por primera vez lo que había asustado tanto a su pequeña compañera.
Se adentró en la habitación con mucho cuidado y algo aterrorizada, dejando a Zanahoria al cuidado de Tritón por un momento, quien la estaba tratando de tranquilizar, y comenzó a hacer aspavientos para ahuyentar a esos bichejos del cuerpo inconsciente (“Porque está inconsciente, ¿verdad?” se dijo con miedo) del pequeño. No pudo hacerles desistir de su espantosa labor, y cuando volvió a la puerta, cerrándola de golpe para que la pequeña no viera más esa escena de pesadilla, Tritón le pasó el muerto de consolar a la niña.
-¡Pero no me dejes aquí así! ¿Y yo qué hago?- fue a protestar pero de nuevo el sirenito había tenido una muy buena idea, buscar un cuarto libre para todos.
Mónica abrazó a Zanahoria sin saber muy bien que hacer, ella misma asustada, pero dándole palmaditas consoladoras en la espalda y chasqueando la lengua como hacía su padre con ella cuando era pequeña, estaba muy asustada e iba por las noches a su cuarto después de un mal sueño.
-Tranquila, tranquila, no vamos a dejar que te pase eso a ti- le repetía con voz tranquilizadora. La voz del tira-fichas de pelo de colores la sobresaltó al aparecer de golpe. -Puede que lo que está pasando ahí dentro sea bueno- le comentó con la voz forzadamente agradable, dirigiéndole una mirada intencionada y mirando repetidamente a la niña a la que sostenía en brazos para que se diera cuenta de que ya había alguien lo suficientemente asustado como para que otra persona la acojonara más. Cuando él pilló la idea ella le siguió el rollo–Claro, para localizarnos, será eso. Lo mismo es como… ¿Cómo un análisis de sangre?- dijo para no dejar translucir ella misma las dudas que tenía. Sin embargo su voz no sonaba muy convencida.
Asintió a la pregunta de Tritón, por lo que agarrando a la niña de la mano se dirigió hacia esa habitación. Antes de llegar a adentrarse en ella le señaló a Lorenzo con el dedo.
-Mira, Zanahoria, Íñigo Montoya va a ver qué está pasando. No te preocupes.
Sin embargo la española no creía que la gente que estaba en esos camastros volviera a despertar alguna vez. Se adentró en la habitación arrastrando a la belga tras ella, se sentó en el suelo y atrajo a la pequeña a su regazo, no sólo por consolarla a ella, sino también para consolarse a sí misma.
¿Dónde estaban? ¿Qué estaba pasando?
“Y lo más importante. ¿Dónde está Doce Punto?”.
-Tienes más razón que un santo- le dijo, sonriéndole. Esa salida de Cenizo (como había decidido llamarle debido a su color, predominantemente gris) le había hecho mucha gracia. –Lo siento, es que de donde vengo ese color no está considerado como sano, tienes razón. Y no, no estoy enferma. Pero si me quedo aquí con las ropas mojadas puede que acabe resfriándome… como Zanahoria y todos los que estamos empapados, por otra parte.
Sin embargo ignoró por completo su discursito fanático acerca de no-sé-qué dioses, que a Mónica le sonaba a cualquier cosa menos a pensamiento sano.
Cuando la chica que venía con el que le tiraba los trastos se le puso enfrente a parlotear Mónica encarnó una ceja y le volvió a señalar la fuente con el dedo, insistentemente. “Esta chica es demasiado educada. O eso, o es algo tonta, porque lo de venir a saludar así porque sí con el 80% de posibilidades de que no nos entendamos ni de broma… me recuerda a la de “Princesa por sorpresa”, no sé por qué. La llamaré Princess. O Dama. Ya veremos”.
-Colega, no te entiendo. Ve a la fuente y pégale un buche como he dicho antes, y después vuelves, ¿sí?
Las voces de Tritón y el chico de pelo azul, que se unieron a la charla, hicieron que frunciera el ceño, aunque le reconoció la buena idea al chico pez. Sin embargo a Mónica se le estaba acabando la paciencia y las ganas de ser sociable, sobre todo después de ver cómo el ligoncete de turno de pelo verde y negro le dirigía una mirada que la chica identificó como burlona, algo que le puso de mal humor (“¿Qué pasa, tío, no has visto a alguien disfrazado de princesa en tu puta vida antes?”), de modo que en cuanto vio que Vampy se ponía en marcha con don Plumitas a la zaga les siguió sin dudar y en silencio por primera vez, arrastrando a la pequeña Zanahoria tras ella y escuchando la charla de todos acerca de los géneros con sincero interés. “Así que “don” es “doña”… qué curioso, sí señor” pensó asintiendo distraídamente a las palabras de la mini-belga antes de detenerse de golpe a las espaldas de Vampy y echar un vistazo a lo que volaba dentro de las mazmorras, quedándose plantada y ojiplática en el sitio, casi sin creer lo que veían sus ojos.
-¡Vaya! ¿Y esto? ¡Qué bonito! Si vuelan…- musitó, emocionada, sin darse cuenta de que Cenizo se había adelantado y estaba abriendo una puerta para entrar a ella. Zanahoria, sin embargo, no estaba por la labor de esperar en la puerta y admirar el paisaje, porque tiraba de ella como si no hubiera un mañana. Mónica la siguió, mirando asombrada a todas partes, y cuando la pequeña soltó su mano se detuvo en el sitio y continuó observando los revuelos de las criaturas, sin prestar mucha más atención a lo que había más que a esa clara demostración de la magia que le había prometido Doce Punto.
-Esto es genial- dijo en voz alta. -¿Qué creéis que ser…- los gritos aterrorizados de la belga, que llamaba a su madre en un paroxismo de auténtico pánico, la sobresaltaron por completo. Mónica se abalanzó hacia ella, comprobando si estaba bien, asustada, y después miró hacia dentro, viendo por primera vez lo que había asustado tanto a su pequeña compañera.
Se adentró en la habitación con mucho cuidado y algo aterrorizada, dejando a Zanahoria al cuidado de Tritón por un momento, quien la estaba tratando de tranquilizar, y comenzó a hacer aspavientos para ahuyentar a esos bichejos del cuerpo inconsciente (“Porque está inconsciente, ¿verdad?” se dijo con miedo) del pequeño. No pudo hacerles desistir de su espantosa labor, y cuando volvió a la puerta, cerrándola de golpe para que la pequeña no viera más esa escena de pesadilla, Tritón le pasó el muerto de consolar a la niña.
-¡Pero no me dejes aquí así! ¿Y yo qué hago?- fue a protestar pero de nuevo el sirenito había tenido una muy buena idea, buscar un cuarto libre para todos.
Mónica abrazó a Zanahoria sin saber muy bien que hacer, ella misma asustada, pero dándole palmaditas consoladoras en la espalda y chasqueando la lengua como hacía su padre con ella cuando era pequeña, estaba muy asustada e iba por las noches a su cuarto después de un mal sueño.
-Tranquila, tranquila, no vamos a dejar que te pase eso a ti- le repetía con voz tranquilizadora. La voz del tira-fichas de pelo de colores la sobresaltó al aparecer de golpe. -Puede que lo que está pasando ahí dentro sea bueno- le comentó con la voz forzadamente agradable, dirigiéndole una mirada intencionada y mirando repetidamente a la niña a la que sostenía en brazos para que se diera cuenta de que ya había alguien lo suficientemente asustado como para que otra persona la acojonara más. Cuando él pilló la idea ella le siguió el rollo–Claro, para localizarnos, será eso. Lo mismo es como… ¿Cómo un análisis de sangre?- dijo para no dejar translucir ella misma las dudas que tenía. Sin embargo su voz no sonaba muy convencida.
Asintió a la pregunta de Tritón, por lo que agarrando a la niña de la mano se dirigió hacia esa habitación. Antes de llegar a adentrarse en ella le señaló a Lorenzo con el dedo.
-Mira, Zanahoria, Íñigo Montoya va a ver qué está pasando. No te preocupes.
Sin embargo la española no creía que la gente que estaba en esos camastros volviera a despertar alguna vez. Se adentró en la habitación arrastrando a la belga tras ella, se sentó en el suelo y atrajo a la pequeña a su regazo, no sólo por consolarla a ella, sino también para consolarse a sí misma.
¿Dónde estaban? ¿Qué estaba pasando?
“Y lo más importante. ¿Dónde está Doce Punto?”.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Prisión (Archivo VII)
22/11/15, 07:46 pm
—Un nombre propio es una palabra con la que te representas a ti mismo como individuo —definió de forma desapasionada mientras los otros dos llegaban a su altura—. Sox es para mí el equivalente para ti de Sinceridad.
Más parloteo incoherente sobre dioses. El rubio frunció el ceño, pero el que había hablado ya se había adelantado alegremente pasillo adentro. El carabés buscó con la mirada al otro chico gris, del que esperaba oír algo notablemente más imbuido de sentido. Mirarle le hizo recordar otra cosa que había dicho.
—Dijiste que había otra persona despierta. ¿Dónde la dejasteis?
Un chillido cargado de dejá vù a aquellas alturas cortó la conversación. Sox se giró en aquella dirección, el entrecejo fruncido de nuevo. Sí, tenía toda la pinta de que la enana se había encontrado al inquilino que les faltaba. Al menos a juzgar por la semejanza con la escena con la que el carabés se había topado al encontrarse por primera vez con aquel grupo.
No obtante sus sospechas se vieron decepcionadas cuando se asomó al cuarto del que provenía el alboroto. Sox no había visto hasta entonces lo que estaban haciendo las criaturas, y examinó sus trajines con ojo crítico.
—Es posible que nosotros estuviéramos en un estado similar antes de despertar —comentó como única aportación a Siete. No se molestó en comprobar su brazo en busca de marcas: en Carabás era protocolo estándar que un hechizo cerrara la herida tras sacar la aguja y dio por supuesto que en aquel lugar las cosas funcionaban igual.
Con todo, era extraño. Un chequeo médico no era algo cuya voluntariedad fuese a constituir un problema, y de hecho habría sido una oportunidad perfecta para reunirlos a todos en un mismo lugar, hacerles recuento y darles instrucciones.
—Si hay organizadores pendientes de todo esto aún, es como si estuvieran poniendo cuidado especial en no interactuar directamente con nosotros—declaró con ciertas reservas. ¿Qué podía significar eso?
La habitación se estaba abarrotando de curiosos y en consecuencia Sox salió de ella. Eran más que suficientes los que había para tranquilizar a la pequeñaja y explicarle cómo estaban las cosas.
De nuevo en el pasillo miró pensativo a aquellos seres ante la pregunta de Sinceridad.
—Parecen estar construidos con fines médicos —con todo estaba admirando con cierto grado de impresión la fina factura de aquellos artefactos y sobre todo su comportamiento. Sus movimientos parecían más semejantes al resultado de aquellos materiales cobrando vida más que a órdenes programadas—. No creo que sean agresivos incluso si interrumpimos su labor. Pero nunca está de más asegurarse.
Cogió sin miramientos una sábana de un cuarto cercano y atrapó a uno de ellos como dentro de un saco. Aguardó y efectivamente unos segundos más tarde la libélula de metal salía limpiamente de su encierro hecha intangible. Lejos de reaccionar de forma adversa contra quien la había encerrado, le rodeó claramente para introducirse en su lugar en otra habitación ocupada.
—Son capaces de reaccionar a situaciones imprevistas, como mínimo, y aun así no parecen interesados en nosotros. Sospecho que ya hemos pasado por este trámite —con aquello Sox dejó de darles pensamiento de momento. No tenía sentido esperar de aquellas máquinas otra función distinta a aquella que claramente les había sido inculcada. No obtendrían respuestas de ellas, y seguirlas cuando salieran de las mazmorras, dada la oscuridad reinante fuera, quedaba descartado.
Vio a Siete buscando acolchamiento para reunirlo en una sola habitación, y al carabés le pareció bien. Supuso que era prioritario por encima incluso de buscar al ser rezagado, dado que tendrían que conducirle a alguna parte concreta cuando le encontraran. Además, si mal no había entendido, de aquello se estaba encargando Lorenzo. Si bien algunos trabajaban más rápido que otros, el carabés determinó en silencio que en media aquel grupo sonaba medianamente competente.
—Quédate con este pasillo y yo cojo el de más adelante —le dijo a Siete. No tenía sentido que él fuese revisando cuartos que ya habían sido vaciados por su compañero, y viceversa. Tal y como dijo, se adentró en la mazmorra para cumplir su parte.
—Estamos reuniendo ropa de cama en esa habitación de la derecha para estar más cómodos —dijo en uno de sus viajes de vuelta, al pasar al lado de los cuartos donde aún se estuviera discutiendo el tema de los durmientes—. A antes terminemos antes podremos sentarnos a sacar cosas en claro, así que arrimad el hombro.
Más parloteo incoherente sobre dioses. El rubio frunció el ceño, pero el que había hablado ya se había adelantado alegremente pasillo adentro. El carabés buscó con la mirada al otro chico gris, del que esperaba oír algo notablemente más imbuido de sentido. Mirarle le hizo recordar otra cosa que había dicho.
—Dijiste que había otra persona despierta. ¿Dónde la dejasteis?
Un chillido cargado de dejá vù a aquellas alturas cortó la conversación. Sox se giró en aquella dirección, el entrecejo fruncido de nuevo. Sí, tenía toda la pinta de que la enana se había encontrado al inquilino que les faltaba. Al menos a juzgar por la semejanza con la escena con la que el carabés se había topado al encontrarse por primera vez con aquel grupo.
No obtante sus sospechas se vieron decepcionadas cuando se asomó al cuarto del que provenía el alboroto. Sox no había visto hasta entonces lo que estaban haciendo las criaturas, y examinó sus trajines con ojo crítico.
—Es posible que nosotros estuviéramos en un estado similar antes de despertar —comentó como única aportación a Siete. No se molestó en comprobar su brazo en busca de marcas: en Carabás era protocolo estándar que un hechizo cerrara la herida tras sacar la aguja y dio por supuesto que en aquel lugar las cosas funcionaban igual.
Con todo, era extraño. Un chequeo médico no era algo cuya voluntariedad fuese a constituir un problema, y de hecho habría sido una oportunidad perfecta para reunirlos a todos en un mismo lugar, hacerles recuento y darles instrucciones.
—Si hay organizadores pendientes de todo esto aún, es como si estuvieran poniendo cuidado especial en no interactuar directamente con nosotros—declaró con ciertas reservas. ¿Qué podía significar eso?
La habitación se estaba abarrotando de curiosos y en consecuencia Sox salió de ella. Eran más que suficientes los que había para tranquilizar a la pequeñaja y explicarle cómo estaban las cosas.
De nuevo en el pasillo miró pensativo a aquellos seres ante la pregunta de Sinceridad.
—Parecen estar construidos con fines médicos —con todo estaba admirando con cierto grado de impresión la fina factura de aquellos artefactos y sobre todo su comportamiento. Sus movimientos parecían más semejantes al resultado de aquellos materiales cobrando vida más que a órdenes programadas—. No creo que sean agresivos incluso si interrumpimos su labor. Pero nunca está de más asegurarse.
Cogió sin miramientos una sábana de un cuarto cercano y atrapó a uno de ellos como dentro de un saco. Aguardó y efectivamente unos segundos más tarde la libélula de metal salía limpiamente de su encierro hecha intangible. Lejos de reaccionar de forma adversa contra quien la había encerrado, le rodeó claramente para introducirse en su lugar en otra habitación ocupada.
—Son capaces de reaccionar a situaciones imprevistas, como mínimo, y aun así no parecen interesados en nosotros. Sospecho que ya hemos pasado por este trámite —con aquello Sox dejó de darles pensamiento de momento. No tenía sentido esperar de aquellas máquinas otra función distinta a aquella que claramente les había sido inculcada. No obtendrían respuestas de ellas, y seguirlas cuando salieran de las mazmorras, dada la oscuridad reinante fuera, quedaba descartado.
Vio a Siete buscando acolchamiento para reunirlo en una sola habitación, y al carabés le pareció bien. Supuso que era prioritario por encima incluso de buscar al ser rezagado, dado que tendrían que conducirle a alguna parte concreta cuando le encontraran. Además, si mal no había entendido, de aquello se estaba encargando Lorenzo. Si bien algunos trabajaban más rápido que otros, el carabés determinó en silencio que en media aquel grupo sonaba medianamente competente.
—Quédate con este pasillo y yo cojo el de más adelante —le dijo a Siete. No tenía sentido que él fuese revisando cuartos que ya habían sido vaciados por su compañero, y viceversa. Tal y como dijo, se adentró en la mazmorra para cumplir su parte.
—Estamos reuniendo ropa de cama en esa habitación de la derecha para estar más cómodos —dijo en uno de sus viajes de vuelta, al pasar al lado de los cuartos donde aún se estuviera discutiendo el tema de los durmientes—. A antes terminemos antes podremos sentarnos a sacar cosas en claro, así que arrimad el hombro.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Prisión (Archivo VII)
22/11/15, 08:16 pm
Innadriel
El camino de vuelta se le hizo mucho más corto que el de ida. Al menos no se estaba quejando, aunque aquello era más debido a que su edeel no la entendiera que a que tuviera verdaderas ganas. Miraba al suelo constantemente, dejándose guiar por él, intentando no echarse a llorar otra vez. Querría haber llevado alguna blusa en vez del vestido, solo para poder secarse las lágrimas con las mangas, pero aquello ya no tenía remedio. Mantuvo la vista fija en el grillete que le adornaba el tobillo, observando el ir y venir de este conforme andaba. Mientras el resto hablaba, ella le daba vueltas a como podía arreglar aquello, si es que había forma. «¿Cómo se anula una maldición?».
Alzó la vista al llegar. La imagen que les recibió en la entrada la hizo soltar un gritito leve, más de sorpresa que de miedo. Fuera lo que fuera aquello, la niña lo interpretó como una demostración de la magia que les habían prometido «¿Entonces existe?». Esbozó una pequeña sonrisa, casi imperceptible, y por un segundo, se olvidó de donde estaba, de que no entendía a Eorlir por una maldición y de que estaba rodeada de seres extraños. Aquellas cosas le parecieron una maravilla en medio de un escenario sacado de sus pesadillas, y precisamente por eso no se asustó al ver a un pequeño dragoncillo pasándole bastante cerca. En su lugar, agarró a Eorlir más fuerte de la mano y le arrastró a donde quiera que fuera el pequeño artefacto. Quería verlo más de cerca, incluso cogerlo y quedárselo ella. —¿Pero tú has visto lo bonito que es? —le preguntó, por si acaso estaba extrañado de lo que hacía, sin ser consciente de la barrera lingüística que había entre ambos en aquellos momentos.
Lo siguió a través de habitaciones vacías, hasta llegar a una en la que había un ser de piel oscura. El primer impulso de Ina fue gritar. ¿Estaba muerto o solo dormía? Si era lo primero, desde luego lo que le había matado seguiría por allí «¿Y si viene a por mí? No, no, Eorlir diría que tengo que ser valiente…», se dijo, pero no podía, y se estaba preguntando si realmente quería. Tenía todo el derecho del mundo a no serlo, ¿para qué hacer ese esfuerzo, cuando podía estar en peligro? «Ser valiente solo te vuelve un inconsciente». Y miró a Eorlir, como si aquello explicase aquel comportamiento extraño que estaba teniendo desde que habían llegado. Miró al durmiente y se preguntó si debía despertarlo. «Es tarde…debería, no le hará gracia dormirse…». Suspiró y le llamó en un tono medianamente alto, pero al ver que no respondía ni se movía se calló de golpe. No le daba buena espina. —Aquí ha pasado algo malo…volvamos allí, esas cosas bonitas no nos harán daño —dijo en voz alta, aunque era para convencerse a sí misma, apretando fuerte la mano de Eorlir, como pidiéndole que le dijera que todo iría bien (aunque no le entendería de todas formas), mientras volvían con aquellos extraños, que empezaban a sacar colchones de algunas habitaciones. «¿Piensan ir a dormir ahora? ¡Si es de noche!». Aquel comportamiento le resultaba casi tan extraño como absurdo, aunque no mencionó palabra sobre ello.
El camino de vuelta se le hizo mucho más corto que el de ida. Al menos no se estaba quejando, aunque aquello era más debido a que su edeel no la entendiera que a que tuviera verdaderas ganas. Miraba al suelo constantemente, dejándose guiar por él, intentando no echarse a llorar otra vez. Querría haber llevado alguna blusa en vez del vestido, solo para poder secarse las lágrimas con las mangas, pero aquello ya no tenía remedio. Mantuvo la vista fija en el grillete que le adornaba el tobillo, observando el ir y venir de este conforme andaba. Mientras el resto hablaba, ella le daba vueltas a como podía arreglar aquello, si es que había forma. «¿Cómo se anula una maldición?».
Alzó la vista al llegar. La imagen que les recibió en la entrada la hizo soltar un gritito leve, más de sorpresa que de miedo. Fuera lo que fuera aquello, la niña lo interpretó como una demostración de la magia que les habían prometido «¿Entonces existe?». Esbozó una pequeña sonrisa, casi imperceptible, y por un segundo, se olvidó de donde estaba, de que no entendía a Eorlir por una maldición y de que estaba rodeada de seres extraños. Aquellas cosas le parecieron una maravilla en medio de un escenario sacado de sus pesadillas, y precisamente por eso no se asustó al ver a un pequeño dragoncillo pasándole bastante cerca. En su lugar, agarró a Eorlir más fuerte de la mano y le arrastró a donde quiera que fuera el pequeño artefacto. Quería verlo más de cerca, incluso cogerlo y quedárselo ella. —¿Pero tú has visto lo bonito que es? —le preguntó, por si acaso estaba extrañado de lo que hacía, sin ser consciente de la barrera lingüística que había entre ambos en aquellos momentos.
Lo siguió a través de habitaciones vacías, hasta llegar a una en la que había un ser de piel oscura. El primer impulso de Ina fue gritar. ¿Estaba muerto o solo dormía? Si era lo primero, desde luego lo que le había matado seguiría por allí «¿Y si viene a por mí? No, no, Eorlir diría que tengo que ser valiente…», se dijo, pero no podía, y se estaba preguntando si realmente quería. Tenía todo el derecho del mundo a no serlo, ¿para qué hacer ese esfuerzo, cuando podía estar en peligro? «Ser valiente solo te vuelve un inconsciente». Y miró a Eorlir, como si aquello explicase aquel comportamiento extraño que estaba teniendo desde que habían llegado. Miró al durmiente y se preguntó si debía despertarlo. «Es tarde…debería, no le hará gracia dormirse…». Suspiró y le llamó en un tono medianamente alto, pero al ver que no respondía ni se movía se calló de golpe. No le daba buena espina. —Aquí ha pasado algo malo…volvamos allí, esas cosas bonitas no nos harán daño —dijo en voz alta, aunque era para convencerse a sí misma, apretando fuerte la mano de Eorlir, como pidiéndole que le dijera que todo iría bien (aunque no le entendería de todas formas), mientras volvían con aquellos extraños, que empezaban a sacar colchones de algunas habitaciones. «¿Piensan ir a dormir ahora? ¡Si es de noche!». Aquel comportamiento le resultaba casi tan extraño como absurdo, aunque no mencionó palabra sobre ello.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Merodeador
Ficha de cosechado
Nombre: Nadzieja Sikorski.
Especie: Humana.
Habilidades: Resistencia, oído musical e imaginación.Personajes :- ● Ergot: -Véspido Soldado Repobladoril-
● Nadzieja: -Escoria Cosechada HomoSapiens-
Status : Las dudas son como los muertos, siempre acaban saliendo a flote.
Humor : Epístola de San Pablo a los adefesios: "Sois feos de cojones."
Re: Prisión (Archivo VII)
23/11/15, 12:35 am
Cuando llegó Siete a su lado, Nadzieja estaba sentada echa un ovillo sobre sí misma, llamando a su madre con todas sus fuerzas. Con los gestos del idrino la pequeña calló sus inútiles llamadas pero a las palabras del sireno sólo le respondieron los sollozos de la niña y los pensamientos de esta: “¿Calma? ¿Me estas pidiendo que me calme? Me han engañado, estoy lejos de casa, con un panda chalados y monstruos, sin mis padres, ya no se hablar mi idioma, en un sitio donde experimentan con niños para luego seguramente torturarlos y matarlos, y por supuesto que nos ignoran aún estamos despiertos pero en cuantos nos durmamos nos harán de todo y no volveremos a despertar jamás… ¿¡y tú, orejas de pez, quieres que me calme!? ¡Y claro que estoy despierta, esa es la peor parte, ojala esto fuese una pesadilla! ¿Y a que te refieres con que estoy con vosotros y debo de comportarme? ¿Por qué me dices eso? ¿Por qué? Yo no, no sé comportarme…” mientras pensaba en esto último se le escapó un sollozo ahogado intentando enjaguarse las lágrimas, su padre también le habría echado en cara su mal comportamiento y lo cría que se estaba portando. Así que mientras Siete la pasaba al cargo de Mónica más que consolada la niña se sintió regañada y sobre todo humillada, su padre se burlaría de ella por llorar tanto. Pero todo aquello tuvo el efecto deseado ya que la niña más o menos se calmó.
Nadja no tenía fuerzas para negarse al abrazo y a las palmaditas de la española, además era una falta de respeto según palabras de su madre no apreciar esas cosas. Y en cierto modo la consolaba todo aquello aunque para sus adentros no lo admitiría nunca, admitir debilidad era malo. La aparición del chico de colores en todo caso no hizo más que asustarla del todo. Si pensaban este par que iban a engañarla con la estúpida idea de que les estaban poniendo chips o haciendo pruebas como a los perros y gatos en el veterinario, se equivocaban, “eso lo hacen con el animal despierto” ella lo había visto con su gatita Fauna.
La pequeña, a pesar de que estaba desorientada por el llanto y no comprendía muy bien la situación a su alrededor, se alegró cuando el Duque dijo que se fueran de aquel lugar. Por lo que fue grande su decepción al notar que no salían de las mazmorras sino que se iban a “otra parte” de las mazmorras. Lo que no entendió del todo fue a la española justo antes de adentrase en el cuarto que había preparado el sireno. “¿Quién diablos es Iñigo Montoya? ¿Por qué señala al Duque? ¿Pero no se llamaba Lorenzo? O está loca o de verdad al Duque no se le entiende nada…”
Una vez ya instaladas en el cuarto, Nadzieja vio cómo se ajetreaban tanto Sox como Siete en llenar la sala de sabanas y de sacos harapientos que intentaban ser colchones sin conseguirlo. Ese tiempo lo estaba aprovechando la niña para clamarse y dejar de lagrimear por completo, intentando controlar su respiración en el regazo de la española. Se sentía tan asustada y avergonzada por todo aquello “Soy una llorona y una cobarde”.
Nadja no tenía fuerzas para negarse al abrazo y a las palmaditas de la española, además era una falta de respeto según palabras de su madre no apreciar esas cosas. Y en cierto modo la consolaba todo aquello aunque para sus adentros no lo admitiría nunca, admitir debilidad era malo. La aparición del chico de colores en todo caso no hizo más que asustarla del todo. Si pensaban este par que iban a engañarla con la estúpida idea de que les estaban poniendo chips o haciendo pruebas como a los perros y gatos en el veterinario, se equivocaban, “eso lo hacen con el animal despierto” ella lo había visto con su gatita Fauna.
La pequeña, a pesar de que estaba desorientada por el llanto y no comprendía muy bien la situación a su alrededor, se alegró cuando el Duque dijo que se fueran de aquel lugar. Por lo que fue grande su decepción al notar que no salían de las mazmorras sino que se iban a “otra parte” de las mazmorras. Lo que no entendió del todo fue a la española justo antes de adentrase en el cuarto que había preparado el sireno. “¿Quién diablos es Iñigo Montoya? ¿Por qué señala al Duque? ¿Pero no se llamaba Lorenzo? O está loca o de verdad al Duque no se le entiende nada…”
Una vez ya instaladas en el cuarto, Nadzieja vio cómo se ajetreaban tanto Sox como Siete en llenar la sala de sabanas y de sacos harapientos que intentaban ser colchones sin conseguirlo. Ese tiempo lo estaba aprovechando la niña para clamarse y dejar de lagrimear por completo, intentando controlar su respiración en el regazo de la española. Se sentía tan asustada y avergonzada por todo aquello “Soy una llorona y una cobarde”.
"Mientras no tengan conciencia de su fuerza no se rebelarán, y hasta después de haberse rebelado no serán conscientes. Éste es el problema." G.O.
- Bellota
Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.
Personajes : ● Mónica: Bruja de los espejos. Terrícola.
Heridas/enfermedades : ● Mónica: Pequeñas cicatrices por el cuerpo.
Manos heridas, chichón en la cabeza.
Armas : ●Mónica: Bolsito de pompones rosa multiusos.
Cuchillo del pan.
Espejos.
Status : «En busca de 12.: el romance».
Humor : No.
Re: Prisión (Archivo VII)
23/11/15, 02:53 pm
Una vez Mónica notó que Zanahoria se había calmado, se separó de ella con amabilidad y se puso en pie, pasándose de nuevo las manos por el pelo aún húmedo y topando con su corona. “Coño” pensó, sorprendida. “Es cierto, la corona”. Se la quitó de la cabeza y le dio vueltas, meditabunda, pensando en su familia a la que no sabía cuándo volvería a ver. “Tengo que encontrar a Doce Punto, decididamente” se dijo, volviéndose a colocar por inercia la corona en la cabeza. “Él me dirá cómo puedo volver a casa… y de paso le recuerdo que me debe una cita”.
Se volvió hacia la mini-belga. –Voy a ayudarles a traer…- miró a su alrededor. –Bueno, sábanas y camastros o… o lo que sea que están trayendo. Quédate aquí, ¿vale? No tardo, prometido. Ahora nos vemos- le guiñó un ojo antes de salir por la puerta y de estremecerse al encontrarse de nuevo ante el ajetreo de los bichos, que no se inmutaban ante ellos.
No puso resistir la tentación de volver a entrar a ver la escena que tanto había asustado a Zanahoria y que tanto la había perturbado a ella, fascinada por lo morboso de la situación. Se arrodilló ante el niño, que reposaba con expresión plácida sobre el camastro, y le apartó el pelo de la cara tratando de ignorar el revuelo de las criaturillas a su alrededor, que hacían lo que se suponía para lo que estuvieran programadas.
-¿Por qué no te despiertas?- susurró, sacudiendo su hombro. El niño estaba caliente y ahora que se fijaba parecía dormido, no muerto. “Al menos, no todavía” se dijo la chavala con un escalofrío sin poder apartar la mirada de su cara. Le recordaba a su hermano, y nada más darse cuenta de esto le entraron unas ganas irresistibles de sacar su boli y pintarle bigotes y garabatos por la cara. De hecho, hasta metió la mano en su bolso y rebuscó en él, pero lo pensó mejor. “Hm, no creo que esté bien visto hacerle perrerías cuando no le conozco... aunque sería tan gracioso ver su cara al despertar... pero no” dejó caer el bolígrafo de nuevo, mirando a su alrededor con prevención. Por suerte, nadie la había visto siquiera hacer el amago. “Menos mal. nadie lo sabrá”. Volvió a mirar al niño y se acercó a su oreja.
-Dulces sueños, peque.
Antes de salir le arropó con la sábana, y de paso recogió del suelo (haciéndose una concesión por una vez para con los gérmenes que pudiera haber en ellas, aunque sin poder reprimir unas arcadas vacías) dos ¿mantas? que más bien parecían sábanas. Nada más salir de la habitación, mientras cerraba la puerta tras ella, casi se chocó con los dos de pelo de colorines, ambos bien juntitos, la chica mirando preventivamente a su alrededor. Mónica pegó un bote mayúsculo del susto, sintiéndose pillada en falta y aferrándose con fuerza al fardo de ropa que sostenía entre manos, pero les devolvió la mirada sonriéndoles tentativamente. -¿No venís?
Sin esperar su respuesta se volvió hacia el sitio donde la esperaba Zanahoria (tropezando con sus zapatillas, que reposaban en el suelo, y a las que recogió tras una maldición muy colorida y descriptiva) y entró alzando las “mantábanas” con una sonrisa de triunfo, aunque notando un primer retortijón estomacal que disimuló hablando animadamente.
-¡Mira lo que he encontrado! Por fin vamos a poder quitarnos la ropa mojada y arrebujarnos en algo que parece… ehm… ¡calentito!
"Calentito pero sucio" dijo el traidor de su cerebro sin consultarla. Mónica tembló, tratando de apartar esa idea de su mente. "¡DIJE CALENTITO!". Le lanzó una de las telas a Zanahoria, apretando entre sus manos la otra, dirigiéndose a sí misma un discurso de ánimo. "Cuando salga de aquí me voy a bañar de pies a cabeza con desinfectante, jabón y agua caliente. En cuanto encuentre grifos normales. Sí. Sí. Pronto".
Se volvió hacia la mini-belga. –Voy a ayudarles a traer…- miró a su alrededor. –Bueno, sábanas y camastros o… o lo que sea que están trayendo. Quédate aquí, ¿vale? No tardo, prometido. Ahora nos vemos- le guiñó un ojo antes de salir por la puerta y de estremecerse al encontrarse de nuevo ante el ajetreo de los bichos, que no se inmutaban ante ellos.
No puso resistir la tentación de volver a entrar a ver la escena que tanto había asustado a Zanahoria y que tanto la había perturbado a ella, fascinada por lo morboso de la situación. Se arrodilló ante el niño, que reposaba con expresión plácida sobre el camastro, y le apartó el pelo de la cara tratando de ignorar el revuelo de las criaturillas a su alrededor, que hacían lo que se suponía para lo que estuvieran programadas.
-¿Por qué no te despiertas?- susurró, sacudiendo su hombro. El niño estaba caliente y ahora que se fijaba parecía dormido, no muerto. “Al menos, no todavía” se dijo la chavala con un escalofrío sin poder apartar la mirada de su cara. Le recordaba a su hermano, y nada más darse cuenta de esto le entraron unas ganas irresistibles de sacar su boli y pintarle bigotes y garabatos por la cara. De hecho, hasta metió la mano en su bolso y rebuscó en él, pero lo pensó mejor. “Hm, no creo que esté bien visto hacerle perrerías cuando no le conozco... aunque sería tan gracioso ver su cara al despertar... pero no” dejó caer el bolígrafo de nuevo, mirando a su alrededor con prevención. Por suerte, nadie la había visto siquiera hacer el amago. “Menos mal. nadie lo sabrá”. Volvió a mirar al niño y se acercó a su oreja.
-Dulces sueños, peque.
Antes de salir le arropó con la sábana, y de paso recogió del suelo (haciéndose una concesión por una vez para con los gérmenes que pudiera haber en ellas, aunque sin poder reprimir unas arcadas vacías) dos ¿mantas? que más bien parecían sábanas. Nada más salir de la habitación, mientras cerraba la puerta tras ella, casi se chocó con los dos de pelo de colorines, ambos bien juntitos, la chica mirando preventivamente a su alrededor. Mónica pegó un bote mayúsculo del susto, sintiéndose pillada en falta y aferrándose con fuerza al fardo de ropa que sostenía entre manos, pero les devolvió la mirada sonriéndoles tentativamente. -¿No venís?
Sin esperar su respuesta se volvió hacia el sitio donde la esperaba Zanahoria (tropezando con sus zapatillas, que reposaban en el suelo, y a las que recogió tras una maldición muy colorida y descriptiva) y entró alzando las “mantábanas” con una sonrisa de triunfo, aunque notando un primer retortijón estomacal que disimuló hablando animadamente.
-¡Mira lo que he encontrado! Por fin vamos a poder quitarnos la ropa mojada y arrebujarnos en algo que parece… ehm… ¡calentito!
"Calentito pero sucio" dijo el traidor de su cerebro sin consultarla. Mónica tembló, tratando de apartar esa idea de su mente. "¡DIJE CALENTITO!". Le lanzó una de las telas a Zanahoria, apretando entre sus manos la otra, dirigiéndose a sí misma un discurso de ánimo. "Cuando salga de aquí me voy a bañar de pies a cabeza con desinfectante, jabón y agua caliente. En cuanto encuentre grifos normales. Sí. Sí. Pronto".
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Re: Prisión (Archivo VII)
23/11/15, 08:31 pm
Al llegar quedo maravillado por las criaturas, parecían estar vivas por su comportamiento, pero eran artesanías hechas con un gran mimo y detalle. -Son preciosas. -Declaró. Se encontraban entrando y saliendo de las habitaciones, literalmente atravesando puertas y paredes como si estas ni tan siquiera estuvieran ahí.
Escucho la pregunta de amarillo y la respuesta de su hermano, observó también como volvía a adelantarse por su cuenta, como amarillo buscaba una respuesta más elaborada de él con la mirada. Estaba a punto de contestarle cuando oyó como el pajarraco amenazaba a su hermano. -Pues en nuestro mundo a los ateos incultos los apalizamos y los mandamos con los Fuy a vivir como salvajes. -Contestó con furia. -Además hablas de chamanes, los cuales son personas que toman el poder de los dioses y la naturaleza para obrar milagros. Mira a ver si piensas un poco antes de soltar estúpidas hipocresías por tu pico. -Era increíble, no había pasado nada de tiempo allí y le habían conseguido enfadar de verdad varias veces.
Se dirigió otra vez al amarillo. -Tal y como ha dicho mi hermano son artefactos mágicos de los rocavarancoleses, por desgracia no sé para qué sirven, podrían estar asegurándose de que se encuentran bien o estar drogándoles, pero mira cómo se comportan encima suya, parecen confusos y sin saber qué hacer. Creo que deberían estar despiertos pero por alguna siguen dormidos. Antes encontré más camas desechas y en nuestro mundo había otros tres elegidos, pero no hay ni rastro de ellos. Algo raro pasa. -Declaró. -Quizás debamos dar gracias de haber despertado... -Dijo en voz alta pensativo, mas para sí mismo que para el amarillo.
Observó como la pequeña se escandalizaba al ver el cuerpo, por suerte el plateado y la nerviosa estrafalaria cuidaban de ella. El tipo de la perilla y el atuendo elegante habló, se iba a proteger a los durmientes de los artefactos. Su hermano se había metido en un cuarto a intentar despertar a uno de los seres, el lagarto tuvo otra buena idea, hacer de una de las salas una comuna, y el amarillo tras comprobar que los artefactos no eran peligrosos se unió a esta tarea.
-Voy a buscar a ver si encuentro al resto de nublinos que deberían estar por aquí.
No tardó mucho en encontrar otro cuerpo. Parecía una mujer alta pero tenía una nariz extraña y un brazo de metal. Examinó el cuerpo fríamente y sin pudor, tomando el pulso y mirando las zonas donde había sido pinchada. Intentó despertarla zarandeándola y dándole una bofetada. Nada. Parecía sumida en un coma. <<Quizás...>> -Caviló. Un dedo era mejor que no despertar jamás.
Agarró el meñique de carne de aquella elegida y lo partió limpiamente. Nada.
La cara de Barael formó una mueca de sospecha e incertidumbre. Avanzó por las demás salas a ver que encontraba.
Quizás aquello era la primera prueba, deseaba que fuese así, pues si no, si algo hubiera escapado del control de los rocavarancoleses, ellos corrían un grave peligro.
Escucho la pregunta de amarillo y la respuesta de su hermano, observó también como volvía a adelantarse por su cuenta, como amarillo buscaba una respuesta más elaborada de él con la mirada. Estaba a punto de contestarle cuando oyó como el pajarraco amenazaba a su hermano. -Pues en nuestro mundo a los ateos incultos los apalizamos y los mandamos con los Fuy a vivir como salvajes. -Contestó con furia. -Además hablas de chamanes, los cuales son personas que toman el poder de los dioses y la naturaleza para obrar milagros. Mira a ver si piensas un poco antes de soltar estúpidas hipocresías por tu pico. -Era increíble, no había pasado nada de tiempo allí y le habían conseguido enfadar de verdad varias veces.
Se dirigió otra vez al amarillo. -Tal y como ha dicho mi hermano son artefactos mágicos de los rocavarancoleses, por desgracia no sé para qué sirven, podrían estar asegurándose de que se encuentran bien o estar drogándoles, pero mira cómo se comportan encima suya, parecen confusos y sin saber qué hacer. Creo que deberían estar despiertos pero por alguna siguen dormidos. Antes encontré más camas desechas y en nuestro mundo había otros tres elegidos, pero no hay ni rastro de ellos. Algo raro pasa. -Declaró. -Quizás debamos dar gracias de haber despertado... -Dijo en voz alta pensativo, mas para sí mismo que para el amarillo.
Observó como la pequeña se escandalizaba al ver el cuerpo, por suerte el plateado y la nerviosa estrafalaria cuidaban de ella. El tipo de la perilla y el atuendo elegante habló, se iba a proteger a los durmientes de los artefactos. Su hermano se había metido en un cuarto a intentar despertar a uno de los seres, el lagarto tuvo otra buena idea, hacer de una de las salas una comuna, y el amarillo tras comprobar que los artefactos no eran peligrosos se unió a esta tarea.
-Voy a buscar a ver si encuentro al resto de nublinos que deberían estar por aquí.
No tardó mucho en encontrar otro cuerpo. Parecía una mujer alta pero tenía una nariz extraña y un brazo de metal. Examinó el cuerpo fríamente y sin pudor, tomando el pulso y mirando las zonas donde había sido pinchada. Intentó despertarla zarandeándola y dándole una bofetada. Nada. Parecía sumida en un coma. <<Quizás...>> -Caviló. Un dedo era mejor que no despertar jamás.
Agarró el meñique de carne de aquella elegida y lo partió limpiamente. Nada.
La cara de Barael formó una mueca de sospecha e incertidumbre. Avanzó por las demás salas a ver que encontraba.
Quizás aquello era la primera prueba, deseaba que fuese así, pues si no, si algo hubiera escapado del control de los rocavarancoleses, ellos corrían un grave peligro.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Prisión (Archivo VII)
24/11/15, 01:45 pm
Sinceridad se quedó pasmada cuando uno de aquellos individuos fanáticos desplumados, que apenas se diferenciaban de crías, le soltó semejantes faltas de respeto. Su primer impulso fue dar un paso en dirección del chalado SinCordura. Sin embargo, antes de hacer nada más miró de reojo al Chamán, la única figura de autoridad en la zona, para asegurarse de que no vería agravio en acortar la vida de aquel enano... Pero le convenció rápido de que tenían cosas más importantes que hacer, por lo que la roquense fulminó con la mirada a SinCordura y guardó silencio. Se contentó con recrear en su cabeza los varios destinos que depararía a aquellos fanáticos si les llegaba a poner la mano encima. Pero tuvo que dejar de pensar en aquello pues la mera sospecha de que hubieran infringido daños a gente cuerda, no fanática, avivaba el odio que sentía hacia cualquier cosa parecida al Coro.
Poco después, se quedó sola por un breve espacio de tiempo. No sabía qué esperaban encontrar los demás explorando. Tan solo tenían que escoger algún cuarto, atrincherarse y pasar la noche. Con suerte le darían la razón en comerse a los fanáticos. Pero eso tendría que esperar. El Chamán volvió... y La roquense asistió casi igual de pasmada tras sus actos. Había capturado a una de aquellas criaturas y esta se había liberado atravesando limpiamente la tela. Aquello le asustó. ¿Y si le atravesaban? ¿Qué sería de ella? Andaría con más cuidado ahora.
—Hacen eso con magia... Al menos son inofensivos...
Se resignó. Observó alejarse al Chamán y se acercó con precaución. Había movimiento y estaban juntando ropa de cama para meterse en uno de los cuartos, así que alzó una mano a modo de saludo y se unió a ellos. Aunque no estaba muy conforme con un detalle particular. O dos.
—Esto está muy bien pero... No tenemos nada para comer. Y si los bichos esos se vuelven agresivos cuando acaben no podremos defendernos si son capaces de atravesar las paredes. ¿No os preocupa no saber dónde estamos ni si corremos peligro? Además, en cuanto anochezca va a ser imposible hacer nada en condiciones... ¿Cómo sé que puedo fiarme de vosotros?
No dijo lo que pensaba, no del todo. Ni ella podría fiarse de ellos, ni siquiera del Chamán... pero ellos tampoco podrían fiarse de ella. De hecho, esperaba que solo el supuesto Chamán se fiara de ella, por si tenía que usar esa confianza en algún momento. Mejor vincularse a alguien con magia que a esos grises chalados o las criaturas gritonas.
Poco después, se quedó sola por un breve espacio de tiempo. No sabía qué esperaban encontrar los demás explorando. Tan solo tenían que escoger algún cuarto, atrincherarse y pasar la noche. Con suerte le darían la razón en comerse a los fanáticos. Pero eso tendría que esperar. El Chamán volvió... y La roquense asistió casi igual de pasmada tras sus actos. Había capturado a una de aquellas criaturas y esta se había liberado atravesando limpiamente la tela. Aquello le asustó. ¿Y si le atravesaban? ¿Qué sería de ella? Andaría con más cuidado ahora.
—Hacen eso con magia... Al menos son inofensivos...
Se resignó. Observó alejarse al Chamán y se acercó con precaución. Había movimiento y estaban juntando ropa de cama para meterse en uno de los cuartos, así que alzó una mano a modo de saludo y se unió a ellos. Aunque no estaba muy conforme con un detalle particular. O dos.
—Esto está muy bien pero... No tenemos nada para comer. Y si los bichos esos se vuelven agresivos cuando acaben no podremos defendernos si son capaces de atravesar las paredes. ¿No os preocupa no saber dónde estamos ni si corremos peligro? Además, en cuanto anochezca va a ser imposible hacer nada en condiciones... ¿Cómo sé que puedo fiarme de vosotros?
No dijo lo que pensaba, no del todo. Ni ella podría fiarse de ellos, ni siquiera del Chamán... pero ellos tampoco podrían fiarse de ella. De hecho, esperaba que solo el supuesto Chamán se fiara de ella, por si tenía que usar esa confianza en algún momento. Mejor vincularse a alguien con magia que a esos grises chalados o las criaturas gritonas.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejosPersonajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Prisión (Archivo VII)
24/11/15, 05:21 pm
Siete estaba todavía de pie entre los colchones de paja y las sabanas, revisando el resultado.
– Porque es lo más sensato- replicó a Sinceridad. El tono admitía poca discusión, dentro de lo calmado-. Somos un puñado de menores de edad. Preocupación es lo mínimo que tenemos, medio grupo está asustado. Soy el primero que quiere comer, pero a menos que sepas buscar presa en la completa oscuridad es un problema al deberíamos enfrentarnos mañana.
Suspiró. La cantidad de preocupaciones que empezaba a acosarlo no quería contarla. La más grande de todas la tenía en la lengua desde hacía tiempo y no se atrevía a soltarla.
– Confiar entre nosotros es lo que nos protege mientras estemos juntos. No es como si nada impidiese que el que quiera salga por la puerta- se lo dijo a sí mismo también, porque Sinceridad lo había puesto en guardia y si se asustaba ahora no iba a saber enfrentarse a aquello- Y por los bichos, no sé de nadie que pueda gasta magia eternamente. Además, Sox pudo cubrirlos con una sábana antes de que reaccionasen, así que igual se los puede estampar contra la pared. Yo no creo que vuelvan a atacarnos ahora. Creo que son inofensivos, y lo unico que estaría bien hubiera sido seguirlos hasta alguien que sepa algo. O a ver cuantos estan dormidos. Tampoco son prioridades.
– Porque es lo más sensato- replicó a Sinceridad. El tono admitía poca discusión, dentro de lo calmado-. Somos un puñado de menores de edad. Preocupación es lo mínimo que tenemos, medio grupo está asustado. Soy el primero que quiere comer, pero a menos que sepas buscar presa en la completa oscuridad es un problema al deberíamos enfrentarnos mañana.
Suspiró. La cantidad de preocupaciones que empezaba a acosarlo no quería contarla. La más grande de todas la tenía en la lengua desde hacía tiempo y no se atrevía a soltarla.
– Confiar entre nosotros es lo que nos protege mientras estemos juntos. No es como si nada impidiese que el que quiera salga por la puerta- se lo dijo a sí mismo también, porque Sinceridad lo había puesto en guardia y si se asustaba ahora no iba a saber enfrentarse a aquello- Y por los bichos, no sé de nadie que pueda gasta magia eternamente. Además, Sox pudo cubrirlos con una sábana antes de que reaccionasen, así que igual se los puede estampar contra la pared. Yo no creo que vuelvan a atacarnos ahora. Creo que son inofensivos, y lo unico que estaría bien hubiera sido seguirlos hasta alguien que sepa algo. O a ver cuantos estan dormidos. Tampoco son prioridades.
-
- alpeca
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Prisión (Archivo VII)
25/11/15, 01:20 am
Eorlir miraba a Eriel con creciente incredulidad. ¿Dioses? ¿De qué diablos hablaba? Ni lo sabía ni quería saberlo. A él le habían prometido magia y lugares dignos de ser inmortalizados en sus pinturas, no dioses... fueran lo que fueran.
-Mira, no se de lo que me estás hablando. No sé nada de dioses, ni qué son, ni cuantos hay, ni nada. Si puedo retratarlos me vale, pero nada más. -Movió la cabeza, sin entender el porqué de su fervor, aunque le recordaba a la actitud que él mismo adoptaba con respecto los artistas de más renombre de Sinhdro. "Quizás los dioses sean gente con talentos dignos de ser admirados. Vete tú a saber..."
De repente, Ina tiró de él, pillándole por sorpresa. Corrió detrás de ella, sin soltarle la mano, temiendo que se perdiera. Sabiendo como era su aurva probablemente huiría, asustada. Y no podía permitir que eso pasara, no sin poderse comunicar con ella correctamente.
-Ina, ¿pero qué...? -La pregunta murió en sus labios al ver qué era lo que perseguían-. ...oh. -Pestañeó, incrédulo. Acto seguido sonrió. "No estan para nada mal hechos... esto sí que me gustaria aprender a hacerlo, no tonterias sobre "dioses"..."
Al poco, Ina le hizo entrar en una habitación ocupada. Automáticamente notó la tensión que invadió a aurva. Apretó su mano para transmitirle tranquilidad. Aunque no entendía nada de lo que Ina decía, supuso que estaba intentando despertar al durmiente.
-Mejor volvamos con el resto, Ina. Parecen amistosos, la mayoría de ellos al menos... A saber si este de aquí és como el resto. -Ahora era él el que no se acordaba de la barrera lingüística. Movió la cabeza al darse cuenta de ese detalle. Tenía que encontrar la forma de comunicarse con ella y rápido.
Se encontraron a la chica de rosa. Eorlir asintió.
-Sí, sí, ahora venimos. -Suspiró, disponiéndose a seguirla.
Al volver con el resto pestañeó, incrédulo ante la visión del resto del grupo sacando colchones y hablando de dormir.
-Pero... ¿se puede saber qué hacéis? ¿Cómo os vais a dormir tan temprano? Que aun es de noche...
Fue pasando la mirada hasta llegar al chico con la que le interesaba hablar. Se acercó a él.
-Oye... Te llamabas Rigel, ¿no? He visto antes que has mojado la camisa en la fuente... ¿Podrías dejármela? -Miró de reojo a Ina-. No ha querido beber de ese agua. Si no te importa... intentaré que beba un poco... Esperemos que baste con una o dos gotas. Si no... bueno, ya volveremos a la plaza, supongo. -Suspiró. Deseaba con todas sus fuerzas volver a entender a su aurva.
-Mira, no se de lo que me estás hablando. No sé nada de dioses, ni qué son, ni cuantos hay, ni nada. Si puedo retratarlos me vale, pero nada más. -Movió la cabeza, sin entender el porqué de su fervor, aunque le recordaba a la actitud que él mismo adoptaba con respecto los artistas de más renombre de Sinhdro. "Quizás los dioses sean gente con talentos dignos de ser admirados. Vete tú a saber..."
De repente, Ina tiró de él, pillándole por sorpresa. Corrió detrás de ella, sin soltarle la mano, temiendo que se perdiera. Sabiendo como era su aurva probablemente huiría, asustada. Y no podía permitir que eso pasara, no sin poderse comunicar con ella correctamente.
-Ina, ¿pero qué...? -La pregunta murió en sus labios al ver qué era lo que perseguían-. ...oh. -Pestañeó, incrédulo. Acto seguido sonrió. "No estan para nada mal hechos... esto sí que me gustaria aprender a hacerlo, no tonterias sobre "dioses"..."
Al poco, Ina le hizo entrar en una habitación ocupada. Automáticamente notó la tensión que invadió a aurva. Apretó su mano para transmitirle tranquilidad. Aunque no entendía nada de lo que Ina decía, supuso que estaba intentando despertar al durmiente.
-Mejor volvamos con el resto, Ina. Parecen amistosos, la mayoría de ellos al menos... A saber si este de aquí és como el resto. -Ahora era él el que no se acordaba de la barrera lingüística. Movió la cabeza al darse cuenta de ese detalle. Tenía que encontrar la forma de comunicarse con ella y rápido.
Se encontraron a la chica de rosa. Eorlir asintió.
-Sí, sí, ahora venimos. -Suspiró, disponiéndose a seguirla.
Al volver con el resto pestañeó, incrédulo ante la visión del resto del grupo sacando colchones y hablando de dormir.
-Pero... ¿se puede saber qué hacéis? ¿Cómo os vais a dormir tan temprano? Que aun es de noche...
Fue pasando la mirada hasta llegar al chico con la que le interesaba hablar. Se acercó a él.
-Oye... Te llamabas Rigel, ¿no? He visto antes que has mojado la camisa en la fuente... ¿Podrías dejármela? -Miró de reojo a Ina-. No ha querido beber de ese agua. Si no te importa... intentaré que beba un poco... Esperemos que baste con una o dos gotas. Si no... bueno, ya volveremos a la plaza, supongo. -Suspiró. Deseaba con todas sus fuerzas volver a entender a su aurva.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Prisión (Archivo VII)
25/11/15, 09:46 pm
El chico no se despertó y pronto Eriel se aburrió de intentar que se levantase. Escuchó los llantos y se asomó para ver a la pequeña de pelo naranja llorando. <<Me recuerda a mi hermano pequeño, seguro que él también se habría echado a llorar, pobre>> ese pensamiento se le pasó por la cabeza.
Las palabras de Eorlir hicieron que a Eriel le surgieran serias dudas. ¿Era posible que en realidad no supieran nada de Rocavarancolia ni sus habitantes? ¿Qué tipo de religión tendrían en sus mundos? Las palabras además de Sinceridad le llevaron a otro descubrimiento. ¿Podía ser que en algunos mundo renegar de la religión fuese aceptado? Eriel no era quién para criticar ese tipo de vida, si él adoraba a los rocavarancoleses era porque tenían un poder tremendo y porque esperaba convertirse en uno de ellos. Si aquello era cierto quizás el niño les debiera una disculpa al resto.
Ayudó a colocar las cosas dentro de la habitación que estaban acondicionando. Miró extrañado al sinahdre por sus palabras.
-Precisamente por que es de noche ¿cuándo quieres dormir? - preguntó el nublino bastante extrañado, la noche era para dormir ¿no?- No creo que nos vayamos a comer entre nosotros, personalmente yo no tengo buen sabor, exceso de grasa - se empezó a reír por su propio chiste. Después se puso más serio y dijo.- ¿Qué os parece si hacemos un juego? Ahora que todos nos podemos comunicar podemos ir contando por turnos cosas de nuestros mundos y nuestras costumbres y creencias. Así nos conoceremos mejor - explicó.- Empezad con una presentación vuestra y vuestro mundo de origen ¿quién quiere empezar?
Propuso el juego cuando ya estaban todos en la habitación, era una buena forma de conocer a la gente con la que iba a compartir los siguientes meses.
Las palabras de Eorlir hicieron que a Eriel le surgieran serias dudas. ¿Era posible que en realidad no supieran nada de Rocavarancolia ni sus habitantes? ¿Qué tipo de religión tendrían en sus mundos? Las palabras además de Sinceridad le llevaron a otro descubrimiento. ¿Podía ser que en algunos mundo renegar de la religión fuese aceptado? Eriel no era quién para criticar ese tipo de vida, si él adoraba a los rocavarancoleses era porque tenían un poder tremendo y porque esperaba convertirse en uno de ellos. Si aquello era cierto quizás el niño les debiera una disculpa al resto.
Ayudó a colocar las cosas dentro de la habitación que estaban acondicionando. Miró extrañado al sinahdre por sus palabras.
-Precisamente por que es de noche ¿cuándo quieres dormir? - preguntó el nublino bastante extrañado, la noche era para dormir ¿no?- No creo que nos vayamos a comer entre nosotros, personalmente yo no tengo buen sabor, exceso de grasa - se empezó a reír por su propio chiste. Después se puso más serio y dijo.- ¿Qué os parece si hacemos un juego? Ahora que todos nos podemos comunicar podemos ir contando por turnos cosas de nuestros mundos y nuestras costumbres y creencias. Así nos conoceremos mejor - explicó.- Empezad con una presentación vuestra y vuestro mundo de origen ¿quién quiere empezar?
Propuso el juego cuando ya estaban todos en la habitación, era una buena forma de conocer a la gente con la que iba a compartir los siguientes meses.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Prisión (Archivo VII)
26/11/15, 01:18 am
Un sonido de asentimiento ante la respuesta de Siete, aunque el ser menores de edad era a sus ojos irrelevante. Por lo demás todo aquello se reducía a una cuestión de prioridades, y para solucionar las dudas de Sinceridad no disponían de información suficiente. Primaba centrarse en trabajar con lo que tenían a mano.
Chasqueó la lengua molesto cuando le explicaron a la chica colorida que no iban a dormir. Cierto. Aquella estupidez de haberse despertado rayando la noche le iba a trastocar por completo los horarios de sueño, algo que a Sox le gustaba mantener en intervalos muy precisos.
No habían encontrado a la persona extra ni Lorenzo había vuelto, pero ya habían terminado de acarrear la suficiente ropa de cama como para estar todos cómodos, el ruido que harían hablando era fácil de detectar si el primero seguía merodeando por allí y el segundo ya sabía dónde estaban. No había motivo para esperar en silencio incómodo.
Sox sintió el impulso de fruncir el ceño con desagrado al ver el vórtice de entropía que ahora era el suelo, pero supuso que en aquel caso implicaba que habían hecho un buen trabajo. De haber existido colchones en condiciones habrían podido arrastrarlos y que la habitación ofreciera un aspecto un poco más civilizado, pero en fin. Mejor eso que pasar frío.
En la mazmorra ya era difícil distinguir nada, y Sox encendió de nuevo la tarjeta holográfica en el centro del círculo que habían formado para que alumbrase algo. Una vez ya sentados (y en el caso del carabés, arrebujado en un par de sábanas para evitar tiritar) el rubio asintió con la cabeza ante la propuesta del chico gris. Le parecía una forma eficaz, aunque requiriese demorarse un poco más. Si saltaban directamente a explicar cómo habían llegado allí estarían todo el rato parándose mutuamente con preguntas estúpidas. Una explicación resumida de sus orígenes procedía.
Escaneó al grupo con la mirada, y ya que nadie parecía tener ansia especial por empezar tomó él la palabra. Sus palabras fueron concisas y al grano.
—Sox. El lugar de donde vengo se llama Carabás —hizo un nuevo barrido con la vista a los presentes—. No reconozco ninguna de vuestras especies. Todo en mi mundo funciona con magia y no tiene nada que ver con dioses —miró fijamente a los de piel gris para que grabaran ese dato. Se había quedado con aquel detalle—. Nos dijeron que este lugar era una competición de élite, y que el proceso de selección durante ésta era muy estricto.
>>Éste puede corroborar todo lo que digo. Nos captaron a la vez —finalizó con un gesto de cabeza hacia el otro carabés. Tenía conjeturas, pero no era el momento aún para exponerlas.
Chasqueó la lengua molesto cuando le explicaron a la chica colorida que no iban a dormir. Cierto. Aquella estupidez de haberse despertado rayando la noche le iba a trastocar por completo los horarios de sueño, algo que a Sox le gustaba mantener en intervalos muy precisos.
No habían encontrado a la persona extra ni Lorenzo había vuelto, pero ya habían terminado de acarrear la suficiente ropa de cama como para estar todos cómodos, el ruido que harían hablando era fácil de detectar si el primero seguía merodeando por allí y el segundo ya sabía dónde estaban. No había motivo para esperar en silencio incómodo.
Sox sintió el impulso de fruncir el ceño con desagrado al ver el vórtice de entropía que ahora era el suelo, pero supuso que en aquel caso implicaba que habían hecho un buen trabajo. De haber existido colchones en condiciones habrían podido arrastrarlos y que la habitación ofreciera un aspecto un poco más civilizado, pero en fin. Mejor eso que pasar frío.
En la mazmorra ya era difícil distinguir nada, y Sox encendió de nuevo la tarjeta holográfica en el centro del círculo que habían formado para que alumbrase algo. Una vez ya sentados (y en el caso del carabés, arrebujado en un par de sábanas para evitar tiritar) el rubio asintió con la cabeza ante la propuesta del chico gris. Le parecía una forma eficaz, aunque requiriese demorarse un poco más. Si saltaban directamente a explicar cómo habían llegado allí estarían todo el rato parándose mutuamente con preguntas estúpidas. Una explicación resumida de sus orígenes procedía.
Escaneó al grupo con la mirada, y ya que nadie parecía tener ansia especial por empezar tomó él la palabra. Sus palabras fueron concisas y al grano.
—Sox. El lugar de donde vengo se llama Carabás —hizo un nuevo barrido con la vista a los presentes—. No reconozco ninguna de vuestras especies. Todo en mi mundo funciona con magia y no tiene nada que ver con dioses —miró fijamente a los de piel gris para que grabaran ese dato. Se había quedado con aquel detalle—. Nos dijeron que este lugar era una competición de élite, y que el proceso de selección durante ésta era muy estricto.
>>Éste puede corroborar todo lo que digo. Nos captaron a la vez —finalizó con un gesto de cabeza hacia el otro carabés. Tenía conjeturas, pero no era el momento aún para exponerlas.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Prisión (Archivo VII)
27/11/15, 01:22 am
<<Lo más sensato sería usar a los fanáticos y a los inútiles como alimento, sinceramente>> pensó Sinceridad, pero no lo dijo, aunque sonrió por el chiste mental. Mal momento sería después de haber preguntado ella misma cómo podía saber que podía fiarse de ellos.
—Menores de edad... O sea, que sois crías. No habéis pasado los exámenes siquiera... —<<¿Qué he hecho para que el Cantante me abandone con estos enanos?>>
Si no añadió nada más era porque aquello le parecía absurdo. ¡Eran crías! Crías de criaturas muy raras, pero crías, sin madurez alguna. Si tenía que librarse de alguna no sería difícil pues no parecía que ninguno fuera macho alfa o que fueran hembras protectoras. <<¿Podéis aguantar días a la intemperie sin comer más que insectos o hierbas? ¿Defenderos si os atacan? ¿Volar? Yo sí. ¡Y el enano me habla de sensatez!>>Pero algo le preocupaba y miró al Chamán de reojo: ¿habría pasado sus exámenes? ¿De qué era capaz ese brazo mágico?
Cuando terminaron de montar aquel... "Campamento Mullido", como Sinceridad lo llamaba en su cabeza, se metieron en el cuarto y cada cual se acomodó a su manera. La roquense se sentó con cuidado cerca de una pared desde la que tuviera a la vista tanto la puerta como al Chamán. La situación que siguió quizá le respondería a aquella y otras tantas incógnitas, por lo que se acomodó en su colchón y escuchó. No le hizo ninguna gracia que fuera uno de los fanáticos quien sugiriera aquello, pero se tragó su bilis y miró con curiosidad a Sox... Pero lo que decía no hizo sino empeorarlo todo. ¿Carabás? ¿Mundo en el que todo funciona con magia? ¿Competición de élite? ¿Proceso de selección? <<Al menos en eso último, si es que es cierto y excusaría la desaparición del Cantante, tengo ventaja. ¿Pero todo lo demás? ¿Viene de otro mu... No, imposible, no hay otros mundos...>> O quizás sí, pues realmente le atraía la idea, pero también le asustaba... Le mareaba y desorientaba; aquello le venía demasiado grande así que intentó dejarlo de lado. <<Pero ha venido con otro más de su ciudad... No veo más roquenses por aquí... Bueno, el Cantante dejó bien claro que yo era única así que a lo mejor es por eso>>
En cuanto el macho calló y después de sopesar qué decir, levantó una mano para pedir el turno.
—Primero, gracias Chamán por el aporte de luz —empezó e inclinó la cabeza como agradecimiento—. Segundo... Yo soy Sinceridad. No entiendo eso de otros mundos pero ahora me parece irrelevante... — <<Y demasiado... abismal como para pensar en eso>>—. Yo vengo de Tierra Bruja —siguió mientras miraba a todos, como escudriñándoles, hasta llegar a los fanáticos—. Allí no tenemos más religión que el respeto a la naturaleza y a la diversidad —hizo una pausa y volvió a mirar a todo el grupo—. Soy líder de un grupo de Cazadores de élite que en secreto nos encargamos de limpiar manchas en la sociedad. Vaya, que a veces aparecen sectas que pretenden hacernos creer en dioses o cosas absurdas similares y nosotros les damos caza. Se nos da bastante bien —explicó con total naturalidad, pero luego se llevó una mano a la espalda y la cintura—. Esto es muy incómodo... Un momento.
Llegada a ese punto, hizo una pausa algo dramática: usó esa excusa para extender las alas todo lo que pudo. Quería intimidar, aunque no se fijó en el resultado. Aquello apenas se prolongó medio minuto. Se sentó y continuó mientras se acomodaba:
—Ahora sí. Hablaba de mis amigos, ¿no? Quizá hasta me encuentren, pero eso ya se verá... ¿Qué más? ¡Ah, sí! También conocemos la magia, pero no es tan avanzada como la del Chamán Sox... y no viene de dioses sino de la naturaleza misma —masculló con cierto desagrado—. Como ya imaginaréis, no he visto a nadie como vosotros en Tierra Bruja. Lo único sin plumas que vive por allí suele acabar en nuestros almacenes de caza y luego en el estómago —terminó entre risas.
Mentiras y verdades a medias. Si había omitido Roca Sagrada había sido por los fanáticos. ¿Cómo iba a defender que su sociedad estaba en contra del Coro si les decía que su lugar de origen se llamaba "Sagrado"? Aquel término era religioso y no saldría de su boca con aquellos seres delante. Y si había hecho hincapié en los Cazadores había sido por dejar caer detalles muy claros. Con suerte los cogerían y dejarían de hablar de dioses en las horas venideras. <<Si mato a alguien, esas dos criaturas empezarán a gritar como locas y esto será un caos>> También pensaba que se la había jugado un poco, pues no tenía la certeza de que aquellas criaturas desconocieran la verdad, pero si se tragaban su presentación... Tendría que mantenerla hasta que les perdiera de vista. Pero ese juego se le daba estupendamente bien, así que no creía que le fuese a dar problemas.
—Menores de edad... O sea, que sois crías. No habéis pasado los exámenes siquiera... —<<¿Qué he hecho para que el Cantante me abandone con estos enanos?>>
Si no añadió nada más era porque aquello le parecía absurdo. ¡Eran crías! Crías de criaturas muy raras, pero crías, sin madurez alguna. Si tenía que librarse de alguna no sería difícil pues no parecía que ninguno fuera macho alfa o que fueran hembras protectoras. <<¿Podéis aguantar días a la intemperie sin comer más que insectos o hierbas? ¿Defenderos si os atacan? ¿Volar? Yo sí. ¡Y el enano me habla de sensatez!>>Pero algo le preocupaba y miró al Chamán de reojo: ¿habría pasado sus exámenes? ¿De qué era capaz ese brazo mágico?
Cuando terminaron de montar aquel... "Campamento Mullido", como Sinceridad lo llamaba en su cabeza, se metieron en el cuarto y cada cual se acomodó a su manera. La roquense se sentó con cuidado cerca de una pared desde la que tuviera a la vista tanto la puerta como al Chamán. La situación que siguió quizá le respondería a aquella y otras tantas incógnitas, por lo que se acomodó en su colchón y escuchó. No le hizo ninguna gracia que fuera uno de los fanáticos quien sugiriera aquello, pero se tragó su bilis y miró con curiosidad a Sox... Pero lo que decía no hizo sino empeorarlo todo. ¿Carabás? ¿Mundo en el que todo funciona con magia? ¿Competición de élite? ¿Proceso de selección? <<Al menos en eso último, si es que es cierto y excusaría la desaparición del Cantante, tengo ventaja. ¿Pero todo lo demás? ¿Viene de otro mu... No, imposible, no hay otros mundos...>> O quizás sí, pues realmente le atraía la idea, pero también le asustaba... Le mareaba y desorientaba; aquello le venía demasiado grande así que intentó dejarlo de lado. <<Pero ha venido con otro más de su ciudad... No veo más roquenses por aquí... Bueno, el Cantante dejó bien claro que yo era única así que a lo mejor es por eso>>
En cuanto el macho calló y después de sopesar qué decir, levantó una mano para pedir el turno.
—Primero, gracias Chamán por el aporte de luz —empezó e inclinó la cabeza como agradecimiento—. Segundo... Yo soy Sinceridad. No entiendo eso de otros mundos pero ahora me parece irrelevante... — <<Y demasiado... abismal como para pensar en eso>>—. Yo vengo de Tierra Bruja —siguió mientras miraba a todos, como escudriñándoles, hasta llegar a los fanáticos—. Allí no tenemos más religión que el respeto a la naturaleza y a la diversidad —hizo una pausa y volvió a mirar a todo el grupo—. Soy líder de un grupo de Cazadores de élite que en secreto nos encargamos de limpiar manchas en la sociedad. Vaya, que a veces aparecen sectas que pretenden hacernos creer en dioses o cosas absurdas similares y nosotros les damos caza. Se nos da bastante bien —explicó con total naturalidad, pero luego se llevó una mano a la espalda y la cintura—. Esto es muy incómodo... Un momento.
Llegada a ese punto, hizo una pausa algo dramática: usó esa excusa para extender las alas todo lo que pudo. Quería intimidar, aunque no se fijó en el resultado. Aquello apenas se prolongó medio minuto. Se sentó y continuó mientras se acomodaba:
—Ahora sí. Hablaba de mis amigos, ¿no? Quizá hasta me encuentren, pero eso ya se verá... ¿Qué más? ¡Ah, sí! También conocemos la magia, pero no es tan avanzada como la del Chamán Sox... y no viene de dioses sino de la naturaleza misma —masculló con cierto desagrado—. Como ya imaginaréis, no he visto a nadie como vosotros en Tierra Bruja. Lo único sin plumas que vive por allí suele acabar en nuestros almacenes de caza y luego en el estómago —terminó entre risas.
Mentiras y verdades a medias. Si había omitido Roca Sagrada había sido por los fanáticos. ¿Cómo iba a defender que su sociedad estaba en contra del Coro si les decía que su lugar de origen se llamaba "Sagrado"? Aquel término era religioso y no saldría de su boca con aquellos seres delante. Y si había hecho hincapié en los Cazadores había sido por dejar caer detalles muy claros. Con suerte los cogerían y dejarían de hablar de dioses en las horas venideras. <<Si mato a alguien, esas dos criaturas empezarán a gritar como locas y esto será un caos>> También pensaba que se la había jugado un poco, pues no tenía la certeza de que aquellas criaturas desconocieran la verdad, pero si se tragaban su presentación... Tendría que mantenerla hasta que les perdiera de vista. Pero ese juego se le daba estupendamente bien, así que no creía que le fuese a dar problemas.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- Merodeador
Ficha de cosechado
Nombre: Nadzieja Sikorski.
Especie: Humana.
Habilidades: Resistencia, oído musical e imaginación.Personajes :- ● Ergot: -Véspido Soldado Repobladoril-
● Nadzieja: -Escoria Cosechada HomoSapiens-
Status : Las dudas son como los muertos, siempre acaban saliendo a flote.
Humor : Epístola de San Pablo a los adefesios: "Sois feos de cojones."
Re: Prisión (Archivo VII)
27/11/15, 05:59 am
Al sentir como la española se ponía en pie la belga alzó los ojos para ver qué era lo que pretendía con cierta sospecha “¿no ira a dejarme sola verdad?”. Pero al ver como se quitaba la corona su rostro se iluminó “¡oh! ¡Me va a dar la corona! si es que tiene algo de buena persona en verdad, me dio los zapatos ahora la corona…” hasta que vio que se la volvía a poner “pero será… será… no hay palabras para describir a una persona tan malvada y cruel, es una horrible egoísta, nada simpática y fea…” tanto despotricaba en su mente que no se dio cuenta de lo que hacía Mónica, asintiendo automáticamente a sus palabras. Sólo cuando la vio cruzar el umbral se dio cuenta del horror “¿pero cómo se atreve a dejarme sola? ¿Qué hay de eso de cuidar a los niños y tal? ¡Pero qué mala persona! ¡Me deja sola! Y yo aquí llorando, si es que es una persona horrible…”
Al principio no se movió, aterrada por lo que sabía que había afuera pero estaba igual de asustada por estar sola, lo que creaba un dilema. Al final se puso en pie, temblando tanto por el frio como por el miedo, y ando hasta el umbral de la puerta, donde empezó a dar saltitos (como si tuviese ganas de ir al servicio de señoras) y a mirar de un lado al otro del pasillo para ver si regresaban los demás (y por si venia algo que la pudiese atacar y así de ese modo cerrar la puerta antes de que llegase). Cuando vio a regresar al grupo la niña corrió a su trozo de pared asignado por Mónica y fingió no haberse movido de ahí en ningún momento.
Al ver a la chica del vestido del princesa regresar con unos edredones muy flacuchos, intento sonreírle con lo que parecía ser ánimo y agradecimiento pero que en realidad era un “¡no vuelvas dejarme sola para traer estas cosas, deja que se ocupen los demás o me llevas contigo o me dejas con alguno de estos que parezca normal o…!”. Tuvo que esforzarse demasiado en no reír cuando la vio tropezarse con los que fueron zapatos (que ahora eran de la niña según esta misma) “eso te pasa por no darme la corona…”. Pero cuando le dijo lo de quitarse la ropa para estar más calentito a Nadzieja se le borro del todo la sonrisa y la amabilidad en el rostro, para dibujar en su cara tanto estupor como vergüenza e incredulidad. “¿Qué dice está loca? ¿Quiere que nos desnudemos? ¿Aquí? ¿Ahora? Esta de broma ¿no? ¿Tiene que estarlo?…” Ni si quiera el espantoso frio que estaba pasando le permitía pensar en una situación en la que requiriese desnudarse y más delante de una panda de desconocidos donde había chicos. En otra situación se hubiese puesto roja solo de imaginarlo, ahora Nadja estaba blanca como la tiza mientras miraba de soslayo a Mónica, por debajo de la manta y sin que esta se diese cuenta, como si fuese el elemento más peligroso de toda aquella ciudad. “Mamá, papá, voy a morir esta noche por culpa de una chica con un vestido de princesa, así debe de sentirse Mario Bros…”. Su mente se puso a divagar con champiñones, plantas carnívoras… y al poco ya estaba pensando de nuevo en su inminente muerte y en posibles monstruos.
Se enrollo en la manta con una ligera abertura para los ojos y ahí se quedó mientras vigilaba y escuchaba al resto. Observó cómo montaban la extraña acampada a su alrededor sin mover un dedo, si acaso se apartaba ligeramente para que lo colocasen mejor pero lo cierto es que lloriqueaba un poco (de mentira) cuando pasaban a su lado para que no se les ocurriese pedirle ayuda, no estaba con ánimos de aparentar ser una niña buena y trabajadora.
La luz de la súper Nintendo 3D de “ojos rojos” fue una bendición para la niña que dejo de ver en todas y cada una de las zonas oscuras monstruos y bestias, ahora las veía en las sombras que creaba la luz pero eran menos numerosas y más fáciles de controlar con la mirada.
Una vez estuvieron todos y uno de los grises propuso lo del juego, Nadja sacó la cabeza de su envoltorio para poder mirarlos a todos mejor y que la pudiesen ver durante las presentaciones. No se fiaba de ellos pero no quería quedarse sola. “Son un grupo de personas muy raro, unos pocos parecen normales… aunque la más rara de todas es la pájara, sin duda.” La primera presentación fue la de “ojos rojos” que al parecer se llamaba Sox, concisa, breve y le hizo replantearse si la Nintendo, de verdad, era una Nintendo. Por otro lado la presentación de la pájara la dejo ligeramente turbada y algo asustada. “¿Qué clase de nombre es Sinceridad? ¡Eso no es un nombre! ¿Qué significa irrelevante? ¿Tierra bruja? ahí seguro que se comen a los niños… no tienen religión, eso tenía un nombre, lo dimos en religión, teísmo, anísmo, no, no era eso, el señor Bajart se enfadara cuando se entere de que no me lo sé y se lo dirá a mis padres y me echaran la bronca… ¡espera que sigue hablando! Acaba de decir algo de limpiar manchas… ¿CAZA PERSONAS QUE CREEN EN DIOS? ¡Es una terrorista como las del telediario que ve papá! ¡Lo sabía me va a matar!” Cuando extendió las alas Sinceridad Nadja miro al resto de presentes para ver si era la única que pensaba que lo mejor era librarse de aquel bicharraco cuanto antes mejor pero no había suficiente luz para ello. Y ya cuando terminó de hablar Sinceridad sólo pudo pensar “Además voy a morir para ser el aperitivo de una paloma…”
Al ver que tras la presentación de la pájara nadie hablaba, Nadja decidió tomar la palabra, después de todo esto en realidad era como lo que había hecho cada año en clase: las presentaciones a principio de curso.
-Yo soy Sikorski Nadzieja, me suelen llamar Nadja, Nadzia o Nad. Vengo de Bélgica un país de la Tierra que es mi mundo “esta es la presentación más rara de mi vida, nunca había tenido que decir mi planeta de origen. Esto parece una peli”… tenemos magia pero está escondida igual que las hadas, los duendes y Harry Potter así que yo nunca la he visto de verdad, pero sé que existe aunque mi papá dice que no “ahora que lo pienso estoy en un nuevo mundo que si tiene magia ¡lo ves papá!”… y tengo 10 años y me dijeron que aquí había magia y no sé dónde estoy y que… y quiero volver a casa con mi papá y mi mamá.
Al principio no se movió, aterrada por lo que sabía que había afuera pero estaba igual de asustada por estar sola, lo que creaba un dilema. Al final se puso en pie, temblando tanto por el frio como por el miedo, y ando hasta el umbral de la puerta, donde empezó a dar saltitos (como si tuviese ganas de ir al servicio de señoras) y a mirar de un lado al otro del pasillo para ver si regresaban los demás (y por si venia algo que la pudiese atacar y así de ese modo cerrar la puerta antes de que llegase). Cuando vio a regresar al grupo la niña corrió a su trozo de pared asignado por Mónica y fingió no haberse movido de ahí en ningún momento.
Al ver a la chica del vestido del princesa regresar con unos edredones muy flacuchos, intento sonreírle con lo que parecía ser ánimo y agradecimiento pero que en realidad era un “¡no vuelvas dejarme sola para traer estas cosas, deja que se ocupen los demás o me llevas contigo o me dejas con alguno de estos que parezca normal o…!”. Tuvo que esforzarse demasiado en no reír cuando la vio tropezarse con los que fueron zapatos (que ahora eran de la niña según esta misma) “eso te pasa por no darme la corona…”. Pero cuando le dijo lo de quitarse la ropa para estar más calentito a Nadzieja se le borro del todo la sonrisa y la amabilidad en el rostro, para dibujar en su cara tanto estupor como vergüenza e incredulidad. “¿Qué dice está loca? ¿Quiere que nos desnudemos? ¿Aquí? ¿Ahora? Esta de broma ¿no? ¿Tiene que estarlo?…” Ni si quiera el espantoso frio que estaba pasando le permitía pensar en una situación en la que requiriese desnudarse y más delante de una panda de desconocidos donde había chicos. En otra situación se hubiese puesto roja solo de imaginarlo, ahora Nadja estaba blanca como la tiza mientras miraba de soslayo a Mónica, por debajo de la manta y sin que esta se diese cuenta, como si fuese el elemento más peligroso de toda aquella ciudad. “Mamá, papá, voy a morir esta noche por culpa de una chica con un vestido de princesa, así debe de sentirse Mario Bros…”. Su mente se puso a divagar con champiñones, plantas carnívoras… y al poco ya estaba pensando de nuevo en su inminente muerte y en posibles monstruos.
Se enrollo en la manta con una ligera abertura para los ojos y ahí se quedó mientras vigilaba y escuchaba al resto. Observó cómo montaban la extraña acampada a su alrededor sin mover un dedo, si acaso se apartaba ligeramente para que lo colocasen mejor pero lo cierto es que lloriqueaba un poco (de mentira) cuando pasaban a su lado para que no se les ocurriese pedirle ayuda, no estaba con ánimos de aparentar ser una niña buena y trabajadora.
La luz de la súper Nintendo 3D de “ojos rojos” fue una bendición para la niña que dejo de ver en todas y cada una de las zonas oscuras monstruos y bestias, ahora las veía en las sombras que creaba la luz pero eran menos numerosas y más fáciles de controlar con la mirada.
Una vez estuvieron todos y uno de los grises propuso lo del juego, Nadja sacó la cabeza de su envoltorio para poder mirarlos a todos mejor y que la pudiesen ver durante las presentaciones. No se fiaba de ellos pero no quería quedarse sola. “Son un grupo de personas muy raro, unos pocos parecen normales… aunque la más rara de todas es la pájara, sin duda.” La primera presentación fue la de “ojos rojos” que al parecer se llamaba Sox, concisa, breve y le hizo replantearse si la Nintendo, de verdad, era una Nintendo. Por otro lado la presentación de la pájara la dejo ligeramente turbada y algo asustada. “¿Qué clase de nombre es Sinceridad? ¡Eso no es un nombre! ¿Qué significa irrelevante? ¿Tierra bruja? ahí seguro que se comen a los niños… no tienen religión, eso tenía un nombre, lo dimos en religión, teísmo, anísmo, no, no era eso, el señor Bajart se enfadara cuando se entere de que no me lo sé y se lo dirá a mis padres y me echaran la bronca… ¡espera que sigue hablando! Acaba de decir algo de limpiar manchas… ¿CAZA PERSONAS QUE CREEN EN DIOS? ¡Es una terrorista como las del telediario que ve papá! ¡Lo sabía me va a matar!” Cuando extendió las alas Sinceridad Nadja miro al resto de presentes para ver si era la única que pensaba que lo mejor era librarse de aquel bicharraco cuanto antes mejor pero no había suficiente luz para ello. Y ya cuando terminó de hablar Sinceridad sólo pudo pensar “Además voy a morir para ser el aperitivo de una paloma…”
Al ver que tras la presentación de la pájara nadie hablaba, Nadja decidió tomar la palabra, después de todo esto en realidad era como lo que había hecho cada año en clase: las presentaciones a principio de curso.
-Yo soy Sikorski Nadzieja, me suelen llamar Nadja, Nadzia o Nad. Vengo de Bélgica un país de la Tierra que es mi mundo “esta es la presentación más rara de mi vida, nunca había tenido que decir mi planeta de origen. Esto parece una peli”… tenemos magia pero está escondida igual que las hadas, los duendes y Harry Potter así que yo nunca la he visto de verdad, pero sé que existe aunque mi papá dice que no “ahora que lo pienso estoy en un nuevo mundo que si tiene magia ¡lo ves papá!”… y tengo 10 años y me dijeron que aquí había magia y no sé dónde estoy y que… y quiero volver a casa con mi papá y mi mamá.
"Mientras no tengan conciencia de su fuerza no se rebelarán, y hasta después de haberse rebelado no serán conscientes. Éste es el problema." G.O.
- Lops
Ficha de cosechado
Nombre: Kradko
Especie: Clinger de la sociedad nómada
Habilidades: Agilidad, oído musical, habilidad manualPersonajes :
· Adara: Humana ángel negro.
· Heraldo Rocuo: Ochrorio ominario.
· Kradko: Clinger lepäni.
Armas : · Adara: ballesta, tonfas, espada larga y lanza naginata.
· Kradko: bastón.
Re: Prisión (Archivo VII)
27/11/15, 02:06 pm
Sakrilt está cansada. Cansada de deambular sin rumbo, cansada de este frío que parece colársele bajo el caparazón hasta alcanzar su piel rosada y, sobre todo, cansada de no encontrarse con nadie. Se siente —y es— estúpida y amargada hasta tal punto que si pillara a quien sea, le estamparía la piedra en la jeta hasta que no le reconociera ni su putísima madre. Por eso, cuando ve una de las extrañas creaciones demiúrgicas, pensando por la poca luz que es un pequeño animal volador, decide perseguirlo con objeto de descargar su furia. Como cuando un mocoso enrabietado mata a una mariposa.
A los pocos segundos de iniciar la carrera, escucha unas voces lejanas. Si bien está algo acobardada por la mala experiencia que tuvo antes con los simios pelados, ahora necesita algo de contacto, alguien que le explique de una puñetera vez qué sucede. Decidida, se encamina hacia donde cree que vienen las voces.
No tiene que recorrer un gran trecho hasta que identifica finalmente que las voces deben venir de detrás de una puerta en bastante mal estado, aunque no tanto como la de la habitación en que despertó. Antes de decidirse a entrar, la idea de qué ahora podría entenderles se le pasa por la cabeza y, curiosamente, acierta. Por lo que consigue adivinar —dos aciertos seguidos, debe ser un récord—, parece que los mamíferos se están presentando entre ellos. Nada que le parezca agresivo y no hablaban mal a sus espaldas. Ahora sí, decidida, abre la puerta y pasa por el umbral olvidando cerrarla detrás de ella.
Su primera reacción es inspeccionar visualmente a los seres que, sorprendidos, se han levantado. No se había fijado antes, pero uno de ellos parecía mucho más un ave que un mamífero. «¿Un ender? Pero si no se parece en nada al que me vino a buscar. Bah, a la porra».
—¿Qué pasa? ¿Es que tengo mierda en el jeto? —«¿Qué coño miran tanto?».
Otra cosa en la que consiguió fijarse es que, excepto por un pequeño mono calvo, todos le superaban en altura. Y no pocos por más de una cabeza. «Jodidos diplodocus».
A los pocos segundos de iniciar la carrera, escucha unas voces lejanas. Si bien está algo acobardada por la mala experiencia que tuvo antes con los simios pelados, ahora necesita algo de contacto, alguien que le explique de una puñetera vez qué sucede. Decidida, se encamina hacia donde cree que vienen las voces.
No tiene que recorrer un gran trecho hasta que identifica finalmente que las voces deben venir de detrás de una puerta en bastante mal estado, aunque no tanto como la de la habitación en que despertó. Antes de decidirse a entrar, la idea de qué ahora podría entenderles se le pasa por la cabeza y, curiosamente, acierta. Por lo que consigue adivinar —dos aciertos seguidos, debe ser un récord—, parece que los mamíferos se están presentando entre ellos. Nada que le parezca agresivo y no hablaban mal a sus espaldas. Ahora sí, decidida, abre la puerta y pasa por el umbral olvidando cerrarla detrás de ella.
Su primera reacción es inspeccionar visualmente a los seres que, sorprendidos, se han levantado. No se había fijado antes, pero uno de ellos parecía mucho más un ave que un mamífero. «¿Un ender? Pero si no se parece en nada al que me vino a buscar. Bah, a la porra».
—¿Qué pasa? ¿Es que tengo mierda en el jeto? —«¿Qué coño miran tanto?».
Otra cosa en la que consiguió fijarse es que, excepto por un pequeño mono calvo, todos le superaban en altura. Y no pocos por más de una cabeza. «Jodidos diplodocus».
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.