Torreón Letargo (Archivo VI)
+16
Giniroryu
Zarket
Lobo_Negro
Hiss
Rocavarancolia Rol
Kanyum
Seth
Naeryan
Lathspell
Evanna
Kial
Manasard
Yber
Jikan11
Red
Muffie
20 participantes
- Kial
Ficha de cosechado
Nombre: Hyun-Su
Especie: Humano
Habilidades: memoria, habilidad mental (acertijos, adivinanzas),astucia.Personajes : Hyun-su: el medio coreano medio estadounidense, serio, callado, cobarde, enclenque y egoista impulsado por su miedo.
altura: 1,77m
peso: 67 kg (estilizado)
edad: 15 años
Heridas/enfermedades : -Cicatrices en: mano, pecho, hombro y mejilla.
-Cojera por herida a medio curar en gemelo.
Torreón Letargo (Archivo VI)
22/11/15, 09:34 pm
Recuerdo del primer mensaje :
La chica a la cual le había dado el martillo utilizó éste para arrancar, de uno de los edificios en ruinas, una puerta un tanto podrida y así utilizarla de escudo <<no era el uso que esperaba que le diera>>. Una vez tuvo la puerta le devolvió el martillo.
Milo inició la carga contra las bestias avanzando seguros y a un paso ligero. Una de las ratas tiró una primera espina causando el sobresalto de Hyung. Si podían disparar nada les paraba de acribillarles a todos ellos. Claramente les superaban las ratas en número. Hyung se asombró, sus compañeros seguían avanzando, no se esperaba semejante envalentonamiento. Los que se habían quedado detrás empezaron a lanzar huesos y piedras que cogían del suelo << ¿¡Pero que hacen!? ¿¡Quieren que nos disparen a nosotros!?>>. Hyung se aparto del grupo alarmado esperando una lluvia de espinas hacia ellos. La mirada hacia él de una de las ratas al apartarse un poco le provoco un sobresalto. Sin embargo poco le importó a la bestia Hyung pues se giró de nuevo hacia los que se dirigían a las cestas. La estrategia de distracción había hecho poco pues todos ellos seguían sin haber recibido un disparó y las ratas se centraban en Milo, Rox y Rena. Finalmente llegaron y empezaron a agarrar las cestas, Rox perdió una debido a una espina que quedó cerca de darle en la mano. Consiguieron cinco y tiraron el resto distrayendo a unas cuantas ratas.
Tocaba huir, Los niños empezaron a correr Hyung aceleró << ¡no puedo quedarme atrás!>>. Hyung fue todo lo rápido que pudo dejando atrás a los demás. Frenó una vez una vez oyó el grito eufórico de Rox; estaban a salvo. La celebración de la victoria de Rox le provoco una risa tímida y bajita a Hyung. Era contagiosa su felicidad y por muy poco que hubiera hecho Hyung él también consideraba eso su victoria. El grupo se tomo un rato para recuperar el aliento y decidirse en que iban a hacer ahora. La atención de varios se dirigió a una especie de torre no muy lejos de allí. Finalmente se decidieron por avanzar hacía ésta para verla mejor.
Llegaron a la torre fácilmente. Menos mal no tuvieron problemas al continuar su camino hacia ésta. Hyung se paró ante ella y echó un vistazo largo. Aquel edificio de gran tamaño debía de tener un total de al menos tres plantas de bastante altura. Se encontraba rodeado de una franja de tierra y cubierto de enredaderas escondiendo lo que parecía la puerta, identificada como tal debido a que ésta daba a un puente levadizo que conectaba el torreón con la calle.
-Eso debe de ser la puerta. Aunque no estoy muy seguro.- dijo en un tono bajo. - Si queréis entrar ir vosotros primeros, pero tener en cuenta que allí podría haber cualquier cosa.
La chica a la cual le había dado el martillo utilizó éste para arrancar, de uno de los edificios en ruinas, una puerta un tanto podrida y así utilizarla de escudo <<no era el uso que esperaba que le diera>>. Una vez tuvo la puerta le devolvió el martillo.
Milo inició la carga contra las bestias avanzando seguros y a un paso ligero. Una de las ratas tiró una primera espina causando el sobresalto de Hyung. Si podían disparar nada les paraba de acribillarles a todos ellos. Claramente les superaban las ratas en número. Hyung se asombró, sus compañeros seguían avanzando, no se esperaba semejante envalentonamiento. Los que se habían quedado detrás empezaron a lanzar huesos y piedras que cogían del suelo << ¿¡Pero que hacen!? ¿¡Quieren que nos disparen a nosotros!?>>. Hyung se aparto del grupo alarmado esperando una lluvia de espinas hacia ellos. La mirada hacia él de una de las ratas al apartarse un poco le provoco un sobresalto. Sin embargo poco le importó a la bestia Hyung pues se giró de nuevo hacia los que se dirigían a las cestas. La estrategia de distracción había hecho poco pues todos ellos seguían sin haber recibido un disparó y las ratas se centraban en Milo, Rox y Rena. Finalmente llegaron y empezaron a agarrar las cestas, Rox perdió una debido a una espina que quedó cerca de darle en la mano. Consiguieron cinco y tiraron el resto distrayendo a unas cuantas ratas.
Tocaba huir, Los niños empezaron a correr Hyung aceleró << ¡no puedo quedarme atrás!>>. Hyung fue todo lo rápido que pudo dejando atrás a los demás. Frenó una vez una vez oyó el grito eufórico de Rox; estaban a salvo. La celebración de la victoria de Rox le provoco una risa tímida y bajita a Hyung. Era contagiosa su felicidad y por muy poco que hubiera hecho Hyung él también consideraba eso su victoria. El grupo se tomo un rato para recuperar el aliento y decidirse en que iban a hacer ahora. La atención de varios se dirigió a una especie de torre no muy lejos de allí. Finalmente se decidieron por avanzar hacía ésta para verla mejor.
Llegaron a la torre fácilmente. Menos mal no tuvieron problemas al continuar su camino hacia ésta. Hyung se paró ante ella y echó un vistazo largo. Aquel edificio de gran tamaño debía de tener un total de al menos tres plantas de bastante altura. Se encontraba rodeado de una franja de tierra y cubierto de enredaderas escondiendo lo que parecía la puerta, identificada como tal debido a que ésta daba a un puente levadizo que conectaba el torreón con la calle.
-Eso debe de ser la puerta. Aunque no estoy muy seguro.- dijo en un tono bajo. - Si queréis entrar ir vosotros primeros, pero tener en cuenta que allí podría haber cualquier cosa.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
20/08/16, 02:11 am
El miedo inicial al escuchar el titulo del cuento desapareció: Eitne estaba disfrutando tanto con las aventuras de los cosechados, que siempre lograban lo que se proponían, que no se paró a pensar en lo altamente probable que era que todo fuera real. El daeliciano estaba logrando evadirse de tantas y tantas cosas que le aterraban durante aquel momento y se dedicó exclusivamente a suspirar de asombro y animar de vez en cuando a los protagonistas de aquel cuento.
Los ojos le brillaban de emoción en el momento que paró el cuento y sus compañeros se pusieron a hablar.
—¡P-p-pam! Ese hechizo es real! —exclamó sorprendido. ¿De verdad tenían a mano magia y la podrían usar? Su abuela jamás le había dejado—. ¡Y las bolas de fuego también! Mi yaya las usa para quemar hierba mala y para hacer fuegos artificiales.
Estaba tan contento que palmeaba sin querer sus rodillas con las manos. ¡Pam estaba descifrando magia! Y el cuento les acababa de dar a entender que podrían usarla para protegerse. Eitne lanzó una mirada a la ventana por la que había visto hace días a aquel ser grotesco y, durante un solo segundo, creyó que podrían sobrevivir cualquier mal. Como los niños del cuento.
Los ojos le brillaban de emoción en el momento que paró el cuento y sus compañeros se pusieron a hablar.
—¡P-p-pam! Ese hechizo es real! —exclamó sorprendido. ¿De verdad tenían a mano magia y la podrían usar? Su abuela jamás le había dejado—. ¡Y las bolas de fuego también! Mi yaya las usa para quemar hierba mala y para hacer fuegos artificiales.
Estaba tan contento que palmeaba sin querer sus rodillas con las manos. ¡Pam estaba descifrando magia! Y el cuento les acababa de dar a entender que podrían usarla para protegerse. Eitne lanzó una mirada a la ventana por la que había visto hace días a aquel ser grotesco y, durante un solo segundo, creyó que podrían sobrevivir cualquier mal. Como los niños del cuento.
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
20/08/16, 02:06 pm
Cuando por fin llegaron a Letargo la cara de Drusar se convirtió en una mueca de alivio al verse a salvo. No sabía que clase de bestia habitaba en aquella casa, aunque tampoco estaba dispuesto a averiguarlo. Lo único que le importaba al lagarto de momento eran sus doloridos pies, que aunque no los estaba apoyando en el suelo dolían a rabiar. Suerte que Rena era bastante fuerte para cargar con él todo el camino, incluso con esa sed.
El asreniano suspiró de alivio cuando estuvieron en el interior, saludando al resto de compañeros con la mano y arrepintiéndose de no haberse quedado con ellos. Cuando la irrense le soltó en el sofá de malas formas no pudo reprimir un pequeño “¡Ay!” cuando sus heridas chocaron en el suelo. Lo que necesitaba en ese momento era calor, como dijo Pam. Asi que agradeció que Zobriel bajara unas cuantas mantas, sintiéndose un poco mejor.
Más tarde empezó la fiesta de Eitne, y Drusar se levantó del sofá cojeando pero con evidente recuperación para sentarse con el resto en la mesa. Aunque ya le habían explicado el concepto de cumpleaños aún no sabía como se llevaba a cabo, decidiendo observar esa costumbre que tenían todos menos él y pensando en lo que le quedaba por aprender de cada uno.
Por lo visto los sintomas de Rox y Rena no consistían solo en una sed insaciable, además empezaron a tener fiebre, algo preocupante ya que no sabían qué efectos podría tener. Ya entrada la noche el asreniano decidió acostarse, el día había sido largo, dificil y no tenía intención de alargarlo más. Con paso lento pero continuo subió las escaleras para dejarse caer en su cama con gusto. El lagarto azul no tardó en quedarse dormido para soñar con frios intensos, rugidos en la noche y pinguinos.
Sin embargo la pesadilla no duró mucho, ya que la mona del queso les desperto con su grito. Y mirando al resto con incredulidad les siguió preguntándose si las bestias de afuera podían entrar de alguna forma. La descripción de Pam no ayudaba mucho, pero en esa ciudad algo pálido podía ser cualquier cosa peligrosa.
Cuando se hizo de día algunos decidieron buscar a la criatura, por parte de él no estaba dispuesto a salir en bastante tiempo. No estaba dispuesto a encontrar un bicho que trepaba o bien volaba para espiar a cosechados.
Los dias pasaron de largo igual que sus heridas, y aunque aún no estaba en plena forma se encontraba bastante bien. La expedición le había servido para algo, tenían que tener mucho cuidado no solo de sus vecinos horripilantes, sino también de dónde entraban o qué abrían. No todo lo peligroso aparentaba serlo.
El asreniano, decidido a no salir aún de exploración ayudó todo lo que pudo en cuanto a tareas domésticas se trataba. Al fin y al cabo era lo que mejor hacía y de lo que se encargaba en su mundo.
La noche en la que Adru les iba a relatar el cuento el lagarto se encontraba en la azotea, contemplando el amargo y triste color del cielo comparado con el de su mundo. <<¡Lo que daría para ver Nassandra desde aquí!>>. Justo cuando Eitne empezaba a hablar el lagarto se asomó por la puerta que iba en busca de un vaso de agua. -Hola.- Les saludó mientras acariciaba el pomo de la puerta.-¿Tu yaya nunca te enseño esos hechizos? Aquí nos vendría muy bien.-
El asreniano suspiró de alivio cuando estuvieron en el interior, saludando al resto de compañeros con la mano y arrepintiéndose de no haberse quedado con ellos. Cuando la irrense le soltó en el sofá de malas formas no pudo reprimir un pequeño “¡Ay!” cuando sus heridas chocaron en el suelo. Lo que necesitaba en ese momento era calor, como dijo Pam. Asi que agradeció que Zobriel bajara unas cuantas mantas, sintiéndose un poco mejor.
Más tarde empezó la fiesta de Eitne, y Drusar se levantó del sofá cojeando pero con evidente recuperación para sentarse con el resto en la mesa. Aunque ya le habían explicado el concepto de cumpleaños aún no sabía como se llevaba a cabo, decidiendo observar esa costumbre que tenían todos menos él y pensando en lo que le quedaba por aprender de cada uno.
Por lo visto los sintomas de Rox y Rena no consistían solo en una sed insaciable, además empezaron a tener fiebre, algo preocupante ya que no sabían qué efectos podría tener. Ya entrada la noche el asreniano decidió acostarse, el día había sido largo, dificil y no tenía intención de alargarlo más. Con paso lento pero continuo subió las escaleras para dejarse caer en su cama con gusto. El lagarto azul no tardó en quedarse dormido para soñar con frios intensos, rugidos en la noche y pinguinos.
Sin embargo la pesadilla no duró mucho, ya que la mona del queso les desperto con su grito. Y mirando al resto con incredulidad les siguió preguntándose si las bestias de afuera podían entrar de alguna forma. La descripción de Pam no ayudaba mucho, pero en esa ciudad algo pálido podía ser cualquier cosa peligrosa.
Cuando se hizo de día algunos decidieron buscar a la criatura, por parte de él no estaba dispuesto a salir en bastante tiempo. No estaba dispuesto a encontrar un bicho que trepaba o bien volaba para espiar a cosechados.
Los dias pasaron de largo igual que sus heridas, y aunque aún no estaba en plena forma se encontraba bastante bien. La expedición le había servido para algo, tenían que tener mucho cuidado no solo de sus vecinos horripilantes, sino también de dónde entraban o qué abrían. No todo lo peligroso aparentaba serlo.
El asreniano, decidido a no salir aún de exploración ayudó todo lo que pudo en cuanto a tareas domésticas se trataba. Al fin y al cabo era lo que mejor hacía y de lo que se encargaba en su mundo.
La noche en la que Adru les iba a relatar el cuento el lagarto se encontraba en la azotea, contemplando el amargo y triste color del cielo comparado con el de su mundo. <<¡Lo que daría para ver Nassandra desde aquí!>>. Justo cuando Eitne empezaba a hablar el lagarto se asomó por la puerta que iba en busca de un vaso de agua. -Hola.- Les saludó mientras acariciaba el pomo de la puerta.-¿Tu yaya nunca te enseño esos hechizos? Aquí nos vendría muy bien.-
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
20/08/16, 04:39 pm
La satisfacción conseguida por descubrir el secreto del pergamino, aquella alegría repentina ante la confirmación de Eitne de que era un hechizo real; explotó en cientos de partículas frente a sus ojos antes las palabras de mal agüero de Hyung.
Pam se paralizo, igual que si la hubieran apagado. No había pensando en la posibilidad de no ser apta para la magia y aquel imbécil venia a recordarselo, sin permitirle ni diez minutos de disfrutar de su triunfo, de la alegría de que pronto la magia estaría al alcance de sus pequeños dedos, vibrando. ¿Era de verdad necesario esa negatividad cuando por fin ocurría algo bueno? Lo odiaba, Pam empezaba a despreciar al humano con todo su pequeño cuerpo. Porque con esas palabras, parecía querer robarle la primera chispa de ilusión y alegría que había tenido en su vida, con sus condenadas palabras que atraían el infortunio sobre ellos.
Ella podría, era apta para ello incluso aunque en su mundo no se mostrase la magia como en el de Eitne. Pero que le hiciera dudar de esa forma, casi colocándoles un mal de ojo, le molestaba.
-¿No podrías callarte y dejar de atraer la mala suerte? -murmuró Pam con los dientes apretados y el ceño fruncido. No esperaba una respuesta, no la quería tampoco, quería total silencio proveniente de el, a poder ser, para siempre. Las palabras tenían cierto poder, Pam lo sabía bien, no solo los dados, cartas y otros juegos podrían atraer la buena y mala suerte sobre alguien, las palabras también podían hacerlo. La negatividad, las inseguridades...todo eso podía atraerla; y ese humano, era como una enorme nube de sentimientos negativos.
<< Si por tus malos presagios, esto me afecta, me las pagaras. No jodas chafando la ilusiones de la única que puede traduciros, maldito 21* de las narices >> pensó Pam frustrada y con ganas de patearle. Su buen humor por el descubrimiento que le permitía avanzar en su traducción, medio esfumado por su culpa.
Con el ceño fruncido y evitando ya verle porque seguro que no podría contener su lengua, escucho la puerta viendo entrar a Drusar, con una pregunta que hizo que Pam rodara los ojos, exasperada, ya un tanto hastiada de antes, aquello era ya la guinda para su corta paciencia. << Por la suerte, regalale un cerebro >>
-No iba a servir de mucho, no recuerda su idioma -puntualizo mas para si que para este, como si fuese evidente, apoyando la barbilla sobre la palma de su mano. Se acabo, quería que Adru terminara de contar el cuento para distraerse y con suerte, patearles el culo a todo aquel que no durmiera allí, fuera de su habitación. Entre la poca masa gris y el mal agüero, iban a terminar con su paciencia.
>>-¿Seguimos?- pidió, prefería solo escuchar el cuento, que al menos estaba segura con este no iba a empeorar su latente mal genio.
*tocapelotas
Pam se paralizo, igual que si la hubieran apagado. No había pensando en la posibilidad de no ser apta para la magia y aquel imbécil venia a recordarselo, sin permitirle ni diez minutos de disfrutar de su triunfo, de la alegría de que pronto la magia estaría al alcance de sus pequeños dedos, vibrando. ¿Era de verdad necesario esa negatividad cuando por fin ocurría algo bueno? Lo odiaba, Pam empezaba a despreciar al humano con todo su pequeño cuerpo. Porque con esas palabras, parecía querer robarle la primera chispa de ilusión y alegría que había tenido en su vida, con sus condenadas palabras que atraían el infortunio sobre ellos.
Ella podría, era apta para ello incluso aunque en su mundo no se mostrase la magia como en el de Eitne. Pero que le hiciera dudar de esa forma, casi colocándoles un mal de ojo, le molestaba.
-¿No podrías callarte y dejar de atraer la mala suerte? -murmuró Pam con los dientes apretados y el ceño fruncido. No esperaba una respuesta, no la quería tampoco, quería total silencio proveniente de el, a poder ser, para siempre. Las palabras tenían cierto poder, Pam lo sabía bien, no solo los dados, cartas y otros juegos podrían atraer la buena y mala suerte sobre alguien, las palabras también podían hacerlo. La negatividad, las inseguridades...todo eso podía atraerla; y ese humano, era como una enorme nube de sentimientos negativos.
<< Si por tus malos presagios, esto me afecta, me las pagaras. No jodas chafando la ilusiones de la única que puede traduciros, maldito 21* de las narices >> pensó Pam frustrada y con ganas de patearle. Su buen humor por el descubrimiento que le permitía avanzar en su traducción, medio esfumado por su culpa.
Con el ceño fruncido y evitando ya verle porque seguro que no podría contener su lengua, escucho la puerta viendo entrar a Drusar, con una pregunta que hizo que Pam rodara los ojos, exasperada, ya un tanto hastiada de antes, aquello era ya la guinda para su corta paciencia. << Por la suerte, regalale un cerebro >>
-No iba a servir de mucho, no recuerda su idioma -puntualizo mas para si que para este, como si fuese evidente, apoyando la barbilla sobre la palma de su mano. Se acabo, quería que Adru terminara de contar el cuento para distraerse y con suerte, patearles el culo a todo aquel que no durmiera allí, fuera de su habitación. Entre la poca masa gris y el mal agüero, iban a terminar con su paciencia.
>>-¿Seguimos?- pidió, prefería solo escuchar el cuento, que al menos estaba segura con este no iba a empeorar su latente mal genio.
*tocapelotas
- Lathspell
Ficha de cosechado
Nombre: Kyllikki Paasikoski
Especie: Humana
Habilidades: Buena menoria, muy buena, lealtad, y facilidad para los idiomas.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
20/08/16, 08:48 pm
La gloria de días pasados. El cuento era en muchos sentidos mejor de lo que hubiese podido esperar Zobriel. La magia, los elegidos forjándose un lugar dentro de la ciudad. Era todo lo que le habían inculcado de pequeño y su instinto por querer ser digno hacia que todo fuera doblemente esperanzador. En especial cuando Pam menciono que tenían un hechizo tan cerca de sus manos. A pesar de la intervención de Hyung y aquella tensión con la mona del queso, Zob estaba disfrutando el cuento y la noche. <<Pero claro que tendremos magia, ¡nos eligieron por algo después de todo! >> pensó el nublino, y se quedó con la mano a medio levantar. Estuvo a punto de intervenir pero la aparición de Drusar lo hizo reconsiderar. El mal humor de Pam bien se podía cortar con un cuchillo, y gracias a la Luna, no había cuchillos ahí.
El nublino era un poco mayor que algunos de sus compañeros, pero seguía siendo considerablemente más tímido que los demás en general. Así que se acomodó y se quedó callado en su sitio esperando que nadie lo haya notado dudar. No se metería en esa discusión. << Además >> - dijo la parte medianamente mas madura de su cerebro - << Como elegidos de sus mundos, deben mostrar ser dignos y tener determinación, aunque no tengamos magia aun. Así es >>
Y esa excusa y un asentimiento de cabeza para si mismo, le basto para seguir atento al relato sin preocuparse de los enojos ajenos. Tal vez mas adelante podría conversar con Pam o con Eitne. Y definitivamente podrían planear algo mejor que los chicos de la historia.
El nublino era un poco mayor que algunos de sus compañeros, pero seguía siendo considerablemente más tímido que los demás en general. Así que se acomodó y se quedó callado en su sitio esperando que nadie lo haya notado dudar. No se metería en esa discusión. << Además >> - dijo la parte medianamente mas madura de su cerebro - << Como elegidos de sus mundos, deben mostrar ser dignos y tener determinación, aunque no tengamos magia aun. Así es >>
Y esa excusa y un asentimiento de cabeza para si mismo, le basto para seguir atento al relato sin preocuparse de los enojos ajenos. Tal vez mas adelante podría conversar con Pam o con Eitne. Y definitivamente podrían planear algo mejor que los chicos de la historia.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
23/08/16, 06:56 pm
A medida que el cuento iba avanzando, Neil ponía cada vez más esfuerzos en evitar que lo que su edeel describía le afectara. Miedoso como era, le resultaba difícil pensar en aquella historia como irreal y ficticia, sin poder evitar pensar que ellos podían encontrarse con los mismos peligros y no salir tan bien parados como los niños del cuento. El sinhadre se acurrucó más bajo la manta buscando una falsa protección ahí que sabía no habría.
Y, a pesar de todo el miedo, no pudo evitar que una chispita de ilusión se encendiera en su mirada cuando empezaron a hablar de magia y la posibilidad de hacerla. Neil era consciente de que la magia podía ser peligrosa, como las mismas bolas de fuego de las que hablaba el cuento, y en cierta manera le asustaba ese poder que podía volverse incontrolable, pero su también podía ser maravillosa. Neil, con una emoción infantil floreciendo en él pensó que sería genial poder calentar el agua de la bañera y enfriar sus postres con solo chasquear los dedos y que existían mil juegos a los que podría jugar con Adru sin miedo a hacerse daño o lastimar a alguien.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
23/08/16, 10:58 pm
Adru estaba entusiasmada tanto por las diferentes reacciones al cuento como por la conversación que provocó este, asintiendo vigorosamente cuando Nime le respondió a Rox de forma positiva a su comentario sobre patear traseros. Se disponía a continuar el cuento pero, cuando se aclaraba la garganta fue interrumpida por la súbita revelación de Pelusa. Se rio más que cualquiera con la suposición de Ain al respecto, pues se trataba de un “chiste” que encajaba con su –falta de- sentido del humor. Pero la respuesta de la mona del queso fue mucho más interesante que bañarse: la posibilidad de que estuviesen cerca de poder hacer magia. La breve decepción porque se tratase de un hechizo de temperatura y no una bola de fuego fue eclipsada por la contagiosa emoción general ante la simple posibilidad de conseguir la magia por fin, sobre todo cuando Eitne confirmó que existía un hechizo como el que describía Pelusa. Apenas tuvo tiempo de dedicarle una sonrisa pícara a Neil al comprobar que estaba asustado como siempre que contaba alguna historia, pero era consciente del hecho. No importaba, después le aseguraría que ella los protegería de cualquier monstruos que apareciese y conseguiría dormirse.
No tardaron en alentarla para que continuase el cuento, cosa que pensaba hacer de todas formas.
—¡A lo mejor en el cuento hay más pistas sobre la magia! Y ya falta poco para terminarlo —dijo mientras pasaba las páginas y comprobaba que pocas hojas después el libro ya no era legible.
Volvió rápidamente a la página anterior y se aclaró de nuevo la garganta, con gesto digno, antes de continuar leyendo. La historia explicó cómo, una vez más, regresaron victoriosos al torreón Margalar y celebraron su éxito con una copiosa comida que incluía carne de drago de chiimera: un monstruo volador que habían conseguido abatir gracias a la pericia de los magos y los arqueros del grupo. Poco a poco se acercaba el final y los valientes cosechados se habían adentrado en una casa que se encontraba en un estado impecable, en contraste con los edificios de alrededor. Suponían que podría estar habitada, pero ellos no tenían miedo alguno: al inicio del cuento habían hablado con un habitante de Rocavarancolia, y este les había explicado que los ciudadanos no podían ayudarlos, pero tampoco perjudicarlos.
—La casa tenía muchos objetos increíbles que nunca había visto: muchos, por fuerza, debían ser mágicos, por lo que los valientes cosechados decidieron comenzar a recoger algunos de ellos. “Rápido, rápido, antes de que vuelva el dueño” decían entre las risas de quien sabe que está llevando a cabo una pillería. “El dueño ya está aquí” tronó una súbita voz que parecía no venir de ninguna parte y todas a la vez.
La escena seguía explicando cómo los cosechados, sin rastro alguno de temor, le explicaban al dueño de la casa que no necesitaban aquellas cosas en realidad y que se las podían devolver: no eran estúpidos a fin de cuentas, sabían que aunque no les pudiese hacer daño, recuperaría sus cosas usando hechizos más poderosos que los que ellos tenían. Así de audaces eran.
>>”Entiendo… Así que no necesitáis mis cosas”, la voz se escuchaba cada vez más cerca mientras los cosechados dejaban los objetos mágicos en su sitio. “Es una pena, porque es posible que entre alguna de esas cosas hubiese alguna protección. Quizás alguno de vosotros hubiera podido recibir la lección justo a tiempo”. En un abrir y cerrar de ojos, el dueño de la casa se materializó en una sombra que ocupaba toda la habitación y en cuya pared se podía ver el contorno de una cabeza con cuernos y unas garras. Pronunció un hechizo antiguo y poderoso y, antes de que pudiesen comprender lo que ocurría… Los llamados valientes cosechados cayeron fulminados—. La última pausa no existía en el párrafo, pero la edeel creía que estaba leyendo incorrectamente. No era así. Alzó la cabeza en ese momento hacia el resto antes de leer las últimas frases del cuento—. Un vecino que guardaba rencor al dueño de la casa le acusó de intervenir en la cosecha, pero fue absuelto de todos los cargos al demostrar que aquel grupo había invadido su propiedad privada e incluso habían tenido la desfachatez de burlarse de él. La lección que no aprendieron fue que solo sobreviven los más aptos, pero la temeridad y la arrogancia se pagan caras cuando eres el eslabón más débil de la cadena.
La sinhadre volvió a alzar la cabeza, sin saber qué decir: no se esperaba, desde luego, aquel final. La última parte del cuento, además, estaba escrita con un estilo diferente, acorde al brusco giro en el devenir de los acontecimientos. Incluso la fuente cambiaba, pasando de una caligrafía clara y suave a una mucho más áspera, poco agradable a la vista. Adrune se apresuró a comprobar que no faltaba nada por leer: quizás aquello tan solo fuese una pesadilla, una nueva trampa mágica de la que los valientes cosechados saldrían. Pero no era así. El cuento era igual de brutal que Rocavarancolia, aunque la edeel todavía no hubiera comenzado a aceptarlo tal y como evidenciaba su vana búsqueda de un final diferente.
No tardaron en alentarla para que continuase el cuento, cosa que pensaba hacer de todas formas.
—¡A lo mejor en el cuento hay más pistas sobre la magia! Y ya falta poco para terminarlo —dijo mientras pasaba las páginas y comprobaba que pocas hojas después el libro ya no era legible.
Volvió rápidamente a la página anterior y se aclaró de nuevo la garganta, con gesto digno, antes de continuar leyendo. La historia explicó cómo, una vez más, regresaron victoriosos al torreón Margalar y celebraron su éxito con una copiosa comida que incluía carne de drago de chiimera: un monstruo volador que habían conseguido abatir gracias a la pericia de los magos y los arqueros del grupo. Poco a poco se acercaba el final y los valientes cosechados se habían adentrado en una casa que se encontraba en un estado impecable, en contraste con los edificios de alrededor. Suponían que podría estar habitada, pero ellos no tenían miedo alguno: al inicio del cuento habían hablado con un habitante de Rocavarancolia, y este les había explicado que los ciudadanos no podían ayudarlos, pero tampoco perjudicarlos.
—La casa tenía muchos objetos increíbles que nunca había visto: muchos, por fuerza, debían ser mágicos, por lo que los valientes cosechados decidieron comenzar a recoger algunos de ellos. “Rápido, rápido, antes de que vuelva el dueño” decían entre las risas de quien sabe que está llevando a cabo una pillería. “El dueño ya está aquí” tronó una súbita voz que parecía no venir de ninguna parte y todas a la vez.
La escena seguía explicando cómo los cosechados, sin rastro alguno de temor, le explicaban al dueño de la casa que no necesitaban aquellas cosas en realidad y que se las podían devolver: no eran estúpidos a fin de cuentas, sabían que aunque no les pudiese hacer daño, recuperaría sus cosas usando hechizos más poderosos que los que ellos tenían. Así de audaces eran.
>>”Entiendo… Así que no necesitáis mis cosas”, la voz se escuchaba cada vez más cerca mientras los cosechados dejaban los objetos mágicos en su sitio. “Es una pena, porque es posible que entre alguna de esas cosas hubiese alguna protección. Quizás alguno de vosotros hubiera podido recibir la lección justo a tiempo”. En un abrir y cerrar de ojos, el dueño de la casa se materializó en una sombra que ocupaba toda la habitación y en cuya pared se podía ver el contorno de una cabeza con cuernos y unas garras. Pronunció un hechizo antiguo y poderoso y, antes de que pudiesen comprender lo que ocurría… Los llamados valientes cosechados cayeron fulminados—. La última pausa no existía en el párrafo, pero la edeel creía que estaba leyendo incorrectamente. No era así. Alzó la cabeza en ese momento hacia el resto antes de leer las últimas frases del cuento—. Un vecino que guardaba rencor al dueño de la casa le acusó de intervenir en la cosecha, pero fue absuelto de todos los cargos al demostrar que aquel grupo había invadido su propiedad privada e incluso habían tenido la desfachatez de burlarse de él. La lección que no aprendieron fue que solo sobreviven los más aptos, pero la temeridad y la arrogancia se pagan caras cuando eres el eslabón más débil de la cadena.
La sinhadre volvió a alzar la cabeza, sin saber qué decir: no se esperaba, desde luego, aquel final. La última parte del cuento, además, estaba escrita con un estilo diferente, acorde al brusco giro en el devenir de los acontecimientos. Incluso la fuente cambiaba, pasando de una caligrafía clara y suave a una mucho más áspera, poco agradable a la vista. Adrune se apresuró a comprobar que no faltaba nada por leer: quizás aquello tan solo fuese una pesadilla, una nueva trampa mágica de la que los valientes cosechados saldrían. Pero no era así. El cuento era igual de brutal que Rocavarancolia, aunque la edeel todavía no hubiera comenzado a aceptarlo tal y como evidenciaba su vana búsqueda de un final diferente.
- Manasard
Ficha de cosechado
Nombre: Ain
Especie: Humano
Habilidades: Nociones de Lucha, Planificación, Rapidez Mental
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
24/08/16, 03:00 pm
<<Hyung siempre tan optimista…>> era verdad de que nadie sabía si podrían usar magia, pero solo la mera posibilidad de hacerlo hacia que Ain entrase casi en extasis. Aunque solo
significase calentar algo como una bañera. Sin embargo el coreano no parecía compartir la misma ilusión que muchos de sus compañeros. <<¡Claro que haremos magia!>> ese pensamiento Animó a Ain, hasta que escucho como terminaba el cuento.
El cuento seguía las mismas líneas que antes, los cosechados luchaban y ganaban heroicamente, hasta que entraron en una casa distinta al resto de Rocavarancolia y como valientes que eran entraron sin miedo.. <<Vaya error…>> por la experiencia que tenía Ain en juegos sabía que nada bueno podría haber, pero no se imaginaba lo que de verdad sucedió.
Un jarro de agua fría calló sobre el cosechado. La facilidad con la que se había ventilado el habitante a los cosechados del cuento había sido pasmosa, a pesar de tener magia parecía que la diferencia de poder seguía siendo exagerada en todos los sentidos. -Bueno…- Ain intento hablar tras la sinhadre, pero no se le ocurría nada demasiado adecuado. –Al fin y al cabo es un cuento, pero por si acaso evitemos entrar en casas que parezcan habitadas en un futuro…- La sonrisa más falsa que podía hacer salió de su boca, con suerte los más pequeños entenderían que solo era un cuento, aunque la posibilidad de que fuese real era bastante alta. Miró a Milo y después a Rena, buscando algo de ayuda en su intento de que el cuento no causase demasiado impacto en el resto.
significase calentar algo como una bañera. Sin embargo el coreano no parecía compartir la misma ilusión que muchos de sus compañeros. <<¡Claro que haremos magia!>> ese pensamiento Animó a Ain, hasta que escucho como terminaba el cuento.
El cuento seguía las mismas líneas que antes, los cosechados luchaban y ganaban heroicamente, hasta que entraron en una casa distinta al resto de Rocavarancolia y como valientes que eran entraron sin miedo.. <<Vaya error…>> por la experiencia que tenía Ain en juegos sabía que nada bueno podría haber, pero no se imaginaba lo que de verdad sucedió.
Un jarro de agua fría calló sobre el cosechado. La facilidad con la que se había ventilado el habitante a los cosechados del cuento había sido pasmosa, a pesar de tener magia parecía que la diferencia de poder seguía siendo exagerada en todos los sentidos. -Bueno…- Ain intento hablar tras la sinhadre, pero no se le ocurría nada demasiado adecuado. –Al fin y al cabo es un cuento, pero por si acaso evitemos entrar en casas que parezcan habitadas en un futuro…- La sonrisa más falsa que podía hacer salió de su boca, con suerte los más pequeños entenderían que solo era un cuento, aunque la posibilidad de que fuese real era bastante alta. Miró a Milo y después a Rena, buscando algo de ayuda en su intento de que el cuento no causase demasiado impacto en el resto.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Personajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
24/08/16, 05:57 pm
Milo se sobresaltó cuando Pam alzó la voz y le señalo de forma tan repentina, amagando una sonrisa en su expresión que apunto estuvo de asustar al irrense por lo inusual de la misma. No participó directamente en la conversación que derivó de aquel extraño suceso, pues aún estaba demasiado confundido por lo que acababa de pasar, pero si que se quedó a grandes rasgos con los detalles que tocaron. La posibilidad de hacer magia lo atraía, aunque rehusaría confirmarlo de primeras si alguien le preguntaba directamente, y que el hechizo que la mona del queso creía haber descubierto en aquel viejo pergamino tuviera que ver con lo que él había propuesto le hacía bastante ilusión. Fue la reacción de Hyung a la noticia lo que más le impacto, sin embargo, pues el negativismo que había en sus palabras casi resultaba tangible e hicieron que el irrense torciera el morro con desagrado.
—No te preocupes, Pelusa, seguro que has hecho un gran descubrimiento. —le dijo a la pequeña cuando se zanjó la discusión, hablando en voz baja y estirando el brazo para darle una ligera palmada de ánimo entre los hombros.
Después de aquella muestra de apoyo Milo volvió a prestar atención a las palabras de la sinhadre, balanceándose suavemente en la silla mientras se sumergía poco a poco en la historia. Aquellos valientes cosechados continuaron sus aventuras saliendo airosos de numerosos peligros, valiéndose de su magia, sus armas o su ingenio para solventar todas las situaciones, pero cuando Adru llegó al final del relato el ritmo del mismo sufrió un giro bastante brusco. La expresión del norteño se ensombreció al prever lo que iba a ocurrir, pero aun así se le escapó una mueca ante aquel final tan repentino. Hasta ahora se habían estado comparando con los protagonistas del cuento, pero saber que todas las herramientas de las que disponía y con las que los letarguinos solo podían soñar no les habían servido de nada había hecho añicos el ambiente relajado de la velada. El medio americano intentó calmar los ánimos, pero no parecía saber muy bien que decir y pedía ayuda con la mirada.
—Ain tiene razón, solo es un cuento para asustar a los niños y evitar que incumplan las normas —añadió Milo con una amplia sonrisa, levantando su fachada de tranquilidad sin demasiado esfuerzo—. Aquellas personas tan raras que nos hablaron en la plaza de la fuente nos advirtieron de que había lugares prohibidos en la ciudad, seguramente esta es una forma de asegurarse de que no lo olvidamos. No os preocupéis, enanos, esto es solo ficción y nosotros somos mucho más cuidadosos que esos chicos, ¿verdad? —preguntó el hacker, riendo con suavidad y levantándose para cerrar las contraventanas: su ritual de todas las noches antes de irse a dormir.
Podría inventarse mil razones para convencer a los más pequeños de que todo saldría bien, pero prefería no sobrecargarlos para no preocuparles en exceso. A veces una sola mentirijilla era mucho mas efectiva que una sarta de embustes y, además, Milo confiaba en que la tranquilidad que demostraba respaldara su afirmación. Suponía que los más mayores no se convencerían tan fácilmente, pero esperaba que al menos les apoyaran al humano y a él en sus intentos por suavizar los ánimos del grupo.
—No te preocupes, Pelusa, seguro que has hecho un gran descubrimiento. —le dijo a la pequeña cuando se zanjó la discusión, hablando en voz baja y estirando el brazo para darle una ligera palmada de ánimo entre los hombros.
Después de aquella muestra de apoyo Milo volvió a prestar atención a las palabras de la sinhadre, balanceándose suavemente en la silla mientras se sumergía poco a poco en la historia. Aquellos valientes cosechados continuaron sus aventuras saliendo airosos de numerosos peligros, valiéndose de su magia, sus armas o su ingenio para solventar todas las situaciones, pero cuando Adru llegó al final del relato el ritmo del mismo sufrió un giro bastante brusco. La expresión del norteño se ensombreció al prever lo que iba a ocurrir, pero aun así se le escapó una mueca ante aquel final tan repentino. Hasta ahora se habían estado comparando con los protagonistas del cuento, pero saber que todas las herramientas de las que disponía y con las que los letarguinos solo podían soñar no les habían servido de nada había hecho añicos el ambiente relajado de la velada. El medio americano intentó calmar los ánimos, pero no parecía saber muy bien que decir y pedía ayuda con la mirada.
—Ain tiene razón, solo es un cuento para asustar a los niños y evitar que incumplan las normas —añadió Milo con una amplia sonrisa, levantando su fachada de tranquilidad sin demasiado esfuerzo—. Aquellas personas tan raras que nos hablaron en la plaza de la fuente nos advirtieron de que había lugares prohibidos en la ciudad, seguramente esta es una forma de asegurarse de que no lo olvidamos. No os preocupéis, enanos, esto es solo ficción y nosotros somos mucho más cuidadosos que esos chicos, ¿verdad? —preguntó el hacker, riendo con suavidad y levantándose para cerrar las contraventanas: su ritual de todas las noches antes de irse a dormir.
Podría inventarse mil razones para convencer a los más pequeños de que todo saldría bien, pero prefería no sobrecargarlos para no preocuparles en exceso. A veces una sola mentirijilla era mucho mas efectiva que una sarta de embustes y, además, Milo confiaba en que la tranquilidad que demostraba respaldara su afirmación. Suponía que los más mayores no se convencerían tan fácilmente, pero esperaba que al menos les apoyaran al humano y a él en sus intentos por suavizar los ánimos del grupo.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
24/08/16, 07:02 pm
Nime se sintió realmente entusiasmada con la revelación de Pam. Se puso de pie sobre la cama en que se encontraba y soltó unas cuantas expresiones de júbilo. No importaba qué hechizo fuese, si se podían encontrar del mismo modo, conseguirían más y más, hasta disponer de tantos como los niños del cuento.
—¡Cuando tengamos bolas de fuego me pido chamuscar a los capuchas rojas! —Tal vez no se lo creía ni ella, pero en aquel momento todo parecía al alcance de la mano. Ni siquiera escuchó a Hyung, casi como si sus oídos ignorasen a propósito la frecuencia de su voz. Aquel chico solo parecía saber ver la parte negra de todas las cosas.
Como los conocimientos de Eitne no iban a ser de ayuda y el pergamino no iba a moverse de donde estaba, se continuó con el cuento, al que no parecía quedarle ya mucho. Nime volvió a acomodarse, con una enorme sonrisa en la cara, y se envolvió en la manta una vez más para seguir escuchando. Estaba segura de que era un cuento premonitorio o, por lo menos, lleno de pistas para ellos.
Cuando, en la historia, el grupo de niños fue pillado por el dueño de la casa, Nime inspiró con expectación. Se moría por saber cómo iban a escapar, y de hecho los animaba mentalmente a encararse al extraño, convencida de que, con tantos hechizos, tenían que ser imparables. Creía que lo peor que podía pasar era que saliesen con el rabo entre las piernas, para que la historia pudiese hacer de ello una aburrida moraleja. Y vaya si la hubo, pero no era de aburrida precisamente de lo que podría calificarse. La muerte de los niños llegó de forma tan súbita que cogió a Nime totalmente desprevenida. Ese era el momento en que debían luchar y salirse con la suya, no morir. Había sido tan repentino, que de súbito los valientes cosechados solo parecían insectos, y las palabras del relato una bofetada.
El frío que sentía Nime, y por el que se refugiaba en la manta, pareció intesificarse durante la pausa incómoda de Adru. Cuando continuó, Nime se preguntó si aún podía pasar algo que los salvara. Y no solo no pasó nada así, sino hasta le costó comprender del todo lo que contaba el texto. Ya no hablaba de hazañas de niños, casi como si alguien hubiese tachado el final y lo hubiese cambiado por el que le había dado la gana. De hecho, esperaba que ese fuese exactamente el caso.
—¡Seguro que alguien cambió el final para fastidiar a quien lo encontrase! ¿No estaba tirado por ahí? Seguro que es porque el dueño ya no lo quería. —No era que a ella no le hubiese impactado el contenido, sino que más bien no quería pensar en ello. Había hablado tras Ain y Milo, pero no estaba segura de poder darle la razón a este último, porque los niños del libro habían tenido un montón de recursos de los que ellos carecían, fuesen cuidadosos o no. Por eso estiró la cabeza hacia el libro que sostenía Adru y con una mano lo inclinó para ver si había algún borrón, como ella sospechaba –o, mejor dicho, deseaba–, y lo único que apreció fue el cambio de fuente. Estaba empezando a notar un pinchazo en la tripa; ya había aprendido bien lo que era el miedo, pero no quería que un simple cuento volviese a despertar sus pesadillas—. Seguro que quien hizo este libro lo hizo mal a propósito —añadió—. ¡Pues no me van a asustar con eso, que conste! Los protagonistas eran mucho más fuertes que eso, podían ganar seguro.
Nime se cruzó de brazos bajo la manta y puso morritos, dejándose ir hacia atrás de nuevo para tomar asiento. Se había enfadado con el cuento, pero lo peor era que la había alterado mucho más de lo que jamás iba a admitir. ¿Por qué tenían que haber encontrado precisamente un cuento que hablase de la que podría ser su propia historia?
—¡Cuando tengamos bolas de fuego me pido chamuscar a los capuchas rojas! —Tal vez no se lo creía ni ella, pero en aquel momento todo parecía al alcance de la mano. Ni siquiera escuchó a Hyung, casi como si sus oídos ignorasen a propósito la frecuencia de su voz. Aquel chico solo parecía saber ver la parte negra de todas las cosas.
Como los conocimientos de Eitne no iban a ser de ayuda y el pergamino no iba a moverse de donde estaba, se continuó con el cuento, al que no parecía quedarle ya mucho. Nime volvió a acomodarse, con una enorme sonrisa en la cara, y se envolvió en la manta una vez más para seguir escuchando. Estaba segura de que era un cuento premonitorio o, por lo menos, lleno de pistas para ellos.
Cuando, en la historia, el grupo de niños fue pillado por el dueño de la casa, Nime inspiró con expectación. Se moría por saber cómo iban a escapar, y de hecho los animaba mentalmente a encararse al extraño, convencida de que, con tantos hechizos, tenían que ser imparables. Creía que lo peor que podía pasar era que saliesen con el rabo entre las piernas, para que la historia pudiese hacer de ello una aburrida moraleja. Y vaya si la hubo, pero no era de aburrida precisamente de lo que podría calificarse. La muerte de los niños llegó de forma tan súbita que cogió a Nime totalmente desprevenida. Ese era el momento en que debían luchar y salirse con la suya, no morir. Había sido tan repentino, que de súbito los valientes cosechados solo parecían insectos, y las palabras del relato una bofetada.
El frío que sentía Nime, y por el que se refugiaba en la manta, pareció intesificarse durante la pausa incómoda de Adru. Cuando continuó, Nime se preguntó si aún podía pasar algo que los salvara. Y no solo no pasó nada así, sino hasta le costó comprender del todo lo que contaba el texto. Ya no hablaba de hazañas de niños, casi como si alguien hubiese tachado el final y lo hubiese cambiado por el que le había dado la gana. De hecho, esperaba que ese fuese exactamente el caso.
—¡Seguro que alguien cambió el final para fastidiar a quien lo encontrase! ¿No estaba tirado por ahí? Seguro que es porque el dueño ya no lo quería. —No era que a ella no le hubiese impactado el contenido, sino que más bien no quería pensar en ello. Había hablado tras Ain y Milo, pero no estaba segura de poder darle la razón a este último, porque los niños del libro habían tenido un montón de recursos de los que ellos carecían, fuesen cuidadosos o no. Por eso estiró la cabeza hacia el libro que sostenía Adru y con una mano lo inclinó para ver si había algún borrón, como ella sospechaba –o, mejor dicho, deseaba–, y lo único que apreció fue el cambio de fuente. Estaba empezando a notar un pinchazo en la tripa; ya había aprendido bien lo que era el miedo, pero no quería que un simple cuento volviese a despertar sus pesadillas—. Seguro que quien hizo este libro lo hizo mal a propósito —añadió—. ¡Pues no me van a asustar con eso, que conste! Los protagonistas eran mucho más fuertes que eso, podían ganar seguro.
Nime se cruzó de brazos bajo la manta y puso morritos, dejándose ir hacia atrás de nuevo para tomar asiento. Se había enfadado con el cuento, pero lo peor era que la había alterado mucho más de lo que jamás iba a admitir. ¿Por qué tenían que haber encontrado precisamente un cuento que hablase de la que podría ser su propia historia?
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
24/08/16, 10:27 pm
Las palabras y el tono de Hyung le hicieron levantar la mirada hacia este sin despegarse de la almohada, con expresión de sorpresa más que otra cosa. Si el chico tenía hermanos, ¿cómo es que no sabía como tratar con niños y medir sus palabras? Especialmente en un sitio como aquel. No hizo falta que interviniera, ya que así lo hicieron otros. La forma en la que reaccionó Pam la dejó con los ojos como platos, jurando mentalmente no pasarse de lengua y decir nunca algo que la pudiera molestar. El cuento continuó, pero la idea no se fue sin dejarle un rastro amargo detrás: después de todo Rox sabía que lo que su compatriota proponía no era nada descabellado, más bien lógico, pero en una situación como aquella decirlo en voz alta solo servía para minar los ánimos. Por muy cierto que pudiera ser, era la primera que deseaba poder llevarle la contraria.
Las cosas que sucedían en el cuento terminaban a pedir de boca, como era de esperar en una historia de aventuras, dejando que la medio australiano se confiace más de la cuenta. Confirmándole sus primeras sospechas, las mismas que había dejado ya tan atrás, la historia dejó caer la firma de Rocavarancolia bien subrayada con su abrupto final. Rox tardó en reaccionar. De la misma forma en la que Adru alzó la mirada, ella le devolvió una llena de incertidumbre, tanto a la menor como a los más cercanos: ¿de verdad a acababa de leer eso? Buscaba algún atisbo que indicara a broma de mal gusto en su tono de voz y expresiones, pero no encontró ninguno. Se separó despacio de la almohada y de la comodidad de su postura, claramente tensa.
Un nudo terminó de enredarse en su garganta en cuanto el silencio se condensó en la habitación. Ain y Milo se apresuraron en poner en marcha una estrategia para salvar el asunto, pero la medio australiana apenas podía creérselo. Se levantó de la cama para ver con sus propios ojos el libro, pendiente de lo que había dicho Nime, tratando de ocultar sin resultados muy positivos la preocupación que sentía.
— ¿Me dejas verlo, Adru? —un intento de sonrisa apareció en su rostro mientras le tendía la mano. Al recibir el libro y comprobar que efectivamente, así acababa la historia, la piel se le erizó. El cambio de fuente hizo que su corazón latiese más deprisa, llevándola a pensar en que aquello estaba escrito a puño y letra por el mismo que había acabado con la vida de los cosechados. Cuando logró hablar su voz sonaba pastosa—. S-Sí... Sí. —inspiró de forma ruidosa y se esforzó en sonreír, esta vez con mejor resultado—. Tiene toda la pinta. Fijo que el dueño del libro tenía una rabieta y borró el final para asustar a los que lo leyeran, vaya fastidio. Pero bueno... Por si acaso, le hacemos caso y no nos acercamos a las casas.
Cerró el libro y se giró a los demás, incapaz de seguir sosteniendo aquella falsa sonrisa. La mirada asustada que le dedicó a los mayores era muy clara: aquello no era solo ficción. Miró la cubierta por última vez y dejó caer el libro en su cama sin demasiado cuidado.
—¿No tenéis sueño? —falseó un bostezo y se estiró, descargando parte de la tensión así. Tomó asiento en el borde de su cama después, mirando la punta de sus calcetines al hablar. No dejaba de mover una pierna—. Mañana podríamos inventar un final nuevo para la historia entre todos. Pero ya mañana, ¿vale? Hoy no aguanto más de pie...
Lejos de la realidad, a la coreana le costaría pegar ojo esa noche.
Las cosas que sucedían en el cuento terminaban a pedir de boca, como era de esperar en una historia de aventuras, dejando que la medio australiano se confiace más de la cuenta. Confirmándole sus primeras sospechas, las mismas que había dejado ya tan atrás, la historia dejó caer la firma de Rocavarancolia bien subrayada con su abrupto final. Rox tardó en reaccionar. De la misma forma en la que Adru alzó la mirada, ella le devolvió una llena de incertidumbre, tanto a la menor como a los más cercanos: ¿de verdad a acababa de leer eso? Buscaba algún atisbo que indicara a broma de mal gusto en su tono de voz y expresiones, pero no encontró ninguno. Se separó despacio de la almohada y de la comodidad de su postura, claramente tensa.
Un nudo terminó de enredarse en su garganta en cuanto el silencio se condensó en la habitación. Ain y Milo se apresuraron en poner en marcha una estrategia para salvar el asunto, pero la medio australiana apenas podía creérselo. Se levantó de la cama para ver con sus propios ojos el libro, pendiente de lo que había dicho Nime, tratando de ocultar sin resultados muy positivos la preocupación que sentía.
— ¿Me dejas verlo, Adru? —un intento de sonrisa apareció en su rostro mientras le tendía la mano. Al recibir el libro y comprobar que efectivamente, así acababa la historia, la piel se le erizó. El cambio de fuente hizo que su corazón latiese más deprisa, llevándola a pensar en que aquello estaba escrito a puño y letra por el mismo que había acabado con la vida de los cosechados. Cuando logró hablar su voz sonaba pastosa—. S-Sí... Sí. —inspiró de forma ruidosa y se esforzó en sonreír, esta vez con mejor resultado—. Tiene toda la pinta. Fijo que el dueño del libro tenía una rabieta y borró el final para asustar a los que lo leyeran, vaya fastidio. Pero bueno... Por si acaso, le hacemos caso y no nos acercamos a las casas.
Cerró el libro y se giró a los demás, incapaz de seguir sosteniendo aquella falsa sonrisa. La mirada asustada que le dedicó a los mayores era muy clara: aquello no era solo ficción. Miró la cubierta por última vez y dejó caer el libro en su cama sin demasiado cuidado.
—¿No tenéis sueño? —falseó un bostezo y se estiró, descargando parte de la tensión así. Tomó asiento en el borde de su cama después, mirando la punta de sus calcetines al hablar. No dejaba de mover una pierna—. Mañana podríamos inventar un final nuevo para la historia entre todos. Pero ya mañana, ¿vale? Hoy no aguanto más de pie...
Lejos de la realidad, a la coreana le costaría pegar ojo esa noche.
- ♪♫♬:
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
25/08/16, 02:31 am
El gesto de Milo le hizo notar que no era la única que estaba fastidiaba por las palabras de Hyung, cosa que le tranquilizo. Ella no estaba equivocada en eso, decir que no tenían magia sin haberlo comprobado era a traer la mala suerte y no le gustaba.
Intento no pensar mas en ello y centrar su atención en el cuento de Adru que iba alcanzando poco a poco el climax. Cuando Adru leyó el momento en el que los cosechados del cuento entraron e aquella casa a saquearla, a la mente de Pam vino cuando ellos mismo hicieron eso días atrás, específicamente en aquella casa nevada. Supuso de inmediato que al igual que ellos, saldrían con el botín tal vez encontrándose algún monstruo como el que ellos habían escuchado pero no visto.
Pero si Pam hubiera apostado en ese momento a que su suposición era correcta, habría perdido irremediablemente. El parecido acababa con el momento en el que los cosechados entraban a la casa. Escuchar que esta no estaba a abandonada hizo que se tensara, igual que si ellos lo hubieran vivido. Cuando el final abrupto llego, Pam pego un ligero brinco en su lugar, con la piel de gallina y un estremecimiento involuntario recorriendo toda su espina dorsal, sudando frio.
Ni con toda su magia, los cosechados de ese cuento habría sobrevivido a la ira de aquella voz, del dueño de aquella casa. Había sido aplastados como insectos, toda su arrogancia, magia y soberbia, valiéndoles nada. Ni siquiera el detalle, resonando aun en sus oídos, de que los habitantes no podrían dañarlos ni intervenir, les había salvado de aquello. Aquello era mentira, podrían matarlos si querían, era un hueco en las leyes. << Atacar si te atacan. Los mató por que se colaron su casa, igual a como se eliminan las plagas de tu cocina >> para Pam por mas angustiante que fuese, tenia sentido, un sentido tan inquietante como cierto. << Ellos se lo habían buscado >> eran tan simple y a la vez tan hipócrita el pensarlo, cuando ellos habían hecho algo similar hacia unos días, pero no dejaba de ser lo que era. Ellos podrían haber caído igual o peor, pero la suerte estuvo de su parte, eso y el saber escoger un lugar que lucia abandonado y no un sitio impecable, mas cuando en el cuento dejaron claro que sospechaban de que estaba habitados. La arrogancia y la estupidez los había matado, era así de simple. ¿Porque creyeron ciegamente en la palabra de un habitante de la ciudad? Era estúpido.
Porque por mas que Milo, Rox o incluso Nime, quisieran dar a entender la falsedad de aquel final, para Pam si tenia sentido. Uno oscuro, sangriento y carente de sentimentalismos, pero lo tenía. Aquel cuento solo contaba una situación que podía ser real o no, dependiendo de sus acciones.
Pero mas que aquellas muertes, que aunque le conmocionaron, digirió medianamente tras encontrarle sentido, lo que mas le dolió fue notar que ni con toda la magia aprendida por esos cosechados pudieron enfrentarse a ese ser. El nivel era muy diferente y eso, junto con las palabras anteriores de Hyung, era un balde de agua fría. Seguían siendo inferiores.
<< Pase de esclava a insecto, vaya evolución de mierda >> pensó Pam con frustración, abrazando su almohada. Eso eran en la ciudad, insectos, tal o mas pequeños que aquellos que los del cuento, aunque mas cerebro. No tenia ganas de escuchar mas cosas deprimentes, nada mas que mandara al demonio su ilusión de obtener magia. Esos cosechados murieron por idiotas y confiados, pero ella ni era idiota ni era confiada, no tenía mas que eso. Iba a sobrevivir.
Suspirando cansada, solo estaba recibiendo mas y mas piedras contra ella, se tumbo, aun abrazando su almohada y acurrucándose. Las palabras de Rox invitándoles a dormir fue la mejor idea de toda la noche, a pesar de que dormir decentemente últimamente se había vuelto un lujo que ni recordaba, primero por la cara de aquella vez, luego el estrés del pergamino y ahora con aquel cuento. No iba a matarla ni la voz de una casa, ni un cara fea en un ventana, ni un colaespina, iba a matarla su falta de sueño.
Resignada a que seguramente no dormiría y que si lo hacia seria con sueños sobre aquel maldito cuento, se acurruco, cubriéndose con las sabanas en un claro indicio para cualquiera que la mirase, que no quería la molestasen mas por esa noche.
Intento no pensar mas en ello y centrar su atención en el cuento de Adru que iba alcanzando poco a poco el climax. Cuando Adru leyó el momento en el que los cosechados del cuento entraron e aquella casa a saquearla, a la mente de Pam vino cuando ellos mismo hicieron eso días atrás, específicamente en aquella casa nevada. Supuso de inmediato que al igual que ellos, saldrían con el botín tal vez encontrándose algún monstruo como el que ellos habían escuchado pero no visto.
Pero si Pam hubiera apostado en ese momento a que su suposición era correcta, habría perdido irremediablemente. El parecido acababa con el momento en el que los cosechados entraban a la casa. Escuchar que esta no estaba a abandonada hizo que se tensara, igual que si ellos lo hubieran vivido. Cuando el final abrupto llego, Pam pego un ligero brinco en su lugar, con la piel de gallina y un estremecimiento involuntario recorriendo toda su espina dorsal, sudando frio.
Ni con toda su magia, los cosechados de ese cuento habría sobrevivido a la ira de aquella voz, del dueño de aquella casa. Había sido aplastados como insectos, toda su arrogancia, magia y soberbia, valiéndoles nada. Ni siquiera el detalle, resonando aun en sus oídos, de que los habitantes no podrían dañarlos ni intervenir, les había salvado de aquello. Aquello era mentira, podrían matarlos si querían, era un hueco en las leyes. << Atacar si te atacan. Los mató por que se colaron su casa, igual a como se eliminan las plagas de tu cocina >> para Pam por mas angustiante que fuese, tenia sentido, un sentido tan inquietante como cierto. << Ellos se lo habían buscado >> eran tan simple y a la vez tan hipócrita el pensarlo, cuando ellos habían hecho algo similar hacia unos días, pero no dejaba de ser lo que era. Ellos podrían haber caído igual o peor, pero la suerte estuvo de su parte, eso y el saber escoger un lugar que lucia abandonado y no un sitio impecable, mas cuando en el cuento dejaron claro que sospechaban de que estaba habitados. La arrogancia y la estupidez los había matado, era así de simple. ¿Porque creyeron ciegamente en la palabra de un habitante de la ciudad? Era estúpido.
Porque por mas que Milo, Rox o incluso Nime, quisieran dar a entender la falsedad de aquel final, para Pam si tenia sentido. Uno oscuro, sangriento y carente de sentimentalismos, pero lo tenía. Aquel cuento solo contaba una situación que podía ser real o no, dependiendo de sus acciones.
Pero mas que aquellas muertes, que aunque le conmocionaron, digirió medianamente tras encontrarle sentido, lo que mas le dolió fue notar que ni con toda la magia aprendida por esos cosechados pudieron enfrentarse a ese ser. El nivel era muy diferente y eso, junto con las palabras anteriores de Hyung, era un balde de agua fría. Seguían siendo inferiores.
<< Pase de esclava a insecto, vaya evolución de mierda >> pensó Pam con frustración, abrazando su almohada. Eso eran en la ciudad, insectos, tal o mas pequeños que aquellos que los del cuento, aunque mas cerebro. No tenia ganas de escuchar mas cosas deprimentes, nada mas que mandara al demonio su ilusión de obtener magia. Esos cosechados murieron por idiotas y confiados, pero ella ni era idiota ni era confiada, no tenía mas que eso. Iba a sobrevivir.
Suspirando cansada, solo estaba recibiendo mas y mas piedras contra ella, se tumbo, aun abrazando su almohada y acurrucándose. Las palabras de Rox invitándoles a dormir fue la mejor idea de toda la noche, a pesar de que dormir decentemente últimamente se había vuelto un lujo que ni recordaba, primero por la cara de aquella vez, luego el estrés del pergamino y ahora con aquel cuento. No iba a matarla ni la voz de una casa, ni un cara fea en un ventana, ni un colaespina, iba a matarla su falta de sueño.
Resignada a que seguramente no dormiría y que si lo hacia seria con sueños sobre aquel maldito cuento, se acurruco, cubriéndose con las sabanas en un claro indicio para cualquiera que la mirase, que no quería la molestasen mas por esa noche.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
25/08/16, 03:45 am
Rena no pudo evitar poner los ojos en blanco con la intervención de Hyung. Le había hecho gracia la ilusión de Pam, y en cualquier otra ocasión ella también habría saltado, pero no quería interrumpir el cuento más de la cuenta. Ya habría tiempo para broncas.
-Va, va, Pelusilla, pasa de él, es un aguafiestas.
Se centró en la historia para no pensar en el miedo que le daba que el aguafiestas tuviera razón.
El cuento tampoco es que ayudase mucho, continuó bien, como había sido con sus hechizos alucinantes y sus victorias, hasta el cambio brusco en el tono, y el final que parecía totalmente fuera de lugar. El mensaje estaba claro; ''Da igual lo fuertes que seais, no podeis vencer a la ciudad'', pero Rena no iba a tragarse nada de esa mierda.
-¿Y ya está? Pues menuda basura de historia.- notó la mirada de Ain y le guiñó un ojo.- Todo esto para que al final se mueran los protas así sin más. ¿Quién ha escrito esto?- cogió el volumen y buscó el autor sin encontrarlo, por supuesto no estaba en ningún idioma legible.- Seguro que algún meapilas le cambió el final para asustar a los críos. ''Bleh, bleh, el mundo es cruel y horrible''- bufó.- Lo que dice Rox, seguro que entre todos sacamos un final cien veces mejor, ¿eh? Id pensando y las compartimos en el desayuno, ¿os parece?
A pesar de que los ánimos no eran los mejores intentó insistir en que pensasen finales felices. Ella lo haría, pensaría todos los que pudiera y los contaría todos por la mañana. Tenía que hacerlo. << A mi no me va a meter miedo una puta ciudad de mierda>> pensó enfadada, cubriéndose con la sábanas. << Tendré jodidas bolas de fuego, ya vereis.>> Y se lo repitió una y otra vez hasta que se quedó dormida.
-Va, va, Pelusilla, pasa de él, es un aguafiestas.
Se centró en la historia para no pensar en el miedo que le daba que el aguafiestas tuviera razón.
El cuento tampoco es que ayudase mucho, continuó bien, como había sido con sus hechizos alucinantes y sus victorias, hasta el cambio brusco en el tono, y el final que parecía totalmente fuera de lugar. El mensaje estaba claro; ''Da igual lo fuertes que seais, no podeis vencer a la ciudad'', pero Rena no iba a tragarse nada de esa mierda.
-¿Y ya está? Pues menuda basura de historia.- notó la mirada de Ain y le guiñó un ojo.- Todo esto para que al final se mueran los protas así sin más. ¿Quién ha escrito esto?- cogió el volumen y buscó el autor sin encontrarlo, por supuesto no estaba en ningún idioma legible.- Seguro que algún meapilas le cambió el final para asustar a los críos. ''Bleh, bleh, el mundo es cruel y horrible''- bufó.- Lo que dice Rox, seguro que entre todos sacamos un final cien veces mejor, ¿eh? Id pensando y las compartimos en el desayuno, ¿os parece?
A pesar de que los ánimos no eran los mejores intentó insistir en que pensasen finales felices. Ella lo haría, pensaría todos los que pudiera y los contaría todos por la mañana. Tenía que hacerlo. << A mi no me va a meter miedo una puta ciudad de mierda>> pensó enfadada, cubriéndose con la sábanas. << Tendré jodidas bolas de fuego, ya vereis.>> Y se lo repitió una y otra vez hasta que se quedó dormida.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
25/08/16, 11:53 am
El ambiente se había puesto tenso de repente entre Pam y Hyung y Eitne agradeció que Adru continuara por el cuento. Pero el agradecimiento apenas le duró unos minutos. Conforme la historia avanzaba, los poderosos cosechados dejaron de ser poderosos. Y de estar vivos. Y un calofrío recorrió el cuerpo del pequeño, en cuya cara se había quedado grabada una expresión a medio camino entre el horror y las ganas de llorar. El daeliciano se había quedado bloqueado y fue pasando su mirada de un compañero a otro. <<Vamos a morir...>>. Se dijo entonces. Los letarguinos no habían sido poderosos nunca, habían tenido altercados diminutos y la mayoría de las veces habían salido heridos. <<No podemos>>. El muchacho volvió a mirar hacia la ventana donde apareció el horror y comenzó a temblar.
Por si fuera poco, ver a los más mayores inventándose excusas para que aquel cuento de terror fuera falso, no solo no le ayudó, sino que le recordó a sí mismo tratando de engañarse en casa, en alguna ocasión. <<Por todo lo bonito del mundo...>>. El rostro de Eitne se arrugó y el daeliciano se levantó en silencio, visiblemente afectado, y se metió en la cama. Allí, hundió la cabeza en la almohada y rompió a llorar lo más a escondidas posible. Iban a morir todos y no volverían a casa y sus seres queridos jamás sabrían qué les había pasado. Eitne iba a morirse sin volver a ver a su padre ni a su abuela. Iba a morirse en una ciudad fea y poco acogedora, dentro de un torreón de piedra, acompañado de otros niños secuestrados con su misma mala suerte. Iban a morirse todos.
Por si fuera poco, ver a los más mayores inventándose excusas para que aquel cuento de terror fuera falso, no solo no le ayudó, sino que le recordó a sí mismo tratando de engañarse en casa, en alguna ocasión. <<Por todo lo bonito del mundo...>>. El rostro de Eitne se arrugó y el daeliciano se levantó en silencio, visiblemente afectado, y se metió en la cama. Allí, hundió la cabeza en la almohada y rompió a llorar lo más a escondidas posible. Iban a morir todos y no volverían a casa y sus seres queridos jamás sabrían qué les había pasado. Eitne iba a morirse sin volver a ver a su padre ni a su abuela. Iba a morirse en una ciudad fea y poco acogedora, dentro de un torreón de piedra, acompañado de otros niños secuestrados con su misma mala suerte. Iban a morirse todos.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Kial
Ficha de cosechado
Nombre: Hyun-Su
Especie: Humano
Habilidades: memoria, habilidad mental (acertijos, adivinanzas),astucia.Personajes : Hyun-su: el medio coreano medio estadounidense, serio, callado, cobarde, enclenque y egoista impulsado por su miedo.
altura: 1,77m
peso: 67 kg (estilizado)
edad: 15 años
Heridas/enfermedades : -Cicatrices en: mano, pecho, hombro y mejilla.
-Cojera por herida a medio curar en gemelo.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
26/08/16, 04:16 pm
La respuesta de Pam le resultó una patada, se lo había buscado, pero él era incapaz de verlo. Las palabras de Rena y miradas de todos solo empeoraban lo que sentía <<¿Acaso lo que yo he dicho no tiene sentido?>>. Notaba un vacío en la boca del estómago. El torreón en su mente había abandonado la imagen de hogar, y la había sustituido por un colegio <<Internado>>. Como en su instituto, para Hyung era como si a nadie le importaba, aunque no fuera cierto. El nunca respondió porque no le gustaba el enfrentamiento y tampoco se veía capaz de ganarlo. Se sentó y fingió pasar de lo que habían dicho y de lo que pasaba. Fingía, porque en verdad, durante el resto del cuento, estubo prestando menos atención. Consolandose a base de desear el mal a Pam aunque solo alimentara su enfado.
Por fin el cuento terminó. El final le pillo desprevenido y lo sacó de su autocompasión. Algo le cabreaba de ello. Quizas esperaba un final feliz para aquellos que tanto le recordaban a ellos mismos, sobre todo tratandose de niños mejor preparados. Ya solo pensaba en su muerte entre extraños, sin despedirse de su familia. Quería irse, sin embargo sabía que así a lo mejor pensarían que le ha afectado más de lo debido. De esa forma se quedo en silencio, esperando a que todos se acostaran.
Por fin el cuento terminó. El final le pillo desprevenido y lo sacó de su autocompasión. Algo le cabreaba de ello. Quizas esperaba un final feliz para aquellos que tanto le recordaban a ellos mismos, sobre todo tratandose de niños mejor preparados. Ya solo pensaba en su muerte entre extraños, sin despedirse de su familia. Quería irse, sin embargo sabía que así a lo mejor pensarían que le ha afectado más de lo debido. De esa forma se quedo en silencio, esperando a que todos se acostaran.
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental
Personajes :
● Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre
● Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena
●Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
26/08/16, 04:58 pm
El lagarto había cogido el cuento empezado, pero no le costó seguirle el hilo. Trataba de un grupo de cosechados igual que ellos, por lo visto muy valientes que decidían robar en una casa. <<Tambien muy estúpidos>> Pensó el asreniano mientras escuchaba atento el relato. La historia era una moraleja de que ser demasiado valeroso era sinónimo de descuidado... El dueño los mató a todos, con la misma facilidad con la que se chasquean los dedos.
El cuento había pasado de tener una temática infantil a una más adulta y oscura, más típica de Rocavarancolia. Drusar no tenía claro si los personajes eran inventados o si era una historia real, pero sabía que había posibilidades de que les pasara a ellos también.
-Tienen razón.- Dijo siguiéndoles el rollo.- Nosotros somos más cuidadosos, o más bien lo seremos.- Se aseguró de mirar a los mayores en esa última parte.- Por lo que dice el libro podríamos habernos encontrado con el dueño de ese cofre helado. Será mejor por nuestro bien que no les imitemos.- No quiero ni imaginarme lo que nos harían a nosotros que no tenemos magia. <<Si los habitantes de la ciudad son tan poderosos como parece hemos tenido suerte de no encontrarnos ninguno por ahora.>>
El cuento había pasado de tener una temática infantil a una más adulta y oscura, más típica de Rocavarancolia. Drusar no tenía claro si los personajes eran inventados o si era una historia real, pero sabía que había posibilidades de que les pasara a ellos también.
-Tienen razón.- Dijo siguiéndoles el rollo.- Nosotros somos más cuidadosos, o más bien lo seremos.- Se aseguró de mirar a los mayores en esa última parte.- Por lo que dice el libro podríamos habernos encontrado con el dueño de ese cofre helado. Será mejor por nuestro bien que no les imitemos.- No quiero ni imaginarme lo que nos harían a nosotros que no tenemos magia. <<Si los habitantes de la ciudad son tan poderosos como parece hemos tenido suerte de no encontrarnos ninguno por ahora.>>
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
30/08/16, 03:15 pm
Todavía no se había rendido, examinando las últimas páginas minuciosamente en busca de algún rastro de que bajo el cambio de fuente hubiese evidencias de que había letras borradas, o algo por el estilo. Le pasó el libro a Rox cuando lo pidió distraídamente, escuchando las opiniones del resto. Al contrario que los pequeños, ella no estaba tan asustada como indignada, pero irónicamente eso, y puede que no solo eso, a ella sí la convencieron los argumentos destinados únicamente a animar en forma de mentiras piadosas.
—¡Seguro lo borró con magia y cambió el final! —Añadió a la observación de Rox—. Ni siquiera se molestó en intentar imitar la letra del cuento original, qué cutre.
Se mostró totalmente de acuerdo con Rena cuando dijo que escribirían su propio final (“¡nosotros somos más valientes y más fuertes que ellos, aunque tengamos menos cosas!"), aunque por una vez no desoiría la advertencia en la que parecían insistir varios de sus compañeros: mejor sería evitar las casas que pudieran estar habitadas. La edeel era imprudente y el miedo un concepto abstracto, pero no era idiota y sabía que no podían hacer nada contra magia tan poderosa como la que aparecía en el libro. Tal vez si Pelusa descifraba el pergamino…
Con el pensamiento positivo de que se volverían más fuertes gracias a su pergamino y auto-convenciéndose de que el cuento les servía más como un aviso para lo que era verdaderamente peligroso de hacer, la sinhadre les dio unas pequeñas palmaditas a Neil y Eitne en los hombros, tratando de animarles para que se durmieran sin miedo, antes de dejarse caer pesadamente entre la ropa de su propia cama, la cual no tardaría en ser un revoltijo una vez Adru conciliase su habitual sueño agitado.
—¡Seguro lo borró con magia y cambió el final! —Añadió a la observación de Rox—. Ni siquiera se molestó en intentar imitar la letra del cuento original, qué cutre.
Se mostró totalmente de acuerdo con Rena cuando dijo que escribirían su propio final (“¡nosotros somos más valientes y más fuertes que ellos, aunque tengamos menos cosas!"), aunque por una vez no desoiría la advertencia en la que parecían insistir varios de sus compañeros: mejor sería evitar las casas que pudieran estar habitadas. La edeel era imprudente y el miedo un concepto abstracto, pero no era idiota y sabía que no podían hacer nada contra magia tan poderosa como la que aparecía en el libro. Tal vez si Pelusa descifraba el pergamino…
Con el pensamiento positivo de que se volverían más fuertes gracias a su pergamino y auto-convenciéndose de que el cuento les servía más como un aviso para lo que era verdaderamente peligroso de hacer, la sinhadre les dio unas pequeñas palmaditas a Neil y Eitne en los hombros, tratando de animarles para que se durmieran sin miedo, antes de dejarse caer pesadamente entre la ropa de su propia cama, la cual no tardaría en ser un revoltijo una vez Adru conciliase su habitual sueño agitado.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
30/08/16, 06:55 pm
Eitne no alzó la cabeza ni añadió nada al notar la palmada de Adru, pero la agradeció internamente. En cuanto todo el mundo se había metido en la cama, el muchacho dio la espalda a Neil con la seguridad de que nadie le vería y continuó llorando de forma discontinua hasta que el sueño tiró de él. Para Neil, compartir cama con Eitne sería un suplicio aquella vez. Dormido profundamente, el muchacho no pararía de rodar en la cama y moverse y tirar de la manta hasta bien entrada la noche.
Tras varios segundos de una quietud extrema, Eitne despertó de un grito y comenzó a llorar a lágrima viva. Lo primero que hizo fue asegurarse de que Neil seguía vivo a su lado. Una vez sus ojos se acostumbraron a la escasez de luz, hizo lo mismo con Adru y el resto de compañeros más alejados de su cama. Todos dormían, vivos y enteros. Y aún así Eitne no podía parar de llorar de la misma forma en que lo haría si se hubieran muerto.
El daeliciano temblaba con violencia, asustado hasta lo más profundo de sus huesos, y un vistazo repentino a una ventana que se había quedado abierta terminó de empeorar las cosas. Eitne vio la niebla afuera y algo en su cerebro hizo click rápidamente. Retrocedió alarmado con tanta prisa que se le acabó el colchón antes de acabar la marcha y cayó de culo al suelo. Soltó un grito de dolor que no fue nada comparado con los llantos y se quedó anclado con fuerza en el sitio. La orina no tardó en mojar sus pantalones.
Por supuesto, Eitne intentaba hablar, quería advertir a sus compañeros, pero su voz se encontraba con demasiados obstáculos y apenas lograba emitir fonemas sueltos, desperdigados.
Tras varios segundos de una quietud extrema, Eitne despertó de un grito y comenzó a llorar a lágrima viva. Lo primero que hizo fue asegurarse de que Neil seguía vivo a su lado. Una vez sus ojos se acostumbraron a la escasez de luz, hizo lo mismo con Adru y el resto de compañeros más alejados de su cama. Todos dormían, vivos y enteros. Y aún así Eitne no podía parar de llorar de la misma forma en que lo haría si se hubieran muerto.
El daeliciano temblaba con violencia, asustado hasta lo más profundo de sus huesos, y un vistazo repentino a una ventana que se había quedado abierta terminó de empeorar las cosas. Eitne vio la niebla afuera y algo en su cerebro hizo click rápidamente. Retrocedió alarmado con tanta prisa que se le acabó el colchón antes de acabar la marcha y cayó de culo al suelo. Soltó un grito de dolor que no fue nada comparado con los llantos y se quedó anclado con fuerza en el sitio. La orina no tardó en mojar sus pantalones.
Por supuesto, Eitne intentaba hablar, quería advertir a sus compañeros, pero su voz se encontraba con demasiados obstáculos y apenas lograba emitir fonemas sueltos, desperdigados.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
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