El Cuchitril (Archivo I)

Recuerdo del primer mensaje :

Observamos multitud de casas en la zona de la Plaza de los Colaespina y… lo cierto es que no resulta fácil encontrar un buen lugar, pues los edificios que sí cumplen con los requisitos que buscamos, después por dentro son inhabitables. Caso destacable aquel que parecía ser un candidato perfecto… hasta que me llevé un buen golpe en el culo en el suelto bajo el que pisaba. ¡Y las astillas tampoco perdonan! Y Gael se ríe… “¡No tiene gracia!”, pero no me oye en la burbuja que acaba de crear.

Me llama la atención un edificio grande que veo a un lado de la calle. No tardo nada en señalárselo y decirles de acercarnos a él, aunque algunos ya se habían fijado en él. Dentro del edificio, cuya puerta se conserva en un estado decente –aunque chirría como mil demonios–, encontramos un panorama que, de haber estado en mejor estado, podría jurar con las manos en el fuego que se trata de una posada. ¡Y eso significa muchas habitaciones! Además, es prácticamente toda de pierda. Mientras pienso esto, nos repartimos todos entre el salón, aunque yo no tardo en subir las escaleras para observar cómo está el piso de arriba. Este edificio está muy pero que muy bien, el suelo es mucho más resistente que el de otros edificios y los desperfectos que tiene se pueden arreglar. Las ocho habitaciones de las que consta el piso son más que suficiente para todos, aunque los muebles sí es necesario cambiarlos.

—¿¡Cómo va por ahí abajo?! –grito a los que se han quedado–. ¡Por aquí cumple con los requisitos mínimos de calidad, aunque mejor que por ahora ahuyentemos a los de sanidad!–observo mirando los insectos que recorren los muebles carcomidos.

Toima y Tania

El ulterano dió un respingo cuando, a medio despertar, la voz de Noel le sacó de su somnoliento estado. Con la mirada que se iba aclarando desde lo más borroso, el ulterano gruó algo por debajo mientras se frotaba con parsimonia alguno de sus ojos, en un gesto que le hacia parecer que se estuviera rascando. Sacudió su cabeza y finalmente comprendió sus inmediaciones. Peleandose con las mantas, alzó la cabeza y contestó algo desorientado.
-¿Qué? ¿Qué hora es?-y a continuación apretó la mandíbula cuando recibió un intenso latigazo de dolor en la cabeza y se aplastó el flequillo contra su cara mientras se incorporaba y terminaba de espabilarse.
La nublina, que se hallaba en el otro lado del salón leyendo un libro le contestó, sin levantar la mirada de su lectura.
-Has estado durmiendo toda la mañana. Ya es por la tarde.-
La chica parecia no inmutarse mucho, pero en verdad por dentro se moria de ganas por bombardear a preguntas al albino, pero le pareció que con resaca y recién levantado lograria nada por respuesta, eso si el ulterano queria responder de buenas a primeras.
Ante lo que dijo Tania, el albino tan solo chasqueó la lengua y golpeó su cabeza contra el respaldo, bostezando y estirandose.
-Tengo hambre.-anunció, más para si mismo que para alguien presente. Algo vacilante, se incorporó de la silla y se dirigió hacia la cocina algo encorvado. Ahi encontró algo de carne preparada y, aunque fria, logró ponerla entre pan y pan y tragar tras cada mordisco. Masticaba con parsimonia mientras volvia al salón, donde se encontraban ya casi todos los cuchitrileros. Fue entonces cuando la nublina le saltó con una de sus preguntas.
-¿Dónde estuvistes toda la noche?-preguntó, fingiendo desinterés mientras sus ojos seguian con la lectura. Durante un instante. Casi un instante. Algunos de los ojos del ulterano centellearon hacia Gael y volvieron de vuelta hacia el suelo mientras seguia masticando, sin decir nada.

Se llevó una pequeña sorpresa al encontrar a Giz cocinando para todos, así que se unió a él en la cocina sin apenas dedicarle una mirada al montón de mantas que era el argos en aquel momento. Se puso manos a la obra para ayudarle, encargándose de preparar una guarnición de verduras fritas para no tomar la carne sola. Mientras lo hacía le contó a Giz sus últimos avances en el taller, que eran, en realidad, los del día anterior. Poco después el goliat estaba haciendo lo propio mientras comían, provocándole a Gael alguna que otra risa con algunos comentarios. Tenía suerte, pensaba, de tener tan fácil el disimular su agotamiento.

Cuando la mesa ya estaba recogida pero Toima ni siquiera había dado señales de vida, Gael se quedó en la planta baja frente a la chimenea, jugando con Pirita. Le había fabricado un juguete con lana y a la gata le encantaba ir tras él y destrozarlo con las uñas. Tenía una sonrisa bobalicona en la cara cuando se escuchó la puerta de la calle y llegó Noel. Se giró, poniéndose en pie, y se acercó con la gata posada en el hombro. La mención a la apuesta le sacó una risilla.
—Pues estoy deseando verlo. Siendo ellos tiene que salir algo bueno de ahí.
La amplitud de su sonrisa disminuyó un tanto al mencionar Noel la resaca de Toima, pero se mantuvo en silencio, dejando en manos del argos la respuesta que quisiera dar. Pero olvidaba a Tania, ella sí se había enterado de su ausencia durante toda la noche. Esperaba que la suya propia se la hubiera pasado por alto. En el preciso instante en que Tania hizo alusión a aquello notó la mirada de Toima durante una fracción de segundo puesta en él, pero la retiró tan rápido como él mismo lo había hecho, esquivándola. Mientras el ulterano seguía comiendo, él continuó acariciando distraídamente a su gata.

El draco observó los movimientos de Toima con una ceja arqueada, aunque en realidad no se podía decir que le sorprendiese su actitud. Lo que sí le extrañó, a pesar de todo, fue la pregunta que le dirigió Tania al argos y los miró a uno y a otro alternativamente.
—¿Toda la noche? ¿No volvisteis juntos de la taberna el resto? —inquirió todavía paseando la mirada de la nublina al ulterano, pero especialmente incidiendo en la primera ya que era en quién más confiaba para obtener una respuesta diferente a un simple gruñido.
No se le escapó, tampoco, el intercambio de miradas entre el fuego fatuo y el argos, lo cual le hizo dirigir otra mirada, esta vez con un claro interrogante pintado en su expresión hacia el español. Noel sentía cada vez más curiosidad por lo que hubiera pasado durante la noche. Para ser más precisos, se preguntaba qué nueva estupidez habría cometido Toima. Resopló internamente previendo una conversación infructuosa, otra de tantas.

Toima y Tania

El ulterano se limitó a poner una cara amarga y a desviar la mirada general. La nublina prosigió, explicandoles a los presentes lo que habia pasado. Ya no escondia su enfado y habia dejado el libro.
-Al salir, se negó a que montase yo de vuelta y dijo que iria a pie, pero no volvió en toda la noche. Lo se porque me quedé hasta las tantas preocupada y sintiendome responsable por haber cedido a tus niñerias.-
El watahré tan solo frunció el ceño y le dirigió una mirada asesina ya que se sentia traicionado. Frunciendo los labios, la nublina reiteró la pregunta.
-¿Dónde estuvistes hasta las tantas?-

Al principio el ulterano parecia que no iba a contestar pero finalmente sus labios partieron y gruñó una respuesta.
-Estuve paseando.-dijo como si aquello le fuera a salvar de aquella situación.

Noel atendió a la explicación de Tania recostado sobre una pared y con los brazos cruzados observando la actitud de la nublina que estaba evidentemente enfadada. Así que Toima lo había vuelto a hacer. Se había largado él solo, a pesar de que Tania y probablemente Gael le pidieron que no lo hiciera, ebrio y, Noel estaba bastante seguro de ello, sin intención alguna de utilizar la runa de comunicación en caso de que le sucediese algo. El draco rodó los ojos con desgana, no estaba muy seguro de si le apetecía continuar aquella conversación. Pero también era cierto que había estado evitando hablar con el ulterano desde hacía un tiempo, desde que habían discutido en aquella ocasión. Cuando empezó todo. Suspiró ligeramente, a punto de empezar a hablar, pero la llegada de Adara lo interrumpió.

El sueco agradeció haberse librado de la resaca hacía rato, porque sino la risa de la ángel negro le habría taladrado la cabeza y los oídos al mismo tiempo. Le dedicó una mirada ligeramente desconcertada a la chica, a él no le hacía precisamente gracia aquella historia. Pero tampoco pensaba enfadarse, estaba harto del egoísmo de Toima y había decidido adoptar una actitud de total desinterés con aquel asunto.
—Llegas justo a tiempo para asistir a un diálogo de besugos —le dijo a Adara a modo de saludo mientras esbozaba una sonrisa sarcástica. A continuación permaneció unos segundos en silencio, reflexionando qué debería hacer, hasta que se decidió. Cuando volvió a hablar lo hizo resoplando, esta vez de manera audible—. Voy a ignorar este asunto en concreto, <<egoísta>>, pero tal vez sea un buen momento para que nos expliques qué cojones te pica. Suele haber más alegría en un funeral que a tu alrededor. Como anoche, por ejemplo, qué no sé a qué fuiste salvo para sentarte con cara de amargado y poner a parir a los novatos.
Noel se despegó de la pared y se acercó a una silla, colocándola a una distancia prudencial del argos y sentándose en ella con un codo apoyado en la mesa. Estaba bastante convencido de que se iba a arrepentir de haber abierto la boca, pero lo hecho, hecho estaba.

Toima y Tania

La unica respuesta que articuló la nublina fue el dejar su mandibula caer, inerte, mientras su cara se compungia con perplejidad ante la despreocupada actitud del ulterano. Toima, por su parte, notaba que todas las miradas le estaban apuntando a él, cosa que no le hacia pizca de gracia y, paulatinamente, fue moviendose a un rincón de la sala, en un intento inconsciente de escapar de aquel lugar, situación y futura bronca. Pero ya era demasiado tarde.
La llegada de Adara tan solo le descolocó más, encima riendo y ni siquiera contestó. Las palabras le habian metido en ese lio asi que preferia no cagarla más y decir lo justo y necesario para poder pasar página.
-A mi...-pausó unos segundos.-...no me pasa nada. Estoy bien. Estoy como siempre.-dijo, cortante. Aquello le ganó una mirada cansada de la nublina que no dijo nada.

No planeaba contestar a lo siguiente que dijo Noel, pero estaba muy vuelto de tuerca con el asunto como para que encima siguiese picando por ese lado asi que resopló y contestó al sueco alzando más la voz, con más seguridad y autoridad tomando forma en sus palabras.
-¡Oh venga ya!-exclamó.-¡Crei que ya habiamos hablado de ello! Era una fiesta, yo voy a todas y me molestó que se les pagase las bebidas a los criajos esos, es todo. El resto de la noche aprendi a ignorarlos a ellos como a bichos que piso todos los dias.-cruzándose de brazos el ulterano frunció el ceño.

Entre Noel y Tania le volvieron a sonsacar la misma respuesta que había obtenido él el día anterior. Un paseo. «Un paseo sin sentido, sí, pero ya os digo yo que un paseo fue». La carcajada de Adara no le sentó precisamente bien «no quiero saber las risas que se echaría entonces a cuenta del que le sigue porque sí y porque es idiota». Tuvo suerte de que el tema se desviara enseguida a lo de la fiesta y, en general, a la actitud de Toima últimamente. No habían sido tiempos fáciles, se notaba en todos y cada uno de los cuchitrileros, pero lo de Toima era casi crónico. Cuando justificó su malhumor en la fiesta casi parecía que escapaba de detallar la respuesta a lo primero, que era claramente poco factible.
—Haya paz, que no nos hemos arruinado por eso —dijo, mientras aún rascaba tras la oreja de Pirita, sin mirar directamente a sus interlocutores.
Prefería que la conversación se centrase en el primer punto, pero al igual que la noche anterior, sabía que el argos seguiría hierático y en silencio al respecto. «Si no quiere hablar, bien, esperaremos a que se le pasase de una vez la tontería o tendremos que acostumbrarnos a vivir con el tipo más agrio que he conocido».

Giz prefería no participar en la conversación que se estaba dando. Entre otras cosas porque no iba con él o porque su intervención no aclararía nada. Saludó a Adara al llegar y simplemente tomó asiento en mitad del aire para ver como continuaba la cosa. Lo cierto es que tenía muchísima curiosidad por ver qué sería lo que picaba al argos (estaba claro que había algo), pero no creía que fuera a sacar nada preguntando. <<Lo fácil que es ver venir su estado de ánimo y lo difícil que es sonsacarle los motivos>>.

—¿Seguro que está todo bien, Toima?—se decidió a preguntar sin esperar nada nuevo. Se vio tentado a bromear, diciéndole que sería mejor que fuera sincero o le tendrían que sacar lo que le afligía usando un hechizo de lectura cerebral. Pero, por desgracia, además de ser una broma de cierto mal gusto, probablemente también fuera un boleto premiado con una hostia "argo-magnética".

Noel no se movió del sitio pero sí que clavó una mirada penetrante en el argos cuando comenzó a dirigirse a él de aquella manera tan exaltada. Aunque su postura o su expresión no reflejasen nada más, internamente estaba manteniendo una lucha consigo mismo por no responderle a Toima igual de alterado que él. Se mordió ligeramente el labio inferior con exasperación mientras Gael y Giz intervenían, ayudando indirectamente a que no saltase. Aun así, cuando habló lo hizo de forma tajante y sin poder evitar cierto aire de exasperación.
—¿Te crees que te lo pregunto solo por la maldita fiesta? Y efectivamente ya habíamos hablado de eso, por ese motivo no ibas a acudir. A ti te molestará mucho tratar con la gente, pero los demás también tenemos derecho a hacer lo que nos venga en gana sin tener que estar pendientes de lo que sea que se te pase por esa cabezota más dura que el acero hacer.  Además con nuestro dinero podemos hacer lo que nos venga en gana, nadie te pidió ni un duro a ti. Pero da igual, olvidémonos de anoche por completo. ¿Qué diablos te pasa? Y no se te ocurra volver a hablarme de esa manera, porque bastante paciencia estoy teniendo contigo —le advirtió dedicándole otra mirada penetrante, esta vez con una clara expresión de advertencia.

Toima y Tania

El ulterano escuchó a Noel, pero no parecio afectarle lo más minimo la preocupación de este, aun obcecado sobre su punto de vista. Rodó con los ojos y musitó por lo bajo, casi en un resoplo.
-Bah.-

A su punto de vista, los demás perdian el tiempo, tanto intentando ayudar a los pringados de los novatos como seguir preguntandole que diablos le pasaba, puesto que ni él mismo tenia muy claro porque estaba más irritable e insoportable últimamente, lo cual era una  preocupación, ya que temia que aquello afectara a la amistad que compartia con los cuchitrileros. Grindó los dientes y entrecerró los ojos antes de contestar.
-Ya te he dicho que no me pasa nada. Estoy perfectamente bien.-y entonces, volvió a intentar desviar el tema.-Si acaso, tendria que preguntaroslo yo a vosotros. ¿Como podeis fiaros asi de buenas a primeras de esos novatos? Mucho me direis que son pobres corderitos desamparados pero yo he visto como son por dentro y no me fio de ninguno, ya bastante que tenga que verle la cara al pollino ese todos los dias.-ladró.
Viendo que ya se habia mojado al respecto, decidió sumergirse al completo vaciando su opinion para todos.
-¿Es compasión lo que es mueve? ¿Interés? ¿Visión de futuro?-preguntó a todos los presentes, arrugando la nariz.-Eso suena demasiado a debilidad. Está bien que nosotros hayamos podido crear un rincon, ya no tan seguro, en esta ciudad, pero no todos tienen la misma suerte y compadecerse de ellos no va a conseguirles nada, si acaso, sois los que teneis toda la pinta de perder algo.-Se revolvió el pelo y continuó hablando.-¿Qué nos dice que los mamonazos estos no se han metido en el bolsillo a uno de esos pringados y esperen al momento oportuno para eliminarnos? Dudo mucho que el salario de un recien transformado sea muy alto y como dice el dicho, "hasta los reyes mueren ante el veneno" y en esta ciudad, eso es una verdad como un puño.-

Se sentia muy frustrado. Él no habia tenido una vida para nada facil, que encima llegasen estos y se supusiera que debia de sentir pena o empatia ya que "lo habian tenido muy dificil". Le frustraba. Lo odiaba. ¿Porqué no lo veian los demás tambien? No contento con lo que habia dicho, continuó vaciando su mente de sus pensamientos, esta vez señalandose con el puño cerrado sobre el pecho.
-¡Acordaos de como fui yo en su momento!-dijo mientras su cara se amargaba.-¿Permitiriais que alguien como yo en aquella época comiera en vuestra misma mesa, respirase el mismo aire que vuestros seres queridos?-la fuerza de su monologo fue decayendo a medida que discurria esta parte. Los hombros se quedaron colgando y el ulterano rompió la mirada con todos los presentes.-Yo no... Y no tenemos ninguna garantia de que no haya ninguno como... como yo fui una vez...-dijo al fin, algo vacilante.

La nublina que habia estado escuchando las palabras del ulterano atónita no pudo evitar sentirse algo mal por haber presionado tanto al chico que, aunque exageraba, tenia algo de razón. Sin embargo Tania no supo que decir al respecto y solo miró hacia los demás, algo perdida.

Noel arqueó una ceja y dirigió una mirada escéptica al argos cuando afirmó estar “perfectamente bien”, pero le dejó continuar. No iba a cortarle ahora que por fin parecía dispuesto a hablar. Se cruzó de brazos y esperó pacientemente a que el ulterano dijese todo lo que quería a pesar de que no le faltaron ganas de intervenir en algunas partes de su discurso.
—¿Garantía? ¿Acaso necesitamos alguna a estas alturas? —comenzó a hablar enlazando con las últimas frases de Toima—. Casi parece que les tienes miedo —se mofó esbozando una sonrisa de burla para a continuación convertirla en una maliciosa—. Si alguno de esos novatos se comportase como no debe, se le pueden cercenar desde los dedos hasta la cabeza. Si crees que me iba a cortar un solo pelo al respecto, o pluma mejor dicho, estás muy equivocado. Por otro lado, ya que hablas de ello, piensa en cómo empezamos nosotros. ¿De verdad crees que llevando tan poco tiempo en la ciudad pueden representar alguna clase de amenaza? ¿Que pueda estar siquiera completamente adaptados a ella o a su nueva naturaleza? Yo más bien lo veo al contrario, si guardamos con ellos una buena relación habrá menos posibilidades de que en un futuro, cuando conozcan y acepten por completo como funcionan las cosas aquí, tengan intenciones de perjudicarnos. No comprendo, tampoco, por qué hablas de compasión o interés. En realidad apenas nos hemos relacionado con ellos, que parece que les hayamos regalado una tierra en un mundo vinculado de esas que tanto le gustan a Miseria —dejó escapar una risa ahogada antes de continuar—. Prestar un poco de ayuda, de todas formas, no mata. Tal vez te tenga que recordar que a nosotros también nos ayudaron en su momento —hizo un gesto con la cabeza en dirección a Gael y Adara—. O que tú me ayudaste a mí. Y yo a ti. ¿Ya no cuenta nada de eso? ¿Acaso te arrepientes de estar dónde estás ahora mismo? No sé qué hay de drástico y tremendista en el hecho de que nos divirtamos un par de días con un puñado de novatos —se encogió de hombros—. De todas formas, Toima… No entiendo tampoco por qué te empeñas en echarle la culpa de todos tus males a ellos. Porque no sé si eres consciente de que, aunque no dispongamos de tanta amplitud visual como tú, no somos ciegos. Llevas con esa actitud de niño pequeño al que no le quieren comprar la última videoconsola desde mucho antes. De hecho, no es la primera vez que te lo preguntamos, pero nunca obtenemos respuesta. Así que te lo preguntaré una última vez, porque personalmente empiezo a estar hasta los huevos. ¿Qué cojones te pasa?

Giz permaneció en su asiento aéreo mientras hablaron Toima y Noel, sorprendido porque realmente le afectara tanto al primero lo de los novatos y asintiendo de vez en cuando ante lo que decía el segundo. <<Parece que al final lo que tiene es envidia de las facilidades de los nuevos...>> creyó entender. <<Sin embargo no parece que sea eso según Noel>>. El goliat debía de estar pasando detalles por alto, pero por si acaso, añadió:

—En mi laboratorio hay fetos más peligrosos que muchos de los que acudieron anoche, no creo que eso debiera preocuparte (de todas formas podrías haberle partido el cráneo a cualquiera de ellos antes de que te pudieran tocar)... Y si lo que tienes son celos o envidia, recuerda que a nosotros también nos pagaron las primeras copas. El resto tuvimos que currárnoslo nosotros.

Se cruzó de brazos y volvió a su posición de espectador, a la caza de pequeños gestos o frases que le dieran pistas sobre lo que realmente pasaba, aunque cada vez tuviera menos claro si pasaba algo o no.

Toima

El ulterano se deprimia a pasos agigantados. No habia tenido una noche precisamente bonita y su cupo de preocupaciones y devaneos mentales se habia cumplido hacia rato. Las respuestas que obtuvo de los demás, lejos de ser las que deseaba, le hicieron ponerse peor. Estaban convencidos que aquellos novatos no suponia peligro alguno, la magia los cegaba, Toima lo sabia, conocia tan solo un porcentaje de lo que era la magia y le tenia tanto respeto como miedo pero estaba seguro que, por la historia de la ciudad, no existia encantamiento, hechizo o conjuro que te hiciera invulnerable.
-Seguis sin entenderlo...-dijo con una mueca amarga, pero no presionó más el tema porque Noel volvió a atacarle, seguro de que algo le pasaba al ulterano, y parecia que no iba a detenerse hasta averiguarlo. Aquello causó una sensación confusa al ulterano, que no sabia a que se referia. Él no notaba nada diferente en él, no desde que se transformó, no, mejor dicho: renació. Su "nuevo yo" siempre habia sido así. Acaso, era su "viejo yo" el que todavia le atormentaba en ocasiones.
-No lo se.-insistió con desesperación, cabizbajo.-No se que me pasa. Ya te lo he dicho. No estoy bien.-añadió, con una mirada cargada de confusión. Sentia como si tuviese una piedra en la garganta y cada palabra le costaba entonarla correctamente. Tardó algo más en continuar.
-Cabréate todo lo que quieras, Noel. No pienso contarte la historia de mi vida simplemente para que te sientas mejor y comprendas algo que no querrias comprender.-dijo, pero no tardó en corregirse, mirando a todos los presentes.-Ni tú, ni nadie.-tragó con fuerza.-No sois como yo. Nadie lo es. Soy diferente a todos.-dijo al fin y casi fue como quitarse un peso de encima aunque parecia que el ulterano todavia no estaba muy convencido de eso último, como si se estuviera intentando convencer a si mismo.
El ulterano cruzó la sala, hacia la entrada del cuchitril. Antes de salir por la puerta se giró y habló.
-No me pregunteis más por esto. Jamás.-acentuó esa última palabra.

Pudieron oir como ensillaba a la lagarta y salia cabalgando a sus lomos en alguna dirección en concreto de la ciudad, pero fue demasiado rápido como para que le siguieran a pie.

La conversación siguió, y Gael se mantuvo aparte a propósito, sabiendo que poco podía hacer él y especialmente desanimado por lo poco efectivo que había sido tratar de hablar con Toima la noche anterior. Dudaba que la resaca ayudase a la hora de razonar, igual que la borrachera no lo había hecho. Volvieron sobre el tema de los novatos, que si eran fiables, que si debían pagarles algo, que si debían temerles por algún motivo. Gael meneó la cabeza frotándose las sienes con desesperación. «¿Cómo explicarle a este burro lo que es socializar y que no hace daño?». De todas formas, pensaba, los “temores” de Toima tenían bastante guasa. Siempre preocupado por lo contrario que el resto de la gente, siempre a contracorriente. Tanto Noel como Giz, que habían cortado la perorata del ulterano, tenían razón, pero sabía que eso no serviría, y así fue.  Estaba bien que admitiese que le pasaba algo, pero no tenía ni la más mínima intención de cambiar nada en él ni su actitud, ni de hablarlo, ni absolutamente nada. Y sin más se fue, dejando atrás un ambiente que él mismo había cargado y del que se desentendía. Gael apretó los dientes en una mueca de rabia. Ahora sí que se sentía estúpido, porque no servía de nada hacer algo por semejante desagradecido. No se merecía nada de lo que tenía. No comportándose de aquella manera.
—Si se cree tan diferente no sé qué  cojones hace aquí —murmuró volviéndose hacia la chimenea, enfurruñado. Fuera se escucharba al ulterano ensillando la lagarta. «Que se vaya de paseo a yo qué sé dónde a acuchillar yo que sé qué y allí se quede» desvariaba. Acariciar a la gata fue lo que logró tranquilizarlo de nuevo. Si algo le sobraba era paciencia, pero Toima lo había conseguido enfadar de verdad. Dirigió entonces una breve mirada interrogante a los demás, sin ningún propósito concreto, simplemente por no saber si se iba a quedar así el asunto.

—Por Nassandra...—. Giz se llevó una mano a la frente y negó estupefacto. Permaneció callado unos instantes y luego añadió—: Tenía pensado ir al laboratorio a hacer alguna que otra cosa. Allí tengo el mapa localizador y creo que tengo muestras tanto del lagarto como del propio Toima. Podría aprovechar para asegurarme de que no acude a ningún sitio peligroso—sugirió. Cuando decía sitio peligroso, Giz se refería al abismo o al lugar en el que vivían los de Gar. Si algo sabía bien de Toima era su capacidad para propiciar situaciones de suicidio involuntario.

Con un aire completamente ausente, finalizó el hechizo de levitación y aterrizó en el suelo.

La cara de Noel conformó una expresión de completa incredulidad ante la respuesta del ulterano. No duró mucho, sin embargo, pues dio paso enseguida a otra que reflejaba el cabreo que estaba bullendo en el interior del sueco. Rechinó los dientes y apretó los puños mientras el argos seguía hablando. Cuando Toima se dirigió a la puerta y les instó a no preguntar nunca más por el asunto antes de irse, el draco, de todo lo que le hubiese gustado echarle en cara, tan solo se limitó a exponer de forma simple pero tajante el conjunto de sus pensamientos en aquel momento.
—Vete a tomar por culo —le espetó alzando ligeramente la voz para asegurarse de que le oía perfectamente aunque ya estuviese saliendo por la puerta.
El draco se levantó de golpe de la silla, arrastrándola sonoramente en el proceso y se acercó a una ventana mientras dejaba caer el puño sobre el marco de la misma con más fuerza de la que era necesaria mientras Gael hacía una apreciación en voz alta.
—...Puto desagradecido de mierda… —musitó el sueco entre dientes tras la intervención del fuego fatuo mientras miraba sin mirar a través del cristal.
La sugerencia de Giz le hizo dejar escapar una risa sarcástica ahogada y se giró para mirar al asreniano y al resto de los presentes.
—Haz lo que consideres oportuno, pero en lo que a mi respecta se acabó el hacer de niñero. Que haga lo que le salga de los huevos, total ya es lo que hace siempre. Por lo menos de este modo será un quebradero de cabeza menos. —Suspiró antes de seguir hablando, tras una pausa—. Parece que contarnos lo que le pasa es como hacernos un favor que no nos merecemos así que por mi parte recibirá el trato que pide. Cuando quiera dejar de ser como un crío con una pataleta que avise.
Noel estaba harto. Completamente harto de Toima, su actitud, su conducta egoísta y auto destructiva. En realidad sabía que no podría dejar de preocuparse por él, pero no pensaba ceder en lo que había dicho.