Torre Serpentaria (Archivo I)

Recuerdo del primer mensaje :

Sepalian Xila se dirigió a los allí congregados y esperó a que se hiciera el silencio.
-Esta es la Torre Serpentaria, una de las más antiguas torres de hechicería de nuestra ciudad. Acogerá a magos, brujos y criaturas con mucha magia -decía desde su máscara sin rasgos pero con raíces cruzadas por todas partes-. Los hechiceros somos pocos pero podemos hacer muchas más cosas que otros. La magia no es sólo un arma que usar en la batalla sino que también puede ayudar a crear y conservar. Y no sólo eso, pues también puede torcer y engañar, ocultar y revelar, y puede hacer cosas para las cuales no existen verbos que las describan. Yo os animo, nuevos ciudadanos, no sólo a que bebáis de las maravillosas fuentes del conocimiento mágico, sino también a que contribuyáis a este noble saber capaz de elevar a quien lo comprende. Dentro de esta torre encontraréis todo lo básico para iniciar vuestro camino por la senda de la magia y estableceros en la ciudad y colaborar en vuestras investigaciones y aprendizajes -a Sepalian le estaba gustando su discurso. Le agradaba la imagen de importancia que debía estar proyectando sobre los recién transformados.
-Este es un lugar serio de trabajo, así que rogaré a los curiosos que os abstengáis de entrar. Por eso también os daré la contraseña para sortear el hechizo de la puerta.
Con un gesto de la mano del brujo, pequeños papiros salieron de un bolsillo de su túnica para ir a manos de los allí presentes.
"Por la puerta trasera he de entrar", podía leerse en ellos.
-¡Memorizadlos! ¡Ya! -exigió Sepalian. Y al momento, cerró la mano en un movimiento enérgico que acompañó de una sílaba distorsionada. Los papiros ardieron con un fogonazo que los hizo desaparecer sin quemar las manos de los hechiceros.
-Sed bienvenidos a la Torre Serpentaria -concluyó.

Shizel despertó unas horas después, sintiendo los efectos que aquel profundo descanso había obrado en él. Sin embargo, y algo inquieto, descubrió que no se notaba más repleto mágicamente que cuando se había ido a dormir. Se quitó la casaca, ya que el aire helado de la habitación no le perjudicaba en absoluto y sospechaba que ningún otro lo haría. El frío le sentaba bien; le despejaba las ideas.

Había algo en aquella habitación tan nueva y ordenada que le resultaba... aséptico. Su cuarto en Maciel había sido un caos acogedor, lleno de apuntes de runas y hechizos colgados donde buenamente podía. Shizel no se había dado cuenta de lo mucho que tendía al desorden hasta que se había visto sin criados que recogieran todo lo que ensuciaba, y su solución a aquello había sido aplicar hechizos de limpieza a diestro y siniestro cuando lo había juzgado necesario.

Supuso que ya iría implantando su huella en aquella habitación poco a poco, pero de momento se había despertado con un hambre canina y decidió bajar a ver qué había. Apenas abrió la puerta su olfato le informó de que alguien había seguido su misma línea de pensamiento.
Era una suerte tremenda que siempre hubiese a su alrededor alguien que supiese cocinar, se dijo con regocijo.

En las escaleras se cruzó con un varmano de cabello verde, cuyas profundas ojeras denotaban muchas horas carentes de sueño y excesivas en presión. El roce accidental despertó un recelo instintivo en Shizel, y al parecer también en el otro. Ambos se miraron un momento inquisitivamente y después cada uno volvió a lo suyo.

Desde que se había transformado cualquier contacto con los demás se había convertido en algo mucho más cálido de lo normal, como si fuesen ellos los que hubiesen aumentado en varios grados su temperatura. Shizel trató de quitarse de encima la desasosegante sensación de que por alguna razón aquel joven quemaba más que los demás.

-Hola, Stefan- saludó cuando llegó al origen de aquel aroma a comida. No le había visto demasiado en las meses que habían seguido a su última visita a Letargo, pero tenía buena memoria para los nombres-. ¿Cómo pasasteis la Luna en Letargo?
El italiano no parecía muy cambiado, pero por todo lo que Shizel sabía sus compañeros podrían haber salido como un ferial de monstruos igual que en Maciel. Señaló la sartén donde el otro había estado cocinando en una silenciosa señal de "¿Puedo servirme?"

Yttria no me respondió de primeras, fui a verla y la vi inmersa en un libro, decidí dejarla leyendo un poco mas, de todas formas quizás así pudiese hacer algo mas. Volví a la cocina y me hice con otra sartén, Matt apareció por detrás y me dijo que le guardase un trozo, Matt se marcho a toda prisa alegando que iba a buscar a sus amigos, me encogí de hombros, le apartaría un trozo, de todas formas aquello era mucho para dos y seguro que aun para tres sobraba.

Partí unos trozos de pan y los eche a la sartén para que se tostaran, al poco apareció sentí que picaban a la puerta del torreón y me asome para ver quien era. No reconocí al varmano que entro por la puerta, así que supuse que pertenecería al tercer torreón o que seria alguien de Maciel al que no conocía. Al poco apareció Shizel.

-Hola Shizel,- le dije dándole la bienvenida a la cocina,- y ya no me llamo Stefan, he optado por otro nombre, uno que me identifique a como soy ahora, ahora mismo soy el brujo Enredo, pero me vale Enredo a secas. Y respecto a la luna.... digamos que tenso, al menos de mi parte, cometí un error del que me arrepiento profundamente, y actualmente solo me llevo bien con Yttria, uy perdona Erin, que por el otro nombre no la conocerás,- le dije con una sonrisa un tanto triste al recordar los sucesos de Letargo. Vi su gesto hacia la sartén con tortilla y mi sonrisa se ensancho con un destello de alegría verdadera.- Claro, dame un segundo, ahora te sirvo la cena,- saqué la tortilla en un plato grande y la partí un cuatro trozos, puse el de Shizel en un plato mas pequeño con unas tostadas y se lo puse en la mesa, vertí algo de macedonia en un cuenco y también se lo di, rebusqué y le di cubiertos.

Mientras el se ponía a comer yo serví el resto de la comida en otros platos, y como no me apetecía ponerme a limpiar los platos sucios fui a por el libro de hechizos, rebusque hasta dar con el hechizo de limpieza y lo realice, después de unos intentos me salio y volví a guardar los cacharros en su sitio. Me volví para observar como comía Shizel.

-Y bueno, ¿por Maciel como fue la cosa?,- pregunté con interés.

Un cambio de nombre... Aquello pilló a Shizel por sorpresa. ¿Acaso era obligatorio? No se sentía demasiado distinto...
El idrino estaba encantado con el trato que se le dio en la mesa. Hacía siglos que nadie le servía la comida y no le importaría en absoluto recuperar la costumbre.
Se acordó de darle las gracias a Stefan antes de empezar a comer, y de felicitar por la comida; y aunque tenía un hambre de lobo lo hizo sin prisas. Toda aquella educación que paulatinamente había dejado de lado en Maciel quizá saliese a la luz en deferencia a que por fin parecían estar volviendo a "la civilización", o al sucedáneo de ésta que en su opinión existía en Rocavarancolia. En cualquier caso, a Shizel no le parecía mal. Le recordaba a casa.

Procuró no hurgar en lo que fuera que hubiese pasado en Letargo. Fuese lo que fuese tenía toda la pinta de ser un tema delicado. Preguntó en su lugar por los cambios que había sufrido cada uno, y salvo algunas excepciones  no parecían haber sido tan físicamente traumáticos como en su torreón.
-Un desastre- sonrió sin muchas ganas cuando Stefan le preguntó por Maciel-. Pero estamos casi todos vivos y a salvo. Solo no sabemos nada de Aleksei- una incómoda vocecilla en el fondo de su mente le recordó que tenía que salir a buscarlo, pero un nuevo bocado a la comida la silenció temporalmente. Resumió brevemente a Stefan las caóticas horas desde que había salido la luna hasta que se habían reencontrado todos en la biblioteca.
-Pero aquí de Maciel solo venimos Ariv y yo, el resto se han ido a esa Sede- finalizó su relato-. ¿De Letargo venís muchos?
Recordó al varmano de las escaleras y se preguntó si habría más de ese tercer torreón. Había oído pestes e historias de terror sobre ellos, pero nunca había llegado a ver a ninguno.

Rozó distraídamente con el dedo la superficie del agua y sonrió un poco incrédulo cuando se dio cuenta de que poquito a poco comenzaba a formarse escarcha sobre ésta.
-¿Tsutsu, se pueden redecorar las habitaciones?- preguntó pensativo mientras sorbía de la bebida una vez estuvo fría. Ante la respuesta afirmativa del drake, que había acudido ante la perspectiva de la cena, se quedó un poco pensativo.

Si aquello era de verdad más civilizado que la criba y ya se habían incorporado a la ciudadanía de Rocavarancolia, eso probablemente significaba que iba a necesitar dinero si quería hacer reformas. El cambio no le desagradaba: ya había tenido muebles ruinosos robados de entre los escombros para el resto de su vida, muchas gracias.
La ausencia de fondos no era el problema para Shizel, sino que esos fondos se encontraban cómodamente a salvo en una cámara de banco a un mundo de distancia...
-DL me contó que tú llevabas la cuenta de los días antes de la luna- murmuró-. ¿Sabes cuánto queda para que podamos volver a casa?

Shizel me dio las gracias antes de empezar a comer, y parecía gustarle la comida que le di, le informe a grandes rasgos de nuestras conversiones y el hizo lo propio. También respondí a su pregunta acerca de cuantos veníamos y el dije de quienes yo sabia.

-Si, yo estoy pensando en remodelar mi habitación también.- un par de ideas se habían formado en mi mente, pero no era nada definitivo aún.

-Respecto a la pregunta de volver a casa.... El tipo que me trajo dijo que era un año terrestre, lo cual quiere decir unos doce meses, si no me equivoco llevamos aquí cerca de siete, así que quedan unos cinco mas o menos.-le dije, por que no tenia ni idea de si en su mundo tenían el mismo concepto temporal para los años.- Y oye, ¿en que habitación te alojas?,- el idrino me informo de donde estaba e inquirió por que quería saberlo, a lo cual respondí,- Veras, parece que te gusta mi comida, y mañana pensaba preparar un desayuno para Yttria y para mi, no me cuesta nada incluirte en la lista, ademas de que tu habitación esta cerca de la nuestra y así puedo pasar a dártelo, si tu quieres por supuesto.- quizás con esto empezara a ganarme un amigo, y la verdad es que me hacia falta uno, desesperadamente.

Sobrevuelo la ciudad disfrutando de mis galletas mientras observo el astro rojo en el cielo. "¿Por lo visto la has liado por aquí no?" Pienso sonriendo. De pronto mi mirada se posa en el suelo para ver la cantidad de muerte y destrucción que la puebla. "En fin..." Pienso suspirando.

Llego al poco rato a la torre y desmonto de mi figura e introduzco los dos libros en su interior para no perderos. Mientras estoy reduciendo la figura del dragón hago que los rastreadores entren en la torre y al terminar entramos mi dragón y yo y el silencio sepulcral que domina la torre me hace respirar tranquilo.

-Bueno vosotros quedaros por aquí que yo voy a cenar algo.- En ese momento las figuras se quedan todas tumbadas en el suelo. Algunas como si estuviesen durmiendo y otras tumbadas mirando al infinito . El dragón se agazapa en una esquina con la cola por delante y la cabeza sobre las garras con las alas retraídas como si descansase plácidamente. -Luego os recojo.- Les digo separando las manos como si les tranquilizase a todos. En ese momento doy un chasquido y una de las figuras rastreadoras se levanta y la acerco a mi entrando ambos en la cocina.

-¿Me habrán guarda...?¡BINGO!- Digo al localizar un trozo de tortilla y parte de una especie de macedonia de frutas y un poco de pan tostado. Me acerco a los platos y los miro rascándome la barbilla. -No pinta mal el cocinillas.- Pongo los platos en la mesa sentándome enfrente y suspirando pensando en el día de hoy.

"Tiene gracia Matt. El mundo se desmorona y tu sigues a tu bola durmiendo a pierna suelta. Es cierto que no están heridos pero.... Pobre chica muerta... Podría haber sido alguien importante." En ese momento caigo en las palabras de los chicos quitando le importancia a mi falta y suelto un profundo suspiro. En ese instante hago que el fennec salte encima de la mesa y se coloque a mi lado mirándome con la mirada vacía propia de mis muñecos de arena mientras le acaricio detrás de las orejas. "Ya se que no debería martirizarme tanto pero prometí que no dejaría que no les pasaría nada y hoy... hoy podría haber faltado a mi promesa. Pero bueno... No ha pasado nada por lo que voy a disfrutar de la tortilla de este hombre a ver si esta medianamente potable."

Hago que el fennec esboce algo parecido a una sonrisa mientras parto un trozo de tortilla con la mano y me la meto en la boca tras inspeccionarla a conciencia y olerla un par de veces. El plato no es algo de lo que sentirse muy orgulloso pero, a decir verdad, estaba bueno. Me parto otro trozo de tortilla mientras hago levitar un par de trozo de fruta metiéndomelo todo en la boca y masticando paladeando la fusión de sabores en mi boca.

En ese momento puedo escuchar movimiento en la sala enfrente de la cocina y por los pasos no parece ser ninguna de mis creaciones. "Es cierto. Ahora estamos con mas compañía aquí en la torre. Se me va a hacer raro tener tanta vida por aquí. Acostumbrado a los cuatro gatos y mis figuras. Pero bueno... Si me cocinan por mi que se queden cuanto quieran... Mientras que no me la monten." En ese momento en la cocina entra la bruja que se presentó antes que se hacia llamar Yttria. Carraspeo mientras trago y la saludo con la mano. -Oh.. Hola.- Le digo recostándome contra la silla. -Me pillas  cenando hija.- Corto con un hechizo lo que queda de la tortilla a la mitad y se la ofrezco haciéndola levitar. -¿Quieres?- Le digo a la chica. -Es la primera vez que no me importa comerme la tortilla con algo de arena.- Digo sonriendo. -Pero no te preocupes que este trozo esta muy limpito.- Digo metiéndome mi porción en la boca.

-Bueno.- Le digo a la chica. -Siéntate mujer.- Le digo para intentar acercarme un poco a ella. -¿Que te va pareciendo la torre?¿Mejor que Letargo?- Le digo sonriendo mientras me meto un trozo de fruta en la boca y acaricio a mi figura haciendo que remueva la cabeza como si siguiese la caricia por él mismo. -Créeme que Letargo es la versión buena de los torreones. Yo pasé mi criba en Maciel y bueno- Hago una pausa y la miro. -Por no tener no teníamos ni cadenas para la puerta.- Sin poder evitarlo suelto una risilla.

Mientras termino de cenar hablo con la bruja hasta que decido dar por terminada mi cena y me despido dejando los platos en el fregadero y saliendo con mi figura a mi lado. En la sala se encuentran todas mis figuras que con una señal comienzan a subir las escaleras hasta llegar a mi puerta. Las figuras entran y los doce fennecs se introducen en la arena a la vez mientras que el dragón se queda en una esquina recostado en una pequeña duna. Yo mientras me voy quitando las chanclas y los guantes introduciéndome en el foso dejando solo la túnica en la superficie.

A decir verdad no me di cuenta cuando me quedé dormido pero el sonido del traqueteo de personas en la torre me hizo despertarme extrañado y algo malhumorado. "Menudas putas horas para andar de arriba a abajo me cago en la leche." Me visto y me preparo medio adormilado cuando recuerdo que aún tengo los libros metidos dentro de la figura del dragón por lo que le meto la mano en el pecho y saco los dos volúmenes. Primero uno y después otro respectivamente.

Bajo a la cocina leyendo uno de los libros y al llegar a la cocina saludo a los presentes con un ligero tono de somnolencia. -Buenos días.- Digo tras un bostezo. -¿No es un poco pronto para andar ya tan temprano pululando por ahí?- Pregunto a nadie en particular. Me rasco el mentón y miro al brujo. -Oye.- Le digo con mi somnolencia. -La tortilla estaba buena.-

"¿Cinco meses?" La noticia no le había sentado bien a Shizel. Tenía que haber algún agujero legal en aquello que le permitiera volver a Idris a por sus ahorros aunque fuese, o comunicarle a su familia que no le había secuestrado nadie... Se preguntó si estarían esperando una exigencia de rescate en metálico. Se preguntó también, muy fugazmente, si se plantearían siquiera satisfacerla.
Las siguientes palabras de Stefan le parecieron como si le hubiera tocado la lotería. ¿El desayuno a la habitación, como antes de la dieta Rocavarancolia?
-Si de verdad no crees que sea una molestia...- dijo aún incrédulo-. Yo encantado.
Eran los primeros días de convivencia, pensó. Probablemente a la semana el chaval se cansaría de ser amable.
Alzó una ceja divertido cuando entró Erin, aparentemente decidiendo que la presencia de otros seres inteligentes aparte de Stefan no entraba en su lista de prioridades. Un rápido hechizo de limpieza se encargó de lo que había ensuciado, y el idrino se despidió brevemente de los dos brujos antes de irse a dormir.


Le costaba acostumbrarse a los ambientes nuevos, y por esa razón despertó temprano después de una noche inquieta. Le complació comprobar que había ropa en el armario. Seguía siendo de segunda mano, pero estaba mejor que los andrajos que había encontrado al llegar en los baúles de Maciel. Añadió ropa decente a la lista de cosas que tendría que agenciarse una vez tuviese el dinero.

Se le hizo raro no pasar por los mismos corredores y puertas para bajar a desayunar. Un vistazo rápido le bastó para comprobar que de nuevo era Stefan quien cocinaba, y que no estaba solo. Apenas tardó un par de segundos en ubicar a su acompañante.
"El chico de arena..." No era uno de los cambios más drásticos que uno podía sufrir en aquella ciudad, aunque seguía impresionando a simple vista. Él mismo había acabado cubierto de hielo...
Dio dos golpes en el marco de la puerta para anunciar su presencia.
-Buenos días- saludó antes de tenderle la mano a Matt-. No sabía que vivías aquí también... Ahora que no tengo a compañeros agonizando alrededor, debería informarte de que soy otro de los que acaban de invadir tu casa.

-¿Como va a ser una molestia?,- le dije sorprendido a Shiz,- ni que cocinar para uno mas supusiera mucho esfuerzo, ademas me gusta cocinar, es muy relajante.

En ese momento entro Yttria por la puerta diciendo que tenia hambre y Shiz se levanto y dejo sus platos limpios en la encimera. Le di a la bruja su comida y le dije:

-Mira, hoy estoy cansado, así que mejor dejamos la charla para mañana u otro día ¿te parece?,- y empece a cenar en silencio. Cuando acabe limpie mis platos con el mismo hechizo de limpieza, <<Humm, esto es mas cómodo que fregar a mano, llegare a cogerle el gusto>>.

Subí a mi habitación y cuando entre hubo algo que me llamo la atención, aunque hasta que no estaba sentado en la cama no me di cuenta de que era. Salí por la puerta escopeteado buscando a Tsusu, cuando le encontré me paré delante de el con el corazón bombeando a toda leche.

-Tsusu, alguien ha estado en mi habitación, me han dejado macetas, ¿no habrás sido tu no?,- le pregunte algo exaltado, me daba miedo que alguien pudiera conocerme tanto como para hacer aquello. Por suerte el drake me explico que la torre parecía tener una especie de consciencia propia por decirlo de algún modo, y que ella misma había incluido esas cosas en el diseño. Me quede bastante sorprendido ya que esperaba cualquier cosa menos eso. En silencio volví a la cama y me metí en ella tras desnudarme, antes de darme cuenta ya estaba sobando como una marmota.

Me desperté sobresaltado por un golpe, adormilado me incorpore, un segundo después sonó otro golpe, y otro mas, localice la fuente del sonido y me quede en shock tras ver que era la cómoda, sus cajones iban abriéndose y cerrándose para emitir sonido a base de golpes, sonó hasta ocho veces, después de eso se quedo completamente inmóvil. Con cuidado me acerque y la toque con un dedo, igual que cuando compruebas si alguien esta dormido o no.

El mueble no reacciono y yo me vestí y cogiendo el libro de magia baje a la cocina, parecía no haber nadie despierto aun, comencé a pensar en algo de desayunar y pronto se me ocurrió algo, comencé a preparar masa para hacer tortitas, seguro que a Yttria siendo de Norteamérica le apetecía algo así. Estaba empezando a hacer la primera tortita cuando apareció Matt por la puerta, me felicito por la tortilla.

-Me alegro de que te gustara, y si, es temprano, pero uno de los muebles de mi habitación quería que me despertase al parecer. ¿Te apetece desayunar?,- en una sartén aparte empece a hacer unos huevos revueltos, y cuando acabé freí algo que se parecía al bacon, aunque realmente no tenía ni idea de que era.

-Buenos días Shiz,- le dije en cuanto apareció por la puerta,- Te creía menos madrugador, si me das un par de minutos el desayuno estará listo.

En cuanto todo estuvo listo lo saque en unos platos reservando parte para la canadiense y lo puse sobre la mesa. Serví las partes correspondientes y comencé a comer.

No pude evitar soltar una pequeña carcajada al recordar mis primeras impresiones sobre los muebles. -Si hijo si. Aquí tenemos muebles muy especiales.- Digo dejando el libro en la mesa por la pagina marcada por Giz de las algas venenosas. -Vaaaaya vaaya vaya- Le digo mirando lo que esta haciendo. -¿Menudo desayuno estas preparando no tío? Ten cuidado no vaya a acostumbrarme- Tras decir eso vuelvo a bostezar y me siento en mi silla ojeando un poco por encima las paginas del libro mientras escucho el chasquido de la carne haciéndose en la sartén. "Y que yo no la use por que me de grima usarlas..." Pienso mientras el olor de la carne me invade las fosas nasales.

Me vuelco en mi lectura matutina cuando unos golpes en el marco de la puerta me hacen levantar la vista del libro para poder ver al chico de escarcha entrando por la puerta. La forma de  hablar y de moverse me parecen interesantes. Incluso parece darme una mejor impresión de la que me llevé la primera vez que nos vimos. Me incorporo para agarrar la mano del chico fresco y sonrío al escuchar su comentario.

-La primera noche de luna siempre es.,,,- Hago una pausa para buscar las mejores palabras para describirla y continuo hablando. -Algo agónica. Si señor. No se podría describir mejor. Deberíais de haber visto mi noche... Claro que no fuimos tantos como vosotros.- Digo apretando mi guante sobre la mano escarchada del chico. -Mi nombre es Matt. Encantado de conocerte ya mas calmado.-

La forma de decirme que la torre me pertenecía me hizo gracia por lo que volví a sentarme en mi sitio cuando Enredo comenzó a ponernos platos. -A decir verdad Shiz.- "Matt no te tomes esas confianzas tan a la ligera hijo de mi vida." Me digo autocorrigiendome. -¿No te importa que te llame Shiz verdad?- Le digo al chico escarcha para continuar hablando. -La torre no es mía. Es de todos. Tsusu y yo somos muy buenos amigos. Todo es de todos en cierto modo.- Hago una pasa y cambio mi tono de voz a uno un poco  mas serio intentando que mis palabras fueran captadas por quien debía serlo. -Por eso mismo en esta torre no se permitirán escenas como las que tuve que sufrir en la luna. En la luna siempre se suele volver uno un poco mas....Irascible. Por decirlo de alguna manera. Se os permitieron muchas cosas ese día. Pero no os confiéis. Suelo cumplir lo que digo.- En ese momento Enredo esta terminando de servirme las tortitas por lo que le miro seriamente con una sonrisa algo enigmática y vuelvo a centrarme en la conversación con Shiz.

-Y bueno. Contadme.- Digo cerrando el libro y haciendo crujir los huesos de mis manos. -¿Qué plan tienen para hacer hoy?- Tras decir esto cojo un trozo de carne frita y me lo meto en la boca tragándomelo de golpe. -Yo tengo que pasarme por la biblioteca a buscar unos documentos importantes por si tenéis que ir por allí cerca puedo acompañaros.- "Así seria un buen momento para conocer a los nuevos y cotillear un poco sobre ellos."

-Y lo soy- contestó el idrino a Stefan reprimiendo un bostezo-. Dame tiempo.
Matt parecía ser una persona abierta, de palabras y de gestos, y alguien así era muy relajante a la vista para un idrino. No había crispación mental a la hora de contrastar lo que decía con lo que expresaba con el cuerpo.
Shizel le devolvió con ganas el apretón de manos al brujo, y escuchó con interés sus palabras sobre la Luna. No indagó sobre los sucesos que había presenciado Matt un año atrás, intuyendo que podían ser un tema delicado que tocar cuando el joven acababa de conocerlos.

Se preguntó si estaría hecho por completo de arena, no solo la superficie; y si era así, si era capaz de comer. Su interrogante silencioso se vio prontamente respondido cuando Matt empezó a devorar el desayuno con toda la tranquilidad del mundo.
-Como te sea más cómodo- se encogió de hombros cuando el brujo le preguntó por cómo llamarle. Al principio le había molestado que todos sus compañeros se tomasen las confianzas de acortarle el nombre por la cara, pero había acabado percatándose de que en sus mundos aquel formalismo idrino no parecía existir. Ahora ya apenas le incomodaba.
-No puedo hablar por los de Letargo o Sendar, pero te aseguro que los dos que venimos de Maciel hemos tenido problemas para el resto de nuestras vidas- le aseguró a Matt con desidia mientras hacía uso de un hechizo térmico para calentarse un termo de bebida. Había captado la advertencia implícita en el tono del brujo-. Por lo que dices parecen ser hereditarios de una cosecha a otra.

Captó al vuelo la oportunidad de salir cuando Matt la propuso.
-Yo pensaba pasarme por la biblioteca de todas formas. No sé aún qué soy- la frase se le antojó extraña-, y tengo muchas preguntas que consultar sobre la ciudad. La noche de la Luna no me parecía el momento...- no había entendido cómo todos se habían puesto a leer tan tranquilos mientras había un centenar de montruos embistiendo contra el campo de fuerza de fuera. Él había pasado toda la noche con la tensión de que debía salir de aquel islote de paz falsa y hacer algo, lo que fuese...
Recordarlo le trajo a la mente el pensamiento de que aún quedaba un macielero en paradero desconocido del que lo último que sabían era que había mordido a RR. Decidió aprovechar la salida para buscarle.

-Yo tampoco busco problemas, estoy cansado de ellos,- dije mientras me concentraba en comer y recordaba los acontecimientos de aquella noche,- No volverá a pasar,- aseguré mientras metía un trozo de tortita en la boca.- Por cierto puedes acostumbrarte a la comida si quieres, no planeo irme pronto , de momento quiero aprender a manejar mi dominio y la magia, más adelante dios dirá.

Matt preguntó por los planes del día y yo me quedé pensativo mientras ellos decían de ir a la biblioteca, desgraciadamente mis pasos me conducían en otra dirección.

-Yo planeo pasarme por los jardines de la memoria, y la verdad es que sé poco de ellos, aunque las veces que he estado no he podido evitar fijarme en que alguien debe de cuidar ese lugar. ¿Sabes quién es, Matt?, la verdad es que me gustaría preguntarle algunas cosas. Otra cosa que me gustaría saber, ¿puedes explicarme como va eso de volver a la Tierra?, me gustaría recoger unas cosas que deje allí, se que hasta dentro de unos cinco meses nada pero aun así prefiero saberlo ya. Otra cosa, si, ya se que parezco un pesado, en el pregon decian de que aqui habria talismanes mas poderosos que los que teniamos, pero yo aun no he visto ninguno, ¿acaso estan en la biblioteca del ultimo piso?. Por cierto, ¿estaréis para la hora de la comida?.

Acabe el desayuno y espere a que se me diese alguna explicación.

-Yo pienso que los de Maciel siempre hemos sido especiales.- Le digo a Shiz mientras me termino la última de las tortitas del pato. En ese momento mis palabras me hacen recordar todas y cada una de las experiencias pasadas en Maciel y lo único que sale de mi cuerpo es negar levemente con la cabeza mientras suelto una pequeña risa interna.

Enredo intenta explicarse con lo de que no volverá a pasar. A decir verdad no me importa mucho lo que tenga que decir con respecto a lo que paso aquella noche. "Si alguno intenta romper el ambiente de la torre yo mismo me encargaré de sacarlo a patadas de aquí."

Los chicos me cuentan sus planes sobre lo que hacer por la mañana por lo que al terminar de hablar me recuesto sobre la silla y sonrío. -Me parece perfecto.- Les digo a los chicos. -Yo voy a subir a por un par de cosas a mi cuarto.- Me levanto de la silla y me dirijo a la salida cuando respondo a Enredo por el camino. -Pues me imagino que si. Yo no he utilizado muchos pero quizás deberías preguntarle mejor a Tsusu. Él es el que se encarga de los cachivaches.- Me paro por el camino ante la pregunta sobre quien cuida de los jardines por lo que me giro y me encojo de hombros. -A decir verdad es un sitio por el que no he ido mucho y no tengo ni idea si los cuida alguien o se mantienen mediante algun tipo de hechizo.- Me cruzo de brazos y sigo hablando. -Por la zona de los palacetes había una casa que tenia su propio jardín que se cuidaba solo. Lo único que puedes hacer es ir y averiguarlo por tu cuenta. Digo yo.- En ese momento levanto una de mis mangas para mostrar mi brazo arenoso y continuo hablando. -Como puedes comprobar el mundo de las plantas no es mi fuerte. Soy... estéril en lo vegetal.-

En ese momento Yttria entra por la puerta de la cocina exponiendo su idea de ir a la biblioteca con nosotros. -Buenos días señorita. - Le digo dando un par de palmadas en su hombro. -Por mi guay. Cuantos mas seamos mejor.- "Yo mientras que no os vayáis matando por el camino." Pienso para mí de la manera mas sincera posible. -Bueno voy para arriba y bajo.-

Salgo dejando a los chicos desayunando y me encamino a mi cuarto. Abro la puerta y me adentro en mi mini desierto enterrándome los pies en arena. -Mm mm....- Mascullo mientras una pequeña esfera de arena se levanta y comienza a pasar por mis dedos. -¿Y yo que podría llevarme?- Suspiro al pasarse por mi mente la idea de llevarme conmigo al dragón pero la envergadura del bicho sería demasiado para tener que ir a la biblioteca. -El bibliotecario me estaría dando el coñazo todo el tiempo.-

-¡Ya se!- Digo chasqueando los dedos. -Necesito un par de manos mas para que me cargue los libros.- En ese momento me acerco a la mitad de la habitación mientras un huevo de arena se levanta disolviéndose dejando el contenido de su interior al descubierto. -Cariño te necesito.- Le digo a Sandy que se encuentra exactamente igual de como la dejé el día de la fiesta. -Se que no te saco mucho pero mira el lado positivo.- Le digo mientras le coloco un mechón de pelo. -Hoy te va a dar un poco el aire. Huele un poco a sangre pero bueno. Como tu oler hueles poco.-

Mientras digo esto practico un poco con la muñeca haciéndola entrar en mi peculiar modo de combate volviendo sus brazos en dos hojas de arena y volviendo a componer sus brazos de nuevo. -Venga. Que nos vamos. Que ya tienen que estar listos.- Le digo a la muñeca mientras que la hago ir detrás mía. Antes de salir de la habitación me paro en seco y hablo.-Che. ¿A donde mierda se supone que vas así? Ponte la capucha anda.- Tras decir esto hago que la figura levante los brazos y coloque su capucha tapando su cara dejando solo los mechones arenosos blancos cayendo hasta su pecho. -Mucho mejor.- Le digo tocándole la cara perfilando le un poco el mentón.

Bajo las escaleras con mi figura entrando en la cocina para recoger los libros que dejé en la mesa. Entramos mi muñeca y yo como si nada y le señalo los libros mientras me acerco a recoger algo de fruta. -Recógelos anda.- Le ordeno a la figura mientras hago que se acerque a los dos libros, los coja con las manos y se los meta debajo de la túnica introduciendo los dentro de la misma figura. -Bueno.- Les digo a los presentes. - ¿ Nos vamos?- Digo tras darle un muerdo a pieza de fruta.  Los  Chicos parecen estar preparados por lo que hago que la muñeca pase por delante mía saliendo de la cocina en dirección a la puerta.

Sigue en la Biblioteca Mágica.

-No tenemos otro sitio donde comer, ¿no te parece?- respondió encogiéndose de hombros a Stefan, para luego dedicarle una sonrisa socarrona-. Pero si un día ando de paseo y me encuentro un restaurante te lo haré saber.

Subió un momento a su habitación a por el libro de historia general que había sacado de la biblioteca la primera vez que entró. De haber sabido lo que iba a suceder a lo largo de la criba habría cogido uno de hechicería, se le ocurrió. Sonrió recordando el miedo que había sentido en un principio a que la magia no funcionase con él. "Miseria al menos no me engañó en eso."

-Enredo, a la vuelta cuéntame por dónde andan los talismanes, por favor- le pidió al brujo mientras bajaba las escaleras. Había tenido el antiguo nombre del italiano en la punta de la lengua, pero no le resultó una contrariedad obligarse a usar el otro. Comprendía que podía ser igual de molesto que como le había resultado a él el que todos usaran un mote de confianza apenas conocerle, así que se esforzaría en usar el que tanto él como la canadiense habían elegido.

-Yo estoy listo- anunció con indolencia desde la puerta. Cuando Erin se reunió con ellos, también cargando con el libro que tenía que devolver, se pusieron en marcha.
-¿Qué clase de hechizo has usado?- le preguntó a Matt lleno de curiosidad, refiriéndose a la muñeca de arena-. Parece muy real...

Sigue en la Biblioteca Mágica.

-Claro, le preguntare a Tsusu cuando vuelva de los jardines, y tienes razón, lo mejor sera comprobarlo,- le dije, solté unas risas ante la afirmación de Shizel,- Si, avísame, aunque ten en cuenta que aquí la comida es gratis,- respondí tratando de seguirle la broma.

Recogí los platos y los limpie, y fui a la entrada a esperar al resto, vi a Matt bajar con una mujer hecha de arena y solté un ruido quedo de sorpresa. <<¿Acaso puede hacer lo que quiera con la arena? ¿Serán así todos los dominios?>>.

-Bueno, yo también me voy, hay un sitio que quiero visitar.

Sigue en el Jardin de la Memoria.

El camino a Serpentaria fue tranquilo, es mas me sentía mucho mejor que nunca con las semillas en la mano, divise el torreón y me acerque. Dije la contraseña y entre a la torre, subí a la habitación y pose las semillas sobre el escritorio, cambiándolas por el libro de hechizos que había dejado allí la noche anterior.

Busque a Tsusu por la torre y después de un par de minutos de búsqueda lo encontré en el salón, le pregunte acerca de los talismanes y me comento que estaban en el ultimo piso, decidí ir por ellos cuando dominase el hechizo de intangibilidad.

Acercándose la hora de comer decidí comenzar a preparar la comida, quise tenerla hecha antes de que el resto volviese de la biblioteca. Partí trozos de carne para echar al estofado, pronto gran parte del torreón olía ricamente, el estofado parecía grumoso, pero cuando lo probé estaba bueno. Mientras eso se hacia yo iba aprendiendo el hechizo para tener algo nuevo en el arsenal.

Poco antes de acabar de hacer la comida sentí la puerta de la calle abrirse y fui a darle la bienvenida a la persona que acababa de llegar, que para mi agrado fue Shizel, así que le di una calurosa bienvenida.

-Hola Shiz, la comida estará pronto, dame unos minutos solo.- Le dije con una gran sonrisa en el rostro, estaba de buen humor por un cumulo de cosas, y cocinar era una de esas cosas que me alegraban el día.