Torre Serpentaria

Kirés

La idea de que Chromsa pudiera tener una transformación doble, como él mismo dijo, sorprendió a Kirés tanto como al resto. Hasta ahora el enderth no se había parado a pensar en las razas de cada uno y había asumido, erróneamente, que el ochrorio no presentaba cambios físicos.
–Podría ser –respondió a su pregunta tras pensarlo un poco. –Creo que hay brujos con cambios físicos, pero no al nivel que describes.
El paladín tampoco podía ofrecer mucho más consejo en aquel tema, aparte de buscar la transformación original fijándose en los cambios físicos.


Alyssa

Mientras todo esto pasaba, la dríadehabía empezado a vagar por las estanterías por su cuenta, aunque las escobas la seguían persiguiendo allá a donde iba.
Tampoco sabía muy bien qué era lo que tenía que buscar. Había libros y títulos bastante extravagantes, pero aun con eso la dríade dudaba mucho que hubiera una sección o libro dedicado a algo como “personas con ramas por cuernos y un crecimiento excesivo de flores”. En cualquier caso, la sección de plantas era un lugar tan bueno como cualquier otro para empezar, por lo que allí fue.


Kirés

El enderth, por su parte, se disponía a explicar en qué consistía lo de los precios, pero cuando fue a hacerlo el daeliciano encontró lo que parecía ser su transformación y la conversación empezó a girar a su alrededor.
–Hmmm… Yo no os conozco demasiado, pero si tuviera que teorizar me atrevería a decir que es justo al revés– comentó, antes de responder con más detalle.
>>Para algunos la magia tiene un precio, una condición que deben cumplir para poder utilizarla. El hecho de que se trate de algo que no se desee realizar forma parte de la condición, de lo contrario no sería un precio. Al menos así es como lo veo yo.
El paladín era una persona más lógica que emocional. Consolar no era su punto fuerte, pero si la explicación ayudaba a que el grupo entendiera que sus cambios no los definían más de lo que se definían ellos mismos a diario, pues mejor.
–Durante estos años he conocido a varios individuos con precios muy desagradables y muchos han demostrado ser personas mucho más decentes de lo que esos precios sugerían en primer lugar.
Mientras decía eso, sin embargo, un individuo en particular hizo que se le erizaran las plumas.
"Aunque no todos"

No había vuelto a ver al Jack-o'-Lantern desde su cosecha, pero el mero acto de pensar en aquel día le trajo al enderth miedo y furia a partes iguales mientras apartaba aquel recuerdo de su mente casi tan rápido como había venido.

Luci se apresuró a quitarle importancia y decirle a Adam que estaba bien. No tenía ganas de que le compadecieran y muchas menos de explicar por qué se había disgustado, pero Kradko había leído lo mismo que él. Su comentario le arrancó una sonrisa.

-Gracias Kradko -dijo, poniendo su mano sobre la que la niña le había puesto en el hombro.

El libro fue rotando de manos. Al fin y al cabo había bastantes ‘’seres alados’’ en su grupo. Debido a que Adam puso cara de disgusto no cotilleó, aunque lo cierto es que tenía bastante curiosidad ¿Cómo es que cambiaba tan drásticamente de aspecto? ¿Qué lo hacía pasar de una forma a otra? Con Lethe no pudo resistirse, se acercó para ver mejor, manteniendo la distancia justa para no entorpecer a la enderth en su lectura. Lo que vio le dio un poquito de envidia, no se iba a engañar; parecía una criatura fuerte y majestuosa. Cuando acabó llamó a Kradko a la mesa.

-Vamos a buscar la tuya y la de Kahlo -le dijo abriendo de nuevo el libro. Posiblemente cotillearía la de Adam de camino.

Las palabras de Kirés no fueron bien recibidas al principio. Le daba bastante vergüenza en qué se había convertido, y que lo supieran sus amigos era una cosa, pero un desconocido era otra, por mucho que les estuviera ayudando, pero al final tuvo que agradecerle su intervención. En realidad, no era tanto la naturaleza de su precio, (que habiendo visto de refilón el de otras transformaciones no era para tanto) si no la imagen que pudiesen tener de él debido a ello. No quería que de pronto nadie confiase en él por culpa de la estúpida Luna Roja y sus cambios. Y sobre todo le daba pavor que no fuesen solo cambios externos lo que les hubiese dado. ¿Podía la Luna cambiarles por dentro?

Negó con la cabeza a la pregunta de Chromsa. Sólo había mirado un libro y aún no había acabado con él.

-A lo mejor Alyssa ha encontrado algo. Los dos tenéis cuernos y… ¿plantas? -ladeó la cabeza.

Adam se acercó a ver las páginas del libro que Chromsa consiguió. Tanteó un poco con la vista antes de que el ochrorio le hablase.

—Si, soy un Pegaso. Según lo que leí puedo cambiar entre dos cuerpos, es un poco raro pero no me sorprende— logró sacar algunas risas. No quiso preocupar a nadie y aun le quedaba por asumir algunas cosas pero era todo tan absurdo que no pudo evitar reír. Paró y miró de nuevo sus plumas, recordando de nuevo lo que leyó—. Un Pegaso…— susurró para sí. Quizás el libro exageraba con ese supuesto riesgo, no quiso pensar en lo malo y se aferró a todo lo bueno que tenía ser un Pegaso, los mismos caballos gráciles y hermosos que alguna vez vio representados en televisión, videojuegos, libros… Adam sonrió un poco por lo bajo, se sintió afortunado. Quizás hablaría con el hombre pájaro acerca de exponer su identidad, por lo pronto tratará de no exhibir su plumaje en un futuro tan a la ligera ya que, por todo lo demás, sigue siendo un humano por fuera.

Dejando de admirar su transformación por un segundo atendió a Chromsa, atento a lo que su pareja leyó. Levantó sus cejas impresionado por lo que el ochrorio era capaz de hacer. Le pareció muy interesante y místico su control de las hojas marchitas.

—Ostras, que guay. Mola que puedas mover muchas sin cansarte— añadió referenciando al hechizo de levitación. Imitar el preciso control de su pareja con magia le costaría demasiados años como para considerarlo divertido intentarlo.

Sin embargo, no tuvo una respuesta clara a la duda de Chromsa. Se pegó a él para ver de cerca el contenido del libro y nada aparecía sobre cuernos, más pelo facial o patas de animal. ¿Qué podría ser? Pasando páginas terminaron en la del Tempestomante, los brujos que controlan las tormentas. Adam tragó saliva ante lo poderoso que sonaba eso, solo esperaba no encontrarse con ninguno de momento vaya a ser que lo frían con un rayo de tormentas.

Adam estuvo dando vueltas a algo. Para asegurarse se alejó de Chromsa y lo miró algo analítico.

—En realidad… me suena tu apariencia. Me suena, me suena… —Adam siseó con los dientes, chasqueando los dedos de frustración porque lo tenía en la punta de la lengua—. ¡Es verdad! ¿Habéis visto Narnia? Es que aparecen seres mitad cabra y no caigo en cómo se llaman. Si aparecen Pegasos y Ángeles ellos quizá estén en estos libros— preguntó a todos los terrestres en voz alta. Chromsa y esos híbridos caprinos que vio en su día en Narnia se le hacían idénticos, quitando lo de las hojas.

La reacción de Luci a sus palabras la dejó muy satisfecha. «Si es que está claro, el tontolava que escribió esto no tenía ni perca idea de cómo es Luci. ¡Ja!». Consideraba seriamente todas sus palabras las cuales, encima, le resultaron confirmadas por la intervención de Kirés.

Estuvo cotilleando otras transformaciones y lo cierto es que «¡algunas hasta molan!». Por su cabeza empezó a rondar la idea de que… igual hasta había merecido la pena el viaje. De que igual la Luna Roja sí que había sacado su verdadero potencial, tal como se les había sido prometido.

Finalmente, Luci propuso ir a buscar la suya. La verdad: no sabía si le apetecía. Por un lado, ¡por supuesto qué se supone que era ahora! Por otro… Aquello mismo le daba miedo. No sería la primera que se llevaría algún disgusto.

Para su propia tranquilidad, aquel no resultó ser su caso.

Aparte de las nuevas alas, aquella transformación suya no comportaba grandes cambios físicos. Y no solo aquello, sino que encima tenían algunas propiedades bastante interesantes… ¡Además, podía volar! Y no como lo había hecho hasta entonces, sino simplemente alzarse en el aire y aletear con total libertad. «Volar… ¿yo?». Y si aquello no fuera poco, encima había ciertas cosas que, por decirlo de algún modo, encajaban con ella. Es decir, el tomo mencionaba sobre una cierta tendencia de los lepäni por manifestarse como criaturas interesadas por el sonido y la música. Era evidente por qué Kradko sentía un interés especial por aquellas declaraciones.

—Woa… —fue todo lo que pudo musitar.

—El Antiguo Mercado —repitió solo para cercionarse que la información se le quedaba—. De acuerdo. ¡Muchas gracias, Krono! —dijo llevándose el puño cerrado al corazón, sonriendo con ojos brillantes—. Intentaré pagarte lo máximo posible lo más rápido posible.

No solo porque no le gustase sentirse en deuda con nadie, su familia siempre había llevado los ingresos de forma metódica y puntual, el compromiso era también un gesto de agradecimiento. Le iba a devolver el brazo, no podía llevarse una mala imagen de ella y recibir bien el pago era lo mínimo.

—No importa. Puesta a pagarte prefiero pagarte bien y recibir algo más… algo más mío —rió ligeramente. Se sentía tan radiante que muy posiblemente necesitase llorar de alegría después—. ¡Me encantaría hablar con tu ayudante! Santos, estoy deseando ir a tu taller… ¿Cuándo podría visitarlo? —su mano gesticulaba con pequeños gestos inquietos que denotaban su entusiamo. Se llevaba el pelo tras la oreja, lo volvía a recolocar, se tapaba la boca o daba pequeños golpecitos al suelo con el tacón del botín. Entre la luna, todos los cambios para bien y aquello Kahlo podía comerse el mundo.
>>Y sobre su funcionamiento… La verdad es que son fascinantes. En mi mundo no hay nada remotamente parecido. Imagino que tendrán un mantenimiento, ¿no? Será necesaria una revisión cada cierto tiempo.

Asintió cuando dijo que intentaría pagarle lo antes posible. El irrense no sabía leer las intenciones reales de la gente ni interpretar casi ninguna sutileza, así que era consciente de que cualquiera podía intentar engañarlo, pero Kahlo le había dado buena impresión y no tenía motivos para no creerla.

Tal y como pensaba, le gustó la sugerencia de poder crear un implante más estético y mostró mucho interés por acudir a su negocio.
—Cuando tú quieras. Ahora mismo no tenemos programada ninguna operación —sacó del bolsillo una tarjeta con el nombre de la clínica que llevaba grabada una runa, la cual tendió a la varmana—. Si aprietas la runa durante más de cinco segundos se activará un hechizo de guía lumínico que te llevará hasta mi clínica y taller.

Pensaba que la conversación finalizaría ahí, pero Kahlo procedió a preguntarle acerca del mantenimiento de los implantes.
>>Sí, hay aceites especiales para mantenerlos en buen estado que también te puedo vender. Soy ingeniero biomecánico por lo que en realidad la construcción y mantenimiento de implantes es mi mayor especialidad. Si te preocupa el precio, tengo tarifas muy asequibles para las revisiones periódicas y reparaciones menores. Si no notas ningún problema tampoco hace falta que acudas a revisarlo, aunque personalmente lo aconsejo al menos dos veces al año, porque a menudo se pueden desajustar componentes que no se notan a simple vista o con el uso inmediato, pero que pueden crear problemas más complicados a la larga.

Aquella era una buena noticia detrás de otra. Cogió la tarjeta, la miró como si fuera mágica -que lo era- sin importarle estar quedándose sin mano para coger más cosas y pasó el pulgar lentamente por la runa, con cuidado de no pulsarla en ese instante por muchas ganas que tuviera de ver el hechizo en marcha.

No se cansaba de oír a Krono. No parecía mucho mayor que ella, y aún así se notaba que era todo un experto en su trabajo; no es que la varmana tuviera remota idea de biomécanica (o de mecánica a secas, ella como mucho sabía abrir un reloj), pero le era fácil imaginar lo complejo que tenía que ser todo aquello. Lo avanzado que era lo hacía todavía más increíble, que no imposible, no cuando llevaban viendo y haciendo cosas que lo eran desde hacía meses, siendo ese día el mejor ejemplo.

—Dos veces al año, está bien. Me parece poco incluso —rió—. Y la operación… Perdona, ya es lo último y no te robo más tiempo. ¿Cómo es? ¿Cómo consigues que funcionen? —miró el brazo del chico con abierta curiosidad—. ¿Se une al sistema nervioso? Hace falta, como decirlo… ¿pasar por una rehabilitación después? Una vez colocado el implante.

Había aprendido que dar explicaciones demasiado extensas a las personas que no eran expertas en su campo no solía dar buenos resultados, por lo que limitó considerablemente la información que podía darle a Kahlo respecto a lo que quería saber.
—Sí, estás en lo cierto. El proceso quirúrgico emplea técnicas muy avanzadas que permiten conservar los nervios originales y acoplar el implante directamente al sistema nervioso, lo que hace que resulte en extremidades muy precisas y sensibles. Es preciso un proceso de rehabilitación leve, para el cual te daré las indicaciones necesarias, y también el ingreso en la clínica de al menos una noche para asegurarse de que no hay ningún problema.

Kolja se quedó algunos minutos recostado en su silla, procesando lo que había leído. Una vez se hizo a la idea de que ese era su nuevo yo cogió el otro libro que había sacada, "Ritos y Costumbres de los Nuevos Hijos de la Luna" y empezó a leerlo por encima. Leyó sobre las fiestas que se montaban al salir la Luna, sobre los nuevos ciudadanos eufóricos con su nuevo poder que recorrían las calles armando todo tipo de escándalos, sobre el reclutamiento de los más prometedores por parte de diferentes gremios, reclutamientos que a veces llevaban a matar al recién transformado antes de que se uniese a un gremio diferente. Y también leyó sobre la tradición de cambiarse el nombre.
Al parecer muchos de los nuevos ciudadanos, al sentir que su nombre anterior no les identificaba se habían empezado a cambiar el nombre. De ahí evolucionó a un autentico rito, donde lanzaban sus posesiones que habían traído de su anterior vida a la lava que rodeaba Rocavaragálago, aquella horrenda catedral roja que soltaba esas esporas que poblaban el aire. Kolja se llevó una mano a la barbilla y empezó a pasarla sobre la barba, pensando. La verdad es que aquel rito en especial le llamaba la atención, le parecía lógico elegir un nuevo nombre con el que definir su nuevo yo. En eso estaba pensando cuando escuchó la pregunta de Adam.

-¿Te refieres al señor Tumnus?- preguntó. -Es una fauno, sátiro si prefieres el nombre griego.

En caso de que alguien le mirase extrañado, Kolja se encogería de hombros -A mis hermanas les encanta esa película, me han debido hacer verla dos docenas de veces.

-¿Tienes una transformación doble entonces, Chromsa? Eso suena muy interesante, dejadme ayudaros a buscar un tomo en el que puedan aparecer los faunos.

Tras decir eso se pondría a buscar en las estanterías. Después de mirar un rato encontraría un volumen titulado "Criaturas del Bosque, Transformaciones relacionadas con la Naturaleza". Lo cogería y lo llevaría a la mesa en la que se habían instalado Chromsa y Adam.

-Aquí está, en este libro debería aparecer- anunciaría. -Alyssa si quieres ven a echar un vistazo, es posible que tu también estés aquí.

Se sintió un pelín orgullosa por haber dado en el clavo. Saber que la rehabilitación era leve le dio otra alegría, pues implicaba que el proceso era tan rápido como habría imaginado de ese nivel tecnológico. No es que fuera a gritar de felicidad por todos los sucesos que la habían llevado hasta aquel momento, pero la varmana empezaba a creer que, quizás, ir a Rocavarancolia no había sido tan mala idea. Separación, muertes y sangre aparte, claro.

—Muchísimas gracias Krono —su sonrisa era perenne, tanto que los carrillos empezaban a dolerle—. De corazón, muchas gracias —se llevó la mano al pecho e inclinó suavemente la cabeza. No cabía en sí de gozo—. ¿Es posible entonces que me pase por tu clínica esta semana?

Si podía iría esa misma tarde al mercado a vender algunas piezas para el primer pago. Aquello era tan urgente y los cambios tan recientes que a Kahlo se le olvidaba que había pasado por una metamorfosis esa misma noche. Hasta tener alas ocupaba un segundo plano cuando podía recuperar algo con lo que había nacido.

Alec continuó mirando la imagen donde aquella mujer que era como él se enfrentaba a un ejército. No tardó en caer lo que significaba el estar reflejado en aquel libro, no tenía magia. El parecido entre los dos era innegable como para que alguno le intentase rebatir diciendo que era algo distinto.

Continuó buscando información mientras estaba atento a lo que decía el resto.

-Si alguno encuentra alguna cosa sobre tremores que me avise - dijo.- Si miráis algún libro de transformaciones sin magia puede que aparezca.

>>Un sátiro sí, como el de la película de Hércules de dibujos - comentó mientras echaba un vistazo crítico a Chromsa.- Aunque eres bastante más alto y guapo que Filoctetes - se rió volviendo a buscar en las estanterías.

Daba igual lo que buscara que solo encontraría referencias vagas a la transformación pero ninguna información interesante.

Tras su pregunta, no empezaron a tardar las respuestas. Kirés fue el primero y, aunque no conocía la posible segunda parte de su transformación, confirmó que se podría tratar de algo así. Para el ochrorio aquello le dio la esperanza para no terminar su búsqueda. Después Luci dio la idea de que Alyssa podría saber algo por la similitud entre ellos, aunque no estaba del todo convencido. Tenían alguna cosa en común si se ponía a pensar, pero no sabía hasta que punto podían aparecer en el mismo libro sus cambios. Desde luego no perdía nada por preguntarle...

Pensaba en ello cuando Adam habló y le miró con curiosidad. Al parecer, en su planeta había visto a personas medio cabra en ¿Narnia? Chromsa esperó con más expectación aun una respuesta a la pregunta del ruso y al instante tanto Kolja como Alec le dieron un nombre: fauno o sátiro. También estaban otros como Tumnus, Filoctetes (Soltó un poco confundido: -¿Su-Supongo...?- al cumplido de Alec) o Hércules que no comprendió hasta que el alemán mencionó algo de una película y cayó en lo que se referían. Alguna vez le habían hablado de que las películas eran historias a veces fantasiosas hechas con personas o dibujos que se veían y escuchaban en "pantallas" (cosa que también le explicaron qué era), algo así como una obra de teatro pero que podías ver desde tu casa. Le pareció curioso en su momento y le gustaría ver alguna si surgiera la ocasión, pero aquel no era momento para divagar cuando le habían dado un nombre.

-Pues eso parece. Habría que comprobarlo, pero podría ser un fauno brujo- respondió a Kolja. Añadió un gracias cuando el terrestre se ofreció a ayudarle a buscar un libro al respecto. El ochrorio se unió a la búsqueda mientras pensaba en dos cosas: lo primero en fijarse por si veía algo relacionado con la transformación de Alec y lo segundo el comentario de Kirés sobre el precio de la magia. Por lo que había entendido, algunas personas debían hacer cosas malas en contra de su voluntad para conseguir magia. Pero que lo hubiera dicho cerca de Luci no era un buena noticia. ¿Acaso los cambios del daeliciano eran de ese tipo? ¿Qué tendría que hacer para conseguirla?

Había terminado de ojear una de las estanterías cuando Kolja llevó un libro a la mesa en la que estaban hacía unos minutos. -En serio, muchas gracias Kolja- volvió a agradecerle con una sonrisa mientras se acercaba para buscar en el nuevo libro. Con un nombre sería mucho más fácil encontrar algo y, efectivamente, no tardó demasiado en dar con la página sobre los faunos. Lo primero que le llamó la atención por estar dibujados era que había distintos tipos que según los cambios, como faunos ciervos o faunos cabras, que era su caso. Una vez vista la imagen, se centró en leer con rapidez las características de la transformación y muchas cosas cobraron sentido. Aparte de los cambios corporales y mejoras en varias capacidades como el olfato, el oído y la reacción, contaban con un sentido de presa que les alertaba de peligros cercanos. Por supuesto, aquello llevaba a la inquietud y daba una explicación a las ocasiones en las que había salido huyendo o se había asustado tras la salida de la Luna Roja. -¡Ya lo tengo! ¡Estaba en lo cierto, también soy un fauno!- exclamó con alegría cuando terminó de leer, cosa que hizo que las hojas de la sala se agitaran con más fuerza por un instante. Se dio unos momentos para disfrutar de su descubrimiento y pensar en ello. El nuevo fauno brujo de las hojas marchitas ahora ya sabía de lo que era capaz y estaba deseoso de aprender.

Por supuesto, ya tendría tiempo para ello. Habiendo encontrado sus cambios, Chromsa buscó en el libro algo que pudiera asemejarse a Alyssa y, por suerte, unas páginas más adelante creyó dar con la transformación. Comprobó que la ilustración era similar a la terrestre y, cuando quedó le quedó claro, avisó a la chica mientras le cedía el libro: -Alyssa, creo que he encontrado en lo que te ha convertido la Luna. O al menos, se te parece mucho.-

Lethe

Al parecer sí que era posible que Chromsa hubiese recibido dos tipos de cambios a la vez, ya que su control sobre las hojas no debería venir acompañado de aquellos otros nuevos añadidos que tenía su cuerpo. Se le hizo extraño siendo que todos habían cambiado físicamente de un modo u otro… Pero, no, tenía delante la prueba de que no era siempre así. Kirés poseía aquella aura que había notado la primera vez que lo vio, pero por lo demás parecía un enderth normal. Uno muy fuerte, pero normal. De hecho, eso le hizo preguntarse algo.
—¿Y qué es lo que eres tú, por cierto? —le dijo a su congénere—. ¿Eres también un brujo de esos que controlan cosas? ¿Tienes también plantas muertas ocultas por ahí y no nos hemos dado cuenta? —bromeó con tono sarcástico—. Yo soy una horus, al parecer.
Decirle el nombre de su transformación era su forma de no hacer injusto el intercambio de información.

Kirés también les expandió la información sobre aquello del precio, lo cual le hizo fruncir el ceño. No le gustaba ese concepto, y mucho menos le gustaba que a Luci le hubiese tocado algo así. No había leído sobre los horus en profundidad, pero sí se fijó que ponía que su magia se recargaba con el tiempo. Parecía bastante injusto que algunos solo tuvieran que esperar, mientras que otros se viesen obligados a hacer algo que no querían. De todos modos, por lo que decía el enderth no creía que al ángel caído le hubiese tocado algo especialmente terrible. Pero tal y como había reaccionado el chico no creía que fuese un comentario bienvenido y se lo guardó para sí. A Luci estaba claro que le molestaba, por lo que su opinión importaba poco.

…Se preguntó desde cuándo se había vuelto tan considerada y no supo encontrar una respuesta. No creía que fuese algo malo, pero sí… ¿Raro? ¿Impropio? Se encogió mentalmente de hombros antes de seguir prestando atención a sus compañeros.

Se acercó a leer sobre los cambios de Kradko junto a Luci mientras los humanos hablaban sobre cosas que no entendía para ayudar al ochrorio a encontrar cuál era su otra transformación.
—Oye, ¿y cómo es que a Chromsa le tocan más poderes? ¿Es su recompensa por ser demasiado bueno? —comentó mientras tanto con una sonrisa sarcástica—. A ver, ¿para qué sirven entonces estas colas tuyas, pequeña mariposa? —se cayó unos instantes para leer—. Eh, suena bastante genial. Al parecer yo también puedo volar ahora, al menos está claro que en eso no vamos a estar solos —añadió mirando también a Luci.

Había ido tomando nota también de los nombres que oía. Finalmente se acordó de que Adam era un pegaso, cosa que llevaban mencionado desde el día anterior, y que Amira tenía otro porque era… Una valiria o algo así. No había podido escucharlo bien. Lepäni era un nombre raro pero se acordaba porque acababa de leerlo. Ángel caído, fauno… Alec preguntó algo sobre tremor, así que debía tratarse de eso. No sabía de Kolja y Alyssa todavía. Lethe dejó escapar un pequeño suspiro: iba a tener que leer y retener muchas cosas, y probablemente debería empezar consigo misma pero en ese instante se sentía un tanto inquieta como para centrarse en ello. Estaba mucho más ansiosa por sus compañeros de lo que jamás admitiría en voz alta y aún tenían que buscar acerca de los cambios de Kahlo. Le pidió el libro a Kradko, para ocupar su mente con eso.

>>¿Esta? —les mostró a Luci y a la clinger el dibujo de algo llamado “aparición nocturna”—. Se parece mucho y, bueno, creo que el nombre es muy adecuado teniendo en cuenta aquellos sueños extraños en los que aparecía Kahlo.
Leyó por encima sobre su transformación. Algunas frases clave le hicieron levantar la mirada hacia sus compañeros.
>>Creo que empiezo a entender algunas de las cosas que estaban ocurriendo anoche. ¿Pero que es una parálisis del sueño?


Krono Rádem

Archi asintió levemente cuando Kahlo le dio las gracias. No tenía por qué dárselas, era su trabajo a fin de cuentas y  le iba a cobrar por ello, pero tampoco sabía qué decirle. Se rascó la nuca con cierta incomodidad: estaba claro que la varmana le estaba muy agradecida, incluso con su ineptitud para leer a la gente podía verlo, y él tan solo era capaz de desviar la mirada por no saber qué hacer. Por suerte no tardó en hacerle una pregunta a la que sí podía responder.
—Sí, por supuesto. En la tarjeta vienen nuestros horarios y puedes venir cuando quieras durante estos.

En aquel libro no venía demasiada información sobre su transformación, ya que casi toda era relativa al pegaso. Buscó entre las estanterías alguno en el que pudiera aparecer, pero no sabía en cuál que no fuera muy genérico (y por tanto muy gordo) podría estar. Había escuchado las transformaciones de sus compañeros. Tremor, ángel caído, una doble de fauno y brujo, horus… No sabía que hacía que algunos tuvieran precios para hacer magia (como Luci) y otros que no, pero sonaba injusto y cruel tener que cumplirlos, y más si eran tan… horribles como Kirés parecía dejar caer.

—Jope, ¡qué guay que podáis volar! —les dijo a Lethe y Kradko. Suponía que ella también podría, encima de su caballo. Pero para eso tendría que aprender a montar primero, cosa que no parecía fácil.
Visto que la mayoría pedían ayuda con su transformación, Amira se sumó.

—Ey, y si veis algo sobre Valkyrias avisad también —dijo, mientras cogía un tomo inmenso en el que esperaba que viniera alguna de las que todavía no habían encontrado. Empezó a pasar páginas, buscando las transformaciones de Kolja, que no conocían, tremor o valkyria.

Alyssa:

Los fantasmas del bosque, Árboles que acechan en la niebla, El legado de Arfes, El cerezo enmascarado...
Sin darse cuenta, Alyssa se había perdido en la sección de plantas. No sabía muy bien por qué, pero prácticamente todos los libros que miraba le parecían interesantes, y acababa hojeando cada uno por encima antes de darse cuenta de que no estaba allí para eso, momento en que los guardaba y se iba al siguiente, distraída otra vez. Así siguió hasta que la voz de sus compañeros la sacó de su trance. ¿Habían encontrado algo relacionado con ella? Chromsa parecía creerlo, así que se acercó a ver a qué se referían.


Kirés:

El enderth negó con la cabeza divertido ante el sarcasmo de Lethe. –No, no soy un brujo. Soy un paladín, aunque supongo que el nombre no dice demasiado. –Se miró una garra mientras pensaba en cómo explicarlo.
>>Resumiéndo un poco: la luna no me cambió físicamente ni me dió ningún don. Más bien... amplificó lo que ya podía hacer, tanto en el apartado físico como en el mágico.
De hecho, al enderth le había costado bastante saber en qué se había convertido porque, inicialmente, ni siquiera parecía que se hubiera transformado. ¿Llegó a pensar que no se había transformado? No se acordaba, la verdad.

–¿Horus? –Comentó en voz alta cuando la enderth dijo la que parecía ser su transformación. –No la conozco. –Señaló al libro. –¿Te importa si le echo un vistazo?


Alyssa:

La griega estaba ojeando la transformación que le había mencionado Chromsa.
¿Dríade? Menuda broma de mal gusto… Tal vez le hubiera hecho más gracia de no haber sido el pago por casi un año de secuestro y sufrimiento.
En cualquier caso, la descripción cuadraba, y además daba detalles que explicaban algunos eventos extraños que se habían sucedido. Aparentemente el aroma de sus flores amansaba a las fieras, literalmente.
–Oh… Así que por eso aquel ave gigante extraña fue tan cariñosa conmigo… –comentó en voz alta.
Era algo que podía ser útil, pero por alguna razón le dio algo de pena que fuera por el aroma y que en realidad no le había cogido cariño a ella en particular.

Luci pasó por alto las referencias de los humanos, pues no entendía ni de qué estaban hablando, pero por lo menos parecían tener una cierta idea de lo que era Chromsa.

Para alivio de todos, la transformación de Kradko no tenía ningún grio desagradable. De hecho, Luci sintió cierta envidia, pues no solo era estéticamente agradable si no que sus habilidades le parecieron mucho más prácticas que la magia a medias que le había tocado a él. Sonrió a Lethe en respuesta a su comentario, más por educación que por convencimiento. Volar sonaba bien, y estaba claro que eran unos pocos alados en el grupo (incluyendo a Adam en su otra forma), sin embargo no le atraía mucho la idea de desplegar sus alas en público. Eran, con diferencia, las alas más feas del grupo.

Pasaron a buscar la transformación de Kahlo, que era la única que quedaba. Los cambios eran los que ya había visto, conservaba su magia, y además…

-¡Ahora lo entiendo!

Se había sentido desorientado en algunos momentos cuando estaba con Kahlo, y había como un ambiente enrarecido entre ellos, le notaba que le miraba distinto, como si hubiese ocurrido algo y él no se hubiese enterado. Luci lo había achacado al estrés de la situación y todo el caos que habían pasado, pero resultaba que había un factor mágico de por medio. Esperaba que no estorbase mucho las conversaciones con la varmana de ahora en adelante y no tenía ni idea de lo que era la parálisis del sueño, pero esperaba que no fuera algo muy grave.

-Un momento -le dijo a Kirés cuando pidió el libro para mirar la transformación de Lethe. Había material de escritura en algunas estanterías y sobre un mostrador. Luci fue y cogió una hoja en blanco, que partió en tiras para marcar las paginas del libro en las que aparecían su transformación y las de sus compañeros para consultarlas luego con más facilidad. Ofreció las tiras sobrantes al resto.

Salvo una pequeña mención a las valkyrias en la página de los pegasos, no encontró ninguna otra referencia que les pudiera interesar en el libro, y como el paladín (otra transformación que hubiese preferido) lo estaba usando decidió hacer una pequeña ronda para cotillear a sus compañeros.

Adam se alegró de que le recordasen el nombre de los faunos, además de quién era el Señor Tumnus en Narnia. No recordaba demasiado de la película pues la vio hace mucho tiempo y tampoco deseaba recordar nada del pasado en general. El comentario de Alec hizo que Adam mirase a Chromsa, apreciando los cambios en su rostro y no pudiendo evitar sonreír con timidez pues no le quedaban tan mal en general.

—Eso es verdad —soltó entre risas tontas desviando la mirada al responder al tremor.

Kolja llevó a la mesa un libro que podría contener la respuesta a las dudas de la transformación doble de su pareja. Decidió echar un ojo a las páginas junto a los demás curioseando un poco. El comentario de Lethe de fondo le hizo soltar risillas.

—¡Ostras! ¡Oye pues ni tan mal lo que te ha tocado! —respondió a la euforia de Chromsa por saber qué era, estando casi tan feliz como él.

En mitad de la alegría general, Adam se percató de lo cerca que Kolja estaba. Suspirando un poco por la nariz y arrastrado por el buen humor se quiso lanzar a iniciar una conversación. No supo que tema sacar con exactitud, queriendo hablar ocultando la incomodidad y sonando lo más natural posible—. Kolja, yo… he descubierto que puedo ser un pegaso o un humano a voluntad, aunque estas plumas en mis brazos y tobillos parecen permanentes. He leído que pueden comunicarse por telepatía, espero no haberos machacado mucho la cabeza con mis pensamientos.

Una sonrisilla se le escapó pero no logró durar mucho.

—Kolja, ¿no te importaría hablar conmigo luego? Sobre… lo que nos pasó a nosotros dos —eso último lo dijo muy bajo. Por mucho que no desease sacarlo en el fondo quería hablar con Kolja, lo apreciaba mucho y seguir tan distanciados le dolía lo suficiente como para querer recuperar la amistad de antes.