Torre Serpentaria

A Samika le encantaba reunirse con todos, pero era cierto que era un poco saturante mantenerse pendiente de cierta forma de lo que todos decían, incluso si por suerte lo hacían de forma un poco ordenada. Pero una de las cosas que de seguro le tranquilizo bastante, fue escuchar un poco más claramente la explicación de Irianna sobre cómo sería su nuevo trabajo, sin contar el escribir novelas claro estaba, que imaginaba sería algo que haría de poco. Dudaba mucho que un libro saliera así sin más.

- Dama Enigma entonces tu nombre más laboral, es muy acorde desde luego- asintió Samika, gustándole la idea de que podría seguir llamándola Irianna sin problemas

La pregunta interesada de Eara en su proyecto coincidió de alguna forma con las palabras de Isis en su cabeza y por un instante, Samika se quedó un poco confundida ante la información duplicada. Debería estar medio acostumbrada la telepatía ya siendo que era la única forma de comunicarse de Jace o de Varsai, pero aún se le hacía extraño. Aun así, entendió perfectamente el reclamo de su amiga, por lo que dirigió su mirada hacia donde ella se ubicaba sobre el dullahanm, con expresion de culpa. Ella aun no manejaba muy bien eso de transmitir algún pensamiento para que la pudiera ver, los fundamentos mágicos e le escapaban por completo, mas allá de conocer hechizos orales que pudiera anular, peor itnento trasnmitir tambien dicha disculpa por sus pensmaientos, esperando que de alguna forma pudiera llegarles si se metian en su cabeza.

- Ah…si, perdona Eara, habláis todos bastante en orden, pero a veces se hace confuso - dijo distraída, cuando recordó las palabras de Eara y sonrió levemente algo perdida por un segundo, hasta que tomo el hilo de la covnersacion de nuevo- Pues mi proyecto es que quiero hacerme un peluche demiurgico. Tengo hasta el diseño pensado, así que sentiros libres de buscarle nombre también cuando lo tenga. Sera un murciélago, concretamente un zorro volador…es una especie especifica de la tierra - añadió Samika divertida mirando hacia donde estaba Kimbra, cuya otras de su nueva mascota son dejaba uno también-  También será menos fogoso que el de Kimbra, lamentablemente – acepto Samika antes de añadir un poco mas- Y bueno, pretendo pagar para que sea capaz de hablar y leer. Por eso me emociona la idea de las novelas de Irianna, porque con suerte ya lo tendré cuando ella haya terminado de escribir algo.- añadió con emoción ante la idea, porque una de las cosas que más había echado en falta en la ciudad era el no poder leer nada por cuenta propia, necesitando costeantemente que alguien lo hiciera por ella- Estoy ahorrando, porque va a costarme un pulmón y medio del otro, como mínimo….pero me hace bastante ilusión, que aquí no existe el braille como tal y es un fastidio- añadió con un ligero mohín de frustración. Porque no es como si no hubiera intentado buscarlo.

Varsai explicó sus dudas sobre el ejército, detalle que ella no conocía aun perteneciendo a este. La imagen de un leopardo sobre un dragón se le hizo cuanto poco bastante peculiar. Las palabras de Ruth le hicieron reír inicialmente, porque cierto era, no había nadie realmente más fogosa que ella en esa habitación.

- A mí me intimidan un poco, a veces en prácticas de vuelo, los he tenido bastante cerca. Es increíble…creo que es una de las cosas más mágicas que he vivido en esta ciudad y es mucho decir. - admitió Samika ante las palabras de Ruth, no podía decir que verlos los había visto de cerca, pero sentirlos, si y bastante. Peor de alguna forma, había escuchado de dragones toda la vida en cuentos, imaginarse que volaría cerca de estos, era algo difícil de describir.

La intervencionde Kires tampococ le paso desapercibida, especialmente la forma tan sutil en la que dijo sobre el tema de la caceria, pues desde leugo no tenia pitna alguna de estar hablando solo de animales. La idea de Kires cazando a gente se le hacia incomoda, igual que se lo hacia pensar en el preecio inmoral de  Rasqa, o el que sabia que tenia Jace, por decir algo. Pero era cosas que evitaba pensar demasiado en ello, no queria rechazar a sus amigos por eso, asique mantenia de alguna forma a un lado como si no existiera. Ella podia aplicarse perfectamente, que mientras no lo viera no lo dañaria y ella ni siqueira necesitaba cerrar los ojos para evitar verlo.

La pregunta del Moloch, le saco totalmente fuera de guardia y de sus anteriroes pensamientos, ¿estaba preguntado lo que creía? Porque la idea de napalm entre las garras de Rasqa era como la imagen más inquietante que había tenido enmucho tiempo y el escuchar la explicación reticente de Sekk al respecto dejaba claro que no aprecia muy convencido tampoco de darle esa información. Rasqa no necesitaba especialmente mucha ayuda para ser bastante incendiario de por sí.

Aunque aquella mencion repentina y explciaicon le recordo algo que habia llegadoa a oir alguna vez y por lo curiosos que le habia aprecido, aunque basta surrealista, hablo despacio.

- Eso del nalpalm, me recordo algo muy irreal que escuche en algun entrenamiento - menciono Smaika vagamente intentando ahcer memoria mientras hablaba- Escuche una vez en el ejército como contaban algo de que hubieron cosechados que hicieron bombas de napalm hace unos años, aun estando en plena cosecha, al parecer- comento Samika medio recordándolo aunque no con detalle por lo que fruncio el ceño y suspiro- O bombas de algún tipo, no me acuerdo. Aunque bien puede ser pura invento de los veteranos. Dudo mucho que eso sea fácil de hacer, cosa que agradezco, por que la idea de un monton de cosechados con bombas, de cualquier tipo, no me atrae especialmente - añadió Samika negando con la cabeza, por le parecía bastante imposible. Dudaba que fuese algo fácil y realment enoe r aimprotante, peor la mencionle habia recordando aquella mencion, que sonaba completamente a puro cuento.

Sonrió y asintió hacia Ayne cuando le ofreció su apoyo y ayuda, así como agradeció otros nuevos comentarios al respecto como el de Jace o Sekk. Dejó escapar una risotada con el ofrecimiento de Rasqa, no obstante.
—Serás el primero en el que piense si necesito deshacerme de pruebas.

También sentía curiosidad por el proyecto del que hablaba Samika y cuando finalmente la evaki se explicó le pareció una idea magnífica. Era cierto que posiblemente necesitaría bastante dinero para costear algo así, pero no creía que con su trabajo en el ejército fuese a ser un problema.
—Sería un honor que una de las primeras cosas que leyeses fuese una de mis novelas. Me esforzaré por publicar mi primera obra lo antes posible.

Varsai explicó un poco más a fondo su elección laboral y no le quedó ninguna duda de que la varmana no se había precipitado en aquella decisión y que realmente le ponía mucha pasión al tema de los dragones. Ella misma la había visto entusiasmada leyendo algunos de aquellos libros que mencionaba, a fin de cuentas.
—A mí también me gustaría visitar a los dragones con vosotros —comentó respecto a la quedada que estaban gestando Ruth y Rasqa—. Seguro que Varsai nos podrá hacer de guía dentro de poco.
Visitar un nuevo mundo también le parecía una buena idea, y eso le hizo recordar una promesa que le había hecho a Kirés hacía ya un tiempo. Respecto al enderth, no le sorprendió su explicación acerca de su empleo que, aunque escueta, dejaba bastante claro que había sido uno de los primeros de aquel grupo en meterse en la parte más turbia de la ciudad. No sería ella quien le reprochase nada al respecto ni le juzgase. En lugar de eso prefería hablar de algo menos complicado.

—A propósito de visitar mundos, hace tiempo le dije a Kirés que le llevaría a Idris y me gustaría aprovechar esta ocasión para extender la invitación a todos vosotros. ¿Os apetece un baño en aguas tranquilas y limpias? La verdad es que yo me muero por volver a nadar un poco y sería estupendo si quisieseis venir. Podemos montar un picnic a la orilla de algún lago.
Con tanto trabajo en mente casi había olvidado aquello, pero ahora que volví a rondar sus pensamientos ya estaba pensando en posibles fechas y en cómo le gustaría que fuese su bañador.

Los sinhadres escucharon la respuesta apasionada de Varsai sobre la decisión que había tomado y, si bien pasar por el ejército para ello les parecía un inconveniente importante, no tenían derecho a recordárselo a la varmana. Todos allí tenían edad suficiente para tomar sus propias decisiones, y no eran las mismas personas que habían llegado a la ciudad tiempo atrás.

Por ejemplo, Kirés fue quien añadió a la conversación otro detalle que resultaba incómodo y les hizo mirar para otro lado. Conocían a gente en la ciudad con toda clase de trabajos, sencillamente se hacía más raro cuando lo relacionaban con alguien que conocían desde antes.

Las conversaciones cruzadas continuaban, pero los sinhadres se interesaron sobre todo en el proyecto de Samika, ya que la propia Eara le había preguntado de qué se trataba. Al principio no comprendieron a qué se refería con el peluche demiúrgico, si era tal vez una especie de mascota, hasta que mencionó las novelas de Irianna y aquel lenguaje para ciegos del que ya le habían oído hablar en más de una ocasión durante su convivencia.
—¡Ya entiendo! Es una idea maravillosa, Samika —exclamó Eara, emocionada.
—En un sitio lleno de magia como este sería una tontería no intentar buscar soluciones. ¿Te va a ayudar Lanor? —preguntó el anima tras ella.

Tras algunas anécdotas ante la pregunta de Rasqa, Irianna mencionó que podían acompañarla a su mundo natal, a hacer una pequeña excursión a un lago. A Eara se le iluminó la mirada ante la posibilidad.
—¿De veras? ¡Me encantaría conocer Idris!
Ayne sabía que Eara deseaba visitar todos los mundos pacíficos y agradables, y que hasta ese momento no había hecho mucho más que regresar a su mundo natal y conocer el Macetero, pero tampoco se esperaba que respondiese con tanta rapidez y entusiasmo.
—La idea suena muy bien, a mí también me gustaría conocer tu mundo… Aunque ni Eara ni yo sabemos nadar.
Eara se sonrojó ligeramente por haber pasado aquel hecho por alto, pero se recordó que una cosa no tenía que ver con la otra.

Dama Isis dio su aprobación al nombre elegido para el murciélago al igual que aceptó las disculpas de Samika. Le había sorprendido, pues no era habitual en ella hablar de esa forma, ¿tal vez era por eso que le había contado alguna vez del tabú que era el sexo en su mundo? Tendría que preguntarle.

-A este sí podrías llamarle Mini-Sami -propuso cuando la evaki terminó de explicarle al resto su proyecto. Había visto fotos del animal en el que quería inspirar el peluche y tenía cierto parecido con su amiga.

Se alegró al saber que Kirés estaba conseguido continuar con su vocación en la ciudad. Su cerebro había ignorado convenientemente ese ‘’a quien’’ para centrarse en las similitudes con su propia situación. Ella ya tenía su proyecto vital en Frivo antes de que la cosecharan y por fin iba a retomarlo, pero más a lo grande y con mejores recursos.

La idea de visitar el mundo de los dragones no le hizo especial ilusión. Seguro que era algo impresionante, igual que lo eran los dragones, pero había pasado tanto tiempo estudiando magia aplicada a su negocio que la parte de defensa había quedado reducida a los básicos necesarios para vivir en Rocavarancolia, y no sabía si serían suficientes. Jace le ofreció entonces un trozo de bollo, y ella sonrió antes de darle un bocado.

- << Si vamos a Ormivas me protegerás de los dragones, ¿verdad?>> -le dijo por telepatía a él en exclusiva, apretándose contra su pecho.

Desatendió momentáneamente la conversación, pues el napalm le importaba más bien poco, hasta que Irianna propuso un plan que SÍ le interesaba.

-¡Sí! ¡Sí, sí, sí, por favor! -chilló entusiasmada -A veces voy a nadar a la piscina de mi gimnasio en Frivo, pero tenía muchas ganas de probar algo más natural. ¡He oído que los lagos de Idris son preciosos! Yo puedo conseguiros bañadores a quienes los necesitéis, he conseguido muchos modelos distintos para la tienda.

Un picnic con sus amigos en un sitio agradable donde pudiese nadar ya era un plan perfecto, pero si además le daban la oportunidad de vestirles era aún mejor.

-No os preocupéis por eso -le dijo a los sinhadres -Podemos llevar flotadores y si queréis os podemos enseñar, tenemos algunos magníficos nadadores en este grupo, ¿verdad? - Miró principalmente a Irianna y Sekk, que sabía que eran los mejores nadadores del grupo.

Kimbra asintió con comprensión hacia Kirés. Ella, al igual que él, había sido cazadora antes de la cosecha y había apreciado la posibilidad de poder seguir con su oficio una vez transformada, sobre todo porque dicha transformación parecía hecha especialmente para el trabajo y la demonio disfrutaba de la caza más de lo que lo había hecho antes si acaso era posible. Aunque, a diferencia del paladín, la engendro en realidad no lo había convertido en su oficio exclusivo, sino que era más bien complementario a su trabajo como domadora, necesario para cumplir su precio y divertido y estimulante para compartir con sus amigos, además de ser una fuente de alimento muy apreciada. Además, entendía que el tipo de caza que Kirés acostumbraba era distinto al que tenía ella y más teniendo en cuenta desde que había empezado a incluir a sus bestias entrenadas en ella.

Kimbra atendió en segundo plano la conversación de sus amigos, no teniendo ningún aporte que dar, con Ratatouille dando vueltas inquieto sobre sus hombros. La krabelinense, queriendo que se tranquilizara, sacó un trozo de carne seca de una de las alforjas que llevaba a la cadera y se lo puso frente a la cara no dejándole comerlo hasta que estuvo quieto y asentado sobre su hombro izquierdo.

-No tengo ningún problema en aportar monetariamente a tu proyecto si tienes la necesidad -le dijo a Samika cuando habló del desembolso que iba a suponer su mascota demiúrgica-. Estoy ganando bastante dinero con mi propia caza y la doma de bestias y mis gastos todavía no son altos, por lo que no me supondría una molestia cederte el capital necesario para que tu comunicación e interacción te resulte más cómoda.

Kimbra no tenía ningún deseo de imponer nada sobre Samika ni sobre ninguno de sus amigos, pero creía realmente que no debería existir ningún problema en compartir los beneficios de su trabajo con ellos siempre que lo necesitaran.

La Hija de Lunas, interesada como estaba en la fauna de cualquier mundo vinculado, estuvo de acuerdo con un viaje grupal con sus amigos a Idris, donde además de relajarse y divertirse con sus amigos, podría observar y estudiar a las bestias autóctonas del lugar, incluso llevar a su manada a que corrieran libres por grandes terrenos sin ninguna motivación más allá.

-Puede resultar interesante. Yo tampoco sé nadar, aunque sí sé mantenerme a flote. Aún así, por mi parte no habrá necesidad de ocupar vuestro tiempo en instruirme sobre ello ya que seguramente preferiríais gastarlo en otras actividades que os agraden más y no querría restringir vuestra libertad para nadar vosotros mismos -expuso la demonio.

Las reacciones de algunos ante el detalle final del actual trabajo de Kirés, aunque sutiles, no fueron completamente imperceptibles y sorprendieron un poco al ave.
El enderth tenía un concepto de empatía algo diferente a la mayoría de los presentes, y para él la idea de matar a un desconocido potencialmente peligroso no distaba demasiado de darle caza a cualquier bestia de Dryfus. De hecho el propio concepto de “gente como ellos” que parecían tener muchos a la hora de… ¿cómo explicarlo? ¿matar a personas y no a criaturas o animales? Eso era algo que Kirés tenía reservado a sus círculos de gente, no era algo que extendiera a todas las especies inteligentes como parecían hacer muchos. Para el enderth la vida era vida independientemente de lo “sintiente” que fuera, por lo que se guardaba la empatía solamente para aquellos que le importaban.
¿Podría ser que aquella mentalidad era el resultado de haberse criado como el único miembro de su especie? ¿Era por eso que no hacía separación entre “seres inteligentes” y otros seres vivos, sino que la división la hacía entre aquellos que le importaban y aquellos que no?
En cualquier caso, el paladín no pudo evitar pensar que hablar de su empleo podría no haber sido la mejor idea. ¿Quizás podría intentar arreglarlo? La parte de cazar seres inteligentes era con diferencia lo menos habitual en su trabajo y siempre podía negarse de encontrar la misión cuestionable. Si les decía eso… No, la gente estaba desviando la conversación. Mejor dejarlo pasar.

Uno de los temas principales de los que se estaba hablando era los dragones algo que, por muy impresionante que le resultara a la mayoría de los presentes, al enderth no le impresionaba en la misma medida. No porque le restara importancia a las criaturas, su poder y la impresión que podían causar eran muy reales, pero haberse criado en un mundo donde los reptiles gigantes voladores eran algo común hacía que en su cabeza todo aquello pesara menos.
Lo que sí llamó más a su curiosidad fue la posibilidad de visitar su mundo de origen. Nunca había estado en Ormivas y tenía mucha curiosidad en comprobar si aquel mundo y Dryfus se parecían de algún modo, pero la oferta no iba dirigida a él, por lo que no hubo respuesta por su parte.

Una oferta que sí fue dirigida hacia el paladín fue la de Irianna, a la que respondió con un firme y educado asentir de cabeza. Lo único que no terminó de convencerle de aquella futura excursión fue la parte en la que parecía estar planteándose desde el punto de vista de darse un baño y sus temores se confirmaron muy deprisa cuando Ayne y Eara comentaron que no sabían nadar, un dato incómodo era también correcto sobre el propio Kirés, pero su orgullo y dignidad le impidieron decirlo, incluso después de que hubiera ofertas para enseñar a nadar. Aparte tenía interés en averiguar cuál era aquella actividad que se suponía iban a realizar allí:

–Yo estaré encantado de visitar Idris, pero tengo una pregunta –dijo ladeando la cabeza con curiosidad. –¿Qué es un... “pic-nic”?

Con una sonrisa Ruth aceptaba el plan que al parecer estaban creando entre varios.
—¿Os cojo la palabra, eh? —como ya había dejado claro los dragones le parecían impresionantes y el hecho de quizá visitarlos con sus amigos comenzaba a ponerla nerviosa.

Después guardó silencio, poniendo especial atención a lo que Samika se traía entre manos y por supuesto a la idea que planteó Irianna. No sabía si era el entorno ni la actividad que más le gustaba pero la demonio de fuego sabía que no se lo perdería.
—Yo tampoco sé nadar —se expresó, era algo poco común entre los humanos pero así eran las cosas. Por suerte la frivy pasó a tranquilizarlos, era cierto que tenían buenos nadadores entre ellos. En su caso dirigió una mirada divertida hacia Devoss, sabía que el holandés había estado muchos años en natación y además no había mejor nadador felino que el tigre— un picnic... —comenzó a explicar, aún no se sentía cómoda hablando en público con alguien a quien no conocía tanto pero la emoción de visitar otro mundo podía entreverse en ella y el entusiasmo de Dama Isis era contagioso como para animarse a hacerlo— es como una comida a campo abierto, más bien como una merienda campestre para pasar el rato.

-¡Gracias, tío! Siempre es divertido ver currar a los demás...- Bromeó con un guiño al moloch después de escuchar  su invitación de ir a Ormivas. Ver a tantos dragones tenía que ser alucinante y el holandés ya se veía yendo con sus amigos. El licántropo compuso una sonrisa con la proposición de Varsai. -Bueno, dame un par de clases antes sobre mantenerme en esas bestias y me apunto de cabeza.- Le dijo a la leopardo de las nieves.

El licántropo  reflexionó sobre las palabras de Samika y su dificultad para leer lo que fuera en Rocavarancolia. Lo cierto es que a veces se le olvidaba lo duro que tenía que haber sido para ella la cosecha, sobrevivir en un entorno tan duro como Rocavarancolia ya era difícil. No quería ni imaginarse como tuvo que ser con una visión tan reducida como la de ella. Aunque su verdadera naturaleza, una evaki, había tenido que ayudar un poco.

El chico asintió con una sonrisa a la propuesta de Irianna. Llevaba desde que era un niño en clases de natación, y de hecho su propia madre había sido su profesora muchas veces. Así que había llevado un entrenamiento igual de estricto que con el fútbol, a pesar de que le gustaba mucho más este último. Por todo esto se sentía emocionado de ser ahora él quien tuviera que enseñarle a otro lo aprendido.

-Yo también me apunto a enseñar a los que no sepáis.- Dijo emocionado. -Y también podemos echar unas carreras.- Comentó divertido y deseando batirse en duelo con sus amigos.

—¡Va a ser genial tenerlos tan cerca, ya veréis!

A Rasqa le encantó que su propuesta triunfase y asintió a todos los que aceptaron la invitación con vehemencia, especialmente cuando Ruth le dijo que le tomaba la palabra. Ella además era de las que lo tendría más fácil, sin embargo, Devoss o Varsai sí que necesitarían magia para no achicharrarse. Igual que no pensaba faltar a su palabra, se dio cuenta de que hacía falta ayuda. ¿Tal vez le prestaran amuletos reguladores de temperatura?

Pensaba en eso mientras escuchaba la respuesta de Sekk, explicándole lo que era el napalm, y se le abrió una sonrisa de inmediato. No podía creerse que unos cosechados hubieran tenido algo tan chulo y ellos no, pero al mismo tiempo, le faltaba salir disparado al mercado en busca de algún incauto que lo vendiera.

—Suena muuuuuy bien —reconoció, algo que podía ser mala noticia para sus compañeros. Otra cosa que sonó muy bien fue la invitación de Irianna, a la que el moloch no dudó en apuntarse—. Yo sé nadar, pero no creo que os sirva como maestro (ni planeo meterme salvo que queráis agua hirviendo). Haré apuestas desde la orilla sobre quién se ahogará primero, si os parece bien —se rio.

Hubo muchos temas de conversación en los que Jace pegó oreja pero no participó. No tenía casi nada que aportar así que se limitó a acabarse el dulce que tenía entre manos y hacer de espectador. Apenas conocía a Kirés, pero su mención de cazar gente no se le escapó. Habría alzado una ceja de haber podido, no porque le juzgara (que en parte), sino por la posible reacción de los demás; hubo una incomodidad razonable pero nada alarmante, una respuesta que le habría chocado de no llevar casi dos años en la ciudad. Él todavía no había sesgado ninguna vida, seguía mentalizándose para ello, pero quizás esa naturalidad le sirviera de empujón. No sería tan fácil. Isis le sacó el tema turbulento de la cabeza -metaforicamente- cuando empezaba a sentir cierta envidia del enderth, y a su pregunta respondió con una risa.

«Pues claro» le dijo solo a ella, rodeándola con el brazo «Y a Pollo no tienes ni que pedírselo. Odia a los dragones más que yo madrugar.»

La idea de Irianna cuajó muy deprisa en el grupo. Habría preferido agua salada, pero quitando esa nimiedad la experiencia no tenía porqué ser diferente y le entusiasmaba igual. Cualquier excusa era buena para salir de Rocavarancolia, pero esa lo era con motivo de sobra.

«¡Eeeh, eso me mola!» prefirió no ofrecerse en lo referente a la natación, puesto que con el humo y el cuello abierto seguro que no era algo agradable. Si casi se había ahogado en la ducha los primeros días, a saber que pasaba si se sumergía entero. «¡A lo de las carreras me apunto! Siempre que no tenga que ir a cuatro patas y me salga pelo hasta de las pestañas. Si hablamos de plumas entonceees...» rio, separando los brazos en obviedad. Eso sí era su salsa. «También podemos jugar al voley o algo.»

En un pensamiento bajito y en exclusiva para Isis, continuó:
«No te he visto nunca en bañador, ¿no? Creo que es lo que más me apetece de todo el plan.»
Su humo se curvó para darle un leve beso en la nuca, apenas un toque travieso.

Atender a todas las conversaciones era complicado, por eso Sekk había desistido hacía ya un rato y simplemente prestaba atención a quien tenía más cerca. Fue la razón de que se perdiera algunas cosas interesantes, como la reacción general a las palabras de Kirés o el proyecto demiúrgico de Samika, pero tras aclarar con el moloch que era el napalm lo siguiente que escuchó fue el plan de ir a Idris.
—Pues suena jodidamente bien, la verdad… creo que nunca he nadado en agua dulce. —comentó con una media sonrisa, intentando imaginarse la experiencia con gesto distraído.

Desde que se había transformado solo había practicado la natación en la bahía, un terreno poco amable para cualquiera, y aunque las sirenas habían aprendido a evitarlo con el tiempo seguía sin ser muy agradable darse un baño en aquellas aguas. Echaba de menos el mar de Ulterania, sus colores y su calidez, y la idea de probar algo distinto a lo que se había terminado acostumbrando sonaba emocionante.
—Yo tengo bañadores, pero creo que la ocasión merece estrenar uno nuevo. —contestó al ofrecimiento de Isis con un asentimiento de cabeza, decidido a gastar algo de dinero en el nuevo negocio de la veela en cuanto tuviera la oportunidad.

A él no le importaba enseñar a nadar a quien se lo pidiera y así lo expresó en voz alta, aunque había bastante gente entendida y dudaba que ese punto fuera un problema, pero lo que comentaron acerca del picnic era mucho más interesante.
—¿Y pescar? —preguntó—. Llevarnos comida a la excursión no es mala idea, pero también podríamos probar la gastronomía local y el pescado a la brasa suena demasiado bien. —opinó, salivando involuntariamente mientras le daba un sorbo a su taza de té.

La lacustre estaba encantada ante la acogida que tuvo su propuesta y que nadie pareciese negarse de entrada. Un picnic con todos sus compañeros de cosecha era una perspectiva verdaderamente agradable, y encima iba a poder bañarse en una masa de agua de gran tamaño sin tener que temer por la toxicidad o los depredadores. El ofrecimiento de Isis de conseguirles los bañadores también era muy de su agrado, pues estaba segura de que la frivy tendría exactamente lo que buscaba.

—No hace falta saber nadar ni meterse en el agua si no se quiere —diría ante tantos comentarios indecisos sobre aquella parte—. Pero yo también estaría encantada de enseñar a quien quiera aprender —añadió tras el ofrecimiento de algunos de sus compañeros.

La generosidad que manifestó Kimbra le hizo sentirse un poco mal por no haber pensado en ofrecerse ella misma, pero lo cierto era que en su caso sí que no se podía permitir algo así si quería que su proyecto personal saliese adelante lo antes posible.
—Eso es muy generoso por tu parte, Kimbra —alabó a su amiga de todas formas con una sonrisa, sabiendo que la hija de lunas agradecía aquella clase de confirmaciones—. ¡Oh, no! Como ya he dicho me encantaría enseñaros a nadar —le llevó la contraria, no obstante, con su siguiente reflexión—. Probablemente nadie vuelva de Idris siendo un experto, pero podemos daros una base y luego regresar en alguna otra ocasión solo para seguir aprendiendo. Yo encantada de poder nadar más a menudo en aguas tranquilas.

Dejó que Ruth respondiese a la pregunta de Kirés y se echó a reír tanto con Rasqa como con el entusiasmo que mostraban algunos de sus amigos, como Devoss.
—No sé lo que es el vóley, pero si me enseñáis juego a cualquier cosa que queráis. De hecho, estoy pensando que estaría bien llevar algún juego de mesa, de cartas o así…

La propuesta de Sekk le resultó más inesperada, pero si el berserker quería pescar tampoco tenía nada en contra de la idea. Especialmente sobre la parte de comer pescado de su hogar.
—Entonces te adjudicamos a ti conseguirnos el plato principal —se rio—. Habrá que pensar en la guarnición y un buen postre para acompañar.

El picnic en los lagos entusiasmó rápidamente a todo el grupo, y los sinhadres se sintieron aliviados de saber que no eran los únicos que no sabían nadar. Por supuesto que no era un problema, ya que no tenían por qué meterse en el agua más allá de donde daban pie. Los lagos no eran como el mar de Rocavarancolia o de Varmania, los únicos que habían conocido, y no habría peligro de que la corriente o el oleaje los arrastrasen.

—Si no es molestia a lo mejor podemos intentar aprender a nadar, pero a mí tampoco me gustaría quitaros mucho tiempo con eso —dijo Eara, que al igual que Kimbra no quería importunar a quienes se habían ofrecido a darles lecciones. Ayne asintió, dando a entender que se metía en el mismo saco que ella.

Ninguno parecía preocupado por invertir tiempo en ello, así que aquel punto enseguida dejó de ser una preocupación. Pensar en qué actividades hacer o qué llevar era más importante. El ofrecimiento de bañadores de Isis era muy generoso, algo que ambos le agradecieron con ganas, ya que nunca habían tenido la necesidad de ponerse uno. Su idea de los flotadores también era algo a tener en cuenta, aunque los sinhadres todavía no sabían que aspecto tenían esos artefactos.

Las diferentes sugerencias de sus amigos sonaban bien, aunque los sinhadres no supieran en qué consistían los juegos que proponían. Como eran de diferentes mundos, era imposible que todos participasen en los mismos sin necesidad de explicar las reglas de antemano, así que tampoco había que preocuparse demasiado por aquel punto. En cuanto a la comida, cualquier opción les servía.
—¿Puedo hacerme cargo del postre? —preguntó Eara, ilusionada por encontrar algo que aportar a la excursión. Su mente ya bullía de ideas fáciles de comer y que no manchasen demasiado.
—Si pones esa cara no creo que nadie se pueda negar —bromeó el anima, divertido por su expresión determinada.

Dama Isis se llevó el índice a los labios y le dedicó una sonrisa misteriosa a Jace.

-No, nunca me has visto en bañador, y ya estoy pensando en qué ponerme para impresionarte… -le dijo en tono sugerente.

En Frivo tenía una enorme colección de bañadores, pero tras su vuelta todos los diseños le habían parecido horteras y pasados de moda. Salvo algunas prendas y calzado que consideraban obras maestras del diseño o demasiado útiles para prescindir de ellas prácticamente había tenido que rehacerse todo el armario.

Tuvo un pequeño pinchazo de culpa al oir a Kimbra ofrecerse para ayudar a Samika con su proyecto. Ella tenía todos sus ahorros y algo más volcados en su negocio y no podía hacer el mismo ofrecimiento, y eso le daba un poco de rabia.

Cuando Irianna dijo que no tenía ningún problema en enseñar a nadie a nadar la veela asintió con entusiasmo.

-No perdemos el tiempo, ¡es una forma de pasar el tiempo con vosotros! Puede ser divertido. Y también voto a favor de cualquier juego. Salvo las carreras…

No tenía la más remota idea de qué era el voley ni conocía ningún juego de mesa o de cartas, pero estaba dispuesta a aprender (dentro de ciertos límites). Las carreras prefería evitarlas, por el momento. El pescado a la brasa le pareció una idea magnífica y durante un instante compartió la expresión hambrienta de Sekk, que no pudo si no hacerse más patente tras la intervención de Eara.

-¡Magnífico! -exclamó, dando palmas con entusiasmo -Entonces yo me ocupo de los trajes de baño y los flotadores, Eara y Sekk de la comida, Irianna buscará el sitio ideal… ¡Va a ser todo perfecto!

Continuaron la conversación discutiendo los distintos preparativos y alimentándo la expectación. Dama Isis llevaba una racha de mucho estrés y un evento así era justo lo que necesitaba para recargar las pilas. No podía esperar.

La demonio asintió en dirección a Samika cuando esta aceptó el aporte monetario ofrecido y prometió su ayuda para cualquier cosa que necesitara en el futuro y luego asintió también en dirección a Irianna un poco cohibida cuando la bruja la alabó por haberse ofrecido a ayudar a Samika. Kimbra consideraba su ofrecimiento como un acto adecuado a las circunstancias dado que la evaki era su amiga y tenía una necesidad y agradeció la confirmación de la idrina de que había sido un a proposición correcta, a pesar de que no había pesando en ella como generosa.

No fue hasta que Jace nombró las plumas que la engendro consideró que no sería la única en llevar a sus animales, pensando rápidamente que quizás fuera conveniente solo llevar a Ámarok puesto que era el que mejor se llevaba con la montura del dullahan y eso permitiría que ambos pudieran correr a sus anchas sin tener a ninguno de los animales en todo momento encima como claramente podría pasar si llevaba a Ratatouille, quien en su hombro pareció percibir su exclusión y lanzó un chillido.

Kimbra no tuvo problema en estar de acuerdo en todos los planes que se hicieron, tanto en las actividades de ocio propuestas como en el plan de comida picnic que se propuso, incluso si tenía cierta preferencia por otras carnes, pensando que el pescado, al igual que el postre de Eara, casaría con su visión de novedoso y poco habitual que tenía sobre toda la salida.

Así, rápidamente las tareas fueron repartidas y Kimbra se limitó a ofrecer su ayuda para quien la necesitara, ya que no se le había sido asignada ninguna en concreto dado su desconocimiento sobre el proceso de planeación, pero aún así estaba dispuesta a ayudar en lo que hiciera falta.

Ruth quedó en silencio escuchando a sus compañeros, a medida que iban pensando parecía que el plan iba cobrando forma de manera más sólida. Se empezó a hablar de la comida, de quiénes estarían dispuestos a aprender a nadar y a hacer de profesores, y hasta de encargarse de los bañadores. Ruth no tenía mucho que ofrecer pero estaría bastante agradecida en todos los aspectos. Al menos si se hacía alguna barbacoa o comer esponjitas a la luz de una fogata podía echar una mano, o dos.

Al final se despidió de todos más entusiasmada de lo que había llegado a Serpentaria y con la ilusión de visitar otro mundo que no fuera el suyo. Tenía gracia que fuera a Idris antes que a la Tierra, pero es que no tenía muchas razones por las que volver.

A Rasqa cada vez le hacía más ilusión aquella escapada, incluso con toda la cantidad de agua a la que tendría que enfrentarse. Pensó que, tal vez (Y solo tal vez) podría intentar darle una oportunidad a lo de remojarse, realmente no se iba a morir ni nada, ni ocurriría nada en Idris que los fuera a poner en peligro si luego no podía encender sus llamas. Tampoco iba solo, iba a estar la manada entera (e incluso alguno más a quien aún no sentía tan cercano, como Kirés).

—Oye, Ruth, nosotros nos encargamos del fuego, ¿no? —le diría a la demonio con una sonrisa de lado a lado, antes de que la conversación derivase y se diese por finalizada.

Se fue de Serpentaria contento, como siempre que la visitaba, despidiéndose con su efusividad característica.