Torre Serpentaria

A Samika no podía evitar hacerle gracia la forma tan literal que tenía Kimbra siempre de responder, y aunque ella no podía ver ese cambio en los dientes de los que hablo, ya imaginárselo le hacía pensar que Kimbra debía verse sumamente intimidante en esos momentos.

- No debería decir nada de ese nombre, yo soy espantosa poniéndoles nombre a algo- dijo Samika admitiendo eso cuando esta menciono a su murciélago flamígero y el cual estaba aún sin nombre. Y el “Mini-sami” de Rasqa como apuntes solo le hizo reír- Pero si se me ocurre algo te diré, eso seguro- dijo la evaki sonriendo.

Las prontas palabras que llegaron después de Jace, específicamente cuando menciono él porque estaba allí hizo que Samika parpadeara sorprendida al darse cuenta que fue total y absolutamente malinterpretada. Lejos de molestarse, sonrió divertida, aunque no pudo evitar ruborizarse de todas formas ante lo que claramente aludía.

- No es el caso que tu mente humificada de mas, imagina, idiota - rio Samika rodando los ojos negando con la cabeza, porque con el dullahan siempre era la cosa un caso. No iba explicar en esos momentos, total era realmente una tontería, no había pasado nada del estilo. Y si alguna vez hacia algo con alguien, no era cosas que contaría ahí locamente para todos.

Por suerte Iriannna vino con algo un poco más importante que alegro sobremanera a la evaki, volteándose con ilusión hacia donde la idrina se encontraba. ¿Detective y novelista?  Porque a eso se resumía todo. ¡Eso sonaba realmente increíble!

-Eso suena increíble Irianna, eso solo me hace tener más ganas de seguir con mi pequeño proyecto, que ya mencioné a un par de personas, pero aún no está oficial. Ya tengo algo más ya en la lista de cosas que leer y aun ni escribiste nada, me encantan ese tipo de historias. - dijo Samika con una sonrisa, hacia la bruja- Es algo así como escribir no solo de tu imaginación, sino usando tu experiencia de investigadora ¿no es así? Aunque podría ser riesgoso- añadido pensando apenas en ello, poniéndose pensativo ay algo seria, porque bien podría ser que incluso sino escribía usando pinceladas de sus propios trabajos, hubiese de todas formas gente que no le gustara tener a alguien investigándoles- Cuídate mucho…si necesitas ayuda para para patear traseros de idiotas o para cualqueir otra cosa, no dudes en llamarme. – añadió la evaki segura, aunque la bruja podía protegerse bien sola, tener unas manos de más nunca venia en falta, que había mucha gente con la cosa demasiado subida a la cabeza.

Samika tomo una taza del té que habían traído Sekk y Eara con un gesto de agradecimiento, moviendo sus orejas levemente cuando escucho nuevos pasos acercándose. Tardo un par de segundos en saber que era Kires, cuya voz sonaba entre cansada y gruñona, y que no tardo en unirse a ellos, siéndole resumida lo que llevaban de charla. Para la evaki a no ser que se lo mencionasen, le pasaría totalmente desapercibido su aspecto en el momento de llegar.

Pronto Varsai se unió con una nueva novedad. Iba a entrar en el ejército y no en cualquier puesto, sino que pretendia hacer las pruebas en el ejército de los dragones.

-Oh, mucha suerte Varsai con las pruebas, tienes que contarme un poco como fue las tuyas cuando las termines- expreso Samika sonriendo con curiosidad-  A ver cuánto se diferencias de la mía y las de Rasqa, que yo tuve que recorrerme los subterráneos, pelear con un ser que llamaban poseído o algo así, que era bastante fuerte. Tenía varias cabezas y lanzaba hechizos por doquier. - dijo Samika recordando bien aquello sonriendo, ya formaba parte del ejercito desde hacía algún tiempo, al igual que el parquio- Aunque, estoy con Sekk…yo pensaba que también se necesitaba ser ignifugo, o poder hacer magia para volverte como tal. ¿No era así?  Ya sabes, tener algún tipo de resistencia o algo así, como Rasqa siendo moloch o Sekk mismo, que el ya de por si es como una olla, apagada pero resistente al calor. – añadió Samika confundida, señalando con un ligero gesto de cabeza hacia el rubio.

No comentó demasiado acerca de lo dicho por Kimbra porque ya estaba al tanto de prácticamente todo y la demonio sabía que tenía todo su apoyo en ello. Kirés les había sorprendido apareciendo poco después por la puerta de la torre, con un aspecto un tanto preocupante pero que viendo que se apresuró a disimular, la lacustre no haría preguntas. En lugar de eso le repitió a grandes rasgos lo que acababa de contar al resto, así como el motivo de la reunión.

A la nebulomante no le había extrañado que Samika dijese que venía del burdel, porque ya se imaginaba que no había ido precisamente a contratar los servicios, y meneó la cabeza con desaprobación divertida ante todos los comentarios al respecto. Le sorprendió un poco la respuesta que le dio la evaki a Jace, preguntándose si estaba molesta de verdad, aunque su lenguaje corporal no parecía indicarlo.

Agradeció a todos sus palabras de ánimo y apoyo, en especial el ofrecimiento de Ayne y dama Isis, y después comenzó a responder a las preguntas que le habían hecho.
—Pues… colaboré hace un tiempo en una misión de los mercenarios de la Brecha. Casualmente estaba presente cuando Saria los contrató y ofrecí mi niebla para encontrar al criminal que quería perseguir. La verdad es que me gustó la experiencia a pesar de… el final, digamos. Era un tipo que se aprovechaba de inocentes —aclaró—. Y charlando con Vac, un amigo, tuve como una revelación. Mi dominio no puede provocar grandes daños, no por sí solo al menos, por eso quiero explotar su versatilidad en otros medios.

A pesar de la respuesta positiva generalizada, al parecer necesitaba aclarar un par de puntos, cosa que no tardó en hacer.
—Oh, no quiero que me llaméis dama Enigma. Quiero seguir siendo Irianna para vosotros. Dama Enigma será solo para gente que aún no me conozca de nada, pero no quiero cambiarme el nombre por completo —dijo, al ver que algunos parecían creer lo contrario—. Y no creo que tengáis que preocuparos por mí más que por cualquier otro. Creo que os estáis centrando demasiado en la parte más… justiciera de mi futuro empleo, pero no pretendo ser algo así como la policía de Rocavarancolia —rio—. Un detective investiga, pero la investigación puede ser por cualquier motivo. De hecho, no me extrañaría que alguien me pidiese encontrar a otra persona no precisamente porque  quiera justicia sino todo lo contrario —miró hacia el enderth, que había hecho un comentario en aquella línea—. Es importante mantener la mente abierta o si no si que no me daría para comer. Aun así no os preocupéis: no planeo inmiscuirme en asuntos que considere muy turbios, pero aún si pasase algo creo que puedo apañármelas. Os pediría ayuda si fuese necesario, a vosotros y también a los mercenarios de la Brecha, que es posible que colabore con ellos en ocasiones.

Esperaba que con aquella explicación hubiesen quedado resueltas algunas de las dudas que habían planteado los más cautelosos al respecto. La parte detectivesca era la novedad y se había centrado en ella, pero le alegraba saber que muchos también estaban esperando poder leer sus novelas.

Comentó que de entre los nombres propuestos para el murciélago de Kimbra, el “Ascua” que había sugerido Rasqa le parecía una buena opción y mostró su apoyo a Varsai acerca de su decisión de alistarse en el ejército. No creía que como licántropo ser jinete fuese a ser lo más apropiado, tal vez, pero no comentó nada porque la varmana tenía derecho a elegir lo que quería hacer independientemente de eso.

Samika no explicó exactamente a qué había ido al burdel, pero por lo que le había dicho a Jace estaba claro que había alguna razón no tan obvia para haber ido allí. La conversación enseguida los tuvo a todos enfrascados. Kimbra explicó los detalles de cómo había nombrado a su nueva mascota y otros acerca de su doma, que si bien no era un tema que interesase demasiado a los sinhadres, se alegraban de que ella hubiese encontrado algo que le gustaba hacer en la ciudad. Varsai les contó que había decidido entrar en el ejército para ser jinete de dragón. La cara de sorpresa de Eara y Ayne no les impidió felicitarla por su decisión.
—Nunca pensé que tomarías esa dirección, pero si es lo que te gustaría hacer… —le dijo Eara, procurando que no sonase como un reproche. Por supuesto que no le gustaba el ejército, pero ni eso ni tantas otras cosas de la ciudad, y algo similar le pasaba por la cabeza al anima en ese momento.

Kirés se unió entonces por sorpresa a la reunión. No tenía muy buen aspecto, pero solo se trataba de suciedad. Enseguida lo pusieron al día y, con aquello, ya estaban prácticamente todos allí. Entre tanto Irianna había acabado de explicar por qué se había decantado por aquella opción.
—Haces bien en ser precavida, sobre todo mientras aún estés empezando —le dijo Ayne cuando confirmó que no se metería en asuntos turbios—. Te ayudaremos sin problemas cuando lo necesites.
El anima sabía que la nebulomante no les pediría ayuda si no la necesitase de verdad, por eso había decidido insistir en aquel punto. Eara sabía que en sus circunstancias no tenía mucho que ofrecer, pero le dedicó una sonrisa que remarcaba que las palabras de Ayne también aplicaban a ella.

Las palabras de Samika llamaron la atención de los sinhadres, que al escuchar que se traía un proyecto entre manos sintieron curiosidad.
—¿Se puede saber de qué se trata, Samika? ¿O prefieres esperar por ahora? —le preguntó Eara.

Dama Isis le había quitado hierro al comentario de Ruth con un gesto. No es que le viera mucho el pelo de normal, pero desde luego estaba muy lejos de no saber socializar y conocía casos en la ciudad que lo demostraban.

Sobre el nombre de la nueva no-mascota de Kimbra no pudo aportar ninguno, según su experiencia los nombres frivys no eran tan populares, sin embargo se aseguró de hacer saber cuáles le gustaban. De los propuestos, Ascua, Mini-Sami y Malvavisco fueron sus preferidos. Los murciélagos flamígeros le gustaban más que los colaespina por la sencilla razón de que solo los había visto de lejos y eran brillantes. Posiblemente si viera uno de cerca no pensaría lo mismo y se replantearía el llamarlo Mini-Sami.

No apreció para nada el comentario de su amiga. Se lo hizo saber de forma telepática. Una cosa era un pique inocente y otra llamar idiota a su novio. Ni siquiera había dicho nada que mereciese esa contestación, en opinión de la frivy.

La llegada de Kirés fue lo que evitó que la cosa escalara a más de una simple advertencia. En cuanto lo vio (y se hubo echado el hechizo de limpieza), la frivy se levantó, dejó su plato y taza flotando sobre su sitio y corrió a darle un abrazo.

-¡Kirés, hace milenios que no sabíamos de tí! ¡Estas desaparecido que te rompes!

Prácticamente no le había visto las plumas a su amigo en una buena temporada, y estaba totalmente perdida en cuanto a sus avances o qué era de su vida. Esperaba que les pusiera al día.

-No, no estamos todos -se lamentó. -Lanor no ha venido.

El carabés era otro al que le tenía la pista perdida y al ser el má joven del grupo le hacía sentirse algo culpable. Había dejado de hacer las reuniones de costura en la sala común para dedicarse por completo a su negocio y había perdido los momentos en los que coincidían. Tal vez debería dejarle una nota.

Le deseó suerte a Varsai con sus pruebas, aunque eso de jinete de dragón sonaba peligroso. No tenía una idea muy clara de lo que hacía el ejército pues solo los había visto hacer obras de restauración y recogida de escombros en la ciudad, así que para ella entrar al ejército solo significaba trabajo físico y sueldo fijo. Un dragón, sin embargo, era otra cosa. Había visto los dragones y no eran criaturas a las que quisiese acercarse. No podía evitar preocuparse un poco, igual que no podía evitar preocuparse por Irianna ahora que los demás habían señalado los posibles, pero no lo dijo en voz alta. Ambas eran mujeres capaces.

El proyecto de Samika lo conocía, le había hablado de ello en más de una ocasión y la verdad es que esperaba que saber que en el futuro tendría las novelas de Irianna para leer la espolearía lo bastante como para terminarlo de una vez. Dejó que fuera la propia evaki quien lo explicara y se sentó en el regazo de Jace, que le había robado su sitio en el sofá, para dedicarse a lo le quedaba de bizcocho.

«Eh, no soy yo el que ha dicho algo altamente malinterpretable» se justificó a Samika, encogiéndose de hombros y levantando las manos.

Saludó con un gesto a Kirés, mirando con toda la indiscreción que su humo le permitía lo desastroso que estaba mientras escuchaba, sin interrumpir. No había tenido nunca mucho trato con él así que tampoco veía cómo preguntar qué le había pasado. Lo mismo era normal. Aprovechó para sentarse en el sofá, robándole hueco a Isis solo para que ipso facto la frivy ocupase sitio en su regazo.

«Pues si te gusta y te da de comer, al cielo con ello amiga» respondió a Irianna, alzando el bollito hacia ella como si fuera una copa antes de seguir royéndole a su manera. Luego se acordó de ofrecerle un trozo a Isis. «Descartado el riesgo de muerte me parece un trabajo alucinante.»

Samika tenía un proyecto por su parte, su novia una tienda de moda a punto de abrir, los sinhadres su plan de todo un restaurante, Kimbra su colección de animales con nombres potencialmente tontos y Varsai pensaba unirse al ejército como jinete de dragones, ¿qué tenía él?

«Dinero no, vaya» pensó en privado, sarcástico. «Parece que a alguien le ha dado envidia eso de tener una montura voladora» bromeó, esta vez en audible.

A decir verdad él tampoco se había esperado el interés de Varsai por el ejército pero no dijo nada al respecto. Después de todo como algunos ya sabían él también pensaba unirse más pronto que tarde; no por pasión, sino por el sueldo y no tener que comerse el tarro con ideas para ganar dinero más allá del granero. Irónico cuando en su país natal la mili le daba tanta grima. A ese paso hasta la felina se iba a unir antes que él.

Kimbra reflexionó sobre los nombres propuestos tanto por Rasqa como por Sekk, analizando la viabilidad de todos ellos y cómo se ajustaba tanto al animal como a su sistema de órdenes.

-Ascuas -susurró el primer nombre que había sugerido Rasqa poniéndolo en plural y probándolo en la boca-. Creo que Ascuas sería el más adecuado. Gracias por las sugerencias. De todas maneras, creo que voy a recordar los demás para otras adhesiones a mi manada.

La demonio asintió hacia Rasqa cuando el parqio aseguró que había probado carnes mejores que la del colaespina. La krabelinense entendía que podía ser interesante de probar y que en última instancia podría ser un alimento decente, pero teniendo la facilidad que tenían en ese momento de ir a cualquier mundo vinculado a cazar, comer colaespinas no era lo más apetecible.

-Realmente no creo que quieras comerte a este colaespina en concreto cuando tienes muchos otros en la ciudad o la posibilidad de cazar animales más interesantes y sabrosos. Aún así, aprecio la promesa. Sería una molestia para mi perder a Ratatouille y tener que empezar todo el proceso de estudio de nuevo con otro espécimen.

En ese momento, Kirés apareció por la puerta aparentemente sin percatarse de su presencia en un primer momento. Estaba cubierto de barro, pero en cuanto se dio cuenta de que estaban ahí reunidos se lanzó un hechizo de limpieza y fue invitado a sentarse con ellos. La engendro no había tenido tanto trato con el paladín como lo había tenido con los demás, pero igualmente se alegró de que se uniera, ya que su presencia contentaba a sus amigos.

Cuando Varsai dio la noticia de que planeaba hacer las pruebas del ejército porque tenía la intención de ser jinete de dragón, Kimbra no pudo evitar fruncir el ceño confundida. La demonio no acababa de comprender cómo alguien que era medio animal querría ser jinete de otro animal. Aun así, la krabelinense felicitó a la licántropa por su progreso y dedicación, mostrando su apoyo.

Kirés había pasado un buen trozo de la conversación actual distraído y pensando. No sucedía nada grave, pero el recibimiento y posteriores palabras de Dama Isis le habían hecho darse cuenta de que no había sido consciente de lo distante que, aparentemente, había sido con sus compañeros en los últimos meses.
Ignorando su cosecha, Kirés era dado a hacer las cosas por su cuenta sin necesidad de distraer a otros. Si lo necesitaban asumía que se lo harían saber y aplicaba esa misma lógica a la necesidad de compañía. En ningún momento se planteó la posibilidad de que lo fueran a echar de menos.

Distracciones aparte, asintió a Irianna cuando indicó que no era necesario cambiar cómo la llamaban. Como habitante de Dryfus todavía le parecía algo extraño utilizar identificaciones personales diferentes según para qué gente, pero a aquellas alturas ya estaba acostumbrado a dichas diferencias culturales y no le iba a dar ninguna importancia.
Por otro lado no se le pasó que Samika había hecho omisión a que tenía su propio proyecto entre manos, pero el paladín no haría preguntas. La evaki lo revelaría cuando quisiera revelarlo o simplemente podía esperar a que la curiosidad de otro inevitablemente preguntara al respecto en su lugar como sucedió poco después. Ambas situaciones le valían.

En algún momento se dio cuenta de que era o el único, o de los únicos, que todavía no habían dicho nada de lo que habían estado haciendo. No estaba seguro de si sería apropiado hablar de sus cosas ahora… pero sus reflexiones anteriores sobre lo distante que había sido le hicieron tomar la decisión de intervenir. Siempre podían decirle que se callara.

–Pues yo… supongo que sigo haciendo lo mismo que he hecho siempre. He podido continuar como cazador en esta ciudad igual que lo hacía en Dryfus antes de venir. 
La verdad era que Kirés no le daba mucha importancia a su modo de vida. Otros habían montado negocios, empezado cosas nuevas… El ave simplemente había vuelto a hacer lo que hacía antes de que lo cosecharan, salvo que con más poder, y más seguridad. En realidad para él todo habían sido ventajas.
–Mi trabajo es el mismo que antes, solo ha cambiado lo que cazo, o a quien.

Se cruzó los brazos comprendiendo las aclaraciones de Irianna al tiempo que saludaba a Kirés con un movimiento de cabeza, a él no lo veía mucho. La verdad es que no le preocupaba la nebulomante, siempre había pensado que sabía lo que se hacía y albergaría dudas de ser otro el que escogiera una profesión así. Luego felicitó a Varsai también por su decisión aunque esta vez Ruth no las tenía todas consigo. Para ella el ejército era algo complicado y seguía notándose resentida con cualquier institución o modo de gobierno de la ciudad.

—Eh, yo también entro en ese cupo de resistencia —le diría de manera amable a Samika, mientras prendía el fuego de su cabello a voluntad de manera risueña, más de lo que se sentía en realidad. ¿Qué avance podía transmitir ella? ¿Qué había estado estudiando e invocando demonios? ¿Lo verían bien? Antes afirmaría sin duda que lo que pensaban los demás no le importaba en absoluto, pero ese pensamiento estaba anticuados en la israelita— cuando vi los dragones por primera vez... me resultaron impresionantes... —confesó, sus emociones respecto a aquellas criaturas solo las conocía el holandés. La demonio de fuego se sentía conectada de alguna manera a ellos. —creo que se puede visitar las dragoneras para ayudar a cuidarlos... podríamos pasarnos juntas si te apetece —le ofrecería a la varmana algo taciturna, demasiado como para decirle a Kimbra que le encantaba el nombre Ascuas para su murciélago flamígero o preguntarle a la evaki por su proyecto tras los sinhadres.

Kirés apareció de repente bastante sucio, y aunque no tardó en limpiarse toda aquella suciedad y saludar Devoss se preguntó varias veces dónde habría estado. El licántropo al igual que el resto le devolvió el saludo y esperó a que el resto le pusieran al día de lo que se había hablado hasta entonces.

Cuando la nebulomante prosiguió Devoss asistió emocionado a su explicación sobre las cosas que había hecho en aquel tiempo. Le pareció bastante interesante su participación con esos “mercenarios de la Brecha” y el licántropo se percató de que tal y como decía su amiga su dominio era perfecto para esa clase de situaciones. No le gustó demasiado la idea de que en alguna situación pudiera ser contratada para encontrar a alguien no para fines bondadosos precisamente. Y aunque él se negaría a algo así entendía que si quería triunfar como detective debía ser imparcial sobre los casos en los que trabajara. No llegaba a verlo bien del todo, pero de todas maneras si esa pobre persona no era encontrada por Irianna acabría haciéndolo por otro. Así que el holandés asintió ante todo lo que dijo la bruja con aire pensativo. Por otro lado le sorprendió la noticia de Varsai. El chico no creía que fuera la mejor posición en el ejército para una licántropo , consideraba tal y como mencionó Samika que a alguien con inmunidad al fuego podría irle mejor, pero si era lo que ella quería él no tenía ningún problema.

-Vaya eso mola un montón, Varsai. Cuando por fin logres montar uno me cuentas cómo es, ¿vale?-. La animó mientras chasqueaba un dedo antes de señalarla tontamente dando a entender que por favor no se le olvidara contárselo todo. Por otro lado rió con la ocurrencia de llamar al murciélago “Mini Sami” y para el licántropo ese era el mejor nombre sin ninguna duda.

Con el comentario de Kirés el licántropo prestó especial atención. No conocía mucho al enderth y menos aún que era cazador, pero ahora que sí lo sabía quizás el paladín podía ser lo que andaba buscando. A pesar de que diera a entender que estaba abierto a cazar incluso a personas a Devoss eso le daba igual, lo único que buscaría en todo caso del ave es que le enseñara lo fundamental. El holandés disfrutaba bastante con la caza, quizás demasiado y la verdad era que no encontraba un mejor oficio con el que pasárselo bien y encima ganarse un sueldo. Sin embargo la única experencia que tenía como cazador  era convertirse en tigre y saltarle a la yugular a cualquier criatura incauta, y era consciente de que si de verdad quería dedicarse a ello profesionalmente más le valía ir aprendiendo los fundamentos básicos. ¿Y si el encargo era cazar una especie de ave? ¿ Y si el cliente quería la piel de un exótico animal sin marcas de desgarro por un licántropo novato? Por no hablar de que no tendría ni la menor idea de cómo desollar dicha piel. Devoss se dijo que en algún momento debería preguntarle al enderth qué opinaba sobre hacer de profesor y darle unas clases intensivas o lo mejor sería que fuera metiéndose en el ejército.

-Creo que los dragones son de las criaturas más increíbles que han pasado por la ciudad. Molan que un montón aunque acojonan un huevo, eso sí. ¿Cómo será el mundo del que vienen? Les dijo a todos interesado con ese tema. El licántropo los veía bastante aterradores, pero para él eso solo hacía que fueran mucho interesantes. -Desde luego su entrada en el ejército cambiará las cosas.- Comentó por último.

El moloch agitó la cola orgulloso cuando Kimbra se decidió por uno de sus nombres y se quedó con un par de palabras en mente que no había entendido de los del berserker.  Luego asintió con vehemencia, reafirmando su posición favorable a la promesa que le había hecho. Tal vez fuera casualidad, pero para Rasqa la palabra manada tenía unas connotaciones muy fuertes y, cuando la demonio se refería a sus animales como su manada, entendía de sobra lo importantes que eran.

—Irianna, si alguna vez tienes que quemar… Pruebas… Avísame —le pidió con una sonrisa algo macabra, aunque la oferta era seria.

Cuando surgió la conversación sobre dragones, el moloch negó con la cabeza ante algunos de los comentarios referentes a las limitaciones, como el de Sekk y el de Sami. El parqio ya había acabado la formación para trabajar entrenando dragones para el ejército y se sabía de memoria los requisitos. Para entrenarlos sí que se primaba o bien tener mucha magia (más de la que él manejaba, desde luego), algún tipo de resistencia al fuego o afinidad a los dragones.

—Lo que sí necesitará son amuletos térmicos e ignífugos a punta pala —se rio. No se podía imaginar a Varsai trabajando cómoda con un dragón porque sabía lo diferentes que eran sus transformaciones y lo mucho que le molestaba a él mismo el frío, pero si ese era el camino que quería la leoparda, él no le daría un empujón en otro sentido—. Ormivas es un sitio chulísimo —le dijo al licántropo tigre. Para Rasqa había sido visita obligada y, bueno... ya que fue aprovechó, claro. Pero eso no era importante ahora—. La próxima vez que me toque currar con los dragones os podéis venir —dijo en principio para Ruth, Varsai y Devoss, aunque se podía extrapolar a todos sus amigos.

Que Rasqa había pedido trabajar con aquellas bestias escupefuego no era un secreto, el moloch se había encargado de pregonarlo desde antes incluso que lo aceptaran para el trabajo. Era algo nuevo, había empezado hace poco, pero para él no era lo suficientemente relevante como para contarlo igual que el resto hablaba de sus proyectos vitales. En cierto modo se sentía un poco como Kirés, no sentía tener mucho más que compartir.

Mientras esperaba a que Samika respondiera a los sinhadres, dejó caer una pregunta que no se le iba de la cabeza:

—Oye, ¿qué es un napalm? Si lo sé no me acuerdo...

Varsai no se sorprendió al oír que Irianna no pretendía que dejasen de llamarla así. No tanta gente se cambiaba el nombre de forma definitiva, algunos que conocía preferían mantenerlo como tal para los que conocía de antes. Ella misma era un buen ejemplo de aquello.

Negó con la cabeza mientras cogía una de las pastas. "No es necesario" explicó mientras daba un mordisco, "se supone que el dragón ya vendrá entrenado y no va a escupirme el fuego a mí" lanzó una risa mental.

"De todas formas... desde que llegué a Rocavarancolia me enamoré de los dragones. De la biblioteca saqué un libro sobre ellos y llegué a aprendérmelo de memoria. No lo sé, me parecen bestias increíbles y han sido un gran soporte para la ciudad desde siempre" explicó con emoción. "Antes de que la ciudad quedase arrasada cualquiera podía tener un dragón como montura. Ahora es normal que solo estén para el ejército y esa es la única forma que tengo de estar en contacto con uno. He estudiado muchos libros sobre dragones: comportamiento, cría, aprendizaje, tipos, tamaños, diferencias entre machos y hembras. Me sé de memoria casi todo lo que hay en la biblioteca y creo que estoy preparada para dejar los libros atrás" esta vez la voz estaba llena de resolución.

Le sacó una lengua de leoparda a Jace siguiéndole la broma. Era una lengua desproporcionada en comparación a su cara en aquella forma. Además la cola se movía ligeramente tras ella.

"Claro. Con un poco de suerte igual te puedes montar conmigo un día" le dijo a su amigo licántropo. "Me encantaría" exclamó mentalmente sin querer, emocionada por la propuesta del moloch.

El berserker escuchó a la nebulomante con atención mientras esta se explicaba mejor y le restaba importancia a la peligrosidad de su futuro trabajo, alegando que era prudente y que era más que capaz de defenderse si la situación lo requería. Estaba claro que lo había pensado mucho y muy bien, pues sus palabras eran firmes, y Sekk no pudo menos que darle su apoyo incondicional.
—Me alegro mucho, Irianna… —aseguró, dedicándole una sonrisa de ánimo sincera en la que a pesar de todo fue incapaz ocultar un leve deje de preocupación.

El intara confiaba plenamente en las capacidades de su amiga, pues había convivido muchísimo tiempo con ella y sabía de primera mano de lo que era capaz, pero también sabía lo truculenta que podía ser aquella ciudad y no podía evitar sentirse intranquilo.
«Deja de darle vueltas, le va a ir genial y en el peor de los casos tendrá ayuda de sobra» se dijo, apartando aquellos pensamientos negativos de su mente mientras atendía al resumido informe de Kirés sobre su vida personal primero y a las palabras que los demás le dedicaron a Varsai después.

La información que tenía Sekk era errónea, algo bastante comprensible si se tenía en cuenta su origen, pues los requisitos de selección tan estrictos solo eran para los que postulaban a entrenador de dragones, pero a pesar de todo se le hacía raro que una animorfa (y una que se transformaba en leopardo de las nieves concretamente) quisiera subirse a un lagarto de fuego. Entendía la admiración que le causaban, pues era criaturas asombrosas, pero si él fuera un licántropo preferiría moverse por sí mismo en el ejército y no depender de una montura. No comentó nada más al respecto, sin embargo, pues era una decisión que ella tomaba a consciencia, y se limitó a darle la enhorabuena por haberse decidido por una profesión.

Kimbra al final se había decidido por uno de los nombres que le había dado Rasqa, algo que el intara comprendía perfectamente, pero al parecer una de sus propias sugerencias planteó dudas al parqio.
—El “napalm” es gasolina gelatinosa, un tipo de combustible que se usa sobre todo para fabricar bombas incendiarias —le explicó con cierta reticencia, bastante seguro de que al moloch le iba a encantar el concepto—. De esas que convierten el aire en fuego literalmente. —aclaró con una mueca. No quería darle muchas ideas a su amigo alado.

A Samika le encantaba reunirse con todos, pero era cierto que era un poco saturante mantenerse pendiente de cierta forma de lo que todos decían, incluso si por suerte lo hacían de forma un poco ordenada. Pero una de las cosas que de seguro le tranquilizo bastante, fue escuchar un poco más claramente la explicación de Irianna sobre cómo sería su nuevo trabajo, sin contar el escribir novelas claro estaba, que imaginaba sería algo que haría de poco. Dudaba mucho que un libro saliera así sin más.

- Dama Enigma entonces tu nombre más laboral, es muy acorde desde luego- asintió Samika, gustándole la idea de que podría seguir llamándola Irianna sin problemas

La pregunta interesada de Eara en su proyecto coincidió de alguna forma con las palabras de Isis en su cabeza y por un instante, Samika se quedó un poco confundida ante la información duplicada. Debería estar medio acostumbrada la telepatía ya siendo que era la única forma de comunicarse de Jace o de Varsai, pero aún se le hacía extraño. Aun así, entendió perfectamente el reclamo de su amiga, por lo que dirigió su mirada hacia donde ella se ubicaba sobre el dullahanm, con expresion de culpa. Ella aun no manejaba muy bien eso de transmitir algún pensamiento para que la pudiera ver, los fundamentos mágicos e le escapaban por completo, mas allá de conocer hechizos orales que pudiera anular, peor itnento trasnmitir tambien dicha disculpa por sus pensmaientos, esperando que de alguna forma pudiera llegarles si se metian en su cabeza.

- Ah…si, perdona Eara, habláis todos bastante en orden, pero a veces se hace confuso - dijo distraída, cuando recordó las palabras de Eara y sonrió levemente algo perdida por un segundo, hasta que tomo el hilo de la covnersacion de nuevo- Pues mi proyecto es que quiero hacerme un peluche demiurgico. Tengo hasta el diseño pensado, así que sentiros libres de buscarle nombre también cuando lo tenga. Sera un murciélago, concretamente un zorro volador…es una especie especifica de la tierra - añadió Samika divertida mirando hacia donde estaba Kimbra, cuya otras de su nueva mascota son dejaba uno también-  También será menos fogoso que el de Kimbra, lamentablemente – acepto Samika antes de añadir un poco mas- Y bueno, pretendo pagar para que sea capaz de hablar y leer. Por eso me emociona la idea de las novelas de Irianna, porque con suerte ya lo tendré cuando ella haya terminado de escribir algo.- añadió con emoción ante la idea, porque una de las cosas que más había echado en falta en la ciudad era el no poder leer nada por cuenta propia, necesitando costeantemente que alguien lo hiciera por ella- Estoy ahorrando, porque va a costarme un pulmón y medio del otro, como mínimo….pero me hace bastante ilusión, que aquí no existe el braille como tal y es un fastidio- añadió con un ligero mohín de frustración. Porque no es como si no hubiera intentado buscarlo.

Varsai explicó sus dudas sobre el ejército, detalle que ella no conocía aun perteneciendo a este. La imagen de un leopardo sobre un dragón se le hizo cuanto poco bastante peculiar. Las palabras de Ruth le hicieron reír inicialmente, porque cierto era, no había nadie realmente más fogosa que ella en esa habitación.

- A mí me intimidan un poco, a veces en prácticas de vuelo, los he tenido bastante cerca. Es increíble…creo que es una de las cosas más mágicas que he vivido en esta ciudad y es mucho decir. - admitió Samika ante las palabras de Ruth, no podía decir que verlos los había visto de cerca, pero sentirlos, si y bastante. Peor de alguna forma, había escuchado de dragones toda la vida en cuentos, imaginarse que volaría cerca de estos, era algo difícil de describir.

La intervencionde Kires tampococ le paso desapercibida, especialmente la forma tan sutil en la que dijo sobre el tema de la caceria, pues desde leugo no tenia pitna alguna de estar hablando solo de animales. La idea de Kires cazando a gente se le hacia incomoda, igual que se lo hacia pensar en el preecio inmoral de  Rasqa, o el que sabia que tenia Jace, por decir algo. Pero era cosas que evitaba pensar demasiado en ello, no queria rechazar a sus amigos por eso, asique mantenia de alguna forma a un lado como si no existiera. Ella podia aplicarse perfectamente, que mientras no lo viera no lo dañaria y ella ni siqueira necesitaba cerrar los ojos para evitar verlo.

La pregunta del Moloch, le saco totalmente fuera de guardia y de sus anteriroes pensamientos, ¿estaba preguntado lo que creía? Porque la idea de napalm entre las garras de Rasqa era como la imagen más inquietante que había tenido enmucho tiempo y el escuchar la explicación reticente de Sekk al respecto dejaba claro que no aprecia muy convencido tampoco de darle esa información. Rasqa no necesitaba especialmente mucha ayuda para ser bastante incendiario de por sí.

Aunque aquella mencion repentina y explciaicon le recordo algo que habia llegadoa a oir alguna vez y por lo curiosos que le habia aprecido, aunque basta surrealista, hablo despacio.

- Eso del nalpalm, me recordo algo muy irreal que escuche en algun entrenamiento - menciono Smaika vagamente intentando ahcer memoria mientras hablaba- Escuche una vez en el ejército como contaban algo de que hubieron cosechados que hicieron bombas de napalm hace unos años, aun estando en plena cosecha, al parecer- comento Samika medio recordándolo aunque no con detalle por lo que fruncio el ceño y suspiro- O bombas de algún tipo, no me acuerdo. Aunque bien puede ser pura invento de los veteranos. Dudo mucho que eso sea fácil de hacer, cosa que agradezco, por que la idea de un monton de cosechados con bombas, de cualquier tipo, no me atrae especialmente - añadió Samika negando con la cabeza, por le parecía bastante imposible. Dudaba que fuese algo fácil y realment enoe r aimprotante, peor la mencionle habia recordando aquella mencion, que sonaba completamente a puro cuento.

Sonrió y asintió hacia Ayne cuando le ofreció su apoyo y ayuda, así como agradeció otros nuevos comentarios al respecto como el de Jace o Sekk. Dejó escapar una risotada con el ofrecimiento de Rasqa, no obstante.
—Serás el primero en el que piense si necesito deshacerme de pruebas.

También sentía curiosidad por el proyecto del que hablaba Samika y cuando finalmente la evaki se explicó le pareció una idea magnífica. Era cierto que posiblemente necesitaría bastante dinero para costear algo así, pero no creía que con su trabajo en el ejército fuese a ser un problema.
—Sería un honor que una de las primeras cosas que leyeses fuese una de mis novelas. Me esforzaré por publicar mi primera obra lo antes posible.

Varsai explicó un poco más a fondo su elección laboral y no le quedó ninguna duda de que la varmana no se había precipitado en aquella decisión y que realmente le ponía mucha pasión al tema de los dragones. Ella misma la había visto entusiasmada leyendo algunos de aquellos libros que mencionaba, a fin de cuentas.
—A mí también me gustaría visitar a los dragones con vosotros —comentó respecto a la quedada que estaban gestando Ruth y Rasqa—. Seguro que Varsai nos podrá hacer de guía dentro de poco.
Visitar un nuevo mundo también le parecía una buena idea, y eso le hizo recordar una promesa que le había hecho a Kirés hacía ya un tiempo. Respecto al enderth, no le sorprendió su explicación acerca de su empleo que, aunque escueta, dejaba bastante claro que había sido uno de los primeros de aquel grupo en meterse en la parte más turbia de la ciudad. No sería ella quien le reprochase nada al respecto ni le juzgase. En lugar de eso prefería hablar de algo menos complicado.

—A propósito de visitar mundos, hace tiempo le dije a Kirés que le llevaría a Idris y me gustaría aprovechar esta ocasión para extender la invitación a todos vosotros. ¿Os apetece un baño en aguas tranquilas y limpias? La verdad es que yo me muero por volver a nadar un poco y sería estupendo si quisieseis venir. Podemos montar un picnic a la orilla de algún lago.
Con tanto trabajo en mente casi había olvidado aquello, pero ahora que volví a rondar sus pensamientos ya estaba pensando en posibles fechas y en cómo le gustaría que fuese su bañador.

Los sinhadres escucharon la respuesta apasionada de Varsai sobre la decisión que había tomado y, si bien pasar por el ejército para ello les parecía un inconveniente importante, no tenían derecho a recordárselo a la varmana. Todos allí tenían edad suficiente para tomar sus propias decisiones, y no eran las mismas personas que habían llegado a la ciudad tiempo atrás.

Por ejemplo, Kirés fue quien añadió a la conversación otro detalle que resultaba incómodo y les hizo mirar para otro lado. Conocían a gente en la ciudad con toda clase de trabajos, sencillamente se hacía más raro cuando lo relacionaban con alguien que conocían desde antes.

Las conversaciones cruzadas continuaban, pero los sinhadres se interesaron sobre todo en el proyecto de Samika, ya que la propia Eara le había preguntado de qué se trataba. Al principio no comprendieron a qué se refería con el peluche demiúrgico, si era tal vez una especie de mascota, hasta que mencionó las novelas de Irianna y aquel lenguaje para ciegos del que ya le habían oído hablar en más de una ocasión durante su convivencia.
—¡Ya entiendo! Es una idea maravillosa, Samika —exclamó Eara, emocionada.
—En un sitio lleno de magia como este sería una tontería no intentar buscar soluciones. ¿Te va a ayudar Lanor? —preguntó el anima tras ella.

Tras algunas anécdotas ante la pregunta de Rasqa, Irianna mencionó que podían acompañarla a su mundo natal, a hacer una pequeña excursión a un lago. A Eara se le iluminó la mirada ante la posibilidad.
—¿De veras? ¡Me encantaría conocer Idris!
Ayne sabía que Eara deseaba visitar todos los mundos pacíficos y agradables, y que hasta ese momento no había hecho mucho más que regresar a su mundo natal y conocer el Macetero, pero tampoco se esperaba que respondiese con tanta rapidez y entusiasmo.
—La idea suena muy bien, a mí también me gustaría conocer tu mundo… Aunque ni Eara ni yo sabemos nadar.
Eara se sonrojó ligeramente por haber pasado aquel hecho por alto, pero se recordó que una cosa no tenía que ver con la otra.

Dama Isis dio su aprobación al nombre elegido para el murciélago al igual que aceptó las disculpas de Samika. Le había sorprendido, pues no era habitual en ella hablar de esa forma, ¿tal vez era por eso que le había contado alguna vez del tabú que era el sexo en su mundo? Tendría que preguntarle.

-A este sí podrías llamarle Mini-Sami -propuso cuando la evaki terminó de explicarle al resto su proyecto. Había visto fotos del animal en el que quería inspirar el peluche y tenía cierto parecido con su amiga.

Se alegró al saber que Kirés estaba conseguido continuar con su vocación en la ciudad. Su cerebro había ignorado convenientemente ese ‘’a quien’’ para centrarse en las similitudes con su propia situación. Ella ya tenía su proyecto vital en Frivo antes de que la cosecharan y por fin iba a retomarlo, pero más a lo grande y con mejores recursos.

La idea de visitar el mundo de los dragones no le hizo especial ilusión. Seguro que era algo impresionante, igual que lo eran los dragones, pero había pasado tanto tiempo estudiando magia aplicada a su negocio que la parte de defensa había quedado reducida a los básicos necesarios para vivir en Rocavarancolia, y no sabía si serían suficientes. Jace le ofreció entonces un trozo de bollo, y ella sonrió antes de darle un bocado.

- << Si vamos a Ormivas me protegerás de los dragones, ¿verdad?>> -le dijo por telepatía a él en exclusiva, apretándose contra su pecho.

Desatendió momentáneamente la conversación, pues el napalm le importaba más bien poco, hasta que Irianna propuso un plan que SÍ le interesaba.

-¡Sí! ¡Sí, sí, sí, por favor! -chilló entusiasmada -A veces voy a nadar a la piscina de mi gimnasio en Frivo, pero tenía muchas ganas de probar algo más natural. ¡He oído que los lagos de Idris son preciosos! Yo puedo conseguiros bañadores a quienes los necesitéis, he conseguido muchos modelos distintos para la tienda.

Un picnic con sus amigos en un sitio agradable donde pudiese nadar ya era un plan perfecto, pero si además le daban la oportunidad de vestirles era aún mejor.

-No os preocupéis por eso -le dijo a los sinhadres -Podemos llevar flotadores y si queréis os podemos enseñar, tenemos algunos magníficos nadadores en este grupo, ¿verdad? - Miró principalmente a Irianna y Sekk, que sabía que eran los mejores nadadores del grupo.

Kimbra asintió con comprensión hacia Kirés. Ella, al igual que él, había sido cazadora antes de la cosecha y había apreciado la posibilidad de poder seguir con su oficio una vez transformada, sobre todo porque dicha transformación parecía hecha especialmente para el trabajo y la demonio disfrutaba de la caza más de lo que lo había hecho antes si acaso era posible. Aunque, a diferencia del paladín, la engendro en realidad no lo había convertido en su oficio exclusivo, sino que era más bien complementario a su trabajo como domadora, necesario para cumplir su precio y divertido y estimulante para compartir con sus amigos, además de ser una fuente de alimento muy apreciada. Además, entendía que el tipo de caza que Kirés acostumbraba era distinto al que tenía ella y más teniendo en cuenta desde que había empezado a incluir a sus bestias entrenadas en ella.

Kimbra atendió en segundo plano la conversación de sus amigos, no teniendo ningún aporte que dar, con Ratatouille dando vueltas inquieto sobre sus hombros. La krabelinense, queriendo que se tranquilizara, sacó un trozo de carne seca de una de las alforjas que llevaba a la cadera y se lo puso frente a la cara no dejándole comerlo hasta que estuvo quieto y asentado sobre su hombro izquierdo.

-No tengo ningún problema en aportar monetariamente a tu proyecto si tienes la necesidad -le dijo a Samika cuando habló del desembolso que iba a suponer su mascota demiúrgica-. Estoy ganando bastante dinero con mi propia caza y la doma de bestias y mis gastos todavía no son altos, por lo que no me supondría una molestia cederte el capital necesario para que tu comunicación e interacción te resulte más cómoda.

Kimbra no tenía ningún deseo de imponer nada sobre Samika ni sobre ninguno de sus amigos, pero creía realmente que no debería existir ningún problema en compartir los beneficios de su trabajo con ellos siempre que lo necesitaran.

La Hija de Lunas, interesada como estaba en la fauna de cualquier mundo vinculado, estuvo de acuerdo con un viaje grupal con sus amigos a Idris, donde además de relajarse y divertirse con sus amigos, podría observar y estudiar a las bestias autóctonas del lugar, incluso llevar a su manada a que corrieran libres por grandes terrenos sin ninguna motivación más allá.

-Puede resultar interesante. Yo tampoco sé nadar, aunque sí sé mantenerme a flote. Aún así, por mi parte no habrá necesidad de ocupar vuestro tiempo en instruirme sobre ello ya que seguramente preferiríais gastarlo en otras actividades que os agraden más y no querría restringir vuestra libertad para nadar vosotros mismos -expuso la demonio.