Torre Serpentaria

Kimbra se complació con a aprobación de sus amigos y procedió a limpiar tanto las superficies y el suelo, como las herramientas y en general todo el polvo de diente que había caído sobre Sekk y un poco sobre Jace con unos cuantos hechizos de limpieza.

-Creo que "siniestro pero guapo" define el resultado esperado -comentó cuando Jace le dijo su opinión, satisfecha con haber cumplido esa expectativa.

Una vez todo estuvo limpio, Kimbra guardó de nuevo las herramientas y se sentó en uno de los sillones dejando que Ratatouille se sentara en su regazo y comenzó a acariciarlo inconscientemente mientras les preguntaba a sus amigos sobre sus últimos entrenamientos.

Viene de aqui

No tardó demasiado en llegar frente a las puertas de Serpentaria cargando consigo la bola con los bollitos de nuez. No tenía muy claro a cuanta gente encontraría, si Eara, Ayne o Irianna estarían, si podría robar algo de tiempo a Isis que estaba a mil con la boutique. Aun así, la evaki, que ya conocía la contraseña no dudo en entrar al recinto con una sonrisa en los labios. Esperando encontrarse con suerte, alguno de sus amigos ya fuese en la cocina o en el salón, sino pasaría a buscarlos puerta por puerta si era necesario.

Un rato de descanso mientras tomaban unos dulces, té y charlaban para relajarse no le vendría nada mal a ninguno, ya que sabía que casi todos andaba con alguno de sus proyectos personales, no solo Isis, asique una cosa que abundaba por eso lares, era el estrés.

Apenas atravesó el umbral del torreón se dirigió a la cocina, sino se encontraba a nadie, igual prepararía un servicio de té antes de ir a llamarles para sugerirle relajarse un rato. Daba igual que ya hubiera pasado un largo rato en el burdel junto Tayron, Obel y Cain, pasar un rato con sus amigos nunca estaba de más.

(Sentiros libres de ir llegando sextocosecheros)

Irianna bajaba un rato después de que Samika hubiese entrado en la torre, para llevar algunos utensilios de cocina que había empleado para merendar algo rápido en su cuarto mientras estudiaba. La evaki parecía dirigirse hacia las habitaciones en ese momento.
—¡Hola, Samika! ¿Qué te trae por aquí?
Pronto supo que la humana quería reunirse con ella, aunque no exclusivamente, y le pidió si podía avisar a sus compañeros de la Sede porque, al parecer, quería darles algo. La idrina le pidió que esperase cómodamente sentada en un sillón mientras ella se ocupaba de enviar un mensaje mediante el portal de comunicación que unía ambos refugios y después llamaba a las puertas de Ayne y Eara, dama Isis, Jace, Kimbra, Sekkeh y Kirés.

—¡Todos avisados! —Le comunicó a la evaki al volver junto a ella y dejarse caer en otro sillón mientras esperaban—. Me temo que Kirés no está, pero los demás sí. Esta será la primera vez en mucho tiempo que nos reunamos todos, ¿verdad?

Cuando Isis recibió el aviso de Irianna estaba enterrada en papeles. Llevaba toda la mañana haciendo inventario y se estaba volviendo loca. Incluso con su tablet manipulada era una tarea lenta y engorrosa y ese día más que ningún otro maldecía tanto el atraso tecnológico de Rocavarancolia como su propia inexperiencia. Evidentemente, la invitación fue bien recibida. Apartó los papeles a un lado, dejando la tarea de reorganizarlos para la Isis del futuro, se arregló el pelo y salió de la habitación.

Su proyecto soñado la tenía tan harta que ya le daba igual no estar arreglada para dejarse fuera de su habitación. Llevaba unos shorts deportivos de color rosa pastel con bandas a los lados y un top blanco que era prácticamente una banda de tela. El pelo, del mismo rosa que el pantalón pero con un degradado oscuro hacia las raíces, lo llevaba recogido en un moño alto y tenía hecha la manicura francesa con brillantes. No llevaba zapatos, se había acostumbrado a levitar unos centímetros del suelo para ir a casi cualquier sitio.

Saludó a Samika con dos besos como hacía siempre y se sentó en un sofá que quedaba entre ella e Irianna.

-Me habéis salvado -dijo después de un largo suspiro -Estaba a punto de volverme loca de la total. Nunca montéis ningún negocio que requiera inventario ¡Menuda pesadilla!

Los sinhadres estaban estudiando los planos del restaurante cuando Irianna llamó a la puerta, sin dar demasiadas explicaciones. El eco del pasillo dejaba claro que estaba llamando a todo el mundo para reunirse, así que dejaron lo que tenían entre manos y fueron a la sala común.

Cuando llegaron abajo se encontraron con Samika, Irianna e Isis ya reunidas.
—¡Hola! —saludó Eara sonriendo, al ver que el ambiente no auguraba que se tratase de nada preocupante.
—Buenas —dijo Ayne también, que no tardó en tomar asiento en el reposabrazos de uno de los sofás—. ¿Hay alguna novedad?
No le sorprendía que se reuniesen, varios lo hacían a menudo, pero como habían escuchado que llamaban a todo el mundo se preguntaba si habría sucedido algo.
—¿Preparo syv? —ofreció Eara, que todavía no había tomado asiento.

Kimbra se encontraba trabajando en su última adquisición, un murciélago flamígero que había sido cazado tan solo dos días atrás. Si bien la caza había sido fácil gracias a todo el trabajo y estudio previo y la práctica con Ratatouille, el entrenamiento ya se preveía complicado, tanto por las propias peculiaridades del animal, como los inesperados celos de Rata, quien parecía sentir que su posición como primer cachorro de la camada estaba bajo amenaza. Los primeros pasos para fomentar un vínculo entre Ámarok como alfa y el murciélago, para que luego este fuera introducido fácilmente en la manada, se habían visto frustrados completamente ante la actitud completamente agresiva de Ratatouille y su negativa a mantenerse separado del kerlax durante los ejercicios. Por suerte, la obediencia del colaespina para con Kimbra era tal que, una vez usada su voz de mando, había podido progresar con el ejercicio, pero era obvio que el trabajo de vinculación de Rata con cualquier otro animal iba a ser pesado y engorroso, al menos hasta que aprendiera a reprimir sus celos o aceptara definitivamente que nadie iba a usurpar su puesto. Por el momento, la demonio había decidido no dejar nunca a Rata solo con el murciélago, por lo que cuando Irianna tocó a su puerta hablándole de una reunión amistosa en la sala, Kimbra decidió que para evitar posibles problemas, lo mejor sería que incluyera al colaespina a la reunión, esperando también que el trato con otras personas ayudara a fomentar su socialización.

Con un puñado de hechizos aseguró y reforzó la jaula en la que, por el momento, vivía el murciélago y dejó la habitación con Rata en el hombro, sabiendo que Ámarok controlaría perfectamente la situación.

Cuando llegó a la sala, primero se paró en la puerta para saludar a Samika, Isis, Ayne y Eara, que ya se encontraban ahí.

-Espero que no suponga una molestia que Ratatouille asista conmigo. Lamentablemente tiene un carácter muy difícil y no es conveniente que le deje en compañía de mi nueva adquisición sin mi presencia -se excusó, esperando que no hubiera incoveniente.

Jace se encontraba tocando la guitarra en una esquina de su cama e Irianna tuvo suerte en dos cosas: uno, que oyera la puerta estando tan ensismismado en los acordes como estaba, y dos, que tuviera la decencia de ponerse unos pantalones antes de abrir y no recibirla en calzoncillos. No iba a bajar arreglado, seguía estando en su casa, así que se puso la primera camiseta limpia que pilló y sus pantuflas tipo peluche de lo que en su momento debió ser pikachu. No eran de su talla, pero estaban tan rotas que el pie le entraba igualmente.

«¿Es Navidad y no me he enterado?» dijo en broma mientras se rascaba un costado perezosamente al llegar. Llevaba años sin saber en que día vivía (antes de Rocavarancolia incluso) así que de repente la idea no le sonó tan loca. Hubo un tinte de alarma en su voz «Ostia. ¿Es Navidad? Que no tengo regalos pa’ nadie»

Apoyó los brazos contra el respaldo del sofá en el que se encontraba Isis mientras.

Cuando Irianna llamó a su puerta el berserker estaba a punto de salir a correr, pero por lo que le venía a decir la idrina parecía que se estaba montado una reunión improvisada de antiguos cosechados, así que decidió posponer sus planes y unirse a los demás. Antes de bajar, sin embargo, se calzó unas zapatillas tipo Vans y se metió en el bolsillo del pantalón un mp3 algo cascado que se había agenciado en el mercado con sus correspondientes auriculares enrollados para más tarde.

Siguió las voces de sus amigos escaleras abajo hasta el salón, donde ya se encontraban unos cuantos, y tras darle un capirotazo a Jace en la clavícula saludó al resto con un gesto de la mano.
—¿Cómo va? —preguntó con una media sonrisa, estirándose en el sitio con expresión de alivio: llevaba toda la tarde apalancado en su habitación y desentumecer las piernas resultaba reconfortante—. ¿Qué es eso de la Navidad? —se interesó también mirando al dullahan, que allí encaramado tras Isis parecía un cuervo.

Al ver a Rata sobre el hombro de Kimbra el intara no pudo contener el impulso de acercar la mano para tocarle una oreja, pero en cuanto el roedor hizo amago de morderle el rubio retiró los dedos con rapidez.
—Menudo genio tiene… —masculló, enseñándole los dientes antes de dar un paso en dirección a la sinhadre—. Te echo una mano, Eara. —se ofreció, recogiéndose el pelo en un moño para que no le molestara en la cocina.

Ruth se encontraba leyendo uno de los tomos de invocación que había recogido de la biblioteca, esta vez de nivel algo avanzado (aunque solo por curiosidad y sin comprender qué interés tendría alguien en llamar a un demonio de primera jerarquía). Fue en ese instante cuando les llegó un mensaje de Serpentaria gracias al portal de comunicación. La idea era reunirse allí, aunque no sabía muy bien de qué se trataba. Así que la israelita se apresuró a avisar a Devoss y Rasqa y juntos partieron hacia el otro refugio.

—¡Ey! —saludaría nada más entrar, comprobando con una sonrisa que ya había mucha gente reunida de su cosecha. ¡Hacía tiempo de un encuentro así!. Como no sabía muy bien si se trataría solo de charlar o no la demonio de fuego fue vestida con unos vaqueros y una blusa azul bastante simple, en esta ocasión también llevaba las lenguas de fuego de su pelo  teñidas con el hechizo de colorear llamas de un azul oscuro, al igual que la llama de su cola. Tomaría asiento entre los presentes tras saludarlos a todos y conteniéndose a duras penas de preguntar por aquella rata en el hombro de Kimbra para guardar la educación— igual deberíamos haber traído algo... —le murmuró al holandés al ver que Eara y Sekk preparaban syv— ¿estáis todos bien?.

Devoss se encontraba en su cuarto  de la Sede cuando le llegó el mensaje por el portal de comunicación. El licántropo pegaría un sobresalto de la sorpresa, para una vez repuesto y con una sonrisa bobalicona en el rostro dirigirse a la puerta, justo cuando Ruth empezaba  llamarlo.

-Joder, Ruth. Mola un montón- Comentaría señalando sus llamas azules mientras cerraba la puerta de su dormitorio. El holandés tenía ganas de volver a ver a sus amigos, quería saber qué habian estado haciendo desde la cosecha y en general estar con ellos en una situación más placentera que cuando tuvieron que pasar la criba.

El licántropo iba vestido bastante cómodo: una sudadera y pantalón corto deportivos de color negro. Tras llamar juntos a Rasqa el chico se transformaría en tigre para disfrutar el resto del camino en esa forma. Y  por si ocurría algo durante el trayecto, dicho sea de paso.

-¡Hola!- Saludaría al entrar en la torre tras volver a su forma humana. Lo cierto es que allí ya estaban casi todos y el holandés ensanchó más aún su sonrisa al verlos. Por otro lado nopudo evitar mirar la rata que llevaba la krabelinense al hombro, y aunque no lo mostró se le hacía un poco la boca agua.-¿Para la próxima?-. Murmuró ante el comentario de Ruth mientras se encogía de hombros con unaexpresión inocente. A ambos les había pillado por sorpresa, aunque por otro lado tampoco habría sabido qué traer.

-¿Cómo os va todo, chicos?- Preguntaría cruzándose de brazos.

Rasqa se había pasado toda la mañana contando monedas para hacerse una idea de si podría pagar su nueva armadura y había acabado muerto de aburrimiento, por lo que cedió sin querer a una siesta involuntaria. Las matemáticas y él no se llevaban bien y todavía no se había acostumbrado a tener que andar pendiente de los números. Guardaba todo su dinero en un baúl y tan solo lo gastaba en contadas ocasiones, para artículos de primera necesidad: como las cervezas que se apostaba con Samika o los chupitos que se tomaba a veces cuando salían del cuartel con otros soldados. Tras la llamada a la puerta de Devoss y Ruth, sin embargo, le faltó tiempo para echar a andar. Se despertó de golpe, se encendió al entender que iban a reencontrarse todos y fue raudo hasta la habitación de Varsai para avisarla también.

Aprovechó el paseo para espabilarse y para volar con el fuego encendido a toda potencia, pues una vez dentro de Serpentaria, si no lo apagaba, entre él y Ruth podrían convertir la estancia en un horno para personas. De hecho, le dedicó un cumplido a las llamas  la demonio de fuego por lo bien que le habían quedado tintadas.

Una vez dentro de Serpentaria, repasó con la mirada a todos y los saludó con un “Buenas” ronco, pero casi gritado, por la emoción del encuentro. Como solía ocurrir con él, iba desnudo y no le presto mucha  atención a la ropa de nadie. Como siempre, tuvo un breve descuido al quedarse observando a la veela, después del cual agitó la cabeza y soltó un leve bufido. Al final ocupó un pequeño espacio vacío en el suelo y se sentó a cuatro patas, agitando la punta de la cola contra las baldosas.

—Ratatouie… —repitió curioso el nombre de la rata. Pensó que ojalá no le reconociese, porque había salido de caza con Devoss en más de una ocasión y ellas eran un blanco fácil—. ¿Te la comerás cuando crezca? —preguntó, de forma casi ingenua.

No respondió a las preguntas de Devoss y Ruth porque ya había hablado con ellos y se veían más a menudo. Por eso y porque le interesaba escuchar al resto de su manada (e incluso a aquellos que todavía no consideraba dentro de ella).

Varsai estaba pintando un cuadro cuando la llamaron para una reunión en Serpentaria. Emocionada por volver a encontrarse con todos los demás recogió las cosas que tenía por la habitación. Metió los regalos para Irianna e Isis en la mochila. Se los daría en cuanto las viese, el de Isis era un agradecimiento por el vestido y la mochila que le había preparado para su visita a Libo, y el de Irianna un principio de intercambio. La licántropa estaba pensando en aprender a tocar el violín y su amiga sabía.

Corrió a reunirse con el resto y sonrió a Devoss cuando se lo encontró en forma de tigre. "Tenemos que ir un día de caza juntos" le dijo pensando en que nunca lo habían hecho.

"Hola" saludó a todos los presentes allí antes de tomar asiento. "¿Nueva mascota?" preguntó a Kimbra.

"¿Sólo falta Kirés? Hacía mucho que no nos reuníamos de esta manera" comentó contenta.

Samika quedo encantada cuando Irianna aviso a los demás por ella, esperando a que tanto sus compañeros de Serpentaria bajaran, como a que llegaran los de la Sede. << No creo que me den los bollitos para todos, pero bueno es una excusa viable >> pensó la evaki con entretención.

- Creo que para quedar con kires un día hay que pedirle cita con meses de antelación-añadió la chica con diversión al escuchar que este sería el único que no estaría presente, cosa que se confirmó no mucho después conforme fueron bajando los que Vivian en Serpentaria- Siempre dispuesta A a sacarte del trabajo una rato- rio la evaki ante la palabras de Dama Isis por agredecerle liberarla del caos que tenía con todo el asunto de la tienda.

Mas fueron llegando, entre ellos, escuchar la voz de Jace en su cabeza, como siempre la desoriento momentáneamente antes de darse con la figura grandota de este y el humo de su cuello. La siguiente sorpresa llego por parte de Kimbra y su Ratatouie

-¿Le has puesto a tu colaespina el nombre tanto de una comida humana como el de la rata de una película? Esto huele mucho a algo que harían o Devoss o Jace- añadió divertida ante eso, no importándole demasiado la presencia del animal allí.

Mantenerse atenta a todos era complicado, peor la evaki, no le importo sonreía animada, saludando a Eara,a  Ayne a Sekk cuando llegaron, al igual que lo hizo cuando escucho, otra vez, la voz de Varsai en su cabeza. Nunca se terminaría de acostumbra la telepatía. Saludo tambien a Rasqa, Devoos y Ruth cuando llegaron, esperando que se acomodasen.

- Realmente estamos casi todos salvo Kires, no esperaba que todos aceptaseis a venir, no había que traer nada, no os preocupéis- dijo Samika sonriendo ampliamente cuando todos se reunieron- En realidad no quería reuniros por nada en especial, simplemente querías que probarais uno bollitos de nueces que traje del burdel, donde acabo de estar hace un rato con dos de los nuevos- dijo la chica como si tal cosa, señalando los bollitos que había dejado sobre un plato a la espera que Sekk y Eara preparasen el té

- No da para todos, pero…bueno…era un poco excusa en para encontrarnos y hablemos un poco, también para que los estresados por el trabajo descansen y los ermitaños muestren sus caras. Que a este paso me voy a olvidar de vuestras voces– dijo Samika de forma maliciosa, sintiéndose satisfecha con haber conseguido que la buena mayoría se reunieran por una vez en mucho tiempo, que vivían prácticamente a minutos unos de otros y apenas se veían las caras entre si más que en contadas ocasiones- El reclamo ha sido un éxito, así que yo estoy satisfecha- dijo la evaki, con profunda satisfacción y buen humor.

Todos fueron bajando de sus cuartos y la reacción general a aquella reunión fue muy positiva. No respondió a la pregunta de Kimbra porque la hija de lunas sabía perfectamente que a ella no le molestaba, por lo que dejó que otros expresasen su opinión al respecto. Al igual que Sekk, no tenía ni idea de qué era la Navidad, pero supuso que alguna costumbre humana. El berserker se ofreció primero a ayudar a Eara con el syv, por lo que decidió que una tercera persona moviéndose por la cocina probablemente sería un estorbo y solo ayudaría después a llevar las numerosas tazas que iban a ser.

No pasó mucho tiempo cuando ya llegaron sus amigos de la sede a los que saludó con algo más de efusividad porque los veía con mucha menos frecuencia. Tras el intercambio inicial de saludos la evaki les explicó finalmente el motivo de aquella reunión y, aunque resultó ser una excusa más que un motivo, a la idrina le parecía una buena excusa.

—Eso es que todos nos olíamos la comida aunque no lo supiéramos —bromeó—. Yo me conformo con probar un trocito: justo acabo de merendar al fin y al cabo —dijo, ya que la evaki afirmó que no había para todos.
A continuación fue en busca de un par de tazas que llevar a la mesa de la sala y las colocó delante de dos personas. Repitió la tarea y luego se sentó ella misma con su propia taza.

—Pues… la verdad es que a mí en particular me viene muy bien esta reunión para ponernos al día porque tengo un par de cosas que contaros —empezaría a hablar al ver que nadie más tomaba la iniciativa tras Samika—. La verdad es que a mí también me has forzado a tomarme un descanso de forma similar a Isis —dijo sonriendo hacia la veela—. Veréis: he decidido que voy a abrir una agencia de investigación para sacarle partido a mi dominio. Estoy estudiando actualmente hechizos y alquimia que me sirvan para la profesión y pronto empezaré a buscar una casa que reformar. Voy a ser dama Enigma, la detective y novelista de misterios.
Le había puesto un tono ligeramente dramático a lo último y dejó escapar una ligera risa.

Los habitantes de Serpentaria terminaron de bajar enseguida, Kimbra incluso se traía a su nueva mascota consigo, aunque para quienes vivían con ella eso no resultaba extraño en absoluto. Mientras esperaban a que llegasen los de la sede, Eara se fue a la cocina para, con ayuda de Sekk, escoger las hierbas para preparar una infusión. La sinhadre sacó las que habían traído de Sinhdro para la ocasión. Sin saber que Samika ya había traído algo para comer, Eara también llevó al salón el bizcocho que había cocinado el día anterior para el desayuno.

Ayne se quedó con el resto, escuchando la conversación, relajado por la presencia de todo el mundo reunido y bromeando. Quienes faltaban no tardaron en aparecer y enseguida el syv estuvo servido y hasta había comida que llevarse a la boca. Tras la última ronda de saludos todos se fueron acomodando en la sala común y Samika decidió explicarles finalmente por qué se le había ocurrido llamarlos. La explicación cogió al anima bebiendo un sorbo de syv con el que casi se atraganta, aunque disimuló el gesto con gracia. «¿En el burdel? ¿Con dos de los…?». Se le escapó buscar algunas miradas cómplices entre sus compañeros, pero no dijo nada. Como el burdel no era un puesto de venta de bollitos decidió que tenía que haber una explicación con más sentido que llanamente la evaki aireando sus aventuras.

Eara llegó poco después con las últimas tazas y se sentó al lado de Ayne en el sofá, justo cuando Irianna iba a contarles la decisión que había tomado en cuanto a su futuro.
—¡Eso suena maravilloso, Irianna! —le dijo la sinhadre con una gran sonrisa. Su amiga no solo parecía segura de sí misma al decirlo, sino que sabía perfectamente que era un camino que podía y le gustaría tomar. Sobre todo la parte de decidirse por fin a escribir novelas profesionalmente.
—Enhorabuena —le dijo Ayne, que también sonreía—. Si necesitas ayuda con la reforma a lo mejor te sirven algunos de los materiales que nos sobren a nosotros. O cualquier otra cosa, claro.
—¿Cómo se te ocurrió esa idea? —preguntó Eara, curiosa.

Dama Isis aceptó el ofrecimiento de Eara de preparar syv y le dio las gracias por ello. En poco tiempo la sala se llenó de gente. (Casi) todos sus compañeros de criba se habían reunido y la veela estaba encantada. Jace se colocó a su espalda y ella le acarició las manos y le dejó un beso casual.

La verdad es que la presencia de la nueva mascota de Kimbra no le hacía especial gracia. El bicho era feo con ganas y le daba cierto asco, pero sabía por experiencia que la rakshasa tenía a sus animales muy bien educados así que no hizo ningún comentario al respecto.

-Yo estoy bien -respondió a Devoss y a Ruth -Cansada y estresada pero también con muchas ganas de terminar de una vez. ¿Cómo estáis vosotros? Siento que hace décadas que no socializo debidamente, no sé nada de nadie -suspiró.

Samika explicó el motivo de la reunión y la palabra ‘’burdel’’ hizo que la veela casi pasase por alto los bollitos. ¿Es que hacían espectáculos tan temprano? ¿Había pasado allí la noche y la habían invitado a desayunar? Luego recordó la vez que fueron a que Cain le hiciese unos tatuajes a la evaki y se calmó. Le habría dolido que su amiga hubiese ido a un espectáculo o contratado a alguien sin contárselo. Aceptó probar un bocado de uno de los bollos, solo para probarlo, a pesar de que tenía bastante hambre. Por suerte Eara llegó salvadora con uno de sus maravillosos bizcochos para completar.

-Cualquier excusa para reunirnos es buena -dijo.

Cruzó las piernas para apoyar sobre ellas el plato con el trozo de bollo que le correspondía y el bizcocho y envolvió la taza caliente de syv con ambas manos, soplando suavemente para enfriar su contenido y sin quitarle ojo a Irianna mientras hablaba. Tenía noticias, y muy buenas noticias. A Isis se le iluminó la cara con una gran sonrisa.

-¿Investigación? ¿Como en las audionovelas? ¡Eso suena ideal que te rompes!

Era un poco rary, pero dama Isis a veces se ponía podcast o audiolibros cuando hacía ejercicio o en los trayectos de casa al trabajo y algunos eran de detectives. Claro que las historias de detectives frivys tenían poco que ver con las de Irianna. Igualmente estaba emocionada de que otra de sus amigas empezase un nuevo proyecto, y asintió con entusiasmo al ofrecimiento de los sinhadres.

-Lo mismo digo, si necesitas referencias de cualquier tipo dímelo y te ayudaré. También tengo un programa maravilloso para hacer presupuestos, aunque creo que tú solo usas papel… Bueno igualmente me tienes para lo que necesites.

Esperaba que nunca nadie intentase robarle sus diseños o hacerle competencia desleal, pero si ocurría ya sabía a quién llamar.

Respondió al capirotazo de Sekk con un quejido y una patada -sin fuerzas, no era tan gilipollas- en la parte trasera de sus rodillas para hacer que se doblase.
«Pues una movida humana super ñoña donde te dejas todo el dinero del año en regalos» le explicó. Iba a añadir que también pasabas el tiempo con gente con la que no querías pasarlo, pero se lo ahorró para no dar pie a malentendidos.

Acarició el rostro de Isis fugazmente en respuesta a su beso. No abandonó la comodidad del respaldo mientras los demás iban llegando a la reunión.
«¡Eyyyy! Hacía tiempo que no os veíamos el pelo... y las escamas» añadió haciéndole un gesto a Rasqa. El comentario sobre comerse a Ratatouille le provocó una carcajada insonora, visible por la forma en la que se encogía sobre el estómago mientras su humo salía como si tosiera. «Eh, Ratatouille es un nombre maravilloso, ¿algún problema?» respondió a Samika con falsa violencia.

El motivo de aquella quedada le habría parecido muy normalito de no ser por un detalle: la mención al burdel. Bollitos, no de una pasteleria, sino de un prostíbulo. El dullahan le devolvió la mirada a Ayne aunque este no pudiera saberlo. La diferencia, eso sí, es que él no se cortaba ni un pelo.

«Eeeen el burdel, con dos novatos» dijo con un tono escéptico «Joder, de dos en dos, no sabía que te iban esas cosas.»

El único motivo que le salvó de proponerle el nombre de Dama Bukkake -¿o era mejor Dama Trío?- a Samika fue la presencia de Isis. No entraba en sus planes picar a la mejor amiga de su novia, apreciaba su cuello. Por suerte Irianna estuvo ahí para salvar el día con otra noticia.

«¡Eh, mola! ¡Dama Enigma suena de puta madre! Aunqueee... » se cruzó de brazos. «¿De verdad la gente de esta ciudad quiere que se resolvan crímenes? No por nada, no parece un sitio donde se valore mucho la justicia.»

Jace abandonó su sitio para hacer los honores y coger un dulce. Lo giró en su mano para verlo desde distintos ángulos, desconfiado de un dulce proveniente de, bueno, un burdel. Su humo le dio un mordisco pequeño antes de poder confirmar que no había nada extraño en él.