Torre Serpentaria

Como la mona pareció rehuirle escondiéndose entre el pelo de vánara, al final la dejó tranquila. Era un animal tímido e inocente en apariencia.
—Ha tenido suerte la pequeñaja de acabar en estas manos —comentó justo antes de abrirse la puerta sin previo aviso. Ni los animales para carne vivian en unas condiciones tan terribles, aunque si fuese así tampoco serían productivos.

El animalillo o cosa que les abrió la puerta causó recelo inicialmente en el irrense, pero fue amable dando indicaciones y los dejo tranquilos después. No le hizo gracia descubrir que no podía acceder a la biblioteca a placer. No de momento. Las carcajadas de Kud lo estaban poniendo de los nervios porque le producía cierto reparo inconsciente encomendarse a ese tarado, pero se dejó llevar. Era más fiable de lo que su actitud en ese momento daba a entender, y estaba cansado de saberlo.

Saludó con la mano a Archi cuando les vio llegar.
—¡Que sorpresa! No esperábamos encontrarte aquí —dijo fingiendo seriedad y sonriendo después. Una vez intercambiados los saludos, respondió al Kairós—: Mucho mejor. —El tono era de broma, porque ya se le había pasado el cabreo hacía mucho. «¿Cómo lo ha encontrado tan rápido? ¿No se habra puesto a buscar porque le grité? Porque no me extrañaría»—. ¿Sabes para qué hemos venido? Al menos yo, bueno. ¿Sabrías recomendarme un buen libro para iniciarme en la magia? —Tenía en mente además sacarle fotos para poder consultar hechizos en cualquier momento y estudiar en las horas muertas en la sede. Le estaba echando un vistazo a las estanterías y artilugios que había a su alrededor mientras hablaba, sin echarle la mano a nada. Aquella biblioteca era mucho más acogedora, pero bastante menos impresionante.

Llegué seguida de cerca por mi tropa de ónyces. Iban quejándose de haber malgastado toda la tarde en la Sede, hablando y hablando con amenazas potenciales a mi vida y blablabla. Si les hacía caso mínimamente, acabaría o bien descuartizada en mitad de la calle o bien matando y esclavizando a toda la ciudad. De ambas opciones solo la segunda me atraía un poco por el hecho de tener la ciudad a mis pies y hacer lo que quisiera con ella, porque así sería más fácil mantener a los míos con vida y a mí misma... ¡Ja! Semejante éxito solo me granjearía una muerte segura a manos de los ciudadanos rebeldes... Blablabla.

Como tampoco había pasado tanto rato, me dirigí al dormitorio de Ozz. Tras llamar a la puerta, entré y, en efecto, encontré a los dos en el interior.

—Hey, disculpad por... desaparecer. ¿Cómo os va? ¿Estáis terminando o tenéis pensado seguir y puedo unirme? —y luego miré a Dhelian—. Tengo que hablar contigo después, recuérdamelo si se me olvida.

DL

Hablar con Enredo le tranquilizaba y las conversaciones era lo suficientemente diversas para que su mente se concentrase en escucharle y en no perderse en sus pensamientos, el que no insistiera con lo de Shizel resulto un alivio. Tenia razón en que no era fácil intentar entablar conversaciones largas o conexiones duraderas en cualquier sentido con los veteranos.

-Supongo ahora somos de tan poco confianza como aquellos que los trajeron a la ciudad- dijo distraidamente mientras se levantaba y se estiraba un poco despeinándose el pelo de mechones negros y rojizos con una mano.

-Mi vida social no es muy allá, ya sabes. Supongo me daré una vuelta e intentare buscar un trabajo en el mercado....necesito dinero para los amuletos logomanticos, no tengo paciencia como para aprenderme todo un idioma desde el inicio - añadió sonriendo con intenciones de marcharse. No tenia aun claro que haría, pero una de las cosas que había decidido en sus excursiones a los mundos vinculados es que quería ver la sociedad desde dentro, al menos lo mas cercanamente posible y para ello necesitaba los amuletos. No tenía idea de si le serviría en el futuro, posiblemente era una perdida de tiempo y de dinero, pero poco le importaba, si algo poseía...era tiempo de sobra.

Quería ver si era capaz de integrarse en alguna sociedad desconocida con cierta eficiencia, aun no tenia claro con cual lo intentaría. Sabia que una de las cosas que mas fallaba era en actuar, quería formar parte de los espías del ejercito o al menos realizar un trabajo donde su transformación fuese lo que mas valiera, y una de las cosas que debía aprender a hacer, era interpretar un papel, fuese cual fuese.

-No vemos, que voy a intentar también ganar dinerito para no ser un mantenido cuando nos mudemos- dijo con un gesto, despidiéndose del brujo para salir de serpentaria.

Sigue en Antiguo Mercado

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Dhelian

Habia aprendido finalmente el hechizo y aunque aun debía practicarlo un poco al menos ahí estaba hecho y no podía estar de mejor humor cuando Alice llego saludándolos a ambos.Divertida miro fijamente a ALice y a su onyce ante de seguir distrayéndose con su pelo.

-Se ve que el paseo te vino muy bien- dijo un poco incomodo al recordar el motivo por el que la chica se fue, observándola un poco curioso por el cambio. ¿A donde había ido para estar tan animada? Realmente quería preguntarle.

-Yo acabo de terminar de aprenderlo- dijo de buen humor dejando un momento divertida en el suelo para lanzarse el hechizo y enseñárselo, sonriendo ampliamente  atravesando uno de los muebles de Ozzchreanos para mostrárselo- Cuesta un poco moverse así sin atravesarlo todo o hundirte en el suelo pero se le coge el truco rápido...¡mira soy un mueble!- exclamo alegremente, antes de salir de este para volverse tangible.

-Se aprende bastante rápido... Yo me ausento un momento mientras tu lo intentas ¿vale? Voy a cambiar de estirge antes de que esta me deje calvo. Gracias por todo Ozzchreanos -dijo mirando al ave sobre su hombro ordenandole de nuevo estarse quieta antes de salir del cuarto para dirigirse al suyo dejando a Divertida reunirse con los otros para buscar comida y tomar otra sustituta al que no tenia nombrada. Era un proceso lento pero le tocaba ir ordenandoles una a una hasta que todos se fueran acostumbrando a el y a sus mandatos. Envidiaba la aparente facilidad que tenia Alice para que todas las onyce en conjunto le hiciesen caso.

<<No te haces a la idea, chico>> pensé al oír las palabras de Dhelian. Responderle como tal solo lo hice con una sonrisa al tiempo que me sentaba en el suelo. Noté un ligero rubor que apenas duró los segundos que tardé en notarlo. Al menos nadie lo comentó.

—¿Cómo te atreves a aprenderlo sin mí? —pregunté con un poco de envidia. Luego, al verle manejarse con el hechizo puesto, aplaudí—. Cómo mola. Sé que lo sabes, pero ten cuidado con el aire y con quedarte atascado dentro de algo, ¿eh? Bueno, a ver cómo se me da esto a mí...

* * * *

Se acercaba la hora de la cena y aún no me había salido. Notaba que estaba a punto de conseguirlo, pero seguramente el cansancio mental del día y los nervios de tenerlo casi casi influían en el resultado. No había pasado toda la tarde en el cuarto de Ozz sino que en cierto momento me había vuelto al mío cuando ya no requería de su ayuda. Allí había practicado sentada en la cama, con las piernas cruzadas, rodeada por tal marabunta de ónyces que tan solo veía el colchón y oscuridad más allá de este. No molestaban sino que me animaban a su peculiar manera cuando los intentos eran fallidos...

Hasta que mi paciencia se acabó y decidí dejarlo para el día siguiente. No solo eso, sino que tenía que hablar con Dhelian antes de acostarnos, así que salí y fui a su dormitorio. A medio camino me di la vuelta para coger unas zapatillas, ya que no me fiaba de posibles minas dejadas por las estirges.
No son tantas, podrías dejarnos exterminarlas... ¿Has sentido alguna vez lo que se siente al acabar con...

—Cállate. ¿Toc, toc? —llamé a la puerta.

Se encontraba tumbado en su cama leyendo sobre aves y su crianza pensando en como se las ingeniaría para poner dentro de la habitación una jaula abierta para las estirges donde poner algunos nidos y palos donde subirse. Así al menos la zona minada se vería reducida a solo un trozo de cuarto, seria mas faicl de limpiar y mas cómodo para el y para las aves que podrían entrar y salir cuando quisiera sin ocupar su espacio vital.

-¿Ya conseguiste hacer el hechizo?- pregunto Dhelian sonriendo cuando vio a Alice entrar y tomar asiento en un silla enfrente de el. Orgullosa acurrucada a su lado miraba a Alice entrar con ojos fijos, aunque mas cocnretamente miraba a su onyce con obvia desconfianza, al menos para Dhelian lo era. Aparte de ella solo la estirge sin nombre que antes había tomado seguía un lado apoyada en el hueco de la ventana, el resto estaban fuera del torreón o habían ido de caza.

-¿Donde fuiste antes, por cierto? - pregunto observándole y dejando el libro a un lado curioso al respecto- Tardaste bastante y volviste muy animada en comparación a como te fuiste ¿paso algo bueno?-pregunto intentando ver que había pasado. Alice se había ido bastante mal tras su conversación sobre su nueva dieta impuesta y aunque quería saber no estaba muy seguro de si eso no pondría de nuevo mal a su amiga. No quería preocupara o incomodarla, el se había mentalizado en cierta forma porque no tenia mas remedio pero no quería forzar a Alice a hacerlo también-Siento si la conversación de antes...te incomodo...yo no he tenido otra que intentar mentalizarme, siento si te hice sentir mal - murmuro  observando el suelo como si fuese lo mas interesante del mundo. Seguía siendo bastante cobarde y tímido a pesar de todo, no aprecia algo que la luna fuese a solucionarle por ciencia infusa, era algo que el debía conseguir por si solo. Al igual que tenia que trabajar con las estirges, tendría que trabajar consigo mismo y su personalidad.

—Aún no, pero creo que estoy a puntito.

Dentro, me senté en una silla y exageré un bostezo al ver las miradas de odio entre la ónyce y la estirge. Luego habló Dhelian y respondí:

—No, no te preocupes, de verdad. Mira, escucha. ¿Recuerdas que Marsi y yo estuvimos en la Taberna la noche de la Luna? Pues allí conocí a dos que también se alimentan de forma similar... Más o menos. Uno vive en la Sede así que fui a verle hoy. Se llama Valek, se alimenta de sangre y, bueno, le pregunté si conocía a algún otro ghoul para ver qué podías hacer. ¿Y sabes qué? Me dijo que podrías usar el cementerio, total, solo necesitas carne muerta, no tienes que matar tú.

Ya estaba dicho. Sin embargo, y en contra de lo esperado, no me sentí tan mal como antes. Seguidamente, le resumí la parte del "trabajo" y la de que el vampiro sabía manejarse con runas, por si pensábamos recuperarlas nosotros. Pero se me olvidó un detalle y lo añadí:

—En los subterráneos hay unos "hombres bestia" que no sé lo que son, pero dijo que nos atacarían nada más vernos, así que ahí tienes más comida si se diera el caso... Porque, osea, si nos atacan, alguien tiene que morir. Aunque no sé si servirán, realmente. Pero bueno, ¿te apuntas a la misión?

Segunda vez que sacaba el tema y no me sentaba mal. Aunque claro, no sabía qué eran esas criaturas, así que el efecto de pensar en matarles no tenía por qué ser el mismo. Por mucho que se llamasen "hombres algo", si nos atacaban, era o ellos o nosotros, y ahí no había sitio para debates morales.

Escucho atentamente la explicación de Alice, levantando un poco la vista cuando comenzó a hablar. El hecho de que hubiese ido ala sede a hablar con alguien que tenia una dieta diferente, como era su caso, le conmovió un poco. Sabia que ella había dicho de ayudarle pero no esperaba que fuese incluso a preguntarle a alguien a quien apenas conocían sobre un tema que era bastante delicado a nivel moral.

-Cementerio...¿no era eso lo que mencionaron en su momento Surasara y Korasihanna? Un lugar donde lo muertos estaban enterrados y donde estos aun podía hablar- dijo recordando vagamente haber escuchado esa palabra antes y que en su momento le había producido cierto temor ante el pensamiento de que sus amigos, enterrados allá en el patio de Letargo, fuese capaz de hablarles. Algo que nunca ocurrió al final. En su mundo no existían los cementerios, pero el convivir con gente cuyas ritos funerarios eran tan diferente uno de otros le había hecho enterarse mas del asunto- Creo que prefiero....alimentarme de carne muerta...realmente muerta. Ya sabes, que no me este insultando mientras le muerdo...-le resultaba un poco impresionante estar diciendo eso como si fuese lo mas natural del mundo. Bastante raro era comer cadáveres, como para que encima el cadáver te este hablando.

La explicación sobre lo que Valek le había contado, así como la misión que había dicho podían realizar junto a el. La alusión a los hombres bestias lo hizo verlo desde otra perspectiva a la que antaño hubiese usado.

-Si nos atacan, es matar o morir...es algo que definitivamente hemos aprendido a base de palos ¿no? - murmuro recordando aquellos compañeros que habían caído durante la criba, alguno por enfrentamientos internos y otros por la ciudad. No le hacia gracia el tener que matar pero la perspectiva de morir no se le hacia halagüeña por mucho que a niveles prácticos ya estuviese muerto. Tal vez por eso la importancia que le daba a la muerte como tal era un poco difusa- Podríamos intentarlo, así que me apunto. Prefiero dejar el cementerio como una opción aparte...siendo un poco cruel...que tu comida te este hablando mientras te la comes es inquietante. Ya tengo mas que suficiente con recriminarme a mi mismo moralmente - murmuro rascándose la mejilla y notando como Alice a pesar de todo parecía tranquila ante la posible situación de tener que matar a una criatura, que a juzgar por el nombre tenia algo de humanoide. Tal vez al igual que el mismo lo veía como una situación de supervivencia, aunque fuese solo la suya- Si nos atacan, prefiero vivir. Comer o ser comido ¿no? Prefiero ser el que coma...aunque eso implique matar para sobrevivir-añadió bajando un poco la voz sintiendo como estaba perdiendo un poco de su humanidad tras aquellas palabras. "Realmente me estoy volviendo un monstruo"

>>-¿Saldríamos mañana, no?- pregunto mirándola pensando en lo que había mencionado de los hechizos que estaría bien aprender y preguntándose si les daría tiempo.

—Puf, parece que lo pintas como algo malísimo. Pues no creas, eh, que por ejemplo en la Tierra una vez vi una noticia de alguien que había pedido a otro alguien que le comiera mientras seguía vivo..., y dudo mucho de que le insultara —y me encogí de hombros—. Esos dos necesitaban lo que pasó y tú necesitas comer carne, no hay más. Ah, una curiosidad: en la Tierra también se decía que los humanos saben a pollo.

Todo eso lo dije en un tono neutro. Luego cambié a uno que reflejaba el cansancio del tema de matar o no matar. Luego me levanté e hice gestos a la ónyce que husmeaba en las estanterías para que volviera a mi hombro. Hecho eso, volví a la silla.

—Y siguiendo con las obviedades, si alguien intenta matarnos, me va a importar tres carajos qué o quién sea, siempre que sea alguien de fuera del círculo, claro. No veo el problema moral ahí. Aquí la muerte está a la orden del día por lo que estamos viendo, así que yo al menos no me voy a quedar quieta. Y vosotros deberíais hacer lo mismo.

La ónyce me miró sorprendida entonces, pero asintió vigorosamente como dándome la razón. En parte me gustó. De nuevo, con la pausa cambié de tono al mío de siempre. Relajado y alegre.

—Sí, mañana. Le dije que no sabíamos algunos hechizos y se ofreció a hacerlos él, así que de paso los aprendemos. Ah, también se lo dije a Marsi, que también la vi en la Sede, pero no se apuntó. Eso sí, en cuanto volvamos, tenemos que avisarla, que si no se preocupará demasiado, ¿vale? A la que no vi fue a Sura, pero es que vine directamente a Serpentaria después de estar con Marsi...

Ahí, mucho más agradable y alegre que al inicio de la conversación, tamborileando con los pies y gesticulando como solía hacer, le conté resumidamente los progresos de la varmana con la telepatía y con su nueva forma. Añadí, también, los detalles relativos a la idea de visitar nuestros mundos cuando nos acostumbrásemos a lo que éramos.

Las palabras de Alice le resultaron extrañas así como esa historia de su mundo y le hizo verla detenidamente con una duda en su mente.

-¿Te comerías a un amigo si te lo pidiera entonces?- pregunto con un poco de curiosidad y extrañeza no entendiendo del todo ese tipo de historia. Era una cuestión personal que seguramente con el tiempo se vería arrastrada junto con su moral, el hecho de preferir silencio al comer que quejas, suplicas o insultos.

La forma de hablar de Alice sobre la muerte o mas concretamente sobre matar resultaban un poco sorpresivas. Era obvio que quien intentara dañarlos no saldría bien parado, pero se preguntaba hasta que punto las palabras podían volverse realidad. Al fin de cuentas, en el momento de la verdad, muchas cosas podían ocurrir pues realmente no todo el mundo era capaz de quitarle la vida a otro. Ya no hablaba de las criaturas, hablaba de una persona, fuese cual fuese su mundo de origen o fuese cual fuese su transformación. "Un pensamiento muy romántico, estúpido ye infantil, desde luego."

-Supongo que mientras no se traspase la barrera de matar por el placer de hacerlo o sin haber sido atacados antes, tú o tus mas cercanos, no importara mucho lo que se haga. -murmuro mirando a las estirges junto a el pensativo jugueteando con su pelo reseco entre sus dedos. Era como su un velo negro cubriera las emociones de Alice cuando se trataba el tema de matar para luego volver a recuperar esa actitud brillante y alegre que siempre había poseído. Notando eso se preguntaba realmente hasta que punto les había cambiado la luna a todos ellos.

-Veo que esta avanzando bastante, me gustaría ver como saca sus armas...¡y su montura!, seria genial ver su montura y el poder ir pronto a visitar nuestros mundos -añadió un poco emocionado a pesar de la turbia conversación anterior no quería deprimirse. Estaba vivo, al menos todo lo que se podía estar siendo un ghoul, estaban con sus amigos, era libres y podían hacer lo que quisieran. Deseaba conocer todos esos sitios de los que sus compañeros habían hablado, era como vivir una nueva aventura sin el peligro de un soga al cuello- A pesar de vivir en diferentes torreones nos vemos tan a menudo que parece que aun vivimos juntos...seria genial si en un futuro esto se cumpliera. Entiendo que tardases tanto en volver...desde el inicio fuisteis muy unidas-dijo Dhelian sonriendo. Realmente lo sobrevivientes de letargo se había vuelto bastante unidos, porque sabían que entre ellos podían confiar sin dudar.

Hice una mueca de desagrado con lo que me preguntó. ¿En serio había preguntado eso?

—Comérm... ¿Pero qué dices? Claro que no, menuda desfachatez. Esos dos no estaban muy bien de la cabeza porque al final uno acabó muerto... Pero no, diantre, yo no haría eso —dije y al final negué varias veces con la cabeza. Luego, sin embargo, esbocé una media sonrisa—. Eso solo sería viable con otro significado y contexto para comer... Pero no te referías a ese así que no he dicho nada —rematé riendo.

>>A ver, señorito, en ningún momento he hablado de placer al matar. Mis ónyces seguramente disfruten matando, pero yo dudo mucho que llegue a eso. Luego, lo de atacar, matar, sin provocación... dependerá. Imagina que ese alguien tiene algo que necesitamos pero se niega. ¿Quién nos impide cogerlo por las malas? ¿Acaso crees que aquí nos tratarán todos con guantes de terciopelo?

Por eso le digo siempre que tenéis que conquistar la ciudad. Cuanto antes, mejor—dijo la ónyce, haciéndose entender por el daeliciano.

La idea me tentaba, siendo sincera, por la fantasía de solucionar nuestros problemas, pero la realidad sería bien distinta. Soñar era gratis. ¿Lo era en semejante lugar? <<De momento sí...>>

—Lo de la montura de Marsi... Si es que estamos hechos los tres a medida. Yo puedo hacer una montura de ónyces, Marsi tendrá la suya y tú tienes tus estirges... Quizá me piense lo de conquistar la ciudad —reí.

Habia malinterpretado la historia inicial de ALice, eso fue evidente con su respuesta por lo que se tranquilizo cuando le dejo ver que nunca haría algo como eso. Aun así que alguien en su mundo fuese capaz de hacer algo así, sin ser transformado como el, era algo que no comprendía, pero tampoco quizo indagar mucho mas en aquello.

-Eso es diferente, si es algo que necesitemos es normal, si fuese al revés no creo que dudasen en hacer lo mismo sino obtienen lo que sean que buscan por las buenas- añadió mirándola con atención tanto esta como a su onyce y deseo de conquista. Era apenas unos  niños con poderes recién descubiertos, ¿conquistar? Si apenas si podía conquistar el control total de su dominio, menos una ciudad, era eso, un sueño o fantasía que dudaba fuese hacerse realidad. Como mucho podían hacerse un sitio en la ciudad  y hacerse conocidos.

Que hablara sobre las monturas hizo que miraba a sus estirges evaluativamente. Parecían poseer bastante fuerza e inteligencia para ser unas aves pero no al grado de poder cargar con su peso.

-No se yo como podría hacerme una montura de estirges, ellas no pueden cambiar de forma como tus onyce o unirse para formar algo mas grande - murmuro pensativo y siendo observado por las dos estirges que había en la invitación. Dhelian pensativo  se dirigió a sus estirges preguntándole en una orden clara que Orgullosa no tuvo mas remedio que responder con un graznido largo. Le resultaba un poco extraño poder entenderlas y traducirles su graznidos a palabras a otro- Dice que es posible...supongo que sera como si andará por el aire usando a las estirges como escalones o algo así. Aunque siempre es mas fácil levitar -añadió apuntando con un dedo a la estirge que le miro con indolencia alzando el pico plagado de de dientes serrados. Era evidente que es idea no le gustaba ni una pluma.

—No sé, lo dije casi sin pensar. En la Tierra había una leyenda sobre un dios que llevaba sandalias con alas en los tobillos... —me encogí de hombros—. Podrías hacer lo mismo con las estirges —le respondí riendo—. No, mejor no, demasiado peso, casi que mejor levitando.

Me gustaba la idea de pisar a las estirges... —dijo la ónyce solo para mí—. Lo de tener aliados temporales es buena idea, pero asegúrate de que no sean tan poderosos como para poder vencernos cuando nos sean inútiles.

Pero como la ignoré, saltó del hombro y flotó hasta acercarse a una de las estirges, pero no le dio tiempo a llegar.

—¡Eh, vuelve aquí! —le ordené. Esperé a que obedeciera y luego me dirigí a Dhelian—. Bueno, señorito, ¿quieres hablar de algo más o vamos a cenar?

El acercamiento de la onyce de Alice hizo que Orgullosa, al ser la estirge mas cercana de las dos que tenia dentro de la habitación, abriera el pico cerrado en un sutil amenaza, clavando sus ojillos negros en ella.

-Se ve que no se llevan bien, seria curioso si algún día las hacemos trabajar juntas.Tus onyces y mis estirges- comento Dhelian con un risa ante la acción de la estirge, que giro lentamente la cabeza para asesinarlo con los ojos. O al menos esa fue la sensación que el ghoul obtuvo de su dominio.

-Podemos ir a cenar, aunque yo no lo haga. Si algo hecho en falta es poder comer todos juntos, dudo que pueda volver a hacerlo sin que sea desagradable a la vista -añadió riéndose viendo entrar a un par de estirges al cuarto, cargando una un ratón entre sus garras y la otra algo ensangrentado de origen difícil de identificar apresado en el pico- Bajemos, que estas también pretenden cenar...y me esta resultando apetitoso-murmuro sintiendo calor en sus mejillas levantándose de la cama. Con una orden implícita y muda, Orgullosa se subió en su hombro acurrucándose junto al gorro de su capucha, vigilante.

—Sería digno de ver. Creo que lo podríamos conseguir, sinceramente, con trabajo y esfuerzo por parte de los cuatro —comenté, pensándolo seriamente. Luego miré a la ónyce—. ¿Qué me dices?
Ni loca. ¿Te estás escuchando? ¿Trabajar con esas criaturas estúpidas? ¡Bah!

Luego el chico respondió a lo de bajar a cenar... y en seguida me di cuenta de mi error. ¿Pero qué había hecho? ¿De verdad había dicho eso? <<Eres tonta, Alice, rematadamente tonta>> Me levanté de un salto y exclamé:

—¡Losiento, lo siento, no pensé lo de... —pero me corté al ver que se lo había tomado bien—. ¿No te... no te ha molestado? Jope, aun así, perdona —me senté y suspiré, pero luego intenté sonreír y animarle—. A mí no me importará que comas conmigo... —y, al ver a las estirges trayendo su cena, añadí—. A ver qué cazamos mañana. Y, oye, a los amigos de Valek no les importaba verle beber sangre en la taberna, ¿por qué me iba dar a mí cosa? No te preocupes.

Dicho eso, me levanté y enfilé las escaleras camino de la cocina. Alguien debía estar cocinando, pues subía olorcito a carne. Allí nos encontramos con Skarog, que justo estaba sirviéndose un buen costillar de algo que en vida debía haber sido grande como un jabalí.

—Buenas noches. Estuve probando hechizos y cazando, así que si queréis, servíos. También compré cerveza. Pero no os acostumbréis.
—Hey. Vaya, gracias. Hmm... ¿Qué es?—pregunté, señalando el plato.
—No tengo ni idea del nombre. Pero comí lo mismo esta mañana y sigo vivo.
—Oh... Pues está bien saberlo, oye. Que aproveche.

Otro dato a tener en cuenta: criaturas peligrosas para la salud incluso después de muertas. Era de sentido común, pero a veces mi visión de fantasía lo contaminaba todo... <<Al final eso y no un bicho venenoso acabará matándote, so tonta>>Acto seguido me serví un plato y luego puse dos vasos en la mesa. No esperaba encontrarnos con alguien tan seco..., tan poco hablador, a la hora de cenar. Y más sabiendo que era fácilmente molestable, que aunque fueran pocos los días que llevábamos allí, sabía que si hablábamos Dhelian y yo podríamos molestarle y no se cortaría un pelo en demostrarlo...

—¿Cómo vais? ¿Os acostumbráis a la ciudad?—nos preguntó bastante animado con un vozarrón.

A punto estuve de derramar el vaso que estaba llenando. ¿Quizá era como algunos conocidos de la Tierra que cambiaban radicalmente con el estómago lleno?

—Pues de momento nos va relativamente bien, si descontamos que aún no puedo entrar a la biblioteca de aquí porque no me sale la intangibilidad. Y la ciudad... Aún no hemos salido mucho, realmente, solo por las zonas conocidas —dije, con la esperanza de que se colara algún dato útil en su respuesta.
—Odio ese asqueroso hechizo. Dicen que hay formas de contrarrestarlo, pero yo aún no las conozco. Si os ataca alguien intangible, sabréis de lo que hablo —gruñó. Dio un largo trago a su cerveza y añadió—. Yo tampoco lo he explorado todo, aunque merece la pena. Con suerte, siempre queda algo de valor por ahí. Quiero decir, lo que por ejemplo para ti es basura, para otro puede ser bastante útil. Y si no, siempre hay chusma que os comprará lo que encontréis o gente que os haga encargos... O gente que os quiera matar —remató. Creo que hizo a propósito lo de romper un hueso del costillar —con un sonoro crujido— justo en ese momento. Luego miró a Dhelian—. ¿Y tú? No tienes buen aspecto, chaval.
—Sobreviviremos, descuida. Y gracias por el consejo—respondí por mi parte, dejando que el daeliciano respondiera a lo suyo.
—No soy de los que creen que a los novatos hay que dárselo todo mascado, pero tampoco lo contrario.
—Pero no nos acostumbremos.
—Exacto.

-No pasa nada, me alegra que al menos siga recibiendo ese trato normal. Cuando caze algo intentare que se vea menos impactante a ojos ajenos- rió ante la preocupación de la bruja. Debía ser cosa de acostumbrarse. Ya abajo recibieron el olor a carne cocinándose y Dhelian curioso se adentro en la cocina viendo a Skarog con quien no había intercambiado muchas palabras. Tomó asiento y agradeció a Alice la bebida escuchando atentamente la conversación que mantenían.

-Yo podría entrar en la biblioteca, pero prefiero esperarte- añadió con buen humor. Las palabras de Skarog que sonaban a un intento extraño de consejo de supervivencia en la ciudad fueron asimiladas con rapidez. El olor a comida solo empezó a hacer que sus tripas se retorcieran, era carne al fin de cuentas.

La estirge se acurruco mas en su lugar mirando con sus ojillos negros la comida que estaba siendo servida en la mesa, por lo que Dhelian tuvo que ordenarle en un susurro estarse quietecita donde estaba o ya la veía robando en un despiste los costillares. No dudaba en lo mas mínimo que ese tipo mataría a la estirge si hacia eso y prefería evitarlo. No tenía como defenderla.

La pregunta repentina de Skarog, que era posiblemente la primera vez que se dirigió a el directamente, le aturdió. Tardo un poco en procesar el hecho de que el tener mala cara en su situación debía ser normal.

-Creo que eso suele pasar cuando tu pulso es inexistente- añadió sonriendo un poco incomodo pues realmente hablar con extraños le costaba y tampoco tenía mucho que decir, pues suponía que no era el primer ghoul que conocía cuando supuestamente habían mas en la ciudad- Ya hemos tratado con otros veteranos y realmente ninguno nos ha puesto todo sobre la mesa, nos ha tocado buscarnos las cosas nosotros...igual que en la criba. No creo que nos vayamos ha acostumbrar a ser mimados - añadió tomando un trago de su bebida y mirando con ojos curiosos a Skarog- Tú...¿eres de la criba anterior a la nuestra o llevas mas tiempo aquí? -pregunto tras un momento de duda.

Kudryavka

El vánara alzó una ceja ante la respuesta del kairos.
-Ohh... Suena interesante.-

Sus ojos viajaron entonces por el contenido de la biblioteca. Parecia bien empaquetada y habia todo tipo de lectura. De lo poco que pudo apreciar, fijandose en los tomos de los libros, era que eran muchisimo más avanzados de lo que habia tenido alcance hasta el momento. Dio un respingo y alargó un brazo para coger uno grueso tomo sobre hechizos de nivel avanzado. abriendolo por la mitad, comenzó a cotillear las páginas a toda velocidad.
-¡Esto es una mina!-exclamó el aprendiz con una enorme sonrisa pegada en su cara, aprovechando que estaban hablando del tema.

Zira entonces descendió de su testa, escurriendose por el hombro para finalmente avanzar por el brazo del vánara, acercandose a aquello que sostenia el ruso entre sus manos con curiosidad. Abrió la boca, lentamente, mirando de reojo al ruso. Dispuesta a mordisquear aquella cosa fuera lo que fuese, pero no queriendose arriesgarse a llevarse una reprimenda por parte del aprendiz, avanzó con todo el sigilo que pudo hasta que el sonido de Kud chistandola, mientras seguia leyendo, la hizo perder toda motivación que tenia.

—Oh, no te preocupes, mañana seguramente me salga ya el hechizo. Y si no, entra tú solo, so bobo.
—No tienes pinta de vampiro... ¿Ghoul, entonces? Uno no sabe la infinidad de transformaciones que hay en este mundo. Soy de la anterior, aunque a veces me parezca que llevo más tiempo aquí del real.
—¿Y eso?
—Muchas cosas por hacer, muchas cosas hechas... Han pasado y he hecho muchas cosas este año. No es una ciudad aburrida, al menos no para mí.
—Vaya. Bueno, yo no pensaba aburrirme, de todas formas. Hay mucho que aprender y explorar.
—Y criaturas que os descuartizarán o trampas que mandarán trocitos vuestros a cada mundo vinculado—dijo entre risas. Luego siguió comiendo como si nada.

Cuando dijo eso, dirigí una significativa mirada a Dhelian, esperando que no le afectara o que al menos le afectara poco... <<Suerte que habrá tenido él por no perder a nadie así, pero el comentario está un poco fuera de lugar... ¿O es que acabaremos bromeando de esa forma cuando nos acostumbremos a vivir aquí?>> Claro que al oír eso recordé a mis amigos, pero no les dediqué más que esos segundos fugaces; no merecía la pena cortar la conversación por eso, menos aún cuando el otro podía saber algo, por eso seguí hablando.

—Uf, no nos hables de trampas... ¿Quién demonios las hace? —inquirí. No esperaba respuesta, realmente.
—Ni idea. Algo he oído de que algunas se ponen para comerse a las presas... Imagino que serán trasgos, o vampiros, o ghouls, o yo qué sé. ¡Aquí se aprovecha todo! —remató riendo a carcajadas.

Entre tanto, me descubrí con hambre y la cena fue acabando rápidamente aunque me interrumpiera para hablar. Skarog también estaba terminando y cuando dejó de reír, acabó del todo, y se puso a recoger y fregar lo suyo mientras yo terminaba.

—Hasta otra, novatos —se despediría más tarde y desaparecería escaleras arriba.
—Cualquier comentario sobre él, en privado por si acaso nos escucha —bromeé en cuanto escuché una puerta cerrarse más arriba.