Torre Serpentaria

-Que imaginación- susurro ante lo que le dijo que las estirges le habían recomendado.

La nota del ochrorio le confundió un poco pero al menos les daba vía libre para ir a prepararle el desayuno con un poco de tiempo  que le ahorrarían a Ozzchreanos. La pregunta de Alice mientras iban a prepararle el desayuno le incomodo un poco, tensándose momentáneamente algo que hizo que la estirge sobre su hombro le pellizcara en la oreja clavandole un poco sus puntiagudos dientes y asiendo que se quejara por lo bajo relajándose sin mas remedio.

-No lo se,...lo único que parece se obvio es que no tengo hambre tan a menudo. Comparado con antes que debía comer a diario- añadió viendo a Alice manejarse en la cocina. El había aprendido a cocinar un poco durante su tiempo de criba pero ahora no le veía mucho funcionamiento teniendo en cuenta su base de alimentación. Las ultimas palabras de la bruja le hicieron mirarla con un nudo en la garganta ¿no se daba cuenta de lo que implicaban sus palabras o le daba igual? Según el libro donde venia su transformación, cualquier cuerpo muerto le ayudaría con el hambre pero solo aquel que fuese humanoide como el mismo pararía la putrefacción-¿Cazar? ¿Donde? Alimañas y animales me ayudaran con el hambre como a ti te sacia un trozo de pan o un desayuno...pero cuando mi cuerpo empiece con los primeros estados de descomposición, el cuerpo de un animal no me servirá de nada. Necesitare algo...humanoide. Como Drael, y eso...creo que no es tan fácil de conseguir- añadió jalando del cordón de su sudadera, que la estirge sobre su hombro intento robarle para juguetear con ella. No se lamentaba , pues desde que había tomado parte de Drael se había dicho que era eso o morir, esta vez definitivamente, pero igual pensar en como seria la próxima vez y lo que tendría que hacer ahora que no iba a tener un cuerpo, le ponía el vello de punta.

>>-Te queda bien, suena elegante, tiene una bonita entonación. Y pega con tu dominio- dijo mirando a las onyces y luego a ella riéndose un poco se sin mucho animo por lo hablaba minutos antes-Cuando sepa el mio os lo diré y espero que os guste, Ónyx- dijo tentativo,solo por probar como sonaba el nombre para la ciudad de Alice- Resulta raro llamarte así, supongo que es cosa de acostumbrarse de cara a la gente. Pero no voy a dejarte de llamar Alice cuando estemos en el grupo- añadió viendo como Alice terminaba el desayuno y el tan solo se tomaba un vaso con agua, pues los líquidos no aprecian afectarle de ningún modo. De la comida no se fiaba por eso ni lo había intentado, ni lo haría futuramente, a no ser que fuese un plato preparado con algo que su cuerpo necesitara.

Cuando Dhelian respondió al asunto de su nueva dieta, los rasgos de la transformación y los míos que intentaba mantener entraron en conflicto. Por un lado, "entendía y "aceptaba", más o menos, que tuviera que cazar no meras alimañas sino humanoides, humanos, habitantes de otros mundos vinculados, para poder sobrevivir. Ese mismo "lado" también sentía cierto ánimo de ayudarle a ello y, por descontado, podía oír el coro de onyces tentándome a ir de caza con el daeliciano. Pero por otro lado... La idea de matar a otro ciudadano, a otro habitante de otro mundo... no me terminaba de... agradar. De nuevo,  mi lado llamémoslo Onyx, sugirió engañar a las presas para que se vieran obligadas a atacarnos y así poder... Pero no, sería una maldita mentira. Pero en lo que ambas partes coincidíamos, Onyx y Alice, era en que era o cazar, matar, o perder a Dhelian porque... En fin, lo necesitaba como yo necesitaba agua y comida. Pero matar...

—Me... me estoy mareando—musité y acto seguido me senté en la silla más cercana—. Ya te entiendo, ya... Pero son ellos o tú, ¿no? Cuando... Cuando fui a la taberna con Marsi la primera vez... Nos encontramos un vampiro y un trasgo... El primero necesita sangre ajena para sobrevivir y el segundo directamente dijo que comía gente. Tal cual. Quizá... ¿Quizá podrías hablar con ellos? Creo que vivían en la Sede...

Dicho eso, me levanté a por agua y terminé el desayuno de Ozz.
—Y mi oferta de ayuda sigue en pie, más o menos... No me veo matando gente indiscriminadamente pero no voy a permitir que te pudras del todo...—terminé, no muy segura.

Rematé con un gesto de cabeza señalando la salida a la par que cogía la bandeja. Luego subimos.
—Espero que los demás opinen como tú sobre el nombre, la verdad. Si no les gusta... no sé. Y a vosotros os seguiré llamando como siempre.

Segundos después, llegamos a la puerta de Ozz y llamamos. ¿Cómo demonios me iba a concentrar en la clase con todo el bullir de pensamientos sobre Dhelian y su transformación? Las onyces lo ponían demasiado fácil: en Rocavarancolia eso era ¡normal! Jodidamente normal, en vez de ir a comprar el pan te compras un cualquiera de cualquier mundo y te lo comes. ¡Normalísimo! <<Pero esto es Rocavarancolia... O tú o ellos. O comes o te comen. O tienes amistades y alianzas muy fuertes, pero eso a Dhelian no le salva... >> Ni después de haber entrado se calló la onyce de mi hombro, colando susurros en mi cabeza cada medio segundo. El mensaje, pese a la forma tan oscura de expresarlo, era bien claro: o adaptarse o dejarse comer tarde o temprano. Y, aunque no ayudara a Dhelian, tarde o temprano tendría que matar para mí misma. Bien en defensa propia, bien en defensa de algún objetivo propio. Matar. Sonaba demasiado... temible.

En un movimiento rápido le pasé la bandeja a Dhelian y le dije:
—Entra tú primero, yo tengo que... Despejarme. Sigo algo mareada.

Y dicho eso, volví a la carrera prácticamente a mi dormitorio. Mala idea. En cuanto cerré la puerta tras de mí, las onyces de fuera y dentro se abalanzaron sobre mí, perfectamente enteradas de lo que su compañera me había estado diciendo. Entre órdenes a gritos me abrí paso hasta el armario, me cambié, cogí mis armas y me encaramé a la ventana. Pensaba salir levitando, pero no me dejaron.
No puedes huir de lo que eres. No somos peluches amorosos, somos onyces.
Todo sería mucho más fácil si te dejaras llevar. En cuanto lo hagas, te reirás de tu pasado.
—¡Sí, claro, de ser una niña normal a ser una asesina que encima no mata para sí sino para su amigo!
No eres una niña normal. Una niña normal no habría sobrevivido ni se habría transformado.
—¡No necesito matar! Mi transformación al menos no lo necesita.
¿Acaso necesitas llevar esa ropa? ¿O vivir en este cuartucho? Nosotras somos libres, solo respondemos ante ti y otras brujas con nuestro dominio. Pero hasta ahí, libres. ¡Tú en cambio sigues siendo una presa, esclava de tu pasado!
—¡Ser libre no implica matar a diestro y siniestro!
No tienes ni idea.
—¡Apartad de mi camino!

Todas, lo juro, todas me miraban durante la conversación. Todas me hablaron con una voz única con distintos tonos. Y todas se echaron a un lado cuando di la orden. También hicieron la ya familiar escalera de sombras hasta el suelo como les mandé. Y después, todas en tropel me siguieron hasta los Acantilados. Apenas dediqué unos segundos a pensar en el destino de esta salida precipitada. Pero tenía que pensar, sola, y en un sitio bastante amplio donde las onyces no me asfixiaran. El ruido del mar ayudaría. O eso esperaba. Pero tenía que lidiar con esto cuanto antes. No era un tema que pudiera dejar para el último momento y que entonces me temblara la mano. Luego me disculparía con Dhelian y Ozz... Pero primero lo primero.

Sigue en los Acantilados

El día de la llegada de los nuevos me fui temprano a la cama. Fuera había un ruido infernal que me despertó a media noche y en vez de lanzar un hechizo de insonorización las enredaderas tapiaron la ventana y me cubrieron por completo amortiguando el sonido.

A la mañana siguiente estaba envuelto en un capullo hecho de plantas que se apartaron con tan sólo musitar una palabra. Bajé a comer algo y volví a subir pensando en hacerme una neverita o algo en la habitación para evitar desplazamientos innecesarios. Ya me lo pensaría más tarde, ese día me tocaba hacer un estudio comparativo de la anatomía idrina-humana. Tomaba la humana como referencia ya que era mi mundo de origen y así podía ver como funcionaban otros organismos.

Llevaba ya unas horas estudiando cuando un lacayo se coló en mi habitación y habló con la voz de Shiz. Que bien me venía aquello oye, no es lo mismo estudiar algo que verlo con tus propios ojos, y hablando de ojos, eso era lo que tenía ganas de saber como funcionaba de los idrinos. Bueno, iba a tener que ver qué quería.

Me levanté y me dejé guiar por el lacayo hasta la cocina, me senté en una silla y pregunté:

-Buenos días, ¿qué puedo hacer por su eminencia? - una sonrisa me cruzaba el rostro, dejando claro que le estaba tomando un poco el pelo.

El genemago confirmó que las muestras que habían recogido Saren y él eran suficientes y Archime tan solo esperó a que Giz se pusiese en contacto con ellos para operar a Cío. Al cabo de poco más de una semana el demonio raigaurum ya no padecía el problema cardíaco y tenía los implantes completamente reparados, mantenimiento del que se había encargado el propio biomecánico, quien además pidió ayuda a su congénere para realizar el primer mantenimiento a fondo que experimentaba también su propio brazo. Keiria también se les unió a aquellos procesos rutinarios y el biomecánico respondió a cualquier duda que la kitsune pudiese albergar, probablemente con más información de la que hubiese sido estrictamente necesaria.

Además de ello, en ese tiempo el ingeniero dedicó su tiempo a practicar nuevos hechizos que ahora estaban a su alcance. Uno de los primeros que decidió aprender fue el sortilegio despejante, que funcionaba de forma parecida al vigorizante pero con efectos sobre la mente. Así mismo, capturando pequeñas alimañas como ratas también practicó un conjuro aturdidor que podría resultar útil en caso de encontrarse ante alguna de las numerosas criaturas peligrosas de la ciudad. Aquellos fueron los que consiguió dominar durante ese tiempo, aunque también había comenzado a estudiar algún otro de similar dificultad.

No obstante, la magia no era lo único en lo que necesitaba invertir su tiempo ahora que la Luna le había concedido aquellos dones especiales y precisamente el tiempo en sí mismo se había convertido en algo muy a tener en cuenta por Archime. Comenzó a fijarse más en el tempo que marcaban los distintos lugares por los que pasaba, ya que con el paso de los días su problema de incapacidad para concentrarse disminuía cada vez más. Todavía no se trataba de algo completamente natural para él, pero ya casi nunca percibía la presencia del tic-tac como un elemento alienígena y cada día que transcurría se acostumbraba más al constante fluir del tiempo que se manifestaba físicamente en su mente.

El primer intento lo llevó a cabo poco después de la visita a Irraria. Una mañana, tras haber dedicado un tiempo a familiarizarse con sus nuevas capacidades, Archime se teletransportó desde el interior de su cuarto al pasillo de la torre. Previamente se había aplicado el conjuro de intangibilidad, ya que ni siquiera le hubiera hecho falta leerlo en el libro para saber que un error de cálculo, y sin duda se sucederían a menudo al principio, podría resultar mortal. Y en esa ocasión, en una distancia tan corta, no sucedió nada inesperado, pero en sucesivas pruebas se encontró con partes de su cuerpo dentro de paredes o techos, como aquella ocasión en la que quiso traslocarse a la biblioteca de la torre pero tan solo la mitad superior de su torso alcanzó el objetivo y la gravedad tiró de él hacia abajo, deteniéndose sin daño alguno sobre el suelo del piso inmediatamente inferior gracias a la intangibilidad. Así pues, en el transcurso de aquellos días se pudo ver al biomecánico aparecer y desaparecer de pronto en algunos lugares de la Torre, aunque los más habituales eran el pasillo frente a su cuarto o la biblioteca.

Aquel mediodía, cuando se disponía a salir hacia la Sede de los Taumaturgos para comer como todos los días, el ingeniero decidió probar suerte por primera vez con una distancia mayor. Tras volverse intangible, el ingeniero trató de concentrarse en el tempo del otro edificio. Había pasado bastante tiempo allí y lo recordaba con bastante precisión, aunque durante aquellos días de pruebas había comprendido que iba a necesitar hallar alguna manera de grabar los tempos de otros lugares si quería poder teleportarse a sitios que no frecuentaba. Empleó varios minutos en escuchar en su cabeza el fantasma del tempo que marcaba su tic-tac cuando se encontraba en la Sede y lo comparó una y otra vez con el de su habitación, donde se encontraba en ese momento. Una vez creyó que no se equivocaba, el kairós desapareció de su cuarto en menos de lo que dura un parpadeo.

Sigue en Sede de los Taumaturgos.

 

Sus palabras sobre su tranformacion y su nueva dieta, tocaron alguna fibra sensible en Alice que el mismo poseía pero que de algún modo había terminado tomándose como resignación. No tenia opciones, era así de simple. Desde el mismo instante que supo lo que tendría que hacer para sobrevivir en esa eternidad que ahora poseía, lo repudió, odio a la luna por el castigo que le había entregado, pues eso era su transformación.

Ahora, aunque seguía sin gustarle ni aceptarlo, dudaba que fuese  hacerlo algún día, al menos a corto plazo, se resignaba a algo que no podría evitar. Temía a la muerte e irónicamente la muerte era ahora su compañera diaria. Aun así las palabras de Alice le inquietaron:...matar gente. Matar alimañas era una cosa, matar a otro ser humanoide como el mismo lo era, era algo en lo que no había querido pensar y que no quería aceptar pues le recordaba  a aquellos que había perecido durante su cosecha. ¿Que pensarían al verle? ¿Al notar en que se había convertido? En que el podría ser aquella cosa que evitara su descanso tomando los restos de sus cuerpos. El simple pensamiento le revolvía el estomago y ala vez le daba hambre, lo que le provocaba mas rechazo aun.

Y a pesar que el rito asreniano quitaba un poco de peso de su conciencia, seguía sin ser fácil, seguía sin ser algo aceptable. Pero eso valía para gente apreciada y que deseabas que descansara y permanecieran contigo, pero no quería repetirlo...no quería ver mas amigos morir.

Su mente era un caos cunado por fin estuvo frente al cuarto de ozzchreanos no dándose mucha cuenta de cuando Alice se fue y de cuando entro al cuarto mirando despistado a Ozzchreanos en disculpa.

-Disculpa a Alice... se empezó a sentir un poco mareada cuando comenze a hablar de los pormenores de mi transformación- susurro desganado, pues aunque las palabras de la bruja había sido de apoyo había notado el titubeo y el temor a realizar algo que estaba en contra  de lo que habían sido hasta el momento. Sabia que ella le apoyaría, peor no deseaba arrastrarla con el al fango, tendría que haber otro modo que no fuese el matar por comer, esa seria la ultima opción desesperada...algo tendría que haber.

Tras decir eso decidió distraerse con la practica, tal vez aprendería el hechizo ese día pues lo sabia solo necesitaba saber realizarlo sin armarla, y cuando Alice volviera de su retiro le daría la pequeña sorpresa.

-Mmm Ozzhreanos, antes de que ALice se fuera me dijo que ya se le ocurrió un nombre para usar en la ciudad. Yo también estoy en proceso de ver el mio ¿a ti se te ocurrió algo o vas a preferir que te llama en Ozzchreanos?- pregunto curioso cuando por segunda vez intento hacer el hechizo y no funciono. Por lo que intento tener una poco de conversación mientras volvía a intentarlo, seguramente eran los nervios de quedarse atrapado en el suelo lo que le dificultaba el hacerlo y un poco de charla le calmaría, ademas que sentía curiosidad al respecto.

Para cuando Shizel llegó a la cocina no quedaba nadie, aunque había señales de que alguien había desayunado allí antes que ellos. Estaba haciendo gestos perezosos con las manos para ordenar mágicamente a los restos que se limpiaran solos cuando llegó Enredo. Correspondió a su saludo con una sonrisa y con los subsiguientes gestos para traer levitando lo que vio conveniente de la despensa.
-Su eminencia se contenta con desayunar y que le pongan al día- respondió en tono burlón. Aquella normalidad tras los sucesos del día anterior era un verdadero bálsamo-. ¿Llegaste a darles la bienvenida a los recién cribados o lo hizo Matt como el año pasado?

-Mientras su eminencia se prepare solo el desayuno...- dije antes de reírme.

-Los recibí yo, a Matt no le he visto el pelo desde hace unos días - comenté antes de preguntar.- ¿Quieres saber sobre los nuevos? No creí que te fuese a interesar - lo decía de verdad, me pareció raro que Shiz se interesase por ello.- Bueno, como has podido notar tenemos muchos inquilinos en la torre - dije refiriéndome a las onyces y a las estirges.- Brujos, con un dominio mucho más activo que el mío, así que habrá que cuidarse de las cagadas de pájaros. Y tú qué, ¿cómo te fue la noche de la Luna?.

Shizel no hizo ningún comentario al respecto de la sorpresa de Enredo sobre su interés por los novatos, revolviéndose el cabello con cierto deje culpable. Realmente era cierto que había andado considerablemente ausente las semanas anteriores, y que se había desentendido de la cosecha hasta tal punto que se había ido por su cuenta la noche de la Luna en lugar de acompañar a sus amigos a curiosear. Pero ahora ya había finiquitado sus asuntos referentes a su traslado, y ya no tenía prisa ni cosas que atender.

-Me alegro- dijo con sinceridad cuando el brujo le confirmó que había sido él quien les había dado la bienvenida. Aunque no fuese tan desenvuelto como Matt, Enredo era abierto a la gente nueva y había podido darles un recibimiento cálido. El Reflejo sabía que él lo había agradecido en su momento, tras la confusión y la adrenalina propios de su primera Luna Roja.
-Me fui de marcha- resumió con desidia su propia noche-. Más o menos lo que hice en la primera Luna, pero sin criaturas persiguiéndome por las calles o el aire. Disfrutando del subidón- soltó una risa, de buen humor. Dicho cosquilleo aún le duraba en las venas.
-Se ve que hemos tenido una cosecha llena de brujos- observó, volviendo a un tono un poco más serio-. Yo sólo he conocido a una nublina, pero que no tenía un dominio tan llamativo como los otros recién llegados de los que hablas. ¿Me puedes describir un poco por encima cómo son? Prefiero ahorrarme las sorpresas al tratar con ellos.

-No sabía que la nublina era bruja - reconocí cuando Shiz lo dijo, ya le preguntaría. Me quedé unos instantes pensativo antes de hablar.- Pues...hay una humana que es bruja de las onyces, esas sombras que ves por ahí, un daeliciano que es brujo de las estirges, un ochrorio un tanto raro, no tiene cambios corporales salvo la cara, te juro que antes de la luna tenía otra cara distinta, también está la nublina que tú dices, hay una asreniana que sinceramente no tengo ni idea. Tenemos un irrense que tampoco sé qué es, y una ordesa que es una mala sombra. No te recomiendo acercarte a ella hasta que controle bien sus poderes.

-También sé algo de los de la sede, hay una naga y una dullahan, y del resto no sé que son. Puede que DL te pueda informar mejor de ellos ya que en teoría vive allí, aunque se pase mas de la mitad del tiempo por aquí gorroneando comida - comenté riéndome.- Respecto a cómo son... piensa en nosotros los primeros días y no andarás muy equivocado - me encojí de hombros.

-Por cierto, nos debemos algo mutuamente, yo un hechizo y tú enseñarme telepatía - dije mirándolo fijamente, había pasado tiempo desde el incidente pero esperaba que no se hubiese olvidado.

Shizel alzó las cejas, impresionado.
-Sí que han sobrevivido muchos este año- sus palabras sonaban frías, pero era porque se le habían escapado sin más. Recordar los que se habían quedado por el camino en su cosecha le era cada vez menos penoso, y podía descartarlo cada vez con más facilidad.
-¿Hay alguien que suene como una radio estropeada?- inquirió-. He pasado delante de uno de los dormitorios esta mañana y sea quien sea me ha dado un susto de muerte.

>>Se me ha pasado preguntarle- admitió cuando el brujo le dijo que preguntase a DL. Pero en su defensa, su mente había estado ocupada procesando otras cosas. Era estúpido, ¿por qué no había desviado a eso el tema una vez el cambiante hubo encaminado la conversación a terreno espinoso? Shizel estaba molesto consigo mismo a raíz del incidente: se consideraba habilidoso socialmente y su completa ineptitud en aquella discusión era una herida en su orgullo, y también un aviso para que se replantease algunas cosas sobre sí mismo.

Agradeció que el brujo le distrajera.
-Cierto- reconoció-. Podemos ponernos cuando quieras- así las excursiones que incluyesen también a DL se reducirían, ya que el cambiante tendría excusa para no apuntarse cuando no estuviesen cómodos el uno con el otro-. Pero la verdad es que a partir de ahora no tendremos el estudio de Serpentaria para nosotros solos, estará abarrotado- hizo una mueca de contrariedad-. Tenemos que buscar un lugar de prácticas para el hechizo de vuelo de todas formas, pero para la telepatía habrá que encerrarse en uno de nuestros cuartos. Y se me hace un poco opresivo a estas alturas, si te digo la verdad- resopló. Después de tanto tiempo estudiando en su cuarto, por muy acondicionado que estuviera a sus necesidades, se le antojaba un lugar asociado al trabajo. Prefería deshacer aquella conexión inconsciente trabajando en algún lugar nuevo.

-Nosotros también fuimos unos cuantos - comenté encogiéndome de hombros.- Lo que pasa es que de nuestra cosecha la gente se independizó muy rápido y hay unos cuantos por su cuenta. Aún así es una pena la gente que no lo consiguió - dije pensando no sólo en nuestra cosecha si no también en los hijos de Lara.

-Pues no sabría decirte, al único que no he oído hablar ha sido al ochrorio, los demás sonaban normales, pero no te sé decir si pueden ser el irrense o la asreniana, de eso ni idea.

Me eché a reír cuando Shiz malinterpretó mis palabras, aunque lo cierto es que yo no había aclarado a qué me refería cuando hablé de hechizo.

-Perdona perdona, no me refería al hechizo de vuelo, he de decir que aprendí a volar hace relativamente poco pero ya sé - aclaré.- No, me refería a la inversión de curación, ya tengo la solución a ese quebradero de cabeza. Pero también puedo enseñarte a volar si quieres, no tengo ningún problema con ello - me quedé pensativo un rato.- La telepatía podemos practicarla en cualquier lugar, como si es encima de las nubes. A mi me es indeferente, elige tú. La idea de las nubes me tienta - dije sonriendo.

Aun dudando sobre si debía haber llegado mas pronto de lo habitual, se quedo mirando la puerta del torreón de Serpentaria pensativo viendo algunas estirges volando y posadas aquí y allá, pero ni rastro de las onyce "O esa chica las metió todas en el torreón o no esta... son demasiado numerosas y visibles" pensó al final dando la contraseña de la puerta y llamar, siendo al final el drake el que le abrió. Las voces en al cocina le atrajeron al lugar esperando encontrar allí a Enredo, el sitio mas probable aparte de su habitación.

Aunque ver que no estaba solo fue un poco mas sorpresivo, algo estúpido siendo que Shizel vivía allí. "Venga, normalidad..."

-Buenos días a ambos- dijo con una leve sonrisa entrando en la cocina y viendo que se encontraban desayunando- Juro que no fui invocado por vuestro desayuno, por una vez vengo comido- aseguro pues ya aprecia ser algo automático, o tener un reloj biológico para llegar siempre a en esas horas. Un poco incomodo a pesar de no dejarlo entrever miro a ambos, no muy seguro de si había interrumpido algún tema de importancia-Y perdonad si interrumpo algún tema importante...tengo el don de ser inoportuno- añadió encogiéndose un poco de hombros. Le había parecido escuchar algo de telepatía al entrar por lo que no tenia claro si era algo secreto o no, aunque parecía tener que ver con el mentalismo de Shizel.

-¿Ya te puso al día Enredo de los novatos?- pregunto interesado pues era algo que el día anterior habían comentado en un intento de tener un conversación normal así que se anclaría a eso por el momento antes de decir o hacer algo aun mas estúpido. "No me pienso amargar por sentimientos que dan dolor de cabeza, lo que sea que pase pasara y no pienso dejar de ser comos soy por algo así. Es lo mejor, así es menos complicado y duele menos" pensó observando a ambos y timando asiento en una de la sillas de la cocina-Yo tuve hace un rato un combate con la naga de la Sede. Otra chica mas con conocimientos militares, para variar. Quiere entrar al ejercito , al parecer...si que van rápido estos recién cribados

Shizel se llevó una mano a la frente. ¿Dónde tenía la cabeza?
-Claro, claro- convino, con una sonrisa de escarnio hacia sí mismo-. Vaya, ¿te imaginas?- la idea de celebrar las clases en pleno aire era a la vez intimidante y estimulante. Realmente para aquello les venía mejor levitar, pero a los efectos poco importaba.

Se giró por instinto hacia la puerta al sonido de una voz conocida, y contestó con un par de segundos de retraso al saludo.
-Hola- el comentario subsiguiente del cambiante ayudó a que su risa sonase más natural-. Debes tener una transformación doble. Una con un buen olfato.

Negó con la cabeza a continuación, dado que realmente Enredo y él apenas habían empezado a hablar. Sin embargo antes de que pudiese decir nada una melodía con un eco semejante a estática se hizo oír en la cocina. Shizel tardó unos momentos en darse cuenta de que provenía de su bolsillo, y es más, de un comunicador que había diseñado específicamente a tal efecto.

Lo sacó de entre los pliegues de su ropa y lo miró unos segundos con los ojos azules muy abiertos, asimilando lo que significaba. "¡Un cliente!"
La idea se la había dado dama Puntada. Al promocionarse Shizel había fabricado una serie de tarjetas con un circuito rúnico que comunicaba con aquel aparatito, que le avisaría con aquella melodía cada vez que alguien lo activase. El deje a estática se debía a que no había grabado el sonido, sino a que lo había impreso en el hechizo a partir de su memoria, y por tanto estaba un poco borroso. Hacía mucho tiempo que no oía el himno de Arialis de primera mano.

-Tengo que irme- dijo levantándose de sopetón de la mesa, dando un último sorbo a la infusión vitalizante que solía prepararse para el desayuno-. Me voy a ganar dinero- añadió con picardía, y con un guiño se despidió de ambos antes de abandonar la cocina.

-Pues no estaría mal - comenté con lo de practicar en el aire.- Desde luego sería de lo más interesante - y me reí.

Al poco oí una voz conocida tras de mí, no me hizo falta girarme.

-Vamos a ver, tú eres como Bloody Mary o algo, se te menciona a ti o a la comida y acudes - dije entre risas palmeándole el brazo.- Na, no era nada interesante, hablábamos sobre los nuevos inquilinos de la torre - me resistía a llamarlos novatos, recordaba cuanto había odiado yo que me mirasen por encima del hombro como si fuese insignificante y también recordaba las veces que había oído la palabra como si fuese un despectivo. Yo no pensaba hacer eso, para mí eran personas, y personas que necesitaban ayuda.

Un sonido que resonó en la cocina me sacó de mis pensamientos. Al ver que venía de algo que llevaba Shiz en el bolsillo y que sacó para mirarlo no pude evitar soltar una carcajada.

-Ya hemos llegado a la época de los móviles que van a magia en vez de con batería. O quizá sería más acertado decir que es como un busca - agité la mano en el aire para quitarle importancia a la broma y luego despedí a Shiz.

-¿Y tú, para que estás aquí? - decía que ya venía desayunado así que estaba intrigado, aunque era posible que fuese por cortesía.

Dhelian

La respuesta de Ozzchreanos, escrita como tenia que entregársela, tardo un poco y Dhelian aprovecho mientras el chico escribía para darle otro repaso al hechizo viendo que había estado haciendo mal unos de los gestos de ahí que no le saliera.

-Eso creo- dijo al leer la respuesta del ochrorio- Supongo es una forma de dejar un poco atrás lo que eras o al menos que solo tus allegados lo sepan, y que la ciudad te conozca por lo que eres ahora. Ya no soy el Dhelian que llego a la ciudad por primera vez- afirmo seguro de sus palabras, había cambiado bastante, principalmente a nivel de confianza. Seguía siendo tímido, pues era algo natural en el pero definitivamente ya no era ese niño que fingía ser alguien mas que llego a la ciudad alla en el inicio de la criba.

-Yo me podre algo que tenga que ver con mi transformación, en cierto sentido. Alice también hizo eso ¿tu también tomaras de ejemplo tu tranformacion?- pregunto intentando darle una posible idea sino sabia por donde iniciar.

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DL

Apenas había llegado y Shizel le había respondido cuando una musiquita  que le hizo parpadear confundido mirando alrededor intentando buscar su origen. Ver a Shizel sacar aquella cosita le hizo observarlo curiosos pues la primera vez que lo veía aunque a simple vista su funcionamiento se pareciera a alguno de los avisadores de F.O.N.E.R.A.

-Vaya, que practico- admitió cuando Shizel todo animado por esa cosilla dijo que se marchaba., as palabras siguientes le hicieron entender al fin para que era aquello- Gana mucho dinerito entonces. Cuéntanos luego como te fue- dijo al verlo ya marcharse respondió despidiendolo con un gesto de su mano  siguiendo su marcha fuera de la cocina por unos segundos con la mirada antes de volver su atención al brujo al que sonrió ligero. al recordar la broma anterior de este. No tenia idea de que era Bloody Mary y tampoco pregunto, supuso que seria alguna broma de la Tierra cuyo trasfondo no iba a entender.

-Venía a charlar un poco en principio, pero intuyo que el tema me pondrá de mala leche irremediablemente, así que seré lo mas franco y directo posible y a otra cosa- añadió hablando mas rápido de lo que era habitual en el sintiendo ya los nervios tomando forma- Ya hable con Shizel, mas o menos, sobre lo que evite hablar contigo el otro día.Ya sabes, lo que sentía por el y esas cosas que dan migraña- dijo esperando que el brujo entendiera por si solo. Prefería no mencionar mucho el tema ya poder ser no la palabra hasta que se acostumbrara a mencionarla en su mente. maldito rechazo reflejo. Ademas estaba el hecho de que también pensaba que era algo personal y que no quería ir publicando, tan solo se lo decía a Enredo porque tenia confianza con el y sabia que al menos no se burlaría o se lo tomaría de un forma donde poder pincharle, o eso esperaba.

-La cosa no cambio mucho en inicio y estoy bien así, que no es tan fácil ponerse en contra a como uno fue criado, oye- añadió con una leve risa refiriéndose a eso por ambos porque relativamente podía ser fácil para el. Solo tenia que intentar cambiar su mente porque eso cambiaría a su vez su personalidad y lo que la había formado. Evidentemente no pensaba hacerlo, tenia bastante con la vocecita que llevaba un tiempo callada, por suerte"Tiempo al tiempo...si me acostumbre a ser un monigote esto no debería ser tanto"- Y bueno, solo quería decírtelo por si tienes algo que opinar al respecto y ya de paso, también a hablar un poco de los nuevos. ¿Algo interesante que haya ocurrido por aquí? Apenas si hable con los de la Sede, salvo Surasara, son bastante esquivos y no se en que se convirtieron alguno de ellos.- añadió pensativo sobre eso. En cierta forma era normal que tuviesen mas confianza entre ellos que en un cualquiera recién aparecido, era normal acabar mas unido a los que fueron de tu criba. "O se matan, que también los hay" dijo pensando en los alborotadores de la Sede que ya estaban separados.