Torreón Sendar (Archivo II)

Finalmente decidimos ir a Sendar, cosa por la que tenía algo de interés. Tenía curiosidad por el resto de sendarios, porque dudaba bastante que ya los hubiésemos conocido a todos. A menos que hubiesen tenido una pésima suerte contra los monstruos, trampas, casas encantadas y otras lindezas rocavarancolesas, lo cual, la verdad, esperaba que no fuese el caso.

—Me alegra ver que pondrías tu vida en nuestras manos —bromeé ante la desconfianza de Azra, algo probablemente no muy recomendable.

No era muy sorprendente el ánimo con el que Gart había salido a recibirnos, aunque sí me sorprendí un poco más al ver salir otra ochroria. «Otra renacuaja» pensé al recordar a Ippon. Disgustado, torcí un poco la boca, preguntándome si los cosechadores tenían pesadillas o conocían la palabra arrepentimiento. Probablemente no. En la plaza, al menos, parecían la mar de tranquilos, y era muy dudoso que los cabrones no hubiesen sabido a qué nos íbamos a enfrentar.

Al parecer, sí que era un grupo pequeño. Esperaba que porque lo fuesen de por sí y no por las muertes que hubiesen sufrido, aunque por supuesto eso era una esperanza absurda.

—Pues creo que en el otro torreón hay un par de tu mundo —fruncí algo el ceño al dirigirme a Drael, intentando acordarme mejor de los chicos de Maciel—. O bueno, se parecen bastante a ti, pero no me acuerdo ahora mismo de qué mundo dijeron que eran.

Krunchy's me provocaba una sensación de incómoda diversión. Cada vez que hablaba me preguntaba si todos los habitantes de su mundo hablaban así. Si la respuesta era sí, desde luego era muy de agradecer que ninguno hubiese acabado en el torreón. Probablemente acabaría loco al segundo día. Las palabras del lagarto volador, por otra parte, resultaron mucho más interesantes. Así que ya conocían el deslumbrantemente mortal (seguro) mar de Rocavarancolia.

—Pues precisamente hace poco también descubrimos las preciosas playas rocavarancolesas. Ideales para morir de diez formas distintas mientras se toma el sol, seguro —mi frase estaba cargada de sincera mordacidad, aunque decidí pasar a lo que descubrimos después de eso—. También hemos encontrado un lugar que parece el nido de ratas gigantes asesinas —«parece que esté describiendo a la maldita rata» pensé con algo de furia al recordar nuestro asesino asesinado particular— cerca de nuestro torreón. Si tenéis algún mapa podemos señalaros la zona para que no os acerquéis —casi ni había pensado en mi sugerencia antes de soltarla: era como si hubiese ido a mi boca sin pasar siquiera por el cerebro.

Kora, al pedir yo las presentaciones, sugirió que se hiciesen dentro. En realidad, sin pedir permiso alguno se dirigió al interior, pero Nara le dio la razón y me callé cualquier reprimenda. Vichria, por su parte, me confirmó lo que ya sabía cuando, en una pausa de la conversación con Oz, se presentó.

—Pues encantada, Vichria.

Pero Kora había preguntado algo que me asustó: Krunchy's no había salido a saludar. <<Han salido todos... ¿Y si...? No, míralos, están todos alegres... Bueno, y nosotros... Pero no, no puede ser... Otro no...>>

El pelinaranja se presentó al fin... Y también dijo el nombre que tenía miedo de escuchar. <<Sinhdro...>>
—Encantada, Drael. Y sí, Álvaro tiene razón, hay dos en Maciel—afirmé, recordando—. Nosotros encontramos una libreta de un sinhadre que estuvo en nuestro torreón... Pero ni idea de cuándo es.

Por suerte, una vez dentro pude respirar tranquila, aunque tuve que disimular el suspiro de alivio con una tos. Krunchy's estaba sano y salvo, no había salido porque estaba distraído entrenando. <<Pero qué ropa lleva... La otra vez no iba así, descartado queda que sea algo cultural>> Vamos, casi me dieron ganas de reír entre el alivio de verle vivo y las estrafalarias pintas que llevaba, pero también tuve que tragármelo: un huésped nunca se reía de la vestimentas de los dueños. Por lo visto era mi día de suerte. Pude reírme sin miedo, desahogando un poco lo de antes, cuando Nara "tradujo" a Krunchy's.

<<Ya que estamos... Me siento un rato>>
—¡Con permiso!—exclamé antes de sentarme en el sofá más cercano.

Gart se dirigió entonces a nosotros, preguntándonos por descubrimientos, contándonos que habían estado en la playa... <<Agh, no tenías que haber dicho eso de los barcos, ahora estos querrán volver y entrar en alguno...>> Álvaro le respondió y les contó sobre la plaza de los roedores, a lo que añadí, con una mueca:

—Si veis unas ratas muy grandes con púas en las colas, alejaos de ellas porque las muy ratas os las dispararán. Las púas, digo. Eso sí, con magia las podéis reciclar—luego me giré al reptil volador y negué con la cabeza—. Pero a quién se le ocurre probar el agua de semejante cementerio de barcos, Gart, ¡por favor!—bromeé entre risas.

<<Venga, ya podemos investigar. Pregunta, pregunta>>

—Pues yo también tengo algo que contaros: hoy he soñado con Doce Punto, ¿sabéis quién es? El tipo que me trajo a esta ciudad. No me acuerdo de mucho, porque era una locura, pero a él lo recuerdo sin dudar.
No he pensado mucho en él desde que llegamos... Pero ahora me da que pensar... Entre nosotros nunca hemos hablado de quién nos trajo... ¿Os acordáis?—inquirí, alternando mi mirada entre mis compañeros y los sendarios.

Tengo razón al pensar que alguien se va a alegrar de vernos, Gart siempre parece feliz de vernos. Sonrío al ver que nada ha cambiado, la lagarta sigue gruñona y el resto amable, desde luego son un buen contraste. Paso cuando nos invitan, aunque desde luego y como siempre Kora parece auto invitarse, niego con la cabeza pensando que algún día le va a soltar una bofetada la realidad, pero de las que duelen.

Al parecer están todos a salvo y saludo a los ya conocidos, a las caras nuevas me presento. Me siento en una silla que estuviese desocupada después de pedir permiso.

-No me suena,- respondo a Alice cuando comenta lo del tío que la trajo a la ciudad.- Yo me acuerdo de la mía, una neuvlm cubierta de collares y anillos. Dijo que se llamaba Cordia y me prometió un par de cosas a las que no me pude resistir. Y aquí me tenéis. ¿Y vosotros?

Entro en la torre observando el desorden mientras arrastro los pies. En cuanto encuentro un sillón me acerco para sentarme y cruzarme de piernas observando a todos con una sonrisa de satisfacción en la cara. Escucho la inconfundible voz de Magnaminioso Kruchy's me hace fijarme en qur ellos tambien tienen patio. Me levanto para saludar al chico soltando una pequeña risa ante la traducción de la chica sobre lo que ha dicho el fryvi.

Me acerco a la entrada del patio justo cuando escucho a Alice hablar sobre sus cosechadores por lo que me quedo en el marco de la salida mirando por encima el patio destartalado mientras escucho hablar a los de dentro.  -Mi cosechadora me drogó con un liquido que olia de vicio. No se que droga utilizaría pero no era de Daelicia, creedme que si hubiese algo asi en mi mundo lo conocería.- Digo firmemente aunque intentaba sonar graciosa cuando se me presenta la oportunidad de hablar. -Recuerdo su pelo, blanco como la misma muerte. No recuerdo bien su nombre.. dama algo era. Solo recuerdo el blanco y el olor de aquel brebaje dulce. Que rico estaba...¿Dhelian?- Digo mirando al daeliciano. A decir verdad nunca me lo habia planteado pero: ¿Nos habrian traido la misma mujer a ambos? Este era un buen momento para averiguarlo.

-¿Como te engatusarón a ti para llegar a este sitio?-

Agradeció que les dejaran entrar finalmente al torreón al que observo con vago interés mientras las conversaciones se daba y con cierto alivio, vio parecer entre el grupo a Kruchy's tan animosos como el solo y que le hizo reír por sus palabras, poco entendibles en su mayoría, pero que fueron rápidamente traducidas por Nara al parecer ya tan acostumbrado al otro que hasta podía entenderlo a la perfección. Las conversaciones se dieron naturalmente, mencionaron la playa que ellos mismos habían visitado y que no pudieron explorar y la plaza de las ratas espinosas, así como las presentaciones del chica ochroria y de Drael un sinhadre igualito a Nero y Anriel, aunque los comentarios de Alice y Alvaro sobre macieleros, lo descolocaron un poco.

-Creo que es la primera mención que hacemos sobre Maciel, así que no deben tener idea de lo que estáis hablando- comento Dhelian intentando recordar si ellos o alguno de los demás habían mencionado antes a los chicos de Maciel y algo le decía que no, al menos no frente a los sendarios-Hay otro torreón al igual que el nuestro y este, pero esta casi al otro lado de la ciudad. Allí hay mas como nosotros y de otros mundos diferentes a los que hay visibles ahora mismo en este sitio -añadió intentando darles mas información ante la confusión de sus compañeros, saco su cuaderno aprovechando para mostrarles tanto el lugar de la plaza como el del torreón de Maciel.

-Esta son solo partes de un mapa mas grande, si ustedes tenes uno os lo puedo señalizar mejor, pero en principio este es el torreón de Maciel - comento Dhelian buscando la parte del cuaderno donde estaba el torreón de Maciel para arrancarla y dejarla sobre la mesa, el ya sabia como llegar a dicho torreón sin necesidad de mapa al fin y al cabo, para volver a buscar hasta encontrar la hija de la plaza- Esta es la plaza de la que Alvaro habló, sino tenéis mapas podéis quedaros las hojas y si lo tenéis apuntarlo o algo, para no ir a ese sitio sino queréis acabar medio ensartados- les mostró con una sonrisa y sacando una de las púas que guardaba para mostrárselas- Y esto es lo que sueltan, aun no me explico como no se rompen, pero son realmente duras- añadió antes de ver como Alice dirigía la conversación hacia otra parte y mencionaba algo que le hizo mirarla con atención. ¿Soñar con su cosechador? Recordaba bien a la persona que lo había llevado a la ciudad, era imposible no recordarla con lo vistosa que era pareciendo una mensajera de la muerte, pero no sabia si a su compañera le habría traído la misma persona, cosa que Korasihanna le confirmo con la explicación de la persona que la llevo a aquella ciudad.

-La persona que me trajo aquí también tenia esa descripción y también me dio ese dulce liquido desconocido, aunque sino recuerdo mal, su nombres era Dama ¿Pinta? ¿Punta? ¡Puntada! Eso...Dama Puntada- dijo Dhelian tras hacer un poco de memoria,  mirando a Korasihanna por su pregunta y notando como su rostro empezaba a sentir calor. Por mas que lo pensaba su motivo parecía un poco tonto en la actualidad, tras haber visto la muerte de sus compañeros y los peligros a los que se enfrentaban-Por la magia y porque bueno...no estaba totalmente cómodo en Daelicia, no preguntes porque- añadió encogiéndose un poco de hombros sin percatarse que se dirigía a si mismo como chico a pesar de estar comportándose como Lhelian. Intentando cambiar de tema pues se sentía muy tonto por haber aceptado, visto lo visto, prefirió cambiar el rumbo de sus pensamientos. Aun no tenia claro el motivo de todos ellos de ser llevados a aquella ciudad, evidentemente no era exactamente el lugar que esperaba al aceptar aquel viaje, sin contar todo eso de la Luna Roja y los cambios que supondrían para ellos cuando llegara- Vosotros, ¿habéis descubierto algo mas de los motivos para ser traídos aquí? Independientes de nuestros propios deseos para aceptar, claro- dijo mirando con curiosidad a los otro mientras tomaba asiento en el sofá junto a Alice, sacudiendo la cabeza de nuevo para apartar el pelo de sus ojos.

—¿Aurva y edeel? Pues... no recuerdo, lo siento. ¿No lo hemos mencionado antes? Perdón, perdón—dije cuando Dhelian mencionó ese detalle. <<¿Cómo habíamos olvidado mencionarlo? ¿Y los macieleros sabrían algo de los sendarios? Ya no recuerdo...>> Y a Gart, luego—. Son un buen grupo, hay al menos gente de dos mundos que no conocéis aún...—ahí bajé la voz un poco <<Tres con el de Taro...>>—pero son todos muy simpáticos—rematé con una sonrisa.

Las respuestas no se hicieron esperar. Álvaro pronunció una maldición sobre Doce Punto, dándome la razón. <<Uno...>> No había ulteranos en mi sueño, así que pasé por alto la información de Sura. Kora y Dhelian coincidieron en describir a la misma desconocida que tampoco aparecía en el sueño. Oz estaba a su bola con Vichria y no aportaron nada, pero el resto de los sendarios... Quién me mandaba preguntar nada.

Nara, Arza y Gres, y Gart al menos coincidían con lo que había visto en el sueño. Drael, Naeleth y Krunchy's estaban dudosos, aunque con tantos aciertos no me extrañaría que Drael hubiese acertado. Para colmo, cuando acabaron, sentí una mirada fija en mi nuca; hecho imposible dado que todos estaban a la vista. Tenía miedo de culpar al poltergueist aquél, pero lo cierto era que hacía tiempo de su visita. Sea como fuere, la sensación seguía ahí y no ayudaba a mantener la compostura tras confirmar parte del sueño. Tuve que abrazarme a un cojín, pues tenía escalofríos mientras me debatía mentalmente. <<¿Y ahora? ¿Qué hago con esto? ¿Cómo demonios es posible que haya visto a quién les cosechó sin saberlo? ¿Cómo se lo tomarán si les digo algo? Ya les dije que no lo recordaba todo... ¿Y si la sensación esa es porque alguien también soñó eso y está esperando a que diga algo? No, ¿sueños compartidos? Vi demasiadas veces Origen, me parece...>> ¿Pero entonces? No les diría nada, vale, pero ¿cómo debía tratar el tema en privado? No podía tratarlo como un maldito sueño normal. Y no es que se me diera bien mentir... <<¿Y guardar un secreto? Guárdalo para ti misma... Tu secreto... Y olvídalo. No sirve de nada darle vueltas, si voy a la biblioteca por esto, me preguntarán por qué... No. Lo dejaré de lado a no ser que vuelva a pasar o que alguno de mis compañeros sueñe algo parecido. ¿Pero cómo me enteraré? ¡Club de sueños! En los desayunos, así nos relacionamos un poco más y los hacemos más amenos>> Ya se lo propondría luego.

—Curioso. Se inventan lo que más queremos para convencernos...—ahí me giré a Nara, pensativa—. Pero en tu caso es distinto: banquete real y alianza. ¿Acaso no todos los mundos están aliados? Eso... parece secuestro...

Pero lo hecho, hecho estaba. Aquí estábamos, eso no iba a cambiar todavía <<a no ser que nos mate algo...>> No me gustó ni un ápice lo que estaba empezando a pensar, así que cambié de tema ligeramente:

—Vaya locura de ciudadanos que hay aquí, ¿eh? Ah, ¿oísteis el pregón del Torneo? Nosotros fuimos a curiosear y un lagarto raro gigante nos echó... No te recomiendo hablar con él, o ella, Gart—le avisé muy seria—. También había monstruos entrando y saliendo del Anfiteatro, pero también había gente aparentemente normal. Este sitio es de locos.

Escucho las respuestas del resto y hay una cosa que parece clara, a todos los del mismo mundo se los lleva la misma persona. Al menos eso parece, y todos prometen algo para que vengamos. Salvo a ese, a ese le dieron un banquete y una fiesta. ¿Una alianza? Sólo necesitas alianzas cuando alguien te amenaza, ¿acaso esta ciudad está bajo amenaza? No veo por qué, la gente que nos hemos cruzado no es para tanto. Quizá por la magia, sí, debe ser eso. Espera, ¿qué dice ésta?

-¿Puedes repetir? ¿Cómo es eso de convertirnos en dioses?,- otra fanática ya verás.- ¿Qué es eso de bendecidos por la luna? Lo hemos oído antes, pero nadie nos lo ha aclarado.

"Nos trajo a este mundo la misma mujer." Pienso mientras Dhelian habla. Al escuchar a los de Sendar hablar sobre sus cosechadores cuento a uno por cada mundo. "Cada uno es diferente, un monstruo diferente para cada uno."

Cuando hablan sobre el otro torreón no puedo morderme la lengua para echar una puya contra el insecto lanzacuchillos. -Yo tendría cuidado con un cosechado del otro torreón. Es una cosa horrible que trepa por el techo. Xlapt creo que se llama. Es el único ser hostil de los habitantes de Maciel. ¡Intentó matarme por robar un bote de miel que encima habia roto uno de su mismo torreón! Si quereis mi consejo deberíais tener cuidado con él.- Digo sentada en el sillón mirando a los Sendarios mientras que me rasco el hombro que recibió el cuchillo.

Las palabras de Surásara me hace centrarme de nuevo en la conversación y al escuchar la mención de la bendición de la dichosa luna me hizo fijarme en la nublina como una potente fuente de información. -¿Sabes algo mas de la luna roja?- Las facciones dulces de mi cara y mi sonrisa  contrastan con el tono en el que formulo la pregunta a la chica.

Estaba mas que claro que todos ellos había sido traídos allí por motivos diferentes y por criaturas distintas. Aunque viéndolo de un modo mas simple parecía un secuestro máximo de mundos, salvo en el caso de Nara con esa fiesta por todo lo alto para que lo trajeran y esa alianza que sinceramente eso le sonaba realmente mal. "¿Habra algún tipo de guerra de la que no estamos enterados?" pensó Dhelian con cierta confusión, mas y mas preguntas iban saliendo sobre lo motivos para ir y sobretodo, algo en lo que no había pensado hasta ahora. ¿Porque ellos?.  Por ese motivo las palabras de Naeleth fue la que mas atrajeron su atención ¿Dioses? ¿Como el ser de huesos del volcán de Daelicia? Arrugo un poco la nariz mirando a todos los presentes y a si mismo, definitivamente ninguno pegaba para llegar a ser algún ser de ese calibre. El hasta ahora solo había visto criaturas con ciertos rasgos humanoides, en su mayoría, cuando habían ido al anfiteatro.

-No entiendo a que te refieres, lo único que nosotros hemos llegado a ver en nuestra estancia aquí, quitando las criaturas que nos quieren atacar y las personas que nos trajeron, son esa...gente del anfiteatro y ellos parecían ser mas seres de pesadilla que dioses. A no ser que estos estén en otra parte y no se dejen ver claro- murmuro Dhelian también un poco confundido por las palabras de Naeleth, no es que el tuviera mucha idea de como debía lucir un dios pero imaginaba que si había alguno debía ser semejante al ser de huesos del volcán de Daelicia ¿no?. Su atención fue tomada de nuevo por las charla de sus compañeros, la pregunta de Korasihanna eran muy exactas, Naeleth parecía que mas información poseía ella y tal vez Nara con todo el asunto de que su mundo y la ciudad tenían una supuesta alianza-Nosotros no hemos descubierto mucho de esa luna roja, salvo que la gente de la ciudad no pueden dañarnos y que cuando llegue, supuestos cambios ocurrirán en nosotros. -añadió Dhelian encogiéndose de hombros aunque mirando expectante a Naeleth y lo que pudiera contarles, ansiosos casi, información eso era lo que necesitaban.

Nara me respondió algo que era de esperar, ya que no habíamos oído hablar de este sitio hasta que nos trajeron. Pero aun así, y dado el mundo de locos que era la Tierra, esperaba oír algo del tipo "sólo los que gobiernan lo saben, pero se callan". Pero la que mejor sabía del tema era Naeleth, ya que había dicho algo más relacionado con lo poco que sabíamos de la Luna Roja, pero era precisamente la más reacia a hablar. En su lugar, aunque el libense había dado el pie a Naeleth, fue Vichria la que, tras Oz, nos habló y reveló que podía hacer magia. Lo que había dicho su congénere... En fin, toda mención a dioses quedaba relegada al rincón del olvido en mi mente.

—Sí, Oz puede. Por eso le llamo así, "Oz", por un mago de un cuento de la Tierra que vivía en un sitio llamado Oz—intervine con una sonrisa. Nunca lo había explicado, pero nunca era tarde.

Pero Nae se decidió a hablar entonces y nos confirmó lo poco que sabíamos: la luna esa nos cambiaría, en teoría para bien, sacando lo que, en teoría, éramos. Recordaba que esa idea me había resultado tan fantástica e imposible que la había aceptado el día del discurso, pero ahora... Ahora que había visto lo que vivía en esta ciudad, ahora que lo imposible de antaño parecía ser real, ¿seguía pensando igual? Automáticamente coincidí con Krunchy's y Gart, aunque por otro motivo: si era verdad, la única forma de evitar cualquier cambio indeseado era una opción que rechazaba siquiera pensarla. Así que habría que adaptarse a lo que ocurriera.

—Entiendo... Entonces nos engañan, engañan a los mundos de los que venimos, nos estafan al llegar, algunos por suerte podemos hacer magia... y todo para que al final nos pase algo aparentemente positivo, el cambio ese... ¿Dioses? Los del Anfiteatro no eran dioses—dije pensando en voz alta.

Pero no tenía ganas de seguir hablando del tema, ya que era absurdo hablar de una aparente realidad irreparable. Así que me estiré, fingiendo un bostezo, y me levanté.

—Camaradas, os cito a todos en este o uno de nuestros torreones la noche en que salga esa luna. Si a alguien no le gusta su cambio, nos lo comemos y zanjado el asunto—dije, muy seria en un principio pero riendo luego—Y... ¿Nos vamos? Íbamos a explorar un poco, que llevamos mucho tiempo encerrados, sólo cogemos las cestas...—cogí mis cosas y al ver que todos coincidían con salir, me despedí—Bueno, amigos, nos vemos otro día. ¡Hasta pronto!

Una vez fuera, sin embargo, el plan cambió a volver a casa. Cosa preferible, pues yo al menos tenía demasiada información en la cabeza con la que lidiar y asimilar.
Sigue en el Torreón Letargo.

<<Dioses, para Ozz todo parece girar en torno a eso. Ya te digo yo que no son dioses los que nos quieren aquí, la gente de esta ciudad ya es otra cosa. Una alianza entre su mundo y este y parece que ella sabe mucho y los conocía de antes. ¿Por qué hay mundos que no saben absolutamente nada de esta ciudad y otros que sí? Más magia, ¿será eso por lo que nos traen realmente? Yo no puedo hacerla y hay más gente que no puede, así que ¿qué razón han tenido para traerme aquí? Yo sé por qué estoy aquí pero no se sus razones para traerme>>.

-Seres capaces de hacer milagros.... No lo tengo claro,- comento pensando en Tap,- de todas formas si nos va a pasar sí o sí no queda otra que aceptarlo. A mí me prometieron poder, si esa luna roja es la que me lo va a dar bienvenida sea. Hasta entonces sólo hay que sobrevivir.- digo en voz alta.- Alice, tienes razón no eran dioses. En su momento serían gente como nosotros, gente que la Luna ya ha "bendecido". Pero en su momento debieron estar como nosotros, quizá peor.- me encojo de hombros.- Me parece bien, podemos reunirnos el día de la luna y pasar lo que sea que pasemos juntos, mejor en compañía ¿no? Todos sois bienvenidos, incluso Arza mientras no venga buscando bronca,- digo riéndome entre dientes.- Sí, mejor que nos vayamos ya os hemos molestado bastante. Ya nos veremos, no me cabe la menor duda de eso y hasta nuestro próximo encuentro cuidaos,- me despido de ellos, si las relaciones se mantienen así de estables le acabaré cogiendo cariño a alguno. Parecen buenos chicos.

-Si no os importa yo prefiero volver al torreón, me siento inquieta dejando el lugar con sólo dos personas.- comento una vez fuera.- Iremos otro día de exploración, pero no hoy.

Sigue en el Torreón Letargo.

Al cabo de un rato, en el que estuve un tanto de los nervios —aunque intenté disfrazarlo como pude— tanto por la perspectiva de volver a caer en otra trampa o de que a nuestros amigos de Sendar les hubiera pasado algo, acabamos llegando al dichoso torreón.

—¡Sendarios! ¿Alguien ha pedido una pizza? ¡Somos los letargunis, digo, letarguinos!—llamé, gritando mentalmente ¡abridnos, abridnos y decidnos que estáis todos vivos!