Sede de los Taumaturgos (Archivo II)

“Suya ¿eh? Herida ya curada. Lástima” No habría aperitivo, pero de momento tampoco tenía que preocuparme demasiado por la sed. Todavía tenía reservas que gastar, y si eran tan eficaces como me habían dicho debería tener para varios días.

Había reconocido al nublino, pero estaba visiblemente cambiado, debido a la Luna, eso seguro. Antes era más bajo que yo, y ahora en cambio me superaba en altura. También tenía mucha más musculatura. “¿Será alguna transformación como la de Serok?”

-Si, lo soy- Todavía se me hacía raro que se me identificara como “arquero” y más teniendo en cuenta lo mal que se me había dado al principio. Luego escuché la pregunta del repoblador.

-No, no soy un brujo- Respondí. -Soy un vampiro- Al ver la mirada interrogante de ambos me di cuenta de que no sabían lo que era. -Oh vaya no os suena el nombre. Veamos... ¿como lo explico? Un vampiro es alguien con la piel pálida y colmillos- Nada más terminar la frase enseñé los míos, señalándolos. Preferí no contar lo de la luz. Seguramente lo descubrirían tarde o temprano pero contarle tus debilidades a un desconocido nunca es sensato.
-Y... bueno. Los vampiros beben sangre, por eso me interesó tanto la de la sábana. Pero que no cunda el pánico que no voy a atacar a nadie-

“Un brujo que controla animales” Fui tomando nota mental de las capacidades de cada uno a medida que me enteraba de ellas, pero cuando mencionaron lo de que había otro vampiro... vampira en este caso mi atención se redobló.

-Entiendo...- Lo de atacarles no me sorprendió. -Yo mismo ataqué también a un compañero, pero me detuvieron a tiempo- Las preguntas que siguieron tenían como objetivo averiguar todo lo posible sobre cómo y cuanto debía alimentarse.
-Pues... la primera vez yo me alimente de un bicho humanoide pero con forma algo animal. Todavía tiene que haber algún cadáver por las calles. Quizás hayáis visto alguno de los que me refiero. Tuve que dejarlo completamente seco para calmarme. Prácticamente toda la sangre que tengo o que he tomado viene de esos seres. Muchos me atacaron durante la última noche. Si hay más formas de conseguirla no lo sé- Y eso podía ser un problema. Aunque si racionaba bien tenía suficiente para varios días, tarde o temprano se me iba a terminar. Tenía que encontrar otra fuente de sangre o tendría problemas.
-Me pregunto si él lo sabrá...- Murmuré para mi mismo pensativo -Si, tiene que saberlo. Tiene que llevar años aquí y se notaba que estaba bien alimentado. ¿Pero como voy a encontrarle?-

No me había dado cuenta de que estaba pensando en voz alta, pero las preguntas que me hizo el repoblador lo dejaron bien claro.

-Vampiro- Solté instintivamente a modo de corrección. -Y sí, lo es. Apareció poco después de que me transformara y me enseñó cosas básicas acerca de lo que podía y no podía hacer. Luego se esfumó, literalmente. No he vuelto a saber de él-

Pablo estaba de malas pulgas y decidí pasar de él pero sin dejar de vigilarle hasta que se perdió escaleras arriba. Luego me puse a explorar las zonas comunes del torreón y di con dos amplias salas de entrenamiento, mucho mejor equipadas que la de Letargo, y un estudio con libros de magia básica. Quedé satisfecho con las dos primeras salas pero la siguiente... Necesitaba empezar con magia mucho más avanzada que la que llevaba realizando durante la cosecha. ¿Y qué mejor sitio que ir a la Biblioteca? <<Además, en las bibliotecas de Libo no teníamos el límite de coger únicamente un libro por persona y año, así que aquí debería ser igual ya que somos ciudadanos y no cosechados>>

Pero claro, antes de salir volví a las salas de entrenamiento y me hice con un par de cimitarras -tuve que afilarlas también- y me fijé en unos guanteletes de placas... No me quedaban bien por culpa de las uñas, pero... <<Si pudiera unir dos guantes en uno, es decir, los dedos del guantelete B unidos a los dedos del guantelete A, los cuales previamente les tendría que quitar los extremos... Pero claro, los guantes para las uñas deberían ser rígidos y no cerrados al final, para poder "disparar" los hechizos...>> Así que rápidamente cogí cuatro guanteletes y los escondí en mi dormitorio. <<¿Y qué hago con los pies? Por lo pronto un par de sandalias me vendrían bien... Pero aquí no tengo más que mis botas y ahí no quepo... ¿No dijeron algo de dinero y comida por vivir aquí? Podría gastarlo en unas sandalias... Pero de momento, descalzo>>

Luego pasé el resto del día practicando con las uñas con hechizos como el de corte y el de presión, los cuales me atraían bastante, por lo que los guardé en varias uñas. También estuve un rato entrenando con las cimitarras para ir acostumbrándome a moverme sin poner en peligro los dos conjuntos de uñas... Y así llegó la noche...

Con el nuevo día salgo a la soleada ciudad, con las dos cimitarras y con un chiste interno por haber salido solo a cruzar media ciudad.
Sigue en la Biblioteca Mágica.

La conversación terminó, y tras averiguar el nombre del repoblador, que era Vava, volví a mi nuevo cuarto, donde pasé un buen rato leyendo el libro de vampiros que había sacado de la biblioteca. 
Lo primero que ponía era una advertencia para recién transformados acerca de los peligros que ahora traía la luz. “Vaya... a buenas horitas ¿no?” Por lo demás se limitaba a explicar un poco de todo de forma bastante general, y por mucho que busqué no hallé nada acerca de dónde conseguir sangre.

Cuando vi que empezaba a anochecer decidí que ya era hora de empezar a moverse. Lo mejor sería que comenzara finalizando cualquier asunto que tuviera pendiente, y esos eran dos: devolver las armas a Letargo y devolver el libro.

Antes de salir pasé por la armería y me hice con otro arco y una daga larga. Si dejaba mis antiguas armas en Letargo necesitaría otras para el viaje de vuelta. “Por lo menos estas están en mucho mejor estado”

Con todo preparado, y siendo ya de noche, salgo.

Sigue en el Torreón Letargo.

DL y Nasher estaban en la habitación del segundo. Nasher había lanzado de mala manera al cambiante sobre su colchón y lo observaba con curiosidad mal disimulada, sentado en una silla con los brazos cruzados apoyados en el respaldo. Se presentó. Y explicó de dónde y cómo lo conoció, y todo el tiempo que llevaba esperándolo. Todo lo que había entrenado y estudiado, y la oportunidad que le ofrecía el simple hecho de que dos foners hubiesen sobrevivido a la criba.

-Me dijeron que si vivía al menos uno me darían mi misión. Y aquí estás- explicó con una gran sonrisa. Sacó un bloc de notas y una pluma y se arrimó un poco más al cambiante- Ahora te haré unas preguntas y tú me las responderás. Y ninguno saldremos de aquí hasta que las respondas todas. Luego te invitaré a cenar como compensación ¿Te gusta la cerveza? A mi me encanta. Hay un sitio aquí donde la ponen muy buena.

Después algunos comentarios semejantes, Nahser empezó con el interrogatorio. Hizo preguntas sobre la vida de DL en FONERA, sobre la tecnología, sobre el gobierno, sobre las costumbres y la forma de pensar. También sobre las distintas especies que vivían bajo la cúpula, en especial los savra, aunque estaba claro que tendría que buscar al foner rojo para tener más información con respecto a los niveles inferiores.

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Cicatriz había citado a Karime en el Castillo una vez se sintiese preparada para realizar la prueba. También había recordado a Yrio su cita a la mañana siguiente y lo que tenía que llevar.

Yrio no había cambiado su expresión de asombro tras reconocer a Karime. La Luna se había llevado a una chica atractiva y había dejado a un animal peludo e imponente en su lugar, pero que igualmente conservaba la personalidad y el particular humor de la libense. Yrio no decidía si le disgustaba o no el cambio, pero ya que iba a compartir refugio con ella tendría tiempo de sobra para pensarlo. Firmó con su nombre actual en el registro de la entrada y con un libro pesado y forrado de piel roja como único equipaje subió a un piso superior para buscar una habitación. Allí podía tener un dormitorio para él solo, podría encerrarse durante horas, comer cuando le diese la gana sin responder ante Atol, ni ante nadie pues Cicatriz le había explicado que la organización que hubiesen acordado durante la criba se invalidaba después de la transformación. Ahora eran ciudadanos de Rocavarancolia con pleno derecho y tenían mucha más libertad para todo.

La habitación elegida era más pequeña que su dormitorio en Sinhdro y que el cuarto comunal de Letargo, pero era para él solo. Tenía una cama de colchón firme, un escritorio en buen estado y una estantería en la que podría poner los libros que él quisiera, pues las restricciones de la biblioteca también habían desaparecido para ellos. Era feliz. Después de poner su libro a buen recaudo fue a hacer un recorrido por el edificio buscando ropa de su talla, que estaba repartida en vestidores y baules. Luego se entretendría en hechizarla toda para que fuese ignífuga.

Si algo había sacado del chico reptil, Nasher como bien se había presentado, es que estaba rebosante de alegría y realmente curioso sobre su mundo. DL no dijo anda mientras el otro le explicaba un poco la cosa y quitandole un poco el temor y desconfianza que había sentido en un principio, aunque causándole curiosidad que quisiera saber de su mundo. En un comienzo dudo, pero siendo que realmente su mundo no le era precisamente muy apreciado, no dudo en responderle.

A partir de ahí DL comenzó a contar sobre la tecnología de su mundo, bastante avanzada a contraste con la de otros, pues tuvo que explicarle a Nasher sobre la informática o como funcionaban los sensores de movimiento. por suerte para ambos era algo que había estado estudiando así que no le fue difícil de explicar. El tema de las criaturas de su mundo fue algo un poco mas costoso, dado que el personalmente no había tenido excesivo trato con el resto de razas de FONERA, pero aun así se las apaño lo mejor posible para dibujarlas, tanto a los Auros, como a los Savras y con cierta dificultad a las Blattas, a fuerza de no poder transformarse en ellas por falta de practica. Hubo algunos temas que no pudo responder, como como estaban estructurados socialmente pero dentro de sus pasibilidades explico todo lo que sabia.

Las palabras que este le dijo de que no saldría hasta que dijera todo, se hicieron ciertas, pues ya estaba anocheciendo cuando por fin paro de hablar y de responder las constantes preguntas de Nasher, que con cada cosa que explicaba salia con una nueva pregunta. Había estado hablando durante horas y ya sentía la garganta seca cuando al fin pudo descansar un poco, habiendo contado lo mejor posible lo que sabía. La oferta de Nasher sobre salir a tomar algo, fue mas que bienvenida por DL que sinceramente no conocía mucho de la ciudad, así que sin darle muchas vueltas fue el quien jalo en esta ocasión del chico hacia fuera del torreón aunque fuese al final guiado por el pues el no tenia idea de donde irían. Estuvieron un buen rato fuera, Nasher le contó bastante cosas curiosas tanto de su misión como del lugar que visitaron, donde a su vez vio a varios transformados mas que no había conocido el día de la luna.

Cuando finalmente volvieron DL estaba bastante alegre tras las cervezas tomadas, deseando tal vez darse un baño, el cual lo despejo bastante tras haber tomado y buscarse algún cuarto en aquel sitio donde poder empezar a estudiar sus libros. Se encontró con Nasher cuando buscaba una habitación y le prometió al chico responderle si le venían mas dudas y le agradeció la salida de esa noche. Tras eso fue hacia un cuarto vacío, una habitación no muy grande pero con un armario, un escritorio bastante pequeño pero suficiente para el, una pequeña estantería para libros y la cama.

-Bien, perfecto, al menos tengo cuarto propio -sonrió mientras se sentaba en la cama y dejando los libros sobre el escritorio. Tras eso y acomodarse medianamente en su nueva habitación decidió bajar a la cocina, con suerte se encontrara con sus compañeros y con el resto de habitantes de la Sede, si es que había mas gente. Al bajar se encontró a varios de sus compañeros desperdigados y una pintada en la pared que no recordaba haber visto al entrar, junto con un muñeco que andaba por allí dejando un poco fuera de lugar.

-¿Que es eso?- pregunto a nadie en especial al ver al conejo aquel moviéndose por toda la sala. Una nueva pintada aprecio en la pared explicándole que el dichoso peluche era Tap. Por un segundo le costo asociar al bichejo verde chillón con ese peluche, pero cando lo hizo se agacho a la altura de este con curiosidad-Así que puedes poseer objetos, interesante...yo puedo cambiar de forma- dijo con simpleza, y dado que era algo que al menos sabia hacer cambio su mano a a una garra para mostrárselo a Tap, volviéndola a su forma poco después- El que solo te puedes comunicar escribiendo es un asco, pero deberías intentar llevar papel o algo donde escribir en esa bolsa que llevas colgada del peluche...porque no puedes ir pintarrajeando las paredes toda la vida -intento explicarle a este, ya que parecía no haberse dado cuenta de aquel detalle. Tras decirle aquello al nuevo compañero de la Sede, se dirigió a la cocina a un tío con cierto tono verdoso, totalmente en pelotas acostado en un sillón. "Surrealista...totalmente surrealista, pero oye...libertad para desnudarse y vistas gratuitas" pensó bastante sorprendido y algo entretenido, definitivamente es lugar era mas curioso por momentos. Tras aquello se dirigió ala cocina, no muy seguro de si podía coger comida, cosa que el chico desnudo le confirmo que podía en una extraña forma de hablar, así que DL se agencio algo de comer y para sus sorpresa , dado que en Maciel brillaba por su ausencia, encontró algo celestial. Grifos "Esto es un puñetero lujo, hay grifos...cañerías...benditas cañerías, se acabo el jalar cubos desde el pozo" pensó feliz con el descubrimiento se fue a su nuevo cuarto, dispuesto a comer mientras seguía revisando el libro de anatomía e iba quedando con algunos detalles importante sobre la estructurar del cuerpo. Ya al día siguiente intentaría con la parte mas practica cuando ya todos se hubiesen mas a o menos asentado.

Estuvo estudiando los libros que había cogido de la biblioteca hasta bien tarde, intentando cambiar pequeñas partes de su cuerpo como su rostro o manos o el propio tono del cabello, fijándose para ello en un espejo que había en su habitación al cual había tenido que quitarle casi tres capas de polvo antes de poder verse reflejado. No consiguiendo realmente muchos resultados, pero algunos detalles si lograron cambiar, ínfimos pero un comienzo. Llego un momento ya entrada la noche y con la luna que lo había cambiado aun en el cielo, cuando finalmente el agotamiento de todo lo pasado esos días termino por hacerlo caer rendido, totalmente dormido sobre la cama.

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Despertó bastante descansado, sin duda la oportunidad de poder dormir solo sin tener que estar escuchando ronquidos de compañeros era un alegría al cuerpo. DL de muchísimo mejor humor, se desperezo y se dispuso a darse un baño, teniendo que esperar antes de hacerlo pues ya había alguien mas, aprovechando ese tiempo para comer algo en la cocina, tras eso volvió al baño ahora si libre para darse un buen remojon. Asegurándose eso si, de bañarse con su cuerpo de foner y no el el de hilos, tras eso se vistió con alguna ropa que rescato del armario que había en su cuarto, ropa un poco mas decente que la que había en Maciel y tras eso y guardándose a buen recaudo todo los papeles que había ido copiando de los libros que saco de la Biblioteca, fue en busca de la armería. Eso si tuvo que preguntarle a alguien del torreón, en ese caso al chico en bolas de la noche anterior al cual se encontró andando por el salón, donde se encontraba. Bajo ala armería encontrándose un enorme arsenal de armas, agenciándose tras una inspección una espada corta, un juego de cuchillos arrojadizos y una pequeña hacha de mano.

"Me valdré con esto hasta que aprenda correctamente a cambiar de forma o aprenda nuevos hechizos..." pensó DL volviendo al piso superior, encontrándose por allí el muñeco que ahora era Tap y recordando lo que le dijo la noche anterior saco algunos papeles en blanco que siempre llevaba en su bolsa y se los entrego a este para que dejara de hacer pintadas y escribiera las notas allí. Tras eso se dispuso a salir de la Sede. El grupo de Maciel se había dividido la noche anterior y ahora que estaban asentados, quería ver que todo estuviera bien por parte de ellos, así que recordando la dirección que menciono el día anterior el pregón se dispuso a ir a laSigue en la Torre Serpentaria.

Siguiendo los gráciles movimientos del rastreador llego a la puerta cerrada de la Sede de los Taumaturgos. -¿A si que has acabado aquí eh?- Digo hablando para mí mismo. El fennec se acerca a la puerta y se deshace colándose por una esquina de la puerta por lo que sonrío al ver el funcionamiento de la figura. "Buenos rastreadores si señor."

Me acerco a la puerta y la intento abrir con un pequeño hechizo de impulso. La puerta no da mucha resistencia al abrirse pero el montón de arena cristalizado del rellano me hace pararme en seco al pensar que pudiese ocurrir lo mismo aquí que en la torre. -¿Qué te ha pasado hijo de mi vida?- Le digo al montón de arena desde la puerta. "Bueno pues espero que alguien salga a recibirme. Acerco los nudillos al quicio de la puerta y la golpeo cinco veces esperando llamar la atención de alguien.

-¿Holaaa?- Pregunto al hueco de la puerta. -¿Alguien buena persona que salga a atenderme? ¡Soy Matt!- Digo ya algo desesperado al no aparecer nadie. Al acabar de hablar doy un respingo al salir de la nada Nasher que se había mimetizado con la estancia saludándome efusivamente. -¡Hola Nasheeer!- Digo haciendo un ademan de entrar en la sede pero paro al momento al recordar el destino de mi figura.

Nasher se acerca a mí y me saluda diciéndome que pase pero le señalo con una mano a lo que queda de mi figura recordando le que no puedo entrar por lo que Nasher comienza a reírse por la fortuna de mi fennec diciéndome después la contraseña para poder acceder a la sede.

Tras decirla entro con miedo a acabar cristalizado pero al poner la chancla en el otro lado del umbral respiro aliviado al ver que no ocurre nada. -Ahora si podemos saludarnos coño- Le digo dándole un abrazo al chico. Tras ponernos un poco al día sobre la noche fatidica me pregunta que que se me ha perdido por aquí por lo que carraspeo intentando recordar el nombre del helión.

Tras decirle el nombre me giro de nuevo hacia lo que queda de mi figura de arena haciendo que salgan los granos aprovechables de la figura que salen revoloteando por los trozos cristalizados llegando a la altura de mis manos mientras vuelvo a moldear un fennec mucho mas pequeño que al terminarlo lo miro soltando una carcajada mientras se lo enseño a Nasher. -Que salaaaao me ha quedado el hijo de puta to chiquinino. ¿Ayer no te visitó un primo suyo?- Le pregunto mientras el fennec desciende al suelo y le doy una pequeña patada en el culo para que salga disparado a por Atol. Mientras espero que llegue el fennec con el chico comienzo a andar con Nasher que me hace una visita turística de la sede.

La sede es tan diferente a la torre por lo que me voy fijando en la cantidad de armas y cosas interesantes que voy encontrando por el camino mientras atiendo a las palabras de la quimera. Tras enseñarme la sede casi en su totalidad nos quedamos en una de las salas de entrenamiento hablando los dos sobre nuestras vidas.

Nada más llegar a la Sede, dejé los libros en mi dormitorio y bajé a prepararme una cena breve y ligera para dormir sin problemas. Acto seguido volví al cuarto, me desvestí y me tiré en la cama para ojear uno de los libros de magia hasta que me fui quedando dormido...

A la mañana siguiente, bien temprano, desperté de golpe en cuanto me dieron los primeros rayos del sol. Me quedé unos minutos mirando por la ventana y luego me vestí y bajé a desayunar algo sustancioso. A continuación fui a buscar algo de larga distancia a las salas de entrenamiento y me decidí por una lanza ya que el arco no me atraía, menos aún con el problema de las uñas. Luego cambié el pantalón de cuero por uno de tela roja, acorde con el torreón y me corté el pelo como buenamente pude para ir más fresco. Pero claro, la teoría es una cosa y la práctica otra, así que quedó desigual y a trasquilones. Pero como era lo suficientemente corto para no darme calor no me preocupó la apariencia.

La extraña criatura de arena me encontró en mi dormitorio, recargando un par de uñas con energía y removiendo muebles para dejar sitio a un portal de comunicación <<A ver si sirve para hablar con las chicas. No es plan ir de visita y que no estén>> pensé divertido. Entonces entró la criatura de arena en el cuarto y me la quedé mirando en silencio hasta que caí en el detalle de la arena.

-¿Matt?

La criatura dio unas vueltas a mi alrededor, moviendo las orejas y la cola, para luego dirigirse a una de las salas de entrenamiento, seguida de cerca por mí y mi curiosidad. Al final di con Matt y Nasher hablando en el interior y saludé.
-¡Buenos días! ¿Todo listo, Matt? Yo ya estoy, solo tengo que coger la lanza y listo.

Mientras voy a por la lanza, se me ocurre que las criaturas que nos atacaron en la Avenida el mismo día que vimos a los ya transformados, ¡podrían ser creaciones de Matt! <<Pero el chaval no parece ser mala gente, no creo que los mandase a atacarnos, y además está la ley esa... ¿Se le escaparían? Luego le pregunto>>

Mientras estamos Nasher y yo en la sala de entrenamientos nos ponemos al día casi al completo sobre nuestras vidas. Me fijo en que hay una especie de butaca por lo que me encamino a ella y me siento.

Nasher parece ilusionado por mi visita cosa que me hace sonreír plácidamente al recordar lo cacho de pan que siempre ha sido. En ese momento veo que a las espaldas de él hay un espadón bastante grande colgado de la pared por lo que me levanto para dirigirme a cogerla con toda mi buena intención.

-A decir verdad Nasher.. No se como la gente puede empuñar cosas de estas. No tienen que ser cooomodas- Digo con esfuerzo mientras alzo la espada sobre mi cabeza. El peso de la espada es mayor del que esperaba y mi falta total de entrenamientos con pesos así hace que la espada oscile un poco en el aire hasta ceder a la gravedad y caer a mi espalda haciéndome ir detrás de ella casi.

La espada hace un ruido enorme al chocar contra el suelo por lo que me encojo de hombros hasta que deja de sonar y levanto las manos. -Lo siento.- Es lo único que me sale del cuerpo al ver la cara de poker de Nasher. La quimera comienza a reírse a pleno pulmón diciéndome que necesito algo mas de musculo y menos dejarme llevar por mi dominio a lo que le miro con una expresión completamente plana para hablarle con la mayor franqueza que conseguí sacar de mi cuerpo. -Me niego en rotundo a tener que practicar con mastodontes así. Me siento mucho mas cómodo enterrando a gente bajo toneladas de arena.- Digo moviendo las manos como quitando hierro al asunto.

-Ademas. Es mucho mas entretenido a mi modo.- Digo sin poder reprimir una leve carcajada. En ese momento el mini fennec entra en la sala seguido de Atol por lo que hago que la figura se acerque corriendo hacia mí y la hago acercarse a Nasher. -O me vas a decir que esto es mas entretenido.-

Atol me comenta que solo tiene que coger una lanza por lo que me encojo de hombros y le contesto. -Yo solo necesito estos dos libros.- Le digo señalando a los libros del suelo. -Así que cuando estés listo nos vamos.- El helión no tarda mucho en aparecer por lo que me despido con un abrazo de Nasher y salimos en dirección a la explanada donde se supone que estaría el portal a Asrena.

En el camino el mini fennec hace todo lo posible por seguirnos y al cabo de un rato me canso de él parándome en seco y cogiéndolo entre los brazos. -Ya has hecho suficiente por hoy.- En ese momento hago como si el fennec suspirase para disolverse poco a poco en un hilillo de arena que baja por mi manga y se entra para adherirse en mi antebrazo. Respiro hondo y llamo la atención de Atol enseñándole las paginas sobre las criaturas que ando buscando y comparto con él lo que fui descubriendo de mi jornada de estudios intensivos sobre el mundo.

Casi sin darme cuenta me encontraba ya en la explanada de los portales y la primera gran duda de la excursión me asalto la cabeza. "¿Y ahora por donde?" Me pregunto mirando todos y cada uno de los portales abiertos a mi alrededor. Unos guardias uniformados y armados se encuentran pululando por la zona por lo que me acerco a ellos lentamente pensando en como dirigirme a ellos. "Arg.... Si tuviera mis figuras aqui... me seria mas sencillo acercarme a la gente coñe." Me digo intentando no parecer nervioso.

-Eeeessstooo... perdonad peeeero.- Al decir esto los dos guardias se ponen firmes y se me quedan mirando. -¿A Asrena? ¿Por donde tiro?- Pregunto arrugando el ceño como el turista que se pierde en una ciudad grande. Los guardias intercambian miradas entre los yelmos y uno de ellos señala hacia es este y me dice con una voz bastante grave casi como si le costase articular palabra. -Tercer portal a la izquierda.-

La voz me impone un poco por lo que agacho un poco el cuello casi metiendome en mi propio torax para soltar un hilillo de voz. -Gracias majo.- Tras decir esto me alejo a donde se encuentra Atol con uno de los libros y le señalo la dirección marcada por los guardias.

- ¡Pooooor aaalli!- Le digo sonriendo mientras me encamino buscando el portal.

Atol y Matt siguen en Asrena

Yrio volvió algo después de la hora del almuerzo, cuando el sol estaba alto y hacía un calor horrible en la calle, aunque a él no le molestase. Lo habían tenido trabajando en el barrio de los callejones sin salida desde antes del amanecer, sin ayuda, pues los otros cosechados con el mismo castigo se estaban ocupando de las demás áreas dañadas. Lo primero que hizo nada más llegar fue tirarse de morros en el colchón y permanecer allí hasta que tuvo el valor de desnudarse. Las ropas que usaba eran viejas y le iban grandes, pero teniendo en cuenta como habían acabado después de la jornada de trabajo tampoco importaba mucho. A regañadientes, buscó una muda limpia y algo parecido a una toalla y fue a asearse un poco. Estaba muerto de hambre, pero ya comería cuando pudiese verse la piel bajo la capa de mugre que lo cubría.

Los baños de la sede eran comunales. El agua salía de chorros de la pared y caía en pozas de latón, y había sumideros para llevarse el agua que caía al suelo. Yrio se lavó a conciencia y luego metio un rato la cabeza bajo un chorro de agua fría aprovechando que no había nadie más en la sala. Lo cierto es, que a pesar de la cantidad de gente que sabía que estaban viviendo en la Sede, no se había encontrado con nadie, y le parecía extraño.

Comió solo, un almuerzo mediocre y requemado pues se lo había tenido que cocinar él mismo. No obstante le cogió el gusto a la comida chamuscada. Cuando terminó, lavó su plato y subió de nuevo a su habitación para calzarse y decidir qué hacer. Acabó echándose una buena siesta y cuando despertó, fuera de su habitación podía oirse actividad. Había dormido bastante pero no se sentía con fuerzas para ponerse a entrenar, no sabía si le haría mucha ilusión verles la cara a sus antiguos compañeros y tampoco estaba de humor para conocer a los nuevos. Iría a la biblioteca a por material de estudio y puede que incluso algo con lo que entretenerse. En Sinhdro siempre le habían gustado las historias, tanto leerlas como escribirlas, y ya que tras la Luna Roja la preocupación por mantener la vida pasaba un poco a segundo plano tal vez sería buena idea recuperar sus antiguas aficiones.

Cogió una espada corta que había sacado de la armería de la Sede, más por no sentirse desarmado que por otra cosa, y salió sin mirar a nadie a la cara y sin despedirse.

Sigue en la Biblioteca Mágica.

Entro en la torre que ahora era su hogar tras decir la contraseña de la entrada, saludando a los que estaban por el salón antes de subir a su habitación para coger los libros que había estado estudiando y bajar de nuevo ala sala, sentándose en el sofá, para así empezar un poco de investigación. De nada le servia saber de anatomía, sino tenia ejemplos donde fijarse, así que por el momento hasta que tuviera un poco mas de capacidades para transformarse sin tener el ejemplo delante, tomaría como base a sus compañeros de la Sede y mas dado que ahora aprecia tener mejor memoria para recordar detalles de su aspecto, que le servirían para luego en la tranquilidad de su habitación y frente al espejo, empezar a practicar el transformarse.

No estuvo mucho tiempo en el salón a decir verdad, aproximadamente un par de horas, después de eso volvió a su dormitorio y ya frente al espejo empezó a intentar transformarse en alguno de sus compañeros de la Sede, en principio cogiendo de ejemplo a los miembros de la Sede pues de poco le serviría saber transformarse en alguien o algo, sino podía igualar su aspecto, incluso en los colores, forma o textura. Aunque claro, planear practicar transformarse y conseguir hacerlo, estaban bastante lejos. Y dado que había variabilidad de tonos de color en la sede, así como de pelo y demases, le serviría.

-Supongo que el cambiar de color no debe ser muy difícil, solo debo pensar en que mi piel cambia de tonalidad y mi cuerpo debería poder cambiar el color, aunque la textura...creo que eso es mas complicado-se quedo pensativo frente al espejo mientras manejaba los hilos intentando modificar su propio cuerpo, había estado observando durante un buen rato a sus compañeros, solo como indicativo para hacerse una mejor idea de la piel de estos, así como de sus rasgos, dado que esperaba que su estructura osea y su organismo fuese igual al suyo. En principio fue a intentar cambiar su propio tono de piel, ¿como? no estaba seguro del todo, solo era cosa de intentarlo. Estaba claro que no iba a ser fácil, pero allí estuvo intentando convertirse en alguien mas cualquiera de sus compañeros le valdría, mirándose frente al espejo, intentando recrear lo que recordaba en su propio cuerpo, consiguiendo desastres tras desastre, llegando a parecer mas a un insecto extraño que a una persona. Aunque eso si, estuvo mucho rato para conseguir solo cambiar el dichoso color de piel, en este caso probo el de Saren, intento poco a poco ir cambiando detalles por detalle, empezando por los rasgos. El hecho de haber estado cerca de este durante toda la cosecha y de Shizel le facilitaba un poco el asunto, ya que estaba intentando convertirse en un idrino.

Sentía que a cada cosa que intentaba hacer para transformarse en Saren, o al menos en un versión propia de un idrino uniendo la información que tenia en su mente de como eran tanto Saren como Shizel para ello, le era poco a poco mas fácil, seguía costandole, pero a poco sentía que tenia un poco mas de control en la forma que su cuerpo iba recreando. Le costaba un poco menos formar el cuerpo en si, manos, pies y sus dedos, siendo funcionales...los rasgos aun le costaban, ya que cada persona era muy diferente en rasgos, pero iba avanzando y eso ponía realmente animado a DL para seguir con su entrenamiento. Allí estuvo durante tiempo que no pudo identificar realmente, mirándose frente al espejo para ayudarse. Su meta por el momento era en poder controvertirse en todos sus compañeros de la Sede, todos las personas al menos, antes de intentar algo mas allá como conseguir cambiar a alguna criatura como Karime, que tenia una estructura diferente.

Estaba concentrado en lo que hacía, mas pareciendo un idrino a medias, a medias porque seguía sin conseguir formar las aletas donde estaban sus orejas, pero el tono de piel ya lo tenia al menos. Estaba intentando seguir con lo que hacia, cuando escucho una llamada proveniente del primer piso, buscando a un cambiante. "¿A mi? ¿Que hice ahora?" se pregunto confundido, porque realmente poca gente sabia de su tranformacion, solo los miembros de Maciel y los transformados que fueron, en principio al menos. Sin entender del todo, bajo al primer piso, viendo entre curioso y extrañado a tres transformados desconocidos en medio del salón. Un hombre, con rayas de algún tipo de animal y orejas redondas, una mujer que le recordó por momentos  Karime aunque no supo identificar el porque y el tercero...o tercera llamo su atención por su aspecto y sus ropas.

-Yo soy el cambiante, ¿ocurre algo? ¿Quienes son ustedes?-preguntó evidentemente mas que confundido y un poco desconfiado a decir verdad, mas porque tres extraños aparecieran buscándolo cuando el no recordaba haber hecho nada. "Por favor que no vengan a pelear..." pidió, por que definitivamente contras tres transformados, no es que tuviese muchas posibilidades, aun así por si acaso, mantenía sus armas bien cerca y los hechizos que sabia en su mente.