Sede de los Taumaturgos (Archivo II)

Mientras estamos Nasher y yo en la sala de entrenamientos nos ponemos al día casi al completo sobre nuestras vidas. Me fijo en que hay una especie de butaca por lo que me encamino a ella y me siento.

Nasher parece ilusionado por mi visita cosa que me hace sonreír plácidamente al recordar lo cacho de pan que siempre ha sido. En ese momento veo que a las espaldas de él hay un espadón bastante grande colgado de la pared por lo que me levanto para dirigirme a cogerla con toda mi buena intención.

-A decir verdad Nasher.. No se como la gente puede empuñar cosas de estas. No tienen que ser cooomodas- Digo con esfuerzo mientras alzo la espada sobre mi cabeza. El peso de la espada es mayor del que esperaba y mi falta total de entrenamientos con pesos así hace que la espada oscile un poco en el aire hasta ceder a la gravedad y caer a mi espalda haciéndome ir detrás de ella casi.

La espada hace un ruido enorme al chocar contra el suelo por lo que me encojo de hombros hasta que deja de sonar y levanto las manos. -Lo siento.- Es lo único que me sale del cuerpo al ver la cara de poker de Nasher. La quimera comienza a reírse a pleno pulmón diciéndome que necesito algo mas de musculo y menos dejarme llevar por mi dominio a lo que le miro con una expresión completamente plana para hablarle con la mayor franqueza que conseguí sacar de mi cuerpo. -Me niego en rotundo a tener que practicar con mastodontes así. Me siento mucho mas cómodo enterrando a gente bajo toneladas de arena.- Digo moviendo las manos como quitando hierro al asunto.

-Ademas. Es mucho mas entretenido a mi modo.- Digo sin poder reprimir una leve carcajada. En ese momento el mini fennec entra en la sala seguido de Atol por lo que hago que la figura se acerque corriendo hacia mí y la hago acercarse a Nasher. -O me vas a decir que esto es mas entretenido.-

Atol me comenta que solo tiene que coger una lanza por lo que me encojo de hombros y le contesto. -Yo solo necesito estos dos libros.- Le digo señalando a los libros del suelo. -Así que cuando estés listo nos vamos.- El helión no tarda mucho en aparecer por lo que me despido con un abrazo de Nasher y salimos en dirección a la explanada donde se supone que estaría el portal a Asrena.

En el camino el mini fennec hace todo lo posible por seguirnos y al cabo de un rato me canso de él parándome en seco y cogiéndolo entre los brazos. -Ya has hecho suficiente por hoy.- En ese momento hago como si el fennec suspirase para disolverse poco a poco en un hilillo de arena que baja por mi manga y se entra para adherirse en mi antebrazo. Respiro hondo y llamo la atención de Atol enseñándole las paginas sobre las criaturas que ando buscando y comparto con él lo que fui descubriendo de mi jornada de estudios intensivos sobre el mundo.

Casi sin darme cuenta me encontraba ya en la explanada de los portales y la primera gran duda de la excursión me asalto la cabeza. "¿Y ahora por donde?" Me pregunto mirando todos y cada uno de los portales abiertos a mi alrededor. Unos guardias uniformados y armados se encuentran pululando por la zona por lo que me acerco a ellos lentamente pensando en como dirigirme a ellos. "Arg.... Si tuviera mis figuras aqui... me seria mas sencillo acercarme a la gente coñe." Me digo intentando no parecer nervioso.

-Eeeessstooo... perdonad peeeero.- Al decir esto los dos guardias se ponen firmes y se me quedan mirando. -¿A Asrena? ¿Por donde tiro?- Pregunto arrugando el ceño como el turista que se pierde en una ciudad grande. Los guardias intercambian miradas entre los yelmos y uno de ellos señala hacia es este y me dice con una voz bastante grave casi como si le costase articular palabra. -Tercer portal a la izquierda.-

La voz me impone un poco por lo que agacho un poco el cuello casi metiendome en mi propio torax para soltar un hilillo de voz. -Gracias majo.- Tras decir esto me alejo a donde se encuentra Atol con uno de los libros y le señalo la dirección marcada por los guardias.

- ¡Pooooor aaalli!- Le digo sonriendo mientras me encamino buscando el portal.

Atol y Matt siguen en Asrena

Yrio volvió algo después de la hora del almuerzo, cuando el sol estaba alto y hacía un calor horrible en la calle, aunque a él no le molestase. Lo habían tenido trabajando en el barrio de los callejones sin salida desde antes del amanecer, sin ayuda, pues los otros cosechados con el mismo castigo se estaban ocupando de las demás áreas dañadas. Lo primero que hizo nada más llegar fue tirarse de morros en el colchón y permanecer allí hasta que tuvo el valor de desnudarse. Las ropas que usaba eran viejas y le iban grandes, pero teniendo en cuenta como habían acabado después de la jornada de trabajo tampoco importaba mucho. A regañadientes, buscó una muda limpia y algo parecido a una toalla y fue a asearse un poco. Estaba muerto de hambre, pero ya comería cuando pudiese verse la piel bajo la capa de mugre que lo cubría.

Los baños de la sede eran comunales. El agua salía de chorros de la pared y caía en pozas de latón, y había sumideros para llevarse el agua que caía al suelo. Yrio se lavó a conciencia y luego metio un rato la cabeza bajo un chorro de agua fría aprovechando que no había nadie más en la sala. Lo cierto es, que a pesar de la cantidad de gente que sabía que estaban viviendo en la Sede, no se había encontrado con nadie, y le parecía extraño.

Comió solo, un almuerzo mediocre y requemado pues se lo había tenido que cocinar él mismo. No obstante le cogió el gusto a la comida chamuscada. Cuando terminó, lavó su plato y subió de nuevo a su habitación para calzarse y decidir qué hacer. Acabó echándose una buena siesta y cuando despertó, fuera de su habitación podía oirse actividad. Había dormido bastante pero no se sentía con fuerzas para ponerse a entrenar, no sabía si le haría mucha ilusión verles la cara a sus antiguos compañeros y tampoco estaba de humor para conocer a los nuevos. Iría a la biblioteca a por material de estudio y puede que incluso algo con lo que entretenerse. En Sinhdro siempre le habían gustado las historias, tanto leerlas como escribirlas, y ya que tras la Luna Roja la preocupación por mantener la vida pasaba un poco a segundo plano tal vez sería buena idea recuperar sus antiguas aficiones.

Cogió una espada corta que había sacado de la armería de la Sede, más por no sentirse desarmado que por otra cosa, y salió sin mirar a nadie a la cara y sin despedirse.

Sigue en la Biblioteca Mágica.

Entro en la torre que ahora era su hogar tras decir la contraseña de la entrada, saludando a los que estaban por el salón antes de subir a su habitación para coger los libros que había estado estudiando y bajar de nuevo ala sala, sentándose en el sofá, para así empezar un poco de investigación. De nada le servia saber de anatomía, sino tenia ejemplos donde fijarse, así que por el momento hasta que tuviera un poco mas de capacidades para transformarse sin tener el ejemplo delante, tomaría como base a sus compañeros de la Sede y mas dado que ahora aprecia tener mejor memoria para recordar detalles de su aspecto, que le servirían para luego en la tranquilidad de su habitación y frente al espejo, empezar a practicar el transformarse.

No estuvo mucho tiempo en el salón a decir verdad, aproximadamente un par de horas, después de eso volvió a su dormitorio y ya frente al espejo empezó a intentar transformarse en alguno de sus compañeros de la Sede, en principio cogiendo de ejemplo a los miembros de la Sede pues de poco le serviría saber transformarse en alguien o algo, sino podía igualar su aspecto, incluso en los colores, forma o textura. Aunque claro, planear practicar transformarse y conseguir hacerlo, estaban bastante lejos. Y dado que había variabilidad de tonos de color en la sede, así como de pelo y demases, le serviría.

-Supongo que el cambiar de color no debe ser muy difícil, solo debo pensar en que mi piel cambia de tonalidad y mi cuerpo debería poder cambiar el color, aunque la textura...creo que eso es mas complicado-se quedo pensativo frente al espejo mientras manejaba los hilos intentando modificar su propio cuerpo, había estado observando durante un buen rato a sus compañeros, solo como indicativo para hacerse una mejor idea de la piel de estos, así como de sus rasgos, dado que esperaba que su estructura osea y su organismo fuese igual al suyo. En principio fue a intentar cambiar su propio tono de piel, ¿como? no estaba seguro del todo, solo era cosa de intentarlo. Estaba claro que no iba a ser fácil, pero allí estuvo intentando convertirse en alguien mas cualquiera de sus compañeros le valdría, mirándose frente al espejo, intentando recrear lo que recordaba en su propio cuerpo, consiguiendo desastres tras desastre, llegando a parecer mas a un insecto extraño que a una persona. Aunque eso si, estuvo mucho rato para conseguir solo cambiar el dichoso color de piel, en este caso probo el de Saren, intento poco a poco ir cambiando detalles por detalle, empezando por los rasgos. El hecho de haber estado cerca de este durante toda la cosecha y de Shizel le facilitaba un poco el asunto, ya que estaba intentando convertirse en un idrino.

Sentía que a cada cosa que intentaba hacer para transformarse en Saren, o al menos en un versión propia de un idrino uniendo la información que tenia en su mente de como eran tanto Saren como Shizel para ello, le era poco a poco mas fácil, seguía costandole, pero a poco sentía que tenia un poco mas de control en la forma que su cuerpo iba recreando. Le costaba un poco menos formar el cuerpo en si, manos, pies y sus dedos, siendo funcionales...los rasgos aun le costaban, ya que cada persona era muy diferente en rasgos, pero iba avanzando y eso ponía realmente animado a DL para seguir con su entrenamiento. Allí estuvo durante tiempo que no pudo identificar realmente, mirándose frente al espejo para ayudarse. Su meta por el momento era en poder controvertirse en todos sus compañeros de la Sede, todos las personas al menos, antes de intentar algo mas allá como conseguir cambiar a alguna criatura como Karime, que tenia una estructura diferente.

Estaba concentrado en lo que hacía, mas pareciendo un idrino a medias, a medias porque seguía sin conseguir formar las aletas donde estaban sus orejas, pero el tono de piel ya lo tenia al menos. Estaba intentando seguir con lo que hacia, cuando escucho una llamada proveniente del primer piso, buscando a un cambiante. "¿A mi? ¿Que hice ahora?" se pregunto confundido, porque realmente poca gente sabia de su tranformacion, solo los miembros de Maciel y los transformados que fueron, en principio al menos. Sin entender del todo, bajo al primer piso, viendo entre curioso y extrañado a tres transformados desconocidos en medio del salón. Un hombre, con rayas de algún tipo de animal y orejas redondas, una mujer que le recordó por momentos  Karime aunque no supo identificar el porque y el tercero...o tercera llamo su atención por su aspecto y sus ropas.

-Yo soy el cambiante, ¿ocurre algo? ¿Quienes son ustedes?-preguntó evidentemente mas que confundido y un poco desconfiado a decir verdad, mas porque tres extraños aparecieran buscándolo cuando el no recordaba haber hecho nada. "Por favor que no vengan a pelear..." pidió, por que definitivamente contras tres transformados, no es que tuviese muchas posibilidades, aun así por si acaso, mantenía sus armas bien cerca y los hechizos que sabia en su mente.

Respiro algo aliviado al ver que no habían venido a pelear, aunque igual le resultaba medio extraño todo, principalmente aquella chica blanca. Por un momento estuvo dudando, pero al escuchar que aquella chica era una cambiante, abrió mucho los ojos, si su cuerpo hubiese funcionado como el de Nasher, habría brillado por completo. Solo había dos cambiantes a parte de el y uno estaba loco, y dudaba mucho que esa chica fuese el loco.

-¿Tu eres Mephis por un casual? Vacuum te menciono el día de la lunaa-añadió dejando de lado la desconfianza por el momento, estaba teniendo dolores de cabeza con su transformación, el encontrarse ala cambiante así de imprevisto era un golpe de suerte. Por un momento parecía que toda su actitud hubiese cambiado de golpe, peor no se le podía culpar, según sabia solo eran tres cambiantes en la ciudad, uno estaba loco, el otro era Mephis y el ultimo era el, que era lo mas novato que podía existir. No le dio tiempo a seguir hablando pues la otra chica, lo agarro repentinamente jalando de el, confundiendolo por unos segundos, aunque recomponiéndose, sin dejar de mirar a Mephis, mas sabiendo que había alguien como el y que seguramente había tenido sus mismos problemas cuando se convirtió.

-Claro, no estaba haciendo nada, solo practicar -añadió ya que con todo ni se había presentado. No puso muchas objeciones en soltarse, no era tan estúpido, si querían salir de fiesta saldría quisiera el o no. Y no se quejaba, ahora que sabia quien era Mephis no iba a alejarse tan fácilmente- En realidad quería conocerla, aunque no esperaba conocerla tan fácilmente - añadió en vez verdad feliz con aquello, al demonio lo demás ¡era una cambiante!.

Durante el camino de vuelta DL estuvo intentando hacerse sobre si mismo el hechizo limpieza, recodaba haberlo estudiado cuando cosechado pero motivos obvios nunca pudo realizarlo. Ahora que si podía realizarlo no recordaba exactamente como era a pesar de tenerlo en la pinta de la lengua por ello, gran parte del camino estuvo haciendo memoria, no fue hasta que tuvo ala vista por fin la Sede, que recordó el dichoso hechizo, o mas bien la palabra que no recordaba y pudo al fin realizarlo tras varios intentos infructuosos, consiguiendo alivio general cuando se quito un poco de la suciedad obtenida por haber estado hurgando en el cadáver. Tras llegar a la Sede, dijo la contraseña antes de entrar, dispuesto a darse un baño antes que nada, el hechizo había funcionado en parte pero aun así no era suficiente, así que antes de empezar con su practica fue a los baños comunes, tras tomar ropa de su habitación, que al igual que la primera vez que estuvo allí le resultaron enormes y bastante curioso.

-Dada la libertad que parece haber en la ciudad en cuanto a la desnudez, bañarse juntos no va a ser muy problemático-se dijo entretenido recordando como siempre iba Karime por Maciel, el pudor estaba bastante sobrevalorado. Su ducha no duro mucho pero si fue bastante relajante, no pudiendo evitar sentir un poco de envidia de Mephis que podía vestirse sin mas con sus propios hilos y el aun tenia que practicar aquello. "Algún día, es cuestión de practica" pensó mientras salia del baño ya vestido y se disponía a volver a su cuarto, llamándole la atención las maldiciones provenientes de una habitación cercana a la suya que no sabia de quien era "¿Quien estaba en este cuarto?" pensó intentando hacer memoria pues le sonaba que era alguien de Letargo, pero no estaba seguro si era de Atol o de Pablo (pues Tap a saber donde se metía)-Bah, ¿por que me complico?- se dijo llamando a la puerta, en realidad la forma mas fácil de averiguarlo era viéndolo, entrando tras que el dueño del cuarto, que ahora si identifico como Pablo lo dejo pasar, curioso por lo que estuviese haciendo.

-Se escuchan tus maldiciones por todo el pasillo, ¿que haces?- pregunto entrando a la habitación.

-¡Me cago en la madre que la parió!- Solté cuando, al grabar la última runa de una flecha explosiva me equivoqué, y todo el circuito que había hecho se fue al garete al instante.

Cuando volví a  la sede tras la incursión ya estaba empezando a amanecer, y todavía algo alterado por lo que había pasado me había ido directamente a dormir, sin saludar ni dirigirle la palabra a nadie.
Me había despertado al atardecer, y lo había pasado practicando hechizos básicos hasta que al final me atreví a comenzar a grabar runas. Antes siempre las había grabado otro por mí, pero ahora que tenía magia tendría que poder hacerlo por mi cuenta.

Por mi cuenta descubrí también que lo que me pareció simple al principio acabó convirtiéndose en una complicación tras otra. Solo un par de flechas me salieron bien, y los continuos fracasos me estaban poniendo de los nervios, dando lugar a gritos e insultos de lo más variados.

Fue entonces cuando DL llamó a la puerta. Al parecer se me oía desde fuera -¿Tan alto lo he dicho? No me he dado cuenta- Le dije. Luego quiso saber qué estaba haciendo.
-Runas. Ahora que tengo magia intentaba hacerlas yo mismo, pero no paro de equivocarme. Cuando no es en una cosa es en otra- Le fui diciendo, a la vez que comenzaba a hacer una flecha bomba. 
Esta vez procuré poner toda mi concentración en ella para evitar hacerlo mal de nuevo y, sorprendéntemente, funcionó. -Vaya, ya iba siendo hora de que me saliera una bien- Solté mientras la tiraba sobre la mesa.
 
Por desgracia no la había hecho bien. Al grabar el detonador no había tenido en cuenta cuánta presión era necesaria para que la flecha explotara, así que estaba preparada para activarse al menor golpe, en este caso el caer sobre la mesa.
¿La buena noticia? Tampoco había controlado bien la potencia de la explosión, y esta no fue muy grande. No me causó ninguna herida, pero bastó para lanzarme con silla y todo hacia atrás, donde acabé tirado boca arriba.

Mi reacción fue curiosa, me quedé tirado boca arriba un rato, con cara de poker, y luego puse los ojos en blanco.
-Pues no, esta tampoco ha salido bien. Por cierto, ¿por qué eres gris? ¿Es la nueva moda? o quizás la explosión me ha afectado más de lo que creía-

Si había pensado que el llegar a la Sede, seria por fin mas o menos tranquilo, ya estaba en un grave error. Un segundo antes Pablo estaba grabando runas al siguiente se escucho un explosión que lo sobresalto mas por lo ruidosa que por el daño y se vio al vampiro tirado en el suelo. DL primero le miro incrédulo para luego echarse a reír.

-¿Pero que tienes tu con las flechas bombas?- pregunto aun riéndose acuclillándose frente a él que parecía la mar de cómodo tirado por los suelos, aquello le recordaba en principio a la vez que le estallo la flecha y mas lejanamente a lo que paso con Timmy, cosa que le hizo dejar de reírse y mirarlo con detenimiento. Aquello era pasado y solo había sido un susto mas que otra cosa en esta ocasión- Torpe, no te cargues la Sede hombre, que los que nos faltaba era que nos echaran también- dijo recuperando su humor, no valía la pena deprimirse por lo ocurrido durante la cosecha, aquello no iba a cambiarlo. Alzando una ceja cuando lo dijo lo de ser gris aunque sonrió pensativo al recordar lo que había pasado- No, estaba practicando en convertirme en idrino...vinieron unas furcias a secuestrarme, ¿no escuchaste? Estuvieron llamándome a gritos desde el salón-pregunto mientras le tendía la mano para ayudarlo a levantarse.

Yrio oyó la explosión y salió al pasillo a mirar, llevando en los brazos un cuenco de pollo frito muy especiado que se había hecho como cena. Nada más volver de la biblioteca se había encerrado con todos sus libros en su dormitorio, saliendo cada poco a por comida. Estaba comiendo como un condenado, además amenazaba con recuperar su ritmo de sueño sinhadre, ya que no tenía que adaptarse a los horarios de los demás.

-¿Se puede saber qué cojones pasa?- preguntó acercándose a la pareja, aun masticando un trozo de pollo. Casi se atraganta cuando oye el comentario de DL- ¿Eran furcias de verdad? Yo oi a la chica llamarte pero tampoco le presté mucha atención...- reconoció.

Se asomó con disimulo al cuarto de Pablo, donde el chico estaba tirado, puede que a causa de la explosión que había oido.

-No, no me enteré de nada. Estaba durmiendo en ese momento- Contesté mientras aceptaba su mano y me levantaba con su ayuda. -Estuve fuera toda la noche, en Sinhdro. Ha sido mi primera vez fuera de la ciudad desde... bueno, desde que nos trajeron a todos-

Escuché a Yrio llegar, y luego lo vi asomarse. -Oh hola. Un pequeño accidente con unas runas, pero nada de lo que haya que preocuparse-
Aproveché que estaba de pie para ponerme a buscar los trozos de flecha que se habían quedado desperdigados por todo el cuarto.
-¿Y que es eso de que te secuestraron unas furcias?-

Se giro al escuchar la voz de Yrio y como se asomaba seguramente atraído por el estallido de la flecha de Pablo.

-Aja, lo eran...era una chica como Karime, podía convertirse en loba, un chico con rayas y una chica, una cambiante como yo- dijo teniéndolos bien presentes en su cabeza- Me llevaron a una taberna y tuvimos una...charla particular. La cambiante tiene muy mal genio, lo descubrí a las malas- advirtió mirando a ambos y suspirando, sin mentir en eso- ¡Ah! y tengo la dirección del burdel donde viven- añadió recordándose con eso que en uno de esos días debía ir para intentar hablar con el jefe del lugar- Y el por que, pues al parecer la cambiante, Mephis, creía que pensaba quitarle su puesto. Termine siendo ayudado por Noel y Koval, no se si los conocisteis en Letargo el día de la luna-añadió mirándolos no teniendo claro aquello, pues el día de la luna había sido tan caótico que dudaba que todos hubiesen pasado por lo mismo.

-¿Y ustedes que habéis estado haciendo mientras yo era secuestrado por tres furcias?- pregunto pensativo observando a Yrio con atención viniendo le una duda repentina- Por cierto, ¿que te hizo la luna? Pareces no haber sufrido cambios, me recuerdas a Stef...Enredo y a Ytria- pregunto con curiosidad tras escuchar las palabras del vampiro que tardaron unos momentos que hacer mella en su cerebro"Espera, un momento...se me olvida algo ¿no dijo Pablo algo de Sinhdro hace un momento? Ese era el mundo de Ariv" recordó y miro a Yrio sabiendo que el provenía también de ese mundo- Espera, Sinhdro ¿Como demonios has ido? Hoy mismo me he enterado que podemos visitarlos, pero que los recién transformados debemos tener motivos e ir con seguro, sino, no se nos permite, ¿como has podido tu ir?- pregunto extrañado mirándolo con una ceja alzada.

-Sí, bueno...- le dijo a DL- Es algo parecido a ellos... Controlo el fuego y tal, aunque a veces me pregunto si no es el fuego el que me controla a mi- añadió con una risilla amarga.

No quiso responder a la primera pregunta, tampoco les debia importar demasiado lo que había hecho en el día, y de todas formas no era nada especial. Pero el comentario de Pablo sí se llevó todo su interés.

-¿Has ido a Sinhdro? ¿A qué zona? ¿Cómo estaba la gente? ¿Has visto a...?

No podía decirñe si había visto a su edeel, porque su edeel estaba muerto. Lo había matado él mismo. << ¿Verdad?>> Nunca estaba seguro si mataba o no, pero la culpa la sentía igualmente. Pensaba que había matado a chicos de sendar, y sin embargo allí estaban algunos dando vueltas por los pasillos, aunque no se había atrevido a mirarles a la cara. ¿Habría matado a su edeel de verdad? << Sí, tiene que estar muerto...>>

-Y... ¿qué has ido a hacer allí?

Tomé nota de las descripciones que me dio el foner, aunque tampoco es que fueran muy detalladas. El por qué del secuestro si que atrajo mi atención, sobretodo por lo ridículo de su causa.
-¿En serio? Me estas diciendo que por la gracia de llamarte “la furcia” ha pasado todo esto? Pues vaya. ¿Y para que quieres la dirección? Porque irse de putas cerca de alguien a quien no le caes bien no me parece una buena idea-
Acerca de quienes le habían ayudado: a Koval lo recordaba, pero el nombre de Noel no me acababa de sonar. “Supongo que sera uno de los que vino con él el otro día”
-Si, se a quienes te refieres. También visitaron nuestro torreón-

La avalancha de preguntas llegó cuando escucharon que había ido a Sinhdro. DL quería saber como había conseguido llegar, pero las preguntas de Yrio me preocuparon más.

-Pues a ver... No fui solo, eso para empezar. Acompañé a Jack, y fue él que me consiguió el permiso. Es un vampiro- La ultima frase la mencioné dirigiéndome a DL, por si no lo conocía, porque Yrio sabía que sí.
-No se a que zona. Tan solo se que era un pueblo pequeño y apartado, que no estaba demasiado lejos del portal por el que llegamos. La gente parecía estar perfectamente, había música en algunos sitios y todos parecían contentos. Poco más puedo decirte-
Empezó a preguntar sobre alguien, pero no terminó la pregunta y preferí no preguntar al respecto, o lo habría hecho si no hubiera hecho la pregunta que  temía. 

-Pues... Entrenar sobre todo. Maniobras de vuelo, cosas así- Le dije tras pensarlo un segundo. No iba a contarle lo de la caza, y menos tras ver lo que podía pasar si perdía el control. El fuego era mortal para mí después de todo.
-¿De quién hablabas antes?-

Reirse de la situación tal vez no habría sido lo apropiado, pero no pudo evitarlo. La idea de DL secuestrado por unas prostitutas para pegarle por quitarle trabajo... era demasiado absurdo, y en otra situación tal vez ni se lo habría creido.

-Perdona- dijo intentando deyener el ataque de risa que le había dado- Perdona, perdona...


Cuando logró calmarse pudo escuchar la explicación de Pablo. No le convenció. eran cosas que podían hacerse perfectamente en la ciudad, sin riesgos, pero ellos se iban a otro mundo, para lo que necesitaban permiso del Consejo y buenas razones, o al menos eso decía DL. Tenía que ser por otra cosa y Pablo no quería decirla, estaba escurriendo el bulto. A Yrio no le gustaba, en especial que usase un desliz suyo para irse por la tangente. Solo había hablado con unas pocas personas sobre lo de su edeel, y dudaba que los presentes pudiesen comprender lo que había hecho, si ni siquiera las personas en las que presuntamente confíaba lo comprendían.

-Digamos que solo vino la mitad de mi. O lo que se creía que era mi mitad- fue su única respuesta.- Por cierto Pablo, ¿cuál decías que era tu transformación?