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Torreón Maciel (Archivo VI)

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Giniroryu
Giniroryu
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Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
Lethe: Horus, enderth.
Rägjynn: mjörní.
Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.


Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.

Armas :
Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
Irianna: arco y estoque.
Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
Lethe: arco y lanza.
Rägjynn: jō.
Naeleth: arco, sai y báculo.


Status : Gin: do the windy thing.

Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.

Torreón Maciel (Archivo VI) - Página 31 Empty Torreón Maciel (Archivo VI)

20/04/14, 07:13 pm
Recuerdo del primer mensaje :

Archime no pudo hacer otra cosa que dejarse arrastrar hasta Maciel una vez más. Como aquella ocasión en la bahía. En realidad había más paralelismos de los que parecía a simple vista, pues en aquella ocasión también habían rescatado a Taro -aunque no solo a él- y el biomecánico también había agotado sus energías. El camino transcurrió si que el biomecánico fuese apenas consciente de lo que lo rodeaba, centrado en todo momento en controlar su respiración. No había llegado a darle un ataque de asma, pero si se sobreesforzaba sin duda le ocurriría.

Se aposentó en el sillón de siempre, todavía recuperando el aliento y habló tras Anriel.
Debemos... curarlo... —musitó con la respiración agitada para después intentar llevar a cabo un hechizo de restauración.
No pudo. Probablemente todavía conservaba cierta reserva de energía mágica, pero el cansancio del uso continuado de hechizos exigentes fue superior a él. Se agitó ligeramente cuando recibió la palmada de Shaco y dejó en sus manos la tarea de curar al carabés mientras se recostaba en el sillón completamente agotado. Posiblemente debían repetir los sortilegios sanadores durante los próximos días para que Taro se recuperase correctamente, pero Archime les dio su visto bueno internamente a los que aplicó el humano a modo de primeros auxilios, dejando de preocuparse por aquel asunto en concreto.

No deberías realizar... movimientos bruscos. Es preferible que... pidas ayuda para lo que necesites, por ahora —advirtió al carabés poco después cuando este hizo ademán de moverse.

Dal

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Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.

Torreón Maciel (Archivo VI) - Página 31 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VI)

04/07/14, 09:50 pm
La respuesta del humano me pone de mala leche y de haber estado en Letargo le habría soltado una hostia. Por suerte para él estábamos en su casa y era el anfitrión y, en menor medida no quería llevarme mal con la gente de Maciel llegados a estas alturas.

Mis compañeros me apoyan en lo ya dicho y una voz nueva lo hace también, miro para atrás para ver a Gres más salva que sana y con aspecto de haber dormido poco. Asiento a sus palabras.

-No hay por qué darlas, seguro que vosotros habríais hecho lo mismo de haber estado nosotros en vuestra situación - o al menos eso es lo que pienso.

Ozz y Archi hablan de algo antes de que nos vayamos. Después de eso recogemos el cuerpo de Krunchy's y en vistas de los deseos de Gres nos lo llevamos a Letargo.

He pasado mucho tiempo conviviendo con la gente de mi torreón y sus ritos funerarios me parecían raros en ocasiones, pero comerse a un muerto... Yo no pienso hacerlo. Que le aproveche a la chica.

Sigue en La cicatriz de Arax.
Giniroryu
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas

Torreón Maciel (Archivo VI) - Página 31 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VI)

04/07/14, 10:24 pm
Había explicado a Álvaro que los registros eran un tanto imprecisos pero que por lo que había registrado en ellos se daba a entender que una buena parte de los irrenses regresaban, aunque siempre temporalmente. Además, había considerado minuciosamente las palabras de Xalkoth y era cierto que podría encajar perfectamente con todo lo que sabían. Salvo que seguía sin entender cuál era el criterio para cosecharlos. Era evidente que él mismo no era apto para la supervivencia, aunque ello había cambiado una vez pudo realizar magia… Pero no se podía decir lo mismo de todo el grupo. Por más que trataba de dar con la respuesta, solo terminaba llegando a puntos muertos.

Sus cavilaciones fueron interrumpidas por Ozzchreanos, quien le habló de un sortilegio que el biomecánico reconoció enseguida. Había sido aquel que había fallado a la hora de realizar en una de las ocasiones que más habían necesitado un hechizo concreto y le explicó al ochrorio que no había sido capaz de realizarlo. No obstante, el irrense buscó entre sus fotografías del grimorio la página correspondiente a aquel hechizo y repasó junto a Ozzchreanos los gestos y retahíla de sílabas necesarios para llevarlo a cabo. Para sorpresa del ingeniero, aunque obviamente todavía debía practicarlo para poder comprenderlo y emplearlo eficientemente, en esa ocasión el hechizo tuvo efecto.

Una vez se hubieran ido los visitantes, el biomecánico permanecería en el sillón practicando ensimismado aquel sortilegio de rastreo mientras se preguntaba con cierta amargura pero también con curiosidad por qué no había podido llevarlo a cabo cuando verdaderamente había sido necesario.
Leonart

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Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical

Torreón Maciel (Archivo VI) - Página 31 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VI)

05/07/14, 08:32 pm
Detective

Observó la salida de los letarguinos con el cadaver con una mirada carente de emoción. No era solo que sus peores miedos se habian confirmado, sino que además, no podia hacer nada para evitarlo. La única salida, el suicidio, era impensablemente absurda. La opción de salir de la ciudad, sin embargo, era más plausible. Nada garantizaba que no sufriria dicha transformación si conseguia irse, pero mejor era intentar algo que no hacerlo y arrepentirse.

¿Le saldrian apendices tentaculosos? ¿Su piel se cubriria de vello? ¿Garras? ¿Alas? ¿Telequinesia?¿Tendria habilidades y poderes sacados de algún estúpido cómic? El chaval no dejaba de darle vueltas. Ni por un momento interpretó todo aquello como algo positivo. Era tan solo otro enredo, otra trampa, otro peligro. Y nadie era el ganador al final salvo la ciudad; sobrevivieses o no a sus peligros. Al final la ciudad conseguia lo que queria. Chasqueó la lengua y se preparó a salir. No dijo nada a los demás, como de costumbre, pero Kud, que no habia parado de objetar ante sus intenciones, fue cortado de pronto y la consciencia fue unicamente para el chaval.

Sin más miramientos, salió por la puerta. Avanzaba rápido por la ciudad, como solia hacer. Su cuerpo era lo suficientemente ágil para moverse por los tejados y su stamina y energias no parecian desfallecer en absoluto, sin importar cuanto le presionase. Llegó a la biblioteca y se sumió de nuevo en la investigación. Deberia haber alguna cura o alguna guia para salir de aquella endiablada ciudad. Debia encontrarla y pronto.
Poco reaccionó cuando llegaron los macieleros, aparentemente, le habian estado persiguiendo hasta ahí. Si esperaban otra reacción que un absoluto y pasivo silencio por parte del chaval, se sentirian decepcionados, concentrado como estaba, pocas ganas tenia de prestar oido a lo que decian los demás. Trabajaba con eficiencia. En una mesa, ponia todos los textos que no repitiesen una y otra vez lo maravillosa que era la luna, sino que más bien hablase de los hechos y los examinaba a una velocidad relampagueante. Era capaz de terminar cada libro a los pocos minutos. Seguiria ahí hasta entrada la madrugada, cuando volveria, dandose parcialmente satisfecho con los resultados.

;-;

Kudryavka

Al siguiente dia, el joven ruso se despertó en el patio de Maciel, con la garganta seca y la tripa rugiendole. Además de eso, todo su cuerpo se sentia pesado. Cansado hasta la extenuación, el chico apenas podia moverse o decir nada, tan solo soltar un leve quejido seco por su boca.
Naeryan

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Torreón Maciel (Archivo VI) - Página 31 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VI)

05/07/14, 10:37 pm
Se había quedado un rato largo en el patio, simplemente mirando al cielo y dejando pasar el tiempo con tranquilidad, hasta que había decidido volver a entrar. Para entonces ya se habían ocupado tanto de Krunchy's como de Gres, lo que Taro agradeció. No participó en el debate consiguiente, pero su piel fue adoptando progresivamente un tono más y más pálido de lo normal. No era muy amigo de hablar en público, pero su cabeza daba vueltas. Acababan de ver confirmado que estaban en el equivalente carabés al epicentro de una fuga radiactiva, y no entendía cómo coño estaban la mayoría tan tranquilos. Muchos, sospechaba, no entendían qué implicaba algo así. A juzgar por cómo habían reaccionado ante la mera existencia de la magia, era lo más probable.

¿Cómo podía estar una luna entera lo bastante contaminada para que su efecto se notase a un planeta de distancia? ¿Tenía un ciclo tan endemoniadamente largo como para que sólo saliera cada tantísimo tiempo? Y los habían traído a un vertedero magiactivo, ¿para qué exactamente? ¿Le veían la gracia a traer gente a un mismo lugar y reírse mientras mutaban horriblemente? ¿O es que era alguna clase de experimento ilegal?
Aquella última posibilidad era la que mejor le encajaba, y Taro sintió un escalofrío. Había elegido el curso tecnológico y no el biológico como especialidad, de modo que no sabía gran cosa de cómo funcionaban exactamente las mutaciones mágicas, pero el relato de Archi de que algunos irrenses habían vuelto tal cual no le tranquilizaba en absoluto. Todo el mundo sabía que no afectaban a todos por igual. Algunos salían completamente inmunes, otros podían incluso morirse y entremedias existía una espantosa gama de grises. De nuevo su experiencia con películas de bajo presupuesto no le fue de ninguna ayuda al imaginarse la clase de deformidades que podían salirles a todos. Ahora la ingente cantidad de monstruos esperpénticos de Rocavarancolia cobraba en la mente de Taro un sentido demasiado lógico.

Por eso la maldita ciudad estaba desierta. Aunque aparentemente divinizasen los efectos de aquellas mutaciones, sí que los conocían a base de bien. Debían estar todos los habitantes ocultos en jodidos búnkeres bajo tierra, y con razón...
No, aquello no tenía sentido. Si a todos les habían traído a aquel lugar de la misma forma que a ellos, no debían ser los encargados de experimento alguno, sino más bien las víctimas. Si aquello llevaba teniendo lugar siglos, no tenía nada de raro que hubiesen formado una sociedad. Si no tenían forma de evitarlo, tenía sentido que nadie hubiese movido un dedo para ayudarles.

¿Pero entonces qué podían hacer ellos? Aunque lograsen encontrar en la biblioteca los hechizos protectores necesarios para ampararse de la radiación, ninguno de ellos contaba con las capacidades para llevarlos a cabo. Su máxima esperanza para pasar aquel chaparrón era encontrar un refugio seguro, lo más subterráneo posible.

Sumido en sus pensamientos silenciosos, en algún momento de la tarde se dio cuenta de que los de Letargo se habían llevado el cadáver, y se alegró. No había conocido al chaval más que de oídas, y de nuevo se alegraba por ello.

Aquella noche volvió a tener una pesadilla. En ella esta vez Renen tenía las piernas rotas y el vientre destrozado.

-

Despertó temprano a la mañana siguiente, con la misma expresión de muerto en vida que el día anterior. Fue al patio a lavarse la cara, y en él se encontró a Kud tirado en el suelo. Le tendió la mano para ayudarle a levantarse, sin una palabra.
-¿Ya vuelves a ser tú?- le preguntó con seriedad entonces. El día anterior había sido el detective, y no le había dirigido la palabra mientras había durado. Tenía otras cosas en la cabeza.
Tak
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.

Torreón Maciel (Archivo VI) - Página 31 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VI)

06/07/14, 02:33 am
Qué suerte habían tenido los letarguinos de que su intruso se dedicase a darles información en vez de tratar de venderles dildos. Les había tocado bailar con la más fea. Sin embargo, la aportación final de aquel letarguino humano volvió a dejarlo preocupado. No había considerado esa posibilidad… exactamente. Estaba a punto de intervenir, preguntándole cómo sabía si las criaturas extrañas que veía en aquel mundo no eran sencillamente gente de otro diferente, que venían con esos hocicos y alas de serie, pero la conversación fue interrumpida por la aparición de la sendaria, que se había despertado. Su aportación lo tranquilizó un poco, pero le hizo preguntarse por qué otros mundos sí eran merecedores de atenciones desde hacía más años que Irraria de forma reciente. Aunque otros lugares, sin embargo, ni siquiera sabían de qué se trataba. Se preguntaba cuál sería el motivo de dar ese trato diferente.

Cuando la conversación hubo terminado solo sabía que, en definitiva, lo tenían jodido para hacer algo al respecto, así que daba un poco igual. Fuesen a salirles nuevos miembros, o no fuese a pasar absolutamente nada, poco importaba si no podían largarse de la ciudad. Se despidieron de los letarguinos y Gres poco después, y el torreón quedó repentinamente silencioso y vacío. Habían pasado demasiadas cosas en muy poco tiempo, y todavía faltaba descubrir que Kud se había marchado solo.


Al día siguiente se levantó temprano y volvería a mostrar interés en hacer los ejercicios matutinos con Keiria, pero decidiría no abandonar el torreón si se proponía una salida. Mataría el tiempo entreteniendo a los críos de Lara o destripando una vez más su reloj de bolsillo, que se había parado de nuevo hacía un par de días.
Alicia
Alicia

Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos

Personajes :
  • Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
  • Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
  • Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
  • Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.


Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.

Torreón Maciel (Archivo VI) - Página 31 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VI)

06/07/14, 04:47 pm
Había mucha información con la que lidiar. Ninguno de los dos sinhadres durmió, aunque el cansancio se fuese abriendo paso con las horas. Nero pensaba en la tercera promesa, la fuente de poder. No había mencionado nada al resto, incluso si les hubiese podido servir de consuelo. Enrollaba los dedos y la muñeca en la trenza, de cara al techo y jugaba con las posibilidades, incluso con la broma macabra de un final desagradable y sangriento. Pensaba en el miedo, también. En la expresión turbada de Ri mientras observaba fijamente el vientre abierto y los intestinos al aire. En las caras preocupadas y el intercambio de información con los otros torreones. Echaba de menos una pizca de malicia en su aurva. Hubiera querido apostar cuantos continuarían vivos para ver las mutaciones. En su mente, tachó algun que otro hijo de Lara, a Xalk y a parte del torreón Letargo, por no hablar de los que quedaban de sendar. Excepto el sinhadre.

Ri no dormía porque también procesaba, a su manera, las cosas. Al final, llegó a la conclusión de que ella ya se había resignado a morir alli y que antes o después y el como era superfluo.

La mañana los alcanzó sin piedad y sin horas de sueño. Él se hundió en la cama, cerró los ojos a la bienvenida luz y durmió. Ri, en cambio, bajó a las tareas diarias recogiendose el pelo en un nudo de camino a la cocina.



_________________________________________

-
Leonart
Leonart

Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :
Heridas:

Torreón Maciel (Archivo VI) - Página 31 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VI)

06/07/14, 05:22 pm
Kudryavka

El ruso se relamió los labios secos y paladeo por musitar una palabra inteligible.
-La... comarca.... Bol... són...-dijo con un terror teatral reflejado en su rostro para después romper en una risa seca y cansada. Tomó la mano del carabés y gracias a su ayuda se logró poner de pie. Estaba exhausto.-Ayer me tuvo hasta muy tarde y... no se como... siento como si una manada de ñues me hubiese atropellado tras que mi hermano, el segundo regente me traicionase y engañase diciendo que mi hijo estaba en peligro...-concluyó, suspirando. Se estiró y sus huesos dejaron escapar un sonido tierno al claquear juntos, seguido de un quejido más del aprendiz.-Voy a... Voy a desayunar algo y... ya veré si me fusiono con la cama o algo...-

Tras terminar un copioso desayuno compuesto a partes iguales de frutas y comida hipercalórica, el chico parecia como nuevo. Aunque le dolia el cuerpo, no era un dolor que pudiera paliar el chute de energia que solia tener por las mañanas.

Se enteró de otra salida al norte de la ciudad y enseguida se apuntó enseguida. Con su bõ a la espalda, el chico salió marchando de Maciel, rapeando energicamente, demostrandose habilidoso con el beatbox, mientras lo acompañaba de un baile igual de energíco.

_________________________________________

す           争            基         ま
べ           は            づ         す
て           欺            い          。
の           瞞            て          
戦           に            い          

Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
Naeryan
Naeryan

Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:

Personajes :
CLICK:

Unidades mágicas : DENIED
Armas :
CLICK:

Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)

Torreón Maciel (Archivo VI) - Página 31 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VI)

06/07/14, 06:50 pm
Otro que no había dormido una mierda; dadas las circunstancias a Taro no le sorprendía. Asintió sin hacer ningún comentario y siguió al ruso al interior del torreón para hacerse algo de comer.

Durante el desayuno el carabés, tras pensarlo mucho, acabó por comentarles a los demás con ciertas reservas lo que sabía sobre las mutaciones de ese tipo. Admitió que no tenía confianza en encontrar un refugio con las adecuadas protecciones mágicas en aquel lugar, al menos no uno que estuviese a su alcance utilizar, pero propuso centrar las exploraciones de allí en adelante en buscarlos. Hizo hincapié en que bajo tierra tenían mejores posibilidades a falta de medidas protectoras.
"No podemos rendirnos", pensaba. No soportaba el pensamiento de quedarse parados esperando a que la Luna Roja se les echara encima. "Tenemos dos meses para hacer algo, lo que sea."

Acordaron iniciar la exploración por el norte, más por establecer un orden de rastreo que por otra cosa. Y por primera vez desde hacía prácticamente meses, Taro estaba al lado de la puerta esperando a que los demás estuvieran listos, arco y puñales preparados. No supo si a alguien le extrañaba o si siquiera se habían dado cuenta, pero no le importaba. Se trataba de demostrarse algo a sí mismo, y le bastaba con que él mismo lo supiera.

Sigue en la Calle de las trampas.

_________________________________________

"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
Al veros conspirar... (CLICK):
Al poner un evento... (CLICK):
Durante el transcurso del evento... (CLICK):
Giniroryu
Giniroryu
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas

Personajes :
Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
Lethe: Horus, enderth.
Rägjynn: mjörní.
Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.


Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.

Armas :
Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
Irianna: arco y estoque.
Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
Lethe: arco y lanza.
Rägjynn: jō.
Naeleth: arco, sai y báculo.


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07/07/14, 02:35 am
Aquella noche apareció una única estrella en el cielo nocturno. Archime ya lo sabía, o al menos creía saberlo, gracias al libro de Keiria. Y efectivamente aquel fragmento que hablaba sobre “el primer signo del advenimiento titilando en el cielo nocturno”, una vez se limaba de la retórica, se probó real en cuanto cayó la noche. El irrense permaneció largos minutos observando el cielo, escaneándolo con los ojos en busca de más estrellas… Pero se trataba efectivamente del único punto luminoso que su visión pudiese abarcar.

Las elucubraciones de Taro acerca de la “magiactividad” preocuparon tanto como activaron la curiosidad del biomecánico, que nunca había supuesto la existencia de dicho concepto. Opinó que tampoco le resultaba demasiado lógico que el propósito de llevar a un número considerable de gente, a lo largo de años y años, a la ciudad fuese el de realizar alguna clase de experimento en el que se los exponía a aquel fenómeno. El ingeniero consideraba que ese no podía ser el fin ulterior de las Cosechas, sino que veía más plausible suposiciones como la que Ozzchreanos había elaborado la tarde anterior. No obstante, no se opuso a las propuestas de exploración del carabés en aras de buscar un refugio seguro ya que, de todos modos, probablemente si cada año a los cosechados se les decía que debían buscar los torreones, Archime ya se había planteado que en cuanto transcurriese un año o quizás incluso los siete meses hasta la salida de la Luna Roja, los forzarían a abandonar aquellos lugares. Así pues, acompañó al carabés y a los que quisieron salir y propuso tanto a Kudryavka como a Lara el reparto de la tarea de proveer a cada miembro de una protección mágica básica antes de salir.

Sigue en la Calle de las trampas.
Yber
Yber
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
Dirke/Ramas.
Giz.
Tap/Malahierba.
Lara 37/Saria Omen.
Rasqa: parqio transformado en moloch.
Eitne.


Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.

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07/07/14, 11:36 pm
Todo lo que sucedió ese día dejó a Lara en la cuerda floja. Se sentía extraña consigo misma y sus pensamientos se sumergían en una demencia sujeta de un hilo de cordura precario y poco firme. La idea de convertirse en un monstruo la desagradaba, pero la suposición de que sus niños también se volverían criaturas deformes la hacía sufrir y la atormentaba. Apenas habló durante la visita letarguina, necesitaba procesar toda la nueva información, y pasó el resto del día temblorosa, asustada y con cara de vivir en un continuo sobresalto. Le dolía el pecho de una manera que nunca le había dolido antes. Un dolor nuevo y horrible. Lara se planteó si ocurriría con sus tres hijos vivos lo mismo que con el pobre frivy al que le había dedicado un último arrullo. La madre se planteaba si no estarían mejor muertos y la sola idea era lo que la hería,clavándose entre las costillas con tanto ahínco.

Aquella noche, lloraría y reiría sola, desquiciada, asustada; divagaría aún más sobre todo lo que sabía ahora y habría pagado por desconocer. Aquella noche saldría al patio y volvería a cantarle a un par de sacos de hueso y ceniza como si le fuera la vida en ello a sus pequeños niños muertos; acunándolos y dedicándoles tantas palabras de afecto como a los vivos. Cada vez más voluble, cada vez más ida; aquella noche Lara cantó bajo una estrella que la miraba raro. O eso creía.

Llegó el día y la sensatez volvió a tirar de ella. Se sintió culpable por todo lo que pensó de noche y a la vez no lo hizo. La ordesa no era del todo consciente de hasta qué punto tan solo justificaba sus pensamientos para sentirse mejor consigo misma, pero empezaba a sospechar algo. De nuevo se quitó el muerto de encima y lo atribuyó todo a que probablemente cada vez era menos Lara y más monstruo. La madre desayunó con apatía y decidió gastar energías imaginando que cada diana del patio era una de sus preocupaciones, para acribillarlas a flechas.

Sin embargo, no logró sentirse mejor, de vez en cuando una sensación desagradable se le colaba por el espinazo y erizaba su pelaje, poniéndola alerta. De vez en cuando se producía una fuga en su precario equilibrio mental y la Lara que soñaba con ser bruja, la que rogaba a la Suerte por ser bruja antes que monstruo, pedía auxilio en silencio.

_________________________________________

No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
Red
Red

Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Personajes :
Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
Saren: Selkie roc idrino.
Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
Sekk: Berserker ulterano.
Remilo: Brujo del cobre irrense.
Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.

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08/07/14, 11:37 pm
Las palabras de consuelo de Keiria resultaron ser vanas, pues al final no se podía hacer nada por Krunchy's, y saberse una mentirosa la confundió. La ulterana se apartó de la asreniana y se sentó en una silla libre, ajena a los intentos de Archi y Kud por hacer razonar a Gres. La escena adquirió un tinte irreal, y a oídos de la pelirroja solo llegaba la canción de Lara, lo que hacía que todo luciera aun mas extraño. Cuando esta ceso, supo que el frivy se había ido, y hasta que los letarguinos llegaron la chica no volvió a ser consciente del discurrir del tiempo.

Fue la voz de Archi lo que le devolvió a la realidad, y aun así tardó unos segundos en procesar lo que le había dicho el biomecánico.
Ah, si —murmuró con voz apenas audible, hurgando en su bolsillo y colocándose el parche sobre su ojo oscuro—. Gracias por acordarte...

Para cuando entraron al torreón los visitantes, la ulterana volvía a ser dueña de sus actos, pero se mantuvo en un segundo plano durante el tiempo que duró la visita, sin participar activamente en el debate. Prestó atención, sin embargo, y lo que oyó no supo como asimilarlo. Se limitó a contestar con un asentimiento a las palabras del detective, ignorando la forma despectiva con la que se refirió a ella, y señalo el libro a Dhelian cuando este pidió echarle un vistazo. La chica no creía que fuera un buen momento para ponerse a leer, pero mantuvo la boca cerrada y siguió escuchando.

Se iban a trasformar, y no podían saber en que. Eso sin duda les imposibilitaría volver a sus mundos de origen, algo que no afectaba en demasía a la muchacha, pero la incertidumbre de que cambios sufrirían era peor. Los monstruos que habían conocido en la ciudad, los que habían dado muestras de saber hablar, parecían cómodos con su situación, y aquello suavizaba un poco las expectativas, pero no tenían forma de saber si ellos habían cambiado o no.

Al final Gres despertó, y tras intercambiar unas cuantas palabras con el otro grupo, por fin se fueron, llevándose el cuerpo de Krunchy's. Keiria de despidió de ellos en la puerta, y no volvió a entrar hasta que los vio desaparecer tras una esquina. El día había empezado bien, pero había ido de mal en peor, y ahora se había estancado en una calma extraña, en la que nadie parecía tener intención de conversar mas de lo estrictamente necesario.

———
Aquella noche la ibolense tuvo el sueño agitado, y a la mañana siguiente se despertó con ojeras. No estuvo muy comunicativa durante el entrenamiento con Cío, pero en el desayuno prestó atención a las teorías de Taro. La chica no sabía si era una buena idea meterse bajo tierra en aquella ciudad, y ella misma dudaba de que fuera tan fácil ocultarse de una luna mágica, pero no puso objeciones, aunque anunció que se abstendría de salir en aquella ocasión. Necesitaba asimilar mejor los sucesos del día anterior, y prefería estar centrada antes de poner un pie en la calle.
Giniroryu
Giniroryu
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas

Personajes :
Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
Lethe: Horus, enderth.
Rägjynn: mjörní.
Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.


Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.

Armas :
Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
Irianna: arco y estoque.
Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
Lethe: arco y lanza.
Rägjynn: jō.
Naeleth: arco, sai y báculo.


Status : Gin: do the windy thing.

Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.

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08/07/14, 11:43 pm
Las continuas visitas al torreón Letargo brindaron a Archime el conocimiento de nuevos sortilegios que no se encontraban disponibles en su libro. Gracias a Gres y Naeleth, Ozzchreanos había aprendido un hechizo que servía para eliminar venenos y restaurar la piel dañada por quemaduras y el biomecánico dedicó una de las visitas a su aprendizaje. Principalmente, a parte de intercambiar información que consideraba útil, su interés en aquellos encuentros recaía, sin que ello resultase una sorpresa para nadie, en la magia.

A partir de la aparición de aquella primera estrella en el cielo, dedicó un espacio al anochecer para observar el cielo nocturno, constando que cada día aparecían nuevos puntos luminosos en este, cosa que coincidía con lo explicado en el libro. Así mismo, el clima también parecía haber comenzado a variar y debido a que este se volvió más frío con el paso de las semanas, el brasero que habían instalado se mostró más conveniente que nunca y el irrense se había trasladado nuevamente al salón durante su estudio nocturno.

Las mañanas solía dedicarlas a practicar con la ballesta, arma que a pesar de todo nunca llevó fuera del torreón debido a su peso, y las tardes a llevar a poner en práctica todo hechizo posible en el patio, pidiendo colaboración si la necesitaba. Una práctica destacable que se llevó a cabo fue con un sortilegio que servía para desviar otros y que requería cierta técnica para ello. Una mañana, con sus energías mágicas completas, propuso a Lara y a Kudryavka, ya que Xalkoth e Ippon no habían podido conjurarlo, llevarlas a cabo en el patio, lanzándose hechizos inofensivos unos a otros y tratando de desviarlos o devolverlos. Dichas prácticas se repitieron en otras ocasiones, cuando no se preveía que fuesen a abandonar el torreón y por tanto pudieran necesitar sus energías mágicas para su seguridad y así lograron adquirir cierta soltura en su uso.

La búsqueda de refugio subterráneo concluyó el día que hallaron una entrada en uno de los ruinosos barrios de la ciudad y el programador comprobó mediante el uso de la niebla mágica que bajo el suelo de Rocavarancolia se desplegaba toda una red subterránea, tan amplia como infestada de criaturas que inspiraban diferentes grados de peligrosidad. Y ello tan solo en una pequeña parte que el irrense pudo comprobar.

Su base de datos se completó con toda la información que pudo incluir hasta aquel momento. Había un bestiario con fotografías y las características observables de los seres que habían visto a lo largo de los siete meses y también un registro de información, con fotografías de sus compañeros de cosecha, sobre los distintos mundos a los que pertenecían. En otro apartado el irrense había incluido todos los datos que conocían acerca de la Luna Roja y había instalado una cuenta atrás hacia su salida, que aquella mañana marcaba las escasas horas para que ello sucediese. Archime se encontraba en la cocina desayunando tras haberse despertado en el sillón a pesar de haber dormido en la cama la noche anterior. Nunca había podido comprobar si se trataba de sonambulismo o no, ya que ninguna medida había funcionado.
Yber
Yber
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
Dirke/Ramas.
Giz.
Tap/Malahierba.
Lara 37/Saria Omen.
Rasqa: parqio transformado en moloch.
Eitne.


Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.

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09/07/14, 12:18 am
Mara 73 era una ordesa de pelaje blanco, pristino, que ondeaba al viento incluso cuando no soplaba ni una racha. Sus ojos, como el ambar, eran tan brillantes que hacía parecer al sol eternamente nublado. Nació bruja en Cardantea, era señora de muros y murallas, y  como señora podía hacerlas emerger del suelo o destruirlas con un chasquido de dedos; podía allanar mansiones o resguardarse de casi cualquier ataque con un solo pensamiento bien dirigido. Vivía feliz en su casa hasta que una aparición maléfica, una mujer con bocas en lugar de ojos que se hacía llamar dama Aroma, robó a su padre y se lo llevó a Rocavarancalia para convertirlo en una abominación. Mara 73 no era la bruja más mágica, pero su amor incondicional y su fe diamantina causaron una arruga en el tejido del tiempo y el espacio y sus rezos lograron abrir un camino hacia otro mundo, tras encandilar a la Suerte. Mara se equipó con sus ropas de bruja y saltó dentro de aquella abertura. Y la Fortuna le dio alas para que pudiera aterrizar en la ciudad de los Horrores como la salvadora que era.

Con cintas y pañuelos atados por diferentes partes del cuerpo y un arco encantado, Mara comenzó una andadura de sacrificio: dama Aroma había encerrado a su padre en algún lugar casi inexpugnable y para adquirir la experiencia y los conocimientos necesarios, decidió convertirse en adalid de la Justicia. Dispuesta a salvar a todo el mundo, Mara cambió su nombre por el de dama Protectora, y a pesar de que jamás sería real, su figura y sus valores (una personificación de los que Lara querría para ella), se convertirían en un salvavidas para la salud mental de la madre, que cada día naufragaba más.

Jugar al rol la hacía sentirse segura, como cuando estaba en casa y salía todas las tardes a jugar con sus amigos. Le traía buenos recuerdos y, de alguna manera, Lara se resguardó en ello. Keiria les hacía de máster y entre varios jugaban diferentes partidas, en las cuales la ordesa movía a alguien mejor que ella: sin sus fallos, sus miedos, sus inseguridades…

Fuera de ellas Lara se había vuelto más y más hosca, más introvertida. Absolutamente todo lo que hacía era mirar por sus hijos y lidiar consigo misma. A cada día que pasaba sabía un poco mejor que no estaba bien y al mismo tiempo estaba un poco peor. Los nervios siempre a flor de piel, la sensación de que sus pequeños estaban siempre expuestos a un peligro contante, así como ella… La madre incluso había barajado el suicidio como método de salvación (para sí misma y para sus hijos) pero era demasiado terca como para resignarse a ese final y tampoco tenía la fuerza necesaria para llevarlo a cabo.

Normalmente la ordesa se esforzaba por contener la inquietud que sentía por todo, lo incómoda que se sentía con sus compañeros tras saber la irremediable verdad de que todos acabarían siendo aberraciones; pero a veces unos pequeños retazos de su mente desquiciada salían a la luz en forma de movimientos espasmódicos, tic en las orejas o miradas de desconfianza. Ninguno de ellos sabía cuál era el proceso de conversión y, para Lara, cualquier cosa podía ser una pista de que estaban cambiando. Cualquier pequeño detalle podía ser una hebra de la que alejarse.

Por las noches, como siempre, la debilidad salía a la luz y la madre no podía evitarlo. Todas y cada una de ellas cobijaba los restos de Rica y Randa en su regazo y salía al patio a cantarles las buenas noches. Cuando consideraba que era suficiente y tras la aparición de varias estrellas más, Lara utilizaba el hechizo de amplificación sensorial sobre sí misma y se recostaba contra la muralla para admirar el cielo. Aquel nuevo firmamento le parecía precioso y, al mismo tiempo, le daba miedo y sentía envidia. <<Vienen más cuanto más cerca estamos nosotros de irnos>> solía pensar, en referencia a las transformaciones que les habían dicho que sufrirían. Normalmente aquello acababa en disgusto y, por lo tanto, con una llantera más en el historial de la madre, hasta que finalmente cogía sueño.

De la misma forma que ocurría con sus noches, los días se convirtieron en un ritual. Alternándolo todo con el cuidado de sus hijos, Lara entrenaba el tiro al arco todas las mañanas y preparaba sus ropas y sus armas con magia para la noche de la Luna, sin explicarle nada a nadie. Había reforzado la cesta y las ropas de sus bebés contra rotura, así como las suyas, y había rayado runas que lanzaban protecciones en tantas de sus pertenencias como podía. Asimismo, había reforzado su daga con runas de corte y había encantado su silbato con un hechizo de aumento de voz. En ocasiones guardaba magia para las prácticas de desvío con Archi y Kud o el aprendizaje de hechizos nuevos. Pero sobretodo, se aseguraba de ahorrar lo suficiente para satisfacer su necesidad de amplitud sensorial.

Las visitas entre Letargo y Maciel se sucedieron como venía siendo costumbre también y, por desgracia, de la misma manera se sucedían las malas noticias. La muerte de Álvaro pesó sobre Lara, aunque también se alegró por él. Morir era un descanso que envidiaba. En otra de aquellas visitas, lo que la madre se encontró fue una sorpresa, cuando Lhelian llegó con un dibujo de ella misma con sus pequeños, a modo de regalo. La emoción la embargó en ese momento y lo haría más adelante, de la misma forma que le había ocurrido con la pantalla de Kud. Cada vez que lo mirara se echaría a llorar. Porque los echaba de menos y porque sentía lo mala madre que había sido con ellos, pero sobre todo porque los quería más de lo que sabía expresar con palabras y aquel dibujo traía demasiados recuerdos de vuelta.

Pasaron los meses que quedaban y con el tiempo no solo vinieron las estrellas, sino también el frío y los vientos; el desequilibrio.  Y junto a ellos el día de la luna.

Lara no paraba quieta en su habitación. Se había vestido con la “armadura” con la que solía salir a la calle y llevaba la daga y el arco colgados en el cinto y a la espalda, respectivamente. Su nerviosismo era casi palpable si bien no en su tembleque corporal, más o menos disimulado por la ropa, en su mirada inquieta y en su morder de labios. Llevaba varios días planeando qué haría hoy y el miedo a fracasar (o más bien la teoría de que el fracaso fuera inevitable) pendía sobre ella como un hacha.

Tras acicalar a sus pequeños, que ya no eran tan pequeños, la ordesa decidió bajar a por algo de desayunar tanto para ella como para los niños. Los nervios se habían traducido en ansiedad, alimentada también por tener que guardar sus energías mágicas para la noche, y tras saludar a Archi en silencio y sentarse a la mesa, Lara sintió por unos segundos que le faltaba el aire en los pulmones. Respiró profundamente, con fuerza, y llevó la mano hasta el molinillo de su tocado, como de costumbre, para hacerlo girar. Tras contar varias veces hasta diez, consiguió relajarse un poco y articular las primeras palabras del día:

¿Tienes miedo? —preguntó al irrense en un tono apagado, casi enfermizo.

<<Yo sí, mucho>>. A la noche los iban a convertir en monstruos, ¿qué otra cosa podía sentir sino miedo?

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No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
Tak
Tak
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.

Personajes :
Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
Kin: demonio raigaurum irrense.
Ayne: anima sinhadre.
Eara: sinhadre sin esencia.
Nime: demonio mineral libense.
Iemai: cercana, fallecida.
Airi: sanaí.


Unidades mágicas : 8/8

Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.


Armas :
Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
Kin: alfanje y guan dao.
Ayne: sable.
Eara: ballesta de repetición.
Nime: dagas.
Airi: vara y arco.


Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧

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09/07/14, 01:44 am
Los demás regresaron de la salida sin traer ningún resultado acerca de su búsqueda. En cierto modo Cío ya se lo esperaba. No solo en ese día, sino también para los que seguían. No habían dado con ningún búnker en tantos meses y no lo harían ahora. Fuera lo que fuera aquello a lo que los querían exponer, era evidente que no querían que estuviera en la mano de los cosechados evitarlo. Ese fue el punto de partida a la resignación que se iría haciendo menos dolorosa con el paso de las semanas. Incluso al descubrir que el subsuelo de la ciudad era un hervidero de monstruos no sintió una desazón mayor. Sencillamente no tenían adónde huir. Ya lo sabían desde hacía mucho tiempo.

Sucedió una cosa peculiar en el cielo. Una estrella empezó a brillar en el firmamento, siguiendo de forma literal la información que poseían al respecto. Sin embargo, aquello le resultaba imposible, y por mucho que pensó o debatió con otros si podía ser algo diferente a una estrella no parecía haber otra conclusión posible. Después, más estrellas la siguieron con el paso de los días, como si la noche hubiera sido un manto opaco y de repente se pudiera ver a través. Para un irrense la luz de las estrellas era un fenómeno todavía más extraño que la luz solar, porque nadie salía de noche, porque el cielo de Irraria tendía a estar nublado. Había fotos que quitaban el aliento de estrellas y galaxias lejanas, y lo que tenían delante era mucho más vulgar y cotidiano, pero era real. Nunca había visto titilar una estrella y, de hecho, creía que no lo hacían. No quería parecer un idiota mirando demasiado rato aquella novedad, pero lo cierto era que le gustaba.

Pero la salida de las estrellas fue casi lo único bueno de aquellos primeros días. Otro compañero fallecido, otro recordatorio de que no estaban a salvo, y otra vez que hubo que hacer de tripas corazón para ignorar la amenaza constante. Con los sucesos del torreón Sendar tan frescos, sentó peor si cabía al irrense, cuyo ánimo no se encontraba muy saludable de serie.

El torreón pasó a ser bastante tranquilo a partir de aquellos días, pero no era una calma por lo general agradable, sino inquietante. Había cosas buenas, como la estabilidad mental de Kud, la Lara de siempre revivida por las tardes con el juego de mesa, o que no faltara comida… Habían sucedido cosas perturbadoras, pero llevaban demasiado tiempo en esa ciudad como para no seguir adelante a pesar de todo. Aunque la incertidumbre continuase ahí, al no poder hacer nada por marcharse de la ciudad su única opción era sobrevivir y, en medida de lo posible, vivir.

El juego de rol que se habían sacado de la manga había terminado por estar listo al cabo de poco tiempo, y no tardó en convertirse en algo muy presente en su día a día. Más tarde acabaría por ser el único momento del día en que se mostraba alegre sin reservas, con el paso de las semanas. Se había creado a un personaje que le divertía imitar o interpretar, un mago rocavarancolés de aspecto grotesco y tendencias esquizofrénicas llamado Iscar. Lo creó sin pensar demasiado en ello pero acabó sirviendo bien para dar rienda suelta a su humor negro. Nunca había creído que la imaginación bastase para divertirse, ya que los juegos irrenses, por muchas opciones de personalización que diesen, e incluso aunque implementasen elecciones al diálogo, no permitía desarrollar un personaje de forma enteramente libre.

No era raro que Cío tuviese pesadillas o, sencillamente, sueños que le dejaban mal sabor de boca. Unas veces eran monstruos, otras él mismo, inmóvil y tullido, o convertido en un tumor andante, o sencillamente la vida dejada atrás. No le gustaba tener esa clase de recordatorios inconscientes, y a medida que pasaba el tiempo se sentía cada vez más una simple carga para el grupo. Porque debió dejar progresivamente los entrenamientos, limitándose a unas prácticas tranquilas en las que se servía de un único brazo, y también las salidas que entrañasen algún peligro. Verse recluído en el torreón era lo irritaba enormemente, y por eso aun así a veces se tomaba el riesgo de salir, si la excursión prometía ser tranquila. No lo hacía solamente por sí mismo, sino porque podía ser una carga para sus compañeros en caso de haber problemas ahí afuera.

Fue al cabo de aproximadamente un mes cuando improvisó un cabestrillo para su brazo izquierdo. Hacía ya días que no se movía de forma fluida y, al primer chirrido preocupante, se despidió de él defintivamente. Nunca se había decidido a explicar a los demás lo que estaba pasando, pero si alguien le preguntaba, la cosa cambiaba.

Tal vez intentaba mantener el humor, pero no lograba reflejarlo demasiado bien. Sí había cambiado algo más notablemente, sin embargo, y es que cada vez actuaba con más consideración hacia sus compañeros. La razón del cambio de conducta general era simple, no podía jugar a mantener su actitud de seguridad en sí mismo cuando se sabía una carga para el grupo. Lo mínimo que podía hacer era reducir cualquier posible molestia. Hablaba cada vez menos, y meditaba cada vez más.

Los días empezaron a correr. Habían parecido una eternidad hasta entonces, pero ahora el tiempo parecía agotarse, llevándolos directos a esa trampa que era la Luna de Rocavarancolia. Era difícil controlar los nervios, el dolor de estómago o los escalofríos, y más cuando una mañana, tras una noche de dar vueltas en la cama, se dijo al incorporarse «el último día». No sabía de qué era el último día, pero desde luego lo era de algo, si es que no se habían equivocado en todo.

Se ajustó el cabestrillo y llevó a cabo sus típicas comprobaciones matutinas sobre el otro brazo. El ritmo de puestas a punto que llevaban también había hecho mella en él, pero por el momento todo estaba en su sitio. Bajó a desayunar, sin saber si sería capaz de hincarle el diente a nada, pero disimuló sus nervios frente a los demás. No quería interrumpir la conversación entre Archi y Lara. «Que venga». Cogió un bollo y se dejó caer en el sofá. «Que venga. No quiero esperar más. Que venga de una vez».
Red
Red

Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Personajes :
Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
Saren: Selkie roc idrino.
Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
Sekk: Berserker ulterano.
Remilo: Brujo del cobre irrense.
Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.

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10/07/14, 03:15 am
Los compañeros que habían salido de expedición volvieron con las manos vacías, no habían encontrado nada, y aquello se repitió en los días sucesivos. Keiria participó en algunas de las salidas, buscando con el mismo ahínco que los demás, pero el día que encontraron un acceso a los subterráneos, quedó claro que el subsuelo no era habitable. No había forma de escapar de la Luna Roja, algo que la pelirroja ya sabía en el fondo, y descubrirlo la dejó fría. No temía exactamente a lo que se avecinaba, pero la incertidumbre no le gustaba nada, y aquella espera la consumía poco a poco.

La aparición de la primera estrella fue una novedad interesante, y muchas noches, como alguno de sus compañeros, la pelirroja se las pasaba mirando al cielo, buscando los nuevos puntos de luz y tratando de formar constelaciones con ellos. Era una tarea inútil, pues al día siguiente el mapa celeste había aumentado, pero aun así lo intentaba una y otra vez, por pura cabezonería, evitando así pensar en que cuantas mas estrellas había, menos tiempo quedaba para que saliera el astro rojo.

La noticia de la muerte de Álvaro le entristeció, pero la ciudad se había asegurado de grabarles aquella lección a fuego, de enseñarles que a cada paso que daban podían morir. Ya había perdido muchos compañeros, y aceptar una nueva perdida fue mucho mas fácil que la primera vez. Lo recordaría, como a todos los demás, pero no podían estancarse, debían seguir adelante. Después de aquella noticia, sin embargo, se instauro una calma extraña entre los torreones, y en los meses siguiente no ocurrió ningun otro suceso reseñable.

Las visitas entre ambos torreones se hicieron mas frecuentes, aunque la pelirroja solía evitar el contacto con Surásara, y los cosechados aprendieron mucho los unos de los otros, intercambiando información sobre diversos temas. Cualquier excusa era buena para no dejar pasar el tiempo sin hacer nada, y los juegos de rol por las tardes se convirtieron en una especie de remanso en el que el futuro incierto que les esperaba no parecía tan importante.

Keiria ejercía el papel de directora de juego con gusto, y poco después de que Lara le enseñara lo mas básico, la ulterana había empezado a montar historias increíbles. Se servía de todo lo que sabía y había aprendido, cosas de su mundo, de los de sus compañeros, y detalles de la ciudad. El despliegue de criaturas que les echaba encima era enormemente amplio, pues la muchacha tenía un surtido inagotable en su cabeza, y al menos ella no tenía problema para imaginar las escenas: las veía en tiempo real enfrente de ella.

Con la proximidad de la Luna las alucinaciones fueron empeorando, y aunque lograba ignorarlas la mayor parte del tiempo, muchas veces apenas la dejaban dormir. En ocasiones se quedaba ensimismada observando el aire, sobre todo cuando estaba sola, y cuando regresaba a la realidad se la veía ausente. La meditación la ayudaba a relajar su mente, pero poco a poco la estaba pasando factura.

Mantuvo su rutina de entrenamientos, pero no era ajena al progresivo deterioro de los brazos de Cío, y con el tiempo empezó a echarle en falta en algunas sesiones. No le dijo nada y se limitó a estar disponible siempre que el irrense le dijera de practicar, a fin de cuentas se había acostumbrado a hacerlo con él. El buen humor del chico decayó, sin embargo, pero a pesar de todo se mostraba mucho mas considerado con sus compañeros, como si tuviera que compensarles algo, y aquello la pelirroja no lo entendía.

El tiempo avanzó despacio, pero el día señalado acabó llegando, y aquella mañana Keiria se despertó nerviosa. Fue a darse un baño antes de nada, y una vez estuvo vestida, bajó al salón esquivando cosas en la escalera que solo ella podía ver. Saludó con un gesto escueto de la mano y se sirvió un par de tostadas, de las que dio buena cuenta observando fijamente un punto de la pared.

Tras ese escueto desayuno, la pelirroja se acercó al sofá y se dejo caer junto a Cío, echando la cabeza hacía atrás y cerrando los ojos a los horrores que campaban por el salón. No podía silenciarlos, pero al menos podía dejar de verlos durante un rato.
Parece que hoy están nerviosas —comentó en un murmullo para si que solo podría oír el irrense, pellizcándose el puente de la nariz antes de volver a hablar—. ¿Se os ocurre algo que hacer para no pasarnos el día mirando el techo? —preguntó. Cualquier cosa era mejor que la incertidumbre.
Leonart
Leonart

Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical

Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :
Heridas:

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10/07/14, 03:49 am
Kudryavka

El ruso participó en todas y cada una de las excursiones que se dieron para encontrar un refugio pero, quizas, de todos los que se encontraban en el torreón, era el que estaba más tranquilo con la situación. El paso del tiempo, sin embargo, se le antojaba lento. No era tanto la expectación, sino más bien la promesa de un final. De nuevo, la muerte parecia seguirles con aquel recordatorio. Todavia no las tenia todas consigo, pero logró interiorizar sus dudas y calmarse mediante una meditación exhaustiva y diaria. El chico así podia seguir con su día a día sin vacilar ni que se le amendrentase su espíritu.
Lo hacia, quizás, porque los ánimos por el torreón se veian desastrosos. Los habian que temian el destino: La Luna, los habia quienes temian a la ciudad, los habian que deseaban que se acabase la espera y los habia quienes no sabian a que temer más. Dentro de esto, el chico se sintió impotente. No sabia como manifestarles que aun habia esperanza, aun en el peor de los destinos, siempre se tendrian los unos a los otros. Pero no se atrevia a musitar palabra alguna al respecto. Si llegasen a ser vanas esperanzas, nunca se lo perdonaria a si mismo.
Noticias como la muerte de Álvaro, el humano de Letargo, no le sacaron reacción alguna. El aprendiz seguia con su rutina en el torreón, a ojos de los demás, impavido por tal noticia. Ni él mismo tenia claro como se sentia en aquellas ocasiones. Ya la muerte era algo tan corriente en él, que no pudo sino considerar que era él mismo quien estaba causando aquello y, aunque no dió signos externos de ello, por dentro esto le carcomia.

Una cosa agradable que ocurrió en la ciudad, sin embargo, fue la aparición de las estrellas. Al principio tímidas, fueron apareciendo de pocas y acabaron siendo una acaudalada multitud. El chico no podia resistir la tentación de asomarse nada más anocheciera, pues eran de las pocas bellezas que podian apreciar.
Otro momento de paz y sosiego, era durante las partidas de rol que tenian juntos. El aprendiz, que usaba a un bárbaro-vikingo de nombre "Grob", y, como la frase que el personaje siempre decia para describirse: "Grob ser más listo que dos montañas, pero no más fuerte que un melón... ¿Lo que?" Y, tras imitar la voz del giganton, se reia siempre. Habia sido un pequeño retazo en aquel mar de incertidumbre y misterio.

Una mañana más, el chico se levantaba, hacia sus ejercicios, su meditación, se duchaba y desayunaba, uniendose a los que por entonces estuviesen en ese mismo proceso. Escuchó a Keiria preguntar porque se podría hacer, el ruso terminó su melocotón antes de poner en palabras lo primero que se le ocurrió.
-Todavia queda que tomemos la revancha del último partido. Aunque la última vez no pudimos...-comentó con una risilla un tanto apagada. Los motivos, sin embargo, no habian sido para nada mundanos, lo cual le llevo a maldecir para si mismo por la monumental cagada que acababa de hacer al recordar a Gres y a Krunchy's. No tardó en corregirse.-Lo siento. Era una idea estúpida.-dijo recogiendo su desayuno con cierto aire de incomodidad mientras hacia fuerza con la mandíbula.

_________________________________________

す           争            基         ま
べ           は            づ         す
て           欺            い          。
の           瞞            て          
戦           に            い          

Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
Naeryan
Naeryan

Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:

Personajes :
CLICK:

Unidades mágicas : DENIED
Armas :
CLICK:

Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)

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10/07/14, 03:22 pm
Regresaron cansados pero ilesos de la excursión a la zona norte. En un momento de tranquilidad, mientras los demás estaban refiriéndoles a los que se habían quedado lo que había sucedido, Taro subió al dormitorio llevándose el libro de magia. Trazó con duda, como pidiendo permiso, los pasos del hechizo de sanación superficial, haciendo uso para memorizarlo de reglas nemotécnicas que le habían enseñado en el colegio pero que nunca había creído que tendría que utilizar consigo mismo. Al cabo de los suficientes intentos el corte que se había hecho en la mano primero dejó de sangar, y después se cerró. Taro se rozó con el dedo el parche de piel ahora curado, pensativo.
Al final no era un E. Quién iba a decirlo.

Era desconcertante. En Carabás no habría tenido opción a ocultarlo, ya que lo habrían detectado en las pruebas rutinarias: habría pasado por un traslado de clases y se le habría obligado a hacer uso de su don para no malgastar recursos. Sin embargo allí daba lo mismo: no había nadie para exigírselo. ¿Qué debía hacer entonces?
Al final decidió que no había ninguna razón por la que contárselo a nadie: a aquellas alturas no era que hiciese mucha diferencia, dado que sus capacidades entraban más bien en lo mediocre ("qué sorpresa", pensó, sin sentir realmente ninguna sorpresa en absoluto) y no veía tampoco por qué iba a importarle a nadie.

El resto de la tarde transcurrió sin ningún incidente remarcable. Taro sintió un repentino impulso de asomarse a la ventana esa noche, y su intuición se vio recompensada por la aparición de estrellas. Tenues, de luz muy queda. Llamó a los demás para que las vieran, aunque algunos parecían haber advertido el inicio de aquellos brillos la noche anterior. No obstante, mucho rato después de que el resto del torreón se hubiera ido a la cama, el carabés pasó aún un buen rato asomado a la ventana esa noche, preguntándose qué podrían significar.
Lejos de cualquier significado místico, a él eso le decía que no había cúpula climática que cubriese Rocavarancolia, tal y como sucedía en Vora y que por tanto les impedía ver el cielo nocturno directamente. Venía a equivaler, en términos carabeses, a que la ciudad estaba abandonada. A que estaban a su suerte, no solo a las inclemencias del tiempo sino frente a todo lo demás.
Taro ya lo sabía, pero sintió en ese momento que los cosechados estaban, más que nunca, solos en el mundo.

-

Los dos meses hasta la salida de la Luna Roja pasaron sin prisa, pero tampoco apiadándose de los que habrían querido que el tiempo transcurriese más despacio.
Desde la pesadilla en la que había aprecido Renen Taro dormía poco y descansaba menos. Como si ésta hubiese sido un detonador pesadillas anteriores que había reprimido con el tiempo y somníferos regresaron, intercaladas con detalles macabros cortesía de las cosas que había visto en la ciudad. Más de una ocasión pensó el carabés en pedirle a Lara que le durmiese con magia, pero lo descartaba inmediatamente por costumbre de no pedir cosas a los magos.

Sus esperanzas de encontrar un refugio adecuado murieron miserablemente en cuanto Archi les refirió qué clase de cosas habitaban los subterráneos de la ciudad. A partir de entonces Taro centró sus esfuerzos en buscar sortilegios de curación avanzados, pero ya no lo hacía con convencimiento sino por la inercia desesperada de estar haciendo algo, lo que fuera. Sabía que no entraría dentro de las capacidades de ninguno de ellos darle solución a lo que se les viniera encima, o al menos no en un lapso que permitiese dar remedio a los cambios más letales. Sin embargo le ponía de mal humor saber que tendrían que esperar de brazos cruzados, y entonces redoblaba sus esfuerzos, anotando fuentes y páginas de grimorios que encontraba tras horas de rebuscar en la biblioteca. Mientras tanto le crispaba los nervios saber que al fantasma se la soplaba ampliamente que ellos fuesen a mutar de forma horrible, y que no sólo no iba a ayudarles sino que al parecer se divertía dándoles indicaciones crípticas. Aquello se extendía de forma implícita al resto de habitantes que pudiera tener la ciudad, pero como no había visto a ninguno de ellos era más fácil centrar su rencor en el espectro. En cierto momento había perdido los estribos y había empezado a gritarle al bibliotecario, lo que había resultado en que Biblios le había puesto de patitas en la calle.

Las partidas de rol en algunas tardes perezosas de Maciel fueron un oasis entre la tensión ya existente por vivir en la ciudad y la añadida por la de la cuenta atrás hasta la Luna. Taro no entendía muy bien por qué "magos" y "brujos" eran una clase propia, pero era Lara la que sabía, de modo que el carabés no se complicó mucho la vida y se creó un personaje cazador de monstruos. Sin embargo si la partida duraba mucho el muchacho se volvía inquieto, a menos que hubieran vuelto ya de alguna salida y estuviera lo bastante cansado como para no sentir ganas de levantarse de la silla y hacer algo.
Para echarle sal a las prácticas con el arco, una vez estuvo seguro de su puntería desde un número amplio de ángulos, Taro pasó a intentar disparar con igual destreza con ambas manos, y posteriormente practicó tiros sin tomarse ningún tiempo para apuntar: en una escaramuza contra monstruos con toda probabilidad no tendría ocasión de hacerlo.

La salida al norte de hacía unos días le había dado por fin una semblanza de paz interior a ese respecto, como si hubiese cerrado ese capítulo. El moratón a su orgullo no había desaparecido, pero por fin había dejado de pulsar. En el siguiente intercambio que hubo Taro pisó Letargo por primera vez en mucho tiempo, pero enterarse de que otro cosechado había fallecido en ese intervalo hizo que aquel pequeño triunfo sobre sí mismo le supiera a poco.
Cuando se parase a pensarlo más tarde se daría cuenta de que aquella cosecha habían perdido a tres personas en el interior de casas, y que de esas tres solamente él había regresado. ¿En qué le convertía eso? ¿En el afortunado? ¿En el superviviente? ¿Tenía mérito aquello o era solo cosa del azar?
¿Acaso importaba?

-

Taro había decidido distraerse la cabeza lo máximo posible ese día, y no sentía el menor deseo de participar en las conversaciones de dentro teniendo en cuenta sobre lo que seguramente versaban. En una maniobra suicida había acabado por coger el libro contra el que Cío le había advertido vivamente, y el carabés estaba sentado al sol en su lugar habitual del muro, con cara de estar sufriendo mucho.
"No me entero", pensaba en ese momento, con tintes de desesperación. "¿Pero esta tipa no había muerto ya?"
Hojeó las páginas hacia atrás tratando de encontrar la referencia precisa.

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"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
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