Torreón Maciel (Archivo VI)

Recuerdo del primer mensaje :

Archime no pudo hacer otra cosa que dejarse arrastrar hasta Maciel una vez más. Como aquella ocasión en la bahía. En realidad había más paralelismos de los que parecía a simple vista, pues en aquella ocasión también habían rescatado a Taro -aunque no solo a él- y el biomecánico también había agotado sus energías. El camino transcurrió si que el biomecánico fuese apenas consciente de lo que lo rodeaba, centrado en todo momento en controlar su respiración. No había llegado a darle un ataque de asma, pero si se sobreesforzaba sin duda le ocurriría.

Se aposentó en el sillón de siempre, todavía recuperando el aliento y habló tras Anriel.
—Debemos... curarlo... —musitó con la respiración agitada para después intentar llevar a cabo un hechizo de restauración.
No pudo. Probablemente todavía conservaba cierta reserva de energía mágica, pero el cansancio del uso continuado de hechizos exigentes fue superior a él. Se agitó ligeramente cuando recibió la palmada de Shaco y dejó en sus manos la tarea de curar al carabés mientras se recostaba en el sillón completamente agotado. Posiblemente debían repetir los sortilegios sanadores durante los próximos días para que Taro se recuperase correctamente, pero Archime les dio su visto bueno internamente a los que aplicó el humano a modo de primeros auxilios, dejando de preocuparse por aquel asunto en concreto.

—No deberías realizar... movimientos bruscos. Es preferible que... pidas ayuda para lo que necesites, por ahora —advirtió al carabés poco después cuando este hizo ademán de moverse.

No participó en la conversación subsiguiente a la llegada, tras haber sido depositado por Keiria en el sillón de siempre, centrándose en recuperar el aliento. No había llegado a darle un ataque de asma pero el agotamiento mágico sumado a la caminata lo habían dejado completamente exhausto.

Después de que Cío y Taro hubiesen bajado a las mazmorras, Lara se acercó al biomecánico para comentarle algo acerca de distorsiones lumínicas. El irrense le explicó que con lo que sabían solo se podría llevar a cabo con alguno de los hechizos lumínicos o el reflectante y la ordesa entonces pasó a contarle la conversación que había mantenido con el carabés y el otro irrense, así como de las pruebas que llevó a cabo. El ingeniero había alzado la vista hacia la madre, parpadeando con cierta perplejidad cuando le habló del fenómeno que afirmaba ver en la sombra de la ulterana. El irrense había creído firmemente que lo que había visto durante la vuelta al torreón había sido producto de un efecto óptico provocado por algún factor externo o su propio agotamiento mental, pero Lara afirmaba haber sido testigo de distorsiones similares en más de una ocasión en la sombra de la pelirroja. Le contó pues, lo que había visto mientras Keiria le ayudaba a caminar y la ordesa había procedido a explicarle sus diversas teorías. El biomecánico no podía descartar ninguna realmente, dado la naturaleza del lugar en el que se encontraban, y le explicó a Lara que había una forma de saber si había algún hechizo teniendo lugar en el momento en el que la distorsión sucediese. Afirmó que se fijaría más en la sombra de Keiria y que, si volvía a asistir a un fenómeno similar al que ya había sido testigo, haría uso de la chispa de intuición mágica con el fin de comprobar lo mencionado.

La conversación entre ambos fue interrumpida por los gritos de Cío, provenientes de la mazmorra, urgiéndolos a descender debido a que había ocurrido algo referido, probablemente, al aprendiz. El irrense le dijo a Lara que a él no le quedaba ni una gota de magia y que debería encargarse ella de lo que fuese necesario y, teniendo que ser ayudado una vez más por alguno de los que se hubiesen acercado para bajar, descendió a las mazmorras.

El humano parecía encontrarse en mitad de una crisis de pánico y Archime casi sintió el impulso de comenzar a entonar el hechizo de inducción al sueño, deteniéndose inmediatamente sabedor de su fatiga mágica. Se encargó la ordesa, quien aplicó al humano el hechizo.
—¿Qué ha ocurrido? —Preguntó, rompiendo el silencio y alzando la vista hacia los que habían estado presentes desde el principio, varios segundos después de que el aprendiz se hubiese sumido en el sueño inducido por el sortilegio de Lara.

Nada servía, y Taro ya no sabía qué hacer. Oyó la voz de Cío escaleras arriba, y lo agradeció. Eso era, necesitaban un mago. Un chute tranquilizante a base de magia, y aquel ataque de histeria desaparecería. Mañana el aprendiz estaría como nuevo.

Eso quería creer el carabés cuando se apartó para que la ordesa hiciera su trabajo. La pregunta de Archi le hizo dar un respingo y volver a poner su cerebro en marcha. Una tarea concreta que realizar siempre surtía ese efecto.
-Bajamos a ver qué tal estaba y...- relató a continuación todo lo que había pasado-. No sé si la otra vez también fue consciente de que cambiaba, pero esta vez estaba muerto de miedo. Espero que despierte como antes- añadió en voz más baja.
Era la primera vez que veía a su amigo en ese estado. Todos los demás desconcertantes cambios de personalidad, Jack aparte, solo los conocía de oídas.

Sintió alivio al ver que se dormía. Tal vez solo se estaba retrasando el cambio, o quizá se despertase siendo otra persona o siendo él, pero por el momento al menos podían ganar tiempo para pensar qué hacer.
―Se encerró él solo en la celda, por eso no subía ―añadió a lo dicho por Taro―. Me preocupa por qué llegó a eso, creo que va a ser mejor dejarlo aquí mientras duerme. A lo mejor era otra personalidad... una aún peor. Nunca había hecho esto antes. ―Aquello lo dijo por Taro, añadiendo un poco más de explicación―. No es seguro porque nunca la vimos cambiar exactamente, pero era muy espontáneo. Nadie notaba nada y al día siguiente era otro tipo.

Tras acordar que sí era mejor dejarlo en la celda por el momento, Cío se acercó al humano y lo aupó con cuidado por las axilas, mientras otro lo cogía por los pies, para volver a dejarlo en el camastro improvisado, con cuidado de no despertarlo. Después se habló de quién se podía quedar con él, y Cío se ofreció, en parte porque de subir también se habría sentado a dejar pasar el tiempo. Entre Lara y Taro decidieron que se quedara ella, ya que Archi estaba seco de magia, y él cuidaría mientras de las crías. Si tardaba en despertar, Cío supuso que acabarían cambiando puestos con otros.

Se sentó con Lara cerca de la celda, que estaba cerrada de nuevo, y la ordesa empezó a explicarle sus conversaciones con Archi y con Ippon. Que Ippon no sabría nada no le extrañó en absoluto, pero que Archi tampoco conociese a qué podía deberse era preocupante. Si alguien se había mirado los libros de arriba abajo, incluyendo otros en la biblioteca, era él. Prefería seguir aferrándose a su teoría de que tenía que ser algo lógico que se les había pasado por alto.
―Bueno, te falta preguntarle a Xalk todavía ―le decía a la ordesa―. Y bueno, a… ―señaló con el pulgar hacia el chico dormido dentro de la celda. «Pero eso igual no es tan fácil».

???

Lenta, muy lentamente, el chaval abrió los ojos. La oscuridad le abrazó unos instantes y el sonido de las voces le sonsacó de su pereza, incorporandose tambien muy lentamente en el acto. Le dió un escalofrío entonces, esbozando una mueca de asco. Entonces, se metió la mano en el cuello de la camisa y sacó el colgante con la mano de mono. Repitiendo el gesto, dejó caer el mismo contra el suelo con cierta frialdad. Se revolvió el pelo entonces, suspirando y se echó el flequillo hacia atrás, peinandose a consciencia.
Cuando terminó, anduvo de nuevo, lentamente hacia la puerta de la celda.
Agarró uno de los barrotes e intentó abrirla, deseperezandose. Al ver que no cedia la puerta, la sacudió violentamente unos instantes.

Chasqueó con la lengua cuando volvió a no servir.
-¿Va a abrirme alguien o tengo que salir por mi cuenta?-preguntó. Su tono de voz era bastante neutro, pero tenia cierto toque de arrogancia.

El aprendiz se incorporó en aquel punto de la conversación. Ambos callaron, se pusieron de pie, y observaron cómo se desperezaba. En cuanto tiró la mano de mono de aquella manera fue como si confirmase que no era el aprendiz. Cío deseaba que al menos no fuera Jack, y trató de tragarse la furia que le producía que estuviesen de nuevo con esas. Estaba harto, auténticamente harto, de que no pudiesen aguantar un puñado de semanas viviendo con normalidad.

La personalidad de ahora tenía un aire impertinente, pero no sabría decir quién era, si es que lo conocía. Podría ser Jack, pero le recordaba más al tipo que se había empeñado en salir por la fuerza del torreón. Miró a Lara brevemente y volvió a mirar al humano.
―Antes de nada, di quién eres. ―Dio un paso adelante mientras decía aquello, totalmente serio―. No tenemos intención de hacer las cosas por las malas, así que haz lo propio. ¿Recuerdas quiénes somos?

???

Una de las comisuras del chaval hizo un tic leve que se calmó al poco. Cerró los ojos y dejó otro suspiro, cruzandose de brazos y masajeandose los párpados, impaciente.
-No tengo nombre alguno, a decir verdad. Pero para lo que os importa, podeis referiros a mi como "El Detective". Ese seria el mote que él me pondria.-comentó, algo distraido.

Detective

-Y si, a diferencia de nuestro amigo en común, yo no sufro de tal amnesia. Vosotros dos intentasteis impedir que saliera a la biblioteca aquel día.-alzó una ceja, algo escéptico.-¿No se os habrá contagiado la amnesia, ¿verdad?-Preguntó, fingiendo preocupación para despues volver a un gesto neutro.-Pero si preguntas por vuestros nombres, ni los se, ni me importan.-

>> Uno es el alien con cara de perro y con brazos de ciencia ficción barata y el otro es el ser peludo de ojos enormes; la madre modelo del año.

Volvió a agarrar los barrotes, más serio.
-Abridme. Tengo que hablar con todos.-dijo pero despúes cambió de opinión.-Con todos los que les importe el amnesico, claro está. Tengo el presentimiento que son cada vez menos.-añadió asintiendo con la cabeza, fingiendo estar apenado.

Era el impertinente. Le creía. Solo él podía poner tanto desprecio en tan pocas palabras. Pero en ese momento le daba incluso igual, porque aquella personalidad podía ser insufrible, pero no era Jack. Podía ser peligroso, pero avisaba antes de intentar nada, como la vez anterior. Si de Cío dependiera lo soltaría y escucharía lo que tenía que decir, pero tenían que avisar a los demás antes de nada.
―Está bien, hablemos. Todos. ―Se acercó al hueco de la escalera y volvió a gritar para llamar a los de arriba―. ¡Bajad! ¡Se ha despertado!
A los primeros que llegasen les explicaría apresuradamente que había cambiado al mismo personaje que se había fugado del torreón aquella vez y que quería hablar con todos.
―Y bien, ¿le abrimos ya? ―añadiría, señalando a la celda.

El biomecánico asistió a la explicación de Taro sin realizar comentario alguno hasta el final. Se quedó mirando al aprendiz mientras analizaba lo que el carabés acababa de contarles.
—Es frecuente que las personas con esta clase de trastornos padezcan crisis de pánico.
Para Archime aquel episodio no tenía mayor importancia que el hecho de que el aprendiz hubiera sufrido un ataque de esas características y la obvia vigilancia que debían mantener sobre él por si su condición empeoraba. Por ello y viéndose desprovisto de magia, se retiró para continuar recuperándose de la fatiga, ofreciéndose a ayudar al carabés en la supervisión de los hijos de la ordesa mientras su madre permanecía en el sótano con Cío.

No transcurrió demasiado tiempo, durante el cual el irrense se dedicó principalmente a teclear en su ordenador, hasta que Cío los volvió a advertir de un nuevo cambio en el estado del humano, quien había recobrado la vigilia. Ambos descendieron una vez más a las mazmorras, además de Keiria, y tras las explicaciones del irrense, el grupo se sumió en un debate acerca de si liberarlo o no, ya que las opiniones al respecto eran dispares. La postura de Archime no había cambiado respecto a otras ocasiones, pero consintió en que escuchasen primero desde su encierro lo que tenía que decir el que, al parecer, quería ser apelado como “el detective”, ya que hallándose completamente desprovisto de energía mágica no se hallaba en condiciones de ofrecer garantías de seguridad algunas y tampoco era una petición ilógica a pesar de que de todas formas el ingeniero no veía motivos para etiquetar al humano como “peligroso”. Así pues, una vez finalizado el debate, aguardaron a las explicaciones pertinentes por parte del cautivo.

Detective y Jack

A medida que el debate se desarrollaba la impaciencia del detective se fue acentuando más y más. Bajó la guardia por un momento y Jack tomó las riendas por unos instantes.

-¡Oh! ¡Hola Gundorf, un placer verte!-saludo a Archi.-¿Dónde está Blasbo Babbins? ¡Oh! ¡Ahí está!-dijo mirando a Keiria y luego a todo el grupo.-¡Todos estamos reunidos al fín! ¡Lebolos!-miró a Ri.-¡Gimpi!-miró a Cio.-¡Dompy!-miró a Taro.-¿S... ¿Snoopy?-vaciló, mirando a Lara.

-¡Desearia que el chiquillo pudiera estar presente para tan magico desarrollo de planes!-dijo cantarín.

Se rió unos instantes. Se calmó gracias a que el detective recobró el control con una bofetada.
-Disculpad, baje la guardia "sin querer" y vuestro amigo Jack fue tan insistente en querer saludar que no pude evitar que apareciera. Pero es que estoy TREMENDAMENTE MOLESTO de seguir encerrado, ¿entendeis?-

-Seguro que lo haceis pero... Teneis taaanto miedo... En fin, ya que os habeis reunido, os soltaré la matraca rápido y haré lo que pueda porque no se pierda nada de información aquí arriba.-dijo dandose dos toques en la sien.
Se aclaró la voz.
-Teneis que encontrar los dos últimos objetos. Mejor dicho, teneis que encontrar dos objetos seguro, luego podeis hacer lo que os de la gana si quereis que recuerde otras cosas, como a Blasbo Bubbons o a Golpi.-dijo, imitando el tono de Jack y mirando a Keiria y a Cio.-Os puedo decir que son y os puedo ayudar a pensar- Mejor dicho. Puedo pensar por vosotros donde podria estar, ya que esta claro que andais con palos de ciego para todo.-
-Teneis un sitio bastante obvio para buscar y todavia no lo habeis ni planteado: Las casas carnivoras. ¿Algo suicida? Si. ¿Que el pequeño Dompy puede que se haga caquita en el pañal? Tambien. Pero creo conocer lo suficiente a este zumbado y creo que ahi esconderia algo. Y ah, para más pistas, deberiais buscar la videoconsola, conseguir la contraseña y buscar cualquier tipo de dato o información. Es como un diario para él despues de todo. O al menos lo era.-

-Confio que haréis lo correcto.-dijo finalmente en una nota seria.

Entonces los ojos del ruso se pusieron en blanco y se desplomó su cuerpo, inconsciente sobre el suelo.

Lara puso fin al ataque de pánico del aprendiz con un hechizo, sumiéndolo en un sueño tranquilo para evitar que se hiciera daño o se lo hiciera a los demás. Keiria había asistido en silencio a la escena, escuchando el resumen de la historia sin preguntar y regresando poco después al salón cuando se acordó que Cío y la ordesa montaran la primera guardia.

La ulterana estaba inquieta, preocupada por lo que estaba pasando en la cabeza de su amigo e intrigada por la personalidad que saldría en aquella ocasión a la luz. Si le preguntaban a ella prefería al detective, pues a pesar de su arrogancia era bastante mas tratable que Jack, pero no merecía la pena teorizar sobre el tema, y dedico los siguientes minutos a pasearse por la planta baja del torreón, sumida en sus pensamientos.

No tuvieron que esperar demasiado a que se despertara, sin embargo, pues al cabo de unos minutos el humano ya estaba dando guerra de nuevo. La ibolense bajó con los demás al oír la llamada de Cío, y escuchó en silencio lo que tenía que decir el detective, frunciendo el entrecejo cuando Jack apareció brevemente. No duro mucho, sin embargo, y enseguida el otro logro controlar la situación, hablando una vez mas antes de caer inconsciente.
—Voy a por la consola, creo que la he visto por algún lado —informó, perdiéndose escaleras arriba. Aquella personalidad tan altanera del pelinaranja le crispaba los nervios, pero en esencia tenía razón y no merecía la pena rebatir sus palabras, si aquello ayudaba al aprendiz todo estaría bien.

Keiria subió hasta la tercera planta y se metió en una de las habitaciones para rebuscar en los baúles, pues recordaba haberse encontrado la maquina del chico en alguna ocasión ordenando la ropa limpia. No tardó mucho en dar con la consola, y con ella en la mano emprendió el camino hacia la mazmorra, toqueteando el aparato mientras tanto, tratando de dar con la contraseña. Desistió después de unos cuantos intentos, sin embargo, pues no entendía los caracteres, y si seguía insistiendo tal vez se bloqueara permanentemente.
—Yo puedo ir a la Avenida, con uno mas que me acompañe además del aprendiz sería suficiente —se ofreció cuando se reunió con sus compañeros. No era necesario que todos fueran de nuevo a aquel lugar, y estaba segura de que a Taro especialmente no le haría ninguna gracia.

El pelinaranja empezó a despertar antes de que pudieran responderle, y tras pedir a Cío que abriera la puerta, la ibolense entró en la celda y se acuclilló junto al humano, tendiéndole a continuación su computadora.
—El detective sugirió que te vendría bien recuperarla —le informó con tranquilidad—, y comentó que el otro objeto que te falta esta en la Avenida de las Casas Carnívoras.

- Yo voy- dijo Ri con sequedad. Nero torció una sonrisa antes de añadirse a la salida y preguntó si no sería logico qus fuese alguien con magia.
-La niebla magica vendría bien. Aunque quizas sea mejor dejarlo para mañana.
- Hay alguna manera de desbloquear la consola, Archime?- preguntó la chica a su maestro habitual. La electronica solo la entendía a medias pero llevaba dos meses dando clases con el irrense y algo habia calado. Se callo en cuanto vio despertar al chico. Lo miraba con una expresión indescifrable.

Aprendiz

Al cabo de poco, el joven ruso se incorporó del suelo, tan confuso como exhausto. Se vió desde dentro de la celda y luego a los demás. Lo primero que logró enfocar fue en el color rojo y poco a poco fue transcionando a una imagen más definida dentro de la pobremente iluminada mazmorra.
Vislumbró a Keiria unos instantes antes de que le tendiese la consola. Era una máquina de color cereza o, como él le gustaria decir: "naranja sangre", aunque sonase pretencioso. Le dió las gracias a la ulterana entonces y se centró en la conversación, pues le afectaba en gran medida.

-¿C-Casas Carnivoras? Es... peligroso...-dijo, a falta de mejor explicación. Queria recuperar sus memorias, pero no queria exponer a sus compañeros a peligro alguno. Pero si eran verdad las palabras del detective y solo quedaba un objeto... Aquello seria lo último. Recuperaria todas sus memorias, podria discernir, por fin, que era verdad y que era mentira de todos los fragmentos que habia recuperado. Suspiró, con una mirada de determinación e hizo una última pregunta a la ulterana que acabó siendo para todo el grupo presente.
-Yo tengo magia. ¿Cuándo salimos?-

;-;

Una vez se le contestó, desvió la atención de vuelta a la consola, acurrucanose en una esquina de la mazmorra. Probó a encenderla. Luz roja. Mala señal para empezar. Peor aun cuando se puso a parpadear. Le debia quedar muy poca bateria. La pantalla se encendió y una chica de prominente delantera y pelo de un eletrizante azul le saludó en un idioma que no entendia.
-Hola a ti tambien...-respondió algo confuso pero animado.

La chica siguió hablando y señaló unas cajas vacias por encima de su cabeza. Todo parecia indicar que era una contraseña. Habia un total de ocho cajas vacias. Si lo que habia dicho el detective era cierto y lo que sus compañeros pudieran confirmar, aquella máquina era suya. Y, por lo tanto, la contraseña deberia ser fácil de adivinar para él. La parpadeante luz roja indicando que la bateria se acercaba a su fin. Ocho cifras. Se paró a pensar que ocho cifras podrian ser. No reconocia ningun símbolo del teclado, tan solo supo discernir cuales eran números y cuales eran letras. Suspiró hondo e introdujo la primera combinación de números que se le ocurrió: 25041977 que correspondia al veinticinco de mayo del mil novecientos setenta y siete: El estreno de la primera de las peliculas de Star Wars, titulada "Una Nueva Esperanza".

Fue instantaneo. La tetuda chica dió un salto de alegria y comenzó a hacer un baile alegre mientras cargaban los datos que se habian dejado previamente en la consola. Poco podia entender los ficheros, nombres y asuntos de estos, esparcidos por el escritorio. Pero si que habia algo que le llamó la atención: El reproductor de video estaba abierto en una pequeña pestaña y, en él habia un video cargado.
Miró a los demás nerviosamente y le dió a reproducir.

Al instante, todo lo que se podia ver era una cámara temblorosa, imagenes caoticas que casi podian llegar a marear para que finalmente se enfocase en la cara del aprendiz; se estaba grabando a si mismo. Llevaba las gafas y la bufanda, dato que le descolocó bastante al ruso que estaba presente.

-Si es que eres un maldito frikazo ¡Joder!-exclamó el aprendiz de la consola mientras la cámara se sacudia en sus manos.-Si has conseguido llegar hasta aquí y has reproducido este video sin saber de que va... ¡Puedes ponerte una medalla, campeón, porque gracias a que soy previsor, tengo la solución a tus problemas! ¡En este video voy a procurar contarte quienes son esos, ahora extraños, con los que vives y en que situación te encuentras!-
La imagen entonces transcionó de ahí hasta la de una de las ventanas del torreón, que mostraban gran parte de la ciudad.
-¡Esta es Rocavarancolia!-le informó el aprendiz del video con una carcajada típica suya.-Es un lugar un tanto tétrico y siniestro, pero ¡ey! Aqui hay gente, dentro del torreón. Llevamos ya unos meses pero estamos muy unidos y, hasta ahora estamos pateandole el trasero a la ciudad.-el aprendiz que estaba grabando giró la cámara para enfocar su cara y alzó un pulgar a esta con una sonrisa de oreja a oreja. Poco pudo mantener el semblante pues enseguida se puso a reir.
-¡Empecemos pues!-dijo y se puso a andar por el torreón, todavia grabandose, aunque algo precariamente. Una transición después, podia verse la cámara grabando a traves de una rendija de la puerta de uno de los dormitorios. Dentro de estos podia oirse la voz de Lara y de sus crias. Parecia estar cambiandoles los pañales.
El aprendiz del video enfocaba a su cara cada vez que hablaba, en este caso, con susurros. Se llevó el índice a los labios.
-¡Shh! Esa de ahí es Lara Croft, puede parecer algo diferente a los demás pero que no te engañe, es frikaza como tú y os entendeis muy bien en temas de roleo y tal. Tiene a sus hijos aquí y cuida de ellos con el cariño y la atención que toda madre tiene. Si me entero de que la molestas, cuando recuperes las memorias te abofeteare... ¿O es autoabofeteare?-se rió.-Da igual, es 1D20 de Fuerza 8 e Ingenio 6.-

Otra transición de video, llevaba a grabar a Archi, trabajando en el estudio con un gran libro delante. Estaba grabandole tambien desde la distancia, sin que este se enterase.
-Ese de ahí es Archivado. Si buscas el topico de anime andante de chico ultra inteligente y estudioso con gafas que se empuja el puente de estas mientras dice algo inteligente y le brillan las gafas, Archimago es tu mejor opción.-dijo a la cámara, para despues reirse en su escondite.-No, pero en serio. Es una persona muy responable y con la que puedes contar. Fijo que para dentro de unos meses le llega la carta de Hogwarts o algo. ¡No dudes en hacerle preguntas o pedirle que te explique cosas!-cerró con otra risotada.

La siguiente grabación pintaba a Nero y a Ri desayunando. Como las otras veces, estaban siendo grabados sin que se diesen cuenta y la cámara seguia igual de temblorosa.
-Estos dos tienen una... cosa... rara... Quizás para cuando estes viendo esto se sepa más sobre el tema pero... No son mala gente. Ella se llama Mi... o... Rin... o... no se... Y él era... ¿Mero? ¿Neron? Nunca me aclaro con los nombres de los demás.-admitió con una carcajada.-¡Ah y sobre el nombre, antes de que se me olvide! Los de aquí piensas que te llamas Shaco. Si, mea culpa, con todo eso de la amnesia y tal, estaba pensando en el lol y les dije la primera tonteria que se me pasó por la cabeza. Se que ahora te puede parecer muy chulo y tal, pero con el tiempo te va a minar el espíritu, creeme.-comentó, visiblemente agotado.
-¡Volviendo a la pareja! Ella es tope fuerte. No quiero imaginarla enfadada. Fijo que se ha escapado de mortal kombat o algo. Puede parecer algo fria al principio, pero por dentro es afectiva y amable, dale tiempo.-dijo con una gran sonrisa.-Con Mero, por desgracia, no te puedo decir nada... Simplemente no puedo leerle ni a él ni sus intenciones, pero no parece una mala persona así en general...-
-Estos dos, además, duermen por el día y NO, repito NO quieren nunca que les desees los buenos dias. ¿Quizás algo cultural? Ni idea.-dijo al final de aquella grabación con otra de sus risotadas.

Entonces la siguiente grabación empezó muda. Las habilidades de stalker del aprendiz con la cámara se veian entonces mientras grababa a Baurus ocupado de aquí para alla por el torreón mientras el aprendiz le perseguia cual leon agazapado y hacia comentarios tapandose la nariz, imitando a los dobladores de documentales.
-Y aquí vemos al Taurus salvaje en su habitat natural: La parsimonia. Los taurus salvajes son conocidos por vivir en la parra día tras día y por no hacer nada especificamente relevante, es decir, son aburridos. Pertenecen a la familia de los falsos!yoshis roba-tatas y, aparentemente, su pelo es color natural. Malditos weeaboos. Jodieron japon.-dijo enfocandose al final mientras esbozaba una cara teatralmente amarga.

La siguiente grabacion era muy corta. La cámara estaba puesta con zoom y, de nuevo, a una larga distancia para evitar ser percibido. Esta vez salia Ippon inmerso en uno de sus dibujos.
-Ese es el pequeño Ippon. Dibuja ultra bien. Si tuviera pixiv le haria todo el follow. Pero por ahora no puede tenerlo. El pobre se muere de miedo con la sola idea de salir afuera. Ya crecerá, me tiene a mi de ejemplo heroico cuyos batidos atraen a todas las nee-sans al patio.-asintió entonces el aprendiz, canturreando para ensalzarse mientras terminaba el video con una enorme y confiada sonrisa.

La siguiente grabación era tambien corta, pero notablemente más intensa. Salia una de las crias de Lara en primer plano durmiendo junto a las demás, pero la cámara esta centrada en ella y esta hacia zoom para fuera y para adentro a velocidades vertiginosas mientras el aprendiz susurraba ilusionado.
-¡Zaende Tres Coma Catorce! ¡Zaende Tres Coma Catorce! ¡Zaende Tres Coma Catorce!-

La siguiente grabacion era movil y partia desde el salón.
-La siguiente compañera se llama Keiria Knightley.-dijo, mientras andaba hacia la cocina con la camara que graba temblorosamente. Keiria aparecia de espaldas, cuidando de algo que presumiblemente era la cena.-Cocina que te cagas, en serio. Tiene un ojo de color negro natural Raro, ¿verdad? Aunque lo veo mucho más interesante que el pelo-de-Dante-wannabe de Taurus, es aún así curioso. He hablado con ella a veces. Me cuesta leerla a veces pero parece tener una mentalidad un tanto curiosa. Que más... ¡Se le mueve el pelo! A lo Ika Musume, si. ¡Y mucho cuidado cuando chute una pelota!-dijo con una risotada.- Aunque normalmente lleva el pelo trenzado, le quedaria mejor suelto... ¿He dicho ya lo bien que cocina? Eh... Creo que si y... ¡Ah! ¡Via zamparme un libro de cocina algún dia para poder estar a su nivel y retarla!-dijo mientras la grabación terminaba con otra carcajada.

La siguiente transición tambien fue en movimiento. Mucho movimiento. El aprendiz parecia estar rodando y saltando de edificio en edificio. Era peor aun que los practicantes de parkour que se grababan en el acto. Su voz sonaba fatigada y alterada por el ejercicio. Mientras hablaba, procuraba grabar a otra figura a pocos metros que se movia con notablemente más soltura por los edificios.
-¡Ese es Tarro!-exclamó para la cámara.-¡Es todo un amigo de categoria! ¡Solemos hacer estas salidas a lo shippuden para poder pillar la comida del torreón! Aunque tenga algun problema de autoestima es un tio genial, aparte de ser la primera persona en hablarme... Pero en serio, si de alguien tienes que acordarte primero: Es él. Jala como un mamón, no le retes a ninguna competición de comida: Saldrás perdiendo contra su estomago alienigena.-dijo mientras rodaba sobre un tejado.-¡Aprendiz Fuera!-dijo mientras hacia el gesto de despedida Vulkan.

La siguiente grabación se mostraba mucho más calmada. Grababa desde la puerta del patio. Cio y Xalk parecian estar "entrenando" juntos. El aprendiz negaba con la cabeza.
-Esos dos son Tio y Bicho Brando.-comenzó a explicar.-Tio puede empezar pareciendote algo arisco por la manera que habla y se relaciona, pero con el tiempo parece estar abriendose y mostrando lo buen tipo que es en realidad. Tio es del mismo mundo que Archivado y no, los brazos metálicos no son protesis por heridas o mutilaciones... Al parecer ellos mismos lo piden al alacanzar cierta edad...-negó otra vez con la cabeza.-Estos aliens... ¡Bueno! Estoy seguro que con unas pocas flags que levantes con él lograrás encontrar como es.-
Luego se encogió de hombros.
-Por otra parte Bicho Brando, que por cierto no es su nombre pero no parece molestarle que se le llame así, es un tanto dificil de tratar y leer. Verás, está todo esto de los choques culturales y... Bueno, viene de una sociedad un poco chunga. Y es un bicho. Y casi mata a las crias de Lara Croft una vez y... Bueno, es una larga historia. Pero creo que dentro de como es su cultura de bicho en civilización de bichos es una "buena persona". Esto deberias juzgarlo por tu cuenta, si con el tiempo se reforma, quizás sea mejor que si te quedas solo con mi opinion.-

El video se cortaba con una expresión un poco sombria en el ruso. Para cuando salió el último clip, el aprendiz parecia estar tan animado como en el resto del video.
-¡Bueno, creo que esto es todo! ¡Espero que genuinamente te haya servido para hacer la situación un poco menos incómoda y aparatosa! ¡Y siempre! ¡Recuerda siempre esto, lo más importante! ¡Tienes que...-
La bateria se agotó entonces y la maquina se apagó sin hacer un sonido más. El aprendiz bufó de incredulidad. Pequeñas lágrimas habian estado resbalandose por su rostro a mitad del video y en aquel momento se habian hecho más grandes y gruesas. Miró a los demás con una mezcla de verguenza y pena, pero tambien con miedo que  aquella acción les hubiese irritado o molestado a algunos.
-Creo que me quedaré sin saber de lo último.-comentó con una risotada de las suyas mientras guardaba la máquina. No podia dejar de llorar.

Se fiaba con reservas de aquel tipo, por eso su aportación fue estar a favor de dejarle salir. Pero lo único que quería era que hablase de una vez, le daba igual si era desde dentro o desde fuera. No le hizo ninguna gracia presenciar lo que parecía la vuelta de Jack. Por un momento pensó que habían perdido lo que fuese a decir el “detective”, pero regresó. O eso decía. Costaba mucho seguir lo que sucedía en la cabeza del humano, y su transtorno empezaba a cobrar tintes surrealistas. Ignoró las ironías del detective, escuchando solo lo interesante por el propio bien de aquel tipejo. Sin embargo, volvió a perder la consciencia sin dar tiempo a preguntas, y le hubiera gustado que llegase a ser más específico en vez de rellenar su discurso con tonterías. Lo que pedía no era imposible, pero sí un riesgo considerable. ¿De verdad podía haber escondido algo en las casas a propósito?

Estaba pensándose la respuesta a lo que había dicho Keiria. No sabía cuántos querrían ir allí, y él no podía ayudar sin magia, pero probablemente acabaría yendo. El chico empezó a moverse una vez más. Cío se preguntó quién sería esta vez, si acaso eso era todo y por lo que se había metido en la mazmorra. «Pero parece que volvió en sí».
―Creo que será mejor salir mañana. Y os acompaño. ―respondió al aprendiz. Se había hecho evidente ante el agotamiento generalizado que ese día no debía haber más salidas.
El aprendiz, que parecía poco animado, se puso a trastear con su videoconsola. Entre tanto, Cío se apoyó en los barrotes a esperar a que terminara todo aquello de una vez. No se esperaba que al cabo de un rato empezase a sonar la voz del humano a través de su cacharro, y se hizo el silencio entre los presentes. Giró la cabeza en cuanto la grabación hizo mención a imágenes, pero todo lo que podía ver era la parte trasera del aparato. Siguió a Lara con la mirada cuando se aproximó ante la mención de sus hijos. Miró también al aprendiz, y se preguntó si le importaría que estuviesen todos delante. No entendía con qué propósito podía haber grabado aquello, estando además el riesgo de que no pudiese haber recordado la contraseña. No le dio demasiadas vueltas más porque terminó por quedarse ensimismado por las palabras que surgían de los altavoces, por la visión optimista del que había sido “Shaco” para ellos. Solo decía cosas buenas de sus compañeros, solo. Siempre había sido así. Y básicamente por eso lo tenía en alta estima, independientemente del gran porcentaje de payasadas que hacía cada día. Cuando llegó a su parte –no era difícil recordar los motes estúpidos que usaba hacía dos meses con cada uno de ellos– negó con la cabeza con una media sonrisa, pero miraba al suelo. Aunque era un gesto burlón, el discurso le había llegado, tal vez porque nunca había visto una muestra de afecto tan sincera como aquella, dirigida encima a un grupo tan dispar como aquel.

―Si no hay prisa puedes terminar de verlo cuando puedas cargarlo. Tarde o temprano. ―dijo al final, girando la cabeza para sonreírle al humano.
«Pero, ¿cómo podía prever que volvería a perder la memoria?» se preguntaba. No era el momento idóneo para decirlo en voz alta pero, por otra parte, el chico podía seguir sin acordarse.

Lara se retractó entonces de su insistencia por retenerlo entre rejas, sin poder evitar empezar a llorar mientras lo decía. No solo eso, también ofreció su ayuda con lo que restaba, sorprendiendo, al menos, a Cío. Después la vieron desaparecer escaleras arriba, y el irrense se preguntó si ver aquel video había hecho algo por ella o, simplemente, había cambiado de opinión acerca del aprendiz

Asistió a todo lo dicho por el detective, con el añadido de lo que pareció ser intervención de Jack y permaneció en el sitio aun cuando el humano perdió el conocimiento. El biomecánico estaba dispuesto a ayudarle y hablaría en su favor si fuese necesario, pero Keiria ya se había puesto en marcha alegando haber visto aquel computador anticuado que el aprendiz llamaba “consola”.
Acerca de la visita a las casas carnívoras, el irrense explicó que solo él parecía tener la capacidad de emplear la niebla mágica y otros hechizos de importancia para una exploración en aquel lugar como la intangibilidad, por lo que era imprescindible que esperasen a que se recobrase de su fatiga mágica y pudiese acompañarles o de otro modo se trataría de una exploración de suma peligrosidad.
—No es posible —respondió a Anriel mientras la ulterana ya había ascendido en busca del aparato—. En primera instancia, para poder llevar acabo lo que sugieres, debería ser posible conectar mi ordenador al dispositivo del aprendiz, pero la tecnología es diferente y por tanto incompatible en todos los aspectos.


En cuanto la pelirroja regresó con el mencionado ordenador, no obstante, el aprendiz no pareció tener problemas en recordar su contraseña aunque el biomecánico dedujo que el indicador parpadeante quería decir que la batería se estaba agotando y por tanto le quedaría poca autonomía a aquel aparato. No obstante, el humano pudo reproducir aquel vídeo, al que el irrense atendió en completo silencio, tan solo escuchándolo ya que no cruzaría por su mente el acercarse a verlo sin que el humano lo hubiese solicitado. El audio, sin embargo, resultó bastante esclarecedor acerca del contenido de la grabación y, desde el silencio, el ingeniero aprobó la idea que había tenido el pelinaranja al haber previsto su posterior amnesia. Había alzado la vista hacia el humano, quien se encontraba completamente atento a la pantalla, parpadeando varias veces cuando escuchó la parte en la que hablaba sobre él, preguntándose a qué se refería con algunos términos que había empleado. No obstante, eso no era todo lo que le había dejado aquella reproducción. Una extraña sensación, similar a otras que había experimentado anteriormente desde que había llegado a Rocavarancolia y que todavía no conseguía identificar correctamente, lo invadió cuando la batería del aparato se agotó por completo y se hizo de nuevo el silencio. Cío se le adelantó en la respuesta al humano que estaba a punto de ofrecer, por lo que no añadió nada. Se llevó su mano izquierda a la nuca y se la rascó distraídamente, tratando de comprender todavía que era aquello que sentía y preguntándose si guardaría relación con el llanto en el que se había sumido Lara al término del vídeo.

Keiria se acomodó en la entrada de la celda mientras el aprendiz reproducía el vídeo sin hacer ademan de acercarse, respetando su espacio personal. Escuchó ensimismada la voz del humano, atenta al recordatorio que se había dejado a si mismo en previsión de lo que había ocurrido, cada vez mas confusa con lo que sentía a medida que el mensaje avanzaba. Aquel era el chico que habían conocido, el estúpido y encantador tarado que les había dado mas de un quebradero de cabeza, el mismo que siempre les arrancaba una sonrisa. ¿Por qué había tenido que perder la memoria?

Una leve sonrisa se extendió por el rostro de la ulterana cuando el vídeo llegó a la parte en la que el chico la mencionaba, pero le duro poco, y para cuando se acabo la batería de la consola, la chica procedió a escabullirse tras Lara.
—Yo voy a ponerme con la cena, me va a llevar un rato prepararla —anunció sin caer en la redundancia—. Os veo arriba —dijo con una sonrisa de ánimo para el pelinaranja, perdiéndose después escaleras arriba.

Una vez lejos de la mirada de sus compañeros, la muchacha se restregó los ojos con fuerza, tratando de detener las lágrimas que habían empezado a empapar su rostro. No sabía porque estaba llorando, y tampoco entendía porque lo hacía si no se sentía especialmente mal, pero allí estaba ella, comportándose como una panoli. Logro controlarse, y para cuando llegó a la cocina ya había recuperado la compostura y pudo empezar a preparar la cena con cierta tranquilidad.

Agradecería compañía pronto, sin embargo, pues sus alucinaciones parecían haberse alterado, y la fanfarria que había dentro de su cabeza empezaba a asustarla.

Ri apretó los labios. Cada uno por sus motivos, ninguno de los dos sinhadres se acercó a la consola del humano. No iba a ponerse a llorar, como había hecho Lara, ni sonrió, como otros. El golpe emocional se lo llevó por dentro y lo encajó como pudo. Se desbordaba. No sabía cómo manejar la suma de tensiones, miedos y afectos a la que le sometía aquel lugar, sobrepasaba el número de emociones que solía tener que esconder del resto del mundo. Se le había negado también la posibilidad de lidiar a solas con sus problemas y eso lo echaba de menos, más que el Qin, más que Ari, más que el paisaje tranquilo de luces nocturnas y los horarios correctos. Se moría por un pedazo de soledad.

No sabía que más podía hacer en ese momento, o siquiera si había algo que hacer. Lo suyo no era consolar, prefería evitar incomodar al aprendiz en cambio. Pronto estaría como siempre de nuevo, y salvo que eso no sucediese, no había mucho más que hacer al respecto. Se separó de los barrotes y terminó por volver arriba al cabo de un rato. Escuchó que alguien más subía tras él, pero no se detuvo a mirar de quién se trataba. Solo se dio cuenta de que era Archi cuando ya había llegado a la cocina. Sobre la mesa estaban olvidados el plato y el cuchillo sucios que no había llegado a recoger para cuando llegaron los excursionistas, y como Keiria estaba cocinando lo recordó y fue a quitarlos de en medio. Notó que la ulterana estaba nerviosa, pero ahora que ya había pasado todo no había motivos para seguir angustiados. No más que habitualmente, al menos. Llamó su atención con la mirada antes de hablar.
―No tienes muy buena cara. ¿Te encuentras bien? ―Podía aventurar montones de motivos de peso para preocuparse, pero Keiria no era de las que tendiesen a amilanarse. Comenzó a recordar todo lo que habían hablado con Lara pero, aunque quisiese comprobar por primera vez la sombra de la chica, apenas podía verla en el interior. Tampoco era el momento más indicado para ponserse a mirar sombras.