Torreón Maciel (Archivo V)
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Jack
Dal
Evanna
Zarket
Rocavarancolia Rol
Alicia
Naeryan
Baurus
Poblo
LEC
Yber
Giniroryu
Red
Tak
Leonart
19 participantes
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Torreón Maciel (Archivo V)
06/08/13, 02:56 pm
Recuerdo del primer mensaje :
El único que comentó fue el insectoide, mientras que tan solo se ganó las miradas reprobatorias de los demás. No tardó en contestar al clinger.
-Quizás no será agilidad en tu planeta, Kamen Rider. Pero en mi planeta la agilidad es lo que te permite, por ejemplo, minimizar el daño de una caida, el accionar ciertos aparatos, abrir algunos temas de conversacion o el poder cargar con más o menos peso... Eso solo en ocasiones, claro que luego está la fuerza.-meditó unos instantes.- Luego tambien, a veces, el tener agilidad, implica que puedes potenciar tu velocidad, pero solo si no sabes decir otra palabra que el nombre de tu especie... Es un concepto bastante raro...-
Tanto Lara Croft como el clon de geonosiano tuvieron una breve discusión sobre que camino tomar. Aunque le doliera, el clinger tenia razón sobre el tema, pero la propuesta de Lara Croft era ampliamente más interesante y divertida. No vaciló en aquella ocasion y tomó la inciativa, mientras todavia tenian la discusión reciente.
El joven ruso abrió el camino del grupo. Aunque el insecto alienigena habia desbaratado sus planes la otra vez, él ya sabia a donde se dirigian y el guiar al grupo no le costó mucho, sobretodo teniendo en cuenta que en cuanto se habia callado, todos habian decidido unanimemente pasar de él.
-Estupidos Heart Ratings...-dijo en voz baja, al comprobar lo bajos que estaban. La tabla se extendia en siete columnas y, más abajo de cada una, una cara simpática dibujada que representaba a cada uno de los miembros del grupo. Justo debajo de esta, habia un número. Las columnas se llenaban de corazoncitos palpitantes dependiendo de este y, en estos momentos el número en todos era cero o cercano a este.
>> ¿Por que no me quieren? Soy adorable hasta el estandar de adorabilidad mortal -3-
>> Parece que va a llevarte un tiempo el entender el porque.
Pronto logró vislumbrar, en la lejania, el que era su objetivo actual, a donde les estaba llevando. Era un lugar algo desolado y tétrico. El último piso parecia estar construido con huesos de algun animal gigantesco. Aquello le dio un escalofrío. Unos olores le llegaron a la nariz. Una mezcla de olores que no podia distinguir unos de otros, pero que no olia igual que el resto de la ciudad. Algo perplejo, se fijó en las múltiples aves que sobrevolaban el torreón.
-Hay un nido de pajarracos.-les señaló, para indicarles que la cantidad de aves que iban y venian al torreón no era normal. Un mal presentimiento se acogió dentro de él. No le gustaban los pájaros negros.
Atravesaron los muros, franquearon el portón roto y finalmente llegaron a la puerta. Por el patio, habia huesos enormes repartidos. Algo le decia que fuera lo que fuera que hubiera pasado en aquel lugar años atrás, habria merecido más de una historia buena y graciosa. Se apoyó en la puerta de la entrada, como para intentar forzarla de alguna manera, para descubrir que en verdad estaba abierta. La pesada puerta se abrio con un chirrido y les abrio al que seria su nuevo hogar durante los próximos meses.
El joven atravesó el umbral con la mandibula colgándole y una expresión de pasmo increible, al contemplar lo que contenia la primera sala. Casi sin pararse a respirar, agarró las escaleras de caracol e intentó escalar de ellas, extasiado por aquel lugar. El metal rechinó y le hizo quedarse congelado con un pie sobre la barandilla. Quizás no seria muy sabio subir las escaleras del modo divertido. Lentamente, bajó el pie y subió las escaleras, al principio con un poco de duda pero luego aceleró el paso, hasta que se convirtió en una carrera, otro juego más.
Se paseó por la segunda planta, explorándolo todo, las camas y el escritorio con la silla a toda velocidad, emocionado por descubrir aquel lugar, dejó escapar una risilla divertida. Corrió de vuelta por las escaleras y llamó a los demás por la escalera para que subieran tambien para, a continuación, volver a retomar la subida por las escaleras como un crio que iba a abrir sus regalos de navidad.
Llego al tercer piso y no pudo hacer otra cosa que dar saltitos y retozar de felicidad. Aquella parecia ser un piso dedicado a entrenamiento. Asi que dedujo que pensaban, como mínimo, darles las herramientas para entrenar. Feliz, no tardó mucho en explorar el resto de aquel piso, porque de verdad tenia ganas de subir a la cuarta y última planta.
Cuando llegó, vio lo que esperaba ver. Infinitud de pájaros negros apuntando sus pares de ojos hacia el enclenque joven, intentando analizarle para saber si era una amenaza. Dejó escapar un grito ahogado de una mezcla de sorpresa y terror para entonces retroceder sobre sus pasos.
Bajó las escaleras, positivamente más feliz de poder alejarse de aquella cuarta planta cuanto antes y avisó a todos los que encontró que no debian acercarse a la cuarta planta, para luego describirles lo que vio.
Finalmente, de nuevo en la planta baja, se giró hacia los que estaban ahí presentes.
-¡Tenemos camas y un piso de entrenamiento! ¡Y hasta puede que un remake malillo de una peli de las de Hitchcock! ¿Habeis encontrado algo interesante por aquí abajo?-
El único que comentó fue el insectoide, mientras que tan solo se ganó las miradas reprobatorias de los demás. No tardó en contestar al clinger.
-Quizás no será agilidad en tu planeta, Kamen Rider. Pero en mi planeta la agilidad es lo que te permite, por ejemplo, minimizar el daño de una caida, el accionar ciertos aparatos, abrir algunos temas de conversacion o el poder cargar con más o menos peso... Eso solo en ocasiones, claro que luego está la fuerza.-meditó unos instantes.- Luego tambien, a veces, el tener agilidad, implica que puedes potenciar tu velocidad, pero solo si no sabes decir otra palabra que el nombre de tu especie... Es un concepto bastante raro...-
Tanto Lara Croft como el clon de geonosiano tuvieron una breve discusión sobre que camino tomar. Aunque le doliera, el clinger tenia razón sobre el tema, pero la propuesta de Lara Croft era ampliamente más interesante y divertida. No vaciló en aquella ocasion y tomó la inciativa, mientras todavia tenian la discusión reciente.
El joven ruso abrió el camino del grupo. Aunque el insecto alienigena habia desbaratado sus planes la otra vez, él ya sabia a donde se dirigian y el guiar al grupo no le costó mucho, sobretodo teniendo en cuenta que en cuanto se habia callado, todos habian decidido unanimemente pasar de él.
-Estupidos Heart Ratings...-dijo en voz baja, al comprobar lo bajos que estaban. La tabla se extendia en siete columnas y, más abajo de cada una, una cara simpática dibujada que representaba a cada uno de los miembros del grupo. Justo debajo de esta, habia un número. Las columnas se llenaban de corazoncitos palpitantes dependiendo de este y, en estos momentos el número en todos era cero o cercano a este.
>> ¿Por que no me quieren? Soy adorable hasta el estandar de adorabilidad mortal -3-
>> Parece que va a llevarte un tiempo el entender el porque.
Pronto logró vislumbrar, en la lejania, el que era su objetivo actual, a donde les estaba llevando. Era un lugar algo desolado y tétrico. El último piso parecia estar construido con huesos de algun animal gigantesco. Aquello le dio un escalofrío. Unos olores le llegaron a la nariz. Una mezcla de olores que no podia distinguir unos de otros, pero que no olia igual que el resto de la ciudad. Algo perplejo, se fijó en las múltiples aves que sobrevolaban el torreón.
-Hay un nido de pajarracos.-les señaló, para indicarles que la cantidad de aves que iban y venian al torreón no era normal. Un mal presentimiento se acogió dentro de él. No le gustaban los pájaros negros.
Atravesaron los muros, franquearon el portón roto y finalmente llegaron a la puerta. Por el patio, habia huesos enormes repartidos. Algo le decia que fuera lo que fuera que hubiera pasado en aquel lugar años atrás, habria merecido más de una historia buena y graciosa. Se apoyó en la puerta de la entrada, como para intentar forzarla de alguna manera, para descubrir que en verdad estaba abierta. La pesada puerta se abrio con un chirrido y les abrio al que seria su nuevo hogar durante los próximos meses.
El joven atravesó el umbral con la mandibula colgándole y una expresión de pasmo increible, al contemplar lo que contenia la primera sala. Casi sin pararse a respirar, agarró las escaleras de caracol e intentó escalar de ellas, extasiado por aquel lugar. El metal rechinó y le hizo quedarse congelado con un pie sobre la barandilla. Quizás no seria muy sabio subir las escaleras del modo divertido. Lentamente, bajó el pie y subió las escaleras, al principio con un poco de duda pero luego aceleró el paso, hasta que se convirtió en una carrera, otro juego más.
Se paseó por la segunda planta, explorándolo todo, las camas y el escritorio con la silla a toda velocidad, emocionado por descubrir aquel lugar, dejó escapar una risilla divertida. Corrió de vuelta por las escaleras y llamó a los demás por la escalera para que subieran tambien para, a continuación, volver a retomar la subida por las escaleras como un crio que iba a abrir sus regalos de navidad.
Llego al tercer piso y no pudo hacer otra cosa que dar saltitos y retozar de felicidad. Aquella parecia ser un piso dedicado a entrenamiento. Asi que dedujo que pensaban, como mínimo, darles las herramientas para entrenar. Feliz, no tardó mucho en explorar el resto de aquel piso, porque de verdad tenia ganas de subir a la cuarta y última planta.
Cuando llegó, vio lo que esperaba ver. Infinitud de pájaros negros apuntando sus pares de ojos hacia el enclenque joven, intentando analizarle para saber si era una amenaza. Dejó escapar un grito ahogado de una mezcla de sorpresa y terror para entonces retroceder sobre sus pasos.
Bajó las escaleras, positivamente más feliz de poder alejarse de aquella cuarta planta cuanto antes y avisó a todos los que encontró que no debian acercarse a la cuarta planta, para luego describirles lo que vio.
Finalmente, de nuevo en la planta baja, se giró hacia los que estaban ahí presentes.
-¡Tenemos camas y un piso de entrenamiento! ¡Y hasta puede que un remake malillo de una peli de las de Hitchcock! ¿Habeis encontrado algo interesante por aquí abajo?-
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Poblo
Ficha de cosechado
Nombre: Alyssa
Especie: Humana
Habilidades: Orientación, memoria y reflejos.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
24/12/13, 01:39 am
Una vez más, fruto de quedarse por las noches practicando magia, Xalk se despertó el último.
Seguía sin dormir con los demás, ya que dudaba que lo quisieran cerca. Por ello la bañera fue lo que utilizó a modo de cama aquella noche. No era el lugar más cómodo para dormir, y los dolores de espalda pronto se lo confirmaron.
Sin embargo, antes de salir, algo llamó su atención: El jabón. No tenía muchas ideas de su función, aunque sabía que algunos de sus compañeros le daban uso.
Paso bastante tiempo experimentando al azar con el, y a base de intentos descubrió que si lo combinaba con agua, podía volver resbaladiza cualquier superficie que frotara con este. “Oh... ¿Que uso puedo darle a esto?”
La falta de cosas que hacer, unida al creciente aburrimiento, estaban llevando al insecto a buscar formas alternativas de pasar el rato, y pronto se le ocurrió un uso que darle a su nuevo descubrimiento.
Armado con pastillas de jabón, el clinger descendió hasta el salón, e ignorando a los allí presentes, y tras mojar dichas pastillas, comenzó a frotar el suelo con ellas poco a poco, volviendo una buena parte del suelo resbaladiza. Llevó un rato, pero cuando hubo terminado al menos la mitad del salón se encontraba en ese estado.
Su obra ya estaba terminada: Una improvisada “Pista de patinaje”. Solo quedaba probarla.
Desde la mitad no-resbaladiza, los demás alli presentes pudieron contemplar a Xalkoth tomando carrerilla... para luego saltar sobre su improvisada obra y patinar en linea recta por ella gracias a ese impulso, mientras el clinger los miraba a la vez que se deslizaba de lado, saludando con la mano.
-¡Heeeeee.....!
Sin embargo en ese momento, cuando los miraba, no fue capaz de enfocar bien, y eso lo dejó desconcertado, tanto que no controló la trayectoria que llevaba y siguió directo hacia las escaleras del sótano.
Para cuando se dio cuenta sus pies ya no tocaban el suelo, sino que estaban en el aire, y bajo estos había escaleras.
-¡OH NOOOOOOOOOOOOOO....!
Los golpes que se llevó no tardaron en oírse, acompañados por algún que otro “Ay” del propio insecto. Su exoesqueleto le protegió de llevarse heridas serias, pero las abolladuras en el mismo no se las quitó nadie.
-Ayayayayayay... Esto no estaba previsto-
Seguía sin dormir con los demás, ya que dudaba que lo quisieran cerca. Por ello la bañera fue lo que utilizó a modo de cama aquella noche. No era el lugar más cómodo para dormir, y los dolores de espalda pronto se lo confirmaron.
Sin embargo, antes de salir, algo llamó su atención: El jabón. No tenía muchas ideas de su función, aunque sabía que algunos de sus compañeros le daban uso.
Paso bastante tiempo experimentando al azar con el, y a base de intentos descubrió que si lo combinaba con agua, podía volver resbaladiza cualquier superficie que frotara con este. “Oh... ¿Que uso puedo darle a esto?”
La falta de cosas que hacer, unida al creciente aburrimiento, estaban llevando al insecto a buscar formas alternativas de pasar el rato, y pronto se le ocurrió un uso que darle a su nuevo descubrimiento.
Armado con pastillas de jabón, el clinger descendió hasta el salón, e ignorando a los allí presentes, y tras mojar dichas pastillas, comenzó a frotar el suelo con ellas poco a poco, volviendo una buena parte del suelo resbaladiza. Llevó un rato, pero cuando hubo terminado al menos la mitad del salón se encontraba en ese estado.
Su obra ya estaba terminada: Una improvisada “Pista de patinaje”. Solo quedaba probarla.
Desde la mitad no-resbaladiza, los demás alli presentes pudieron contemplar a Xalkoth tomando carrerilla... para luego saltar sobre su improvisada obra y patinar en linea recta por ella gracias a ese impulso, mientras el clinger los miraba a la vez que se deslizaba de lado, saludando con la mano.
-¡Heeeeee.....!
Sin embargo en ese momento, cuando los miraba, no fue capaz de enfocar bien, y eso lo dejó desconcertado, tanto que no controló la trayectoria que llevaba y siguió directo hacia las escaleras del sótano.
Para cuando se dio cuenta sus pies ya no tocaban el suelo, sino que estaban en el aire, y bajo estos había escaleras.
-¡OH NOOOOOOOOOOOOOO....!
Los golpes que se llevó no tardaron en oírse, acompañados por algún que otro “Ay” del propio insecto. Su exoesqueleto le protegió de llevarse heridas serias, pero las abolladuras en el mismo no se las quitó nadie.
-Ayayayayayay... Esto no estaba previsto-
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
24/12/13, 03:26 am
—No importa Cio, ya hemos acabado —le sonrió la pelirroja, poniéndose en pie y dirigiéndose hacia la cocina—. Yo voy a fregar esto mientras habláis.
La ulterana no tardó demasiado en limpiar los platos del desayuno, y en apenas unos minutos tuvo la cocina impecable. Estaba acabando cuando apareció Marsi saludando y se puso a cotillear en las cestas. Keiria la dejó hacer tras devolverle el saludo, observando que se decantaba por un poco de pan con queso y algo de fruta, como la mayoría de sus compañeros. A la pelirroja no le sentaba bien el azúcar, su metabolismo ulterano no lo procesaba correctamente, y aunque la pinta de alguna de las piezas de fruta era tentadora, no le apetecía enfermar, por lo que sus desayunos diferían bastante con los del resto del torreón.
Estaba apunto de preguntarle a la varmana que tal había dormido cuando Xalk apareció en el salón. No le habría distraído su llegada mas halla del saludo de rigor de no ser por la cantidad de pastillas de jabón que llevaba en los brazos. El clinger ignoró a los presentes y empezó a enjabonar el suelo, creando una película deslizante que cubrió media planta baja. La pelirroja se limitó a observar sin saber que decir, totalmente atrapada por lo absurdo de la situación, y cuando el insecto cogió carrerilla y les saludó mientras se deslizaba, la chica le devolvió el gesto automáticamente. La grácil carrera de Xalk no duró mucho, sin embargo, y apenas había recorrido media "pista" cuando perdió el control y enfiló las escaleras hacia el sótano. El sonido de los golpetazos desde las mazmorras no tardó en llegar instantes después de que el clinger desapareciera de la vista, y cuando el estruendo cesó todo se mantuvo en silencio durante unos interminables segundos. Entonces la voz del insecto les llegó con claridad, y en cuanto se confirmó que no había sufrido daños serios la ulterana empezó a reír a carcajadas.
Era la primera vez que sus compañeros oían su risa cantarina, no había tenido motivos para sacarla a la luz desde que habían llegado a aquella ciudad. Ahora, sin embargo, no podía parar, pero avanzó con cierto esfuerzo hacia la puerta del sótano, trastabillando ligeramente sobre el suelo resbaladizo, con la intención de ayudar al clinger.
—Estas... estás bien, Xalk —le preguntó con voz entrecortada una vez lo alcanzó, tirando de él para ponerlo en pie mientras se retiraba las lágrimas de risa con la mano libre—. ¿Acaso pretendías batir algún récord de salto de longitud en escalera? —preguntó, riendo de nuevo sin poder evitarlo.
La ulterana no tardó demasiado en limpiar los platos del desayuno, y en apenas unos minutos tuvo la cocina impecable. Estaba acabando cuando apareció Marsi saludando y se puso a cotillear en las cestas. Keiria la dejó hacer tras devolverle el saludo, observando que se decantaba por un poco de pan con queso y algo de fruta, como la mayoría de sus compañeros. A la pelirroja no le sentaba bien el azúcar, su metabolismo ulterano no lo procesaba correctamente, y aunque la pinta de alguna de las piezas de fruta era tentadora, no le apetecía enfermar, por lo que sus desayunos diferían bastante con los del resto del torreón.
Estaba apunto de preguntarle a la varmana que tal había dormido cuando Xalk apareció en el salón. No le habría distraído su llegada mas halla del saludo de rigor de no ser por la cantidad de pastillas de jabón que llevaba en los brazos. El clinger ignoró a los presentes y empezó a enjabonar el suelo, creando una película deslizante que cubrió media planta baja. La pelirroja se limitó a observar sin saber que decir, totalmente atrapada por lo absurdo de la situación, y cuando el insecto cogió carrerilla y les saludó mientras se deslizaba, la chica le devolvió el gesto automáticamente. La grácil carrera de Xalk no duró mucho, sin embargo, y apenas había recorrido media "pista" cuando perdió el control y enfiló las escaleras hacia el sótano. El sonido de los golpetazos desde las mazmorras no tardó en llegar instantes después de que el clinger desapareciera de la vista, y cuando el estruendo cesó todo se mantuvo en silencio durante unos interminables segundos. Entonces la voz del insecto les llegó con claridad, y en cuanto se confirmó que no había sufrido daños serios la ulterana empezó a reír a carcajadas.
Era la primera vez que sus compañeros oían su risa cantarina, no había tenido motivos para sacarla a la luz desde que habían llegado a aquella ciudad. Ahora, sin embargo, no podía parar, pero avanzó con cierto esfuerzo hacia la puerta del sótano, trastabillando ligeramente sobre el suelo resbaladizo, con la intención de ayudar al clinger.
—Estas... estás bien, Xalk —le preguntó con voz entrecortada una vez lo alcanzó, tirando de él para ponerlo en pie mientras se retiraba las lágrimas de risa con la mano libre—. ¿Acaso pretendías batir algún récord de salto de longitud en escalera? —preguntó, riendo de nuevo sin poder evitarlo.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
26/12/13, 12:35 am
Noel tan solo puedo reírse y dejarse convencer por Gael mientras este ya tiraba de él para que continuasen caminando.
—Vale, vale, ¿quién soy yo para impedirle nada a dos guerreras tan poderosas? Y no te preocupes por el protagonismo, está claro que yo no tengo madera de protagonista, puedo cederos el honor a vosotros sin problema ninguno —se burló sonriente mientras volvía a ponerse en movimiento—. Pero, esperad, tengo que contaros algo antes de que lleguemos...
El draco puso al corriente al fuego fatuo y al hado infernal acerca de sus planes originales para aquella visita. Debatieron entre los tres pero finalmente decidieron seguir de forma aproximada los planes iniciales del draco, aunque el propio Noel modificó ciertos aspectos de los mismos debido a que su humor había mejorado notablemente gracias a ellos.
No tardaron mucho más en alcanzar Maciel y, tras esperar a que el resto se apalancase en lo alto de un edificio cercano como lugar privilegiado para no perder detalle de la escena, los tres salvaron el foso volando y aterrizaron frente al portón del torreón. Tras dirigir una mirada inquisitava a su hermano y a Gael y estos le dieron su consentimiento, el draco conjuró un hechizo de amplificación de voz para después llamar a la puerta.
—¡Eh, cosechados! Venimos a traeros una oferta que no podréis rechazar.
Al draco le llegaron las voces del interior del torreón y pudo escuchar cómo debatían entre ellos acerca de si abrir o no. No tuvo que esperar mucho tiempo para saber que la mayoría no estaba dispuesta a abrirle la puerta a tres monstruos travestidos.
—Al menos parece que hay algo de sentido común dentro de sus cabezas —les dijo a Gael y Vac cuando les explicó lo que oía—. Creo que he hecho bien apostando por la supervivencia de la mayoría de este torreón... En fin, ¿qué hacemos ahora?
Tras hablarlo brevemente, decidieron que abrirían la puerta con un hechizo destinado a ello, conocido de sobra por los cuchitrileros debido a la naturaleza de su trabajo. Los torreones no contaban con protecciones mágicas de ningún tipo, por lo que tan pronto lo lanzaron, esta se abrió docilmente. No se movieron del sitio y tampoco hizo falta que llamasen la atención de los cosechados de nuevo, pues pronto comenzaron a asomarse. Noel les dirigió una mirada entre fulminante y jocosa a todo el que apareció y cuando consideró que el público era lo suficientemente numeroso abrió su bolsa sin fondo para sacar la caja.
—¿Por qué no queríais abrirnos, no he dicho que veníamos con una oferta irrechazable? —les espetó a los presentes frunciendo ligeramente el ceño—. ¿O es que tenéis algo en contra de los vestidos de chica mágica? Sea como sea, ahora que tenemos vuestra atención, echadle un vistazo a nuestra mercancía exclusiva para vosotros —abrió la caja mostrándoles su contenido mientras sonreía sarcásticamente—. Seguro que os aburrís mucho ahí encerrados todo el día. Os los dejamos por el módico precio de gratis.
—Vale, vale, ¿quién soy yo para impedirle nada a dos guerreras tan poderosas? Y no te preocupes por el protagonismo, está claro que yo no tengo madera de protagonista, puedo cederos el honor a vosotros sin problema ninguno —se burló sonriente mientras volvía a ponerse en movimiento—. Pero, esperad, tengo que contaros algo antes de que lleguemos...
El draco puso al corriente al fuego fatuo y al hado infernal acerca de sus planes originales para aquella visita. Debatieron entre los tres pero finalmente decidieron seguir de forma aproximada los planes iniciales del draco, aunque el propio Noel modificó ciertos aspectos de los mismos debido a que su humor había mejorado notablemente gracias a ellos.
No tardaron mucho más en alcanzar Maciel y, tras esperar a que el resto se apalancase en lo alto de un edificio cercano como lugar privilegiado para no perder detalle de la escena, los tres salvaron el foso volando y aterrizaron frente al portón del torreón. Tras dirigir una mirada inquisitava a su hermano y a Gael y estos le dieron su consentimiento, el draco conjuró un hechizo de amplificación de voz para después llamar a la puerta.
—¡Eh, cosechados! Venimos a traeros una oferta que no podréis rechazar.
Al draco le llegaron las voces del interior del torreón y pudo escuchar cómo debatían entre ellos acerca de si abrir o no. No tuvo que esperar mucho tiempo para saber que la mayoría no estaba dispuesta a abrirle la puerta a tres monstruos travestidos.
—Al menos parece que hay algo de sentido común dentro de sus cabezas —les dijo a Gael y Vac cuando les explicó lo que oía—. Creo que he hecho bien apostando por la supervivencia de la mayoría de este torreón... En fin, ¿qué hacemos ahora?
Tras hablarlo brevemente, decidieron que abrirían la puerta con un hechizo destinado a ello, conocido de sobra por los cuchitrileros debido a la naturaleza de su trabajo. Los torreones no contaban con protecciones mágicas de ningún tipo, por lo que tan pronto lo lanzaron, esta se abrió docilmente. No se movieron del sitio y tampoco hizo falta que llamasen la atención de los cosechados de nuevo, pues pronto comenzaron a asomarse. Noel les dirigió una mirada entre fulminante y jocosa a todo el que apareció y cuando consideró que el público era lo suficientemente numeroso abrió su bolsa sin fondo para sacar la caja.
—¿Por qué no queríais abrirnos, no he dicho que veníamos con una oferta irrechazable? —les espetó a los presentes frunciendo ligeramente el ceño—. ¿O es que tenéis algo en contra de los vestidos de chica mágica? Sea como sea, ahora que tenemos vuestra atención, echadle un vistazo a nuestra mercancía exclusiva para vosotros —abrió la caja mostrándoles su contenido mientras sonreía sarcásticamente—. Seguro que os aburrís mucho ahí encerrados todo el día. Os los dejamos por el módico precio de gratis.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
26/12/13, 04:51 pm
Cío:
Mientras hablaba con Archi vio bajar a Xalkoth, y después este había empezado a fregar el suelo. «¿Fregar, seguro? Este no ha limpiado un suelo en su vida». Se lo quedó observando mientras restregaba el jabón por el suelo, y retrocedió un poco para no pisar aquello. Estaba a punto de preguntarle qué estaba haciendo exactamente cuando el clinger tomó carrerilla y se deslizó hasta las escaleras del sótano, cayendo ruidosamente. Sucedió muy rápido, tanto que la cara de Cío pasó de una sonrisa a poner los ojos en blanco en un instante. Pero se acercó igualmente a la abertura de las escaleras, arrastrando los pies, y se asomó después de que Keiria bajase.
—¿Te has roto algo, bicho tarado?
Gael:
Puesto al día de los planes del draco para los habitantes de Maciel, Gael se situó a la derecha de Noel cuando se posaron en la entrada y se retorció las manos una vez con nerviosismo pero sin perder la sonrisa amplia y forzada. Tras la llamada a la puerta y su anuncio, escuchó voces en el interior. Aunque no entendía nada, suponía lo que estaban discutiendo, y no se lo reprochaba. Él, en su cosecha, no solo no querría abrir sino que estaría muerto de miedo. Decidieron, aun así, que abrirían, puesto que aunque los atacasen no había peligro para ellos. En el fondo, a Gael le sentaba mal tener que colarse así en la zona segura de los cosechados. Pero lo cierto era que segura no era, y no dejaba de ser un buen recordatorio de que ni los torreones son “casa” como en el juego de la pilla. El día que los lobos los atacaron en la cosecha fue algo bastante más violento que lo que iba a pasar a continuación.
Cuando la puerta estuvo abierta, vio las caras de los cosechados, pero no quiso leer la expresión de ninguno, por lo que no se detuvo a mirarlos a los ojos. Hizo una reverencia sencilla, cogiéndose brevemente las faldas e inclinándose. «Ay, había olvidado que para estos no va a ser ni una pizca normal verme en llamas».
—Ardemos en deseos de que os quedéis la mercancía, sobre todo yo —dijo guiñándoles un ojo. Se arrepintió enseguida. ¿Qué iban a pensar los cosechados cuando llegase la Luna? No iba a haber manera de recuperar la dignidad.
Cío:
La llamada a la puerta lo asustó. Se volvió hacia ella, tenso, suponiendo que sería una broma de alguien desde el interior, pues el puente estaba subido desde el día anterior. Sin embargo, no había nadie cerca de la puerta, y una voz amplificada anunció supuestos visitantes. Miró alrededor, buscando las caras de sus compañeros, sin ocultar su confusión. ¿Tal vez por fin volvían a aparecer magos? ¿O una trampa, como el engendro de aquel barrio? Después de un mes sin atención de nadie, no se fiaba de nada que viniese de aquella ciudad. Si intervino alguna vez en lo que se habló entre los presentes, fue para decir que no se abriera la puerta. Habría intentado comprobar con sus propios ojos quiénes llamaban desde una ventana, pero la puerta se abrió poco después y al otro lado había tres «¿tres qué?». Uno en llamas de color anómalo, dos alados, uno con plumas y otro no. El primero no parecía estar agonizando –tenía que ser magia–, y los otros dos tenían rasgos que no había visto ni entre los cosechados, no sabía de qué mundo podían ser… ni qué pretendían, pero habían entrado allí sin esfuerzo, violando la precaria seguridad que tenían. Vestían de la forma más hortera que había visto en mucho tiempo, pero eso poca importancia tenía al lado de la repentina inseguridad que sentía. Su tensión no disminuyó cuando empezó a hablar el emplumado, aunque sin llegar a poner un pie a través de la puerta. Cío estaba desarmado, pero los demás a lo mejor no «pero no estamos preparados para lo que pueda pasar». Aquella ciudad estaba llena de excéntricos, locos, pero gente poderosa.
Y efectivamente tenían que ser locos, porque aunque no parecían violentos –solamente idiotas de remate–, les ofrecieron una caja llena de dildos. Cío frunció el ceño y volvió a mirarles a las caras. Tenían que estar de cachondeo. Allí estaban, en la ciudad de “dioses”. Qué engañados estaban en Irraria, pensaba, habían sido timados pero a lo grande, por mucho que la magia fuese real. De haberse tratado de compañeros de otro torreón se habría limitado a decirle «métetelos por el culo uno detrás de otro», pero no a aquellos tipos. No entendía la situación, y por lo tanto se limitó a esperar y observar, en tensión.
Mientras hablaba con Archi vio bajar a Xalkoth, y después este había empezado a fregar el suelo. «¿Fregar, seguro? Este no ha limpiado un suelo en su vida». Se lo quedó observando mientras restregaba el jabón por el suelo, y retrocedió un poco para no pisar aquello. Estaba a punto de preguntarle qué estaba haciendo exactamente cuando el clinger tomó carrerilla y se deslizó hasta las escaleras del sótano, cayendo ruidosamente. Sucedió muy rápido, tanto que la cara de Cío pasó de una sonrisa a poner los ojos en blanco en un instante. Pero se acercó igualmente a la abertura de las escaleras, arrastrando los pies, y se asomó después de que Keiria bajase.
—¿Te has roto algo, bicho tarado?
Gael:
Puesto al día de los planes del draco para los habitantes de Maciel, Gael se situó a la derecha de Noel cuando se posaron en la entrada y se retorció las manos una vez con nerviosismo pero sin perder la sonrisa amplia y forzada. Tras la llamada a la puerta y su anuncio, escuchó voces en el interior. Aunque no entendía nada, suponía lo que estaban discutiendo, y no se lo reprochaba. Él, en su cosecha, no solo no querría abrir sino que estaría muerto de miedo. Decidieron, aun así, que abrirían, puesto que aunque los atacasen no había peligro para ellos. En el fondo, a Gael le sentaba mal tener que colarse así en la zona segura de los cosechados. Pero lo cierto era que segura no era, y no dejaba de ser un buen recordatorio de que ni los torreones son “casa” como en el juego de la pilla. El día que los lobos los atacaron en la cosecha fue algo bastante más violento que lo que iba a pasar a continuación.
Cuando la puerta estuvo abierta, vio las caras de los cosechados, pero no quiso leer la expresión de ninguno, por lo que no se detuvo a mirarlos a los ojos. Hizo una reverencia sencilla, cogiéndose brevemente las faldas e inclinándose. «Ay, había olvidado que para estos no va a ser ni una pizca normal verme en llamas».
—Ardemos en deseos de que os quedéis la mercancía, sobre todo yo —dijo guiñándoles un ojo. Se arrepintió enseguida. ¿Qué iban a pensar los cosechados cuando llegase la Luna? No iba a haber manera de recuperar la dignidad.
Cío:
La llamada a la puerta lo asustó. Se volvió hacia ella, tenso, suponiendo que sería una broma de alguien desde el interior, pues el puente estaba subido desde el día anterior. Sin embargo, no había nadie cerca de la puerta, y una voz amplificada anunció supuestos visitantes. Miró alrededor, buscando las caras de sus compañeros, sin ocultar su confusión. ¿Tal vez por fin volvían a aparecer magos? ¿O una trampa, como el engendro de aquel barrio? Después de un mes sin atención de nadie, no se fiaba de nada que viniese de aquella ciudad. Si intervino alguna vez en lo que se habló entre los presentes, fue para decir que no se abriera la puerta. Habría intentado comprobar con sus propios ojos quiénes llamaban desde una ventana, pero la puerta se abrió poco después y al otro lado había tres «¿tres qué?». Uno en llamas de color anómalo, dos alados, uno con plumas y otro no. El primero no parecía estar agonizando –tenía que ser magia–, y los otros dos tenían rasgos que no había visto ni entre los cosechados, no sabía de qué mundo podían ser… ni qué pretendían, pero habían entrado allí sin esfuerzo, violando la precaria seguridad que tenían. Vestían de la forma más hortera que había visto en mucho tiempo, pero eso poca importancia tenía al lado de la repentina inseguridad que sentía. Su tensión no disminuyó cuando empezó a hablar el emplumado, aunque sin llegar a poner un pie a través de la puerta. Cío estaba desarmado, pero los demás a lo mejor no «pero no estamos preparados para lo que pueda pasar». Aquella ciudad estaba llena de excéntricos, locos, pero gente poderosa.
Y efectivamente tenían que ser locos, porque aunque no parecían violentos –solamente idiotas de remate–, les ofrecieron una caja llena de dildos. Cío frunció el ceño y volvió a mirarles a las caras. Tenían que estar de cachondeo. Allí estaban, en la ciudad de “dioses”. Qué engañados estaban en Irraria, pensaba, habían sido timados pero a lo grande, por mucho que la magia fuese real. De haberse tratado de compañeros de otro torreón se habría limitado a decirle «métetelos por el culo uno detrás de otro», pero no a aquellos tipos. No entendía la situación, y por lo tanto se limitó a esperar y observar, en tensión.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
26/12/13, 05:28 pm
学徒
Antes de que Ri le contestase, pudo escuchar una voz amplificada. Parecia venir de la entrada. Incorporándose, dirigió una mirada de preocupación y curiosidad hacia Ri antes de dar un brinco y trotar agarrando su bõ con fuerza. Una vez en la entrada, se horrorizó con lo que vió al otro lado. Pero sin embargo, el sonido tardó en salir de su garganta, pues parecia estar contemplando el abismo mismo. Finalmente, un grito ahogado y un susurro asustadizo con el compartió sus pensamientos con todos sus compañeros mientras que se hablaba sobre si abrirles o no.
-¡Unos travelos! ¡AAHHH!-exhalaba, temeroso.- ¡Qué van a dejarme mi shota-culo como la bandera de japon! ¡AAAH!-
Para alivio del aprendiz, se acordó no abrir a tan bizarros individuos. Pero aquello fue tan breve, que al aprendiz apenas le dió tiempo de cambiar su cadena de pensamientos, bastante avanzada en su camino por el poco tiempo que estaban metidos en aquella situación, pues los tres individuos abrieron el torreón. La puerta se hizo a un lado y el aprendiz hizo contacto ojo con ojo con aquellos individuos. Avanzando casi al instante con el bõ, se interpuso entre el resto de macieleros y los tres travestidos, blandiendo su arma como una lanza. Tenia un ligero temblor en los hombros, pero sus manos no temblaban y su mirada estaba cargada de determinación
-¡DETA CHENGA WOTTO WA!-dijo mientras dirigia la punta del bó a cada uno de los individuos, imitando (e intentando esbozar la expresión)a una popular figura de la cultura pop mientras exclamaba aquella popular frase que nadie entendia. Pero luego hablaron y las palabras que entonaron, aparte de entenderlas, confundieron al aprendiz tanto, que su agresiva postura se cambio por una confusa. Su cara era un puzle de expresión entre confusión, miedo y asco a partes iguales.
-Eeeeehhhhh...-acabó contestando.-... ¿Necesito un adulto?-
Antes de que Ri le contestase, pudo escuchar una voz amplificada. Parecia venir de la entrada. Incorporándose, dirigió una mirada de preocupación y curiosidad hacia Ri antes de dar un brinco y trotar agarrando su bõ con fuerza. Una vez en la entrada, se horrorizó con lo que vió al otro lado. Pero sin embargo, el sonido tardó en salir de su garganta, pues parecia estar contemplando el abismo mismo. Finalmente, un grito ahogado y un susurro asustadizo con el compartió sus pensamientos con todos sus compañeros mientras que se hablaba sobre si abrirles o no.
-¡Unos travelos! ¡AAHHH!-exhalaba, temeroso.- ¡Qué van a dejarme mi shota-culo como la bandera de japon! ¡AAAH!-
Para alivio del aprendiz, se acordó no abrir a tan bizarros individuos. Pero aquello fue tan breve, que al aprendiz apenas le dió tiempo de cambiar su cadena de pensamientos, bastante avanzada en su camino por el poco tiempo que estaban metidos en aquella situación, pues los tres individuos abrieron el torreón. La puerta se hizo a un lado y el aprendiz hizo contacto ojo con ojo con aquellos individuos. Avanzando casi al instante con el bõ, se interpuso entre el resto de macieleros y los tres travestidos, blandiendo su arma como una lanza. Tenia un ligero temblor en los hombros, pero sus manos no temblaban y su mirada estaba cargada de determinación
-¡DETA CHENGA WOTTO WA!-dijo mientras dirigia la punta del bó a cada uno de los individuos, imitando (e intentando esbozar la expresión)a una popular figura de la cultura pop mientras exclamaba aquella popular frase que nadie entendia. Pero luego hablaron y las palabras que entonaron, aparte de entenderlas, confundieron al aprendiz tanto, que su agresiva postura se cambio por una confusa. Su cara era un puzle de expresión entre confusión, miedo y asco a partes iguales.
-Eeeeehhhhh...-acabó contestando.-... ¿Necesito un adulto?-
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Personajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
26/12/13, 06:00 pm
Ri se quedó en silencio, un poco sorprendida con la reacción del ruso, y dejandole marchar cuando se escucharon ruidos afuera. Se acercó a la entrada, donde Nero ya esperaba en medio del debate sobre si abrir o no con la boca cerrada pero una sonrisa en las comisuras de los labios. Amenaza o no, la visión de aquellos tres tipos vestidos de niña le resultaba muy divertida.
Daba igual lo que pretendiesen los macieleros, los visitantes se hicieron paso al interior. Ri se interpuso entre ellos y Nero, poniendose frente a él de forma instintiva. No tenía aspecto de estar amenazandoles, aunque la desconfianza era clara el semblante serio de la albina. El edeel en cambio sonrió socarrón a los tres.
- ¿Quieres uno, Anri? Te veo tensa.- La mirada fulminante de la chica fue muy breve.- que demonios, uno para cada, que no se diga que hemos venido a sufrir.
- ¿Quienes sois?- dijo por fin la chica, pasando completamente de las gilipolleces del otro.
- Mercaderes ambulantes muy guapas.- declaró Nero ampliando la sonrisa, y con cierto matiz sarcastico.- ¿Regalais también información, a parte de felicidad y simpatía? Como por ejemplo, qué proposito tiene que estemos aquí
Daba igual lo que pretendiesen los macieleros, los visitantes se hicieron paso al interior. Ri se interpuso entre ellos y Nero, poniendose frente a él de forma instintiva. No tenía aspecto de estar amenazandoles, aunque la desconfianza era clara el semblante serio de la albina. El edeel en cambio sonrió socarrón a los tres.
- ¿Quieres uno, Anri? Te veo tensa.- La mirada fulminante de la chica fue muy breve.- que demonios, uno para cada, que no se diga que hemos venido a sufrir.
- ¿Quienes sois?- dijo por fin la chica, pasando completamente de las gilipolleces del otro.
- Mercaderes ambulantes muy guapas.- declaró Nero ampliando la sonrisa, y con cierto matiz sarcastico.- ¿Regalais también información, a parte de felicidad y simpatía? Como por ejemplo, qué proposito tiene que estemos aquí
-
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
26/12/13, 06:21 pm
En cualquier otra ocasión, Marsi se habría preguntado a quíen habrían matado esos tres para que los vistiesen así. Se parecía bastante a la ropa que usaban las muñecas de las niñas pijas en su mundo. Pero estaba muerta de miedo. Se había asomado a la ventana del piso de arriba, y al ver el panorama había insistido en que no les abriesen la puerta, y aquel fue el consenso del grupo, pero los visitantes tenían otros planes en mente. Abrieron el portón como si nada, como si aquella fuese su casa, dejándolos expuestos. Marsi bajó, quedándose cerca de las escaleras, empuñando su lanza y con su cuchillo firmemente ceñido a la pierna.
Tenían un aspecto grotesco, tal vez debido a su atuendo que les quitaba cualquier dignidad o porte que pudieran haber tenido. Podrían ser locos, podrían ser asesinos, pero por lo que traian probablemente fuesen pervertidos. Tres pervertidos mosntruosos parecían querer entrar en el torreón, y por las garras que traia al menos uno de ellos Marsi sabía que podrían hacer confeti con ellos en cualquier momento. Aún así no cedió en su postura.
Nero hizo bromas al respecto, algo que no hizo sino crispar aun mas los nervios de la varmana. << ¿¿Pero este tío es anormal??>>
-No queremos nada- dijo tratando de no sonar amenazadora, por si se enfadaban, pero intentando ocultar su miedo todo lo posible.- Marcháos, por favor.
Tenían un aspecto grotesco, tal vez debido a su atuendo que les quitaba cualquier dignidad o porte que pudieran haber tenido. Podrían ser locos, podrían ser asesinos, pero por lo que traian probablemente fuesen pervertidos. Tres pervertidos mosntruosos parecían querer entrar en el torreón, y por las garras que traia al menos uno de ellos Marsi sabía que podrían hacer confeti con ellos en cualquier momento. Aún así no cedió en su postura.
Nero hizo bromas al respecto, algo que no hizo sino crispar aun mas los nervios de la varmana. << ¿¿Pero este tío es anormal??>>
-No queremos nada- dijo tratando de no sonar amenazadora, por si se enfadaban, pero intentando ocultar su miedo todo lo posible.- Marcháos, por favor.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
26/12/13, 09:14 pm
-¡Ay ay ay ay ay ay!- iba soltando Xalkoth a cada punzada de dolor que sentía, y no eran pocas. Entre tanto Keiria había bajado en su ayuda, y le había ayudado a levantarse.
-Ehmm no...- respondió a su ultima pregunta -Yo solo vi lo que hacían las pastillas y pensé...- No llegó a terminar la frase, ya que en ese momento llegaron a sus oídos las voces de personas que no debería estar allí, y de pie como estaba, en vez de subir bajó hasta la armería, donde cogió sus armas. Sabía que no le dejaban pero era por precaución. Esperaba que la chica lo entendiera y no se quejara.
Solo por si al final no era nada, no llego a blandirlas directamente, sino que cuando subió, las tenía al cinto, listas para sacarlas si era necesario. Tras contemplar la escena que se encontraba ante sus ojos lo primero que hizo fue inclinar la cabeza hacia un lado hasta que sus ojos estuvieron en posición vertical, como si fuera un buho, algo que hacía cuando lo que tenía delante o bien no tenía sentido o simplemente despertaba su curiosidad de repente. “Que tipos más raros”
Todos tenían unas pintas muy raras, pero solo uno de los tres contaba con algo que hizo que ignorara a los otros dos: plumas.
El clinger llevaba intentando conseguir una desde que había visto a las estigres de la azotea, pero todos sus intentos habían acabado con picotazos o ataques de naturalezas similares. Ahora en cambio tenía ante él a alguien que era, o debería ser, más inteligente que cualquier otro pájaro de la ciudad. Era su oportunidad.
Aun con la cabeza en posición vertical, y sin decir palabra, el insecto avanzó hasta el Draco, y cuando lo tuvo delante acercó una mano hacia las alas, con la intención de quitarle una pluma. Ya fuera por su experiencia reciente de rechazo de otras aves por intentar eso, o por mera coincidencia, se detuvo a escasos centímetros, para alzar la cabeza y mirar directamente a Noel.
-Esto... ¿Puedo?-
Casi a la vez, se dió cuenta de que uno de los otros dos ardía, o mejor dicho, parecía hecho de fuego como los murciélagos que veía todas las noches.
-Oye. Tu cuando llueve ¿qué haces?-
-Ehmm no...- respondió a su ultima pregunta -Yo solo vi lo que hacían las pastillas y pensé...- No llegó a terminar la frase, ya que en ese momento llegaron a sus oídos las voces de personas que no debería estar allí, y de pie como estaba, en vez de subir bajó hasta la armería, donde cogió sus armas. Sabía que no le dejaban pero era por precaución. Esperaba que la chica lo entendiera y no se quejara.
Solo por si al final no era nada, no llego a blandirlas directamente, sino que cuando subió, las tenía al cinto, listas para sacarlas si era necesario. Tras contemplar la escena que se encontraba ante sus ojos lo primero que hizo fue inclinar la cabeza hacia un lado hasta que sus ojos estuvieron en posición vertical, como si fuera un buho, algo que hacía cuando lo que tenía delante o bien no tenía sentido o simplemente despertaba su curiosidad de repente. “Que tipos más raros”
Todos tenían unas pintas muy raras, pero solo uno de los tres contaba con algo que hizo que ignorara a los otros dos: plumas.
El clinger llevaba intentando conseguir una desde que había visto a las estigres de la azotea, pero todos sus intentos habían acabado con picotazos o ataques de naturalezas similares. Ahora en cambio tenía ante él a alguien que era, o debería ser, más inteligente que cualquier otro pájaro de la ciudad. Era su oportunidad.
Aun con la cabeza en posición vertical, y sin decir palabra, el insecto avanzó hasta el Draco, y cuando lo tuvo delante acercó una mano hacia las alas, con la intención de quitarle una pluma. Ya fuera por su experiencia reciente de rechazo de otras aves por intentar eso, o por mera coincidencia, se detuvo a escasos centímetros, para alzar la cabeza y mirar directamente a Noel.
-Esto... ¿Puedo?-
Casi a la vez, se dió cuenta de que uno de los otros dos ardía, o mejor dicho, parecía hecho de fuego como los murciélagos que veía todas las noches.
-Oye. Tu cuando llueve ¿qué haces?-
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
27/12/13, 12:46 am
El hechizo de amplificacion sensorial permitió que los oídos de Lara captaran un aleteo totalmente diferente al que producían las estirges. Un escalofrío recorrió su espina dorsal y se levantó sobresaltada. Movida por el instinto, agarró la cesta de sus niños y bajó a la habitación buscando las ventanas. Lo que vio a través de ellas la dejó helada. Eran unas criaturas preciosasamente peligrosas: un hombre mariposa, un hombre pájaro y un hombre llama. No se le pasaron por alto los vestidos e incluso tuvo tiempo para envidiarlos antes de que el efecto del hechizo la abandonara. Fue entonces cuando la voz del hombre pájaro se alzó sobre el resto de sonidos y los incitó a acercarse.
La ordesa corrió escaleras abajo y acabó frenando en la cocina. Dudó durante unos instantes si dejar allí a los niños o dejarlos con ella, pero decidió que si los tipos tenían malas intenciones, lo mejor sería tenerlos a mano para lanzar las protecciones. Los guardó tan rápido como pudo en su marsupio y se acercó al salón. Sus compañeros ya se habían asomado a la puerta. <<Yo habría hecho igual>>. Si hablaban, seguramente hicieran magia. Y si hacían magia, no tenía sentido creer que dentro del torreón estaban a salvo. Les quedaba confiar en que sus intenciones fueran reamente las que decían, que en este caso eran... <<¿De verdad nos quieren vender pollas de pega?>>. Lara asomó su hocico por el umbral de la puerta y los fulminó con la mirada. De cerca le causaban más miedo que fascinación, pero no tenía intención de que lo notaran. El comportamiento de aquellos seres encendió a la ordesa que, por intuición, se supo capaz de responder.
—¿Qué sois y por qué sois tan gilipollas?—les espetó con la voz más firme que supo poner—. Llevamos aquí encerrados durante un mes y pico, sufriendo como idiotas, con una comida de mierda, sin ningún tipo de ayuda externa más allá de lo poco que hemos sacado de los libros, apostando nuestras vidas en cada salida que hacemos...—dirigió una mirada rápida a su marsupio—. Y vosotros nos venís con 510 falos prefabricados. ¿Sois amigos de Astra, verdad?—el timbre le falló al mencionar a Astra, pero Lara consiguió reponerse—Porque vuestro sentido del humor apesta tanto como su gusto para la música.
>>Pero va, ¿os digo lo que opino de vuestra mercancía? Que en el único sitio que me gustaría verla es dentro de vuestros culos, mientras apuesto cuantos son necesarios para que acabéis cagando sangre hasta quedaros secos.
Lara era consciente de que se estaba pasando tres pueblos, pero estaba apostándolo todo a una corazonada. Una de sus manos se cerró con fuerza, apretando sus dados, y la otra acabó dentro del marsupio, con los dedos cruzados. Se veía tentada a pasar dentro, fingiendo el mismo desagrado con el que les había hablado, pero imaginaba que las criaturas que tenía enfrente no se tragarían el farol. <<Si son amigos de Astra, reírse de nosotros no tiene ningún merito. Son unos puñeteros mierdas>> se sentía inútil en ese momento, pero eso no le impedía pensar en lo pobre que era el comportamiento de aquellos tres. A pesar de lo obvia que era su inferioridar y lo molesta que se sentía por culpa de los hombres-cosa, Lara no se movió del umbral.
Las piernas le temblaban todo lo que no le había temblado la voz hasta ahora.
La ordesa corrió escaleras abajo y acabó frenando en la cocina. Dudó durante unos instantes si dejar allí a los niños o dejarlos con ella, pero decidió que si los tipos tenían malas intenciones, lo mejor sería tenerlos a mano para lanzar las protecciones. Los guardó tan rápido como pudo en su marsupio y se acercó al salón. Sus compañeros ya se habían asomado a la puerta. <<Yo habría hecho igual>>. Si hablaban, seguramente hicieran magia. Y si hacían magia, no tenía sentido creer que dentro del torreón estaban a salvo. Les quedaba confiar en que sus intenciones fueran reamente las que decían, que en este caso eran... <<¿De verdad nos quieren vender pollas de pega?>>. Lara asomó su hocico por el umbral de la puerta y los fulminó con la mirada. De cerca le causaban más miedo que fascinación, pero no tenía intención de que lo notaran. El comportamiento de aquellos seres encendió a la ordesa que, por intuición, se supo capaz de responder.
—¿Qué sois y por qué sois tan gilipollas?—les espetó con la voz más firme que supo poner—. Llevamos aquí encerrados durante un mes y pico, sufriendo como idiotas, con una comida de mierda, sin ningún tipo de ayuda externa más allá de lo poco que hemos sacado de los libros, apostando nuestras vidas en cada salida que hacemos...—dirigió una mirada rápida a su marsupio—. Y vosotros nos venís con 510 falos prefabricados. ¿Sois amigos de Astra, verdad?—el timbre le falló al mencionar a Astra, pero Lara consiguió reponerse—Porque vuestro sentido del humor apesta tanto como su gusto para la música.
>>Pero va, ¿os digo lo que opino de vuestra mercancía? Que en el único sitio que me gustaría verla es dentro de vuestros culos, mientras apuesto cuantos son necesarios para que acabéis cagando sangre hasta quedaros secos.
Lara era consciente de que se estaba pasando tres pueblos, pero estaba apostándolo todo a una corazonada. Una de sus manos se cerró con fuerza, apretando sus dados, y la otra acabó dentro del marsupio, con los dedos cruzados. Se veía tentada a pasar dentro, fingiendo el mismo desagrado con el que les había hablado, pero imaginaba que las criaturas que tenía enfrente no se tragarían el farol. <<Si son amigos de Astra, reírse de nosotros no tiene ningún merito. Son unos puñeteros mierdas>> se sentía inútil en ese momento, pero eso no le impedía pensar en lo pobre que era el comportamiento de aquellos tres. A pesar de lo obvia que era su inferioridar y lo molesta que se sentía por culpa de los hombres-cosa, Lara no se movió del umbral.
Las piernas le temblaban todo lo que no le había temblado la voz hasta ahora.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
27/12/13, 05:42 am
Keiria:
La explicación que había empezado a darle Xalk sobre sus motivos para enjabonar media planta baja no llegó a terminar, pues una voz llegó desde el exterior del torreón con demasiada claridad. La ulterana no la reconoció, por lo que no impidió al clinger bajar a por sus armas. Ella por su parte subió hasta el salón, donde se reunió con los demás para llegar a la conclusión de que era mejor mantener cerrada la puerta. Ella aun no había visto a los individuos que les llamaban desde el exterior, pero por las descripciones que aportaron algunos de sus compañeros debían ser unos personajes bastante llamativos. No tardó en sacar sus propias conclusiones, pues el dueño de la voz que les había llamado volvió a hablar y la puerta se abrió sola como si nunca hubiera estado cerrada. Aquella violación de la precaria seguridad que creían que les mantenía a salvo de los peligros de la ciudad fue como una patada en el estómago para la pelirroja, que palideció ligeramente por la aprensión. Si cualquiera era capaz de entrar sin esfuerzo en aquel lugar, ¿qué posibilidades tenían de seguir vivos hasta la llegada de esa Luna que habían mencionado los consejeros?
Los miedos de la muchacha no fueron mas allá, pues la sensación de inseguridad fue sustituida por una de vergüenza ajena al ver a los tres tipos que había en el umbral. Sin duda eran imponentes, los dos alados superaban los dos metros de altitud, y el tercero estaba envuelto en llamas azules, detalle que no parecía importarle demasiado; pero el efecto quedaba mitigado por los ridículos ropajes que vestían. Pero eso no era todo, y el debate interno de la ulterana se agravó cuando el emplumado les mostró lo que habían venido a venderles, una caja llena de dildos de plástico. Era patético, y en opinión de la ibolense totalmente fuera de lugar en la situación en la que se encontraban. Sus compañeros empezaron a hablar casi a la vez, expresando sus distintas opiniones: Nero bromeó, algo fuera de lugar en opinión de la mestiza dada la situación, mientras Ri se interponía entre él y los desconocidos; Shaco hizo uno de sus comentarios tan extraños, adoptando una pose amenazante para pasar después a una que reflejaba confusión; Marsi fue la mas sensata en opinión de la mestiza, pues les pidió que se marcharan sin rodeos, aunque tratando de no sonar amenazante; los demás o no dijeron nada o la muchacha no los oyó, pues Xalk apareció e hizo una de sus locuras, acercándose sin mas a los tres invasores.
Keiria hizo amago de detenerlo, pero no logró agarrarlo y lo siguió por inercia por si tenía que tirar de él si la cosa se ponía fea. En cualquier cosa estaba siendo tan imprudente como el insecto, pero apartó aquello de su mente y se concentro en lo que tenía delante. El miedo empezó a dominar su debate interior al ver a aquellos tres mas de cerca, pues a pesar de sus ropas ridículas había algo en ellos que resultaba amenazante. La muchacha tenía que echar la cabeza hacia atrás para ver bien a los dos mas altos, y el fuego que envolvía al tercero imponía mas de cerca. Tragó saliva, pues su instinto le pedía que echara a correr, pero se mantuvo firme y casi puso los ojos en blanco cuando Xalk habló.
—Perdonadle, se acaba de caer por una escalera —comentó, manteniendo las distancias y sujetando con una mano un extremo del poncho del clinger, dispuesta a tirar de él si los extraños hacían amago de atacarlo.
El premio a la imprudencia no se lo llevó el insecto, de todos modos, pues en ese momento Lara empezó a hablar, y a cada palabra que salía de su boca, el corazón de la pelirroja se encogía un poco mas. Cuando la ordesa terminó hubo un silencio precario, y Keiria se tensó como una cuerda al creer que los intrusos habían perdido la paciencia, pero lo que pasó a continuación la dejo de piedra, habían empezado a reirse.
Vac:
De camino al torreón, Noel les había puesto al corriente de sus planes iniciales, y tras debatir un poco, acordaron mantenerlos con un par de modificaciones. El hado se sentía cada vez mas ridículo con aquella ropa, sensación que aumentó al plantarse delante del edificio y pedir a los cosechados que les abrieran la puerta. El draco les retransmitió la conversación de los habitantes del edificio, y les informó de que no pretendían abrir la puerta, así que se encogieron de hombros y utilizaron un hechizo para abrirla ellos mismos. No cruzaron el umbral, sin embargo, sabían perfectamente que aquello era sumamente invasivo. Los tres amigos esperaron hasta tener un elevado número de espectadores antes de comunicarles a que habían venido, y a medida que su hermano hablaba, Vac era mas y mas consciente de lo ridículo que era todo aquello. Las reacciones de los distintos cosechados no se hicieron esperar cuando el sueco les mostró la caja de "regalos".
Algunos fueron bastante osados, como el sinhadre pelirrosa, que se puso a bromear, o el humano saltarín, que imitó la pose de un ewok para deleite del hado; y otros fueron mas sensatos al no decir nada, destacando la varmana, que les pidió que se marcharan con firmeza pero sin sonar amenazante. El premio sin embargo se lo llevaron primero el clinger y la ulterana: el insecto por salir a tocar las alas de su hermano como si nada, y la pelirroja por seguirlo; y después la ordesa, pues la peroreta que les soltó no se la esperaban. Los tres amigos se miraron unos segundos con incredulidad, para después estallar en carcajadas. Vac tardó unos instantes en serenarse, y unos segundos mas en ser capaz de hablar mientras se enjuagaba las lágrimas de risa que le corrían por las mejillas.
—Tienes lo ovarios bien puestos, Lara —reconoció el griego con una media sonrisa, recordaba el nombre que había usado su hermano la noche anterior para formular sus apuestas—, pero deberías aprender algo de la joven varmana: no esta bien hablar así a unos desconocidos —añadió, con una sonrisa algo mas peligrosa que no tardó en suavizar—. Sin embargo es culpa nuestra en parte, en realidad estoy de acuerdo contigo, esto esta totalmente fuera de lugar, pero teníamos que hacerlo. Quizás algún día sepáis el motivo, pero por el momento no diremos nada. Ahora... —dijo, mirando a Gael y a Noel y poniéndose de acuerdo con una mirada— ya hemos cumplido.
En cuanto terminó de hablar se aplicó un hechizo de limpieza para quitarse el maquillaje y se quitó el vestido con ayuda de la runa, poniéndose a continuación la ropa que había traído en su bolsa sin fondo, sin darle mucha importancia al hecho de permanecer unos segundos en ropa interior frente a los cosechados. Ahora llevaba unos vaqueros desgastados, sus Converse de piel, una camiseta ajustada de Nirvana, una sudadera negra con capucha y la cazadora de cuero del mismo color. Suspiro aliviado al enfundarse en su ropa habitual y se volvió de nuevo hacia los macieleros, observando con detenimiento al clinger y a la ulterana por tenerlos mas cerca. Le hacía gracia la espontaneidad del insecto, pero el ojo izquierdo de la pelirroja llamó mas su atención, pues hasta ese momento creía que era tuerta. La tonalidad oscura del mismo no dejaba mucho lugar a la imaginación a la hora de suponer el motivo por el que lo ocultaba, pero en opinión del griego aquel rasgo la favorecía.
—Bonitos ojos —fue lo único que comentó con una amplia sonrisa antes de dirigirse al resto—. Pido disculpas por la parte que me toca en este asunto, y de verdad espero que semejante visión no os persiga en sueños; pero tened en cuenta que en esta ciudad hay cosas aun mas raras que nosotros... tened cuidado y no os confiéis —les aconsejó con una sonrisa afilada, para mirar después al pelirrosa y responder a su pregunta—. Estáis aquí para sobrevivir, pimpollo, ese es vuestro cometido y todo lo que os debe preocupar por el momento; no podéis bajar la guardia, lo demás llegara a su debido tiempo —concluyó.
La explicación que había empezado a darle Xalk sobre sus motivos para enjabonar media planta baja no llegó a terminar, pues una voz llegó desde el exterior del torreón con demasiada claridad. La ulterana no la reconoció, por lo que no impidió al clinger bajar a por sus armas. Ella por su parte subió hasta el salón, donde se reunió con los demás para llegar a la conclusión de que era mejor mantener cerrada la puerta. Ella aun no había visto a los individuos que les llamaban desde el exterior, pero por las descripciones que aportaron algunos de sus compañeros debían ser unos personajes bastante llamativos. No tardó en sacar sus propias conclusiones, pues el dueño de la voz que les había llamado volvió a hablar y la puerta se abrió sola como si nunca hubiera estado cerrada. Aquella violación de la precaria seguridad que creían que les mantenía a salvo de los peligros de la ciudad fue como una patada en el estómago para la pelirroja, que palideció ligeramente por la aprensión. Si cualquiera era capaz de entrar sin esfuerzo en aquel lugar, ¿qué posibilidades tenían de seguir vivos hasta la llegada de esa Luna que habían mencionado los consejeros?
Los miedos de la muchacha no fueron mas allá, pues la sensación de inseguridad fue sustituida por una de vergüenza ajena al ver a los tres tipos que había en el umbral. Sin duda eran imponentes, los dos alados superaban los dos metros de altitud, y el tercero estaba envuelto en llamas azules, detalle que no parecía importarle demasiado; pero el efecto quedaba mitigado por los ridículos ropajes que vestían. Pero eso no era todo, y el debate interno de la ulterana se agravó cuando el emplumado les mostró lo que habían venido a venderles, una caja llena de dildos de plástico. Era patético, y en opinión de la ibolense totalmente fuera de lugar en la situación en la que se encontraban. Sus compañeros empezaron a hablar casi a la vez, expresando sus distintas opiniones: Nero bromeó, algo fuera de lugar en opinión de la mestiza dada la situación, mientras Ri se interponía entre él y los desconocidos; Shaco hizo uno de sus comentarios tan extraños, adoptando una pose amenazante para pasar después a una que reflejaba confusión; Marsi fue la mas sensata en opinión de la mestiza, pues les pidió que se marcharan sin rodeos, aunque tratando de no sonar amenazante; los demás o no dijeron nada o la muchacha no los oyó, pues Xalk apareció e hizo una de sus locuras, acercándose sin mas a los tres invasores.
Keiria hizo amago de detenerlo, pero no logró agarrarlo y lo siguió por inercia por si tenía que tirar de él si la cosa se ponía fea. En cualquier cosa estaba siendo tan imprudente como el insecto, pero apartó aquello de su mente y se concentro en lo que tenía delante. El miedo empezó a dominar su debate interior al ver a aquellos tres mas de cerca, pues a pesar de sus ropas ridículas había algo en ellos que resultaba amenazante. La muchacha tenía que echar la cabeza hacia atrás para ver bien a los dos mas altos, y el fuego que envolvía al tercero imponía mas de cerca. Tragó saliva, pues su instinto le pedía que echara a correr, pero se mantuvo firme y casi puso los ojos en blanco cuando Xalk habló.
—Perdonadle, se acaba de caer por una escalera —comentó, manteniendo las distancias y sujetando con una mano un extremo del poncho del clinger, dispuesta a tirar de él si los extraños hacían amago de atacarlo.
El premio a la imprudencia no se lo llevó el insecto, de todos modos, pues en ese momento Lara empezó a hablar, y a cada palabra que salía de su boca, el corazón de la pelirroja se encogía un poco mas. Cuando la ordesa terminó hubo un silencio precario, y Keiria se tensó como una cuerda al creer que los intrusos habían perdido la paciencia, pero lo que pasó a continuación la dejo de piedra, habían empezado a reirse.
Vac:
De camino al torreón, Noel les había puesto al corriente de sus planes iniciales, y tras debatir un poco, acordaron mantenerlos con un par de modificaciones. El hado se sentía cada vez mas ridículo con aquella ropa, sensación que aumentó al plantarse delante del edificio y pedir a los cosechados que les abrieran la puerta. El draco les retransmitió la conversación de los habitantes del edificio, y les informó de que no pretendían abrir la puerta, así que se encogieron de hombros y utilizaron un hechizo para abrirla ellos mismos. No cruzaron el umbral, sin embargo, sabían perfectamente que aquello era sumamente invasivo. Los tres amigos esperaron hasta tener un elevado número de espectadores antes de comunicarles a que habían venido, y a medida que su hermano hablaba, Vac era mas y mas consciente de lo ridículo que era todo aquello. Las reacciones de los distintos cosechados no se hicieron esperar cuando el sueco les mostró la caja de "regalos".
Algunos fueron bastante osados, como el sinhadre pelirrosa, que se puso a bromear, o el humano saltarín, que imitó la pose de un ewok para deleite del hado; y otros fueron mas sensatos al no decir nada, destacando la varmana, que les pidió que se marcharan con firmeza pero sin sonar amenazante. El premio sin embargo se lo llevaron primero el clinger y la ulterana: el insecto por salir a tocar las alas de su hermano como si nada, y la pelirroja por seguirlo; y después la ordesa, pues la peroreta que les soltó no se la esperaban. Los tres amigos se miraron unos segundos con incredulidad, para después estallar en carcajadas. Vac tardó unos instantes en serenarse, y unos segundos mas en ser capaz de hablar mientras se enjuagaba las lágrimas de risa que le corrían por las mejillas.
—Tienes lo ovarios bien puestos, Lara —reconoció el griego con una media sonrisa, recordaba el nombre que había usado su hermano la noche anterior para formular sus apuestas—, pero deberías aprender algo de la joven varmana: no esta bien hablar así a unos desconocidos —añadió, con una sonrisa algo mas peligrosa que no tardó en suavizar—. Sin embargo es culpa nuestra en parte, en realidad estoy de acuerdo contigo, esto esta totalmente fuera de lugar, pero teníamos que hacerlo. Quizás algún día sepáis el motivo, pero por el momento no diremos nada. Ahora... —dijo, mirando a Gael y a Noel y poniéndose de acuerdo con una mirada— ya hemos cumplido.
En cuanto terminó de hablar se aplicó un hechizo de limpieza para quitarse el maquillaje y se quitó el vestido con ayuda de la runa, poniéndose a continuación la ropa que había traído en su bolsa sin fondo, sin darle mucha importancia al hecho de permanecer unos segundos en ropa interior frente a los cosechados. Ahora llevaba unos vaqueros desgastados, sus Converse de piel, una camiseta ajustada de Nirvana, una sudadera negra con capucha y la cazadora de cuero del mismo color. Suspiro aliviado al enfundarse en su ropa habitual y se volvió de nuevo hacia los macieleros, observando con detenimiento al clinger y a la ulterana por tenerlos mas cerca. Le hacía gracia la espontaneidad del insecto, pero el ojo izquierdo de la pelirroja llamó mas su atención, pues hasta ese momento creía que era tuerta. La tonalidad oscura del mismo no dejaba mucho lugar a la imaginación a la hora de suponer el motivo por el que lo ocultaba, pero en opinión del griego aquel rasgo la favorecía.
—Bonitos ojos —fue lo único que comentó con una amplia sonrisa antes de dirigirse al resto—. Pido disculpas por la parte que me toca en este asunto, y de verdad espero que semejante visión no os persiga en sueños; pero tened en cuenta que en esta ciudad hay cosas aun mas raras que nosotros... tened cuidado y no os confiéis —les aconsejó con una sonrisa afilada, para mirar después al pelirrosa y responder a su pregunta—. Estáis aquí para sobrevivir, pimpollo, ese es vuestro cometido y todo lo que os debe preocupar por el momento; no podéis bajar la guardia, lo demás llegara a su debido tiempo —concluyó.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
27/12/13, 12:34 pm
Archime
Archime tuvo la intención de responderle a Cío, pero no pudo pasar de ahí debido a la aparición de Xalkoth. El biomecánico observó primero con curiosidad y luego con perplejidad las acciones del clinger, quien se afanó por enjabonar buena parte de la planta baja. Aun trataba de descifrar el motivo de aquello, preguntándose si el insecto habría comenzado a poner en práctica algún extraño método de limpieza, cuando lo vio deslizándose con aparente diversión sobre los surcos que había hecho. Para cuando se acercó al hueco de las escaleras por el cual su compañero había desparecido al perder el control de su alocada actividad, Keiria y Cío ya se encontraban ayudándolo, por lo que el ingeniero, tras contemplar una última vez la "obra" de Xalk, decidió que lo más adecuado en aquel momento era limpiar el estropicio para evitar futuras caídas.
Acababa de terminar de aplicar el hechizo de limpieza en todo el suelo afectado cuando llamaron a la puerta. La voz que los instaba a abrir no se hizo esperar y en el interior del torreón comenzó a formarse un debate en el cual Archime tan solo estableció en algún momento que "no es prudente abrir la puerta" pues no se hizo necesario recurrir con más insistencia a la lógica ya que esta se impuso entre los macieleros sin ningún problema. No obstante, la puerta se abrió de todas formas. Archime supo al instante que debían de haber empleado magia para ello, pues era evidente que los extravagantes individuos que había al otro lado no eran simples alimañas. Eran rocavarancoleses, no había duda de ello.
El biomecánico no pensó en lo ridículas que eran sus vestimentas y tan solo se hizo muchas preguntas acerca de aquellos tres. Uno de ellos estaba en llamas, aquello tenía que ser producto de la magia también. Se preguntaba por qué alguien podría querer permanecer en combustión de aquella forma, pero no encontró una razón demasiado lógica ya que estaba seguro de que si uno quería resguardarse del frío solo tenía que emplear un hechizo térmico. Los otros dos eran enormes seres alados con diferentes características que no tenían rasgos reconocibles entre las especies de cosechados de ninguno de los dos torreones ni del cuaderno de Marsi. En cualquier caso, los tres, si uno no se fijaba en lo ridículo de la vestimenta como era el caso del biomecánico, resultaban amenazadores con su presencia.
El irrense se sintió aun más confundido cuando el de las alas negras les mostró el contenido de la caja, preguntándose el sentido de todo aquello. Obviamente no lo halló y comenzaba a preguntarse si se trataba de algún elemento más que no comprendía cuando se hizo patente que casi ninguno de sus compañeros veía normal aquello. Se acercó a Lara cuando esta habló, ya que temía que sus agresivas palabras hubieran hecho enfadar a los tres desconocidos, pero fue entonces cuando comenzaron a reírse.
Noel
Noel asistió con diversión a algunas de las reacciones de los macieleros, especialmente la del humano y el sinhadre, aunque otras como la de la varmana tan solo le recordaron lo lamentable del espectáculo que estaban dando. Estaba a punto de responderle al imprudente clinger, quien a pesar de ello se había ganado su simpatía, cuando este se distrajo con Gael y la ulterana salió en su busca. El draco dejó escapar una risilla ante la defensa de la pelirroja hacia su compañero. La intervención de la ordesa, no obstante, se llevó la palma.
Noel intercambió alguna que otra mirada perpleja con el fuego fatuo y su hermano antes de romper a carcajadas igual que los otros dos. Este hecho fue el que le confirmó al sueco que su humor había mejorado notablemente, ya que ni siquiera le dio importancia al dolor que sintió... Aunque muy probablemente se debiese también al hecho de que aquella vez no se estaban riendo de él. Las palabras que le dirigió el hado a la pequeña peluda fueron como una señal tras la cual se pusieron de acuerdo enseguida para seguir el plan inicial del draco. Tras dejar la caja en el suelo, sacó sus ropas de siempre de la bolsa sin fondo, que era lo que había recogido en su cuarto antes de salir del cuchitril, y se quitó el vestido con la runa que había trazado Wen manualmente para poder ponérselo. Inmediatamente después, dándole la misma importancia nula que el hado al hecho de haberse quedado en ropa interior unos instantes, activó la runa tatuada.
—Me ofendes, Lara —se dirigió entonces a la ordesa con una sonrisa sarcástica, consciente de que ella no podía comprender como sabían su nombre, una vez se encontraba cómodamente vestido con sus pantalones y su cazadora de cuero—. Yo no tengo tan mal gusto; ninguno de nosotros tres, de hecho. Ni para el humor ni para la música, por cierto, aunque ni idea de quién es ese Astra del que hablas —explicó sin perder la sonrisa jocosa para luego girarse hacia la ulterana y el clinger. Estaba a punto de decirle algo a este último, cuando se fijó entonces en lo que llevaba la pelirroja en la muñeca. Un reloj que le iba algo grande, por eso llamó en principio su atención... Pero sobre todo cuando lo reconoció. Abrió ligeramente los ojos recordando entonces aquellos primeros momentos de su llegada a la ciudad. Ya se había olvidado por completo del artilugio—. ¿Lo has arreglado? —preguntó entonces a la chica señalando su muñeca—. Cuando lo perdí estaba roto —comentó como de pasada sin dar más explicaciones que aportasen una respuesta a las preguntas que sin duda le habían surgido a la ulterana.
El sueco habría actuado de forma muy diferente si hubiese estado solo tal y como era la idea inicial y probablemente la conversación con los cosechados habría sido bastante menos inofensiva por su parte. No obstante, en aquel momento, libre del ridículo que le suponía el vestido y contando con compañía, se sentía de bastante buen humor. Aunque aun no se había librado del último elemento discordante.
—Iba a dejaros este maravilloso paquete aquí porque no tengo intención de volver a verlo delante en la vida —les explicó a continuación mientras señalaba la caja de los dildos con la mirada—. Pero está claro que a la mayoría de vosotros no os interesa la mercancía, por lo que es mejor darle patada al asunto.
Y, literalmente, le dio una fuerte patada a la caja en dirección al foso, a cuyo interior se precipitó en un instante.
>>Más os vale no reíros la próxima vez que nos veamos, por cierto —dijo esbozando una sonrisa maliciosa con cierto tinte amenazante y girándose de nuevo hacia los cosechados tras observar como la caja se caía. Les sostuvo la mirada unos instantes antes de volver a echarse a reír—. No os toméis demasiado en serio la amenaza porque, al fin y al cabo, ¿qué ha sido serio de este encuentro? Pero de todas formas no me la tenéis que agradecer a mí. Ni la amenaza, ni el espectáculo lamentable ni los "penes de pega". Algún día podréis agradecérselo vosotros mismos a un saco de arena y huesos que reconoceréis cuando lo veais. —Noel volvió a esbozar una sonrisa maliciosa pero con un matiz bastante diferente y se giró para dirigir su cabeza hacia el edificio desde el que sabía que el resto estaba observando la escena y levantó un pulgar con gesto burlesco. Dedicado a Matt por supuesto.
Cuando ya alzaban el vuelo para irse, el draco se detuvo en medio del aire unos instantes y elevó la voz para que pudieran oírlo.
—Clinger —llamó—. Ahí tienes unas cuantas.
El draco lanzó una serie de plumas de sus alas y su cola. Los proyectiles se clavaron limpiamente en el marco de madera del portón tras atravesar calculadamente la zona donde se encontraban congregados los cosechados
>>Ten cuidado que cortan —añadió con diversión.
Archime tuvo la intención de responderle a Cío, pero no pudo pasar de ahí debido a la aparición de Xalkoth. El biomecánico observó primero con curiosidad y luego con perplejidad las acciones del clinger, quien se afanó por enjabonar buena parte de la planta baja. Aun trataba de descifrar el motivo de aquello, preguntándose si el insecto habría comenzado a poner en práctica algún extraño método de limpieza, cuando lo vio deslizándose con aparente diversión sobre los surcos que había hecho. Para cuando se acercó al hueco de las escaleras por el cual su compañero había desparecido al perder el control de su alocada actividad, Keiria y Cío ya se encontraban ayudándolo, por lo que el ingeniero, tras contemplar una última vez la "obra" de Xalk, decidió que lo más adecuado en aquel momento era limpiar el estropicio para evitar futuras caídas.
Acababa de terminar de aplicar el hechizo de limpieza en todo el suelo afectado cuando llamaron a la puerta. La voz que los instaba a abrir no se hizo esperar y en el interior del torreón comenzó a formarse un debate en el cual Archime tan solo estableció en algún momento que "no es prudente abrir la puerta" pues no se hizo necesario recurrir con más insistencia a la lógica ya que esta se impuso entre los macieleros sin ningún problema. No obstante, la puerta se abrió de todas formas. Archime supo al instante que debían de haber empleado magia para ello, pues era evidente que los extravagantes individuos que había al otro lado no eran simples alimañas. Eran rocavarancoleses, no había duda de ello.
El biomecánico no pensó en lo ridículas que eran sus vestimentas y tan solo se hizo muchas preguntas acerca de aquellos tres. Uno de ellos estaba en llamas, aquello tenía que ser producto de la magia también. Se preguntaba por qué alguien podría querer permanecer en combustión de aquella forma, pero no encontró una razón demasiado lógica ya que estaba seguro de que si uno quería resguardarse del frío solo tenía que emplear un hechizo térmico. Los otros dos eran enormes seres alados con diferentes características que no tenían rasgos reconocibles entre las especies de cosechados de ninguno de los dos torreones ni del cuaderno de Marsi. En cualquier caso, los tres, si uno no se fijaba en lo ridículo de la vestimenta como era el caso del biomecánico, resultaban amenazadores con su presencia.
El irrense se sintió aun más confundido cuando el de las alas negras les mostró el contenido de la caja, preguntándose el sentido de todo aquello. Obviamente no lo halló y comenzaba a preguntarse si se trataba de algún elemento más que no comprendía cuando se hizo patente que casi ninguno de sus compañeros veía normal aquello. Se acercó a Lara cuando esta habló, ya que temía que sus agresivas palabras hubieran hecho enfadar a los tres desconocidos, pero fue entonces cuando comenzaron a reírse.
Noel
Noel asistió con diversión a algunas de las reacciones de los macieleros, especialmente la del humano y el sinhadre, aunque otras como la de la varmana tan solo le recordaron lo lamentable del espectáculo que estaban dando. Estaba a punto de responderle al imprudente clinger, quien a pesar de ello se había ganado su simpatía, cuando este se distrajo con Gael y la ulterana salió en su busca. El draco dejó escapar una risilla ante la defensa de la pelirroja hacia su compañero. La intervención de la ordesa, no obstante, se llevó la palma.
Noel intercambió alguna que otra mirada perpleja con el fuego fatuo y su hermano antes de romper a carcajadas igual que los otros dos. Este hecho fue el que le confirmó al sueco que su humor había mejorado notablemente, ya que ni siquiera le dio importancia al dolor que sintió... Aunque muy probablemente se debiese también al hecho de que aquella vez no se estaban riendo de él. Las palabras que le dirigió el hado a la pequeña peluda fueron como una señal tras la cual se pusieron de acuerdo enseguida para seguir el plan inicial del draco. Tras dejar la caja en el suelo, sacó sus ropas de siempre de la bolsa sin fondo, que era lo que había recogido en su cuarto antes de salir del cuchitril, y se quitó el vestido con la runa que había trazado Wen manualmente para poder ponérselo. Inmediatamente después, dándole la misma importancia nula que el hado al hecho de haberse quedado en ropa interior unos instantes, activó la runa tatuada.
—Me ofendes, Lara —se dirigió entonces a la ordesa con una sonrisa sarcástica, consciente de que ella no podía comprender como sabían su nombre, una vez se encontraba cómodamente vestido con sus pantalones y su cazadora de cuero—. Yo no tengo tan mal gusto; ninguno de nosotros tres, de hecho. Ni para el humor ni para la música, por cierto, aunque ni idea de quién es ese Astra del que hablas —explicó sin perder la sonrisa jocosa para luego girarse hacia la ulterana y el clinger. Estaba a punto de decirle algo a este último, cuando se fijó entonces en lo que llevaba la pelirroja en la muñeca. Un reloj que le iba algo grande, por eso llamó en principio su atención... Pero sobre todo cuando lo reconoció. Abrió ligeramente los ojos recordando entonces aquellos primeros momentos de su llegada a la ciudad. Ya se había olvidado por completo del artilugio—. ¿Lo has arreglado? —preguntó entonces a la chica señalando su muñeca—. Cuando lo perdí estaba roto —comentó como de pasada sin dar más explicaciones que aportasen una respuesta a las preguntas que sin duda le habían surgido a la ulterana.
El sueco habría actuado de forma muy diferente si hubiese estado solo tal y como era la idea inicial y probablemente la conversación con los cosechados habría sido bastante menos inofensiva por su parte. No obstante, en aquel momento, libre del ridículo que le suponía el vestido y contando con compañía, se sentía de bastante buen humor. Aunque aun no se había librado del último elemento discordante.
—Iba a dejaros este maravilloso paquete aquí porque no tengo intención de volver a verlo delante en la vida —les explicó a continuación mientras señalaba la caja de los dildos con la mirada—. Pero está claro que a la mayoría de vosotros no os interesa la mercancía, por lo que es mejor darle patada al asunto.
Y, literalmente, le dio una fuerte patada a la caja en dirección al foso, a cuyo interior se precipitó en un instante.
>>Más os vale no reíros la próxima vez que nos veamos, por cierto —dijo esbozando una sonrisa maliciosa con cierto tinte amenazante y girándose de nuevo hacia los cosechados tras observar como la caja se caía. Les sostuvo la mirada unos instantes antes de volver a echarse a reír—. No os toméis demasiado en serio la amenaza porque, al fin y al cabo, ¿qué ha sido serio de este encuentro? Pero de todas formas no me la tenéis que agradecer a mí. Ni la amenaza, ni el espectáculo lamentable ni los "penes de pega". Algún día podréis agradecérselo vosotros mismos a un saco de arena y huesos que reconoceréis cuando lo veais. —Noel volvió a esbozar una sonrisa maliciosa pero con un matiz bastante diferente y se giró para dirigir su cabeza hacia el edificio desde el que sabía que el resto estaba observando la escena y levantó un pulgar con gesto burlesco. Dedicado a Matt por supuesto.
Cuando ya alzaban el vuelo para irse, el draco se detuvo en medio del aire unos instantes y elevó la voz para que pudieran oírlo.
—Clinger —llamó—. Ahí tienes unas cuantas.
El draco lanzó una serie de plumas de sus alas y su cola. Los proyectiles se clavaron limpiamente en el marco de madera del portón tras atravesar calculadamente la zona donde se encontraban congregados los cosechados
>>Ten cuidado que cortan —añadió con diversión.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
27/12/13, 06:11 pm
Cío:
Terminó por pensar que muchos de sus compañeros estaban locos de atar. Shaco, incoherencias habituales; Nero, bromas y buen humor totalmente fuera de lugar; Xalk, como si los conociera de toda la vida; y Lara… siendo Lara. La varmana dijo justo lo que había que decir, viendo que no eran irracionales aquellos tipos, aunque la respuesta a la pregunta de Anri también le interesaba. Habiéndose encargado Keiria de Xalk, él se acercó a Lara, que temblaba, y tiró de ella ligeramente hacia atrás. No tenía nada que pudiera ayudar, solo temor por lo que pudiera pasar si los había cabreado, pero de pronto allí estaban, riendo a carcajadas, dejándolo desconcertado. Una de las torres aladas, el de piel negra, se dirigió a la ordesa nada más y nada menos que por su nombre, que nadie había pronunciado desde que habían abierto la puerta. Estando a la defensiva les dirigió miradas más bien poco amistosas, pero ellos no dejaban de hacerse los simpáticos y, tras dar a entender que habían hecho aquello obligados, se cambiaron de ropa con algún tipo de magia desconocida, mostrándoles la ropa interior en el proceso. Se vistieron de forma corriente y empezaron a tomarse confianzas que no gustaron nada al irrense. El reloj, los comentarios y explicaciones a medias. Se estaban burlando de ellos, pero tal vez había algo más. La caja terminó en el foso y con ella se terminó aquella absurda visita. «Pero dadle uno a Nero, no le hagáis el feo» pensó, irritado por todo lo que acababa de pasar.
—No nos hemos reído ni hoy, no sé por qué tendría que encontrarle la gracia más adelante —le contestó al emplumado entre dientes tras su amenaza velada. Pero si había hablado era porque habían dejado claro que ya se iban y no tenían intención de hacer nada más. De alguna manera parecían sinceros en su actitud amistosa, pero estaba dispuesto a no confiar en ellos. Tal vez no todos los habitantes de la ciudad eran como Astra, pero sí extraños un rato largo.
Cuando se fueron, por fin, todavía no se relajó pero sí respiró algo más tranquilo.
—¿Qué será lo siguiente? —preguntó con fastidio. Estaba totalmente curado de espanto, pero harto de las burlas que les hacía Rocavarancolia. «Solo nos queda volvernos tan locos como ellos». Ese pensamiento no ayudaba, pero lo cierto era que, para él, aquella ciudad tenía dos caras, y una parte de ella sí le empezaba a parecer interesante. Aunque tras el incidente de ese día probablemente volvería a tardar en pensarlo.
Gael:
Las reacciones de los chicos eran variopintas. La mayoría desconfiaban o estaban enfadados, pero también alguno se lo tomó con humor, como el chico pelirrojo y el sinhadre, que le hicieron bastante gracia, aunque le preocupó, a su manera, que se tomasen así todos los peligros que apareciesen en su puerta. El insecto se les acercó bastante más de lo que ningún otro había hecho, pidiéndole plumas a Noel y hablándole a él. Soltó una breve risotada y le respondió.
—Cuando llueve me mojo como los demás —dijo citando una canción popular. Hubiera añadido algo más a su respuesta, pero una de las ulteranas que habían visto el día anterior tiró de él, dando una explicación que le volvió a hacer reír, aunque no duró mucho. La siguiente en intervenir fue la ordesa, Lara, que les soltó un buen discurso, y aunque tenía razón en bastantes cosas y eso no tenían gracia, otras tantas lograron que terminase por reír a carcajadas a la vez que sus amigos cuando hubo terminado.
No tardaron entonces en cambiarse de ropa, y Gael se alegró de que el fuego lo tapase un poco. Una vez estuvo en vaqueros, camiseta y la vieja chaqueta de Noel, dedicó una sonrisa inofensiva a los cosechados de Maciel y habló después de que lo hicieran sus amigos.
—Nos hemos dejado la dignidad en esto, espero que estéis perceptivos para las explicaciones cuando lleguen. —Después se despidió con la mano, siendo consciente de alguna que otra mirada cortante, y comenzó a levitar para salvar el foso y alejarse con Noel y Vac hacia donde esperaba el resto del grupo. Quería ver las reacciones de los demás cuanto antes.
Sigue en el Barrio de los Callejones Sin Salida.
Terminó por pensar que muchos de sus compañeros estaban locos de atar. Shaco, incoherencias habituales; Nero, bromas y buen humor totalmente fuera de lugar; Xalk, como si los conociera de toda la vida; y Lara… siendo Lara. La varmana dijo justo lo que había que decir, viendo que no eran irracionales aquellos tipos, aunque la respuesta a la pregunta de Anri también le interesaba. Habiéndose encargado Keiria de Xalk, él se acercó a Lara, que temblaba, y tiró de ella ligeramente hacia atrás. No tenía nada que pudiera ayudar, solo temor por lo que pudiera pasar si los había cabreado, pero de pronto allí estaban, riendo a carcajadas, dejándolo desconcertado. Una de las torres aladas, el de piel negra, se dirigió a la ordesa nada más y nada menos que por su nombre, que nadie había pronunciado desde que habían abierto la puerta. Estando a la defensiva les dirigió miradas más bien poco amistosas, pero ellos no dejaban de hacerse los simpáticos y, tras dar a entender que habían hecho aquello obligados, se cambiaron de ropa con algún tipo de magia desconocida, mostrándoles la ropa interior en el proceso. Se vistieron de forma corriente y empezaron a tomarse confianzas que no gustaron nada al irrense. El reloj, los comentarios y explicaciones a medias. Se estaban burlando de ellos, pero tal vez había algo más. La caja terminó en el foso y con ella se terminó aquella absurda visita. «Pero dadle uno a Nero, no le hagáis el feo» pensó, irritado por todo lo que acababa de pasar.
—No nos hemos reído ni hoy, no sé por qué tendría que encontrarle la gracia más adelante —le contestó al emplumado entre dientes tras su amenaza velada. Pero si había hablado era porque habían dejado claro que ya se iban y no tenían intención de hacer nada más. De alguna manera parecían sinceros en su actitud amistosa, pero estaba dispuesto a no confiar en ellos. Tal vez no todos los habitantes de la ciudad eran como Astra, pero sí extraños un rato largo.
Cuando se fueron, por fin, todavía no se relajó pero sí respiró algo más tranquilo.
—¿Qué será lo siguiente? —preguntó con fastidio. Estaba totalmente curado de espanto, pero harto de las burlas que les hacía Rocavarancolia. «Solo nos queda volvernos tan locos como ellos». Ese pensamiento no ayudaba, pero lo cierto era que, para él, aquella ciudad tenía dos caras, y una parte de ella sí le empezaba a parecer interesante. Aunque tras el incidente de ese día probablemente volvería a tardar en pensarlo.
Gael:
Las reacciones de los chicos eran variopintas. La mayoría desconfiaban o estaban enfadados, pero también alguno se lo tomó con humor, como el chico pelirrojo y el sinhadre, que le hicieron bastante gracia, aunque le preocupó, a su manera, que se tomasen así todos los peligros que apareciesen en su puerta. El insecto se les acercó bastante más de lo que ningún otro había hecho, pidiéndole plumas a Noel y hablándole a él. Soltó una breve risotada y le respondió.
—Cuando llueve me mojo como los demás —dijo citando una canción popular. Hubiera añadido algo más a su respuesta, pero una de las ulteranas que habían visto el día anterior tiró de él, dando una explicación que le volvió a hacer reír, aunque no duró mucho. La siguiente en intervenir fue la ordesa, Lara, que les soltó un buen discurso, y aunque tenía razón en bastantes cosas y eso no tenían gracia, otras tantas lograron que terminase por reír a carcajadas a la vez que sus amigos cuando hubo terminado.
No tardaron entonces en cambiarse de ropa, y Gael se alegró de que el fuego lo tapase un poco. Una vez estuvo en vaqueros, camiseta y la vieja chaqueta de Noel, dedicó una sonrisa inofensiva a los cosechados de Maciel y habló después de que lo hicieran sus amigos.
—Nos hemos dejado la dignidad en esto, espero que estéis perceptivos para las explicaciones cuando lleguen. —Después se despidió con la mano, siendo consciente de alguna que otra mirada cortante, y comenzó a levitar para salvar el foso y alejarse con Noel y Vac hacia donde esperaba el resto del grupo. Quería ver las reacciones de los demás cuanto antes.
Sigue en el Barrio de los Callejones Sin Salida.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
27/12/13, 06:34 pm
El aprendiz estuvo ahí, confuso y con su bõ mientras los demás compañeros de torreón hacian sus participaciones varias respecto al tema. Lo que fuera que fuese aquellos travestidos, se descubrió que no lo estaban haciendo por gusto. Todo parecia indicarle al ruso que, aparentemente, habia una sociedad de monstruos en la ciudad que funcionaban como cualquier otra, con su cultura, educación y... aparentemente grupos musicales... Y que, por lo tanto, estaban ahí en base a una especie de broma que tenian que tenian que sufrir. La típica broma que se hacia al perder una apuesta, debido al grado de humillación. Seguia sin entender nada.
-Y se van...-murmuró, incrédulo.-¡A-Adios!-se despidió con la mano, algo trastocado por la repentina y bizarra visita.
-¡Qué gente más rara! ¿Verdad?-comentó con una risotada, llevandose las manos a la nuca.
No tardó en poner sus pensamientos a oidos de todos.
-Esto... Oid... Creo que esos monstruos... No son tan monstruos como aparentan.-sacudió la cabeza, debido a su inhabilidad para explciarse.-¡Q-Quiero decir! Son grandes y dan algo de miedo y tal pero... no parecian malas perso-... monstruos... Además, el de orejas puntiagudas o tiene buen gusto para la música o bien es un poser de los huevos... ¡Y el otro dijo que ese...-señaló al reloj que llevaba Keiria.-...era suyo! ¿Puede significar que...-dijo, adoptando una postura meditante unos instantes para lograr alcanzar la respuesta.
-¿¡La burbuja inmoviliaria tambien ha llegado hasta aquí!? Que mala es la crisis... Que ahora hasta los monstruos se les desaucia...-acabó por concluir el aprendiz, elevando otra risotada al aire.
-Y se van...-murmuró, incrédulo.-¡A-Adios!-se despidió con la mano, algo trastocado por la repentina y bizarra visita.
-¡Qué gente más rara! ¿Verdad?-comentó con una risotada, llevandose las manos a la nuca.
No tardó en poner sus pensamientos a oidos de todos.
-Esto... Oid... Creo que esos monstruos... No son tan monstruos como aparentan.-sacudió la cabeza, debido a su inhabilidad para explciarse.-¡Q-Quiero decir! Son grandes y dan algo de miedo y tal pero... no parecian malas perso-... monstruos... Además, el de orejas puntiagudas o tiene buen gusto para la música o bien es un poser de los huevos... ¡Y el otro dijo que ese...-señaló al reloj que llevaba Keiria.-...era suyo! ¿Puede significar que...-dijo, adoptando una postura meditante unos instantes para lograr alcanzar la respuesta.
-¿¡La burbuja inmoviliaria tambien ha llegado hasta aquí!? Que mala es la crisis... Que ahora hasta los monstruos se les desaucia...-acabó por concluir el aprendiz, elevando otra risotada al aire.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
27/12/13, 07:08 pm
A Marsi le chirriaban los dientes. Se estaban burlando de ellos, esos monstruos de habían presentado allí, se habían burlado de su pobre intento por mantenerse a salvo en la ciudad, habían demostrado que podían entrar cuando les diese la gana, que sabían más que ellos (cosa no demasiado complicada) pero sin hacer nada. Pero había sido aún peor la reacción de los de Maciel. Cuando el bicho salió corriendo hacia ellos le entraron ganas de arrearle con la lanza, pero fue el discurso de Lara lo que terminó de quitarle el color de la cara definitivamente. Tan solo esperaba que no se encontrasen con demasiados monstruos, porque probablemente moriría la mayoría.
Cuando el trío extravagante se marchó, no sin antes soltar un par de frases enigmáticas y darles un espectáculo de nudismo gratuito (para el que Marsi apartó la mirada con disimulo), la varmana aguardó a que Keiria metiese al bicho de vuelta en el torreón y cerró el portón. No iba a servir de nada, pero arrastró una mesa y algún mueble más y los puso en la entrada. Permaneció unos segundos apoyada en los muebles, respirando profundamente, y luego se volvió.
-¡¿Se puede saber que os pasa a vosotros en la cabeza?!- gritó con voz aguda, todavía en tensión por lo estresante de la situación- Tres bichos raros y enormes, con garras y dientes y de todo, abren el maldito portón sin hacer ningún esfuerzo ¿y no se os ocurre nada mejor que hacer chistes al respecto, insultarles o correr como putos gilipollas hacia ellos para pedir plumas??- señaló las que se habían clavado en el marco- ¡Podrían habernos matado! ¿Es que estais locos?
Se llevó las manos a la cara, frotándose la piel con fuerza. Se tiró del pelo, y finalmente se dejó caer en el suelo, aguantándose las lágrimas. Los mosntruos habían hablado de una humillación, y sin duda ella se sentía humillada. Acababan de decirle que todo lo que entrenaba no serviría para nada. Sentada en el suelo, cruzó los brazos sobre las rodillas flexionadas y suspiró.
-A este paso vamos amorir todos...
Cuando el trío extravagante se marchó, no sin antes soltar un par de frases enigmáticas y darles un espectáculo de nudismo gratuito (para el que Marsi apartó la mirada con disimulo), la varmana aguardó a que Keiria metiese al bicho de vuelta en el torreón y cerró el portón. No iba a servir de nada, pero arrastró una mesa y algún mueble más y los puso en la entrada. Permaneció unos segundos apoyada en los muebles, respirando profundamente, y luego se volvió.
-¡¿Se puede saber que os pasa a vosotros en la cabeza?!- gritó con voz aguda, todavía en tensión por lo estresante de la situación- Tres bichos raros y enormes, con garras y dientes y de todo, abren el maldito portón sin hacer ningún esfuerzo ¿y no se os ocurre nada mejor que hacer chistes al respecto, insultarles o correr como putos gilipollas hacia ellos para pedir plumas??- señaló las que se habían clavado en el marco- ¡Podrían habernos matado! ¿Es que estais locos?
Se llevó las manos a la cara, frotándose la piel con fuerza. Se tiró del pelo, y finalmente se dejó caer en el suelo, aguantándose las lágrimas. Los mosntruos habían hablado de una humillación, y sin duda ella se sentía humillada. Acababan de decirle que todo lo que entrenaba no serviría para nada. Sentada en el suelo, cruzó los brazos sobre las rodillas flexionadas y suspiró.
-A este paso vamos amorir todos...
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
27/12/13, 08:24 pm
Lara esperó cualquier cosa menos lo que ocurrió y si eso ya la dejó desconcertada, que los hombres pájaro y mariposa la llamaran por su nombre la dejó aún más tocada. Sintió como Cio tiraba de ella para atrás, pero seguía con la mirada clavada en aquellos tres seres. <<Sabía que no nos harían nada>> decía una vocecilla en la cabeza. <<¿Pero cómo narices saben esos mi nombre?>> se preguntó la misma vocecilla, que no era más que la voz de so conciencia. <<¿Y Por qué narices les hace tanta gracia que tenga las cosas en su sitio?>>. Las respuestas inesperadas le comieron la lengua.
No pasó por alto el espectáculo de nudismo, ni apartó la mirada. De hecho tuvo tiempo de decidir que, quitando las diferencias, ninguno de los tres estaba de mal ver. El hecho de que volaran o levitaran era un plus, aunque Lara dudaba que Llamaviva (cómo había decidido bautizar al ardiente) fuera demasiado sano para la piel. Aún con todo, lo que más lastima le dio fue que no hubieran decidido tirar los vestidos a su alcance.
El sonido de las plumas al clavarse la sacó de sus pensamientos de costura.
—¡Mierda! No les he preguntado que de dónde se ha sacado mi nombre... ¡TÚ! ¡Plumasduras! ¡Machiposón!—gritó con la esperanza de que todavía le oyeran, improvisando el nombre de sus especie igual que había hecho con el de fuego—. ¿DE QUÉ CEROS ME CONOCEIS LOS DOS?—No hubo respuestas, por lo que la ordesa volvió al interior farfullando algo del palo "me cago en todo lo cagable".
A pesar de que al final quedó con un buen sabor de boca de toda la situación que se había formado, era consciente de que se había arriesgado al decidir seguir una corazonada en lugar de tirar los dados o simplemente analizar la situación, cosa que por otro lado se le hacía inviable sabiendo lo poco que sabía sobre aquellos seres. La reacción de Marsi constató lo que ya era un hecho para la ordesa, que se arrodilló junto a la varmana e hizo el amago de abrazarla, cosa que acabaría haciendo si Marsi no rechazaba el gesto.
—Tranquilízate, corazón, lo importante es que no ha pasado nada. No parecían del gremio de los serpelinos o incluso de Astra. De hecho tenían pinta de ser gente maja... Monstruos majos—se corrigió, emulando a Shaco—. Y aún así... No podemos asustarnos de cada cosa que se nos acerque en esta ciudad, hay que ser valientes y plantar cara a los peligros. Si de verdad hay criaturas capaces de atacarnos y matarnos dentro de los torreones, que escondamos las orejas o no va a dar igual. No va a cambiar nada... Así que, ¿De qué sirve que nos acojonemos?—estaba escogiendo las palabras procurando tener el mayor tacto posible de manera que con otros ordeses seguro que funcionaría. Sin embargo, con varmanos u otras especies no lo tenía tan claro. De hecho, nisiquiera Lara se creía del todo lo que estaba diciendo—. Hay que mantener el espíritu de lucha—dijo finalmente con la boca pequeña.
No pasó por alto el espectáculo de nudismo, ni apartó la mirada. De hecho tuvo tiempo de decidir que, quitando las diferencias, ninguno de los tres estaba de mal ver. El hecho de que volaran o levitaran era un plus, aunque Lara dudaba que Llamaviva (cómo había decidido bautizar al ardiente) fuera demasiado sano para la piel. Aún con todo, lo que más lastima le dio fue que no hubieran decidido tirar los vestidos a su alcance.
El sonido de las plumas al clavarse la sacó de sus pensamientos de costura.
—¡Mierda! No les he preguntado que de dónde se ha sacado mi nombre... ¡TÚ! ¡Plumasduras! ¡Machiposón!—gritó con la esperanza de que todavía le oyeran, improvisando el nombre de sus especie igual que había hecho con el de fuego—. ¿DE QUÉ CEROS ME CONOCEIS LOS DOS?—No hubo respuestas, por lo que la ordesa volvió al interior farfullando algo del palo "me cago en todo lo cagable".
A pesar de que al final quedó con un buen sabor de boca de toda la situación que se había formado, era consciente de que se había arriesgado al decidir seguir una corazonada en lugar de tirar los dados o simplemente analizar la situación, cosa que por otro lado se le hacía inviable sabiendo lo poco que sabía sobre aquellos seres. La reacción de Marsi constató lo que ya era un hecho para la ordesa, que se arrodilló junto a la varmana e hizo el amago de abrazarla, cosa que acabaría haciendo si Marsi no rechazaba el gesto.
—Tranquilízate, corazón, lo importante es que no ha pasado nada. No parecían del gremio de los serpelinos o incluso de Astra. De hecho tenían pinta de ser gente maja... Monstruos majos—se corrigió, emulando a Shaco—. Y aún así... No podemos asustarnos de cada cosa que se nos acerque en esta ciudad, hay que ser valientes y plantar cara a los peligros. Si de verdad hay criaturas capaces de atacarnos y matarnos dentro de los torreones, que escondamos las orejas o no va a dar igual. No va a cambiar nada... Así que, ¿De qué sirve que nos acojonemos?—estaba escogiendo las palabras procurando tener el mayor tacto posible de manera que con otros ordeses seguro que funcionaría. Sin embargo, con varmanos u otras especies no lo tenía tan claro. De hecho, nisiquiera Lara se creía del todo lo que estaba diciendo—. Hay que mantener el espíritu de lucha—dijo finalmente con la boca pequeña.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejosPersonajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
28/12/13, 12:27 am
Nero frunció el ceño brevemente cuando Lara se lanzó a darles una de sus peroratas a los visitantes, pero viendo que no tenía mayores repercusiones, lo dejó correr por el momento, más atento a la respuesta de la mariposa oscura. “Gracias por tu valiosa aportación de mierda” pensó sin hacer mucho más que entornar los ojos un momento, apenas variando el gesto.
Se encogió de hombros cuando vio ir al foso los dildos, e hizo el gesto de despedida sinhadre más relajado de lo que en realidad se sentía, con gesto de aburrimiento.
Una vez solos, fue a abstenerse de decir nada –especialmente a las apreciaciones ilógicas del ratón naranja – cuando Marsi les increpó por sus actos. Con calma, se retiró un mechón de pelo de los ojos y la miró para responder:
- No había reacción correcta.
La posible respuesta del edeel fue interrumpida por el consuelo de Lara, y por primera vez la albina habló.
- No. Hay una diferencia fundamental entre ser valientes y actuar sin cabeza. Amenazar e insultar desconocidos que podrían separarte la cabeza del cuello, teniendo hijos que son responsabilidad tuya antes que nuestra, entra en lo segundo – dijo, antes de dirigirse a la varmana con una cordialidad irreprochable – .Si quieres entrenar a lo largo de la tarde, solo necesitas pedírmelo.
Nero sonrió levemente mientras Ri se iba a un paso rápido que delataba que la había afectado aquello, y haciendo girar entre sus dedos el final de su trenza, retomó la respuesta que le iba a dar a Marsi. Estaba realmente tranquilo, al menos en lo que respectaba a sus compañeros de cosecha. Todo lo relacionado con la visita sería algo que analizaría después.
- No había reacción correcta. Tan sencillo como eso, podían haber decidido tomarse a mal el silencio de Ri, o que pretendieses echarlos. Vestidos así, podrían haber estado locos como Astra y nada de lo que hubiéramos hecho hubiera sido buena idea ni habría detenido lo que quisiesen hacer. Yo decidí seguirles el juego, que lo considero bastante más inocuo que sugerirles que “se metan por el culo su mercancía hasta sangrar”. Porque la realidad es que estábamos a su merced y no sabíamos de qué iba la cosa. – Nero se encogió de hombros, y luego sonrió ampliamente- además, son probablemente la cosa mas grotesca y divertida con la que me he cruzado por ahora. Ya que vamos a morir todos, por lo menos déjame reirme todo lo que quiera.
Anriel acababa de perderse como su edeel ofrecia una explicación logica y coherente de sus actos, sin huecos ni chistes internos. Y eso no era una cosa que sucediese a menudo, ni que Nero pensase repetir. Tenía motivos para hablar en ese momento, pero lo que los otros opinasen o entendiesen en sus acciones, rara vez le importaba. Y no, no habría segunda vez, por lo que estiró todavía más el gesto y añadió:
- Si quereis mi opinión, no existe tal cosa como los "monstruos majos". No si lo que pretendeis es sobrevivir. Mientras sepan hablar, algo util pueden decir, pero no son cosechados, no son amigos y confiarse es un error. Una cosa es bromear y otra tomarselo a broma. Claro que si en nuestras siguientes salidas quereis acariciar serpelinos, adelante.
Se encogió de hombros cuando vio ir al foso los dildos, e hizo el gesto de despedida sinhadre más relajado de lo que en realidad se sentía, con gesto de aburrimiento.
Una vez solos, fue a abstenerse de decir nada –especialmente a las apreciaciones ilógicas del ratón naranja – cuando Marsi les increpó por sus actos. Con calma, se retiró un mechón de pelo de los ojos y la miró para responder:
- No había reacción correcta.
La posible respuesta del edeel fue interrumpida por el consuelo de Lara, y por primera vez la albina habló.
- No. Hay una diferencia fundamental entre ser valientes y actuar sin cabeza. Amenazar e insultar desconocidos que podrían separarte la cabeza del cuello, teniendo hijos que son responsabilidad tuya antes que nuestra, entra en lo segundo – dijo, antes de dirigirse a la varmana con una cordialidad irreprochable – .Si quieres entrenar a lo largo de la tarde, solo necesitas pedírmelo.
Nero sonrió levemente mientras Ri se iba a un paso rápido que delataba que la había afectado aquello, y haciendo girar entre sus dedos el final de su trenza, retomó la respuesta que le iba a dar a Marsi. Estaba realmente tranquilo, al menos en lo que respectaba a sus compañeros de cosecha. Todo lo relacionado con la visita sería algo que analizaría después.
- No había reacción correcta. Tan sencillo como eso, podían haber decidido tomarse a mal el silencio de Ri, o que pretendieses echarlos. Vestidos así, podrían haber estado locos como Astra y nada de lo que hubiéramos hecho hubiera sido buena idea ni habría detenido lo que quisiesen hacer. Yo decidí seguirles el juego, que lo considero bastante más inocuo que sugerirles que “se metan por el culo su mercancía hasta sangrar”. Porque la realidad es que estábamos a su merced y no sabíamos de qué iba la cosa. – Nero se encogió de hombros, y luego sonrió ampliamente- además, son probablemente la cosa mas grotesca y divertida con la que me he cruzado por ahora. Ya que vamos a morir todos, por lo menos déjame reirme todo lo que quiera.
Anriel acababa de perderse como su edeel ofrecia una explicación logica y coherente de sus actos, sin huecos ni chistes internos. Y eso no era una cosa que sucediese a menudo, ni que Nero pensase repetir. Tenía motivos para hablar en ese momento, pero lo que los otros opinasen o entendiesen en sus acciones, rara vez le importaba. Y no, no habría segunda vez, por lo que estiró todavía más el gesto y añadió:
- Si quereis mi opinión, no existe tal cosa como los "monstruos majos". No si lo que pretendeis es sobrevivir. Mientras sepan hablar, algo util pueden decir, pero no son cosechados, no son amigos y confiarse es un error. Una cosa es bromear y otra tomarselo a broma. Claro que si en nuestras siguientes salidas quereis acariciar serpelinos, adelante.
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- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
28/12/13, 01:01 am
-Lara... - comenzó Marsi dejándose abrazar, aunque en realidad no tenía muchas- No sé como será en tu mundo, pero en el mío los monstruos majos son los peores... porque no te los ves venir.- Marsi había pasado mucho tiempo rodeada de sonrisas falsas, apariencias y puñaladas traperas. Saber a primera vista quién era tu enemigo no era mucho problema, solo tienes que hacerte más fuerte y plantarle cara, pero cuando dudas si ese monstruo podría ser una buena persona acabas exponiéndote, tarde o temprano. -Eran desconocidos, encima de aspecto sospechoso, uno no puede arriesgarse por mucho que te digan que vienen de buenas.
Ri habló, y sus palabras le dieron ánimos, en cierto modo. Realmente, por mucho que le hubiese jodido la visita, no tenía otra que seguir luchando. Se había esforzado mucho, y tenía claro que al menos tenía una fecha límite, ¿no? << Hasta la Luna Roja... dijeron que sobreviviésemos hasta la Luna Roja...>> Y en un año podría volver a casa. Aunque solo fuera por su salud mental, tenía que centrarse en sobrevivir. En mejorar y sobrevivir. Todo lo que pudiera. Y no pensaba aceptar ninguna excusa barata ni explicación cutre que los macieleros le dieran sobre su comportamiento irracional. Miró a Nero a los ojos.
-Tal vez sea algo cultural, pero que puedas reirte en una situación así o que encuentres divertidos a esos tres me resulta siniestro. De cualquier forma, si este fuera mi torreón sugeriría decidir un plan de acción por si ocurriese en otra ocasión.
A lo mejor morían todos, pero Marsi no pensaba morir riendole los chistes a ningún monstruo. Corrió en busca de Ri, y la encontró en su habitación.
-Estoy lista cuando tú lo estés- le dijo.
Ri habló, y sus palabras le dieron ánimos, en cierto modo. Realmente, por mucho que le hubiese jodido la visita, no tenía otra que seguir luchando. Se había esforzado mucho, y tenía claro que al menos tenía una fecha límite, ¿no? << Hasta la Luna Roja... dijeron que sobreviviésemos hasta la Luna Roja...>> Y en un año podría volver a casa. Aunque solo fuera por su salud mental, tenía que centrarse en sobrevivir. En mejorar y sobrevivir. Todo lo que pudiera. Y no pensaba aceptar ninguna excusa barata ni explicación cutre que los macieleros le dieran sobre su comportamiento irracional. Miró a Nero a los ojos.
-Tal vez sea algo cultural, pero que puedas reirte en una situación así o que encuentres divertidos a esos tres me resulta siniestro. De cualquier forma, si este fuera mi torreón sugeriría decidir un plan de acción por si ocurriese en otra ocasión.
A lo mejor morían todos, pero Marsi no pensaba morir riendole los chistes a ningún monstruo. Corrió en busca de Ri, y la encontró en su habitación.
-Estoy lista cuando tú lo estés- le dijo.
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