Torreón Maciel (Archivo V)
+15
Jack
Dal
Evanna
Zarket
Rocavarancolia Rol
Alicia
Naeryan
Baurus
Poblo
LEC
Yber
Giniroryu
Red
Tak
Leonart
19 participantes
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Torreón Maciel (Archivo V)
06/08/13, 02:56 pm
Recuerdo del primer mensaje :
El único que comentó fue el insectoide, mientras que tan solo se ganó las miradas reprobatorias de los demás. No tardó en contestar al clinger.
-Quizás no será agilidad en tu planeta, Kamen Rider. Pero en mi planeta la agilidad es lo que te permite, por ejemplo, minimizar el daño de una caida, el accionar ciertos aparatos, abrir algunos temas de conversacion o el poder cargar con más o menos peso... Eso solo en ocasiones, claro que luego está la fuerza.-meditó unos instantes.- Luego tambien, a veces, el tener agilidad, implica que puedes potenciar tu velocidad, pero solo si no sabes decir otra palabra que el nombre de tu especie... Es un concepto bastante raro...-
Tanto Lara Croft como el clon de geonosiano tuvieron una breve discusión sobre que camino tomar. Aunque le doliera, el clinger tenia razón sobre el tema, pero la propuesta de Lara Croft era ampliamente más interesante y divertida. No vaciló en aquella ocasion y tomó la inciativa, mientras todavia tenian la discusión reciente.
El joven ruso abrió el camino del grupo. Aunque el insecto alienigena habia desbaratado sus planes la otra vez, él ya sabia a donde se dirigian y el guiar al grupo no le costó mucho, sobretodo teniendo en cuenta que en cuanto se habia callado, todos habian decidido unanimemente pasar de él.
-Estupidos Heart Ratings...-dijo en voz baja, al comprobar lo bajos que estaban. La tabla se extendia en siete columnas y, más abajo de cada una, una cara simpática dibujada que representaba a cada uno de los miembros del grupo. Justo debajo de esta, habia un número. Las columnas se llenaban de corazoncitos palpitantes dependiendo de este y, en estos momentos el número en todos era cero o cercano a este.
>> ¿Por que no me quieren? Soy adorable hasta el estandar de adorabilidad mortal -3-
>> Parece que va a llevarte un tiempo el entender el porque.
Pronto logró vislumbrar, en la lejania, el que era su objetivo actual, a donde les estaba llevando. Era un lugar algo desolado y tétrico. El último piso parecia estar construido con huesos de algun animal gigantesco. Aquello le dio un escalofrío. Unos olores le llegaron a la nariz. Una mezcla de olores que no podia distinguir unos de otros, pero que no olia igual que el resto de la ciudad. Algo perplejo, se fijó en las múltiples aves que sobrevolaban el torreón.
-Hay un nido de pajarracos.-les señaló, para indicarles que la cantidad de aves que iban y venian al torreón no era normal. Un mal presentimiento se acogió dentro de él. No le gustaban los pájaros negros.
Atravesaron los muros, franquearon el portón roto y finalmente llegaron a la puerta. Por el patio, habia huesos enormes repartidos. Algo le decia que fuera lo que fuera que hubiera pasado en aquel lugar años atrás, habria merecido más de una historia buena y graciosa. Se apoyó en la puerta de la entrada, como para intentar forzarla de alguna manera, para descubrir que en verdad estaba abierta. La pesada puerta se abrio con un chirrido y les abrio al que seria su nuevo hogar durante los próximos meses.
El joven atravesó el umbral con la mandibula colgándole y una expresión de pasmo increible, al contemplar lo que contenia la primera sala. Casi sin pararse a respirar, agarró las escaleras de caracol e intentó escalar de ellas, extasiado por aquel lugar. El metal rechinó y le hizo quedarse congelado con un pie sobre la barandilla. Quizás no seria muy sabio subir las escaleras del modo divertido. Lentamente, bajó el pie y subió las escaleras, al principio con un poco de duda pero luego aceleró el paso, hasta que se convirtió en una carrera, otro juego más.
Se paseó por la segunda planta, explorándolo todo, las camas y el escritorio con la silla a toda velocidad, emocionado por descubrir aquel lugar, dejó escapar una risilla divertida. Corrió de vuelta por las escaleras y llamó a los demás por la escalera para que subieran tambien para, a continuación, volver a retomar la subida por las escaleras como un crio que iba a abrir sus regalos de navidad.
Llego al tercer piso y no pudo hacer otra cosa que dar saltitos y retozar de felicidad. Aquella parecia ser un piso dedicado a entrenamiento. Asi que dedujo que pensaban, como mínimo, darles las herramientas para entrenar. Feliz, no tardó mucho en explorar el resto de aquel piso, porque de verdad tenia ganas de subir a la cuarta y última planta.
Cuando llegó, vio lo que esperaba ver. Infinitud de pájaros negros apuntando sus pares de ojos hacia el enclenque joven, intentando analizarle para saber si era una amenaza. Dejó escapar un grito ahogado de una mezcla de sorpresa y terror para entonces retroceder sobre sus pasos.
Bajó las escaleras, positivamente más feliz de poder alejarse de aquella cuarta planta cuanto antes y avisó a todos los que encontró que no debian acercarse a la cuarta planta, para luego describirles lo que vio.
Finalmente, de nuevo en la planta baja, se giró hacia los que estaban ahí presentes.
-¡Tenemos camas y un piso de entrenamiento! ¡Y hasta puede que un remake malillo de una peli de las de Hitchcock! ¿Habeis encontrado algo interesante por aquí abajo?-
El único que comentó fue el insectoide, mientras que tan solo se ganó las miradas reprobatorias de los demás. No tardó en contestar al clinger.
-Quizás no será agilidad en tu planeta, Kamen Rider. Pero en mi planeta la agilidad es lo que te permite, por ejemplo, minimizar el daño de una caida, el accionar ciertos aparatos, abrir algunos temas de conversacion o el poder cargar con más o menos peso... Eso solo en ocasiones, claro que luego está la fuerza.-meditó unos instantes.- Luego tambien, a veces, el tener agilidad, implica que puedes potenciar tu velocidad, pero solo si no sabes decir otra palabra que el nombre de tu especie... Es un concepto bastante raro...-
Tanto Lara Croft como el clon de geonosiano tuvieron una breve discusión sobre que camino tomar. Aunque le doliera, el clinger tenia razón sobre el tema, pero la propuesta de Lara Croft era ampliamente más interesante y divertida. No vaciló en aquella ocasion y tomó la inciativa, mientras todavia tenian la discusión reciente.
El joven ruso abrió el camino del grupo. Aunque el insecto alienigena habia desbaratado sus planes la otra vez, él ya sabia a donde se dirigian y el guiar al grupo no le costó mucho, sobretodo teniendo en cuenta que en cuanto se habia callado, todos habian decidido unanimemente pasar de él.
-Estupidos Heart Ratings...-dijo en voz baja, al comprobar lo bajos que estaban. La tabla se extendia en siete columnas y, más abajo de cada una, una cara simpática dibujada que representaba a cada uno de los miembros del grupo. Justo debajo de esta, habia un número. Las columnas se llenaban de corazoncitos palpitantes dependiendo de este y, en estos momentos el número en todos era cero o cercano a este.
>> ¿Por que no me quieren? Soy adorable hasta el estandar de adorabilidad mortal -3-
>> Parece que va a llevarte un tiempo el entender el porque.
Pronto logró vislumbrar, en la lejania, el que era su objetivo actual, a donde les estaba llevando. Era un lugar algo desolado y tétrico. El último piso parecia estar construido con huesos de algun animal gigantesco. Aquello le dio un escalofrío. Unos olores le llegaron a la nariz. Una mezcla de olores que no podia distinguir unos de otros, pero que no olia igual que el resto de la ciudad. Algo perplejo, se fijó en las múltiples aves que sobrevolaban el torreón.
-Hay un nido de pajarracos.-les señaló, para indicarles que la cantidad de aves que iban y venian al torreón no era normal. Un mal presentimiento se acogió dentro de él. No le gustaban los pájaros negros.
Atravesaron los muros, franquearon el portón roto y finalmente llegaron a la puerta. Por el patio, habia huesos enormes repartidos. Algo le decia que fuera lo que fuera que hubiera pasado en aquel lugar años atrás, habria merecido más de una historia buena y graciosa. Se apoyó en la puerta de la entrada, como para intentar forzarla de alguna manera, para descubrir que en verdad estaba abierta. La pesada puerta se abrio con un chirrido y les abrio al que seria su nuevo hogar durante los próximos meses.
El joven atravesó el umbral con la mandibula colgándole y una expresión de pasmo increible, al contemplar lo que contenia la primera sala. Casi sin pararse a respirar, agarró las escaleras de caracol e intentó escalar de ellas, extasiado por aquel lugar. El metal rechinó y le hizo quedarse congelado con un pie sobre la barandilla. Quizás no seria muy sabio subir las escaleras del modo divertido. Lentamente, bajó el pie y subió las escaleras, al principio con un poco de duda pero luego aceleró el paso, hasta que se convirtió en una carrera, otro juego más.
Se paseó por la segunda planta, explorándolo todo, las camas y el escritorio con la silla a toda velocidad, emocionado por descubrir aquel lugar, dejó escapar una risilla divertida. Corrió de vuelta por las escaleras y llamó a los demás por la escalera para que subieran tambien para, a continuación, volver a retomar la subida por las escaleras como un crio que iba a abrir sus regalos de navidad.
Llego al tercer piso y no pudo hacer otra cosa que dar saltitos y retozar de felicidad. Aquella parecia ser un piso dedicado a entrenamiento. Asi que dedujo que pensaban, como mínimo, darles las herramientas para entrenar. Feliz, no tardó mucho en explorar el resto de aquel piso, porque de verdad tenia ganas de subir a la cuarta y última planta.
Cuando llegó, vio lo que esperaba ver. Infinitud de pájaros negros apuntando sus pares de ojos hacia el enclenque joven, intentando analizarle para saber si era una amenaza. Dejó escapar un grito ahogado de una mezcla de sorpresa y terror para entonces retroceder sobre sus pasos.
Bajó las escaleras, positivamente más feliz de poder alejarse de aquella cuarta planta cuanto antes y avisó a todos los que encontró que no debian acercarse a la cuarta planta, para luego describirles lo que vio.
Finalmente, de nuevo en la planta baja, se giró hacia los que estaban ahí presentes.
-¡Tenemos camas y un piso de entrenamiento! ¡Y hasta puede que un remake malillo de una peli de las de Hitchcock! ¿Habeis encontrado algo interesante por aquí abajo?-
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
15/11/13, 11:17 am
Taro se había sentado en el último escalón de los que llevaban al piso bajo, atendiendo desde allí el desarrollo del diálogo.
Matar a alguien -porque no se engañaba, echar a Xalk con toda probabilidad vendría a significar eso- se le antojaba surrealista. Aunque algunos pareciesen animales mientras que otros apenas diferían de los carabeses, la sensación era la misma que una residencia, una clase o un campamento. Aunque fuese por el burdo detalle de que todos hablaban lo mismo y vivían en el mismo sitio, aquella ilusión de civilización era la que le estaba haciendo contemplar la escena como si tratase de un montaje. Simplemente era algo muy peliculero.
Se instaló un silencio tras la última intervención de Xalk, y Taro esperó unos segundos antes de cargarse la tensión. Levantó la mano y la agitó en el aire como si fuese a contestar una pregunta en clase y la volvió a bajar cuando se fijaron en él.
-Una. A mí casi me dejaste seco de un placaje cuando llegué- dijo entonces. Aunque su voz era seria sonreía un poco.
Aún así no se trataba enteramente de una broma. Una de las cosas que le habían estado inquietando mientras los demás discutían había sido el pensamiento de que de haberse colado en otro momento él mismo podría haber sido el que acabara con una cuchillada en el hombro o en un sitio peor. No obstante, eso mismo le había recordado otra cosa que sí iba a favor del clinger.
-A ver, aparte de hacer la tontería quería recordaros que yo mismo entré por la ventana, que viene a ser más o menos tan drástico como robar lo que sea, en este caso miel- desvió la mirada un poco abochornado: no había llegado a aclarar en su momento que si había cometido esa cagada había sido porque no sabía que hubiese gente dentro-. Y se armó la que se tuvo que armar, pero la verdad es que le caiga como una patada en el culo o no después de aclararse ese tema Xalk no ha movido un dedo para rematar la faena. Creo que podemos darle ese voto de confianza. Y si no funciona y vuelve a pasar, a la calle- se encogió de hombros-. No será por falta de gente con magia en este torreón para tener esto controlado.
-Ojo que no digo que lo soltemos ahora- añadió a toda prisa-. Lara seguro que sigue nerviosa, así que yo no diría de abrir la puerta de la celda hoy mismo- se rascó la cabeza como gesto inconsciente-. Va a ser mejor que se lo expliquemos con calma. Si mañana ve que Xalk no ha intentado escaparse seguro que se tomará mejor que lo dejemos salir.
A Taro aquella estancia en las mazmorras le parecía lo más normal del mundo. Si alguien hacía una estupidez mayor de lo normal en las residencias, pasaba a residir durante el tiempo que los instructores estimaban necesario en las habitaciones de aislamiento. Si uno metía la pata se le castigaba, era pura lógica.
Tras un corto debate acabaron por ponerse todos de acuerdo al respecto de aquella propuesta, dejando el momento de liberar a Xalk para la mañana siguiente. Durante la cena le explicaron la situación a Lara, quien acabó por claudicar aunque aún debía albergar bastantes reservas. La cena transcurrió sin más incidentes, y Baurus fue el encargado de bajarle la cena al clinger.
Taro no tenía sueño aún, así que se puso los cascos y se apoltronó en el sofá más cercano a la ventana, viendo volar los murciélagos flamígeros con una mezcla de pereza post-cena e interés vago.
Matar a alguien -porque no se engañaba, echar a Xalk con toda probabilidad vendría a significar eso- se le antojaba surrealista. Aunque algunos pareciesen animales mientras que otros apenas diferían de los carabeses, la sensación era la misma que una residencia, una clase o un campamento. Aunque fuese por el burdo detalle de que todos hablaban lo mismo y vivían en el mismo sitio, aquella ilusión de civilización era la que le estaba haciendo contemplar la escena como si tratase de un montaje. Simplemente era algo muy peliculero.
Se instaló un silencio tras la última intervención de Xalk, y Taro esperó unos segundos antes de cargarse la tensión. Levantó la mano y la agitó en el aire como si fuese a contestar una pregunta en clase y la volvió a bajar cuando se fijaron en él.
-Una. A mí casi me dejaste seco de un placaje cuando llegué- dijo entonces. Aunque su voz era seria sonreía un poco.
Aún así no se trataba enteramente de una broma. Una de las cosas que le habían estado inquietando mientras los demás discutían había sido el pensamiento de que de haberse colado en otro momento él mismo podría haber sido el que acabara con una cuchillada en el hombro o en un sitio peor. No obstante, eso mismo le había recordado otra cosa que sí iba a favor del clinger.
-A ver, aparte de hacer la tontería quería recordaros que yo mismo entré por la ventana, que viene a ser más o menos tan drástico como robar lo que sea, en este caso miel- desvió la mirada un poco abochornado: no había llegado a aclarar en su momento que si había cometido esa cagada había sido porque no sabía que hubiese gente dentro-. Y se armó la que se tuvo que armar, pero la verdad es que le caiga como una patada en el culo o no después de aclararse ese tema Xalk no ha movido un dedo para rematar la faena. Creo que podemos darle ese voto de confianza. Y si no funciona y vuelve a pasar, a la calle- se encogió de hombros-. No será por falta de gente con magia en este torreón para tener esto controlado.
-Ojo que no digo que lo soltemos ahora- añadió a toda prisa-. Lara seguro que sigue nerviosa, así que yo no diría de abrir la puerta de la celda hoy mismo- se rascó la cabeza como gesto inconsciente-. Va a ser mejor que se lo expliquemos con calma. Si mañana ve que Xalk no ha intentado escaparse seguro que se tomará mejor que lo dejemos salir.
A Taro aquella estancia en las mazmorras le parecía lo más normal del mundo. Si alguien hacía una estupidez mayor de lo normal en las residencias, pasaba a residir durante el tiempo que los instructores estimaban necesario en las habitaciones de aislamiento. Si uno metía la pata se le castigaba, era pura lógica.
Tras un corto debate acabaron por ponerse todos de acuerdo al respecto de aquella propuesta, dejando el momento de liberar a Xalk para la mañana siguiente. Durante la cena le explicaron la situación a Lara, quien acabó por claudicar aunque aún debía albergar bastantes reservas. La cena transcurrió sin más incidentes, y Baurus fue el encargado de bajarle la cena al clinger.
Taro no tenía sueño aún, así que se puso los cascos y se apoltronó en el sofá más cercano a la ventana, viendo volar los murciélagos flamígeros con una mezcla de pereza post-cena e interés vago.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
15/11/13, 05:13 pm
Archime atendió en completo silencio al resto de la conversación. No vio necesario intervenir al comprobar que los razonamientos que siguieron no carecían de lógica y las palabras de Xalkoth para él no eran sino una confirmación de que todo aquel problema había sido fruto de las dieferencias culturales. Así mismo, asintió ante la explicación de Taro para no desconfiar del clinger, ya que le pareció un argumento bastante sólido. Se llegó a un acuerdo y el biomecánico no puso objeciones ni hizo comentario alguno. No era necesario. Tras dirigirle una última mirada a Xalkoth, subió las escaleras del sótano tras el resto. Mientras lo hacía, el programador se preguntó una vez más qué era aquello que notaba, aunque se tratase de algo diferente esta vez. Llegó a la conclusión de que era alivio, pero no supo relacionarlo directamente con lo que acababa de suceder.
Una vez alcanzó la planta baja del torreón, lo primero que hizo el ingeniero fue quitarse las gafas. Desde que se le habían deformado en la biblioteca se sentía incómodo con ellas puestas ya que su visión se le presentaba ligeramente mareante debido a que necesitaban un reajuste en la montura. Había sopesado enderezarlas de inmediato, pero el procedimiento que debía emplear para hacerlo le había hecho cambiar de opinión. Para conseguir que el ligero metal de la montura adquiriese temporalmente la moldeabilidad que necesitaba, debía aplicar calor. El irrense había pensado inmediatamente en el hechizo térmico, pero una línea de pensamiento en la que sus gafas acababan fundidas por no controlar bien la temperatura imprimida le habían disuadido de ello. Así pues, había tenido que esperar al regreso a Maciel para poder llenar un cubo con agua del pozo y aplicar el sortilegio térmico sobre el agua con el fin de sumergir las patillas de sus anteojos en ella. De este modo podía controlar sin riesgos la temperatura antes de exponer el metal al calor. Una vez obtuvo los resultados adecuados y sus gafas convenientemente flexibles, sacó un alicates de uno de sus bolsillos y realizó el proceso de enderezamiento con precisión. Una vez hubo terminado y esperado unos minutos a que se enfriasen por completo, el irrense se colocó de nuevo sus ahora correctamente ajustadas gafas.
Durante la cena continuó aportando silencio con su presencia mientras deglutía con cierta avidez los alimentos que había preparado alguno de sus compañeros ya que su estómago protestaba desde hacía ya un buen rato debido a la larga caminata y, probablemente, el gasto mágico que había hecho ese día. No tardó en agenciarse su sillón de siempre, sin importarle que Taro también se encontrase sentado en el salón, llevando consigo el diccionario que Xalkoth había sacado a petición suya, aproximadamente, y abrió las fotografías del grimorio en la pantalla. Dudó unos instantes cuando su vista se desplazó hacia el acceso directo al terminal de su escritorio. Debería continuar programando, se lo había dicho a sí mismo esa misma tarde en la biblioteca, de hecho. <<Hoy no>>, fue todo lo que pudo pensar antes de descartar abrir aquella aplicación y continuar con lo que estaba. Dedicaría esa noche a comenzar a descifrar más a fondo el libro de magia con la ayuda del diccionario, pero la siguiente la dedicaría a continuar con su proyecto. Ya había tomado la determinación, por lo que era una seguridad que así lo haría.
Una vez alcanzó la planta baja del torreón, lo primero que hizo el ingeniero fue quitarse las gafas. Desde que se le habían deformado en la biblioteca se sentía incómodo con ellas puestas ya que su visión se le presentaba ligeramente mareante debido a que necesitaban un reajuste en la montura. Había sopesado enderezarlas de inmediato, pero el procedimiento que debía emplear para hacerlo le había hecho cambiar de opinión. Para conseguir que el ligero metal de la montura adquiriese temporalmente la moldeabilidad que necesitaba, debía aplicar calor. El irrense había pensado inmediatamente en el hechizo térmico, pero una línea de pensamiento en la que sus gafas acababan fundidas por no controlar bien la temperatura imprimida le habían disuadido de ello. Así pues, había tenido que esperar al regreso a Maciel para poder llenar un cubo con agua del pozo y aplicar el sortilegio térmico sobre el agua con el fin de sumergir las patillas de sus anteojos en ella. De este modo podía controlar sin riesgos la temperatura antes de exponer el metal al calor. Una vez obtuvo los resultados adecuados y sus gafas convenientemente flexibles, sacó un alicates de uno de sus bolsillos y realizó el proceso de enderezamiento con precisión. Una vez hubo terminado y esperado unos minutos a que se enfriasen por completo, el irrense se colocó de nuevo sus ahora correctamente ajustadas gafas.
Durante la cena continuó aportando silencio con su presencia mientras deglutía con cierta avidez los alimentos que había preparado alguno de sus compañeros ya que su estómago protestaba desde hacía ya un buen rato debido a la larga caminata y, probablemente, el gasto mágico que había hecho ese día. No tardó en agenciarse su sillón de siempre, sin importarle que Taro también se encontrase sentado en el salón, llevando consigo el diccionario que Xalkoth había sacado a petición suya, aproximadamente, y abrió las fotografías del grimorio en la pantalla. Dudó unos instantes cuando su vista se desplazó hacia el acceso directo al terminal de su escritorio. Debería continuar programando, se lo había dicho a sí mismo esa misma tarde en la biblioteca, de hecho. <<Hoy no>>, fue todo lo que pudo pensar antes de descartar abrir aquella aplicación y continuar con lo que estaba. Dedicaría esa noche a comenzar a descifrar más a fondo el libro de magia con la ayuda del diccionario, pero la siguiente la dedicaría a continuar con su proyecto. Ya había tomado la determinación, por lo que era una seguridad que así lo haría.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
15/11/13, 07:03 pm
Lara se mantuvo callada durante toda la cena. Estaba sumergida en sus pensamientos, que a veces eran nombres aleatorios para sus hijos y a veces paranoias no tan aleatorias sobre la estancia del bicho en el torreón. Entendía la decisión que habían tomado, pero dicho entendimiento no le otorgaba ninguna seguridad a la ordesa, que de vez en cuando se llevaba la mano al marsupio con preocupación. Parte de ella todavía valoraba la idea de marcharse, pero ¿qué opciones tenía? En el otro torreón tenían suelto al asesino y lo más parecido a una torre cercana eran esas ruinas con el nido de felinos alados. No había un lugar exento de peligro.
Decidió aparcar sus miedos internos para más tarde y buscó a la única persona del torreón que le faltaba por interrogar para su bautizo quíntuple. Dio la casualidad de que encontró a Shaco tomando las escaleras y lo abordó.
—¡Shaco, Shaco!—lo llamó y corrió tras él—. Antes de que te acuestes, ¿podrías decirme nombres de tu planeta y tu número de la suerte?—preguntó—. Es para mis niños.
Decidió aparcar sus miedos internos para más tarde y buscó a la única persona del torreón que le faltaba por interrogar para su bautizo quíntuple. Dio la casualidad de que encontró a Shaco tomando las escaleras y lo abordó.
—¡Shaco, Shaco!—lo llamó y corrió tras él—. Antes de que te acuestes, ¿podrías decirme nombres de tu planeta y tu número de la suerte?—preguntó—. Es para mis niños.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
16/11/13, 01:28 am
Habiendo sudado sus preocupaciones, se puso a cenar alegremente, haciendo gracias y soltando risotadas en la cena, como de costumbre mientras tragaba su comida como si no hubiera comido en eones. A medida que la vida de la cena iba decayendo y, tras ayudar a recoger, el aprendiz decidió tras dos bostezos casi consecutivos que ya era su hora de retirarse. Sin embargo, algo le detuvo a medida que se disponia a subir las escaleras. Con una cara cansada comenzó a escuchar a Lara llamarle por su nick. Se limitó a quedarse quieto a esperarla, mientras se rascaba un costado. Cuando al final la ordesa le alcanzó la mirada del aprendiz, somnolienta, se vió disparada de pronto con energia. Su mandíbula despegó, formando un gesto de pasmo en su rostro mientras escuchaba y terminaba de tragar las palabras de la ordesa.
La discusión interna del aprendiz sobre que nombres a elegir fue dura y feroz.
Despues de un rato quizás demasiado largo de debete interno en el que el ruso se habia quedado zombie, sumido en sus pensamientos, acabó por responderla, dando un respingo y limpiandose el rastro de baba que habia aparecido en su comisura con la manga.
-Creo que los más adecuados para tus hijos serian...-comenzó a cantar nombres, acompañandolo de energicos gestos y golpes de voz a medida que cantaba uno nuevo.-...para chicos: Alvin, Chip, Dale, Scrat, Mickey, Jerry, Pica, Pinky, Cerebro, Duracell, Pikachu, Perez, Crash, Sid, Roger, Taz, Bugs, Nesquick, Daxter...-tomó una profunda inspiración, pues se estaba quedando sin aire.-...Marsupilami, Scabbers, Rocky, Peppy, Sonic, Tails, Shadow, Silver, Knuckles, Stuart Little, Templeton, Cazatrufas...-otra pausa para respirar.-...¿Guerrero Castor?, ¡Buster Baxter!, Frey Tuk, Mr Ressetti, Tom Nook, Rey Julian XIII, Maurice, Mort y Speedy Gonzalez. Para chicas serian que son bastante menos aparentemente: Daisy, Minnie, Arenita, Amy Rose, Cream, Rouge, Blaze, Marlene y Lola.-
Se quedó pensativo unos instantes, como replanteandose si le faltaba alguno más.
-Lo siento, no me acuerdo de más nombres de chica...-le dijo apesadumbrado.-¡Pero lo que si se es que mi numero favorito es π!-comentó con una risotada. No aparente de su significado, procedió a explicarle la broma.-Es por lo extraordinariamente infinito que es, mira es asi de largo: 3,14159 26535 89793 23846 26433 83279 50288 41971 69399 37510 58209 74944 59230 78164 06286 20899 86280 34825 34211 70679...-el aprendiz continuó cantando todos los números que pudo hasta que la ordesa le detuvo. Entonces, rompió a reir.-Bueno, pero si lo que necesitas es mi número de la suerte, ese tiene que ser el cinco sin duda. ¡Anda! ¡Como el número de crios que tienes!-se dió cuenta, entonces, rascandose el cogote. Finalmente se estiró y bostezó una vez más.
-Espero que te hayan servido... Pero ahora tengo un sueño terrible y quisiera acostarme... Buenas noches Lara Croft.-dijo entonces de vuelta a su somnoliento ser.
Y el aprendiz entonces subió las escaleras y se derribó sobre la cama.
La discusión interna del aprendiz sobre que nombres a elegir fue dura y feroz.
- Discusion Friki-Inutil:
>> ¿De verdad quiere que le de yo nombres para sus hijos?
Es un momento muy importante en la vida de un hombre. ¡Voy a ser padrino!
Espera, no. ¿Tienen padrinos allí?
Sino los tienen, les haré una oferta que no podrá rechazar...
¡Bueno! Al lio... podemos decirle varios nombres yo que se...
¡Kyle Ragner! ¡Joseph Joestar! ¡Winnie the Pooh!
¡Nostradamus! ¡Tony Stark! ¡Piccolo!
¡Minerva! ¡Gyarados! ¡Bruce Wayne!
¡Bismark! ¡Legolas! ¡Tai!
¡Lucy Heartphilia! ¡Red! ¡Isaac Clarke!
¡Calmaoscoñoya!
¿huh?
¿Es que no lo entendeis? Si le vamos a dar nombres, demosle nombres decentes para sus hijos...
¡Si! ¿Que tipo de frikis seriamos si no supiesemos de nombres de personajes de ficción adecuados para su prole?
La peor clase...
¡La peor clase!
Asi que... ¿todos de acuerdo? Bien...
Despues de un rato quizás demasiado largo de debete interno en el que el ruso se habia quedado zombie, sumido en sus pensamientos, acabó por responderla, dando un respingo y limpiandose el rastro de baba que habia aparecido en su comisura con la manga.
-Creo que los más adecuados para tus hijos serian...-comenzó a cantar nombres, acompañandolo de energicos gestos y golpes de voz a medida que cantaba uno nuevo.-...para chicos: Alvin, Chip, Dale, Scrat, Mickey, Jerry, Pica, Pinky, Cerebro, Duracell, Pikachu, Perez, Crash, Sid, Roger, Taz, Bugs, Nesquick, Daxter...-tomó una profunda inspiración, pues se estaba quedando sin aire.-...Marsupilami, Scabbers, Rocky, Peppy, Sonic, Tails, Shadow, Silver, Knuckles, Stuart Little, Templeton, Cazatrufas...-otra pausa para respirar.-...¿Guerrero Castor?, ¡Buster Baxter!, Frey Tuk, Mr Ressetti, Tom Nook, Rey Julian XIII, Maurice, Mort y Speedy Gonzalez. Para chicas serian que son bastante menos aparentemente: Daisy, Minnie, Arenita, Amy Rose, Cream, Rouge, Blaze, Marlene y Lola.-
Se quedó pensativo unos instantes, como replanteandose si le faltaba alguno más.
-Lo siento, no me acuerdo de más nombres de chica...-le dijo apesadumbrado.-¡Pero lo que si se es que mi numero favorito es π!-comentó con una risotada. No aparente de su significado, procedió a explicarle la broma.-Es por lo extraordinariamente infinito que es, mira es asi de largo: 3,14159 26535 89793 23846 26433 83279 50288 41971 69399 37510 58209 74944 59230 78164 06286 20899 86280 34825 34211 70679...-el aprendiz continuó cantando todos los números que pudo hasta que la ordesa le detuvo. Entonces, rompió a reir.-Bueno, pero si lo que necesitas es mi número de la suerte, ese tiene que ser el cinco sin duda. ¡Anda! ¡Como el número de crios que tienes!-se dió cuenta, entonces, rascandose el cogote. Finalmente se estiró y bostezó una vez más.
-Espero que te hayan servido... Pero ahora tengo un sueño terrible y quisiera acostarme... Buenas noches Lara Croft.-dijo entonces de vuelta a su somnoliento ser.
Y el aprendiz entonces subió las escaleras y se derribó sobre la cama.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
16/11/13, 02:19 am
Cío estaba sentado en el sofá, con los pies apoyados en una silla en un estado tan lamentable que no servía casi para sentarse. Los movía rítmicamente a la vez que sonaba música en sus oídos. Después de cenar se había quedado así un buen rato, simplemente pensando. «¿Por qué me impliqué tanto? Cuando llegué aquí ni se me habría pasado por la cabeza… que íbamos a acabar así». Aquello a lo que daba tantas vueltas era la sensación de que el torreón era un hogar, que estaba sustituyendo a su casa, y ni siquiera lo hacía mal. Incluso aquellos tipos con los que había caído allí de casualidad eran lo más parecido a una familia que tenía ahora. Una con la que apenas se había implicado, pero eso no la diferenciaba demasiado de su verdadera familia. Solo los años de convivencia marcaban la diferencia.
Aquello lo llevó a pensar en el motivo que le había hecho ofenderse ante la idea de echar del torreón al insecto. Era cierto que respetaría su decisión si prefería irse a vivir encerrado, puede que incluso él lo prefiriera de ser el encerrado «pero eso de obligarlo a irse… me pone enfermo, me recuerda a Irraria». Era consciente de que había motivos de peso para que la gente lo sugiriera, pero lo que le molestaba del asunto había estado, sobre todo, relacionado con la similitud que había visto con las penas irrenses. «No eres perfecto para la supuesta utopía perfecta así que mejor te echo a donde no te vea y te mueras de hambre, oh, ¿de qué me suena?». Ese tema lo incomodaba especialmente porque había estado a un tiro de piedra de acabar destinado en las minas del norte.
Al cabo de un rato se disponía a irse a dormir, pero en la planta superior encontró las camas y los baúles igual que antes de cenar. «No le han bajado una manta al bicho». Era difícil no darse cuenta de que el frío era nefasto para el clinger, y la humedad de las mazmorras no lo iba a hacer fácil de sobrellevar. Poniendo los ojos en blanco, Cío agarró una manta de lana de un baúl y bajó las escaleras hasta el sótano. No estaba en muy buen estado, tenía algunos agujeros, pero las mejores estaban todas vistiendo alguna cama. A través de los barrotes se la tendió a Xalk.
—Toma. —Apoyó la espalda en el borde de la puerta metálica—. Si necesitas calor a lo mejor el Archimago puede hacer algo —añadió citando a Lara. Al venírsele la ordesa a la mente giró la cabeza hacia el clinger—. Deberías intentar no acercarte mucho a Lara ni aparecer por sorpresa, se asustaría. Por lo menos durante un tiempo. Es mejor no hacer las cosas más difíciles.
Tenía las manos en los bolsillos y jugueteaba con la cadena del reloj. Después de un momento de silencio soltó por lo bajo un “hasta mañana” y empezó a retirarse, pero le llegó la respuesta del clinger, acurrucado de nuevo en el mismo rincón.
—Eh... No sé —empezó, dudando—. A los de tu especie os da un telele con el frío, ¿no? Pues lo de hoy ya está hablado. Tampoco es que yo ayude a nadie, ¿no? Por lo menos tú puedes traer cestas. —Mientras hablaba se había ido acercando a las escaleras hasta que, al llegar, se despidió con un movimiento de brazo. Supuso que el clinger lo vería porque sus brazos tenían algunos LEDs encendidos.
Una vez estuvo arriba se metió en la cama y se durmió al cabo de un rato.
Aquello lo llevó a pensar en el motivo que le había hecho ofenderse ante la idea de echar del torreón al insecto. Era cierto que respetaría su decisión si prefería irse a vivir encerrado, puede que incluso él lo prefiriera de ser el encerrado «pero eso de obligarlo a irse… me pone enfermo, me recuerda a Irraria». Era consciente de que había motivos de peso para que la gente lo sugiriera, pero lo que le molestaba del asunto había estado, sobre todo, relacionado con la similitud que había visto con las penas irrenses. «No eres perfecto para la supuesta utopía perfecta así que mejor te echo a donde no te vea y te mueras de hambre, oh, ¿de qué me suena?». Ese tema lo incomodaba especialmente porque había estado a un tiro de piedra de acabar destinado en las minas del norte.
Al cabo de un rato se disponía a irse a dormir, pero en la planta superior encontró las camas y los baúles igual que antes de cenar. «No le han bajado una manta al bicho». Era difícil no darse cuenta de que el frío era nefasto para el clinger, y la humedad de las mazmorras no lo iba a hacer fácil de sobrellevar. Poniendo los ojos en blanco, Cío agarró una manta de lana de un baúl y bajó las escaleras hasta el sótano. No estaba en muy buen estado, tenía algunos agujeros, pero las mejores estaban todas vistiendo alguna cama. A través de los barrotes se la tendió a Xalk.
—Toma. —Apoyó la espalda en el borde de la puerta metálica—. Si necesitas calor a lo mejor el Archimago puede hacer algo —añadió citando a Lara. Al venírsele la ordesa a la mente giró la cabeza hacia el clinger—. Deberías intentar no acercarte mucho a Lara ni aparecer por sorpresa, se asustaría. Por lo menos durante un tiempo. Es mejor no hacer las cosas más difíciles.
Tenía las manos en los bolsillos y jugueteaba con la cadena del reloj. Después de un momento de silencio soltó por lo bajo un “hasta mañana” y empezó a retirarse, pero le llegó la respuesta del clinger, acurrucado de nuevo en el mismo rincón.
—Eh... No sé —empezó, dudando—. A los de tu especie os da un telele con el frío, ¿no? Pues lo de hoy ya está hablado. Tampoco es que yo ayude a nadie, ¿no? Por lo menos tú puedes traer cestas. —Mientras hablaba se había ido acercando a las escaleras hasta que, al llegar, se despidió con un movimiento de brazo. Supuso que el clinger lo vería porque sus brazos tenían algunos LEDs encendidos.
Una vez estuvo arriba se metió en la cama y se durmió al cabo de un rato.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
16/11/13, 03:39 am
Lara subió a la habitación a tiempo de maravillarse. Alguien había utilizado las paredes como lienzo y había hecho un dibujo precioso a ojos de la ordesa. La cantidad de gente que dormía en la misma habitación era escasa:Keiria, Ippon y el bicho. Del bicho no esperaba nada así y prefería no pensar en él para no entrar en pánico sin motivos, por lo que tras comparar las capacidades de dibujo de Ippon y la ulterana, el pequeño irrense quedó como único culpable. Estaba durmiendo, por lo que Lara se acercó y apenas le revolvió un poco el pelo antes de irse hacia su cama. Verle así, durmiendo, le sacaba la vena maternal y le hacía darse cuenta de que era una persona más por la que mantenerse fuerte; incluso cuando el jodido enano era más alto que ella y pintaba mejor que el mejor artista que Lara había conocido (que no hacía nada verdaderamente destacable).
Una vez en su cama, sacó a los niños del marsupio y, al tiempo que les iba limpiando el culillo con mucho mimo, fue decidiendo los nombres que le faltaban. Rica 5, la pequeña distraida de pelo pistacho, era la única que tenía el nombre entero desde esta mañana. El siguiente en recibir el suyo fue Zaende Pi, el bebé que más guerra le daba por la noche; el Pi era por lo interminables que podían ser sus llantos. Después decidió el de la más dormilona: Yara 3, utilizando un número del uno al cinco, tras modificar un poco la sugerencia de Nero y Ri. Finalizó su ronda bautismal con Randa 17 (el número era de Keiria) para el bebé que siempre que podía le incaba el diente y con Taz 73, igual de juguetón que Randa pero de una manera menos dentada.
Jugó con ellos hasta que consiguió que se durmieran y los depositó en la cesta. El resto de la noche no fue tan divertida. Lara se sentó en su cama, recostándose contra el respaldo, y se arropó con una manta. Tenía sueño, pero también tenía miedo. Un miedo enorme a que cualquiera aprovechara su sueño para hacer daño a los niños. En su imaginación se daban cita los peores escenarios, aquellos en los que cualquiera de sus compañeros resultaba ser un engendro odioso fruto de la rabia, el miedo y otros sentimientos nocivos que creaba la ciudad. Lara reiniciaba dichos escenarios siempre en el mismo momento: el momento en que alguno de sus niños moría. Y así, como no podia ser de otra manera para la ordesa, tardó en dormirse.
Una vez en su cama, sacó a los niños del marsupio y, al tiempo que les iba limpiando el culillo con mucho mimo, fue decidiendo los nombres que le faltaban. Rica 5, la pequeña distraida de pelo pistacho, era la única que tenía el nombre entero desde esta mañana. El siguiente en recibir el suyo fue Zaende Pi, el bebé que más guerra le daba por la noche; el Pi era por lo interminables que podían ser sus llantos. Después decidió el de la más dormilona: Yara 3, utilizando un número del uno al cinco, tras modificar un poco la sugerencia de Nero y Ri. Finalizó su ronda bautismal con Randa 17 (el número era de Keiria) para el bebé que siempre que podía le incaba el diente y con Taz 73, igual de juguetón que Randa pero de una manera menos dentada.
Jugó con ellos hasta que consiguió que se durmieran y los depositó en la cesta. El resto de la noche no fue tan divertida. Lara se sentó en su cama, recostándose contra el respaldo, y se arropó con una manta. Tenía sueño, pero también tenía miedo. Un miedo enorme a que cualquiera aprovechara su sueño para hacer daño a los niños. En su imaginación se daban cita los peores escenarios, aquellos en los que cualquiera de sus compañeros resultaba ser un engendro odioso fruto de la rabia, el miedo y otros sentimientos nocivos que creaba la ciudad. Lara reiniciaba dichos escenarios siempre en el mismo momento: el momento en que alguno de sus niños moría. Y así, como no podia ser de otra manera para la ordesa, tardó en dormirse.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejosPersonajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
17/11/13, 03:16 am
Ri escuchó a Xalk defenderse sin mover una pestaña. Toda la conversación que siguió la mantuvo con una expresión que se balanceaba peligrosamente hacia el aburrimiento, dentro de su educación y cortesía propias. En realidad, si no hubiera sido un gesto feo, se habría ido en cuanto quedó claro que no se tomarían medidas al respecto, que era todo lo que le interesaba saber. “No hay por qué preocuparse. La próxima vez que le toques un pelo a alguien te atravieso de pecho a espalda” Pensó más tarde, limpiando sus garras. Muchos ya dormían para entonces, aunque Archi estaba como de costumbre iluminado por la pálida pantalla de su brazo. Nero la llamó con simple “Tchs” a su espalda.
- ¿Exponiéndote a que te deje sin cara por error?- dijo monocorde levantado una de las armas para comprobar su estado.
-Nunca he sido de repetir experiencias.
- Eso dicen ellas.- replicó en un tono que no debía llegar a los oídos del irrense. Nero se desperezó y le dedicó una mueca socarrona.
- Vengo a proponerte una pelea, ahora que has retomado el Qin.
“¿Por qué?” Murió en sus labios. Era una pregunta inútil e innecesaria. Asintió con indiferencia y dejó ambas armas sobre una mesa. Salieron al patio y estiraron en silencio. Aprovechó la presencia de Nero para forzar algunos músculos que antes no había podido por falta de pareja. Su cuerpo agradecía la sensación familiar. Con una mueca, se plantó frente a él. Espero a verlo preparado para lanzar una patada. Sabía que Nero rara vez hacia el primer movimiento. Esquivada en el último momento.
- Cuanto amor.
Dos golpes rápidos de los que solo uno dio en el blanco. El inicio de una pelea siempre era un juego de tentativas y amagos. La diferencia es que cuando eran ellos dos quienes combatían, los primeros golpes no tenían nada de suaves. Ninguno se frenaba por estar hiriendo a su pareja. Nero bloqueó uno más, y la alcanzó con un puñetazo en el estómago. Aprovechando el instante en el que Ri se doblaba hacia delante golpeó su espalda y la derribó. La chica barrió sus piernas apenas estuvo en el suelo, pero sin éxito. Con un gruñido sordo se puso en pie, y subió la velocidad. Sus ataques solían involucrar patadas, igual que Nero trabajaba más con la parte superior de su cuerpo. Su tutor siempre iba a los puntos fuertes. La resistencia de Nero y su agilidad la forzaron a aumentar el ritmo todo lo que era capaz. A pesar de que la balanza cayó entonces de su lado, todavía el chico era un contrincante difícil, y al final de la pelea, era difícil asegurar que ella había ganado, aun cuando él la miraba desde el suelo con una sonrisa cansada. Ambos jadeaban y tenían magulladuras por todas partes.
-Algo de driv no estaría mal.- dijo tomando la mano que Anriel le tendía.
- Sí, ahora caliento un poco.
El resto de la noche la pasaron despiertos, pero cada uno atento a sus propios asuntos. Nero siguió leyendo, aunque estaba con el libro de historia esta vez. Decía estar dosificando la novela ridícula aquella para que le durase. Ri limpió la cocina y después la ropa. Luego preparó un baño para el edeel. Solo ya entrada la madrugada, decidió que era momento de dormir.
- ¿Exponiéndote a que te deje sin cara por error?- dijo monocorde levantado una de las armas para comprobar su estado.
-Nunca he sido de repetir experiencias.
- Eso dicen ellas.- replicó en un tono que no debía llegar a los oídos del irrense. Nero se desperezó y le dedicó una mueca socarrona.
- Vengo a proponerte una pelea, ahora que has retomado el Qin.
“¿Por qué?” Murió en sus labios. Era una pregunta inútil e innecesaria. Asintió con indiferencia y dejó ambas armas sobre una mesa. Salieron al patio y estiraron en silencio. Aprovechó la presencia de Nero para forzar algunos músculos que antes no había podido por falta de pareja. Su cuerpo agradecía la sensación familiar. Con una mueca, se plantó frente a él. Espero a verlo preparado para lanzar una patada. Sabía que Nero rara vez hacia el primer movimiento. Esquivada en el último momento.
- Cuanto amor.
Dos golpes rápidos de los que solo uno dio en el blanco. El inicio de una pelea siempre era un juego de tentativas y amagos. La diferencia es que cuando eran ellos dos quienes combatían, los primeros golpes no tenían nada de suaves. Ninguno se frenaba por estar hiriendo a su pareja. Nero bloqueó uno más, y la alcanzó con un puñetazo en el estómago. Aprovechando el instante en el que Ri se doblaba hacia delante golpeó su espalda y la derribó. La chica barrió sus piernas apenas estuvo en el suelo, pero sin éxito. Con un gruñido sordo se puso en pie, y subió la velocidad. Sus ataques solían involucrar patadas, igual que Nero trabajaba más con la parte superior de su cuerpo. Su tutor siempre iba a los puntos fuertes. La resistencia de Nero y su agilidad la forzaron a aumentar el ritmo todo lo que era capaz. A pesar de que la balanza cayó entonces de su lado, todavía el chico era un contrincante difícil, y al final de la pelea, era difícil asegurar que ella había ganado, aun cuando él la miraba desde el suelo con una sonrisa cansada. Ambos jadeaban y tenían magulladuras por todas partes.
-Algo de driv no estaría mal.- dijo tomando la mano que Anriel le tendía.
- Sí, ahora caliento un poco.
El resto de la noche la pasaron despiertos, pero cada uno atento a sus propios asuntos. Nero siguió leyendo, aunque estaba con el libro de historia esta vez. Decía estar dosificando la novela ridícula aquella para que le durase. Ri limpió la cocina y después la ropa. Luego preparó un baño para el edeel. Solo ya entrada la madrugada, decidió que era momento de dormir.
-
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
17/11/13, 05:47 pm
Y asi, revolviendose en la cama, el aprendiz soñó.
-Yaoi!Taro NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO.-exclamó en casi un sollozo.
Se levantó sudando y asustado, pero no se quedó en la cama. Envuelto entre las sábanas salio corriendo con un llanto creciente en su garganta hasta que logró zafarse de ellas y entonces bajó corriendo las escaleras con un grito.
-¡NO QUIERO SER UN UKEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!-
Se adentró en el patio y se quedó en una esquina de este, temblando.
- Velo Negro de Incorformidad social:
Completa oscuridad. Pero no el tipo de oscuridad que inspira miedo, esa que en los cuentos y leyendas dice de esconder todo tipo de monstruos y calamidades. Esta, era la oscuridad agradable y relajante de un abrazo. Un olor dulzón y un calor en todo el cuerpo era lo que invadia al aprendiz, mientras se dejaba ser abrazado por susurrantes sabanas de seda negra mientras abrazaba una almohada compuesta de los mismos materiales y mascaba una de las esquinas de un modo infantil, pero feliz después de todo.
Ignorante de la presencia sentada al final de su cama, el aprendiz seguia durmiendo plácidamente mientras se agitaba en la cama. Una risilla juguetona afloró en los labios de la súcubo mientras se cruzaba de piernas elegantemente y le dirigia una mirada picarona al chico durmiente.
-Esta noche, te toca conmigo... Perdona por dejar el otro en un momento tan tenso, pero pensé que nunca me llegaria el turno.-se apartó el pelo de la cara y respiró apaciblemente, inclinandose sobre el chico, susurrando a su oreja.-Tranquilo... Te aseguro que será un sueño de una sola vez... Y será... inolvidable, incluso para un cabezahueca como tú.-
Sin más preambulo, Aluqa mordió viciosamente la oreja del aprendiz hasta hacerle sangre. Pero no fue dolor lo que sintió el chico. Dejó escapar un largo suspiro de sorpresa hasta que la súcubo acabó que fue bastante después de que se hubiera despertado, pero casi al instante, se volcó de nuevo en otro sueño, su estancia en aquel agradable cuarto oscuro con Aluqa habia sido cuestión de segundos.
Juraria haber estado soñando con un lugar muy lejano. Un palacio en ruinas, suspendido en el aire. Habia un tigre, que resultó ser una chica al final, tambien habia una aparición de Sun Wukong pero... No era capaz de recordar como continuaba o siquiera habia tenido final. Se revolvia en la cama, intentando volver a dormirse. Los pájaros trinaban afuera y entre las cortinas se dejaban escapar algunos rayos de sol, golpeandole la cara, pues no llevaba puestas sus gafas de skí. Gruñó débilmente mientras intentaba cubrirse con la sábana de la furia mañanera del sol que le golpeaba en la cara. Fue inútil, pues alguien abrió de súbito las cortinas y se puso a gritar a pleno pulmón.
-¡Estúpido hermano mayor, despierta ya de una vez!-
Aquella voz le era familiar por algún motivo. Sin embargo, no podia evitarse sentirse algo desorientado. Algo le arrancó las mantas de súbito.
-¡Oye! ¿¡Todavia estás durmiendo!?-exclamó la voz, furiosa.
-T-Tienes que despertarte y-ya...-le dijo otra voz, mucho más débil y calmada que la anterior.-V-vas a llegar tarde a c-clase, hermanito.-
Tenia la vista borrosa. Veia dos masas borrosas encima de él, examinandole e intentando sacarle de la cama. Se frotó los ojos y lo que vió le sorprendió de tal manera que no opuso resistencia para que las otras dos figuras le sacaran de la cama. Delante de él estaban Kora y Lhelian, al menos se parecian a una versión más jóven de ellas, vistiendo unos pijamas algo infantiles de color rosa.
-¿Eh?-dijo desorientado.-¿Kora y Lhelian? ¿Qué haceis aquí?-preguntó hecho un lío.
-¡HAH! ¿Has visto eso, Lhelian? ¡Nuestro retrasado hermano mayor no sabe ni quienes somos!-exclamó Kora señalando al aprendiz y riendo en voz alta.
-K-Kora... N-no seas tan dura con nuestro hermanito... T-Todo el mundo se s-siente algo desorientado c-cuando se le l-levanta de s-subito...-replicó Lhelian insegura.
Un tic afloró en la mejilla del aprendiz, casi parecido a una mueca que intentaba ser sonrisa.
>> Estoy soñando, ¿verdad?
>> Sep. Puedes agradecermelo cuando quieras.
>> ...gracias... T^T
Como un click, la posición del aprendiz en la conversación cambió cuando este acortó las distancias entre las dos daelicianas y las estrechó entre sus brazos y las alzó, haciendo un pequeño bailecillo de felicidad.
-¡Que orgulloso estoy de mis dos pequeñas hermanitas que vienen a despertarme por las mañanas~!-canturreó, mientras Lhelian se ponia más y más roja y a Kora le afloraban más y más venas palpitantes en la sien.
El baile-abrazo duró hasta que Kora quiso que se deshizo de la presa del humano con relativa facilidad y realizó una complicada llave de Judo sobre este, haciendo que el humano se estrellara duramente sobre el suelo.
-¡E-Estupido y Pervertido Hermano mayor! ¿¡T-Te crees que esa es manera de tratar a tus hermanas pequeñas!?-exclamó alterada Kora.
Un pequeño riachuelo de sangre apareció desde su nariz, llegando hasta su barbilla.
-¡A-Ah!-exclamó Lhelian entristecida mientras se arrodillaba y sacaba un pañuelo de vete tu a saber donde y le cortaba la hemorragia al aprendiz.-¡Has hecho que nuestro hermanito sangre!-
Kora se cruzó de brazos, ofendida.
-Seguro que ya lo tenia de antes de la llave.-dijo apartando la mirada con un ligero color en sus mejillas.-Idiota.-soltó a continuación.
-Estoy en el cielo...-murmuró el aprendiz bucólico con una sonrisa tan idiotica como feliz.
-¿Q-Qué dices h-hermanito?-preguntó confusa Lhelian que estaba a su lado. Aparentemente, la respuesta no importaba tanto ya que la daeliciana pareció acordarse de algo muy importante.-¡Ah! ¡Es verdad! ¡H-Hermanito! ¡Es un d-desastre!- El aprendiz ladeo la cabeza ante el repentido drama de la niña.-¡Ri te esta esperando abajo para llevarte a clase!-
Se vistió como pudo. Por algún motvo, sabia donde se encontraba su armario y la disposición de ropa en él. Sin dudarlo, se quitó el pijama como una centella, causado que las dos daelicianas salieran disparadas de la habitación muy avergonzadas. Aquel dato no fue percibido por el aprendiz que tan solo se puso la ropa que más le gustaba para aquella ocasión y salió de la habitación. Sin embargo, si que habia notado dos cosas, la primera que no llevaba nada encima, salvo su ropa. Ni llaves, ni cartera, ni monedero, ni siquiera sus colgantes y, por último, que estaba seguro de que aquel no era el torreón Maciel. Sin embargo, cierta aura emanaba de aquel lugar que le hacia sentirse como en casa.
No habia señal alguna de las daelicianas así que recorrió el pasillo dando trotes. El parqué se quejaba a cada uno. Bajó las escaleras como una tormenta y se encontró de frente a la entrada de aquella casa. Sabia que a la derecha estaba la cocina y que a la izquierda estaba el salón. De la cocina podia oirse ruidos de cacharros, pero les restó importancia y se adelantó a salir por la puerta.
Algo le impidio la salida, un gato. Pero no era un gato cualquiera. Tenia el pelaje verdoso y unas orejas puntiagudas y pelonas, además de que tenia un pequeño set de googles sobre su cabecita y un chal de cuero. El gato maulló y el aprendiz, inmovil, le devolvió el maullido, como hablando en una especie de código gatuno, se entendieron y el aprendiz le rascó el lomo mientras al gato ronroneaba.
Una vez solucionado eso, tomó el picaporte y salió a la calle. En la entrada del patio, habia una chica esperando. Llevaba una cartera escolar, uniforme con falda y parecia bastante distraida. Era idéntica a Ri. Aun algo inseguro, el aprendiz se acercó trotando a ella.
-¡Buenos di~as!-le dijo con una risotada.-¿Has esperado mucho?-
La albina sonrió al verle.
-No mucho. Lo de siempre.-le contestó.-¿Vamos?-
El aprendiz asintió y comenzaron a andar en dirección a su escuela.
Por el camino tontearon juntos, como solian hacer cada mañana y revisaron su dia en adelante, para prepararse para las clases de aquel día.
-Hoy tenemos doble clase de Tolkienlogia... Puff-comentó la albina algo preocupada.-A ver si esta vez no nos pone demasiados deberes...-
El aprendiz soltó una carcajada.
-Si tienes muchos problemas y eso, siempre puedes venir a mi casa y que te ayude a terminar lo que sea...-
El gesto de la sinhadre varió entre la extrema verguenza, la imperiosa felicidad para finalmente llegar de nuevo a un término medio.
-Pues... Si te apetece... I-Imagino que podria pasarme por tu casa alguna vez para estudiar...-dijo rodando los ojos mientras se rascaba la barbilla, fingiendo estar algo distraida.
>> ¡Amigas de la infancia FTW! ¡Hurra por mi! ¡No solo vivo con dos preciosidades bajo mi techo que ahora voy a añadir otra a la colección! ¡BANZAI!
Sin embargo, se habian distraido demasiado charlando y el tiempo se les echaba encima.
-¡Ay que mal!-exclamó Ri ante un sorprendido aprendiz.-¡Vamos a llegar tarde a clase!-exclamó, sacando dos tostadas de su cartera y metiendole una al ruso en la boca, para luego llevarse la otra a la suya. Ri le agarró entonces de la muñeca y juntos, llevando una tostada en la boca, fueron corriendo hacia clase.
Finalmente llegaron a la escuela. El edificio estaba construido para parecerse a la versión cinematográfica de Minas Tirith, así que tardaron otros veinte minutos en llegar a las clases en sí, situada al final de la Torre Blanca. Por el camino pudo apreciar como otros muchos alumnos venian en vehiculos, tan variopintos, que llegaban a ser desde Destructores Imperiales, hasta la mítica máquina del tiempo DeLorean. Los alumnos eran un refrito de personajes de anime y otras series que tenian tipicos dialogos de npc entre ellos y aportaban poca o nada información para que el aprendiz avanzase, como pudo comprobar cuando intentó entablar conversación con una réplica exacta de Haruhi Suzumiya, para recibir una escueta respuesta y una mirada reprobatoria de parte de la albina.
Entraron a clase. Muchos de sus compañeros eran, de nuevo, personajes de ficción pero pudo captar, por ejemplo, a Taro detrás de Rambo. Le saludó con la mano antes de sentarse en su sitio, contiguo al de Ri, al lado de la ventana al fondo de la clase, como todo protagonista de anime. La clase no tardó en empezar cuando la profesora entró por la puerta. Tuvo que frotarse los ojos incrédulo. Cruzando el umbral de la puerta, con unas gafas, el pelo recogido en un moño, falda corta, medias y tacones, era Alice, pero su atuendo le hacia parecer mucho más madura (y adulta). Llevaba bajo el brazo los tres volúmenes extendidos de la saga de Tolkien de "El Señor de los Anillos". Los posó sobre la mesa del estrado.
Asi era, Alice era su profesora.
La sangre manó inconscientemente, pero Ri fue rápida y apresuró un tapón con papel que hundió, quizás con demasiada fuerza, en las fosas nasales del chico.
-Bien chicos y chicas~-dijo cantarina la profesora.-Pasemos a la página número 372.-dijo cogiendo el primer volúmen.-Hoy vamos a hablar de los Tumularios. En concreto los del bosque viejo, pero, como adelanto de la tercera evaluación, tambien trataremos por encima los del bosque negro, invocados por... ¿Alguien puede decirme quien?-
La mano del aprendiz surcó el aire rauda mientras hacia esfuerzo por no gritar a viva voz la respuesta. Alice le señaló y dijo la respuesta, orgulloso.
-¡El Rey Brujo, señorita!-le contestó
Alice dio unas palmas.
-¡Excelente, ****!-su nombre volvió a sonar omitido, pero al parecer solo el aprendiz lo escuchó así.-¡Era de esperar de mi mejor alumno!-dijo mientras empujaba las gafas contra su cara elegantemente.
El aprendiz se olvidó del asunto del nombre de pronto, sonrojandose un poco y dejando escapar una risilla avergonzada.
La clase transcurrió sin muchos problemas. Siguieron leyendo y empezaron el tema 3.2, titulado "Tom Bombadil" y entonces tras repartir unos apuntes de teoria que ahondaban en un analisis psiquico del personaje y sus posibles influencias en alrededor de unas noventa páginas, Alice repartió unos ejercicios para hacer en casa que provocaron más que una queja, pero que al aprendiz le golpeó como una brizna de viento fresco.
Saliendo de la clase animado, se encontró con Ri en el pasillo, algo decaida por los ejercicios para hacer en casa. Accedieron a ir a casa de él para terminar de estudiar y hacer aquellos ejercicios extra juntos. Saliendo del edificio y recorriendo la gran escalinata blanca de Minas Tirith, se encontraron con un grupo de alumnos exhaustos haciendo marcha forzada. Iban uniformados con chandal y zapatillas de deporte y los lideraba una enérgica pelirroja alienigena. Surásara era bien conocida en la escuela por ser bastante espartana y sus clases de educación física se alargaban ilimitadamente y hasta los más fuertes caian agotados al acabar. Por suerte para Ri y para el aprendiz, ese día no habian tenido educación física y podian regresar a casa por su propio pie.
La ulterana detuvo la marcha al toparse con los dos chicos.
-¡ 'nos diaaaaaaaaaaaaaaas!-exclamó la ulterana contenta mientras detenia la marcha. Los alumnos que iban detrás de ella cayeron desplomados contra el suelo y peleaban simplemente por respirar. Los dos jóvenes devolvieron el saludo algo asustados y la ulterana explotó en una enérgica risa mientras atrapaba a ambos con sus brazos. Con una sonrisa les habló.
-¡Es un día excelente para usar los músculos, jovenes!-les dijo. Escapar era imposible. Ambos podian ver como se iba a desarrollar los eventos, pero no podian zafarse de la presa de la ulterana, monstruosamente fuerte.-¡Teneis suerte! ¡Nos sobra sitio para añadir a uno o dos a la caminata!-
Habian caido al pozo negro, el aprendiz, de todas formas intentó salvarles.
-¡Pero, Profe Sura! ¡No hemos estirado en absoluto!-
Una risotada borboteo de nuevo de labios de la ulterana.
-¡No hay problema! ¡Estirais en un momento! ¡Venga, que os ayudo!-
Le tocó a Ri primero. Tras hacer los más convencionales, Sura comenzó ayudarla estirar la espalda, remarcando su delantera delante de la mirada del aprendiz mientras Ri se sonrojaba.
>> Tetas.
El joven ruso dejó de sangrar cuando el turno de Ri terminó y le tocó a él. Sura le estiró de maneras que el chico consideró que el cuerpo no deberia moverse hasta que finalmente muchos de sus huesos hicieron un "clack" y entonces dijo que ya estaban listos, cosa que el aprendiz, sumido en dolor, dudó.
Y entonces les tocó correr con los demás. Sin embargo no tardaron en dar esquinazo al grupo a la primera señal de que Surásara se despistó.
Agotados, llegaron a la casa. El aprendiz abrió la puerta y se encontró una bizarra escena. Delante del umbral de la puerta, postrada en una cuidada reverencia, tan solo vestida con un delantal, estaba Keiriarei. Una sonrisa picarona se asomó en sus labios mientras el aprendiz se ahogaba con su propia sangre en brazos de una Ri que le lanzaba una mirada asesina a la ulterana con parche. La pelirroja habló.
-Bienvenido de vuelta cariño, ¿Quieres tomarte un paño? ¿Quizas quieras cenar? o quizas... ¿quieras tenerme a mi?-
El aprendiz perdió entonces el conocimiento. Se despertó en el salón, con una manta por encima y con algo pesado en su regazo. Se trataba del gato, o mejor dicho, gata. En su regazo se encontraba una versión de la gata que habia visto antes con la que finalmente habia hecho conexión a quien le recordaba. Una Marsi semidesnuda con orejas peludas y cola de gato ronroneaba sobre su regazo. El color vino al rostro del chico que tenia las manos en alto y se encontraba ultra rígido, como si le estuvieran apuntando con un arma. Marsi se revolvia inocentemente sobre el aprendiz. Poniendose boca arriba y abriendo un ojo, le dió un par de toques en la barbilla para llamar su atención.
-¿Nya?-musitó, confusa ya que no se inmutaba.
El aprendiz estaba de piedra así que no le sorprendió que la gata acabara por abandonarle en el salón.
>> Bueno, creo que ya te has divertido bastante con este, ahora toca apoquinar con el trabajo pendiente...
>> ¿Lo que?
No tardó en recordar que todo aquello era un sueño hecho por Aluqa así que obviamente no iba a acabar bien de ninguna manera. El techo creó un sonido aterrador al ser arrancado de cuajo, al igual que la segunda planta. La casa, ahora abierta al exterior, se habia abandonado del todo, salvo por el aprendiz que permanecia paralizado de terror en el sofá del salón. Lo que podia ver es que un vendaval estaba llevandose su casa por los aires, pero del vendaval salió una mano gigantesca que le agarró por la cadera y tiró de él afuera, por el vendaval. Mientras le sacaba de la casa, el aprendiz pudo agarrarse a una lámpara y arrancarla de la pared.
-Seid ihr das Essen? Nein, wir sind der Jäger!-gritó el aprendiz aferrándose a su arma dispuesto a pelear con aquella cosa enorme que le sacaba de aquel lugar tan placentero. Al salir, y ver la casa empequeñecer en la distancia, pudo apreciar que se trataba de una casa de muñecas en una estanteria y que estaba en una especie de estudio. Frente a un ordenador y sentado sobre una silla el propietario del brazo que resultó ser Ippon. Y entonces se dió cuenta que no es que fuese gigante el otro, era que él era dimunto. Para aquel Ippon, el aprendiz tenia el tamaño de un lápiz. Soltó la lámpara incredulo y comenzó a llamar a Ippon a gritos.
-¡Eh! ¿Qué estas haciendo? ¡Bajame de aqui!-le exclamó.
Tenia la mirada perdida y ni se inmutó ante la voz del ruso. Simplemente, le puso bocabajo y le acercó a la mesa. Se dio cuenta que delante de la mesa habia una tableta gráfica exactamente identica a la que él tenia en su casa y entonces se dió cuenta de lo que iba a pasar antes de que pasara. Ippon comenzó a dibujar sobre la tableta usándole de lápiz tactil. Los aullidos de dolor del aprendiz fueron lo único que se escuchaba mientras la tableta se tintaba de la sangre que manaba de los golpes de su cabeza. Medio ido de su consciencia entre el dolor, captó un destello rosado saliendo de la casa de muñecas que hacia unos minutos habia sido un paraíso para él. Lo que fuera aquello le sacó de las garras de Ippon y lo roció con una especie de estela, tambien rosada que hizo que Ippon se llevara las manos a los ojos y rugiera igual que godzilla. Lo que fuera aquello que le habia rescatado llevaba un delicado vestido de colores pasteles y rosa con muchos lazos y flecos. Animado porque se trataba del tipico vestido que llevaria una chica mágica y, algo desorientado, el aprendiz se dirigió hacia su salvadora.
-Uff... Muchas gracias por salvarme, creí que estaba...-entonces se dió cuenta de un detalle que le alteró.-¿Barba?-su salvadora lucia una barba desaliñada. Es más, no era salvadora. Era un hombre y le conocia muy bien.
Álvaro miró al aprendiz con ojos misteriosos mientras llevaba al aprendiz como una princesa, volando por el cielo dejando aquella estela rosada que ahora le provocaba arcadas al ruso.
-¡De nada hombre!-dijo-Tengo que ponerte a salvo así que agarrate bien.-
El joven ruso perdió todo tipo de animo entonces. Su mirada se cargó de desolación y vacuidad y estaba notablemente más pálido. Sobrevolaron una ciudad entera, parecida a San Diego y surcaron sus playas. Álvaro señaló la playa entonces, donde habia una gran concentración de gente.
-Ahí estan grabando "Los vigilantes de la playa"-le indicó la chica mágica Álvaro al ver que demostraba interés.
-Ah si... Esa es la escena mítica en la que Pamela Anderson sale corriendo mientras la cámara hace pan y la sigue. En esa escena se puede apreciar muy bien sus te-
Se calló entonces, acordándose que Aluqa era quien estaba detrás de toda esa pesadilla. Pero lo habia hecho demasiado tarde y pronto descubrió que la actriz que interpretaba a Pamela Anderson en esa escena mítica, luciendo un bikini de doce partes para sus doce pezones, no era nadie más ni nadie menos que Yrfylltabgemesh con una peluca rubia. Dramáticamente corría por la playa como en una parodia a la original mientras las cámaras grabaron. Al aprendiz le entraron arcadas y se agarró la boca para no vomitar en pleno vuelo.
Álvaro aterrizó en la playa, entre las rocas, donde no parecia haber nadie y dejó grácilmente al aprendiz sobre estas.
-No te preocupes, dentro de poco vendrá alguien que te ayudará, ya les conoces.-
El ruso se limitó a asentir débilmente, bastante mareado por la pérdida de sangre y por el desarrollo de eventos repentinos. No supo cuanto tiempo estuvo esperando pero algo le sacó de sus cabilaciones. Entre las rocas, apareció el clinger vestido con un flotador rosa. Aparte de eso, llevaba una tirita en la entrepierna sin ningun motivo aparente. Al ver al ruso abrió sus extremidades de insectoide, como en un abrazo y se abalanzó sobre él gritando dulcemente.
-¡Hermanitooooooooooooooo!-
De una patada el aprendiz le devolvió al mar. Con una cara amarga musitó.
-Pezqueñines no...-
Y entonces le dió un escalofrio. Sintió algo en su espalda pero no le dio tiempo. Unas manos desproporcionadamente gigantescas lo atraparon por detrás, cerrandose sobre su torso como un abrazo de anaconda. Giró el cuello para ver una caricatura de Taro abrazándole por detrás. Su torso era enorme, como sus manos pero su cabeza era diminuta, además su barbilla se habia vuelto picuda y sus pomulos se habian remarcado como si se hubiera hecho cirujia plástica. Horrorizado, el aprendiz se quedó de piedra mientras el Taro amorfo no le dejaba zafarse. Cuando este parpadeó, pudo apreciar que sus pestañas se alargaban más de un metro, golpeandole la cara con ellas, puso una expresión de asco cuando, además, habló.
-Estamos destinados a estar juntos, ****. Seré tu seme para tu uke cuando quieras, solo tienes que lograr que tu senpai se de cuenta de ti~~-dijo con una melosa voz y entonces el aprendiz gritó todo lo que pudo, todo lo que sus pulmones le permitieron al menos y logró despertarse en mitad de aquella pesadilla.
-Yaoi!Taro NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO.-exclamó en casi un sollozo.
Se levantó sudando y asustado, pero no se quedó en la cama. Envuelto entre las sábanas salio corriendo con un llanto creciente en su garganta hasta que logró zafarse de ellas y entonces bajó corriendo las escaleras con un grito.
-¡NO QUIERO SER UN UKEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!-
Se adentró en el patio y se quedó en una esquina de este, temblando.
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— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
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Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
17/11/13, 08:22 pm
Keiria se revolvió bajo las sabanas, tratando de decidir si levantarse o no. Se había ido a dormir pronto y había descansado de un tirón, pero hacía un rato que había despertado y era incapaz de recuperar el sueño. Con un suspiro apartó la ropa de cama lo justo para sacar un brazo, y lo alzó para acercarse su reloj a los ojos. Los ocasionales destellos que iluminaban la estancia cuando los murciélagos flamígeros pasaban frente a la ventana le permitieron confirmar lo que ya sabía: era entrada la madrugada, y aun faltaba algo de tiempo para que el sol asomara en el horizonte. Durante unos instantes el rítmico movimiento del segundero del reloj la mantuvo ensimismada, atrapándola en la precisión de aquel mecanismo tan antiguo hablando en estándares ulteranos. Lo había terminado de reparar el día anterior, y lo había puesto en hora sirviéndose del movimiento del sol y de una buena dosis de intuición. Apenas se había dedicado a otra cosa en los últimos días: después de descubrir que la magia no acudía a ella había ahogado su frustración con otras tareas, ocupando su mente para no pensar en ello. Como consecuencia de su completa dedicación, la pelirroja no había tardado mucho en encontrar la causa de la avería del mecanismo y la había puesto solución, por lo que se había quedado sin entretenimiento aparente.
Volvió a la realidad y se desperezó en silencio, decidiendo que no serviría de nada pasar las próximas horas mirando el techo. Se sentó en la cama y alcanzó su ropa, vistiéndose con cuidado y calzándose sus botas. Salió de la habitación asegurándose de no despertar a nadie, y bajó las escaleras para entrar al cuarto de las bañeras. Una de las tinas estaba húmeda, lo que la hizo pensar que Ri o Nero habían estado allí hacía poco, pensamiento que confirmó cuando salió de nuevo al pasillo y vio el destello blanco de la cabellera de la shinadre perderse escaleras arriba. Se encogió ligeramente de hombros y se encaminó el patio con la toalla que había recogido en la sala de las bañeras; se había dado un baño justo antes de irse a dormir, por lo que de momento se conformaría con refrescarse la cara en el pozo.
El aire nocturno era frío, pero la ulterana apenas se percató mientras subía un cubo de agua algo distraída. Estaba pensando en el incidente del día anterior. Ella estaba en el patio a punto de iniciar una suerte de entrenamiento cuando sus compañeros habían regresado con Xalk paralizado. La ibolense había asistido en silencio a la escena que se dio en las mazmorras, tratando de comprender el porque de aquella situación. Poco a poco se había ido enterando de porque habían encerrado al clinger, y aunque había estado a punto de intervenir un par de veces cuando algunos sugirieron que era mejor dejarle a su suerte fuera del torreón, no tuvo que hacerlo cuando sus demás compañeros calmaron las cosas. Poco después de aquello había hecho algo de cena y se había retirado, sin demasiadas ganas de compartir impresiones con nadie. Estaba de acuerdo en que el bicho recibiera un castigo por actuar tan impulsivamente, un par de días en el calabozo no le vendrían mal; pero por otra parte le preocupaba la duda de que aquella tal Kora hubiera traicionado la confianza de lo macieleros. Era cierto que Nero había confesado romper el bote de miel, y que esa misma miel no les servía para nada, pero entendía lo que el clinger pensaba sobre el asunto, o eso creía. Aquella vez había sido un malentendido, ¿pero que pasaría si la próxima vez no era así?, ¿y si se producía un robo o algo peor?
Keiria se apartó el cabello suelto de la cara y hundió las manos en el cubo, llevándolas en cuenco hasta su rostro, y dejando que el agua refrescara su piel y retirara las legañas de sus ojos. No tardó en terminar, y ya mas despejada se disponía a hacerse una trenza holgada, cuando un grito llegó desde el torreón seguido de un Shaco tembloroso. El humano se adentró en el patio y se aovillo en una esquina mientras la pelirroja lo observaba extrañada, preguntándose que había alterado su sueño, pues no había otra explicación plausible para aquella situación. Se acercó lentamente hasta la posición del pelinaranja y se acuclilló frente a él, a unos cuantos pasos para no asustarle. Se abrazó las rodillas y le observó por encima de estas, sopesando la idea de hablarle o de dejar que se tranquilizara por su cuenta.
-¿El "uke" es algún tipo de monstruo? -preguntó al final con ojos expectantes, dejándose llevar por su curiosidad- Por como te has despertado ha tenido que ser una pesadilla horrible... ¿tan terrible es ese ser? -parecía algo preocupada.
Volvió a la realidad y se desperezó en silencio, decidiendo que no serviría de nada pasar las próximas horas mirando el techo. Se sentó en la cama y alcanzó su ropa, vistiéndose con cuidado y calzándose sus botas. Salió de la habitación asegurándose de no despertar a nadie, y bajó las escaleras para entrar al cuarto de las bañeras. Una de las tinas estaba húmeda, lo que la hizo pensar que Ri o Nero habían estado allí hacía poco, pensamiento que confirmó cuando salió de nuevo al pasillo y vio el destello blanco de la cabellera de la shinadre perderse escaleras arriba. Se encogió ligeramente de hombros y se encaminó el patio con la toalla que había recogido en la sala de las bañeras; se había dado un baño justo antes de irse a dormir, por lo que de momento se conformaría con refrescarse la cara en el pozo.
El aire nocturno era frío, pero la ulterana apenas se percató mientras subía un cubo de agua algo distraída. Estaba pensando en el incidente del día anterior. Ella estaba en el patio a punto de iniciar una suerte de entrenamiento cuando sus compañeros habían regresado con Xalk paralizado. La ibolense había asistido en silencio a la escena que se dio en las mazmorras, tratando de comprender el porque de aquella situación. Poco a poco se había ido enterando de porque habían encerrado al clinger, y aunque había estado a punto de intervenir un par de veces cuando algunos sugirieron que era mejor dejarle a su suerte fuera del torreón, no tuvo que hacerlo cuando sus demás compañeros calmaron las cosas. Poco después de aquello había hecho algo de cena y se había retirado, sin demasiadas ganas de compartir impresiones con nadie. Estaba de acuerdo en que el bicho recibiera un castigo por actuar tan impulsivamente, un par de días en el calabozo no le vendrían mal; pero por otra parte le preocupaba la duda de que aquella tal Kora hubiera traicionado la confianza de lo macieleros. Era cierto que Nero había confesado romper el bote de miel, y que esa misma miel no les servía para nada, pero entendía lo que el clinger pensaba sobre el asunto, o eso creía. Aquella vez había sido un malentendido, ¿pero que pasaría si la próxima vez no era así?, ¿y si se producía un robo o algo peor?
Keiria se apartó el cabello suelto de la cara y hundió las manos en el cubo, llevándolas en cuenco hasta su rostro, y dejando que el agua refrescara su piel y retirara las legañas de sus ojos. No tardó en terminar, y ya mas despejada se disponía a hacerse una trenza holgada, cuando un grito llegó desde el torreón seguido de un Shaco tembloroso. El humano se adentró en el patio y se aovillo en una esquina mientras la pelirroja lo observaba extrañada, preguntándose que había alterado su sueño, pues no había otra explicación plausible para aquella situación. Se acercó lentamente hasta la posición del pelinaranja y se acuclilló frente a él, a unos cuantos pasos para no asustarle. Se abrazó las rodillas y le observó por encima de estas, sopesando la idea de hablarle o de dejar que se tranquilizara por su cuenta.
-¿El "uke" es algún tipo de monstruo? -preguntó al final con ojos expectantes, dejándose llevar por su curiosidad- Por como te has despertado ha tenido que ser una pesadilla horrible... ¿tan terrible es ese ser? -parecía algo preocupada.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
17/11/13, 09:07 pm
El aprendiz se mecia abrazado a sus piernas mientras canturreaba para si mismo. Reaccionó bastante lentamente ante la aparición de la ulterana y lo primero que hizo, no fue contestarla, sino arreglarse obsesivamente el flequillo. Acabó por contestarle. Sonaba aterrado.
-La peor clase. Están ahí... Quietos... Y... Se dejan hacer...-dijo aumentando la velocidad de sus balanceos mientras seguia canturreando.
Sus ojos rodaron al acostumbrarse a la oscuridad. La pelirroja parecia realmente consternada y, aunque habia sido un gran susto, el aprendiz habia tenido peores sueños y este habia sido más bien un caramelo agridulce. Más agrio que dulce, por supuesto. Asi que se forzó una risa, para dejar de preocuparla.
-¡Pero el pasado es el pasado!-acabó por decir, mientras se tumbaba bocarriba y contemplaba las estrellas.-Humm...-dijo, mirando de arriba a abajo a la ulterana, cruzado de brazos.-Estas ¿cambiada?-dijo, algo inseguro más para si mismo.-¡No me digas que los de tu especie cambian por la noche como los hombres lobo o algunas plantas!-preguntó, asombrado.
Pero no le dio tiempo para contestar pues se incorporó con una epifania.
-¡Aha! ¡Ya se! ¡Has liberado al kraken! ¡Q-quiero decir! Tu pelo...-dijo, señalandolo.
-La peor clase. Están ahí... Quietos... Y... Se dejan hacer...-dijo aumentando la velocidad de sus balanceos mientras seguia canturreando.
Sus ojos rodaron al acostumbrarse a la oscuridad. La pelirroja parecia realmente consternada y, aunque habia sido un gran susto, el aprendiz habia tenido peores sueños y este habia sido más bien un caramelo agridulce. Más agrio que dulce, por supuesto. Asi que se forzó una risa, para dejar de preocuparla.
-¡Pero el pasado es el pasado!-acabó por decir, mientras se tumbaba bocarriba y contemplaba las estrellas.-Humm...-dijo, mirando de arriba a abajo a la ulterana, cruzado de brazos.-Estas ¿cambiada?-dijo, algo inseguro más para si mismo.-¡No me digas que los de tu especie cambian por la noche como los hombres lobo o algunas plantas!-preguntó, asombrado.
Pero no le dio tiempo para contestar pues se incorporó con una epifania.
-¡Aha! ¡Ya se! ¡Has liberado al kraken! ¡Q-quiero decir! Tu pelo...-dijo, señalandolo.
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Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
17/11/13, 10:28 pm
La canción que canturreaba el humano era bastante inquietante, pero poco a poco pareció calmarse. Su explicación sobre lo que era aquel "uke" era bastante vaga, y si le preguntaban a la ulterana, carente de sentido, pero no insistió con el tema. Shaco forzó una sonrisa y se tumbó bocarriba, observando el cielo negro. La muchacha permaneció en la misma postura, y mientras el humano la echaba un vistazo, este emitió un sonido reflexivo y se cruzó de brazos, para llegar después a la conclusión de que había cambiado. La forma en que discurrían los pensamientos del muchacho seguían intrigandole, pero no se sorprendió cuando él solo se sacó una conclusión descabellada de la manga, insinuando que los ulteranos cambiaban por la noche como algunas plantas o como unas criaturas de las que la pelirroja no tenía constancia. No le dio tiempo a contestar, sin embargo, pues el chico se irguió y señalo su pelo, haciendo una referencia al Kraken.
La ulterana sujetó una de las puntas de su cabellera con los dedos y la observó detenidamente, consciente de que tenía el pelo algo alborotado. Nunca la había gustado mantener su cabello perfectamente arreglado, y siempre se escapaba de su nodriza cuando esta trataba de dominarlo. Prefería hacerse una trenza para que no le molestara en la cara, y cuando lo llevaba suelto, le gustaba que cayera a su aire. La referencia a la criatura marina por parte del humano le arrancó una sonrisa divertida, a pesar de que a la mayoría de sus compatritotas les parecería una comparación de mal gusto cuanto menos, a ella le hizo bastante gracia. Agitó levemente sus cabellos, imitando a aquel calamar gigante y haciendo como que hundía un barco imaginario.
-Eso parece -dijo entre suaves risas, cuidando el tono para no alterar el sueño de sus compañeros. No recordaba haberse reído tan abiertamente en todo el tiempo que llevaba en la ciudad.
La ulterana sujetó una de las puntas de su cabellera con los dedos y la observó detenidamente, consciente de que tenía el pelo algo alborotado. Nunca la había gustado mantener su cabello perfectamente arreglado, y siempre se escapaba de su nodriza cuando esta trataba de dominarlo. Prefería hacerse una trenza para que no le molestara en la cara, y cuando lo llevaba suelto, le gustaba que cayera a su aire. La referencia a la criatura marina por parte del humano le arrancó una sonrisa divertida, a pesar de que a la mayoría de sus compatritotas les parecería una comparación de mal gusto cuanto menos, a ella le hizo bastante gracia. Agitó levemente sus cabellos, imitando a aquel calamar gigante y haciendo como que hundía un barco imaginario.
-Eso parece -dijo entre suaves risas, cuidando el tono para no alterar el sueño de sus compañeros. No recordaba haberse reído tan abiertamente en todo el tiempo que llevaba en la ciudad.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
17/11/13, 11:02 pm
El aprendiz observó como la ulterana movia el pelo con total voluntad y no parpadeó durante ello. La habia visto alguna que otra vez usarlo brevemente para una tarea u otra, pero nunca tan de cerca.
-Santa vaca...-exclamó, sorprendido.-Llegas a tener el pelo azul y podrias recordarme a cierta chica-calamar invasora.-comentó con una risotada, a diferencia de Keiria, sin importarle el volumen.
Ruta Nº6: Keiriarei
-De todas formas, yo pienso que la trenza te queda bien...-admitió.-Aunque creo que con el pelo corto y unas buenas lentillas podrias conseguir un cosplay medio decente de Granberia, despues de todo, te pareces un poco a ella.-alegó con una pequeña risilla.-¿Nunca has pensado en dejartelo más corto?-
-Santa vaca...-exclamó, sorprendido.-Llegas a tener el pelo azul y podrias recordarme a cierta chica-calamar invasora.-comentó con una risotada, a diferencia de Keiria, sin importarle el volumen.
Ruta Nº6: Keiriarei
-De todas formas, yo pienso que la trenza te queda bien...-admitió.-Aunque creo que con el pelo corto y unas buenas lentillas podrias conseguir un cosplay medio decente de Granberia, despues de todo, te pareces un poco a ella.-alegó con una pequeña risilla.-¿Nunca has pensado en dejartelo más corto?-
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Re: Torreón Maciel (Archivo V)
18/11/13, 12:05 am
Shaco se rió con fuerza tras comentar algo sobre una chica-calamar invasora, la cual Keiria no conocía, ella simplemente se limitó a sonreír, ya acostumbrada a las peculiaridades del humano. Las siguientes palabras del chico sin embargo, le hicieron entornar los ojos, no muy segura de que responder a eso. Para empezar tampoco conocía a esa tal Granberia, pero eso no era lo mas importante; lo que la inquieto fue la mención al corte de pelo, que reflejo cierto rechazo en sus ojos. Ya hacía tiempo que sabía que su cabello y el de sus compañeros era distinto, estaba claro que no podían moverlo a voluntad, y al llevarlo muchos de ellos corto, ella presuponía que no tenían problemas a la hora de mutilarlo. Lo mas seguro era que el pelo de sus compañeros estaba formado por células muertas, y no tenía mas utilidades aparte de proteger de las diferencias de temperatura y ser meramente estético. Podía entender la pregunta de Shaco si tenía en mente aquellas diferencias entre razas.
Se tomo unos minutos para meditar la respuesta sin embargo, quería explicárselo bien.
-Te agradezco el cumplido sobre la trenza -empezó con una leve sonrisa-, pero lo de llevarlo corto... no, en realidad nunca lo he pensado. Ya ves que mi pelo se mueve, cualquier ulterano puede hacerlo, pero el que se mueva implica en cierto modo que esta vivo, ¿no crees? No es algo mágico, es algo biológico. Mi raza mueve sus cabellos como si fueran otra extremidad, de la misma forma en que movemos las manos. ¿Te dolería si te cortaran un dedo? -le preguntó al chico-, porque a mi si, al igual que me dolería si me cortara el pelo -concluyó, pensativa-. A veces nos lo arreglamos, por supuesto, si no iríamos arrastrándolo por el suelo -rió con suavidad-, recortamos las puntas y nos lo cuidamos, pero no deja de doler.
Se tomo unos minutos para meditar la respuesta sin embargo, quería explicárselo bien.
-Te agradezco el cumplido sobre la trenza -empezó con una leve sonrisa-, pero lo de llevarlo corto... no, en realidad nunca lo he pensado. Ya ves que mi pelo se mueve, cualquier ulterano puede hacerlo, pero el que se mueva implica en cierto modo que esta vivo, ¿no crees? No es algo mágico, es algo biológico. Mi raza mueve sus cabellos como si fueran otra extremidad, de la misma forma en que movemos las manos. ¿Te dolería si te cortaran un dedo? -le preguntó al chico-, porque a mi si, al igual que me dolería si me cortara el pelo -concluyó, pensativa-. A veces nos lo arreglamos, por supuesto, si no iríamos arrastrándolo por el suelo -rió con suavidad-, recortamos las puntas y nos lo cuidamos, pero no deja de doler.
- Leonart
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Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
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Re: Torreón Maciel (Archivo V)
18/11/13, 03:51 pm
El aprendiz puso una cara amarga cuando supo de la situación del pelo de su especie. No pudo evitarse sentirse algo culpable y estúpido, sobretodo al pensar si fuese al revés la situación y alguien le dijera que "Le sienta mejor los dedos cortos". Negó con la cabeza y se quitó la macabra imagen mental de esta.
-Vaya... A primera vista nadie diria que no nos diferenciamos tanto...-dijo, parpadeante.-No escupireis fuego ni nada, ¿verdad?-dijo de broma entre risas.
>> Eso si que le convertiria en Granberia. ¡DECAPITACIÓN DEL DEMONIO CALAVERA! ¡HYAAAAAAAA!
Se puso de pie. Otras personas dirian que tan de mañana hacia frío, pero el aprendiz tenia una bufanda y le sobraba calor corporal para dar y tomar así que para él hacia un "sano frescor matutino". Suspiró.
-Tengo un poco de gusanillo así que creo que voy a pillar el primer desayuno. ¿Te apuntas?-comentó bucólico y dió un saltito para incorporarse. Tras escuchar su afirmativa, los dos se dirigieron a la cocina y prepararon sus desayunos. Aun ni habia salido el sol, y el aprendiz ya estaba sumido en su rutina. En un pequeño cuenco puso un par de piezas de fruta, melocotones y platanos sobretodo y los dejó al final de la mesa. Sentado en el lado opuesto al cuenco, con su libro "Ent si los miento" abierto y un buen puñado de cristales e intentó encantar la fruta de al final de la mesa para diversos objetivos.
Atrajo un melocotón para sí y, extático por haber dominado al fin el hechizo accio, probó a hacerlo levitar y lo movió por toda el lugar, haciendo loopings, volteretas y, como aclamó en voz alta "giros de barril" todo mientras tarareaba por lo bajo. En sus debidas pausas fue terminandose su desayuno, pero siguió entrenando mucho más tarde de que saliera el sol.
-Vaya... A primera vista nadie diria que no nos diferenciamos tanto...-dijo, parpadeante.-No escupireis fuego ni nada, ¿verdad?-dijo de broma entre risas.
>> Eso si que le convertiria en Granberia. ¡DECAPITACIÓN DEL DEMONIO CALAVERA! ¡HYAAAAAAAA!
Se puso de pie. Otras personas dirian que tan de mañana hacia frío, pero el aprendiz tenia una bufanda y le sobraba calor corporal para dar y tomar así que para él hacia un "sano frescor matutino". Suspiró.
-Tengo un poco de gusanillo así que creo que voy a pillar el primer desayuno. ¿Te apuntas?-comentó bucólico y dió un saltito para incorporarse. Tras escuchar su afirmativa, los dos se dirigieron a la cocina y prepararon sus desayunos. Aun ni habia salido el sol, y el aprendiz ya estaba sumido en su rutina. En un pequeño cuenco puso un par de piezas de fruta, melocotones y platanos sobretodo y los dejó al final de la mesa. Sentado en el lado opuesto al cuenco, con su libro "Ent si los miento" abierto y un buen puñado de cristales e intentó encantar la fruta de al final de la mesa para diversos objetivos.
Atrajo un melocotón para sí y, extático por haber dominado al fin el hechizo accio, probó a hacerlo levitar y lo movió por toda el lugar, haciendo loopings, volteretas y, como aclamó en voz alta "giros de barril" todo mientras tarareaba por lo bajo. En sus debidas pausas fue terminandose su desayuno, pero siguió entrenando mucho más tarde de que saliera el sol.
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Re: Torreón Maciel (Archivo V)
18/11/13, 04:42 pm
-Bueno, a fin de cuentas somos de planetas diferentes -rió, poniéndose en pie y quitándose algo de polvo inexistente de las rodillas. Hacía algo de fresco, pero apenas lo acusaba, y mientras el humano soltaba otra de sus frases aleatorias, la pelirroja se estiró y observó como el cielo empezaba a clarear por el este.
-Si, también tengo algo de hambre -aceptó la oferta del pelinaranja, encaminándose hacia el torreón tras dejar el cubo para sacar agua junto al pozo.
Mientras el humano se preparaba un cuenco de fruta, alimento que la muchacha siempre evitaba por su alto contenido en glucosa, Keiria hizo un poco de pescado a la plancha, aderezándolo con algunas especias que encontró por las cestas. Lo sirvió en un plato con un poco de pan y se sentó a la mesa, observando como el aprendiz trasteaba con la magia. Siempre le resultaba curioso ver como sus compañeros experimentaban con los hechizos, y cuando tenía oportunidad, pasaba un rato analizando sus movimientos, tratando de encontrar el patrón que se le escapaba cuando ella lo intentaba. Siempre acababa frustrada y se iba a hacer otra cosa; esa vez no fue la excepción. Acabó de comer y recogió su plato, poniendo en orden la cocina y limpiando lo que había ensuciado.
Mientras se dirigía al patio, pudo apreciarse por un instante como fruncía el ceño, reflejo de sus pensamientos sobre la aparente aleatoriedad con la que se designaba a las personas que podían practicar la magia. Fuera la temperatura no había aumentado y seguía haciendo fresco, aunque había algo mas de luz. La ulterana se había levantado con la idea de iniciar una rutina de entrenamiento físico: si no podía defenderse con magia tendría que encontrar otra forma de mantenerse segura en la ciudad. No sabía muy bien como empezar, había dedicado la mayor parte de su vida al estudio y a los libros, y a pesar de que su cuerpo estaba en buena forma, nunca lo había entrenado. Decidió tirar de su memoria e imitó a su padre, poniendo en práctica una serie de movimientos destinados a la meditación y al estiramiento que el hombre ejecutaba todas las mañanas.
Sus movimientos, titubeantes al principio, ganaron en fluidez y seguridad a medida que su mente despertaba, poniéndose en marcha y haciendo que los recuerdos acudieran a ella con facilidad. Para un humano sus gestos eran muy similares a los de un practicante del tai-chi, pero bajo dichos movimientos se podía apreciar una gran fuerza contenida. Los músculos de la pelirroja estaban tensos, y a pesar de que su rostro y su cuerpo parecían relajados, sus ojos reflejaban una absoluta concentración. Keiria practicó durante toda la mañana, mientras el sol asomaba por fin sobre el mar y empezaba a recorrer el pálido cielo.
-Si, también tengo algo de hambre -aceptó la oferta del pelinaranja, encaminándose hacia el torreón tras dejar el cubo para sacar agua junto al pozo.
Mientras el humano se preparaba un cuenco de fruta, alimento que la muchacha siempre evitaba por su alto contenido en glucosa, Keiria hizo un poco de pescado a la plancha, aderezándolo con algunas especias que encontró por las cestas. Lo sirvió en un plato con un poco de pan y se sentó a la mesa, observando como el aprendiz trasteaba con la magia. Siempre le resultaba curioso ver como sus compañeros experimentaban con los hechizos, y cuando tenía oportunidad, pasaba un rato analizando sus movimientos, tratando de encontrar el patrón que se le escapaba cuando ella lo intentaba. Siempre acababa frustrada y se iba a hacer otra cosa; esa vez no fue la excepción. Acabó de comer y recogió su plato, poniendo en orden la cocina y limpiando lo que había ensuciado.
Mientras se dirigía al patio, pudo apreciarse por un instante como fruncía el ceño, reflejo de sus pensamientos sobre la aparente aleatoriedad con la que se designaba a las personas que podían practicar la magia. Fuera la temperatura no había aumentado y seguía haciendo fresco, aunque había algo mas de luz. La ulterana se había levantado con la idea de iniciar una rutina de entrenamiento físico: si no podía defenderse con magia tendría que encontrar otra forma de mantenerse segura en la ciudad. No sabía muy bien como empezar, había dedicado la mayor parte de su vida al estudio y a los libros, y a pesar de que su cuerpo estaba en buena forma, nunca lo había entrenado. Decidió tirar de su memoria e imitó a su padre, poniendo en práctica una serie de movimientos destinados a la meditación y al estiramiento que el hombre ejecutaba todas las mañanas.
Sus movimientos, titubeantes al principio, ganaron en fluidez y seguridad a medida que su mente despertaba, poniéndose en marcha y haciendo que los recuerdos acudieran a ella con facilidad. Para un humano sus gestos eran muy similares a los de un practicante del tai-chi, pero bajo dichos movimientos se podía apreciar una gran fuerza contenida. Los músculos de la pelirroja estaban tensos, y a pesar de que su rostro y su cuerpo parecían relajados, sus ojos reflejaban una absoluta concentración. Keiria practicó durante toda la mañana, mientras el sol asomaba por fin sobre el mar y empezaba a recorrer el pálido cielo.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
18/11/13, 10:16 pm
La oscuridad lo invadía todo. Allí abajo no había ventanas, ni ninguna fuente de luz que permitiera a nadie diferenciar si era de día o de noche. Había una antorcha, si, pero se había apagado haría ya una hora, o tal vez más. Tampoco se escuchaba ningún sonido, excepto un repiqueteo constante procedente de alguna de las celdas del lugar.
Tras los barrotes, un clinger con el exoesqueleto agrietado e inexistente en algunas zonas temblaba de frío. La temperatura había ido bajando a medida que avanzaba la noche, y en un intento vano de entrar en calor se había acurrucado en una esquina, donde había comenzado a tiritar, y así seguía.
Por culpa de esos mismos temblores había sido incapaz de reconstruir su exoesqueleto, que yacía a pedazos y repartido entre el suelo y el propio cuerpo del insecto.
No sabía cuanto tiempo había pasado, tan solo repartía su mente entre buscar la forma de conservar el calor, y en desear que acabara la noche ya. De hecho ni siquiera se percató de que alguien había bajado a visitarle.
Cuando Cío le tendió la manta entre los barrotes no reaccionó. Pasaron unos segundos en los que el clinger siguió tiritando como si no se hubiera dado cuenta de nada. Luego, sin previo aviso y a toda velocidad, se lanzó contra los barrotes, agarró la manta, y retrocedió tan rápido como pudo. Una reacción rápida por si el irrense cambiaba de opinión. Sin responder a lo que le estaban diciendo se tapó con ella y volvió a su postura inicial, aunque ahora tiritaba menos.
No fue hasta que el mamífero se empezaba a marchar cuando por fin las primeras palabras salieron de su boca: -¿P-ppor q-qué?- Era una voz muy débil, fruto de la debilidad y el abatimiento que tenía encima el insecto por todo lo que le había estado pasando aquel día. Probablemente escucharle costara un poco.
-N-nnunca hice nada p-poror t-tí. Nunca t-te ayudé. Al cont-trario, te he p-perjudic-ccado cuando p-perjudiqué al grupo hoy. No hay mot-ttivos para venir a ayud-darme. As-sí q-que... ¿P-ppor q-qué m-me ayud-das?-
Tras los barrotes, un clinger con el exoesqueleto agrietado e inexistente en algunas zonas temblaba de frío. La temperatura había ido bajando a medida que avanzaba la noche, y en un intento vano de entrar en calor se había acurrucado en una esquina, donde había comenzado a tiritar, y así seguía.
Por culpa de esos mismos temblores había sido incapaz de reconstruir su exoesqueleto, que yacía a pedazos y repartido entre el suelo y el propio cuerpo del insecto.
No sabía cuanto tiempo había pasado, tan solo repartía su mente entre buscar la forma de conservar el calor, y en desear que acabara la noche ya. De hecho ni siquiera se percató de que alguien había bajado a visitarle.
Cuando Cío le tendió la manta entre los barrotes no reaccionó. Pasaron unos segundos en los que el clinger siguió tiritando como si no se hubiera dado cuenta de nada. Luego, sin previo aviso y a toda velocidad, se lanzó contra los barrotes, agarró la manta, y retrocedió tan rápido como pudo. Una reacción rápida por si el irrense cambiaba de opinión. Sin responder a lo que le estaban diciendo se tapó con ella y volvió a su postura inicial, aunque ahora tiritaba menos.
No fue hasta que el mamífero se empezaba a marchar cuando por fin las primeras palabras salieron de su boca: -¿P-ppor q-qué?- Era una voz muy débil, fruto de la debilidad y el abatimiento que tenía encima el insecto por todo lo que le había estado pasando aquel día. Probablemente escucharle costara un poco.
-N-nnunca hice nada p-poror t-tí. Nunca t-te ayudé. Al cont-trario, te he p-perjudic-ccado cuando p-perjudiqué al grupo hoy. No hay mot-ttivos para venir a ayud-darme. As-sí q-que... ¿P-ppor q-qué m-me ayud-das?-
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
18/11/13, 11:49 pm
Archime había pasado el resto de la noche descifrando el complejo idioma del libro de magia. Gracias al diccionario había sido capaz de descifrar y llevar a cabo dos hechizos nuevos. Uno consistía en crear una campana insonorizadora que envolvía la zona circundante y que impedía que el sonido traspasase dicho perímetro hacia el interior. El irrense sospechaba que debía poderse ejecutar en ambas direcciones, pero todavía no sabía cómo. En cuanto al segundo hechizo, había realizado pruebas con una vela, lo cual le había costado quemarse ligeramente la punta de los dedos en un par de ocasiones antes de conseguir que su mano no acusase el fuego. El sortilegio ignífugo también se probaría útil en diversas situaciones, sin lugar a dudas. No obstante, aquello por sí solo le había costado toda la noche hasta que cayó rendido de cansancio como de costumbre, ya que además había mantenido el hechizo insonorizador más tiempo del que debía.
La mañana siguiente llegó y no fue sino hasta cerca de mediodía que el irrense comenzó a despertarse con los gritos incoherentes de Shaco. Se notó aquejado de diversos dolores por todo el cuerpo, incluído el leve escozor que aún notaba en las puntas de los dedos. Tal vez debería empezar a emplear alguna alarma para no quedarse dormido en el sillón, no reportaba unos despertares precisamente agradables. Bostezó mientras se colocaba correctamente sus gafas y se levantaba trabajosamente del sillón. A continuación cerró el diccionario que estaba abierto de par en par ante él y lo colocó sobre el asiento antes de dirigirse hacia la cocina. Shaco estaba allí, pero el biomecánico se limitó a adquirir un copioso desayuno y sentarse a comer en silencio. Cuando más de sus compañeros se congregaron en la planta baja, no obstante, se acercó a un recién aparecido Cío. Era él quien se había mostrado más a favor del clinger anoche y por ello prefirió dirigirse a él con la cuestión que llevaba mascando desde poco después de levantarse.
—Si todos están de acuerdo, deberíamos liberar a Xalkoth.
La mañana siguiente llegó y no fue sino hasta cerca de mediodía que el irrense comenzó a despertarse con los gritos incoherentes de Shaco. Se notó aquejado de diversos dolores por todo el cuerpo, incluído el leve escozor que aún notaba en las puntas de los dedos. Tal vez debería empezar a emplear alguna alarma para no quedarse dormido en el sillón, no reportaba unos despertares precisamente agradables. Bostezó mientras se colocaba correctamente sus gafas y se levantaba trabajosamente del sillón. A continuación cerró el diccionario que estaba abierto de par en par ante él y lo colocó sobre el asiento antes de dirigirse hacia la cocina. Shaco estaba allí, pero el biomecánico se limitó a adquirir un copioso desayuno y sentarse a comer en silencio. Cuando más de sus compañeros se congregaron en la planta baja, no obstante, se acercó a un recién aparecido Cío. Era él quien se había mostrado más a favor del clinger anoche y por ello prefirió dirigirse a él con la cuestión que llevaba mascando desde poco después de levantarse.
—Si todos están de acuerdo, deberíamos liberar a Xalkoth.
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