Torreón Maciel (Archivo V)
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Jack
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Zarket
Rocavarancolia Rol
Alicia
Naeryan
Baurus
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LEC
Yber
Giniroryu
Red
Tak
Leonart
19 participantes
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Torreón Maciel (Archivo V)
06/08/13, 02:56 pm
Recuerdo del primer mensaje :
El único que comentó fue el insectoide, mientras que tan solo se ganó las miradas reprobatorias de los demás. No tardó en contestar al clinger.
-Quizás no será agilidad en tu planeta, Kamen Rider. Pero en mi planeta la agilidad es lo que te permite, por ejemplo, minimizar el daño de una caida, el accionar ciertos aparatos, abrir algunos temas de conversacion o el poder cargar con más o menos peso... Eso solo en ocasiones, claro que luego está la fuerza.-meditó unos instantes.- Luego tambien, a veces, el tener agilidad, implica que puedes potenciar tu velocidad, pero solo si no sabes decir otra palabra que el nombre de tu especie... Es un concepto bastante raro...-
Tanto Lara Croft como el clon de geonosiano tuvieron una breve discusión sobre que camino tomar. Aunque le doliera, el clinger tenia razón sobre el tema, pero la propuesta de Lara Croft era ampliamente más interesante y divertida. No vaciló en aquella ocasion y tomó la inciativa, mientras todavia tenian la discusión reciente.
El joven ruso abrió el camino del grupo. Aunque el insecto alienigena habia desbaratado sus planes la otra vez, él ya sabia a donde se dirigian y el guiar al grupo no le costó mucho, sobretodo teniendo en cuenta que en cuanto se habia callado, todos habian decidido unanimemente pasar de él.
-Estupidos Heart Ratings...-dijo en voz baja, al comprobar lo bajos que estaban. La tabla se extendia en siete columnas y, más abajo de cada una, una cara simpática dibujada que representaba a cada uno de los miembros del grupo. Justo debajo de esta, habia un número. Las columnas se llenaban de corazoncitos palpitantes dependiendo de este y, en estos momentos el número en todos era cero o cercano a este.
>> ¿Por que no me quieren? Soy adorable hasta el estandar de adorabilidad mortal -3-
>> Parece que va a llevarte un tiempo el entender el porque.
Pronto logró vislumbrar, en la lejania, el que era su objetivo actual, a donde les estaba llevando. Era un lugar algo desolado y tétrico. El último piso parecia estar construido con huesos de algun animal gigantesco. Aquello le dio un escalofrío. Unos olores le llegaron a la nariz. Una mezcla de olores que no podia distinguir unos de otros, pero que no olia igual que el resto de la ciudad. Algo perplejo, se fijó en las múltiples aves que sobrevolaban el torreón.
-Hay un nido de pajarracos.-les señaló, para indicarles que la cantidad de aves que iban y venian al torreón no era normal. Un mal presentimiento se acogió dentro de él. No le gustaban los pájaros negros.
Atravesaron los muros, franquearon el portón roto y finalmente llegaron a la puerta. Por el patio, habia huesos enormes repartidos. Algo le decia que fuera lo que fuera que hubiera pasado en aquel lugar años atrás, habria merecido más de una historia buena y graciosa. Se apoyó en la puerta de la entrada, como para intentar forzarla de alguna manera, para descubrir que en verdad estaba abierta. La pesada puerta se abrio con un chirrido y les abrio al que seria su nuevo hogar durante los próximos meses.
El joven atravesó el umbral con la mandibula colgándole y una expresión de pasmo increible, al contemplar lo que contenia la primera sala. Casi sin pararse a respirar, agarró las escaleras de caracol e intentó escalar de ellas, extasiado por aquel lugar. El metal rechinó y le hizo quedarse congelado con un pie sobre la barandilla. Quizás no seria muy sabio subir las escaleras del modo divertido. Lentamente, bajó el pie y subió las escaleras, al principio con un poco de duda pero luego aceleró el paso, hasta que se convirtió en una carrera, otro juego más.
Se paseó por la segunda planta, explorándolo todo, las camas y el escritorio con la silla a toda velocidad, emocionado por descubrir aquel lugar, dejó escapar una risilla divertida. Corrió de vuelta por las escaleras y llamó a los demás por la escalera para que subieran tambien para, a continuación, volver a retomar la subida por las escaleras como un crio que iba a abrir sus regalos de navidad.
Llego al tercer piso y no pudo hacer otra cosa que dar saltitos y retozar de felicidad. Aquella parecia ser un piso dedicado a entrenamiento. Asi que dedujo que pensaban, como mínimo, darles las herramientas para entrenar. Feliz, no tardó mucho en explorar el resto de aquel piso, porque de verdad tenia ganas de subir a la cuarta y última planta.
Cuando llegó, vio lo que esperaba ver. Infinitud de pájaros negros apuntando sus pares de ojos hacia el enclenque joven, intentando analizarle para saber si era una amenaza. Dejó escapar un grito ahogado de una mezcla de sorpresa y terror para entonces retroceder sobre sus pasos.
Bajó las escaleras, positivamente más feliz de poder alejarse de aquella cuarta planta cuanto antes y avisó a todos los que encontró que no debian acercarse a la cuarta planta, para luego describirles lo que vio.
Finalmente, de nuevo en la planta baja, se giró hacia los que estaban ahí presentes.
-¡Tenemos camas y un piso de entrenamiento! ¡Y hasta puede que un remake malillo de una peli de las de Hitchcock! ¿Habeis encontrado algo interesante por aquí abajo?-
El único que comentó fue el insectoide, mientras que tan solo se ganó las miradas reprobatorias de los demás. No tardó en contestar al clinger.
-Quizás no será agilidad en tu planeta, Kamen Rider. Pero en mi planeta la agilidad es lo que te permite, por ejemplo, minimizar el daño de una caida, el accionar ciertos aparatos, abrir algunos temas de conversacion o el poder cargar con más o menos peso... Eso solo en ocasiones, claro que luego está la fuerza.-meditó unos instantes.- Luego tambien, a veces, el tener agilidad, implica que puedes potenciar tu velocidad, pero solo si no sabes decir otra palabra que el nombre de tu especie... Es un concepto bastante raro...-
Tanto Lara Croft como el clon de geonosiano tuvieron una breve discusión sobre que camino tomar. Aunque le doliera, el clinger tenia razón sobre el tema, pero la propuesta de Lara Croft era ampliamente más interesante y divertida. No vaciló en aquella ocasion y tomó la inciativa, mientras todavia tenian la discusión reciente.
El joven ruso abrió el camino del grupo. Aunque el insecto alienigena habia desbaratado sus planes la otra vez, él ya sabia a donde se dirigian y el guiar al grupo no le costó mucho, sobretodo teniendo en cuenta que en cuanto se habia callado, todos habian decidido unanimemente pasar de él.
-Estupidos Heart Ratings...-dijo en voz baja, al comprobar lo bajos que estaban. La tabla se extendia en siete columnas y, más abajo de cada una, una cara simpática dibujada que representaba a cada uno de los miembros del grupo. Justo debajo de esta, habia un número. Las columnas se llenaban de corazoncitos palpitantes dependiendo de este y, en estos momentos el número en todos era cero o cercano a este.
>> ¿Por que no me quieren? Soy adorable hasta el estandar de adorabilidad mortal -3-
>> Parece que va a llevarte un tiempo el entender el porque.
Pronto logró vislumbrar, en la lejania, el que era su objetivo actual, a donde les estaba llevando. Era un lugar algo desolado y tétrico. El último piso parecia estar construido con huesos de algun animal gigantesco. Aquello le dio un escalofrío. Unos olores le llegaron a la nariz. Una mezcla de olores que no podia distinguir unos de otros, pero que no olia igual que el resto de la ciudad. Algo perplejo, se fijó en las múltiples aves que sobrevolaban el torreón.
-Hay un nido de pajarracos.-les señaló, para indicarles que la cantidad de aves que iban y venian al torreón no era normal. Un mal presentimiento se acogió dentro de él. No le gustaban los pájaros negros.
Atravesaron los muros, franquearon el portón roto y finalmente llegaron a la puerta. Por el patio, habia huesos enormes repartidos. Algo le decia que fuera lo que fuera que hubiera pasado en aquel lugar años atrás, habria merecido más de una historia buena y graciosa. Se apoyó en la puerta de la entrada, como para intentar forzarla de alguna manera, para descubrir que en verdad estaba abierta. La pesada puerta se abrio con un chirrido y les abrio al que seria su nuevo hogar durante los próximos meses.
El joven atravesó el umbral con la mandibula colgándole y una expresión de pasmo increible, al contemplar lo que contenia la primera sala. Casi sin pararse a respirar, agarró las escaleras de caracol e intentó escalar de ellas, extasiado por aquel lugar. El metal rechinó y le hizo quedarse congelado con un pie sobre la barandilla. Quizás no seria muy sabio subir las escaleras del modo divertido. Lentamente, bajó el pie y subió las escaleras, al principio con un poco de duda pero luego aceleró el paso, hasta que se convirtió en una carrera, otro juego más.
Se paseó por la segunda planta, explorándolo todo, las camas y el escritorio con la silla a toda velocidad, emocionado por descubrir aquel lugar, dejó escapar una risilla divertida. Corrió de vuelta por las escaleras y llamó a los demás por la escalera para que subieran tambien para, a continuación, volver a retomar la subida por las escaleras como un crio que iba a abrir sus regalos de navidad.
Llego al tercer piso y no pudo hacer otra cosa que dar saltitos y retozar de felicidad. Aquella parecia ser un piso dedicado a entrenamiento. Asi que dedujo que pensaban, como mínimo, darles las herramientas para entrenar. Feliz, no tardó mucho en explorar el resto de aquel piso, porque de verdad tenia ganas de subir a la cuarta y última planta.
Cuando llegó, vio lo que esperaba ver. Infinitud de pájaros negros apuntando sus pares de ojos hacia el enclenque joven, intentando analizarle para saber si era una amenaza. Dejó escapar un grito ahogado de una mezcla de sorpresa y terror para entonces retroceder sobre sus pasos.
Bajó las escaleras, positivamente más feliz de poder alejarse de aquella cuarta planta cuanto antes y avisó a todos los que encontró que no debian acercarse a la cuarta planta, para luego describirles lo que vio.
Finalmente, de nuevo en la planta baja, se giró hacia los que estaban ahí presentes.
-¡Tenemos camas y un piso de entrenamiento! ¡Y hasta puede que un remake malillo de una peli de las de Hitchcock! ¿Habeis encontrado algo interesante por aquí abajo?-
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
04/02/14, 10:05 pm
Lara sonrió cuando Archi le habló. El irrense era un poco un bicho raro a la hora de mostrar sentimientos, pero tenía cierto encanto precisamente por eso.
—Bueno, yo creo que la gente imperfecta tiene algo de magia—decidió sobre la marcha—. Pero tal vez solo sea pronto para esperar sacar los resultados perfectos. La magia no es una ciencia, puede que no hayas desbloqueado tu verdadero potencial en el campo o que haya que llegar hasta el corazón de su veradera esencia para poder moldearla bien. Puede que esté incluso viva y nuestros límites dependan de cuánto le gustamos... Realmente no sabemos nada, ¿eh?—el gesto alegre que había ido adoptando conforme hablaba desaparició repentinamente. Shaco y Taro se acababan de reincorporar en sus pensamientos—. ¿Me enseñas las pautas para intentarlo yo también? Dudo que logre nada, pero bueno... Así al menos compartimos la frustración.
—Bueno, yo creo que la gente imperfecta tiene algo de magia—decidió sobre la marcha—. Pero tal vez solo sea pronto para esperar sacar los resultados perfectos. La magia no es una ciencia, puede que no hayas desbloqueado tu verdadero potencial en el campo o que haya que llegar hasta el corazón de su veradera esencia para poder moldearla bien. Puede que esté incluso viva y nuestros límites dependan de cuánto le gustamos... Realmente no sabemos nada, ¿eh?—el gesto alegre que había ido adoptando conforme hablaba desaparició repentinamente. Shaco y Taro se acababan de reincorporar en sus pensamientos—. ¿Me enseñas las pautas para intentarlo yo también? Dudo que logre nada, pero bueno... Así al menos compartimos la frustración.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
05/02/14, 12:28 am
Archime volvió a atender a la respuesta de Lara, meditando sus palabras. Debido a su obcecación con aquel asunto se había olvidado que algunos de sus compañeros no disponían, al parecer, de capacidad mágica alguna a pesar de que llevasen correctamente a la práctica la teoría. Todavía desconocía el por qué de aquello y era probable que tuviese que ver con el motivo por el que existían hechizos que el tampoco era capaz de realizar, igual que muchos de los que él sí podía parecían estar vetados a Lara o a Shaco. En respuesta a su última pregunta colocó el grimorio de forma que pudiera leerlo para que se familiarizase con el sortilegio antes de proporcionarle su propia ayuda.
—En realidad la magia parece tener unos fundamentos muy estructurados y coherentes que se basan en unos principios inamovibles que la acercan más de lo que parece a simple vista a la ciencia —le replicó a la ordesa—. No obstante, es cierto que hay numerosas preguntas sin respuesta acerca de su funcionamiento y características… Es posible que tengas razón y exista algún tipo de impedimento que desconocemos. Alguna condición, algún elemento cuya existencia no logro hipotetizar…
El irrense había vuelto a adquirir un aire pensativo y había recuperado en gran medida su neutra expresión habitual.
A continuación ayudó a Lara con los pasos del hechizo y su traducción para que la ordesa lo probase. Ella tampoco obtuvo ningún resultado. Este hecho alivió y abatió al irrense a partes iguales. Por un lado, si alguien hubiese sido capaz de llevarlo a cabo podrían rastrear a Taro y a Shaco. Pero si existiese un hechizo que él no pudiera realizar y otros sí, tan solo aumentaría su frustración y su sensación de fracaso absoluto.
—En realidad la magia parece tener unos fundamentos muy estructurados y coherentes que se basan en unos principios inamovibles que la acercan más de lo que parece a simple vista a la ciencia —le replicó a la ordesa—. No obstante, es cierto que hay numerosas preguntas sin respuesta acerca de su funcionamiento y características… Es posible que tengas razón y exista algún tipo de impedimento que desconocemos. Alguna condición, algún elemento cuya existencia no logro hipotetizar…
El irrense había vuelto a adquirir un aire pensativo y había recuperado en gran medida su neutra expresión habitual.
A continuación ayudó a Lara con los pasos del hechizo y su traducción para que la ordesa lo probase. Ella tampoco obtuvo ningún resultado. Este hecho alivió y abatió al irrense a partes iguales. Por un lado, si alguien hubiese sido capaz de llevarlo a cabo podrían rastrear a Taro y a Shaco. Pero si existiese un hechizo que él no pudiera realizar y otros sí, tan solo aumentaría su frustración y su sensación de fracaso absoluto.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
05/02/14, 01:29 am
Lara fingió mirar el libro cuando Archi se lo tendió y se dedicó a escucharle. Se fiaba más de la traducción exacta de Archi y no quería empezar por sí misma y hacerlo mal. La explicación del irrense se le hizo demasiado científica y, aunque no lo hizo patente en voz alta, no estuvo de acuerdo con ella.
—Tal vez sea lo que dices—se encogió de hombros. Una posibilidad era, aunque no fuera su preferida—. En fin... Ya descubriremos qué se cuece con la magia cuando acabe toda esta locura.
Archi la ayudó por fin dándole las pautas a seguir, tanto la parte verbal como los movimientos correctos. Lara los siguió al dedillo una vez. Y otras tantas más. Y no salió. Había tenido una ínfima esperanza de destacar por algún antojo de su suerte, pero no fue así y tampoco le sorprendió demasiado. Esbozó una sonrisa triste y volvió a encogerse de hombros.
—Nada de nada...—entonces se sentó y abrió el libro de las runas.
Lo estudió durante un puñado de minutos, dentro de lo que la barrera del idioma le permitió. Tenía mucha curiosidad por aquellos dibujos mágicos, pero también albergaba muchas dudas. ¿Valdría cualquier cosa para dibujarlos o había unas tintas más mágicas que otras? ¿Haría falta el pulso de un artista o una aproximación a lo que aparecía en el libro funcionaría igual? ¿Bastaba con replicar los símbolos y darles magia o hacía falta saber el significado exacto de cada milímetro pintado? Su cabeza dio vueltas a todas esas cosas y, sin querer, a alguna más. Recordó la conversación que habia tenido con Baurus tiempo atrás y se quedó mirando sus manos calvas. Su piel era tan fina que, en algunas zonas, las venas se daban a entender. Negó con la cabeza y descartó un par de pensamientos que consideró demasiado oscuros. Aquel no era el momento para aquel tipo de ideas.
Le devolvió el libro a Archi, a quien creía que había conseguido animar un poco, y marchó a la cama. Aquella noche no esperaba dormir bien y los llantos de sus hijos fueron solo la excusa perfecta. Lara acabó tirando de las sábanas de su cama para llevárselas con ella y con sus niños a su rincón al final de la escalera, donde se sumergió en practicar el hechizo de levitación. Era su primera vez y le estaba costando hacer flotar su piedra vibrante, pero estaba convencida de que al final sería ella la que volara y solo por eso valía la pena esforzarse en algo tan nimio. Además, ver como la piedrecilla se meneaba al aplicar el hechizo directamente sobre ella resultó ser extrañamente relajante...
----
La luz que se filtró por las rendijas de la pared de huesos la despertó más temprano de lo que a ella le hubiera gustado. En el mismo estado vegetativo que todas las mañanas desde que tenía niños, Lara bajó hasta la cocina y se dispuso a desayunar. Envuelta en las sábanas, se subió a la mesa y metió el dedo en la leche para menearla. Escasos segundos más tarde, había parado el dedo y se había olvidado de que estaba viva. <<Soy un capullo de seda>> consiguió pensar en uno de sus escasos momentos de lucidez.
—Tal vez sea lo que dices—se encogió de hombros. Una posibilidad era, aunque no fuera su preferida—. En fin... Ya descubriremos qué se cuece con la magia cuando acabe toda esta locura.
Archi la ayudó por fin dándole las pautas a seguir, tanto la parte verbal como los movimientos correctos. Lara los siguió al dedillo una vez. Y otras tantas más. Y no salió. Había tenido una ínfima esperanza de destacar por algún antojo de su suerte, pero no fue así y tampoco le sorprendió demasiado. Esbozó una sonrisa triste y volvió a encogerse de hombros.
—Nada de nada...—entonces se sentó y abrió el libro de las runas.
Lo estudió durante un puñado de minutos, dentro de lo que la barrera del idioma le permitió. Tenía mucha curiosidad por aquellos dibujos mágicos, pero también albergaba muchas dudas. ¿Valdría cualquier cosa para dibujarlos o había unas tintas más mágicas que otras? ¿Haría falta el pulso de un artista o una aproximación a lo que aparecía en el libro funcionaría igual? ¿Bastaba con replicar los símbolos y darles magia o hacía falta saber el significado exacto de cada milímetro pintado? Su cabeza dio vueltas a todas esas cosas y, sin querer, a alguna más. Recordó la conversación que habia tenido con Baurus tiempo atrás y se quedó mirando sus manos calvas. Su piel era tan fina que, en algunas zonas, las venas se daban a entender. Negó con la cabeza y descartó un par de pensamientos que consideró demasiado oscuros. Aquel no era el momento para aquel tipo de ideas.
Le devolvió el libro a Archi, a quien creía que había conseguido animar un poco, y marchó a la cama. Aquella noche no esperaba dormir bien y los llantos de sus hijos fueron solo la excusa perfecta. Lara acabó tirando de las sábanas de su cama para llevárselas con ella y con sus niños a su rincón al final de la escalera, donde se sumergió en practicar el hechizo de levitación. Era su primera vez y le estaba costando hacer flotar su piedra vibrante, pero estaba convencida de que al final sería ella la que volara y solo por eso valía la pena esforzarse en algo tan nimio. Además, ver como la piedrecilla se meneaba al aplicar el hechizo directamente sobre ella resultó ser extrañamente relajante...
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La luz que se filtró por las rendijas de la pared de huesos la despertó más temprano de lo que a ella le hubiera gustado. En el mismo estado vegetativo que todas las mañanas desde que tenía niños, Lara bajó hasta la cocina y se dispuso a desayunar. Envuelta en las sábanas, se subió a la mesa y metió el dedo en la leche para menearla. Escasos segundos más tarde, había parado el dedo y se había olvidado de que estaba viva. <<Soy un capullo de seda>> consiguió pensar en uno de sus escasos momentos de lucidez.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
05/02/14, 03:57 am
La espera se hizo eterna. De Archi dependía que tuviera o no sentido salir allí afuera, ese día o el siguiente. Entendía lo que decían Xalk y Nero, de hecho estaba con ellos, pero no había sido capaz de explicarse mejor. Él estaba nervioso también, aunque no quisiera admitirlo. Mantuvo la compostura, pero no pudo evitar la preocupación cuando fue evidente que ni Archi podía encargarse de aquello. Le faltaría práctica, quizás, porque en capacidad para la magia era quien ganaba a todos. En aquel momento no podía sentir ni una pizca de regocijo por la situación, como habría pasado de no tratarse de una necesidad tan acuciante. Al contrario, sentía empatía por la frustración de Archi, pero no solo eso, porque no se trataba de hacer magia o no, se trataba de poder encontrar a dos personas o no. Al retirarse Archi, él también pensó que era el momento de hacer lo propio. No tenía el don de la palabra como los demás, no iba a hacer sentir mejor a nadie, ni tampoco a sí mismo.
Acabó en el patio. La noche era fría para su piel acostumbrada al calor que emitía el hogar, y por una vez le habría gustado volver a tener puesta la ropa térmica. Tenía ganas de liarse a puñetazos con algo, insultarlo, pero solo había disponible piedras y más piedras. Se sentó contra el muro exterior, preguntándose qué hacía allí. No allí afuera, sino en general, en esa ciudad. Cuál era su papel, cuál era el de los demás. Qué justicia había en que Taro desapareciera y ni siquiera pudiesen tener la certeza de porqué, y a qué se debía que el imbécil de Shaco fuese tan imbécil. Creía que había asimilado lo que podía pasarles en aquella ciudad, y a ello se aferró cuando volvió a levantarse. Podía haber sido cualquiera, él mismo también, podría suceder de nuevo cualquier día. «Aunque estemos en una historia de miedo de serie B no pienso actuar como sus típicos personajes. Y lo que venga, vendrá». Nunca había sido el tipo de persona que medita las cosas, pero aunque hubiese decidido no pensar en ello, la noche sin dormir se la llevó, ya fuese por las preocupaciones o llantos de críos.
Dormitó mal y a saltos, y cuando se levantó era tarde, porque una vez más nadie les gritó al amanecer. Pero cuando se despertó tampoco fue capaz de seguir permaneciendo en cama y se levantó instantáneamente, aun muerto de cansancio. En la cocina se encontró a Lara pasmada con el desayuno sin tocar. Enarcó una ceja y, con voz cascada, le sugirió que descansase de verdad, mientras revolvía en las cestas.
—Vuelve a cama, anda. Aprovecha que están callados. —Se refería, claro estaba, a los niños.
Acabó en el patio. La noche era fría para su piel acostumbrada al calor que emitía el hogar, y por una vez le habría gustado volver a tener puesta la ropa térmica. Tenía ganas de liarse a puñetazos con algo, insultarlo, pero solo había disponible piedras y más piedras. Se sentó contra el muro exterior, preguntándose qué hacía allí. No allí afuera, sino en general, en esa ciudad. Cuál era su papel, cuál era el de los demás. Qué justicia había en que Taro desapareciera y ni siquiera pudiesen tener la certeza de porqué, y a qué se debía que el imbécil de Shaco fuese tan imbécil. Creía que había asimilado lo que podía pasarles en aquella ciudad, y a ello se aferró cuando volvió a levantarse. Podía haber sido cualquiera, él mismo también, podría suceder de nuevo cualquier día. «Aunque estemos en una historia de miedo de serie B no pienso actuar como sus típicos personajes. Y lo que venga, vendrá». Nunca había sido el tipo de persona que medita las cosas, pero aunque hubiese decidido no pensar en ello, la noche sin dormir se la llevó, ya fuese por las preocupaciones o llantos de críos.
Dormitó mal y a saltos, y cuando se levantó era tarde, porque una vez más nadie les gritó al amanecer. Pero cuando se despertó tampoco fue capaz de seguir permaneciendo en cama y se levantó instantáneamente, aun muerto de cansancio. En la cocina se encontró a Lara pasmada con el desayuno sin tocar. Enarcó una ceja y, con voz cascada, le sugirió que descansase de verdad, mientras revolvía en las cestas.
—Vuelve a cama, anda. Aprovecha que están callados. —Se refería, claro estaba, a los niños.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
05/02/14, 03:59 pm
Ri no había dormido. A pesar de que Nero se había hecho aun lado en la cama, cuando comenzaba la noche oscura y él se iba a dormir, como invitación a repetir lo del inicio de la cosecha y calmar sus pesadillas. A la albina no le gustaba demostrar las mismas debilidades dos veces.
Fueron horas largas, mal disimuladas con ejercicio. Una vez había vuelto a subir al dormitorio, y después de mirar en silencio a su edeel, arrancó las sabanas de la cama vecina y se las llevó con ella. Los gestos de Ri eran bruscos, pero su cara estaba lisa y seria. Cuando llegó el alba, Ri no quería hacer ya nada. Y tampoco quería dormir, a pesar del cansancio. Ella también estaba envuelta en la ropa de cama, sentada en el sofá que daba la espalda a las escaleras, en silencio, encogida para no ser vista. Escuchó la voz de Cio y se apretó en las sabanas, mirando hacia delante. Ya no tenía miedo. No había sido miedo, desde el principio. Ahora se reducía a una intranquilidad vaga, y a la espera. Ri esperaba que sucediera algo, que cualquiera de los dos chicos que una vez habían practicado con ella en los muros, volviese. Y les iba a dar una somanta de palos, pero también se iba a sentir mucho mejor.
Fueron horas largas, mal disimuladas con ejercicio. Una vez había vuelto a subir al dormitorio, y después de mirar en silencio a su edeel, arrancó las sabanas de la cama vecina y se las llevó con ella. Los gestos de Ri eran bruscos, pero su cara estaba lisa y seria. Cuando llegó el alba, Ri no quería hacer ya nada. Y tampoco quería dormir, a pesar del cansancio. Ella también estaba envuelta en la ropa de cama, sentada en el sofá que daba la espalda a las escaleras, en silencio, encogida para no ser vista. Escuchó la voz de Cio y se apretó en las sabanas, mirando hacia delante. Ya no tenía miedo. No había sido miedo, desde el principio. Ahora se reducía a una intranquilidad vaga, y a la espera. Ri esperaba que sucediera algo, que cualquiera de los dos chicos que una vez habían practicado con ella en los muros, volviese. Y les iba a dar una somanta de palos, pero también se iba a sentir mucho mejor.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
05/02/14, 06:44 pm
Archime se limitó a practicar distraídamente algunos hechizos con los que todavía no había hecho pruebas, como el de amplificación sensorial, el humedecedor o el de esculpir llamas, entre otros. Mientras la ordesa utilizaba el libro de runas, el biomecánico trataba de darles formas cada vez más complicadas a las llamas de las velas que estaban empleando para leer mientras en su cabeza no paraban de sucederse una serie de intentos de teoría acerca del poder mágico. No obtuvo nada que le convenciese y se limitó a pasar a centrar su atención en las runas una vez Lara lo hubo dejado libre.
El estado de ánimo del ingeniero le impidió hacer mucho más que tratar de comprender los fundamentos básicos de las runas, para lo que tuvo que ayudarse también del diccionario en algunas ocasiones. La lectura preliminar le sirvió para comprobar que efectivamente la comparación con la programación había sido acertada y supo que las runas podían tratarse de un único diseño o basar su funcionamiento en la construcción de un circuito de varias de ellas. El funcionamiento y las condiciones de activación eran elementos que le resultaban sencillos de comprender al irrense y probablemente lo que le iba a resultar más complicado eran los diseños de las runas. Aunque al biomecánico no se le daba mal el dibujo técnico, no tenía mano alguna para el artístico y las runas no terminaban de encajar en ninguna de las dos categorías.
Aquel día se sintió muy cansado nada más terminar de cenar, por lo que volvió a hacer uso de la habitación y, por tanto, la cama después de otro largo periodo de días durmiendo incómodamente en el sofá. Los niños de Lara lloraron considerablemente aquella noche, pero el irrense hizo uso de un hechizo insonorizador para poder conciliar el sueño y una vez se quedó dormido ya no hubo forma de despertarlo.
A la mañana siguiente llegó a la cocina justo cuando Cío increpaba a la ordesa a que fuese a dormir, deduciendo que con su última frase se refería a los ruidosos retoños de Lara.
—Lara… Buenos días a todos —saludó, recordando el protocolo habitual antes de volver a dirigirse a la ordesa—. Anoche leí acerca de un hechizo que induce al sueño mediante caricias. Tal vez te resultase útil con tus hijos.
El estado de ánimo del ingeniero le impidió hacer mucho más que tratar de comprender los fundamentos básicos de las runas, para lo que tuvo que ayudarse también del diccionario en algunas ocasiones. La lectura preliminar le sirvió para comprobar que efectivamente la comparación con la programación había sido acertada y supo que las runas podían tratarse de un único diseño o basar su funcionamiento en la construcción de un circuito de varias de ellas. El funcionamiento y las condiciones de activación eran elementos que le resultaban sencillos de comprender al irrense y probablemente lo que le iba a resultar más complicado eran los diseños de las runas. Aunque al biomecánico no se le daba mal el dibujo técnico, no tenía mano alguna para el artístico y las runas no terminaban de encajar en ninguna de las dos categorías.
Aquel día se sintió muy cansado nada más terminar de cenar, por lo que volvió a hacer uso de la habitación y, por tanto, la cama después de otro largo periodo de días durmiendo incómodamente en el sofá. Los niños de Lara lloraron considerablemente aquella noche, pero el irrense hizo uso de un hechizo insonorizador para poder conciliar el sueño y una vez se quedó dormido ya no hubo forma de despertarlo.
A la mañana siguiente llegó a la cocina justo cuando Cío increpaba a la ordesa a que fuese a dormir, deduciendo que con su última frase se refería a los ruidosos retoños de Lara.
—Lara… Buenos días a todos —saludó, recordando el protocolo habitual antes de volver a dirigirse a la ordesa—. Anoche leí acerca de un hechizo que induce al sueño mediante caricias. Tal vez te resultase útil con tus hijos.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
05/02/14, 10:38 pm
Sombras, tinieblas y ¿aparentemente plumas? Y un olor terrible, como a estercolero cargado de aire podrido. El miasma, seguido de un fuerte dolor de cabeza, fue lo que hizo despertar al aprendiz. Y escupiendo plumas, paja y algo que esperase que no eran heces de pájaro secas, se vió a si mismo en una situación un tanto peligrosa.
Múltiples ojos, fijados en él, revoloteos bajos. Una pequeña comitiva de estirges lo observaban, evaluandolo. El chico no habia dado señales de estar vivo hasta el momento y no se habian enterado de cuando habia entrado, pero la cosa es que ahora estaba acurrucado en una de las esquinas de la última planta de Maciel, su territorio y ahora que se movia y habia demostrado estar vivo, se habia convertido en una amenaza. Las aves comenzaron a chirriar amenazadoramente. El chico se pegó contra la pared con un respingo, alzando las manos en señal de inocencia mientras el terror se apoderaba de él. Sus picos parecian afilados y sus miradas, penetrantes como canicas oscuras buscaban dar buena cuenta de él.
-E-Eh... T-Tomemosnos las cositas con c-calma, ¿v-vale?-dijo el aprendiz aterrado.-N-No tenia intención de molestaros... ¡E-es más!¡M-Me gustais mucho! ¡Eso que hicisteis en la peli de Hitchcock! ¡Pfff! ¡S-Sois los amos! ¡Y ah, en el Bioshock Infinite siempre me maximizo primero los cuervos! ¡S-Son muy útiles, lo juro! Salvo si los usas contra patriotas mecanizados...-admitió con una risilla nerviosa. Aquello pareció ofender a las aves, o bien porque le entendieron o bien porque se cansaron del humano y comenzaron a chirriar amenazadoramente.-¡A-Ay madre!-soltó el aterrado ruso segundos antes de que los pájaros se le abalanzasen encima y comenzaran a picotearle. Buscaban partes blandas, la carne, la piel, la sangre. Sus picos le asestaron buenos tajos en la cara, manos, brazos y espalda, pero no llegaron a atravesar las gruesas gafas naranjas que siempre llevaba, tan solo rallándolas por encima.
Entre quejidos y maldiciones, el aprendiz se abrió paso y bajó las escaleras abajo maldiciendo hasta que las aves decidieron dar el alto al ataque. Barriendose plumas, curándose las heridas y lamentándose por como habia quedado su ropa revolcada entre mierdas resecas y no tan resecas de pájaros, el aprendiz bajó las escaleras. Se habia levantado extremádamente tarde, sobretodo para él. Con un ligero trote, vio a los demás en la planta de abajo y le saludó energicamente antes de añadir.
-¡Ah, por cierto! ¿Alguién sabe como carajo he acabado con los songbird de ahí arriba? Se me olvidó la canción para controlarles y se me han echado encima como unas furias... ¡Maldito seas Padre Comstock!-dijo alzando el puño al cielo teatralmente, para luego romper en sendas carcajadas tipicas en él. Sin darles tiempo a responder o a reaccionar, siguió con su enérgica diatriba.-¡Pero primero, antes de todo, un saludable desayuno, como recomienda el Gallo Cornelio y diablos, con Kelloggs o sin ellos lo tendré!-admitió con otra larga carcajada.
Introduciendose en la cocina, cogió un plátano y volvio con los demás, sentándose a la mesa como solia hacer y comenzó a pelarlo y a comerselo agusto. Justo cuando iba a preguntar si habia algún plan para aquel día y entonces se dió cuenta de las expresiones ensombrecidas y sorprendidas de sus caras.
-¿Qué pasa? ¿Se ha muerto Garibaldi, o que?-bromeó entre más risas, mientras daba buena cuenta del plátano.
Múltiples ojos, fijados en él, revoloteos bajos. Una pequeña comitiva de estirges lo observaban, evaluandolo. El chico no habia dado señales de estar vivo hasta el momento y no se habian enterado de cuando habia entrado, pero la cosa es que ahora estaba acurrucado en una de las esquinas de la última planta de Maciel, su territorio y ahora que se movia y habia demostrado estar vivo, se habia convertido en una amenaza. Las aves comenzaron a chirriar amenazadoramente. El chico se pegó contra la pared con un respingo, alzando las manos en señal de inocencia mientras el terror se apoderaba de él. Sus picos parecian afilados y sus miradas, penetrantes como canicas oscuras buscaban dar buena cuenta de él.
-E-Eh... T-Tomemosnos las cositas con c-calma, ¿v-vale?-dijo el aprendiz aterrado.-N-No tenia intención de molestaros... ¡E-es más!¡M-Me gustais mucho! ¡Eso que hicisteis en la peli de Hitchcock! ¡Pfff! ¡S-Sois los amos! ¡Y ah, en el Bioshock Infinite siempre me maximizo primero los cuervos! ¡S-Son muy útiles, lo juro! Salvo si los usas contra patriotas mecanizados...-admitió con una risilla nerviosa. Aquello pareció ofender a las aves, o bien porque le entendieron o bien porque se cansaron del humano y comenzaron a chirriar amenazadoramente.-¡A-Ay madre!-soltó el aterrado ruso segundos antes de que los pájaros se le abalanzasen encima y comenzaran a picotearle. Buscaban partes blandas, la carne, la piel, la sangre. Sus picos le asestaron buenos tajos en la cara, manos, brazos y espalda, pero no llegaron a atravesar las gruesas gafas naranjas que siempre llevaba, tan solo rallándolas por encima.
Entre quejidos y maldiciones, el aprendiz se abrió paso y bajó las escaleras abajo maldiciendo hasta que las aves decidieron dar el alto al ataque. Barriendose plumas, curándose las heridas y lamentándose por como habia quedado su ropa revolcada entre mierdas resecas y no tan resecas de pájaros, el aprendiz bajó las escaleras. Se habia levantado extremádamente tarde, sobretodo para él. Con un ligero trote, vio a los demás en la planta de abajo y le saludó energicamente antes de añadir.
-¡Ah, por cierto! ¿Alguién sabe como carajo he acabado con los songbird de ahí arriba? Se me olvidó la canción para controlarles y se me han echado encima como unas furias... ¡Maldito seas Padre Comstock!-dijo alzando el puño al cielo teatralmente, para luego romper en sendas carcajadas tipicas en él. Sin darles tiempo a responder o a reaccionar, siguió con su enérgica diatriba.-¡Pero primero, antes de todo, un saludable desayuno, como recomienda el Gallo Cornelio y diablos, con Kelloggs o sin ellos lo tendré!-admitió con otra larga carcajada.
Introduciendose en la cocina, cogió un plátano y volvio con los demás, sentándose a la mesa como solia hacer y comenzó a pelarlo y a comerselo agusto. Justo cuando iba a preguntar si habia algún plan para aquel día y entonces se dió cuenta de las expresiones ensombrecidas y sorprendidas de sus caras.
-¿Qué pasa? ¿Se ha muerto Garibaldi, o que?-bromeó entre más risas, mientras daba buena cuenta del plátano.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
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— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Personajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
05/02/14, 11:09 pm
Ante la voz de Shaco, Anriel salió como un resorte, apareciendo erguida tras el respaldo del sofa.
- Taro. Taro es quien ha muerto. Con toda probabilidad. - la voz monocorde y sin alzarse contenía algo más peligroso debajo. De nuevo, la lucha contra sus emociones se hacía dificil, y eso solo era una frustración más. Y las ganas de golpearlo. Nunca había tenido esas ganas de herir tan fuertes, de cruzarle la cara a alguien.- Y tú. Tú podrías haber muerto ayer. - Anriel se deslizó fuera del sofá con suavidad, aun sujetando la sabana como una capa a su alrededor. - Luces, es tan facil, tan sencillo...Pero es mucho mejor ser un egoista, egocentrico y chalado. Es mucho mejor que otros solucionen tus desaguisados, y que lo unico que te mantenga sea la luminosa suerte. - Anriel estaba temblando.- La suerte que os mantiene a todos en el torreón hasta que deja de hacerlo porque nadie tiene cuidado y a nadie le importa. - Se llevó una mano a la boca, como si fuese consciente de lo que había dicho. Otra vez cosa de Shaco. Se revolvió la sabana de encima y quiso irse. Evitar que se le fuese la lengua más. Y sin embargo se quedó. Algo le recordó que ella no era Nero, y le forzó a aguantar, a quedarse para el castigo o la respuesta. Sus ojos se mantuvieron altos y desafiantes.
- Taro. Taro es quien ha muerto. Con toda probabilidad. - la voz monocorde y sin alzarse contenía algo más peligroso debajo. De nuevo, la lucha contra sus emociones se hacía dificil, y eso solo era una frustración más. Y las ganas de golpearlo. Nunca había tenido esas ganas de herir tan fuertes, de cruzarle la cara a alguien.- Y tú. Tú podrías haber muerto ayer. - Anriel se deslizó fuera del sofá con suavidad, aun sujetando la sabana como una capa a su alrededor. - Luces, es tan facil, tan sencillo...Pero es mucho mejor ser un egoista, egocentrico y chalado. Es mucho mejor que otros solucionen tus desaguisados, y que lo unico que te mantenga sea la luminosa suerte. - Anriel estaba temblando.- La suerte que os mantiene a todos en el torreón hasta que deja de hacerlo porque nadie tiene cuidado y a nadie le importa. - Se llevó una mano a la boca, como si fuese consciente de lo que había dicho. Otra vez cosa de Shaco. Se revolvió la sabana de encima y quiso irse. Evitar que se le fuese la lengua más. Y sin embargo se quedó. Algo le recordó que ella no era Nero, y le forzó a aguantar, a quedarse para el castigo o la respuesta. Sus ojos se mantuvieron altos y desafiantes.
-
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
06/02/14, 01:24 am
Su paseo alrededor del sillón se prolongó en tiempo y amplitud, pues llegado un momento se limito a caminar distraída por el torreón. Le empezaba a doler la cabeza, el ánimo general no ayudaba y la incertidumbre sobre el paradero del humano y la suerte de Taro le angustiaban. Poco a poco sus compañeros fueron retirándose a dormir, pero ella no tenia sueño, y aunque tampoco tenía hambre, terminó por pasarse por la cocina y se obligó a comer algo.
Apenas si sintió el sabor de la comida mientras masticaba mecánicamente, la mirada fija en un punto incierto de la pared mientras su mente divagaba. Por mucho que se esforzara en evitarlo, sus pensamientos siempre volvían al mismo punto, el regreso de alguno de los dos chicos. Le costaba comprender aquel sentimiento de preocupación, pues a pesar de entenderlo, no estaba acostumbrada a sentir aquellas cosas. Todo era demasiado difícil para ella, demasiado complicado, y aquella ciudad le estaba pasando factura en mas de un sentido.
Terminó saliendo al patio con una manta gruesa y el libro que hablaba sobre la Luna Roja, y la noche pasó para ella leyendo bajo la ocasional luz de algún murciélago flamígero. La lectura la ayudo bastante a mantener su mente ocupada, pero poco antes de la llegada del alba se vio incapaz de seguir, así que se puso en pie y se dirigió con un par de cubos de agua al cuarto de las bañeras. Vio a Ri en uno de los sofás envuelta en sabanas, pero a pesar de hacer un par de viajes mas, pero no hizo ruido, por lo que dudaba seriamente de que la albina se hubiera percatado de su paso.
No supo cuanto rato paso allí, pero no salió de la bañera hasta que el agua estuvo fría. Se secó sin muchos ánimos, aun distraída, y cuando bajo a la cocina a por algo de comer, apenas acertó a alzar la mano hacia los presentes. Cogió un par de rebanadas de pan y se sentó a comerlas en una silla, la cabeza apoyada en una de sus manos y aun sin participar en la conversación. Acababa de terminar su parcó desayuno cuando el ruso apareció por las escaleras que llevaban a las plantas superiores. Tenía la ropa sucia y desgarrada, y parecía tan absurdamente entusiasta como de costumbre. La pelirroja parpadeó un par de veces, asegurándose de no estar imaginando cosas, y asistió en completo silencio a su diatriba mientras el chico se movía por la cocina.
Por su actitud no se acordaba de nada de lo que había pasado ayer, y aunque verlo le produjo cierto alivio a la ulterana, una parte de si estaba cabreada. Ri no tardó en saltar en cuanto el humano terminó de hablar, informándole de lo que le había pasado a Taro y echándole en cara su egoísmo y sus chaladuras. Se podía ver que la calma perpetua de la chica estaba apunto de quebrarse, pero Keiria apenas si entendía de esas cosas. Se llevó la mano a la boca cuando terminó, como si se diera cuenta de que había sido borde cuanto menos, pero permaneció en el sitio.
Fue en ese momento en el que la ulterana se puso en pie, acercándose al aprendiz con paso decidido y deteniéndose a mitad de camino, toda su resolución esfumada. Murmuro algo sobre personalidad múltiple y se alejó negando con la cabeza. Cuando pasó junto a Ri se detuvo un instante y la miro a los ojos, tratando de ver mas allá de su mirada desafiante.
—No somos tan imprudentes, o al menos no todos... Archi y Lara se han ocupado de las defensas y... —se cayó, había extendido la mano para apoyarla en el hombro de la sinhadre, pero en el último instante la dejó caer laxa junto a su costado—. Da igual —murmuró, desviando la vista al suelo antes de salir de nuevo al patio con su libro bajo el brazo.
No, no se le daba bien aquello. Se sentó en el suelo, utilizando una vertebra como respaldo, y cruzo los brazos sobre sus rodillas, apoyando el rostro entre ellos. La brisa agitaba las hojas del libro olvidado que descansaba a su lado, a la par que sus cabellos se movían con suavidad, señal de su nerviosismo. La aparición del ruso había aliviado parte de la preocupación que le agobiaba, pero no era suficiente, y una noche en vela no le ayudaba a pensar con claridad. No sabía que le había impulsado a tratar de justificar la imprudencia de los demás, y tampoco sabía porque se había callado; no comprendía que le había echo creer que podía entender a Ri cuando ni siquiera era capaz de entenderse a si misma.
Apenas si sintió el sabor de la comida mientras masticaba mecánicamente, la mirada fija en un punto incierto de la pared mientras su mente divagaba. Por mucho que se esforzara en evitarlo, sus pensamientos siempre volvían al mismo punto, el regreso de alguno de los dos chicos. Le costaba comprender aquel sentimiento de preocupación, pues a pesar de entenderlo, no estaba acostumbrada a sentir aquellas cosas. Todo era demasiado difícil para ella, demasiado complicado, y aquella ciudad le estaba pasando factura en mas de un sentido.
Terminó saliendo al patio con una manta gruesa y el libro que hablaba sobre la Luna Roja, y la noche pasó para ella leyendo bajo la ocasional luz de algún murciélago flamígero. La lectura la ayudo bastante a mantener su mente ocupada, pero poco antes de la llegada del alba se vio incapaz de seguir, así que se puso en pie y se dirigió con un par de cubos de agua al cuarto de las bañeras. Vio a Ri en uno de los sofás envuelta en sabanas, pero a pesar de hacer un par de viajes mas, pero no hizo ruido, por lo que dudaba seriamente de que la albina se hubiera percatado de su paso.
No supo cuanto rato paso allí, pero no salió de la bañera hasta que el agua estuvo fría. Se secó sin muchos ánimos, aun distraída, y cuando bajo a la cocina a por algo de comer, apenas acertó a alzar la mano hacia los presentes. Cogió un par de rebanadas de pan y se sentó a comerlas en una silla, la cabeza apoyada en una de sus manos y aun sin participar en la conversación. Acababa de terminar su parcó desayuno cuando el ruso apareció por las escaleras que llevaban a las plantas superiores. Tenía la ropa sucia y desgarrada, y parecía tan absurdamente entusiasta como de costumbre. La pelirroja parpadeó un par de veces, asegurándose de no estar imaginando cosas, y asistió en completo silencio a su diatriba mientras el chico se movía por la cocina.
Por su actitud no se acordaba de nada de lo que había pasado ayer, y aunque verlo le produjo cierto alivio a la ulterana, una parte de si estaba cabreada. Ri no tardó en saltar en cuanto el humano terminó de hablar, informándole de lo que le había pasado a Taro y echándole en cara su egoísmo y sus chaladuras. Se podía ver que la calma perpetua de la chica estaba apunto de quebrarse, pero Keiria apenas si entendía de esas cosas. Se llevó la mano a la boca cuando terminó, como si se diera cuenta de que había sido borde cuanto menos, pero permaneció en el sitio.
Fue en ese momento en el que la ulterana se puso en pie, acercándose al aprendiz con paso decidido y deteniéndose a mitad de camino, toda su resolución esfumada. Murmuro algo sobre personalidad múltiple y se alejó negando con la cabeza. Cuando pasó junto a Ri se detuvo un instante y la miro a los ojos, tratando de ver mas allá de su mirada desafiante.
—No somos tan imprudentes, o al menos no todos... Archi y Lara se han ocupado de las defensas y... —se cayó, había extendido la mano para apoyarla en el hombro de la sinhadre, pero en el último instante la dejó caer laxa junto a su costado—. Da igual —murmuró, desviando la vista al suelo antes de salir de nuevo al patio con su libro bajo el brazo.
No, no se le daba bien aquello. Se sentó en el suelo, utilizando una vertebra como respaldo, y cruzo los brazos sobre sus rodillas, apoyando el rostro entre ellos. La brisa agitaba las hojas del libro olvidado que descansaba a su lado, a la par que sus cabellos se movían con suavidad, señal de su nerviosismo. La aparición del ruso había aliviado parte de la preocupación que le agobiaba, pero no era suficiente, y una noche en vela no le ayudaba a pensar con claridad. No sabía que le había impulsado a tratar de justificar la imprudencia de los demás, y tampoco sabía porque se había callado; no comprendía que le había echo creer que podía entender a Ri cuando ni siquiera era capaz de entenderse a si misma.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
06/02/14, 01:32 pm
La sonrisa del aprendiz murió casi al instante cuando Ri saltó de pronto. Era consciente que seguia cabreada con él por haber ido a la avenida mientras estaban en la biblioteca, pero ayer ya tuvo un bastante tenso como ese y no veia lógico que hubiese aumentado exponencialmente en las últimas horas. Quizás se habria preocupado por la chica si no hubiese dicho lo que habia dicho: Que Taro habia muerto. Miró por encima a todos los presentes. Todo el mundo parecia saberlo y todos tenian esa expresión siniestra que le helaba el corazón.
-¡E-Espera un momento! ¿C-...Como que Taro ha muerto? ¡Estás de broma! ¡Si yo le vi ayer!-saltó de la silla.-¿¡Ha pasado algo por la noche y no me he enterado!?-preguntó a todos los presentes, con clara preocupación en su rostro.
Pero Ri siguio al ataque. La chica le odiaba, le deseaba lo peor, le deseaba la muerte. El aprendiz todavia no habia terminado de tragar que aparentemente Taro se habia muerto y aquel odio burbujeante que ahora Ri sentia por él y que, al parecer, nadie cuestionó su razón. El ruso estaba confuso y se estaba enfadando de la confusión. Todos parecian haber estado presenciando una serie de eventos mientras él dormia y, al parecer, la serie de eventos se resolvió con que él tenia toda la culpa. No entendia, pero queria entender. Ri se calló, llevandose la mano a la boca, como esperando una contestación por su parte. Entonces apareció Keiria, de una manera tan silenciosa que sobresaltó al joven ruso. Se acercó a él y, al instante, el chico se sintió más pequeño. Con una especie de frialdad característica, murmuró palabras que no terminó del todo de comprender y pasó a responder a Ri, tras lo cual hizo su salida hacia el patio, sin terminar lo que queria decir. El aprendiz entonces negó energicamente con la cabeza, mientras que gesticulaba que se destuviese, alzando ambas palmas en el espacio que les separaba.
-¡Alto! ¡Alto! ¡AAAALTO! E-Entiendo que aun estuvieses enfadada porque me fuera a la avenida y si quieres me d-disculpare y prometeré no volver a hacerlo... Pero ¿porque todo el mundo me mira como si fuese cierto ninja Uchiha con complejo emo? ¿Y porqué Keira Knightley piensa que soy Harvey Dent? ¡Yo tengo mi cara simétrica, por todos los bataccesorios!-
Se revolvió el pelo histéricamente. No entendia nada.
-¡AAARGH! ¿Que carajos ha pasado esta noche?-
-¡E-Espera un momento! ¿C-...Como que Taro ha muerto? ¡Estás de broma! ¡Si yo le vi ayer!-saltó de la silla.-¿¡Ha pasado algo por la noche y no me he enterado!?-preguntó a todos los presentes, con clara preocupación en su rostro.
Pero Ri siguio al ataque. La chica le odiaba, le deseaba lo peor, le deseaba la muerte. El aprendiz todavia no habia terminado de tragar que aparentemente Taro se habia muerto y aquel odio burbujeante que ahora Ri sentia por él y que, al parecer, nadie cuestionó su razón. El ruso estaba confuso y se estaba enfadando de la confusión. Todos parecian haber estado presenciando una serie de eventos mientras él dormia y, al parecer, la serie de eventos se resolvió con que él tenia toda la culpa. No entendia, pero queria entender. Ri se calló, llevandose la mano a la boca, como esperando una contestación por su parte. Entonces apareció Keiria, de una manera tan silenciosa que sobresaltó al joven ruso. Se acercó a él y, al instante, el chico se sintió más pequeño. Con una especie de frialdad característica, murmuró palabras que no terminó del todo de comprender y pasó a responder a Ri, tras lo cual hizo su salida hacia el patio, sin terminar lo que queria decir. El aprendiz entonces negó energicamente con la cabeza, mientras que gesticulaba que se destuviese, alzando ambas palmas en el espacio que les separaba.
-¡Alto! ¡Alto! ¡AAAALTO! E-Entiendo que aun estuvieses enfadada porque me fuera a la avenida y si quieres me d-disculpare y prometeré no volver a hacerlo... Pero ¿porque todo el mundo me mira como si fuese cierto ninja Uchiha con complejo emo? ¿Y porqué Keira Knightley piensa que soy Harvey Dent? ¡Yo tengo mi cara simétrica, por todos los bataccesorios!-
Se revolvió el pelo histéricamente. No entendia nada.
-¡AAARGH! ¿Que carajos ha pasado esta noche?-
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て 欺 い 。
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— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
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— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
06/02/14, 10:26 pm
El consejo de Cio hizo que Lara se planteara realmente irse a dormir de nuevo, pero la conciencia se lo acabo impidiendo.
—No puedo hacer eso... Tenemos que prepararnos para salir a buscar a Taro y Shaco—su tono sonaba a malos augurios, pues realmente la ordesa no esperaba tener suerte. Sobretodo con Taro. El carabés era silencioso, pero ¿Tanto como desaparecer así? ¿Sin decir nada? No le había parecido el tipo de persona que se arriesgara a cometer estupideces. Conocía la magia de antes y solía ser sensato. <<No se habría ido sin más>>. Estaba segura. Archi llegó después y le sugirió un nuevo hechizo—. Quizás lo utilice esta noche. Gracias, Archi—sonrió escuetamente y volvió a dedicar su atención a nada en concreto.
La vocecilla de Shaco la interrumpió cuando se acababa el desayuno y sonó irritante, no porque fuera así, sino por las circunstancias que rodeaban a aquella voz y a su dueño. La gente, como era normal, fue apareciéndose por la planta baja para darle al humano lo que Lara pensó que se merecía. La ordesa sentía que le hervía el pecho y, quizás por eso, pareció estar despierta por primera vez aquella mañana. Frunció el ceño y le dirigió una mirada cargada de un odio insano: por preocuparles, por ser imbecil y salir solo de aquella manera. Un odio que partía del cariño.
Le sorprendió muchísimo que Keiria y Ri pudieran mantener cierta serenidad, porque ella no se sentía capaz de lo mismo. Se le estaba agriando el carácter segundo a segundo y la única razón por la que no le había pegado ya era porque intentaba contenerse. Hasta que no pudo.
—Voy a hacer lo que todos estáis deseando—comunicó. Y, como no era lo suficientemente alta para darle una sonora torta con toda la mano abierta, conjuró un hechizo de impacto y se lo dirigió a la mejilla—. Pasa que eres un inconsciente y un gilipollas y nos tenías preocupados a todos. Eso es lo que pasa—su tono se fue alzando de manera progresiva—. Y antes de preguntar podrías aclararnos primero qué pollas te pasó ayer—cogió aire. Tenía los puños apretados y ganas de volver a pegarle otra mágica hostia. Pero en su lugar, decidió que lo de Taro era más importante de contar y que tal vez sirviera para que la realidad le diera una torta a Shaco por ella—Taro desapareció ayer por la tarde—su voz retrocedió lo andado y su volumen fue disminuyendo—. Volvían él y varios más de Letargo, de acompañar a Marsi de vuelta, y de repente no estaba. Fue cerca del barrio de las casas carnívoras, así que te puedes hacer una idea de las probabilidades de que esté vivo.
Agachó las orejas. La necesidad de inculcarle inteligencia a tortas se había esfumado y su caracter se había apagado de nuevo. Aún así, mantenía los puños apretados. Solo que esta vez no había objetivo al que pegar: A una ciudad no le duelen los golpes. Y era precisamente una ciudad la que se había llevado al carabés.
—No puedo hacer eso... Tenemos que prepararnos para salir a buscar a Taro y Shaco—su tono sonaba a malos augurios, pues realmente la ordesa no esperaba tener suerte. Sobretodo con Taro. El carabés era silencioso, pero ¿Tanto como desaparecer así? ¿Sin decir nada? No le había parecido el tipo de persona que se arriesgara a cometer estupideces. Conocía la magia de antes y solía ser sensato. <<No se habría ido sin más>>. Estaba segura. Archi llegó después y le sugirió un nuevo hechizo—. Quizás lo utilice esta noche. Gracias, Archi—sonrió escuetamente y volvió a dedicar su atención a nada en concreto.
La vocecilla de Shaco la interrumpió cuando se acababa el desayuno y sonó irritante, no porque fuera así, sino por las circunstancias que rodeaban a aquella voz y a su dueño. La gente, como era normal, fue apareciéndose por la planta baja para darle al humano lo que Lara pensó que se merecía. La ordesa sentía que le hervía el pecho y, quizás por eso, pareció estar despierta por primera vez aquella mañana. Frunció el ceño y le dirigió una mirada cargada de un odio insano: por preocuparles, por ser imbecil y salir solo de aquella manera. Un odio que partía del cariño.
Le sorprendió muchísimo que Keiria y Ri pudieran mantener cierta serenidad, porque ella no se sentía capaz de lo mismo. Se le estaba agriando el carácter segundo a segundo y la única razón por la que no le había pegado ya era porque intentaba contenerse. Hasta que no pudo.
—Voy a hacer lo que todos estáis deseando—comunicó. Y, como no era lo suficientemente alta para darle una sonora torta con toda la mano abierta, conjuró un hechizo de impacto y se lo dirigió a la mejilla—. Pasa que eres un inconsciente y un gilipollas y nos tenías preocupados a todos. Eso es lo que pasa—su tono se fue alzando de manera progresiva—. Y antes de preguntar podrías aclararnos primero qué pollas te pasó ayer—cogió aire. Tenía los puños apretados y ganas de volver a pegarle otra mágica hostia. Pero en su lugar, decidió que lo de Taro era más importante de contar y que tal vez sirviera para que la realidad le diera una torta a Shaco por ella—Taro desapareció ayer por la tarde—su voz retrocedió lo andado y su volumen fue disminuyendo—. Volvían él y varios más de Letargo, de acompañar a Marsi de vuelta, y de repente no estaba. Fue cerca del barrio de las casas carnívoras, así que te puedes hacer una idea de las probabilidades de que esté vivo.
Agachó las orejas. La necesidad de inculcarle inteligencia a tortas se había esfumado y su caracter se había apagado de nuevo. Aún así, mantenía los puños apretados. Solo que esta vez no había objetivo al que pegar: A una ciudad no le duelen los golpes. Y era precisamente una ciudad la que se había llevado al carabés.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejosPersonajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
06/02/14, 11:00 pm
- Ah, pero eso tendrías que contestarlo tú- dijo Nero, apoyado en la pared de las escaleras. Todo en su postura era relajado, y parecía ajeno a la agresividad general. Su presencia pareció sentar como un jarro de agua fría a su pareja. Ri borró todo rastro de inestabilidad emocional que hubiera mostrado hasta el momento; mas bien parecía una niña pillada en falta, porque bajó la mirada y la apartó de ambos.- ¿Que hiciste ayer cuando te fuiste de Maciel, antes de que nosotros volviesemos? ¿Y donde has dormido?
-
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
06/02/14, 11:08 pm
El aprendiz no se esperó que Lara decidiera abofetearle, y mucho menos, que lo hiciera recurriendo a un hechizo. Apenas pudo recomponerse, acariciandose la mejilla, muy sorprendido y confuso.
-¿¡A-Ayer!?-preguntó, su voz rompiendose en un gallo.-¿Marsi de vuelta? ¿De que estás hablando, Lara?-le respondió con un grito ahogado. Se estaba tensando a medida que su confusión aumentaba.-Ayer estuvimos en la biblioteca y yo me aburria así que salí a las casas y casi me mato, pero... ¡Taro estaba bien! Y... Y Marsi se enfadó conmigo y... ¿Marsi donde está?-
Pero Nero participó entonces, descolocando al aprendiz de sobremanera. Le hizo unas preguntas que no sabia como contestar.
-¡Ayer nos fuimos muchos a la biblioteca! Y me fui a la Avenida, ¡Lo prometo!-queria decir que no mentia, pero estaba claro que los demás pensaban en algo bastante más diferente.-¡Luego volvimos todos al todos a Maciel! Y de ahí no salí ¡Lo juro!-su voz tenia altibajos. Se quebraba ocasioanlmente para volver a ser aguda y sus palabras rompian en gallos en múltiples ocasiones. Grindó los dientes y cerró los puños con fuerza de pura rabia.
No tenia tiempo para esperar. No iba a quedarse de brazos cruzados con la realidad. No entendia lo que pasaba, pero una cosa tenia clara: Taro habia desaparecido y, los demás ni se movian un centímetro. Aun habia esperanza. Él podria encontrarles. Casi les habria dedidcado una mirada de odio a los demás debido a que su espíritu flaquease con tanta felicidad, pero sus ojos estaban colmados de desesperación y él era el objetivo de todas las miradas cargadas de odio en la sala. No estaba en la mejor posición para hacer aquello. Nerviosamente agarró su bõ a la espalda, para reasegurar el peso recomfortante de este sobre su espalda. Habia llegado un punto en que sabia que las palabras no servirian.
-Hay que salir.-dijo. Le temblaban las manos.-S-Salir. Salir a buscar a Taro. Está vivo. N-Nos necesita.-dirigio la última frase a Lara para luego girarse y ponerse en marcha hacia la puerta.
¿No lo habia dicho Ri? Él tenia suerte. Él le encontraria cuando los demás no pudieron. No sabian moverse en la ciudad como sabian el carabés o él. Eso es lo que habia pasado. El chico habria encontrado algun peligro en el sigilo y habria tenido que salir por su propia cuenta. Y ahora andaba vagabundeando por la ciudad, se habria hecho daño, se habria perdido, le habria atrapado algún monstruo o no podria moverse. Fuera como fuera, estaba ahí afuera, con el frío, el hambre, la soledad. Las tres cosas que más le pesaban en el corazón. No podia ni iba a creer la versión del resto de Maciel. Tenia que comprobarlo él mismo.
>> Taro está vivo.
Se repetia.
>> Taro está vivo y nos está esperando.
Se repetia todo.
>> Los heroes siempre llegan tarde. Voy a ir a por ti, amigo.
-¿¡A-Ayer!?-preguntó, su voz rompiendose en un gallo.-¿Marsi de vuelta? ¿De que estás hablando, Lara?-le respondió con un grito ahogado. Se estaba tensando a medida que su confusión aumentaba.-Ayer estuvimos en la biblioteca y yo me aburria así que salí a las casas y casi me mato, pero... ¡Taro estaba bien! Y... Y Marsi se enfadó conmigo y... ¿Marsi donde está?-
Pero Nero participó entonces, descolocando al aprendiz de sobremanera. Le hizo unas preguntas que no sabia como contestar.
-¡Ayer nos fuimos muchos a la biblioteca! Y me fui a la Avenida, ¡Lo prometo!-queria decir que no mentia, pero estaba claro que los demás pensaban en algo bastante más diferente.-¡Luego volvimos todos al todos a Maciel! Y de ahí no salí ¡Lo juro!-su voz tenia altibajos. Se quebraba ocasioanlmente para volver a ser aguda y sus palabras rompian en gallos en múltiples ocasiones. Grindó los dientes y cerró los puños con fuerza de pura rabia.
No tenia tiempo para esperar. No iba a quedarse de brazos cruzados con la realidad. No entendia lo que pasaba, pero una cosa tenia clara: Taro habia desaparecido y, los demás ni se movian un centímetro. Aun habia esperanza. Él podria encontrarles. Casi les habria dedidcado una mirada de odio a los demás debido a que su espíritu flaquease con tanta felicidad, pero sus ojos estaban colmados de desesperación y él era el objetivo de todas las miradas cargadas de odio en la sala. No estaba en la mejor posición para hacer aquello. Nerviosamente agarró su bõ a la espalda, para reasegurar el peso recomfortante de este sobre su espalda. Habia llegado un punto en que sabia que las palabras no servirian.
-Hay que salir.-dijo. Le temblaban las manos.-S-Salir. Salir a buscar a Taro. Está vivo. N-Nos necesita.-dirigio la última frase a Lara para luego girarse y ponerse en marcha hacia la puerta.
¿No lo habia dicho Ri? Él tenia suerte. Él le encontraria cuando los demás no pudieron. No sabian moverse en la ciudad como sabian el carabés o él. Eso es lo que habia pasado. El chico habria encontrado algun peligro en el sigilo y habria tenido que salir por su propia cuenta. Y ahora andaba vagabundeando por la ciudad, se habria hecho daño, se habria perdido, le habria atrapado algún monstruo o no podria moverse. Fuera como fuera, estaba ahí afuera, con el frío, el hambre, la soledad. Las tres cosas que más le pesaban en el corazón. No podia ni iba a creer la versión del resto de Maciel. Tenia que comprobarlo él mismo.
>> Taro está vivo.
Se repetia.
>> Taro está vivo y nos está esperando.
Se repetia todo.
>> Los heroes siempre llegan tarde. Voy a ir a por ti, amigo.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
07/02/14, 12:04 am
Escuchó a medias a Archi mientras sacaba un improvisado desayuno de los restos de las cestas. Resultaba obvio que tenía que existir un hechizo así, pero después de tantas noches de guerra ya le daba todo igual, especialmente aquella mañana. Su cara de apatía no se alteró hasta que, de súbito, tenían plantado a Shaco ante ellos. El Shaco de siempre, aparentemente. No escuchó una sola palabra de las gilipolleces que dijo, porque su cerebro atrofiado solo podía procesar que había entrado por no sabía dónde y seguía de una pieza. Sabía que era por lo que le había sucedido a Taro que se habían preocupado más de lo normal por lo que pudiera pasarle, y realmente no era que no esperase volver a verlo, pero sí le resultó chocante. Oírlo hablar le producía una mezcla de sensaciones que pasaban desde el cabreo hasta una tímida alegría por verlo sano y salvo. Lo que quería era, mayormente, calzarle una hostia. De hecho, de haber actuado con la “personalidad” del día anterior, lo había hecho, pero de alguna manera sentía alivio al ver a aquel atontado de vuelta tal y como había sido siempre. Eso no quitaba que cerrase los puños con fuerza y enseñase los dientes con una expresión a medio camino entre la sonrisa y la rabia.
Se mereció todas y cada una de las palabras que le dedicaron, no merecía delicadeza. Que ignorase tan deliberadamente lo que había hecho el día anterior primero lo cabreó, y luego lo preocupó. Parecía sincero, con lo que o estaba mal de la cabeza, o el del día anterior no era él. O todo a la vez. Y a pesar de que el que estaba mal de la cabeza era él, no quería creer en la palabra de todos los demás. Al pretender marcharse, solo de nuevo, Cío no pudo más y se interpuso entre la puerta y él. Poca autoridad tenía con aquella cara de resaca, pero se cruzó de brazos y mantuvo la seriedad al mirar al humano.
—¿Adónde crees que vas otra vez? ¿O vas a volver a abrirte paso a la fuerza? —Entrecerró los ojos al decir aquello—. ¿Crees que vas a hacer algo buscando a ciegas? Saldremos a buscar, joder, claro que saldremos. Pero o dejas de hacer las cosas por tu cuenta o no te molestes en volver al puto torreón.
Su expresión, hasta ahora crispada, se suavizó ligeramente después de decir aquello. No le deseaba ningún mal al humano, y de hecho su cabreo no había sido el que sería desde el principio por el mero hecho de que volvía a actuar como siempre. Y cómo le había sentado la noticia era otra cosa. Estaba tan perdido como ellos el día anterior.
—¿Qué pasa contigo, joder? Deja de volvernos locos. Asimílalo primero, desayuna algo, y después salimos, ¿estamos? —terminó diciendo después, y apartándose. No quería saber nada, le daba todo igual. Solo quería terminarse su desayuno.
Se mereció todas y cada una de las palabras que le dedicaron, no merecía delicadeza. Que ignorase tan deliberadamente lo que había hecho el día anterior primero lo cabreó, y luego lo preocupó. Parecía sincero, con lo que o estaba mal de la cabeza, o el del día anterior no era él. O todo a la vez. Y a pesar de que el que estaba mal de la cabeza era él, no quería creer en la palabra de todos los demás. Al pretender marcharse, solo de nuevo, Cío no pudo más y se interpuso entre la puerta y él. Poca autoridad tenía con aquella cara de resaca, pero se cruzó de brazos y mantuvo la seriedad al mirar al humano.
—¿Adónde crees que vas otra vez? ¿O vas a volver a abrirte paso a la fuerza? —Entrecerró los ojos al decir aquello—. ¿Crees que vas a hacer algo buscando a ciegas? Saldremos a buscar, joder, claro que saldremos. Pero o dejas de hacer las cosas por tu cuenta o no te molestes en volver al puto torreón.
Su expresión, hasta ahora crispada, se suavizó ligeramente después de decir aquello. No le deseaba ningún mal al humano, y de hecho su cabreo no había sido el que sería desde el principio por el mero hecho de que volvía a actuar como siempre. Y cómo le había sentado la noticia era otra cosa. Estaba tan perdido como ellos el día anterior.
—¿Qué pasa contigo, joder? Deja de volvernos locos. Asimílalo primero, desayuna algo, y después salimos, ¿estamos? —terminó diciendo después, y apartándose. No quería saber nada, le daba todo igual. Solo quería terminarse su desayuno.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
07/02/14, 01:24 pm
Cio le dejó clavado en el sitio. Por su tono, era de los que más enfadado estaban. No entendió a que se referia con volver a abrirse paso a la fuerza, pero tampoco entendió que tenia que ver con él.
-N-No yo... Quiero buscar a Taro.-murmuró, hundiendo la cara en la bufanda.
Cio pareció acceder, junto a otros muchos, a salir a buscar a Taro, si acaso, ya lo tenian planeado. En ningun momento habia pensado ir solo. Si tuviese que hacerlo solo, lo haria, pero no era su intención desde el primer momento. Más personas cubrian más terreno. Pero no llegó a decir nada y tan solo se quedó cabizbajo, esperando sentado a que saliesen a buscarle. No habian visto ningun cadaver, ni rastro de sangre, nada. Una persona no desaparece así sin dejar rastro. Su espíritu ardia con esperanza. Encontrarian a Taro, y le traerian de vuelta, estaba seguro.
;-;
Cansado mentalmente, furibundo y hambriento, el aprendiz volvió al torreón con los demás. Se hacia oscuro afuera y buscar se volvia numerosas veces más peligroso. Su corazón no temblaba. Estaba dispuesto a salir al siguiente día si hiciese falta pero no podian hacer nada de noche. El aprendiz era temerario, pero no se atreveria a salir tan tarde. Se preparó una cena improvisada, con cierto cansancio y salió al patio, donde se puso a practicar, como solia hacer, sus ejercicios. Terminando mucho antes de lo que le hubiera gustado al ruso, se sentó para empezar a practicar hechizos varios cuando entonces se dio cuenta de la silenciosa presencia de Keiria.
Vaciló unos instantes. Se la veia tan absorta que temia alterar aquel estado y sus palabras sin sentido de antes, le tenian preocupado, pues no habia tenido una oportunidad real de hablar con nadie desde que se habia levantado y el ambiente general que él causaba en el torreón no ayudaba. Parecia que ahora todos le odiaban. Le hubiese dado muchisima más importancia, quizás, si Taro no estuviese solo por la ciudad. Tragando saliva, en un acto de valentia, se acercó a la chica, sentandose cerca, para poder tener una conversación calmada pero no lo suficiente como para molestara con su presencia. Imitandola, abrazó sus rodillas. Tenia la mente en blanco, se balanceaba mientras pensaba en algo que decir, en como empezar la conversación. Miraba en todos lados menos en su dirección.
Finalmente, se armó de valor, y comenzó hablando.
-Se esta poniendo oscuro, pronto no podrás leer...-dijo, casualmente. Al instante se arrepintió de decir lo que fuera y se sintió estúpido en el extremo. En casos normales habria reido para barrerlo bajo la alfombra, pero no estaba de ánimo alguno para reir aquella noche.-Veras.... esto... yo... Y-Yo queria decirte que...-
Tartamudeaba y vacilaba. Era un manojo de nervios. Quizás porque la ulterana habia a pasado a ser tan fría con él que se le helaba la sangre. La verdad, tanto Ri como ella eran un tanto dificiles de expresar, pero Ri en este caso tenia ciertos accesos de violencia con los que preferia no tener que lidiar. Fuera lo que fuese que estuviese pasando era o habia sido gordo. No lo entendia, pero queria entender.
-Queria saber a que te referias con lo de... "personalidad múltiple" que murmuraste...-casi cogiendole carrerilla, continuó, su mirada, a través de las gafas, parecia consternada y confusa. Estaba genuinamente confundido en su ignorancia y tenia sed de conocer la verdad.-Y... que hice "ayer" para que todos estén... así conmigo, tambien.-pronunció el "ayer" con énfasis, porque casi parecia que le hablasen de una historia de ficción. El recordaba perfectamente como se fue a dormir dolido por lo que le dijo Marsi y algo asustado por la reacción de Ri y se levantó a la mañana siguiente entre las estirges, pero nadie parecia creerle. Ya que nadie le iba a creer, queria saber que habia pasado en aquel día en medio, por mucho que desafiase a su lógica. Aquel día, al que todos se referian como "ayer".
-N-No yo... Quiero buscar a Taro.-murmuró, hundiendo la cara en la bufanda.
Cio pareció acceder, junto a otros muchos, a salir a buscar a Taro, si acaso, ya lo tenian planeado. En ningun momento habia pensado ir solo. Si tuviese que hacerlo solo, lo haria, pero no era su intención desde el primer momento. Más personas cubrian más terreno. Pero no llegó a decir nada y tan solo se quedó cabizbajo, esperando sentado a que saliesen a buscarle. No habian visto ningun cadaver, ni rastro de sangre, nada. Una persona no desaparece así sin dejar rastro. Su espíritu ardia con esperanza. Encontrarian a Taro, y le traerian de vuelta, estaba seguro.
;-;
Cansado mentalmente, furibundo y hambriento, el aprendiz volvió al torreón con los demás. Se hacia oscuro afuera y buscar se volvia numerosas veces más peligroso. Su corazón no temblaba. Estaba dispuesto a salir al siguiente día si hiciese falta pero no podian hacer nada de noche. El aprendiz era temerario, pero no se atreveria a salir tan tarde. Se preparó una cena improvisada, con cierto cansancio y salió al patio, donde se puso a practicar, como solia hacer, sus ejercicios. Terminando mucho antes de lo que le hubiera gustado al ruso, se sentó para empezar a practicar hechizos varios cuando entonces se dio cuenta de la silenciosa presencia de Keiria.
Vaciló unos instantes. Se la veia tan absorta que temia alterar aquel estado y sus palabras sin sentido de antes, le tenian preocupado, pues no habia tenido una oportunidad real de hablar con nadie desde que se habia levantado y el ambiente general que él causaba en el torreón no ayudaba. Parecia que ahora todos le odiaban. Le hubiese dado muchisima más importancia, quizás, si Taro no estuviese solo por la ciudad. Tragando saliva, en un acto de valentia, se acercó a la chica, sentandose cerca, para poder tener una conversación calmada pero no lo suficiente como para molestara con su presencia. Imitandola, abrazó sus rodillas. Tenia la mente en blanco, se balanceaba mientras pensaba en algo que decir, en como empezar la conversación. Miraba en todos lados menos en su dirección.
Finalmente, se armó de valor, y comenzó hablando.
-Se esta poniendo oscuro, pronto no podrás leer...-dijo, casualmente. Al instante se arrepintió de decir lo que fuera y se sintió estúpido en el extremo. En casos normales habria reido para barrerlo bajo la alfombra, pero no estaba de ánimo alguno para reir aquella noche.-Veras.... esto... yo... Y-Yo queria decirte que...-
Tartamudeaba y vacilaba. Era un manojo de nervios. Quizás porque la ulterana habia a pasado a ser tan fría con él que se le helaba la sangre. La verdad, tanto Ri como ella eran un tanto dificiles de expresar, pero Ri en este caso tenia ciertos accesos de violencia con los que preferia no tener que lidiar. Fuera lo que fuese que estuviese pasando era o habia sido gordo. No lo entendia, pero queria entender.
-Queria saber a que te referias con lo de... "personalidad múltiple" que murmuraste...-casi cogiendole carrerilla, continuó, su mirada, a través de las gafas, parecia consternada y confusa. Estaba genuinamente confundido en su ignorancia y tenia sed de conocer la verdad.-Y... que hice "ayer" para que todos estén... así conmigo, tambien.-pronunció el "ayer" con énfasis, porque casi parecia que le hablasen de una historia de ficción. El recordaba perfectamente como se fue a dormir dolido por lo que le dijo Marsi y algo asustado por la reacción de Ri y se levantó a la mañana siguiente entre las estirges, pero nadie parecia creerle. Ya que nadie le iba a creer, queria saber que habia pasado en aquel día en medio, por mucho que desafiase a su lógica. Aquel día, al que todos se referian como "ayer".
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Re: Torreón Maciel (Archivo V)
07/02/14, 04:56 pm
Se mantuvo al margen de la conversación entre Archi y Lara. Seguramente ella tendría más éxito que él para animarlo y de intervenir puede que solo empeorara las cosas. Mejor no arriesgarse.
Poco más paso ese día, aparte de que el humano no volvió, al menos no mientras estaban despiertos puesto que, al día siguiente ahí estaba, tan tranquilo como si nada hubiera pasado. “¿Eh?”
No participó en la ronda de broncas al chico, después de todo el clinger lo juzgaba desde un punto de vista mas centrado en su utilidad como miembro del grupo y no tenía en cuenta cosas como la preocupación. “Está entero y no ha pasado nada, con eso a mi me basta”
Fue lo bastante listo de no mencionar estos pensamientos en voz alta, o probablemente habría acabado marcado como un objetivo de broncas, y en su lugar se mantuvo al margen, observando con curiosidad como se desarrollaban los acontecimientos mientras movía las antenas de un lado a otro.
Sin embargo, a medida que fue consciente de que Shaco no tenía recuerdos del día anterior comenzó a derivar sus pensamientos a otros asuntos. “¿Pérdidas de memoria? Eso es lo que me pasaba a mi en aquel sueño. ¿Y si...? Bah, ni hablar, los sueños no tienen nada que ver con la realidad.”
Por otro lado había otro problema: Las cestas.
Hasta ahora, Taro, el humano y él mismo eran los encargados de ir a buscarlas, ya que eran los más aptos para evitar a los reptiles que rondaban por la zona si aparecían. Pero Taro estaba muerto, y ya no podía fiarse de la integridad mental del árbol* lo suficiente como para que fuera su único compañero. Lo mejor sería que un tercero sustituyera a Taro, ¿pero quién?
Archi, aunque tenía magia, carecía de una una forma física adecuada. Lara tenía hijos, y por ende preocupaciones que podrían acabar interfiriendo en sus decisiones. Ippon era demasiado joven, y con los sinhadres no terminaba de llevarse bien, además no se fiaba de Nero para esto.
No analizó a Keiria porque directamente se olvidó de ella, a saber por qué. El clinger seguía su propia lógica, si se la podía considerar como tal.
Finalmente llegó a la conclusión de que Cio era el mejor candidato. Carecía de formación, pero a las malas el clinger podría proporcionársela, algo que no le hacía ninguna gracia. Para él enseñar era algo aburrido. “Aburrirse es malo”
Cuando la cosa se relajó un poco se acercó a su víctima y le dio unos golpecitos en el hombro para llamar su atención. -¿Te importa si te pido algo?-
Prefería no mencionar el tema de la muerte de Taro delante del resto, por lo que tras recibir una respuesta afirmativa del irrense salieron al patio. Keiria estaba allí, pero bastaría con hablar a cierta distancia y sin alzar mucho la voz.
-Veras... como Taro ya no está... y visto el problema con Shaco... El caso es que para las salidas estaba buscando a un nuevo compañero, sobretodo para las cestas, y creo que eres el más indicado. El único problema es que no sabes pelear, pero, aunque no es lo mío, puedo intentar enseñarte lo básico si aceptas. ¿Querrías?
*: Es Shaco. De “pelinaranja” pasó a “naranjito”, luego a naranjo y al final ahora es un “arbol” a secas. Lógica de Xalk. Don't ask.
Poco más paso ese día, aparte de que el humano no volvió, al menos no mientras estaban despiertos puesto que, al día siguiente ahí estaba, tan tranquilo como si nada hubiera pasado. “¿Eh?”
No participó en la ronda de broncas al chico, después de todo el clinger lo juzgaba desde un punto de vista mas centrado en su utilidad como miembro del grupo y no tenía en cuenta cosas como la preocupación. “Está entero y no ha pasado nada, con eso a mi me basta”
Fue lo bastante listo de no mencionar estos pensamientos en voz alta, o probablemente habría acabado marcado como un objetivo de broncas, y en su lugar se mantuvo al margen, observando con curiosidad como se desarrollaban los acontecimientos mientras movía las antenas de un lado a otro.
Sin embargo, a medida que fue consciente de que Shaco no tenía recuerdos del día anterior comenzó a derivar sus pensamientos a otros asuntos. “¿Pérdidas de memoria? Eso es lo que me pasaba a mi en aquel sueño. ¿Y si...? Bah, ni hablar, los sueños no tienen nada que ver con la realidad.”
Por otro lado había otro problema: Las cestas.
Hasta ahora, Taro, el humano y él mismo eran los encargados de ir a buscarlas, ya que eran los más aptos para evitar a los reptiles que rondaban por la zona si aparecían. Pero Taro estaba muerto, y ya no podía fiarse de la integridad mental del árbol* lo suficiente como para que fuera su único compañero. Lo mejor sería que un tercero sustituyera a Taro, ¿pero quién?
Archi, aunque tenía magia, carecía de una una forma física adecuada. Lara tenía hijos, y por ende preocupaciones que podrían acabar interfiriendo en sus decisiones. Ippon era demasiado joven, y con los sinhadres no terminaba de llevarse bien, además no se fiaba de Nero para esto.
No analizó a Keiria porque directamente se olvidó de ella, a saber por qué. El clinger seguía su propia lógica, si se la podía considerar como tal.
Finalmente llegó a la conclusión de que Cio era el mejor candidato. Carecía de formación, pero a las malas el clinger podría proporcionársela, algo que no le hacía ninguna gracia. Para él enseñar era algo aburrido. “Aburrirse es malo”
Cuando la cosa se relajó un poco se acercó a su víctima y le dio unos golpecitos en el hombro para llamar su atención. -¿Te importa si te pido algo?-
Prefería no mencionar el tema de la muerte de Taro delante del resto, por lo que tras recibir una respuesta afirmativa del irrense salieron al patio. Keiria estaba allí, pero bastaría con hablar a cierta distancia y sin alzar mucho la voz.
-Veras... como Taro ya no está... y visto el problema con Shaco... El caso es que para las salidas estaba buscando a un nuevo compañero, sobretodo para las cestas, y creo que eres el más indicado. El único problema es que no sabes pelear, pero, aunque no es lo mío, puedo intentar enseñarte lo básico si aceptas. ¿Querrías?
*: Es Shaco. De “pelinaranja” pasó a “naranjito”, luego a naranjo y al final ahora es un “arbol” a secas. Lógica de Xalk. Don't ask.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
07/02/14, 08:52 pm
Al menos Shaco decidió esperar a que los demás estuviesen listos para salir. Se le pasó por la cabeza que el chico podría estar arrepentido de haber hecho el ganso el día anterior y por eso parecía tan afectado. Pero Cío estaba cansado de pensar en ese excéntrico, que a fin de cuentas allí estaba, entero. Comió y recogió la mesa, e iba a buscar sus botas para salir cuando Xalk lo llevó al patio para alguna petición. Pasaron al lado de Keiria y se fueron a la otra punta del patio. El irrense se cruzó de brazos y miró al insecto, sin saber por dónde iban los tiros hasta que mencionó las cestas.
—Creía que la idea era ir por los tejados. —Pero era cierto que no siempre se hacía así. Si respondió aquello primero fue porque la petición lo cogió un poco por sorpresa. Estaba empezando a acostumbrarse a su vida de parásito en el torreón, pero la oportunidad de poder aportar algo -algo de su agrado- era lo que llevaba persiguiendo bastante tiempo—. Pero acepto, ¿por qué no? —Contestó antes de poder arrepentirse. Tratándose de Xalk podía salir realmente escaldado de un entrenamiento. Pero también podría aprender cosas útiles, como pasaba con Shaco.
No detallaron mucho más en ese momento, porque estaban a punto de salir hacia el norte de la ciudad buscando a Taro. Y no fue una búsqueda fructuosa, lo único que logró fue mermar aún más los ánimos de la gente. Decidieron avisar a los cosechados de Letargo para que estuviesen alerta, ya que visitaban la avenida con frecuencia, y se enteraron de la muerte de dos más, dentro de su mismo torreón. Para Cío eso fue un indicativo claro de que, a pesar de las cosas "bonitas" que habían dicho de los de Maciel cuando lo de Xalk, ellos tenían un problema bastante peor. Y no pensaba volver a pasarse mucho por allí.
La otra cosa interesante que vio durante esa salida fue la propia calle de las casas encantadas. No creía que ese fuera el peligro que hubiese acabado con Taro, de estar realmente muerto, porque era imposible caer en una trampa de la que estabas advertido. Sin embargo, cuando vio su funcionamiento a una distancia prudencial, temeroso de acercarse más, admitió que el realismo de las ilusiones quitaba el aliento. Pero no se mostraba nada que lo atrajese como la miel a las moscas. Alguna casa irrense fuera de lugar -tanto que daba igual si era capaz de reconocer la puerta- a su hermano, Ippon... y algunos más que lo trataban de llamar. Cuando vio a Labril entre ellos se dio cuenta de hasta qué punto aquellas ilusiones hurgaban en la mente de uno. Pero justo por eso sonrió y fue capaz de darle la espalda a las casas para seguir buscando, con la impresión de haber visto en la distancia réplicas del torreón y de todos sus compañeros.
Al volver a casa al atardecer se quitó las botas y las dejó tiradas detrás del sofá donde se dejó caer. Se le habían acumulado el cansancio de la noche y de la larga y tortuosa búsqueda. No podía ni pensar, y de hecho era una excusa perfecta para no hacerlo.
—Creía que la idea era ir por los tejados. —Pero era cierto que no siempre se hacía así. Si respondió aquello primero fue porque la petición lo cogió un poco por sorpresa. Estaba empezando a acostumbrarse a su vida de parásito en el torreón, pero la oportunidad de poder aportar algo -algo de su agrado- era lo que llevaba persiguiendo bastante tiempo—. Pero acepto, ¿por qué no? —Contestó antes de poder arrepentirse. Tratándose de Xalk podía salir realmente escaldado de un entrenamiento. Pero también podría aprender cosas útiles, como pasaba con Shaco.
No detallaron mucho más en ese momento, porque estaban a punto de salir hacia el norte de la ciudad buscando a Taro. Y no fue una búsqueda fructuosa, lo único que logró fue mermar aún más los ánimos de la gente. Decidieron avisar a los cosechados de Letargo para que estuviesen alerta, ya que visitaban la avenida con frecuencia, y se enteraron de la muerte de dos más, dentro de su mismo torreón. Para Cío eso fue un indicativo claro de que, a pesar de las cosas "bonitas" que habían dicho de los de Maciel cuando lo de Xalk, ellos tenían un problema bastante peor. Y no pensaba volver a pasarse mucho por allí.
La otra cosa interesante que vio durante esa salida fue la propia calle de las casas encantadas. No creía que ese fuera el peligro que hubiese acabado con Taro, de estar realmente muerto, porque era imposible caer en una trampa de la que estabas advertido. Sin embargo, cuando vio su funcionamiento a una distancia prudencial, temeroso de acercarse más, admitió que el realismo de las ilusiones quitaba el aliento. Pero no se mostraba nada que lo atrajese como la miel a las moscas. Alguna casa irrense fuera de lugar -tanto que daba igual si era capaz de reconocer la puerta- a su hermano, Ippon... y algunos más que lo trataban de llamar. Cuando vio a Labril entre ellos se dio cuenta de hasta qué punto aquellas ilusiones hurgaban en la mente de uno. Pero justo por eso sonrió y fue capaz de darle la espalda a las casas para seguir buscando, con la impresión de haber visto en la distancia réplicas del torreón y de todos sus compañeros.
Al volver a casa al atardecer se quitó las botas y las dejó tiradas detrás del sofá donde se dejó caer. Se le habían acumulado el cansancio de la noche y de la larga y tortuosa búsqueda. No podía ni pensar, y de hecho era una excusa perfecta para no hacerlo.
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