Torreón Maciel (Archivo V)
+15
Jack
Dal
Evanna
Zarket
Rocavarancolia Rol
Alicia
Naeryan
Baurus
Poblo
LEC
Yber
Giniroryu
Red
Tak
Leonart
19 participantes
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Torreón Maciel (Archivo V)
06/08/13, 02:56 pm
Recuerdo del primer mensaje :
El único que comentó fue el insectoide, mientras que tan solo se ganó las miradas reprobatorias de los demás. No tardó en contestar al clinger.
-Quizás no será agilidad en tu planeta, Kamen Rider. Pero en mi planeta la agilidad es lo que te permite, por ejemplo, minimizar el daño de una caida, el accionar ciertos aparatos, abrir algunos temas de conversacion o el poder cargar con más o menos peso... Eso solo en ocasiones, claro que luego está la fuerza.-meditó unos instantes.- Luego tambien, a veces, el tener agilidad, implica que puedes potenciar tu velocidad, pero solo si no sabes decir otra palabra que el nombre de tu especie... Es un concepto bastante raro...-
Tanto Lara Croft como el clon de geonosiano tuvieron una breve discusión sobre que camino tomar. Aunque le doliera, el clinger tenia razón sobre el tema, pero la propuesta de Lara Croft era ampliamente más interesante y divertida. No vaciló en aquella ocasion y tomó la inciativa, mientras todavia tenian la discusión reciente.
El joven ruso abrió el camino del grupo. Aunque el insecto alienigena habia desbaratado sus planes la otra vez, él ya sabia a donde se dirigian y el guiar al grupo no le costó mucho, sobretodo teniendo en cuenta que en cuanto se habia callado, todos habian decidido unanimemente pasar de él.
-Estupidos Heart Ratings...-dijo en voz baja, al comprobar lo bajos que estaban. La tabla se extendia en siete columnas y, más abajo de cada una, una cara simpática dibujada que representaba a cada uno de los miembros del grupo. Justo debajo de esta, habia un número. Las columnas se llenaban de corazoncitos palpitantes dependiendo de este y, en estos momentos el número en todos era cero o cercano a este.
>> ¿Por que no me quieren? Soy adorable hasta el estandar de adorabilidad mortal -3-
>> Parece que va a llevarte un tiempo el entender el porque.
Pronto logró vislumbrar, en la lejania, el que era su objetivo actual, a donde les estaba llevando. Era un lugar algo desolado y tétrico. El último piso parecia estar construido con huesos de algun animal gigantesco. Aquello le dio un escalofrío. Unos olores le llegaron a la nariz. Una mezcla de olores que no podia distinguir unos de otros, pero que no olia igual que el resto de la ciudad. Algo perplejo, se fijó en las múltiples aves que sobrevolaban el torreón.
-Hay un nido de pajarracos.-les señaló, para indicarles que la cantidad de aves que iban y venian al torreón no era normal. Un mal presentimiento se acogió dentro de él. No le gustaban los pájaros negros.
Atravesaron los muros, franquearon el portón roto y finalmente llegaron a la puerta. Por el patio, habia huesos enormes repartidos. Algo le decia que fuera lo que fuera que hubiera pasado en aquel lugar años atrás, habria merecido más de una historia buena y graciosa. Se apoyó en la puerta de la entrada, como para intentar forzarla de alguna manera, para descubrir que en verdad estaba abierta. La pesada puerta se abrio con un chirrido y les abrio al que seria su nuevo hogar durante los próximos meses.
El joven atravesó el umbral con la mandibula colgándole y una expresión de pasmo increible, al contemplar lo que contenia la primera sala. Casi sin pararse a respirar, agarró las escaleras de caracol e intentó escalar de ellas, extasiado por aquel lugar. El metal rechinó y le hizo quedarse congelado con un pie sobre la barandilla. Quizás no seria muy sabio subir las escaleras del modo divertido. Lentamente, bajó el pie y subió las escaleras, al principio con un poco de duda pero luego aceleró el paso, hasta que se convirtió en una carrera, otro juego más.
Se paseó por la segunda planta, explorándolo todo, las camas y el escritorio con la silla a toda velocidad, emocionado por descubrir aquel lugar, dejó escapar una risilla divertida. Corrió de vuelta por las escaleras y llamó a los demás por la escalera para que subieran tambien para, a continuación, volver a retomar la subida por las escaleras como un crio que iba a abrir sus regalos de navidad.
Llego al tercer piso y no pudo hacer otra cosa que dar saltitos y retozar de felicidad. Aquella parecia ser un piso dedicado a entrenamiento. Asi que dedujo que pensaban, como mínimo, darles las herramientas para entrenar. Feliz, no tardó mucho en explorar el resto de aquel piso, porque de verdad tenia ganas de subir a la cuarta y última planta.
Cuando llegó, vio lo que esperaba ver. Infinitud de pájaros negros apuntando sus pares de ojos hacia el enclenque joven, intentando analizarle para saber si era una amenaza. Dejó escapar un grito ahogado de una mezcla de sorpresa y terror para entonces retroceder sobre sus pasos.
Bajó las escaleras, positivamente más feliz de poder alejarse de aquella cuarta planta cuanto antes y avisó a todos los que encontró que no debian acercarse a la cuarta planta, para luego describirles lo que vio.
Finalmente, de nuevo en la planta baja, se giró hacia los que estaban ahí presentes.
-¡Tenemos camas y un piso de entrenamiento! ¡Y hasta puede que un remake malillo de una peli de las de Hitchcock! ¿Habeis encontrado algo interesante por aquí abajo?-
El único que comentó fue el insectoide, mientras que tan solo se ganó las miradas reprobatorias de los demás. No tardó en contestar al clinger.
-Quizás no será agilidad en tu planeta, Kamen Rider. Pero en mi planeta la agilidad es lo que te permite, por ejemplo, minimizar el daño de una caida, el accionar ciertos aparatos, abrir algunos temas de conversacion o el poder cargar con más o menos peso... Eso solo en ocasiones, claro que luego está la fuerza.-meditó unos instantes.- Luego tambien, a veces, el tener agilidad, implica que puedes potenciar tu velocidad, pero solo si no sabes decir otra palabra que el nombre de tu especie... Es un concepto bastante raro...-
Tanto Lara Croft como el clon de geonosiano tuvieron una breve discusión sobre que camino tomar. Aunque le doliera, el clinger tenia razón sobre el tema, pero la propuesta de Lara Croft era ampliamente más interesante y divertida. No vaciló en aquella ocasion y tomó la inciativa, mientras todavia tenian la discusión reciente.
El joven ruso abrió el camino del grupo. Aunque el insecto alienigena habia desbaratado sus planes la otra vez, él ya sabia a donde se dirigian y el guiar al grupo no le costó mucho, sobretodo teniendo en cuenta que en cuanto se habia callado, todos habian decidido unanimemente pasar de él.
-Estupidos Heart Ratings...-dijo en voz baja, al comprobar lo bajos que estaban. La tabla se extendia en siete columnas y, más abajo de cada una, una cara simpática dibujada que representaba a cada uno de los miembros del grupo. Justo debajo de esta, habia un número. Las columnas se llenaban de corazoncitos palpitantes dependiendo de este y, en estos momentos el número en todos era cero o cercano a este.
>> ¿Por que no me quieren? Soy adorable hasta el estandar de adorabilidad mortal -3-
>> Parece que va a llevarte un tiempo el entender el porque.
Pronto logró vislumbrar, en la lejania, el que era su objetivo actual, a donde les estaba llevando. Era un lugar algo desolado y tétrico. El último piso parecia estar construido con huesos de algun animal gigantesco. Aquello le dio un escalofrío. Unos olores le llegaron a la nariz. Una mezcla de olores que no podia distinguir unos de otros, pero que no olia igual que el resto de la ciudad. Algo perplejo, se fijó en las múltiples aves que sobrevolaban el torreón.
-Hay un nido de pajarracos.-les señaló, para indicarles que la cantidad de aves que iban y venian al torreón no era normal. Un mal presentimiento se acogió dentro de él. No le gustaban los pájaros negros.
Atravesaron los muros, franquearon el portón roto y finalmente llegaron a la puerta. Por el patio, habia huesos enormes repartidos. Algo le decia que fuera lo que fuera que hubiera pasado en aquel lugar años atrás, habria merecido más de una historia buena y graciosa. Se apoyó en la puerta de la entrada, como para intentar forzarla de alguna manera, para descubrir que en verdad estaba abierta. La pesada puerta se abrio con un chirrido y les abrio al que seria su nuevo hogar durante los próximos meses.
El joven atravesó el umbral con la mandibula colgándole y una expresión de pasmo increible, al contemplar lo que contenia la primera sala. Casi sin pararse a respirar, agarró las escaleras de caracol e intentó escalar de ellas, extasiado por aquel lugar. El metal rechinó y le hizo quedarse congelado con un pie sobre la barandilla. Quizás no seria muy sabio subir las escaleras del modo divertido. Lentamente, bajó el pie y subió las escaleras, al principio con un poco de duda pero luego aceleró el paso, hasta que se convirtió en una carrera, otro juego más.
Se paseó por la segunda planta, explorándolo todo, las camas y el escritorio con la silla a toda velocidad, emocionado por descubrir aquel lugar, dejó escapar una risilla divertida. Corrió de vuelta por las escaleras y llamó a los demás por la escalera para que subieran tambien para, a continuación, volver a retomar la subida por las escaleras como un crio que iba a abrir sus regalos de navidad.
Llego al tercer piso y no pudo hacer otra cosa que dar saltitos y retozar de felicidad. Aquella parecia ser un piso dedicado a entrenamiento. Asi que dedujo que pensaban, como mínimo, darles las herramientas para entrenar. Feliz, no tardó mucho en explorar el resto de aquel piso, porque de verdad tenia ganas de subir a la cuarta y última planta.
Cuando llegó, vio lo que esperaba ver. Infinitud de pájaros negros apuntando sus pares de ojos hacia el enclenque joven, intentando analizarle para saber si era una amenaza. Dejó escapar un grito ahogado de una mezcla de sorpresa y terror para entonces retroceder sobre sus pasos.
Bajó las escaleras, positivamente más feliz de poder alejarse de aquella cuarta planta cuanto antes y avisó a todos los que encontró que no debian acercarse a la cuarta planta, para luego describirles lo que vio.
Finalmente, de nuevo en la planta baja, se giró hacia los que estaban ahí presentes.
-¡Tenemos camas y un piso de entrenamiento! ¡Y hasta puede que un remake malillo de una peli de las de Hitchcock! ¿Habeis encontrado algo interesante por aquí abajo?-
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
18/10/13, 01:04 pm
Cuando la mayor parte de sus compañeros salieron hacia la biblioteca, la ulterana se quedó en el torreón en compañía de Lara, Xalk, Ippon y Baurus , pero se había salido sola al patio para practicar un rato. Desde que Shaco les había preguntado si querían jugar a aquel extraño juego, Keiria se había aficionado a el. Era un ejercicio extraño y complicado, y eso bastaba para retener la atención de la pelirroja de forma continuada. No se ofuscaba cuando se le escapaba la pelota, y no ponía mala cara cuando se agotaba después de dedicarle unas cuantas horas. La chica simplemente seguía practicando con estoicismo, y se permitía breves sonrisas cuando hacía algún progreso. Desde el accidente en el que mando uno de los balones por encima del muro la muchacha trataba de mantener a raya su fuerza, y había aprendido rápido a moderar sus golpes. Era cierto que también se cansaba con mas facilidad que sus compañeros, pero cuando se sentía con fuerzas de nuevo, volvía a practicar.
Había conseguido una serie de toques bastante larga cuando se oyó la voz de sus compañeros al otro lado del muro, lo que rompió su concentración y provocó que se le escapara el balón. Keiria lo recogió y entró al edificio, dejando la pelota en su sitio y observando como los exploradores iban franqueando la puerta. Casi todos ellos traían libros consigo, uno por persona, y al verlos la pelirroja tuvo que contener las ganas de lanzarse sobre ellos, y se limitó a observarlos, planteándose la idea de pedir prestado alguno mas tarde. Se interesó por lo que habían encontrado y escuchó con atención los diversos resúmenes mientras jugueteaba nerviosamente con los dedos de sus manos. Shaco no tardó en salir al patio, y mientras se empezaban a oir sonidos extraños que venían de fuera, la muchacha se acercó al sillón en el que Archi se hallaba enfrascado en su libro y echó un vistazo por encima de su coronilla, apoyando los brazos en el respaldo del asiento y acomodando su barbilla sobre estos. No entendía los símbolos y gestos que venían representados, pero tras leer un rato el texto, dedujo que eran una parte importante en la elaboración de un hechizo. El libro trataba sobre magia, y eso atrapó la atención de la pelirroja con fuerza, manteniendola ensimismada un rato. No interrumpió al irrense, pero cuanto mas leía, mas preguntas se agolpaban contra sus labios, preguntas que deseaba compartir con alguien que sintiera la misma curiosidad que ella.
Desde aquella conversación con Anriel en la que apenas había obtenido una respuesta o una teoría a sus dudas, la ulterana había reducido las preguntas que les hacía a sus compañeros algo resignada. Se preguntaba a menudo si era posible que su curiosidad incomodara a los demás, pero tampoco se atrevía a confirmarlo, así que se había aislado un poco mas en si misma y reducía al ámbito personal sus impresiones y teorías sobre lo que la rodeaba.
No supo cuanto tiempo estuvo leyendo el libro de Archi por encima de su hombro antes de que la voz de Cio la sacara de su trance, pero al captar el tono de frustración implícito en su pregunta el interés de la pelirroja pudo mas que su prudencia, por lo que se apartó del sillón y se acercó a donde el irrense se peleaba con un pequeño artefacto. Ya le había visto alguna vez trabajando en el, pero nunca se había planteado preguntarle, no quería incomodarlo. Ahora que veía el objeto de cerca, podía ver que era un reloj de bolsillo, y la similitud con su propio proyecto la hizo esbozar una ligera sonrisa.
-Yo te puedo echar una mano si quieres -se ofreció con voz tranquila, sentándose en una silla a su lado y echando un vistazo a las entrañas del mecanismo con curiosidad.
El muchacho aceptó la ayuda de la ulterana y esta empezó a enseñarle las distintas partes del reloj, señalandoselas de una en una y asegurándose de que iba quedándose con sus nombres, o al menos entendiendo su utilidad. Keiria era bastante buena profesora, había aprendido a explicarse con ayuda de su propio maestro y sus lecciones no eran enrevesadas. No se frustraba si Cio se perdía, simplemente daba marcha atrás y buscaba otra forma distinta de contarle las cosas, y si se topaba con alguna cosa especialmente difícil trataba de simplificarlo y diseccionarlo en partes. La muchacha le contó al irrense que lo mejor era desmontar el objeto por completo y asegurarse de que todas las piezas estaban en buen estado, para poder arreglarlas después si no era así. Le inculcó también la importancia de la limpieza en los artefactos mecánicos, y le enseño como pulir y engrasar los distintos engranajes y las diferentes piezas. Por otra parte la chica no se entrometía en el trabajo del muchacho y se limitaba a guiarle por el buen camino, dejando que el mismo trabajara en su reloj. Se le notaba relajada en su papel de profesora improvisada.
La tarde avanzó poco a poco y, antes de que anocheciera, Shaco volvió a entrar al torreón y se metió en la cocina, donde empezó a preparar la cena a su curioso modo, como todo lo que hacía. La muchacha agradeció en silencio no tener que preocuparse por ese detalle aquella noche y continuó instruyendo al irrense, aliviada por fin al poder compartir con alguien algunos de sus conocimientos.
Había conseguido una serie de toques bastante larga cuando se oyó la voz de sus compañeros al otro lado del muro, lo que rompió su concentración y provocó que se le escapara el balón. Keiria lo recogió y entró al edificio, dejando la pelota en su sitio y observando como los exploradores iban franqueando la puerta. Casi todos ellos traían libros consigo, uno por persona, y al verlos la pelirroja tuvo que contener las ganas de lanzarse sobre ellos, y se limitó a observarlos, planteándose la idea de pedir prestado alguno mas tarde. Se interesó por lo que habían encontrado y escuchó con atención los diversos resúmenes mientras jugueteaba nerviosamente con los dedos de sus manos. Shaco no tardó en salir al patio, y mientras se empezaban a oir sonidos extraños que venían de fuera, la muchacha se acercó al sillón en el que Archi se hallaba enfrascado en su libro y echó un vistazo por encima de su coronilla, apoyando los brazos en el respaldo del asiento y acomodando su barbilla sobre estos. No entendía los símbolos y gestos que venían representados, pero tras leer un rato el texto, dedujo que eran una parte importante en la elaboración de un hechizo. El libro trataba sobre magia, y eso atrapó la atención de la pelirroja con fuerza, manteniendola ensimismada un rato. No interrumpió al irrense, pero cuanto mas leía, mas preguntas se agolpaban contra sus labios, preguntas que deseaba compartir con alguien que sintiera la misma curiosidad que ella.
Desde aquella conversación con Anriel en la que apenas había obtenido una respuesta o una teoría a sus dudas, la ulterana había reducido las preguntas que les hacía a sus compañeros algo resignada. Se preguntaba a menudo si era posible que su curiosidad incomodara a los demás, pero tampoco se atrevía a confirmarlo, así que se había aislado un poco mas en si misma y reducía al ámbito personal sus impresiones y teorías sobre lo que la rodeaba.
No supo cuanto tiempo estuvo leyendo el libro de Archi por encima de su hombro antes de que la voz de Cio la sacara de su trance, pero al captar el tono de frustración implícito en su pregunta el interés de la pelirroja pudo mas que su prudencia, por lo que se apartó del sillón y se acercó a donde el irrense se peleaba con un pequeño artefacto. Ya le había visto alguna vez trabajando en el, pero nunca se había planteado preguntarle, no quería incomodarlo. Ahora que veía el objeto de cerca, podía ver que era un reloj de bolsillo, y la similitud con su propio proyecto la hizo esbozar una ligera sonrisa.
-Yo te puedo echar una mano si quieres -se ofreció con voz tranquila, sentándose en una silla a su lado y echando un vistazo a las entrañas del mecanismo con curiosidad.
El muchacho aceptó la ayuda de la ulterana y esta empezó a enseñarle las distintas partes del reloj, señalandoselas de una en una y asegurándose de que iba quedándose con sus nombres, o al menos entendiendo su utilidad. Keiria era bastante buena profesora, había aprendido a explicarse con ayuda de su propio maestro y sus lecciones no eran enrevesadas. No se frustraba si Cio se perdía, simplemente daba marcha atrás y buscaba otra forma distinta de contarle las cosas, y si se topaba con alguna cosa especialmente difícil trataba de simplificarlo y diseccionarlo en partes. La muchacha le contó al irrense que lo mejor era desmontar el objeto por completo y asegurarse de que todas las piezas estaban en buen estado, para poder arreglarlas después si no era así. Le inculcó también la importancia de la limpieza en los artefactos mecánicos, y le enseño como pulir y engrasar los distintos engranajes y las diferentes piezas. Por otra parte la chica no se entrometía en el trabajo del muchacho y se limitaba a guiarle por el buen camino, dejando que el mismo trabajara en su reloj. Se le notaba relajada en su papel de profesora improvisada.
La tarde avanzó poco a poco y, antes de que anocheciera, Shaco volvió a entrar al torreón y se metió en la cocina, donde empezó a preparar la cena a su curioso modo, como todo lo que hacía. La muchacha agradeció en silencio no tener que preocuparse por ese detalle aquella noche y continuó instruyendo al irrense, aliviada por fin al poder compartir con alguien algunos de sus conocimientos.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
19/10/13, 01:49 am
Ver a todos centrados en sus libros corroía a Lara por la envidia. Al final habían vuelto pronto y no había ocurrido nada que lamentar... y traían magia. Pero, como debería haber sido obvio para la ordesa desde un principio, ella no era la única interesada. Quería ojear los libros y ahora sus dueños estaban tan enfrascados en ellos que le sabía mal pedírselos. <<De puta madre, Lara. Te has perdido LA excursión>>. Pasó el resto de la tarde con la expresión arrugada, acunando a sus bebés y haciéndoles carantoñas mientras se empleaba en un tarro de requesón por culpa de la ansiedad que le producía ver ambos libros ocupados.
Al final, la ansiedad siguió y Lara se acabó olvidando de los libros momentáneamente (de los de magia, ya que el resto no le habían llamado lo más mínimo la atención desde el principio). Pudo observar que mientras Shaco acabó por rendirse, Archi parecía tan concentrado que dudaba que se percatara de lo que había más allá de las páginas incluso si incendiaba a habitación. Al final, aparcados los libros, su único pensamiento era observar con disimulo los avances que realizara Archi y esperar a que tuvieran (o no) éxito.
Pasó la tarde y la hora de cenar pilló a Lara con el estómago lleno. Se sentó a fingir que comía y acabó comiendo más todavía, pero le daba igual. Su determinación ahora era acosar casi con descaro a los dueños de los libros de magia, especialmente el irrense, hasta que alguno de ellos diera muestras de poder o fracasar. Cuando la llama apareció sobre la palma de Archi, Lara se acercó lo más rápido que pudo sin cargarse a sus pequeños por el camino y, subiéndose al tresillo para estar a la altura del mecánico, lo agarró del brazo, apretando inconscientemente.
-Tienes que enseñarme a hacer eso, Archi-dijo con una firmeza exagerada para la situación.
PD:perdón la guarrería de post, pero con tanta gente molestándome en casa no daba para nada mejor x.x
Al final, la ansiedad siguió y Lara se acabó olvidando de los libros momentáneamente (de los de magia, ya que el resto no le habían llamado lo más mínimo la atención desde el principio). Pudo observar que mientras Shaco acabó por rendirse, Archi parecía tan concentrado que dudaba que se percatara de lo que había más allá de las páginas incluso si incendiaba a habitación. Al final, aparcados los libros, su único pensamiento era observar con disimulo los avances que realizara Archi y esperar a que tuvieran (o no) éxito.
Pasó la tarde y la hora de cenar pilló a Lara con el estómago lleno. Se sentó a fingir que comía y acabó comiendo más todavía, pero le daba igual. Su determinación ahora era acosar casi con descaro a los dueños de los libros de magia, especialmente el irrense, hasta que alguno de ellos diera muestras de poder o fracasar. Cuando la llama apareció sobre la palma de Archi, Lara se acercó lo más rápido que pudo sin cargarse a sus pequeños por el camino y, subiéndose al tresillo para estar a la altura del mecánico, lo agarró del brazo, apretando inconscientemente.
-Tienes que enseñarme a hacer eso, Archi-dijo con una firmeza exagerada para la situación.
PD:perdón la guarrería de post, pero con tanta gente molestándome en casa no daba para nada mejor x.x
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
19/10/13, 06:30 pm
No esperaba que nadie llegase a responderle a su petición desesperada, principalmente porque Archime estaba demasido enfrascado con su nuevo pasatiempo, si no sabía que hubiese venido a toda la velocidad que diesen sus piernas. Le sorprendió que fuese la ulterana quien le ofreciese ayuda, aunque si lo pensaba bien, alguna vez la había visto con herramientas en la mano, que no sabía si eran suyas o prestadas también.
—Claro —Respondió sin ocultar del todo su pequeña sorpresa—. Te lo agradecería mucho.
Cuando Keiria tomó asiento a su lado, ordenó las partes que estaba cansado de saber cómo retirar según a donde pertenecían. La chica empezó por lo más básico, pero no era un completo inútil en mecánica aunque en su mundo no utilizasen relojes de ese tipo, así que fue muy sencillo quedarse con la información que le faltaba. Cuando explicaba cosas demasiado básicas no siempre llegaba a decirle que abreviase, aunque soltaba de vez en cuando algún «ya, ya». Suponía que en su mundo tal vez no aprendían mecánica básica en la enseñanza primaria y por eso hacía tanto hincapié en lo elemental. En esos momentos se permitía dedicarle vistazos esporádicos a lo que andaba trajinando Shaco en los fogones. Viendo cómo moldeaba aquella pasta que parecía cualquier cosa menos comestible, lamentaba que lo que había cocinado la albina fuese solo para dos, porque estaba claro que el humano cocinaba para un regimiento.
En cuanto al reloj, por fin tuvo las guías necesarias para recolocar el mecanismo en su sitio, y los materiales para tratar de mejorar el estado de las piezas. Le faltaba cerrarlo y probar a darle cuerda cuando Shaco, después de llevar un tiempo soltando alaridos y friendo porciones de aquella masa, llamó a comer a los compañeros que estaban en el salón.
—Parece que vamos a molestar aquí ahora, voy a mover las cosas para otro lado. —Cogió las piezas grandes en una mano y se llevó las pequeñas dentro de un pañuelo de tela para el salón. Al volver se sentó de nuevo en el lugar que ocupaba antes—. Hum… gracias. Nos ha llevado un buen rato, siento haberte metido en el capricho este —le decía a la peliroja mientras colocaba la silla. No se había dado cuenta del paso del tiempo y le había robado bastante a la chica. «Por lo menos ahora ya puedo seguir sin ayuda… supongo».
Tenía que reconocer que tras freírse, la creación de Shaco parecía otra. Pero seguía sin verle el sentido a haberlas manoseado de aquella manera. No le parecía higiénico. Además el resultado era altamente grasiento, por lo que tomó una con no muy buena cara y se la llevó a la boca.
—Lo estoy apreciando, lo estoy apreciando —respondió al humano mientras resoplaba tratando de quemarse lo menos posible. Justo había cogido una de las últimas en salir de la sartén y el relleno escaldaba. A causa de la temperatura no había apreciado bien el sabor, pero cuando lo hizo reconoció que no tenía queja –aunque tampoco felicitó al cocinero–. Estaba soso para su gusto, pero eso lo hacía algo más dulce, cosa que echaba de menos.
Al apilar en el fregadero los platos manchados pasó un trapo por la mesa y guardó los bártulos que aún quedaban fuera de su sitio sobre el mesado. Después huyó de la cocina o, mejor dicho, de la pila de loza sucia, dando por concluidas sus responsabilidades. Se sentó en el suelo con las piernas cruzadas y se disponía a terminar de montar las piezas, en lo que se afanó hasta que escuchó la letanía extraña de Archi. Cuando alzó la cabeza le vio mover las manos, parte del ritual que figuraba en cada página del libro. Lo observó expectante hasta que surgió una llama entre sus dedos, que le hizo levantarse como impulsado por un resorte. Se acercó aún con el mecanismo a medio montar en la mano, y contempló con satisfación, por fin, la evidencia de que podían aprender magia.
—Joder, y a mí— se sumó a la ordesa. En su voz se filtraba la impaciencia—. Vamos, di, ¿cómo se hace?
—Claro —Respondió sin ocultar del todo su pequeña sorpresa—. Te lo agradecería mucho.
Cuando Keiria tomó asiento a su lado, ordenó las partes que estaba cansado de saber cómo retirar según a donde pertenecían. La chica empezó por lo más básico, pero no era un completo inútil en mecánica aunque en su mundo no utilizasen relojes de ese tipo, así que fue muy sencillo quedarse con la información que le faltaba. Cuando explicaba cosas demasiado básicas no siempre llegaba a decirle que abreviase, aunque soltaba de vez en cuando algún «ya, ya». Suponía que en su mundo tal vez no aprendían mecánica básica en la enseñanza primaria y por eso hacía tanto hincapié en lo elemental. En esos momentos se permitía dedicarle vistazos esporádicos a lo que andaba trajinando Shaco en los fogones. Viendo cómo moldeaba aquella pasta que parecía cualquier cosa menos comestible, lamentaba que lo que había cocinado la albina fuese solo para dos, porque estaba claro que el humano cocinaba para un regimiento.
En cuanto al reloj, por fin tuvo las guías necesarias para recolocar el mecanismo en su sitio, y los materiales para tratar de mejorar el estado de las piezas. Le faltaba cerrarlo y probar a darle cuerda cuando Shaco, después de llevar un tiempo soltando alaridos y friendo porciones de aquella masa, llamó a comer a los compañeros que estaban en el salón.
—Parece que vamos a molestar aquí ahora, voy a mover las cosas para otro lado. —Cogió las piezas grandes en una mano y se llevó las pequeñas dentro de un pañuelo de tela para el salón. Al volver se sentó de nuevo en el lugar que ocupaba antes—. Hum… gracias. Nos ha llevado un buen rato, siento haberte metido en el capricho este —le decía a la peliroja mientras colocaba la silla. No se había dado cuenta del paso del tiempo y le había robado bastante a la chica. «Por lo menos ahora ya puedo seguir sin ayuda… supongo».
Tenía que reconocer que tras freírse, la creación de Shaco parecía otra. Pero seguía sin verle el sentido a haberlas manoseado de aquella manera. No le parecía higiénico. Además el resultado era altamente grasiento, por lo que tomó una con no muy buena cara y se la llevó a la boca.
—Lo estoy apreciando, lo estoy apreciando —respondió al humano mientras resoplaba tratando de quemarse lo menos posible. Justo había cogido una de las últimas en salir de la sartén y el relleno escaldaba. A causa de la temperatura no había apreciado bien el sabor, pero cuando lo hizo reconoció que no tenía queja –aunque tampoco felicitó al cocinero–. Estaba soso para su gusto, pero eso lo hacía algo más dulce, cosa que echaba de menos.
Al apilar en el fregadero los platos manchados pasó un trapo por la mesa y guardó los bártulos que aún quedaban fuera de su sitio sobre el mesado. Después huyó de la cocina o, mejor dicho, de la pila de loza sucia, dando por concluidas sus responsabilidades. Se sentó en el suelo con las piernas cruzadas y se disponía a terminar de montar las piezas, en lo que se afanó hasta que escuchó la letanía extraña de Archi. Cuando alzó la cabeza le vio mover las manos, parte del ritual que figuraba en cada página del libro. Lo observó expectante hasta que surgió una llama entre sus dedos, que le hizo levantarse como impulsado por un resorte. Se acercó aún con el mecanismo a medio montar en la mano, y contempló con satisfación, por fin, la evidencia de que podían aprender magia.
—Joder, y a mí— se sumó a la ordesa. En su voz se filtraba la impaciencia—. Vamos, di, ¿cómo se hace?
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
20/10/13, 11:59 am
La tarde pasó lenta para Taro. Al contrario que los demás él no había sacado ningún libro y por tanto se aburría, así que mató el tiempo colando flechas (o más bien intentándolo) por el aro del patio. Acabó utilizando un arco de montar para ello, aunque el carabés no sabía distinguir entre todas aquellas armas: solo sabía que no necesitaba el otro para una distancia tan pequeña y que ése estorbaba menos cuando se lo colgaba a la espalda para trepar algo.
Así pues y para entretenerse probó a subir a diferentes puntos del muro (de donde había retirado sectores de los cristales aquellos días) e intentar disparar desde allí, recordando el tiro tan lamentable que le había salido desde lo alto de un edificio en la escaramuza con los serpelinos. Como era de esperar casi ninguno de los que ejecutó a lo largo de esa tarde le salió mejor, pero Taro continuó practicando de forma continua más por tedio que por otra cosa. Aunque realmente no podía decirse que se lo estuviera tomando muy en serio.
Shaco también estaba fuera, aunque leyendo, y el carabés no hizo ademán de interrumpirlo en ningún momento. La tranquilidad del patio sólo se vio interrumpida cuando el repentino berrido del terrícola le sobresaltó de tal forma que la flecha fue directa a una ventana (cerrada, por suerte).
-¿Oye, a ti qué te pi-?- empezó a decir Taro, algo mosqueado porque aquel tiro parecía que estaba a punto de salirle bien, pero se dio cuenta de que en aquella bizarra postura cabeza abajo Shaco estaba probablemente lejos de escucharle. Para la próxima vez que volvió a girarse, unos minutos después, el ruso se había quedado seco en el suelo.
Por suerte el carabés no tuvo tiempo para relacionar la imagen con la de otro cuerpo desmadejado contra el pavimento un año atrás, porque Shaco se levantó en ese mismo momento con un segundo alarido sin sentido aparente. Taro contempló perplejo cómo volvía haciendo eses al interior del torreón.
"Joder, qué susto", pensó aún recuperándose. "Es como convivir con una sirena antiincendios."
Siguió a lo suyo durante un lapso indefinido de tiempo y entró en el torreón justo a tiempo para ver el fogonazo que convocó Archi.
"Ah, qué bien", pensó sin ningún entusiasmo. "La magiocracia acaba de empezar otra vez. Habrá que ver dónde colgamos la pizarrita con las puntuaciones."
-Felicidades, supongo- dijo al pasar por el lado del irrense y el grupito que le rodeaba-. Al menos ya sabes fijo que no eres un E.
"Los hay con suerte", pensó. Dicho aquello se sentó a la mesa y empezó a dar buena cuenta de los buñuelos que habían sobrado.
Así pues y para entretenerse probó a subir a diferentes puntos del muro (de donde había retirado sectores de los cristales aquellos días) e intentar disparar desde allí, recordando el tiro tan lamentable que le había salido desde lo alto de un edificio en la escaramuza con los serpelinos. Como era de esperar casi ninguno de los que ejecutó a lo largo de esa tarde le salió mejor, pero Taro continuó practicando de forma continua más por tedio que por otra cosa. Aunque realmente no podía decirse que se lo estuviera tomando muy en serio.
Shaco también estaba fuera, aunque leyendo, y el carabés no hizo ademán de interrumpirlo en ningún momento. La tranquilidad del patio sólo se vio interrumpida cuando el repentino berrido del terrícola le sobresaltó de tal forma que la flecha fue directa a una ventana (cerrada, por suerte).
-¿Oye, a ti qué te pi-?- empezó a decir Taro, algo mosqueado porque aquel tiro parecía que estaba a punto de salirle bien, pero se dio cuenta de que en aquella bizarra postura cabeza abajo Shaco estaba probablemente lejos de escucharle. Para la próxima vez que volvió a girarse, unos minutos después, el ruso se había quedado seco en el suelo.
Por suerte el carabés no tuvo tiempo para relacionar la imagen con la de otro cuerpo desmadejado contra el pavimento un año atrás, porque Shaco se levantó en ese mismo momento con un segundo alarido sin sentido aparente. Taro contempló perplejo cómo volvía haciendo eses al interior del torreón.
"Joder, qué susto", pensó aún recuperándose. "Es como convivir con una sirena antiincendios."
Siguió a lo suyo durante un lapso indefinido de tiempo y entró en el torreón justo a tiempo para ver el fogonazo que convocó Archi.
"Ah, qué bien", pensó sin ningún entusiasmo. "La magiocracia acaba de empezar otra vez. Habrá que ver dónde colgamos la pizarrita con las puntuaciones."
-Felicidades, supongo- dijo al pasar por el lado del irrense y el grupito que le rodeaba-. Al menos ya sabes fijo que no eres un E.
"Los hay con suerte", pensó. Dicho aquello se sentó a la mesa y empezó a dar buena cuenta de los buñuelos que habían sobrado.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
21/10/13, 01:23 am
Ri termino un refrito de verduras y carne aromatizadas con syv y se quedó mirándolo evaluadora. Sabía que a Nero se le hacía pesada la monotonía así que hacia variantes de platos, salsas y caldos, pero el rango de alimentos era limitado, y en algún momento se le acabarían las ideas. Shaco estaba a su lado, haciendo algo que no llegó a distinguir. Trató de echarle un vistazo de reojo, pero el chico tapaba intencionadamente el proceso, y ella no era capaz de insistir más. Dejó ambos platos sobre la mesa, y subió a avisar a Nero. Cuando regresó, Shaco estaba friendo algo en la sarten y quemándose en el proceso. Los dos sinhadres se quedaron mirando brevemente al chico antes de dar cuenta de su parte. No se prestaron atención mientras comían: Nero observaba a Archi en su lectura, y Anriel estaba centrada en su plato. Media hora más tarde, Shaco anunciaba con una pose ridícula que había terminado. También lo había hecho la pareja, que tenía los platos limpios delante, pero los dos mostraron interés por su invento.
- ¿Puedo probar?- dijo Ri, sin alargar la mano hasta que Shaco contestó. Nero también cogió uno de los que el chico ofrecía, aunque no llegó a hacer nada más que dedicarle una sonrisa.- me gusta, ¿como lo has hecho?
Archi seguía pegado al libro, y la albina temió por las paginas, tan cerca de la comida. El chico bestia llevaba toda la tarde enfrascado en aquel libro, y cuando hubo terminado la cena, sin hacerse esperar demasiado, llegó la primera demostración de magia. A Nero le brillaron los ojos con codicia unos segundos, pero el brillo quedó rápidamente disimulado por una expresión de interés medio y despreocupado. Ya se ocupaban de hacer las preguntas por él, como de costumbre. Solo añadió una, sabiendo que podía contestarle:
- ¿Qué tipo de magia viene en tu libro, Archime? A parte del encantamiento de fuego.
- ¿Puedo probar?- dijo Ri, sin alargar la mano hasta que Shaco contestó. Nero también cogió uno de los que el chico ofrecía, aunque no llegó a hacer nada más que dedicarle una sonrisa.- me gusta, ¿como lo has hecho?
Archi seguía pegado al libro, y la albina temió por las paginas, tan cerca de la comida. El chico bestia llevaba toda la tarde enfrascado en aquel libro, y cuando hubo terminado la cena, sin hacerse esperar demasiado, llegó la primera demostración de magia. A Nero le brillaron los ojos con codicia unos segundos, pero el brillo quedó rápidamente disimulado por una expresión de interés medio y despreocupado. Ya se ocupaban de hacer las preguntas por él, como de costumbre. Solo añadió una, sabiendo que podía contestarle:
- ¿Qué tipo de magia viene en tu libro, Archime? A parte del encantamiento de fuego.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Personajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
22/10/13, 12:41 am
Pronto Cio empezó a trabajar por su cuenta y las indicaciones de la ulterana pasaron a ser prescindibles. Keiria cruzó los brazos sobre la mesa y apoyó el mentón en su mano izquierda, observando distraída las evoluciones de Shaco en los fogones. El humano era muy ruidoso, profería alaridos cada vez que se quemaba con el aceite caliente y no paraba de botar por la cocina. A pesar de ello el olor que se desprendía de su extraña creación era bastante apetitoso. Cuando el pelinaranja llamó a los demás a cenar imitando su voz y sus frases, la muchacha sonrió de manera imperceptible, divertida ante su actuación aunque no terminaba de entender el porque. Siguió a Cio con la mirada mientras este recogía sus cosas para no estorbar a los comensales y escuchó sus palabras de agradecimiento cuando volvió a la mesa.
-No hay de que, no ha sido un problema y ha sido entretenido. Se me ha hecho amena la tarde, así que casi que debería darte las gracias yo a ti -comentó mientras Shaco se acercaba y anunciaba su plato entre risas que presumiblemente eran malignas.
La pelirroja cogió uno de los buñuelos-empanadilla, asegurándose de que era uno de los primeros que había metido en la sartén el humano al estar tibio al tacto, y se lo llevó a la boca con curiosdad- El relleno de carne y verdura, aderezado con unas especias ligeras, se deshacía en la boca mezclandose con el sabor de la masa, creando una curiosa combinación de sabores en el paladar. Aunque les faltaba un poco de sal estaban muy buenos, y la ulterana dio su aprobación mientras se llevaba otro a la boca.
-Coincido con lo que has dicho, están de muerte -felicitó al cocinero con una sonrisa.
Apenas si participó en la conversación general, demasiado absorta en sus propios pensamientos como para seguir un hilo de diálogo, pero el pequeño alboroto que se formó un rato después entorno al sillón donde Archi llevaba sentado toda la tarde y al que había regresado después de cenar le sacó de su ensimismamiento. Tardó solo unos segundos en comprender que las llamas que bailaban entre los dedos del ingeniero eran fruto de un hechizo, y cuando lo hizo, tuvo que contenerse para no saltar hacía donde los demás ya estaban bombardeando a preguntas al irrense. Una parte de Keiria pugnaba por acercarse para saber mas, pero sabía de sobra que mas curiosos solo incomodarían al chico, ella misma se sentiría mal si muchas personas al mismo tiempo trataran de sonsacarle algo. Taro entró en ese momento desde el patio, y tras hacer un comentario sobre algo que la pelirroja supuso tenía algo que ver con su mundo de origen, se sentó a comer.
Los demás ya habían terminado, así que Keiria se puso en pie y recogió la mesa, acercándose a la cocina y poniéndose a fregar los distintos cacharros con aire ausente. Si alguien se hubiera fijado bien habría apreciado cierta rigidez en sus movimientos, y si el tiempo de observación fuera lo suficientemente prolongado, tal vez también percibiera el confuso patrón que sus manos trazaban bajo el agua, siguiendo de forma errática algunos de los pasos que había leído por encima del hombro de Archi por la tarde.
-No hay de que, no ha sido un problema y ha sido entretenido. Se me ha hecho amena la tarde, así que casi que debería darte las gracias yo a ti -comentó mientras Shaco se acercaba y anunciaba su plato entre risas que presumiblemente eran malignas.
La pelirroja cogió uno de los buñuelos-empanadilla, asegurándose de que era uno de los primeros que había metido en la sartén el humano al estar tibio al tacto, y se lo llevó a la boca con curiosdad- El relleno de carne y verdura, aderezado con unas especias ligeras, se deshacía en la boca mezclandose con el sabor de la masa, creando una curiosa combinación de sabores en el paladar. Aunque les faltaba un poco de sal estaban muy buenos, y la ulterana dio su aprobación mientras se llevaba otro a la boca.
-Coincido con lo que has dicho, están de muerte -felicitó al cocinero con una sonrisa.
Apenas si participó en la conversación general, demasiado absorta en sus propios pensamientos como para seguir un hilo de diálogo, pero el pequeño alboroto que se formó un rato después entorno al sillón donde Archi llevaba sentado toda la tarde y al que había regresado después de cenar le sacó de su ensimismamiento. Tardó solo unos segundos en comprender que las llamas que bailaban entre los dedos del ingeniero eran fruto de un hechizo, y cuando lo hizo, tuvo que contenerse para no saltar hacía donde los demás ya estaban bombardeando a preguntas al irrense. Una parte de Keiria pugnaba por acercarse para saber mas, pero sabía de sobra que mas curiosos solo incomodarían al chico, ella misma se sentiría mal si muchas personas al mismo tiempo trataran de sonsacarle algo. Taro entró en ese momento desde el patio, y tras hacer un comentario sobre algo que la pelirroja supuso tenía algo que ver con su mundo de origen, se sentó a comer.
Los demás ya habían terminado, así que Keiria se puso en pie y recogió la mesa, acercándose a la cocina y poniéndose a fregar los distintos cacharros con aire ausente. Si alguien se hubiera fijado bien habría apreciado cierta rigidez en sus movimientos, y si el tiempo de observación fuera lo suficientemente prolongado, tal vez también percibiera el confuso patrón que sus manos trazaban bajo el agua, siguiendo de forma errática algunos de los pasos que había leído por encima del hombro de Archi por la tarde.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
22/10/13, 01:36 am
“Un mes aun. Vale, entonces no hay problema con la comida” Pensaba Xalkoth tras escuchar lo que quedaba antes de que los bebés de Lara perdieran la lactancia. Y hablando de comida, mirar tanto lo que estaba cocinando Taro le había dado hambre de nuevo. En la cocina ahora estaba el naranjo haciendo algo a lo que acababa de bautizar, para luego empezar a freírlo.
“¿Bautizar? ¿Como a un niño? ¿Significa eso que esta cocinando a sus hijos?”
Durante la media hora siguiente el clinger se entretuvo enormemente viendo como se quemaba el humano, mientras intentaba comprender si el objetivo de lo que estaba haciendo era cocinar las empanadillas o a sí mismo. “Si es lo segundo tendría que decirle que sería más eficaz estando él en el fuego. Y con instrucciones podría ocuparme de cocinarlo... ¡Vaya! Ahora que lo pienso cocinarse a si mismo lo mataría, y no creo que busque el suicidio. Hmmm... visto así tiene que estar cocinando las cosas esas”
Cuando terminó lo siguió hasta la mesa, mientras olisqueaba con las antenas el misterioso plato. Olía un poco a quemado, pero parecía comestible, así que en cuanto le dejaron comer, e ignorando su posturita al pensar que sería alguna cosa tradicional de su mundo, agarró uno con cada mano y los mordisqueó.
-No se que es eso de oriente y occidente, pero están ricos. Por cierto, ¿es tradición entre los tuyos reírse así cada cierto tiempo? Porque no paras. ¿Es una llamada de apareamiento o algo?-
Mientras seguía comiendo no se le pasó la llama que apareció en los dedos de Archi, de la que pasó descaradamente. “Enhorabuena, puedes invocar llamitas. Cuando puedas curar fracturas quizás ya me pienso si debo tomarme en serio la magia o no. Hasta entonces... meh” Naturalmente no creía que nadie fuera a ser capaz de realizar hechizos curativos. De lo contrario no se tomaría la magia de esa forma.
Mucha más atención le estaba llamando el dispositivo con engranajes que tenía Cío, pero de momento lo dejaba pasar porque no funcionaba. Si conseguía arreglarlo entonces las cosas cambiarían, pero por el momento solo se limitó a observar con curiosidad a este y a la pelirroja, mientras lidiaban con los problemas. Al menos hasta que la llamita del otro desvió la atención de todo el mundo. "Ni que fuerais polillas"
“¿Bautizar? ¿Como a un niño? ¿Significa eso que esta cocinando a sus hijos?”
Durante la media hora siguiente el clinger se entretuvo enormemente viendo como se quemaba el humano, mientras intentaba comprender si el objetivo de lo que estaba haciendo era cocinar las empanadillas o a sí mismo. “Si es lo segundo tendría que decirle que sería más eficaz estando él en el fuego. Y con instrucciones podría ocuparme de cocinarlo... ¡Vaya! Ahora que lo pienso cocinarse a si mismo lo mataría, y no creo que busque el suicidio. Hmmm... visto así tiene que estar cocinando las cosas esas”
Cuando terminó lo siguió hasta la mesa, mientras olisqueaba con las antenas el misterioso plato. Olía un poco a quemado, pero parecía comestible, así que en cuanto le dejaron comer, e ignorando su posturita al pensar que sería alguna cosa tradicional de su mundo, agarró uno con cada mano y los mordisqueó.
-No se que es eso de oriente y occidente, pero están ricos. Por cierto, ¿es tradición entre los tuyos reírse así cada cierto tiempo? Porque no paras. ¿Es una llamada de apareamiento o algo?-
Mientras seguía comiendo no se le pasó la llama que apareció en los dedos de Archi, de la que pasó descaradamente. “Enhorabuena, puedes invocar llamitas. Cuando puedas curar fracturas quizás ya me pienso si debo tomarme en serio la magia o no. Hasta entonces... meh” Naturalmente no creía que nadie fuera a ser capaz de realizar hechizos curativos. De lo contrario no se tomaría la magia de esa forma.
Mucha más atención le estaba llamando el dispositivo con engranajes que tenía Cío, pero de momento lo dejaba pasar porque no funcionaba. Si conseguía arreglarlo entonces las cosas cambiarían, pero por el momento solo se limitó a observar con curiosidad a este y a la pelirroja, mientras lidiaban con los problemas. Al menos hasta que la llamita del otro desvió la atención de todo el mundo. "Ni que fuerais polillas"
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
22/10/13, 04:17 pm
El aprendiz estuvo expectante mientras uno a uno se atrevian a coger de su creación personal. Su mirada centellaba entre unos y otros y, esperó unos segundos, para saber de su opinión. Justo cuando parecia que nadie iba a decir nada, apareció la chica albina y le preguntó si podia coger alguno.
-¡Por supuesto! ¡Los he hecho para todos!-comento con una risilla.
Y entonces, habiendolo probado varios, le dieron una buena respuesta que le movió tanto al aprendiz que, con mejillas sonrosadas, les dio la espalda e hizo otra pose volviendo además a usar su tono de voz épico.
-Pero ¡por supuesto! ¿Como no iba a delectar el paladar de estos mortales con la delicia de un dios?-y se sumió en carcajadas, por enesima vez. Siguieron con la cena apaciblemente.
Entonces Xalkoth saltó con una pregunta un tanto extraña. Tan extraña que el aprendiz tardó en procesarla.
-¿Eh?-dijo en un principio, parpadeando con la mente en blanco.-¿¡EEEEEH!?-exclamó entonces el ruso derribando la silla al saltar del asiento con una pose defensiva que en cualquier otro momento hubiera servido para cantar y bailar cierta canción, pero que en ese momento se encontraba demasiado perplejo para hacer otra cosa que no fuera defenderse de su acusación. Sudaba profundamente ante la presión y una mueca que podria recordar vagamente a una sonrisa.
-Yo no lo hago por.... Quiero decir hay quienes... Pero que yo no... ¡Argh! ¿No lo se? Me rio porque estoy alegre ¿no es eso lo que hacen las personas que estan alegres?-con eso dicho, se fue calmando hasta colocar de nuevo la silla y tomar su asiento.-¿Es tan raro?-
Pero nadie llegó a contestar pues Archi, que se habia retirado nada más vaciar el plato a un sillón apartado donde habia seguido con su libro de hechizos logró que toda atención se desviara sobre él, cosa que en parte agradeció el joven, pero que en su mayoria quedó ensombrecido al contemplar como la mano del irrense se hallaba rodeada de llamas candentes.
>> /all Report noob mid fail ignite.
Casi tan asombrado por el latir de las llamas en la mano del chico como aterrado por el crujir del fuego, el aprendiz tardó algo más en decir cualquier cosa, pero fue de los primeros en acercarse, aunque hubo algunos que ni se acercaron al irrense.
-¿No te quema?-le preguntó mientras alcanzó a tocar las llamas, aunque fuera superficialmente y comprobar personalmente que no quemaba. Se dió cuenta entonces lo estúpido que habia sido ese acto, pero lo barrió más junto a otras acciones que le caracterizaban como ser humano.
-¡Por supuesto! ¡Los he hecho para todos!-comento con una risilla.
Y entonces, habiendolo probado varios, le dieron una buena respuesta que le movió tanto al aprendiz que, con mejillas sonrosadas, les dio la espalda e hizo otra pose volviendo además a usar su tono de voz épico.
-Pero ¡por supuesto! ¿Como no iba a delectar el paladar de estos mortales con la delicia de un dios?-y se sumió en carcajadas, por enesima vez. Siguieron con la cena apaciblemente.
Entonces Xalkoth saltó con una pregunta un tanto extraña. Tan extraña que el aprendiz tardó en procesarla.
-¿Eh?-dijo en un principio, parpadeando con la mente en blanco.-¿¡EEEEEH!?-exclamó entonces el ruso derribando la silla al saltar del asiento con una pose defensiva que en cualquier otro momento hubiera servido para cantar y bailar cierta canción, pero que en ese momento se encontraba demasiado perplejo para hacer otra cosa que no fuera defenderse de su acusación. Sudaba profundamente ante la presión y una mueca que podria recordar vagamente a una sonrisa.
-Yo no lo hago por.... Quiero decir hay quienes... Pero que yo no... ¡Argh! ¿No lo se? Me rio porque estoy alegre ¿no es eso lo que hacen las personas que estan alegres?-con eso dicho, se fue calmando hasta colocar de nuevo la silla y tomar su asiento.-¿Es tan raro?-
Pero nadie llegó a contestar pues Archi, que se habia retirado nada más vaciar el plato a un sillón apartado donde habia seguido con su libro de hechizos logró que toda atención se desviara sobre él, cosa que en parte agradeció el joven, pero que en su mayoria quedó ensombrecido al contemplar como la mano del irrense se hallaba rodeada de llamas candentes.
>> /all Report noob mid fail ignite.
Casi tan asombrado por el latir de las llamas en la mano del chico como aterrado por el crujir del fuego, el aprendiz tardó algo más en decir cualquier cosa, pero fue de los primeros en acercarse, aunque hubo algunos que ni se acercaron al irrense.
-¿No te quema?-le preguntó mientras alcanzó a tocar las llamas, aunque fuera superficialmente y comprobar personalmente que no quemaba. Se dió cuenta entonces lo estúpido que habia sido ese acto, pero lo barrió más junto a otras acciones que le caracterizaban como ser humano.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
23/10/13, 01:25 am
Archime se sobresaltó, con la consiguiente consecuencia de la pérdida de concentración y el desvanecimiento de la luz mágica que había conjurado, cuando Lara 37 lo agarró el brazo. Miró a la ordesa con un leve matiz de asombro en su inexpresivo rostro, queriendo pedir que le soltase pero no sabiendo si debía hacerlo o cómo. El hecho de que se acercasen también a él primero Shaco, que había hecho una pregunta sobre las llamas mientras todavía no se habían extingudio y después Cío, exigiendo lo mismo que la ordesa no ayudó precisamente a mejorar la situación para el biomecánico.
Miró hacia Taro cuando pasó realizando un comentario que en un principio no comprendió debido al nerviosismo y el cual empezó a desmenuzar en su cabeza para tratar de evadirse de toda la atención que había congregado a su alrededor. Atención demasiado cerca para su gusto. Recordó demasiado rápido la explicación de Taro días atrás sobre las clasificaciones de la gente en Carabás por su capacidad mágica y se vio de nuevo teniendo que lidiar con toda aquella gente pendiente de él a tan poca distancia.
La pregunta de Nero no le pasó desapercibida, mientras miraba nerviosamente de forma alternativa a Lara 37 y al sinhadre.
—No he podido descifrar a fondo... —si los irrenses pudieran sudar habría empezado a hacerlo, pues fue entonces cuando también recordó que debía abreviar y se puso todavía más nervioso. A cambio comenzó a parpadear y a mover los dedos mecánicos del brazo derecho, ya que su brazo orgánico original se mantenía rígido ante el contacto de la ordesa—. Todavía no dispongo... No está claro... Parece que hay algunos hechizos destinados a curar heridas, he intuído que uno de ellos se trata de un hechizo básico de limpieza, así como otro parece basarse en conjurar llamas diferentes a las que acabo de... y... hay... algunos más... —la voz se le fue apagando poco a poco, incapaz de seguir hablando.
Miró hacia Taro cuando pasó realizando un comentario que en un principio no comprendió debido al nerviosismo y el cual empezó a desmenuzar en su cabeza para tratar de evadirse de toda la atención que había congregado a su alrededor. Atención demasiado cerca para su gusto. Recordó demasiado rápido la explicación de Taro días atrás sobre las clasificaciones de la gente en Carabás por su capacidad mágica y se vio de nuevo teniendo que lidiar con toda aquella gente pendiente de él a tan poca distancia.
La pregunta de Nero no le pasó desapercibida, mientras miraba nerviosamente de forma alternativa a Lara 37 y al sinhadre.
—No he podido descifrar a fondo... —si los irrenses pudieran sudar habría empezado a hacerlo, pues fue entonces cuando también recordó que debía abreviar y se puso todavía más nervioso. A cambio comenzó a parpadear y a mover los dedos mecánicos del brazo derecho, ya que su brazo orgánico original se mantenía rígido ante el contacto de la ordesa—. Todavía no dispongo... No está claro... Parece que hay algunos hechizos destinados a curar heridas, he intuído que uno de ellos se trata de un hechizo básico de limpieza, así como otro parece basarse en conjurar llamas diferentes a las que acabo de... y... hay... algunos más... —la voz se le fue apagando poco a poco, incapaz de seguir hablando.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
23/10/13, 08:26 pm
Lara estuvo a punto de quejarse y soltar un "eh, eh, eh, que se lo he pedido yo primero" al resto de los que se fueron aglomerando alrededor con las mismas exigencias mágicas que ella, hasta que cayó en lo infantil y que sería y se dijo a sí misma que ya era una mujer madura. Se fijó en que los únicos que no mostraron demasiado interés fueron Taro y el bicho, pero solo les dedicó un <<Peor para ellos>> mental. Cuando Archi contestó, los ojos de la ordesa se iluminaron más todavía. <<¡No tendré que limpiar más pañales a mano!>>. Soltó al irrense para darle unas palmadas en la espalda por el trabajo bien hecho y buscó su libro con la mirada.
-¿Puedo cogerlo, Archimago?-preguntó con poca seriedad. Para su mala suerte, el chico le respondió que necesitaba hacerle fotos, lo que lara interpretaba como esas imágenes proyectadas por su brazo, y que luego no lo necesitaría más. A pesar de que de momento no podría cogerlo, la perspectiva de que su dueño se desentendiera de él, fue suficiente para emocionar a la ordesa. <<Perfecto>>-. Avísame cuando acabes, ¿vale? Probablemente te pida ayuda para empezar... ¡En serio, estoy deseando limpiarles el culo a los pequeños con mi magia!-mientras exclamaba esto, vio como Archi se escabullía. Dejó que lo hiciera para que adelantara trabajo y luego volvió la vista al resto del grupo, aprovechando que la mayoría estaban allí-. Por cierto, perdonad el cambio brusco de tema, pero necesito nombres de todos vuestros mundos. Para los niños. Que ya les empieza a crecer el pelo y me pareció que sería una buena idea si les ponía nombres extranjeros para (...)-y otra verborrea más de Lara.
-¿Puedo cogerlo, Archimago?-preguntó con poca seriedad. Para su mala suerte, el chico le respondió que necesitaba hacerle fotos, lo que lara interpretaba como esas imágenes proyectadas por su brazo, y que luego no lo necesitaría más. A pesar de que de momento no podría cogerlo, la perspectiva de que su dueño se desentendiera de él, fue suficiente para emocionar a la ordesa. <<Perfecto>>-. Avísame cuando acabes, ¿vale? Probablemente te pida ayuda para empezar... ¡En serio, estoy deseando limpiarles el culo a los pequeños con mi magia!-mientras exclamaba esto, vio como Archi se escabullía. Dejó que lo hiciera para que adelantara trabajo y luego volvió la vista al resto del grupo, aprovechando que la mayoría estaban allí-. Por cierto, perdonad el cambio brusco de tema, pero necesito nombres de todos vuestros mundos. Para los niños. Que ya les empieza a crecer el pelo y me pareció que sería una buena idea si les ponía nombres extranjeros para (...)-y otra verborrea más de Lara.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
23/10/13, 10:44 pm
La demostración de magia de Archime no hizo sino atraer la atención de una gran mayoría, y quien, como Taro, no hizo ningún comentario que pudiera tener una respuesta de interés fue ignorado por Cío sin prácticamente darse cuenta de haberlo oído. La verborrea de Lara le distrajo solo levemente mientras veía al otro irrense sacar fotos al libro para poder prestarlo.
—Barri, Revi, Rica —decía con los ojos puestos en las páginas pasándose—, o Iri, Lesi… se usan mucho en Irraria.
Lo que Cío no explicó, y supuso que tampoco lo harían los otros dos irrenses, era que se había puesto a citar nombres de mascota.
En cuanto Archi terminó y cedió el libro, le pidió las fotografías señalando el brazo y conectando el wireless. Al ver aparecer los archivos tomó asiento al revés en una silla y dedicó los siguientes minutos a observar los hechizos. Principalmente se centró en el que había empleado el biomecánico, pues era ir sobre seguro.
—Oye, Archi, ¿puedes repetir este para que todos veamos exactamente cómo se hace? —preguntó al cabo de un tiempo ensayando movimientos con más bien poca fluidez. Estaba molesto porque solo controlaba totalmente la mano con la que era menos hábil, y al moverla lo hacía también la pantalla holográfica. Pero aunque aquello le fastidiase, eran más fuertes las ganas de hacer magia por sí mismo.
El otro irrense repitió el hechizo, y esta vez no le quitó ojo de encima. Creía que ahora se le iba a atascar más la salmodia, ya que no la tenía delante. Pero la memorizó. Hizo el esfuerzo y, cuando ya había practicado los movimientos, aprendido las palabras incoherentes, y perdido en el proceso una buena cantidad de minutos, se encontró con que no paraba de hacerlo mal. La evidencia era que la llama no aparecía.
—Archi, mira aquí un momento y dime qué hago mal, anda —pidió, ligeramente crispado, y repitió el proceso para su compañero.
—Barri, Revi, Rica —decía con los ojos puestos en las páginas pasándose—, o Iri, Lesi… se usan mucho en Irraria.
Lo que Cío no explicó, y supuso que tampoco lo harían los otros dos irrenses, era que se había puesto a citar nombres de mascota.
En cuanto Archi terminó y cedió el libro, le pidió las fotografías señalando el brazo y conectando el wireless. Al ver aparecer los archivos tomó asiento al revés en una silla y dedicó los siguientes minutos a observar los hechizos. Principalmente se centró en el que había empleado el biomecánico, pues era ir sobre seguro.
—Oye, Archi, ¿puedes repetir este para que todos veamos exactamente cómo se hace? —preguntó al cabo de un tiempo ensayando movimientos con más bien poca fluidez. Estaba molesto porque solo controlaba totalmente la mano con la que era menos hábil, y al moverla lo hacía también la pantalla holográfica. Pero aunque aquello le fastidiase, eran más fuertes las ganas de hacer magia por sí mismo.
El otro irrense repitió el hechizo, y esta vez no le quitó ojo de encima. Creía que ahora se le iba a atascar más la salmodia, ya que no la tenía delante. Pero la memorizó. Hizo el esfuerzo y, cuando ya había practicado los movimientos, aprendido las palabras incoherentes, y perdido en el proceso una buena cantidad de minutos, se encontró con que no paraba de hacerlo mal. La evidencia era que la llama no aparecía.
—Archi, mira aquí un momento y dime qué hago mal, anda —pidió, ligeramente crispado, y repitió el proceso para su compañero.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejosPersonajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
24/10/13, 12:42 am
Nero dejó escapar una risa baja por la pregunta de Xalkoth. En cambio Ri se la tomó estúpidamente en serio, y miró confundida a Shaco para luego retirar la mirada más avergonzada que el humano. El edeel torció los labios en una sonrisa con un deje pérfido ante la incomodidad de Archi, que le estaba haciendo perder el hilo de lo que decía poco a poco. Su atención se desvió momentáneamente hacia Lara, y borró cualquier matiz malintencionado de su gesto.
-¿Que tal... Aranieri o Daerenne? quizás Zaendela. En Sinhdro un nombre es importante. Los nombres largos son solo para quien los merece.- dijo. La ironía de lo que estaba haciendo quedaba oculta por simpatía y encanto natural. No mentía, y aquellos nombres eran de sacerdotes de su ciudad. Anriel dejó escapar un suspiro desde su silla. Ella había estado bajo la tutela de algunos. Estaba segura de que aquello era irrespetuoso en todos los sentidos, aunque por el poco aprecio que le había tenido a sus tutores también le encontraba su gracia.
Habiendo contribuido a su manera regresó al tema de la magia para dedicarle un pensamiento con sorna al chico bestia. “Bueno, pues ya tenemos una ardilla dos. Puedes dedicarte a colar flechas en las afueras, al otro se le da muy bien”.
- Archime, has dicho que había hechizos curativos... serías tan amable de probar con mi tobillo?- dijo Ri. No sonaba nada convencida al respecto. Solo era por entrenar de nuevo con comodidad y prefería encargárselo a él. Nero aun no tenía pensado intentarlo, pero se entretenía observando al resto.
-¿Que tal... Aranieri o Daerenne? quizás Zaendela. En Sinhdro un nombre es importante. Los nombres largos son solo para quien los merece.- dijo. La ironía de lo que estaba haciendo quedaba oculta por simpatía y encanto natural. No mentía, y aquellos nombres eran de sacerdotes de su ciudad. Anriel dejó escapar un suspiro desde su silla. Ella había estado bajo la tutela de algunos. Estaba segura de que aquello era irrespetuoso en todos los sentidos, aunque por el poco aprecio que le había tenido a sus tutores también le encontraba su gracia.
Habiendo contribuido a su manera regresó al tema de la magia para dedicarle un pensamiento con sorna al chico bestia. “Bueno, pues ya tenemos una ardilla dos. Puedes dedicarte a colar flechas en las afueras, al otro se le da muy bien”.
- Archime, has dicho que había hechizos curativos... serías tan amable de probar con mi tobillo?- dijo Ri. No sonaba nada convencida al respecto. Solo era por entrenar de nuevo con comodidad y prefería encargárselo a él. Nero aun no tenía pensado intentarlo, pero se entretenía observando al resto.
-
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
24/10/13, 01:30 am
Archime se sintió aliviado cuando Lara 37 dejó libre por fin su brazo y asintió vigorosamente mientras se recolocaba las gafas cuando le pidió el libro. Ni siquiera le dio vueltas al juego de palabras que había utilizado para referirse a él, al fin y al cabo era bastante simple y no había mucho por donde tirar del hilo, pero sí cambió rápidamente de parecer en cuanto al libro. Realmente ya no le hacía falta, pero el biomecánico prefería no arriesgarse a olvidarse de algún detalle, cosa que era improbable pero posible que sucediese. Además, la petición que le expuso a la ordesa, bastante sucinta en esta ocasión, sobre permitirle fotografíar el grimorio antes de cederlo se le presentó como una via de escape a la situación.
El irrense se escabulló casi literalmente con el tomo y se apartó en una mesa para comenzar a pasar rápidamente las páginas mientras sus gafas realizaban una fotografía tras otra, centrándose únicamente en el contenido que su ordenador iba almacenando en archivos de imagen dentro de una carpeta que llevaba por nombre el mismo título casi borrado por completo del libro: "Zos".
Una vez hubo terminado, asintió a Cío cuando este le pidió una copia mediante wireless de las fotografías que acababa de realizar y, ya más calmado, repitió el hechizo de luz mágica cuando el mismo irrense solicitó una nueva demostración. Observó durante unos instantes los avances sin resultados de Cío, estudiando sus movimientos y analizando la letanía que recitaba, comparándolos con los suyos propios. Aunque al principio el proceso llevado a cabo por el otro irrense carecía de cierta precisión, con la práctica llegó a perfeccionarlo y no encontró error alguno en su proceder. Así se lo hizo saber cuando le inquirió al respecto.
—No observo diferencia alguna entre tu procedimiento y el mío —afirmó mientras analizaba los movimientos sin perder detalle de un nuevo intento de Cío.
Y sin embargo algo no debía de estar funcionando correctamente, pues no obtenía resultados. Archime frunció ligeramente el ceño debido a la incapacidad para elaborar una hipótesis al respecto. No podía tratarse de los brazos mecánicos debido a que el hechizo requería el uso de ambas manos y él también había hecho uso, lógicamente, de su prótesis para conjurar el hechizo. Le frustró la falta de datos para poder continuar elaborando una suposición fundamentada al respecto y se dijo que probablemente debería esperar a que el resto del grupo realizase sus propios intentos para analizar los resultados.
La pregunta de Anriel lo sacó de su ensimismamiento y el programador bajó instintivamente la vista hacia el tobillo de la sinhadre.
—Muéstrame tu tobillo, primero debo examinar los daños —le comunicó sin alzar la vista.
Una vez la chica hizo lo que le pidió, el irrense comprobó que se trataba de heridas superficiales que no habían sanado adecuadamente. En su cabeza se mostraron los hechizos relacionados con aquella materia que se describían en el libro y, aunque había más de uno que no se atrevería a probar debido a que requerían estudio más a fondo, encontró uno con el que no se sentía tan inseguro de llevarlo a la práctica. Palpó sus bolsillos hasta sacar uno de aquellos artilugios que tan extraños le habían parecido días atrás y que al parecer se trataban de catalizadores mágicos que se activaban con el tacto como los que había descrito Taro.
Una vez más, palabras incomprensibles y una secuencia de gestos llevados a cabo con mecánica precisión produjeron un resultado visible, en esta ocasión sobre el tobillo de Anriel. El hechizo de sanación superficial funcionó como se esperaba y a una velocidad visible pero constante e inalcanzable por cualquier tratamiento médico irrense, las heridas de la sinhadre se fueron cerrando por completo sin dejar rastro alguno de su existencia.
El irrense se escabulló casi literalmente con el tomo y se apartó en una mesa para comenzar a pasar rápidamente las páginas mientras sus gafas realizaban una fotografía tras otra, centrándose únicamente en el contenido que su ordenador iba almacenando en archivos de imagen dentro de una carpeta que llevaba por nombre el mismo título casi borrado por completo del libro: "Zos".
Una vez hubo terminado, asintió a Cío cuando este le pidió una copia mediante wireless de las fotografías que acababa de realizar y, ya más calmado, repitió el hechizo de luz mágica cuando el mismo irrense solicitó una nueva demostración. Observó durante unos instantes los avances sin resultados de Cío, estudiando sus movimientos y analizando la letanía que recitaba, comparándolos con los suyos propios. Aunque al principio el proceso llevado a cabo por el otro irrense carecía de cierta precisión, con la práctica llegó a perfeccionarlo y no encontró error alguno en su proceder. Así se lo hizo saber cuando le inquirió al respecto.
—No observo diferencia alguna entre tu procedimiento y el mío —afirmó mientras analizaba los movimientos sin perder detalle de un nuevo intento de Cío.
Y sin embargo algo no debía de estar funcionando correctamente, pues no obtenía resultados. Archime frunció ligeramente el ceño debido a la incapacidad para elaborar una hipótesis al respecto. No podía tratarse de los brazos mecánicos debido a que el hechizo requería el uso de ambas manos y él también había hecho uso, lógicamente, de su prótesis para conjurar el hechizo. Le frustró la falta de datos para poder continuar elaborando una suposición fundamentada al respecto y se dijo que probablemente debería esperar a que el resto del grupo realizase sus propios intentos para analizar los resultados.
La pregunta de Anriel lo sacó de su ensimismamiento y el programador bajó instintivamente la vista hacia el tobillo de la sinhadre.
—Muéstrame tu tobillo, primero debo examinar los daños —le comunicó sin alzar la vista.
Una vez la chica hizo lo que le pidió, el irrense comprobó que se trataba de heridas superficiales que no habían sanado adecuadamente. En su cabeza se mostraron los hechizos relacionados con aquella materia que se describían en el libro y, aunque había más de uno que no se atrevería a probar debido a que requerían estudio más a fondo, encontró uno con el que no se sentía tan inseguro de llevarlo a la práctica. Palpó sus bolsillos hasta sacar uno de aquellos artilugios que tan extraños le habían parecido días atrás y que al parecer se trataban de catalizadores mágicos que se activaban con el tacto como los que había descrito Taro.
Una vez más, palabras incomprensibles y una secuencia de gestos llevados a cabo con mecánica precisión produjeron un resultado visible, en esta ocasión sobre el tobillo de Anriel. El hechizo de sanación superficial funcionó como se esperaba y a una velocidad visible pero constante e inalcanzable por cualquier tratamiento médico irrense, las heridas de la sinhadre se fueron cerrando por completo sin dejar rastro alguno de su existencia.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
24/10/13, 05:42 pm
Mientras apuntaba mentalmente los nombres que le dieron Cio y Nero, Lara se mantuvo ojo avizor, y se apropió del libro tan pronto como el otro irrense lo soltó. Sin embargo, antes de abrirlo vio a Cio intentando realizar el mismo hechizo que Archi sin éxito y cierto miedo se apoderó de ella. <<No puedo entrar en la categoría de guerrero o bandido, ni de coña...>>. Tenía que asegurarse de que ella sí podía. Se acercó con el compendio hasta el grupo y puso toda su atención en los pasos y las letanías, centrándose en aprenderse el del primer hechizo. Cuando el archimago curó a Ri, supo que le tocaba probar a ella.
-Mi turno-se sentó en el suelo con las piernas cruzadas y la expresión más seria que probablemente había puesto en público desde que llegó a la ciudad. Así sentada, apenas sobrepasaba las rodillas del resto, pero le daba igual. Repitió lo necesario para el hechizo una primera vez, intentando acallar nervios y dudas al tiempo que seguía los pasos tan fielmente como podía, y falló. Respiró hondo y lo intentó de nuevo, y esta vez, tras lo que se le hizo una eternidad, una llama reluciente le iluminó la cara. Ojiplática y completamente hipnotizada por su resplandor, apenas pudo balbucear lo siguiente-. Aquí estás, amiga mía-y lejos de ponerse a chillar lo feliz que era, Lara se quedó completamente pillada de la emoción. Absorta en su luz mágica.
-Mi turno-se sentó en el suelo con las piernas cruzadas y la expresión más seria que probablemente había puesto en público desde que llegó a la ciudad. Así sentada, apenas sobrepasaba las rodillas del resto, pero le daba igual. Repitió lo necesario para el hechizo una primera vez, intentando acallar nervios y dudas al tiempo que seguía los pasos tan fielmente como podía, y falló. Respiró hondo y lo intentó de nuevo, y esta vez, tras lo que se le hizo una eternidad, una llama reluciente le iluminó la cara. Ojiplática y completamente hipnotizada por su resplandor, apenas pudo balbucear lo siguiente-. Aquí estás, amiga mía-y lejos de ponerse a chillar lo feliz que era, Lara se quedó completamente pillada de la emoción. Absorta en su luz mágica.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
24/10/13, 10:03 pm
—¿Que no hay diferencia? —soltó en respuesta a Archi con no muy buenas formas, para después volver a centrar su atención en las fotografías—. Está claro que la hay —murmuró un poco más calmado.
No era una persona precisamente paciente, y no ayudaba ver cómo el otro irrense se las arreglaba para hacer un hechizo detrás de otro sin aparente esfuerzo, pues en ese momento estaba curando el tobillo de Ri. Se levantó a hurgar en el baúl donde habían encontrado aquellos cristales catalizadores y cogió más, por si el problema era la cantidad «por chismes de estos que no sea». Cuando volvió al salón se encontró a Lara exhibiendo una llama invocada y eso le hizo rebotarse todavía más, debido a la punzada de envidia que le daban los logros de sus compañeros. Se preocupó de lavar los cristales y después recurrió a hacerse un corte superficial en el pedazo de pierna derecha que dejaba a la vista su pantalón. Ni pensó en lo estúpido que se sentía al hacer eso ni en lo desagradable que era, solamente quería invocar aquella llama. En su vida todo parecían ser fracasos e inferioridad, siempre tenía a alguien por encima. Ahora que él estaba por encima de la grandísima mayoría de irrenses, lo último que quería era ser menos de nuevo. Por eso siguió practicando cuando los cristales se apagaron y el corte hubo dejado de sangrar. Y siguió hasta que tuvo la garganta seca de tanto recitar y tuvo que ir a por un vaso de agua. Y hubiera seguido hasta quedarse dormido en la silla, pero en vez de eso se levantó y fue al patio a tirar la improvisada pelota por el aro hasta agotarse o sentirse mejor, solo para que el aire fresco de la noche le aclarase las ideas. No le apetecía seguir dentro con los demás porque sabía que podía saltar por cualquier tontería.
No era una persona precisamente paciente, y no ayudaba ver cómo el otro irrense se las arreglaba para hacer un hechizo detrás de otro sin aparente esfuerzo, pues en ese momento estaba curando el tobillo de Ri. Se levantó a hurgar en el baúl donde habían encontrado aquellos cristales catalizadores y cogió más, por si el problema era la cantidad «por chismes de estos que no sea». Cuando volvió al salón se encontró a Lara exhibiendo una llama invocada y eso le hizo rebotarse todavía más, debido a la punzada de envidia que le daban los logros de sus compañeros. Se preocupó de lavar los cristales y después recurrió a hacerse un corte superficial en el pedazo de pierna derecha que dejaba a la vista su pantalón. Ni pensó en lo estúpido que se sentía al hacer eso ni en lo desagradable que era, solamente quería invocar aquella llama. En su vida todo parecían ser fracasos e inferioridad, siempre tenía a alguien por encima. Ahora que él estaba por encima de la grandísima mayoría de irrenses, lo último que quería era ser menos de nuevo. Por eso siguió practicando cuando los cristales se apagaron y el corte hubo dejado de sangrar. Y siguió hasta que tuvo la garganta seca de tanto recitar y tuvo que ir a por un vaso de agua. Y hubiera seguido hasta quedarse dormido en la silla, pero en vez de eso se levantó y fue al patio a tirar la improvisada pelota por el aro hasta agotarse o sentirse mejor, solo para que el aire fresco de la noche le aclarase las ideas. No le apetecía seguir dentro con los demás porque sabía que podía saltar por cualquier tontería.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
25/10/13, 01:47 pm
El aprendiz tenia los ojos como platos mientras veia a Archi operar con los diferentes hechizos con aparente soltura, o al menos eso le parecia el chico. El sabia trucos de magia, pero aquello... Aquello era lo de verdad. Lo geniuno. Magia. Tan solo con pensar en las posibilidades que aquello les otorgaba, su cabeza le dio vueltas y vueltas. Escuchó la voz de Lara Croft preguntando por nombres de sus respectivos mundo, pues pensaba darselos a sus crias. El aprendiz comenzó a hablar, sin pensar mucho, pues estaba muy fijado en como el irrense hacia los gestos y canticos pertinentes y los repetia él para si mismo.
-Tenemos... Son frecuentes...-comenzó diciendo mientras su voz fue decayendo hasta llegar a un susurro.-...judias...-dijo, ya completamente sin pensar si quiera en que queria decir.
Entonces, el aprendiz se retrayó. Retirandose a un sillón de la estancia, sentado como solia, comenzó a repetir con cierto nivel de seriedad los gestos y cánticos, agarrando su pequeña parte de los brillantes y más de un corte en sus manos. No una, ni dos, pero tres veces le costó hasta que finalmente la punta de sus dedos se iluminó tambien. Pegó un salto y un gritó de júbilo mientras zarandeaba su mano encendida de fuego mágico.
-¡Y dios dijo, "Hágase la luz"! ¡Y la luz se hizo!-dijo con una gran risotada.
>> Genesis 1-3
>> Por favor, me vais a dar dolor de cabeza los dos...
>> Hehehe ¿a que jode? Pues agradece que no tengas una diadema sagrada clavada en la frente.
Pero en su feliz celebración, se dio cuenta que el ingeniero estaba tratando las heridas de la chica albina felizmente, al menos todo lo que podia leerse en su rostro, que era casi inmutable. El aprendiz se vió entre la espada y la pared, pues tenia algo que pedirle al irrense, pero en ese momento la envidia le reconcomia. ¡Encontrarse al cuidado de una chica! ¡Una de verdad! ¿Que tipo de injusta deidad se encargaba del reparto equivalente en aquel plano?
Pero tenia una responsabilidad paracon su misión, y para ello necesitaria la magia. Con el grueso libro de titulo "Ent si nos miento" bajo el brazo, se acercó a Archi una vez habia terminado de tratar las heridas de la sinhadre. Dandole un toque en el hombro le cedió el libro.
-Quizás quieras mirarlo, por si cambia algo conrespecto al que tenias... ochocientas cincuenta y siete páginas, diecinueve capitulos, más de cien hechizos, creo... Pero no entiendo pajolera de él. Me lo he aprendido más o menos de memoria, asi que si logras descifrar algo, avísame ah... y por cierto... ¿Te importaria que praticase contigo? Es que veo más facil imitar lo que haces que el sacarlo de un libro.-admitió con una risilla.
Otros fueron haciendo magia y aquello le provocó una sonrisa alegre al ruso. La magia, suponia una pequeña esperanza. Si lograban dominarla, podrian defenderse de lo que fuera que estuviera más allá de aquellos muros. Quizás una vez fuera podrian convertirse en los digielegidos, atravesar el templo de agua y recuperar el trono de bajo la montaña de las garras de la asquerosa serpiente Smaug y su peto de oro.
>> Creo que ahi has mezclado demasiadas historias.
>> Touché.
-Tenemos... Son frecuentes...-comenzó diciendo mientras su voz fue decayendo hasta llegar a un susurro.-...judias...-dijo, ya completamente sin pensar si quiera en que queria decir.
Entonces, el aprendiz se retrayó. Retirandose a un sillón de la estancia, sentado como solia, comenzó a repetir con cierto nivel de seriedad los gestos y cánticos, agarrando su pequeña parte de los brillantes y más de un corte en sus manos. No una, ni dos, pero tres veces le costó hasta que finalmente la punta de sus dedos se iluminó tambien. Pegó un salto y un gritó de júbilo mientras zarandeaba su mano encendida de fuego mágico.
-¡Y dios dijo, "Hágase la luz"! ¡Y la luz se hizo!-dijo con una gran risotada.
>> Genesis 1-3
>> Por favor, me vais a dar dolor de cabeza los dos...
>> Hehehe ¿a que jode? Pues agradece que no tengas una diadema sagrada clavada en la frente.
Pero en su feliz celebración, se dio cuenta que el ingeniero estaba tratando las heridas de la chica albina felizmente, al menos todo lo que podia leerse en su rostro, que era casi inmutable. El aprendiz se vió entre la espada y la pared, pues tenia algo que pedirle al irrense, pero en ese momento la envidia le reconcomia. ¡Encontrarse al cuidado de una chica! ¡Una de verdad! ¿Que tipo de injusta deidad se encargaba del reparto equivalente en aquel plano?
Pero tenia una responsabilidad paracon su misión, y para ello necesitaria la magia. Con el grueso libro de titulo "Ent si nos miento" bajo el brazo, se acercó a Archi una vez habia terminado de tratar las heridas de la sinhadre. Dandole un toque en el hombro le cedió el libro.
-Quizás quieras mirarlo, por si cambia algo conrespecto al que tenias... ochocientas cincuenta y siete páginas, diecinueve capitulos, más de cien hechizos, creo... Pero no entiendo pajolera de él. Me lo he aprendido más o menos de memoria, asi que si logras descifrar algo, avísame ah... y por cierto... ¿Te importaria que praticase contigo? Es que veo más facil imitar lo que haces que el sacarlo de un libro.-admitió con una risilla.
Otros fueron haciendo magia y aquello le provocó una sonrisa alegre al ruso. La magia, suponia una pequeña esperanza. Si lograban dominarla, podrian defenderse de lo que fuera que estuviera más allá de aquellos muros. Quizás una vez fuera podrian convertirse en los digielegidos, atravesar el templo de agua y recuperar el trono de bajo la montaña de las garras de la asquerosa serpiente Smaug y su peto de oro.
>> Creo que ahi has mezclado demasiadas historias.
>> Touché.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Personajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
26/10/13, 12:17 am
Los ojos de Anriel se abrieron como platos. Toda marca se de haberse cruzado con los serpelinos desaparecía por momentos, dejando solo un ligero hormigueo en su tobillo.
- Gracias- musitó al irrense. Si no hubiera sido un gesto de educación programado a lo largo de los años, probablemente se habría quedado callada sin más. La devolvió a la realidad los avances de Shaco, cuando mencionó la palabra “practicar”. Recordó que era la razón por la que había pedido el hechizo en primer lugar, y después de un gesto de despedida que pasaría desapercibido a la mayoría, salió al patio. Los murciélagos en llamas daban vueltas en el cielo sin estrellas de Rocavarancolia.
Anriel se puso a estirar antes de nada. Lo hacía con mimo, siempre en los mismos tiempos; como todo en su vida, era algo aprendido por repetición y disciplina. Pero el Qin era la única rutina agradable. Bailar de otra manera, decía su profesor. Al ritmo de su respiración, todos los días. La albina realizó todas las rutinas que se sabía, no queriendo dejar ninguna que pudiera olvidar. Daba patadas, puñetazos, paraba golpes imaginarios; todo en perfecto equilibrio y con elegancia. Era una disciplina se aprendía lento y se usaba rápido. Si tenias alguien con quien combatir, toda aquella serie abstracta ganaba significado. Su profesor había adaptado los movimientos a su constitución, con lo que toda la lucha que ella sabía estaba centrada en potenciar su velocidad y reflejos. Y nada de eso se veía en sus entrenamientos a solas. ¿Pero a quien se lo pedía? Nero había dado más años, pero menos concentrados. A esas alturas, estaban bastante igualados. Y no se lo iba a pedir a él, no esa noche, ni la siguiente.
Los siguientes días pasaron muy lentos para el edeel y extrañamente rapidos para Anri. Nero descubrió en unas prácticas privadas que él tampoco estaba capacitado para la magia. Después de insistir en comprobar las habilidades de Ri, quedó claro que ninguno de los dos sinhadres podía. No tener magia era un fastidio y un contratiempo, pero después del malhumor inicial, Nero pareció desinteresarse completamente y no comentó nada más con su pareja. Para Anriel, solo era el gesto de un gato agazapándose en una esquina, a la espera del momento justo.
- Gracias- musitó al irrense. Si no hubiera sido un gesto de educación programado a lo largo de los años, probablemente se habría quedado callada sin más. La devolvió a la realidad los avances de Shaco, cuando mencionó la palabra “practicar”. Recordó que era la razón por la que había pedido el hechizo en primer lugar, y después de un gesto de despedida que pasaría desapercibido a la mayoría, salió al patio. Los murciélagos en llamas daban vueltas en el cielo sin estrellas de Rocavarancolia.
Anriel se puso a estirar antes de nada. Lo hacía con mimo, siempre en los mismos tiempos; como todo en su vida, era algo aprendido por repetición y disciplina. Pero el Qin era la única rutina agradable. Bailar de otra manera, decía su profesor. Al ritmo de su respiración, todos los días. La albina realizó todas las rutinas que se sabía, no queriendo dejar ninguna que pudiera olvidar. Daba patadas, puñetazos, paraba golpes imaginarios; todo en perfecto equilibrio y con elegancia. Era una disciplina se aprendía lento y se usaba rápido. Si tenias alguien con quien combatir, toda aquella serie abstracta ganaba significado. Su profesor había adaptado los movimientos a su constitución, con lo que toda la lucha que ella sabía estaba centrada en potenciar su velocidad y reflejos. Y nada de eso se veía en sus entrenamientos a solas. ¿Pero a quien se lo pedía? Nero había dado más años, pero menos concentrados. A esas alturas, estaban bastante igualados. Y no se lo iba a pedir a él, no esa noche, ni la siguiente.
Los siguientes días pasaron muy lentos para el edeel y extrañamente rapidos para Anri. Nero descubrió en unas prácticas privadas que él tampoco estaba capacitado para la magia. Después de insistir en comprobar las habilidades de Ri, quedó claro que ninguno de los dos sinhadres podía. No tener magia era un fastidio y un contratiempo, pero después del malhumor inicial, Nero pareció desinteresarse completamente y no comentó nada más con su pareja. Para Anriel, solo era el gesto de un gato agazapándose en una esquina, a la espera del momento justo.
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