Torreón Maciel (Archivo V)
+15
Jack
Dal
Evanna
Zarket
Rocavarancolia Rol
Alicia
Naeryan
Baurus
Poblo
LEC
Yber
Giniroryu
Red
Tak
Leonart
19 participantes
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Torreón Maciel (Archivo V)
06/08/13, 02:56 pm
Recuerdo del primer mensaje :
El único que comentó fue el insectoide, mientras que tan solo se ganó las miradas reprobatorias de los demás. No tardó en contestar al clinger.
-Quizás no será agilidad en tu planeta, Kamen Rider. Pero en mi planeta la agilidad es lo que te permite, por ejemplo, minimizar el daño de una caida, el accionar ciertos aparatos, abrir algunos temas de conversacion o el poder cargar con más o menos peso... Eso solo en ocasiones, claro que luego está la fuerza.-meditó unos instantes.- Luego tambien, a veces, el tener agilidad, implica que puedes potenciar tu velocidad, pero solo si no sabes decir otra palabra que el nombre de tu especie... Es un concepto bastante raro...-
Tanto Lara Croft como el clon de geonosiano tuvieron una breve discusión sobre que camino tomar. Aunque le doliera, el clinger tenia razón sobre el tema, pero la propuesta de Lara Croft era ampliamente más interesante y divertida. No vaciló en aquella ocasion y tomó la inciativa, mientras todavia tenian la discusión reciente.
El joven ruso abrió el camino del grupo. Aunque el insecto alienigena habia desbaratado sus planes la otra vez, él ya sabia a donde se dirigian y el guiar al grupo no le costó mucho, sobretodo teniendo en cuenta que en cuanto se habia callado, todos habian decidido unanimemente pasar de él.
-Estupidos Heart Ratings...-dijo en voz baja, al comprobar lo bajos que estaban. La tabla se extendia en siete columnas y, más abajo de cada una, una cara simpática dibujada que representaba a cada uno de los miembros del grupo. Justo debajo de esta, habia un número. Las columnas se llenaban de corazoncitos palpitantes dependiendo de este y, en estos momentos el número en todos era cero o cercano a este.
>> ¿Por que no me quieren? Soy adorable hasta el estandar de adorabilidad mortal -3-
>> Parece que va a llevarte un tiempo el entender el porque.
Pronto logró vislumbrar, en la lejania, el que era su objetivo actual, a donde les estaba llevando. Era un lugar algo desolado y tétrico. El último piso parecia estar construido con huesos de algun animal gigantesco. Aquello le dio un escalofrío. Unos olores le llegaron a la nariz. Una mezcla de olores que no podia distinguir unos de otros, pero que no olia igual que el resto de la ciudad. Algo perplejo, se fijó en las múltiples aves que sobrevolaban el torreón.
-Hay un nido de pajarracos.-les señaló, para indicarles que la cantidad de aves que iban y venian al torreón no era normal. Un mal presentimiento se acogió dentro de él. No le gustaban los pájaros negros.
Atravesaron los muros, franquearon el portón roto y finalmente llegaron a la puerta. Por el patio, habia huesos enormes repartidos. Algo le decia que fuera lo que fuera que hubiera pasado en aquel lugar años atrás, habria merecido más de una historia buena y graciosa. Se apoyó en la puerta de la entrada, como para intentar forzarla de alguna manera, para descubrir que en verdad estaba abierta. La pesada puerta se abrio con un chirrido y les abrio al que seria su nuevo hogar durante los próximos meses.
El joven atravesó el umbral con la mandibula colgándole y una expresión de pasmo increible, al contemplar lo que contenia la primera sala. Casi sin pararse a respirar, agarró las escaleras de caracol e intentó escalar de ellas, extasiado por aquel lugar. El metal rechinó y le hizo quedarse congelado con un pie sobre la barandilla. Quizás no seria muy sabio subir las escaleras del modo divertido. Lentamente, bajó el pie y subió las escaleras, al principio con un poco de duda pero luego aceleró el paso, hasta que se convirtió en una carrera, otro juego más.
Se paseó por la segunda planta, explorándolo todo, las camas y el escritorio con la silla a toda velocidad, emocionado por descubrir aquel lugar, dejó escapar una risilla divertida. Corrió de vuelta por las escaleras y llamó a los demás por la escalera para que subieran tambien para, a continuación, volver a retomar la subida por las escaleras como un crio que iba a abrir sus regalos de navidad.
Llego al tercer piso y no pudo hacer otra cosa que dar saltitos y retozar de felicidad. Aquella parecia ser un piso dedicado a entrenamiento. Asi que dedujo que pensaban, como mínimo, darles las herramientas para entrenar. Feliz, no tardó mucho en explorar el resto de aquel piso, porque de verdad tenia ganas de subir a la cuarta y última planta.
Cuando llegó, vio lo que esperaba ver. Infinitud de pájaros negros apuntando sus pares de ojos hacia el enclenque joven, intentando analizarle para saber si era una amenaza. Dejó escapar un grito ahogado de una mezcla de sorpresa y terror para entonces retroceder sobre sus pasos.
Bajó las escaleras, positivamente más feliz de poder alejarse de aquella cuarta planta cuanto antes y avisó a todos los que encontró que no debian acercarse a la cuarta planta, para luego describirles lo que vio.
Finalmente, de nuevo en la planta baja, se giró hacia los que estaban ahí presentes.
-¡Tenemos camas y un piso de entrenamiento! ¡Y hasta puede que un remake malillo de una peli de las de Hitchcock! ¿Habeis encontrado algo interesante por aquí abajo?-
El único que comentó fue el insectoide, mientras que tan solo se ganó las miradas reprobatorias de los demás. No tardó en contestar al clinger.
-Quizás no será agilidad en tu planeta, Kamen Rider. Pero en mi planeta la agilidad es lo que te permite, por ejemplo, minimizar el daño de una caida, el accionar ciertos aparatos, abrir algunos temas de conversacion o el poder cargar con más o menos peso... Eso solo en ocasiones, claro que luego está la fuerza.-meditó unos instantes.- Luego tambien, a veces, el tener agilidad, implica que puedes potenciar tu velocidad, pero solo si no sabes decir otra palabra que el nombre de tu especie... Es un concepto bastante raro...-
Tanto Lara Croft como el clon de geonosiano tuvieron una breve discusión sobre que camino tomar. Aunque le doliera, el clinger tenia razón sobre el tema, pero la propuesta de Lara Croft era ampliamente más interesante y divertida. No vaciló en aquella ocasion y tomó la inciativa, mientras todavia tenian la discusión reciente.
El joven ruso abrió el camino del grupo. Aunque el insecto alienigena habia desbaratado sus planes la otra vez, él ya sabia a donde se dirigian y el guiar al grupo no le costó mucho, sobretodo teniendo en cuenta que en cuanto se habia callado, todos habian decidido unanimemente pasar de él.
-Estupidos Heart Ratings...-dijo en voz baja, al comprobar lo bajos que estaban. La tabla se extendia en siete columnas y, más abajo de cada una, una cara simpática dibujada que representaba a cada uno de los miembros del grupo. Justo debajo de esta, habia un número. Las columnas se llenaban de corazoncitos palpitantes dependiendo de este y, en estos momentos el número en todos era cero o cercano a este.
>> ¿Por que no me quieren? Soy adorable hasta el estandar de adorabilidad mortal -3-
>> Parece que va a llevarte un tiempo el entender el porque.
Pronto logró vislumbrar, en la lejania, el que era su objetivo actual, a donde les estaba llevando. Era un lugar algo desolado y tétrico. El último piso parecia estar construido con huesos de algun animal gigantesco. Aquello le dio un escalofrío. Unos olores le llegaron a la nariz. Una mezcla de olores que no podia distinguir unos de otros, pero que no olia igual que el resto de la ciudad. Algo perplejo, se fijó en las múltiples aves que sobrevolaban el torreón.
-Hay un nido de pajarracos.-les señaló, para indicarles que la cantidad de aves que iban y venian al torreón no era normal. Un mal presentimiento se acogió dentro de él. No le gustaban los pájaros negros.
Atravesaron los muros, franquearon el portón roto y finalmente llegaron a la puerta. Por el patio, habia huesos enormes repartidos. Algo le decia que fuera lo que fuera que hubiera pasado en aquel lugar años atrás, habria merecido más de una historia buena y graciosa. Se apoyó en la puerta de la entrada, como para intentar forzarla de alguna manera, para descubrir que en verdad estaba abierta. La pesada puerta se abrio con un chirrido y les abrio al que seria su nuevo hogar durante los próximos meses.
El joven atravesó el umbral con la mandibula colgándole y una expresión de pasmo increible, al contemplar lo que contenia la primera sala. Casi sin pararse a respirar, agarró las escaleras de caracol e intentó escalar de ellas, extasiado por aquel lugar. El metal rechinó y le hizo quedarse congelado con un pie sobre la barandilla. Quizás no seria muy sabio subir las escaleras del modo divertido. Lentamente, bajó el pie y subió las escaleras, al principio con un poco de duda pero luego aceleró el paso, hasta que se convirtió en una carrera, otro juego más.
Se paseó por la segunda planta, explorándolo todo, las camas y el escritorio con la silla a toda velocidad, emocionado por descubrir aquel lugar, dejó escapar una risilla divertida. Corrió de vuelta por las escaleras y llamó a los demás por la escalera para que subieran tambien para, a continuación, volver a retomar la subida por las escaleras como un crio que iba a abrir sus regalos de navidad.
Llego al tercer piso y no pudo hacer otra cosa que dar saltitos y retozar de felicidad. Aquella parecia ser un piso dedicado a entrenamiento. Asi que dedujo que pensaban, como mínimo, darles las herramientas para entrenar. Feliz, no tardó mucho en explorar el resto de aquel piso, porque de verdad tenia ganas de subir a la cuarta y última planta.
Cuando llegó, vio lo que esperaba ver. Infinitud de pájaros negros apuntando sus pares de ojos hacia el enclenque joven, intentando analizarle para saber si era una amenaza. Dejó escapar un grito ahogado de una mezcla de sorpresa y terror para entonces retroceder sobre sus pasos.
Bajó las escaleras, positivamente más feliz de poder alejarse de aquella cuarta planta cuanto antes y avisó a todos los que encontró que no debian acercarse a la cuarta planta, para luego describirles lo que vio.
Finalmente, de nuevo en la planta baja, se giró hacia los que estaban ahí presentes.
-¡Tenemos camas y un piso de entrenamiento! ¡Y hasta puede que un remake malillo de una peli de las de Hitchcock! ¿Habeis encontrado algo interesante por aquí abajo?-
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
08/09/13, 05:00 pm
Cuando Nero comenzó a hacerle preguntas, Archime le dirigió una mirada escrutadora que casi parecía evaluar si responder o no al sinhadre, pero en realidad tan solo estaba analizando sus palabras en su mente. Por la forma en la que el chico había enunciado aquellas palabras, se deducía que el desarrollo tecnológico de Sinhdro tampoco era precisamente destacable.
—Estos materiales distan mucho de servir para el mantenimiento de los implantes —comenzó a explicar por fin mientras separaba las piezas por tipos y hacía un recuento mental de cuántas disponía de cada—. Dispongo de algunos recambios en caso de ser necesarios aunque si se agotan parece que será complicado conseguir más. Tal vez pueda fabricar sustituitivos a través de los restos hallados en las ruinas, pero no serán ni muy precisos ni sencillos de hacer. El objetivo de la recolección de estos materiales lo decidiré cuando comience a trabajar con ellos —explicó sin dar más detalles ya que realmente todavía no había concretado lo que fabricaría.
>>No he perdido el brazo y no creo que Cío haya perdido su brazo izquierdo, pero sí probablemente el derecho ya que no creo que su trabajo como agricultor le permitiese adquirir un nuevo implante. Este implante —extendió su brazo derecho para enfatizar sus palabras— se trata de una prótesis estándar a la que todo ciudadano irrense tiene derecho una vez alcanza la edad adecuada. Funciona con la electricidad proporcionada por el órgano bioeléctrico que ya he observado que no se trata de un vestigio evolutivo existente en vuestros distintos plantes de procedencia, al menos no en especies inteligentes. El implante se halla conectado a los nervios mediante un circuito que permite el paso de la electricidad hacie el órgano y que intrepreta las órdenes enviadas al cerebro, así como las de las fibras sintéticas que sustituyen a los músculos y huesos...
Archime había vuelto a encontrar a alguien interesado en comprender el funcionamiento de los implantes, por lo que detallaría cada vez más su funcionamiento salvo que su interlocutor lo interrumpiese.
—Estos materiales distan mucho de servir para el mantenimiento de los implantes —comenzó a explicar por fin mientras separaba las piezas por tipos y hacía un recuento mental de cuántas disponía de cada—. Dispongo de algunos recambios en caso de ser necesarios aunque si se agotan parece que será complicado conseguir más. Tal vez pueda fabricar sustituitivos a través de los restos hallados en las ruinas, pero no serán ni muy precisos ni sencillos de hacer. El objetivo de la recolección de estos materiales lo decidiré cuando comience a trabajar con ellos —explicó sin dar más detalles ya que realmente todavía no había concretado lo que fabricaría.
>>No he perdido el brazo y no creo que Cío haya perdido su brazo izquierdo, pero sí probablemente el derecho ya que no creo que su trabajo como agricultor le permitiese adquirir un nuevo implante. Este implante —extendió su brazo derecho para enfatizar sus palabras— se trata de una prótesis estándar a la que todo ciudadano irrense tiene derecho una vez alcanza la edad adecuada. Funciona con la electricidad proporcionada por el órgano bioeléctrico que ya he observado que no se trata de un vestigio evolutivo existente en vuestros distintos plantes de procedencia, al menos no en especies inteligentes. El implante se halla conectado a los nervios mediante un circuito que permite el paso de la electricidad hacie el órgano y que intrepreta las órdenes enviadas al cerebro, así como las de las fibras sintéticas que sustituyen a los músculos y huesos...
Archime había vuelto a encontrar a alguien interesado en comprender el funcionamiento de los implantes, por lo que detallaría cada vez más su funcionamiento salvo que su interlocutor lo interrumpiese.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
08/09/13, 05:46 pm
Nero escuchó, y solo lo detuvo para aclarar algunas ideas. Empezaba a ver que le faltaban conocimientos para entenderlo todo, pero suponía que podría quedarse con las ideas fundamentales si hacía las preguntas correctas.
- ¿Electricidad es algo similar a la magia de Taro, algun tipo de energía o poder que mueve cosas? Y vosotros la producis y la usais para mover los brazos. ¿Que utilidad tienen esas protesis, a parte de su dureza y resistencia? ¿Sois más fuertes?- todo lo preguntó como si reflexionase en voz alta, aunque su mirada no se movía del chico-bestia.
- ¿Electricidad es algo similar a la magia de Taro, algun tipo de energía o poder que mueve cosas? Y vosotros la producis y la usais para mover los brazos. ¿Que utilidad tienen esas protesis, a parte de su dureza y resistencia? ¿Sois más fuertes?- todo lo preguntó como si reflexionase en voz alta, aunque su mirada no se movía del chico-bestia.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
08/09/13, 07:20 pm
Cuando por fin llegaron debía reconocer que tenía ganas ya de sentarse y simplemente descansar. No habían hecho mucho más que reconocer la zona, pero algo era algo. Esquivó a los demás al entrar en el torreón, donde buscó una ropa limpia aunque raída que ponerse. Le sentaba como si se hubiese vestido con un saco para hortalizas, pero al menos podría limpiar mientras la otra. Le gustaba demasiado como para acabar dejándola inservible. Ocupó un rato en lavar y tender en la estatua del patio el conjunto naranja, mientras observaba lo que estaba haciendo el clinger, una especie de muda. «Qué grimoso». Aun así no era capaz de apartar la mirada.
Con un trapo húmedo quitó la suciedad incrustada en el reloj, sacando brillo como podía a los relieves de la tapa y poniendo a remojo la cadena. Era un objeto bonito una vez acondicionado «lástima que no tenga un producto para sacarle brillo o pulirlo».
Entró en el torreón ensimismado todavía con su descubrimiento, alegrándose de oler y escuchar el chisporroteo de la comida en la cocina. Allí mismo estaban Archi y Nero conversando sobre biomecánica, y aunque la conversación no le interesaba le dio una idea. Se acercó mudo a los dos chicos y sin pedir permiso metió la mano en dos bolsillos del irrense, uno detrás de otro, hasta que dio con unos destornilladores. Cogió el de calibre más pequeño y se alejó unos pasos para dejarse caer pesadamente en un sofá, haciendo palanca con el destornillador para ver el mecanismo de engranajes y, si era capaz, volver a ponerlo en marcha. La oferta de entretenimiento no era tan buena en su nueva vida como para no interesarse seriamente en la mecánica por primera vez.
Con un trapo húmedo quitó la suciedad incrustada en el reloj, sacando brillo como podía a los relieves de la tapa y poniendo a remojo la cadena. Era un objeto bonito una vez acondicionado «lástima que no tenga un producto para sacarle brillo o pulirlo».
Entró en el torreón ensimismado todavía con su descubrimiento, alegrándose de oler y escuchar el chisporroteo de la comida en la cocina. Allí mismo estaban Archi y Nero conversando sobre biomecánica, y aunque la conversación no le interesaba le dio una idea. Se acercó mudo a los dos chicos y sin pedir permiso metió la mano en dos bolsillos del irrense, uno detrás de otro, hasta que dio con unos destornilladores. Cogió el de calibre más pequeño y se alejó unos pasos para dejarse caer pesadamente en un sofá, haciendo palanca con el destornillador para ver el mecanismo de engranajes y, si era capaz, volver a ponerlo en marcha. La oferta de entretenimiento no era tan buena en su nueva vida como para no interesarse seriamente en la mecánica por primera vez.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
08/09/13, 07:46 pm
Keiria no intervino en la conversación que generó la salida de aquel día, y después de servir las infusiones, la ulterana se sentó a escuchar, grabando en su memoria todos los detalles que sus compañeros compartieron de sus mundos. Le resultaron interesantes las alusiones a la magia, y le seguía intrigando el nivel tecnológico de los irrenses, pero si en algún momento le preguntaron acerca de Ulterania, desvió la atención acusando al mayor interés que podían tener los demás mundos. Le costaba hablar de su tierra, porque a pesar de que había leído muchos libros, sabía que desconocía cosas, cosas que se le habían ocultado al vivir encerrada en la casa de su padre y que le parecía importante saber. Esta era la razón de que no quisiera compartir nada con sus compañeros de momento, no quería que tuvieran una visión distorsionada del mundo del que provenía.
Cuando la conversación fue decayendo, la muchacha se retiró a descansar, volviendo a ocupar uno de los sillones apartados de la planta baja, aun no consideraba la otras plantas lo suficientemente limpias. Despertó temprano, cuando aun todos seguían durmiendo, y sin hacer demasiado ruido, se preparó algo de desayunar, volcando su atención de nuevo en la distracción que le proporcionaba arreglar aquel reloj. Cuando empezó a oír como los demás se ponían en pie, la pelirroja guardó su proyecto y fue a lavarse la cara al pozo. Cuando volvió a entrar estaban hablando de salir, pero la muchacha declinó la oferta una vez mas, prefería dejarlo para la próxima salida, y le apetecía darse un baño.
Cuando el último de sus compañeros salió del torreón y se subió el puente levadizo tras ellos, Keiria salió al patio con un par de cubos y los llenó en el pozo, llevándolos a la segunda planta con rapidez, y repitiendo el proceso hasta que la bañera estuvo llena. Una vez hecho esto, la ulterana se aseguró de que la puerta estaba cerrada, y se desnudó, soltándose el pelo y limpiando su cuerpo con ayuda de una pastilla de jabón y un cubo extra de agua que había subido. Cuando estuvo aclarada y limpia, la chica se metió en el agua fría, y relajó sus músculos, sumergiendo la cabeza y remoloneando un rato en el agua. Su cabello agradecía la humedad, y la muchacha lo movió bajo el agua para desentumecerlo después de tantos días sin ocuparse de su cuidado. Keiria era muy descuidada para algunas cosas, pero siempre trataba de mantener sano su pelo, sin embargo, los últimos días habían sido demasiado extraños como para mantener esa costumbre.
Cuando salió de la bañera, la chica se envolvió en una toalla seca y observó la luz que entraba por la ventana, preguntándose porque en aquel mundo el sol era tan pálido. Una vez seca, la pelirroja lavó su ropa con esmero, tendiéndola en la cuerda que atravesaba la habitación, y salió al pasillo, topándose con el pequeño Ippon, el cual observaba la pantalla holográfica de su ordenador de muñeca. La pelirroja se sentó junto a él en las escaleras y observó su trabajo, empezando una conversación con el irrense sin apenas darse cuenta. El muchacho era muy simpático y bastante curioso, así que la chica apenas tuvo dificultad para conversar con él, era muy fácil seguirle el ritmo. Las horas pasaron, y cuando oyó que sus compañeros regresaban, la ulterana se puso en pie y volvió al baño, donde su ropa estaba casi seca. Se la puso con rapidez, y tras calzarse las botas, bajó a ver que tal había ido la expedición acompañada por Ippon.
No parecían tener ninguna herida nueva, y al asegurarse de esto último, Keiria se acercó a las cestas para preparar algo de comida, debían de estar hambrientos. Preparó unos cuantos filetes, y los frió con un salteado de verduras, dedicando media hora a la tarea de hacer la comida, ya que el pequeño Ippon le ayudo un poco, agilizando el proceso. Cuando estuvo todo listo, la pelirroja llamó a los demás, dejando la fuente de comida a su alcance.
Cuando la conversación fue decayendo, la muchacha se retiró a descansar, volviendo a ocupar uno de los sillones apartados de la planta baja, aun no consideraba la otras plantas lo suficientemente limpias. Despertó temprano, cuando aun todos seguían durmiendo, y sin hacer demasiado ruido, se preparó algo de desayunar, volcando su atención de nuevo en la distracción que le proporcionaba arreglar aquel reloj. Cuando empezó a oír como los demás se ponían en pie, la pelirroja guardó su proyecto y fue a lavarse la cara al pozo. Cuando volvió a entrar estaban hablando de salir, pero la muchacha declinó la oferta una vez mas, prefería dejarlo para la próxima salida, y le apetecía darse un baño.
Cuando el último de sus compañeros salió del torreón y se subió el puente levadizo tras ellos, Keiria salió al patio con un par de cubos y los llenó en el pozo, llevándolos a la segunda planta con rapidez, y repitiendo el proceso hasta que la bañera estuvo llena. Una vez hecho esto, la ulterana se aseguró de que la puerta estaba cerrada, y se desnudó, soltándose el pelo y limpiando su cuerpo con ayuda de una pastilla de jabón y un cubo extra de agua que había subido. Cuando estuvo aclarada y limpia, la chica se metió en el agua fría, y relajó sus músculos, sumergiendo la cabeza y remoloneando un rato en el agua. Su cabello agradecía la humedad, y la muchacha lo movió bajo el agua para desentumecerlo después de tantos días sin ocuparse de su cuidado. Keiria era muy descuidada para algunas cosas, pero siempre trataba de mantener sano su pelo, sin embargo, los últimos días habían sido demasiado extraños como para mantener esa costumbre.
Cuando salió de la bañera, la chica se envolvió en una toalla seca y observó la luz que entraba por la ventana, preguntándose porque en aquel mundo el sol era tan pálido. Una vez seca, la pelirroja lavó su ropa con esmero, tendiéndola en la cuerda que atravesaba la habitación, y salió al pasillo, topándose con el pequeño Ippon, el cual observaba la pantalla holográfica de su ordenador de muñeca. La pelirroja se sentó junto a él en las escaleras y observó su trabajo, empezando una conversación con el irrense sin apenas darse cuenta. El muchacho era muy simpático y bastante curioso, así que la chica apenas tuvo dificultad para conversar con él, era muy fácil seguirle el ritmo. Las horas pasaron, y cuando oyó que sus compañeros regresaban, la ulterana se puso en pie y volvió al baño, donde su ropa estaba casi seca. Se la puso con rapidez, y tras calzarse las botas, bajó a ver que tal había ido la expedición acompañada por Ippon.
No parecían tener ninguna herida nueva, y al asegurarse de esto último, Keiria se acercó a las cestas para preparar algo de comida, debían de estar hambrientos. Preparó unos cuantos filetes, y los frió con un salteado de verduras, dedicando media hora a la tarea de hacer la comida, ya que el pequeño Ippon le ayudo un poco, agilizando el proceso. Cuando estuvo todo listo, la pelirroja llamó a los demás, dejando la fuente de comida a su alcance.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
08/09/13, 09:53 pm
Lara no tuvo suerte con la moneda y volvió con las manos vacías a la torre. No podía decirse que estuviera desanimada, porque realmente entendía que la Suerte la protegía de alguna manera al negarle cada uno de los cacharros que había tenido que descartar; pero aún así habría dado todos sus puntos por algún arma encantada o pociones para sanar heridas. La ausencia de cofres provocaba cierto malestar en la ordesa, algo así como una semilla de preocupación que la propia madre no quería regar inconscientemente. <<Los moderadores de este sitio no parecen tenernos muy en cuenta...>>. Nada más entrar, realizó el que probablemente sería su ritual tras cada salida: buscó a la persona que había cuidado de sus niños, le dio las gracias, asomó la cara en la cesta y comenzó a hacerle carantoñas a los pequeñines. Las carcajadas bastaron para subirle el ánimo y hacer que Lara centrara su atención en actividades más positivas que comerse el coco.
Devolvió a los retoños al marsupio para que se amamantaran, guardó la cesta en la habitación y dedicó todo el tiempo que tuvo hasta la siguiente comilona en buscar más accesorios para su disfraz de Renacida entre la mugre. Si fuera había tenido unas tiradas más bien aburridas, aquí ocurrió todo lo contrario. De hecho no necesitó ni tirar la moneda al aire para encontrar lo que encontró: un baúl repleto de joyas y cristales. <<Por fin, ¡joder!>>. Toda entusiasmada, Lara escogió las que más le gustaron.
Cuando Keiria llamó a todos para llenar la barriga, Lara irradiaba felicidad por todos los costados. Y no era para menos. Iba engalanada con dos anillos anchos, uno en en cada pulgar, y dos colgantes alrededor del cuello. Llevaba dos más a modo de pulsera, uno en la muñeca derecha y otro en el tobillo izquierdo. Los había abrochado a su medida y dejaba que el resto del cordel cayera y se agitara conforme se moviera. Todas sus piezas nuevas eran de algún tipo de metal precioso, todas echadas a perder por el tiempo y un predecible mal cuidado. Y eso las hacía aún mejores para Lara. <<Pegan perfectas con mi clase y además me protegerán cuando salga>>. Eran todo ventajas.
Esta vez Lara no dejó caer nada sobre su nuevo apaño. Si antes ya se veía guapa, ahora se sentía casi poderosa, como si fuera la Señora Feudal del torreón. Se sentó en en uno de los taburetes de la mesa y olfateó el aire.
-No huele mal-aprobó. Y evitó meter el dedo en la fuente para probar su contenido antes de que llegara el resto.
Devolvió a los retoños al marsupio para que se amamantaran, guardó la cesta en la habitación y dedicó todo el tiempo que tuvo hasta la siguiente comilona en buscar más accesorios para su disfraz de Renacida entre la mugre. Si fuera había tenido unas tiradas más bien aburridas, aquí ocurrió todo lo contrario. De hecho no necesitó ni tirar la moneda al aire para encontrar lo que encontró: un baúl repleto de joyas y cristales. <<Por fin, ¡joder!>>. Toda entusiasmada, Lara escogió las que más le gustaron.
Cuando Keiria llamó a todos para llenar la barriga, Lara irradiaba felicidad por todos los costados. Y no era para menos. Iba engalanada con dos anillos anchos, uno en en cada pulgar, y dos colgantes alrededor del cuello. Llevaba dos más a modo de pulsera, uno en la muñeca derecha y otro en el tobillo izquierdo. Los había abrochado a su medida y dejaba que el resto del cordel cayera y se agitara conforme se moviera. Todas sus piezas nuevas eran de algún tipo de metal precioso, todas echadas a perder por el tiempo y un predecible mal cuidado. Y eso las hacía aún mejores para Lara. <<Pegan perfectas con mi clase y además me protegerán cuando salga>>. Eran todo ventajas.
Esta vez Lara no dejó caer nada sobre su nuevo apaño. Si antes ya se veía guapa, ahora se sentía casi poderosa, como si fuera la Señora Feudal del torreón. Se sentó en en uno de los taburetes de la mesa y olfateó el aire.
-No huele mal-aprobó. Y evitó meter el dedo en la fuente para probar su contenido antes de que llegara el resto.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
09/09/13, 12:08 am
Archime parpadeó unos instantes ante la pregunta de Nero, todavía le costaba asimilar que alguien pudiera identificar la electricidad como magia antes que como fenómeno físico.
—¿Qué? No, la electricidad se puede generar de diversas formas sin necesidad de recurrir a la magia para ello. ¿No existen las tormentas eléctricas en Sinhdro? —inquirió con curiosidad ya que el sinhadre había dado a entender que desconocía el fenómeno por completo—. Los implantes representan miles de años de avance tecnológico en Irraria y son el resultado del perfeccionamiento de las mejores formas de aprovechar nuestra propia electricidad. Los modelos actuales permiten manipular herramientas con gran precisión y dotan al portador de mayor fuerza con respecto a su brazo original, además de llevar incorporados el ordenador y permitir conectar aparatos externos a ellos para canalizar la energía procedente del órgano bioeléctrico y así contrubuír al ahorro de energía producida industrialmente. Estas son las funcionalidades básicas de una prótesis de brazo estándar, pero existen muchos más implantes a los que se puede acceder si dispones de un buen nivel económico...
Las últimas frases las pronunció cuando Cío ya se le había acercado y había comenzado a rebuscar en sus bolsillos. El biomecánico, sin saber qué debería hacer en una situación así, al principio tan solo siguió proporcionando respuestas al sinhadre mientras movía la cabeza nerviosamente intentando seguir los movimientos del otro irrense. Hasta que este sacó uno de sus destornilladores de menor calibre y se lo llevó sin decir una palabra. La explicación del programador se vio interrumpida en mitad de una frase mientras se daba la vuelta para mirar en dirección al sofá en el que se sentó Cío y un par de segundos después dio unos pasos en su dirección. Todavía se encontraba sorprendido por las acciones del otro irrense y no sabía qué debía hacer al respecto, pero entonces el objeto redondo cuya manipulación estaba llevando a cabo el irrense mayor, le hizo olvidarse del "robo".
—¿Se trata de un reloj de cuerda? —preguntó con un ligero matiz que denotaba un elevado interés mal contenido introducido en su habitual tono monocorde—. ¿Lo has encontrado en el torreón o en las ruinas? Parece que necesita ser reparado...
Las manos de Archime toquetaban nerviosamente las herramientas de sus bolsillos, deseando examinar el artilugio.
—¿Qué? No, la electricidad se puede generar de diversas formas sin necesidad de recurrir a la magia para ello. ¿No existen las tormentas eléctricas en Sinhdro? —inquirió con curiosidad ya que el sinhadre había dado a entender que desconocía el fenómeno por completo—. Los implantes representan miles de años de avance tecnológico en Irraria y son el resultado del perfeccionamiento de las mejores formas de aprovechar nuestra propia electricidad. Los modelos actuales permiten manipular herramientas con gran precisión y dotan al portador de mayor fuerza con respecto a su brazo original, además de llevar incorporados el ordenador y permitir conectar aparatos externos a ellos para canalizar la energía procedente del órgano bioeléctrico y así contrubuír al ahorro de energía producida industrialmente. Estas son las funcionalidades básicas de una prótesis de brazo estándar, pero existen muchos más implantes a los que se puede acceder si dispones de un buen nivel económico...
Las últimas frases las pronunció cuando Cío ya se le había acercado y había comenzado a rebuscar en sus bolsillos. El biomecánico, sin saber qué debería hacer en una situación así, al principio tan solo siguió proporcionando respuestas al sinhadre mientras movía la cabeza nerviosamente intentando seguir los movimientos del otro irrense. Hasta que este sacó uno de sus destornilladores de menor calibre y se lo llevó sin decir una palabra. La explicación del programador se vio interrumpida en mitad de una frase mientras se daba la vuelta para mirar en dirección al sofá en el que se sentó Cío y un par de segundos después dio unos pasos en su dirección. Todavía se encontraba sorprendido por las acciones del otro irrense y no sabía qué debía hacer al respecto, pero entonces el objeto redondo cuya manipulación estaba llevando a cabo el irrense mayor, le hizo olvidarse del "robo".
—¿Se trata de un reloj de cuerda? —preguntó con un ligero matiz que denotaba un elevado interés mal contenido introducido en su habitual tono monocorde—. ¿Lo has encontrado en el torreón o en las ruinas? Parece que necesita ser reparado...
Las manos de Archime toquetaban nerviosamente las herramientas de sus bolsillos, deseando examinar el artilugio.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
09/09/13, 12:55 am
Sintió los pasos de Archime acercándose al sofá, pero no levantó la mirada ni cuando le habló, ensimismado como estaba.
—Ajá —respondió a la primera pregunta—. Ruinas, ¿por? —No iba a responder a la última obviedad, estaba claro que justo eso estaba haciendo. En ese momento, mientras trataba de abrirlo haciendo presión, se le escapó el destornillador dibujando un feo rayajo en el lateral—. Ups.
Cuando hizo palanca de nuevo, consiguió separar la parte trasera del reloj, dejando a la vista una placa con tornillos diminutos. Frustrado, lo giró para ver mejor los engranajes através de la esfera. Algunos eran diminutos, y al menos uno se había soltado, porque sonaba al agitar. «Joder, menudo puzle va a ser este…».
La voz de Keiria llamando a comer les llegó en ese mismo momento e hizo que se levantase automáticamente, como movido por un resorte. Cerró el reloj con un movimiento brusco y miró de soslayo a Archi, con una sonrisa que lo invitaba a seguirlo a la cocina, mientras se guardaba tanto el reloj como el destornillador en un bolsillo de la chaqueta raída que llevaba puesta. Al llegar a la cocina se topó de frente con la ordesa.
—¿Qué celebramos? —preguntó con recochineo.
—Ajá —respondió a la primera pregunta—. Ruinas, ¿por? —No iba a responder a la última obviedad, estaba claro que justo eso estaba haciendo. En ese momento, mientras trataba de abrirlo haciendo presión, se le escapó el destornillador dibujando un feo rayajo en el lateral—. Ups.
Cuando hizo palanca de nuevo, consiguió separar la parte trasera del reloj, dejando a la vista una placa con tornillos diminutos. Frustrado, lo giró para ver mejor los engranajes através de la esfera. Algunos eran diminutos, y al menos uno se había soltado, porque sonaba al agitar. «Joder, menudo puzle va a ser este…».
La voz de Keiria llamando a comer les llegó en ese mismo momento e hizo que se levantase automáticamente, como movido por un resorte. Cerró el reloj con un movimiento brusco y miró de soslayo a Archi, con una sonrisa que lo invitaba a seguirlo a la cocina, mientras se guardaba tanto el reloj como el destornillador en un bolsillo de la chaqueta raída que llevaba puesta. Al llegar a la cocina se topó de frente con la ordesa.
—¿Qué celebramos? —preguntó con recochineo.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejosPersonajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
09/09/13, 12:24 pm
La mirada de Nero sobre Archi estaba clavada como una aguja. “no he preguntado eso”. El edeel conocía las tormentas y los rayos pero no tenía claro que nadie en Sinhdro supiese explicar en qué consistían, mucho menos doblegarlos. Pudiese o no pudiese generarse con magia, y ante la falta de respuesta concreta, Nero clasificó por el momento a la electricidad como una energía especial. En su mente, tampoco había gran diferencia con la magia exceptuando que quizás él pudiera producirla. Y los hombres-bestia la entendían, la producían y la usaban para sus prótesis. Encajó aquella pieza de información en su cabeza, mientras el chico iba tras Cío y un reloj roto.
Anriel no apareció a la llamada de la comida, saciada por aquel plato que había preparado con Taro. Nero no hizo alusión a su ausencia, y felicitó a la cocinera con una sonrisa, dejando las conversaciones sucederse a su alrededor sin participar en ellas.
Anriel no apareció a la llamada de la comida, saciada por aquel plato que había preparado con Taro. Nero no hizo alusión a su ausencia, y felicitó a la cocinera con una sonrisa, dejando las conversaciones sucederse a su alrededor sin participar en ellas.
-
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
09/09/13, 03:38 pm
Lara miró de reojo a Cio antes de asomar una sonrisa.
-Ojalá celebráramos algo, que empiezo a echar de menos las jornadas de tarde en el Pezón. Peeeero...-alzó los pulgares para mostrar a los más despistados lo que llevaba puesto-. Encontré esto entre todos los trastos, tenemos un cofre lleno. También hay cristalitos, pero jamás he conocido un accesorio parecido en mis partidas anteriores, así que desconozco la utilidad que tengan. Tengo varias teorías sobre ellos, pero al caso: tenemos protecciones mágicas. No había ninguna carta o papel que nos diga sus protecciones exactas, pero pasé todo esto por la moneda antes de ponérmelo y sé que no están malditos ni nada parecido-cogió con la mano un filete de la fuente y su cara se iluminó. La chica de dientes de sierra cocinaba que daba gusto. Se lo sirvió en un plato, se chupeteó los dedos y trató de partirlo con cuchillo y tenedor-. Y eso, que os recomiendo que vayáis todos a por alguno, que la cosa empieza a ponerse interesante.
Y dedicó el resto de su estancia en la cocina a ponerse las botas y alabar a la suerte que habían tenido por encontrar el arcón lleno hasta los topes. También hizo algún comentario para alabar el buen uso del espacio que se hacía de los cofres en Rocavarancolia. En sus partidas anteriores no era raro que guardaran una simple poción en cofres enormes y siempre había pensado que el espacio sobrante que se desperdiciaba era una lástima.
-Ojalá celebráramos algo, que empiezo a echar de menos las jornadas de tarde en el Pezón. Peeeero...-alzó los pulgares para mostrar a los más despistados lo que llevaba puesto-. Encontré esto entre todos los trastos, tenemos un cofre lleno. También hay cristalitos, pero jamás he conocido un accesorio parecido en mis partidas anteriores, así que desconozco la utilidad que tengan. Tengo varias teorías sobre ellos, pero al caso: tenemos protecciones mágicas. No había ninguna carta o papel que nos diga sus protecciones exactas, pero pasé todo esto por la moneda antes de ponérmelo y sé que no están malditos ni nada parecido-cogió con la mano un filete de la fuente y su cara se iluminó. La chica de dientes de sierra cocinaba que daba gusto. Se lo sirvió en un plato, se chupeteó los dedos y trató de partirlo con cuchillo y tenedor-. Y eso, que os recomiendo que vayáis todos a por alguno, que la cosa empieza a ponerse interesante.
Y dedicó el resto de su estancia en la cocina a ponerse las botas y alabar a la suerte que habían tenido por encontrar el arcón lleno hasta los topes. También hizo algún comentario para alabar el buen uso del espacio que se hacía de los cofres en Rocavarancolia. En sus partidas anteriores no era raro que guardaran una simple poción en cofres enormes y siempre había pensado que el espacio sobrante que se desperdiciaba era una lástima.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
10/09/13, 02:07 am
El resto del día terminó de forma parecida a los anteriores. Aquella noche Taro hizo la cena, o más bien se le ocurrió empezar a cocinar de nuevo coincidiendo aparentemente con aquel horario tan rígido que tenían los demás. El carabés se había limitado a preguntar lacónicamente a los demás "¿Queréis?", y adicionar más sobres a la olla ante la respuesta afirmativa. A modo de condimento imitó a ojo lo que había visto hacer a Ri con la carne.
Transcurrieron unos pocos días en los que no sucedió nada más relevante que los ajustes de la convivencia. Había un par de personas de nombres un poco ridículos, pero ninguna parecía tener problema en usar una versión acortada por lo que Taro terminó aprendiéndoselos todos.
No tenía muchas ganas de recordar el ridículo que había hecho con el arco el día de la incursión a por las cestas, pero sin embargo cuando se aburría a veces lo probaba en una habitación aislada. La falta de horarios y toques de queda era a la vez liberadora e inquietante, y aunque acostumbrarse a ello era un proceso lento Taro lo agradecía.
A ello contribuyó en gran medida el hecho de que las salidas que hizo no pasaban del edificio de enfrente a menos que fuesen en compañía del grupo, algo que hacía que el carabés se subiese por las paredes. Sin embargo cuando las ganas de explorar tejados por su cuenta subían demasiado se acordaba del titán del primer día y se le pasaban lo justo para resultar saludables.
Para matar el mono practicaba en los muros del patio, y en cuanto hubo tanteado lo suficiente el terreno se aventuró a intentar trepar hasta lo alto del torreón desde abajo. Sin embargo una vez que llegó arriba las estirges le dieron la bienvenida a su particular manera, por lo que sus futuras escaladas tuvieron como tope el tercer piso.
Le sorprendió ver que efectivamente se ponía en práctica el plan que él había propuesto para recoger cestas. El día acordado Shaco, Xalkoth y él siguieron el rastro a la bañera de los callejones y se las arreglaron para interceptar su contenido a la altura de uno de los tejados, aterrizando ésta vacía en la plazoleta que les había dado problemas.
No hubo ningún indicio de actividad, mágica o no, en ninguna otra parte de la ciudad. A excepción, claro está, de los abalorios de Lara, los cuales insistía la ordesa en que eran talismanes. Taro tardó en asociar conceptos y darse cuenta de que con aquel término probablemente se refería a un cargador, porque "talismán" o "amuleto"... sonaba muy mal, a fetiche supersticioso, a oídos de un carabés. Los cargadores que él conocía eran cristales pequeños pero tratados especialmente para aunar máxima capacidad en el mínimo espacio, y fácilmente customizables como pendientes, piercings... No una maraña de collares. Sin embargo no hizo ningún comentario al respecto para no herir los sentimientos de la ordesa, a la que se la veía muy entusiasmada con todo aquello.
En todo caso, si realmente eran cargadores, eran los más horteras que Taro había visto en su vida. De haber podido hacer magia él mismo habría podido comprobarlo, pero no era el caso. Sin embargo se había dado cuenta de que los pocos hechizos que había tenido que aprender de corrido en la escuela elementaria habían desaparecido de su memoria gracias al efecto del agua de la fuente. Apenas le importó, pero si alguien le preguntaba al respecto de por qué no formulaba ningún hechizo señaló aquello como motivo. No obstante, y como tenía por costumbre, a menos que se le preguntase sobre magia directamente mantuvo la boca cerrada.
Aquella mañana resultó ser el primero en despertarse y eligió uno de los bollos irrenses para desayunar, ya que eran de los pocos alimentos no carabeses que le saciaban en la misma medida que éstos.
Ser el primero en despertar no equivalía a ser el primero en personarse en el piso de abajo. Archi dormía de cualquier manera en el sofá, en la posición que todos ya interpretaban como significante de que se había pasado toda la noche programando. La incomodidad de la postura, la luz o cualquier otro estímulo parecieron desperezarle, y Taro esperó en silencio a que el irrense volviese a ser persona.
-¿Tienes algún problema con las camas de arriba?- preguntó por todo saludo mientras daba otro mordisco al bollo.
Transcurrieron unos pocos días en los que no sucedió nada más relevante que los ajustes de la convivencia. Había un par de personas de nombres un poco ridículos, pero ninguna parecía tener problema en usar una versión acortada por lo que Taro terminó aprendiéndoselos todos.
No tenía muchas ganas de recordar el ridículo que había hecho con el arco el día de la incursión a por las cestas, pero sin embargo cuando se aburría a veces lo probaba en una habitación aislada. La falta de horarios y toques de queda era a la vez liberadora e inquietante, y aunque acostumbrarse a ello era un proceso lento Taro lo agradecía.
A ello contribuyó en gran medida el hecho de que las salidas que hizo no pasaban del edificio de enfrente a menos que fuesen en compañía del grupo, algo que hacía que el carabés se subiese por las paredes. Sin embargo cuando las ganas de explorar tejados por su cuenta subían demasiado se acordaba del titán del primer día y se le pasaban lo justo para resultar saludables.
Para matar el mono practicaba en los muros del patio, y en cuanto hubo tanteado lo suficiente el terreno se aventuró a intentar trepar hasta lo alto del torreón desde abajo. Sin embargo una vez que llegó arriba las estirges le dieron la bienvenida a su particular manera, por lo que sus futuras escaladas tuvieron como tope el tercer piso.
Le sorprendió ver que efectivamente se ponía en práctica el plan que él había propuesto para recoger cestas. El día acordado Shaco, Xalkoth y él siguieron el rastro a la bañera de los callejones y se las arreglaron para interceptar su contenido a la altura de uno de los tejados, aterrizando ésta vacía en la plazoleta que les había dado problemas.
No hubo ningún indicio de actividad, mágica o no, en ninguna otra parte de la ciudad. A excepción, claro está, de los abalorios de Lara, los cuales insistía la ordesa en que eran talismanes. Taro tardó en asociar conceptos y darse cuenta de que con aquel término probablemente se refería a un cargador, porque "talismán" o "amuleto"... sonaba muy mal, a fetiche supersticioso, a oídos de un carabés. Los cargadores que él conocía eran cristales pequeños pero tratados especialmente para aunar máxima capacidad en el mínimo espacio, y fácilmente customizables como pendientes, piercings... No una maraña de collares. Sin embargo no hizo ningún comentario al respecto para no herir los sentimientos de la ordesa, a la que se la veía muy entusiasmada con todo aquello.
En todo caso, si realmente eran cargadores, eran los más horteras que Taro había visto en su vida. De haber podido hacer magia él mismo habría podido comprobarlo, pero no era el caso. Sin embargo se había dado cuenta de que los pocos hechizos que había tenido que aprender de corrido en la escuela elementaria habían desaparecido de su memoria gracias al efecto del agua de la fuente. Apenas le importó, pero si alguien le preguntaba al respecto de por qué no formulaba ningún hechizo señaló aquello como motivo. No obstante, y como tenía por costumbre, a menos que se le preguntase sobre magia directamente mantuvo la boca cerrada.
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Aquella mañana resultó ser el primero en despertarse y eligió uno de los bollos irrenses para desayunar, ya que eran de los pocos alimentos no carabeses que le saciaban en la misma medida que éstos.
Ser el primero en despertar no equivalía a ser el primero en personarse en el piso de abajo. Archi dormía de cualquier manera en el sofá, en la posición que todos ya interpretaban como significante de que se había pasado toda la noche programando. La incomodidad de la postura, la luz o cualquier otro estímulo parecieron desperezarle, y Taro esperó en silencio a que el irrense volviese a ser persona.
-¿Tienes algún problema con las camas de arriba?- preguntó por todo saludo mientras daba otro mordisco al bollo.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
10/09/13, 04:12 am
Archime observaba ansioso los intentos de Cío por manipular el reloj, sin despegar una mirada que casi parecía que brillaba tras los cristales de sus gafas del entramado de engranajes que quedó a la vista cuando su congénere consiguió abrirlo. El biomecánico hizo ademán de estirar nerviosamente sus brazos hacia aquel objeto, solo impidéndoselo el hecho de que estuviese en manos de otra persona y sabiendo que había sido el otro irrense quien lo había encontrado y por tanto tenía derechos sobre él. Se estaba retorciendo las manos con ansiedad cuando escuchó a Keiriarei llamándoles a comer y no pudo evitar notar entonces el aroma de los alimentos humeantes que se encontraban dispuestos sobre la mesa. Su estómago protestó como ya era habitual desde que había llegado a la ciudad, por lo que, a pesar de que siguió inevitablemente con la mirada el recorrido del brazo de Cío guardando el reloj junto con su destornillador en un bolsillo, siguió al otro irrense sin dudarlo ni un instante.
—¿Cómo sabes que esos abalorios son mágicos? —fue su única aportación a la conversación que había iniciado la ordesa.
Durante la comida y dado que no iban a moverse del torreón por el resto del día, Archime hizo la prueba definitiva con la miel. Tomó una cantidad lo más exacta posible a la que había ingerido la noche anterior, pero sirviéndose de un bote diferente en esta ocasión. Si aquello también le producía el malestar estomacal no habría dudas al respecto de lo nocivo de aquel dulce alimento para la fisiología irrense. Aunque le reconcomía no poder estar seguro de si solo era perjudicial para su especie o también para el resto, pues ninguno parecía tener intención de realizar el experimento. La prueba, por su parte, fue concluyente cuando poco tiempo después volvió a notar aquel dolor en la barriga que ya le resultaba familiar y significando el fin de los experimentos con el néctar.
La tarde la pasó explorando el resto del torreón, armándose de valor por fin para subir las escaleras. Escudriñó las habitaciones con camas en las que dormían sus compañeros y descubrió los baúles con ropa de todo tipo, presumiblemente pertenecientes a cosechados de años anteriores. Se dio cuenta de que todavía llevaba los pantalones manchados de sangre... y la bata. Se rascó la cabeza, incómodo porque su bata no estuviese en prefectas condiciones y no saber qué hacer al respecto, pues, además de las manchas, al igual que la otra prenda contaba con unos pequeños desgarrones allí donde los dientes de los extraños reptiles híbridos se habían clavado. Los pantalones se los cambió por otros que encontró en una de las habitaciones, dejando los suyos en su lugar al no saber tampoco qué hacer con ellos en aquel instante. Intentó recordar cómo llevaba a cabo Sorrina aquel tipo de tareas, pero no le sirvió de mucho: las lavadoras estaban descartadas en un lugar como aquel y de todas formas nunca había prestado atención a como se manipulaba como usuario, aunque sabía perfectamente qué tipo de piezas la conformaban y como se reparaban.
Estaba inmerso en aquel hilo de pensamiento mientras seguía revisando aquella planta cuando vio algo en uno de los baúles que volvió a captar su atención. Había más de aquellos abalorios como los que Lara 37 les había mostrado. La respuesta de la ordesa no le había resultado muy satisfactoria, pero tampoco es que él pudiera afirmar que no se tratasen de objetos mágicos. Allí dentro, además, había una especie de cristales de poco tamaño que no había visto hasta ese momento. Cogió con la mano derecha, ya que tenía bordes cortantes, uno de ellos y con la zurda uno de aquellos colgantes en los que se suspendía una especie de medallón de aspecto recargado. Los examinó durante unos instantes antes de guardárselos en uno de los bolsillos de su bata.
El baño y el estudio también fueron examinados y tomó nota de ambos lugares para darles uso cuando fuese necesario. Terminó su particular examen del torreón por la cuarta planta para poder observar de cerca, por fin, a aquellas aves de plumaje negro. Varias cabezas emplumadas se giraron en su dirección cuando puso un pie en el último piso y Archime se detuvo, sabiéndose un invasor a sus ojos. Quitó el flash a su cámara e hizo fotos de los restos de esqueleto de proporciones gigantescas, con intención de tratar de averiguar a qué clase de criatura podrían pertenecer, y también alguna que otra a los pájaros. Su examen de la sala le hizo notar la trampilla que llevaba a la terraza exterior, por lo que olvidó las precauciones por un instante y dio unos pasos. Las aves no se hicieron esperar y comenzaron a revolotear por toda la estancia, sobresaltando al programador. Algunas se le acercaron y comenzaron a picotear su prótesis, de hecho centraban todos sus ataques en ella, lo cual hizo retroceder inmediatamente al irrense, temiendo que resultase deteriorada por aquella eventualidad.
Finalizó su investigación bajando de nuevo y saliendo al patio para hacer más fotos de los restos de vértebras y otros huesos que había por todo el lugar, así como intentar comprender qué criterio tenía aquel extraño reloj. No parecía marcar la hora, aunque lo cierto es que desconocía por completo cómo medían el tiempo los rocavarancoleses. Dedicó un buen rato a intentar descifrar aquel acertijo, mientras también se cercioraba de que era imposible acceder al interior del ingenio, estando sólidamente cerrado sin contar con ningún tipo de bisagras, tornillos ni ningún otro método que permitiese el acceso a su mecanismo. Ello le frustró, pero de todas formas no pensaba manipularlo sin saber el propósito de aquellas agujas.
Muy a su pesar, tuvo que dejar aquello sin resolver ya que empezaba a anochecer y volvía a sentir hambre. Tras haber cenado lo que el carabés les ofreció y ya siendo noche cerrada, volvió a observar a través de una ventana a los roedores voladores en llamas mientras seguía preguntándose por aquella luna que habían mencionado los rocavarancoleses en su discurso y que no había sido visible ninguna de las noches que llevaban en la ciudad. De hecho no se observaba ningún cuerpo celeste, pero el irrense atribuyó este hecho a que el planeta en el que se encontraba la ciudad debía estar a mucha distancia de otros cuerpos estelares y por tanto no era posible su observación desde allí. Tampoco podía descartar la posibilidad de que la visión del cielo estuviese manipulada mágicamente de alguna manera, lo cual explicaría la ausencia del satélite ya mencionado en el firmamento, pero si quería darla por válida tendría que encontrar un motivo lógico por el que podrían querer hacer algo así. Y desde luego no se le ocurría.
Los días siguientes transcurrieron de forma bastante invariable para el ingeniero. No salió en más ocasiones, ya que la única salida de abastecimiento fue llevada a cabo por aquellos elegidos que eran capaces de trepar habilidosamente y no hubo más propuestas de exploración. Había bajado las piezas que encontró en margalar a aquella celda en el sótano que contenía lo más parecido a una mesa de trabajo que podía encontrar en todo el torreón y había comenzado a tratar de pulirlas y quitarles el óxido con sus lijas y herramientas para trabajar el metal. Su deteriorado estado y el innato perfeccionismo de Archime hacían que el trabajo fuese lento. De todas formas seguía dedicando la mayor parte del tiempo a continuar elaborando el programa, tarea a la que se dedicaba ineludible y sistemáticamente todas las noches en el mismo sofá de la sala, para a la mañana siguiente despertarse con el cuerpo entumecido y en alguna postura no precisamente cómoda en el mismo sitio.
Aquella mañana lo despertó el impacto directo de la luz a través de la ventana más cercana y Archime parpadeó varias veces mientras se incorporaba, confuso porque su visión estaba distorsionada hasta que estuvo lo suficientemente despierto como para notar que sus gafas se encontraban completamente descolocadas. Las puso en su sitio y miró hacia Taro, quien se hallaba cerca de él en aquellos instantes. La pregunta le cogió por sorpresa ya que ningún día había considerado subir a los dormitorios durante la noche, pero al cabo de unos breves segundos respondió.
—Presupongo que el enfoque de tu pregunta se debe a mi supuesta elección por este lugar para dormir. Es en este sillón donde programo, conciliar el sueño en él no se trata de una decisión que tome conscientemente, simplemente mi cuerpo reclama su descanso diario a pesar de que yo pierda la noción del tiempo —explicó mientras comprobaba donde había dejado el programa durante la noche y tecleaba dos ceros y un uno para completar aquella instrucción.
—¿Cómo sabes que esos abalorios son mágicos? —fue su única aportación a la conversación que había iniciado la ordesa.
Durante la comida y dado que no iban a moverse del torreón por el resto del día, Archime hizo la prueba definitiva con la miel. Tomó una cantidad lo más exacta posible a la que había ingerido la noche anterior, pero sirviéndose de un bote diferente en esta ocasión. Si aquello también le producía el malestar estomacal no habría dudas al respecto de lo nocivo de aquel dulce alimento para la fisiología irrense. Aunque le reconcomía no poder estar seguro de si solo era perjudicial para su especie o también para el resto, pues ninguno parecía tener intención de realizar el experimento. La prueba, por su parte, fue concluyente cuando poco tiempo después volvió a notar aquel dolor en la barriga que ya le resultaba familiar y significando el fin de los experimentos con el néctar.
La tarde la pasó explorando el resto del torreón, armándose de valor por fin para subir las escaleras. Escudriñó las habitaciones con camas en las que dormían sus compañeros y descubrió los baúles con ropa de todo tipo, presumiblemente pertenecientes a cosechados de años anteriores. Se dio cuenta de que todavía llevaba los pantalones manchados de sangre... y la bata. Se rascó la cabeza, incómodo porque su bata no estuviese en prefectas condiciones y no saber qué hacer al respecto, pues, además de las manchas, al igual que la otra prenda contaba con unos pequeños desgarrones allí donde los dientes de los extraños reptiles híbridos se habían clavado. Los pantalones se los cambió por otros que encontró en una de las habitaciones, dejando los suyos en su lugar al no saber tampoco qué hacer con ellos en aquel instante. Intentó recordar cómo llevaba a cabo Sorrina aquel tipo de tareas, pero no le sirvió de mucho: las lavadoras estaban descartadas en un lugar como aquel y de todas formas nunca había prestado atención a como se manipulaba como usuario, aunque sabía perfectamente qué tipo de piezas la conformaban y como se reparaban.
Estaba inmerso en aquel hilo de pensamiento mientras seguía revisando aquella planta cuando vio algo en uno de los baúles que volvió a captar su atención. Había más de aquellos abalorios como los que Lara 37 les había mostrado. La respuesta de la ordesa no le había resultado muy satisfactoria, pero tampoco es que él pudiera afirmar que no se tratasen de objetos mágicos. Allí dentro, además, había una especie de cristales de poco tamaño que no había visto hasta ese momento. Cogió con la mano derecha, ya que tenía bordes cortantes, uno de ellos y con la zurda uno de aquellos colgantes en los que se suspendía una especie de medallón de aspecto recargado. Los examinó durante unos instantes antes de guardárselos en uno de los bolsillos de su bata.
El baño y el estudio también fueron examinados y tomó nota de ambos lugares para darles uso cuando fuese necesario. Terminó su particular examen del torreón por la cuarta planta para poder observar de cerca, por fin, a aquellas aves de plumaje negro. Varias cabezas emplumadas se giraron en su dirección cuando puso un pie en el último piso y Archime se detuvo, sabiéndose un invasor a sus ojos. Quitó el flash a su cámara e hizo fotos de los restos de esqueleto de proporciones gigantescas, con intención de tratar de averiguar a qué clase de criatura podrían pertenecer, y también alguna que otra a los pájaros. Su examen de la sala le hizo notar la trampilla que llevaba a la terraza exterior, por lo que olvidó las precauciones por un instante y dio unos pasos. Las aves no se hicieron esperar y comenzaron a revolotear por toda la estancia, sobresaltando al programador. Algunas se le acercaron y comenzaron a picotear su prótesis, de hecho centraban todos sus ataques en ella, lo cual hizo retroceder inmediatamente al irrense, temiendo que resultase deteriorada por aquella eventualidad.
Finalizó su investigación bajando de nuevo y saliendo al patio para hacer más fotos de los restos de vértebras y otros huesos que había por todo el lugar, así como intentar comprender qué criterio tenía aquel extraño reloj. No parecía marcar la hora, aunque lo cierto es que desconocía por completo cómo medían el tiempo los rocavarancoleses. Dedicó un buen rato a intentar descifrar aquel acertijo, mientras también se cercioraba de que era imposible acceder al interior del ingenio, estando sólidamente cerrado sin contar con ningún tipo de bisagras, tornillos ni ningún otro método que permitiese el acceso a su mecanismo. Ello le frustró, pero de todas formas no pensaba manipularlo sin saber el propósito de aquellas agujas.
Muy a su pesar, tuvo que dejar aquello sin resolver ya que empezaba a anochecer y volvía a sentir hambre. Tras haber cenado lo que el carabés les ofreció y ya siendo noche cerrada, volvió a observar a través de una ventana a los roedores voladores en llamas mientras seguía preguntándose por aquella luna que habían mencionado los rocavarancoleses en su discurso y que no había sido visible ninguna de las noches que llevaban en la ciudad. De hecho no se observaba ningún cuerpo celeste, pero el irrense atribuyó este hecho a que el planeta en el que se encontraba la ciudad debía estar a mucha distancia de otros cuerpos estelares y por tanto no era posible su observación desde allí. Tampoco podía descartar la posibilidad de que la visión del cielo estuviese manipulada mágicamente de alguna manera, lo cual explicaría la ausencia del satélite ya mencionado en el firmamento, pero si quería darla por válida tendría que encontrar un motivo lógico por el que podrían querer hacer algo así. Y desde luego no se le ocurría.
Los días siguientes transcurrieron de forma bastante invariable para el ingeniero. No salió en más ocasiones, ya que la única salida de abastecimiento fue llevada a cabo por aquellos elegidos que eran capaces de trepar habilidosamente y no hubo más propuestas de exploración. Había bajado las piezas que encontró en margalar a aquella celda en el sótano que contenía lo más parecido a una mesa de trabajo que podía encontrar en todo el torreón y había comenzado a tratar de pulirlas y quitarles el óxido con sus lijas y herramientas para trabajar el metal. Su deteriorado estado y el innato perfeccionismo de Archime hacían que el trabajo fuese lento. De todas formas seguía dedicando la mayor parte del tiempo a continuar elaborando el programa, tarea a la que se dedicaba ineludible y sistemáticamente todas las noches en el mismo sofá de la sala, para a la mañana siguiente despertarse con el cuerpo entumecido y en alguna postura no precisamente cómoda en el mismo sitio.
Aquella mañana lo despertó el impacto directo de la luz a través de la ventana más cercana y Archime parpadeó varias veces mientras se incorporaba, confuso porque su visión estaba distorsionada hasta que estuvo lo suficientemente despierto como para notar que sus gafas se encontraban completamente descolocadas. Las puso en su sitio y miró hacia Taro, quien se hallaba cerca de él en aquellos instantes. La pregunta le cogió por sorpresa ya que ningún día había considerado subir a los dormitorios durante la noche, pero al cabo de unos breves segundos respondió.
—Presupongo que el enfoque de tu pregunta se debe a mi supuesta elección por este lugar para dormir. Es en este sillón donde programo, conciliar el sueño en él no se trata de una decisión que tome conscientemente, simplemente mi cuerpo reclama su descanso diario a pesar de que yo pierda la noción del tiempo —explicó mientras comprobaba donde había dejado el programa durante la noche y tecleaba dos ceros y un uno para completar aquella instrucción.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades: Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
10/09/13, 11:35 am
Sentado encima de la mesa de la cocina Taro escuchó impertérrito la miniperorata del irrense, principalmente por estar él mismo demasiado adormilado para prestar suficiente atención. Concluyó en que la frase era demasiado larga como para aventurarse a descifrarla sin un chute previo de bebida energética.
Sacó de nuevo uno de los sobres, esta vez más pequeño y contenedor únicamente de polvo rojo, y lo virtió sobre un vaso de agua. Después de removerlo se ventiló el contenido de un trago, ahorrándose hacer una mueca por pura costumbre. Era el equivalente a una patada en la boca para alguien que se acabase de despertar, pero el carabés ya se sentía persona.
Tras aquella breve interrupción se paró, ahora sí, a rumiar las palabras de Archi, algo fastidiado al constatar que ahora que estaba despejado se podían resumir fácilmente en "me suelo quedar dormido aquí".
-Pues siéntate a programar arriba- dijo simplemente-. Así si te caes redondo con suerte es en una cama- dio un nuevo sorbo a su equivalente al café-. Si no duermes bien el resto del día no haces una mierda. Te ahorro el discurso de las ocho horas diarias y eso, pero da un poco de mal rollo pensar en que si te coge el sueño en mal lugar te podemos encontrar desnucado en las escaleras.
"El discurso de las ocho horas diarias y eso" consistía en el insistente adoctrinamiento carabés en gestión de eficiencia y balance de horas de descanso y actividad. El mismo Taro pasaba tres pueblos de ello, pero suponía que al resto de sus antiguos compañeros les funcionaba porque se pasaban el día que no paraban.
Sacó de nuevo uno de los sobres, esta vez más pequeño y contenedor únicamente de polvo rojo, y lo virtió sobre un vaso de agua. Después de removerlo se ventiló el contenido de un trago, ahorrándose hacer una mueca por pura costumbre. Era el equivalente a una patada en la boca para alguien que se acabase de despertar, pero el carabés ya se sentía persona.
Tras aquella breve interrupción se paró, ahora sí, a rumiar las palabras de Archi, algo fastidiado al constatar que ahora que estaba despejado se podían resumir fácilmente en "me suelo quedar dormido aquí".
-Pues siéntate a programar arriba- dijo simplemente-. Así si te caes redondo con suerte es en una cama- dio un nuevo sorbo a su equivalente al café-. Si no duermes bien el resto del día no haces una mierda. Te ahorro el discurso de las ocho horas diarias y eso, pero da un poco de mal rollo pensar en que si te coge el sueño en mal lugar te podemos encontrar desnucado en las escaleras.
"El discurso de las ocho horas diarias y eso" consistía en el insistente adoctrinamiento carabés en gestión de eficiencia y balance de horas de descanso y actividad. El mismo Taro pasaba tres pueblos de ello, pero suponía que al resto de sus antiguos compañeros les funcionaba porque se pasaban el día que no paraban.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejosPersonajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
10/09/13, 04:08 pm
Durante los días siguientes, ni Nero ni Ri salieron del torreón. Anriel, con mayor disciplina que aburrimiento, guardaba largos periodos de reposo que solo interrumpía para cumplir un mínimo de deberes diaros, como era preparar la comida de ambos cuando tenían hambre, independientemente de los horarios del resto. Al ser diurnos no siempre los hacían coincidir con los de los sinhadres pero tampoco eso se hacia muy complicado, a veces preparaban de más y solo había que recalentar el almuerzo. Nero había aparecido un día con una madera alargada para que ella la usase de bastón. “Coja y con bastón. Que poco te falta para ser una vieja.” Sus paseos se volvieron entonces más frecuentes porque no quería perder la forma física. Por las noches, cuando ya solo quedaba Archime manipulando lo que fuera que tenía en el brazo, se dedicaba a estirar músculos en el suelo del patio, sin tocar ni forzar su tobillo. Incluso asi, con la herida unida a la hinchazón, todavía podía quedarle algo más de una semana de reposo.
Entre los dos reunieron los nombres de los que nunca se habían presentado, a fuerza de oírlos de pasada en conversaciones. Nero era el único que parecía disfrutar de los dos, a pesar de las heridas. Solía aprovechar su estancia en el torreón para empezar alguna charla intrascendente con cualquiera que estuviese desocupado. Desviaba las preguntas personales con bastante agilidad, asi que por mucho que las charlas se alargasen, era francamente difícil sacarle nada en claro. Ri en cambio, aunque agradable si te dirigías a ella, no solía interrumpir a nadie para iniciar una conversación, y sus respuestas eran siempre concisas y sin desperdiciar palabras.
- Nero, escucha.- el edeel entreabrió los ojos y le miró. Su boca amenazaba con esbozar una sonrisa.- He tenido una pesadilla. Necesito dormir contigo. No digas nada, ¿vale? Solo cállate y hazme un sitio.
Nero rodó para ponerse de lado. Se metió temblorosa bajo la sabana y se pegó contra él, notando el brazo envolverla. Aun faltó para que conciliara el sueño, mientras se maldecía por haberle dado una muestra de debilidad.
Ri se fue dejando a su edeel dormido, cuando terminó su debate interno sobre si levantarse de día, o seguir pegada a Nero y arriesgarse a bromas. En el salón estaban Archi y Taro, y como si sospechase que sabían de su estupidez pasada, no pudo evitar tensarse al saludar.
Entre los dos reunieron los nombres de los que nunca se habían presentado, a fuerza de oírlos de pasada en conversaciones. Nero era el único que parecía disfrutar de los dos, a pesar de las heridas. Solía aprovechar su estancia en el torreón para empezar alguna charla intrascendente con cualquiera que estuviese desocupado. Desviaba las preguntas personales con bastante agilidad, asi que por mucho que las charlas se alargasen, era francamente difícil sacarle nada en claro. Ri en cambio, aunque agradable si te dirigías a ella, no solía interrumpir a nadie para iniciar una conversación, y sus respuestas eran siempre concisas y sin desperdiciar palabras.
- (e.e):
- Era un sueño plagado de luz, apenas dibujando en blanco las siluetas de una arboleda. Solo a veces la sombra ofrecida por las hojas dejaba entrever algún detalle: alguna hoja roja caída, un pájaro en una rama, un sendero hecho entre la hierba. Caminaba intranquila, segura de hacer lo incorrecto al internarse de día en aquel lugar. No recordaba motivos concretos, pero tenía la sensación en el pecho de estar marchándose. Sus pasos hacían crujir ramas, antes de que sus ojos le avisasen que estas estaban en el camino. Anriel continuó andando a través, demasiado cegada como para acelerar pero deseando poder abandonar aquel tramo de su viaje. Podía sentir que la miraban, pero al girar el rostro no había nada mas que las claras franjas de troncos perdiéndose en el día. El despiste la hizo tropezar y cayó de bruces. Había otro pájaro observándola desde una rama cercana.
Nerviosa, quiso ir más rápido y el crujido de sus pasos llenó el silencio. La detuvo notar ojos sobre ella, y el inicio de un gruñido sordo y grave. Con la respiración acelerada, se giró deprisa; pero su perseguidor estaba en todas y en ninguna parte.
Surgieron de entre la luz: pequeños y alargados reptiles, de pupilas de gato y colmillos finos. Su espalda chocó contra un tronco al retroceder. Arriba, sobre un árbol cercano, uno de ellos atrapó la cabeza del pájaro y la arrancó de cuajo, produciendo un horrible sonido. La cercaban, justo cuando la luz decaía. El paisaje reveló caminos de sangre y huesos. Algunas costillas blancas, fracturadas presumiblemente por el pie de la aurva. No había madera seca en el suelo del bosque, solo huesos y más huesos blancos que apestaban a muerte, rotos todos. Anriel se apretaba contra el árbol como si este fuera su única posibilidad de salvación. Pero lo notó pegajoso entre sus dedos y aun tuvo tiempo de mirarse las manos, mientras las serpientes-gato, la rodeaban siseantes. La sangre fresca le ensuciaba las palmas y la obligó a retirarse espantada de su refugio. Su mirada trepó hacia arriba. Los cadáveres de cientos de conocidos, mutilados a mordiscos, dispuestos entre las ramas sin ningún orden.
Y entonces atacaron.
- Nero, escucha.- el edeel entreabrió los ojos y le miró. Su boca amenazaba con esbozar una sonrisa.- He tenido una pesadilla. Necesito dormir contigo. No digas nada, ¿vale? Solo cállate y hazme un sitio.
Nero rodó para ponerse de lado. Se metió temblorosa bajo la sabana y se pegó contra él, notando el brazo envolverla. Aun faltó para que conciliara el sueño, mientras se maldecía por haberle dado una muestra de debilidad.
Ri se fue dejando a su edeel dormido, cuando terminó su debate interno sobre si levantarse de día, o seguir pegada a Nero y arriesgarse a bromas. En el salón estaban Archi y Taro, y como si sospechase que sabían de su estupidez pasada, no pudo evitar tensarse al saludar.
-
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
10/09/13, 06:24 pm
Como si se hubiera atascado en un circulo vicioso de costumbre y cotidianez, el aprendiz pasó unos dias tranquilos, pero extremadamente aburridos en el torreón. Dormia poco por las noches, ya que apenas hacia nada durante el día salvo entrenar con su bõ y batallar enemigos imaginarios. No habia tenido ni una sola oportunidad de abrir nuevas rutas o expandir las ya abiertas y simplemente, entre descanso y descanso, contemplaba la existencia y el paso del tiempo con la mirada perdida. A veces se le podia oir lamentandose de su extremo aburrimiento mientras vagaba sin motivo por el torreón, como un fantasma.
Aunque se quedase despierto de madrugada, siempre esperaba a que el sol se alzase y entonces tomaba el rol de despertador que al parecer se habia adjudicado y seguiria haciendo hasta el fin de sus dias. Gritando los buenos dias y saludando al amanecer con positivismo y una sonrisa, siempre se volvia consciente de lo poco que podia hacer cada día para matar aquel aburrimiento omnipresente y, aunque habia salidas de vez en cuando, siempre eran monótonas, con miedo hasta el cuello y con las mismas personas.
Hablando de personas, no habia logrado ampliar especialmente ninguna ruta. El irrense de dos brazos mecánicos no habia aprovechado su flag, Maro no iniciaba más conversaciones con él y normalmente no hablaban tanto durante las salidas y la albina habia vuelto a su estado de introversión en el cual el ruso no se veia capaz de romper debido a su inexperencia con el género opuesto. Pero sin embargo, si que hubo algún que otro cambio en Lara Croft que habia empezado a hacer acopio de lo que aseguraba que eran talismanes. El aprendiz le insistio que acaso, la magia se conseguiria de moldear la tierra de sus alrededores, girándola a voluntad, conjurando maná y enderezándola de nuevo al siguiente turno, pero tampoco consiguio mucha reacción de la ordesa con estas palabras. Se podia decir que estaba abordo de un titanic de sim date y por desgracia, era tanto Jack como Rose. Lo que le hizo a su vez plantearse si entonces se salvaria al subirse en la puerta flotante, creando así una paradoja ya que era dos personas y una a la vez. Solia recurrir a esta para matar tiempo entre horas hasta que empezaba a dolerle la cabeza, y entonces paraba, ya que era peligroso.
Se vio que, por algún motivo, no añoraba la tierra. Habia algo ahí que le habia hecho aceptar ir a aquella ciudad, no sabia todavia el que, pero habia algo. Sus sueños no le mostraron mucho más, ya que se alternaban sueños de todo tipo con la pelea intercalada entre Sun Wukong y el Byakko que el sabio habia jurado ser una tal Mei Hùlín, aparentemente, la responsable de aquella cicatriz tan fea que surcaba su pecho.
El aprendiz, además, habia evitado todo contacto directo con cualquier fuente grande agua, solo usandola para lavarse los ojos ocasionalmente, la cara o las manos.
Todos andaban con sus manos ocupadas en diferentes cosas, todos procurando matar el tiempo como bien pudiesen pero, sin embargo el chico...
-Ah... Hoy salia One Piece... Creo...-dijo con la voz seca. Una especie de gimiteo prolongado, causado por la forma de respirar del aprendiz, comenzó a aflorar hasta que el sonido estridente le hizo salirse de su propio ensimismamiento, como un perro que se despierta a si mismo de su siesta con una flatulencia.
-...-
Pensó que quizás seria el momento de poner en práctica alguno de sus flicks y trucos varios con sus preciados juguetes. O quizás no. La reacción del Edward Elric no habia sido muy satisfactoria y probablemente el bicho solo le llenaria de babas los artefactos. Descartando tambien aquellos con los habia iniciado rutas le dejaban con demasiadas pocas posibilidades.
>> Ah-Ah... Ojalá un clip de papel se apiadara de mi y viniese ofreciendome su ayuda para saber que ruta tomar... Seguiria sin aceptarla, claro está. Nadie quiere al clip de papel.
Suspiró. Con aquellas circustancias, acabaria consumido por su propio aburrimiento.
-La realidad es en verdad un juego mierdoso...-dijo con ojos de siniestro tedio.
Parpadeó varias veces. Volvia a disiparse su mente, sin llegar a reunir sus pensamientos, la mañana llegó y comenzó a oirse gente bajar. Aquello fue lo que le sacó esta vez de sus pensamientos. Se obligó a levantarse. Tenia el cuerpo mustio por haber pasado gran parte de la mañana a la interperie y sentia sus extremidades entumecidas. Arrastrando los pies cual zombie, el aprendiz entró de vuelta al torreón y se arrastró hacia la cocina, con los brazos extendidos, gimoteando palabras inteligibles a primera vista.
-Interacción Social...-murmuraba.
Dio con la cocina. Dentro se hallaban Toro, la chica albina y el Edward Elric con gafas. Parecian enfrascados en una conversación asi que tan solo les saludó por encima y se dirigió hacia las cestas. Cogiendo un plátano, se giró hacia los otros dos y comenzó a tomar su desayuno mientras les escuchaba conversar, con su mirada de siniestro tedio. Cuando dieron un alto en su conversación, decidió hablar entonces.
-Oid... ¿No os parece que la vida dentro del torreón es muy... aburrida?-dijo. Su voz sonaba desprendida de su tono positivo y jovial, característico en él, sobretodo por las mañanas.
Aunque se quedase despierto de madrugada, siempre esperaba a que el sol se alzase y entonces tomaba el rol de despertador que al parecer se habia adjudicado y seguiria haciendo hasta el fin de sus dias. Gritando los buenos dias y saludando al amanecer con positivismo y una sonrisa, siempre se volvia consciente de lo poco que podia hacer cada día para matar aquel aburrimiento omnipresente y, aunque habia salidas de vez en cuando, siempre eran monótonas, con miedo hasta el cuello y con las mismas personas.
Hablando de personas, no habia logrado ampliar especialmente ninguna ruta. El irrense de dos brazos mecánicos no habia aprovechado su flag, Maro no iniciaba más conversaciones con él y normalmente no hablaban tanto durante las salidas y la albina habia vuelto a su estado de introversión en el cual el ruso no se veia capaz de romper debido a su inexperencia con el género opuesto. Pero sin embargo, si que hubo algún que otro cambio en Lara Croft que habia empezado a hacer acopio de lo que aseguraba que eran talismanes. El aprendiz le insistio que acaso, la magia se conseguiria de moldear la tierra de sus alrededores, girándola a voluntad, conjurando maná y enderezándola de nuevo al siguiente turno, pero tampoco consiguio mucha reacción de la ordesa con estas palabras. Se podia decir que estaba abordo de un titanic de sim date y por desgracia, era tanto Jack como Rose. Lo que le hizo a su vez plantearse si entonces se salvaria al subirse en la puerta flotante, creando así una paradoja ya que era dos personas y una a la vez. Solia recurrir a esta para matar tiempo entre horas hasta que empezaba a dolerle la cabeza, y entonces paraba, ya que era peligroso.
Se vio que, por algún motivo, no añoraba la tierra. Habia algo ahí que le habia hecho aceptar ir a aquella ciudad, no sabia todavia el que, pero habia algo. Sus sueños no le mostraron mucho más, ya que se alternaban sueños de todo tipo con la pelea intercalada entre Sun Wukong y el Byakko que el sabio habia jurado ser una tal Mei Hùlín, aparentemente, la responsable de aquella cicatriz tan fea que surcaba su pecho.
El aprendiz, además, habia evitado todo contacto directo con cualquier fuente grande agua, solo usandola para lavarse los ojos ocasionalmente, la cara o las manos.
Todos andaban con sus manos ocupadas en diferentes cosas, todos procurando matar el tiempo como bien pudiesen pero, sin embargo el chico...
-Ah... Hoy salia One Piece... Creo...-dijo con la voz seca. Una especie de gimiteo prolongado, causado por la forma de respirar del aprendiz, comenzó a aflorar hasta que el sonido estridente le hizo salirse de su propio ensimismamiento, como un perro que se despierta a si mismo de su siesta con una flatulencia.
-...-
Pensó que quizás seria el momento de poner en práctica alguno de sus flicks y trucos varios con sus preciados juguetes. O quizás no. La reacción del Edward Elric no habia sido muy satisfactoria y probablemente el bicho solo le llenaria de babas los artefactos. Descartando tambien aquellos con los habia iniciado rutas le dejaban con demasiadas pocas posibilidades.
>> Ah-Ah... Ojalá un clip de papel se apiadara de mi y viniese ofreciendome su ayuda para saber que ruta tomar... Seguiria sin aceptarla, claro está. Nadie quiere al clip de papel.
Suspiró. Con aquellas circustancias, acabaria consumido por su propio aburrimiento.
-La realidad es en verdad un juego mierdoso...-dijo con ojos de siniestro tedio.
Parpadeó varias veces. Volvia a disiparse su mente, sin llegar a reunir sus pensamientos, la mañana llegó y comenzó a oirse gente bajar. Aquello fue lo que le sacó esta vez de sus pensamientos. Se obligó a levantarse. Tenia el cuerpo mustio por haber pasado gran parte de la mañana a la interperie y sentia sus extremidades entumecidas. Arrastrando los pies cual zombie, el aprendiz entró de vuelta al torreón y se arrastró hacia la cocina, con los brazos extendidos, gimoteando palabras inteligibles a primera vista.
-Interacción Social...-murmuraba.
Dio con la cocina. Dentro se hallaban Toro, la chica albina y el Edward Elric con gafas. Parecian enfrascados en una conversación asi que tan solo les saludó por encima y se dirigió hacia las cestas. Cogiendo un plátano, se giró hacia los otros dos y comenzó a tomar su desayuno mientras les escuchaba conversar, con su mirada de siniestro tedio. Cuando dieron un alto en su conversación, decidió hablar entonces.
-Oid... ¿No os parece que la vida dentro del torreón es muy... aburrida?-dijo. Su voz sonaba desprendida de su tono positivo y jovial, característico en él, sobretodo por las mañanas.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
10/09/13, 09:33 pm
La ordesa no se tomó a mal su comentario, a diferencia del primer día, y eso le agradó. Podría ser un retaco hortera y bocazas pero estaba empezando a caerle bien. Lo que le inquietaba era, en realidad, a qué venía tanta obsesión por los pezones. «Ya preguntaré otro día».
—Deja, creo que de momento la suerte me va sonriendo —le respondió sonriendo ampliamente cuando les sugirió ponerse algún amuleto como aquellos.
Se sentó a la mesa y se sirvió cuanto pudo. Muerto de hambre como estaba le habría bajado incluso crudo. Al terminar agradeció la comida a la cocinera y volvió al sofá a seguir hurgando en el reloj hasta que quedó claro que con un simple destornillador y sin una mesa no iba a hacer gran cosa. Descubrió, eso sí, el uso de la llave que pendía de la cadena. Encajaba tanto en las agujas para moverlas como en un agujero trasero que, suponía, servía para darle cuerda, aunque girarlo fuese inservible por el momento. Existían mecanismos así en su mundo, pero nadie necesitaba usarlos ya, y él no era ninguna excepción.
Así fue como empezó a buscar la manera de extraer el mecanismo, sirviéndose de una de las mesas de la cocina cuando nadie la utilizaba para comer y herramientas que le iba tomando prestadas a Archi. Normalmente se acercaba a él y tomaba o dejaba utensilios de su bata como si fuese una suerte de caja de herramientas andante. Le divertía soberanamente ver lo desconcertado que se quedaba el otro irrense cada vez que lo hacía. En los ratos que dedicaba a abrir el artilugio a veces conversaba con gente, sin atender demasiado por lo general, y siempre conversaciones superficiales. Alguna vez era Nero, otra Ippon, o quizá algún otro. Él estaba ensimismado descubriendo cómo se correspondían los engranajes con símbolos grabados sobre el metal, de qué forma se había roto el eje del engranaje suelto, y pensando cómo podría reponerlo. Tenía tendencia a olvidar cómo se colocaba todo de nuevo cuando quería volver a cerrarlo, y encima había algunos tornillos que se le resistían, seguramente por estar algo oxidados. Entre unas cosas y otras, lo único útil que había hecho había sido limpiar el mecanismo superficialmente.
Pero aquello no fue lo único a lo que se dedicó en los días siguientes. Sin hablarlo con nadie se impuso a sí mismo un programa de ejercicios físicos a los que dedicaba las horas que buenamente podía cada día. El patio no era muy grande, así que se cansaba enseguida de correr en círculos y se sentaba jadeando. Poco más que eso podía hacer, aparte de estiramientos con el torso y las piernas. Nunca había sido muy amigo del deporte pero ahora estaba empeñado en alcanzar a los compañeros que le daban envidia, por poder ir a por las cestas o por ser capaces de defenderse. No quería vivir encerrado en el torreón.
Una mañana, bajando de darse su primer baño en agua fría –y tras vivir la experiencia, supuso que sería el último en mucho tiempo–, se encontró en la cocina a Taro, Anriel, Archi y Shaco. Pasó entre ellos para coger algo de desayuno y, sin volverse, respondió al pelirrojo, metiéndose en la conversación.
—Por mí vamos afuera a recibir más de estos cuando queráis. —Señaló vagamente el mordisco aún marcado en su pierna—. Nosotros no sé, pero las alimañas se van a divertir cosa mala.
—Deja, creo que de momento la suerte me va sonriendo —le respondió sonriendo ampliamente cuando les sugirió ponerse algún amuleto como aquellos.
Se sentó a la mesa y se sirvió cuanto pudo. Muerto de hambre como estaba le habría bajado incluso crudo. Al terminar agradeció la comida a la cocinera y volvió al sofá a seguir hurgando en el reloj hasta que quedó claro que con un simple destornillador y sin una mesa no iba a hacer gran cosa. Descubrió, eso sí, el uso de la llave que pendía de la cadena. Encajaba tanto en las agujas para moverlas como en un agujero trasero que, suponía, servía para darle cuerda, aunque girarlo fuese inservible por el momento. Existían mecanismos así en su mundo, pero nadie necesitaba usarlos ya, y él no era ninguna excepción.
Así fue como empezó a buscar la manera de extraer el mecanismo, sirviéndose de una de las mesas de la cocina cuando nadie la utilizaba para comer y herramientas que le iba tomando prestadas a Archi. Normalmente se acercaba a él y tomaba o dejaba utensilios de su bata como si fuese una suerte de caja de herramientas andante. Le divertía soberanamente ver lo desconcertado que se quedaba el otro irrense cada vez que lo hacía. En los ratos que dedicaba a abrir el artilugio a veces conversaba con gente, sin atender demasiado por lo general, y siempre conversaciones superficiales. Alguna vez era Nero, otra Ippon, o quizá algún otro. Él estaba ensimismado descubriendo cómo se correspondían los engranajes con símbolos grabados sobre el metal, de qué forma se había roto el eje del engranaje suelto, y pensando cómo podría reponerlo. Tenía tendencia a olvidar cómo se colocaba todo de nuevo cuando quería volver a cerrarlo, y encima había algunos tornillos que se le resistían, seguramente por estar algo oxidados. Entre unas cosas y otras, lo único útil que había hecho había sido limpiar el mecanismo superficialmente.
Pero aquello no fue lo único a lo que se dedicó en los días siguientes. Sin hablarlo con nadie se impuso a sí mismo un programa de ejercicios físicos a los que dedicaba las horas que buenamente podía cada día. El patio no era muy grande, así que se cansaba enseguida de correr en círculos y se sentaba jadeando. Poco más que eso podía hacer, aparte de estiramientos con el torso y las piernas. Nunca había sido muy amigo del deporte pero ahora estaba empeñado en alcanzar a los compañeros que le daban envidia, por poder ir a por las cestas o por ser capaces de defenderse. No quería vivir encerrado en el torreón.
Una mañana, bajando de darse su primer baño en agua fría –y tras vivir la experiencia, supuso que sería el último en mucho tiempo–, se encontró en la cocina a Taro, Anriel, Archi y Shaco. Pasó entre ellos para coger algo de desayuno y, sin volverse, respondió al pelirrojo, metiéndose en la conversación.
—Por mí vamos afuera a recibir más de estos cuando queráis. —Señaló vagamente el mordisco aún marcado en su pierna—. Nosotros no sé, pero las alimañas se van a divertir cosa mala.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
11/09/13, 02:30 am
Los siguientes días fueron bastante importantes para Lara, incluso a pesar de que no abandonó el torreón de nuevo. Los paso entre pañales y llantos, pero esa era solo la parte más cotidiana y aburrida. En su tiempo libre, probaba a imitar a su madre en pos de ver qué futuro acabaría ocurriéndoles. Así, creyéndose totalmente su nivel de novata en la adivinación, no solo habló con sus compañeros, sino que fue tratando de hacerse una idea global de cómo eran cada uno. El que más le preocupaba de todos era el niño irrense que, por ser el más pequeño, era quien más facilidades tenía para sacar su lado maternal (aunque le sacara una cabeza a su propio padre). Su "afuerofobia", según palabras textuales de la propia ordesa, no le traería nada bueno. <<La experiencia no se gana encerrándose aquí dentro...>>. El resto de su especie eran dos casos particulares: el primero era Cio, de quien mantenía todavía lo del buen fondo difícil de ver, y el segundo, Archi, a quien había catalogado enseguida como el inteligente descuidado; tenía toda la pinta de ser tan listo que a veces pecaba de tonto. O eso, o cada vez que hablaba de esas cosas mecánicas de su brazo, se inventaba todo el vocabulario y el tipo resultaba ser tonto a secas, pero Lara dudaba seriamente eso.
Luego estaban Shaco y Baurus, ambos de Humania y ambos bastante difíciles de analizar. Uno apenas hablaba y el otro apenas paraba de hablar, pero al final, ambos resultaban ser indescifrables. Con la pareja que se adaptaba a los hábitos diurnos tenía una sensación parecida: la chica era de pocas palabras y el chico era de muchas conversaciones, pero al final no sacaba mucho en claro con ninguno, aunque casados estaban como poco; le daba a Lara en la nariz. Por otro lado estaba Taro, por cuyo mundo sentía mucha curiosidad, pero su nivel de locuacidad rayaba unos mínimos absurdos y Lara no tenía ni paciencia ni un sacacorchos para sacarle las palabras necesarias. Xalkoth simplemente le resultaba impredecible, aunque Lara ya barajaba la idea de que fuese un niño dentro de los estándares de su lugar de origen. De Keiria apreciaba sus grandes habilidades culinarias.
De toda su investigación, Lara solo sacó una cosa real en claro: no había visto nada de nada. Su madre no había conseguido su excelente fama con los inciensos y ella probablemente necesitaría practicar más a menudo para poder igualarla siquiera. Lejos de molestarle, la idea mantuvo a Lara entusiasmada. <<Ahora tengo talismanes y protecciones. Esto solo es el principio de algo grande>>. Obviamente, ni el excepticismo del resto de elegidos la habían sacado de sus trece.
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<<Adornos no son, eso es obvio. Pinchan demasiado>> se planteaba de buena mañana, mientras acunaba a sus hijos y los arrullaba con una nana improvisada en un idioma sin concretar, de esos que solo los bebés entienden. <<Está claro que son algo distinto. Tal vez como las pociones con área de efecto pero sin ser poción... ¿Magia concentrada cristalizada? Eso estaría bien. Tal vez haya que arrojarlos como piedras para que se rompan y estallen desatando la magia que llevan dentro, guardada(...)>>. Llegó con su nana a la cocina casi sin darse cuenta y la interrumpió durante un par de breves segundos para dar los buenos días a sus compañeros de aventura. Después siguió cantando, y bailando para mecer a los niños dentro de su marsupio, mientras se hacía un vaso de leche con requesón.
-Yo estoy dispuesta a salir, si alguien se queda con los niños, claro-añadió a la conversación, cuando se hizo una idea sobre lo que iba.
Luego estaban Shaco y Baurus, ambos de Humania y ambos bastante difíciles de analizar. Uno apenas hablaba y el otro apenas paraba de hablar, pero al final, ambos resultaban ser indescifrables. Con la pareja que se adaptaba a los hábitos diurnos tenía una sensación parecida: la chica era de pocas palabras y el chico era de muchas conversaciones, pero al final no sacaba mucho en claro con ninguno, aunque casados estaban como poco; le daba a Lara en la nariz. Por otro lado estaba Taro, por cuyo mundo sentía mucha curiosidad, pero su nivel de locuacidad rayaba unos mínimos absurdos y Lara no tenía ni paciencia ni un sacacorchos para sacarle las palabras necesarias. Xalkoth simplemente le resultaba impredecible, aunque Lara ya barajaba la idea de que fuese un niño dentro de los estándares de su lugar de origen. De Keiria apreciaba sus grandes habilidades culinarias.
De toda su investigación, Lara solo sacó una cosa real en claro: no había visto nada de nada. Su madre no había conseguido su excelente fama con los inciensos y ella probablemente necesitaría practicar más a menudo para poder igualarla siquiera. Lejos de molestarle, la idea mantuvo a Lara entusiasmada. <<Ahora tengo talismanes y protecciones. Esto solo es el principio de algo grande>>. Obviamente, ni el excepticismo del resto de elegidos la habían sacado de sus trece.
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<<Adornos no son, eso es obvio. Pinchan demasiado>> se planteaba de buena mañana, mientras acunaba a sus hijos y los arrullaba con una nana improvisada en un idioma sin concretar, de esos que solo los bebés entienden. <<Está claro que son algo distinto. Tal vez como las pociones con área de efecto pero sin ser poción... ¿Magia concentrada cristalizada? Eso estaría bien. Tal vez haya que arrojarlos como piedras para que se rompan y estallen desatando la magia que llevan dentro, guardada(...)>>. Llegó con su nana a la cocina casi sin darse cuenta y la interrumpió durante un par de breves segundos para dar los buenos días a sus compañeros de aventura. Después siguió cantando, y bailando para mecer a los niños dentro de su marsupio, mientras se hacía un vaso de leche con requesón.
-Yo estoy dispuesta a salir, si alguien se queda con los niños, claro-añadió a la conversación, cuando se hizo una idea sobre lo que iba.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
11/09/13, 03:33 pm
Archime permaneció en silencio uos segundos, meditando las palabras de Taro antes de responder. El irrense estaba acostumbrado a dormir pocas horas cada dos días, pero era cierto que aquel horario se había expandido ininterrumpidamente desde la primera noche en la ciudad. La adicción al trabajo del biomecánico hacía que dormir tuviese menos peso en su mente que dormir las ocho horas diarias reglamentarias, pero no es que no supiese que las palabras del carabés encerraban una lógica irrebatible en sus apreciaciones acerca del descanso.
—El dormitorio no es un lugar de trabajo adecuado, podría perturbar el sueño de los demás. Desconozco cómo os organizáis para dormir, pero los dormitorios cuentan con ocho camas cada uno por lo que ambos deben estar ocupados —explicó—. No obstante tal vez deba solventar esta eventualidad por el bien de mi rendimiento y mis articulaciones —añadió prácticamente para sí mientras se levantaba para desayunar.
Mientras degustaba un poco de pan con queso una buena parte de sus compañeros se congregaron en la cocina mientras las posibles conversaciones se sucedían alrededor del silencioso irrense. Le lanzó una mirada de soslayo a Cío, sin embargo, ya que todavía tenía en su poder unas pinzas que normalmente estaban en uno de los bolsillos de su bata, pero todavía sin saber si debería comentarle algo al respecto. Cuando se habló de realizar una nueva exploración, el interés del ingeniero por la conversación aumentó pero tan solo habló para confirmar que contasen con su presencia en dicha salida.
—El dormitorio no es un lugar de trabajo adecuado, podría perturbar el sueño de los demás. Desconozco cómo os organizáis para dormir, pero los dormitorios cuentan con ocho camas cada uno por lo que ambos deben estar ocupados —explicó—. No obstante tal vez deba solventar esta eventualidad por el bien de mi rendimiento y mis articulaciones —añadió prácticamente para sí mientras se levantaba para desayunar.
Mientras degustaba un poco de pan con queso una buena parte de sus compañeros se congregaron en la cocina mientras las posibles conversaciones se sucedían alrededor del silencioso irrense. Le lanzó una mirada de soslayo a Cío, sin embargo, ya que todavía tenía en su poder unas pinzas que normalmente estaban en uno de los bolsillos de su bata, pero todavía sin saber si debería comentarle algo al respecto. Cuando se habló de realizar una nueva exploración, el interés del ingeniero por la conversación aumentó pero tan solo habló para confirmar que contasen con su presencia en dicha salida.
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