Torreón Maciel (Archivo V)
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Zarket
Rocavarancolia Rol
Alicia
Naeryan
Baurus
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LEC
Yber
Giniroryu
Red
Tak
Leonart
19 participantes
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Torreón Maciel (Archivo V)
06/08/13, 02:56 pm
Recuerdo del primer mensaje :
El único que comentó fue el insectoide, mientras que tan solo se ganó las miradas reprobatorias de los demás. No tardó en contestar al clinger.
-Quizás no será agilidad en tu planeta, Kamen Rider. Pero en mi planeta la agilidad es lo que te permite, por ejemplo, minimizar el daño de una caida, el accionar ciertos aparatos, abrir algunos temas de conversacion o el poder cargar con más o menos peso... Eso solo en ocasiones, claro que luego está la fuerza.-meditó unos instantes.- Luego tambien, a veces, el tener agilidad, implica que puedes potenciar tu velocidad, pero solo si no sabes decir otra palabra que el nombre de tu especie... Es un concepto bastante raro...-
Tanto Lara Croft como el clon de geonosiano tuvieron una breve discusión sobre que camino tomar. Aunque le doliera, el clinger tenia razón sobre el tema, pero la propuesta de Lara Croft era ampliamente más interesante y divertida. No vaciló en aquella ocasion y tomó la inciativa, mientras todavia tenian la discusión reciente.
El joven ruso abrió el camino del grupo. Aunque el insecto alienigena habia desbaratado sus planes la otra vez, él ya sabia a donde se dirigian y el guiar al grupo no le costó mucho, sobretodo teniendo en cuenta que en cuanto se habia callado, todos habian decidido unanimemente pasar de él.
-Estupidos Heart Ratings...-dijo en voz baja, al comprobar lo bajos que estaban. La tabla se extendia en siete columnas y, más abajo de cada una, una cara simpática dibujada que representaba a cada uno de los miembros del grupo. Justo debajo de esta, habia un número. Las columnas se llenaban de corazoncitos palpitantes dependiendo de este y, en estos momentos el número en todos era cero o cercano a este.
>> ¿Por que no me quieren? Soy adorable hasta el estandar de adorabilidad mortal -3-
>> Parece que va a llevarte un tiempo el entender el porque.
Pronto logró vislumbrar, en la lejania, el que era su objetivo actual, a donde les estaba llevando. Era un lugar algo desolado y tétrico. El último piso parecia estar construido con huesos de algun animal gigantesco. Aquello le dio un escalofrío. Unos olores le llegaron a la nariz. Una mezcla de olores que no podia distinguir unos de otros, pero que no olia igual que el resto de la ciudad. Algo perplejo, se fijó en las múltiples aves que sobrevolaban el torreón.
-Hay un nido de pajarracos.-les señaló, para indicarles que la cantidad de aves que iban y venian al torreón no era normal. Un mal presentimiento se acogió dentro de él. No le gustaban los pájaros negros.
Atravesaron los muros, franquearon el portón roto y finalmente llegaron a la puerta. Por el patio, habia huesos enormes repartidos. Algo le decia que fuera lo que fuera que hubiera pasado en aquel lugar años atrás, habria merecido más de una historia buena y graciosa. Se apoyó en la puerta de la entrada, como para intentar forzarla de alguna manera, para descubrir que en verdad estaba abierta. La pesada puerta se abrio con un chirrido y les abrio al que seria su nuevo hogar durante los próximos meses.
El joven atravesó el umbral con la mandibula colgándole y una expresión de pasmo increible, al contemplar lo que contenia la primera sala. Casi sin pararse a respirar, agarró las escaleras de caracol e intentó escalar de ellas, extasiado por aquel lugar. El metal rechinó y le hizo quedarse congelado con un pie sobre la barandilla. Quizás no seria muy sabio subir las escaleras del modo divertido. Lentamente, bajó el pie y subió las escaleras, al principio con un poco de duda pero luego aceleró el paso, hasta que se convirtió en una carrera, otro juego más.
Se paseó por la segunda planta, explorándolo todo, las camas y el escritorio con la silla a toda velocidad, emocionado por descubrir aquel lugar, dejó escapar una risilla divertida. Corrió de vuelta por las escaleras y llamó a los demás por la escalera para que subieran tambien para, a continuación, volver a retomar la subida por las escaleras como un crio que iba a abrir sus regalos de navidad.
Llego al tercer piso y no pudo hacer otra cosa que dar saltitos y retozar de felicidad. Aquella parecia ser un piso dedicado a entrenamiento. Asi que dedujo que pensaban, como mínimo, darles las herramientas para entrenar. Feliz, no tardó mucho en explorar el resto de aquel piso, porque de verdad tenia ganas de subir a la cuarta y última planta.
Cuando llegó, vio lo que esperaba ver. Infinitud de pájaros negros apuntando sus pares de ojos hacia el enclenque joven, intentando analizarle para saber si era una amenaza. Dejó escapar un grito ahogado de una mezcla de sorpresa y terror para entonces retroceder sobre sus pasos.
Bajó las escaleras, positivamente más feliz de poder alejarse de aquella cuarta planta cuanto antes y avisó a todos los que encontró que no debian acercarse a la cuarta planta, para luego describirles lo que vio.
Finalmente, de nuevo en la planta baja, se giró hacia los que estaban ahí presentes.
-¡Tenemos camas y un piso de entrenamiento! ¡Y hasta puede que un remake malillo de una peli de las de Hitchcock! ¿Habeis encontrado algo interesante por aquí abajo?-
El único que comentó fue el insectoide, mientras que tan solo se ganó las miradas reprobatorias de los demás. No tardó en contestar al clinger.
-Quizás no será agilidad en tu planeta, Kamen Rider. Pero en mi planeta la agilidad es lo que te permite, por ejemplo, minimizar el daño de una caida, el accionar ciertos aparatos, abrir algunos temas de conversacion o el poder cargar con más o menos peso... Eso solo en ocasiones, claro que luego está la fuerza.-meditó unos instantes.- Luego tambien, a veces, el tener agilidad, implica que puedes potenciar tu velocidad, pero solo si no sabes decir otra palabra que el nombre de tu especie... Es un concepto bastante raro...-
Tanto Lara Croft como el clon de geonosiano tuvieron una breve discusión sobre que camino tomar. Aunque le doliera, el clinger tenia razón sobre el tema, pero la propuesta de Lara Croft era ampliamente más interesante y divertida. No vaciló en aquella ocasion y tomó la inciativa, mientras todavia tenian la discusión reciente.
El joven ruso abrió el camino del grupo. Aunque el insecto alienigena habia desbaratado sus planes la otra vez, él ya sabia a donde se dirigian y el guiar al grupo no le costó mucho, sobretodo teniendo en cuenta que en cuanto se habia callado, todos habian decidido unanimemente pasar de él.
-Estupidos Heart Ratings...-dijo en voz baja, al comprobar lo bajos que estaban. La tabla se extendia en siete columnas y, más abajo de cada una, una cara simpática dibujada que representaba a cada uno de los miembros del grupo. Justo debajo de esta, habia un número. Las columnas se llenaban de corazoncitos palpitantes dependiendo de este y, en estos momentos el número en todos era cero o cercano a este.
>> ¿Por que no me quieren? Soy adorable hasta el estandar de adorabilidad mortal -3-
>> Parece que va a llevarte un tiempo el entender el porque.
Pronto logró vislumbrar, en la lejania, el que era su objetivo actual, a donde les estaba llevando. Era un lugar algo desolado y tétrico. El último piso parecia estar construido con huesos de algun animal gigantesco. Aquello le dio un escalofrío. Unos olores le llegaron a la nariz. Una mezcla de olores que no podia distinguir unos de otros, pero que no olia igual que el resto de la ciudad. Algo perplejo, se fijó en las múltiples aves que sobrevolaban el torreón.
-Hay un nido de pajarracos.-les señaló, para indicarles que la cantidad de aves que iban y venian al torreón no era normal. Un mal presentimiento se acogió dentro de él. No le gustaban los pájaros negros.
Atravesaron los muros, franquearon el portón roto y finalmente llegaron a la puerta. Por el patio, habia huesos enormes repartidos. Algo le decia que fuera lo que fuera que hubiera pasado en aquel lugar años atrás, habria merecido más de una historia buena y graciosa. Se apoyó en la puerta de la entrada, como para intentar forzarla de alguna manera, para descubrir que en verdad estaba abierta. La pesada puerta se abrio con un chirrido y les abrio al que seria su nuevo hogar durante los próximos meses.
El joven atravesó el umbral con la mandibula colgándole y una expresión de pasmo increible, al contemplar lo que contenia la primera sala. Casi sin pararse a respirar, agarró las escaleras de caracol e intentó escalar de ellas, extasiado por aquel lugar. El metal rechinó y le hizo quedarse congelado con un pie sobre la barandilla. Quizás no seria muy sabio subir las escaleras del modo divertido. Lentamente, bajó el pie y subió las escaleras, al principio con un poco de duda pero luego aceleró el paso, hasta que se convirtió en una carrera, otro juego más.
Se paseó por la segunda planta, explorándolo todo, las camas y el escritorio con la silla a toda velocidad, emocionado por descubrir aquel lugar, dejó escapar una risilla divertida. Corrió de vuelta por las escaleras y llamó a los demás por la escalera para que subieran tambien para, a continuación, volver a retomar la subida por las escaleras como un crio que iba a abrir sus regalos de navidad.
Llego al tercer piso y no pudo hacer otra cosa que dar saltitos y retozar de felicidad. Aquella parecia ser un piso dedicado a entrenamiento. Asi que dedujo que pensaban, como mínimo, darles las herramientas para entrenar. Feliz, no tardó mucho en explorar el resto de aquel piso, porque de verdad tenia ganas de subir a la cuarta y última planta.
Cuando llegó, vio lo que esperaba ver. Infinitud de pájaros negros apuntando sus pares de ojos hacia el enclenque joven, intentando analizarle para saber si era una amenaza. Dejó escapar un grito ahogado de una mezcla de sorpresa y terror para entonces retroceder sobre sus pasos.
Bajó las escaleras, positivamente más feliz de poder alejarse de aquella cuarta planta cuanto antes y avisó a todos los que encontró que no debian acercarse a la cuarta planta, para luego describirles lo que vio.
Finalmente, de nuevo en la planta baja, se giró hacia los que estaban ahí presentes.
-¡Tenemos camas y un piso de entrenamiento! ¡Y hasta puede que un remake malillo de una peli de las de Hitchcock! ¿Habeis encontrado algo interesante por aquí abajo?-
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
25/08/13, 07:23 pm
Nero había apuñalado también a lo que se le había enganchado en la cara, llevandose una nariz rota y lineas rojas y sangrantes en una de las mejillas y en la clavicula. Se había dirigido a Shaco y Ri, hundiendo los cuchillos en cabezas y cuellos de reptil. Coincidía en la opinión de que no debían prolongar aquello mucho más, así que iba simplemente para sacar a su aurva del apuro. No había sido necesario, unos escombros despejaron el camino, cortesía de la ardilla, y ambos llegaron a Maciel más o menos enteros.
Se sentó sin apoyar la espalda en el respaldo, ensangrentado y jadeante. Ri seguía cogida a Shaco y temblaba un poco. Quería detenerlo, pero era incapaz. Al menos no iba a llorar. Le gustaría decir que Nero ya no sonreía, pero eso solo fue así hasta el final del ataque de asma del mediobestia, cuando este usó el primer aliento para preguntarle a Taro por magia. La risa de Nero sonó cristalina, con verdadera diversión.
- Es una gran pregunta.- dijo, esperando la respuesta del aurva. Sabían bastante poco de sus compañeros de torreón, incluyendo al trepamuros de ojos chillones.
- Shaco, necesito que me eches una mano, debería vendarme la herida y detener el sangrado.- dijo en voz baja Anriel, realmente mareada.
Se sentó sin apoyar la espalda en el respaldo, ensangrentado y jadeante. Ri seguía cogida a Shaco y temblaba un poco. Quería detenerlo, pero era incapaz. Al menos no iba a llorar. Le gustaría decir que Nero ya no sonreía, pero eso solo fue así hasta el final del ataque de asma del mediobestia, cuando este usó el primer aliento para preguntarle a Taro por magia. La risa de Nero sonó cristalina, con verdadera diversión.
- Es una gran pregunta.- dijo, esperando la respuesta del aurva. Sabían bastante poco de sus compañeros de torreón, incluyendo al trepamuros de ojos chillones.
- Shaco, necesito que me eches una mano, debería vendarme la herida y detener el sangrado.- dijo en voz baja Anriel, realmente mareada.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
25/08/13, 09:05 pm
El aprendiz llegó trotando los últimos pasos al torreón, con la chica cogida a él. No parpadeó y casi parecia que no respiraba. Estaba concentrado en otra cosa, como en el supurante dolor del brazo, el sabor de la derrota en la boca o directamente cualquier otra cosa que no fuera en sentir en demasia el contacto con la chica. Si empezaba a darle vueltas, no habria fin para él.
La sentó en una silla con cierta torpeza y le trajo otra silla más pequeña para que apoyara el pie herido. Entonces, la chica habló. Al oir su voz dirigiendose a él, todo se hizo por algún motivo, más real. Las orejas se tornaron coloradas al hablarle ella y el clavó la mirada en el suelo, agarrandose el brazo herido. Algo vacilante y con la voz tomada, la contestó.
-...ahora lo traigo...-contestó casi en un susurro. Si no se hubiera dado la vuelta entonces, se podria haber apreciado el color sonrosado que adquirió sus mejillas.
>> Espera, espera, espera. ¡Me esta hablando una chica! ¡Una chica de verdad!
>> Asi es Pinnocchio.
>> Grandes habilidades de detecitve.
>> ¡Y aún más! ¡La he tocado! ¡Ella me ha tocado a mi! ¡Le he sido útil a una chica de verdad!
>> Oye, como alguien te oyese ahora mismo probablemente te malinpretarian y ni te volverian a dirigir la palabra. Lo sabes, ¿no?
Ignoró las hirientes palabras de Aluqa. Las manos le sudaban y la cabeza le daba vueltas, por la perdida de sangre, el dolor y porque estaba hiperventilandose. En un intento de calmarse se apoyó contra la pared mientras subia las escaleras, sonrojandose cada vez más.
Finalmente llegó a la planta donde antes habia encontrado ropa, pero por supuesto no la habia llegado a ponersela. Él estaba muy contento con la suya y no queria romperla, bastante que uno de los costados estuviera manchado de su propia sangre, tiñiendo el azul de rojo.
>> Pero la historia se escribe con sangre.
>> Tengo otro dicho para ti: Con sangre entra y con sangre sale.
>> ºAº
>> Hoy estas especialmente borde, ¿eh? ¿Estas en esos dias del mes? Ku ku ku
>> Vete a la mierda, payaso.
- Risas -
>> Ahora, chavalín. Tu trabajo no ha terminado, tienes que bajar y ayudarla a curar la herida y una vez- ¡EH! ¿¡Me estas oyendo!?
El aprendiz estaba ocupado en esos instantes intentando lamerse la herida inutilmente. Estiraba la lengua, cuello y brazo todo lo que podia pero no llegaba a alcanzar los surcos por los que manaba su sangre deslizandose a través de su piel. Finalmente derrotado decidió dejarlo.
>> ...
-Que sí, que si... Ya voy...-dijo por debajo de su aliento.
Rebuscó entre los montones de ropa un par de camisetas de diferente dureza y materiales, pues no sabia exactamente lo que necesitaba buscar y, reemprendió el viaje de vuelta, rasgando las camisetas por el camino con su mente muy ocupada en varios asuntos. No fue hasta que tuvo que enfrentarse a la realidad de nuevo, cuando vió a la chica sentada en la silla esperandole. Sin contar con la ayuda de Aluqa, el aprendiz volvió a clavar la mirada al suelo y andó hacia ella, tendiendole los diferentes jirones de camiseta a la chica.
-esto ha sido lo mejor que he encontrado... espero que sirva...-volvió a decir casi en un susurro. Algo titubeante, continuó hablando.
-n-no se como puedo vendarte... n-nunca lo he hecho... pero si me indicas c-como, quizas pueda ayudarte...-
Sus ojos vagaron entonces. Habian traido muy pocas cestas aquella vez, fruto del ataque de las criaturas. Podia ver como el edward elric estaba sufriendo un importante ataque de asma. Aunque no lo reconoció como tal, simplemente la escena le indicó que tenia que ver con que no estaba respirando del todo correctamente. Vaciló sobre si ir a ayudarle pero entonces se sacó una especie de aparato y, tras inhalar un par de veces, consiguio recuperar poco a poco el aliento.
-¿A-Alguno necesita ayuda con algo?-dijo, ligeramente mareado por la perdida de sangre.
El aprendiz no pudo sino, sentirse tristemente inutil e inferior. No podia hacer nada para ayudar a los heridos, no podia proteger al grupo y ni si quiera podia hablar decentemente con algunos miembros de este. ¿A quién pretendia engañar?
La sentó en una silla con cierta torpeza y le trajo otra silla más pequeña para que apoyara el pie herido. Entonces, la chica habló. Al oir su voz dirigiendose a él, todo se hizo por algún motivo, más real. Las orejas se tornaron coloradas al hablarle ella y el clavó la mirada en el suelo, agarrandose el brazo herido. Algo vacilante y con la voz tomada, la contestó.
-...ahora lo traigo...-contestó casi en un susurro. Si no se hubiera dado la vuelta entonces, se podria haber apreciado el color sonrosado que adquirió sus mejillas.
>> Espera, espera, espera. ¡Me esta hablando una chica! ¡Una chica de verdad!
>> Asi es Pinnocchio.
>> Grandes habilidades de detecitve.
>> ¡Y aún más! ¡La he tocado! ¡Ella me ha tocado a mi! ¡Le he sido útil a una chica de verdad!
>> Oye, como alguien te oyese ahora mismo probablemente te malinpretarian y ni te volverian a dirigir la palabra. Lo sabes, ¿no?
Ignoró las hirientes palabras de Aluqa. Las manos le sudaban y la cabeza le daba vueltas, por la perdida de sangre, el dolor y porque estaba hiperventilandose. En un intento de calmarse se apoyó contra la pared mientras subia las escaleras, sonrojandose cada vez más.
Finalmente llegó a la planta donde antes habia encontrado ropa, pero por supuesto no la habia llegado a ponersela. Él estaba muy contento con la suya y no queria romperla, bastante que uno de los costados estuviera manchado de su propia sangre, tiñiendo el azul de rojo.
>> Pero la historia se escribe con sangre.
>> Tengo otro dicho para ti: Con sangre entra y con sangre sale.
>> ºAº
>> Hoy estas especialmente borde, ¿eh? ¿Estas en esos dias del mes? Ku ku ku
>> Vete a la mierda, payaso.
- Risas -
>> Ahora, chavalín. Tu trabajo no ha terminado, tienes que bajar y ayudarla a curar la herida y una vez- ¡EH! ¿¡Me estas oyendo!?
El aprendiz estaba ocupado en esos instantes intentando lamerse la herida inutilmente. Estiraba la lengua, cuello y brazo todo lo que podia pero no llegaba a alcanzar los surcos por los que manaba su sangre deslizandose a través de su piel. Finalmente derrotado decidió dejarlo.
>> ...
-Que sí, que si... Ya voy...-dijo por debajo de su aliento.
Rebuscó entre los montones de ropa un par de camisetas de diferente dureza y materiales, pues no sabia exactamente lo que necesitaba buscar y, reemprendió el viaje de vuelta, rasgando las camisetas por el camino con su mente muy ocupada en varios asuntos. No fue hasta que tuvo que enfrentarse a la realidad de nuevo, cuando vió a la chica sentada en la silla esperandole. Sin contar con la ayuda de Aluqa, el aprendiz volvió a clavar la mirada al suelo y andó hacia ella, tendiendole los diferentes jirones de camiseta a la chica.
-esto ha sido lo mejor que he encontrado... espero que sirva...-volvió a decir casi en un susurro. Algo titubeante, continuó hablando.
-n-no se como puedo vendarte... n-nunca lo he hecho... pero si me indicas c-como, quizas pueda ayudarte...-
Sus ojos vagaron entonces. Habian traido muy pocas cestas aquella vez, fruto del ataque de las criaturas. Podia ver como el edward elric estaba sufriendo un importante ataque de asma. Aunque no lo reconoció como tal, simplemente la escena le indicó que tenia que ver con que no estaba respirando del todo correctamente. Vaciló sobre si ir a ayudarle pero entonces se sacó una especie de aparato y, tras inhalar un par de veces, consiguio recuperar poco a poco el aliento.
-¿A-Alguno necesita ayuda con algo?-dijo, ligeramente mareado por la perdida de sangre.
El aprendiz no pudo sino, sentirse tristemente inutil e inferior. No podia hacer nada para ayudar a los heridos, no podia proteger al grupo y ni si quiera podia hablar decentemente con algunos miembros de este. ¿A quién pretendia engañar?
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
26/08/13, 12:11 am
Por suerte para Lara, no tuvo que prescindir de su cesta y todo su contenido salvo la carne llegó al torreón con ella. Llegó con su pelaje medio emplastado por el sudor y, en las zonas en que le habían mordido, por la sangre. Cojeaba levemente, pero no había queja que saliera de su boca, porque era terca y no permitiría mostrar debilidad ante sus compañeros. Era una elegida para lo bueno y para lo malo. Y además había varias personas en peores condiciones que ella misma. No había obviado la ausencia de Xalkoth.
En cuanto llegó a Maciel, soltó la cesta frente a la puerta y tuvo como principal prioridad asegurarse de que los pequeños estaban bien. Aún con todo lo que les había ocurrido, Lara tuvo tiempo para hacerles un par de carantoñas y saludarles como se merecían. Dio las gracias a Keiria y supo muy bien que era lo que debía hacer ahora. Era la única madre de la torre y debía dar buen ejemplo. Subió a por un par de prendas viejas y las bajó al salón justo a tiempo de escuchar a Cio sugerir hervir las vendas. Intuyó que tenía conocimientos curativos y no puso ni una sola pega a su sugerencia. El sonido brusco de Archi respirando con dificultad sonó menos grave a oídos de la muchacha, por lo que supuso que se le estaba pasando y decidió centrar su atención en buscar al bicho, al que no tardó en encontrar.
-Tú, langosto, andando al pozo. Ve llevando cubos de agua dentro-le ordenó con una expresión que daba pie a pocas dudas sobre la opinión de la muchacha ante la huida de Xalkoth-. Y si te intentas escaquear igual que lo has hecho ahí fuera contra esos monstruos, yo misma me encargo de que hoy no cenes.
El bicho ayudó a regañadientes y Lara se tuvo que poner (más) seria con él para que lo hiciera, pero con paciencia y saliva todo entraba, y en este caso fueron los cubos cargados de agua. A pesar de la insistencia de la ordesa, Keiria no le dejó hervirla a ella. Lara desistió sin mucha convicción y, de hecho, no supo estarse quieta. En lugar de sentarse, se acercó a la pareja que llegó ayer tarde y le pidió los trapos que iban a usar como vendas para que Keiria los limpiara también. Conforme fueron saliendo limpios, Lara los fue repartiendo a todos los heridos. Cuando acabaron con el trajín de las vendas y tuvo las heridas limpias y bien tapadas, volvió hasta la cesta e hizo lo que más ganas tenía de hacer desde que había llegado. Se agachó para que los niños la vieran y acarició a uno de ellos en la barriga.
-Hoy mamá ha sido muy valiente-les susurró en un tono de voz que era todo afecto, salvo por una pizca de miedo que se dejó entrever en el temblor de sus palabras.
Los sacó uno por uno, dándoles el beso de turno, y los fue depositando en su marsupio. Acarició la bolsa cuando estuvieron todos dentro y Lara no pudo sentirse más reconfortada. <<Ha merecido la pena volver>>. Todos los dolores pasaron a un segundo plano y Lara no tardó en encaminarse de nuevo hasta el salón donde estaban todos, con el ánimo renovado de forma casi mágica.
-Creo, y digo creo aunque no tengo ninguna duda, que deberíamos sentarnos a hablar sobre lo que ha ocurrido-dijo en un tono de voz lo suficientemente alto como para que la oyera todo el mundo y se fueran acercando.
En cuanto llegó a Maciel, soltó la cesta frente a la puerta y tuvo como principal prioridad asegurarse de que los pequeños estaban bien. Aún con todo lo que les había ocurrido, Lara tuvo tiempo para hacerles un par de carantoñas y saludarles como se merecían. Dio las gracias a Keiria y supo muy bien que era lo que debía hacer ahora. Era la única madre de la torre y debía dar buen ejemplo. Subió a por un par de prendas viejas y las bajó al salón justo a tiempo de escuchar a Cio sugerir hervir las vendas. Intuyó que tenía conocimientos curativos y no puso ni una sola pega a su sugerencia. El sonido brusco de Archi respirando con dificultad sonó menos grave a oídos de la muchacha, por lo que supuso que se le estaba pasando y decidió centrar su atención en buscar al bicho, al que no tardó en encontrar.
-Tú, langosto, andando al pozo. Ve llevando cubos de agua dentro-le ordenó con una expresión que daba pie a pocas dudas sobre la opinión de la muchacha ante la huida de Xalkoth-. Y si te intentas escaquear igual que lo has hecho ahí fuera contra esos monstruos, yo misma me encargo de que hoy no cenes.
El bicho ayudó a regañadientes y Lara se tuvo que poner (más) seria con él para que lo hiciera, pero con paciencia y saliva todo entraba, y en este caso fueron los cubos cargados de agua. A pesar de la insistencia de la ordesa, Keiria no le dejó hervirla a ella. Lara desistió sin mucha convicción y, de hecho, no supo estarse quieta. En lugar de sentarse, se acercó a la pareja que llegó ayer tarde y le pidió los trapos que iban a usar como vendas para que Keiria los limpiara también. Conforme fueron saliendo limpios, Lara los fue repartiendo a todos los heridos. Cuando acabaron con el trajín de las vendas y tuvo las heridas limpias y bien tapadas, volvió hasta la cesta e hizo lo que más ganas tenía de hacer desde que había llegado. Se agachó para que los niños la vieran y acarició a uno de ellos en la barriga.
-Hoy mamá ha sido muy valiente-les susurró en un tono de voz que era todo afecto, salvo por una pizca de miedo que se dejó entrever en el temblor de sus palabras.
Los sacó uno por uno, dándoles el beso de turno, y los fue depositando en su marsupio. Acarició la bolsa cuando estuvieron todos dentro y Lara no pudo sentirse más reconfortada. <<Ha merecido la pena volver>>. Todos los dolores pasaron a un segundo plano y Lara no tardó en encaminarse de nuevo hasta el salón donde estaban todos, con el ánimo renovado de forma casi mágica.
-Creo, y digo creo aunque no tengo ninguna duda, que deberíamos sentarnos a hablar sobre lo que ha ocurrido-dijo en un tono de voz lo suficientemente alto como para que la oyera todo el mundo y se fueran acercando.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
26/08/13, 01:03 am
Para abrirse camino tuvo que continuar blandiendo a lo loco el afanje, cosa que pasó a ser inútil e hizo que se ganase algún mordisco más hasta que por fin dejaron atrás el círculo de criaturas que les cortaba el paso. Solo fue consciente a medias de la ayuda que prestó Archi a Lara, de cómo los demás salían también de la plaza y eran ayudados por Taro. Él solamente podía pensar en continuar corriendo, sin soltar a Archi, que ofrecía resistencia al igual que la cesta. Las piernas le dolían, por las heridas, por el esfuerzo, por todo, pero no se permitió relajar el paso hasta que se habían alejado varias calles. Habiendo dejado de sacudir el arma utilizó la mano para algo más útil, como era sujetarse el pantalón para no dejarlo atrás con la carrera. Jadeaba ruidosamente y escuchaba al biomecánico hacer lo propio, pero cada vez de forma más exagerada, parecía asfixiarse.
—Aguanta un poco más —le dijo entrecortadamente. «Flojo» añadió para sí mismo. Aunque era cierto que tampoco podía decir gran cosa de sí mismo, ya que se rezagaron como los que más.
Cuando por fin atraversaron la entrada al torreón se detuvo soltando a Archi y dejando caer el alfanje. Se apoyó en una pared para tomar aire ruidosamente. Encendió la pantalla de su ordenador y consultó casi con miedo su frecuencia cardíaca, acelerada convenientemente por su marcapasos. Escuchó la pregunta de Taro y como única respuesta alzó la cesta que llevaba pendida del brazo. Un poco más allá, el otro irrense se dejaba caer en el sofá, y Cío se dio cuenta al fin de que lo de su respiración no era normal. Ya suponía que era asma cuando le vio utilizar un inhalador. «La genética nos sonríe que te cagas a los dos, ¿eh, flojucho?».
Le escamó el hecho de que en el mundo del saltimbanqui también hubiese magia, y de hecho estaba harto de oír referencias, como si todos aquellos personajes, o mejor dicho, sus mundos, fuesen más dignos de recibir magia que el suyo propio. Pero no era el momento de pensar en eso, aunque Archi opinase lo contrario. Habiendo recuperado algo el aliento, aunque todavía mareado, examinó los mordiscos de sus piernas. Del más profundo todavía manaba sangre, mientras que otros más superficiales empezaban a coagular. El pelirrojo y la peludita trajeron trapos viejos que poder usar de vendas, sacados seguramente de los baúles atestados de polvo del piso de arriba.
—¿No habría que hervir agua para desinfectar eso? Están llenos de mierda. —Mientras hablaba, se puso a hacer un nudo en el cinturón y aflojar la hebilla para cubrir el pedazo perdido—. Habrá que limpiar las heridas con jabón a falta de otra cosa.
Cuando Lara puso al bicho a recoger agua del pozo fue cuando por fin se dio cuenta de quién faltaba cuando huían apresuradamente. «Pequeño hijo de puta» pensó mientras miraba fijamente su nuca «mucho alardear y al final lo que sabías hacer era salir por patas». Después, simplemente se sentó a esperar a que empezasen a repartir los trapos. Se subió el pantalón y quitó las botas antes de limpiar la sangre con agua y jabón, apretando los dientes cada vez que presionaba. Por último anudó una venda alrededor del corte más profundo. Ahora que su cuerpo se iba enfriando, empezó a cojear levemente. «Espero que esto se cure pronto».
Cuando Lara pidió atención cogió la misma silla en la que había estado y la arrastró a la zona de los sillones, sentándose en ella del revés y apoyando la cabeza en el respaldo. No había dado más vueltas de las necesarias al asunto, pero la sensación de tranquilidad con que había llegado a la ciudad se había desvanecido por fin completamente.
—Pues ya conocemos a nuestra competencia por la comida. Reptiles más raros que el morro de un irrqin, que atacan en manada y muerden que da gusto. Por no hablar de la bestia misteriosa de ayer. — «Y yo quiero saber dónde cojones estamos realmente».
—Aguanta un poco más —le dijo entrecortadamente. «Flojo» añadió para sí mismo. Aunque era cierto que tampoco podía decir gran cosa de sí mismo, ya que se rezagaron como los que más.
Cuando por fin atraversaron la entrada al torreón se detuvo soltando a Archi y dejando caer el alfanje. Se apoyó en una pared para tomar aire ruidosamente. Encendió la pantalla de su ordenador y consultó casi con miedo su frecuencia cardíaca, acelerada convenientemente por su marcapasos. Escuchó la pregunta de Taro y como única respuesta alzó la cesta que llevaba pendida del brazo. Un poco más allá, el otro irrense se dejaba caer en el sofá, y Cío se dio cuenta al fin de que lo de su respiración no era normal. Ya suponía que era asma cuando le vio utilizar un inhalador. «La genética nos sonríe que te cagas a los dos, ¿eh, flojucho?».
Le escamó el hecho de que en el mundo del saltimbanqui también hubiese magia, y de hecho estaba harto de oír referencias, como si todos aquellos personajes, o mejor dicho, sus mundos, fuesen más dignos de recibir magia que el suyo propio. Pero no era el momento de pensar en eso, aunque Archi opinase lo contrario. Habiendo recuperado algo el aliento, aunque todavía mareado, examinó los mordiscos de sus piernas. Del más profundo todavía manaba sangre, mientras que otros más superficiales empezaban a coagular. El pelirrojo y la peludita trajeron trapos viejos que poder usar de vendas, sacados seguramente de los baúles atestados de polvo del piso de arriba.
—¿No habría que hervir agua para desinfectar eso? Están llenos de mierda. —Mientras hablaba, se puso a hacer un nudo en el cinturón y aflojar la hebilla para cubrir el pedazo perdido—. Habrá que limpiar las heridas con jabón a falta de otra cosa.
Cuando Lara puso al bicho a recoger agua del pozo fue cuando por fin se dio cuenta de quién faltaba cuando huían apresuradamente. «Pequeño hijo de puta» pensó mientras miraba fijamente su nuca «mucho alardear y al final lo que sabías hacer era salir por patas». Después, simplemente se sentó a esperar a que empezasen a repartir los trapos. Se subió el pantalón y quitó las botas antes de limpiar la sangre con agua y jabón, apretando los dientes cada vez que presionaba. Por último anudó una venda alrededor del corte más profundo. Ahora que su cuerpo se iba enfriando, empezó a cojear levemente. «Espero que esto se cure pronto».
Cuando Lara pidió atención cogió la misma silla en la que había estado y la arrastró a la zona de los sillones, sentándose en ella del revés y apoyando la cabeza en el respaldo. No había dado más vueltas de las necesarias al asunto, pero la sensación de tranquilidad con que había llegado a la ciudad se había desvanecido por fin completamente.
—Pues ya conocemos a nuestra competencia por la comida. Reptiles más raros que el morro de un irrqin, que atacan en manada y muerden que da gusto. Por no hablar de la bestia misteriosa de ayer. — «Y yo quiero saber dónde cojones estamos realmente».
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
26/08/13, 03:01 am
Cuando sus compañeros salieron por la puerta, la ulterana se sentó con la cesta que le había dejado Lara en frente, no muy segura sobre lo que debería hacer. Así permaneció unos minutos, y sus dedos tamborileaban suavemente sobre la superficie de la mesa mientras se preguntaba si los cachorros estarían bien allí dentro. Algo titubeante, la muchacha alzó levemente una de las tapas de la cesta, asomándose a la oscuridad de su interior con precaución y, forzando la vista, Keiria logró distinguir las cinco formas de los niños de la ordesa, que parecían dormir plácidamente abrigados por la falta de luz. Con una pequeña sonrisa en el rostro, la pelirroja volvió a cerrar la cesta con sumo cuidado y se puso en pie, acercándose a la cocina con un ojo puesto siempre en la improvisada cuna.
-¿Habrá algo parecido a una infusión en estas cestas? -se preguntó en voz alta, revolviendo un poco en ellas. No tardó en toparse con varias botellas de aquel liquido que Lara había usado para cocinar, y abriendo una, olisqueo el contenido con cuidado. Parecía té negro, así que sin pensárselo demasiado la ulterana encendió el fuego y puso un cazó a calentar, llevando a ebullición la infusión y buscando una tetera para llenarla. Chasqueó la lengua con desaprobación al no encontrar ninguna, y resignándose, se dirigió a la mesa con el cazo y un vaso, no había mucho donde elegir en lo que a vajilla se refería.
Se sirvió un vaso de té y se sentó junto a la cesta-cuna, dando pequeños sorbos a la infusión con la mente puesta en otra cosa. Sus manos no tardaron demasiado en hurgar en sus bolsillos inquietas, incapaz de estarse demasiado tiempo sin hacer nada. Sus dedos toparon con un reloj estropeado que había encontrado aquella mañana mientras limpiaba, y sacándolo a la luz, lo examinó con atención. A primera vista la chica no sabía cual podía ser la avería que impedía el avance de las agujas, así que golpeo suavemente la esfera del reloj con la uña, sin resultados satisfactorios. Hurgando de nuevo en sus bolsillos, sacó un pañuelo de tela clara y un pequeño destornillador de estrella, que por suerte coincidía con los tornillos del objeto que sopesaba entre las manos. Keiria extendió el artilugio sobre la tela con cuidado y abrió la parte posterior, asegurándose de contar las piezas que iba soltando. Las entrañas del reloj estaban plagadas de engranajes, y en el centro, estaba la pila que debería poner en funcionamiento todo el mecanismo. La pelirroja la retiro con cuidado y la apartó sobre el pañuelo, acercando la vista para ver si había alguna pieza suelta, pero no vio nada.
El tiempo pasó mientras la infusión iba desapareciendo y aunque los avances de Keiria eran inexistentes, la muchacha parecía entretenida. Una sonrisa apenas visible se dibujaba en su rostro, y sus ojos tenían la misma chispa de entusiasmo que habían reflejado cuando había visto los brazos mecánicos de Archi y Cío. Los niños de la pequeña ordesa no se despertaron en todo el tiempo que el grupo estuvo ausente, y cuando Xalk llamó a la puerta, la ulterana se guardó su pequeño proyecto en uno de los bolsillos de la camisola, envuelto en el pañuelo. Cargó con la cesta hasta el portón y abrió, dejando entrar a un clinger sumamente alterado. La muchacha se extraño de que el resto no entrara detrás, asi que le preguntó al bicho que había pasado, y cuando este le respondió, Keiria le miró incrédula.
-¿Y les has dejado atrás? -le pregunto, conteniendo el tono de su voz para no despertar a los cachorros-, ¿en qué estabas pensando, insensato? -le increpó, en su voz se reflejaban la preocupación y el cabreo. La ulterana estaba tensa, y estaba apunto de soltarle un bofetón al clinger para acallar sus patéticas excusas cuando volvieron a golpear la puerta. Keiria se apresuró a abrir de nuevo, y esta vez si que entró el grupo al completo.
Estaban bastante magullados, y alguno parecía herido de gravedad. Sin decir nada, la muchacha esperó a que entrara el último y cerró tras él, asegurando la puerta con los cerrojos. Se acercó a Lara y le dejó la cesta con sus retoños al lado, dedicando luego unos instantes a evaluar la situación. Todos los que habían salido habían resultado heridos, todos menos Xalk y Taro. Del primero ya sabía el porqué, de Taro tendría que esperar para conocer la respuesta. Antes de pudiera ponerse en movimiento, a su alrededor empezaron a sugerir cursos de acción para tratar las heridas de los presentes. La peludita quería ponerse a hervir agua, pero la ulterana se negó en redondo, y haciendo oídos sordos a sus quejas, Keiria se puso a calentar el agua que le trajeron y se dedicó a desinfectar todos los vendajes que pudieron reunir. Una vez terminada esta tarea, la muchacha ayudó a quien le solicitó asistencia para vendarse, y después se puso a preparar mas cantidad de aquel té negro para sus compañeros, pendiente a la explicación de porque habían vuelto de aquella manera.
-¿Habrá algo parecido a una infusión en estas cestas? -se preguntó en voz alta, revolviendo un poco en ellas. No tardó en toparse con varias botellas de aquel liquido que Lara había usado para cocinar, y abriendo una, olisqueo el contenido con cuidado. Parecía té negro, así que sin pensárselo demasiado la ulterana encendió el fuego y puso un cazó a calentar, llevando a ebullición la infusión y buscando una tetera para llenarla. Chasqueó la lengua con desaprobación al no encontrar ninguna, y resignándose, se dirigió a la mesa con el cazo y un vaso, no había mucho donde elegir en lo que a vajilla se refería.
Se sirvió un vaso de té y se sentó junto a la cesta-cuna, dando pequeños sorbos a la infusión con la mente puesta en otra cosa. Sus manos no tardaron demasiado en hurgar en sus bolsillos inquietas, incapaz de estarse demasiado tiempo sin hacer nada. Sus dedos toparon con un reloj estropeado que había encontrado aquella mañana mientras limpiaba, y sacándolo a la luz, lo examinó con atención. A primera vista la chica no sabía cual podía ser la avería que impedía el avance de las agujas, así que golpeo suavemente la esfera del reloj con la uña, sin resultados satisfactorios. Hurgando de nuevo en sus bolsillos, sacó un pañuelo de tela clara y un pequeño destornillador de estrella, que por suerte coincidía con los tornillos del objeto que sopesaba entre las manos. Keiria extendió el artilugio sobre la tela con cuidado y abrió la parte posterior, asegurándose de contar las piezas que iba soltando. Las entrañas del reloj estaban plagadas de engranajes, y en el centro, estaba la pila que debería poner en funcionamiento todo el mecanismo. La pelirroja la retiro con cuidado y la apartó sobre el pañuelo, acercando la vista para ver si había alguna pieza suelta, pero no vio nada.
El tiempo pasó mientras la infusión iba desapareciendo y aunque los avances de Keiria eran inexistentes, la muchacha parecía entretenida. Una sonrisa apenas visible se dibujaba en su rostro, y sus ojos tenían la misma chispa de entusiasmo que habían reflejado cuando había visto los brazos mecánicos de Archi y Cío. Los niños de la pequeña ordesa no se despertaron en todo el tiempo que el grupo estuvo ausente, y cuando Xalk llamó a la puerta, la ulterana se guardó su pequeño proyecto en uno de los bolsillos de la camisola, envuelto en el pañuelo. Cargó con la cesta hasta el portón y abrió, dejando entrar a un clinger sumamente alterado. La muchacha se extraño de que el resto no entrara detrás, asi que le preguntó al bicho que había pasado, y cuando este le respondió, Keiria le miró incrédula.
-¿Y les has dejado atrás? -le pregunto, conteniendo el tono de su voz para no despertar a los cachorros-, ¿en qué estabas pensando, insensato? -le increpó, en su voz se reflejaban la preocupación y el cabreo. La ulterana estaba tensa, y estaba apunto de soltarle un bofetón al clinger para acallar sus patéticas excusas cuando volvieron a golpear la puerta. Keiria se apresuró a abrir de nuevo, y esta vez si que entró el grupo al completo.
Estaban bastante magullados, y alguno parecía herido de gravedad. Sin decir nada, la muchacha esperó a que entrara el último y cerró tras él, asegurando la puerta con los cerrojos. Se acercó a Lara y le dejó la cesta con sus retoños al lado, dedicando luego unos instantes a evaluar la situación. Todos los que habían salido habían resultado heridos, todos menos Xalk y Taro. Del primero ya sabía el porqué, de Taro tendría que esperar para conocer la respuesta. Antes de pudiera ponerse en movimiento, a su alrededor empezaron a sugerir cursos de acción para tratar las heridas de los presentes. La peludita quería ponerse a hervir agua, pero la ulterana se negó en redondo, y haciendo oídos sordos a sus quejas, Keiria se puso a calentar el agua que le trajeron y se dedicó a desinfectar todos los vendajes que pudieron reunir. Una vez terminada esta tarea, la muchacha ayudó a quien le solicitó asistencia para vendarse, y después se puso a preparar mas cantidad de aquel té negro para sus compañeros, pendiente a la explicación de porque habían vuelto de aquella manera.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
26/08/13, 04:32 pm
Taro se envaró inmediatamente al notar varias miradas fijas en él, y alzó de forma imperceptible los hombros en un gesto defensivo. No obstante la pregunta de Archi fue tan desconcertante que se distrajo de su incomodidad y bajó un poco la guardia.
-Pues claro- dijo un poco perplejo-. Creía que vuestros terminales funcionaban con eso.
Ippon se adelantó a lo que podría ser el inicio de una respuesta de Archi y contestó negativamente. Taro se rascó la cabeza, desconcertado. Si hasta en aquel lugar ruinoso había magia, por poca que fuera... ¿cómo se tenía que vivir en sitios en los que no?
Los heridos ya habían sido atendidos, y Taro se sentía idiota de pie en mitad del salón sin hacer nada. Había llevado colgados de mala manera el arco y el carcaj todo el recorrido de vuelta, y sentía dolorido el hombro de donde pendían. Se los descolgó y al volver de la armería fue cuando oyó la amonestación de Lara.
"¿Hablar? ¿De qué hay que hablar? Nos han petado y ya está", pensó, pero el cansancio empezaba a hacerle mella y se hundió de todos modos en una de las sillas. No creyó tener nada que aportar y se limitó a subirse el cuello del jersey casi hasta la nariz, inadvertidamente haciendo un esfuerzo por pasar desapercibido.
-Pues claro- dijo un poco perplejo-. Creía que vuestros terminales funcionaban con eso.
Ippon se adelantó a lo que podría ser el inicio de una respuesta de Archi y contestó negativamente. Taro se rascó la cabeza, desconcertado. Si hasta en aquel lugar ruinoso había magia, por poca que fuera... ¿cómo se tenía que vivir en sitios en los que no?
Los heridos ya habían sido atendidos, y Taro se sentía idiota de pie en mitad del salón sin hacer nada. Había llevado colgados de mala manera el arco y el carcaj todo el recorrido de vuelta, y sentía dolorido el hombro de donde pendían. Se los descolgó y al volver de la armería fue cuando oyó la amonestación de Lara.
"¿Hablar? ¿De qué hay que hablar? Nos han petado y ya está", pensó, pero el cansancio empezaba a hacerle mella y se hundió de todos modos en una de las sillas. No creyó tener nada que aportar y se limitó a subirse el cuello del jersey casi hasta la nariz, inadvertidamente haciendo un esfuerzo por pasar desapercibido.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejosPersonajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
26/08/13, 05:33 pm
Ri apenas estaba atenta al nerviosismo del chico con los ojos tapados. No estaba atenta a la mención de magia tampoco, que no le hubiera importado gran cosa, de enterarse. Aun tenía problemas para regular la velocidad de su corazón, que latía rápido en sus sienes y en las heridas. Sentada, la reaparición de Shaco le llenó de agradecimiento y alivio por poder terminar con aquello. Planeaba echarse en una cama y enterrar la cabeza bajo una almohada, hasta que fuese de noche y el ambiente blanquecino no lo llenase todo de esa manera lúgubre. Sacudió imperceptiblemente la cabeza, librándose de las ideas que le llenaban la cabeza y centrando toda su atención en el cometido que tenía que cumplir.
-Muchas gracias, Shaco.- dijo con voz apagada.- yo misma me encargo. También puedo ocuparme de tu herida, si lo necesitas.
Anriel no tenía la intención de ofrecer su ayuda a nadie más, pero tenía una deuda de gratitud con el humano. Iba a pedir agua caliente ella misma y estaba incorporándose para colaborar, aunque fuera coja. Pero no tuvo que hacer nada, a su alrededor otros se ocuparon de lo que pensaba hacer, y pronto tuvo las vendas necesarias, bien escurridas, para vendarse la herida después de limpiarla. No admitiendo replicas, sin abrir la boca y sin apoyar el pie, vendó el brazo a Shaco, que estaba más cerca de ella que Nero. Se dio prisa, porque su prioridad debería haber sido otra. Luego se acercó al edeel, cuya cara era un cuadro, pero mantenía una expresión divertida. Era obvio que le dolía sonreir, porque bromeó sin cambiar mucho el gesto.
-Anri, no es necesario que corras a mi encuentro. Estoy bien.
- Tienes un aspecto horrible.- repuso, y no le tembló la voz ni pareció que eso le preocupara.
- Veo que no pierdes detalle.
Anriel no contestó, y cuidó de las heridas de Nero con paciencia y cuidado. Había dado parte de la desgarrada camisa del edeel para usarla también como venda. El resultado fue un torso cubierto con telas distintas, y ya oscurecidas de sangre.
La cara solo la limpió, y en un movimiento seco –y doloroso –colocó la nariz en su lugar correcto, para que no se le torciese por el golpe. Nero le dio la sastifacción de un gesto de dolor, aspirando entre dientes.
Pronto estaban todos sentados y esperando, porque Lara quería que hablasen. Entre todos los que causaban curiosidad a Nero, la pequeña y rechoncha animaleja se había ganado un buen puesto, mientras intentaba decidir siempre cuanto tenía de locura, y cuanto de información que él desconocía. Su carácter también le resultaba entretenido. La chica de ojos raros repartió Dryv entre los presentes, bien caliente. Nero tomó el suyo pensativo, pero no bebió, sabía que probablemente su labio hinchado (o cualquier otra parte de su cuerpo) se quejaría. Él no habló ni explicó nada porque prefería escuchar. Ri no dijo nada, de nuevo sentada, esta vez a la derecha de su pareja, porque nunca había sido de hablar mucho y en ese momento le apetecía menos que nunca.
-Muchas gracias, Shaco.- dijo con voz apagada.- yo misma me encargo. También puedo ocuparme de tu herida, si lo necesitas.
Anriel no tenía la intención de ofrecer su ayuda a nadie más, pero tenía una deuda de gratitud con el humano. Iba a pedir agua caliente ella misma y estaba incorporándose para colaborar, aunque fuera coja. Pero no tuvo que hacer nada, a su alrededor otros se ocuparon de lo que pensaba hacer, y pronto tuvo las vendas necesarias, bien escurridas, para vendarse la herida después de limpiarla. No admitiendo replicas, sin abrir la boca y sin apoyar el pie, vendó el brazo a Shaco, que estaba más cerca de ella que Nero. Se dio prisa, porque su prioridad debería haber sido otra. Luego se acercó al edeel, cuya cara era un cuadro, pero mantenía una expresión divertida. Era obvio que le dolía sonreir, porque bromeó sin cambiar mucho el gesto.
-Anri, no es necesario que corras a mi encuentro. Estoy bien.
- Tienes un aspecto horrible.- repuso, y no le tembló la voz ni pareció que eso le preocupara.
- Veo que no pierdes detalle.
Anriel no contestó, y cuidó de las heridas de Nero con paciencia y cuidado. Había dado parte de la desgarrada camisa del edeel para usarla también como venda. El resultado fue un torso cubierto con telas distintas, y ya oscurecidas de sangre.
La cara solo la limpió, y en un movimiento seco –y doloroso –colocó la nariz en su lugar correcto, para que no se le torciese por el golpe. Nero le dio la sastifacción de un gesto de dolor, aspirando entre dientes.
Pronto estaban todos sentados y esperando, porque Lara quería que hablasen. Entre todos los que causaban curiosidad a Nero, la pequeña y rechoncha animaleja se había ganado un buen puesto, mientras intentaba decidir siempre cuanto tenía de locura, y cuanto de información que él desconocía. Su carácter también le resultaba entretenido. La chica de ojos raros repartió Dryv entre los presentes, bien caliente. Nero tomó el suyo pensativo, pero no bebió, sabía que probablemente su labio hinchado (o cualquier otra parte de su cuerpo) se quejaría. Él no habló ni explicó nada porque prefería escuchar. Ri no dijo nada, de nuevo sentada, esta vez a la derecha de su pareja, porque nunca había sido de hablar mucho y en ese momento le apetecía menos que nunca.
-
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
26/08/13, 06:26 pm
Archime hizo un amago de comenzar a proporcionar una explicación básica, todo lo básica que su mente podía concebir, al carabés acerca del funcionamiento de los implantes, pero Ippon se le adelantó en la respuesta. Habiendo sido resulta la duda, aunque fuese con la escueta información proporcionada por el pequeño irrense, el biomecánico encontró un mayor interés en inquirir sobre otras cuestiones. Y una vez más, ya que además había prolongado el tiempo de espera antes de volver a hablar debido a que todavía debía afanarse en recuperar por completo su aliento, se vio interrumpido. Algunos de sus compañeros habían emprendido una acción consistente en tomar medidas contra el posible empeoramiento de las heridas que presentaban varios de ellos, incluído el propio ingeniero. Vio lógico ocuparse cuanto antes de aquella eventualidad, y cogió el trapo húmedo que le tendió Keiriarei para inmediatamente comenzar a limpiar sus heridas con él. No vio necesidad en vendar sus lesiones, considerando que no eran preocupantes y a fin de cuentas el contacto con el aire favorecía el proceso de regeneración de una herida de aquellas características. Sostuvo también la taza de té que le dio, comenzando a bebérselo entre sorbos distraídos.
El irrense había atendido a los distintos eventos que sucedían a su alrededor, como a la increpación dirigida a Xalkoth quien al parecer había decidido abandonarlos a su suerte ante el ataque de las criaturas. Archime no iba a emitir ningún juicio al respecto hasta no conocer los detalles. Esos detalles no solo consistían en escuchar la versión del insecto, sino también ser conocedor de las características de su especie y su mundo.
—Resulta evidente que sí existe un componente de riesgo que tener muy en cuenta en nuestros cálculos en esta ciudad —intervino tras Cío y tras haber logrado recuperar el aliento al fin—. Como mínimo debemos tener en cuenta la existencia de más depredadores como los vistos —mientras hablaba, se había levantado del sillón y tecleó rápidamente en su ordenador y proyectó en la pantalla holográfica las fotografías que había hecho, mostrándolas a quien las quisiera ver—. Pero si además tomamos en consideración la criatura que Anriel, Nero y Taro describieron ayer, además del equipamiento armamentístico del que dispone este refugio, es muy probable que el peligro vaya más allá.
Finalizó su discurso, durante el cual tan solo había estado mirando hacia la pantalla de su ordenador, subiéndose las gafas y levantando la vista brevemente, lanzando una mirada en el proceso a algunos de los presentes antes de volver a agachar la cabeza. Volvió a subirla bruscamente al segundo y, sin decir nada, encaminó sus pasos hacia las escaleras que daban al sótano.
El sonido del puente cerrándose inundó el torreón y la cabeza de Archime apareció no mucho después en el hueco de las escaleras. Se paró varias veces, con evidente cansancio, en medio de los escalones y le llevó más de lo normal subir aquel pequeño tramo. Sin dar explicaciones ni decir nada, atravesó el salón a paso muy moderado y salió al patio. Necesitaba refrescarse e hidratarse, cosa que hizo sin perder más tiempo antes de regresar al sillón que había ocupado hacía escasos minutos.
—Taro —comenzó a hablar mientras ya comenzaba a teclear frenéticamente en su ordenador tras haber iniciado una vez más el programa en el que estaba trabajando—. ¿Debo suponer que en tu mundo no conocéis la electricidad como fuente de alimentación? Me atrevería a extraer de tus palabras que empleáis magia como medio para poner en funcionamiento cualquier tipo de ingenio.
No añadió nada más en espera de la respuesta del carabés, pero si sus suposiciones no eran erróneas, el biomecánico comenzaba a preguntarse el motivo del desconocimiento de la magia en Irraria además de muchas otras cuestiones sobre la hechicería, su relación con Rocavarancolia y la expansión de esta.
El irrense había atendido a los distintos eventos que sucedían a su alrededor, como a la increpación dirigida a Xalkoth quien al parecer había decidido abandonarlos a su suerte ante el ataque de las criaturas. Archime no iba a emitir ningún juicio al respecto hasta no conocer los detalles. Esos detalles no solo consistían en escuchar la versión del insecto, sino también ser conocedor de las características de su especie y su mundo.
—Resulta evidente que sí existe un componente de riesgo que tener muy en cuenta en nuestros cálculos en esta ciudad —intervino tras Cío y tras haber logrado recuperar el aliento al fin—. Como mínimo debemos tener en cuenta la existencia de más depredadores como los vistos —mientras hablaba, se había levantado del sillón y tecleó rápidamente en su ordenador y proyectó en la pantalla holográfica las fotografías que había hecho, mostrándolas a quien las quisiera ver—. Pero si además tomamos en consideración la criatura que Anriel, Nero y Taro describieron ayer, además del equipamiento armamentístico del que dispone este refugio, es muy probable que el peligro vaya más allá.
Finalizó su discurso, durante el cual tan solo había estado mirando hacia la pantalla de su ordenador, subiéndose las gafas y levantando la vista brevemente, lanzando una mirada en el proceso a algunos de los presentes antes de volver a agachar la cabeza. Volvió a subirla bruscamente al segundo y, sin decir nada, encaminó sus pasos hacia las escaleras que daban al sótano.
El sonido del puente cerrándose inundó el torreón y la cabeza de Archime apareció no mucho después en el hueco de las escaleras. Se paró varias veces, con evidente cansancio, en medio de los escalones y le llevó más de lo normal subir aquel pequeño tramo. Sin dar explicaciones ni decir nada, atravesó el salón a paso muy moderado y salió al patio. Necesitaba refrescarse e hidratarse, cosa que hizo sin perder más tiempo antes de regresar al sillón que había ocupado hacía escasos minutos.
—Taro —comenzó a hablar mientras ya comenzaba a teclear frenéticamente en su ordenador tras haber iniciado una vez más el programa en el que estaba trabajando—. ¿Debo suponer que en tu mundo no conocéis la electricidad como fuente de alimentación? Me atrevería a extraer de tus palabras que empleáis magia como medio para poner en funcionamiento cualquier tipo de ingenio.
No añadió nada más en espera de la respuesta del carabés, pero si sus suposiciones no eran erróneas, el biomecánico comenzaba a preguntarse el motivo del desconocimiento de la magia en Irraria además de muchas otras cuestiones sobre la hechicería, su relación con Rocavarancolia y la expansión de esta.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
26/08/13, 07:19 pm
Lara se puso de pie y escuchó las intervenciones, escasas y más o menos obvias. Suspiró y dejó unos segundos por si alguno se animaba, hasta que vio que a la mayoría se les había hecho la lengua un cero y se puso ella manos a la obra
-Lo de la bestia gigante y el nido de serpelinos-Lara había bautizado sobre la marcha a los animalillos que les acababan de atacar- es algo bastante obvio, sobretodo si tenemos en cuenta que nos hemos cargado la linealidad de la aventura. Creo que de aquí en adelante ese tipo de monstruos van a ser el pan de cada día y me parece que está bien que lo comentemos para organizarnos. Vamos a tener que enfrentarnos a ellos, o rehuírlos, para poder comer. Del "paseo" de hoy, a mí me han quedado claras unas cuantas cosas.
>>Lo primero es que para recoger las cestas necesitamos ser rápidos. Y si determinadas personas nos apuntamos a las salidas, no hacemos si no entorpecer a los que que tienen mejores estadísticas de velocidad. Por eso creo que, como mínimo, Archi y yo deberíamos quedar excluidos de esas salidas. Los dos estamos gordos y Archi se ahoga si corre.
>>Lo segundo en lo que me he fijado es que no hay premios, ni recompensas; ni cofres al aire libre con pociones o armas especiales que nos faciliten esto. Por eso había pensado que las personas que tenemos más problemas para dar la talla en una carrera, podríamos dedicarnos a escudriñar los alrededores. Al fin y al cabo, esto está lleno de casas deshabitadas y las hay relativamente cerca. También hay un río. Si la comida no fuera suficiente y alguien sabe de pesca, también estaría bien tenerlo en cuenta.
>>Por último, y no por ello menos importante, quiero que tengáis algo en cuenta. Yo, y seguramente hablo por muchas personas más, no pienso salir ahí a recibir mordiscos para alimentar luego a incompetentes-dirigió una mirada totalmente esclarecedora al bicho-. Asi que si alguien piensa malgastar su tiempo en salir, para luego dejar vendido al grupo y no hacer ABSOLUTAMENTE NADA, que se quede dentro y ayude en las tareas domésticas. Hoy pasa, porque nadie esperaba a los serpelinos-<<a pesar de que yo misma os avisé de que escuchaba algo>>-, pero una y no más, Xalkoth. Si todos los presentes somos elegidos será por algo, seguro que todos tenemos algo que ofrecer al grupo, dentro o fuera de la torre.
Se sentó por fin sobre el tresillo y metió su mano dentro del marsupio.
-Ahora, si nadie quiere añadir nada más, a mí me interesa escuchar eso de la magia más que a un putero la dirección del 420-y clavó sus ojos en Taro.
-Lo de la bestia gigante y el nido de serpelinos-Lara había bautizado sobre la marcha a los animalillos que les acababan de atacar- es algo bastante obvio, sobretodo si tenemos en cuenta que nos hemos cargado la linealidad de la aventura. Creo que de aquí en adelante ese tipo de monstruos van a ser el pan de cada día y me parece que está bien que lo comentemos para organizarnos. Vamos a tener que enfrentarnos a ellos, o rehuírlos, para poder comer. Del "paseo" de hoy, a mí me han quedado claras unas cuantas cosas.
>>Lo primero es que para recoger las cestas necesitamos ser rápidos. Y si determinadas personas nos apuntamos a las salidas, no hacemos si no entorpecer a los que que tienen mejores estadísticas de velocidad. Por eso creo que, como mínimo, Archi y yo deberíamos quedar excluidos de esas salidas. Los dos estamos gordos y Archi se ahoga si corre.
>>Lo segundo en lo que me he fijado es que no hay premios, ni recompensas; ni cofres al aire libre con pociones o armas especiales que nos faciliten esto. Por eso había pensado que las personas que tenemos más problemas para dar la talla en una carrera, podríamos dedicarnos a escudriñar los alrededores. Al fin y al cabo, esto está lleno de casas deshabitadas y las hay relativamente cerca. También hay un río. Si la comida no fuera suficiente y alguien sabe de pesca, también estaría bien tenerlo en cuenta.
>>Por último, y no por ello menos importante, quiero que tengáis algo en cuenta. Yo, y seguramente hablo por muchas personas más, no pienso salir ahí a recibir mordiscos para alimentar luego a incompetentes-dirigió una mirada totalmente esclarecedora al bicho-. Asi que si alguien piensa malgastar su tiempo en salir, para luego dejar vendido al grupo y no hacer ABSOLUTAMENTE NADA, que se quede dentro y ayude en las tareas domésticas. Hoy pasa, porque nadie esperaba a los serpelinos-<<a pesar de que yo misma os avisé de que escuchaba algo>>-, pero una y no más, Xalkoth. Si todos los presentes somos elegidos será por algo, seguro que todos tenemos algo que ofrecer al grupo, dentro o fuera de la torre.
Se sentó por fin sobre el tresillo y metió su mano dentro del marsupio.
-Ahora, si nadie quiere añadir nada más, a mí me interesa escuchar eso de la magia más que a un putero la dirección del 420-y clavó sus ojos en Taro.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Baurus
Ficha de cosechado
Nombre: Baurus
Especie: Terrícola
Habilidades: Agilidad, Rapidez mental, Nociones de luchaPersonajes : Baurus Takanashi
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
26/08/13, 08:32 pm
Alargué mis paseos por el patio el mayor tiempo posible, intentando evitar al insecto busca-pelea y al mono haciendo de las suyas de nuevo. Rato después de que se quedara todo tranquilo, el grupo abandonó el torreón nuevamente, esta vez en dirección al exterior, y algunos armados. Sentí una nueva oportunidad de entrar al torreón sin ser atropellado por el mono, y evadir durante un poco más de tiempo mi "discurso" a los demás.
Llegué a la cocina y vi que no todos se marcharon. La chica de ojos distintos permaneció dentro, preparando lo que parecía un té a primera vista. Sin molestarla ni llamar su atención, hurgué en la cesta hasta dar con una fruta, a la que di varios bocados mientras abandonaba la estancia.
Sin darme cuenta acabé en lo que parecían unas mazmorras de videojuego, donde todo tipo de armas se repartían por el suelo. Terminé de masticar y solté un silbido de asombro ante todo aquello. Me acabé lo más rápido la fruta y me acerqué a investigar un poco para matar el tiempo.
Nada me llamó especialmente la atención. Prácticamente todas estaban melladas, desgastadas o con pequeñas partes fragmentadas, pero no podía decir que algunas no eran maravillas. Hasta que di con una que si despertó mi curiosidad. Una espada de doble hoja, aproximándose cerca del metro o posiblemente menos de filo, desde la empuñadura hasta la punta. El mango era extenso, lo suficiente como para utilizarla a dos manos; además de estar muy bien trabajado. Mi primera impresión fue encontrarme con una Claymore desgastada, pero su longitud era demasiado corta como para serlo, sabiendo que las Claymores suelen superar el metro veinte con mucha facilidad, alcanzando en múltiples ocasiones el metro cincuenta. La cogí, y jugueteé un tiempo con ella.
El filo era fino y extenso. Mellado en distintas partes. Pero eso no evitaba causar un enorme daño con ella. Podía manejarla con cuidado, pero el cansancio en los brazos me llegaba a los pocos cortes en el aire mientras la blandía. No pesaba demasiado, cerca del kilo, o kilo y medio; pero usarla era distinto, y me cansaba bastante. Aun que eso no impidió que me encariñara con ella. Quise en ese momento volverme más fuerte utilizándola. Mi rato de jugueteo con la espada fue interrumpida por ruidos provenientes del interior.
Parece que ya están de vuelta.
Me asomé despacio y lo que vi no me gustó en absoluto. Habían vuelto heridos. Pasé la mirada uno por uno, contemplando sus lesiones. Fueron limpiándose las heridas y descansando al rato.
¿No deberías estar ayudando ahí dentro, imbécil? Échale huevos joder, ni que te fueran a comer.
Justo cuando quise dar mi primer paso dentro para intentar ayudar, se reorganizaron y Lara 37 comenzó a hablar para todo el grupo, casi pareciendo un discurso. O una bronca... En ese momento me detuve y me paré a escuchar lo que decía.
Joder, si sigo pensando con esta velocidad ante la gente voy un poco mal. Al final pensarán que no sirvo ni para limpiar, aun que eso ya lo sé yo perfectamente.
Escuché el discurso de Lara 37 al completo.
Salieron a por comida y acabaron en ese estado. Genial, ya tengo una razón más para disculparme. La próxima vez mejor saldré a ayudar y me dejaré de aventurillas por las mazmorras y el patio.
Cuando quise darme cuenta, Lara dirigió una frase un tanto amenazante al chico ocultando su cara entre su jersey.
Oh, parece que alguien se la ha cargado. Mejor entonces dar mi discursito cuando se les pase el enfado al resto...
Permanecí asomado atento a lo que el chico del jersey pensaba responder.
Llegué a la cocina y vi que no todos se marcharon. La chica de ojos distintos permaneció dentro, preparando lo que parecía un té a primera vista. Sin molestarla ni llamar su atención, hurgué en la cesta hasta dar con una fruta, a la que di varios bocados mientras abandonaba la estancia.
Sin darme cuenta acabé en lo que parecían unas mazmorras de videojuego, donde todo tipo de armas se repartían por el suelo. Terminé de masticar y solté un silbido de asombro ante todo aquello. Me acabé lo más rápido la fruta y me acerqué a investigar un poco para matar el tiempo.
Nada me llamó especialmente la atención. Prácticamente todas estaban melladas, desgastadas o con pequeñas partes fragmentadas, pero no podía decir que algunas no eran maravillas. Hasta que di con una que si despertó mi curiosidad. Una espada de doble hoja, aproximándose cerca del metro o posiblemente menos de filo, desde la empuñadura hasta la punta. El mango era extenso, lo suficiente como para utilizarla a dos manos; además de estar muy bien trabajado. Mi primera impresión fue encontrarme con una Claymore desgastada, pero su longitud era demasiado corta como para serlo, sabiendo que las Claymores suelen superar el metro veinte con mucha facilidad, alcanzando en múltiples ocasiones el metro cincuenta. La cogí, y jugueteé un tiempo con ella.
El filo era fino y extenso. Mellado en distintas partes. Pero eso no evitaba causar un enorme daño con ella. Podía manejarla con cuidado, pero el cansancio en los brazos me llegaba a los pocos cortes en el aire mientras la blandía. No pesaba demasiado, cerca del kilo, o kilo y medio; pero usarla era distinto, y me cansaba bastante. Aun que eso no impidió que me encariñara con ella. Quise en ese momento volverme más fuerte utilizándola. Mi rato de jugueteo con la espada fue interrumpida por ruidos provenientes del interior.
Parece que ya están de vuelta.
Me asomé despacio y lo que vi no me gustó en absoluto. Habían vuelto heridos. Pasé la mirada uno por uno, contemplando sus lesiones. Fueron limpiándose las heridas y descansando al rato.
¿No deberías estar ayudando ahí dentro, imbécil? Échale huevos joder, ni que te fueran a comer.
Justo cuando quise dar mi primer paso dentro para intentar ayudar, se reorganizaron y Lara 37 comenzó a hablar para todo el grupo, casi pareciendo un discurso. O una bronca... En ese momento me detuve y me paré a escuchar lo que decía.
Joder, si sigo pensando con esta velocidad ante la gente voy un poco mal. Al final pensarán que no sirvo ni para limpiar, aun que eso ya lo sé yo perfectamente.
Escuché el discurso de Lara 37 al completo.
Salieron a por comida y acabaron en ese estado. Genial, ya tengo una razón más para disculparme. La próxima vez mejor saldré a ayudar y me dejaré de aventurillas por las mazmorras y el patio.
Cuando quise darme cuenta, Lara dirigió una frase un tanto amenazante al chico ocultando su cara entre su jersey.
Oh, parece que alguien se la ha cargado. Mejor entonces dar mi discursito cuando se les pase el enfado al resto...
Permanecí asomado atento a lo que el chico del jersey pensaba responder.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
27/08/13, 03:03 am
De nuevo la gente pendiente de él. Le ponía nervioso que hicieran eso, era como si esperaran algo de él. Taro sujetó la taza de infusión caliente que Keiria había ido sirviéndoles, notando cómo el calor convocaba de vuelta el picor adormecido de las raspaduras que se había hecho en las manos.
-Si necesitamos electricidad para cualquier cosa, la conseguimos con magia- explicó escuetamente a Archi, después de volver a bajarse de mala gana el cuello del jersey-. Pero de fuente de energía nunca. Para eso está, bueno, la misma magia. Todo funciona con eso. Una fuente de la que bebimos ayer también, así que supongo que aquí también la usan- se encogió de hombros no muy convencido de su propia explicación. Alguien que prestase más atención que él en clase podría haberles hecho una descripción detallada de cómo se empleaba exactamente como forma de energía, e incluso habría podido hacerles una demostración. Taro empezaba a sentirse un pobre representante de su cultura.
Lara, por su parte, parecía tener las cosas claras. El carabés se alegraba de que al menos uno de ellos las tuviera, porque él se sentía completamente perdido. Pero se veía tan capaz de enfrentarse diariamente por la comida a una horda de titanes o de lo que fuera como de subirse a una mesa y empezar a bailar claqué espontáneamente.
-Vale, está muy bien eso de los planes, pero... ¿Alguien tiene puta idea de algo, de lo que sea?- empezó un poco inseguro, pero al volver a ver las miradas centradas en él cogió carrerilla, soltando el resto de la adrenalina que seguía circulando por sus venas-. Quiero decir, no sé a vosotros, pero a mí me soltaron aquí y ya está. Si me encontré con ellos dos fue de pura potra, y desde luego a mí no me avisó nadie de los monstruos- se le coló la crispación en la voz-. No me avisó nadie de nada. Este sitio está muerto, no hay gente. ¿Qué hacemos aquí?
Eso era lo más inquietante de la ciudad para él. Ningún habitante, no digamos ya una multitud; ningún edificio que diera signos de funcionamiento, ni siquiera un mísero dispositivo de patrulla. Taro no podía quitarse de encima la sensación de que les estaban vigilando, porque aquello era lo que había conocido toda su vida, y no le cabía en la cabeza aquel abandono aparente.
-Si necesitamos electricidad para cualquier cosa, la conseguimos con magia- explicó escuetamente a Archi, después de volver a bajarse de mala gana el cuello del jersey-. Pero de fuente de energía nunca. Para eso está, bueno, la misma magia. Todo funciona con eso. Una fuente de la que bebimos ayer también, así que supongo que aquí también la usan- se encogió de hombros no muy convencido de su propia explicación. Alguien que prestase más atención que él en clase podría haberles hecho una descripción detallada de cómo se empleaba exactamente como forma de energía, e incluso habría podido hacerles una demostración. Taro empezaba a sentirse un pobre representante de su cultura.
Lara, por su parte, parecía tener las cosas claras. El carabés se alegraba de que al menos uno de ellos las tuviera, porque él se sentía completamente perdido. Pero se veía tan capaz de enfrentarse diariamente por la comida a una horda de titanes o de lo que fuera como de subirse a una mesa y empezar a bailar claqué espontáneamente.
-Vale, está muy bien eso de los planes, pero... ¿Alguien tiene puta idea de algo, de lo que sea?- empezó un poco inseguro, pero al volver a ver las miradas centradas en él cogió carrerilla, soltando el resto de la adrenalina que seguía circulando por sus venas-. Quiero decir, no sé a vosotros, pero a mí me soltaron aquí y ya está. Si me encontré con ellos dos fue de pura potra, y desde luego a mí no me avisó nadie de los monstruos- se le coló la crispación en la voz-. No me avisó nadie de nada. Este sitio está muerto, no hay gente. ¿Qué hacemos aquí?
Eso era lo más inquietante de la ciudad para él. Ningún habitante, no digamos ya una multitud; ningún edificio que diera signos de funcionamiento, ni siquiera un mísero dispositivo de patrulla. Taro no podía quitarse de encima la sensación de que les estaban vigilando, porque aquello era lo que había conocido toda su vida, y no le cabía en la cabeza aquel abandono aparente.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
27/08/13, 02:33 pm
El aprendiz parpadeó varias veces e incluso ladeó la cabeza ligeramente hacia un lado con la reacción de la chica, pero pronto esta le agradeció el favor. El ruso consiguió reunirse unos segundos para contestar y asi no parecer un completo idiota.
-n-no hay porque darlas...-musitó de nuevo. La chica se ofreció a tratar su herida entonces y el aprendiz negó exageradamente con la cabeza gesticulando nervioso y su tono de voz se disparó.-¡N-No hace f-falta! ¡D-De veras! ¡No me moriré por esta tonteria!-A continuación, camufló su terrible verguenza con una risilla floja. Pero aún así la chica se salió con la suya y consiguió envolver el brazo del aprendiz en las telas humedas. Mientras lo hacia, el aprendiz se quedó de piedra, conteniendo la respiración, exageradamente rígido. No sabia como actuar ni que decir asi que simplemente se quedó quieto y no ofreció resistencia ante el trato de la albina mientras su cara se encendia de un brillante color carmesí.
Cuando esta terminó pasó rápidamente a ir a curar al chico de pelo morado sin que el aprendiz pudiera siquiera agradecerselo. Tomó aire y murmuró casi imperceptiblemente.
-gra-...graciaasdfksdfsadfmvadfjkafdiddfhsadvdfsdfasdfasdfsjdhfasd...-la frase terminó en algo incoherente y sin significado, fruto de que su voz no le llegaba a ella y que se sentia el ser más estúpido sobre la faz del planeta.
Se desplomó en la silla mientras las risas de los cuatro individuos resonaban en su mente. Le aplaudian y le pedian una repetición, como si aquello fuera un truco de circo o si quiera algo placentero para él. Se masajeó las sienes hasta llegar a un estado de meditación. Deceleró su corazón y controló su respiración hasta volver a niveles aceptables. El rojo de su cara ya habai desaparecido.
>> Joder... ¿Qué soy? ¿Algún tipo de heroina tímida de una novela visual de Kei?
- Lamentos incoherentes acompañados de ocasionales "¡Uguu!"-
>> Yo te veria bastante lindo con un vestidito si es lo que preguntas.
>> ¬¬
Para cuando se quiso haber dado cuenta el grupo se habia reunido y parecian estar hablando. El aprendiz vaciló si unirse al concilio o no. Puesto que la ordesa no era precisamente Elrond y el resto de sus compañeros tendrian que mejorar mucho sus cosplays de enanos, hombres y elfos precisamente, él no tenia sus pies de hobbit a mano siquiera así que permaneció cerca, sentado a su manera sobre un sillón, pero lo suficientemente lejos para no tener que estar al borde del cañón con los demás.
Escuchó lo que tuvieron que decir. Habia cosas en las que estaba de acuerdo y otras con las que no. Tardón habló sobre la magia en su planeta y el aprendiz se pensó que estaba de cachondeo, pero tras las preguntas del Edward Elric en baja forma aquello se le hizo, por así decirlo, más real. Cuando lo creyó oportuno el aprendiz habló, chasqueando los dedos para llamar la atención de los presentes.
De una manera escurridiza, se coló en medio del campo visual de los presentes para que estos les escucharan bien. Tragó saliva. No le gustaba hablar a un grupo, pero su voz tenia, no, debia ser oida.
- Si es por ir a recogerlas, yo creo que Paro y yo podemos ir muy bien por los tejados, quiero decir, rápidamente y establecer una especie de ruta rápida a traves de estos, quizás situando algunos nexos para atrincherarse y esconderse si apareciese alguno de esos grandotes que mencionasteis. El cobardica insectoide puede ayudarnos tambien, pero si no sale por patas, claro. A cambio de que Toro, el bicho y yo hagamos eso cuando sea preciso, el cargar y transportar con las cestas nosotros solos, arriesgando nuestras vidas y bla bla bla... Quiero, no, queremos privilegios.-dijo con una postura firme, ambos puños asentados en su cadera, haciendo una postura heroica.-Hariamos eso, a cambio de librarnos de cualquier otra tarea del torreon, ya bien sea preparar la comida, realizar tareas o... "limpiar"-dijo, añadiendo enfasis a la última palabra.
Dirigió una mirada al carabés y le alzó ambos pulgares de las manos, esbozando una sonrisa de complice.
>> ¡Seremos Nakamas a partir de ahora!
-Eso una vez aclarado, lo siguiente es daros un pequeño pedazo de sabiduria que he conseguido arrancar de mi Fuente de la Verdad.-dijo, señalandose a su cabeza, refiriendose obviamente a su contenido.- ¿Os habeis dado cuenta que las cestas las llevan y las traen con soltura a cualquier parte? Quiero decir, los llevan en esas bañeras gigantes, que bien podrian dejarlas en cualquier otro sitio, pero tienen que ir y dejarlas en lugar recondito, lejos del torreón.-frunció los labios y, cruzandose de brazos, adoptó una postura pensativa.-Es como si, con la comida, nos estuvieran atrayendo a lugares peligrosos, hacernos salir de nuestro torreón, de la protección. Es como si su intención no fuese que saliesemos a por la comida, sino más bien que NOSOTROS somos la comida.-dijo, dejando caer lo que creia como una verdadera bomba de reflexión y filosofia prodigiosa.
>> ¡Ah! Soy tan listo que a veces no me lo creo...
Por último, una imagen se evocó en la mente del ruso. La joven de piel morada cruzó su pensamiento un instante y, casi por reflejo, no pudo evitar preocuparse internamente por su bienestar. Si ellos estaban pasando por esta situación, no queria ni empezar a imaginar la situación por la que estaria pasando la otra parte del grupo que se separó.
>> Pero mejor que nosotros tienen que estar; tienen un Lanzador de Viento envenenado despues de todo.
-n-no hay porque darlas...-musitó de nuevo. La chica se ofreció a tratar su herida entonces y el aprendiz negó exageradamente con la cabeza gesticulando nervioso y su tono de voz se disparó.-¡N-No hace f-falta! ¡D-De veras! ¡No me moriré por esta tonteria!-A continuación, camufló su terrible verguenza con una risilla floja. Pero aún así la chica se salió con la suya y consiguió envolver el brazo del aprendiz en las telas humedas. Mientras lo hacia, el aprendiz se quedó de piedra, conteniendo la respiración, exageradamente rígido. No sabia como actuar ni que decir asi que simplemente se quedó quieto y no ofreció resistencia ante el trato de la albina mientras su cara se encendia de un brillante color carmesí.
Cuando esta terminó pasó rápidamente a ir a curar al chico de pelo morado sin que el aprendiz pudiera siquiera agradecerselo. Tomó aire y murmuró casi imperceptiblemente.
-gra-...graciaasdfksdfsadfmvadfjkafdiddfhsadvdfsdfasdfasdfsjdhfasd...-la frase terminó en algo incoherente y sin significado, fruto de que su voz no le llegaba a ella y que se sentia el ser más estúpido sobre la faz del planeta.
Se desplomó en la silla mientras las risas de los cuatro individuos resonaban en su mente. Le aplaudian y le pedian una repetición, como si aquello fuera un truco de circo o si quiera algo placentero para él. Se masajeó las sienes hasta llegar a un estado de meditación. Deceleró su corazón y controló su respiración hasta volver a niveles aceptables. El rojo de su cara ya habai desaparecido.
>> Joder... ¿Qué soy? ¿Algún tipo de heroina tímida de una novela visual de Kei?
- Lamentos incoherentes acompañados de ocasionales "¡Uguu!"-
>> Yo te veria bastante lindo con un vestidito si es lo que preguntas.
>> ¬¬
Para cuando se quiso haber dado cuenta el grupo se habia reunido y parecian estar hablando. El aprendiz vaciló si unirse al concilio o no. Puesto que la ordesa no era precisamente Elrond y el resto de sus compañeros tendrian que mejorar mucho sus cosplays de enanos, hombres y elfos precisamente, él no tenia sus pies de hobbit a mano siquiera así que permaneció cerca, sentado a su manera sobre un sillón, pero lo suficientemente lejos para no tener que estar al borde del cañón con los demás.
Escuchó lo que tuvieron que decir. Habia cosas en las que estaba de acuerdo y otras con las que no. Tardón habló sobre la magia en su planeta y el aprendiz se pensó que estaba de cachondeo, pero tras las preguntas del Edward Elric en baja forma aquello se le hizo, por así decirlo, más real. Cuando lo creyó oportuno el aprendiz habló, chasqueando los dedos para llamar la atención de los presentes.
De una manera escurridiza, se coló en medio del campo visual de los presentes para que estos les escucharan bien. Tragó saliva. No le gustaba hablar a un grupo, pero su voz tenia, no, debia ser oida.
- Si es por ir a recogerlas, yo creo que Paro y yo podemos ir muy bien por los tejados, quiero decir, rápidamente y establecer una especie de ruta rápida a traves de estos, quizás situando algunos nexos para atrincherarse y esconderse si apareciese alguno de esos grandotes que mencionasteis. El cobardica insectoide puede ayudarnos tambien, pero si no sale por patas, claro. A cambio de que Toro, el bicho y yo hagamos eso cuando sea preciso, el cargar y transportar con las cestas nosotros solos, arriesgando nuestras vidas y bla bla bla... Quiero, no, queremos privilegios.-dijo con una postura firme, ambos puños asentados en su cadera, haciendo una postura heroica.-Hariamos eso, a cambio de librarnos de cualquier otra tarea del torreon, ya bien sea preparar la comida, realizar tareas o... "limpiar"-dijo, añadiendo enfasis a la última palabra.
Dirigió una mirada al carabés y le alzó ambos pulgares de las manos, esbozando una sonrisa de complice.
>> ¡Seremos Nakamas a partir de ahora!
-Eso una vez aclarado, lo siguiente es daros un pequeño pedazo de sabiduria que he conseguido arrancar de mi Fuente de la Verdad.-dijo, señalandose a su cabeza, refiriendose obviamente a su contenido.- ¿Os habeis dado cuenta que las cestas las llevan y las traen con soltura a cualquier parte? Quiero decir, los llevan en esas bañeras gigantes, que bien podrian dejarlas en cualquier otro sitio, pero tienen que ir y dejarlas en lugar recondito, lejos del torreón.-frunció los labios y, cruzandose de brazos, adoptó una postura pensativa.-Es como si, con la comida, nos estuvieran atrayendo a lugares peligrosos, hacernos salir de nuestro torreón, de la protección. Es como si su intención no fuese que saliesemos a por la comida, sino más bien que NOSOTROS somos la comida.-dijo, dejando caer lo que creia como una verdadera bomba de reflexión y filosofia prodigiosa.
>> ¡Ah! Soy tan listo que a veces no me lo creo...
Por último, una imagen se evocó en la mente del ruso. La joven de piel morada cruzó su pensamiento un instante y, casi por reflejo, no pudo evitar preocuparse internamente por su bienestar. Si ellos estaban pasando por esta situación, no queria ni empezar a imaginar la situación por la que estaria pasando la otra parte del grupo que se separó.
>> Pero mejor que nosotros tienen que estar; tienen un Lanzador de Viento envenenado despues de todo.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
27/08/13, 04:13 pm
Estando todos reunidos, Keiria apareció con una infusión caliente. No eran algo muy común en su mundo, así que la probó con curiosidad. El sabor le resultó amargo en exceso y creyó que ganaría estando fría y con unas cucharadas de azúcar, pero no había manera de endulzarlo sin recurrir a aquella miel contaminada. Mientras, Archi había tomado la palabra. Tenía toda la razón. Mientras subía el puente le dejó cavilando sobre lo que había dicho, sobre su poca preparación para la supervivencia y, seguramente, de la mayoría.
Cuando fue Lara la que tomó la palabra había empezado a juguetear con su dedo suelto, tic que empezaba a resultarle inevitable. «Esto no es un puto juego de rol. Ya nos gustaría tener magia y una bonita pantalla de “¿Desea volver al juego?” si nos arrancan la cabeza de cuajo». Pero en medio de los desvaríos también estaban las sugerencias sensatas. Después, consiguieron por fin arrancarle unas palabras al saltimbanqui sobre la magia de su mundo. «¿Pero de dónde sacan la magia? ¿Cómo la hacen? ¿Acaso también es un mundo de dioses?». Ante las últimas preguntas del carabés, volvió a abrir la boca.
—¿Vienes de un mundo tan avanzado mágicamente y te sueltan aquí sin decir nada? —preguntó incrédulo—. A nosotros nos han dicho que venimos aquí a aprender magia. Si en tu mundo ya tenéis magia, ¿entonces qué cojones os prometen? Se suponía que debían instruirnos, y lo más parecido a instructores que he visto fueron los dos tipos que nos dijeron que estábamos aquí en un juego de supervivencia. —Su tono de voz sonaba más irritado según hablaba. O todo lo que sabían en su mundo estaba equivocado, o los habían llevado engañados a otro lugar. Pero una cosa era evidente—. Nos han timado.
Cuando el pelirrojo llamó la atención de todos con un chasquido y tomó la palabra, Cío se calló para escuchar lo que tuviera que decir. Estaba a punto de interrumpirle cuando siguió hablando, pretendiendo meterles miedo.
—Es evidente que no nos van a dar más facilidades que una comida por la que hay que pelear, pero de ahí a decir que somos la comida… —Pero se calló de nuevo. «¿Y si eso es parte del engaño?». Descartó ese pensamiento enseguida. Era muy estúpido recolectar un puñado de gente de año en año con ese propósito—. Y sobre lo anterior, no sé los demás, pero yo me niego a quedarme aquí encerrado mientras otros se dedican a traer la comida. Podemos mejorar. Coger las cestas en la hora exacta y salir por patas. Podemos explorar la ciudad poco a poco para conocer más zonas libres de peligro. Aunque sí apoyo que algunos no deban salir a sitios peligrosos todavía. —Acompañó la última frase con una mirada de reojo al biomecánico «este me conviene vivo y entero».
Cuando fue Lara la que tomó la palabra había empezado a juguetear con su dedo suelto, tic que empezaba a resultarle inevitable. «Esto no es un puto juego de rol. Ya nos gustaría tener magia y una bonita pantalla de “¿Desea volver al juego?” si nos arrancan la cabeza de cuajo». Pero en medio de los desvaríos también estaban las sugerencias sensatas. Después, consiguieron por fin arrancarle unas palabras al saltimbanqui sobre la magia de su mundo. «¿Pero de dónde sacan la magia? ¿Cómo la hacen? ¿Acaso también es un mundo de dioses?». Ante las últimas preguntas del carabés, volvió a abrir la boca.
—¿Vienes de un mundo tan avanzado mágicamente y te sueltan aquí sin decir nada? —preguntó incrédulo—. A nosotros nos han dicho que venimos aquí a aprender magia. Si en tu mundo ya tenéis magia, ¿entonces qué cojones os prometen? Se suponía que debían instruirnos, y lo más parecido a instructores que he visto fueron los dos tipos que nos dijeron que estábamos aquí en un juego de supervivencia. —Su tono de voz sonaba más irritado según hablaba. O todo lo que sabían en su mundo estaba equivocado, o los habían llevado engañados a otro lugar. Pero una cosa era evidente—. Nos han timado.
Cuando el pelirrojo llamó la atención de todos con un chasquido y tomó la palabra, Cío se calló para escuchar lo que tuviera que decir. Estaba a punto de interrumpirle cuando siguió hablando, pretendiendo meterles miedo.
—Es evidente que no nos van a dar más facilidades que una comida por la que hay que pelear, pero de ahí a decir que somos la comida… —Pero se calló de nuevo. «¿Y si eso es parte del engaño?». Descartó ese pensamiento enseguida. Era muy estúpido recolectar un puñado de gente de año en año con ese propósito—. Y sobre lo anterior, no sé los demás, pero yo me niego a quedarme aquí encerrado mientras otros se dedican a traer la comida. Podemos mejorar. Coger las cestas en la hora exacta y salir por patas. Podemos explorar la ciudad poco a poco para conocer más zonas libres de peligro. Aunque sí apoyo que algunos no deban salir a sitios peligrosos todavía. —Acompañó la última frase con una mirada de reojo al biomecánico «este me conviene vivo y entero».
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejosPersonajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
27/08/13, 04:42 pm
Nero, rehízo la trenza él mismo con dedos agiles, dejando a Lara dar su discurso sobre utilidad y “linealidad de la historia”, y escuchando las parcas explicaciones de Taro sobre magia. Solo al final, cuando Shaco propuso un plan, el edeel dijo algo.
- Eso está muy bien, si se tratase solo de moverse y huir. A veces es posible que os rodeen igual que nos han rodeado hoy. O que aparezcan cosas del tamaño de los edificios por los que trepais. No estaría mal añadir un poco de ofensiva a ese grupo. – hizó una pausa - Ri sabe pelear. ¿Y tú, Taro, haces magia?
Dejó la pregunta en el aire, al igual que sus palabras. Nero estaba siendo agradable, y su apelación a Taro sonaba inocente, pero esperaba una respuesta negativa por su parte. Eso, o pedir complejas parafernalias y rituales de los que no disponía. También había omitido que sabía defenderse, y sin embargo sí la había nombrado a ella, haciéndola candidata evidente para más salidas, y probablemente para ejercer de tutora de otros. A ninguna de las dos cosas se habría ofrecido Anriel por su propio pie, pero ya estaba resignada. Si alguien lo pedía, asentiría y haría lo que tenía que hacer. En cierto modo, la idea de aprender a desplazarse como Taro por los muros era apetecible, y quería saber si era algo que le pudiesen enseñar cualquiera de los dos chicos. Lo que la incomodaba era tener que salir a la luz del día, y encontrarse de nuevo con reptiles. Y sabía -o sospechaba- que Nero era consciente de ello. No dudaba que ese había sido uno de los motivos para proponerla. Aunque había una parte pragmática entre las motivaciones del edeel: Si había comida, el comía. Y a Ri le gustase o no, la aurva era útil.
No todo el mundo estaba contento con el reparto de tareas que se había hecho, y uno de los chicos bestias se quejó el primero. Para Nero, como si salían todos. En parte, porque no le preocupaba gran cosa la suerte que corriensen.
- Eso está muy bien, si se tratase solo de moverse y huir. A veces es posible que os rodeen igual que nos han rodeado hoy. O que aparezcan cosas del tamaño de los edificios por los que trepais. No estaría mal añadir un poco de ofensiva a ese grupo. – hizó una pausa - Ri sabe pelear. ¿Y tú, Taro, haces magia?
Dejó la pregunta en el aire, al igual que sus palabras. Nero estaba siendo agradable, y su apelación a Taro sonaba inocente, pero esperaba una respuesta negativa por su parte. Eso, o pedir complejas parafernalias y rituales de los que no disponía. También había omitido que sabía defenderse, y sin embargo sí la había nombrado a ella, haciéndola candidata evidente para más salidas, y probablemente para ejercer de tutora de otros. A ninguna de las dos cosas se habría ofrecido Anriel por su propio pie, pero ya estaba resignada. Si alguien lo pedía, asentiría y haría lo que tenía que hacer. En cierto modo, la idea de aprender a desplazarse como Taro por los muros era apetecible, y quería saber si era algo que le pudiesen enseñar cualquiera de los dos chicos. Lo que la incomodaba era tener que salir a la luz del día, y encontrarse de nuevo con reptiles. Y sabía -o sospechaba- que Nero era consciente de ello. No dudaba que ese había sido uno de los motivos para proponerla. Aunque había una parte pragmática entre las motivaciones del edeel: Si había comida, el comía. Y a Ri le gustase o no, la aurva era útil.
No todo el mundo estaba contento con el reparto de tareas que se había hecho, y uno de los chicos bestias se quejó el primero. Para Nero, como si salían todos. En parte, porque no le preocupaba gran cosa la suerte que corriensen.
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- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
27/08/13, 06:38 pm
Lara no podía creerse que en la dimensión o el plano del que viniera Taro todo funcionara con magia. <<Es… jodidamente genial>>. Sin embargo, la curiosidad de la ordesa no quedó saciada en absoluto por la escueta respuesta del carabés.
-Eso, ¿tú no puedes hacer magia?-repitió lo que ya habían preguntado antes-. Y bueno, yo no pienso que nos hayan engañado-respondió a Cio-, simplemente han omitido las partes menos atrayentes de esta aventura. Si para publicitar un juego de rol te dijeran que te vas a frustrar intentando derrotar al jefe de la mazmorra cuarta que se juega en el rio, podrías no comprarlo. Y te perderías algo increíble. Con esto creo que pasa igual-era algo que sabía muy bien gracias a su madre. Ella misma omitía algunas cosas del futuro de la gente, si creía que podían influir en la decisión de pago, o eso le contaba a Lara-. Aunque soy consciente de que el peligro aquí no es de guasa, no os vayáis a pensar que estoy tan loca como para ignorarlo-eso era algo que, muy muy interiormente, le preocupaba, aunque abordase el tema con tanta facilidad-. Las instrucciones son claras-explicó a Taro-, tenemos que no morirnos. Si sobrevivimos, aprenderemos aquello que nos han prometido: Magia, prioridad sobre la suerte, poder, blablablá y etcétera.
Las palabras de Shaco se ganaron una mirada de reproche por parte de la ordesa.
-Ya te vale, no hace falta que asustes a la gente. Si comenzamos a rebozarnos en el miedo que nos da todo, no ganamos nada. Y NO habrá chachas para nadie-reprendió al joven de Humania-. Conste también, que yo no estoy obligando a nadie, solo estoy sugiriendo lo que me parece más lógico para poder salvar esta partida de su final malo. Luego podéis hacer lo que os salga del azaroso-se encogió de hombros. Su tono era bastante amable. Ella ya tenía a cinco bebés que cuidar y por los que preocuparse. Por lo tanto, aunque no le haría especial ilusión, no se enfadaría en absoluto si alguien salía por su cuenta o ignoraba sus consejos. Pero tampoco lloraría si alguno de ellos moría por no escucharla, ni lanzaría su moneda al aire para decidir su suerte póstuma. O eso quería creer.
-Eso, ¿tú no puedes hacer magia?-repitió lo que ya habían preguntado antes-. Y bueno, yo no pienso que nos hayan engañado-respondió a Cio-, simplemente han omitido las partes menos atrayentes de esta aventura. Si para publicitar un juego de rol te dijeran que te vas a frustrar intentando derrotar al jefe de la mazmorra cuarta que se juega en el rio, podrías no comprarlo. Y te perderías algo increíble. Con esto creo que pasa igual-era algo que sabía muy bien gracias a su madre. Ella misma omitía algunas cosas del futuro de la gente, si creía que podían influir en la decisión de pago, o eso le contaba a Lara-. Aunque soy consciente de que el peligro aquí no es de guasa, no os vayáis a pensar que estoy tan loca como para ignorarlo-eso era algo que, muy muy interiormente, le preocupaba, aunque abordase el tema con tanta facilidad-. Las instrucciones son claras-explicó a Taro-, tenemos que no morirnos. Si sobrevivimos, aprenderemos aquello que nos han prometido: Magia, prioridad sobre la suerte, poder, blablablá y etcétera.
Las palabras de Shaco se ganaron una mirada de reproche por parte de la ordesa.
-Ya te vale, no hace falta que asustes a la gente. Si comenzamos a rebozarnos en el miedo que nos da todo, no ganamos nada. Y NO habrá chachas para nadie-reprendió al joven de Humania-. Conste también, que yo no estoy obligando a nadie, solo estoy sugiriendo lo que me parece más lógico para poder salvar esta partida de su final malo. Luego podéis hacer lo que os salga del azaroso-se encogió de hombros. Su tono era bastante amable. Ella ya tenía a cinco bebés que cuidar y por los que preocuparse. Por lo tanto, aunque no le haría especial ilusión, no se enfadaría en absoluto si alguien salía por su cuenta o ignoraba sus consejos. Pero tampoco lloraría si alguno de ellos moría por no escucharla, ni lanzaría su moneda al aire para decidir su suerte póstuma. O eso quería creer.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
27/08/13, 08:28 pm
Archime, aunque no lo pareciese debido a su frenético tecleo y su mirada fija en los ceros y unos del terminal, prestó atención a Lara 37. Ello se hizo patente cuando el biomecánico levantó la cabeza en dirección a la ordesa cuando ella lo mencionó. Aunque sus palabras no carecían de lógica, algo protestó en el interior del irrense al escuchar que él no debía abandonar el torreón en futuras salidas. No prestó atención, sin embargo, a este intento de intromisión en la coherencia ya que era demasiado evidente que tras haber sufrido aquel episodio de asma ponía su vida completamente en la línea si se sucedían situaciones como las de aquella tarde, cosa de la que estaba bastante convencido. Y si algo no quería el ingeniero, era morir. Al fin y al cabo todavía no habían aprendido magia. Tan solo tendría que solventar un problema que conllevaba el no abandonar el refugio, pero creía que la solución que tenía en mente podría funcionar con resultados sino perfectos, aceptablemente buenos.
La propuesta de Shaco y la respuesta de Nero no resultaron de interés para el biomecánico, ya que si él no iba a participar en las expediciones de ahora en adelante no eran de su competencia. Interés que se vio volcado por completo hacia la explicación del carabés, todavía insuficiente para su gusto pero cuya información almacenó cuidadosamente en su memoria. Las posteriores inquisiciones de Taro le proporcionaron nuevos datos. Por algún motivo los tres rezagados no habían salido del punto de partida junto con el resto del grupo y los rocavarancoleses no se habían dirigido a ellos como les había ocurrido al resto de los presentes y al grupo que había desaparecido cuando se encontraban reunidos en la plaza donde sus respectivos idiomas fueron sustituídos. Y sin duda el que los sinhadres y el carabés contasen con la capacidad de comunicarse con ellos en el mismo lenguaje, denotaba su paso por aquel lugar, salvo que existiese algún otro surtidor de agua mágica semejante en algún otro punto de la ciudad. Fuera como fuere, parecía acertado dilucidar que proporcionarles información no era precisamente una de las prioridades de Rocavarancolia.
Cío se encargo de proporcionar la información acerca de la aparición del hombre de la serpiente mecánica gigante y la mujer con cola, así como de expresar su opinión acerca del debate que había generado Lara 37, secundado también por Shaco.
—Considero desacertada la hipótesis acerca de servir de alimento—alzó la voz una vez más sin variar en absoluto su tono, como si estuviese hablando de algo intrascendental—. No se halla conexión alguna entre sus instrucciones, las condiciones propuestas y dicha conjetura. Si bien es cierto que la lógica de los rocavarancoleses escapa a mi comprensión en numerosos puntos, parece ser claro que no intentan traer a su mundo a un considerable número de elegidos como debería ser normal si el propósito resultase ser el propuesto por Shaco, ya que debemos tener en cuenta que si los archivos de Irraria son correctos tan solo realizan dicha elección una vez al año, cosa que sus palabras confirmaron de no ser engañosas —había dejado de teclear en mitad de su discurso y al llegar a este punto se subió las gafas con el dedo índice mientras dedicaba una breve mirada a algunos de los presentes antes de volver a sumergirse en su programa, aunque parecía que el biomecánico todavía tenía algo que decir—. Si nos guiamos por las instrucciones recibidas, debemos demostrar alguna cualidad que por lo visto desconocemos que poseemos. No comprendo todavía el propósito final, pero parece claro que está relacionado con nuestra capacidad de supervivencia así como con un astro, salvo que esto último se tratase de una metáfora, incomprensible para un alienígena, en su oratoria. Tal y como dice Cío, es de interés conocer las diversas promesas con las que os trajeron aquí, ya que si en Carabás la magia no es una destreza desconocida resulta evidente que Taro no ha debido venir aquí por ese motivo. Puede que poner estos motivos en común arrojen algún tipo de luz o como mínimo nos permitirán realizar conjeturas más precisas.
El biomecánico entonces, enmudeció nuevamente sin levantar más la cabeza, a la espera de que algún otro tomase la palabra. Salvo que se le preguntase directamente o alguien volviese a realizar algún juicio erróneo no volvería a interevnir de forma tan prolongada pero analizaría cuidadosamente toda la información que se proporcionase.
La propuesta de Shaco y la respuesta de Nero no resultaron de interés para el biomecánico, ya que si él no iba a participar en las expediciones de ahora en adelante no eran de su competencia. Interés que se vio volcado por completo hacia la explicación del carabés, todavía insuficiente para su gusto pero cuya información almacenó cuidadosamente en su memoria. Las posteriores inquisiciones de Taro le proporcionaron nuevos datos. Por algún motivo los tres rezagados no habían salido del punto de partida junto con el resto del grupo y los rocavarancoleses no se habían dirigido a ellos como les había ocurrido al resto de los presentes y al grupo que había desaparecido cuando se encontraban reunidos en la plaza donde sus respectivos idiomas fueron sustituídos. Y sin duda el que los sinhadres y el carabés contasen con la capacidad de comunicarse con ellos en el mismo lenguaje, denotaba su paso por aquel lugar, salvo que existiese algún otro surtidor de agua mágica semejante en algún otro punto de la ciudad. Fuera como fuere, parecía acertado dilucidar que proporcionarles información no era precisamente una de las prioridades de Rocavarancolia.
Cío se encargo de proporcionar la información acerca de la aparición del hombre de la serpiente mecánica gigante y la mujer con cola, así como de expresar su opinión acerca del debate que había generado Lara 37, secundado también por Shaco.
—Considero desacertada la hipótesis acerca de servir de alimento—alzó la voz una vez más sin variar en absoluto su tono, como si estuviese hablando de algo intrascendental—. No se halla conexión alguna entre sus instrucciones, las condiciones propuestas y dicha conjetura. Si bien es cierto que la lógica de los rocavarancoleses escapa a mi comprensión en numerosos puntos, parece ser claro que no intentan traer a su mundo a un considerable número de elegidos como debería ser normal si el propósito resultase ser el propuesto por Shaco, ya que debemos tener en cuenta que si los archivos de Irraria son correctos tan solo realizan dicha elección una vez al año, cosa que sus palabras confirmaron de no ser engañosas —había dejado de teclear en mitad de su discurso y al llegar a este punto se subió las gafas con el dedo índice mientras dedicaba una breve mirada a algunos de los presentes antes de volver a sumergirse en su programa, aunque parecía que el biomecánico todavía tenía algo que decir—. Si nos guiamos por las instrucciones recibidas, debemos demostrar alguna cualidad que por lo visto desconocemos que poseemos. No comprendo todavía el propósito final, pero parece claro que está relacionado con nuestra capacidad de supervivencia así como con un astro, salvo que esto último se tratase de una metáfora, incomprensible para un alienígena, en su oratoria. Tal y como dice Cío, es de interés conocer las diversas promesas con las que os trajeron aquí, ya que si en Carabás la magia no es una destreza desconocida resulta evidente que Taro no ha debido venir aquí por ese motivo. Puede que poner estos motivos en común arrojen algún tipo de luz o como mínimo nos permitirán realizar conjeturas más precisas.
El biomecánico entonces, enmudeció nuevamente sin levantar más la cabeza, a la espera de que algún otro tomase la palabra. Salvo que se le preguntase directamente o alguien volviese a realizar algún juicio erróneo no volvería a interevnir de forma tan prolongada pero analizaría cuidadosamente toda la información que se proporcionase.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades: Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
28/08/13, 01:55 am
"Ay, madre." Shaco acababa de decir en voz alta justo lo contrario de lo que Taro estaba pensando. Si de arriesgarse se trataba, él no tenía ningún problema en quedarse calladito en el torreón limpiando y ceder el turno en jugarse el pellejo al que quisiera. Tampoco tenía muy claro qué significaba ser un nakama, pero parecía ser algo bueno así que le devolvió al terrícola la sonrisa de complicidad.
-Sí, hombre, bájanos más la moral- protestó sin mucho ánimo ante las siguientes palabras de Shaco. De todas formas el tono tranquilizador de Lara se encargó de que sus ganas de salir, en ese momento tirando peligrosamente para nulas, se quedasen en saludablemente reducidas.
A Taro se le secó la boca ante la nueva información. Las palabras de la mujer gato y el hechicero no fueron lo que le sorprendió, es más, fue lo único que le sonó familiar. Sólo los mejores salían adelante: era un mensaje que le habían repetido por activa y por pasiva a lo largo de su vida. Lo que le conmocionaba era lo que aquellas palabras significaban allí, en Rocavarancolia, en ese momento.
Porque si alguien tenía que morir, él tenía todas las papeletas. Si había que eliminar a alguien de una selección se empezaba por abajo, era de cajón, y el carabés no era capaz de quitarse de la cabeza la idea de que en la clasificatoria de los elegidos él debía estar de los más bajos: no por pesimismo sino simplemente por costumbre. Taro no sabía siquiera si existían los listados en aquel universo paralelo, pero sí era consciente con dolorosa claridad de que acababa de cambiar un sitio en el que cuando perdía se quedaba marginado por uno en el que cuando perdía se lo cargaban.
Se aferró como a un clavo ardiendo al resto de argumentos de Lara. Le habían traído porque era especial, y aunque allí hubiese una decena de gente más eso no garantizaba que hubiese que eliminar a gente obligatoriamente. De acuerdo a las palabras de la ordesa sólo necesitaban cubrir un mínimo en lugar de competir entre ellos, y aquello le dio el empujoncito de determinación que le hacía falta. Sólo necesitaba estar a la altura del resto.
Sobrevivir.
La pregunta de Nero le hizo ponerse rígido.
-No lo sé- dijo con sequedad-. Me quedaban dos años para saberlo seguro.
"Y tú estás igual que yo", estuvo a punto de espetar antes de decidir callarse. Ponerse a la defensiva con el tema no iba a ayudar a que dejasen de hacer preguntas.
La noche caía fuera, y mientras el Archi continuaba su perorata a Taro le quedaba cada vez más claro que no sacarían nada en limpio de aquello. Sólo deducciones.
-A mí me prometieron traerme a otro lugar, y aquí estoy- contestó con sencillez a la pregunta implícita del irrense. Parecía evidente que los motivos de muchos otros tenían que ver con la magia, y Taro se quedó con las ganas de decirles que no era para tanto.
-Las palanganas llevaban un hechizo de levitación- dijo de improviso refiriéndose a las bañeras, sin acordarse de que habían cambiado de tema hacía un rato-. No creo que sea desactivable, pero si volvemos a por comida mañana, o cuando sea, alguno de nosotros tres podría interceptarlas desde un tejado. Antes de que aterricen en la plaza, me refiero- aclaró. No tenía unas ganas tremendas de volver a salir, pero la perspectiva de un plan seguro mejoraba mucho las cosas. Y el resto de la ciudad no tenía tan mala pinta y sabía que encerrarse en el torreón sólo le pondría de los nervios.
La estrafalaria imagen de los espantajos sobre las bañeras no le había arrancado ni un parpadeo en su momento, sólo un interrogante vago sobre por qué gastaría alguien magia en animar un muñeco cuando grabando el mensaje se ahorraba más.
-Sí, hombre, bájanos más la moral- protestó sin mucho ánimo ante las siguientes palabras de Shaco. De todas formas el tono tranquilizador de Lara se encargó de que sus ganas de salir, en ese momento tirando peligrosamente para nulas, se quedasen en saludablemente reducidas.
A Taro se le secó la boca ante la nueva información. Las palabras de la mujer gato y el hechicero no fueron lo que le sorprendió, es más, fue lo único que le sonó familiar. Sólo los mejores salían adelante: era un mensaje que le habían repetido por activa y por pasiva a lo largo de su vida. Lo que le conmocionaba era lo que aquellas palabras significaban allí, en Rocavarancolia, en ese momento.
Porque si alguien tenía que morir, él tenía todas las papeletas. Si había que eliminar a alguien de una selección se empezaba por abajo, era de cajón, y el carabés no era capaz de quitarse de la cabeza la idea de que en la clasificatoria de los elegidos él debía estar de los más bajos: no por pesimismo sino simplemente por costumbre. Taro no sabía siquiera si existían los listados en aquel universo paralelo, pero sí era consciente con dolorosa claridad de que acababa de cambiar un sitio en el que cuando perdía se quedaba marginado por uno en el que cuando perdía se lo cargaban.
Se aferró como a un clavo ardiendo al resto de argumentos de Lara. Le habían traído porque era especial, y aunque allí hubiese una decena de gente más eso no garantizaba que hubiese que eliminar a gente obligatoriamente. De acuerdo a las palabras de la ordesa sólo necesitaban cubrir un mínimo en lugar de competir entre ellos, y aquello le dio el empujoncito de determinación que le hacía falta. Sólo necesitaba estar a la altura del resto.
Sobrevivir.
La pregunta de Nero le hizo ponerse rígido.
-No lo sé- dijo con sequedad-. Me quedaban dos años para saberlo seguro.
"Y tú estás igual que yo", estuvo a punto de espetar antes de decidir callarse. Ponerse a la defensiva con el tema no iba a ayudar a que dejasen de hacer preguntas.
La noche caía fuera, y mientras el Archi continuaba su perorata a Taro le quedaba cada vez más claro que no sacarían nada en limpio de aquello. Sólo deducciones.
-A mí me prometieron traerme a otro lugar, y aquí estoy- contestó con sencillez a la pregunta implícita del irrense. Parecía evidente que los motivos de muchos otros tenían que ver con la magia, y Taro se quedó con las ganas de decirles que no era para tanto.
-Las palanganas llevaban un hechizo de levitación- dijo de improviso refiriéndose a las bañeras, sin acordarse de que habían cambiado de tema hacía un rato-. No creo que sea desactivable, pero si volvemos a por comida mañana, o cuando sea, alguno de nosotros tres podría interceptarlas desde un tejado. Antes de que aterricen en la plaza, me refiero- aclaró. No tenía unas ganas tremendas de volver a salir, pero la perspectiva de un plan seguro mejoraba mucho las cosas. Y el resto de la ciudad no tenía tan mala pinta y sabía que encerrarse en el torreón sólo le pondría de los nervios.
La estrafalaria imagen de los espantajos sobre las bañeras no le había arrancado ni un parpadeo en su momento, sólo un interrogante vago sobre por qué gastaría alguien magia en animar un muñeco cuando grabando el mensaje se ahorraba más.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
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