Torreón Maciel (Archivo V)
+15
Jack
Dal
Evanna
Zarket
Rocavarancolia Rol
Alicia
Naeryan
Baurus
Poblo
LEC
Yber
Giniroryu
Red
Tak
Leonart
19 participantes
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Torreón Maciel (Archivo V)
06/08/13, 02:56 pm
Recuerdo del primer mensaje :
El único que comentó fue el insectoide, mientras que tan solo se ganó las miradas reprobatorias de los demás. No tardó en contestar al clinger.
-Quizás no será agilidad en tu planeta, Kamen Rider. Pero en mi planeta la agilidad es lo que te permite, por ejemplo, minimizar el daño de una caida, el accionar ciertos aparatos, abrir algunos temas de conversacion o el poder cargar con más o menos peso... Eso solo en ocasiones, claro que luego está la fuerza.-meditó unos instantes.- Luego tambien, a veces, el tener agilidad, implica que puedes potenciar tu velocidad, pero solo si no sabes decir otra palabra que el nombre de tu especie... Es un concepto bastante raro...-
Tanto Lara Croft como el clon de geonosiano tuvieron una breve discusión sobre que camino tomar. Aunque le doliera, el clinger tenia razón sobre el tema, pero la propuesta de Lara Croft era ampliamente más interesante y divertida. No vaciló en aquella ocasion y tomó la inciativa, mientras todavia tenian la discusión reciente.
El joven ruso abrió el camino del grupo. Aunque el insecto alienigena habia desbaratado sus planes la otra vez, él ya sabia a donde se dirigian y el guiar al grupo no le costó mucho, sobretodo teniendo en cuenta que en cuanto se habia callado, todos habian decidido unanimemente pasar de él.
-Estupidos Heart Ratings...-dijo en voz baja, al comprobar lo bajos que estaban. La tabla se extendia en siete columnas y, más abajo de cada una, una cara simpática dibujada que representaba a cada uno de los miembros del grupo. Justo debajo de esta, habia un número. Las columnas se llenaban de corazoncitos palpitantes dependiendo de este y, en estos momentos el número en todos era cero o cercano a este.
>> ¿Por que no me quieren? Soy adorable hasta el estandar de adorabilidad mortal -3-
>> Parece que va a llevarte un tiempo el entender el porque.
Pronto logró vislumbrar, en la lejania, el que era su objetivo actual, a donde les estaba llevando. Era un lugar algo desolado y tétrico. El último piso parecia estar construido con huesos de algun animal gigantesco. Aquello le dio un escalofrío. Unos olores le llegaron a la nariz. Una mezcla de olores que no podia distinguir unos de otros, pero que no olia igual que el resto de la ciudad. Algo perplejo, se fijó en las múltiples aves que sobrevolaban el torreón.
-Hay un nido de pajarracos.-les señaló, para indicarles que la cantidad de aves que iban y venian al torreón no era normal. Un mal presentimiento se acogió dentro de él. No le gustaban los pájaros negros.
Atravesaron los muros, franquearon el portón roto y finalmente llegaron a la puerta. Por el patio, habia huesos enormes repartidos. Algo le decia que fuera lo que fuera que hubiera pasado en aquel lugar años atrás, habria merecido más de una historia buena y graciosa. Se apoyó en la puerta de la entrada, como para intentar forzarla de alguna manera, para descubrir que en verdad estaba abierta. La pesada puerta se abrio con un chirrido y les abrio al que seria su nuevo hogar durante los próximos meses.
El joven atravesó el umbral con la mandibula colgándole y una expresión de pasmo increible, al contemplar lo que contenia la primera sala. Casi sin pararse a respirar, agarró las escaleras de caracol e intentó escalar de ellas, extasiado por aquel lugar. El metal rechinó y le hizo quedarse congelado con un pie sobre la barandilla. Quizás no seria muy sabio subir las escaleras del modo divertido. Lentamente, bajó el pie y subió las escaleras, al principio con un poco de duda pero luego aceleró el paso, hasta que se convirtió en una carrera, otro juego más.
Se paseó por la segunda planta, explorándolo todo, las camas y el escritorio con la silla a toda velocidad, emocionado por descubrir aquel lugar, dejó escapar una risilla divertida. Corrió de vuelta por las escaleras y llamó a los demás por la escalera para que subieran tambien para, a continuación, volver a retomar la subida por las escaleras como un crio que iba a abrir sus regalos de navidad.
Llego al tercer piso y no pudo hacer otra cosa que dar saltitos y retozar de felicidad. Aquella parecia ser un piso dedicado a entrenamiento. Asi que dedujo que pensaban, como mínimo, darles las herramientas para entrenar. Feliz, no tardó mucho en explorar el resto de aquel piso, porque de verdad tenia ganas de subir a la cuarta y última planta.
Cuando llegó, vio lo que esperaba ver. Infinitud de pájaros negros apuntando sus pares de ojos hacia el enclenque joven, intentando analizarle para saber si era una amenaza. Dejó escapar un grito ahogado de una mezcla de sorpresa y terror para entonces retroceder sobre sus pasos.
Bajó las escaleras, positivamente más feliz de poder alejarse de aquella cuarta planta cuanto antes y avisó a todos los que encontró que no debian acercarse a la cuarta planta, para luego describirles lo que vio.
Finalmente, de nuevo en la planta baja, se giró hacia los que estaban ahí presentes.
-¡Tenemos camas y un piso de entrenamiento! ¡Y hasta puede que un remake malillo de una peli de las de Hitchcock! ¿Habeis encontrado algo interesante por aquí abajo?-
El único que comentó fue el insectoide, mientras que tan solo se ganó las miradas reprobatorias de los demás. No tardó en contestar al clinger.
-Quizás no será agilidad en tu planeta, Kamen Rider. Pero en mi planeta la agilidad es lo que te permite, por ejemplo, minimizar el daño de una caida, el accionar ciertos aparatos, abrir algunos temas de conversacion o el poder cargar con más o menos peso... Eso solo en ocasiones, claro que luego está la fuerza.-meditó unos instantes.- Luego tambien, a veces, el tener agilidad, implica que puedes potenciar tu velocidad, pero solo si no sabes decir otra palabra que el nombre de tu especie... Es un concepto bastante raro...-
Tanto Lara Croft como el clon de geonosiano tuvieron una breve discusión sobre que camino tomar. Aunque le doliera, el clinger tenia razón sobre el tema, pero la propuesta de Lara Croft era ampliamente más interesante y divertida. No vaciló en aquella ocasion y tomó la inciativa, mientras todavia tenian la discusión reciente.
El joven ruso abrió el camino del grupo. Aunque el insecto alienigena habia desbaratado sus planes la otra vez, él ya sabia a donde se dirigian y el guiar al grupo no le costó mucho, sobretodo teniendo en cuenta que en cuanto se habia callado, todos habian decidido unanimemente pasar de él.
-Estupidos Heart Ratings...-dijo en voz baja, al comprobar lo bajos que estaban. La tabla se extendia en siete columnas y, más abajo de cada una, una cara simpática dibujada que representaba a cada uno de los miembros del grupo. Justo debajo de esta, habia un número. Las columnas se llenaban de corazoncitos palpitantes dependiendo de este y, en estos momentos el número en todos era cero o cercano a este.
>> ¿Por que no me quieren? Soy adorable hasta el estandar de adorabilidad mortal -3-
>> Parece que va a llevarte un tiempo el entender el porque.
Pronto logró vislumbrar, en la lejania, el que era su objetivo actual, a donde les estaba llevando. Era un lugar algo desolado y tétrico. El último piso parecia estar construido con huesos de algun animal gigantesco. Aquello le dio un escalofrío. Unos olores le llegaron a la nariz. Una mezcla de olores que no podia distinguir unos de otros, pero que no olia igual que el resto de la ciudad. Algo perplejo, se fijó en las múltiples aves que sobrevolaban el torreón.
-Hay un nido de pajarracos.-les señaló, para indicarles que la cantidad de aves que iban y venian al torreón no era normal. Un mal presentimiento se acogió dentro de él. No le gustaban los pájaros negros.
Atravesaron los muros, franquearon el portón roto y finalmente llegaron a la puerta. Por el patio, habia huesos enormes repartidos. Algo le decia que fuera lo que fuera que hubiera pasado en aquel lugar años atrás, habria merecido más de una historia buena y graciosa. Se apoyó en la puerta de la entrada, como para intentar forzarla de alguna manera, para descubrir que en verdad estaba abierta. La pesada puerta se abrio con un chirrido y les abrio al que seria su nuevo hogar durante los próximos meses.
El joven atravesó el umbral con la mandibula colgándole y una expresión de pasmo increible, al contemplar lo que contenia la primera sala. Casi sin pararse a respirar, agarró las escaleras de caracol e intentó escalar de ellas, extasiado por aquel lugar. El metal rechinó y le hizo quedarse congelado con un pie sobre la barandilla. Quizás no seria muy sabio subir las escaleras del modo divertido. Lentamente, bajó el pie y subió las escaleras, al principio con un poco de duda pero luego aceleró el paso, hasta que se convirtió en una carrera, otro juego más.
Se paseó por la segunda planta, explorándolo todo, las camas y el escritorio con la silla a toda velocidad, emocionado por descubrir aquel lugar, dejó escapar una risilla divertida. Corrió de vuelta por las escaleras y llamó a los demás por la escalera para que subieran tambien para, a continuación, volver a retomar la subida por las escaleras como un crio que iba a abrir sus regalos de navidad.
Llego al tercer piso y no pudo hacer otra cosa que dar saltitos y retozar de felicidad. Aquella parecia ser un piso dedicado a entrenamiento. Asi que dedujo que pensaban, como mínimo, darles las herramientas para entrenar. Feliz, no tardó mucho en explorar el resto de aquel piso, porque de verdad tenia ganas de subir a la cuarta y última planta.
Cuando llegó, vio lo que esperaba ver. Infinitud de pájaros negros apuntando sus pares de ojos hacia el enclenque joven, intentando analizarle para saber si era una amenaza. Dejó escapar un grito ahogado de una mezcla de sorpresa y terror para entonces retroceder sobre sus pasos.
Bajó las escaleras, positivamente más feliz de poder alejarse de aquella cuarta planta cuanto antes y avisó a todos los que encontró que no debian acercarse a la cuarta planta, para luego describirles lo que vio.
Finalmente, de nuevo en la planta baja, se giró hacia los que estaban ahí presentes.
-¡Tenemos camas y un piso de entrenamiento! ¡Y hasta puede que un remake malillo de una peli de las de Hitchcock! ¿Habeis encontrado algo interesante por aquí abajo?-
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
13/08/13, 03:49 am
Le costó un poco relajarse ante la llegada de nuevos compañeros –ya le había costado asimilar que tendría que vivir en una especie de zoológico–, pero hasta el tarado les estaba ofreciendo cena, y no tenían a donde ir, igual que ellos. Por otro lado, el de pelo oscuro había dicho que podía trepar por las paredes, igual que un insecto, y se limitó a asentir con cansancio. Para entonces la peludita ya estaba de nuevo haciendo sonar su silbato. «Ojalá lo pierdas» pensó. Pero lo cierto era que tenía razón. Razón en que no podían dormir en una cuadra, porque cuando siguió hablando, Cío se perdió. «Este peluche vive en su mundo de fantasía… aunque sí habrá que tapiar todo, o esto se nos puede seguir llenando de rezagados». Lo siguiente que hizo ella fue acercarse a zancadas, con la vista fija en él. Solo pudo enarcar una ceja al saber la tontería que se le había quedado pendiente, por un comentario que ni había podido reprimir.
—Saborea con las manos y lo que quieras, pero dudo que mi mundo sea el único donde meter la mano en la cazuela sea una asquerosidad —respondió con tranquilidad, viéndola alejarse escaleras arriba. Estaba más sorprendido que enfadado. Realmente en su mundo no existían los modales a la mesa, ¿qué iba a reprocharle? Tendría algo que reprocharle si ignoraba las preferencias de la mayoría a la larga, pero no esa noche.
Entre tanto, los recién llegados se habían sentado a la mesa. La albina se había limpiado la sangre de la cara, dejando a la vista que no había ninguna herida debajo en realidad. Recogió su plato, ya frío, y se lo terminó de pie para después dejarlo en la pila, sin pasársele por la cabeza que alguien tenía que fregar. Más allá escucho a Archi preguntando nombres y mundos y vio a la pelirroja cocinera agenciándose un sillón para aovillarse en él. Eso le recordó lo que había dicho la peludita y fue escaleras arriba, entrando en la habitación que no estaba ocupada. Torció el morro, pero ya en oscuridad mucho no se podía hacer. Escogió una cama cerca de la pared y la sacudió torpemente. Se valió de la luz de su ordenador para buscar sábanas en la oscuridad y hacer un apaño para aquella noche. Aunque los demás siguieran abajo, él prefirió estirarse en cama quitándose las botas y escuchar un poco de música.
No supo cuánto tiempo después, ya con algunas personas respirando tranquilamente a su alrededor –cosa con la que no se sentía muy cómodo–, empezó a encontrarse mal. Al principio no le había prestado atención, pero ahora el dolor de estómago era punzante y le producía náuseas. Se levantó en silencio y pasó entre las camas con cuidado de no despertar a nadie, agobiado recordando el aspecto de la letrina. «No es lo suficientemente malo estar perdidos en otro mundo como para además ponerte mal del puto estómago». Maldiciendo a todo lo que se le ponía por delante, llegó a la planta baja encontrándose, para su sorpresa, que aún había gente despierta.
—Saborea con las manos y lo que quieras, pero dudo que mi mundo sea el único donde meter la mano en la cazuela sea una asquerosidad —respondió con tranquilidad, viéndola alejarse escaleras arriba. Estaba más sorprendido que enfadado. Realmente en su mundo no existían los modales a la mesa, ¿qué iba a reprocharle? Tendría algo que reprocharle si ignoraba las preferencias de la mayoría a la larga, pero no esa noche.
Entre tanto, los recién llegados se habían sentado a la mesa. La albina se había limpiado la sangre de la cara, dejando a la vista que no había ninguna herida debajo en realidad. Recogió su plato, ya frío, y se lo terminó de pie para después dejarlo en la pila, sin pasársele por la cabeza que alguien tenía que fregar. Más allá escucho a Archi preguntando nombres y mundos y vio a la pelirroja cocinera agenciándose un sillón para aovillarse en él. Eso le recordó lo que había dicho la peludita y fue escaleras arriba, entrando en la habitación que no estaba ocupada. Torció el morro, pero ya en oscuridad mucho no se podía hacer. Escogió una cama cerca de la pared y la sacudió torpemente. Se valió de la luz de su ordenador para buscar sábanas en la oscuridad y hacer un apaño para aquella noche. Aunque los demás siguieran abajo, él prefirió estirarse en cama quitándose las botas y escuchar un poco de música.
No supo cuánto tiempo después, ya con algunas personas respirando tranquilamente a su alrededor –cosa con la que no se sentía muy cómodo–, empezó a encontrarse mal. Al principio no le había prestado atención, pero ahora el dolor de estómago era punzante y le producía náuseas. Se levantó en silencio y pasó entre las camas con cuidado de no despertar a nadie, agobiado recordando el aspecto de la letrina. «No es lo suficientemente malo estar perdidos en otro mundo como para además ponerte mal del puto estómago». Maldiciendo a todo lo que se le ponía por delante, llegó a la planta baja encontrándose, para su sorpresa, que aún había gente despierta.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
13/08/13, 11:37 am
Mientras que Ri se quedó pensando en si a Lara le funcionaba bien la cabeza, o si todos aquellos términos confusos significaban que el animal entendía algo que ellos no, Nero estaba más interesado en el nido de pájaros y en por qué a Lara le importaba señalar que era de noche y hablaba de preparar camas. El sin-ojos había dicho cenar. “¿diurnos?” La mera idea le resultó divertida. A todo lo demás, todo lo que implicase hacer algo para ser exactos, Nero hizo oídos sordos. El edeel esperaba a un momento desocupado (quizás cuando hiciesen camas) para reflexionar de forma más profunda. Por el momento, prefería prestar atención.
- Me llamo Nero.- dijo con sencillez al chico-bestia. Sonreía levemente.- y ella es mi aurva Anriel.
- De Sinhdro.- dijo ella, rellenando el hueco que había dejado Nero en su respuesta. Lejos de molestarle, pareció resultarle divertido. El chico se frotó una mejilla como indicándole que aun tenía restos de la sangre. Ri frunció casi imperceptiblemente el ceño mientras frotaba, hasta que la risa de Nero le hizo ver que no había sido cierto. Le dedicó una mirada vacía y su mejor gesto neutro y subió a elegir dos camas antes de que todo el mundo se durmiese, pues ya veía que algunos empezaban a acomodarse.
Era noche clara cuando Nero apareció frente a Baurus y se sentó junto a él.
- Es una chica muy curiosa, ¿verdad?- el peloplata no entendería seguramente a lo que él se referia y por eso detrás de su simpatía había cierta burla disfrazada. Había estado revisando todos los rincones del torreón, con interés vago. Y pasado un tiempo largo en la armería revisando armas. Ri había tratado de dormir sin éxito, para desentenderse de lo que Nero hiciese, pero había acabado bajando también. Apenas había aparecido en el patio, se giró hacia atrás para ver al mayor de los medio-animales llegando al salón.
- Me llamo Nero.- dijo con sencillez al chico-bestia. Sonreía levemente.- y ella es mi aurva Anriel.
- De Sinhdro.- dijo ella, rellenando el hueco que había dejado Nero en su respuesta. Lejos de molestarle, pareció resultarle divertido. El chico se frotó una mejilla como indicándole que aun tenía restos de la sangre. Ri frunció casi imperceptiblemente el ceño mientras frotaba, hasta que la risa de Nero le hizo ver que no había sido cierto. Le dedicó una mirada vacía y su mejor gesto neutro y subió a elegir dos camas antes de que todo el mundo se durmiese, pues ya veía que algunos empezaban a acomodarse.
Era noche clara cuando Nero apareció frente a Baurus y se sentó junto a él.
- Es una chica muy curiosa, ¿verdad?- el peloplata no entendería seguramente a lo que él se referia y por eso detrás de su simpatía había cierta burla disfrazada. Había estado revisando todos los rincones del torreón, con interés vago. Y pasado un tiempo largo en la armería revisando armas. Ri había tratado de dormir sin éxito, para desentenderse de lo que Nero hiciese, pero había acabado bajando también. Apenas había aparecido en el patio, se giró hacia atrás para ver al mayor de los medio-animales llegando al salón.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
13/08/13, 01:53 pm
El aprendiz entonces soltó una carcajada corta, mostrando simpatia por los tres recien llegados que no dudaron en coger un cuenco cada uno y comer el estofado preparado por Kellogs. Se ve que tendrian mucha hambre.
Fue entonces cuando bostezó. Quemaba energias rápido y aún más rápido se iba a dormir. Al bostezar no se tapó la boca ni hizo gesto alguno para taparlo. Sus dientes incisivos eran ligeramente más curvos que lo que podia esperarse de un humano, pero aun así dentro de un margen posible para un humano. Claro fue que ninguno de los presentes reparó en ese dato puesto que nadie de los presentes demostró poseer los conocimientos mínimos sobre dentaduras humanas.
El chico se despidió de los demás con un movimiento de mano y les prometió a los que habian demostrado un ligero interés por sus conocimientos de magia que al día siguiente se los mostraria.
Entró al cuarto que no habia entrado Lara Croft puesto que la ordense llevaba un puñado de tamagochis de diseño bastante ruidosos y no creia ser capaz de dormir en el mismo cuarto que ella, aunque sin duda seria interesante comprobar como dormia aquella especie de ojos tan grandes. Sin desvestirse si quiera, cayó como leño contra el colchón que emitio un quejido. A partir de ese momento, el ruso ya estaba dormido, como bien hacian prueba de ello unos sonoros ronquídos que aparecian esporádicamente si se apoyaba en el lado derecho de su cuerpo al dormir, pero que pronto cesaban una vez que cambiaba de postura.
Y así revolviendose en su cama, el aprendiz soño.
El aprendiz se levantó entre sudores. La noche aun reinaba presente en aquel torreón. A su alrededor, varios de sus compañeros dormian todo lo plácidamente que podian. Se sentó en la cama y sacudió el gesto, intentando interpretar el significado de aquel sueño. Confundido y todavia impactado por la elegante y amenazadora figura del tigre blanco, se puso de pie y salió del cuarto.
No tenia muy claro que iba a hacer hasta el amanecer, asi que decidio hacer el cafre un rato. Subio por las escaleras, poco a poco recuperando sus sentidos y, muy animado, se adentró en el piso que servia de sala de entrenamientos.
Situandose en el medio de esta, se hundio de hombros, como sumido en algun ritual, se puso a realizar un baile extraño. Como por deseo de un demente, el ruso se retorcia en el aire, saltaba, gesticulaba, miraba extrañado los rincones y, sobretodo, realizaba energéticas zambullidas acompañadas por volteretas sin sentido, todo ello cargado con el nerviosismo y la hiperactividad típica del cosechado.
Aunque extraño y aleatorio, aquel ejercicio le servia para mantenerse ágil y flexible sin contar que quemaba muchas energias y mataba mucho tiempo en el proceso. Finalmente, un rayo de sol se asomó por la ventana y el chico rompió a correr hacia ella, haciendo uso ocasionalmente de apoyarse en sus nudillos a la vez que se movia.
Asomado a esta, contempló, maravillado como rompia con la silueta del horizonte y le calentaba la cara. Con ojos vidriosos detrás de sus gafas, se puso a gritar por la ventana, cargado de ánimos y felicidad renovadas.
-¡BUENOS DIAS!-comenzó gritando a la ciudad gris.-¡Buenos dias, ciudad magica! ¡Buenos dias torreón oscuro! ¡Buenos dias patio vacio!-sus gritos hicieron que varias de las estiges remontasen el vuelo, sorprendidas por el repentino escándalo que estaba montando alguien tan pronto en la mañana.-¡SI, BUENOS DIAS A TODOS!-terminó por gritar para el interior del torreón.
Inconsciente de que su energética y emocionada voz podia despertar a los que siguieran dormidos.
Fue entonces cuando bostezó. Quemaba energias rápido y aún más rápido se iba a dormir. Al bostezar no se tapó la boca ni hizo gesto alguno para taparlo. Sus dientes incisivos eran ligeramente más curvos que lo que podia esperarse de un humano, pero aun así dentro de un margen posible para un humano. Claro fue que ninguno de los presentes reparó en ese dato puesto que nadie de los presentes demostró poseer los conocimientos mínimos sobre dentaduras humanas.
El chico se despidió de los demás con un movimiento de mano y les prometió a los que habian demostrado un ligero interés por sus conocimientos de magia que al día siguiente se los mostraria.
Entró al cuarto que no habia entrado Lara Croft puesto que la ordense llevaba un puñado de tamagochis de diseño bastante ruidosos y no creia ser capaz de dormir en el mismo cuarto que ella, aunque sin duda seria interesante comprobar como dormia aquella especie de ojos tan grandes. Sin desvestirse si quiera, cayó como leño contra el colchón que emitio un quejido. A partir de ese momento, el ruso ya estaba dormido, como bien hacian prueba de ello unos sonoros ronquídos que aparecian esporádicamente si se apoyaba en el lado derecho de su cuerpo al dormir, pero que pronto cesaban una vez que cambiaba de postura.
Y así revolviendose en su cama, el aprendiz soño.
- Ojos de Jade:
Corria por una salida de mazmorra de piedra amarillenta. La vegetacion habia tomado el lugar y entre las piedras, aferrandose a ellas, crecian tallos y enredaderas de diferentes grosores y edad, formando una cortina de arraigo a través de las húmedas paredes.
El joven aprendiz no lo sabia pero aquel lugar llevaba mucho tiempo abandonado, de un tiempo remoto de antes de que la humanidad se irguiera sobre sus patas traseras y comenzara a pensar racionalmente.
Corria de un peligro. Su jadeo retumbaba entre las paredes de aquel lugar, distorsionandose y amplificandose entre las paredes. Su persecutor, abrazado entre las sombras, no hacia ningun ruido ni se dejaba ver. Eran un par de ojos verdosos, como piedras preciosas, suspendidos en medio de la oscuridad reinante. Cuatro patas que se movian sin hacer ni un solo ruido y que perseguian incansablemente al joven que jadeaba y corria a su plena velocidad, a veces rompiendo a adoptar una postura cuadrúpeda durante los sprints en los que creia que ya se cernia sobre él aquel ser de ojos verdosos.
Encontró una salida al poco tiempo. Era una obertura en las mazmorras, como un brazo negro entre los incansables pasillos de aquel lugar. El tallado de la piedra era ampliamente diferente y bastante más reciente que el resto de las estancias que habia visitado y, lo más importante, la vaga presencia de la luz era visible. Aquello llenó de esperanzas al aprendiz quien hasta ahora solo habia sentido el pavor de estar siendo perseguido por un ser que en verdad podia darle alcance en cuanto quisiera. La simple idea de que estuviera participando en un juego del gato y el ratón le provocó que un escalofrio recorriera su espalda.
Batiendo sus piernas fuertemente, aceleró la carrera y giró en aquel pasillo. Tan pronto como lo hizo, su perseguidor tambien apuró el paso detrás de él, sin parpadear en ningun instante, dejando bien claro que no habia posible escapatoria de su brillante mirada.
El chico corrió todo lo que pudo en lo que pareció un antiguo salon abandonado. El techo estaba agujereado en ciertas partes y, aunque no se pudiera ver el cielo atraves de su grosor, la luz conseguia colarse en gran parte de la estructura, cegando en ocasiones al ruso que seguia corriendo a través de la sala. Subio una escalera en espiral que debia conducir a una torere y, justo antes de perder de vista la anterior y enorme sala, logró vislumbrar parte del pelaje de su persecutor, de un color blanco como la nieve.
Cuando llegó al final de la escalera, se encontró con un puente de piedra que en algun otro tiempo hubiera conectado con la siguiente parte de la estructura, pero que el tiempo habia hecho que la parte en la mitad de los dos puentes se derrumbara, creando un abismo entre ellos. Casi se precipitó por este el joven aprendiz al llevar la inercia de carrera que llevaba.
Se habia acorralado y esta vez ya no tenia salida. Se giró para afrontar lo que subia por las escaleras. Aunque las almohadillas suaves de la criatura apagaban el sonido que esta emitia al andar, el joven humano sentia la presencia ominiosa de la criatura que le buscaba con tanto empeño. Miró a los lados, a todas partes. No se podia adivinar ninguna piedra a su alrededor, salvo las que estaba pisando en este momento. Todas aquellas ruinas estaban rodeadas por unas espesas nubes que no dejaban ver más alla de un par de metros y con ello, el aprendiz no quiso arriesgarse a saltar, sin saber lo que habria más abajo. Tragó saliva y miró, muerto de miedo como el colosal animal albino cruzaba el umbral de las escaleras y se enfrentaba a él, caminando elegantemente hasta el chico, obligándole a retroceder contra el abismo, casi al borde de este.
El tigre, aparte de ser colosal, estaba marcado por rallas complejas de un color oscuro que le recorrian todo el lomo, las patas y el rostro. Sus ojos, brillantes incluso rodeados de aquellas nubes, despedian unos brillos de color jade. Lentamente, mostró su amenazadora boca ante el chico, inundando el lugar con un poderoso rugido.
El aprendiz se levantó entre sudores. La noche aun reinaba presente en aquel torreón. A su alrededor, varios de sus compañeros dormian todo lo plácidamente que podian. Se sentó en la cama y sacudió el gesto, intentando interpretar el significado de aquel sueño. Confundido y todavia impactado por la elegante y amenazadora figura del tigre blanco, se puso de pie y salió del cuarto.
No tenia muy claro que iba a hacer hasta el amanecer, asi que decidio hacer el cafre un rato. Subio por las escaleras, poco a poco recuperando sus sentidos y, muy animado, se adentró en el piso que servia de sala de entrenamientos.
Situandose en el medio de esta, se hundio de hombros, como sumido en algun ritual, se puso a realizar un baile extraño. Como por deseo de un demente, el ruso se retorcia en el aire, saltaba, gesticulaba, miraba extrañado los rincones y, sobretodo, realizaba energéticas zambullidas acompañadas por volteretas sin sentido, todo ello cargado con el nerviosismo y la hiperactividad típica del cosechado.
Aunque extraño y aleatorio, aquel ejercicio le servia para mantenerse ágil y flexible sin contar que quemaba muchas energias y mataba mucho tiempo en el proceso. Finalmente, un rayo de sol se asomó por la ventana y el chico rompió a correr hacia ella, haciendo uso ocasionalmente de apoyarse en sus nudillos a la vez que se movia.
Asomado a esta, contempló, maravillado como rompia con la silueta del horizonte y le calentaba la cara. Con ojos vidriosos detrás de sus gafas, se puso a gritar por la ventana, cargado de ánimos y felicidad renovadas.
-¡BUENOS DIAS!-comenzó gritando a la ciudad gris.-¡Buenos dias, ciudad magica! ¡Buenos dias torreón oscuro! ¡Buenos dias patio vacio!-sus gritos hicieron que varias de las estiges remontasen el vuelo, sorprendidas por el repentino escándalo que estaba montando alguien tan pronto en la mañana.-¡SI, BUENOS DIAS A TODOS!-terminó por gritar para el interior del torreón.
Inconsciente de que su energética y emocionada voz podia despertar a los que siguieran dormidos.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
13/08/13, 05:13 pm
Archime prestó atención a las presentaciones de los recién llegados. <<Sinhdro y Carabás>>. Rebuscó en su memoria las presentaciones de todo el grupo en la plaza aquella mañana. No, definitivamente nadie había mencionado aquellos nombres, ni recordaba a ninguna otra persona con aquellos tonos de piel. Rápidamente abrió el documento que había empezado a crear con los datos que proporcionaron algunos de los elegidos. Aunque ya no podía entenderlo, ver los caracteres conocidos y rememorando lo que habían dicho le bastó. Alice había afirmado creer que Shaco era "terrícola" como ella, por lo que descartó por completo que Baurus y él perteneciesen al mismo mundo que Taro. Tendría que confirmarlo con ellos, probablemente, pero parecía lo más probable que ambos procediesen del mismo planeta que Alice, al reconocerlos ella misma como semejantes.
No pudo, sin embargo, proceder a interrogar a los presuntos terrícolas, pues sus pensamientos fueron interrumpidos ante el anuncio de Keiriarei acrca de haber visto roedores voladores en llamas. Archime apagó la pantalla holográfica de su ordenador y se dirigió a la ventana más cercana para verlos con sus propios ojos. El flash de las cámaras alumbró la oscuridad varias veces, ya que Ippon también se había sumado a la sesión fotográfica de aquellos peculiares animales. Era de esperar que la fauna de Rocavarancolia no se pareciese a la de Irraria, con una evolución y un clima tan diferentes, pero aquellos roedores en perpetua combustión resultaban, aún contando con ello, totalmente inesperados.
Para cuando terminó de observarlos y fotografiarlos, muchos de sus compañeros ya se habían ido. Sin embargo, vio a Keiriarei en uno de los sofás. Archime decidió que era una buena ocasión para continuar su explicación y se dirigía hacia ella cuando un dolor en el estómago le hizo detenerse.
El irrense se llevó las manos a la tripa, mientras el dolor se volvía más intenso. Cuando empezaron las arcadas salió al patio todo lo rápido que pudo y, apenas unos segundos después, se encontraba vomitando en las letrinas. Un par de minutos después, el biomecánico salió, apoyándose en la puerta de las mismas y jadeando ligeramente encorvado. Probablemente algún ingrediente de los que había constado la cena había provocado aquel malestar en el estómago. Tal vez algún elemento en mal estado, o incompatible con la fisiología irrense. Observando a sus compañeros podría sacar alguna conclusión más precisa, salvo que aquella dolencia tan solo le hubiese afectado a él, en cuyo caso tendría que analizar su evolución y las futuras comidas más a fondo.
Tras hidratarse con el agua del pozo, volvió a la sala para encontrarse con que Keiriarei había sido envuelta en unas sábanas y parecía dormir. Sin embargo, cuando el irrense comenzaba a atravesar la sala, la chica se movió y el biomecánico observó que había abierto los ojos. Sin perder un segundo, se sentó en un sillón cercano a donde estaba la ulterana y reabrió el terminal de su ordenador. Comenzó a seguir trabajando en su programa.
—Keiriarei, ahora que la situación es estable y hay una alta improbabilidad de interrupciones, puedo proceder a completar la información acerca de la bioelectricidad y sus aplicaciones— el irrense no esperó a recibir ninguna respuesta, no pensó que a la ulterana podría no apetecerle continuar aquella conversación, simplemente siguió hablando—. Mediante la conexión nerviosa y el circuito electrónico conectado a ellos, el cerebro envía las órdenes que son interpretadas por...
Archime siguió hablando durante más de una hora. Explicando con detalle el funcionamiento del órgano bioeléctrico, su localización, su aplicación en implantes. Mencionó cada uno de los componentes que conformaban un brazo biomecánico estándar a modo de ejemplo y explicó como se movía y el mantenimiento que necesitaba. Entre otras cosas. Habló sin dejar de programar, mientras tanto, y si se dio cuenta de que Keiriarei se había dormido hacía ya un buen rato cuando por fin terminó de hablar, no dio muestra alguna de ello.
—Creo que eso es todo por ahora —sentenció a su dormida interlocutora mientras todavía seguía tecleando frenéticamente en su ordenador.
Poco antes Cío había pasado frente a ellos con claros síntomas de encontrarse mal. Archime había observado de reojo como el otro irrense salía con mala cara y los brazos sobre la tripa de forma muy parecida a él mismo hacía un par de horas. Cuando el chico volvió a entrar, levantó un momento la vista del ordenador y lo miró brevemente.
—La probabilidad de que exista algún alimento contenido en el suministro procedente de otro mundo, o de Rocavarancolia, que resulte indigesto para los irrenses es alta. Debemos proceder con más precaución al respecto a partir de ahora —le dijo simplemente mientras seguía a lo suyo.
Si alguien más se encontrase en la sala o pasase por allí hasta poco antes del amanecer, vería a Archime programando incansablemente. Sorrina no estaba allí para decirle que tenía que irse a dormir, y el biomecánico perdía por completo la noción del tiempo y de la realidad cuando trabajaba. Por la mañana, podía encontrársele respirando pausadamente con la cabeza apoyada sobre su brazo derecho, tras quedarse completamente dormido mientras programaba.
Archime no solía tener un sueño muy pesado y era fácil despertarlo, pero el día anterior había sido completamente agotador para él y apenas hacía dos horas que se había quedado dormido, por lo que los gritos de Shaco no consiguieron sacarlo de su sueño.
No pudo, sin embargo, proceder a interrogar a los presuntos terrícolas, pues sus pensamientos fueron interrumpidos ante el anuncio de Keiriarei acrca de haber visto roedores voladores en llamas. Archime apagó la pantalla holográfica de su ordenador y se dirigió a la ventana más cercana para verlos con sus propios ojos. El flash de las cámaras alumbró la oscuridad varias veces, ya que Ippon también se había sumado a la sesión fotográfica de aquellos peculiares animales. Era de esperar que la fauna de Rocavarancolia no se pareciese a la de Irraria, con una evolución y un clima tan diferentes, pero aquellos roedores en perpetua combustión resultaban, aún contando con ello, totalmente inesperados.
Para cuando terminó de observarlos y fotografiarlos, muchos de sus compañeros ya se habían ido. Sin embargo, vio a Keiriarei en uno de los sofás. Archime decidió que era una buena ocasión para continuar su explicación y se dirigía hacia ella cuando un dolor en el estómago le hizo detenerse.
El irrense se llevó las manos a la tripa, mientras el dolor se volvía más intenso. Cuando empezaron las arcadas salió al patio todo lo rápido que pudo y, apenas unos segundos después, se encontraba vomitando en las letrinas. Un par de minutos después, el biomecánico salió, apoyándose en la puerta de las mismas y jadeando ligeramente encorvado. Probablemente algún ingrediente de los que había constado la cena había provocado aquel malestar en el estómago. Tal vez algún elemento en mal estado, o incompatible con la fisiología irrense. Observando a sus compañeros podría sacar alguna conclusión más precisa, salvo que aquella dolencia tan solo le hubiese afectado a él, en cuyo caso tendría que analizar su evolución y las futuras comidas más a fondo.
Tras hidratarse con el agua del pozo, volvió a la sala para encontrarse con que Keiriarei había sido envuelta en unas sábanas y parecía dormir. Sin embargo, cuando el irrense comenzaba a atravesar la sala, la chica se movió y el biomecánico observó que había abierto los ojos. Sin perder un segundo, se sentó en un sillón cercano a donde estaba la ulterana y reabrió el terminal de su ordenador. Comenzó a seguir trabajando en su programa.
—Keiriarei, ahora que la situación es estable y hay una alta improbabilidad de interrupciones, puedo proceder a completar la información acerca de la bioelectricidad y sus aplicaciones— el irrense no esperó a recibir ninguna respuesta, no pensó que a la ulterana podría no apetecerle continuar aquella conversación, simplemente siguió hablando—. Mediante la conexión nerviosa y el circuito electrónico conectado a ellos, el cerebro envía las órdenes que son interpretadas por...
Archime siguió hablando durante más de una hora. Explicando con detalle el funcionamiento del órgano bioeléctrico, su localización, su aplicación en implantes. Mencionó cada uno de los componentes que conformaban un brazo biomecánico estándar a modo de ejemplo y explicó como se movía y el mantenimiento que necesitaba. Entre otras cosas. Habló sin dejar de programar, mientras tanto, y si se dio cuenta de que Keiriarei se había dormido hacía ya un buen rato cuando por fin terminó de hablar, no dio muestra alguna de ello.
—Creo que eso es todo por ahora —sentenció a su dormida interlocutora mientras todavía seguía tecleando frenéticamente en su ordenador.
Poco antes Cío había pasado frente a ellos con claros síntomas de encontrarse mal. Archime había observado de reojo como el otro irrense salía con mala cara y los brazos sobre la tripa de forma muy parecida a él mismo hacía un par de horas. Cuando el chico volvió a entrar, levantó un momento la vista del ordenador y lo miró brevemente.
—La probabilidad de que exista algún alimento contenido en el suministro procedente de otro mundo, o de Rocavarancolia, que resulte indigesto para los irrenses es alta. Debemos proceder con más precaución al respecto a partir de ahora —le dijo simplemente mientras seguía a lo suyo.
Si alguien más se encontrase en la sala o pasase por allí hasta poco antes del amanecer, vería a Archime programando incansablemente. Sorrina no estaba allí para decirle que tenía que irse a dormir, y el biomecánico perdía por completo la noción del tiempo y de la realidad cuando trabajaba. Por la mañana, podía encontrársele respirando pausadamente con la cabeza apoyada sobre su brazo derecho, tras quedarse completamente dormido mientras programaba.
Archime no solía tener un sueño muy pesado y era fácil despertarlo, pero el día anterior había sido completamente agotador para él y apenas hacía dos horas que se había quedado dormido, por lo que los gritos de Shaco no consiguieron sacarlo de su sueño.
- Baurus
Ficha de cosechado
Nombre: Baurus
Especie: Terrícola
Habilidades: Agilidad, Rapidez mental, Nociones de lucha
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
13/08/13, 07:02 pm
Los minutos pasaban, pero las ganas de dormir no aparecían. Era demasiada "Acción" para mi en un solo día. Miraba hacia aquellas criaturas flamígeras pero no les prestaba atención. En mi cabeza solo estaba mi disculpa hacia Lara y al resto del grupo cuando tuviera oportunidad, en los tres nuevos inquilinos de la torre, y en la joven de los ojos extraños dormida en el sillón. Además de que debería hacer en este sitio a partir de mañana. Rocavarancolia. Una tierra de sueños y magia como me dijo. El lugar donde encontraré lo que deseo, además de ese "Algo mejor" que mencionó. Pero hasta ahora todo iba de mal en peor. No solo causé mala impresión, si no que además de verdad tenía malas intenciones desde el comienzo.
Mi rato de soledad para pensar fue rota por uno de los tres individuos que vinieron por sorpresa. Era el chico pelirosa, hablándome de la joven que lo acompañaba. Le respondí sin pensar girando la cabeza hacia él.
Curiosa... Y también peligrosa. No me gustaría recibir una patada de las suyas.
Mi rato de soledad para pensar fue rota por uno de los tres individuos que vinieron por sorpresa. Era el chico pelirosa, hablándome de la joven que lo acompañaba. Le respondí sin pensar girando la cabeza hacia él.
Curiosa... Y también peligrosa. No me gustaría recibir una patada de las suyas.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
13/08/13, 09:11 pm
Taro fue el primero en terminar su plato, y asistió perplejo a aquella costumbre aparentemente comunal de alargar la hora de comer durante más tiempo del estrictamente necesario. Jugueteó nerviosamente con el mp3 hasta que el grupo se desbandó, y dado que no tenía nada mejor que hacer decidió irse a dormir en una de las habitaciones del piso de arriba.
Eligió la habitación contigua a la de Lara, y se encogió en la cama hasta hacerse lo más pequeño posible, en una postura que a cualquiera le habría dado dolor de espalda solo de verla pero que a él le resultaba cómoda. Sin embargo había algo con lo que no había contado, o más bien cinco algos que no dejaron de llorar en toda la noche.
Taro no dejó de dar vueltas en la cama subiendo el volumen del reproductor progresivamente, maldiciendo el dormir cerca de una madre que por alguna razón inmerecedora de su nombre se había negado a entregar a su prole al Estado. Ya era bastante malo malcriar uno mismo a cinco hijos en lugar de uno solo, pero traérselos a un sitio como aquél ya rozaba lo criminal.
"¿Tantas ganas tenía de hacerle de esclava a alguien?", pensó de mal humor mientras usaba la almohada para tratar de ahogar los lloros.
Volvió a bajar las escaleras a una hora que aún rozaba la madrugada, a paso soñoliento y ojeras más notables de lo normal. Se sentó en una silla del comedor sin llamar la atención y se apoyó sobre la mesa usando los brazos como almohada improvisada.
-Los putos críos no dejaban de llorar- sería la respuesta que murmuraría a cualquiera que le preguntase por su presencia allí.
Aquello a su alrededor se convirtió en una masa indefinida de pasos y murmullos, y Taro casi había logrado echar una cabezadita en aquella postura cuando le despertaron los berridos de Shaco por encima de la música. Levantó la cabeza de la mesa dando un respingo, y miró a todos lados a la vez con alarma y adormilamiento antes de poder darse oficialmente por despierto.
Se pasó una mano por el pelo revuelto y musitó un saludo ininteligible a aquellos que pululasen despiertos por el salón. Había visto por las ventanas que había un pozo en alguna parte, y al patio salió. Allí vio a Shaco en estado extático, y no pudo sino envidiar un poco su vitalidad.
"¿Éste a qué funciona, a pilas?"
-Buenos días, lunático- saludó con la voz ronca y aún bostezando. No lo dijo con la intención de ofender, sino que para él cualquiera que anduviese con aquella hiperactividad a cuestas tan de mañana merecía dicho apelativo-. Si te has aplicado alguna clase de hechizo estimulante para estar así de contento, ¿me haces un favor y lo repites conmigo?
No le veía otra explicación al estado de Shaco. Sin esperar a que contestase, para despejarse Taro no vio mejor método que inclinarse sobre el pozo y vaciar sin más un balde de agua sobre su cabeza.
[Recordadle a Leo lo de que la sala del cuarto piso es territorio estirge-ballenas y lo que se puede tomar como "sala de entrenamientos" es bien la armería o el patio, por favor xD He dado por hecho el patio, por el tema de ver la luz solar.
PD2: he editado lo que le dice Taro a Shaco porque posteé con prisa y no lo recordaba.]
Eligió la habitación contigua a la de Lara, y se encogió en la cama hasta hacerse lo más pequeño posible, en una postura que a cualquiera le habría dado dolor de espalda solo de verla pero que a él le resultaba cómoda. Sin embargo había algo con lo que no había contado, o más bien cinco algos que no dejaron de llorar en toda la noche.
Taro no dejó de dar vueltas en la cama subiendo el volumen del reproductor progresivamente, maldiciendo el dormir cerca de una madre que por alguna razón inmerecedora de su nombre se había negado a entregar a su prole al Estado. Ya era bastante malo malcriar uno mismo a cinco hijos en lugar de uno solo, pero traérselos a un sitio como aquél ya rozaba lo criminal.
"¿Tantas ganas tenía de hacerle de esclava a alguien?", pensó de mal humor mientras usaba la almohada para tratar de ahogar los lloros.
Volvió a bajar las escaleras a una hora que aún rozaba la madrugada, a paso soñoliento y ojeras más notables de lo normal. Se sentó en una silla del comedor sin llamar la atención y se apoyó sobre la mesa usando los brazos como almohada improvisada.
-Los putos críos no dejaban de llorar- sería la respuesta que murmuraría a cualquiera que le preguntase por su presencia allí.
Aquello a su alrededor se convirtió en una masa indefinida de pasos y murmullos, y Taro casi había logrado echar una cabezadita en aquella postura cuando le despertaron los berridos de Shaco por encima de la música. Levantó la cabeza de la mesa dando un respingo, y miró a todos lados a la vez con alarma y adormilamiento antes de poder darse oficialmente por despierto.
Se pasó una mano por el pelo revuelto y musitó un saludo ininteligible a aquellos que pululasen despiertos por el salón. Había visto por las ventanas que había un pozo en alguna parte, y al patio salió. Allí vio a Shaco en estado extático, y no pudo sino envidiar un poco su vitalidad.
"¿Éste a qué funciona, a pilas?"
-Buenos días, lunático- saludó con la voz ronca y aún bostezando. No lo dijo con la intención de ofender, sino que para él cualquiera que anduviese con aquella hiperactividad a cuestas tan de mañana merecía dicho apelativo-. Si te has aplicado alguna clase de hechizo estimulante para estar así de contento, ¿me haces un favor y lo repites conmigo?
No le veía otra explicación al estado de Shaco. Sin esperar a que contestase, para despejarse Taro no vio mejor método que inclinarse sobre el pozo y vaciar sin más un balde de agua sobre su cabeza.
[Recordadle a Leo lo de que la sala del cuarto piso es territorio estirge-ballenas y lo que se puede tomar como "sala de entrenamientos" es bien la armería o el patio, por favor xD He dado por hecho el patio, por el tema de ver la luz solar.
PD2: he editado lo que le dice Taro a Shaco porque posteé con prisa y no lo recordaba.]
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
13/08/13, 10:43 pm
Lara permaneció jugando con los bebés durante su buena hora, haciéndoles carantoñas y poniéndoles vocecillas divertidas. Ese tiempo le bastó para saber que esa noche no dormiría bien. Los niños tenían más ganas de jugar que de estar tranquilos. La ordesa los llevó con cuidado a su marsupio y, mientras ellos se revolvían inquietos, ella se dedicó a doblar la ropa que se había quitado y deshacer la cama. Perdió durante un momento la vista en la puerta y, por alguna razón, a Lara le dio un escalofrío. Escalofrío que interpretó como un mal augurio. Bajó la mirada a la cama y supo qué tenía que hacer.
Metió la mano por debajo de la almohada y sacó el escarabajo. Le arrancó cada una de las ocho patas y coloco una donde antes estuvo el insecto entero. <<Una pata será suficiente para mantener la Suerte en cada cama>>. Y fue colocando patas bajo cada colchón, antes de que viniera nadie. <<Da más suerte si no lo saben>>. Después de su arreglo en cuanto a la fortuna, bajó de nuevo a la cocina con la intención de llenarse el estómago antes de dormir.
Robó de la cesta una tarrina con requesón y se sentó desnuda sobre la mesa para mojar tranquilamente unas sopas de pan en el queso blando. Si la ordesa tenía algún tipo de pudor o miedo a que sus pelos dejaran ver sus partes íntimas (algo casi imposible, teniendo en cuanta la mata que tenía), no lo aparentaba en absoluto. De hecho, mientras comía, canturreaba en voz baja otra nana inventada a los retoños.
Cuando acabó, decidió abandonar la cocina sin eructar ni nada. No había motivos para seguir los modales estando ella sola. Pasó de vuelta para la habitación y miró de refilón a Archi hablando con la chica dormida. <<Tal vez solo tenga los ojos cerrados y le esté escuchando>>. Pasó de largo y volvió a la habitación.
Lara apenas tuvo tiempo de colocar su cama para poder dormir medianamente sentada y asegurarse de no espachurrar a sus pequeños cuando estos empezaron con los berridos. Era totalmente entendible que no tuvieran sueño ahora, después de haberse pasado todo el día durmiendo. Totalmente entendible por todo el mundo salvo aquellos que querían dormir, la propia Lara incluída. De haber alguien durmiendo en su misma habitación y que despertara en mitad del llanto, Lara pediría perdón y ofrecería las camas de la otra habitación para evitar parte del ruido.
Hasta bien entrada la mañana, Lara anduvo de un lado a otro meciendo a cinco bestias inconsolables entre sus brazos. Pudo dormir por fin poco antes de que amaneciera y no hubo manera de que los gritos de Shaco la despertaran. Ni los suyos, ni ningún otro ruido que no fueran los llantos de sus bebés, para los que siempre estaba alerta. Y como ninguno de los cinco lloró, Lara durmió hasta casi mediodía.
Despertó con unas hermosas ojeras, invisibles bajo su pelo facial, y los ojos legañosos. Se aseguró de que todos sus pequeños estaban bien y bajó hasta la cocina sin vestirse con cierto aire fantasmal, saludando a los que fue encontrando con un escueto gesto con las manos. Una vez allí, se sirvió un vaso de leche y se quedó empanada, mirando a ningún sitio. Si estuviera lo suficientemente despierta para hacer memoria, Lara afirmaría que hoy había sido la noche que más le había costado dormir a los niños.
Metió la mano por debajo de la almohada y sacó el escarabajo. Le arrancó cada una de las ocho patas y coloco una donde antes estuvo el insecto entero. <<Una pata será suficiente para mantener la Suerte en cada cama>>. Y fue colocando patas bajo cada colchón, antes de que viniera nadie. <<Da más suerte si no lo saben>>. Después de su arreglo en cuanto a la fortuna, bajó de nuevo a la cocina con la intención de llenarse el estómago antes de dormir.
Robó de la cesta una tarrina con requesón y se sentó desnuda sobre la mesa para mojar tranquilamente unas sopas de pan en el queso blando. Si la ordesa tenía algún tipo de pudor o miedo a que sus pelos dejaran ver sus partes íntimas (algo casi imposible, teniendo en cuanta la mata que tenía), no lo aparentaba en absoluto. De hecho, mientras comía, canturreaba en voz baja otra nana inventada a los retoños.
Cuando acabó, decidió abandonar la cocina sin eructar ni nada. No había motivos para seguir los modales estando ella sola. Pasó de vuelta para la habitación y miró de refilón a Archi hablando con la chica dormida. <<Tal vez solo tenga los ojos cerrados y le esté escuchando>>. Pasó de largo y volvió a la habitación.
Lara apenas tuvo tiempo de colocar su cama para poder dormir medianamente sentada y asegurarse de no espachurrar a sus pequeños cuando estos empezaron con los berridos. Era totalmente entendible que no tuvieran sueño ahora, después de haberse pasado todo el día durmiendo. Totalmente entendible por todo el mundo salvo aquellos que querían dormir, la propia Lara incluída. De haber alguien durmiendo en su misma habitación y que despertara en mitad del llanto, Lara pediría perdón y ofrecería las camas de la otra habitación para evitar parte del ruido.
Hasta bien entrada la mañana, Lara anduvo de un lado a otro meciendo a cinco bestias inconsolables entre sus brazos. Pudo dormir por fin poco antes de que amaneciera y no hubo manera de que los gritos de Shaco la despertaran. Ni los suyos, ni ningún otro ruido que no fueran los llantos de sus bebés, para los que siempre estaba alerta. Y como ninguno de los cinco lloró, Lara durmió hasta casi mediodía.
Despertó con unas hermosas ojeras, invisibles bajo su pelo facial, y los ojos legañosos. Se aseguró de que todos sus pequeños estaban bien y bajó hasta la cocina sin vestirse con cierto aire fantasmal, saludando a los que fue encontrando con un escueto gesto con las manos. Una vez allí, se sirvió un vaso de leche y se quedó empanada, mirando a ningún sitio. Si estuviera lo suficientemente despierta para hacer memoria, Lara afirmaría que hoy había sido la noche que más le había costado dormir a los niños.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejosPersonajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
14/08/13, 12:10 am
Nero dejó escapar el principio de una risa. Ni había pillado la pulla, ni entendido bien el mensaje.
- Claro, yo tampoco querría recibir una.- dijo sonriendo.
- Algunas veces me haces dudar.- replicó Ri con una sonrisa educada. Era dificil distinguir si lo decia en broma o en serio, porque su tono de voz, con la vuelta a la calma, era opaco y suave. Luego se volvió al aurva.- No es que pueda tampoco, al menos por un tiempo.
Le mostró que se había vendado un tobillo, claramente hinchado. Correr y tratar de golpear al bicho no había ayudado tampoco. Las costillas no estaban rotas, y la sien dejaria una fea marca, pero nada más. Había salido relativamente bien parada de todo aquello.
- Nero, ¿hay algo que pueda hacer por tu hombro?
- Darle un beso y desearle buena suerte. - de nuevo media sonrisa, y cierto brillo divertido en los ojos, pero Anriel ya estaba inmunizada contra ese tipo de estupideces y lo ignoró abiertamente. El cielo nocturno de aquel lugar tampoco le gustaba un pelo. No había nubes, pero el paisaje que ofrecia era plano y oscuro. Sin estrellas, ni una sola. Como para sustituirlas, murcielagos de fuego daban vueltas sobre sus cabezas como pequeños farolillos vivos. El espectaculo no le arranco ninguna sonrisa si no que al contrario le ensombreció la mirada. La voz de uno de los chicos-bestia la saco de su ensimismamiento.
- Lo intenté. Pero a estas horas me es imposible.- contestó. Su voz era mas amigable y despreocupada, como solía ocurrir si no tenías el pelo rosa y te llamabas Nero.
El resto de la noche fue larga. Herida como estaba, Ri fue responsable y se buscó un rincon en el patio alejado desde el que mirar el cielo y no moverse demasiado. Estuvo reflexionando sobre aquella ciudad y la noche que habían aceptado ir, asi como sobre aquellos con los que compartiría torreón, que había analizado al igual que Nero. Acabó quedandose traspuesta, pero despertó de nuevo con el frío de
la madrugada y se fue medio cojeando hacia las habitaciones. En su paso se cruzó con Taro, al que preguntó que hacia alli para recibir una respuesta que no entendío. Al menos, hasta que arriba en los dormitorios empezó a oir berridos. Comprobó que en el de al lado aun se oía, y rebusco en habitaciones mas alejadas. Habia un estudio desordenado que alguien había usado de habitacion, porque conservaba un somier, pero las paredes estaban manchadas de algo oscuro que probablemente era sangre y que la hizo salir, cerrar la puerta y bajar las escaleras sin volver a plantearselo.
No tenía muy claro en que emplear el tiempo, y después de varias vueltas por el salon, acabó por regresar a los dormitorios, para descubrir que ya se habían callado. Por si las moscas entro en el otro dormitorio y se hechó sobre un colchón. No era el que ella había arreglado para los dos, si no uno sucio. Pero valia la pena levantarse con alguna picadura de araña a cambio de no tener que moverse más. El cansancio comenzaba a hacerle mella.
A horas indecentes escuchó a los gritos del chico que se había presentado como Shaco. A medias dormida, salió siguiendo la voz. Su pelo estaba todavía mas despeinado que la noche anterior, la blusa y los bombachos estaban arrugados, y apenas tenía abiertos los ojos. Se plantó frente a el y posó una mano sobre su hombro.
- Estoy durmiendo.- dijo como si no hubiese sido interrumpida.- baja la voz.
Y se fue.
- Claro, yo tampoco querría recibir una.- dijo sonriendo.
- Algunas veces me haces dudar.- replicó Ri con una sonrisa educada. Era dificil distinguir si lo decia en broma o en serio, porque su tono de voz, con la vuelta a la calma, era opaco y suave. Luego se volvió al aurva.- No es que pueda tampoco, al menos por un tiempo.
Le mostró que se había vendado un tobillo, claramente hinchado. Correr y tratar de golpear al bicho no había ayudado tampoco. Las costillas no estaban rotas, y la sien dejaria una fea marca, pero nada más. Había salido relativamente bien parada de todo aquello.
- Nero, ¿hay algo que pueda hacer por tu hombro?
- Darle un beso y desearle buena suerte. - de nuevo media sonrisa, y cierto brillo divertido en los ojos, pero Anriel ya estaba inmunizada contra ese tipo de estupideces y lo ignoró abiertamente. El cielo nocturno de aquel lugar tampoco le gustaba un pelo. No había nubes, pero el paisaje que ofrecia era plano y oscuro. Sin estrellas, ni una sola. Como para sustituirlas, murcielagos de fuego daban vueltas sobre sus cabezas como pequeños farolillos vivos. El espectaculo no le arranco ninguna sonrisa si no que al contrario le ensombreció la mirada. La voz de uno de los chicos-bestia la saco de su ensimismamiento.
- Lo intenté. Pero a estas horas me es imposible.- contestó. Su voz era mas amigable y despreocupada, como solía ocurrir si no tenías el pelo rosa y te llamabas Nero.
El resto de la noche fue larga. Herida como estaba, Ri fue responsable y se buscó un rincon en el patio alejado desde el que mirar el cielo y no moverse demasiado. Estuvo reflexionando sobre aquella ciudad y la noche que habían aceptado ir, asi como sobre aquellos con los que compartiría torreón, que había analizado al igual que Nero. Acabó quedandose traspuesta, pero despertó de nuevo con el frío de
la madrugada y se fue medio cojeando hacia las habitaciones. En su paso se cruzó con Taro, al que preguntó que hacia alli para recibir una respuesta que no entendío. Al menos, hasta que arriba en los dormitorios empezó a oir berridos. Comprobó que en el de al lado aun se oía, y rebusco en habitaciones mas alejadas. Habia un estudio desordenado que alguien había usado de habitacion, porque conservaba un somier, pero las paredes estaban manchadas de algo oscuro que probablemente era sangre y que la hizo salir, cerrar la puerta y bajar las escaleras sin volver a plantearselo.
No tenía muy claro en que emplear el tiempo, y después de varias vueltas por el salon, acabó por regresar a los dormitorios, para descubrir que ya se habían callado. Por si las moscas entro en el otro dormitorio y se hechó sobre un colchón. No era el que ella había arreglado para los dos, si no uno sucio. Pero valia la pena levantarse con alguna picadura de araña a cambio de no tener que moverse más. El cansancio comenzaba a hacerle mella.
A horas indecentes escuchó a los gritos del chico que se había presentado como Shaco. A medias dormida, salió siguiendo la voz. Su pelo estaba todavía mas despeinado que la noche anterior, la blusa y los bombachos estaban arrugados, y apenas tenía abiertos los ojos. Se plantó frente a el y posó una mano sobre su hombro.
- Estoy durmiendo.- dijo como si no hubiese sido interrumpida.- baja la voz.
Y se fue.
-
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
14/08/13, 12:41 am
Frente al sofá, Archi parecía inmerso en una explicación excesivamente técnica y tediosa a una adormilada o quizás dormida Keiria. La albina y el que llegó con ella estaban cerca del que había arrollado el atolondrado de pelo naranja, tal vez conversando. «Manda huevos que estos puedan dormir y prefieran quedarse aquí de pasmarotes» pensó mientras pasaba hacia la letrina. Solo al volver, visiblemente en mejor estado, les señaló el piso de arriba al pasar.
—¿No queréis dormir? Están sucias, pero al menos son camas.
Cuando volvió a meterse en su catre, este ya se había enfriado. La noche en aquella ciudad era fresca, pero ni con esas tuvo valor de volver a ponerse la ropa térmica. Sentir algo de frío era totalmente irrelevante al lado del dolor de tripas, picor de nariz por el polvo, incomodidad y, más adelante, lloriqueos de críos. Les costó darse cuenta de cuál era la procedencia del sonido, pero cuando se hizo evidente se sintió idiota. Recordaba cómo lloriqueaban los hijos menores de los padres de Ippon cuando aún eran ellos unos criajos, y aunque el ruido fuese diferente, era igual de irritante. Recurrió a poner música y a no pensar en nada, pero todo junto era demasiado y no podía dormir. Maldijo su suerte infinidad de veces.
Las horas pasaban con lentitud, tanto que cuando los llantos se fueron calmando, prácticamente no se dio cuenta y se quedó dormido de agotamiento. Por poco tiempo, porque ya casi amanecía y el grito del pelirrojo no tardó en despertarlo, acostumbrado como estaba a madrugar para ir a trabajar. Pero ya no tenía que hacerlo más, se suponía que iba a aprender magia en una ciudad de dioses, y en cambio estaba tirado en una cama mohosa sufriendo la cercanía de otras diez personas. Se giró en la cama con frustración y buscó de nuevo el sueño.
Para cuando abrió los ojos de nuevo, la luz entraba sin piedad por la ventana y en el torreón se intuía cierta actividad. Incapaz de quedarse más horas parado en el camastro se decidió a levantase, aun cansado. Lo primero que quiso hacer fue lavar las sábanas para que estuviesen secas para la noche, y con torpeza levantó el colchón para sacudirlo apropiadamente. Sin lavadoras ni nada que se le pareciese tuvo que arreglárselas para sacar de nuevo agua del pozo y remojarlas en un barreño con jabón. Se sentía ridículo.
Cuando hubo tendido las sábanas utilizando la estatua del pajarraco, volvió a la cocina para revolver en las cestas. «Al menos nos dan de comer» pensó, aunque empezando a tener dudas de si aquello duraría. Miró a su alrededor y, creyéndose a salvo de miradas, empezó a sacar frutas que llevarse a la boca.
—¿No queréis dormir? Están sucias, pero al menos son camas.
Cuando volvió a meterse en su catre, este ya se había enfriado. La noche en aquella ciudad era fresca, pero ni con esas tuvo valor de volver a ponerse la ropa térmica. Sentir algo de frío era totalmente irrelevante al lado del dolor de tripas, picor de nariz por el polvo, incomodidad y, más adelante, lloriqueos de críos. Les costó darse cuenta de cuál era la procedencia del sonido, pero cuando se hizo evidente se sintió idiota. Recordaba cómo lloriqueaban los hijos menores de los padres de Ippon cuando aún eran ellos unos criajos, y aunque el ruido fuese diferente, era igual de irritante. Recurrió a poner música y a no pensar en nada, pero todo junto era demasiado y no podía dormir. Maldijo su suerte infinidad de veces.
Las horas pasaban con lentitud, tanto que cuando los llantos se fueron calmando, prácticamente no se dio cuenta y se quedó dormido de agotamiento. Por poco tiempo, porque ya casi amanecía y el grito del pelirrojo no tardó en despertarlo, acostumbrado como estaba a madrugar para ir a trabajar. Pero ya no tenía que hacerlo más, se suponía que iba a aprender magia en una ciudad de dioses, y en cambio estaba tirado en una cama mohosa sufriendo la cercanía de otras diez personas. Se giró en la cama con frustración y buscó de nuevo el sueño.
Para cuando abrió los ojos de nuevo, la luz entraba sin piedad por la ventana y en el torreón se intuía cierta actividad. Incapaz de quedarse más horas parado en el camastro se decidió a levantase, aun cansado. Lo primero que quiso hacer fue lavar las sábanas para que estuviesen secas para la noche, y con torpeza levantó el colchón para sacudirlo apropiadamente. Sin lavadoras ni nada que se le pareciese tuvo que arreglárselas para sacar de nuevo agua del pozo y remojarlas en un barreño con jabón. Se sentía ridículo.
Cuando hubo tendido las sábanas utilizando la estatua del pajarraco, volvió a la cocina para revolver en las cestas. «Al menos nos dan de comer» pensó, aunque empezando a tener dudas de si aquello duraría. Miró a su alrededor y, creyéndose a salvo de miradas, empezó a sacar frutas que llevarse a la boca.
- Baurus
Ficha de cosechado
Nombre: Baurus
Especie: Terrícola
Habilidades: Agilidad, Rapidez mental, Nociones de luchaPersonajes : Baurus Takanashi
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
14/08/13, 02:24 am
Después de intercambiar unas risas con aquel chico, me entró una relajación al cuerpo y me dieron ganas de dormir al fin. ¿Hace cuánto que no río tranquilo con alguien más? Después de tanto tiempo había olvidado lo que se sentía...
De repente también apareció el "Chico Robot" al que empecé a sentir cierta curiosidad desde que le vi en la fuente, ofreciéndonos camas, según él, un tanto sucias.
-Id vosotros a descansar, yo me quedaré un rato más.
Un rato más tarde de que ya abandonara la conversación, les hice un gesto de que me marchaba, y me adentré ligeramente al interior del torreón para resguardarme del frío de la noche, pero sin perder de vista la puerta hacia el patio. Me eché en el suelo cerca de un rincón, e hice un intento un tanto inútil al principio de dormir. Puede que pudiera descansar en el suelo de mi antigua casa, pero en este caso era piedra. Y no es que fuera un sitio tan "Mágico" como para pasar la noche.
-Tierra de magia decía. Te concederé aquello que más deseas decía. -maldije entre susurros-
Costó, pero finalmente sentí que a pesar de la dureza e incomodidad, el cansancio me vencía. Solamente deseaba que lo que ocurra al día siguiente, no sea tan asqueroso como lo de hoy. Tenía que disculparme y además confesarles todo.
Me levanté antes de que saliera el sol con un obvio, pero ligero dolor de espalda. No sabía si había podido dormir o no, simplemente pasé la noche tirado en el suelo. Me llevé una mano a la cabeza para rascarme y desenredarme mínimamente mi pelo grisáceo y comprobé mis alrededores. A primera vista no me pareció ver movimiento en el Torreón, por lo que salí al patio todavía un tanto oscuro en partes arrinconadas, dispuesto a realizar mis ejercicios mañaneros sin interrupciones.
Respiré hondo y, todavía medio desnudo, comencé a luchar con un enemigo invisible. Puñetazos veloces. Patadas frontales y giratorias poderosas. Todo siempre acompañando con evasiones y volteretas ágiles. Cada vez que la fatiga me ganaba, paraba y descansaba acuclillado, respirando profundamente cuando esta amainaba. Repetí el proceso cuatro veces, y cuando ya estaba dispuesto a realizar la quinta con cansancio abundante, los gritos a pleno pulmón del mono disiparon mi concentración.
-¿Qué demonios se mete este al cuerpo para estar así siempre? Metedle algo en la boca a ver si se calla, por favor.
Ignorando a aquel simio hiperactivo, continué una vez más con el entrenamiento con sudor goteándome por el torso al descubierto.
De repente también apareció el "Chico Robot" al que empecé a sentir cierta curiosidad desde que le vi en la fuente, ofreciéndonos camas, según él, un tanto sucias.
-Id vosotros a descansar, yo me quedaré un rato más.
Un rato más tarde de que ya abandonara la conversación, les hice un gesto de que me marchaba, y me adentré ligeramente al interior del torreón para resguardarme del frío de la noche, pero sin perder de vista la puerta hacia el patio. Me eché en el suelo cerca de un rincón, e hice un intento un tanto inútil al principio de dormir. Puede que pudiera descansar en el suelo de mi antigua casa, pero en este caso era piedra. Y no es que fuera un sitio tan "Mágico" como para pasar la noche.
-Tierra de magia decía. Te concederé aquello que más deseas decía. -maldije entre susurros-
Costó, pero finalmente sentí que a pesar de la dureza e incomodidad, el cansancio me vencía. Solamente deseaba que lo que ocurra al día siguiente, no sea tan asqueroso como lo de hoy. Tenía que disculparme y además confesarles todo.
Me levanté antes de que saliera el sol con un obvio, pero ligero dolor de espalda. No sabía si había podido dormir o no, simplemente pasé la noche tirado en el suelo. Me llevé una mano a la cabeza para rascarme y desenredarme mínimamente mi pelo grisáceo y comprobé mis alrededores. A primera vista no me pareció ver movimiento en el Torreón, por lo que salí al patio todavía un tanto oscuro en partes arrinconadas, dispuesto a realizar mis ejercicios mañaneros sin interrupciones.
Respiré hondo y, todavía medio desnudo, comencé a luchar con un enemigo invisible. Puñetazos veloces. Patadas frontales y giratorias poderosas. Todo siempre acompañando con evasiones y volteretas ágiles. Cada vez que la fatiga me ganaba, paraba y descansaba acuclillado, respirando profundamente cuando esta amainaba. Repetí el proceso cuatro veces, y cuando ya estaba dispuesto a realizar la quinta con cansancio abundante, los gritos a pleno pulmón del mono disiparon mi concentración.
-¿Qué demonios se mete este al cuerpo para estar así siempre? Metedle algo en la boca a ver si se calla, por favor.
Ignorando a aquel simio hiperactivo, continué una vez más con el entrenamiento con sudor goteándome por el torso al descubierto.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
14/08/13, 05:46 pm
Keiria despertó con un sonoro estornudo, tratando de llevarse las manos a la nariz y percatándose de que las tenía enredadas en algo. Parpadeó ligeramente y vio que le habían tapado con una sabana, una sabana bastante mugrienta. La muchacha observó confusa a su alrededor, sin acertar a adivinar quien lo había hecho para agradecerle el gesto. Desistió cuando vio acercarse a Archi y retiró la sabana hasta dejarla en otro sillón: realmente no tenía frío, y aunque lo tuviera, la alergia al polvo le impedía conservarla sobre si misma. Se recostó de nuevo cuando el biomecánico retomó su explicación acerca de los órganos bioeléctricos, prestandole atención con cierto interés, pero era muy tarde y la muchacha estaba agotada, así que poco a poco se le fueron cerrando los ojos de nuevo.
-Estaría bien que me miraras cuando hables conmigo, ingeniero -murmuró de forma inaudible justo antes de quedarse dormida, se le hacía raro que Archi hablara tanto sin mirar ni una sola vez a su interlocutor, y ese fue su último pensamiento de aquella noche.
Se despertó ligeramente dolorida poco antes de que Shaco se pusiera a bocear, posiblemente despertando a todo el torreón con sus gritos, pero la pelirroja le ignoró y salió al patio algo tambaleante después de estirarse, haciendo crujir su espalda. Se acercó al pozo y subió un cubo de agua, lavándose la cara y la nuca y humedeciendo su cabello, asegurándose de no dejarse ninguna legaña y de que no tenía nudos en el pelo. Con la trenza en su sitio volvió a entrar al edificio, dedicándole un buenos días apenas audible a cualquiera con el que se cruzó y se acercó a la cocina. Tras rebuscar un poco en las cestas se hizo con un tarro de caviar y un poco de pan, con lo que se preparó un par de tostadas de las que dio buena cuenta en silencio mientras pensaba en lo que tenía que hacer. Le apetecía darse un baño, pero consideró que era mejor esperar a acabar con la limpieza, y con esto en mente, subió a la planta de arriba armada con los útiles de limpieza que había utilizado el día anterior.
Cuidándose de no molestar a nadie que estuviera durmiendo, la ulterana se dedicó a quitar telarañas y a barrer la mugre que había invadido aquel edificio, fregando después los sitios por los que pasaba para asentar los restos de polvo que pudieran quedar en el aire.
-Estaría bien que me miraras cuando hables conmigo, ingeniero -murmuró de forma inaudible justo antes de quedarse dormida, se le hacía raro que Archi hablara tanto sin mirar ni una sola vez a su interlocutor, y ese fue su último pensamiento de aquella noche.
Se despertó ligeramente dolorida poco antes de que Shaco se pusiera a bocear, posiblemente despertando a todo el torreón con sus gritos, pero la pelirroja le ignoró y salió al patio algo tambaleante después de estirarse, haciendo crujir su espalda. Se acercó al pozo y subió un cubo de agua, lavándose la cara y la nuca y humedeciendo su cabello, asegurándose de no dejarse ninguna legaña y de que no tenía nudos en el pelo. Con la trenza en su sitio volvió a entrar al edificio, dedicándole un buenos días apenas audible a cualquiera con el que se cruzó y se acercó a la cocina. Tras rebuscar un poco en las cestas se hizo con un tarro de caviar y un poco de pan, con lo que se preparó un par de tostadas de las que dio buena cuenta en silencio mientras pensaba en lo que tenía que hacer. Le apetecía darse un baño, pero consideró que era mejor esperar a acabar con la limpieza, y con esto en mente, subió a la planta de arriba armada con los útiles de limpieza que había utilizado el día anterior.
Cuidándose de no molestar a nadie que estuviera durmiendo, la ulterana se dedicó a quitar telarañas y a barrer la mugre que había invadido aquel edificio, fregando después los sitios por los que pasaba para asentar los restos de polvo que pudieran quedar en el aire.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
15/08/13, 12:40 am
((Voy a seguir más o menos lo que aclaró Nare porque soy derp y eso. Grita en una de las ventanas de los pisos superiores, sale a "entrenar" al patio, junto con todos los demás. Esto alterara algo el orden en el que respondo a las cosas conrespecto a los posts que se han hecho. Perdonen las posibles faltas de ortografia y lo siento.))
El joven aprendiz sonreia desde la ventana mientras el sol bañaba su rostro. No parpadeó ni una sola vez, pues el simple hecho de que hubiera amanecido ya era una buena señal. Era una señal de que seguia vivo.
Dio un pequeño respingo cuando la silenciosa figura de la albina rompio suavemente con el silencio reinante en aquel lugar, despues de que, claro esta, el hubiera proliferado aquellos gritos a modo de despertador. Lo que dijo, casi en un susurro, descolocó al humano de tal forma que tan solo pudo musitar algo inteligible y alzar el brazo vacilante antes de que la chica diera media vuelta y se volviera a su cama.
Callendo derrumbado al suelo, aprendiz volvio a llorar sendas lágrimas internas.
>> No hago más que perder heart points... OTL TT_TT
;
Ya una vez abajo, el ruso estaba enfrascado con sus ejercicios y no muy lejos de ahí, pudo ver como otros, posiblemente despertados por él mismo o quizas madrugadores como el aprendiz, habian comenzado a salir. Algunos tan solo visitando el pozo para extraer agua y otros para someterse a una rutina de entrenamientos que, a ojos del aprendiz, era muy burda y seca y no servia de nada a no ser que tu oponente fuera una especie de buey de tiro con retraso y lobotomizado.
No se acabaron las sorpresas para el chico puesto que, sumido en sus acrobacias complejas, el misterioso chico de pocas palabras que habia irrumpido ayer en el torreón por otro lado que no fuera la puerta, salió a hablar con él. Aquello, lejos de parecerle habitual, le pilló totalmente desprevenido, tanto que junto al respingo alarmado de oir su voz en la nuca se sumó al ligero gimoteo de sorpresa que emitió al comprobar que no era un fantasma quien le hablaba. Parpadeó un par de veces y ladeó la cabeza ligeramente, aun en mitad de aquella postura en cuclillas que preparaba para otro salto.
>> ¿Me está hablando a mi?
>> Creo que eso es bastante obvio.
>> ¿Qué te dije?
>> Vale. Vale. No comiences a perder el humo. No te alteres. Es normal. Siente curiosidad. Quiere conocerte como quiere conocer a los demás. Pero no te alteres. No. Te. Alte-...
MAH BROTHER!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!111one
>> Hermanado con alguien tan solo que te dirija la palabra a ti primero... Tan... Patetico...
Ruta Nº3: Taro
El ruso se alzó sobre sus piernas de nuevo, manteniendo esta vez una postura más relajada. Con una pequeña risilla, casi inaudible, contestó al saludo del otro chico.
-Por favor, Terrón, me halagas.-dijo, quitandose el polvo de los hombros en un movimiento muy exagerado y pomposo.-Ojalá supiera enseñar Defensa Contra las Artes Oscuras tan bien como ese hombre...-comentó y su voz se fue apagando lentamente mientras se acordaba del desenlace trágico de la popular serie de libros.
>> MIS FEELS TAT
>> Ea, Ea
El chico se mojó la cabeza con agua y el aprendiz sintio un escalofrio empático. No entendia porque la gente tenia esa costumbre tan desagradable de empaparse la cabeza con agua fria. Instintivamente, se llevó la mano a su pelo anaranjado y comenzó a acariciarlo, como quien acariciarba una mascota.
>> Shh pequeño... Yo nunca te haria algo así.
Sin embargo, el chico habia hecho una pregunta y el ruso sabia que cuanto más tardase en contestarle, menos bonus de heart points obtendria, pero el joven humano estaba debatido en un verdadero estado de confusión. ¿Acaso su energia era anormal? ¿Es que todos los del torreón eran de vivir aburridas vidas sedentarias pegados a sus sillas, encerrados entre cuatro paredes?
Abrió la boca para hablar, pero tardó un par de segundos más en pronunciar palabra alguna.
-¿No... lo... se...?-terminó por contestar, aturdido.
Como fuera de serie, típico en las obras de teatro de los siglos del oro, el falso!yoshi bramó entonces, interrumpiendoles, como un anciano senil algo parecido. El aprendiz se sobresaltó ante aquel ruido, inconscientemente que era tipico de él el hacer algo parecido.
-¿¡Qué tiene todo el mundo con que me drogo!?-exclamó entonces, visualmente nervioso y asustado.-Tan solo... Tan solo...-hizo un esfuerzo por recordar. Intentó recordar si cuando era pequeño los demás niños eran igual de activo. Su memoria era un lugar caotico, lleno de lagunas e incoherencias y sin duda alguna, llena de invenciones de cosecha propia. Recordaba, por ejemplo, como si hubiera sido ayer, cuando habia derrotado a una tarantula de ocho metros de envergadura con tan solo un par de palillos chinos en el planeta Alderaan. Pero todo el mundo sabia que el planeta Alderaan habia sido borrado de la faz de la historia cuando el Imperio, en una demostración de poder, lo habia eliminado del mapa usando su más destructiva arma: La Estrella de la Muerte. Eso, y que en Alderaan nunca hubo tarantulas de ese calibre. Lo demás era claramente posible para él.
-Yo... he estado encerrado mucho tiempo...creo...-dijo, algo dudoso. Tenia la mente igual que un televisor estropeado: llena de nieve.-O eso creo... Tenia ganas de estirar las piernas...-comentó, con un cambio de humor a uno completamente opuesto: sonriendo y rascandose la sien. Dejó su imaginación vagar.
-¡Ah! ¡Tarro! ¿Puedes contarme cosas de CaraLobos? Es de lo que estabamos hablando ayer, durante la cena. Cosas que teniamos en común los mundos de los que provenimos y las cosas que no tanto.-le explicó, sonriente. Si no hubiera llevado las gafas, sus ojos podrian haber mostrado genuina curiosidad y amabilidad en ellos.- Desde pequeño, siempre quise ser un cosmonauta, como mi padre y su padre antes que el mío.-confesó.
El joven aprendiz sonreia desde la ventana mientras el sol bañaba su rostro. No parpadeó ni una sola vez, pues el simple hecho de que hubiera amanecido ya era una buena señal. Era una señal de que seguia vivo.
Dio un pequeño respingo cuando la silenciosa figura de la albina rompio suavemente con el silencio reinante en aquel lugar, despues de que, claro esta, el hubiera proliferado aquellos gritos a modo de despertador. Lo que dijo, casi en un susurro, descolocó al humano de tal forma que tan solo pudo musitar algo inteligible y alzar el brazo vacilante antes de que la chica diera media vuelta y se volviera a su cama.
Callendo derrumbado al suelo, aprendiz volvio a llorar sendas lágrimas internas.
>> No hago más que perder heart points... OTL TT_TT
;
Ya una vez abajo, el ruso estaba enfrascado con sus ejercicios y no muy lejos de ahí, pudo ver como otros, posiblemente despertados por él mismo o quizas madrugadores como el aprendiz, habian comenzado a salir. Algunos tan solo visitando el pozo para extraer agua y otros para someterse a una rutina de entrenamientos que, a ojos del aprendiz, era muy burda y seca y no servia de nada a no ser que tu oponente fuera una especie de buey de tiro con retraso y lobotomizado.
No se acabaron las sorpresas para el chico puesto que, sumido en sus acrobacias complejas, el misterioso chico de pocas palabras que habia irrumpido ayer en el torreón por otro lado que no fuera la puerta, salió a hablar con él. Aquello, lejos de parecerle habitual, le pilló totalmente desprevenido, tanto que junto al respingo alarmado de oir su voz en la nuca se sumó al ligero gimoteo de sorpresa que emitió al comprobar que no era un fantasma quien le hablaba. Parpadeó un par de veces y ladeó la cabeza ligeramente, aun en mitad de aquella postura en cuclillas que preparaba para otro salto.
>> ¿Me está hablando a mi?
>> Creo que eso es bastante obvio.
>> ¿Qué te dije?
>> Vale. Vale. No comiences a perder el humo. No te alteres. Es normal. Siente curiosidad. Quiere conocerte como quiere conocer a los demás. Pero no te alteres. No. Te. Alte-...
MAH BROTHER!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!111one
>> Hermanado con alguien tan solo que te dirija la palabra a ti primero... Tan... Patetico...
Ruta Nº3: Taro
El ruso se alzó sobre sus piernas de nuevo, manteniendo esta vez una postura más relajada. Con una pequeña risilla, casi inaudible, contestó al saludo del otro chico.
-Por favor, Terrón, me halagas.-dijo, quitandose el polvo de los hombros en un movimiento muy exagerado y pomposo.-Ojalá supiera enseñar Defensa Contra las Artes Oscuras tan bien como ese hombre...-comentó y su voz se fue apagando lentamente mientras se acordaba del desenlace trágico de la popular serie de libros.
>> MIS FEELS TAT
>> Ea, Ea
El chico se mojó la cabeza con agua y el aprendiz sintio un escalofrio empático. No entendia porque la gente tenia esa costumbre tan desagradable de empaparse la cabeza con agua fria. Instintivamente, se llevó la mano a su pelo anaranjado y comenzó a acariciarlo, como quien acariciarba una mascota.
>> Shh pequeño... Yo nunca te haria algo así.
Sin embargo, el chico habia hecho una pregunta y el ruso sabia que cuanto más tardase en contestarle, menos bonus de heart points obtendria, pero el joven humano estaba debatido en un verdadero estado de confusión. ¿Acaso su energia era anormal? ¿Es que todos los del torreón eran de vivir aburridas vidas sedentarias pegados a sus sillas, encerrados entre cuatro paredes?
Abrió la boca para hablar, pero tardó un par de segundos más en pronunciar palabra alguna.
-¿No... lo... se...?-terminó por contestar, aturdido.
Como fuera de serie, típico en las obras de teatro de los siglos del oro, el falso!yoshi bramó entonces, interrumpiendoles, como un anciano senil algo parecido. El aprendiz se sobresaltó ante aquel ruido, inconscientemente que era tipico de él el hacer algo parecido.
-¿¡Qué tiene todo el mundo con que me drogo!?-exclamó entonces, visualmente nervioso y asustado.-Tan solo... Tan solo...-hizo un esfuerzo por recordar. Intentó recordar si cuando era pequeño los demás niños eran igual de activo. Su memoria era un lugar caotico, lleno de lagunas e incoherencias y sin duda alguna, llena de invenciones de cosecha propia. Recordaba, por ejemplo, como si hubiera sido ayer, cuando habia derrotado a una tarantula de ocho metros de envergadura con tan solo un par de palillos chinos en el planeta Alderaan. Pero todo el mundo sabia que el planeta Alderaan habia sido borrado de la faz de la historia cuando el Imperio, en una demostración de poder, lo habia eliminado del mapa usando su más destructiva arma: La Estrella de la Muerte. Eso, y que en Alderaan nunca hubo tarantulas de ese calibre. Lo demás era claramente posible para él.
-Yo... he estado encerrado mucho tiempo...creo...-dijo, algo dudoso. Tenia la mente igual que un televisor estropeado: llena de nieve.-O eso creo... Tenia ganas de estirar las piernas...-comentó, con un cambio de humor a uno completamente opuesto: sonriendo y rascandose la sien. Dejó su imaginación vagar.
- Wanna Dance?:
A continuación vio una oportunidad. Sentado en su sillon de cuero negro, apareció entre sus piernas, un pequeño botón con forma de corazón de un color rojo pasión. Los LEDs de este parpadeaban, creando la impresión de que el corazón aumentaba y disminiua, parodiando el latido de estos. Sin dudarlo aporreó el botón, usando su puño para ello.
>> CHANCE!
Voz de Tutorial: Bienvenido al modo puntos bonus. Este modo se desbloquea en situaciones puntuales a lo largo de la partida. Te permite arañar un par de heart points extra si completas un minijuego adicional que suele variar entre ocasión y ocasión.
A continuación, saliendo del oscuro parquet del suelo, se alzó una pequeña pista de baile interactiva, como las que se suelen ver en arcades y demás lugares de juegos recreativos. Las múltiples flechas luminosas que indicaban los botones que debian ser accionados con los pies "bailando" sugerian al joven ruso a ponerse de pie y a participar.
Una vez se halló sobre la plataforma, del techo descendieron unos enormes altavoces de tecnologia punta y, en una de las paredes, la tapiceria se dobló sobre si misma, como sacada de una pelicula de espias, para mostrar un todavia más grande televisor.
Un restallido bien conocido para el joven en los altavoces le indicó que canción era. Con una sonrisa complaciente, escuchó el segundo restallido. Una voz de un chico coreano le llegó a los oidos. No reconocia el idioma. Pero daba igual, nunca lo habia reconocido. Se sabia la letra de memoria, aunque no subiera que diablos significara.
Y entonces, los cuatro espectadores del chico se pudisieron a dar palmas. ¿Todos? No. El detective permanecia impasible, arrastrando su sillón lejos de los otros cuatro, intentando parecer que no tenia nada que ver con lo que estaba pasando en esa sala en ese momento.
-Wow... Fantastic Baby~ DANCE!-gritó el aprendiz la letra que si que sabia lo que significaba. Y bailó y bailó. Los vitoreos de Aluqa que ocasionalmente arrojaba billetes hacia el aprendiz que dios sabia de donde los habia sacado, se unieron a las carcajadas del bufón y del rey mono que reian, aunque a descompás, unidos. Eso y el mortecino silencio del detective, fue lo unico que habia en esa sala.-BOOM SHAKALAKA! BOOM SHAKALAKA! BOOM SHAKALAKA! DANCE- DANCE- DANCE-D-DANCE!-
Y finalmente, un aplauso y vitoreos salieron por los altavoces. En la pantalla, un grupo de adolescentes enfervecidas lanzaba vitores, lloros, aplausos y besos contra la pantalla y finalmente, el chico saltó desde la plataforma a su asiento, tómandolo de lado y casi derribándolo en el acto. Tan pronto como apareció el hardware, tan pronto como desapareció de la vista del ruso que se encontraba sentado en una postura muy estrafalaria en su sillón negro. Jadeante, esperó la voz del tutorial.
Voz de Tutorial: ¡Fantastico! ¡Has logrado la máxima puntuación, enhorabuena!
Haciendo otro pequeño baile de victoria, el aprendiz volvio a la realidad.
-¡Ah! ¡Tarro! ¿Puedes contarme cosas de CaraLobos? Es de lo que estabamos hablando ayer, durante la cena. Cosas que teniamos en común los mundos de los que provenimos y las cosas que no tanto.-le explicó, sonriente. Si no hubiera llevado las gafas, sus ojos podrian haber mostrado genuina curiosidad y amabilidad en ellos.- Desde pequeño, siempre quise ser un cosmonauta, como mi padre y su padre antes que el mío.-confesó.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
15/08/13, 01:36 am
Xalkoth había pasado la noche abrazado a Ippon, aprovechándose de su calor corporal para calentarse. El ruido de los bebés de la pastora había sido molesto al principio, pero había acabado por acostumbrarse a él y logrado dormir. El problema estuvo en que durmió más de lo que debería. Prueba de ello fue que cuando se despertó, la mayoría, si no todos, ya se habían levantado.
“¡Oh no! ¿Cuánto tiempo habré perdido por dormir de más? ¡Rápido levanta!”
De un salto y tirando al pobre irrense al suelo en el proceso, sin ni siquiera darse cuenta, bajó como un rayo hasta la cocina. Allí se llevó lo primero que pilló a la boca, atragantándose en el proceso y haciéndole pegar tumbos por todas partes hasta terminar de caerse sobre la pastora, que estaba allí haciendo a saber qué.
Ya fuera por la caída o por casualidad el atragante se le pasó. Lo que le llevó a levantarse de nuevo, sin pararse a pensar la casualidad de que hubiera tenido un aterrizaje blando. Así salió disparado hacia el patio a por agua, ignorando a Lara.
En el patio logró dar un buen trago de un cubo, aplacando su sed. Lo siguiente era volver y distribuir a todos con tareas apropiadas, pero algo lo distrajo. La mera presencia de Baurus entrenando en el patio hizo recordar al clinger que llevaba sin entrenarse desde que había llegado a la ciudad, y entrenar era algo que encontraba muy entretenido y divertido.
Como arbóreo, se tomaba en serio la eficiencia de su sociedad y que tuvieran que trabajar y ser responsables. Pero Xalkoth pecaba de anteponer lo que le gustaba a lo que realmente debía hacer, y esta no era una excepción.
-¡Ehh! ¡EEEEEEhhhhhhhh! ¿A alguien le apetece entrenar? A mi sí. Venga que alguien entrene conmigo que siempre es mejor tener oponentes reales que imaginarios. Eso sí, con armas, que las manos y los pies de poco sirven en combate real. ¿Alguien? Porfaaaa-
“¡Oh no! ¿Cuánto tiempo habré perdido por dormir de más? ¡Rápido levanta!”
De un salto y tirando al pobre irrense al suelo en el proceso, sin ni siquiera darse cuenta, bajó como un rayo hasta la cocina. Allí se llevó lo primero que pilló a la boca, atragantándose en el proceso y haciéndole pegar tumbos por todas partes hasta terminar de caerse sobre la pastora, que estaba allí haciendo a saber qué.
Ya fuera por la caída o por casualidad el atragante se le pasó. Lo que le llevó a levantarse de nuevo, sin pararse a pensar la casualidad de que hubiera tenido un aterrizaje blando. Así salió disparado hacia el patio a por agua, ignorando a Lara.
En el patio logró dar un buen trago de un cubo, aplacando su sed. Lo siguiente era volver y distribuir a todos con tareas apropiadas, pero algo lo distrajo. La mera presencia de Baurus entrenando en el patio hizo recordar al clinger que llevaba sin entrenarse desde que había llegado a la ciudad, y entrenar era algo que encontraba muy entretenido y divertido.
Como arbóreo, se tomaba en serio la eficiencia de su sociedad y que tuvieran que trabajar y ser responsables. Pero Xalkoth pecaba de anteponer lo que le gustaba a lo que realmente debía hacer, y esta no era una excepción.
-¡Ehh! ¡EEEEEEhhhhhhhh! ¿A alguien le apetece entrenar? A mi sí. Venga que alguien entrene conmigo que siempre es mejor tener oponentes reales que imaginarios. Eso sí, con armas, que las manos y los pies de poco sirven en combate real. ¿Alguien? Porfaaaa-
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
15/08/13, 08:42 pm
Lara estaba ausente, con la mirada perdida en su vaso de leche de tal manera que bien podría parecer que estaba haciendo una reflexión interna sobre la forma del recipiente, el color de la leche y cómo ambas cosas repercutían entre si y afectaban al sabor. En realidad solo se moría de sueño. Aunque vio entrar a Xalkoth de reojo, apenas le prestó atención. No llevaba ni veinticuatro horas conviviendo con él, pero Lara estaba curtida a base de partidas de rol, historias fantásticas y paranoias mentales y la existencia de un bicho gigante de inteligencia moderada o superior no abría ningún tipo de falla en lo que la ordesa entendía como real. Simplemente dejó que se sirviera el desayuno.
Cuando Xalkoth se atragantó, Lara apenas tuvo tiempo para bajar de la mesa y rodear el marsupio con una mano. Quería echarle una mano con el atragantamiento, pero en uno de los saltos ahogadizos del bicho, este le prestó el cuerpo entero. Le golpeó en uno de los costados y ambos cayeron al suelo. Para cuando Lara se levantó, Xalkoth ya se había ido. Y probablemente tuvo suerte, porque de haberle pillado en la misma habitación, la ordesa habría sido capaz de caparle las antenas. Metió la mano en el marsupio para asegurarse de que los niños estaban bien y unos pasos más tarde estaba fuera. Su cabreo se entreveía en cada uno de sus gestos torpes y somnolientos, pero sobretodo en la mirada asesina que cargaba contra el bicho.
-Tú, garrapata de mierda-interrumpió justo tras la petición del bicho de un sujeto para entrenar-. ¿Te das cuenta de que casi arrollas a mis niños antes?-no hacia falta respuesta a eso-. Y ya podrías tener un poco de decencia y no irte sin pedir disculpas siquiera, mamonazo. La próxima vez que desayunes o aprendes a tragar tranquilo o te ahogas en dirección contraria a la mía-Lara no había parpadeado en toda su intervención, ni había apartado la vista de Xalkoth- ¿Entendido?- Su madre le había explicado que así el cabreo se canalizaba y podía echar mal de ojo a la gente. Generalmente era algo que se hacía inconscientemente y su madre simplemente se encargaba de curarlo. "Para poder curarlo, debo saber más de él que los propios afectados" recordó que le decía siempre.
Cuando creyó haber acabado, imitó al propio bicho y volvió a la cocina antes de que este tuviera tiempo de replicarle. <<No hay excusas que valgan la vida de mis niños>>. Y con todo su malhumor, se volvió a sentar en la mesa. Cogió su vaso de leche y metió el dedo índice para menearla mientras disfrutaba de su sabor. <<Ojalá la Suerte le quite lo que por Suerte merezca>> volvió a maldecir al bicho, citando esta vez una de sus intervenciones preferidas de la afín al viento en Cenizas en el aire.
Cuando Xalkoth se atragantó, Lara apenas tuvo tiempo para bajar de la mesa y rodear el marsupio con una mano. Quería echarle una mano con el atragantamiento, pero en uno de los saltos ahogadizos del bicho, este le prestó el cuerpo entero. Le golpeó en uno de los costados y ambos cayeron al suelo. Para cuando Lara se levantó, Xalkoth ya se había ido. Y probablemente tuvo suerte, porque de haberle pillado en la misma habitación, la ordesa habría sido capaz de caparle las antenas. Metió la mano en el marsupio para asegurarse de que los niños estaban bien y unos pasos más tarde estaba fuera. Su cabreo se entreveía en cada uno de sus gestos torpes y somnolientos, pero sobretodo en la mirada asesina que cargaba contra el bicho.
-Tú, garrapata de mierda-interrumpió justo tras la petición del bicho de un sujeto para entrenar-. ¿Te das cuenta de que casi arrollas a mis niños antes?-no hacia falta respuesta a eso-. Y ya podrías tener un poco de decencia y no irte sin pedir disculpas siquiera, mamonazo. La próxima vez que desayunes o aprendes a tragar tranquilo o te ahogas en dirección contraria a la mía-Lara no había parpadeado en toda su intervención, ni había apartado la vista de Xalkoth- ¿Entendido?- Su madre le había explicado que así el cabreo se canalizaba y podía echar mal de ojo a la gente. Generalmente era algo que se hacía inconscientemente y su madre simplemente se encargaba de curarlo. "Para poder curarlo, debo saber más de él que los propios afectados" recordó que le decía siempre.
Cuando creyó haber acabado, imitó al propio bicho y volvió a la cocina antes de que este tuviera tiempo de replicarle. <<No hay excusas que valgan la vida de mis niños>>. Y con todo su malhumor, se volvió a sentar en la mesa. Cogió su vaso de leche y metió el dedo índice para menearla mientras disfrutaba de su sabor. <<Ojalá la Suerte le quite lo que por Suerte merezca>> volvió a maldecir al bicho, citando esta vez una de sus intervenciones preferidas de la afín al viento en Cenizas en el aire.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
15/08/13, 11:03 pm
El cuerpo de Archime se sacudió en un breve sobresalto, despertándose de golpe mientras emitía un sonido ahogado. El irrense parpadeó sucesivamente tras los sucios cristales de sus gafas al molestarle los cegadores rayos de sol que entraban por una de las ventanas. Lo primero que hizo fue limpiar sus lentes y colocárselas de nuevo a toda prisa, lo segundo hacer que su ordenador abandonase el modo de hibernación para comprobar que lo que había estado haciendo durante la noche se había guardado correctamente. Sí, allí estaba, la operación que había quedado a medias. La completó rápidamente antes de fijarse en su entorno, ya que a fin de cuentas lo que lo habían despertado finalmente fueron los gritos de Xalkoth. Buscó instintivamente a Keiriarei en el sillón de al lado pero ya no se encontraba allí. Aún no sabía si su explicación nocturna le había resultado útil.
Presenció silenciosamente la acusación de Lara 37 hacia el insecto, considerando que no podía juzgar adecuadamente la situación debido a no haber asistido al incidente y se centró en la palabra "desayuno" que había mencionado la ordesa en su interpelación. Volvía a tener un hambre considerable y aplacarlo se convirtió en su prioridad más inmediata, diciéndose que no tendría un adecuado rendimiento si no se alimentaba. Se dirigió a la cocina para después observar fijamente los alimentos que todavía no habían sido consumidos durante la jornada anterior.
Tras un leve análisis, decidió no correr riesgos eligiendo algunas frutas como desayuno, alimento que consideró más improbable que fuese el que les había causado el malestar estomacal la noche anterior a Cío y a él. Al acordarse del episodio de la noche anterior, decidió que debía buscar al otro irrense para contrastar información. Un breve escaneo de la planta baja le confirmó que no se encontraba en aquel piso, ni tampoco en el patio. Regresó al sillón donde había pasado la noche, pensando por donde empezar a buscarle, cuando oyó ruidos metálicos provenientes del piso de abajo, un estruendo similar pero menor al que había escuchado la tarde anterior. Casi todos los elegidos se hallaban en la planta baja, con la excepción de cuatro personas ya que los hijos de Lara 37 no podían caminar por su cuenta y eran demasiado pequeños para relizar un estruendo de ese calibre. Por lo que había un 25% de probabilidad de que se tratase de la persona que buscaba. Tras meditarlo un instante, decidió que era un porcentaje a tener en cuenta y estaba el aliciente de examinar la armería. Además de que bajar escaleras era mejor que subirlas, pero el biomecánico nunca admitiría que había sopesado dicha eventualidad.
Efectivamente se trataba de Cío, por lo que Archime, observando el despliegue armamentístico a su alrededor, entró en la sala sin ni siquiera mirarlo.
—Disculpa, Cío. ¿Qué alimentos has ingerido a modo de desayuno? —le inquirió sin aclarar el motivo de su pregunta. Para Archime era evidente que necesitaban poner en común esa información si querían encontrar cuanto antes cuál había sido el causante de su malestar.
Mientras hablaba, el ingeniero estaba examinando el filo de una espada y preguntándose si en Rocavarancolia no tenían un metal más duradero que el hierro para fabricar armas.
Presenció silenciosamente la acusación de Lara 37 hacia el insecto, considerando que no podía juzgar adecuadamente la situación debido a no haber asistido al incidente y se centró en la palabra "desayuno" que había mencionado la ordesa en su interpelación. Volvía a tener un hambre considerable y aplacarlo se convirtió en su prioridad más inmediata, diciéndose que no tendría un adecuado rendimiento si no se alimentaba. Se dirigió a la cocina para después observar fijamente los alimentos que todavía no habían sido consumidos durante la jornada anterior.
Tras un leve análisis, decidió no correr riesgos eligiendo algunas frutas como desayuno, alimento que consideró más improbable que fuese el que les había causado el malestar estomacal la noche anterior a Cío y a él. Al acordarse del episodio de la noche anterior, decidió que debía buscar al otro irrense para contrastar información. Un breve escaneo de la planta baja le confirmó que no se encontraba en aquel piso, ni tampoco en el patio. Regresó al sillón donde había pasado la noche, pensando por donde empezar a buscarle, cuando oyó ruidos metálicos provenientes del piso de abajo, un estruendo similar pero menor al que había escuchado la tarde anterior. Casi todos los elegidos se hallaban en la planta baja, con la excepción de cuatro personas ya que los hijos de Lara 37 no podían caminar por su cuenta y eran demasiado pequeños para relizar un estruendo de ese calibre. Por lo que había un 25% de probabilidad de que se tratase de la persona que buscaba. Tras meditarlo un instante, decidió que era un porcentaje a tener en cuenta y estaba el aliciente de examinar la armería. Además de que bajar escaleras era mejor que subirlas, pero el biomecánico nunca admitiría que había sopesado dicha eventualidad.
Efectivamente se trataba de Cío, por lo que Archime, observando el despliegue armamentístico a su alrededor, entró en la sala sin ni siquiera mirarlo.
—Disculpa, Cío. ¿Qué alimentos has ingerido a modo de desayuno? —le inquirió sin aclarar el motivo de su pregunta. Para Archime era evidente que necesitaban poner en común esa información si querían encontrar cuanto antes cuál había sido el causante de su malestar.
Mientras hablaba, el ingeniero estaba examinando el filo de una espada y preguntándose si en Rocavarancolia no tenían un metal más duradero que el hierro para fabricar armas.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades: Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
16/08/13, 03:59 am
Aunque él no era el que había estado gritando, Taro no pudo evitar quedarse un poco cortado cuando Ri vino a decirles que bajaran la voz. Supuso que había pasado una noche tan irregular como él mismo y solo entonces empezaba a conciliar el sueño.
Contempló las evoluciones de un Baurus semidesnudo en mitad del patio con escepticismo, convencido de que lo hacía por fardar. "Fantasma..."
Había necesitado recordarse a sí mismo que Shaco venía de un mundo distinto al suyo para decidir saludarle en lugar de escabullirse discretamente a sus espaldas. Su actitud de confianza, aunque visiblemente excéntrica, le recordaba a la de sus compañeros de ránking alto, y en Carabás jamás se le habría ocurrido venirle a uno de ellos a pedirle que le aplicase un hechizo. La persona en cuestión probablemente se habría reído en su cara y a Taro no le habría extrañado.
La amigabilidad del terrícola le pilló completamente por sorpresa, pero también le dio ánimos para soltarse más. Ni siquiera le corrigió los nombres mal dichos: estaba acostumbrado a que se olvidaran del suyo.
"¿Defensa contra las artes oscuras?", repitió para sus adentros, perplejo. Era la única parte con sentido que había podido entresacar de la primera respuesta del terrícola. "¿No es ese serial tan moñas que echan por la cadena ocho?"
Serial al que él asistía religiosamente, por cierto. No por la trama, sino porque en su humilde opinión la protagonista estaba bastante imponente.
Se devanó los sesos en busca de algo interesante que decir sobre su mundo.
-Eh, pues... Aquí hace más frío, pero creo que es porque no hay ninguna campana térmica sobre la ciudad... Los edificios son mucho más altos, y algunos levitan. Y según el tipo de usuario de magia que seas y cómo te vaya en la vida, estás más arriba en las listas de población o más abajo... Se vive bien, supongo, si le echas ganas- con las manos en los bolsillos, alzó los hombros inconscientemente en un gesto defensivo-. No sé qué más te puede interesar...
Rezó porque no se le ocurriera preguntarle por su propio puesto en las listas, una pregunta que en Carabás era tan de cajón al conocer a alguien como preguntarle el nombre.
No pudo evitar alegrarse un poco internamente cuando Lara salió a abroncar a Xalkoth. Él también había recibido un placaje el día anterior y se sentía reivindicado. Además, el bicho gigante (a Taro aún le costaba dejar de verlo como tal) parecía tener un concepto de "entrenar" que parecía ser distinto a como él lo entendía, y aparentemente estaba relacionado con ensartar a la gente.
-Como no lo intentes con palos...- dijo no muy convencido. En su condición de inquilino aparecido por sorpresa, Taro desconocía la existencia de la sala de armas del sótano de Maciel.
Sacudió la cabeza como un perro para deshacerse del exceso de agua, y cayó en la cuenta de por qué todos los demás parecían más espabilados que él: se había levantado con un hambre de lobo. El potaje del día anterior le había bastado para unas horas, pero se lo había tomado todo de golpe y su estómago demandaba alimento más continuado.
Contempló las evoluciones de un Baurus semidesnudo en mitad del patio con escepticismo, convencido de que lo hacía por fardar. "Fantasma..."
Había necesitado recordarse a sí mismo que Shaco venía de un mundo distinto al suyo para decidir saludarle en lugar de escabullirse discretamente a sus espaldas. Su actitud de confianza, aunque visiblemente excéntrica, le recordaba a la de sus compañeros de ránking alto, y en Carabás jamás se le habría ocurrido venirle a uno de ellos a pedirle que le aplicase un hechizo. La persona en cuestión probablemente se habría reído en su cara y a Taro no le habría extrañado.
La amigabilidad del terrícola le pilló completamente por sorpresa, pero también le dio ánimos para soltarse más. Ni siquiera le corrigió los nombres mal dichos: estaba acostumbrado a que se olvidaran del suyo.
"¿Defensa contra las artes oscuras?", repitió para sus adentros, perplejo. Era la única parte con sentido que había podido entresacar de la primera respuesta del terrícola. "¿No es ese serial tan moñas que echan por la cadena ocho?"
Serial al que él asistía religiosamente, por cierto. No por la trama, sino porque en su humilde opinión la protagonista estaba bastante imponente.
Se devanó los sesos en busca de algo interesante que decir sobre su mundo.
-Eh, pues... Aquí hace más frío, pero creo que es porque no hay ninguna campana térmica sobre la ciudad... Los edificios son mucho más altos, y algunos levitan. Y según el tipo de usuario de magia que seas y cómo te vaya en la vida, estás más arriba en las listas de población o más abajo... Se vive bien, supongo, si le echas ganas- con las manos en los bolsillos, alzó los hombros inconscientemente en un gesto defensivo-. No sé qué más te puede interesar...
Rezó porque no se le ocurriera preguntarle por su propio puesto en las listas, una pregunta que en Carabás era tan de cajón al conocer a alguien como preguntarle el nombre.
No pudo evitar alegrarse un poco internamente cuando Lara salió a abroncar a Xalkoth. Él también había recibido un placaje el día anterior y se sentía reivindicado. Además, el bicho gigante (a Taro aún le costaba dejar de verlo como tal) parecía tener un concepto de "entrenar" que parecía ser distinto a como él lo entendía, y aparentemente estaba relacionado con ensartar a la gente.
-Como no lo intentes con palos...- dijo no muy convencido. En su condición de inquilino aparecido por sorpresa, Taro desconocía la existencia de la sala de armas del sótano de Maciel.
Sacudió la cabeza como un perro para deshacerse del exceso de agua, y cayó en la cuenta de por qué todos los demás parecían más espabilados que él: se había levantado con un hambre de lobo. El potaje del día anterior le había bastado para unas horas, pero se lo había tomado todo de golpe y su estómago demandaba alimento más continuado.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
16/08/13, 09:34 pm
Si no quería terminarse toda la fruta no le quedaba más remedio que pescar alguna otra cosa que llenase más el estómago. Revolvió en las cestas mirando también los alimentos que había por el fondo, hasta que se llevó una sorpresa. «Esto es… ¡pescado! ¡Pescado!». Si estaban en una ciudad de dioses era por algo, les regalaban gratis pescado, ni más ni menos. Si por él fuera se lo comería en aquel mismo momento, pero no tenía ni idea de cómo cocinarlo y el pescado no se podía desperdiciar así como así. Malamente había llegado a probarlo una vez en su vida «ultracongelado y ultrapasado de fecha también». Si tenía la oportunidad sugeriría el pescado para comer, porque se podía estropear y había muy poco. No quería que nadie se lo comiera primero sin él –y por eso mismo lo volvió a esconder en el fondo de la cesta–. Completó el desayuno con un pan muy compacto y queso y dio una vuelta por la planta baja. En el patio el pelirrojo parecía estar haciendo el tonto, pero eso le recordó la existencia de la armería y bajó a curiosear, ya que el día anterior solo la había visto de refilón.
Había una gran variedad de armas esparcidas por el suelo, también escudos y otras cosas que ni sabía cómo se usaban. En su mundo había existido armamento de ese tipo, pero habían quedado tan atrás históricamente que apenas sabía cómo se empleaban algunas por museos o videojuegos basados en mundos épicos. Examinó los filos de las espadas, las puntas de las lanzas, las abolladuras de los escudos y las muescas que demostraban que todo estaba usado, mientras la música no paraba de sonar a un volumen bastante alto en sus oídos. Tenía en sus manos una espada con un doble filo curvo en la punta pero roma por la cara interior cuando Archi apareció por las escaleras. El chico se acercó y empezó a mover los labios. Le hizo alguna pregunta sobre el desayuno, que si había desayunado, tal vez. Le sonrió levemente y asintió.
—¿Habías visto algo como esto alguna vez? —preguntó de pronto empuñando el alfanje—. Ah, y no vi al enano en el desayuno, ¿sabes si él se puso mal también?
Le bajó el volumen a la música en un movimiento disimulado y anunció que volvería al piso superior, dejando el arma donde la había encontrado.
En la cocina estaba la peludita, con expresión cansada, sentada con el dedo metido en la taza del desayuno. La miró con curiosidad y se acercó sin pensar que quizá ella podía seguir molesta por lo de la noche anterior. Se inclinó sobre la mesa frente a donde estaba sentada y le habló sin rodeos.
—Oye, ¿tus… crías están bien? —preguntó dubitativo—, ¿están enfermas o les pasa algo?
No sabía mucho de cuidar críos, pero llorar una noche entera no le parecía ni medio normal. No tenía medicamentos ni conocimientos al alcance en aquel lugar perdido, de ahí que le preocupara, entre otras cosas, si aquello se iba a seguir repitiendo cada noche. Supuso que, de pasar algo grave, la madre ya lo habría dicho.
Había una gran variedad de armas esparcidas por el suelo, también escudos y otras cosas que ni sabía cómo se usaban. En su mundo había existido armamento de ese tipo, pero habían quedado tan atrás históricamente que apenas sabía cómo se empleaban algunas por museos o videojuegos basados en mundos épicos. Examinó los filos de las espadas, las puntas de las lanzas, las abolladuras de los escudos y las muescas que demostraban que todo estaba usado, mientras la música no paraba de sonar a un volumen bastante alto en sus oídos. Tenía en sus manos una espada con un doble filo curvo en la punta pero roma por la cara interior cuando Archi apareció por las escaleras. El chico se acercó y empezó a mover los labios. Le hizo alguna pregunta sobre el desayuno, que si había desayunado, tal vez. Le sonrió levemente y asintió.
—¿Habías visto algo como esto alguna vez? —preguntó de pronto empuñando el alfanje—. Ah, y no vi al enano en el desayuno, ¿sabes si él se puso mal también?
Le bajó el volumen a la música en un movimiento disimulado y anunció que volvería al piso superior, dejando el arma donde la había encontrado.
En la cocina estaba la peludita, con expresión cansada, sentada con el dedo metido en la taza del desayuno. La miró con curiosidad y se acercó sin pensar que quizá ella podía seguir molesta por lo de la noche anterior. Se inclinó sobre la mesa frente a donde estaba sentada y le habló sin rodeos.
—Oye, ¿tus… crías están bien? —preguntó dubitativo—, ¿están enfermas o les pasa algo?
No sabía mucho de cuidar críos, pero llorar una noche entera no le parecía ni medio normal. No tenía medicamentos ni conocimientos al alcance en aquel lugar perdido, de ahí que le preocupara, entre otras cosas, si aquello se iba a seguir repitiendo cada noche. Supuso que, de pasar algo grave, la madre ya lo habría dicho.
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