Fase 3, Ronda 2: Ebnun vs Karime

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Karime había chasqueado la lengua al oír solo una vez su nombre entre los vencedores. Por un lado lo veía ciertamente justo y por el otro se enfurruñó abiertamente. Dirke y Koval habían sido contrincantes dignos, pero ella no lo había sido menos. A pesar de eso, estaba satisfecha con el resultado.

Para la tercera ronda, ya que solo tenía un combate, se había entrenado duramente solamente en armas y había elegido las más ligeras y afiladas.

Su contrincante era uno de los antiguos habitantes del torreón Sendar y, por lo tanto, había sido un “enemigo” durante la criba. En la actualidad, Karime solía ser amable con ellos, aunque nunca había entablado conversación con ninguno que todavía se mantuviera sobre dos patas, ya que su relación con Musgo y Pardo era especialmente buena.

Ebnun no parecía especialmente sociable, por lo que la licántropa se limitó a dedicarle una sonrisa ladeada antes de que sonara el gong.

Vio a su oponente cubrirse con el escudo y cargar hacia ella e inmediatamente cargó su arco. La idea era, en el momento en el que menos capacidad de reacción tuviera, dar un salto hacia un lateral para que la trayectoria de la flecha no fuera cortada por el escudo. Si, aun así, no lograba detener su avance, sacaría sus espadas gemelas y atacaría lateralmente, ya que frontalmente tendría el escudo como obstáculo.

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Su proyectil fue desviado y Karime no perdió tiempo en cambiar de arma. La licántropa se encontraba frente al nublino cuando este atacó con su hacha a la vez que se protegía con su escudo, por lo que decidió cambiar de posición. Karime dio una vuelta sobre sí misma y alrededor del guerrero. Una vez estuvo a su espalda giró la empuñadura de sus espadas alrededor de sus manos, de manera que las armas dibujaban círculos teniendo a estas como eje y realizando cortes transversales en la espalda de su contrincante. Si Ebnun llegaba a darse la vuelta, la licántropa colocaría la espada que sujetaba con la mano izquierda de forma horizontal frente a su cara, ya que tendría como finalidad la de bloquear los ataques; mientras mantendría su espada derecha verticalmente junto a su costado derecho preparada para atacar en la primera oportunidad.

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Es escudo la golpeó cuando se encontraba en posición defensiva y ella movió su espada derecha de forma vertical de abajo arriba con la intención de hacerle un corte en el brazo. Con ayuda del impulso del escudo, Ka volvió a colocarse a su espalda, pegada a esta, con la intención de deslizar ambas espadas por su vientre como si los estuviera rodeando con ellas y hacerle cortes relativamente graves.

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Karime se encontraba a punto de deslizar sus espadas alrededor de su contrincante cuando le vio mover el brazo de forma ascendente y se dio cuenta de que su intención era echar el arma para atrás. La licántropa se acuclilló lo suficiente como para que el hacha estuviera a unos centímetros sobre su cabeza y, entonces, hizo el mismo movimiento que iba a hacer en la cintura, pero en las piernas, a la altura de las rodillas. No había tardado mucho en darse cuenta de que su mejor arma contra el guerrero era ser escurridiza.

Si el nublino se movía, Karime intentaría evitar caer de culo haciendo una voltereta hacia atrás a ras de suelo para, al terminar con una rodilla hincada, quedar defendida por sus espadas gemelas una a la altura de la cara y otra a la altura del estomago. Si el nublino no se movía, la libense intentaría evitar el hacha para levantarse y atacar de un costado.

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La libense, al notar el movimiento del nublino, dio una voltereta hacia atrás para evitar caer al suelo y terminó en pose defensiva. El guerrero no parecía por la labor de atacar primero, así que Karime se levantó para hacer ella el primer movimiento.

Ebnun atacó su cintura con su escudo y Karime quiso evitarlo bajando la espada que protegía su cara a su cintura. Impulsándose en la propia fuerza que el nublino ejercía sobre el escudo, la libense saltó hacia detrás.

Viéndose imposibilitada para un ataque frontal en condiciones, la licántropa barajó varias opciones entre las que descartó volver a intentar un ataque de costado por los resultados que había tenido el primero. En su lugar, hizo girar sobre su cabeza su espada derecha y frente a sus rodillas la izquierda con la finalidad de herir por encima y por debajo de lo protegido por el escudo. En caso de que fuera necesario, utilizaría la espada conveniente para bloquear cualquier ataque del hacha.