Torreón Maciel (Archivo VII)

A las preguntas del dragoncillo el repoblador no pudo más que decir:

-Si… bueno, más o menos,… es difícil tratar con él pero en el fondo no es tan malo… Es una criatura… no egoísta pero si solitaria, y parece ser que también intolerante pero yo creo que si sabes cómo tratar con él…, no sé si me explico, es raro y gruñón pero me alegro de que este aquí.- Ergot ni si quiera se había convencido así mismo, pero nada de lo que había dicho era mentira. Aun así sintió el impulso de ser más concreto: - Me está tallando unas flores en un trozo de manera y él no gana nada a cambio y le gustan las canciones.-

Y así se quedó en silencio, durante un rato observando cómo la gente se movía  a su alrededor. Al final decidió que lo más interesante parecía estar ocurriendo en el patio, pero una parte de sí mismo quería quedarse dentro del torreón con Emmit, Tesón y Samika en cierto modo eran sus compañeros más cercanos. Pero al final la curiosidad pudo con él aunque antes de marcharse se lo hizo saber a Rasqa:

-Voy al patio, si te apetece volar con lastre ya sabes dónde encontrarme.- le acaricio por última vez. Y en un par de saltos se encontraba en el umbral de la puerta, llego justo en el peor momento posible, cuando Jace encendía su quinto cigarrillo con su mechero. El repoblador vio fuego. Y comenzó a botar en el sitio como una de esas pelotitas de colores de las gasolineras que se consiguen desperdiciando un euro, pues así botaba el pequeño repoblador muerto de terror, he incapaz de pronunciar palabra se quedó ahí clavado. Al final el valiente guerrero de los bosques del Macetero reunió toda su voluntad y sus fuerzas para salir corriendo y así poder esconderse debajo del sofá, mientras no paraba de botar con tembleques incontrolados.

Se metió en su nido de trapos y pelos, y reunió a todas las pelusas a su alrededor mientras tiritaba con tanta violencia que el sillón sobre él temblaba. “Fuego. No puede ser… hay fuego, está aquí… HA VUELTO… ¿Qué significa esto? Es Fuego ¿Por qué me pasa esto a mí? Jace es el anti-dios... ¡ES EL DEMONIO FLORAL!  ¿Naturaleza que puedo hacer? Fuego. POR FAVOR, NO QUIERO MORIR. NO SIN HABER VISTO OTRO VEGETAL ANTES… ¿Por qué? ¿Por qué? Fuego. Fuego. Fuego. Fuego. Fuego-fuego-fuego-fuego-fuego…”

La emoción de Twixy's se intensificó, y ya estaba dando saltitos de alegría bastante antes de que Hal terminase de hablar.

-Entonces superpodemos ir ahora mismito, y así hiperacompañamos a los letarguny's a su casa un trecho. ¡Qué perfe-perfecty's ay, qué ilusión! ¡Vamos a mega aprender magia!

Sus planes fueron interrumpidos por un alboroto en el interior del torreón. Alguien gritaba y graznaba, una voz conocida, pero que los habitantes de Maciel llevaban bastante tiempo sin oir.

-¡HEREJES! ¡OS ATREVEIS A TRAER ESA ABOMINACIÓN A MI PRESENCIA! ¡VOCES SUCIAS! ¡IMPÍOS!

La voz de Armonía no era precisamente un canto celestial en ese momento. Era aguda y chirriante, y taladraba los oídos hasta los sesos. La roquense estaba completamente fuera de sí, tratando de acuchillar el libro de Jace que alguien mantenía fuera de su alcance. Sus ojos parecían salirse de sus órbitas, literalmente. Estaban hinchados y enrojecidos.

-¡Se ha vuelto loky's que te rompes!- exclamó Twixy's llevándose las manos a la cabeza. Acababa de entrar en el torreón a ver qué ocurría, y el panorama le dio verdadero miedo. Buscó instintivamente a Lemus y a Samika, y se acercó a esta última para alejarla de la emplumada.

-¡ARDEREIS, ARDEREIS TODOS! ¡Y TÚ LA PRIMERA, MALDITA LISIADA! ¡TE CORTARÉ ESA LENGUA QUE NO USAS! ¡Y LUEGO LAS MANOS, NO PODRÁS PECAR MÁS SIN TUS MANOS!- la atención de Armonía se había desviado hacia Varsai. Se abalanzó sobre ella, más contra su cuaderno que contra su cuerpo.

Eara asintió y, antes de dejarle de nuevo espacio a la idrina, hizo un último ofrecimiento.
—No podemos darte hierbas medicinales, pero trata el torreón como tu casa si necesitas cualquier cosa.
Le dio tiempo a dirigirle una breve sonrisa de ánimo antes de que se caldeara el ambiente y esta se borrara de su cara. Fue chocante cómo Hal saltó para defenderse de Tesón. Ayne incluso miró al chico con aprobación, antes de continuar hojeando con curiosidad el libro que acababa de recibir. Aunque estaba pasando hojas no perdía palabra de lo que se decía, y también escuchaba a la chica humana que le hablaba de la biblioteca y el bibliotecario.
—¿Te amenazan hasta en la biblioteca? ¡Qué propio de esta ciudad! —le respondió con una sonrisa agriada.
Intervendría en el asunto de Tesón solo si llegaba a hacer falta, pero prefería evitar choques innecesarios con sus compañeros, incluso si el compañero en cuestión era Tesón.

Eara vio cómo Hal se había puesto colorado y pensó que, de alguna manera, el comentario de Samika había sido innecesario. Lo que más le interesaba en aquel momento era la conversación que se disponía a armar Twix donde Tesón no pudiera escuchar. Miró a Ayne y, como seguía enfrascado con los mapas, se acercó a la puerta del patio y se apoyó en la jamba con la esperanza de estar finalmente un paso más cerca de la magia. La distrajo, sin embargo, la extraña huida de Ergot, que la llevó a poner los ojos en el pequeño hasta verlo desaparecer bajo el sofá. No le dio tiempo a preguntarse si había pasado algo porque, repentinamente, tenían a Armonía en el salón, estallando.

Ayne había esquivado la primera acometida por un pelo, pensando en un principio que iba dirigida a él. La sorpresa lo dejó desencajado, pero el instinto lo recompuso lo suficiente como para lograr alejarse de la roquense desquiciada.
—¿¡Te has vuelto loca!? —gritó. Difícilmente alguien del torreón había escuchado antes al sinhadre enfadado de verdad, pero en ese momento lo estaba. Hasta para Eara era raro escucharlo alzar la voz.
Protegió el libro y reculó, «ni el broma se lo dejo tocar». Tenía suerte de que hubiera tanta gente a su alrededor, eso era tranquilizador. Entonces vio, sin siquiera poder hacer nada, como la emplumada loca cambiaba de objetivo.

-Y que lo digas. Llevo pensando lo mismo de esta ciudad desde que entré aquí.- le digo a Ayne, bajando la cabeza al suelo, un poco cortada.

La respuesta de Devoss me hace retomar la idea de decirle a los de Maciel de que va mi libro. Sí, quedaría mal si no lo hiciese.
-El mío, es de botánica.- digo con una mera sonrisa.
La situación había cambiado, ahora varias personas habían salido fuera, o bien arrastrados como Hal, o bien para tomar el aire, como Jace, Sekk y Roaxen. Yo, sigo dentro del torreón, que por algún motivo me reconforta bastante. La caminata había sido larga, por lo que descansar ahora no está nada mal. Lo cierto es que agradezco el ofrecimiento de Eara con las sillas, me cae bien.

Pero algo sucede. El tiempo parece detenerse, un escalofrío me recorre el cuerpo, concentrándose especialmente en la nuca. Un mal presentimiento. No, ahora todos estamos bien. >>¿Por qué noto algo extraño?.<<
Desvío mi cuerpo a una de las chicas de Maciel, una de las que se ha quedado dentro. Al igual que Volera, es una con las que menos trato he tenido, no he cruzado palabra, es cierto que tampoco mucho con el resto, pero la he visto distante, casi apartada. >>¿Podría decirse que pensativa?<<.
Y ocurre, no sé cómo, ni por qué. Pero lo detecto al instante, furia en sus ojos, rabia acumulada, ira, algo igual a mi sentimiento con respecto a la Casa Espejismo, una acumulación de odio.
Su posición cambia, es como si fuese a hacer algo...

Y estalla, como una bomba de relojería. Gritos horripilantes y sandeces salen de su boca. Mi corazón parecer paralizarse unos segundos, al igual que mi cuerpo y mi mente. Me quedo bloqueada, intacta ante tanta crueldad y maldad por su parte. Pero su atención se fija en otra persona, en ella, en Varsai. No, a ella no, no puede hacerle eso a una niña, ha perdido el control y la cabeza. Un rayo de rabia y miedo desemboca en  mi mente, despertándome por fín.
-¡CHICOS¡ ¡AYUDA, HA ENLOQUECIDO¡- vocifero con bastante torrente, nerviosa por lo que pueda suceder.
Mis ojos se desplazan por la habitación entera.
El sudor empieza a aparecer en todas partes de mi cuerpo.
Tengo que hacerlo, no puedo quedarme quieta con los míos. >>Espera, ¿Acabo de decirlo?. ¿Los míos?<<. Sí, si voy a vivir con ellos durante un año, podría decirse que Varsai es de los míos, y no voy a dejar que le suceda nada, nada, no me lo perdonaría, no cargaría con mi conciencia.
Con un movimiento fugaz, casi imperceptible, saco mi daga oscura en posición de ataque, con un brazo extendido hacia delante, amenazando con la daga a una distancia prudencial, y con la otra agarrando con fuerza el colgante de mi madre. >>Dame fuerzas, mamá.<<.
-¡Sami, cuidado, apártate¡- grito fuerte para que reaccione, sin saber si lo hubiera hecho o no, su problema de visión me preocupa, sobre todo en estas situaciones, ojalá reaccione igual de rápido que la vez del bastonazo, por el bien de todos.

Me dan arcadas, casi poto, pero intento mantener la compostura lo máximo posible.-
-¡Atrévete a tocarla, y te juro que te...¡- exclamo sin terminar.
Las piernas me tiemblan, y también la mano que sujeta el arma.
No tocaría  a Varsai, espero que no sea lo suficientemente tonta como para hacerlo.

Las conversaciones se iban haciendo más aburridas, todos nos hemos ido separando, pero me da igual en este momento. Tengo la lengua como si me hubieran robado casa ápice de saliva. Tengo la lengua tan seca.... Me levanto del sillón en el que me encuentro con ayuda de mi lanza, y voy con visible cansancio hacia la cocina. Mi misión resulta ser todo un éxito y no bebo una o dos veces, sino cuatro. Sé que debería pedirles permiso, ya les pediré perdón cuando pueda hablar siquiera.

Mis ansias de beber van disminuyendo a medida que el agua va refrescando todo mi cuerpo con cada buche. Si tuviera un mar delante lo dejaría seco. Termino la faena con un leve “Agghh” de satisfacción. Me encuentro recuperado. Como si nunca hubiera estado sediento.

Vuelvo a donde esta el resto y me fijo más en lo que me rodea. El pequeñín acariciando a Rasqa... Jace, Sekk e Irianna saliento al patio....

Entonces todo se desmadra y es como si me encontrara en la misma guerra. Gritos e insultos saliendo del pico del pájaro arrogante....... No... es otro. Es como el otro pero chica. Y lo que hace....
Hace que se me erizen todos los pelos de mi cuerpo. ¡Va a atacar a Varsai! Todo ha ocurrido tan rápido que tardo en reaccionar. No puedo dejar que le haga daño, hemos pasado por varias cosas.... no puede ser atacada por alguien de esa manera.

-¡¡CABRONA!!-. El insulto sale de mi boca como si fuera un acto reflejo, supongo que he heredado el lenguaje de mi padre. Rápida e instintivamente me pongo delante de Ruth, con la lanza apuntando a la violenta esa. Casi puedo notar la alteración de los que están en el patio. Seguro que han escuchado los gritos y deben estar enseguida aquí.

-¡¡Ni lo pienses!!-. Digo con contundencia, aunque en realidad estoy demasiado nervioso.

Varsai vio a Irianna irse al patio prácticamente arrastrada por Twixy's y como no quería molestarlos se acercó al resto. Observó al sinhadre que tenía el libro y luego se arrimó a su grupo. Estaba absorta en sus pensamientos cuando empezaron los gritos.

Miró desconcertada a la roquense, no tenía ni idea de qué le pasaba ni por qué se había puesto a gritar como una descosida. En cuanto se volvió hacia la varmana la niña retrocedió asustada. La expresión de la fanática le daba miedo y eso se reflejaba en sus ojos, también se reflejaba la incomprensión.

La gente solía tratarla con expresiones de lástima y a veces llegaban a tratarla como una tonta hasta que la conocían, pero era la primera vez que veía aquella expresión dirigida a ella. Era puro odio y la niña no tenía ni idea de qué podía haber hecho para que la mirase así.

En un paso mal dado hacia atrás en su apresurado retroceso se cayó de culo y trató de arrastrarse hacia atrás sin apartar la vista de la chica que se dirigía hacia ella con un cuchillo en la mano. De pronto Kimbra entró en su rango de visión interponiéndose entre ella y la roquense con sus armas en la mano. También oyó más gritos y vio acercarse a Sekkeh desde la puerta del patio. Varsai se apresuró a levantarse y a alejarse de Armonía mientras Kim le echaba una mano haciendo de escudo.

Un rápido vistazo y observó que muchos tenían armas sacadas. Se acercó corriendo a Irianna y tirándole de la manga escribió, lo hizo con letras grandes y apresuradas cosa que no era normal en ella, estaba muy acelerada y se notaba en todo, su expresión, sus movimientos, hasta en su forma de escribir.

"Que no le hagan daño por favor no quiero que nadie salga herido"

A sus ojos estaban empezando a asomarse lágrimas.

Poco a poco el patio empezó a tener más inquilinos, pero el intara dormitaba y no era consciente de lo que sucedía a su alrededor, y así se mantuvo hasta que los gritos de Armonía le sacaron de su letargo. Con un respingo el intara se puso en pie aferrando el mango de su sable y, tras identificar de donde procedían los berridos, echó a correr hacia el interior del torreón. Apenas necesito un par de segundos para analizar la escena, ya estaba mas que acostumbrado a las situaciones de tensión debido a los frecuentes ataques pirata que sufría su hogar, y en cuanto identificó la amenaza cargó contra la roquense enajenada sin siquiera pensárselo.

Kimbra había estado rápida y se había interpuesto entre Armonía y Varsai con las armas desenfundadas, al igual que Ruth y Devoss, pero a pesar de todo el ulterano interceptó a la emplumada y la empujo con fuerza, lanzándola hacia atrás sin miramientos. Sekk empuñó su cuchillo de caza y se posicionó junto al holandés para aumentar el muro que protegía a la varmana, totalmente ajeno al profundo corte que se había hecho en el brazo con la daga de la roquense al placar a su dueña. La adrenalina suprimía el dolor, pero su ira era lo que realmente le movía. El evidente desprecio de Tesón ya había sido suficientemente malo para él, pero tener que aguantar los desvaríos y los ataques homicidas de una loca era pasarse de castaño oscuro.
—Acércate otra vez y te hago una sonrisa nueva, pajarraca —gruño el intara, enseñándole los dientes y taladrándola con la mirada. A diferencia de los dos jóvenes humanos en su voz y en sus movimientos no había un ápice de duda.

Roaxen Tenvrai

Para un cambio de ambiente, ruido empezó a escucharse dentro de letargo. Lentamente, el xolnita comenzó a acercarse, mientras que una chillona voz cogia definición por encima de todas las demás voces que gritaban en respuesta. Franqueado por el intara, el capellán le dio prioridad de paso mientras contemplaba la escena con ojos vacios.
Todo empezó a cobrar un macabro sentido cuando, el xenoide aviano blandia un arma blanca amenazadoramente mientras les tildaba a todos de herejes. No fuera sino, porque Roaxen no estaba de buen humor para aquello, que algo saltó dentro de él en el tiempo que los demás la gritaban para que soltase su arma o se tranquilizase. Con un ritmo acelerado pero ordenado, se descolgó la ballesta de la espalda, tensó la polea, cargó un perno y alzó su arma para apuntar.
Controló su respiración en apenas un segundo y se llevó la mira a su ojo. Con un movimiento seco, apretó el gatillo y el perno salió disparado entre las cabezas de tanto el intara como el holandés.

Habia una media sonrisa sádica en su rostro cuando el perno se clavó en la parte más carnosa de su ala que se retorció claramente rota por la fuerza del disparo. No habia sido sino la suerte la que habia librado a Armonia de una muerte instantanea. Al haber sido empujada por Sekk, se habia convertido en un objetivo desestabilizado y aquello habia sido la razón, o eso se argumentaba el capellán, para que hubiera fallado el tiro.
Antes si quiera que nadie pudiera reaccionar a lo que acababa de pasar, el xolnita ya estaba en proceso de cargar un segundo perno en su ballesta para terminar el trabajo.

El roquense a punto estuvo de reírse tras la explosión de Hal. Por dos motivos: el idiota apenas hablaba y hacerlo así por un enfado... Ridículo. Otro motivo era que, en opinión del roquense, estallar como hizo solo le daba la razón.
-¿Veis? La Voz no compartiría sus milagros con alguien tan agresivo.

Pero dos más hablaron y harto, se levantó y les dijo:
-Que sí, Twix y Kirés, que sí. Ya me callo. Seguid con vuestras tonterías mientras me voy a tallar.

Dicho eso recogió sus cosas y se encaminó a la armería, aunque sus intenciones eran ligeramente distintas a lo que había dicho. Cuando llegó, buscó madera que tallar, sí, pero solo para disfrazar lo que realmente iba a hacer: coger los malditos "cristales cargadores". Y claro que tallaría, pero sobre ellos. Estaba claro que no podíq volverse contra tanta gente así que volcó todo su enfado y fanatismo sobre el baúl de cristales. Y talló sobre ellos hasta el punto de quebrarlos y esparcir sus restos por el suelo. Con suerte alguien se cortaría como él ahora solo que no le importó. Su tarea era más importante. Si resultaba que Irianna o Hal descubrían cómo usar la magia... Oh, no, no vería cómo mancillaban la magia de la Voz.

Sin embargo, tras varios rotos, "gloriosamente destrozados" en su opinión, empezó a escuchar ruido arriba. Gritos incluidos. Arreó una fuerte patada al baúl, pateó los restos de los cristales para intentar borrar huellas y, mirándose los cortes en los dedos, volvió a subir.

Iba tan concentrado en cómo se curaría los cortes, cómo disfrazar el asunto de los cristales (respecto a lo cual decidió que podría inculpar a Armonía y, con suerte, no ocurriría nada pues era la menos problemática y de hecho podía alegar que su apatía era una tapadera para sus "crímenes") y con cómo podían estar todos tan locos para armarla tanto en su ausencia que casi se chocó con Kirés al llegar arriba. Se sobresaltó y tragó saliva pensando en que le habría visto actuar, pero le miró como si nada, volviendo las palmas hacia dentro para que no viera las heridas... Hasta que captó la imagen de Armonía y muchas miradas sobre ella. Demasiadas... y muchas portando armas.

—¡¿Qué pas...

No había reparado en el de la ballesta. ¿Cómo iba a hacerlo con tanta gente? No hasta que le vio moverse y lo que fuera que esa cosa disparaba alcanzó a Armonía en un ala. No recordaba haberse acercado pero lo hizo por puro instinto. Podía sostenerla sin problemas, pero la tambaleante roquense poco ayudaba así que la agarró con la fuerza justa. El de la ballesta seguía maniobrando, así que reculó sin saber muy bien qué hacer excepto lanzar miradas desconcertadas a Kirés. ¿Qué hacía ahí parado como si nada? ¿Por qué estaban todos sus compañeros parados como si nada? ¿Y por qué esas miradas a Armonía, si era la que menos demostraba el fanatismo? A él se lo esperaba, pero a ella? ¡No tenía sentido! Pero tampoco iba a interponerse entre el de la ballesta. No iba a exponerse, pero tampoco había tenido la intención de quedar como si usara a su compañera como escudo. Para empeorarlo todo, la imagen de la herida sangrante le quedaba muy cerca de la cabeza y, además, los cortes le dolían más de lo deseado al contacto con el cuerpo de la roquense. No soportaba ver sangre y menos suya y de Armonía, así que estalló con toda la potencia de voz que le era posible.

—¿QUÉ ESTÁ PASANDO AQUÍ? ¿ESTÁIS LOCOS TODOS? ¿POR QUÉ LA MIRÁIS ASÍ? ¿POR QUÉ PAGÁIS CON ELLA MIS PALABRAS? ¡QUE ALGUIEN HAGA ALGO, POR LA VOZ!

Tras la buena noticia, y contagiado por el entusiasmo de Twixy`s y Hal, Emmit siguió la conversación en silencio, pensando como llegar a esa biblioteca y la forma como empezaría a investigar.

Sintió como su amigo Ergot se bajaba de su espalda y se dirigía a donde el pequeño dragón, no vio peligro alguno y se distrajo cuando Tesón en medio de su fanatismo provocaba un estallido de ira en Hal, por suerte el pájaro estaba tan ocupado pensando en lo profano de la magia que no tomo ninguna represalia contra el chico. Para evitar al pájaro siguió a Twixy´s al patio y estuvo muy pendiente de la conversación, la visita a la biblioteca era inevitable.

La charla continuo, cada vez le gustaba más esa actitud arrojada de Twixy´s, era lo que necesitaban para poder ir sin vacilar tanto a esa biblioteca, los otros ya habían ido así que la estadística de problemas era baja comparada con las demás partes no exploradas de Rocavarancolia. noto ciertos gestos de incomodidad en Hal, por lo que trato de sonreír siempre.

La conversación fue interrumpida por los gritos de Armonia, no hubo tiempo para reaccionar, la Roquense se abalanzo sobre la niña y uno de sus compañeros le encajo una flecha en su cuerpo; lo que más lo preocupo fue el gesto asustado de la chiquilla, por lo que por instinto se acerco a consolarla, entendía muy bien lo que era sentirse solo y asustado, ya que esos sentimientos fueron los que lo impulsaron a viajar a Rocavarancolia. mientras se acercaba a la chiquilla, pudo escuchar como Tesón en un acto extraño, preguntaba porque se desquitaban con su semejante.

La situación se tornaba grave, por más que quisieran aprender magia, hacerlo cerca de los Roquenses los exponía a reacciones de ese tipo, tendría que hablar con los que apoyaban la practica para encontrar una solución a ese conflicto.

Lo que habría querido hacer Kirés era seguir al patio a los que aparentemente iban a hablar de magia, pero tras la discusión innecesaria que había sucedido antes decidió que sería mejor echarle un ojo a tesón por si volvía a enfadarse y gritaba por lo que fuera. Aquello se tradujo en acabar siguiéndole al sótano, dejando cierta distancia para evitar que se diera cuenta, pero no llegó a bajar tras él.

Cuando estaba a punto de entrar detrás del roquense los gritos de su compañera de raza le hicieron desviar su atención al lugar de donde procedían, para ver a Armonía atacando a uno de los del otro grupo. Su reacción fue inmediata: se llevó la mano a un cuchillo y se dispuso a embestir e incluso disparar con su ballesta si era necesario, pero no lo fue. Toda la gente alrededor reaccionó con la rapidez necesaria para impedir la tragedia, y eso permitió al enderth empezar a soltar un suspiro de alivio… y entonces vio el proyectil.

Al principio simplemente pensó que alguien había intentado hacer lo mismo que él, solo que había reaccionado más deprisa, además era un impacto en un punto no vital. Lo que volvió a disparar sus alarmas fue que el responsable de aquel disparo estaba empezando a cargar su ballesta de nuevo.  Ignoró que tesón había vuelto a salir, rápidamente adelantó al roquense, se puso entre el ballestero y su objetivo y le apuntó con su propia ballesta.

–Para. Con un disparo fue suficiente, ya está incapacitada.
No entendía por qué aquel ser parcialmente morado buscaba seguir con aquello, pero no correría riesgos, si este terminaba de cargar su arma Kirés le dispararía. No le daría tiempo a apuntar.

Ignoró la aparición de Roxaen en el patio, aunque mentalmente agradeció que el xolnita hubiera decidido permanecer callado al menos hasta el momento. Vio pasar a Jace también, pero como en principio no se acercó al grupo tampoco le dijo nada al humano y se centró en la conversación. La respuesta de Hal fue totalmente concisa e Irianna no sabía muy bien qué decir a continuación. Probablemente lo hubiese sabido si no estuviera temblando por dentro, todavía. Iba a esperar un poco más a ver si alguien le preguntaba algo directamente cuando escuchó la voz de Jace dirigiéndose a ella.
—¿Líder? Gracias por tu voto de confianza, pero no creo serlo —le replicó con una sonrisa nerviosa.

La última frase del humano le sentó mal, aunque no tanto como lo que ella había interpretado como recriminación en Sekkeh. El lenguaje corporal y el tono del estadounidense le habían parecido más próximos a la diversión que a ninguna otra cosa y en realidad, de no ser porque no le encajaba con el comportamiento de Jace hasta ahora, podría haberlo interpretado como burla. De todos modos prefirió centrarse en la primera parte de la observación ya que no le apetecía volver sobre la mentira que había contado para explicar su inexcusable comportamiento. Aunque, a pesar de lo inquieta que se sentía, no pudo evitar abstraerse pensando que en realidad el ser tratada de líder le reportaría algo tremendamente satisfactorio, que sería el pinchazo que sufriría el ego de Roaxen. De hecho probablemente el capellán habría escuchado a Jace, ya que se encontraba cerca de él en ese momento.

No tardó demasiado, no obstante, en recriminarse el haberse permitido jactarse de aquella forma. <<¿Qué clase de líder sería yo, que ni siquiera puedo sostenerle la mirada a un hombre sin ponerme nerviosa?>> chasqueó mentalmente la lengua con desaprobación hacia sí misma. No pudo, no obstante, dedicarle más tiempo a aquel pensamiento porque, aparte de la huida en desbandada de Ergot que la distrajo momentáneamente, de pronto todo estalló.

Aquella voz era la primera vez que la oía y era imposible no hacerlo debido a su potencia. Al principio no supo a quién pertenecía, pero no tardó en darse cuenta de que tenía que pertenecer a la otra roquense. Los chillidos de esta fueron suficientes para alarmarla por completo, pero escuchar también a Ruth pidiendo ayuda a voz en grito la puso en marcha definitivamente. Su instinto ante una situación donde una no podía quedarse de brazos cruzados pudo más que la ansiedad y atravesó la puerta tras haber sido adelantada por Sekkeh.

Fue el propio intara quien apartó a la fanática de Varsai, propinándole un fuerte empujón a la roquense que le hizo salir despedida a través de la sala. La acción del ulterano, no obstante, la libró de lo que podría haber sido un daño mucho mayor, pues Irianna presenció, atónita, como Roaxen disparaba su ballesta. Por suerte le acertó en un ala a la roquense, aunque la idrina se sentía al borde de un ataque de nervios en medio de aquella situación tan caótica y violenta, sumado al ya de por sí frágil estado de su psique debido a la ansiedad. Es por ello que apenas había sido consciente de que la varmana le había estado tironeando de la manga desde el mismo momento que puso pie en el salón y no fue hasta que Tesón no recogió a su tambaleante congénere que leyó la nota que la balera le tendía.

La idrina dejó vagar su mirada hacia todas partes y ninguna y la expresión de su rostro reflejó cierta inseguridad y tensión hasta que finalmente sujetó a Varsai por los hombros, estrechando la espalda de ésta ligeramente contra su pecho. Las palabras de Tesón y Kirés, quien la estaba poniendo en aquellos momentos especialmente nerviosa debido a que al encontrarse el xolnita detrás de ella la lacustre estaba en la trayectoria de su arma, hicieron saltar una especie de resorte en ella. No podía más.
—¡Haz el favor de bajar el arma, ya tenemos bastante con un único imbécil ejecutando un disparo aquí dentro! —Su tono denotaba lo harta que estaba de todo aquello, incluso había un matiz autoritario en él que ni siquiera sus compañeros de Letargo habían escuchado nunca de ella, al igual que el tono elevado que estaba empleando sin ni siquiera ser consciente de ello. Se había dirigido al enderth en un primer momento, pero a media frase giró su cabeza hacia el capellán… Dándose cuenta de que él también seguía con el arma alzada, lo cual provocó un suspiro de exasperación en la lacustre—. ¡Y tú también! ¿Has perdido la cabeza, Roaxen Tenvrai? Además, ¿es qué quieres ponerte a su altura? —El siguiente objetivo de la severa mirada que les estaba dedicando a cada uno de los contribuyentes a aquel follón fueron ambos roquenses, aunque no habló directamente con la hembra pues no creía que mereciese la pena intentar razonar con alguien en semejante estado de enajenación—. Y tú podrías preguntar qué ha sucedido antes de asumir que somos los malos. ¡Por mucho que sea tu congénere ha intentado agredir a Varsai y espero que no se te ocurra defenderla de semejante cosa!

No había hecho apenas pausas entre cada una de las interpelaciones y por ello en cuanto terminó de dirigirse a Tesón, y solo entonces, fue consciente de que había estallado y enrojeció aún más de lo que ya estaba debido a lo acalorado del momento. En esta ocasión, no obstante, el sentimiento de vergüenza que le invadió era muy distinto al que había sentido cuando le hicieron ver que su incomodidad era patente. No se arrepentía de lo que había dicho, aunque quizás sí de haberlo hecho y apretó con ligeramente más fuerza a Varsai, a la cual no había soltado en ningún momento, deseando aparecer en el Otro Lado del Reflejo por arte de magia en aquellos instantes. Sus compañeros de torreón se encontraban cerca de ella, ya que casi todos se habían congregado en torno a la varmana para protegerla, y buscó refugio en ellos con la mirada. Fue entonces cuando se dio cuenta de la considerable cantidad sangre que manaba del brazo del intara.
—Sekkeh Reikayame está herido —anunció con voz débil, en contraste con el tono firme que había empleado hacía escasos segundos—. Hay que cortar la hemorragia.

La última sílaba apenas fue audible mientras la idirina soltaba por fin su agarre sobre Varsai y se tambaleaba en el sitio, perdiendo el equilibrio. La visión de la sangre y la profunda herida que el ulterano presentaba había sido como una especie de gota que colma el vaso. En otras circunstancias aquello tal solo le habría producido preocupación y como mucho un cierto desagrado hacia el fluido que brotaba, pero no desde luego aquel malestar que la llevó al borde del desmayo. Finalmente la presión había podido con ella, pero lo único en lo que podía pensar la lacustre en aquellos instantes era en la imagen que había dado a lo largo de la visita. Hasta que incluso se le hizo complicado pensar en nada que no fuese tratar de no perder el equilibrio. <<¿Esta es la líder a la que te referías, Jace?>>

En un segundo estaba conversando amenamente con Ruth y Devoss y al siguiente, todo el salón era un caos. Para Samika todo fue demasiado rápido. Los gritos de alguien cuya voz apenas se escuchaba en el torreón le hizo sobresaltarse, aun mas por las palabras que eran pronunciadas. No supo bien que ocurrió pues ante siquiera de poder reaccionar o saber que pasaba con Armonía unas manos la alejaron del tumulto, sintiendo los brazos de Twixy's aferrarse a ella con fuerza. Ahí supo que todo estaba mal, terriblemente mal. Y a su alrededor todo se volvió caos.

Gritos de sus compañeros y de gente del otro grupo, movimientos de sombras que escapaban a su comprensión, la información llegando tan fragmentada a ella que solo lograba incomodarla. Los temblores sacudieron todo su cuerpo, sin saber que hacer o como reaccionar a algo que escapaba totalmente a su entendimiento. Se bloqueo por completo, tan fuera de lugar y sintiéndose frágil e incapaz de hacer nada, de poder articular palabra y lo gritos histéricos de Twixy's, que la abrazaba alejándola de todo el caos que se había formado, solo incrementaba su propios nervios. "¿¡Que esta pasando!?¿¡Alguien fue herido!?¿¡Donde están todos!?Armonía...Armonía...¿alguien la paro? ¡Por favor...hablad!" pensaba impotente y sintiendo sus ojos llenarse de lagrimas empeorando aun mas su visión. Para ella todo estaban fuera de su rango a excepción de Twixys, incapaz de saber que pasaba, todos ellos solo sombras moviéndose por la sala con voces que mostraban miedo o amenaza en sus tonos y que no le aclaraban nada de la situación. Era un infierno, la preocupación la consumía, los nervios la paralizaban y era incapaz de alzar la voz. Y de algún modo en miedo de todo el caos un voz imperiosa y suave se escucho dándole todo esos datos que que necesitaba para conocer la situación. Irianna en su intento de frenar todo el caos le daba a Samika la información sobre lo que estaba ocurriendo a su alrededor lejos de las amenazas o los insultos, calmando la ansiedad que empezaba a sentir ante su imposibilidad de ver por si misma lo que pasaba

"¡Están todos locos¡ Disparando flechas, Armonia intentando atacar a Varsai, Sekk herido. Esto es un caos...haz algo, lo que sea, haz algo...reconponte. Hay que hacer algo ¡ya!¡ Deja de temblar!" pensó sintiendo sus manos temblar pero intentando por todo los medios de recuperarse del susto. Habia notado la voz de Irianna apenas llegar a sus oídos al termino de sus palabras y temió que lo nervios hubiesen terminado con ella como aun consumían a la propia Samika. Armonía formaba parte de ellos, desquiciada o no era el deber de su grupo el lidiar con ella. Debían sacarla de allí antes de que ocurriese una desgracia, y con el temor aun haciéndole temblar intento poner cierta seguridad en su voz, una que no sentía.  Tomando aire para serenarse un poco, se limpio las lagrimas que no terminaban de caer con brusquedad antes de finalmente hablar.

-Abajo...a las mazmorra... ¡Tesón o quien sea, que la lleve a una de las celdas hasta que se tranquilice, antes de que intente atacar a alguien mas! ¡Y quitarle el arma si aun la tiene!-su voz intentando ser imperiosa pero terminando  por sonar mas con un ruego como una suplica, no quería escuchar gritos advirtiéndole que alguien había sido de total gravedad. O algo incluso peor que eso. Armonía había enloquecido sin razón aparente y no podían dejarla ahí suelta como si nada, tenían que hacer algo con ella. Esperaba que sus compañeros estuvieran de acuerdo en que tenerla por ahí suelta en su estado actual de enloquecimiento, era un peligro-Sekk...tu herida, hay que tratarla de inmediato o puede infectarse -dijo sonando lo mas segura que podía a pesar que sus piernas aun temblaban contra su voluntad y era incapaz de soltarse del ferrero agarre que Twixy's mantenía sobre ella y que Samika correspondía.

Al tiempo que el virote atravesaba la carne, de la garganta de armonía nació un chillido tan agudo que resultó doloroso de oír para todos los presentes. La roquense se llevó uno de sus brazos desproporcionados al ala sin llegar a tocar el proyectil por miedo a agravar la herida. La sangre bañó su mano y el nerviosismo de la joven se intensificó. El rostro de Armonía era un reflejo del pánico más irracional, no sabía qué hacer. La roquense se llevó la mano libre a la cabeza y se aferró con fuerza al nacimiento de su cresta.  Sus ojos, desorbitados, saltaban de hereje en hereje mediante movimientos espasmódicos de su corto cuello. Las plumas de su cuerpo se erizaron al cruzar su mirada con la de su agresor, pero pronto volvieron a su estado natural.

Conforme el dolor se hacía más claro, la joven roquense se encogía más y más en su sitio, apoyándose en Tesón. El instinto asesino dio paso a un mar de llantos. De los ojos de Armonía brotaban unos lagrimones marrones, enormes y espesos, y se arrastraban por su cara con lentitud antes de caer. Probablemente, Tesón sabría enseguida que algo iba mal por aquel color y, si el resto albergaba alguna duda, todas quedarían resueltas al ver las primeras gotas romperse contra el suelo y liberar pequeños gusanos inquietos.

—¿Qué es lo que me habéis hecho, mamíferos sacrílegos? —Armonía sollozaba con violencia, tanto por el dolor como por la herejía que se estaba cometiendo entre aquellas paredes de piedra.

Con todo el jaleo, Rasqa tan solo hizo lo que mejor sabía hacer: volar y escaquearse. Se alejó de la zona de conflicto y trepó a lo alto de uno de los respaldos con mejor vista de la medio pájaro loca. Tenso como los días de caza y con la dentadura asomando en pose amenazadora, el parqio estaba preparado para lanzarle su mejor rugido a aquella bestia poseída si se le acercaba. Sin embargo, todo lo que pasaba por su mente en aquellos momentos era un gran y prolongado “GUAUUUU”. Al final dar un garbeo con Ergot no iba a ser necesario. La única pega que le ponia a la situación era que ser tan pequeño era una injusticia. De haberle pillado ya crecido, Rasqa podría haber parado a Armonía por sí solo.

Tan pronto como abrió la boca se arrepintió por sus comentarios. La idrina seguía teniendo mal aspecto, y Jace no había sido exactamente educado (honestamente, casi nunca lo era). Pareció entrever una pizca de gracia en su sonrisa al ser llamada líder, pero no fue capaz de decir con exactitud si le había sentado bien o no aquel comentario. Una especie de pelotita inquieta le distrajo, sin enterarse de que era Ergot hasta que desapareció de su vista.
Quería comentar algo para enmendar su posible error, pero en cuanto iba a hablar el jaleo que explotó repentinamente en el torreón no le permitió pronunciar ni una sílaba.
Los gritos dentro de Maciel tuvieron el consecuente de que el cigarro casi se le cayese de la boca. Se quemó un poco la palma de la mano al maniobrar para cogerlo, pero al menos lo salvó. Intercambió miradas con Irianna y en apenas una milésima de segundos, Sekk había echado a correr hacia el lugar del incidente sin dudarlo. El moreno apagó su cigarro en la estatua del pájaro pico-sierra con la idea de fumárselo después y siguió corriendo al intara y la idrina.

Tuvo que detenerse un par de segundos para comprender la escena.

Estando en la Tierra Jace era uno de los que podían ser llamados "camorristas" y disfrutaban siéndolo, pero aquello era de otro nivel muchísimo mayor. Preguntar que pasaba en ese tipo de situaciones era inútil a causa del pánico general, y tras tantas palizas que había repartido y recibido había aprendido que lo mejor era actuar lo más rápido posible, defender a tus compañeros y punto.
El problema es que ahora en lugar de ser a simples puñetazos entre humanos, era con armas y demases entre extraterrestres. Eso, y que no había bando amigo y enemigo fijado como tal.
Vio a Ruth y Devoss temblando frente una mujer pájaro y Varsai. Sekk entró en acción como una bala y la apartó de un empujón que por poco la manda a volar literalmente, aunque la situación no hizo más que tensarse por minutos: Roaxen, al cual no había visto entrar, disparó de forma bastante temeraria, dándole en un ala a la mujer pollo mientras caía y el friki de los cuentos religiosos la sujetaba. Todo aquello era más de lo que su cerebro podía procesar, pero la que pareció estallar peor que él fue precisamente la idrina.

Se acercó a paso rápido y aún así con más tranquilidad de la que realmente sentía hasta sus compañeros, manteniendo la mirada clavada tanto en Roaxen como en Kirés, los cuales tenían el aspecto de estar actuando para una película antigua del viejo Oeste. Al pasar al lado del xolnita le hizo bajar la cabeza con la palma de su mano abierta dándole en la nuca, para después hacer lo mismo con su ballesta y evitar que disparase, o al menos, apuntase al suelo.

Se interpuso entre el grueso de su grupo, congregados alrededor de Varsai, y Kirés. A pesar de que guardaban suficiente espacio entre ambos, prefería evitar que nadie cometiese una locura más. Seguramente no funcionase con pseudo-arpías religiosas locas, una ballesta y un ambiente excesivamente tenso, pero al menos en la Tierra la considerable estatura y el aspecto de Jace cuando estaba enfadado de verdad conseguía hacer que el resto de personas a su alrededor se pensaran las cosas dos veces.
Sin mediar palabra (principalmente porque las voces de Irianna eran suficientes) sacó su daga del bolsillo y cortó un trozo de tela lo suficientemente largo de su propia camiseta.

—Dame el brazo.— no esperó a que el rubio se lo tendiese, sino que directamente se lo agarró para vendarlo. De haber tenido una botella de agua habría mojado primero la herida para eliminar el exceso de sangre, pero no iba a ponerse exigente en semejante situación. Tal y como había dicho la albina, lo primero era cortar la hemorragia. No sería la primera vez que trataba una herida así (en ocasiones la gente con la que se había peleado guardaba navajas escondidas), aunque teniendo en cuenta el mundo al que habían ido a parar no le extrañaría que el arma pudiera haber estado envenenada o algo similar, pero prefería no pensar en las posibilidades.
Mientras hacía un nudo se volteó a Kirés, mirando por el rabillo del ojo a la roquense que ahora no dejaba de llorar de forma bastante desagradable e incluso desconsoladora.
—Baja el arma.—Su voz era más calmada y severa de lo normal, pero habiendo en ella una pizca de alarma, e incluso amenaza.— Si os podéis llevar a la alitas de pollo, mejor. Hacedle caso a Samika. —terminó con el brazo del intara para mirar al que había disparado primero.— Y tú, Roaxen, como se te ocurra disparar otra vez me encargaré yo mismo de que tu jodida ballesta acabe de pisapapeles.
Le hubiera gustado ser capaz de estar pendiente de todo a la vez, de detener el tiempo y encargarse él mismo de que todos se calmasen, pero por supuesto era demasiado pedir. Lanzó un vistazo al resto, mostrando especial interés en Irianna. Ajeno a su problema con los hombres, la rodeó con un brazo por los hombros, sabiendo que en cualquier momento podría venirse abajo, y en caso de que esto sucediese, al menos evitar que se comiera el suelo.

Hal asintió con fervor a las palabras de Twix, esperando con impaciencia al próximo momento en el que se pusieran en marcha. Ni siquiera prestó mucha atención a Jace o Ergot, pero todo dio igual cuando comenzaron a llegar los gritos de dentro. Alarmado y preocupado fue tras Irianna y Twix, sintiendo cómo el alma se le caía a los pies al ver la escena.

Todo fue demasiado rápido, aunque en cualquier caso no habría podido hacer nada. El caos y su incapacidad para ayudar lo agobiaron, haciendo que se quedase a un margen del lugar. Cuando vio que Roaxen iba a disparar por primera vez no pudo reprimir que un alarmaod "¡NO!" saliese de su boca, pero lo hizo demasiado tarde para evitar el ataque. Al ver que aquel demente pretendía acabar por matar a la pajarraca fanática estuve a punto de interponerse entre ambos, pero vio, con alivio, como lo hacía Kirés.

«Malditos sean esos dos, ojalá se hubiesen quedado en sus mundos» pensó con amargura. Todo el mundo parecía haberse "calmado", pero el nuevo ataque de angustia de Armonía, con lágrimas anélidas incluidas, lo dejaron helado.

—¿Q-qué es eso? —pregunto, con los ojos muy abiertos. Se acercó un par de pasos para intentar verlos mejor, manteniéndose aún a una distancia (muy) prudencial. Las nuevas palabras de Tesón lo sacaron de sus casillas.

—¡Si pudiera hacer magia no me bañaría con agua helada, melón! ¡Y tampoco me deslomaría para limpiar, con un sencillo hechizo ya estaría el torreón impoluto! —escupió, harto de su irracionalidad. Luego volvió a mirar a Armonía y a los gusanos, preocupado y con miedo—. E-esto... tiene que ser cosa de Rocavarancolia...

El repoblador por un momento pensó que toda esa bacanal de ruidos que lo rodeaban era fruto del miedo y una imaginación excesiva pero no tardo ni un segundo en darse cuenta de que él no tenía la imaginación suficiente para todo aquello. Salió de su escondite y trepando por el respaldo del sillón se subió a la zona más alta de este y se sentó.

Desde ahí, Ergot contemplada con ojo crítico todo lo que ocurría a su alrededor. Ya al salir de su nido había visto el descontrol de toda la situación, al principio pensó que todo el pánico era producido porque el demonio floral, Jace, se había puesto a incendiar el torreón pero no había sido así… En su lugar, el plumífero gris, uno de SUS compañeros había entrado en cólera y su agresividad era tan palpable como el pánico entre los presentes. Ergot no sabía nada de otros mundos ni muchos menos sobre cómo debía actuar en muchas de las situaciones, pero era un guerrero y había sobrevivido con bichos cuyos dientes eran mucho más grandes y sabiendo de antemano que sin armas no podía hacer nada excepto ser pisado, decidió que lo mejor era mantenerse al margen y dejar que el resto se ocupasen por el momento, después de todo, ya muchos estaban intentando poner orden en la situación ahora, solo sería un estorbo. Kimbra, Devoss, Sekkeh,… muchos luchaban con el ave e intentaban separarlo de Varsai y de todos aquellos que pudiesen resultar heridos.

“Deberían darle en las patas, desequilibrarlo y hacerlo caer es la mejor manera de tomar control sobre algo, desde el suelo siempre son más torpes.” Por su cabeza cruzaban ese clase ideas hasta que un ruido acompañado por el viento corto el aire y sangre comenzó a manar del ala de Armonía, pero Ergot no le dedico ni un segundo de atención a las manchas rojas ni a su alarido de dolor, giró su rostro hacia el origen del proyectil. “Roaxen Tenvrai… ¡SERA ESTUPÍDO! ¡Si vas a disparar al menos dale en la cabeza y evítale sufrimientos pedazo de hongo putrefacto!” La situación volvió a ponerse más caótica aun con la llegada de Tesón. Ergot estaba a punto de levantarse para ir a la armería a por algo, un palo como mínimo, cuando Irianna puso orden y la maraña que era toda aquella situación se convirtió en un nudo pequeño pero doloroso. Ergot no pudo evitar suspirar de alivio en ese momento, ahora solo hacía falta curar a los heridos, encerrar a Armonía tal y como había sugerido Samika para que se calmase e intentar aclarar las amistades de nuevo entre compañeros y no compañeros de torreón.

El guerrero repoblador observó como Armonía comenzaba a sollozar en brazos de Tesón y no pudo más que resoplar con resignación “¿Que pinchos te esperabas? ¿Ganar? Llora si quieres ya no te queda nada más que hacer…” Entonces vio como aquel goterón marrón y sucio chocaba contra el suelo esparciendo gusanitos, se puso en pie de un salto mientras el horror hacia mella en su ser. “Esta enfermo.” Ergot nunca había olvidado que se había prometido así mismo cuidar de sus compañeros mantenerlos con vida pero esto se escapaba de su control, esto era una colonia, una comunidad, si algo ponía en peligro a su grupo aunque este perteneciese al mismo… Al repoblador no le importaba que Jace estuviese cuidando de Irianna, no le importaba que Teson les culpase, le importaba aún menos la limpieza de Hal y tampoco que esto fuese cosa de Rocavarancolia… “Pero es que acaso nadie ve la situación”. Ahí estaba Tesón que se había pegado a la pared aterrado al igual que él por lo que veían sus ojos y en el suelo Armonía llorando gusanos que se acumulaban a su alrededor.

-¡NI SE OS OCURRA ENCERRAR A ESTO ABAJO! ¡ESTA CLARO QUE ESTA ENFERMO! ¡TESÓN APÁRTATE DE AHÍ POR EL AMOR DE TODAS LAS PLANTAS SANAS Y CÁLLATE, AQUÍ NADIE LE HA HECHO NADA Y LO SABES!- por la mente del repoblador veía pasar animales rabiosos, animales enfermos, animales tan asustados de sus males internos que se volvían agresivos con los suyos, había visto la situación decenas de veces y la mejor opción y la menos dolorosa a largo plazo era siempre la misma… Y Ergot no estaba dispuesto a perder a todos los suyos por uno solo. Cerró los ojos con fuerza y al abrirlos los clavó en Armonía para después mirar a Tesón y al resto. Cuando habló lo hizo con contundencia:

-Hay que matarlo. Si alguien me da uno de esos cuchillos del lugar ese llamado cocina lo hago yo mismo, se perfectamente dónde está la yugular.- Para el repoblador la decisión ya estaba tomada y era clara. De un salto se acercó a Armonía manteniéndose fuera de su alcance en todo momento y le dijo: -Te prometo que será solo un momento y después podrás escapar de esta pesadilla.-