Torreón Maciel (Archivo VII)
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Rocavarancolia Rol
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- Rocavarancolia Rol
Torreón Maciel (Archivo VII)
05/08/13, 03:48 am
Recuerdo del primer mensaje :
Torreón de cuatro plantas de piedra azulada, cuya azotea y última planta fueron destrozadas por una ballena, de la que ya solo queda el esqueleto. Allí anidan las estirges. Se accede por un puende levadizo y un portón. El corredor de la entrada está plagado de pintadas y mensajes y termina en una reja llena de púas. El patio, donde se reparten algunas vértebras del animal del techo, está rodeado de un muro coronado con cristales, y en el centro de éste hay una estatua de gran pájaro negro con el pico serrado en cuya base está apoyado el reloj robado del torreón Margalar.
- Ver mensajes anteriores (click aquí):
- Shiogen
Ficha de cosechado
Nombre: Emmit
Especie: Humano
Habilidades: Planificación, habilidad mental, imaginación.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
11/11/14, 12:26 am
El grupo mejoraba bastante, la preocupación de Teson por el comentario que se le había escapado y su forma de remediarlo, definitivamente le sumaba puntos a favor.
Estaban las otras chicas, amistosas al parecer, y hablaron de una armería y de las tareas, era hora de seguir una rutina. Aquel mundo hostil, requería saber defenderse.
Encontrarse con una chica humana con problemas de visión lo sorprendió, pero la forma de desenvolverse de la misma hizo que sintiera confianza in mediata, y deseos de entrenarse y progresar.
La mayor sorpresa fue ver a su amigo Repoblador saltando feliz en los sofás, escucharlo reírse fue un bálsamo relajante, y lo mejor de todo la alegría fue contagiosa y pronto el se encontró riendo a carcajadas, escuchando con alivio como su amigo escogía un nombre.
"Ergot"
Estaban las otras chicas, amistosas al parecer, y hablaron de una armería y de las tareas, era hora de seguir una rutina. Aquel mundo hostil, requería saber defenderse.
Encontrarse con una chica humana con problemas de visión lo sorprendió, pero la forma de desenvolverse de la misma hizo que sintiera confianza in mediata, y deseos de entrenarse y progresar.
La mayor sorpresa fue ver a su amigo Repoblador saltando feliz en los sofás, escucharlo reírse fue un bálsamo relajante, y lo mejor de todo la alegría fue contagiosa y pronto el se encontró riendo a carcajadas, escuchando con alivio como su amigo escogía un nombre.
"Ergot"
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
13/11/14, 07:14 pm
Llegaron al torreón de una pieza y todo fueron presentaciones, puestas en común y demás cosas que a Twixy's no le interesaban demasiado. No hubo ninguna información nueva, salvo el nombre del mundo del bichito. Se quedó lo justo para oir quienes iban a hacer la cena, y ver a su nuevo mini compañero saltando por los sofás.
-Pero hipermiradlo, es tan cuqui'zz de la total.- comentó entre risas.- Pero yo supertengo cosas que hacer, así que... Samy, cary'x tu te supervienes conmigo.
Agarró a Samika del brazo y se la llevó escaleras arriba. Subir le hizo recordar que llevaba armas encima, por lo que dejó a la humana en uno de los almacenes y pasó por su dormitorio para dejarlas, y coger de paso su costurero.
-Veamos, veamos... ¿Qué hiperquerías que te arreglase?
El sujetador en cuestión no era de las prendas más bonitas que Twix había visto en su vida, pero era más aceptable que la media general en esa apestosa ciudad. Hizo que se desnudase para poder medirle sobre el cuerpo, pues no tenía cinta métrica a mano. Había que agrandarlo, pero solo un poco, por lo que no sería demasiado complicado.
-Osea, menos mal que no superes mucho, porque arreglar sujetadory's es un megacoñazo de la flonchy'x.- le volvió a quitar el sujetador y a ayudarla a vestirse cuando se fijó en su pecho, y una sonrisa traviesa que Samika no pudo ver se dibujó en sus labios.- Ay, me hipertraes recuerdos de cuando era una minifurcy'x. No superestas pero nada mal, ¿eh? Pero de la total.
Le dió un par de toques en los pechos para que botasen y la dejó tranquila para que se vistiera. Coser le iba a llevar menos que sus trabajos anteriores en el torreón, aún así tendría que echar gran parte de la tarde. Quería ponerse a trabajar cuanto antes, pero abajo la comida ya empezaba a oler, por lo que tendría que dejarlo para después.
-¿Hiperbajamos?
-Pero hipermiradlo, es tan cuqui'zz de la total.- comentó entre risas.- Pero yo supertengo cosas que hacer, así que... Samy, cary'x tu te supervienes conmigo.
Agarró a Samika del brazo y se la llevó escaleras arriba. Subir le hizo recordar que llevaba armas encima, por lo que dejó a la humana en uno de los almacenes y pasó por su dormitorio para dejarlas, y coger de paso su costurero.
-Veamos, veamos... ¿Qué hiperquerías que te arreglase?
El sujetador en cuestión no era de las prendas más bonitas que Twix había visto en su vida, pero era más aceptable que la media general en esa apestosa ciudad. Hizo que se desnudase para poder medirle sobre el cuerpo, pues no tenía cinta métrica a mano. Había que agrandarlo, pero solo un poco, por lo que no sería demasiado complicado.
-Osea, menos mal que no superes mucho, porque arreglar sujetadory's es un megacoñazo de la flonchy'x.- le volvió a quitar el sujetador y a ayudarla a vestirse cuando se fijó en su pecho, y una sonrisa traviesa que Samika no pudo ver se dibujó en sus labios.- Ay, me hipertraes recuerdos de cuando era una minifurcy'x. No superestas pero nada mal, ¿eh? Pero de la total.
Le dió un par de toques en los pechos para que botasen y la dejó tranquila para que se vistiera. Coser le iba a llevar menos que sus trabajos anteriores en el torreón, aún así tendría que echar gran parte de la tarde. Quería ponerse a trabajar cuanto antes, pero abajo la comida ya empezaba a oler, por lo que tendría que dejarlo para después.
-¿Hiperbajamos?
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
14/11/14, 09:51 pm
Los ejercicios fueron agotadores, aunque al menos acabó menos cansado que cuando tuvo que huir del escarabajo gigante. Una vez terminaron acabó apoyado contra la pared de Maciel, respirando lentamente para devolver su respiración a un ritmo normal.
Comenzó a comerse el trozo de tableta que se había guardaod antes, mirando hacia el reloj. Quería descubrir cuánto tardaba para que coincidiesen la Luna y la estrella, además de llevar una cuenta de los días que llevaba en Rocavarancolia. En cualquier caso, para ambas cosas necesitaba tener alguna clase de soporte, y no parecía que allí hubiese alguno.
«Demasiadas carencias y demasiadas necesidades» pensó con latente fastidio. Quería saber cuándo "saldría" la Luna (o, al menos, cuando sucedería lo que fuera que los Rocavarancolenses llamasen Luna Roja). Deseaba hacer un calendario de cuánto tiempo llevaban allí. Ansiaba descubrir qué suceso exacto era la Luna Roja, cuál era la historia de Rocavarancolia y qué acontecimientos la habían llevado a estar así. Y también había más: ¿qué objetivo tenía reunirlos a todos? ¿Cómo podían descubrir magia? Sin embargo, que supiese, no había absolutamente ninguna forma de averiguar la respuestas a estas cuestiones. Por no haber, no había ni la más remota posibilidad de imaginarse nada.
El resto del tiempo que duró la salida de sus compañeros estuvo aburrido como nunca antes lo había estado. No había absolutamente nada que pudiera hacer, y en su mente comenzó a lamentarse de no haberlos acompañado. «Aunque es cierto que habría sido muy peligroso» se dijo, dudando, mientras subía las escaleras. Este pensamiento lo abochornaba parcialmente. Al fin y al cabo, para el resto seguía siendo exactamente igual de peligroso estar fuera.
En su ranking mental se autobajó varios puestos y subió algunos lugar en la lista a los que habían salido. Estaba intentando encontrar algo que pudiese beneficiar al grupo, pero más allá de (inútiles) clases de magia teórica no se le ocurría nada.
Acabó tumbado en la cama, mirado ensimismado el techo mientras su mente estaba completamente desconectada. No era que no tuviese ni idea de qué hacer, al contrario. Sabía muy bien qué hacer en ese momento. Lo que pasa era que no podía.
Acabó por ceder a su lado más infantil y comenzó a patalear sobre el colchón.
—¡Quiero dibujar, quiero dibujar, quiero dibujar, quiero dibujaaaaaaar!
Al final se tiró, mirando al suelo con morritos. Durante varios instantes se permitió ser un simple niño aburrido que no podía acceder a la práctica de lo que más le gustaba hacer, pero tras unos segundos se levantó con alarma. Se había olvidado que en el torreón había más gente, pero por suerte si alguien lo había oído lo había ignorado. Sintiendo las orejas tomar cada vez más color y calor se puso a arreglar su cama, escuchando en medio de este proceso la llegada de sus compañeros.
Le sorprendió ver que había dos nuevos, que en ningún caso eran parte del grupo desaparecido. El carabés sintió algún pinchazo al recordarlos, pensando qué les habría pasado. Esperaba de todo corazón que hubiesen conseguido encontrar otro refugio.
—Yo soy Hal.
El pequeño ser era el que más curiosidad despertaba. Parecía una especie de fusión entre planta e insecto, y su mente rápidamente comenzó a imaginarse qué mundo podría haberle dado origen y cómo sería su anatomía. Como siempre que algo nuevo le despertaba especial curiosidad su cara era el hielo personificado, pero en el brillo de sus ojos (y en cierta fijeza mal disimulada) podía descubrirse que Ergot le daba mucha curiosidad.
Se quedó sentado, sin participar en la barabunda general de la comida. Había comido mientras estaba arriba, aunque podía encontrar un patrón en aquel tema que, nuevamente, era una diferencia notable con respecto a sus compañeros. Hal se moría de ganas por hacer una charla grupal estructurada y ordenada sobre sus mundos, pero le daba demasiado vergüenza sugerirla.
Comenzó a comerse el trozo de tableta que se había guardaod antes, mirando hacia el reloj. Quería descubrir cuánto tardaba para que coincidiesen la Luna y la estrella, además de llevar una cuenta de los días que llevaba en Rocavarancolia. En cualquier caso, para ambas cosas necesitaba tener alguna clase de soporte, y no parecía que allí hubiese alguno.
«Demasiadas carencias y demasiadas necesidades» pensó con latente fastidio. Quería saber cuándo "saldría" la Luna (o, al menos, cuando sucedería lo que fuera que los Rocavarancolenses llamasen Luna Roja). Deseaba hacer un calendario de cuánto tiempo llevaban allí. Ansiaba descubrir qué suceso exacto era la Luna Roja, cuál era la historia de Rocavarancolia y qué acontecimientos la habían llevado a estar así. Y también había más: ¿qué objetivo tenía reunirlos a todos? ¿Cómo podían descubrir magia? Sin embargo, que supiese, no había absolutamente ninguna forma de averiguar la respuestas a estas cuestiones. Por no haber, no había ni la más remota posibilidad de imaginarse nada.
El resto del tiempo que duró la salida de sus compañeros estuvo aburrido como nunca antes lo había estado. No había absolutamente nada que pudiera hacer, y en su mente comenzó a lamentarse de no haberlos acompañado. «Aunque es cierto que habría sido muy peligroso» se dijo, dudando, mientras subía las escaleras. Este pensamiento lo abochornaba parcialmente. Al fin y al cabo, para el resto seguía siendo exactamente igual de peligroso estar fuera.
En su ranking mental se autobajó varios puestos y subió algunos lugar en la lista a los que habían salido. Estaba intentando encontrar algo que pudiese beneficiar al grupo, pero más allá de (inútiles) clases de magia teórica no se le ocurría nada.
Acabó tumbado en la cama, mirado ensimismado el techo mientras su mente estaba completamente desconectada. No era que no tuviese ni idea de qué hacer, al contrario. Sabía muy bien qué hacer en ese momento. Lo que pasa era que no podía.
Acabó por ceder a su lado más infantil y comenzó a patalear sobre el colchón.
—¡Quiero dibujar, quiero dibujar, quiero dibujar, quiero dibujaaaaaaar!
Al final se tiró, mirando al suelo con morritos. Durante varios instantes se permitió ser un simple niño aburrido que no podía acceder a la práctica de lo que más le gustaba hacer, pero tras unos segundos se levantó con alarma. Se había olvidado que en el torreón había más gente, pero por suerte si alguien lo había oído lo había ignorado. Sintiendo las orejas tomar cada vez más color y calor se puso a arreglar su cama, escuchando en medio de este proceso la llegada de sus compañeros.
Le sorprendió ver que había dos nuevos, que en ningún caso eran parte del grupo desaparecido. El carabés sintió algún pinchazo al recordarlos, pensando qué les habría pasado. Esperaba de todo corazón que hubiesen conseguido encontrar otro refugio.
—Yo soy Hal.
El pequeño ser era el que más curiosidad despertaba. Parecía una especie de fusión entre planta e insecto, y su mente rápidamente comenzó a imaginarse qué mundo podría haberle dado origen y cómo sería su anatomía. Como siempre que algo nuevo le despertaba especial curiosidad su cara era el hielo personificado, pero en el brillo de sus ojos (y en cierta fijeza mal disimulada) podía descubrirse que Ergot le daba mucha curiosidad.
Se quedó sentado, sin participar en la barabunda general de la comida. Había comido mientras estaba arriba, aunque podía encontrar un patrón en aquel tema que, nuevamente, era una diferencia notable con respecto a sus compañeros. Hal se moría de ganas por hacer una charla grupal estructurada y ordenada sobre sus mundos, pero le daba demasiado vergüenza sugerirla.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
15/11/14, 12:59 am
Por suerte para Samika, no había llegado a marcharse aun a la cocina cuando el suceso, mas adorable en el tiempo que llevaba allí, ocurrió. Si eso hubiese pasado se habría perdido el instante en el que el duendecillo que decidió llamarse Ergot comenzó a saltar sobre el sofá.
-¡Oh dios mio, es adorable!- soltó un gritito que hizo perder toda su dignidad en un segundo. Carraspeando con incomodidad por no haber podido aguantarse, sonrió avergonzada. "Mira que eres idiota...pero..pero...¡es super mono dando saltitos todo feliz!" pensó viendo a aquel ser hacer eso fascinad ay escuchar las palabras de Twixy's le dejo claro que no era la única que había pensado eso.
Por suerte la misma Twixy's la salvo del bochorno tras su reacción tirando de ella hacía las habitaciones para su total confusión. Ya arriba entendió que ella quería medirla para ver los arreglos del o sujetador que mas temprano le había pedido, por lo que fue por este para enseñárselo.
Fue un poco incomodo para ella desnudarse, mas por falta del costumbre de hacerlo frente a alguien mas abiertamente y sabiendo que era observada que por otra cosa, pero lo hizo sin dudar.
-Eso es un alivio, osea que pueda arreglarse. Intente ponérmelo pero era doloroso- dijo aliviada de que fuese posible arreglarlo tras que la chica terminara de medirla. Cundo ya esta termino y comenzó a vestirse sus palabras la desconcertaron y la hicieron ruborizarse- Seria un enorme logro llegar a tener un cuerpo como el tuyo entonces- dijo risueña pues era notorio que la frivy poseía un cuerpo que era casi imposible de ver en el mundo del que provenía, no al mes totalmente natural. Sabia bien que no era fea, pero que le halagaran, para variar, nunca estaba de mas, al menos era un punto a su autoestima. El toqueteo sobre sus pechos le cogió desprevenida e hizo que se vistiera a toda velocidad mirando hacia al dirección de la frivy hinchando los mofletes avergonzada aunque no molesta. Aquella acción le recordaba a las de su amiga Sara que tenia una peculiar fijación con meterle mano siempre que podía. "Supongo por eso es tan natural llevarse con Twixy's...aunque su personalidad ayuda también mucho con eso"
-Oh, si quieres que haga algo por ti que este en mi mano, pídemelo sin dudar- dijo sonriendo tras colocarse la ropa de nuevo-Y si bajemos, a ver si tiene algo nuevo que contar nuestros nuevos compañeros.- añadió siguiendo ala frivy al primer piso para ayudar a poner la mesa y sentarse a comer, teniendo un poco de interés en escuchar un poco de los recién llegados, principalmente de Ergot al que deseaba ver mas de cerca, pero sintiendo que tal le incomodaría no dijo nada.
-¡Oh dios mio, es adorable!- soltó un gritito que hizo perder toda su dignidad en un segundo. Carraspeando con incomodidad por no haber podido aguantarse, sonrió avergonzada. "Mira que eres idiota...pero..pero...¡es super mono dando saltitos todo feliz!" pensó viendo a aquel ser hacer eso fascinad ay escuchar las palabras de Twixy's le dejo claro que no era la única que había pensado eso.
Por suerte la misma Twixy's la salvo del bochorno tras su reacción tirando de ella hacía las habitaciones para su total confusión. Ya arriba entendió que ella quería medirla para ver los arreglos del o sujetador que mas temprano le había pedido, por lo que fue por este para enseñárselo.
Fue un poco incomodo para ella desnudarse, mas por falta del costumbre de hacerlo frente a alguien mas abiertamente y sabiendo que era observada que por otra cosa, pero lo hizo sin dudar.
-Eso es un alivio, osea que pueda arreglarse. Intente ponérmelo pero era doloroso- dijo aliviada de que fuese posible arreglarlo tras que la chica terminara de medirla. Cundo ya esta termino y comenzó a vestirse sus palabras la desconcertaron y la hicieron ruborizarse- Seria un enorme logro llegar a tener un cuerpo como el tuyo entonces- dijo risueña pues era notorio que la frivy poseía un cuerpo que era casi imposible de ver en el mundo del que provenía, no al mes totalmente natural. Sabia bien que no era fea, pero que le halagaran, para variar, nunca estaba de mas, al menos era un punto a su autoestima. El toqueteo sobre sus pechos le cogió desprevenida e hizo que se vistiera a toda velocidad mirando hacia al dirección de la frivy hinchando los mofletes avergonzada aunque no molesta. Aquella acción le recordaba a las de su amiga Sara que tenia una peculiar fijación con meterle mano siempre que podía. "Supongo por eso es tan natural llevarse con Twixy's...aunque su personalidad ayuda también mucho con eso"
-Oh, si quieres que haga algo por ti que este en mi mano, pídemelo sin dudar- dijo sonriendo tras colocarse la ropa de nuevo-Y si bajemos, a ver si tiene algo nuevo que contar nuestros nuevos compañeros.- añadió siguiendo ala frivy al primer piso para ayudar a poner la mesa y sentarse a comer, teniendo un poco de interés en escuchar un poco de los recién llegados, principalmente de Ergot al que deseaba ver mas de cerca, pero sintiendo que tal le incomodaría no dijo nada.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
15/11/14, 02:53 am
—Pues Ergot te llamaré —respondió y luego volvió a sus quehaceres.
Así que para eso servían los repobladores: para trepar a eso que llamaban sofá y saltar como un loco. Al menos no requería mucha comida ni gastaría demasiada energía como para necesitar más comida de la normal. ¿Y qué deseo era ese? ¿Ergot? ¿Qué podía significar semejante palabra? Nada, obviamente. Por la Voz, cuando volvieran a casa Armonía y él, sus vecinos les tomarían por locos si les contaban dónde habían estado. Y con razón.
La comida se sirvió a la mesa con todos presentes, nuevos incluidos, y el roquense devoró su plato con voracidad por dos motivos. El primero y principal, acabar cuanto antes y alejarse de tanta gente, ya que ese detalle podía derivar en una conversación de chaladuras. El segundo pero no secundario, estaba hambriento. Así que en cuanto acabó, recogió, lavó lo suyo y seguidamente se retiró al sofá a seguir tallando la madera arrancada de un mueble del sótano. No tenía nada en mente y simplemente se dejaba llevar, el resultado se iba pareciendo a un martillo en miniatura. Entre tanto, cantaba algunas de las piezas del Coro en voz baja. Así talló y talló hasta que le pudo el sueño y fue a acostarse.
Y prácticamente así siguieron los días siguientes. Se hizo con la rutina de levantarse temprano, entrenar con los demás, ir a por cestas cuando fuera necesario y luego o bien tallar más puertas de muebles de la armería o bien atender a alguna que otra conversación para aprender un poco más de sus compañeros. Por suerte para ellos y por desgracia para él, aunque el tema de la magia seguía en el aire, no tenían ni la más remota idea de cómo hacerla funcionar ni dieron con ella en esos días. Días en los que, por cierto, tampoco vieron rastro del otro grupo en las ocasiones de ir a por cestas. Tesón ya los daba por muertos y bien muertos, y no le sobraban motivos para creerlo. Obviamente, no se paró a pensar que quizá podrían haber sobrevivido y ahora pensarían lo mismo de ellos. Sea como fuere, le gustaba tanto haber adquirido una nueva rutina que su humor iba mejorando.
Por eso, cada vez que amanecía y se despertaba, se conectaba automáticamente a la rutina y bajaba tarareando camino del entrenamiento matutino.
—Buenos días —saludaría a quien se encontrase ya despierto.
Después de "tantos" días en el grupo, los demás podrían notar que tenía un humor más agradable que en los primeros días. Siempre y cuando no mentasen temas "prohibidos", por supuesto. Y cómo no tenerlo. Tenía una rutina, madera que tallar, herejes a los que entender, techo, comida y cama diaria, además de compañeros de salida a por cestas en los que podía confiar... siempre y cuando él también fuera a por las cestas, cosa que siempre hacía. No podía fiarse de alguien que salía del torreón y podía hacer cualquier cosa ahí fuera, desde largarse con la comida de todos —algo rematadamente estúpido, pero solo la Voz sabía de qué eran capaces estos engendros—, o sencillamente que alguna criatura los matara. Mejor ir él y asegurarse de que conseguían la comida.
Así que eso era todo. Ahora entrenarían y luego... Rutina.
*NfdR: como no se había hablado nada aún sobre planificar o no el salto, este post es un borrador, osea, que no es fijo y que si hablamos algo que no esté incluido o que modifique algo de lo escrito, se cambia. Pero para eso hay que hablarlo ¬_¬"
Así que para eso servían los repobladores: para trepar a eso que llamaban sofá y saltar como un loco. Al menos no requería mucha comida ni gastaría demasiada energía como para necesitar más comida de la normal. ¿Y qué deseo era ese? ¿Ergot? ¿Qué podía significar semejante palabra? Nada, obviamente. Por la Voz, cuando volvieran a casa Armonía y él, sus vecinos les tomarían por locos si les contaban dónde habían estado. Y con razón.
La comida se sirvió a la mesa con todos presentes, nuevos incluidos, y el roquense devoró su plato con voracidad por dos motivos. El primero y principal, acabar cuanto antes y alejarse de tanta gente, ya que ese detalle podía derivar en una conversación de chaladuras. El segundo pero no secundario, estaba hambriento. Así que en cuanto acabó, recogió, lavó lo suyo y seguidamente se retiró al sofá a seguir tallando la madera arrancada de un mueble del sótano. No tenía nada en mente y simplemente se dejaba llevar, el resultado se iba pareciendo a un martillo en miniatura. Entre tanto, cantaba algunas de las piezas del Coro en voz baja. Así talló y talló hasta que le pudo el sueño y fue a acostarse.
Y prácticamente así siguieron los días siguientes. Se hizo con la rutina de levantarse temprano, entrenar con los demás, ir a por cestas cuando fuera necesario y luego o bien tallar más puertas de muebles de la armería o bien atender a alguna que otra conversación para aprender un poco más de sus compañeros. Por suerte para ellos y por desgracia para él, aunque el tema de la magia seguía en el aire, no tenían ni la más remota idea de cómo hacerla funcionar ni dieron con ella en esos días. Días en los que, por cierto, tampoco vieron rastro del otro grupo en las ocasiones de ir a por cestas. Tesón ya los daba por muertos y bien muertos, y no le sobraban motivos para creerlo. Obviamente, no se paró a pensar que quizá podrían haber sobrevivido y ahora pensarían lo mismo de ellos. Sea como fuere, le gustaba tanto haber adquirido una nueva rutina que su humor iba mejorando.
Por eso, cada vez que amanecía y se despertaba, se conectaba automáticamente a la rutina y bajaba tarareando camino del entrenamiento matutino.
—Buenos días —saludaría a quien se encontrase ya despierto.
Después de "tantos" días en el grupo, los demás podrían notar que tenía un humor más agradable que en los primeros días. Siempre y cuando no mentasen temas "prohibidos", por supuesto. Y cómo no tenerlo. Tenía una rutina, madera que tallar, herejes a los que entender, techo, comida y cama diaria, además de compañeros de salida a por cestas en los que podía confiar... siempre y cuando él también fuera a por las cestas, cosa que siempre hacía. No podía fiarse de alguien que salía del torreón y podía hacer cualquier cosa ahí fuera, desde largarse con la comida de todos —algo rematadamente estúpido, pero solo la Voz sabía de qué eran capaces estos engendros—, o sencillamente que alguna criatura los matara. Mejor ir él y asegurarse de que conseguían la comida.
Así que eso era todo. Ahora entrenarían y luego... Rutina.
*NfdR: como no se había hablado nada aún sobre planificar o no el salto, este post es un borrador, osea, que no es fijo y que si hablamos algo que no esté incluido o que modifique algo de lo escrito, se cambia. Pero para eso hay que hablarlo ¬_¬"
- Merodeador
Ficha de cosechado
Nombre: Nadzieja Sikorski.
Especie: Humana.
Habilidades: Resistencia, oído musical e imaginación.
Personajes :- ● Ergot: -Véspido Soldado Repobladoril-
● Nadzieja: -Escoria Cosechada HomoSapiens-
Status : Las dudas son como los muertos, siempre acaban saliendo a flote.
Humor : Epístola de San Pablo a los adefesios: "Sois feos de cojones."
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
15/11/14, 07:36 pm
Habían pasado muchos días desde la llegada de Ergot al torreón, se había acostumbrado a su nueva vida en esta “colmena de piedra” como la llamaba él en la privacidad de sus pensamientos.
Cada día para el repoblador era una historia completamente diferente al anterior, no había una rutina establecida en sus hábitos, todo era un constante cambio, sus días eran como un líquido que fluía flexible durante las horas, a veces espeso y lento, pero otras muchas, ligero y ágil. Aunque es cierto que dentro de la colmena parecían haber establecido un patrón constante, este muchas veces no se le aplicaba a él. Algunas veces se unía al grupo de las cestas, otros días se quedaba y exploraba su nueva casa. La mayor parte de su tiempo libre lo usaba en saltar sobre los sofás y sillones, era una diversión y un entrenamiento en su opinión, ejercitaba la fuerza de sus extremidades y las mantenía flexibles, y nunca se le hacía aburrido o pesado porque cada vez era más ambicioso, buscando saltos más altos, más peligrosos, más artísticos, etc. Cuantas más piruetas, volteretas y giros hubiese en el aire mejor. También usaba parte de su tiempo libre en acondicionar su “madriguera”, el pequeño repoblador tuvo que dormir su primera noche en eso que llamaban camas y no le gusto la experiencia, por lo que a la mañana siguiente, mientras el resto entrenaba, Ergot había encontrado unos trozos de tela dentro de un objeto bastante grande (el pequeño bicho había encontrado el baúl de la ropa.) y con algunos de esos trozos de tela se hizo un nido debajo de un sillón que en opinión de Agatha Ruiz de la Prada solo podría ser descrito como horrendo. Tampoco ayudaba su poco contacto con los que habitaban con él, si tenía que estar posado sobre alguien siempre era sobre Emmit y a pesar de que se moría de ganas de tocarlos a todos, aún no se había acercado lo suficiente a ninguno. Solo había intercambiado ligeros saludos con los habitantes del torreón y la mayoría eran asentimientos de cabeza, y a pesar de que parte de su tiempo estaba sobre la cabeza de Emmit casi siempre estaba solo, jugando sobre los sillones o explorando todos los escondrijos del lugar o buscando la manera de hacer crecer una planta ahí (de las dos últimas actividades había aprendido que el lugar llamado cocina era extremadamente peligroso y terminantemente prohibido, y que era imposible para él hacer crecer flora en aquella colmena sin tener que romper el suelo de piedra, esta última noticia le deprimía por lo que dejo de buscar esa posibilidad.). No participaba en casi ninguna actividad grupal, el repoblador apenas almorzaba, siempre se levantaba el primero de la mesa por lo que no solía estar presente en las conversaciones, no solía interesarle lo que dijesen los demás y muchas veces cuando estaba rodeado de gente prefería colgarse del techo y de las paredes, y pasar de lo que ocurria a su alrededor. La única actividad que le gustaba era la “limpieza”, una especie de juego grupal en el que participaban casi todos y que se basaba en mover de un lado para otro el polvo, la tierra y las pelusas, y llenar el suelo de agua, era tremendamente divertido para el repoblador que se deslizaba sobre la superficie mojada y salvaba a la mayoría de las pelusas de la criba metiéndolas en su madriguera para hacerla más cómoda. Ni si quiera estaba presente en los entrenamientos matutinos que habían organizado, teniendo en cuenta su tamaño había considerado que el participar en aquella actividad era extremadamente peligroso para su salud, por eso este día se presentaba tan interesante a sus ojos, hoy comenzaba el entrenamiento con armas y a eso si podía participar por lo que estaba entusiasmado. Durante sus investigaciones por su nuevo territorio, Ergot había encontrado pequeños cristales para usar como dagas y pequeñas lanzas de madera que no eran más que las astillas que creaba Tesón al esculpir su trozo de madera, la actividad del roquense le fastidiaba y le fascinaba a partes iguales, por un lado le robaba un sofá pero por otro lado creaba cosas nuevas a partir de madera y eso era una actividad, que a pesar de que en su pueblo eran sagrados los arboles por ser creaciones de la diosa naturaleza, el hecho de ver cómo eran utilizados para darles otro vida le asombraba y no le disgustaba del todo.
Ergot se despertó muy temprano pero se quedó debajo del sillón esperando escuchar el ruido que le alertase de que alguien se había levantado, pero no llegaba el tan ansiado sonido por lo que se levantó y salió de su madriguera con daga de cristal en mano y un par de lanzas de madera atadas a su espalda con hilos de araña. En dos saltos alcanzo la puerta que daba al patio pero estaba cerrada a cal y canto, decidió que esperaría ahí sentado delante de la puerta hasta la hora del entrenamiento, al final se quedó dormido.
Al poco escuchó como bajaba Tesón y sus reflejos le despertaron. Ergot sabía quién era porque últimamente el roquense al bajar las escaleras creaba una melodía con su garganta, cada vez estaba más simpático el plumífero y eso no se le escapaba al repoblador que no entendía el porqué del cambio. Ergot quería poner en práctica todo su adiestramiento de guerrero de los bosques cuanto antes, tenía la impresión de que si no se olvidaría por completo de cómo se hacía, con ese pensamiento y con su carácter despreocupado se olvidó de todos los convencionalismos y salto sobre el hombro del roquense y le saludo con un:
-¿Podemos empezar ya a entrenar con las armas?
Cada día para el repoblador era una historia completamente diferente al anterior, no había una rutina establecida en sus hábitos, todo era un constante cambio, sus días eran como un líquido que fluía flexible durante las horas, a veces espeso y lento, pero otras muchas, ligero y ágil. Aunque es cierto que dentro de la colmena parecían haber establecido un patrón constante, este muchas veces no se le aplicaba a él. Algunas veces se unía al grupo de las cestas, otros días se quedaba y exploraba su nueva casa. La mayor parte de su tiempo libre lo usaba en saltar sobre los sofás y sillones, era una diversión y un entrenamiento en su opinión, ejercitaba la fuerza de sus extremidades y las mantenía flexibles, y nunca se le hacía aburrido o pesado porque cada vez era más ambicioso, buscando saltos más altos, más peligrosos, más artísticos, etc. Cuantas más piruetas, volteretas y giros hubiese en el aire mejor. También usaba parte de su tiempo libre en acondicionar su “madriguera”, el pequeño repoblador tuvo que dormir su primera noche en eso que llamaban camas y no le gusto la experiencia, por lo que a la mañana siguiente, mientras el resto entrenaba, Ergot había encontrado unos trozos de tela dentro de un objeto bastante grande (el pequeño bicho había encontrado el baúl de la ropa.) y con algunos de esos trozos de tela se hizo un nido debajo de un sillón que en opinión de Agatha Ruiz de la Prada solo podría ser descrito como horrendo. Tampoco ayudaba su poco contacto con los que habitaban con él, si tenía que estar posado sobre alguien siempre era sobre Emmit y a pesar de que se moría de ganas de tocarlos a todos, aún no se había acercado lo suficiente a ninguno. Solo había intercambiado ligeros saludos con los habitantes del torreón y la mayoría eran asentimientos de cabeza, y a pesar de que parte de su tiempo estaba sobre la cabeza de Emmit casi siempre estaba solo, jugando sobre los sillones o explorando todos los escondrijos del lugar o buscando la manera de hacer crecer una planta ahí (de las dos últimas actividades había aprendido que el lugar llamado cocina era extremadamente peligroso y terminantemente prohibido, y que era imposible para él hacer crecer flora en aquella colmena sin tener que romper el suelo de piedra, esta última noticia le deprimía por lo que dejo de buscar esa posibilidad.). No participaba en casi ninguna actividad grupal, el repoblador apenas almorzaba, siempre se levantaba el primero de la mesa por lo que no solía estar presente en las conversaciones, no solía interesarle lo que dijesen los demás y muchas veces cuando estaba rodeado de gente prefería colgarse del techo y de las paredes, y pasar de lo que ocurria a su alrededor. La única actividad que le gustaba era la “limpieza”, una especie de juego grupal en el que participaban casi todos y que se basaba en mover de un lado para otro el polvo, la tierra y las pelusas, y llenar el suelo de agua, era tremendamente divertido para el repoblador que se deslizaba sobre la superficie mojada y salvaba a la mayoría de las pelusas de la criba metiéndolas en su madriguera para hacerla más cómoda. Ni si quiera estaba presente en los entrenamientos matutinos que habían organizado, teniendo en cuenta su tamaño había considerado que el participar en aquella actividad era extremadamente peligroso para su salud, por eso este día se presentaba tan interesante a sus ojos, hoy comenzaba el entrenamiento con armas y a eso si podía participar por lo que estaba entusiasmado. Durante sus investigaciones por su nuevo territorio, Ergot había encontrado pequeños cristales para usar como dagas y pequeñas lanzas de madera que no eran más que las astillas que creaba Tesón al esculpir su trozo de madera, la actividad del roquense le fastidiaba y le fascinaba a partes iguales, por un lado le robaba un sofá pero por otro lado creaba cosas nuevas a partir de madera y eso era una actividad, que a pesar de que en su pueblo eran sagrados los arboles por ser creaciones de la diosa naturaleza, el hecho de ver cómo eran utilizados para darles otro vida le asombraba y no le disgustaba del todo.
Ergot se despertó muy temprano pero se quedó debajo del sillón esperando escuchar el ruido que le alertase de que alguien se había levantado, pero no llegaba el tan ansiado sonido por lo que se levantó y salió de su madriguera con daga de cristal en mano y un par de lanzas de madera atadas a su espalda con hilos de araña. En dos saltos alcanzo la puerta que daba al patio pero estaba cerrada a cal y canto, decidió que esperaría ahí sentado delante de la puerta hasta la hora del entrenamiento, al final se quedó dormido.
Al poco escuchó como bajaba Tesón y sus reflejos le despertaron. Ergot sabía quién era porque últimamente el roquense al bajar las escaleras creaba una melodía con su garganta, cada vez estaba más simpático el plumífero y eso no se le escapaba al repoblador que no entendía el porqué del cambio. Ergot quería poner en práctica todo su adiestramiento de guerrero de los bosques cuanto antes, tenía la impresión de que si no se olvidaría por completo de cómo se hacía, con ese pensamiento y con su carácter despreocupado se olvidó de todos los convencionalismos y salto sobre el hombro del roquense y le saludo con un:
-¿Podemos empezar ya a entrenar con las armas?
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
15/11/14, 08:24 pm
Iba camino del patio para buscar y esperar a los demás cuando, de la nada, una mancha fugaz atravesó su campo de visión y cayó en uno de sus hombros. El roquense calló un fugaz grito al verificar qué —quién— había sido. Ergot. No recordaba haberle visto subido encima de otro que no fuera Emmit, por lo que se tomó el gesto como una muestra de confianza, aunque extraña. Por ello intentó remediar el casi-grito explicándose.
—Perdón si te asusté pero no te había visto —y luego recordó la pregunta del repoblador y se encogió de hombros—. Imagino que en cuanto Kirés aparezca, que parece ser el único que sabe... ¿Pero es que te vas a unir? Si manejáis armas... Tienen que ser muy muy pequeñas en comparación con las que tenemos aquí... —comentó, pensativo, sin dejar de caminar, hasta que llegaron al patio.
No recordaba que hubiera armas de ese tamaño en la armería. Por otro lado, al ser tan pequeño, capaz de trepar y tan ágil, tenía más posibilidades de sobrevivir en un mundo de criaturas grandes. Quizá Ergot fuera incluso más útil para el grupo de lo que en principio Tesón pensaba. Y por eso mismo convenía tenerle entre su "círculo de confianza" dentro del gran grupo. Siempre y cuando no fuera un fanático de la magia hereje de Hal.
—Perdón si te asusté pero no te había visto —y luego recordó la pregunta del repoblador y se encogió de hombros—. Imagino que en cuanto Kirés aparezca, que parece ser el único que sabe... ¿Pero es que te vas a unir? Si manejáis armas... Tienen que ser muy muy pequeñas en comparación con las que tenemos aquí... —comentó, pensativo, sin dejar de caminar, hasta que llegaron al patio.
No recordaba que hubiera armas de ese tamaño en la armería. Por otro lado, al ser tan pequeño, capaz de trepar y tan ágil, tenía más posibilidades de sobrevivir en un mundo de criaturas grandes. Quizá Ergot fuera incluso más útil para el grupo de lo que en principio Tesón pensaba. Y por eso mismo convenía tenerle entre su "círculo de confianza" dentro del gran grupo. Siempre y cuando no fuera un fanático de la magia hereje de Hal.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- Merodeador
Ficha de cosechado
Nombre: Nadzieja Sikorski.
Especie: Humana.
Habilidades: Resistencia, oído musical e imaginación.Personajes :- ● Ergot: -Véspido Soldado Repobladoril-
● Nadzieja: -Escoria Cosechada HomoSapiens-
Status : Las dudas son como los muertos, siempre acaban saliendo a flote.
Humor : Epístola de San Pablo a los adefesios: "Sois feos de cojones."
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
15/11/14, 11:32 pm
-Sí, me voy a unir. En mi mundo yo era un guerrero y como tal debía saber manejar armas y ser un experto en venenos, nuestras armas son muy pequeñas en comparación a las vuestras pero los animales y las plantas que habitan en nuestro mundo son mucho más grandes que los que he visto por aquí.- Ergot respondió a Tesón casi como si fuese una reflexión para sí mismo más que una contestación, ni si quiera le miraba, su mirada estaba perdida en algún punto del muro pero por su mente veía pasar el frondoso bosque que había su hogar. Pero luego le miro a los ojos y bromeo:
-Somos seres pequeños viviendo en un mundo de gigantes y hemos sobrevivido hasta el momento, no debemos de estar haciéndolo del todo mal.- Salto de su hombro para colocarse en el suelo enfrente de él, se giró para darle no darle la espalda y preguntó:
-¿Y en tu mundo? ¿También necesitáis armas?
-Somos seres pequeños viviendo en un mundo de gigantes y hemos sobrevivido hasta el momento, no debemos de estar haciéndolo del todo mal.- Salto de su hombro para colocarse en el suelo enfrente de él, se giró para darle no darle la espalda y preguntó:
-¿Y en tu mundo? ¿También necesitáis armas?
- Shiogen
Ficha de cosechado
Nombre: Emmit
Especie: Humano
Habilidades: Planificación, habilidad mental, imaginación.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
16/11/14, 02:58 am
El joven acabo acostumbrándose a la rutina. Se sentía feliz de haber encontrado a ese grupo y mucho más por que Ergot parecía cómodo. Respetaba sus ratos a solas, ya que el repoblador disfrutaba de la soledad y eso era respetable, el entendimiento mutuo seguía siendo el acuerdo tácito del silencio entre ambos.
Claro que Ergot le había contado algunas cosas y Emmit había hecho lo mismo con su amigo, ahora Emmit sabia que el pequeño era muy bueno con los venenos y solo era tiempo de encontrar la forma de que entendiera las plantas de ese mundo.
Los entrenamientos estaban bien, ya podía aguantar unas cuantas sesiones de fortalecimiento de sus capacidades (velocidad, fuerza, resistencia, concentración) y eso le gustaba. La rutina era fácil de seguir, levantarse, asearse, entrenar, volver a asearse y luego colaborar con algún trabajo domestico.
Lo que más le gustaba de entrenar era que empezaba a hacerse una idea de que tipo de armas iba a utilizar, se decantaba por un bastón como el de Samika, ofensiva y defensiva bien equilibrados, pero también consideraba aprender a manejar un arma contundente, pero para eso tendría que entrenar mucho más.
______________________________________________________________
Comenzaba a pensar menos en su Nana yen su familia, la soledad que le brindaba adaptarse a un grupo de desconocidos le permitía poner en perspectiva su deseo de regresar al hogar, claro que quería, pero necesitaba fortalecerse y su nuevo grupo le estaba ayudando.
__________________________________________________
Poco a poco comenzaba a adaptarse al grupo, le gustaba mucho el parloteo de Twixy's aunque por lo general entendiera solo una parte de lo que decía, en cuanto a
Samika, sentía mucha más afinidad eso era claro ambos eran humanos y por ultimo estaba Tesón; Emmit se sentía aliviado al saber que por lo menos no se había opuesto a la decisión de incorporarlos al grupo y sobre todo agradecía de gran manera la forma como termino siendo vital para que Ergot escogiera su nombre e intentara adaptarse.
___________________________________________________
Los días pasaron y Emmit despertó decidido a seguir entrenando, bajo las escaleras y encontró a Teson mirando a Ergot, parecía que la relación de ambos mejoraba, claro debía de aceptar que Teson estaba poniendo de su parte.
Emmit los saludo y entonces pregunto.
¿Es posible aprender algo de magia en este sitio?
Claro que Ergot le había contado algunas cosas y Emmit había hecho lo mismo con su amigo, ahora Emmit sabia que el pequeño era muy bueno con los venenos y solo era tiempo de encontrar la forma de que entendiera las plantas de ese mundo.
Los entrenamientos estaban bien, ya podía aguantar unas cuantas sesiones de fortalecimiento de sus capacidades (velocidad, fuerza, resistencia, concentración) y eso le gustaba. La rutina era fácil de seguir, levantarse, asearse, entrenar, volver a asearse y luego colaborar con algún trabajo domestico.
Lo que más le gustaba de entrenar era que empezaba a hacerse una idea de que tipo de armas iba a utilizar, se decantaba por un bastón como el de Samika, ofensiva y defensiva bien equilibrados, pero también consideraba aprender a manejar un arma contundente, pero para eso tendría que entrenar mucho más.
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Comenzaba a pensar menos en su Nana yen su familia, la soledad que le brindaba adaptarse a un grupo de desconocidos le permitía poner en perspectiva su deseo de regresar al hogar, claro que quería, pero necesitaba fortalecerse y su nuevo grupo le estaba ayudando.
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Poco a poco comenzaba a adaptarse al grupo, le gustaba mucho el parloteo de Twixy's aunque por lo general entendiera solo una parte de lo que decía, en cuanto a
Samika, sentía mucha más afinidad eso era claro ambos eran humanos y por ultimo estaba Tesón; Emmit se sentía aliviado al saber que por lo menos no se había opuesto a la decisión de incorporarlos al grupo y sobre todo agradecía de gran manera la forma como termino siendo vital para que Ergot escogiera su nombre e intentara adaptarse.
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Los días pasaron y Emmit despertó decidido a seguir entrenando, bajo las escaleras y encontró a Teson mirando a Ergot, parecía que la relación de ambos mejoraba, claro debía de aceptar que Teson estaba poniendo de su parte.
Emmit los saludo y entonces pregunto.
¿Es posible aprender algo de magia en este sitio?
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
18/11/14, 12:23 am
El hambre hacía maravillas en las personas, como el lograr que Twixy's se acosumbrase a aquella comida insulsa y sin nada de clase en tan poco tiempo. Incluso empezaba a apreciar lo bonito de las sobremesas allí, a pesar de los pocos escapistas y las conversaciones vacías para ella. Iba aprendiendo a quedarse con pequeños detalles de las aportaciones de unos y otros, aunque por el momento pocos había que le resultasen tan útiles como para retener en su memoria.
Después de comer, se escaqueó de lavar los platos alegando que tenía que arreglarle el sujetador a Samika. No le hizo gracia compartir espacio de trabajo con Tesón, pero igualmente tampoco quería estar demasiado lejos de la refrescante novedad que eran los recién llegados. Se quedó hasta tan tarde, que tuvo que tomar un tentenpié de medianoche antes de irse a dormir para no acostarse con el estómago vacío.
Aún tardó la tarde del día siguiente en terminar el sujetador. Tuvo que sacarle el relleno que aparte de estar mal repartido y formar bultos horribles a la humana no le hacía ninguna falta. Aprovechó parte de la tela del forro para agrandarlo, y usó una un poco más gruesa pero suave que sacó de otro sujetador, para volver a coser el forro interior. Usó hilos de colores acordes a las telas para que quedase bonito, aunque Samika no fuese a verlo, pero lo más importante era el tacto; un pequeño fruncido en la base de la copa le añadía encanto a la prenda. No estaba mal para haberlo hecho a mano y con tan pocos materiales.
Los siguientes días fueron agriando el humor de Twixy's. Tenían una rutina que incluía sus ejercicios, aseo, interacción social y comida abundante, pero a pesar de lo bien que había se estaba enfrentando a las carencias de la ciudad, empezaba a echar de menos de verdad el lujo de su mundo natal. El mismo paisaje sucio y gris, el mismo frío por las noches, la misma comida y los mismos baños rápidos de agua helada sin jabones ni perfumes. La decepción de ver que las erecciones humanas no eran ni por asomo tan impresionantes como las frivys también influyó en su ánimo, aunque no evitó que se encerrase en un cuarto con Lemus los días que decidían no salir a por las cestas. También se ofreció a arreglar más prendas a quien lo necesitara, pues coser le traía recuerdos de su oficio, y la mantenía ocupada para no pensar en cosas más deprimentes.
La mañana que tocaba el primer entrenamiento con armas se levantó algo decaída. Habían tenido tiempo de explicarle con detalle en qué consistía todo el tema de las armas, pero seguía sin hacerle especial gracia. Ya incluso salir volando en los entrenamientos le resultaba bastante desagradable. Los numeritos adorables del bichito ya eran agua pasada, el otro humano era poco más que un mueble para ella, y los compañeros desaparecidos habían sido prácticamente borrados de su memoria. Necesitaba un estímulo pronto o se derrumbaría, y sus compañeros lo sufrirían.
Bajó a la cocina con el pelo revuelto y una blusa ancha y un tanga como única vestimenta. Tenía ojeras y una expresión que podría ser la de un asesino, si tal cosa existiera en su mundo. En cuanto oyó la pregunta del humano, le tapó la boca con una mano y lo sujetó contra su pecho, llevándoselo de la cocina.
- Ya te hipervale. Lo único que me faltaba ahora superes otro discursito rary del pajarraco- gruñó. Ya en el salón, soltó al chico y se dejó caer en el sofá, cruzando las piernas.- Si superquieres saber de magia tienes que megapreguntarle a Hal, pero que el pajaro fey'xx no se entere o se hiperpondrá hecho una fiera de la fly.
No tenía ganas de oir a nadie, ni de discusiones estúpidas, tampoco tenía ganas de entrenar. Tan solo quería su jacuzzi y unas revistas de moda.
-Ahora superhazme el favor de traerme un vaso de esa leche naranja rary y pan con plátano tostado.- pidió. Al principio sonaba casi a orden, pero la voz se le fue quebrando hasta que al final fue poco más que un quejido lastimero. Quería bananas fritas con sirope y langostinos a la plancha. Quería licor de moras y albaricoque y piruletas de tinta de calamar.- Sé bueno, que estoy como que superdepre de la total...
Después de comer, se escaqueó de lavar los platos alegando que tenía que arreglarle el sujetador a Samika. No le hizo gracia compartir espacio de trabajo con Tesón, pero igualmente tampoco quería estar demasiado lejos de la refrescante novedad que eran los recién llegados. Se quedó hasta tan tarde, que tuvo que tomar un tentenpié de medianoche antes de irse a dormir para no acostarse con el estómago vacío.
Aún tardó la tarde del día siguiente en terminar el sujetador. Tuvo que sacarle el relleno que aparte de estar mal repartido y formar bultos horribles a la humana no le hacía ninguna falta. Aprovechó parte de la tela del forro para agrandarlo, y usó una un poco más gruesa pero suave que sacó de otro sujetador, para volver a coser el forro interior. Usó hilos de colores acordes a las telas para que quedase bonito, aunque Samika no fuese a verlo, pero lo más importante era el tacto; un pequeño fruncido en la base de la copa le añadía encanto a la prenda. No estaba mal para haberlo hecho a mano y con tan pocos materiales.
Los siguientes días fueron agriando el humor de Twixy's. Tenían una rutina que incluía sus ejercicios, aseo, interacción social y comida abundante, pero a pesar de lo bien que había se estaba enfrentando a las carencias de la ciudad, empezaba a echar de menos de verdad el lujo de su mundo natal. El mismo paisaje sucio y gris, el mismo frío por las noches, la misma comida y los mismos baños rápidos de agua helada sin jabones ni perfumes. La decepción de ver que las erecciones humanas no eran ni por asomo tan impresionantes como las frivys también influyó en su ánimo, aunque no evitó que se encerrase en un cuarto con Lemus los días que decidían no salir a por las cestas. También se ofreció a arreglar más prendas a quien lo necesitara, pues coser le traía recuerdos de su oficio, y la mantenía ocupada para no pensar en cosas más deprimentes.
La mañana que tocaba el primer entrenamiento con armas se levantó algo decaída. Habían tenido tiempo de explicarle con detalle en qué consistía todo el tema de las armas, pero seguía sin hacerle especial gracia. Ya incluso salir volando en los entrenamientos le resultaba bastante desagradable. Los numeritos adorables del bichito ya eran agua pasada, el otro humano era poco más que un mueble para ella, y los compañeros desaparecidos habían sido prácticamente borrados de su memoria. Necesitaba un estímulo pronto o se derrumbaría, y sus compañeros lo sufrirían.
Bajó a la cocina con el pelo revuelto y una blusa ancha y un tanga como única vestimenta. Tenía ojeras y una expresión que podría ser la de un asesino, si tal cosa existiera en su mundo. En cuanto oyó la pregunta del humano, le tapó la boca con una mano y lo sujetó contra su pecho, llevándoselo de la cocina.
- Ya te hipervale. Lo único que me faltaba ahora superes otro discursito rary del pajarraco- gruñó. Ya en el salón, soltó al chico y se dejó caer en el sofá, cruzando las piernas.- Si superquieres saber de magia tienes que megapreguntarle a Hal, pero que el pajaro fey'xx no se entere o se hiperpondrá hecho una fiera de la fly.
No tenía ganas de oir a nadie, ni de discusiones estúpidas, tampoco tenía ganas de entrenar. Tan solo quería su jacuzzi y unas revistas de moda.
-Ahora superhazme el favor de traerme un vaso de esa leche naranja rary y pan con plátano tostado.- pidió. Al principio sonaba casi a orden, pero la voz se le fue quebrando hasta que al final fue poco más que un quejido lastimero. Quería bananas fritas con sirope y langostinos a la plancha. Quería licor de moras y albaricoque y piruletas de tinta de calamar.- Sé bueno, que estoy como que superdepre de la total...
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Personajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
19/11/14, 03:46 pm
La comida fue amena y cargada de algunas explicaciones a los recién llegados. Ya tras la comida Samika decidió hacer la limpieza propia y la de Twixy's pues al frivy pensaba encargarse del pedido de mas temprano.
Twixy's le entrego el sujetador un par de días después de lo pedido y a Samika le encanto cuando pudo verlo de cerca y colocárselo, si lo comparaba con el resto que podían encontrarse en los baúles, aquel arreglado por la frivy era un lujo. Los siguientes días fueron rutinarios por completo, salidas a por las cestas donde Samika apenas se apunto en una ocasión cansada de estar todo el tiempo allí encerrada, donde necesito un poco de ayuda de Lemus al volver; entrenamientos donde también se apuntaron los recién llegados y el habitual movimiento de cocinar y limpieza.
Para Samika el moverse por el torreón empezó a hacerse mas natural, empezando a conocer donde estaba las piedras sueltas del suelo o a guiarse casi sin necesidad de usar el bastón, salvo por la noche cuando la oscuridad impedía que su escasa visión sirviera de algo. Apenas oscurecía Samika se iba a su habitación incapaz de soportar la oscuridad para tumbarse cerca de una de las antorchas que daba cierta luminosidad a su alrededor, tranquilizándola. Otro acontecimiento curioso y vergonzoso al menos para ella al descubrirlo, fueron los escarceo sexuales entre Lemus y Twixy's, que siendo que compartían habitación le había sido un poco incomodo al descubrirlo pero no hizo mayor drama la respecto. Cada quien hacia lo que se le antojara y ella no había tenido ningún desafortunado encontronazo con ambos, por lo que podía sentirse tranquila. "Aunque...ahora que lo pienso....no habrá peligro de incidentes de ninguna clase ¿no?" fue uno de los tantos pensamientos de Samika al respecto, no pudiendo evitar pensar sino habría ningún susto posterior por aquello. Esperaba que no.
Por otro lado, y a un nivel menos intimo pero casi igual de incomodo, estaba la presencia de Ergot por el torreon que fue un poco difícil de llevar para ella. Ver al personajillo moverse, saltar en el sofá sin poder verlo de cerca le confundía y dado que rara vez hablaba, el localizarlo cuando se alejaba de su campo visual era a veces un suplicio. Al menos hasta que se acostumbro a verlo sobre Emmit la mayor parte del tiempo.
Ese día Samika despertó de buen humor, no había pasado ni anda nuevo o bueno. Seguía bañándose en agua fría, seguía sin tener comodidades,as ansias de poder salir mas lejos y poder encontrar la magia de la que hablaba Hal seguía patente en su mente y seguían sin saber de los compañeros perdidos. Pero ese día, simplemente se levanto energética tal vez por por fin podría empezar a aprender a luchar y defenderse de los males de la ciudad mas adecuadamente
Tras colocarse una blusa cruzada bajo el pecho y unos pantalones elásticos, con sus dagas agarradas en el cinturón y el escudo, se dirigió a la primera planta situando ya varias sombras despiertas en el salón, escuchando la voz de Twixy dirigiéndose a Emmit.
-Buenos días a ambos-saludo Samika preocupada al escuchar la ultima frase dicha, extrañandole un poco que la siempre animada frivy estuviese de bajón.
Ese día habían decidido empezar los entrenamiento con armas guiados por Kires, por lo que se dirigió al pozo para sacar un poco de agua y espabilarse ante todo, sujetando su cabello en una cola alta para mayor comodidad y saludando de paso a Teson y Ergot a los que vio en la entrada del patio.
-Ya tengo ganas de iniciar con el entrenamiento, quiero poder investigar un poco mas lejos que la zona de las cestas-dijo dirigiéndose a estos con una sonrisa enérgica-¿Ya sabes que armas usaras Ergot?- pregunto curiosa pues con su tamaño cualquier arma de la armería debía ser imposible de usar.
Twixy's le entrego el sujetador un par de días después de lo pedido y a Samika le encanto cuando pudo verlo de cerca y colocárselo, si lo comparaba con el resto que podían encontrarse en los baúles, aquel arreglado por la frivy era un lujo. Los siguientes días fueron rutinarios por completo, salidas a por las cestas donde Samika apenas se apunto en una ocasión cansada de estar todo el tiempo allí encerrada, donde necesito un poco de ayuda de Lemus al volver; entrenamientos donde también se apuntaron los recién llegados y el habitual movimiento de cocinar y limpieza.
Para Samika el moverse por el torreón empezó a hacerse mas natural, empezando a conocer donde estaba las piedras sueltas del suelo o a guiarse casi sin necesidad de usar el bastón, salvo por la noche cuando la oscuridad impedía que su escasa visión sirviera de algo. Apenas oscurecía Samika se iba a su habitación incapaz de soportar la oscuridad para tumbarse cerca de una de las antorchas que daba cierta luminosidad a su alrededor, tranquilizándola. Otro acontecimiento curioso y vergonzoso al menos para ella al descubrirlo, fueron los escarceo sexuales entre Lemus y Twixy's, que siendo que compartían habitación le había sido un poco incomodo al descubrirlo pero no hizo mayor drama la respecto. Cada quien hacia lo que se le antojara y ella no había tenido ningún desafortunado encontronazo con ambos, por lo que podía sentirse tranquila. "Aunque...ahora que lo pienso....no habrá peligro de incidentes de ninguna clase ¿no?" fue uno de los tantos pensamientos de Samika al respecto, no pudiendo evitar pensar sino habría ningún susto posterior por aquello. Esperaba que no.
Por otro lado, y a un nivel menos intimo pero casi igual de incomodo, estaba la presencia de Ergot por el torreon que fue un poco difícil de llevar para ella. Ver al personajillo moverse, saltar en el sofá sin poder verlo de cerca le confundía y dado que rara vez hablaba, el localizarlo cuando se alejaba de su campo visual era a veces un suplicio. Al menos hasta que se acostumbro a verlo sobre Emmit la mayor parte del tiempo.
Ese día Samika despertó de buen humor, no había pasado ni anda nuevo o bueno. Seguía bañándose en agua fría, seguía sin tener comodidades,as ansias de poder salir mas lejos y poder encontrar la magia de la que hablaba Hal seguía patente en su mente y seguían sin saber de los compañeros perdidos. Pero ese día, simplemente se levanto energética tal vez por por fin podría empezar a aprender a luchar y defenderse de los males de la ciudad mas adecuadamente
Tras colocarse una blusa cruzada bajo el pecho y unos pantalones elásticos, con sus dagas agarradas en el cinturón y el escudo, se dirigió a la primera planta situando ya varias sombras despiertas en el salón, escuchando la voz de Twixy dirigiéndose a Emmit.
-Buenos días a ambos-saludo Samika preocupada al escuchar la ultima frase dicha, extrañandole un poco que la siempre animada frivy estuviese de bajón.
Ese día habían decidido empezar los entrenamiento con armas guiados por Kires, por lo que se dirigió al pozo para sacar un poco de agua y espabilarse ante todo, sujetando su cabello en una cola alta para mayor comodidad y saludando de paso a Teson y Ergot a los que vio en la entrada del patio.
-Ya tengo ganas de iniciar con el entrenamiento, quiero poder investigar un poco mas lejos que la zona de las cestas-dijo dirigiéndose a estos con una sonrisa enérgica-¿Ya sabes que armas usaras Ergot?- pregunto curiosa pues con su tamaño cualquier arma de la armería debía ser imposible de usar.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Merodeador
Ficha de cosechado
Nombre: Nadzieja Sikorski.
Especie: Humana.
Habilidades: Resistencia, oído musical e imaginación.
Personajes :- ● Ergot: -Véspido Soldado Repobladoril-
● Nadzieja: -Escoria Cosechada HomoSapiens-
Status : Las dudas son como los muertos, siempre acaban saliendo a flote.
Humor : Epístola de San Pablo a los adefesios: "Sois feos de cojones."
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
19/11/14, 07:44 pm
Después de que Emmit fuese secuestrado por la Twixy’s, antes incluso de que Ergot pudiese saludarle como es debido, apareció por el umbral de la puerta Samika. El repoblador le devolvió su amistoso saludo ladeando la cabeza. Tras escuchar su entusiasmo por empezar con el entrenamiento a Ergot se le puso el cuerpo más tieso que un tempano, pero prefirió antes contestar a su pregunta que confirmar sus dudas:
-Tengo las astillas, que crea Tesón jugando con la madera, que me sirven como lanzas y tengo trozos de cristales que puedo usar como dagas… y bueno, estaba pensando en usar también esas cosas que necesitáis para comer, creo que lo llamáis cuchillo y trenendor, pero sinceramente la chuchara no me va a servir de mucho.- Le respondió con voz rápida mientras que con sus cuatro brazos mimaba los objetos que mencionaba hasta que se acordó de que hablaba con una persona que estaba semiciega, entonces volvieron sus dudas con una fuerza desmedida y sintió la necesidad de escapar del suelo, pero no sabía sobre quien apoyarse. “Twixy’s devuélveme a Emmit, planta carnívora come humanos. Comete a Lemus como siempre.”* Al final se conformó con erguirse sobre su propia cola para ganar unos centímetros. Y ya no pudo retrasarlo más por lo que tuvo que decirlo:
-Pero… ¿Tú vas a participar? Es muy peligroso, y no digo para ti, tu puedes arriesgar tu vida si quieres no me voy a ofender ni enfadar, pero para todos los que te rodean eres una posible amenaza mortal. Sé que hay algo mal con tus ojos, no sé el que exactamente, pero en una batalla no estoy seguro de que puedas diferenciar entre amigos y enemigos y… ¡mil hongos! ¡Incluso entrenando podemos tener problemas! Si te empeñas en hacerlo hazlo a una distancia de seguridad y sin armas arrojadizas, te lo ordeno, no quiero ver morir a nadie**. Te he visto entrenar, pero esto es diferente. ¿Es que acaso en tu mundo dejan que los tullidos peleen? Debo de admitir que en mi mundo no he visto ninguno, así que no sé cómo reaccionaríamos, creo que es porque no sobreviven mucho tiempo… pero adelante haz lo que te dé la gana, a mí me da igual mientras no me des y no mates a alguien.- No aparto su mirada de sus propias manos mientras hablaba y conforme lo hacia su voz se alzaba más y más, con tonos más y más agudos. Al finalizar levanto los ojos y los clavo en esos ojos que parecían carecer de vida. No pudo evitar resoplar de exasperación, es cierto que el hecho de que quisiese entrenar con armas le hacía dudar de su inteligencia como ser vivo pensante pero reconocía que Samika no era más bobo que un cactus en mitad de un lago, después de todo el también quería ir mas allá de las cestas y había observado como con su falta de visión se manejaba, pero si algo enseñan a los guerreros es a no buscar peligros innecesarios, metiéndose dentro de la boca de un pez por ejemplo, cosas de ese tipo, de sentido común. Pero siguiendo el hilo de pensamiento que reconocía las buenas ideas de Samika y sin pensar en que podría haber ofendido a la humana, volvió a hablar:
-Y si vamos más allá de las cestas en ¿qué dirección proponéis que vallamos?, yo quiero encontrar árboles y plantas. Podríamos ir mañana, no es que tengamos nada especial que hacer, a no ser que juguemos a la “limpieza” entonces lo podemos retrasar para otro día.- Y sin esperar respuesta saltó sobre el bordillo del pozo, se tumbó en él, a esperar a que llegase Kires.
-------------------------------------------
*Es un repoblador, no entiende las cosas que pasan entre un hombre y una mujer xD
**Se que esto ha sido muy ingenuo por su parte, pero es que esta pidiendo a gritos que maten a alguien delante de sus narices (que no tiene.)
-Tengo las astillas, que crea Tesón jugando con la madera, que me sirven como lanzas y tengo trozos de cristales que puedo usar como dagas… y bueno, estaba pensando en usar también esas cosas que necesitáis para comer, creo que lo llamáis cuchillo y trenendor, pero sinceramente la chuchara no me va a servir de mucho.- Le respondió con voz rápida mientras que con sus cuatro brazos mimaba los objetos que mencionaba hasta que se acordó de que hablaba con una persona que estaba semiciega, entonces volvieron sus dudas con una fuerza desmedida y sintió la necesidad de escapar del suelo, pero no sabía sobre quien apoyarse. “Twixy’s devuélveme a Emmit, planta carnívora come humanos. Comete a Lemus como siempre.”* Al final se conformó con erguirse sobre su propia cola para ganar unos centímetros. Y ya no pudo retrasarlo más por lo que tuvo que decirlo:
-Pero… ¿Tú vas a participar? Es muy peligroso, y no digo para ti, tu puedes arriesgar tu vida si quieres no me voy a ofender ni enfadar, pero para todos los que te rodean eres una posible amenaza mortal. Sé que hay algo mal con tus ojos, no sé el que exactamente, pero en una batalla no estoy seguro de que puedas diferenciar entre amigos y enemigos y… ¡mil hongos! ¡Incluso entrenando podemos tener problemas! Si te empeñas en hacerlo hazlo a una distancia de seguridad y sin armas arrojadizas, te lo ordeno, no quiero ver morir a nadie**. Te he visto entrenar, pero esto es diferente. ¿Es que acaso en tu mundo dejan que los tullidos peleen? Debo de admitir que en mi mundo no he visto ninguno, así que no sé cómo reaccionaríamos, creo que es porque no sobreviven mucho tiempo… pero adelante haz lo que te dé la gana, a mí me da igual mientras no me des y no mates a alguien.- No aparto su mirada de sus propias manos mientras hablaba y conforme lo hacia su voz se alzaba más y más, con tonos más y más agudos. Al finalizar levanto los ojos y los clavo en esos ojos que parecían carecer de vida. No pudo evitar resoplar de exasperación, es cierto que el hecho de que quisiese entrenar con armas le hacía dudar de su inteligencia como ser vivo pensante pero reconocía que Samika no era más bobo que un cactus en mitad de un lago, después de todo el también quería ir mas allá de las cestas y había observado como con su falta de visión se manejaba, pero si algo enseñan a los guerreros es a no buscar peligros innecesarios, metiéndose dentro de la boca de un pez por ejemplo, cosas de ese tipo, de sentido común. Pero siguiendo el hilo de pensamiento que reconocía las buenas ideas de Samika y sin pensar en que podría haber ofendido a la humana, volvió a hablar:
-Y si vamos más allá de las cestas en ¿qué dirección proponéis que vallamos?, yo quiero encontrar árboles y plantas. Podríamos ir mañana, no es que tengamos nada especial que hacer, a no ser que juguemos a la “limpieza” entonces lo podemos retrasar para otro día.- Y sin esperar respuesta saltó sobre el bordillo del pozo, se tumbó en él, a esperar a que llegase Kires.
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*Es un repoblador, no entiende las cosas que pasan entre un hombre y una mujer xD
**Se que esto ha sido muy ingenuo por su parte, pero es que esta pidiendo a gritos que maten a alguien delante de sus narices (que no tiene.)
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
23/11/14, 12:52 am
Después se enterarían de los nombres de los recién llegados, aunque al parecer el pequeño hombrecillo verde no tenía ninguno antes de improvisar algo para ser llamado. Era un animalito tremendamente inquieto, podía resultar tan simpático como agotador verlo moverse constantemente.
Mientras Eara estuvo ocupada con la cena, Ayne se quedó cerca de los recién llegados para atender a las conversaciones o hacer preguntas. Por ejemplo, si habían visto a alguien más en la ciudad, qué peligros se habían topado o si habían averiguado algo. Pero estaban aún más perdidos que ellos si cabía. Además era triste encontrar a otros compañeros diferentes a los del primer día, sin embargo su supervivencia en solitario daba esperanzas acerca de la supervivencia del otro grupo.
Los dos recién llegados fueron la única novedad que hubo en varios días, sin noticias ni más salidas salvo las estrictamente necesarias, es decir, a por comida. Nadie se creía seguro en el exterior y por si fuera poco aún no practicaban con las armas. Se evitó hablar de magia y, al menos, tuvieron unos días de paz. Paz y aburrimiento. Eara se interesó por la costura de Twixy's, pero no más allá de mirarla cuando cosía cerca de ella. La sinhadre sabía remendar y poner botones, pero ahí se acababa su conocimiento básico de costura. De un modo parecido, las tallas de Tesón eran de interés para Ayne, y aunque sí se lo comunicó al roquense, no fue más allá debido al recelo inevitable que aún mostraba por los de su especie. Pero cierta confianza fue empezando a hacerse evidente en general con los demás: estaban en el mismo barco, las diferencias entre especies eran lo de menos. Era cuestión de acostumbrarse a obviarlas. Con los pájaros era más complicado, porque Ergot, por su tamaño, parecía un ser mitológico de los bosques o algo que podía recordar a una mascota, pero ellos imponían. Kirés, por suerte, solo era un tipo comedido, aunque también difícil de leer.
Sobre gente que tenía pocos reparos con otras especies se podía hablar especialmente de Twixy's y Lemus. Cierto era que no parecían tan diferentes, sus pieles no eran pálidas y tenían aquellos apéndices a los lados de la cabeza. Todo el mundo los dejó tranquilos, y al edeel, de hecho, le resultaba un tanto cómico. Solo que si hacía alguna broma al respecto, era para Eara, quien no respondía precisamente con risas. Y mucho menos si le preguntaba si le daban envidia.
Tras algunos días de rutina, Eara terminó por coger la costumbre de estar toqueteándose el pelo con frecuencia, disgustada por el resultado que daban aquellas pastillas de jabón que parecía más adecuado para lavar los platos y ropa que ninguna otra cosa. Lo sentía más estropajoso que de costumbre y además lo lavaba con poco esmero porque el frío del agua solo le pedía salir pronto del baño. El pelo de su edeel parecía ser mucho menos delicado, y tenía reparos a la hora de sugerirle lo que estaba pensando desde que se había dado cuenta. Si lo llevaba tan largo era porque él se lo había pedido.
Antes de que se fuesen levantando los demás, ellos ya estaban despiertos como de costumbre. Si no se encontraban en el mismo lugar que el resto a la hora del desayuno se debía a que la muchacha había abordado a su edeel cuando aún no había nadie despierto.
—Quiero cortarme el pelo.
Lo cogió desprevenido, tanto que no ocultó su sorpresa.
—¿Por qué? Si estás genial así. —Parecía incluso genuinamente preocupado.
—No lo puedo cuidar aquí, y el baño sería más rápido. Lo dejaré crecer otra vez cuando volvamos. —Le hizo un gesto para que le pasase la mano por la cabeza y lo comprobase por sí mismo. Su expresión dio a entender que ya se había dado cuenta, pero le revolvió el pelo de todos modos. Aún lo tenía mojado del baño y le caía por los hombros despeinado. La hora del aseo había acabado hacía no mucho y la noche empezaba ya a clarear.
—No me hace gracia, sería un desperdicio —se quejó. Ella no cambió su expresión seria en ningún momento, lo que quería decir que, como siempre, las miradas suplicantes no servían, así que se dejó de tonterías—. Vale, vale. Está bien. Lo que sea. ¿Quién de los demás puede saber hacerlo bien?
—No hay tijeras, así que no va a quedar bien haga quien lo haga. —Ahí fue cuando la chica le recordó el cuchillo navajero del baño, Ayne volvió a poner mala cara, e insistió solo un poquito más. No había cortado un cabello en su vida. Tampoco su aurva.
En cierto modo prefería ser él quien se encargase de aquella tarea, aunque estuviese improvisando. Se la tomó con extremo cuidado, si bien no pudo evitar gemir de angustia al ver caer el primer mechón –sin conseguir que ella le siguiera la broma–. Tanto esmero puso en que su aurva no tuviese pelo de espantapájaros que, a pesar de los cortes mal hechos del cuchillo, no se veía mal del todo. Estaba más o menos como cuando la había conocido o incluso más corto, a petición de la muchacha. No pasaba de un dedo de longitud en su gran mayoría. Ayne ya echaba de menos su trenza y no se quería acostumbrar demasiado a aquello.
—Venga, ahora yo, antes de que me eche atrás —le dijo al terminar, tendiéndole la navaja.
—¿Por qué? —preguntó ella un tanto sorprendida, aceptándola.
—Si me has convencido de que tienes razón, hay que dártela. Va a ser más cómodo.
Ni de lejos se lo cortó tanto como su aurva, pero pasó a tenerlo a la altura del cuello. El manejo de la navaja de Eara era más torpe, aunque también se esforzaba, pero por suerte aquel corte era menos exigente. Pronto el suelo pasó a ser de color rosa y violeta, y el chico se toqueteaba la nuca con semblante pensativo.
—Qué extraño —comentó con una media sonrisa.
Eara agarró la escoba para encargarse de barrer el suelo, pero antes de empezar Ayne recogió un par de mechones loargos de cada color y se dedicó a trenzarlos mientras ella recogía los demás. Cuando acabó le mostró la trenza bicolor sonriendo y dijo que parecía una pulsera. Al final, acabó guardándola por ningún motivo en particular.
Cuando llegaron al piso inferior ya había un buen puñado de gente recién levantada. Se preparaban para comenzar enseguida el entrenamiento, y Ayne se llevó una mano a la cabeza al darse cuenta de que se le había pasado por completo. Les hizo falta más tiempo del que habían pensado en un principio para hacer el corte de pelo.
—Buenos días, diurnos —saludó el sinhadre, justo cuando Eara lo adelantaba para vaciar el recogedor—. ¿Qué os parece el cambio de estilo? Aparte de improvisado, por favor. No se puede hacer más con lo que hay a mano. —Giró la cabeza y se recolocó el pelo para que todos se percataran. En él la diferencia era menos notable que en su aurva—. Es vuestro día de suerte si os apetece un corte, he descubierto que tengo algo de talento.
Eara por su parte prefería evitar las miradas y los comentarios porque no le daba importancia a algo tan mundano, pero no era sencillo estando cerca de él.
Mientras Eara estuvo ocupada con la cena, Ayne se quedó cerca de los recién llegados para atender a las conversaciones o hacer preguntas. Por ejemplo, si habían visto a alguien más en la ciudad, qué peligros se habían topado o si habían averiguado algo. Pero estaban aún más perdidos que ellos si cabía. Además era triste encontrar a otros compañeros diferentes a los del primer día, sin embargo su supervivencia en solitario daba esperanzas acerca de la supervivencia del otro grupo.
Los dos recién llegados fueron la única novedad que hubo en varios días, sin noticias ni más salidas salvo las estrictamente necesarias, es decir, a por comida. Nadie se creía seguro en el exterior y por si fuera poco aún no practicaban con las armas. Se evitó hablar de magia y, al menos, tuvieron unos días de paz. Paz y aburrimiento. Eara se interesó por la costura de Twixy's, pero no más allá de mirarla cuando cosía cerca de ella. La sinhadre sabía remendar y poner botones, pero ahí se acababa su conocimiento básico de costura. De un modo parecido, las tallas de Tesón eran de interés para Ayne, y aunque sí se lo comunicó al roquense, no fue más allá debido al recelo inevitable que aún mostraba por los de su especie. Pero cierta confianza fue empezando a hacerse evidente en general con los demás: estaban en el mismo barco, las diferencias entre especies eran lo de menos. Era cuestión de acostumbrarse a obviarlas. Con los pájaros era más complicado, porque Ergot, por su tamaño, parecía un ser mitológico de los bosques o algo que podía recordar a una mascota, pero ellos imponían. Kirés, por suerte, solo era un tipo comedido, aunque también difícil de leer.
Sobre gente que tenía pocos reparos con otras especies se podía hablar especialmente de Twixy's y Lemus. Cierto era que no parecían tan diferentes, sus pieles no eran pálidas y tenían aquellos apéndices a los lados de la cabeza. Todo el mundo los dejó tranquilos, y al edeel, de hecho, le resultaba un tanto cómico. Solo que si hacía alguna broma al respecto, era para Eara, quien no respondía precisamente con risas. Y mucho menos si le preguntaba si le daban envidia.
Tras algunos días de rutina, Eara terminó por coger la costumbre de estar toqueteándose el pelo con frecuencia, disgustada por el resultado que daban aquellas pastillas de jabón que parecía más adecuado para lavar los platos y ropa que ninguna otra cosa. Lo sentía más estropajoso que de costumbre y además lo lavaba con poco esmero porque el frío del agua solo le pedía salir pronto del baño. El pelo de su edeel parecía ser mucho menos delicado, y tenía reparos a la hora de sugerirle lo que estaba pensando desde que se había dado cuenta. Si lo llevaba tan largo era porque él se lo había pedido.
Antes de que se fuesen levantando los demás, ellos ya estaban despiertos como de costumbre. Si no se encontraban en el mismo lugar que el resto a la hora del desayuno se debía a que la muchacha había abordado a su edeel cuando aún no había nadie despierto.
—Quiero cortarme el pelo.
Lo cogió desprevenido, tanto que no ocultó su sorpresa.
—¿Por qué? Si estás genial así. —Parecía incluso genuinamente preocupado.
—No lo puedo cuidar aquí, y el baño sería más rápido. Lo dejaré crecer otra vez cuando volvamos. —Le hizo un gesto para que le pasase la mano por la cabeza y lo comprobase por sí mismo. Su expresión dio a entender que ya se había dado cuenta, pero le revolvió el pelo de todos modos. Aún lo tenía mojado del baño y le caía por los hombros despeinado. La hora del aseo había acabado hacía no mucho y la noche empezaba ya a clarear.
—No me hace gracia, sería un desperdicio —se quejó. Ella no cambió su expresión seria en ningún momento, lo que quería decir que, como siempre, las miradas suplicantes no servían, así que se dejó de tonterías—. Vale, vale. Está bien. Lo que sea. ¿Quién de los demás puede saber hacerlo bien?
—No hay tijeras, así que no va a quedar bien haga quien lo haga. —Ahí fue cuando la chica le recordó el cuchillo navajero del baño, Ayne volvió a poner mala cara, e insistió solo un poquito más. No había cortado un cabello en su vida. Tampoco su aurva.
En cierto modo prefería ser él quien se encargase de aquella tarea, aunque estuviese improvisando. Se la tomó con extremo cuidado, si bien no pudo evitar gemir de angustia al ver caer el primer mechón –sin conseguir que ella le siguiera la broma–. Tanto esmero puso en que su aurva no tuviese pelo de espantapájaros que, a pesar de los cortes mal hechos del cuchillo, no se veía mal del todo. Estaba más o menos como cuando la había conocido o incluso más corto, a petición de la muchacha. No pasaba de un dedo de longitud en su gran mayoría. Ayne ya echaba de menos su trenza y no se quería acostumbrar demasiado a aquello.
—Venga, ahora yo, antes de que me eche atrás —le dijo al terminar, tendiéndole la navaja.
—¿Por qué? —preguntó ella un tanto sorprendida, aceptándola.
—Si me has convencido de que tienes razón, hay que dártela. Va a ser más cómodo.
Ni de lejos se lo cortó tanto como su aurva, pero pasó a tenerlo a la altura del cuello. El manejo de la navaja de Eara era más torpe, aunque también se esforzaba, pero por suerte aquel corte era menos exigente. Pronto el suelo pasó a ser de color rosa y violeta, y el chico se toqueteaba la nuca con semblante pensativo.
—Qué extraño —comentó con una media sonrisa.
Eara agarró la escoba para encargarse de barrer el suelo, pero antes de empezar Ayne recogió un par de mechones loargos de cada color y se dedicó a trenzarlos mientras ella recogía los demás. Cuando acabó le mostró la trenza bicolor sonriendo y dijo que parecía una pulsera. Al final, acabó guardándola por ningún motivo en particular.
Cuando llegaron al piso inferior ya había un buen puñado de gente recién levantada. Se preparaban para comenzar enseguida el entrenamiento, y Ayne se llevó una mano a la cabeza al darse cuenta de que se le había pasado por completo. Les hizo falta más tiempo del que habían pensado en un principio para hacer el corte de pelo.
—Buenos días, diurnos —saludó el sinhadre, justo cuando Eara lo adelantaba para vaciar el recogedor—. ¿Qué os parece el cambio de estilo? Aparte de improvisado, por favor. No se puede hacer más con lo que hay a mano. —Giró la cabeza y se recolocó el pelo para que todos se percataran. En él la diferencia era menos notable que en su aurva—. Es vuestro día de suerte si os apetece un corte, he descubierto que tengo algo de talento.
Eara por su parte prefería evitar las miradas y los comentarios porque no le daba importancia a algo tan mundano, pero no era sencillo estando cerca de él.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
23/11/14, 05:33 pm
Emmit llegó, empezó a decir algo pero Twixy's se lo llevó, dejando al roquense estupefacto. Cada día que pasaba, los humanos y humanoides le daban más motivos para creer que nunca les entendería. Se encogió de hombros y esperó. Samika apareció entonces, como sugiriendo que el entrenamiento con armas les serviría para explorar la ciudad. Ni loco Tesón saldría a explorar la ciudad sin motivo alguno, por muy versado en armas que estuviera. Pero no dijo nada. Se limitó a esperar a que todos se reunieran. Ayne también apareció después. Se había fijado en que le rondaba cuando tallaba, pero no sabía si era porque sabía, quería aprender o sencillamente no tenía otra cosa mejor que cotillear. Quizá le preguntase después del entrenamiento.
Y al rato llegó Kirés y todo empezó. La criatura manejaba sobre todo armas de asta y armas a distancia, con las que Tesón no se veía luchando. No se veía con ninguna, realmente, pero pensó que un arma a distancia tenía la ventaja de estar a cierta distancia del peligro. Había visto ballestas en la armería... Quizá pudiera aprender con ellas y Kirés y complementar el aprendizaje con la espada corta que siempre llevaba a las salidas. Armonía, por su parte, se decantó por una lanza corta. Mejor. Los dos aprenderían bajo la tutela del único que sabía algo. Y el resto pues que hicieran lo que quisieran.
Al acabar, mientras devolvían las armas a la armería, se fijó en algo: armas tamaño repoblador.
—¡Ergot! ¡Mira! —llamó a la par que se agachaba para coger y observar algunas. Menos mal que esa criatura en miniatura se llevaba bien con ellos.
Y al rato llegó Kirés y todo empezó. La criatura manejaba sobre todo armas de asta y armas a distancia, con las que Tesón no se veía luchando. No se veía con ninguna, realmente, pero pensó que un arma a distancia tenía la ventaja de estar a cierta distancia del peligro. Había visto ballestas en la armería... Quizá pudiera aprender con ellas y Kirés y complementar el aprendizaje con la espada corta que siempre llevaba a las salidas. Armonía, por su parte, se decantó por una lanza corta. Mejor. Los dos aprenderían bajo la tutela del único que sabía algo. Y el resto pues que hicieran lo que quisieran.
Al acabar, mientras devolvían las armas a la armería, se fijó en algo: armas tamaño repoblador.
—¡Ergot! ¡Mira! —llamó a la par que se agachaba para coger y observar algunas. Menos mal que esa criatura en miniatura se llevaba bien con ellos.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- Shiogen
Ficha de cosechado
Nombre: Emmit
Especie: Humano
Habilidades: Planificación, habilidad mental, imaginación.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
24/11/14, 12:17 am
Twixy's fue algo brusca, pero el mensaje fue claro, no se podía mencionar la magia frente a Tesón.
La chica estaba deprimida y eso se reflejaba claramente en su aspecto, Emmit no era muy bueno consolando a las personas, por lo que apenas Twixy's le pidió los pasabocas, salio corriendo a traérselos. Comer lo que quería pareció mejorar el animo de la chica por lo que Emmit se fue más tranquilo a entrenar.
El entrenamiento fue algo dificil, ver tantas armas lo abrumaba y ponía en entredicho lo seguro que se sentía. Todos parecían tener mucha más experiencia que el, los demás seleccionaron de manera rápida sus equipos, al final Emmit se mantuvo con su decisión y escogió un bastón (Bo)el cual tenia reforzado sus extremos con un material muy duro, pero que le daba más peso.
Kires fue un buen maestro, le explico a todos diferentes rutinas y a Emmit le enseño los movimientos básicos de defensa y ataque; por lo que todo el entrenamiento se trato de repetir una serie de movimientos, por lo que al final ya podía balancear de manera más fácil el bastón.
Lo mejor del entrenamiento fue cuando Tesón le anuncio a Ergot que había encontrado armas de su tamaña, lo cual le daría más seguridad a su amigo y confirmaba que al lugar ya habían venido repobladores, solo era cuestión de tiempo y de investigar un poco que recomendaciones habrían dejado a los de su especie.
Terminado el entrenamiento Emmit fue a ducharse y a descansar un poco, tenia planeado buscar a Hal y comunicarle su deseo de aprender algo sobre la magia que Rocavarancolia permitía.
La chica estaba deprimida y eso se reflejaba claramente en su aspecto, Emmit no era muy bueno consolando a las personas, por lo que apenas Twixy's le pidió los pasabocas, salio corriendo a traérselos. Comer lo que quería pareció mejorar el animo de la chica por lo que Emmit se fue más tranquilo a entrenar.
El entrenamiento fue algo dificil, ver tantas armas lo abrumaba y ponía en entredicho lo seguro que se sentía. Todos parecían tener mucha más experiencia que el, los demás seleccionaron de manera rápida sus equipos, al final Emmit se mantuvo con su decisión y escogió un bastón (Bo)el cual tenia reforzado sus extremos con un material muy duro, pero que le daba más peso.
Kires fue un buen maestro, le explico a todos diferentes rutinas y a Emmit le enseño los movimientos básicos de defensa y ataque; por lo que todo el entrenamiento se trato de repetir una serie de movimientos, por lo que al final ya podía balancear de manera más fácil el bastón.
Lo mejor del entrenamiento fue cuando Tesón le anuncio a Ergot que había encontrado armas de su tamaña, lo cual le daría más seguridad a su amigo y confirmaba que al lugar ya habían venido repobladores, solo era cuestión de tiempo y de investigar un poco que recomendaciones habrían dejado a los de su especie.
Terminado el entrenamiento Emmit fue a ducharse y a descansar un poco, tenia planeado buscar a Hal y comunicarle su deseo de aprender algo sobre la magia que Rocavarancolia permitía.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Personajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
24/11/14, 01:46 am
La respuesta de Ergot con su vocecilla que no estaba acostumbrada a oír no tardo en llegar. Imaginarse al pequeño portando un cuchillo o un tenedor como armas le hizo gracia pero por respeto no se rió, tan solo mostró un leve sonrisa. Esa imagen era adorable.
Vio moverse al repoblador posando en el suelo frente a el por lo que Samika se acuclillo para poder verlo de cerca y escuchar lo que quería decir. Las palabras de este le hicieron parpadear con lentitud, que alguien que media menos de medio metro dijera que era peligroso que saliera porque podía ponerles en peligro le causaba cierta gracia. Le frustraba un poco la falta de confianza que le tenían.
-Espera, espera, por partes-dijo algo mareada cuando el repoblador comenzó a hablar como si ni siquiera tuviera que tomar aire en sus pulmones, si es que los tenia pues a esa distancia bien podía notar que no era un duendecillo como había pensado al conocerlo sino una especie de insecto flor "Es un pokemon, lo mire por donde lo mire"- Ya lo explique en su momento, pero aun no habíais llegado. No soy completamente ciega, tengo un rango de visión bajo de...ehm aproximadamente casi el doble de mi altura mas o menos, a partir de ahí sois como sombras por lo que me guío por el sonido- dijo intentando darle una escala de medidas para hacerse entender por el repoblador pues no estaba seguía de si el conocía la medida en metros y centímetros-Aunque sea borroso puedo distinguiros...no pretendo justificarme o decir que voy a poder hacer de todo, pero tampoco soy una inútil. No pienso coger ningún arma que sea arrojadiza ni de largo alcance tan poco soy tan tonta, por eso cogí esto..a ver si Kires puede enseñarme a usarlas- dijo mostrandole las armas que llevaba que era un par de dagas y el escudo. Sabia que a pesar de sus palabras iba a seguir recibiendo muchas negativas al respecto, era algo que tenia asumido y aunque le frustraba y molestaba un poco, no era solo terquedad lo que le hacia querer aprender a defenderse.
Las palabras sin tacto del repoblador le habían dolido un poco a pesar de todo pero no lo dejo ver "No creo que lo diga con maldad alguna, simplemente es sentido común, lo se. Pero...no quiero ser un estorbo ni para el resto ni para mi...¿quien me dice a mi que mañana por algún motivo cada uno se va por su cuenta? Ya ha pasado, ya nos hemos dividido una vez ¿por que no una segunda?. No quiero depender siempre de alguien y que sean mi escudo. Por mas mal que suene siendo que hay gente con las que me llevo bien aquí...quien mejor defiende la vida de uno, es uno mismo ¿Es erróneo pensar así, acaso?" se dijo. Era consciente que si algo parecía y se les enfrentaba la prioridad de cada uno seria salvar su pellejo. No era algo a criticar, era simplemente supervivencia, y en esa clase de situación los que quedan atrás son aquellos que no pueden seguir el ritmo.
Las ultimas palabras de Ergot cambiaron totalmente el tema. Una salida mas alla de las cestas fue algo que le intereso y realmente le apetecía hacer esa pequeña excursión. No pudieron seguir hablando mucho mas pues tras la llegada de Ayne al cual Samika pudo notar que tenia el cabello mas corto y cuyo comentario sobre su recién descubierto arte de peluquería le hizo reír. Uno minutos despues se presento Kires para iniciar el entrenamiento. Para Samika el tipo de armas en las que Kires era diestro especialmente era una desventaja, pero por suerte el resto no era un total misterio para el. Su elección de armas fue la mas correcta y sensata dentro de la situación. Por mucho que estirase su brazo para atacar no superaría nunca su rango visual por lo que seria imposible que atacara a un compañero erróneamente. La movilidad con el escudo era un poco difícil, no por cuestión de peso sino por falta de costumbre pero era normal apenas iniciando.
Cuando el entrenamiento termino Samika se enjuago un poco con el agua del pozo y se dirigió al salón, sacando el escudo y el protector del brazo, subiéndolo al cuarto dejándolas bajo la cama junto con las dagas, volviendo luego al salón con bastón en mano ya por mera costumbre que por el hecho de necesitar para andar por allí, reuniéndose con los que había en el salón.
Vio moverse al repoblador posando en el suelo frente a el por lo que Samika se acuclillo para poder verlo de cerca y escuchar lo que quería decir. Las palabras de este le hicieron parpadear con lentitud, que alguien que media menos de medio metro dijera que era peligroso que saliera porque podía ponerles en peligro le causaba cierta gracia. Le frustraba un poco la falta de confianza que le tenían.
-Espera, espera, por partes-dijo algo mareada cuando el repoblador comenzó a hablar como si ni siquiera tuviera que tomar aire en sus pulmones, si es que los tenia pues a esa distancia bien podía notar que no era un duendecillo como había pensado al conocerlo sino una especie de insecto flor "Es un pokemon, lo mire por donde lo mire"- Ya lo explique en su momento, pero aun no habíais llegado. No soy completamente ciega, tengo un rango de visión bajo de...ehm aproximadamente casi el doble de mi altura mas o menos, a partir de ahí sois como sombras por lo que me guío por el sonido- dijo intentando darle una escala de medidas para hacerse entender por el repoblador pues no estaba seguía de si el conocía la medida en metros y centímetros-Aunque sea borroso puedo distinguiros...no pretendo justificarme o decir que voy a poder hacer de todo, pero tampoco soy una inútil. No pienso coger ningún arma que sea arrojadiza ni de largo alcance tan poco soy tan tonta, por eso cogí esto..a ver si Kires puede enseñarme a usarlas- dijo mostrandole las armas que llevaba que era un par de dagas y el escudo. Sabia que a pesar de sus palabras iba a seguir recibiendo muchas negativas al respecto, era algo que tenia asumido y aunque le frustraba y molestaba un poco, no era solo terquedad lo que le hacia querer aprender a defenderse.
Las palabras sin tacto del repoblador le habían dolido un poco a pesar de todo pero no lo dejo ver "No creo que lo diga con maldad alguna, simplemente es sentido común, lo se. Pero...no quiero ser un estorbo ni para el resto ni para mi...¿quien me dice a mi que mañana por algún motivo cada uno se va por su cuenta? Ya ha pasado, ya nos hemos dividido una vez ¿por que no una segunda?. No quiero depender siempre de alguien y que sean mi escudo. Por mas mal que suene siendo que hay gente con las que me llevo bien aquí...quien mejor defiende la vida de uno, es uno mismo ¿Es erróneo pensar así, acaso?" se dijo. Era consciente que si algo parecía y se les enfrentaba la prioridad de cada uno seria salvar su pellejo. No era algo a criticar, era simplemente supervivencia, y en esa clase de situación los que quedan atrás son aquellos que no pueden seguir el ritmo.
Las ultimas palabras de Ergot cambiaron totalmente el tema. Una salida mas alla de las cestas fue algo que le intereso y realmente le apetecía hacer esa pequeña excursión. No pudieron seguir hablando mucho mas pues tras la llegada de Ayne al cual Samika pudo notar que tenia el cabello mas corto y cuyo comentario sobre su recién descubierto arte de peluquería le hizo reír. Uno minutos despues se presento Kires para iniciar el entrenamiento. Para Samika el tipo de armas en las que Kires era diestro especialmente era una desventaja, pero por suerte el resto no era un total misterio para el. Su elección de armas fue la mas correcta y sensata dentro de la situación. Por mucho que estirase su brazo para atacar no superaría nunca su rango visual por lo que seria imposible que atacara a un compañero erróneamente. La movilidad con el escudo era un poco difícil, no por cuestión de peso sino por falta de costumbre pero era normal apenas iniciando.
Cuando el entrenamiento termino Samika se enjuago un poco con el agua del pozo y se dirigió al salón, sacando el escudo y el protector del brazo, subiéndolo al cuarto dejándolas bajo la cama junto con las dagas, volviendo luego al salón con bastón en mano ya por mera costumbre que por el hecho de necesitar para andar por allí, reuniéndose con los que había en el salón.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Merodeador
Ficha de cosechado
Nombre: Nadzieja Sikorski.
Especie: Humana.
Habilidades: Resistencia, oído musical e imaginación.
Personajes :- ● Ergot: -Véspido Soldado Repobladoril-
● Nadzieja: -Escoria Cosechada HomoSapiens-
Status : Las dudas son como los muertos, siempre acaban saliendo a flote.
Humor : Epístola de San Pablo a los adefesios: "Sois feos de cojones."
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
24/11/14, 07:01 pm
Ergot no había apartado la mirada del cielo durante la respuesta de Samika, y aunque había escuchado palabra por palabra no respondió ni le dio la menor importancia, él ya había dado su opinión, ya no había planta que podar sobre el asunto.
Esperando la llegada de Kires, suspiró varias veces observando una Rocavarancolia que no existía, balanceando una de sus piernas por el borde del pozo. Ahí tumbado, cuan largo era, se imaginaba esta ciudad cubierta de plantas y verdor, ya no sentía nostalgia por su hogar, sentía nostalgia por lo que podría llegar a ser esta ciudad, con ayuda de mucho abono, claro. En los últimos días se había descubierto a si mismo viendo todo a su alrededor cubierto de vegetales, flores, enredaderas, arboles, musgos,… Era como observar el mundo tras una niebla verde, como vivir medio dormido, pero no estaba loco, él lo sabía, diferenciaba perfectamente entre lo que era real y lo que no. Sabía que sus ojos veían una pared de piedra azul pero su mente le añadía musgos naranjas, verdes, amarillos, celestes, grises… Y le gustaba mucho más la estampa que le regalaba su cabeza, era en momentos como este en los que le embargaba una extraña tristeza y en los que le gustaría estar loco.
Apenas salió de su ensimismamiento durante la espera al ave blanca, solo se distrajo un momento por la llegada de Ayne y Eara, pero apenas le dirigió una mirada de soslayo a las dotes de peluquería de Ayne y le dedicó un pensamiento triste a las hebras rosadas de Eara.
El entrenamiento fue un desastre para el pequeño repoblador. Las astillas no servían como lanza, se rompían con una rapidez asombrosa y ni quiera se clavaban en la diana. Los cristales le hacían más daño que otra cosa, y muchos de ellos eran demasiado pequeños. Al final se pasó la mayor parte del entrenamiento imitando los movimientos en el aire que haría si tuviese dos lanzas en sus brazos, a su lado las astillas y los cristales convertidos en un montículo de basura que acabaría formando parte del ecosistema de debajo del sofá. También observaba como se desenvolvían sus compañeros, no es que prestase demasiada atención, en realidad con verdadero interés solo miraba a dos, a Emmit y Samika. Vigilaba a Samika y se preocupaba si esta se acercaba lo que el pequeño bicho consideraba demasiado a Emmit. Emmit hacia caso de las indicaciones de Kires, lo que alegraba a Ergot que sentía una estima especial por el pájaro blanco. El humano estaba claramente cansado cuando acabaron, Ergot se alegraba ya que consideraba que eso significaba que se esforzaba y eso él lo traducía en que aprendería a defenderse lo que quería decir más posibilidades de supervivencia. El repoblador por otro lado acabo asqueado y frustrado.
Ergot estaba bastante molesto cuando después del entrenamiento, mientras el resto guardaban sus armas en la armería, él se dedicaba a esconder la nueva basura inútil debajo del sofá que menos rebotaba. Nunca había sentido envidia por sus compañeros gigantes hasta ese momento. Pero al salir del escondrijo la voz de Tesón desde la parte baja del torreón le llamo. Olvidándose de su molestia inicial y de la envidia, bajó como alma que lleva el diablo atraído por esa enfermedad llamada curiosidad.
Cuando llegó a la altura del roquense y siguió su mirada, el día del repoblador dio un giro de 180º grados. Comenzó a botar en el sitio de pura emoción, miro a los ojos a Tesón y le dijo:
-Gracias.- milésimas de segundo después ya estaba rodeado de armas, tocándolas todas, observándolas como si fuesen los objetos más hermosos que hubiese visto en su vida, al menos en cuestión de armas lo eran a pesar de no estar en condiciones óptimas. Se olvidó del resto del mundo y al igual que con el descubrimiento de los muebles de salón se rió mientras las probaba todas haciéndolas girar entre sus manos. El pequeño repoblador no sabría decir cuánto tiempo se quedó observando y probando las armas, pero para el resto de las buenas gentes de Rocavarancolia habían pasado un par de horas hasta que eligió sus armas. Finalmente se decidió por tres armas. Una partesana que tenía un mango de madera rojiza, con una moharra bastante ennegrecida por la humedad pero filosa aun. Una alabarda con su astil de madera pintado de azul oscuro bastante desgastado pero con su cabeza de armas reluciente. Ambas armas las tenía sujetas a la espalda por unas cuerdas que se le cruzaban en el torso creando una cruz. Colgado de un pequeño cinturón en su cadera descansaba una daga de filo curvado.
Con sus ánimos por las nubes, el repoblador sintió el impulso de salir del torreón y de ir a explorar y conocer su nuevo mundo. Sin poder evitarlo lanzo la daga a la pared que se clavó perfectamente en el punto deseado, la recogió de un salto con una sonrisa carnívora dibujada en el rostro. Subió las escaleras que le separaban del resto de su compañeros y entro al salón en menos de un suspiro. Y anuncio sin importarle quien estuviese presente y quien no:
-¡Hoy nos vamos de exploración!- Mientras hablaba saltaba de una pared a otra, pasando tanto por el suelo como por los muebles y el techo.- ¡Tenemos que empezar a conocer este sitio! ¡Tal vez encontremos plantas! ¡O más sillones para saltar! ¡Además tenemos que empezar a conocer este mundo! ¡No podemos escondernos para siempre en este sitio, solo salimos para buscar comida! ¡Tenemos que empezar a averiguar cosas! (“Como por ejemplo donde están las plantas…”) ¡Vamos, no somos unos cobardes! ¡Salgamos! ¡Iremos con armas!-calló y se quedó quieto por un momento, agarrado a una de las vigas del techo, como si estuviese reflexionando pero sin dar tiempo a contestar continuo más hablando más tranquilo dejándose caer sobre el sofá mas cómodo:
-Yo voy a ir sí o sí. La pregunta es si ¿voy solo o acompañado? ¿Alguien más quiere conocer más Rocavarancolia?
Esperando la llegada de Kires, suspiró varias veces observando una Rocavarancolia que no existía, balanceando una de sus piernas por el borde del pozo. Ahí tumbado, cuan largo era, se imaginaba esta ciudad cubierta de plantas y verdor, ya no sentía nostalgia por su hogar, sentía nostalgia por lo que podría llegar a ser esta ciudad, con ayuda de mucho abono, claro. En los últimos días se había descubierto a si mismo viendo todo a su alrededor cubierto de vegetales, flores, enredaderas, arboles, musgos,… Era como observar el mundo tras una niebla verde, como vivir medio dormido, pero no estaba loco, él lo sabía, diferenciaba perfectamente entre lo que era real y lo que no. Sabía que sus ojos veían una pared de piedra azul pero su mente le añadía musgos naranjas, verdes, amarillos, celestes, grises… Y le gustaba mucho más la estampa que le regalaba su cabeza, era en momentos como este en los que le embargaba una extraña tristeza y en los que le gustaría estar loco.
Apenas salió de su ensimismamiento durante la espera al ave blanca, solo se distrajo un momento por la llegada de Ayne y Eara, pero apenas le dirigió una mirada de soslayo a las dotes de peluquería de Ayne y le dedicó un pensamiento triste a las hebras rosadas de Eara.
El entrenamiento fue un desastre para el pequeño repoblador. Las astillas no servían como lanza, se rompían con una rapidez asombrosa y ni quiera se clavaban en la diana. Los cristales le hacían más daño que otra cosa, y muchos de ellos eran demasiado pequeños. Al final se pasó la mayor parte del entrenamiento imitando los movimientos en el aire que haría si tuviese dos lanzas en sus brazos, a su lado las astillas y los cristales convertidos en un montículo de basura que acabaría formando parte del ecosistema de debajo del sofá. También observaba como se desenvolvían sus compañeros, no es que prestase demasiada atención, en realidad con verdadero interés solo miraba a dos, a Emmit y Samika. Vigilaba a Samika y se preocupaba si esta se acercaba lo que el pequeño bicho consideraba demasiado a Emmit. Emmit hacia caso de las indicaciones de Kires, lo que alegraba a Ergot que sentía una estima especial por el pájaro blanco. El humano estaba claramente cansado cuando acabaron, Ergot se alegraba ya que consideraba que eso significaba que se esforzaba y eso él lo traducía en que aprendería a defenderse lo que quería decir más posibilidades de supervivencia. El repoblador por otro lado acabo asqueado y frustrado.
Ergot estaba bastante molesto cuando después del entrenamiento, mientras el resto guardaban sus armas en la armería, él se dedicaba a esconder la nueva basura inútil debajo del sofá que menos rebotaba. Nunca había sentido envidia por sus compañeros gigantes hasta ese momento. Pero al salir del escondrijo la voz de Tesón desde la parte baja del torreón le llamo. Olvidándose de su molestia inicial y de la envidia, bajó como alma que lleva el diablo atraído por esa enfermedad llamada curiosidad.
Cuando llegó a la altura del roquense y siguió su mirada, el día del repoblador dio un giro de 180º grados. Comenzó a botar en el sitio de pura emoción, miro a los ojos a Tesón y le dijo:
-Gracias.- milésimas de segundo después ya estaba rodeado de armas, tocándolas todas, observándolas como si fuesen los objetos más hermosos que hubiese visto en su vida, al menos en cuestión de armas lo eran a pesar de no estar en condiciones óptimas. Se olvidó del resto del mundo y al igual que con el descubrimiento de los muebles de salón se rió mientras las probaba todas haciéndolas girar entre sus manos. El pequeño repoblador no sabría decir cuánto tiempo se quedó observando y probando las armas, pero para el resto de las buenas gentes de Rocavarancolia habían pasado un par de horas hasta que eligió sus armas. Finalmente se decidió por tres armas. Una partesana que tenía un mango de madera rojiza, con una moharra bastante ennegrecida por la humedad pero filosa aun. Una alabarda con su astil de madera pintado de azul oscuro bastante desgastado pero con su cabeza de armas reluciente. Ambas armas las tenía sujetas a la espalda por unas cuerdas que se le cruzaban en el torso creando una cruz. Colgado de un pequeño cinturón en su cadera descansaba una daga de filo curvado.
Con sus ánimos por las nubes, el repoblador sintió el impulso de salir del torreón y de ir a explorar y conocer su nuevo mundo. Sin poder evitarlo lanzo la daga a la pared que se clavó perfectamente en el punto deseado, la recogió de un salto con una sonrisa carnívora dibujada en el rostro. Subió las escaleras que le separaban del resto de su compañeros y entro al salón en menos de un suspiro. Y anuncio sin importarle quien estuviese presente y quien no:
-¡Hoy nos vamos de exploración!- Mientras hablaba saltaba de una pared a otra, pasando tanto por el suelo como por los muebles y el techo.- ¡Tenemos que empezar a conocer este sitio! ¡Tal vez encontremos plantas! ¡O más sillones para saltar! ¡Además tenemos que empezar a conocer este mundo! ¡No podemos escondernos para siempre en este sitio, solo salimos para buscar comida! ¡Tenemos que empezar a averiguar cosas! (“Como por ejemplo donde están las plantas…”) ¡Vamos, no somos unos cobardes! ¡Salgamos! ¡Iremos con armas!-calló y se quedó quieto por un momento, agarrado a una de las vigas del techo, como si estuviese reflexionando pero sin dar tiempo a contestar continuo más hablando más tranquilo dejándose caer sobre el sofá mas cómodo:
-Yo voy a ir sí o sí. La pregunta es si ¿voy solo o acompañado? ¿Alguien más quiere conocer más Rocavarancolia?
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